Poesía hispanoamericana

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POESÍA HISPANOAMERICANA (SIGLO XX)

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POESÍA HISPANOAMERICANA

(SIGLO XX)

JUAN JOSÉ TABLADA

LA ARAÑARecorriendo su telaesta luna clarísimatiene a la araña en vela.

EL SAÚZTierno saúzcasi oro, casi ámbar,casi luz...

OLIVERIO GIRONDO

• CAFÉ-CONCIERTO

Las notas del pistón describen trayectorias de cohete, vacilan en el aire, se apagan antes de darse contra el suelo.

Salen unos ojos pantanosos, con mal olor, unos dientes podridos por el dulzor de las romanzas, unas piernas que hacen humear el escenario.

La mirada del público tiene más densidad y más calorías que cualquier otra, es una mirada corrosiva que atraviesa las mallas y apergamina la piel de las artistas.

Hay un grupo de marineros encandilados ante el faro que un "maquereau" tiene en el dedo meñique, una reunión de prostitutas con un relente a puerto, un inglés que fabrica niebla con sus pupilas y su pipa.

La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semi-desnudos... unos senos que me llevaría para calentarme los pies cuando me acueste.

El telón, al cerrarse, simula un telón entreabierto.

Brest, agosto, 1920.

CÉSAR VALLEJO (I)

LOS HERALDOS NEGROSHay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé!Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada.Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

MASAAl fin de la batalla,y muerto el combatiente, vino hacia él un hombrey le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Se le acercaron dos y repitiéronle:"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,clamando "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Le rodearon millones de individuos,con un ruego común: "¡Quédate hermano!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Entonces todos los hombres de la tierrale rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;incorporóse lentamente,abrazó al primer hombre; echóse a andar...

CÉSAR VALLEJO (II)

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCAMe moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París —y no me corro— tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo.César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y durotambién con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos...

JORGE LUIS BORGES

LAS CALLES (Fervor de Buenos Aires)

Las calles de Buenos Aires

ya son mi entraña.

No las ávidas calles,

incómodas de turba y ajetreo,

sino las calles desganadas del barrio,

casi invisibles de habituales,

enternecidas de penumbra y de ocaso

y aquellas más afuera

ajenas de árboles piadosos

donde austeras casitas apenas se aventuran,

abrumadas por inmortales distancias,

a perderse en la honda visión

de cielo y llanura.

Son para el solitario una promesa

porque millares de almas singulares las pueblan,

únicas ante Dios y en el tiempo

y sin duda preciosas.

Hacia el Oeste, el Norte y el Sur

se han desplegado -y son también la patria- las calles;

ojalá en los versos que trazo

estén esas banderas.

NICOLÁS GUILLÉN

EL NEGRO MAR

La noche morada sueña sobre el mar; la voz de los pescadores mojada en el mar; sale la luna chorreando del mar.

El negro mar.

Por entre la noche un son desemboca en la bahía; por entre la noche un son. Los barcos lo ven pasar, por entre la noche un son, encendiendo el agua fría. Por entre la noche un son, por entre la noche un son, por entre la noche un son. . .

al pie del mar.

El negro mar.—Ay, mi mulata de oro fino, ay, mi mulata de oro y plata, con su amapola y su azahar, al pie del mar hambriento y masculino, al pie del mar.

CANTO NEGRO

PABLO NERUDA

POEMA 15Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía.Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

POESÍA

OCTAVIO PAZ

EPITAFIO PARA UN POETAQuiso cantar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades.

POESÍA

NICANOR PARRA

CREO EN UN + ALLÁ DONDE SE CUMPLEN TODOS LOS IDEALES AMISTAD IGUALDAD FRATERNIDAD EXCEPCIÓN HECHA DE LA LIBERTAD ÉSA NO SE CONSIGUE EN NINGUNA PARTE SOMOS ESCLAVOS X NATURALEZA

Chistes parra desorientar a la policía poesía (1983)