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    IV. La ciudad pensada, la ciudad vivida

    1. LA RAZON GRIEGA Y LA CIUDAD.

    Es posible todava hablar de la razn griega como si fuera un modelo en que podemosinspirarnos? No hace mucho tiempo la respuesta no pareca ofrecer ninguna duda: nuestra razn,nuestra concepcin de la verdad fundada en el principio de identidad, tenia origen en Grecia, en eldesarrollo del pensamiento que nace en jonia en el siglo VI a.C para culminar con Platn y Aristteles.Se trata de un juicio banal pero que tiene su historia. Por ejemplo, es sabido el desprecio que por losgriegos esos charlatanes y razonadores insensatos- senta Voltaire, amante por antonomasia de lasideas claras y fundador de la unin racionalista.

    Voltaire fue un escritor, historiador, filosofo yabogado francs. Conocido como una persona critica ypunzante, su punto de vista sobre la historia antigua yparticularmente sobre Grecia queda claro, masprecisamente su desprecio por lo que se tiene entendidocomo el ideal griego; es decir, un grupo de pensadorescuyo origen de ideas no es claro.

    No insistamos en esta historia, pero recordemos que contra la idea misma de una razn griegamodelo se desarrolla con toda evidencia una compleja ofensiva. Cuales son, en resumen, las lneasmaestras de esta ofensiva? Nuestra concepcin de la razn y nuestra concepcin del pensamientogriego han sufrido a la vez una profunda modificacin.

    No tengo la calificacin suficiente para desarrollar el primero de estos dos temas. Sinembargo, me parece que la ciencia moderna no ha podido dejar de conmover la representacin quenos hacamos de la razn.

    Bachelard, interprete del nuevo espritu cientfico , hablaba de devolver a la razn suturbulencia y su agresividad, mostraba que el principio de identidad solo es aplicable a un sector

    particular de la actividad racional, del mismo modo que la geometra creada por los griegos, lageometra euclidiana, solo es un caso particular de las geometras posibles y que efectivamentedesarrollaron las matemticas modernas despus de Riemann y Lobatchevsky.

    Gastn Bachelard fue un poeta, filosofo, cientfico,fsico y epistemlogo francs. En su teora Bachelarddebate y confronta el empirismo contra el racionalismo,tomando cada uno y estudindolo de manera analtica ycientfica. Sin embargo, dice que la ciencia no es larespuesta pero que si produce rectificaciones que llevana el entendimiento mayor.

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    IV. La ciudad pensada, la ciudad vivida

    Simtrica ha sido la labor que se sigui en un dominio completamente distinto. Laetnologa contempornea ha mostrado que el pensamiento occidental, el que tiene su origen en losgriegos, o as se supone, era expresin de una va de desarrollo completamente especifica. Auncuando Claude Levi-Strauss, heredero mas fiel de lo que parece del universalismo del siglo XIX,encuentra en el pensamiento salvaje las leyes de la mente humana, la empresa no deja de

    presentar paradojas y consecuencias pertinentes al tema que nos interesa.

    En efecto, se sabe que lo que Levi-Strauss descubre en los primitivos no es un pensamiento salvaje propiamente dicho, sino un pensamiento en estado salvaje, verdaderas lgicas practico-tericas fundadas, adems, en el principio de identidad, bajo su doble forma de A es A y A no es no

    A. El principio lgico dice este autor- estriba siempre en poder oponer trminos que un

    empobrecimiento previo de la totalidad emprica permite concebir como distintos. El totemismo, porejemplo, es un tamiz, un cdigo que transmite un mensaje. Todo sistema totmico supone unoperador totmico ideal que codifica la naturaleza y le da una interpretacin global, interpretacinque ser descifrada, en el nivel del inconsciente , por la etnologa. Estas lgicas del inconsciente

    pondrn en dificultades a la razn griega y a la razn occidental, sus hijas, porque estas ultimas sonsolo casos particulares, pero en el mismo momento las restauran en toda su dignidad, pues lamente humana en general, creadora de formas como es, no es otra cosa que un avatar delentendimiento kantiano, como lo ha demostrado Paul Riceour.

    La etnologa es la ciencia social queestudia y compara los diferentes pueblos y

    culturas del mundo antiguo y actual. Algunosautores la consideran una disciplina y mtodo deinvestigacin de la antropologa.

    Wikipedia

    Claude Levi-Strauss fue un antroplogofrancfono belga y uno de los mas importantespensadores de el siglo XIX. Promulga teorasrelevantes como la antropologa estructural yestudios cientficos sobre las ciencias sociales y lainteraccin cultural entre varios factores, y muyimportante una interaccin y relacin con el cdigolingstico.

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    IV. La ciudad pensada, la ciudad vivida

    1. LA RAZON GRIEGA Y LA CIUDAD.

    Por tanto, no es este el plano en que Levi-Strauss cuestiona el modelo griego-occidental. Laverdadera paradoja y la verdadera dificultad estn en otra parte. La verdadera paradoja y laverdadera dificultad estriban, a mi juicio, en el equivoco de la nocin de estructura, en el brillante

    juego que realiza entre lo consciente y lo inconsciente, o mas precisamente, en el hecho de que Levi-Strauss considere deliberadamente como secundaria toda oposicin entre lo consciente y loinconsciente. Toda organizacin social es un lenguaje escrito en un cdigo que hay que saberdescifrar, todo lenguaje es un pensamiento y supone, en el limite, un sistema organizado del mundo, yesa es precisamente la razn por la cual la riqueza de significacin y de pensamiento de unaorganizacin totmica no es en absoluto menor que la del mas elaborado de los sistemas filosficos,de la mas articulada de las cosmogonas griegas.

    Pero la cuestin estriba, justamente, en saber digamos las cosas simple y hastagroseramente- si todo hecho de lenguaje es un hecho de pensamiento en el sentido activo deltermino.

    En todo cdigo lingstico hay pensamientos , pero no hay obligatoriamente un pensamiento ;me parece imposible considerar secundaria la diferencia entre las pequeas percepciones de Leibnizy la percepcin, entre el lenguaje y la palabra deliberada. En Levi-Strauss y sus discpulos, laestructura es ya estructurante, ya estructurada, y en ello justamente reside el equivoco. El hecho deque en griego antiguo haya una alternancia voclica de origen indoeuropeo para marcar la oposicin,en el aoristo, entre el singular y el plural ( etheka, etheman ) as como otras maravillas susceptibles de

    ser estructuradas, no presupone un operador lingstico que cumpla la funcin de pensamiento .Del mismo modo, el que tal lengua de Oceana disponga de nueve duales, lo que supone unaclasificacin muy refinada de los diferentes categoras de relaciones dualistas, constituye un hechoautnomo de pensamiento, y, sobre todo, de conciencia; pero acaso ello implica esa separacinradical de la naturaleza que es para nosotros, precisamente despus de los griegos, el pensamiento ?

    Hago mas las palabras que recientemente escriba J. F. Lyotard : los salvajes hablan, sin duda, perocon habla salvaje, usan el lenguaje con parsimonia. Las manifestaciones verbales a menudo se limitana las circunstancias presentes, fuera de las cuales escatimamos las palabras ( Anthropologiestructurale , p. 78). Son como los campesinos de Brice Parain y la gente provinciana de Balzac, quehablan de cosas que caen en la evidencia de una cuasi -percepcin, evidencia de la que su culturadota a las cosas y los hombres, de tal suerte que el universo del lenguaje no tiene para ellos, como

    para nosotros, la tarea de explicitar, de restituir y hasta de instituir el sentido de la realidad, que elhabla primitiva no es esencialmente un discurso sobre la realidad, si no la existencia que se persigue

    por otros medios

    Gottfried Leibniz es un matemtico y filosofoalemn. "Quizs nunca haya un hombre ledo tanto,estudiado tanto, meditado ms y escrito ms queLeibniz... Lo que ha elaborado sobre el mundo, sobreDios, la naturaleza y el alma es de la ms sublimeelocuencia. Dennis Diderot.

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    1. LA RAZON GRIEGA Y LA CIUDAD.

    El propio Levi-Strauss dice: Para los indios omaha, una de las principales deferencias entreellos y los blancos es que los indios no recogen las flores. Hemos de entender que no para ponerlasen floreros, pero tampoco para herborizar . Entiendo perfectamente que para Levi-Strauss ellenguaje sea la experiencia de la diferencia entre la naturaleza y la cultura . Aceptemos suexplicacin del totemismo, acordemos definir este ultimo como un aplicacin, obra del intelecto,del universo animal y vegetal a la sociedad ; aun as, sigue siendo cierto que la identificacin con elanimal y el vegetal, as sea solo en una instancia lgica, aun cuando, en el marco de una lgicabinaria no se le pueda separar de la distincin respecto del animal o el vegetal, nos aparta mucho dela ciencia y de la filosofa. Estas comienzan precisamente all donde el lenguaje se separa de lo quequiere expresar, all donde aparece como fundamental la distincin entre el significado y el

    significante. Es esto lo que expresa a su modo la famosa asercin de Herclito: El seor, cuyo orculoesta en Delfos, ni dice ni oculta, sino que indica (fragmento 93, trad. Mondolfo). Queda por saber

    justamente cual es la experiencia fundamental que ha permitido a los griegos esta separacin, estadesnaturalizacin decisiva del pensamiento.

    Pero no solamente nuestra concepcin tradicional, positivista, de la ciencia y del pensamientogriego ha sufrido rudos ataques, sino que tambin los ha sufrido nuestra representacin de Grecia ydel pensamiento griego. Afortunadamente, ya no nos imaginamos a los pensadores griegos como

    puros racionalistas que platican en el cielo del entendimiento puro. Antes que acercarnos a Grecia, unsiglo de helenismo moderno ha terminado por alejrnosla. Por tanto, la cuestin que se plantea es

    saber si la mente griega funcionaba con los mismos modelos y las mismas motivaciones que lanuestra. La investigacin contempornea choca en particular y constantemente con el siguiente problema: Por qu la razn griega que ha descubierto las matemticas no ha descubierto suaplicacin a la ciencia? Hoy en da hay quienes hasta llegan a preguntarse si la razn griega

    pertenece a lo que hoy llamamos lo racional.

    Es posible realizar una analoga con laarquitectura, si se entiende que elementos igualesgeneran resultados muy distintos. El contexto histrico

    claramente define las formas creadas y el avancetecnolgico no se da de un da a otro. Podemos tomar elejemplo de la Galera Nacional de Berln de Mies Van derRohe una interpretacin de elementos existentes en elPartenn griego. De esta forma esta pregunta pierde surelevancia, las preocupaciones en ese entonces nocorresponden a las contemporneas.

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    IV. La ciudad pensada, la ciudad vivida

    1. LA RAZON GRIEGA Y LA CIUDAD.

    Despus de Nietzsche, la filologa moderna se ha visto llevada a explorar de modo preferente las zonas llamadas oscuras del alma griega, a oponer Dionisio a Apolo. Al comienzo de esehermoso libro que lleva por titulo Les Grecs et lIrrationnel , E. R. Dodds cuenta la siguiente ancdota,muy tpica de cierta mentalidad moderna: Un da, hace unos anos, mientras miraba yo las esculturasdel Partenn en el Museo Britnico, un joven de aspecto inquieto me abordo y me dijo: Se que noestila confesar algo semejante, pero a mi estas maquinas griegas no me conmueven en absoluto. He ah lo interesante le dije-. Podra usted precisar los motivos de su indiferencia? El reflexiono y

    finalmente respondi: Pues bien, todo esto me parece demasiado racional. Y luego se dedica Doddsa presentar de modo muchas veces feliz, otras mas discutible, a la vez los aspectos no racionales de

    pensamiento griego, del chamanismo o del menadismo , y los esfuerzos de la razn griega para

    dominar las fuerzas oscuras . Mas all de esta ancdota y de este intento, es imposible dejar derecordar que, sobre todo bajo la influencia de Heidegger, la visin que hoy tenemos de Parmnides yde Herclito solo guarda muy lejanas relaciones con el racionalismo, as como, por otra parte, con elhumanismo . Se insistir, mas que en la cadena de las razones y de las mediaciones, en laexperiencia fundamental de la verdad como develacin del ser sobre la exaiphnes , lo repentino dela tercera hiptesis de Parmnides (por lo dems, absurdamente comprendida) y de la VII carta dePlatn.

    Poco importa aqu el carcter a menudo demencial de estas exegesis: lo indudable es que hoyya no podemos representarnos la Razn como si surgiera de golpe, como Atenea, del universo delmito, ni podemos imaginarnos a Tales y a Pitgoras tratando repentinamente los conceptos sin recurrir a la materia y de modo puramente intelectual, como deca Platn. A decir verdad, para todauna escuela histrica, el problema que solemos plantear como pasaje del mito a la razn, es un

    problema inexistente . Esto es lo que ha tratado de mostrar F. M. Cornford a lo largo de toda su fundamental obra, que continua hasta su libro pstumo Principium sapientiae . Al pasar del mito a larazn no se ha salido del mito, y lo que en los griegos llamamos razn no es a menudo otra cosa quemito.

    Un orculo es una respuesta que da unadeidad por medio de sacerdotes, o de la Pitia oPitonisa griega y romana, o la Sibila, o incluso atravs de interpretaciones de seales fsicas. Lacultura griega es representada como una culturaextremadamente racional, nunca se aprecia elfuerte misticismo adjunto a la cultura.