Planes de gestión de fauna amenazada: ¿herramientas de rescate de la

biodiversidad vasca? Maider Iglesias-Carrasco 1,2

1 Departamento de Herpetología, Sociedad de Ciencias Aranzadi. 2 Haritzalde Naturzaleen Elkartea.

Los planes de gestión son una obligación legal de todas las comunidades autónomas y están consideradas una de las herramientas más importantes para garantizar la conservación de las especies catalogadas. Su objetivo último es –o debe ser- la eliminación de las amenazas existentes sobre la especie, de forma que sea posible su descatalogación. A pesar de ser una obligación legal, en España, de

los 2.571 planes de gestión que debería haber, sólo existen 300 aprobados; y además, éstos suelen centrarse en especies mediáticas, como el lince ibérico, o en especies económicamente importantes, como el cangrejo de río. En este sentido el País Vasco no es una excepción. Los vertebrados suelen ser los animales más populares y en los que más recursos económicos se suelen invertir; e incluso centrándonos sólo en ellos vemos que, de las 42 especies catalogadas en las ya mencionadas categorías,

solamente 13 cuentan con un plan de gestión. Visto esto, la siguiente cuestión a plantear es si al menos los pocos planes que existen son realmente útiles y eficaces. En este contexto el examen comparativo de los planes de gestión de dos especies “no emblemáticas”, puede aclararnos la cuestión planteada. El plan de gestión de la ranita meridional en Gipuzkoa es el único de una especie de anfibio en Euskadi. Y lo compararemos con un plan de gestión de un taxón similar, el sapo corredor en Reino Unido, pero que, sin embargo, tiene un planteamiento completamente diferente y también resultados opuestos. El primer paso en un plan de gestión es conocer el estado actual y legal de la especie a gestionar. En 1999, cuando se aprobó el plan de gestión, la ranita estaba –y sigue estando- catalogada en peligro de extinción dentro del catálogo vasco. Al igual que sucedía con el sapo en el Reino Unido, la amenaza más importante era la pérdida de hábitat y que la mayor parte de la población se reproducía en un único

enclave periurbano, el embalse de Gurelesa. Otra amenaza era la presencia de fauna exótica invasora. El plan de gestión se planteó con la justificación y objetivo de “la necesidad de que la población ocupara de nuevo la zona de monte, alejando la misma de las zonas urbanas y de sus proximidades”. Una lectura crítica de este objetivo puede ser la siguiente: la ranita está en el embalse de Gurelesa, pero ahí hay que construir un polígono industrial, por lo que su presencia resulta molesta. Como la queremos sacar de los sitios conflictivos, aprobamos un plan de gestión para poder hacerlo escudándonos en él.

ACTUACIONES SOBRE EL HÁBITAT

CREACIÓN DE CHARCAS

17 charcas con

condiciones poco

favorables:

- Nivel de agua

fluctuante.

- Sombrío y frío.

- Presencia de

peces y cangrejos.

Embalse de Gurelesa

Estanque de Errotatxo

El siguiente paso del plan de gestión son las actuaciones. En el caso del de la ranita, la primera actuación fue la creación de charcas que, supuestamente constituirían todo el hábitat reproductor de la ranita. Para ello, primero se construyó el polígono industrial ya mencionado, destruyendo el único enclave reproductor existente. Como medida “compensatoria” –y tanto- se creó un estanque de hormigón para capturar ranas que traslocar al resto de las 16 charcas que se construyeron simultáneamente y sin previo conocimiento de los requerimientos de la especie. Irónicamente, el estanque de Errotatxo resultó ser de las pocas que no funcionan como trampas o sumideros, y continúa sustentando actualmente el grueso de la maltratada población. Son muchos los problemas que presentan estos humedales. Por ejemplo, a pesar de que los propios gestores controlan el nivel de agua, éste fluctúa de manera que muchas puestas se quedan fuera, secándose. Además, muchas de las charcas fueron construidas en lugares sombríos, inadecuados para especie, mientras que en otros, la “gestión” que se ha hecho, o su ausencia, ha conseguido que también lo sean. En

muchos siguen apareciendo peces y cangrejos, por lo que la especie no se reproduce.

En el caso del sapo corredor del Reino Unido, 20 años de estudio previo de la especie fueron necesarios para conocer su ecología. A pesar de que se construyeron charcas para su reproducción, el mayor esfuerzo fue sobre el hábitat terrestre, mejorando y recuperando dunas y zonas abiertas de campiña. Ningún tipo de actuación para mejora del hábitat terrestre se ha hecho en el caso de la ranita a pesar de ser donde pasan la mayor parte del año los individuos. Por supuesto, estas actuaciones suelen ser más complejas y sutiles que simplemente construir charcas donde no estorben. La otra actuación fue sobre la propia especie. Para que las charcas fueran útiles para la ranita, se hicieron traslocaciones. En total se traslocaron la friolera de 1137machos, 373 hembras, 871 metamórficos y 25.245 larvas (la población estaba estimada en 1200 animales, por lo que, como mínimo, un enorme porcentaje de de individuos reproductores fue traslocado, sin ninguna garantía de supervivencia o éxito reproductor. Ya en 1991, 8 años antes de la puesta en marcha del plan de gestión, Kenneth Dodd y Seigel hablaban de lo poco efectivas que eran las traslocaciones de anfibios y reptiles, siendo sólo exitosos en el 19% de los casos. Además, hacían la siguiente pregunta: ¿Una traslocación es un éxito si simplemente algunos de los descendientes se encuentran en el sitio al que ésta se realizó; o más bien debería ser conseguir que una población autosuficiente sea fundada? Esta pregunta viene a colación de que en muchos casos se da por exitosa una traslocación al año siguiente de hacerla, cuando no ha habido ni tiempo de comprobar la autosuficiencia de la población. También Ekos, empresa encargada del seguimiento poblacional lo hacía en sus informes. Hoy día sabemos que esas

traslocaciones fueron un completo fracaso, ya que en muchas de las charcas cada año se han ido escuchando menos machos cantando en la época de reproducción y ni siquiera se ha constatado nunca la reproducción en muchas de ellas.

ACTUACIONES SOBRE LA ESPECIE

TRASLOCACIONES (!) 1137 machos

373 hembras25.245 larvas

871 metamórficos

1998-2005

En 2012 la especie ha desaparecido, o está a punto de hacerlo, en 12 de los 17 enclaves creados. Esto hace pensar que, como decían estos autores en su trabajo, por razones políticas y de cara al público, cuándo mueren los animales es más importante que si mueren o no. Aplicado a nuestro caso: no importa si se condena a la población a la muerte, lo importante es que el plan de gestión separó ésta de su causa: la construcción de un polígono industrial. Estos mismos autores y muchos otros, sin embargo, citan las traslocaciones del sapo corredor en Reino Unido como exitosas. Al contrario que las traslocaciones de la ranita, que fueron haciéndose según el capricho de técnicos y empresas de gestión no cualificadas, las traslocaciones de sapo corredor se hicieron con un riguroso estudio previo y teniendo en cuenta la adecuación del hábitat. Pero también señalan que gran parte del éxito se debe al gran esfuerzo invertido en la mejora del hábitat de la especie. El último paso de un plan de gestión es la monitorización y revisión del mismo. Según lo publicado al aprobarse, el plan tendría que haberse revisado a los cuatro años. A estas alturas ya debería haber sido revisado 3 veces… pero, a pesar de su manifiesta improvisación inicial y la extrema necesidad de corregir su rumbo… ¡nunca se ha hecho! ¿Estarán esperando a que la especie desaparezca para, entonces sí, hacer una revisión profunda? Para terminar, en esta diapositiva os muestro resultados de ambos planes de gestión 12 años después de su implantación. En Reino Unido, mediante el conteo

de cordones de huevos vieron que de 26 puntos de agua creados 7 no surgieron hefecto en la población, 5 aumentaron los efectivos y otras doce sirvieron para rescatar poblaciones que habían desaparecido. En el caso de la ranita, sin embargo, el seguimiento se hace mediante machos cantores. Se construyeron 17 charcas, 13 de las cuales han fracasado, habiendo condenado a la muerte reproductora a los individuos traslocados. Sólo 4 de ellas las podemos considerar exitosas y la mejor de ellas fue construida como trampa, siendo su destrucción recomendada en todas las memorias del seguimiento del plan de gestión que Ekos realiza. También podemos ver que, en el caso del sapo, las traslocaciones fueron más o menos exitosas, apreciándose un aumento consecutivo en la población. La ranita, por su lado, se desploma transcurridos los años en los que los individuos traslocados mueren. La tendencia en los últimos años también es de descenso.

Resultados de ambos planes de gestión 12 años después de las actuaciones

0

150

300

450

600

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

Año

Nº d

e m

ach

os c

an

tores

Fracaso Aumento Rescate

13 0 4

Efecto en la población

Nº charcas creadas

17

0

150

300

450

600

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

Y en el caso

de la ranita…

En el caso del sapo corredor de U.K.:

El ejemplo del sapo corredor en reino Unido, aparte de por ser considerado un plan de gestión de anfibios exitoso, también fue elegido por otra razón: en Gipuzkoa existe una población amenazada de esta especie y… ¡el mismo técnico de diputación de Gipuzkoa, con la misma empresa EKOS, están haciendo su plan de gestión! Bueno, lo cierto es que lleva en fase de borrador desde 2009, quién sabe por qué. Podríamos pensar que se debe a que en este caso sí que están elaborando un plan adecuado y competente, usando los conocidos ejemplos exitosos (el de Reino Unido, etc.) como modelo o las recomendaciones que un comité de expertos internacionales en la especie (incluidos también los responsables del plan de Reino Unido) hizo, precisamente, en las jornadas internacionales sobre la especie que se celebraron en Donostia, en 2010. Sin embargo, en esas mismas jornadas, el mismo técnico responsable del bizarro plan de gestión de la ranita, explicó parte del

nuevo plan que se avecina y… ¡agarraos que vienen curvas!: persigue el mismo objetivo y presenta las mismas características que el de la ranita (traslocar a la población a donde no estorbe y construir charcas sin importar la adecuación de sus características o ubicuación).

¡¡¡¡¡Agarraos que vienen curvas…..!!!!!

Voy a acabar mi charla con la misma pregunta con la que he empezado (o no). ¿Son los planes de gestión herramientas de rescate de la biodiversidad? Nosotros creemos que, por lo menos, algunos no, sino que, más bien son esfuerzos económicos sin resultados razonables que se quedan en mero ejercicio de propaganda.

Planes de gestión de fauna amenazada:

¿herramientas de rescate de

la biodiversidad vasca?

o

¡Qué dilema!!

¿esfuerzo económico sin

resultados razonables, que se

queda en mero ejercicio de

propaganda?