Gracias a la tecnología surgida con la revolución industrial, como la navegación a vapor, la gente comenzó a trasladarse hacia lugares que les permitieran obtener trabajo y mejores condiciones de vida.

En 1850 se produjo la migración ultramarina, que los llevó a afincarse en otros países no europeos, como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Australia y Nueva Zelanda.

Todos los inmigrantes viajaron por barco de su lugar de origen en Europa. Hasta llegar al puerto de Buenos Aires tardaban unos treinta días.

La expansión del modelo económico requería una gran cantidad de mano de obra, la Argentina antes de 1860 era insuficiente para las necesidades del momento.Por eso, el gobierno nacional impulso activamente las llegadas de inmigrantes.

Alberdi, gran defensor de la inmigración. Sostenía que “gobernar es poblar”, pero no poblar de cualquier manera, sino con educación, propendiendo al progreso, grandeza y prosperidad de la patria.

Hotel de Inmigrantes, dormitorio de mujeres, 1912. Hoy Museo de la Inmigración.

El “Hotel de Inmigrantes” en el puerto de Buenos Aires, hoy “Museo de la Inmigración”

“Tranvía de Inmigrantes” de Buenos Aires en 1912. Iba del embarcadero al Hotel de Inmigrantes.

Carlos Berg, zoólogo, científico y educador alemán nacionalizado argentino con más de 200 trabajos de investigación publicados en el país.

Iglesia Ortodoxa de la Santísima Trinidad en el barrio de San Telmo, Buenos Aires. Llevada a cabo por un arquitecto de nacionalidad noruega.

Los polacos repoblaron Misiones e impulsaron la producción de yerba mate.

La mayoría de los inmigrantes debieron instalarse en las ciudades y emplearse como asalariados. En las épocas de siembra y de cosecha, requería gran cantidad de mano de obra, y muchos migraban al campo.