Plagas Historicas
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APUNTES EN TORNO A LA EVIDENCIA DE PLAGAS EN LOS CULTIVOS DE PUERTO
RICO, SIGLOS XVI al XIX
Por:
Roberto Durán Avilés
NO CITAR SIN PERMISO DEL AUTOR
Roberto Durán Avilés, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y El Caribe, San Juan, P.R.
Introducción
El presente trabajo es una revisión de fuentes históricas en las cuales se mencionan plagas
que afectaron, durante el periodo colonial, a varios de los cultivos de la isla de Puerto Rico. Las
fuentes corresponden a algunas cartas y descripciones geográficas hechas en distintos años. Las
mismas son documentos que han sido publicados y algunos que inclusive son bastante
conocidos. Por la naturaleza del trabajo y sus limitaciones no se incurrió en una labor
archivística. El propósito principal del trabajo es llamar la atención sobre el tema de las plagas en
Puerto Rico, la posibilidad de realizar futuros estudios dentro de la misma y las posibles
aportaciones que podría hacer un estudio de está índole a diferentes disciplinas.
El trabajo comienza estableciendo la importancia que han tenido las plantas para la
humanidad a través de toda la historia. Luego continua con una introducción de las diferentes
vertientes dentro de la antropología, arqueología e historia que han desarrollado propuestas
teóricas y metodológicas para el estudio de las interrelaciones entre plantas y seres humanos.
Una vez descritas las disciplinas que estudian dichas interrelaciones se pasa al tema de las
enfermedades en las plantas y de las disciplinas que estudian las mismas para entonces observar,
a través de varios ejemplos históricos, como éstas enfermedades al afectar una población de
plantas específica también impactan la sociedad que mantenía tal cultivo. Ya una vez expuestas
las consecuencias que puede tener la enfermedad de una planta en la sociedad, se presentan las
fuentes que evidencian plagas en el contexto del Puerto Rico colonial y como éstas afectaron la
isla. Finalmente, se desarrolla una discusión sobre el tema de las plagas en los cultivos en Puerto
Rico desde una perspectiva histórico-antropológica y sus posibles aportaciones en cuanto la
protección de cultivos.
Los seres humanos y las plantas
Las plantas han sido un elemento esencial para la vida de los seres humanos. Gracias a
ellas tenemos comida, vestimenta, lugar donde vivir y oxígeno. Sin ellas los seres humanos y
algunos animales simplemente no podrían existir (Young 2006; Windham y Windham 2004).
Incluso hoy día en nuestra vida cotidiana las plantas son un elemento importante que moldea
nuestra vida. Algunos psicólogos argumentan que estas nos dan tranquilidad y paz mental, y que
por tal razón existen jardines en nuestra casa y espacios verdes en los cascos urbanos. Regalar
plantas también es una costumbre común en eventos como bodas, funerales y otros eventos de
paso. La economía también esta altamente relacionada con las plantas, por ejemplo, hoy día la
jardinería es una de los hobbies que está teniendo más auge en Norte América, contribuyendo
millones a la economía anual (Young 2006).
De esa misma manera, en el pasado las plantas and afectado las costumbres, economía y
hasta el curso de la historia de muchas sociedades antiguas. Por ejemplo, la era de la exploración
se desató a partir de la búsqueda de rutas para el tráfico de hierbas y especias. También la
cultivación de plantas como la caña de azúcar, algodón y tabaco influyó en la trata de esclavos en
América, cuyas consecuencias sociales siguen aún entre nosotros (Young 2008).
A raíz de esta estrecha relación entre plantas y los seres humanos es que surge la
disciplina de la etnobotánica. En esencia, la etnobotánica es el estudio de cómo ciertas culturas y
regiones en particular utilizan las plantas. Esta usualmente se utilizan en varias maneras, como
por ejemplo: comida, medicina, combustible, refugio y como parte de ceremonias mágico-
religiosas (Young 2006). La etnobotánica, sin embargo no es una disciplina homogénea e
incluye el trabajo de diferentes especialistas. Para 1941, Volney H. Jones en un artículo titulado
“The Nature and Status of Ethnobotany” en el cual intentaba abordar sobre el objeto de estudio
de la etnobotánica, éste es uno de los primeros señalar que la etnobotánica debe ser una
disciplina interdisciplinaria (Pearsall 2000). A este concepto rápidamente se le agregó la idea que
la etnobotánica debía estudiar la relación de los humanos con las plantas en cualquier tiempo e
independiente del desarrollo cultural de la sociedad (Pearsall 2000). La paleoetnobotánica
entonces viene siendo la parte de la etnobotánica que estudia la relación con las plantas en el
pasado mediante restos arqueológicos de plantas tales como semillas, fitolitos, granos de polen y
demás (Pearsall 2000). Por lo tanto, la paleoetnobótanica está estrechamente ligada a la botánica,
por un lado, y a la arqueología, por otro lado, ya que su principal objeto de estudio son restos
arqueobotánicos. Sin embargo, los documentos históricos resultan también importantes para la
paleoetnobotánica para hacerse una idea y/o profundizar sobre las interacciones entre las plantas
y las personas (Pearsall 2000).
En el caso de la disciplina histórica usualmente se toma este tipo de temática, de la
relación entre el ser humano y la naturaleza, dentro de lo que se conoce como historia ambiental.
La misma podría decirse que parte de dos vertientes historiográficas que se desarrollaron en el
siglo XX, las cuales traen la discusión sobre el carácter histórico de las relaciones del ser
humano y la naturaleza: la Escuela de los Annales en Francia y la escuela de historia ambiental
en Estados Unidos.
La Escuela de los Annales se desarrolló en Francia a principios del siglo XX. Estos
historiadores incorporaron desde muy temprano referentes de la geografía y aspiraron a una
historia total que habría de accederse a través de la integración del conocimiento
interdisciplinario (Pla Cortés 2004). Por su lado, la escuela de la historia ambiental se reconoce
como una disciplina que se desarrolló en Estados Unidos en la década de los años sesenta a raíz
de varias transformaciones que ocurrieron durante la época en los conocimientos y postulados
tanto de las ciencias sociales como de las ciencias naturales, principalmente a la luz de los
hallazgos y propuestas teóricas de la ecología. Esto llevó a los historiadores a plantearse y
reflexionar sobre el ser humano, la naturaleza y sus interrelaciones (Plá Cortes 2004). Podría
entonces decirse que la confluencia de de ambas vertientes germinó en lo que hoy se conoce
como historia ambiental.
Patología de plantas
Debido a la relación que existe y la importancia de las plantas para los seres humanos, es
importante que las mismas se protejan, especialmente aquellas que se cultivan. Las plantas al
igual que los humanos son susceptibles a enfermedades y la ocurrencia de una plaga puede tener
devastadoras consecuencia sobre toda una población de plantas (Windham y Windham 2004).
Las enfermedades en las plantas son causadas por diferentes patógenos entre los cuales se
incluyen: hongos, bacterias, mollicutes, nematodos, virus, viroides, plantas parasitas, algas y
protozoarios. El grupo más grande de patógenos que afectan las plantas son los hongos, a
diferencia de los humanos en el cual son los virus y las bacterias.
La patología de plantas o fitopatología es la disciplina que se dedica al estudio de éstas
enfermedades. La misma es una disciplina de carácter interdisciplinario en la que usualmente se
encuentran: botánicos, microbiólogos, nematólogos, virólogos, bacteriólogos, micólogos,
meteorólogos, bioquímicos, genetistas, científicos de suelo, horticultores, agrónomos e
ingenieros forestales. La diversidad de especialistas esta ligada a las preguntas que los
fitopatólogos intentan responder. Algunos fitopatólogos trabajan en el campo observando como
los patógenos se mueven en un área extensa y que factores del medioambiente inciden en el
desarrollo de epidemias o determinado que tácticas de manejo son más efectivas para controlar o
reducir el impacto de determinada enfermedad. Otros están interesados en los procesos por los
cuales un patógeno induce la enfermedad o en buscar los genes que resisten dicha enfermedad.
Estos trabajan mayormente en laboratorios (Windham y Windham 2004).
Enfermedades en las plantas y su impacto en la sociedad
A través de la historia de la humanidad los cultivos de diferentes sociedades han sido
afectados por distintas enfermedades y otros tipos de plagas. Por ejemplo, a través de la
Antigüedad y Edad Media se conoce que los fallidos en los cultivos eran comunes, se sabe
también que muchos de los problemas de la agricultura eran atribuidos a decisiones de los dioses
y, además, se han observado en pinturas y grabados de civilizaciones antiguas de Centro
América representaciones de plantas con sistemas pobres de raíces (Windham y Windham 2004).
Cuando los cultivos de algunas especies específicas de plantas son afectadas por algún
patógeno, éstos no solo impactan la población de esa especie sino que también suelen tener un
efecto sobre la sociedad o cultura que mantenía dicho cultivo. Esto debido a importancia que han
tenido y tienen las plantas en diferentes aspectos de la vida de los seres humanos a través de la
historia y la estrecha relación que se ha creado entre ambos. Como la importancia de las plantas
sobre la vida de los seres humanos se da dentro de diferentes aspectos más los patógenos afectan
a las plantas de distintas maneras, las consecuencias que la enfermedad de un pueda tener sobre
la sociedad es igualmente variable. A través de la historia las enfermedades sobre los cultivos
han provocado cambios en las culturas, abandono de planes militares de monarcas, migraciones
en masas y bancarrotas de plantadores, compañías y bancos (Windham y Windham, 2004). A
continuación se presentan algunos ejemplos:
La Gran Hambruna irlandesa
Antes del silgo XVIII, la papa (Solanum tuberosum) aunque se conocía en Europa era
bastante impopular. De hecho, para éste siglo fue que algunos farmacólogos vieron el potencial
de la papa e intentaron promover su cultivo y cambiar la perspectiva que tenía la sociedad de la
época de que éste tubérculo era venenoso, causaba enfermedades, causaba flatulencia, que no
figuraba en la Biblia y otras creencias que restringían el desarrollo de éste cultivo (Toussaint-
Samat 1992; O Gráda 1999). Sin embargo, las recetas que se desarrollaron como parte de este
intento por promover la papa fueron poco exitosas y es más bien para finales de siglo que una
serie de hambrunas por Europa hace que el pueblo y los campesinos se vean obligados a recurrir
a la papa y adoptarla a su dieta comprobando así que está no era dañina a la salud del ser humano
(Toussaint-Samat 1992). Durante el siglo siguiente la papa comenzó a cultivarse extensamente y
convertirse en uno de los alimentos principales de muchas familias en toda Europa. Para 1840 la
papa era el principal cultivo de Irlanda y se estimaba que el irlandés promedio consumía siete
libras de papa diarias (Windham y Windham 2004). Como la papa se podía cultivar en terrenos
relativamente pequeños la población irlandesa aumento significativamente durante el siglo XIX
(Windham y Windham 2004). En 1845 se desato un epidemia sobre los cultivos de papa en toda
Europa atribuida al fitopatógeno Phytophthora infestans (Windham y Windham 2004; O Gráda
1999) Aunque la hambruna era común en Europa para este tiempo, el nivel de hambruna que se
dio en Irlanda fue mucho más devastador porque estos dependían de un solo cultivo, mientras en
otros lugares de Europa había más diversidad de cultivos (Windham y Windham 2004).
Principalmente fueron los irlandeses pobres de áreas rurales los que más sufrieron con el fracaso
del cultivo (O Gráda 1999). Más de un millón de irlandeses murieron durante la Gran Hambruna
y como consecuencia de ésta más de un millón de irlandeses también emigraron hacía los Estado
Unidos (Windham y Widham 2004; O Gráda 1999).
Ergotismo
Se conoce como ergotismo a una enfermedad que afecta las poblaciones de ciertos
granos, usualmente al centeno, y la cual causa también una serie de síntomas a las personas que
consumen productos de granos infectados. Esta enfermedad es causada por la esclerotia de un
hongo identificado como Claviceps purpurea (Shibamoto y Bjeldanes 2009; Windham y
Windham 2004). A través de la historia se ha sugerido su presencia en varios períodos. Para
1100ac en China cuando primero se introdujo el cultivo del centeno existen escritos que le
atribuyen a la planta producía una serie de efectos tóxicos. Documentos similares existen para
Asiria en el 600ac. Se dice también que los ejércitos de Julio Cesar sufrieron una epidemia de
Ergotismo durante una campaña militar en Galia. Existen otros ejemplos bien documentados de
epidemias de Ergotismos que ocurrieron regularmente durante la Edad Media europea entre el
siglo XI al XIII y esporádicamente hasta el siglo XVI. Inclusive aún en el presente siglo tan
reciente como el 2001 se han documentado pandemias de Ergotismo en Etiopía relacionadas a
cultivos de cebada infectados (Shibamoto y Bjeldanes 2009).
Lo interesante del ergotismo es que los síntomas que presenta son tan notorios dentro de
la comunidad que usualmente eran interpretados por la sociedad a la luz de la cosmovisión de esa
época. Los síntomas del Ergotismo varían de acuerdo a dos tipos de infecciones. La primera es
una infección de tipo gangrenosa. La misma produce dolor severo, inflamación y apariencia de
quemadura sobre las extremidades las cuales pueden tornarse negras. En casos severos puede
resultar en perdida de dedos, pies o manos (Shiamoto y Bjeldanes 2009). En la Edad Media la
enfermedad se le conoció como “Santo Fuego” o “El Fuego de San Antonio” por la apariencia de
quemado, la creencia de que esto era una retribución por los pecados y de que San Antonio era
el que podía aliviar los dolorosos efectos de envenenamiento. Esta creencia pudo ser reforzada
por el hecho de que los afectados sí encontraran alivio si peregrinaban hacia Padua, Italia donde
se encontraban los restos de San Antonio. Esto debido al cambio de dieta que ocurría una vez se
iban de peregrinaje, dejando así de comer más plantas infectadas. Esto a su vez fortalecía la
influencia de la Iglesia Católica durante este tiempo debido a los efectos positivos de sostener
dicha creencia (Shiamoto y Bjeldanes 2009).
El segundo tipo de infección es de tipo convulsivo. Este produce síntomas muy diferentes
al ergotismo de tipo gangrenoso e inclusive pude ocurrir de manera aislada, sin que ocurran
casos de ergotismo gangrenoso simultáneamente. Los síntomas de este tipo son mayormente de
carácter neurológico como retorcijos, temblores, entumecimiento, ceguera, convulsiones y
alucinaciones, usualmente acompañadas de psicosis (Shibamoto y Bjeldanes 2009). Muchos de
las víctimas de este tipo de ergotismo en tiempos pasados fueron consideradas personas poseídas
por demonios o que se encontraban hechizadas. Varios historiadores creen que los juicios de
brujas de Salem, Massachusetts en 1692 fueron debidos a una epidemia de ergotismo dado que
el comportamiento de las acusadas era similar al observado en epidemias de ergotismo de tipo
convulsivos (Shibamoto y Bjeldanes 2009; Windham y Windham 2004).
Roya de Cafeto
La Roya del Cafeto es un hongo que afecta las plantas de café de diferentes variedades.
El patógeno responsable de esta enfermedad es Hemileia vastatrix. Este produce una serie de
manchas polvorosas y amarillentas en la parte inferior de la hoja de la planta de café (Mehrotra y
Aggarwal 2003).
Durante el siglo XVIII y principios del siglo XIX los árabes mantenían un monopolio
muy lucrativo con el tráfico del café y velaban celosamente que las semillas viables de café no
salieran fuera de sus dominios. Sin embargo, para mediados del siglo XIX éstas fueron
contrabandeadas ha Sri Lanka, que era colonia británica. A partir de ahí los británicos
comenzaron a cultivar café. Pronto el café se convirtió en la bebida preferida de los británicos,
se creo un mercado y se establecieron cantidad de “Coffee Houses” que fueron muy populares
durante la época. Para 1870 en Sri Lanka había cerca de 400 plantaciones y cerca de 200,000
hectáreas cultivadas de cafetos (Windham y Windham 2004).
En la misma década una epidemia de Roya del Cafeto afectó las plantaciones, resultando
en serias consecuencias para la economía y la destrucción del tráfico de café en Sri Lanka.
Plantadores, bancos y compañías de importación se fueron en bancarrota y causo un pánico en el
mercado financiero británico. Para los 1880’s se remplazaron 140,000 hectáreas de las antiguas
plantaciones de café con plantas de té. A raíz de esto los británicos comenzaron una tradición de
consumo de té que perdura hasta estos días (Windham y Windham 2004).
Otros ejemplos
La idea de los ejemplos anteriores era ilustrar como una enfermedad en la población de
ciertas plantas puede tener un impacto significativo sobre la sociedad y su cultura. Estos
ejemplos son solo algunos de los más documentados e interesantes que han ocurridos en la
historia, pero no los únicos. Para más ejemplos se puede referir al libro Plant Pathology:
Concepts and Laboratory Excercises de Trigiano et al. (2004).
Evidencias de plagas históricas en los cultivos de Puerto Rico: Una mirada a las fuentes
históricas
En el caso de Puerto Rico el estudio de plagas y enfermedades en las poblaciones de
plantas ha sido muy poco estudiado y pobremente documentado desde una perspectiva histórica
o antropológica. Quizá esto es debido ha que éstas plagas no hayan tenido un impacto tan fuerte
sobre la sociedad o que se hayan podido menguar sus consecuencias sin mayores estragos. De
todos modos en la literatura histórica y documental de Puerto Rico, aunque limitadas, si existen
referencias a plagas causadas por diferentes patógenos en diferentes cultivos que pueden resultar
interesantes para futuros estudios. A continuación se presentarán varias de éstas referencias que
se han dentro del contexto colonial en Puerto Rico.
En la literatura y documentos revisados para este periodo la primera mención de una
plaga afectando un cultivo ocurre en una carta que escribió el gobernador de Puerto Rico, Diego
de Carasa (1555-1564), el 25 de marzo de 1563. Sin embargo, muchos de los sucesos ocurrieron
posiblemente desde años anteriores ya que esta carta, que era un informe sobre la condición de la
isla, en la misma el gobernador se refería a sucesos que ya habían sido informado en una carta
anterior del 21 de agosto de 1562, de la cual no tenía certeza de que hubiera llegado a España
debido a que el barco donde iba fue azotado por una tormenta y tuvo que parar de emergencia en
Bermuda (Huerga 2004 [1563]). En estas cartas el gobernador informa al Rey de la situación
precaria vivían los vecinos en la isla por la falta de alimentos a consecuencia de una plaga de
gusanos los cuales afectaban el cultivo de la yuca, y por ende la producción de cazabe que era el
principal alimento, y. además, por la falta de mano de obra indígena y de esclavos africanos para
trabajar, por los altos precios de la cosas traídas de España y por lo problemático que resultaba
mantener el ganado en su corral. En las palabras de Carasa, este nos dice sobre la plaga lo
siguiente:
…y es que esta isla va muy decaída y la miseria es tan grande que si no son diez señores
de ingenios que en ella hay y hasta veinte vacas, los demás no se pueden sustentar,
porque, demás de valer todas las cosas de España a excesivos precios, ha faltado el
común sustentamiento, que es el cazabe, el cual destruyó totalmente un gusano que es
más dañoso que la langosta en España; y mayor tormenta, que la que acá llaman
huracán. [Huerga 2010[1563]]
Resulta particularmente llamativo las comparaciones que hace Carasa de los efectos de la
plaga de gusanos de la Yuca con las consecuencias que tienen sobre los cultivos la langosta en
España y los huracanes en la isla. Esto podría ser indicativo de la gravedad del asunto, sin
embargo, es importante tener en cuenta que por la naturaleza de la carta el gobernador Carasa
podría estar incurriendo en exageraciones para inducir a la corona a enviar mejores ayudas a la
isla.
En la Descripción de la isla y ciudad de Puerto Rico y de su vecindad y poblaciones,
presidio, gobernadores y obispos, frutos y minerales de 1646 que realizó Diego de Torres
Vargas, que fue hecha a petición del Cronista Maestro Gil Gonzales Dávila (Rodríguez 2010),
interesantemente hace mención de una plaga de gusanos y otra de hormigas en su
Episcopologio de Puerto Rico, que es la sección que dedica a la historia y mención de los
diferentes obispos que tuvo la isla, y específicamente son mencionadas cuando habla de las obras
realizadas por Alonso Manso que fue el primer obispo que tuvo la isla y el primero en todas las
indias occidentales.
En el texto destaca la labor eclesiástica y los procesos que desde el cabildo eclesiástico se
empleaban para combatir las plagas. En este aspecto el texto es bastante informativo. También
es, de las fuentes examinadas, donde primero se evidencia la concurrencia de varias plagas. Ya
en la cita anterior se había mencionado el gusano que afectaba la yuca, en éste se habla también
de unas hormigas. Según nos describe Torres Vargas, los sucesos ocurrieron así:
En tiempo de este obispo destruían las hormigas la yuca, que es de lo que se hace el pan
ordinario que llaman cazabe; sacosé por suerte por abogado al señor San Saturnino y
cesó luego la plaga; después hubo otro gusano que se comía la dicha yuca, y echando
nueva suerte salió a señor San Patricio, mas pareciendo al obispo y cabildo eclesiástico
que este santo era poco conocido y extraordinario, se volvió a reiterar la suerte tres
veces y siempre salió el mismo, con que, teniéndolo por notorio milagro, se tomó por
abogado del dicho cazabe y se le votó fiesta en ambos cabildos, haciéndole la ciudad
misa y sermón y procesión, con que hasta hoy se celebre y guarda, sin que haya habido
falta notable, sino en las tormentas, del dicho cazabe, y porque se ha enfriado algo el
afecto de los ánimos en su celebración, aunque siempre se ha continuado, este año de
1647 comenzó otra vez al gusano a comer la yuca, y haciéndole mucha fiesta con tres
procesiones cesó luego y ha vuelto a reverdecer la yuca, que son los panes de estas
partes, con admiración de los labradores, dándoles a entender que los santos no se enojan,
pero que se obligan. [Huerga 2004 [1646]]
La anterior cita resulta interesante para ver el proceso de cómo la ciudad respondía ante
la amenaza de una plaga sobre un cultivo de importancia en aquella época. Particularmente me
llama la atención el hecho de que eligieran los santos correspondientes para interceder por los
cultivos de manera azarosa, es decir echándolo a la suerte. Usualmente en la tradición católica se
asocian ciertos santos con tareas, actividades o necesidades específicas sobre las cuales resultan
más aptos a la hora de prestar ayuda, realizar milagros o interceder por sus devotos. En este caso
suponer que el santo tenía alguna relación con las actividades agrícolas sería difícil, al menos que
la suerte se echara teniendo un banco previo de santos relacionados a la agricultura y de hay se
sacara cual sería el que se iba tomar por abogado. Sin embargo, tampoco para se ser así dado que
cuando salió San Patricio en primera instancia no fue aceptado, sino luego de tres veces echada
la suerte con el mismo resultado. Las razones por la que este santo fuera poco conocido en la
época las desconozco, pero si existían dos santos con este nombre para la época. El primero y
más conocido en nuestros tiempos es el que hoy en día es patrón y apóstol de Irlanda (Moran
1911). Este en España es el patrón del Reino de Murcia (ahora ciudad de Murcia) desde 1452
tras la victoria cristiana y reconquista de dicho reino. Por otro lado, existe otro San Patricio,
obispo de Málaga el cual no es muy conocido. Sobre ninguno de los dos encontré que estén
ligados de alguna manera a la agricultura. San Saturninos existen varios. El más probable que
fuese el que utilizaran los vecinos de Puerto Rico para combatir la primera plaga de gusanos es
San Saturnino de Tolosa, quien fue obispo y mártir en dicha ciudad (Dégert 1912). Es bastante
conocido tanto en el sur de Francia como en el norte de España. El mismo tampoco aparece
relacionado con la agricultura, excepto interesantemente por el nombre que viene de Saturno, el
antiguo dios romano de la agricultura. Sin embargo, esto parece ser pura casualidad.
Una vez toman el santo, según la cita, pasan a votar por el tipo de ofrenda que se le va ha
hacer. En este caso Vargas Torres nos menciona que votaron por una fiesta, al parecer
refiriéndose a la celebración del culto religioso, luego abunda que ésta consistía de una misa,
sermón y una procesión. Las fiestas que se celebraron a San Patricio se efectuaron regularmente
por varios años, según se puede entender en el texto, pero el autor no menciona ninguna fecha
específica para la celebración de dicha fiesta y procesión. Si menciona que eran efectivas y que
al cabo de un tiempo, una vez ya no ocurría la plaga, las mismas bajaban en popularidad hasta
que nuevamente volvía a ocurrir la desgracia y la gente entonces volvía a acudir al santo. De
esto se puede inferir que de algún modo las fiestas y procesiones en honor a San Patricio si
resultaban efectivas, al menos la mayor parte del tiempo, o que de algún modo la práctica se vio
reforzada y logró convertirse en una tradición de al menos unos años. Esto evidencia como una
plaga incide sobre las costumbres y tradiciones religiosas de un pueblo.
Las plagas mencionadas por Torres Vargas son también mencionadas nuevamente en el
1649 por Gil Gonzales Dávila en su Teatro Eclesiástico de la Santa Iglesia de San Juan de
Puerto Rico. Este lo menciona también es su nota biográfica sobre el obispo Alonso Manso en
una sección titulada Obispos de la Santa Iglesia de San Juan de Puerto Rico. En el texto de
Gonzales Dávila este hace una síntesis muy breve de lo mencionado por Vargas Torres,
obviando totalmente los detalles de los procesos de elección del santo a tenerse por abogado y
secuencia de las plagas, de manera que lo que plantea es finalmente es bastante diferente que lo
que Vargas Torres explico más detalladamente. El mismo dice: “En su tiempo cargó en la isla
una plaga de hormigas, que consumía la yuca, que es el pan de cada día, y tomando por abogado
a San Patricio, cesó” (Huerga 2010). Como se puede observar la descripción de Gonzales Dávila
es muy limitada y tergiversada en comparación con la de Torres Vargas.
Hasta ahora los textos solo han hablado de dos plagas que afectan específicamente la
yuca: los gusanos y las hormigas. En la literatura fitopatológica existen dos patógenos que
podrían corresponder con las descripciones.
Los gusanos que mencionan los textos podrían referirse al patógeno Erinnyis ello que es
una oruga la cual se desarrolla en una mariposa nocturna. La misma durante su etapa larval se
alimenta de las hojas de la planta de yuca. Una larva puede consumir más de 1,000cm² de hoja
durante su vida (Onwueme 1978). Normalmente, las poblaciones de estas larvas se mantienen en
niveles bajos por los parásitos y depredadores naturales de éstas. Sin embargo, en ocasiones una
epidemia puede defoliar cultivos completos de yuca y causar daños en la cosecha cerca de un
20% (Cock 1985). Estos controles biológicos, que usualmente son un insecto parásito de los
huevos del Erinnyis ello y una avispa (Polistes sp) que se depreda las larvas, es posible que
tuvieran que ver con el hecho de que en ocasiones la plaga menguara y volviera a reaparecer.
En cuanto a las hormigas no existe ninguna especie identificada como que ataque la yuca.
Si existen plagas de termitas. Quizá los autores de los textos le llamaron hormigas a estas
termitas. Las termitas son una peste seria, especialmente en campos recientemente cultivados.
Mientras más viejas las plantas y vigorosas son menos propensas al ataque de las termitas
(Onwueme 1978).
En la Historia Geográfica, Civil y Natural de la Isla de Puerto Rico de Fray Iñigo Abbad
y Lasierra de 1788, de las fuentes revisadas, es donde primero se mencionan otros tipos de plaga
y que afectan más variedad de cultivos. El mismo en el capitulo Historia Natural de la isla de
Puerto Rico la primera plaga que menciona es de ratones. Según el:
La multitud de ratones que infestan la isla es tan excesiva que se puede considerar como
una plaga devorante que arruina las cosechas de todos los frutos en los campos. Estas
sabandijas transportadas de Europa a América en los navíos se han multiplicado
excesivamente en Puerto Rico; crecen más de los regular: por lo general pasan de una
tercia de largo, su cola es más larga, está cubierta de pelo blanquizco oscuro, erizado en
la cola, sus orejas grandes inclinadas hacia atrás, su voracidad y propensión a minar la
plantas y sementeras las destruye. Cuando en las crecientes de los ríos se inundan las
vegas perecen muchos y el labrador siente este alivio. Las culebras cazadoras los
persiguen dentro y fuera de las casas y son el único enemigo que los aniquila [Abbad y
Lasierra 1866[1788]
El problema de los ratones, al menos con el cazabe, es que estos se alimentan de las
raíces de las plantas jóvenes que aun se están desarrollando. Una plaga de los mismos no solo
reduce la cosecha, sino que ayudan a propagar varias descomposiciones en los tubérculos
(Onwueme 1978).
Las culebras que menciona Abbad y Lasierra bien podrían ser los llamados culebrones,
también llamada boa puertorriqueña, teniendo en cuanta sus hábitos y manera de cazar. Es
interesante que según se describe ésta culebra era un tipo de control natural a la plaga de ratones
aunque Abbad y Lasierra no menciona que la utilizaran los labradores directamente para
controlar los ratones en el sentido de que las criaran o los tuvieran con tal propósito, pero si
menciona que los labradores tenían el conocimiento de que éstas les resultaban beneficiosas y no
las mataban por tal razón. Dice Abbad y Lasierra:
Estas culebras son grandes, por lo común pasan de dos varas y algunas de tres, hacen sus
madrigueras o cuevas en las márgenes de los ríos y en las praderías, siempre cerca de las
casas. Las viejas son de color negro fina, las pequeñas tienen color ahumando, por el día
están ocultas por la noche, por la noche sube a las casas, andan por las salas y los tejados
cazando ratones; esto suelen hacer frente, pero la culebra fija la cabeza en el suelo y
levantando la cuerpo en el aire se sacude contra el ratón como un látigo, dando tan fuertes
porrazos en los tablados que incomodan y espantan a los moradores pero las sufren con
gusto por el beneficio que les resulta de estas cacerías y por otra parte no ofenden a los
hombres. [Abbad y Lasierra 1866 [1788]]
Más adelante Abbad y Lasierra también menciona a las hormigas como una plaga para
las siembras, pero en este caso no solo de la yuca sino de varios frutos y árboles. Es interesante
que Abbad y Lasierrra vuelva a mencionar la plaga de hormigas, posibles termitas, que mencionó
Torres Vargas varios años atrás. Según Abbad y Lasierra:
No es menos molesta y perjudicial la varia multitud de hormigas que algunas veces ha
afligido la isla hasta el extremo. Las hay de muchas especies. A unas llaman perros por
su mordedura dolorosa, aunque no es de consecuencia; pero todas son perjudiciales a
las siembras y plantas. El arroz, maíz, tabaco, hasta los árboles atacados de estos
insectos parecen. Apenas sale plato a la mesa en que no se encuentren, ni basta
precaución alguna para preservar los víveres de su voracidad. [Abbad y Lasierra
1866[1788]]
Esta es la ultima referencia que se encontró dentro de las fuentes revisadas para este
trabajo, en el que se mencionaran plagas sobre los cultivos de la isla. Es posible que existan más
referencias en textos y documentos menos conocidos.
Discusión
Las fuentes citadas como parte de este trabajo pueden ser estudiadas más a fondo en
otros trabajos desde diferentes perspectivas. Las mismas en este trabajo fueron descritas de
manera breve y sin entrar en un análisis profundo de las mismas. Sin embargo, se podría abundar
más en futuros trabajos sobre varias de las plagas específicas como los gusanos o las hormigas y
tratar de identificar que especie pudo haber sido, y de que manera las mismas afectaban los
cultivos o si por el contrario estas no constituyeran una plaga, sino que solo parecieran afectar
los cultivos, pero realmente no. Por otra parte, se pueden estudiar el rol del cabildo eclesiástico
en el control de plagas y la utilización de los santos como abogados de cultivos específicos. Es
decir, se entiende que con una búsqueda más extensa y de carácter archivístico se puede
encontrar mayor información sobre el tema. Esto podría realizarse en futuros estudios que
ayuden a profundizar sobre el tema.
Los mismos ayudarían a entender mejor las relaciones de los seres humanos con las
plantas al igual que otros aspectos de sus creencias religiosas y diferentes aspectos de su cultura.
Los mismos serian de gran valor para estudios de carácter histórico y antropológico. Por otra
parte, aunque de manera un poco más especulativa, la información de estos estudios podría
brindar pistas para conseguir restos o evidencia de plagas en contextos arqueológicos. Sin
embargo, sería una labor que incluiría el desarrollo de nuevas metodologías dentro de la
paleoetnobótanica y una serie de complejidades.
Por el otro lado, la disciplina de la fitopatología y todo lo que tiene que ver con
protección de cultivos se podría beneficiar de la información producida desde los campos de la
historia o la antropología. De hecho, ya en la Sociedad Fitopatología Americana se ha propuesto
un acercamiento de la disciplina de la fitopatología con la antropología y la etnografía
(Scholthof). Además teniendo en cuenta la interdisciplinariedad que se da dentro de todas estas
disciplinas es un factor que influiría de manera positiva a que se pueda desarrollar
eventualmente una vertiente que estudie estos aspectos de las enfermedades en las plantas y su
impacto en la sociedad.
Finalmente, cabe recalcar, que para efectos de este trabajo se revisaron fuentes históricas
que han sido publicadas en libros y que se pueden conseguir relativamente de manera fácil. Por
lo tanto, el mismo es un trabajo de carácter preliminar en el cual las fuentes solo son descritas de
manera breve y sin hacer un análisis profundo sobre las mismas. El interés principal es dar a
conocer las referencias a estos textos, copilarlas y mostrar la información valiosa que se podría
sacar abordando el tema desde distintas perspectivas.
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