Pescando Por La Mona

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Por: Michelle T. Schärer-Umpierre, PhD Desde los primeros asentamientos taínos, la pesca ha sido una parte importante de las actividades humanas de la Isla de Mona. Durante miles de años, y antes del 24 de septiembre de 1494 cuando llegó el Capitán Cristóbal Colón, estos indígenas cruzaban hábilmente el Canal de Mona en cayucos. El cacique Amona dirigía a los indígenas que ocupaban la isla y es por él que se bautiza como “Ysla del’Amona,” o sea, la isla del cacique Amona. Con el tiempo, el nombre se convirtió en Isla de Mona y, para los que tienen alguna duda, no tiene nada que ver con monos. La evidencia de los yacimientos arqueológicos indica que los taínos dependían de una gran variedad de moluscos marinos para su subsistencia, tales como carrucho y bulgao, al igual que de varias especies de peces que habitaban en las áreas cercanas a la costa. A través del tiempo, Pescando por la Mona Los indígenas caribeños construyeron embarcaciones confeccionadas con maderos y fabricaron arpones con asta en madera con punta de piedra o hueso para la pesca en aguas someras. Foto: Manuel Valdés Pizzini Ilustración: Daniel Irizarri Oquendo MAR ADENTRO 21

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Revista Ambiental MarejadaEdición Especial Isla de Mona: Un paraíso desconocidoVol. VII, Núm.1 Verano 2011Marejada es publicada por la Oficina de Comunicaciones del Programa del Colegio Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico

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Por: Michelle T. Schärer-Umpierre, PhD

Desde los primeros asentamientos taínos, la pesca ha sido una parte importante de las actividades humanas de la Isla de Mona. Durante miles de años, y antes del 24 de septiembre de 1494 cuando llegó el Capitán Cristóbal Colón, estos indígenas cruzaban hábilmente el Canal de Mona en cayucos. El cacique Amona dirigía a los indígenas que ocupaban la isla y es por él que se bautiza como “Ysla del’Amona,” o sea, la isla del cacique Amona. Con el tiempo, el nombre se convirtió en Isla de Mona y, para los que tienen alguna duda, no tiene nada que ver con monos. La evidencia de los yacimientos arqueológicos indica que los taínos dependían de una gran variedad de moluscos marinos para su subsistencia, tales como carrucho y bulgao, al igual que de varias especies de peces que habitaban en las áreas cercanas a la costa. A través del tiempo,

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Los indígenas caribeños construyeron embarcaciones confeccionadas con maderos y fabricaron arpones con asta en madera con punta de piedra o hueso para la pesca en aguas someras.

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se dieron visitas de corsarios, el exterminio de los taínos y varios asentamientos europeos para los cuales los recursos pesqueros y la agricultura fueron el sustento principal. Durante el siglo XIX, se ubicaron varios concesionarios europeos en la Mona que extraían guano de las cuevas, para pólvora y fertilizante, y realizaron algunos intentos de agricultura, pero con éxito limitado. Indudablemente, se beneficiaron de los abastos pesqueros durante todo ese tiempo.

Los habitantes de la isla, en el siglo XX, eran familias puertorriqueñas dedicadas a la pesca y a

asentamientos humanos en la isla, la pesca era principalmente de subsistencia. Sin embargo, esta pasó a tener un carácter comercial durante el siglo XX, pues los campamentos pesqueros comenzaron a vender pescado y careyes de la Mona a Puerto Rico en cantidades limitadas por la falta de refrigeración. Durante 1943, se llevó a cabo una iniciativa de desarrollo pesquero de la Compañía Agrícola de Puerto Rico, que fomentó que las embarcaciones de pesca emprendieran viajes a la Isla de Mona para proveer alimento localmente durante los años de la guerra. Luego de esa época, se hicieron grandes capturas de peces en las aguas circundantes

Oscar Lugo Rodríguez y su Anacaona.

la caza con intercambio de productos en los puertos de Cabo Rojo y de Mayagüez. Estas familias tenían campamentos o rancherías en las costas desde donde capturaban tortugas marinas (carey) con volantes de carey (redes de malla grande) que se tendían en la laguna costera, cerca de los lugares donde accedían a las playas para anidar. Estos reptiles abastecieron las rancherías de Punta Los Ingleses y Playa Pájaros, en el sureste de Mona, desde donde eran transportados y vendidos vivos en los comercios de Puerto Rico. En 1972, los campamentos pesqueros y las rancherías fueron eliminados, ya que la Isla de Mona fue transferida al Departamento de Recursos Naturales. La tradición pesquera de tortugas marinas se convirtió en una actividad ilícita, cuando la ley de especies en peligro de extinción (1973) prohibió la captura de las dos especies de carey: de concha y blanco.

La pesca de peces y de mariscos en el mar tiene una historia similar. Durante los tiempos de los

a la Isla de Mona. Para 1970, se estimó que 35 embarcaciones se dedicaban a la pesca de chillos de profundidad, de meros y de pargos. Se calcula que cada embarcación capturaba aproximadamente 500 lbs. de pescado por mes en faenas de 7 días alrededor del Canal de la Mona.

En la década de los 70, las operaciones de pesca comercial, que dominaban en el Canal de la Mona, tenían artes de pesca y embarcaciones especializadas para la captura de chillos de aguas profundas. El carrete y la línea de mano se sustituyó por calas y malacates eléctricos que llevan los anzuelos hasta más de 100 brazas de profundidad para capturar cartuchos, chillos ojo amarillos y muniamas. Algunas de las embarcaciones que sobrevivieron pescando este recurso por décadas incluyen a los veleros Mayra, Cantalicio, Tres Hermanos y las lanchas Maruca, Antares, Jessica, Anacaona, Tinglar, Chegüi, Jaymilie, Santa María, Yanice Daluel, Sorylu, My Dream, Mona Queen,

Pescadores con captura de peje blanco en El Seco, Mayagüez.

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desvanecimiento de las especies que las formaban. Por ejemplo, según los mismos pescadores que los capturaban, los meros cherna (Epinephelus striatus) abundaban en las lagunas llanas cercanas a las playas y las costas rocosas. Aparentemente, se podía escoger, mediante la pesca de arpón a pulmón (en apnea), cuál era el tamaño adecuado del mero cherna para la ocasión. Hoy día, es muy raro ver uno de estos, al igual que otras especies que forman agregaciones, como por ejemplo el pargo mulato (Lutjanus jocu).

Con la meta de proteger las poblaciones de peces de arrecifes, se establecieron distintas medidas de manejo y regulaciones específicas en la Reserva Natural de Mona y Monito. Dentro de un radio de 9 millas náuticas (hasta donde llega la designación de Reserva Natural), están prohibidas ciertas artes de pesca, como nasas, redes, chinchorro, arpón, palangre y aparatos para capturar peces de acuario, entre otros. Para ayudar a restaurar las poblaciones de peces de arrecifes, se ha establecido una reserva marina o zona de no pesca (no-take zone) alrededor de Mona y Monito hasta una milla náutica de la costa. Sin embargo, para propósitos de pesca deportiva, se permite la captura con hilo de pescar y anzuelo, desde la orilla, en las áreas recreativas de Playa Sardinera y Playa Pájaros.

El propósito de la reserva marina es permitir la recuperación de las poblaciones que han sido afectadas por la pesca. Se espera que los procesos

Rosas de Mar, Solimar y María Efigenia, entre otras. Varias generaciones de familias de tradición pesquera se criaron con las pescas del Canal de la Mona. Para Oscar Lugo Rodríguez, dueño de la Anacaona, la pesca de profundidad le permitió vivir de este recurso durante muchos años y llegó a traer hasta 18 quintales (1800 lbs. o casi una tonelada) de chillos en un viaje de pesca por la Mona.

Durante una evaluación de las condiciones de los recursos marinos de los arrecifes de las islas de Mona y Monito, para el programa de Santuarios Marinos de la Administración Nacional Oceanográfica (NOAA, por sus siglas en inglés), se determinó que, al menos, 270 especies de peces habitan en esta zona y que el arte de pesca más común era la de cordel y el carrete de mano. Se documentó la pesca recreativa de altura en las zonas profundas alrededor de las islas, principalmente, para las especies pelágicas, incluyendo las agujas, las velas, los petos y los dorados. En los arrecifes cercanos a las costas de ambas islas, los pescadores recreativos se enfocaban en la captura de meros y de pargos. Según el Plan de Reserva Forestal (DRN, 1975), se documentó una merma en las especies de peces de arrecifes, como consecuencia de la pesca de arpón. Aunque el arpón fue prohibido en la Mona desde 1973, raramente fueron puestos en vigor los reglamentos que así lo establecían. Otros recursos importantes para la pesca recreativa, que abundaban en los arrecifes cercanos a la Isla de Mona, lo son el carrucho, el bulgao y la langosta.

La pesca intensa que se llevó a cabo en los arrecifes de las islas de Mona y Monito, durante estas décadas, causó la merma de poblaciones de algunas especies. Por ejemplo, hoy día es muy raro encontrar pargos y meros grandes. Los pargos y los meros forman agregaciones de desove en lugares específicos año tras año, por lo que el conocimiento tradicional de los pescadores que frecuentaban la Mona se enfocó precisamente en estos eventos predecibles. Varias yolas de las costas de Puerto Rico se aventuraban a la Mona en viajes cortos, durante los días después de la luna llena, específicamente para capturar los peces agregados para reproducirse. La consecuencia de esta pesca fue la desaparición de las agregaciones y el

Delimitación de la Reserva Marina en la Reserva Natural de

las Islas de Mona y Monito.

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Lutjanus jocu, o pargo mulato por su nombre común, es una especie de pargo de arrecifes de coral que forma agregaciones de desove.

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naturales de reproducción y de migración aumenten el número de peces dentro de la reserva. Al tener una población más saludable, esta puede fortalecer sus números, reproducirse exitosamente y proveer larvas para beneficiar otros lugares con semillas de organismos marinos. En la Reserva Natural de

Mona y Monito, esto es aún más importante, ya que hay pocos lugares cercanos de donde pueden llegar larvas de especies de peces y de mariscos. Incluso, hay algunas especies que se encuentran en la República Dominicana y las Islas de Mona y Monito, pero no en Puerto Rico, lo que sugiere que la conectividad entre las islas de Mona y Monito y Puerto Rico no es muy significativa. La implicación de esto es que los peces de Mona y Monito se suplen de las poblaciones del área (auto-reclutamiento) y, por tanto, es de mayor importancia, para el futuro de la pesca, la protección del recurso dentro de la reserva.

Esta reserva marina es la más grande en todo el archipiélago de Puerto Rico. El área hasta una milla de la costa alrededor de las islas comprende aproximadamente 19,917 acres (8,060 hectáreas o 80.6 km2). Alrededor de la Isla de Monito hay 3,354 acres (13.6 km2); y alrededor de la Isla de Mona hay 16,594 acres (67 km2) de hábitats sumergidos donde las especies de peces y de invertebrados marinos se

pueden reproducir naturalmente. Está permitida la pesca de cordel fuera de una milla de la costa donde las especies pelágicas, como el dorado, las sierras y los petos, abundan. También, se pueden capturar una variedad de especies de profundidad, ya que estos hábitats de aguas profundas están fuera de la

reserva marina y se extienden a través del Canal de la Mona.

Un estudio reciente de Daniel Mateos Molina, estudiante de maestría de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, reveló que entre 2005 y 2010 algunas especies importantes para la pesca recreativa han aumentado en la reserva marina. Interesantemente, este aumento en el número de peces también se observó en la zona que permaneció abierta a la pesca desde el año 2004 al 2010, frente a Playa Sardinera. Esto sugiere que las poblaciones de especies que fueron pescadas intensamente, como el mero mantequilla y el mero cabrilla, todavía conservan la capacidad para recuperarse de la sobrepesca con una protección y vigilancia de la reserva marina.

Todos estamos obligados a proteger los recursos valiosos de la Isla de Mona que también les han servido a nuestra generación, así como a las que nos precedieron, incluyendo a nuestro antecesor, el cacique Amona.

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