Poetas Pasqueñas

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Poetas Pasqueñas 8 POETAS DE CERRO DE PASCO” POR MIGUEL ILDEFONSO. “8 POETAS DE CERRO DE PASCO” Por: Miguel Ildefonso El presente texto no es un trabajo riguroso sobre la poesía cerreña, tampoco es un balance o un estado de sitio de las cosas; es solamente una lectura rápida de algunos poemarios que han sido publicados en estos últimos tiempos. El joven poeta Víctor Maldonado publicó en 2007 una interesante antología crítica, Nostalgia y poesía de un pueblo, que comprendía el proceso poético de Pasco desde Mercedes de V. y Rodríguez, de fines del siglo XIX, en el que se incluía a Ambrosio Casquero Dianderas, Luis Fabio Xamar, Luis Pajuelo, el horazereano Ángel Garrido y César Gamarra Berrocal, hasta llegar al siglo XXI con el Movimiento Artístico Fiat Lux y Sociedad NN. Y es que hay un auge de poesía en Pasco, que se complementa con la aparición de revistas culturales como Crisol. Revista de Cultura y Arte, dirigida por Rubén Sudario Remigio, que contiene ensayo, narrativa y reseñas. Y el Mensuario Cultural El Jinete Insomne dirigido por Helder Andradre, que contiene artículos

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Poetas Pasqueñas

8 POETAS DE CERRO DE PASCO” POR MIGUEL ILDEFONSO.

“8 POETAS DE CERRO DE PASCO”

Por: Miguel Ildefonso

El presente texto no es un trabajo riguroso sobre la poesía cerreña, tampoco es un balance o un estado de sitio de las cosas; es solamente una lectura rápida de algunos poemarios que han sido publicados en estos últimos tiempos. El joven poeta Víctor Maldonado publicó en 2007 una interesante antología crítica, Nostalgia y poesía de un pueblo, que comprendía el proceso poético de Pasco desde Mercedes de V. y Rodríguez, de fines del siglo XIX, en el que se incluía a Ambrosio Casquero Dianderas, Luis Fabio Xamar, Luis Pajuelo, el horazereano Ángel Garrido y César Gamarra Berrocal, hasta llegar al siglo XXI con el Movimiento Artístico Fiat Lux y Sociedad NN. Y es que hay un auge de poesía en Pasco, que se complementa con la aparición de revistas culturales como Crisol. Revista de Cultura y Arte, dirigida por Rubén Sudario Remigio, que contiene ensayo, narrativa y reseñas. Y el Mensuario Cultural El Jinete Insomne dirigido por Helder Andradre, que contiene artículos culturales y de política, asimismo reseñas de libros y poesía.

En El país de Gargantúa (Arteidea, 2010) de Niko Velita (Cerro de Pasco, 1972) la violencia política que se vivió en el Perú está poetizada de manera satírica, en donde las voces de aquellos protagonistas que nunca tuvieron voz (en la poesía peruana de estas últimas décadas, salvo algunas excepciones) nos muestran con crudeza la crónica de cómo la pólvora estallaba en los distintos rostros de un país que nació fracturado, que nació mudo, que fue reprimido. Niko Velita se ha propuesto poner el dedo en los distintos ámbitos en donde brota (desde hace siglos, inagotablemente, renovándose continuamente) la pus de la injusticia, del abuso y del autoritarismo. Más que un

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homenaje a Rabelais, o una conspiración contra el canon, o un llamado a la solidaridad, el presente libro de poesía es un reclamo antiguo y urgente, es la denuncia de un poeta que ha visto y ha sabido decir lo que se calla a fuerza de miedo. Otros también han visto, nos dice el poeta. Otros han padecido al ver y han querido que se diga a viva voz, con voz de libertad. Otros han vivido en carne propia el terror, pero no lo han podido contar. La poesía, en En el país de Gargantúa, se propone esa tarea. Y Niko lo logra consciente de sus riesgos.

Hugo Arias publicó Cuadernos de Babel (Editorial San Marcos, 2011), la ensoñación egureneana se plasma en estos poemas-pasajes que trasuntan parajes de una tierra llena de símbolos y evocaciones de hueso y de espejos celestiales, en donde la memoria de lo vivido se destila en las cuerdas liricas del pentagrama del poeta. “Árbol envuelto/ por interminable invierno/ besa,/ en sueños,/ la mano de nieve/ de la luna.”, nos dice en el poema Soñación. Aquí presenciamos la vida de la doncella, blancos corceles, el fauno, el espantapájaros. El cromatismo de esta poesía visionaria se aprecia en este poema, por citar un ejemplo, Noche de luna: “En el azuloso manto de la noche/ bruñidas estrellas desparramadas./ gaviotas de quebradizas alas/ se balancean/ en cordones/ de viento./ Su briosa chillería/ criba/ los muros del/ silencio./ En sombrías aguas de laguna/ con mágico brillo/ la luna crecida…/ se hunde.”

En el año 2001 se funda el Movimiento Artístico Fiat Lux, sus fundadores fueron Víctor Maldonado, Bernardo Ventocilla, Bruno Colqui, Felix Calderón, Jennifer Lovaton y José Arias. Maldonado nos dice sobre este grupo: “no fue un despertar aislado, estuvo comprometido en gestar en la poesía de CERRO matices nuevos, su poemario El punto G de la poesía 2002-2003 nació con un profundo sentido de la objetividad de la vida entendiendo la fugacidad de la misma, no es una generación desarticulada como las anteriores, sino trata de encaminarla a un nuevo lenguaje más humano, más universal”. De este grupo, hablaré de Víctor Maldonado.

Víctor Maldonado (Cerro de Pasco, 1983), autor de Miradas Extintas. Nos presenta una “voz (que) está preñada de aromática nostalgia, rebeldía y de nativas angustias”, como dice Hugo Apestegui Ramírez en el prólogo del libro, en una ciudad minera como Comala de Rulfo, habitada por fantasmas. Allí donde alguna vez hubo un esplendor, ahora reina la decadencia de una Modernidad truncada, metáfora terrible de la historia peruana. Sobre esas lascas, restos, poetiza el poeta los despojos “de esa muerte extasiada/ que ahora busca un lugar en la historia”. Y es que el logro de este libro es plasmar la crónica funesta del exterminio interminable del Perú no solo de su riqueza material, sino humana y cultural. Como dice Louis Dumbar en Miradas extintas: “es el espíritu de este pueblo que aun está en esa ciudad desterrada por el tajo, ciudad cornada muchas veces, pero crucificada por este presente donde nosotros no nos percatamos del símbolo que significa Cerro de Pasco para la patria, y para la humanidad”. De este importante poemario extraigo este poema, “Voces de la Tierra”, donde la memoria de un pueblo, la arquitectura corrompida por el tiempo, la mano demoledora del hombre y la injusticia que devora el espíritu de una colectividad, se ven desgarradoramente retratadas: “Quién dijo que no tengo nombre/ ni apellido, ni tierra,/ quién es él cuando dejo de ser yo/ cuándo se extravió mi opulencia,/ no lo recuerdo,/ esta interminable cruz de astillas/ que se inició con un sorbo de pisco/ amnesia facial, terrenal;/ cambié mi mina,/mi vida por un pedazo de tierra/ en la ciudad de los muertos,/ ¿dónde fue el inicio/ de las sucias aguas venidas a mi destino?,/ entre carcajadas quimeras/ intercambiaba monedas de oro/ por contactos furtivos,/ por mimar clítoris/ de tentar al

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mundo prohibido;/ ¿quién es el Perú para juzgarme/ para reclamarme a su mujer/ que se dejó morir por mis caricias?/ ¿quién eres tú que me dejas en el desahucio/ en mi oro y en mi nostalgia?/ ¿quién es ella cuando me deslizo por sus caderas/ con margaritas baratas?/ ¿quién es esa voz distante?/ no eres tú, ni ella, ni el Perú/ soy YO quien está de vuelta.”

Otro poeta prometedor es Albert Estrella (Cerro de Pasco, 1985), autor de la plaqueta Obito, Grandes Exitos que Nunca Fueron (2009) y del poemario Cuchillos Afuera (2010). Po-Etica O La Construcción del Cielo (Punto Com. Huancayo: 2011) es su reciente entrega. “Estos poemas quieren ser incómodos, quieren vomitar, llorar, salir corriendo, gritar, tacharse a sí mismos”, dice el poeta mexicano Yaxkin Melchy en el prólogo. Estrella dialoga directamente con Vallejo, indirectamente con Eielson, y su diálogo es posmoderno y globalizado, vía Messenger y Facebook, utilizando tanto la escritura del lenguaje poético como el visual. Sus textos configuran una trama existencialista y paródica, en donde la misma poesía (junto al poeta y el lenguaje) se vuelve el objeto por medio del cual se abre una nueva mirada a este mundo en donde se difuminan las subjetividades, como cuadros neoimpresionistas. Albert Estrella alude a la relación arte y realidad, no solo en cuanto a las obras poéticas como entes vivos, sino también en el conflicto social y político del poeta con su época, con los movimientos históricos que le toca vivir y de los cuales extrae el material con que construye efectivamente esas grandes sinfonías verbales. La poesía, por eso, linda con la ilegalidad, con la marginalidad, con los pasajes oscuros de la historia oficial; por eso es peligrosa, porque no es dictadura, sino utopía. Escribir un poema es un acto de rebeldía en sí, es conquistar el futuro en ese acto, porque la palabra anuncia a un lector, o mejor dicho: lo crea, crea a ese otro que se verá luego impulsado a tomar conciencia de la solidaridad. Es la búsqueda de una originalidad creativa y de la comunicación: “ la palabra solo debe permanecer aislada hasta que aparezca la compañía”, nos dice en sus versos. El presente libro es una declaración de guerra a la corrupción del espíritu y del cuerpo; es el asalto y la conquista de un cielo nuevo. Ese cielo que se toca desde la ciudad más alta del mundo.

En 2003 se funda el grupo poético Sociedad NN, cuyos miembros, citados en el libro de Víctor Maldonado, son o fueron: Bruno Colqui Santos, Beto Estrella, Giancarlo Morales, Iván Alanya, Diana Alanya, Félix Calderón, Max Damián y Luis Puris, entre otros. Maldonado se refriere a la propuesta de los NN como una poética urbana, “en la ciudad nocturna de Cerro de Pasco”, que muestra “el espíritu decadente de esta sociedad”, con sus diferencias sociales y una entrega de esta poesía hacia la urbe “explicada en principios de la relatividad de las cosas”. Según Maldonado, NN es la consecución del pensamiento de Fiat Lux.

Este grupo ha publicado Sociedad NN (La Guerra Florida Editores, 2011), que reúne cuatro poemarios de cuatro integrantes del joven grupo pasqueño.

Río de piedras lajas de Manuel Iván Alanya Meza presenta una poética marcada por una voz personal que debate su redención entre lo efímero del mundo y la perpetuidad del vacío; es decir entre un espiritualismo simbolizado por la luz y la opacidad de los días. La realidad arremete constantemente con sus contradicciones; contrariamente la palabra busca la armonía, pero la palabra es incompleta. El poeta entonces lanza su palabra al vacío para que el lector la atrape y complete el círculo. Cito un poema: “Al final/ me abrazas/ dices algo/ que nadie entendería/ pero no importa/ no es necesario

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saber mucho// Al final/ te veo/ el noventa por ciento/ de tu cuerpo/ es una sonrisa/ lástima que el mundo/ gire tan rápido// Al final/ dios no existe/ porque no pensamos en él/ y el pecado/ es un buen invento”.

Por hábito más que por hálito de Bruno Joel Colqui Santos inicia con la imagen de la excavación minera pero realizada en el cuerpo humano, en una extirpación del alma, que va adentrándose en el laberinto de una urbe deshumanizada, que da cabina a toda una simbología y fauna que retrata el poeta en su viaje contra la muerte, que es quizás una forma de inmolación. Cito el poema Por dobles que sean: “te oigo cantar/ desde el tardío/ hasta todo el empuje del tiempo/ eh! Escuche estas notas/ por dobles que sean,/ son lamentos del padre nuestro,/ son pasivos, son raspantes,/ son algún día de abril, bisiesto,/ o en lunada sonrisa/ de mayo.// te oigo raspar/ el delgado muslo de esta caja,/ el notorio táctil deformado/ o la deforme hinchazón de tu tacto,/ por dobles que parezcan,// eh! Escuche este huayno señor.”

Fosa común de Giancarlo Elio Morales Pérez poetiza el cuerpo amado como espacio urbano y como edén o jardín perdido; es la búsqueda de aquel cuerpo insepulto que se escapa de su fosa y de la mano del poeta como la ninfa de laurel se le escapaba a Apolo, el arte inasible y fatal que todo artista busca como medio de trascendencia y como arma para defenderse y golpear a esta realidad aplastante que se llama ciudad, escuela, vida. Cito el breve poema Bala perdida: “En el profundo mar de/ tu mano me he escondido he fingido ahogarme he fingido/ morir como cuando (de niño) caía fingiendo/ una … bala/ en mi pecho y de repente la larga plegaria de la sangre/ manchando/ mi ropa…”

Lisérgicos de Luis David Puris Arcos bajo el influjo de la poesía beatnik, de Allen Ginsberg, resemantiza viejos códigos poéticos en una realidad cercana, siglo XXI. El poeta nos da una voz personal, desencantada, pero no por eso sin el aullido en alto que ácidamente arremete contra los estamentos sociales e individuales, como el amor, la familia, el capitalismo. Entendemos esta poesía como un acto de purificación y sacrificio, incluso para salvarse y salvarnos de la propia poesía: “me voy/ y es que este absurdo oficio/ me tiene loco/ no es dinero, no/ el dinero se olvida en un orgasmo/ mujer tú no entiendes/ este oficio me tiene loco/ no son esos niños que vendrán/ son estos sueños que se irán”, nos dicen lúcidamente sus versos. Aquí cito completo el poema A ella: “Te amo!/ como cuando tú eras la flor/ y yo/ el colibrí que moría por tu néctar,/ te amo, desde ese tiempo/ inmemorable/ en el que éramos/ células simples/ moviéndonos entre las aguas.// Así será después el Karma/ tú serás el helecho/ y yo la roca ígnea,/ y cruzaremos el tiempo/ hasta sus confines/ siempre prendidos/ el uno del otro,/ así algún mago vudú/ trenzó nuestros destinos.”

En esta nueva era de globalización e internet, será imposible no seguir el excelente trabajo poético que se está haciendo en Cerro de Pasco. En buenahora. Publicado por César Pineda Quilca (Perú) en 12:25

4 comentarios:

Albert Estrella dijo...

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Como dice Miguel si pues Según Maldonado, NN es la consecución del pensamiento de Fiat Lux.primero se hizo una oscuridad ahora esperamos que nos salgan luces de los ojos, la realidad habìa sido màs oscura que una placa de rayos X donde no sale ningùn hueso, donde lo único que nos puede indicar que estamos en algùn lugar es ese tumor creciendo en nuestras almas y que uno de estos dìas harà metástasis...

4 de octubre de 2011 14:11

Víctor R. Maldonado Tomás dijo...

Comentario de Ángel Garrido Espinoza Felicitaciones a Miguel Ildefonso por aproximarse a la Producción Poética del universo social Pasqueño. Por cierto, es una versión de ese proceso que se inicia con Fiat Lux, que luego se dividiió y devino en los NN. Mientras ahora, como se leerá en el comentario al final del citado artículo,un NN contradice y niega ese proceso, y lo invierte. En fin, los libros publicados hablan por sí mismos de ese proceso, que ameritan una aproximación más rigurosa.

4 de octubre de 2011 17:10

Albert Estrella dijo...

ah si fui miembro de NN en la primera publicación, y talvez lo sigo siendo; más allá de que la gran mayoría de poetas del "interior del país" son NN hasta que alguien de Lima se da cuenta de que existian, somos de Cerro de pasco inevitablemente por la condición del nacimiento pero el Re-nacimiento se dió desde la web y por la web desde el ciberespacio que no sabemos a quien pertenece nos daclaramos hijos del lenguaje cuyo único idioma es el ADN un código con el que nos comunicamos todos...

6 de octubre de 2011 11:12

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Manifestaciones Literarias Orales

Los alemanes en el Cerro de   Pasco

Cerro de Pasco, Cesar Pérez Arauco, Historia de Pasco, Pueblo Martir

En 1845 el empresario de Breslau (actual República Checa) Carlos Pflucker, trajo el primer contingente de diecisiete operarios alemanes procedentes del Hartz (región metalúrgica de Alemania central) para trabajar en el Cerro de Pasco. Sin embargo, desavenencias con las autoridades locales y el sistema de trabajo hicieron fracasar el asentamiento de estos mineros extranjeros, con juicio de por medio, puesto que la idea era traerlos a manera de prueba para luego traer más inmigrantes alemanes. Tiempo más tarde, otro grupo de alemanes se asentó en nuestra ciudad. Fue una cantidad muy importante que, según el censo de 1876, es de 22 personas: 12 hombres y 10 mujeres. A este número hay que añadir a los que, en 1857, pasando rumbo a la colonización del Pozuzo quedaron en número de cincuenta entre los que estaban el cura Uberlinger, un médico, un relojero, un maestro de escuela y algunos braceros. De todos ellos, se habló mucho de los alemanes Herold que, aprovechando las excelencias de las aguas de Piedras Gordas, instalaron una cervecería utilizando la notable cebada del valle del Mantaro, levadura y lúpulo traídos directamente de Bavie¬ra (Alemania); Racquebrandt que heredó la cervecería; Nicolás Poehllmann fabricante de embutidos; Rubén Bauer, panadero, llegado con los “alemanes de Rodulfo”; Félix Lewandovsky, notable mecánico que tuvo brillante actuación en el Concejo Municipal y como Comandante de la Compañia de Bomberos. Wilhelm Schuermann, natural de Franckfurth quien, “en 1866, a la edad de 24 años, desembarca en el Perú y marcha hacia el Cerro de Pasco donde se casa con la hija de una “opulenta familia”. Se han establecido en el Cerro de Pasco toda clase de artesanos, contándose entre ellos, muchos alemanes. Aquí se ha instalado así mismo un médico, así como un relojero alemán y un joyero, y por lo que he podido saber, la vida de sociedad transcurre alegre y activamente. Como en todas partes, allí están también los alemanes divididos en diversos partidos, los que no se pueden ver unos a otros. Es posible que hayan obrado así para no calumniar su carácter nacional, quizá también hayan obedecido otras razones. En todo caso he comprobado lo que en muchas tierras extranjeras, en las que encontré a los alemanes divididos y separados. Tomados individualmente todos son buena gente muy honesta, pero cualquier malentendido, da lugar a provocaciones. Rencilleros y oletones se ven en

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todas partes, los cuales, de una palabra dicha a la ligera y entendida por ellos a su manera, hacen un escándalo porque la difunden distorsionada, haciendo la ruptura inevitable, después de que ambas partes se han insultado y maltratado. Cada cual cree tener la razón, nadie quiere dar un paso hacia la reconciliación que cada cual lo considera imposible, de suerte que la enemistad se vuelve irremediable” dice el novelista Gestaeker que entonces nos visitara.Por lo demás, los alemanes, a través de su consulado, siempre estuvieron ligados a diversas actividades. Así, los primeros días de febrero de 1904, arribó al Cerro de Pasco, una misión científica integrada por notabilísimos geólogos del Imperio Alemán a la que se unió otra, de geólogos e ingenieros peruanos, presididos por el ingeniero José J. Bravo, Enrique Laroza, Ernesto Diez Canseco, Ricardo A. Deustua, Juan M. Yañez, Herminio Cabieses, Palo A. Boggio, Guillermo Lostaneau, Elías Ganoza, Nicolás Arauco y Félix Remy. El objeto de esta comisión científica fue el de realizar estudios mineralógicos, geológicos y paleontológicos del subsuelo y visitar las principales minas y oficinas metalúrgicas de esta región minera.

En el mes de abril de 1908, con el fin de efectuar un estudio de la estructura geológica de nuestra ciudad, arriba el profesor alemán, Gustav Steinmann en compañía de su ayudante, Otto Schalangitweitt. Durante dos años consumaron un detallado estudio que fue publicado en Alemania.

EL SASTRE Y EL   ZAPATERO

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Cuentos de Pasco, cuentos peruanos, Folklor de Pasco, Pueblo Martir

Hubo un sastre cerreño que por escasez de clientes y la implacable competencia, había caído en la desgracia de deberle a medio mundo. Por más que se esforzaba, no podía cancelar sus deudas que cada vez eran más cuantiosos.

Un día, como fruto de sus desesperadas meditaciones, llegó a una determinación que a su juicio, le salvaría de la cárcel. Llamó a su mujer y le dijo:- Mira mujer, como le debo a todo el mundo y no le puedo pagar, será mejor que me

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haga el muerto, entonces todos mis acreedores me perdonarán y así viviremos sin deudas. Para que todos lo crean, sal a la calle y grita desesperada.

Cumpliendo con lo dispuesto, la mujer echó a lamentarse a grito pelado de la “muerte” de su esposo. Tan convincente y dramática era su actuación, que la mayoría de vecinos la consolaba y le decía que no se preocupara, que le perdonaban sus deudas, pero entre estos vecinos, había un zapatero cojo que decía a voz en cuello:- ¡A mí, me debe medio real y no le perdono!. Nosotros los yanacanchinos somos así… ¡Usted tendrá que pagarme!…

Por la noche, como era costumbre en aquellos tiempos, llevaron al muerto a la iglesia de Yanacancha hasta el momento de darle sepultura en el campo santo contiguo. El sastre iba amortajado e inmóvil en la caja, satisfecho por lo bien que le había salido el embuste y más aún, pensando en el susto que se llevarían los acompañantes cuando se levantara del ataúd como que estuviera resucitado.

Dejaron la caja en la iglesia y al rato apareció el tozudo zapatero que rengueando y enojado destapó la caja del féretro gritándole al sastre:- Mira sastre de los demonios, si no me pagas mi medio real, te condenarás…¡Así que págame lo que me debes!. Dame mi medio real, maldito!… ¡Dame mi medio real!.

A esa hora de la noche que se encontraba vociferando el zapatero rengo, oyó que abrían las puertas de la iglesia. Presa del terror, venciendo su cojera, fue a esconderse al confesionario más próximo. Los que habían ingresado, era un grupo de ladrones que querían hacer el reparto de su botín. El jefe de los malandrines, dijo:- Aquí hay cinco montones de monedas de oro que hemos robado. Como nosotros no somos más que cuatro, el quinto montón se lo llevará el que le dé un bofetón al muerto que está en la caja.

Todos callaron respetuosos, pero el más pequeño del grupo, acercándose al difunto, dijo:- Yo le voy a dar no sólo uno, sino que por ese montón de oro, voy a propinarle tal cantidad de cachetadas, que todo el Cerro de Pasco lo va a escuchar. Llegó a la caja, levantó la mano dispuesto a cumplir lo prometido, cuando el sastre se incorporó de súbito y sentándose violentamente, gritó:- ¡ Ayúdenme aquí difuntos, que tengo mis cuatro puntos!

El zapatero que estaba agazapado en el confesionario, voceó la respuesta con todas sus fuerzas:- ¡Aquí vamos todos juntos!…

Al oír los desaforados gritos, los ladrones echaron a correr despavoridos dejando tiradas todas las monedas de oro sobre la mesa del muerto. Pasado un momento, el sastre dividió las piezas en dos partes iguales; una le dio al zapatero y otra se quedó él. Ya iban a marcharse contentos, cuando el zapatero se acordó de la deuda del sastre y decidido a cobrarle comenzó a reclamar.

- ¡Dame medio real!…¡Dame mi medio real!…¡Me lo debes!

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Los ladrones ya cerca del Cerro de Pasco, se detuvieron cansados mientras el jefe manifestaba:- Parece mentira que nosotros, los más valientes y más famosos bandoleros de estos lugares, hayamos huido de unos finados… ¡Que vaya uno a la iglesia a averiguar qué es lo que está pasando!

Uno de ellos cumplió con la orden y al llegar a la puerta acercó el oído y escuchó los gritos desaforados que decían:- ¡Dame mi medio real!…¡dame mi medio real!.

El ladrón dio media vuelta, huyó a todo correr temblando aterrorizado como una hoja y casi sin aliento, le dijo a sus compañeros:- ¡Vámonos!…¡Vámonos pronto!…que la iglesia está llena de condenados. Son tantos que en el reparto de las monedas de oro a cada uno le corresponde medio real… ¡imagínense cuántos serán!.

En cuanto hubo terminado de hablar atropelladamente, los malhechores emprendieron rápida huida.

El zapatero y el sastre vivieron contentos por el resto de sus días habiendo pagado sus deudas, inclusive el medio real.

EL CURA SIN   CABEZA

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Cuentos de Cerro de Pasco, Folklor de Pasco, Historia de Pasco, Pueblo Martir

Hace muchísimos años, en los linderos de Chaupimarca y Yanacancha –camino a Pucayacu- por donde transitaban los viajeros que iban a Huánuco, había aparecido un espectro terrible que tenía atemorizado a los caminantes. Era un cura sin cabeza que deambulaba por la zona desplazándose por los aires a considerable velocidad. Todo era que descubriera a un transeúnte o un grupo de ellos cuando inmediatamente se aparejaba y deslizándose por los aires –como si volara- los acompañaba un buen trecho que al verlo se inmovilizaban de terror. Cuando estos quedaban atónitos, el cura cuya negra sotana ya estaba raída y desprendiéndose en flecos -no sabemos cómo- la emprendía a grandes puñadas, a manera de zarpazos

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desordenados y fieros, destrozando la cara y cuerpo de sus víctimas; cuando éstas, salvajemente desjarretadas yacían muertas, se alejaba emitiendo lúgubres ronquidos guturales.

Muy pronto, la zona dejó de ser transitada por los peregrinos. Los pocos que tuvieron la osadía de aventurarse, fueron desmontados de sus cabalgaduras y cuando aterrorizados huían a campo traviesa, se convertían en presa de las inmisericordes garras del cura asesino.

Un día que por razones de trabajo, un operario de los ingenios de Carmen Chico, tuvo que pasar por el fatídico lugar, apenas cerrada la noche, fue acometido por el cura sin cabeza que se ubicó a su altura. El hombre, al sentir la presencia del espectro, se armó de valor y cogiendo con todas sus fuerzas un crucifijo de plata que siempre llevaba consigo, comenzó a rezar, contrito, esperanzado y lleno de fe:- Señor de los Señores. Rey de Reyes. Justo Juez Omnipotente que siempre reinas con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, líbrame como libraste a Jonás de la ballena. Estas grandes potencias, estas grandes reliquias y santa oración me sirvan para poder defenderme de todo; de los vivos y de los muertos; para sacar los entierros por difíciles que sean sin ser molestado por los espíritus o apariciones. Tú, Justo Juez que naciste en Jerusalén; que fuiste sacrificado en medio de dos judíos, permite ¡Oh señor!, que si vinieran mis enemigos –cuando sea perseguido- tengan ojos, no me vean; tengan boca no me hablen, tengan manos no me toquen, tengan piernas no me alcancen. Con las armas de San Jorge seré armado, con las llaves de San Pedro seré encerrado en la cueva del león, metido en el Arca de Noé para salvarme; con la leche de la virgen María seré rociado; con tu preciosísima sangre seré bautizado. El Santo Juez me ampare; la Virgen María me cubra con su manto y la Santísima Trinidad sea mi constante escudo. Amén”. –Al terminar la oración y armado de valor levantó la voz blandiendo el crucifijo y gritó:- ¡¿De esta vida o de la otra?!…¡Te ordeno que me lo digas! –al oír estas palabras, el cura sin cabeza que le rodeaba con sus conocidas intenciones cayó de rodillas empalmando sus manos como pidiendo perdón. Entonces el hombre comprendió que aquel era un cura condenado al que siguió hablando de esta suerte:- ¡Comprendo que estás cumpliendo una condena. Pero como no puedes hablarme, sólo te ordeno que me señales el lugar donde tienes enterrado u oculto tu pecado!.

Al oír esta orden, nuevamente el cura se elevó y con las manos le indicó que le siguiera. El caminante, armado de valor siguió al espectro que llegando al cementerio colindante con la iglesia de Yanacancha, señaló un montículo semejante a una tumba. El hombre cavó en el sitio señalado y en lugar de un ataúd halló un cofre con monedas de oro, alhajas y otras joyas.- Está bien dijo el hombre- mañana mismo te mandaré oficiar una misa en esta iglesia pidiéndole al señor que te perdone, porque entiendo que estos tesoros, son los que amasaste robándoles a los fieles y creyentes.

Al oír la promesa, el cura sin cabeza, se alejó como un globo, perdiéndose en la oscuridad de la noche. Nunca más molestó a los caminantes. El temerario obrero compró una mina, se hizo rico y vivió feliz el resto de sus días, gracias a su empeñoso valor.

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CRONOLOGIA DEL PUEBLO MÁRTIR DEL PERÚ (SIGLO   XIX)

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Cronologia de la Historia de Pasco, Historia de Pasco, la Mineria en el Perú, Pueblo Martir

Panorama del Cerro de Pasco tomado desde el cerro de Huancapucro a fines del siglo XIX

40.- En 1806 se empiezan los trabajos del socavón de Quiulacocha y terminan en 1856 con el avance de 3,340 metros, a 32 varas por debajo del socavón de San Judas.

41.- El suizo Francisco Ubillé, conocedor de los problemas de desagües de las minas del Cerro de Pasco, visita Inglaterra y compra una máquina a vapor de Richard Trevithick para instalarla en una mina cerreña. Se asocia con Pedro Abadía y José Arismendi y en connivencia con los propietarios de minas vuelve a Inglaterra a comprar más máquinas.

42.- En 1814, el equipo comprado por Ubillé es embarcado con destino al Cerro de Pasco y, dos años después, comienzan a funcionar en Santa Rosa, Cayac y Yanacancha.

43.- En 1816, con la dirección del mismo RichardTrevithick, comienzan a funcionar las primeras máquinas a vapor de Sudamérica.

44.- El 26 de febrero de 1812, bajo la presidencia de José María de Ulloa, subdelegado de Pasco, se juzga a los plateros revolucionarios Mariano Cárdenas Valdivieso, Manuel Rivera Ortega, y a fray Mariano Aspiazu por haber irradiado ideas subversivas en todo el centro del Perú desde el Cerro de Pasco. Sus proclamas y pasquines van a alimentar el movimiento que más tarde se escenifica en Huánuco. Gran cantidad de ecuatorianos, especialmente plateros, residían en el Cerro de Pasco y en el vecino pueblo de Quiulacocha.

45.- El 17 y 18 de marzo de 1812, el intendente de Tarma, Joseph González de Prada, representante de los realistas, vence a 1500 campesinos rebeldes en el puente de Ayancocha. Los revolucionarios son de Pillao, Santa María del Valle, Panao, Acomayo, Huamalíes, Conchucos. Los cabecillas son ajusticiados y los sobrevivientes condenados a trabajar en las minas del rey en el Cerro de Pasco.

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46.- El 19 de agosto de 1820 parte la expedición libertadora de Valparaíso al Perú y al amanecer el 8 de setiembre, desembarca en la bahía de Pisco. De aquí sale Juan Antonio Álvarez de Arenales con el fin de batir a los españoles y conseguir la libertad del Perú. Proclama la independencia del Perú en los pueblos siguientes. En la ciudad de Ica, el 21 de octubre de 1820; Huamanga en noviembre; Huancayo el 20 de noviembre; Jauja el 22 de noviembre; Villa de Huaura 27 de noviembre; Tarma el 29 de noviembre de 1820. En todos esos pueblos no han encontrado resistencia alguna de los españoles.

47.- La mañana del 6 de diciembre de 1820, se realiza la primera y más importante batalla por la independencia del Perú en el Cerro de Pasco. Triunfan las fuerzas patriotas. En la tarde se efectúa un Cabildo Abierto donde eligen a las autoridades del Perú independiente.

48.- La mañana del 7 de diciembre de 1820, El patriota cerreño don Manuel de Arias, jura la independencia del Cerro de Pasco. En un error sin precedentes, San Martín ordena que las fuerzas patriotas se le unan en Huaura, lo que va a originar la venganza realista que terminó por matar a los cerreños e incendiar la ciudad minera.

49.- El sanguinario Carratalá, dueño del Cerro de Pasco, asesina a doña María Valdizán, preclara luchadora por la libertad y quema sus propiedades después de adueñarse de todo lo que encuentra. Las mujeres cerreñas dan sepultura a esta insigne luchadora. Mientras los realistas destruyen totalmente las maquinarias de desagüe de las minas.

50.– Proclamada la independencia del Perú, el Congreso Nacional de 1823, por ley de 4 de noviembre cambia el nombre de Intendencia de Tarma por el de Prefectura de Huánuco en armonía con la nueva forma de gobierno. Lo conformaban las siguientes provincias: El Cerro de Pasco, Huancayo, Junín, Tarma y Yauli.

51.- Un año después, el 6 de agosto de 1824 en las pampas de Chacamarca, comprensión de Junín (antes los Reyes), el ejército patriota obtiene una gloriosa victoria para nuestra armas en cuyo homenaje la Prefectura de Huánuco cambia de nombre por el de Departamento de Junín, siendo su capital la ciudad de Huánuco. Al Cerro de Pasco se la denomina entonces: DISTINGUIDA VILLA DE PASCO.

52.- El presidente Gamarra dispone que en el Cerro de Pasco se establezca el Banco de Rescate y Casa de la Moneda. En ese momento se sintieron los afectos benéficos del Socavón de Quiulacocha.

53.- El 10 de octubre de 1836, el general Santa Cruz divide en dos partes el departamento de Junín: Junín y Huaylas. Junín comprendía las provincias de Jauja, Pasco, Huánuco, Cajatambo y Huamalíes. Como capital se nombra a la ciudad de Tarma.

54.- El 27 de noviembre de 1839, el Congreso Constituyente de Huancayo determina que a la Distinguida Vila de Pasco, se le denomina OPULENTA CIUDAD DEL CERRO DE PASCO. Rubrica esta ley el Presidente Provincia de la República, el general Agustín Gamarra, el 10 de enero de 1840.

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55.- El 30 de octubre de funda el Banco de Rescate y la Casa de la Moneda que la ubican en La Quinua. Este Banco emitía billetes y monedas para el pago de los trabajos mineros

56.- El 31 de diciembre de 1851, el Congreso de la república Peruana “considerando su posición, importancia comercial y otras circunstancias favorables”, designa a la ciudad del Cerro de Pasco capital del Departamento de Junín, con las siguientes provincias: Huánuco, Huamalíes, Pasco, Tarma y Jauja.

57.- El 7 de febrero de 1846 se funda la Sociedad de Beneficencia Pública con su primer presidente el sabio arequipeño, Mariano Eduardo de Rivero y Urtáriz, a la sazón prefecto del departamento de Junín.

58.- Por Decreto de 23 de julio de 1852 y con reafirmación del Jefe Supremo de la República, el general José M. Raygada, todavía, el 16 de diciembre de 1857, divide la ciudad del Cerro de Pasco en dos distritos urbanos: Chaupimarca y Yanacancha.

59.- El 13 de agosto de 1857 nace en la calle Cruz Verde, nuestro mártir Daniel Alcides Carrión García.

60.- Se imprime en Bruselas “Colección de Memorias Científicas…” de Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz en el que se menciona la riqueza extraordinaria del Cerro de Pasco. Ese año moría EL INSIGNE SABIO QUE VIVIÓ Y TRABAJÓ MUCHOS AÑOS EN EL Cerro de Pasco.

61.- En 1861 se da una ley que autoriza a abrir el nuevo Socavón de Rumiallana con una cantidad de un millón de soles. El socavón partía de la quebrada de Rumiallana conforme a los estudios de los ingenieros Schereiber y Gutiérrez.

62.- En 1865 se contrata con la compañía inglesa Weyman y Harrison de Inglaterra la compra de tres bombas para ser instaladas en Mesapata, Yauricocha y Huancapucro. Ese mismo año se entrega el informe del ferrocarril minero del Cerro de Pasco a Occoroyoc, Quiulacocha, Sacra y Rancas, lo firman los ingenieros Francisco Paz Soldán, Thomas Harrison y Henry O. Weyman. Este va a ser el primer ferrocarril de la sierra que tuvo valiosísima acción.

63.- En 1866, el canciller José Toribio Pacheco, escribe a nuestro Ministro en Washington para que interese a los capitalistas norteamericanos por las minas del Cerro de Pasco. Esta publicidad va a tener positivas consecuencias. En poco tiempo los norteamericanos llegaran a trabajar nuestras minas.

64.- En 1874, el Gobierno nombra al ingeniero Alejandro Babinski para que estudie el informe sobre las minas del Cerro de Pasco. Dos años más tarde se publica el informe y el mapa respectivo.

65.- En 1877, en base del informe de Babinski, Enrique Meiggs contrata el tercer socavón de Rumiallana y conforma la “Compañía del ferrocarril de la Oroya al Mineral del Cerro de Pasco” y asume también la y terminación del ferrocarril de Lima a la Oroya. Aquel mismo año muere Meiggs.

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60.- El 5 de abril de 1879 Chile nos declara la guerra y nuestra juventud conforma la gloriosa Columna Pasco que sale a luchar a las fronteras el sur. Todos murieron en ese patriótico fin. Cuando los invasores estuvieron a punto de ingresar a Lima, ancianos y niños que quedaban en la ciudad, conforman una nueva “Columna Pasco” que viene a defender a Lima. Fatalmente la desorganización cunde y muchos mueres, otros son prisioneros y muy pocos vuelven.

60.- Después de ochenta años de haber desempeñado la función de capital del Departamento de Junín con altura y sacrificio, por incalificable y torpe determinación del tirano Luis Miguel Sánchez Cerro, la capital del departamento es trasladado a Huancayo mediante el Decreto Ley Nº 7001 de 15 de enero de 1931.

61.- Después de 29 años de haber sido reducido a simple provincia, gracias al empeño y pujanza de sus hijos, se crea el Departamento de Pasco por Ley Nº 10030 de 27 de noviembre de 1944, con tres provincias: Pasco, Daniel Carrión y Oxapampa. Su capital, la ciudad del Cerro de Pasco.

Los súbditos del Imperio Austro – Húngaro en el Cerro de Pasco

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Historia de Pasco, Inmperi Austro Hungaro, la colonización en Pasco, Pueblo Martir, Sociedad Austro hungara de Beneficencia

Grupo de ciudadanos del Imperio Austro – húngaros establecidos en nuestra ciudad, a las puertas del negocio de “LAS CULEBRAS” A FINES DEL SIGLO XIX. Fueron alrededor de 400 familias que se afincaron en nuestra tierra.

El Imperio Austrohúngaro (Österreichisch-Ungarische Monarchie en alemán, Osztrák–Magyar Monarchia en húngaro), fue un estado europeo nacido en 1867, tras el compromiso austro húngaro que reconocía al Reino de Hungría como una entidad autónoma dentro del Imperio Austriaco; a partir de ese momento, Austrohúngaro. Actualmente lo que fue el Imperio Austrohúngaro se divide en trece estados europeos: las naciones de Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina y las regiones de

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Voivodina en Serbia, Bocas de Kotor en Montenegro, Trentino – Alto y Trieste en Italia, Transilvania y parte del Bánato en Rumanía, Galicia en Polonia y Rutenia (región Subcarpática en Ucrania).El 16 de Octubre de 1,88l, un numeroso grupo hombres y mujeres venidos de los estados mencionados, reunidos en el Imperio Austro – Húngaro radicados desde mediados del Siglo XIX (1867) en el Cerro de Pasco, fundaron la primera SOCIEDAD AUSTRO-HÚNGARA DE BENEFICENCIA. Posteriormente SOCIEDAD SLAVA DE BENEFICENCIA y, en 1,919, SOCIEDAD YUGOSLAVA DE BENEFICENCIA, hasta 1,954 en que fue liquidada por falta de socios. La totalidad se había marchado, sólo quedaban algunos descendientes.

La razón que los llevó a formar su Beneficencia fue la de mantener vivos usos y costumbres de su tierra natal, socorrerse mutuamente ante cualquier eventualidad desgraciada que pudiera presentarse, falta de empleo, accidentes de trabajo, fallecimiento, etc. Para ello contarían con una sede social para reunirse. Entre los que establecieron la sociedad estuvieron:FUNDADORES.- Lucas Pehovaz, Marcos Moretti, Lucas Moretti, Pedro Pauletich, Tomás Pehovaz, Jorge Kisich, Juan Ciurlizza, Nicolás Lale, Juan Azalia, Marcos Azalia, Antonio Lucich, Antonio Plejo.SOCIOS ACTIVOS.- Nicolás Azalia, Marcos Azalia, Antonio y Mateo Biasevic, Gregorio Bacie, Juan Boyancovich, Juan Ciurlizza, Santiago Colich, Antonio Coyacovich, Tomás Ciurlizza, Grimaldo Gargurevich, Antonio Guerovich, Juan Garbin, Lucas y Nicolás Gravarovich, Flor Gagluiffi, Blas Guerovich, José Gajluf, Mateo y Luca Ivancovich, Nikolás y Antonio Kisic, Mateo Kesovia, Antonio Kisich, Marcos y Miguel Kunicic, Lucas y Mateo Kesovia, Frano Kurtela, los tres hermanos Kojakovic, Marko Lekaric, Nicolás Lucic, Nicolás, Antonio, Francisco y Esteban Marinovich, Marcos Marangunic, Bartolomé y Juan Marincovic, Manuel Marinovich Antonio Plejo, Juan Plejo, Juan Pavletic, Frano y Baltazar Pisculich, Juan Rebaza, Esteban Skobely, Juan Trojanovic, Marko Vlasica, Frano Vekaric, Cosme Viscovich, Lorenzo Zec. A Juan Azalia, próspero comerciante y dinámico minero se le eligió como Presidente de la primera directiva de la Sociedad, además fue Cónsul del Imperio Austro-Húngaro en Cerro de Pasco, hasta 1910, que falleció. Para ser asociado era necesario que el postulante fuera slavo, pero por razones especiales se aceptaron a algunos peruanos y el Estatuto consideraba: Socios Vitalicios, Honorarios, Beneméritos, Socios Activos, Socios Pasivos cotizantes (Teodoro Lizárraga, Mariano Malpartida y Pedro Tursinovic), Socio Pasivo no cotizante (Francisco Castillo). A Nikolas Lale, en 1,923, se le nombró: Presidente Honorario Vitalicio de la Sociedad. Un hombre extraordinario muy ligado a las grandes consecuciones el pueblo.

Fueron más de 400 –especialmente croatas- los que trabajaron como empresarios en la floreciente industria minera del Perú, ubicándose la casi totalidad en el Cerro de Pasco: Azalia, Balarin, Ban, Biasevic, Birimisa, Bojanovic, Borcic, Braniza, Buscovic, Bútrica, Ciurlizza, Cuculiza, Dekovic, Doric, Dupuic, Felicic, Franciskovic, Galjuf, Galjuffi, Garvin, Grbic, Guerovic, Handabaka, Hanza, Ilic, Ivankovic, Jelicic, Kalafatovic, Kisic, Klokoc, Kojakovic, Kunicic, Lale, Lesevic, Lucic, Miculicic, Miloslavic, Nesanovic, Obradovic, Ostoja, Pavletic, Pavilic, Pehovaz, Plejo, Piskulic, Radulovic, Rajkovic, Rokovic, Savinovic, Serkovic, Skaperlenda, Soko, Sokolic, Seput, Stambuk, Ucovic, Vlasica, Zimic, Zlatar y muchos más.

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Otro tanto hicieron los comerciantes que debido a su laboriosidad lograron acumular apreciables capitales que les sirvió para abrirse exitoso campo en otras zonas del país: Kuljevan, Soko, Burin, Skaperlenda, Russo, Pehovaz, Azalia, Lale, Kunicic, Beusan, Guerovic, Ivankovic, Kisic, Lesevic, Miloslavic, Kukurelo, Vlasica, Puh, Franciskovic, Carcovic, Nadramia, Bielic, Lucic, Sersen, Handabaka, Serkovic, Bar, Slokovic, Kusianovic, Margaretic, Kelez, Pletikosic, Stiglic, Grgurevic, Braniza, Bakula, Klokoc, Saric, Marojica y muchos más. En el ramo hotelero, estuvieron Frkovic, Zlatar, Azalia, Braniza, Loncaric, Piskulic, Vucetic y otros.

De acuerdo al informe emitido por la Cámara de Comercio del Cerro de Pasco, sus negocios en la ciudad estaban distribuidos así:En la Calle Grau: 11.- Bazar de Nicolás Grbich; 13.- Testamentería de Lorenzo Zec; 14.- Licorería de productos importados de Nicolás Kravarovich; 15.- Bodega de Mateo Franciscovich; 38.- Bodega de Simón Zec; 40.- Casa de Préstamo de Lorenzo Zec; 42.- Bodega de Nicolás Zurcí; 43.-Bodega de Lorenzo Zec; 44.- Bodega de Antonio Saltarich; 51.- Bodega de Zlósilo Hermanos; 55.- Depósito múltiple de Nicolás Vlásica. Plaza Chaupimarca: 63.- Comercio de Biasevich Hermanos; 65.- Bodega de Pablo Ivancovich; 67.- Bodega de Kísich Hermanos; 70.- Casa Comercial de Nicolás Vlásica, 71.- Bodega de Nicolás Lale; 76.- Comercio de lana de Kisich Hermanos; 77.- Bodega de ultramarinos de Juan Pavletich. Plaza del Comercio: 83.- Comercio de Azalia, Nation y Cía, 84.- Bodega de Pedro Marinovich, 90.- Depósito de Azalia, Nation y Cía; 106.- Bodega de Pedro Soletich; 110.- Comercio de Pehovaz Hermanos; 118.- Bodega de Juan Kurtela. Calle San Cristóbal: 755.- Escritorio de Antonio Biasevich. Calle de Cusco: 773.- Bodega de Antonio Russo. Calle Ayacucho: 634.- Bodega de Julia de Coyacovich; Calle Huancabamba: 136.- Depósito de Nicolás Vlásica; Chingana de Julia de Coyacovich; Calle Dos de Mayo: 170.- Zapatería de Antonio Russo; 181.- Comercio de Marco Kunicich, 185.- Hotel de Francisco Pisculich, 190.- Café confitería de Antonio Russo, 199.- Hotel de José Martinenche; 211.- Bodega de Nicolás Vlásica; 212.- Bodega de Pablo Ivancovich; Bodega de Mariano Lucich; Calle de Parra. 251.- Bodega Restaurante de Pedro Balarín, Calle de Huánuco. 253.- Bodega de Antonio Kisich, 286.- Bodega de Lucas Grbich; 296.- Bodega de Antonio Kisich, Calle Gaiteras: 308.- Bodega de Azalia, Nation y Cía; Calle de Arequipa. 323.- Chingana de Simón Zec; Calle de Junín: 369.- Comercio de Marcos Bache; Calle Bolgnesi. 428.- Bodega de Esteban Pericevich. Calle de Lima. 449.- Bodega de Nicolás Vlásica; 450.- Bodega de Juan Rockovich; 451.- Bodega de Zlósilo Hermanos, 453.- Comercio de Miguel Stankovich; 458.- Depósito de Juan Juan Pavletich, 483:- Testamentería de Juan Soko; 458.- Hotel de Juan Pawletich; Calle Apurimac: 647.- Comercio de Lorenzo Zec, 648.- Bodega de Simón Kunicich,

Este grupo de ciudadanos, tuvo una brillante actuación en la vida de nuestro pueblo. Muchos de ellos fueron destacados miembros del Municipio y otras organizaciones comunales. Desde su instauración como sociedad, hasta el momento de su partida por la venta de sus minas a los norteamericanos, actuaron muy estrechamente con el pueblo cerreño. Uno de sus más acertados aportes a nuestra comunidad fue la exquisita sensibilidad que trajeron consigo regalándonos a raudales con una extraordinaria música clásica mediante coros, orquestas y Banda de Música. Fue inolvidable la actuación de Marcos Bacie como Director de Orquesta y Banda Slavas. Al lado de estas magníficas representaciones también nos trajeron sus danzas de rondallas y cuadrillas que en su variada gama de presentaciones hicieron participar a los miembros de la sociedad cerreña. Cuando en 1918, se constituye definitivamente la nación yugoeslava, la

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sociedad cambia de denominación como Sociedad de Beneficencia Yugoeslava pero, antiguos vínculos familiares y amicales, siguió vertebrando a estos ciudadanos extranjeros en un mismo organismo.

Estos bailes de hermosas figuras entre la que destacaba las cuadrillas española, francesa, inglesa y vienesa, se complementan con el tejido de lustrosos mástiles con cintas de colores que, más tarde, sensibles artistas populares la asimilaron para crear la “Chunguinada”, que no es sino una imitación burlesca pero atrayente de lo que vieron en nuestros salones. “No hay duda que su origen obedece a la festiva imitación que los nativos quisieron hacer de las danzas europeas que los españoles, vieneses, austriacos, ingleses y franceses bailaban en sus exclusivos saraos de leyenda. Los hombres de nuestra tierra, admirados de esta novedad coreográfica se aprestaron a imitarla con sátira, con zumba, naciendo entonces la CHUNGUINADA (Chunga= gracia, zumba, broma festiva)(…) No otra cosa simbolizan los disfraces que tienen como símbolo más notable sus máscaras, caretas metálicas, casi sin peso, de fina urdiembre de malla sobre el cual se pinta el sonrosado y muchas veces lunarejo rostro del europeo de mostachos rubios, cejas espesas y clarísimos ojos celestes o azules o verdes que dicen a las claras la estirpe que representan. Igualmente, las máscaras de las mujeres de finísimos rostros aterciopelados, acicalados con afeites sonrosados, labios rojos, pestañas arqueadas y ojos igualmente claros”. Los braceros que habían llegado a trabajar a las minas, especialmente los del valle del Mantaro, transportaron a su tierra esta danza singularmente hermosa nacida en el Cerro de Pasco.

Los vieneses también nos trajeron el amor por los cafés con lo que rivalizaban con los españoles. Se saboreaba además del riquísimo Moka (Café árabe), el deleitoso vino blanco de Viena. Y lo que han dejado como un imperecedero recuerdo fue el oratorio adyacente al consulado en la Plazuela Ijurra, donde se veneraba a la hermosísima virgen que trajeron: La Virgen del Tránsito. Es muy significativo que uno de los descendientes, Lorenzo Rockovich Minaya, se constituyera en héroe de nuestro Ejército en el conflicto con el Ecuador de 1941.

Como cada grupo había traído al santo de su devoción, ellos nos trajeron a la Virgen del Tránsito. Erigieron un oratorio en la plazuela Ijurra. Era sobrio y acogedor a manera de una ermita austriaca; techo a dos aguas con un campanario central en cuyo borde interior había una marquesina donde se leía: “Beneficencia Slava”. Frontispicio con entrepaños, jambas, dinteles y umbral de madera sobre piedras talladas: sólida puerta de caoba con interior de ponderada elegancia; altar mayor, cubierto con fina lencería blanca y una serie de candelabros y palmatorias de plata resguardados por ángeles a la santa imagen de la Virgen. Era una tabla que registraba una copia perfecta del cuadro “El tránsito de la Virgen”, pintado por Andrea Montegna que se exhibe en una de las salas del Museo del Prado. En ella se ve a la Virgen María ascendiendo al cielo en el momento de su muerte, con una escolta de arcángeles, ángeles, delfines y querubines, en instante en que Cristo -rodeado por once de los apóstoles (Santo Tomás, estaba evangelizando en tierras lejanas)- la recibe. Los apóstoles portan en sus manos: la palma, el libro de difuntos, el incensario y los cirios, rindiendo así el último homenaje a la Virgen María.

La santa misa con que se recordaba este pasaje glorioso, era celebrada con una unción extraordinaria, magnificada por la extraordinaria orquesta sinfónica slava, coros y cantantes notables. En la homilía correspondiente, el celebrante recordaba la descripción

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de la muerte de la Virgen, realizada por San Juan Damasceno -uno de los escritores más famosos de la iglesia católica- cuando dice: “La Madre de Dios no murió de enfermedad, porque ella, por no tener pecado original (Fue concebida inmaculada: o sea sin mancha de pecado original) no tenía que recibir el castigo de la enfermedad. Ella no murió de ancianidad, porque no tenía por qué envejecer, ya que no le llegaba el castigo del pecado de los primeros padres: envejecer y acabar por debilidad. Ella murió de amor. Era tanto el deseo de irse al cielo donde estaba su Hijo, que este amor le hizo morir”.

Como el recinto del oratorio era pequeño, los fieles se aglutinaban en el ámbito de la plazuela adornada previamente con guirnaldas y flores alusivas. También estaban las bandas de música invitadas, alegrando los festejos donde los austro-húngaros “botaban las casa por la ventana”. Durante toda una semana, a partir del día central, 15 de agosto, se realizaban conciertos y recitales además de conferencias y novenas religiosas. Hasta ahora, con gran recogimiento y devoción, se sigue celebrando en su iglesia de San Juan, erigida por la Compañía Cerro de Pasco Corporation, en reemplazo del oratorio de la Plazuela Ijurra que ellos habían echado por los suelos para continuar con los trabajos del “Tajo Abierto”. Era una de las fiestas más sonadas de la ciudad. La iglesia recuerda esta fecha con el nombre de Asunción de la Virgen.

Teodomiro Gutiérrez Cuevas   “Rumimaqui”

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Ejercito Peruano, Gerardo Patiño López, Historia de Pasco, Manuel Candamo, Pueblo Martir, Rumi Maqui

Es casi una constante en la historia del Cerro de Pasco que sus más representativos hombres hayan tenido un doloroso y trágico final. Tal el caso de don Teodomiro Gutiérrez Cuevas, cerreño de extraordinaria calidad humana y sólida cultura. Había logrado ascender, por rigurosa acumulación de méritos, de soldado raso, a Mayor de nuestro Ejército. Siempre primero en su promoción. Hablaba correctamente el inglés, francés, aymara y quechua. Estudioso, inteligente, inquieto y con un notable don de gentes, supo ganarse el aprecio y el respeto de todos los que lo trataron.

Don Gerardo Patiño López, notable periodista, testigo de excepción de lo acontecido en los diez primeros lustros del presente siglo en nuestra tierra, tuvo en alta estima a este hombre ejemplar de quien dice: “Cometeríamos una omisión de lesa patria si no dedicáramos unas líneas de admiración a la personalidad de don Teodomiro Gutiérrez Cuevas, que había visto la luz del día en la ciudad del Cerro de Pasco. Su recia envergadura moral, su carácter rebelde y su espíritu de protección al indio, lo llevaron a

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sacrificar la existencia cuando se levantó en armas en 1915. Aquella vez, al frente de diez mil campesinos en Azángaro, luchó esgrimiendo el pendón de independencia para éstos; pensando quizá reivindicar el Imperio Incaico, desterrando la expoliación de los gamonales de la región. Se puso a la cabeza como jefe conductor de esa memorable acción, con el nombre de General RUMIMAQUI (Mano de Piedra). Este héroe había nacido en el Cerro de Pasco, como lo hemos dicho. Un sino fatal para los hijos de la “Ciudad Opulenta”, del que casi nada se conoce en su propio pueblo sobre su vida y acción que la parangonamos con Tupac Amaru, que dejó profundas huellas en el alma de la masa aborigen y explotada. Tenemos el dato interesante de su origen familiar. Fue hermano de la dama cerreña Mercedes Gutiérrez, esposa en primeras nupcias de don Miguel Eliseo Proaño, con el que tuvo a sus hijos, César, Augusto, Carmen Rosa, María Isabel, Oscar Armando y Zoila Elisa Proaño Gutiérrez. Después de enviudar contrajo segundas nupcias con el caballero, también cerreño como el primero, don Benjamín Malpartida del que tuvo a su hija Luz Malpartida Gutiérrez. Todos ellos sobreviven a la desaparición de la matrona. Don Teodomiro A. Gutiérrez Cueva no tuvo descendencia, era soltero, político, escritor y alto jefe de nuestro ejercito”.

Durante el gobierno de Don Manuel Candamo -noviembre de 1903- recibe su primer nombramiento político: Subprefecto de la Provincia de Chucuito. En aquel lugar le causa profunda impresión la inhumana explotación de los indios en todas las haciendas de la zona. Inmediatamente hace pesar su autoridad brindando su más amplio apoyo a los aymaras, prohibiendo terminantemente el trabajo gratuito de éstos, a los que –según ordenaba- se les debía respetar. Esta disposición que hizo cumplir fielmente en su jurisdicción territorial durante todo el año de 1904, determinó que los poderosos, en contubernio con los políticos que servían sus intereses personales, lograron que fuera retirado de Chucuito. Pero las experiencias vividas le habían impresionado de tal manera que a la postre lo lanzaron a una heroica y cruenta aventura.

En 1905 es trasladado a Huancayo con el cargo de Subprefecto de la Provincia, donde cumple brillante actuación. El doctor Oscar O. Chávez, en su libro HUANCAYO, publicado por la imprenta Lazo Sánchez en 1926, página 80, refiere…«…con compras y donaciones pudo reformarse la Plaza Constitución que hoy conocemos como Parque y por aquellos tiempos sirvió para la venta de comestibles, costumbre que perduró desde el nacimiento de la República hasta el año de 1905, en que se empedró debidamente el cuadrilátero y se obligó a los vendedores de comestibles a trasladarse a Huamanmarca. Fue esta la mejor obra del Subprefecto de aquella época, don Teodomiro Gutiérrez Cuevas, quien también refacciono la Subprefectura…»

Por aquellos días -lo señalan Carlos Contreras y Jorge Bracamonte en un trabajo de investigación que vienen desarrollando en torno a la figura del caudillo-, se encuentra en el Archivo de la Prefectura de Huancayo, un documento fechado en Huancayo, 16 de febrero de 1907, que reza:

“Señor Prefecto del Departamento:

Habiéndose presentado ya varios casos de que personas de perversa índole especulan con la ignorancia de los indígenas, dándoles en cambio de víveres y otras mercaderías objetos inservibles como las medallas que la fabrica de cigarros Arboccó Hnos. de Lima, pone entre las cajetillas, y les hacen creer que son de oro, ocasionándoles con este engaño perjuicios de bastante consideración. Sobre este particular, manifiesto a usted

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que seria conveniente se dictara una disposición que prohibiera incluir esas medallas en las cajetillas de los cigarros.Dios Guarde a usted.Teodomiro Gutiérrez”(Firma)

En el archivo de la Prefectura de Junín se encuentran otros testimonios de su desempeño en el cargo de Subprefecto de Huancayo, entre octubre de 1906 y agosto de 1907. En los documentos que elevó a la prefectura del departamento se puede descubrir la evolución de su personalidad y pensamiento y, las condiciones de la vida rural en la región del Mantaro, por esos años.

Desbordando los marcos de un informe burocrático, se dedica a reflexionar sobre las causas de “la condición desgraciada” en que se desenvolvía la vida indígena y los remedios que serian necesarios en corto plazo a fin de “levantar el nivel moral de esta desgraciada gente que comprende las tres cuartas partes de la población de la República”. A la Memoria, anexó la copia de dos oficios enviados en enero de 1907 al Prefecto, en los que se extendía sobre lo que considero puntos críticos en la administración y la vida de la provincia.

El primero, con fecha 18 de enero, versa sobre las fiestas tradicionales organizadas en los pueblos del valle; el segundo, con fecha 22 de enero, sobre las autoridades locales. En el archivo están los originales de dichos oficios –con la propia caligrafía de Teodomiro Gutiérrez. Una línea persistente en estos papeles es la crítica dura y tenaz contra los funcionarios subalternos en el mundo rural. Comisarios, policías, incluso curas, pero sobre todo gobernadores, son blanco de los ataques de Teodomiro Gutiérrez. Estos personajes, en el contexto de la sierra central, venían a cumplir la función que el sur andino –donde Gutiérrez había desempeñado ya la subprefectura- los gamonales. Las autoridades políticas del nivel local –gobernadores y tenientes gobernadores- resultan para él “la personificación del abuso y de la violencia”. Ilustra con brillantez sus críticas a través de los casos de los distritos de San Jerónimo y Ahuac. El gobernador del primero, por ejemplo, se había convertido no en una autoridad preocupada por el bienestar de sus gobernados, sino en un agente de los enganchadores para las minas, muy interesado en llenar pronto sus bolsillos con las comisiones que recibía por su trabajo. Estos gobernadores parecían así prolongar la faceta más perversa de los Curacas de la época colonial, aquella más obsecuente con el poder colonial y enfrentada contra el bienestar de su propio grupo étnico.

Probablemente la visión sobre tales autoridades sea exagerada y, sobre todo, no pueda ser generalizada. Se trataba, ciertamente, de un funcionario sensible frente a los abusos y sumamente exigente con la labor de quienes tenían las responsabilidades de gobierno. Para él, los gobernadores debían ser los abanderados de una cruzada capaz “de reaccionar de un pasado de abuso, de arbitrariedad, de violencia y de barbarie; capaces de encarrilar a los pueblos por el sendero del progreso y de la prosperidad, habituándolos al trabajo, a la moralidad, al orden y á la práctica del bien”. Para lograrlo proponía nombrar como gobernadores a personas de “fuera de cada localidad y dotarlas de un sueldo con el que pudieran atender sus necesidades”. Con respecto a los curas, proponía la gratuidad de sus servicios para con los indios e, igualmente, la dotación de un sueldo. Estimaba que el costo que la aplicación del plan supondría en el presupuesto nacional sería poco en comparación con los benéficos resultados que se lograrían.

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Además, argumentaba que con el progreso generalizado que sobrevendría, las rentas fiscales se multiplicarían rápidamente, compensando con exceso el gasto hecho en los sueldos para los gobernadores.

Una de las conclusiones más interesantes que se desprende de la lectura de estos documentos es el cariz fuertemente positivista de su pensamiento, por lo menos en esta etapa de su vida. Sus propuestas se sintetizan en el establecimiento de un orden social más moderno, que termine con el abuso y la discriminación social para con la raza indígena. Estas prácticas, según su pensamiento, nacían de ancestrales relaciones clientelares establecidas entre los indios y los “mistis” de los pueblos. Ellas se veían reproducidas, además, en el seno de la propia sociedad indígena. Como remedio proponía que los funcionarios dotados de poder no sean parte del tejido social local, que juzgaba corrupto por completo. Así señala:“Si se destituye a un mal gobernador no se puede conseguir que una persona honrada le sustituya porque viviendo todos los de un pueblo en el mismo medio ambiente de corrupción y de arbitrariedad, es difícil, sino imposible, conseguir un hombre de ideas diferentes de la generalidad”.

Imperaba así un orden “moral” (palabra a la que constantemente recurre) retrógrado, basado en la ignorancia: “La ignorancia de las masas es la causa más eficiente del estado caótico en que viven los pueblos de indígenas…”.

Las soluciones que propone siguen el pensamiento positivista: combatir toda situación estamental que signifique una situación de “ventaja” o “desventaja” social adscrita a la persona por razones ajenas a sus cualidades naturales o cultivadas. Critica así duramente los abusos de los gamonales, como también la situación de inmoralidad e ignorancia en que viven los indios. Esta provendría “como consecuencia de las costumbres y usos retrógrados que aun perduran desde la época nefanda del coloniaje”. Son muy elocuentes, así, sus ataques a la vagancia, el ocio y el alcoholismo, a los que vivían, según él, entregados los indios: “…es sabido que las grandes masas de indios viven entregadas al ocio…”. Por eso se comprende su ataque a las fiestas tradicionales de las aldeas campesinas del valle del Mantaro: “…son las fiestas –llega a señalar- la causa determinante de la situación angustiosa y miserable en que viven los indios; del ocio y embriaguez á que se han habituado y el notable y desconsolador desarrollo de la criminalidad”.

A diferencia de versiones indigenistas posteriores más radicales y simples, no postulaba un respeto irrestricto por la tradición cultural andina, sobre todo cuando ella no parecía expresar otra cosa que el atraso, la ignorancia y la huella del “coloniaje”. Tales tradiciones, además, se hallan articuladas perversamente con las fuerzas de la modernidad, que sacaban partido material de las mismas. La consecuencia general de tal mixtura era ese tejido social corrupto y nefasto que provoca sus más aceradas críticas. Por ejemplo, las prácticas clientelares se habían extendido –como se señalara- dentro de la propia sociedad campesina. Gutiérrez, por ello, emprende también un ataque contra la existencia de las autoridades tradicionales de la sociedad andina, como los Varayocs y Regidores. Tales cargos, observa, “no son legales ni constitucionales” y se prestan al abuso de los gobernadores, quienes los utilizan como fuerzas auxiliares para sus desafueros. Termina proponiendo la creación, en su reemplazo, del cargo de “sub-gobernadores”, bajo los mismos principios que el de los gobernadores. Añade que su distintivo de autoridad “podría seguir siendo la vara, que no es sino un bastón”.

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Teodomiro Gutiérrez, encarna a un personaje amante del progreso, dispuesto además a terminar con toda tradición andina que signifique un obstáculo para el mismo. No asoma algo que pudiéramos reconocer como una sensibilidad hacia el “relativismo cultural”. Sin embargo, probablemente su contacto posterior, más prolongado con la realidad del sur andino, tan distinta en varios aspectos con la sierra central, haya producido cambios importantes en el pensamiento de una persona tan sensible como él. Al respecto, no debe olvidarse que además de ser un intelectual positivista, se convirtió también en un decidido partidario del Indigenismo, corriente extendida por entonces con mucha fuerza entre la intelectualidad limeña y de algunas ciudades serranas. Positivismo e Indigenismo se combinaron de manera peculiar entre los pensadores peruanos de fines del siglo XIX y comienzos del XX; tal como más tarde ocurrió con el marxismo y el neoindigenismo. La primera corriente representaba en vínculo con occidente y la modernidad; la segunda enfrentaba el rostro de su patria andina. Como otros tantos en el Perú, antes y después, Teodomiro Gutiérrez se hallo a caballo entre dos mundos, que no siempre tiraron en la misma dirección. Podríamos sostener que el indigenismo fue la forma que adoptó el positivismo peruano en las mentes con mayor sensibilidad social de la época.

El año de 1913, al recibir quejas de los campesinos de Samán, el presidente Billinghurst, envía a Gutiérrez Cuevas a investigar el caso.

Después de varios meses en este lugar y otros de la zona, trabajando arduamente en los correspondientes escenarios y con los mismos protagonistas del drama, el 3 de noviembre de 1913, le hace llegar al Presidente un copioso y detallado informe, acompañando 400 documentos probatorios. El mandatario indignado con el informe, destituyó a muchas autoridades del lugar del conflicto y nombró un defensor de oficio para los campesinos. Estas disposiciones, fatalmente tuvieron una fugaz vigencia ya que el cuatro de febrero de 1914, fue derrocado Billinghurst. Los golpistas que habían puesto en su línea de mira a Gutiérrez Cuevas, trataron de apresarlo, pero, masón como era, con el apoyo de su logia logra huir a Chile, salvándose de una muerte segura. El informe y los 400 documentos probatorios fueron incinerados.

Completamente decepcionado, comprende entonces que sus luchas legales y pacificas, habían sido infructuosas, por eso decide optar por un camino que cree más efectivo: el de las armas.

Secretamente regresa al Perú a comienzos de 1915, refugiándose en Puno en donde forma las milicias populares, y buen estratega como era, decide que el centro de su movimiento reivindicatorio sería Azángaro. Allí confluirían los campesinos de todos los pueblos aledaños y, a pedido de sus hombres que querían el retorno a la política agraria de los incas, en la antigua fortaleza de INAMPU, se proclamaba Inca, recibiendo el bautizo de RUMIMAQUI (Mano de Piedra). Su ideal era iniciar una revolución de Azángaro para luego abarcar el sur y, más tarde, todo el Perú.

La preparación guerrillera de los campesinos de Ayacucho, Cusco, Apurimac, Junín y Bolivia, que aglutinaban a diez mil hombres, duró más de un año. El gobierno de José Pardo, enterado de sus planes y urgido por los gamonales, ordena la movilización de fuerzas militares de Arequipa y Cusco con dirección a Puno. Esto va a determinar que el caudillo campesino adelantara las acciones que estaban programadas para los carnavales de 1916.

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El 1º de diciembre de 1915, atacaron la hacienda ATARANI, apoderándose fácilmente de la misma. En las bodegas de esta hacienda hallaron gran cantidad de aguardiente con la que se embriagaron. Aquí comenzó la indisciplina que al día siguiente gravitaría negativamente en la acción.

La madrugada del 2 de diciembre de 1915, atacan la hacienda QUINSA KALLCO, donde encuentran pertrechado convenientemente a los hacendados. El tiroteo es nutrido. A las cinco de la mañana los gamonales reciben poderosos refuerzos que hacen huir en desbande a los parciales de RUMIMAQUI, que ya estaba herido gravemente.

El doloroso saldo de aquel enfrentamiento fue la muerte de 300 campesinos de Junín, Ayacucho, Cusco, Puno, Apurímac y Bolivia; los prisioneros fueron 33. A estos se les torturó salvajemente. Los que escaparon fueron perseguidos por el regimiento de caballería Nº 7 del Cusco y Nº 9 de infantería de Arequipa. Los hombres huyeron despavoridos por estas alturas y perseguidos varios días. Los que fueron alcanzados cayeron víctimas de una matanza cruenta y salvaje.

El 30 de abril de 1916, RUMIMAQUI es detenido y enviado a la cárcel de Arequipa. Desde allí, se dirige a la opinión pública nacional mediante EL COMERCIO de Lima. Allí publican sus cartas de las que extractamos sus partes más reveladoras:

«…A los indígenas se les arrebata sus terrenos con violencia y por la fuerza del fraude y el engaño. Los jueces prevaricadores e infames, desempeñan su papel de sirvientes a las mil maravillas. Se les quita su ganado, se les saquea sus estancias y sus cabañas, se les queman sus casas, se les encarcela con frívolos pretextos y se les tiene privados de la libertad por años enteros; se los manda al ejercito para apoderarse de sus propiedades, se les mata triturándoles el cráneo y las entrañas en las grandes prensas de la fabrica de las haciendas; se les arrebata a sus hijos queridos, para obsequiarlo a los amigos gamonales que tienen en la costa y en la capital de la República; se fragua sublevaciones, cuando el indio resiste a someterse al domino del señor feudal, para tener pretexto de solicitar la fuerza pública a las autoridades y con ella perseguir a los indios por los cerros, matar a unos y tomar prisioneros a los otros, con sus mujeres y sus hijos, y llevarlos a sus haciendas en calidad de colonos (esclavos) que tienen que servir toda su vida sin un solo centavo de remuneración, habiendo sido saqueadas y taladas sus casas y anexadas a sus terrenos a sus latifundios del señor omnipotente. Todos sacan buen provecho de esta operación: gamonales, autoridades, oficiales y soldados, por eso es que son tan solícitos a llevarlos a cabo…»

¿Se creerá que esto es exageración?. Pues tomen la molestia de leer los informes emitidos y elevados al Supremo Gobierno por los señores doctores Maguiña y Villena y por m, sobre las comisiones que desempeñamos en Chucuito el año 3, en Lampa el año 13 y en la de Azángaro el mismo año, respectivamente, publicados los dos primeros y el mismo se halla en la secretaría privada de S. E. Presidente»…(El Comercio de Lima, junio 3 de 1916).

En otra de sus cartas Rumimaqui dice:

“Los indígenas pusieron a mi vista los cadáveres carbonizados de sus parientes y amigos que habían sido quemados vivos, entre ellos de una muchacha hija del indio Andrés Apaza, que antes de ser quemada viva había sido violada por esos monstruos; se

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me presentaron para ser examinados por mi personalmente varios indígenas a quienes los gamonales habían castrado; vi algunas casas de estancias en que los bárbaros del nuevo Putumayo, no pudiendo llevarse todos los víveres en su furioso saqueo, los habían mezclado con tierra y con ceniza para que los indígenas fueran sumidos por el hambre y la miseria»(IBID).

Conmovido por estos predicamentos justos y altruistas, el diputado Luis Felipe Luna expresó en su Cámara en la sesión del 18 de octubre de 1916:

«El mayor Gutiérrez no tuvo más delito que ser espíritu y aliento dentro de un orden estrictamente moral, proclamando y reivindicando la libertad, la igualdad, los derechos y las garantías perdidas, para esa raza más débil por su ignorancia que es la raza indígena. He allí el delito por el que el mayor Gutiérrez fue arrojado en las cloacas de una cárcel, inventando para ello la fantasía de los terratenientes, la utopía ridícula de un conflicto de raza, de una restauración del imperio incaico y de planes siniestros de cesiones territoriales a la vecina República. Todo inventado, por supuesto, por el poderoso gamonalismo para correr un velo sobre sus enormes crímenes; para atraerse la fuerza moral de la opinión pública e inclinar hacia sí la simpatía y el apoyo de las autoridades».

Sin embargo, los poderosos y sus aliados, los guardianes, juzgaron que RUMIMAQUI era muy peligroso y por «orden superior», lo asesinaron a puñaladas la madrugada del 6 de enero de 1917, acto seguido hicieron desaparecer su cadáver.

El gesto, la honradez y la hombría de este heroico caudillo peruano, nacido en el Cerro de Pasco, quedó como un vivo ejemplo de justicia y amor y, su voz, esparcida por todos los ámbitos de la patria, sigue llegando al corazón de cada uno de los heroicos campesinos del Perú.

Los negros en la ciudad   minera

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Francisco Pizarro, Historia de Pasco, Los Negros en Cerro de Pasco, Pueblo Martir, Tahuantinsuyo

La historia oficial nos asegura que en la segunda expedición de Pizarro y Almagro en busca del Tahuantinsuyo -entre 1526 y 1527- fueron trece los españoles que cruzaron la línea trazada en la arena para seguir viaje “a ser ricos” y no regresaron con el comisionado Tafur a Panamá. La historiografía actual rectifica este viejo informe. Fueron catorce los que la atravesaron: trece españoles y un negro. Éste era un negro de Guinea del que se ignora su nombre, pero se sabe que fue esclavo de Alonso de Molina.

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Cuando en abril de 1528 los expedicionarios, dejando Guayaquil llegan a Tumbes, sorprenden a los indios, no tanto por los utensilios, vestimenta y armas que portaban, sino por el negro que traían con ellos. A éste le ofrecieron agua en la creencia de que el color de su piel cetrina se debía al polvo del camino, pero luego de las abluciones del caso, seguía al igual que antes. No podían creer que fuera cierto lo que estaban viendo. El negro seguía igual de negro, con su brillante dentadura blanca en su rostro sonriente. En ese momento, sin quererlo, se estaban reuniendo los tres más grandes grupos étnicos que conforman nuestro país.

Merced especial se concedió para traer negros esclavos al Perú a Francisco de los Cobos en 1529. Podía importar doscientos esclavos negros a las Indias Occidentales. El 26 de julio del mismo año de 1529, se concedió a don Francisco Pizarro, entre otras mil mercedes, llevar a cincuenta esclavos negros libres de derechos, y que por lo menos, de todos ellos, un tercio de hembras. Este es el punto de partida de la negrización del Perú. Desde entonces, en la Lima colonial vivían más negros, mulatos y zambos que españoles, criollos, mestizos e indios juntos. Esta es una categórica afirmación del ilustre escritor e historiador, Juan José Vega. “La verdad es que la mentada Ciudad de los Reyes aparecía bastante africana a los ojos de los viajeros de Europa y a hombres como Guamán Poma de Ayala. Las cifras de todos los censos confirman esta realidad” nos dice.

Hay algo muy importante referente a la presencia de los negros en Pasco. Francisco Pizarro, deseoso de conocer el fabuloso filón que tantas grandezas proveía para el pago del rescate de Atahualpa, envió a su hermano Hernando con un séquito escogido de soldados para contactarse con Chalcuchimac. Él sabría indicarles el lugar donde se ubicaba el extraordinario venero. El 12 de marzo de 1533, Pizarro y su comitiva, que a la sazón se encontraba en Pumpo, en busca de Chalcuchimac, se encontró con unos cargueros indios que conducían a Cajamarca, ciento cincuenta arrobas de oro y novecientas de plata, para pagar el rescate del inca: “Todo esto lo traemos de allá arriba, de las alturas; de la alta tierra de las nieves donde abunda” había dicho lacónicamente el jefe de los arrieros señalando el septentrión. Todos estaban alelados. El jefe de los cargueros era un negro retinto. Jamás pudieron explicarse de dónde había aparecido el negro. El hecho continúa siendo un misterio. Mucho más tarde, instaurada la colonia, hordas de negros cimarrones llegaron a conformar gavillas de contrabandistas que transportaban lingotes de plata que no habían sido registradas en las Cajas Reales, para embarcarlas en bajeles extranjeros, en lugares del la costa que sólo ellos conocían. Contrabando puro.

Más tarde, los Húsares de Junín que lograron el triunfo en la Batalla de Junín eran, en su gran mayoría, zambos y mulatos de la costa norte, como negros fueron la casi totalidad de Granaderos de los Andes de San Martín, En las huestes de Bolívar hubo también buena cantidad de “hombres de color”.

En nuestro territorio quedan numerosas festividades y no pocos bailes andinos que llevan la impronta de los negros. Baile de los Negritos, Diablada, Morenada, Negros de Huayllay, Negros de Vicco, etc. Otro de los ámbitos en los que se recibió el aporte de los negros en el Cerro de Pasco fue en el fútbol. En su largo historial deportivo, tuvo notables deportistas negros. Hoy en día, quedan muchos ciudadanos negros en la tierra minera.

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Hay abundantes anécdotas que han quedado en nuestro pueblo protagonizadas por los negros; una de ellas, ha constituido un relato muy importante para conocer la suerte que alguno tuvo.

Españoles en la Ciudad Real de   Minas

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Historia de Pasco, La Religión en Pasco, Pueblo Martir, Virgen del Carmen

Estos hombres que, según Ruggiero Romano, habían despreciado los duros oficios para destinarlos a moros y judíos, al invadir nuestras tierras, protagonizaron uno de los períodos más dolorosos de nuestra historia. A la inicial ola de 607, siguieron otros 534 que en España eran unos pobres diablos y no habían llegado a ofrecer sus servicios en “Iglesia, Casa o Mar”. Ortega y Gasset sostuvo que “el conquistador español se convirtió en un hombre nuevo ni bien llegó a América”. Gonzalo Reparaz, que “los españoles se instalaron en Indias, no como clase directora, sino como casta dominante”. Los sanguinarios procedimientos que utilizaron contra los nativos -preferentemente la tortura- dieron sangrientos resultados. En 1540, “descubrían” las minas de Porco; en 1545, las de Potosí; en 1555, las de Castrovirreina; en 1566, las de Huantajaya y Huancavelica y, en 1567, las de San Esteban de Yauricocha que así se llamó inicialmente al Cerro de Pasco.

Filtrada la noticia de que al septentrión del lago Chinchaycocha se hallaba el más grande depósito de oro y plata que jamás se soñara, encaminaron sus pasos hacia este lugar. Hecho el primer denuncio de minas en 1567, mucha gente de lugares aledaños primero, y de los más apartados después, invadió el territorio donde la plata se encontraba a flor de tierra en abundancia nunca antes vista. Andando los años erigieron aquí la ciudad más alta del mundo. En más de un siglo, el Cerro de Pasco y la cercana Villa de Pasco, se convirtieron en núcleos de una activísima laboriosidad minera. El primero como productor de inimaginables riquezas y, la segunda, como centro administrativo de tan desproporcionada grandeza. Los españoles eran dueños de todo. Sostenían que estaban autorizados por derecho divino a usufructuar las riquezas de las

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colonias. “España tiene título sobre las Indias porque Jesucristo, jefe de la gente humana, luego San Pedro y finalmente el Papa, dieron las tierras nuevas a los Reyes..”. En las leyes de la Indias, firmadas por los Reyes de España proclamaban que las tierras de América eran patrimonio exclusivo de la Corona Española. “Todos los minerales son propiedad de Su Majestad y derechos realengos por leyes y costumbres, y así lo da y concede a sus vasallos y súbditos donde quiera que lo descubrieran”. A poco de nacer la ciudad se registra la presencia de 1,156 españoles, cantidad que el siglo siguiente aumenta notablemente. “Esta región, a mediados del siglo XIX, contuvo un promedio de medio millón de habitantes (280 mil en 1833, 413 mil en 1850, 540 mil en 1862 y 581 mil en 1876). Comprendía pues de una cuarta a quinta parte de la población total del país, en un territorio apenas superior al cinco por ciento de su extensión”. En la Villa de Pasco comenzaron a funcionar las Cajas Reales, encargadas de controlar los ingresos fiscales emanados de nuestra cuantiosa producción para enviarlos a Madrid. ¡Claro!. A ¿Dónde más?.

Triunfante la lucha independentista en el Cerro de Pasco, se produjo la expulsión de algunos de los grandes mineros españoles, fieles al rey. Entre ellos, Juan Vives, que en 1823 huyó dejando incontables propiedades (Casas, minas, comercios, ingenios) que incluía sesenta mil cabezas de ganado por un valor estimado en 300 a 400 mil pesos. (Rematadas estas propiedades, fueron adquiridas por tres ingleses: William Cohcran, Robert Naylors y Archibald Guindal). Francisco Leaño, con bienes valuados en 100 y 500 mil pesos; Francisco Avellafuertes y Francisco Goñi, ambos refugiados en el fuerte del Real Felipe. Los mineros que no se opusieron a la libertad del Perú, no fueron afectados.Desde finales del siglo XVI, el 16 de julio era un día muy especial para el Cerro de Pasco. Una semana antes, el ajetreo de los preparativos había puesto en inusitada movimiento a las gentes, fueran chapetonas o no. Se celebraba a la matrona de los ibéricos, la Santísima Virgen del Carmen. La noche anterior -víspera- a la puerta de la Beneficencia Española se aglutinaba un pueblo creyente y alegre; las autoridades a la cabeza. El local estaba iluminado en toda su extensión. Por ventanas altas y bajas, el brillante resplandor de los salones interiores, pasadizos y patios, iluminaban los alrededores. La Banda española de músicos, con uniforme de gala, ocupaba el principal emplazamiento; las de la Slava, Cosmopolita y Policía, la escoltaban. En hermosa competencia interpretaban toda la noche aires de fanfarrias, marchas, pasodobles, zarabandas, jotas aragonesas y pasacalles. Mientras tanto la intermitencia sonora de triquitraques, la saltarina explosión de buscapiques y el estruendo de cohetes de tres tiempos, iluminaban de vivos colores la noche azul. Era la parte más sonora y popular de la serenata a la Virgen del Monte Carmelo. Damas y caballeros, emperifollados con abrigadoras prendas de lana, chalinas, y bufandas y sombreros y guantes y manguitos. Las bebidas calientes circulaban pródigas a cargo de solícitos mozos. Ponches de coco, mixtelas y suave jerez, para ellas; mistral, manzanilla, ajenjo, y pisco, para ellos.Emocionados se abrazaban cuando a las doce de la noche un clarín seguido de ensordecedores cohetes, anunciaba la llegada del día central. Las bandas en contrapunto –una detrás de otra- hacían escuchar alegres composiciones populares. Los españoles entonaban su canción nacional, después, emotivos discursos con abundantes remembranzas. Un momento más tarde, los principales y sus mujeres se retiraban a descansar mientras el pueblo se alegraba como nunca.

Ven Señora a quien adorael indio y el español

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que se halla sin vida el solmientras no llega la aurora.

Con tu venida mejora,las luces que al mundo envía;que mucho que con dos soles,nos parezca grande el día.

Ven Señora Amada,reina de nuestras vidas,luz de nuestra existencia,Salvadora Omnipotente.

En este tu día amado,derrama tu excelsitud,a raudales hacia tus hijosque te adoran sin medida.

Virgen del Carmen, bendita,Reina de nuestra ciudad,coronada con su nieve,adornada con su plata.

Desde las primeras horas del Día Central, anunciado por resonantes bombardas desde las alturas del Uliachín –cerro tutelar de la ciudad- los invitados llegaban al oratorio de la Virgen ubicado al costado izquierdo del edificio español. Allí estaba Ella, resplandeciente en su hermosura divina. Traída de España a fines del siglo XVI presidía la fe de los españoles. La colocaban sobre un anda con peana de plata y pana marrón para transportarla hasta la iglesia matriz de Chaupimarca. Ubicada muy cerca al Altar Mayor, presidía la ceremonia. La misa solemne era cantada por tres sacerdotes venidos de Lima. Estaban presentes todas las autoridades, las hermandades religiosas, el pueblo católico y, ocupando el coro, la gran orquesta austro húngara dirigida por Markos Bacie, extraordinario músico vienés, la soprano Sofía Amich, la contralto Emilia Kamerer y el barítono Abel Drouillón, de la misma nacionalidad, que interpretarían piezas selectas de música religiosa.

Llegado el momento de la Homilía, el sacerdote decía que se estaba cumpliendo con un deber cristiano de rendir homenaje a la “Stella Maris”, la Virgen del Monte Carmelo que, el 16 de julio de 1251, en Cambridge (Inglaterra), entregara su escapulario al general de la orden, Simón Stock, con las palabras siguientes: “Toma, amado hijo este escapulario como símbolo de mi confraternidad y especial signo de gracia para vos y todos los carmelitas; quienquiera que muera con esta prenda, no sufrirá el fuego eterno. Es el signo de la salvación, defensor de los peligros, prenda de la paz y de esta alianza”. El sacerdote puntualizaba que todo aquel que lleve el escapulario, tendrá una protección especial en el momento de su muerte. Caló tanto en el ánimo de la ciudadanía esta afirmación que una gran cantidad de mujeres llevaban el hábito bendito; las que morían, eran amortajadas con el hábito de la Virgen el Carmen.

Finalizada la misa solemne, ya de vuelta a su oratorio, era sacada en procesión por las calles céntricas. En su recorrido recibía múltiples manifestaciones de acatamiento y

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veneración. Cohetes y banda de músicos animaban al acto religioso y daban alegría al pueblo. En la tarde, auspiciado por el “Círculo Taurino”, en la plaza de toros se han presentado los más notables diestros españoles, mejicanos y peruanos de la época, en un lleno impresionante. Las señoritas de la sociedad han participado en el desfile con carros alegóricos, ataviadas de manolas con elegantes vestidos, peinetas, mantones, sombreros cordobeses. En los balaustres de las carretas se lucen las banderillas y enjalmes que han confeccionado para la corrida. Durante todo un mes se realizarán corridas debidamente programadas. En otros escenarios especiales se han efectuado peleas de gallos con grandes apuestas; en la noche, a teatro lleno, en los amplios salones de la beneficencia, se presentaron los más prestigiosos conjuntos españoles de zarzuela. La fiesta recién culminaba al cumplirse el mes.

La Virgen del Carmen sigue teniendo –como antaño- una respetable cantidad de fieles que magnifican su festividad. Su vigencia es tanta que, el Colegio Industrial Femenino Nº 31, por consenso de profesores, alumnos y padres de familia, ha sido denominado con su santo nombre, a iniciativa de su directora, la profesora Victoria Vizurraga Cuenca. Desde entonces, con mucho honor y prestancia, la comunidad carmelina, honra a su matrona.

“Tico” Del Valle   Fernández

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Hijas de Pasco, Pasco, Personajes de Pasco, Pueblo Martir

“La noticia escueta y dolorosa se difundió rápidamente. Una emisora local convocaba con urgencia a los familiares a hacerse presentes en Huancayo. Allá, en forma súbita, acababa de fallecer don Teodoro Del Valle Fernández. El pueblo cerreño se estremeció de dolor. Pero… ¿Era posible?. Y siguiendo la inveterada y ancestral costumbre nos preguntamos; pero…¿Cómo? si hace unos días nomás hemos estado hablando con él?. Era cierto. La semana anterior lo habíamos encontrado recorriendo las amadas calles de su Cerro con su tristeza a cuestas y su infaltable boina negra. Con su sonrisa paternal y sus palabras cariñosas cargadas de recuerdos. ¿Quién podía imaginarse que unos días más nos dejaría…?!…¡¿Quién…?!.

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Ahora que sus despojos yacen arrullados por el suave rumor del Mantaro, entre molles, retamas y jilgueros, allá en la Incontrastable; con el dolor que su partida nos ha suscitado, anegados de dolor, musitamos nuestro emocionado recuerdo.

Primeramente nos remontamos a la cercana tierra de su cuna, inacabable emporio de leyendas y antracita, de combates y tragedia: Goyllarisquizga, “Donde cayó una estrella”. Allá donde su niñez transcurriera guiada por paternales cuidados; donde sus primeras inquietudes nacían a la par que su adolescencia y su vida descubría nuevas perspectivas y nuevos horizontes. Allá donde preparaba su inteligencia y sus músculos en las aulas y en los campos de fútbol, alternando los éxitos y los reveses en el SPORT GOYLLAR, CLUB DE TIRO, o con el A.D.A, emporios millonarios de históricas jornadas. Allá donde comenzó a descubrir el maravilloso significado de las notas musicales, de aquellos mágicos símbolos que encierran un inacabable margen de posibilidades. Desde entonces confió a ellas sus más recónditos secretos, arrancándoles sus más intrincadas dulzuras. Así, en su juventud, etapa en la que el hombre es más puro, más heroico, determinó abrazar la carrera que más que ninguna otra requiere de entrega, de amor, de grandeza. Decidió ser MAESTRO. Lió sus bártulos y –quijote de una quimérica empresa- salió a recorrer el mundo llevando el bagaje de sus conocimientos, de su cariño, de su simpatía. ¿Qué parajes no lo han visto pasar en ese inacabable peregrinaje?. Estuvo en aquellas aldehuelas que se pierden entre las nubes, blanqueadas de nieve y ateridas de frío; en las abrigadas quebradas de eucaliptos, molles y retamas; en la selva calurosa y olvidada; en los villorrios mineros donde los niños aprenden a convivir con la tragedia. En todas partes. En cada uno de estos lugares, dejó un recuerdo, dejó sus enseñanzas, en tanto las promociones educativas iban sucediéndose año tras año. En su vida jamás tuvo una palabra de desaliento o cansancio, de hastío o de queja. No. Desde el primer instante supo que el maestro es el único que coge su cruz y sigue al Nazareno. Así, sin un reproche, sin una imprecación, sin una queja, cargó con su cruz durante cuarenta años. Ocho lustros y un puñado de canciones –flor de su alma- ; un cúmulo de alegrías y penas, decenas de escuelas, docenas de amigos, centenares de alumnos y una vida dedicada al servicio, a la enseñanza, al sacrificio. Un apostolado que constituye una heredad que pocos, poquísimos hombres, pueden dejar.

Un día, cuando el cansancio domeñaba su cuerpo, decidió retirarse. Sus ojos habían perdido el brillo y el acierto de los primeros años y ya le costaba trabajo descifrar el secreto del pentagrama; sus músculos lasos y cansados, no daban para más; el corazón se le anudaba cada vez que el dolor le acicateaba. No, ya no era el de antes. Tuvo que retirarse y, es en ese momento que a costa de su dolor, recibió su última lección. Le revelaron claramente que vivimos en un mundo de egoísmo y maldad; un mundo sitiado por bandoleros, saturado de inconscientes y de egoístas; un mundo intoxicado de injusticias y maldad; de ingratitudes y soberbia.

Cuando se retiró de su escuela, nadie le dijo nada. Ni un hasta luego, ni un gracias, ni un adiós; como si la vida fuera eterna, como si los mezquinos jamás habrán de llegar a viejos. El se fue en silencio, adolorido, pesaroso. ¡¿Había hecho mal en entregar su juventud a la formación de tantos hombres..?!. No. Fue muy grande para creer tal cosa y tal vez, escondiendo una lágrima entre sus ojos cansados, se retiró. En aquel momento tuvo la esperanza que sus documentos serían tramitados rápidamente. Se equivocó. No fue así. Diariamente estuvo esperando que la superioridad le hiciera justicia. “Vuélvase mañana” era el estribillo que lo atormentaba. ¡¿Hasta cuándo?!. Durante días, semanas,

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meses, y años estuvo mendigando que le reconocieran su esfuerzo. Nada. Entonces, para sobrevivir, tuvo que desempeñar otros oficios, otros menesteres; entretanto los poderosos, los que juegan con la vida y el destino de los demás, no le hacían caso, hasta que hace pocos días, su corazón resentido se quebró en mil pedazos. Posiblemente en esos momentos los egoístas se apresuraron a archivar su caso. Seguramente. Total, para estos sátrapas, Teodoro del Valle Fernández era tan solo una ficha, un número, un nombre sin importancia; total, era tan sólo un maestro, un don nadie en el diccionario de los ingratos, de los egoístas, de los imbéciles; pero para nosotros fue un MAESTRO; un hombre que en tanto vivió nos alentó con su ejemplo, nos vivificó con sus palabras, nos deslumbró con su arte y nos encandiló con su sencillez y su grandeza.

Cuando pasen los años y la nostalgia nos haga evocar su presencia; cuando el ejército de ingratos no sea más que polvo ignaro sobre la tierra; polvo sin recuerdos ni huellas, polvos desconocidos y pútridos, él estará con nosotros a través del disco, de sus canciones, de su música. Y un día, sus nietos, sin haberlo conocido, se estremecerán con un huayno que desde el disco nos estará regalando, porque es bueno que los egoístas sepan que los hombres no mueren. Por eso, desde aquí, desde la distancia, no nos queda sino musitar nuestra plegaria para que el Todopoderoso le dé el descanso y la paz a que tiene derecho.

Gracias Tico, gracias, hermano, por todo lo que nos diste y, permítenos, que con el mismo calor con que lo compusimos, como una humilde siempre vida, entone como un respetuoso epitafio la muliza que ambos compusimos.”

CRONOLOGÍA DEL PUEBLO MARTIR – SIGLO   XVIII

Cerro de Pasco, Cesar Perez Arauco, Historia de Pasco, Minas de Pasco, Pasco, Pueblo Martir

En la dramática fotografía que mostramos, se ve el cuadro de una mina del siglo antepasado. En la parte inferior, los “japiris” están sacando los minerales en capachos por las bocaminas mientras los “chancadores” los muelen a martillazos para luego trasladarlos a los ingenios. Cerca de la entrada en la parte superior, el “tareador” que está controlando las cargas de mineral que se sacan y, más arriba, el esbirro de controlador, viendo que los trabajadores cumplan y a ninguno de le ocurra escaparse; para evitar la fuga, está armado de una escopeta. Como pueden ver, este era un verdadero campo de suplicio inhumano.

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SIGLO XVIII26.- En 1740 llegan los oficiales de la marina española Jorge Juan y Antonio Ulloa por encargo de rey de España y redactan un informe muy especial a favor de los habitantes de nuestro territorio con el nombre de NOTICIAS SECRETAS DE AMÉRICA. Fueron impresas en Londres recién en 1826

27.- En 1740, don josé Miguel Maíz y Arcas, marqués de la Real Confianza, compra una mina del heredero de Martín Retuerto en el que empezó un socavón importante que terminó de construir en 1760.

28.- El Virrey Amat y Junient, por primera vez utiliza el nombre de Cerro de Pasco al reconocer oficialmente a nuestra ciudad con el nombre de “Distinguida Villa Minera del Cerro de Pasco”

29.- El 2 de mayo de 1742 surge la figura de Juan Santos Atahualpa, el líder que originó un movimiento mesiánico en nuestra selva, arrojando de nuestro territorio a españoles explotadores y sus cómplices, los negros. Triunfante, vivió su movimiento durante catorce años sin conocer la derrota y humillando a los españoles que nunca pudieron vencerle.

30.- En el lapso que transcurren entre la rebelión de Juan Santos Atahualpa en 1742, y la Insurgencia de Pasco en 1780, -año del asesinato de Tupac Amaru- sangrientos disturbios sacudieron al país. El virrey Amat informaba de los desórdenes campesinos que culminaron con el asesinato del corregidor de Sicasica, entre 1770 y 1771; el ajusticiamiento sumario del corregidor de Pacajes, en 1771; los cruentos amotinamientos de Huamachuco, entre 1773 y 1774. El virrey Manuel de Guirior denunciaba brotes de insurrección en Chumbibilcas y Urubamba, en 1776, y en Huamalíes y Llata en 1777.

31.- En pleno siglo XVIII, se incrementa el comercio de mulas en la ciudad, llegándose a vender “un promedio de cinco mil mulas diarias” -asegura Tadeo Haenke, sabio alemán que nos visitaba- para el transporte y el pisado del mineral en los ingenios. Las mulas se compraban en Tucumán y trasladadas por jinetes cerreños que crean LA MULIZA, hermosa creación que alcanzó difusión en todo el Perú, especialmente en el centro.

32.- Con el dinero de las minas cerreñas, compraron y mantuvieron la vigencia de sus títulos, cuatro marqueses y dos condes: La primera fue la Marquesa de Villa Rica de Salcedo, viuda en posesión de cuatro plantas de beneficio en el Cerro de Pasco a cuyo suegro se le había concedido el título en 1703 a pesar de ser hijo natural a cambio de donaciones a la corona. El segundo fue José Martín de Muñoz y la Serna, Primer Marqués de Santa María de Pacoyán, título que le confirmo el Rey Felipe V el primero de noviembre de 1716. El tercero fue Don Manuel Maíz y Arcas, español residente en la ciudad minera que recibió del rey Carlos III, el título de MARQUES DE LA REAL CONFIANZA, el 26 de diciembre de 1771, pero falleció antes de tomar posesión del mismo. Con este motivo se suscitó un pleito entre su hijo José Maíz y Malpartida (hijo de doña Carlota Malpartida casada con el marqués en 1758) contra doña Carmen Morales, en nombre de su hijo José Maíz y Morales, por la legítima herencia del título.

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La Real Audiencia de Lima dictaminó el 4 de setiembre de 1778, que el título de Marqués de la Real Confianza, le correspondía a José Maíz y Malpartida, nacido en el Cerro de Pasco. Más tarde casó con la dama tarmeña doña Ángela de la Canal. Los dos condes, propietarios de enormes territorios en nuestra geografía, especialmente Paucartambo, fueron los hermanos Pedro y Pablo Vásquez Velasco y Quirós: Condes de las Lagunas. Sus minas, ganado y obrajes los mantuvieron en la cúspide del poderío. Eran descendientes de Joan Tello de Sotomayor, el primer encomendero de estos pagos. Otros nobles que mantenían sus títulos con los dineros de nuestras minas fueron: Manuel Gallegos Dávalos: “Conde de la Casa Dávalos” (1744), comerciante con gran influencia desde Quito a Cochabamba como tratante de esclavos negros; Jerónimo de Angulo, Conde de San Isidro (1750); Don Bernardo Valdizán: “Conde de San Javier y Casa Laredo” (1763), comerciante en mulas con los mineros cerreños; Conde de Premio Real (1782). Activo y rico comerciante.

33.- Félix Ijurra forma un grupo de mineros en el Cerro de Pasco con los que inicia el trabajo de gran socavón de “San Judas” y tras 20 años de intensa labor abrie muchos ramales a un costo de 100,000 pesos

34.- Aplastada la rebelión de Tupac Amaru y eliminados los Corregimientos, el 1º de julio de 1784, se implantan LAS INTENDENCIAS. Las ocho de nuestro país, son: Lima, Trujillo, Tarma, Cusco, Huancavelica, Huamanga, Arequipa y Puno.. La Intendencia de Tarma comprendía los territorios de los actuales departamentos de Huánuco, Pasco y gran parte del actual Junín. Nuestra ciudad se convirtió en sostén de las actividades económicas de la Intendencia de Tarma.

35.- El 28 de octubre de 1746 se produjo un dantesco terremoto que originó muchas muertes y la caída de las iglesias de Santa Rosa y Jesús Nazareno de Yanacancha. En reemplazo de estas iglesias se edificaron: Chaupimarca, en el centro y El Rosario en Yanacancha. Lo más dramático de aquel acontecimiento fue que la “Mina del Rey” se hundió con trescientos hombres dentro sepultándolos completamente, a partir de entonces recibió el nombre de “Matagente”. Nunca más pudieron rescatarlos.

36.- El 13 de febrero de 1780, en protesta por los abusivos impuestos fijados por Areche, se levantan los campesinos, criollos y mestizos de Pasco e incendian las Cajas Reales convirtiendo en cenizas todos los documentos contables y cuando estaban a punto de ultimar al Receptor de Alcabalas que había llegado de Lima con un ejército, las autoridades lo sacaron disfrazado de indio.

37.- El 5 de marzo de 1780, llega Miguel de Enderica con un regimiento armado para apresar a los culpables de la asonada del mes anterior. No pudieron hacer nada. El pueblo los desnudó y sobre un jumento lo arrojó desnudo de la ciudad.

38.- Se comienza el trabajo del socavón de Avellafuerte en la pampa de San Andrés.

39.- En 1791 arranca el socavón de Yauricocha por un grupo de mineros encabezados por el Marqués de la Real Confianza conjuntamente con don Francisco Calderón y Antonio Álvarez.

40.- Antonio Zacarías Helms, minero suizo, es nombrado primer superintendente extranjero en el Cerro de Pasco.