Poemas inéditos

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Poemas inéditos Juan Manuel Inchauspe (1940- 1991)

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Juan Manuel Inchauspe (1940-1991)

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Poemas inditos

Poemas inditosJuan Manuel Inchauspe (1940-1991)

Poesa 1961

Algunos momentosLas manos me pesanlos aos han ido acumulndoseunos tras otros, todosy a travs de los espejosuna vaga sensacin de vejezEl silencio incnmovible ha cadoaplastando la ltima palabrael ltimo rumorUn da, y otrosy otros pasany el tiempo invisibleviejo,me colma con su monotona.

LentitudUn hilo de luz se filtrahasta mi cuerpo, rompiendo el vaco[El] silencio muereen el palpitar de mi cuerpoy tras la puerta cerrada, se extiendeoculto el norte-eterno en mi memoria-Las sombras informales se aplastan sobrelas cosasy la ma se rompe bajo una bibliotecalos libros sabios y apretadosme dan la espaldaYo, desde mi espaciooigo pasos de mi madrelentos perdidosentre las muecas de la casaHe dejado, inmvilque la noche se pronuncie[l]enta, hasta mis huesosy ya extrao sin comprendernadasiento cmo los misteriosse hacen carne

Dos poemasGrandes avenidas y camino de asfaltoenjuagan su dulzuraen este octubrede lluviassangre nueva para las tierrasfrtilesEl hombre solo existetras los cristales, entre cuatro paredesmientras que por los espaciosdel mundo [c]amina feliz el msculo delos montes, corredor sin edad.Hoy,esta tierra vieja y nuestratiembla bajo la mente del hombrecriatura insaciabley todas las edades de la tierradespiertan sobresaltadas.Mas, si miramos al fondode nuestra memoria, veremostodava an, algunas vacaspasatando y un sol, que acaloralas siestas

Esta memoriaEsta memoria, nuestra antigua enemigaque golpea la frente, como un martilloforjado de recuerdosque me trae aquellastus manosa mi cuello, y me llevainmvila con mi aliento ahogar tus palabrasa sentir ese fuego culpableque abraza nuestra entraasEse deseo, esta memoria que nos acusadesde lejos,y nos hace viejos en su momento

PoemaLa noche traspuso los umbrales del horizontela vida transcurre ahora ms lentamenteEl silencio traza surcos de soledadsobre la tierra desnuday el tiempo,ms detenido que nuncagolpea an nuestro cuerpo

Tanto tiempoLa noche ha vuelto a recogermeirpor las sendas de mi memoriadejar caer mis prpadosy en esa limitada oscuridadllamar a la puerta de losrecuerdos, ver tanto tiempolos aos que se extiendenunos tras otrosirremediblemente transitadosentre un dolorque las flores naceny muerenel correr del roincontables vueltas dadasalrededor del solmovimientos hechossin saber todava por qusolamente, en mi bsquedadescubrira travs de las nochesuna oculta, cruel verdaden el rincnms lejano de nuestra memoria

En Climas- 1962-1963

Complejidad de la noche La noche rueda y se traga los ltimo humos. Podr desenterrar su secreta prenda, mostrar las uas con la primera mujer abandonada. Pero con los blancos llamados del alba no quedar nadie, todovolver a ocupar su lugar.Este gran silencio del tiempo y los das puede tendernos una secreta trampa.El verano corre el albur de levantarse con el viento ms breve.

MemoriaObstinado por volver a lo que pose de alguna manera. Desterrado del mundo. Sobre el ruido de mis pasos escucho el ruido del tiempo, pero insisto, llamo a las puertas y tu nombre se levanta como un denso relmpago.

Este viejo visitanteMientras busco en las cortinas un escape: algo que no me sea del todo desconocido, tu hablas de cosas nuevas sin pasado.De los proyectos del corazn que pasarn a la memoria de otros.Entonces, cuando no queda nada por hacer, cuando tus palabras me han dado el veneno suficiente, cruzo las habitaciones y me sumerjo en las ruinas de la calle.

Cuando no demas msAlgn da novia nuestra, canto posible, flor perfecta de la orilla.Cuando agotemos nuestro recurso de la trampa premeditada y el asombro persista hasta nuestras ltimas formas.Algn da entonces, nos reuniremos aqu para qu t dispongas.

Bar el mesntu sonrisa clara y mojada ahorca todas las voceslevanta el vilo el silencioy t lo sabes Mariana

la noche callejerate suelta en este recinto quejumbrosoy te adhiere a algn sentimiento oculto:esas palabras que no alcanzamos a pronunciar del todo

pero el enigma viene contigoy se va contigouna vez que nos has hecho creer en el milagrote sumas a las velocidades de la nocheese monstruoso fantasma que gusta de las grandes sorpresas

y de golpe no queda nadaslo en aire dbil tacto de una rfagala huella en las puertas batientesde algo que fue o que no fue en realidad

julio, 1963

ClimasIEn todo comienza a destacarse un previsible derrumbre.Nosotros no necesitamos mucho.Nosotros necesitamos una mano abierta, un aliento sustantivo una ternura tan evidente que nos haga temblar.

IIEnroscados por un clima tibio que anuncia los ms dulces asaltos.Hay una voluntad sin miradas, una agitacin que nos hace crecer como las plantas: la libertad sin armas que tiene la forma de tu cuerpo.

IIIPorque todas las palabras caan de tu boca con ese cansancio de alfombras gruesas y flcidas que suele quedar despus de alguna noche.

Queras explicar, evitando contradecirte, esos acontecimientos de tu vida que terminaron disponindose contra ti misma, dejando atrs la inocencia y tu ofrecimiento y tus manos amables.

Porque todas las palabras no tuvieron el suficiente calor como para guardar un largo equilibrio.Porque temblabas.Porque estamos hondamentes solas.

Porque de algn modo nos llevamos recprocamente y es imposible no hacer nada.

IVLas palabras y los contornos que escogiste cuidadosamente para dibujar una voluntad que no era realmente la tuya.Las pequeas mentiras cuya necesidad no explicabas del todo y que no interesaba borrar en el temor de descubrirte demasiado sola complicando las madrugadas: sus hombros quietos.Esto es todo lo que olvidaste entre nosotros.

Has abierto y cerrado tu corazn el tiempo necesario que me lleva ocuparlo. Ser pues uno de los rboles de tu memoria para evitar que la sangre se torne incontrolable.

VNo necesito demasiado para continuar entremecindome.Necesito apartar estos meses vacos que se han filtrado hasta nosotros.Estos gestos muertos sin corteza.Estos intiles comentarios al margen y todo ese mundo enfermo de turno.Necesito lo que hicimos o lo que se dej de hacer.Estrechar nuestro abrazo redondo en clima agazapado de las islas o de esta arena: ser de nuevo esa precisa responsabilidad o ese abandono.

Brillante Guadalupetodava queda la arena de la playapara completar esta cancin inmortaldelgados violines silvestres

nos arroparemos entre las uas del aguahasta la cada del prximo pjaro

vamos aprendiendoel amor en su soledad de dos y con el mundo

lo tenemos la palpamos

esta voluntad unida y admirablede abrirnos paso

ellos estn siempreostentan un falso oleoso orgullo de buscadorestienen el secreto en palabrasadecuadas tristemente

tras la primera oferta te veo extender las manos

Las flores que no son msLas guardo por su belleza y porque supieron llevarse gran parte de mi voluntad.Suelen baarse en los ojos.Superan los das y conservan su orgullo en esa blancura religiosa que las levanta.Se extienden entre sueos y escapan a la voz del hombre que se mueve durante el da.

Ella sin pensarloPuedes verla voltear poco a poco nuestras timideces.Lleva manos libres en los ojos y a cada rompimiento de la noche apura nuestras pequeas tnicas.Debemos seguir en la corriente en la forma del deseo y del acohol ahora.Hundirnos en sus lagunas vacilantes.Acoger lo que imparte esta aventura para terminar en la mujer que mueve sus misterios hasta nosotros.

Edad fuerteDejo atrs las costas simples y la corriente decididamente irresponsable.Abrazo el fuerte tiempo que comienza.Sus visibles vacos.La ms autntica soledad.La tremenda boca del insomnio.Asumo sin vueltas la voluntad difcil de vivir junto con los ms altos pjaros rebeldes.Con noches pecisas tangibles.Para que la ltima claridad del hombre se ponga al alcance de estas manos que no quieren desvanecerse.

diciembre 1962

A veces esta inquietudHasta aqu noms no podemos intentar dar otro salto.Hasta que los sueos se decidan a hablar.Hasta que bajen.

AparteEl amor se nos escapa por el lado de estas noches sin sentido por el lado de tu desnudez expuesta dolorosamente como una bofetadasin grandeza ntimasin hallazgos

Por el lado de esta red de nuestro tiempo que nos confunde y que desplaza las comuniones limpias.

Aqu En el infinito espacio de la memoriaen el contacto inhallable de un da y otroen el rostro de mis semejantesen el no saber qu hacero de qu lado estarme muevo

apenas resisto.

En Diario de poesa -1984 (1993)

Jugastecon doble filoel verdadero no sel falso hacia m.

Felizmenteno pas nadahay cosas que se quemano se pudren solas.

InsomnioUn hombre solo camina por los bordes de su propia noche. Va y viene con una vieja pregunta por los andurriales de su condicin.El amanecer est todava lejos pero la sangre y los pasos resuenan en su cabeza despierta, en su cuerpo acabado. Resuenan en la calle vaca de un callejn sin salida. Sus hijos y su mujer duermen. Maana ser otro da igual y no dirn nada.Conoce o no, este hombre, el punto donde todos los caminos se separan? Conoce o no los fantasmas de la desesperacin, el momento en que toda su vida, como nica respuesta, suea con ser una gran piedra arrojada contra la noche absurda?

Miro las esquelticas ramasdonde el otoo duerme

Anoche.El trabajo nocturno de las formascomienza.

Dicen que ha pasado el tiempo.

Por la ventana abierta la fresca aprovechay me toca.Siento desconfianzade esa rara urgenciaque da el fro

Tardesumergidos en el cuerposueo que duermohasta que la maana trae figurasque rozan lo real.

Asiste la lunael suceso nocturno.

En la calle pasa un carropara dividir ciertos asuntos.

Pienso que he dejado el cuerpo en otras estaciones. No recuerdo

la velocidad con que el camino borralas ciudades del costado

ni la sensacin de las diez de la maanaen el agua clida.

Finsimas telas cubren y descubren los daspara hacerlos asvagamente parecidosy distintos.

En un aire calmoen un espacio propiciotiemblael ramaje de estos rboles

Es el broteen la ramael secreto empujede los brotes,hacia afueraen los nudosde la rama.

Qu secretay oculta alianzaexiste entre la miraday qu relaci persisteaqu abajoen la sombraen la ltima sombrade nosotros [?]

En Poesa completa 1966

El silencio que necesitamos para poder escribir no existe. Deambulamos entre rotas cosas queridas y, entre espinas que lastiman, recogemos frutos de aquel parecido sabor.

GuadalupeFue Guadalupe, que como un viento fuerte me puso tu mano en el pecho y no me dej ir ms all. Despus de tanto tiempo inadvertida, con todo su verano, se levant como un ojo inmenso hacia nosotros, nos recogi, justa, hasta su piel arenosa. La noche le trajo singular silencio, respiracin de camalote, plena luz volteada.Y nuestra intimidad tanto tiempo oculta se hinc a la sinceridad que le supo la arena, como la espuma en su extendida pestaa. La laguna nos entendi y sus olas mantuvieron la exactitud de nuestras furtivas ternuras. Sabia. Con su rumor nos ausent la palabra, se prest, y nos arque de eternidades, nos pleg infinitos.Guadalupe, basta magia.

La luz del medioda de diciembre pertenece a otra rbitalos loros silvestres cantan pero a otros odos.Lo nico real es este salvaje hilo de seda que ahorcalos das en el rostro del que a medianoche se mira en el espejo.

22 de diciembre, 196

Atardecer casi quito aqu,ligeramente conmovidopor el vientecillo de la hora.Frente a esta ventana se yergue, a cien metros,la espesa y abigarrada fronda verdesemi oscurecida de la granja.

De pronto, un pajarracobrota de una rama,asciende, planea, gira,rompe la quitus con sus grandes alaspero ve la irreversible negrura del cieloel posible duelo desigualy decide el regresoligeramente conmovido.

Turbulentocomo un mar este crepsculoarroja sobre el cielo sus desperdicios.Espinazoscristalesnubes torneadas como cabeza de lenojos plateados de pescadocongelados volcanes en erupcinviajan y se dispersan con el vientoen una lenta danza azulcrecientemente oscura y punteada.Conozco este paisajecomo las lneas de mi manoy sus hemisferios estrellados y misteriosos.

Azaleasbegoniashelechos morossandalias de hojas caladas y palmiformes convivenen una armona espontnea en el patio de esta pensin.Las paredes blancas proyectan el silencioso contraste.Verde sobre blanco.La trepadora conduce la mirada a los altos de la vieja casa.La hora o la deshora del da dominical apaga y tritura los ruidos de la ciudad.Y qu hace este hombre detrs de la ventana?Pensar que la armona exterior es aparente?Real?

Esta tarde, domingorecorriendo el patio de casa,cominando entre las plantassorteando los arbustos espinososla pequea y creciente huerta.

Elegir entre comerme la naranja que cuelgao recostarme sobre la pared y fumarera como recorrer un camino nuevopero lleno de cosas viejas pareca.

El sol se llevaba la luz del lugaruna paloma alete y se apoysobre el techo de tejas.De pronto comprend mirando las palmerasque yo era muchas cosasnombres perdidos, vuelos,la msica del da tras dala naranja que no comel sabor del tabacoel incipiente verdor del huerto.El silencio de la tardecomenz a llenarse de una palpitacinque nadie escuchaba.

Casi haiku de invierno De golpe la estridencia inesperada y clida de esos pjaros,ocultos y alegres entre las ramas, arriba,en medio de la fra y seca maana invernal?

En mi vidame jugu por la suavidad y la fragancia de una pequeaplata de sabia y, en su lugar, creci una ortiga.

El centro de nuestra vidaEl centro de nuestra vidaes lo que importael centrono la periferia abarrotada y esttil.

La periferia de nuestra vidaque no pudimos preverque hicimosque se hizoy que va y vienecon nosotros.

El centro de nuestra vidaes lo que vale.

Imagen del caracolIEstar un poco con uno mismodijiste.

S, alejados del estruendo y lasintiles utilidadesde cada da.Sustrados, por el momentosecreto y luminosoa ese orden que siempre toma ms de lo que da.

IIEstar un poco con uno mismo dijiste.S, lo s, sustrados a ese ordenque siempre toma ms de lo que daalejados por el estao del estruendoy las utilidades de cada daa los momentos secretos luminosos.A veces es necesarioun movimiento de replieguepara ocuparun lugar que siempre est vaco y descuidado.

Acaso valieron de algo aquel candorla entregalos aos apostados?Acasovalieron los daslas noches lejanaslas palabras?

Para salvar la vidahay un momento en que es necesario mirar a travsdel velo de lo vivido.

Si lo sno conozco nada del dolor horrendoque recorre las calles.Pero me basta con lo que conozco.

Bastabastadjenme dormir sobre esta arena caliente.

Bien sBien s de dnde viene este abatimientos bien cul es la causay cmo y por qu de pronto ciertas preguntasse abren dentro de mcomo esas flores nocturnas,campnulas de los cordoshaciendo crujir el letargo.

El viento del otoo sopl toda la nocheEl viento del otoo sopl toda la noche.Por la maanadetrs de las macetas del patioencontr las hojas del lamoocultando su ltima palidez.

Cmo puede la tristezacubrirlo todosin dejarse ver.

Haba estadobuscando una casa, un lugardonde poder vivir, paredes alquiladascualquier cosa.

Al volverdesde el centro de una plaza vacaalcanc a ver ese fro y lejano solque siempre se apaga detrs de las grandes ciudades.

Sentadoen un banco de esta plazabajo el desamparo de las tipasleo al viejo Benn.

Dura, puntual, metdica, implacabledentro de mla garra del crepsculo lo hace suyo.

Cuando a la ciega e imperiosanecesidad de escribir algo se oponela ausencia absoluta de la palabras que estoy en el verdadero camino.Entonces levanto la mirada del papel blancoimpenetrable y la extiendosobre los metros de la habitacinlas pequeas piedras del caminola pila de libros los dibujosotros objetosiluminadospor esaa claridad hmeda y lechosaque segregala densa y blanca niebla de la maana.

Veo en el centro de la mesael doblegado de ramas de robleun enjambre de hojas secasquitasan filosasformas prehistricas o arcicasligeramente arqueadashacia arriba hacia abajocomo si an resistiesenal trabajo del tiempo.

Hay un momentosuspendidode la luz.Es al atardecercuando la claridad tambaleafrente a la penunbra paciente del cieloy las membranas de la sombrase extienden como plantas transparentes y nocturnas.

En Ciudad Gtica 1987 (2001)

No puedo hablar. No puedo escribirMs all del crculo invisible de mis palabrasel crculo de mi desorden se ensancha.Busco a mis amigos. Busco a mi amadaen quien la noche abri sus labios.Busco un lugar virgen fuera del reade estas ciudades donde todos los dasmuchos entierran su corazn.Ha comenzado a llover. T me sealasel rostro encendido de nuestro hijodetrs de los vidrios y todo vuelvea entrar en la nebulosa. Amor mo:esta rabia secreta, hundidaaqu, que aflora de noche tras las palabras,es nuestro verdadero cielo.

Y seguir gritando cuando debo callary callar cuando las venasdebieran salirse por la boca?Seguir traspasando el espectculocon los ojos llenos de miedo?El miedo, ciudad podrida y perfumada,el miedo siempre sonriente.

Lo necesario, las perlasComo esas gotas de rocodescubiertas, suspendidasen las pequeas y rubias y escondidas telaraas del jardnas fue mi amor por ti.

Despus vino el padre solilumin, evapor, limpi,no dej ms que lo necesario.As es ahora mi amor entre las flores.

12 de septiembre, 1987

Otros poemas

Todas las maanas temprano, antes de empezar, me instalo en este rincn de la cocina. Apoyado sobre la pequea mesa espero que el silencio del mundo caiga sobre m, o que alguna palabra brote y vuele hacia cualquier parte, no importa donde.

Es temprano an.Miro la oscura maana en la ventana.La cortina amarilla no est.Aguda y graveescucho las dos voces del vientoy, sbitamente, siento fro.Me froto los tobillos. Las rodillas.Golpeo las manos:Ninguna mano aplaude sola.Frente a la paredsacudo los brazos como un espantapjaros;lucho con la rapidez de mi sombray despus recito de un tirn:

Para entrar en el reino de lo clidotenemos que aprender a salir de la frialdad.

Cmo hace a veces la tristezapara cubrirlo todoy no dejarse ver

Cmo hace el amor?