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Lluvia Bruscamente la tarde se ha aclarado Porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae y cayó. La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado. Quien la oye caer ha recobrado El tiempo en que la suerte venturosa Le reveló una flor llamada rosa y el curioso color del colorado. Esta lluvia que ciega los cristales alegrará en perdidos arrabales la negras uvas de una parra en cierto Patio que ya no existe. La mojada tarde me trae la voz, la voz deseada, de mi padre que vuelve y que no ha muerto. Jorge Luis Borges, El hacedor (1960) El mar Antes que el sueño (o el terror) tejiera mitologías y cosmogonías, antes que el tiempo se acuñara en días, el mar, el siempre mar, ya estaba y era. ¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento y antiguo ser que roe los pilares de la tierra y es uno y muchos mares y abismo y resplandor y azar y viento? Quien lo mira lo ve por vez primera, siempre. Con el asombro de las cosas elementales dejan, las hermosas tardes, la luna, el fuego de una hoguera. ¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día ulterior que sucede mi agonía. Jorge Luis Borges, El otro, el mismo (1964) La luna Hay tanta soledad en ese oro. La luna de las noches no es la luna que vio el primer Adán. Los largos siglos de la vigilia humana la han colmado de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo. 1

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Poesía

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Lluvia

Lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado

Porque ya cae la lluvia minuciosa.

Cae y cay. La lluvia es una cosa

que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado

El tiempo en que la suerte venturosa

Le revel una flor llamada rosay el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales

alegrar en perdidos arrabales

la negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada

tarde me trae la voz, la voz deseada,

de mi padre que vuelve y que no ha muerto.

Jorge Luis Borges, El hacedor (1960)

El marAntes que el sueo (o el terror) tejiera

mitologas y cosmogonas,

antes que el tiempo se acuara en das,

el mar, el siempre mar, ya estaba y era.

Quin es el mar? Quin es aquel violento

y antiguo ser que roe los pilares

de la tierra y es uno y muchos mares

y abismo y resplandor y azar y viento?

Quien lo mira lo ve por vez primera,

siempre. Con el asombro de las cosas

elementales dejan, las hermosas

tardes, la luna, el fuego de una hoguera.

Quin es el mar, quin soy? Lo sabr el da

ulterior que sucede mi agona.

Jorge Luis Borges, El otro, el mismo (1964)

La luna Hay tanta soledad en ese oro.

La luna de las noches no es la luna

que vio el primer Adn. Los largos siglos

de la vigilia humana la han colmado

de antiguo llanto. Mrala. Es tu espejo.

J.L.B., La moneda de hierro (1976)Croquis en la arena

La maana se pasea en la playa empolvada de sol.Brazos.

Piernas amputadas.

Cuerpos que se reintegran.

Cabezas flotantes de caucho.

Al tornearles los cuerpos a las baistas, las olas alargan sus virutas sobre el aserrn de la playa.

Todo es oro y azul!

La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes. Mi alegra de zapatos de goma, que me hace rebotar sobre la arena.

Por ochenta centavos, los fotgrafos venden los cuerpos de las mujeres que se baan.

Hay quioscos que explotan la dramaticidad de la rompiente. Sirvientas cluecas. Sifones irascibles, con extracto de mar. Rocas con pechos algosos de marinero y corazones pintados de esgrimista. Bandadas de gaviotas, que fingen el vuelo destrozado de un pedazo blanco de papel.

Y ante todo est el mar!

El mar!... ritmo de divagaciones. El mar! con su baba y con su epilepsia.

El mar!... hasta gritar

BASTA!

como en el circo.

Oliverio Girondo

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La lluvia

con frecuencia,

penetra por mis poros,

ablanda mis tendones,

traspasa mis arterias,

me impregna,

poco a poco,

los huesos,

la memoria.

Entonces,

me refugio

en un rincn cualquiera

y estirado en el suelo

escucho,

durante horas,

el ritmo de las gotas

que manan de mi carne,

como una gotera.

Oliverio Girondo

En el mar

Abierta al viento la turgente velaY las rojas banderas desplegadas,Cruza el barco las ondas azuladas,Dejando atrs fosforescente estela.

El sol, como lumnica rodela,Aparece entre nubes nacaradas,Y el pez, bajo las ondas sosegadas,Como flecha de plata raudo vuela.

Volver? Quin lo sabe! Me acompaaPor el largo sendero recorridoLa muda soledad del fro polo.

Qu me importa vivir en tierra extraaO en la patria infeliz en que he nacidoSi en cualquier parte he de encontrarme solo?Julin del Casal

Las horas

Qu tristes son las horas! Cual rebaode ovejas que caminan por el cieloentre el fragor horrsono del trueno,y bajo un cielo de color de estao.

Cruzan sombras en tropel hurao,de la insondable Eternidad al seno,sin que me traigan ningn bien terreno,ni siquiera el temor de un mal extrao.

Yo las siento pasar sin dejar huellas,cual pasan por el cielo las estrellas,y aunque siempre la ltima acobarda,

de no verla llegar ya desconfo,y ms me tarda cuanto ms la ansoy ms la anso cuanto ms me tarda.Julin del Casal

Frente al mar

La ola no tiene forma?

En un instante se esculpe

y en otro se desmorona

en la que emerge, redonda.

Su movimiento es su forma.

Las olas se retiran

-ancas, espaldas, nucas-

pero vuelven las olas

-pechos, bocas, espumas-.

Muere de sed el mar.

Se retuerce, sin nadie,

en su lecho de rocas.

Muere de sed de aire.

Octavio Paz

QUE CONSUELA A UN CELOSO, EPILOGANDO LA SERIE DE LOS AMORES

Amor empieza con desasosiego,

Solicitud, ardores y desvelos;

crece con riesgos, lances y recelos,

sustntase de llantos y de ruego.

Doctrnale tibiezas y despego,

Conserva el ser entre engaosos velos,

hasta que con agravios o con celos

apaga con sus lgrimas su fuego.

Su principio, su medio y su fin es ste;

pues por qu, Alcino, sientes el desvo

de Celia que otro tiempo bien te quiso?

Qu razn hay de que dolor te cueste,

pues no te enga Amor, Alcino mo,

sino que lleg a trmino preciso?

Sor Juana Ins de la Cruz

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