PERSONAJES DE ENVIGADO EN EL SIGLO XX · 2016-12-26 · Bustamante, Pbro. Eugenio Villegas Giraldo,...

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CENTRO DE HISTORIA DE ENVIGADO “JOSÉ MANUEL RESTREPO Vélez” PERSONAJES DE ENVIGADO EN EL SIGLO XX HISTORIA BIOGRÁFICA 2009

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CENTRO DE HISTORIA

DE ENVIGADO

“JOSÉ MANUEL RESTREPO Vélez”

PERSONAJES DE ENVIGADO

EN EL SIGLO XX

HISTORIA BIOGRÁFICA

2009

Personajes Autor del artículo

AGUDELO BOHORQUEZ

BERNARDO

Carlos Enrique Jurado

Giraldo

ARANGO MONTOYA

FRANCISCO

Carlos Enrique Jurado

Giraldo

ARANGO PEREZ DÉBORA José Fernando Flórez

Álvarez

BOTERO BARRERA

HERNANDO Rocío Agudelo Salinas

CANO VILLEGAS LUIS Carlos León Gaviria

Ríos

CAÑAS RESTREPO ELADIO Pedro Nel García

Arroyave.

CORREA ESTRADA

ADELAIDA

Blanca Ruth Álvarez

González

CEBALLOS URIBE MARÍA Rocío Agudelo Salinas

FERNANDEZ MONTOYA

CAROLINA

Blanca Ruth Álvarez

González

FRANCO VÉLEZ JORGE Blanca Ruth Álvarez

González

GARCÉS ESCOBAR

SACRAMENTO

Blanca Ruth Álvarez

González

GARCÉS LONDOÑO PASTOR Elizabeth Redondo

Benítez

GONZÁLEZ ARANGO

ANTONIO JOSÉ

Carlos Enrique Jurado

Giraldo

GONZALEZ OCHOA

FERNANDO

Demetrio Quintero

Quintero

HOYOS GALLO MARTÍN J. Jairo Hoyos Ochoa

JARAMILLO RESTREPO

JULIO CESAR

Francisco Madrid

Quiroz

LONDOÑO OCHOA CARLOS

MARIO

Amelia Sánchez D.

Edgar A. Montoya

MADRID QUIROZ

FRANCISCO

Henry Gallo Flórez

MEJÍA BUSTAMANTE JESÚS

MARÍA

José Fernando Flórez

Álvarez

MEJÍA MONTOYA ALFONSO Luis Alberto Restrepo

Mesa

MESA JARAMILLO JOSÉ

MARÍA

Amelia Sánchez

Durango

MEZA Y POSADA SAMUEL

ARTURO

Luis Alberto Restrepo

Mesa

MONTOYA ARBELÁEZ

GERMÁN Miguel Peláez Posada

RENDÓN CARMONA

ISRAEL

Luis Alberto Restrepo

Mesa

RESTREPO BOTERO PEDRO

LUIS

Elizabeth Redondo

Benítez

RESTREPO MOLINA

FRANCISCO

Luis Alberto Restrepo

Mesa

SANTAMARÍA LUIS Rocío Agudelo Salinas

SANTAMARÍA RESTREPO

AURORA

Blanca Ruth Álvarez

González

SANTAMARÍA VASCO

PEDRO PABLO Henry Gallo Flórez

URIBE PALACIO JESÚS Henry Gallo Flórez

VANEGAS MONTOYA

RUBÉN DARÍO

Gustavo Montoya

Marín

VÁSQUEZ MEJÍA ESTEBAN Luis Alberto Restrepo

Mesa

VÉLEZ BARRENECHE

MARCELIANO

Edgar Antonio Aparicio

Montoya

VÉLEZ ESCOBAR SANTIAGO Alfonso Restrepo

Londoño

VÉLEZ GÓMEZ PACOMIO Francia Marieta Garcés

Giraldo

VILLEGAS GIRALDO

EUGENIO Martín Hoyos Gallo

VILLEGAS LÓPEZ PABLO Pedro Alonso Rivera B.

PRÓLOGO

En mi carácter de primera autoridad de nuestra

querida Ciudad Señorial de Antioquia, saludo con especial

alborozo la publicación de este libro sobre “Personajes de

Envigado en el siglo XX”, con la absoluta convicción de

que este esfuerzo de la Administración Municipal y del

Centro de Historia, será positivamente recibido por toda la

ciudadanía, porque el rescate de los valores del ayer en no

sólo constituye un signo de gratitud para el encomiable

periplo de quienes han contribuido a forjar la grandeza de

nuestro terruño sino que constituye, sin lugar a dudas, un

motivo de acicate para que las nuevas generaciones sigan

esos ejemplos de laboriosidad y rectitud.

Refiriéndose a Envigado, el inolvidable galeno

Francisco Restrepo Molina, afirmó:

“Qué admirable ha sido este rincón de la patria

colombiana, este pueblo que, en sus albores, en época

colonial, se perfiló y descolló porque sus talentos, que

más tarde habrían de ser sillares y piedras angulares de

la república naciente, hasta llegar a constituir uno de los

núcleos más históricos de la nacionalidad, pues a lo largo

de la evolución histórica brilló y dejó estela luminosa en

todos los campos de la ciencia, las artes y del humanismo:

historia, filología, literatura, ciencias naturales,

sociología, en connubio indisoluble, se dieron cita para

esculpir una organización indestructible ante los embates

de las fuerzas que hacen veleidosa toda humana

empresa”.

Al repasar los perfiles biográficos consignados en

esta obra, no podemos menos que sentir el orgullo

patriótico que nos inspira las ejecutorias de estos

distinguidos ciudadanos y ciudadanas, que con grandeza

de miras, desprendimiento personal y nobles acciones,

pusieron el nombre de Envigado muy en alto en el

discurrir de nuestra convulsionada historia como nación.

Al despuntar el siglo XX, encontramos al General

y abogado Marceliano Vélez predicando la conveniencia y

la concordia entre nuestros partidos tradicionales hasta

lograr que se aprobara la reforma constitucional de 1910,

donde la Carta Política de 1886 adquirió un carácter más

democrático y brindó reales garantías a todos los

colombianos para participar, en igualdad de condiciones,

en la definición del rumbo de Colombia como república.

Luego, aparece el periplo vital del educador José

María Mesa Jaramillo, primer Secretario de la Academia

Antioqueña de Historia, quien dedicó su vida a recopilar y

difundir los hechos y personajes de nuestra comarca

aprovechando su condición de Director de Archivos del

Departamento.

Más tarde nos encontramos con la figura

inolvidable del Maestro de Otraparte, el Filósofo de la

Autenticidad, Fernando González Ochoa, mostrándonos su

peculiar visión de la vida y del cosmos, que le mereció ser

candidatizado al Premio Nobel de Literatura.

Y no podía dejar de mencionar a la Pintora Débora

Arango, cuyo nombre brilla con luz propia en la

constelación de los Grandes de Envigado, haciendo honor

a nuestras mujeres, imprimiéndole el sello de su rebeldía y

pasión por la justicia, que marcó un hito imborrable en la

plástica latinoamericana.

Todos ellos, al lado de otros 34 ilustres

envigadeños y envigadeñas, reciben el reconocimiento en

estas páginas que pretenden exaltar estos paradigmas de la

ciencia y la virtud, que con su accionar no sólo sirvieron

bien a esta comunidad social sino que fueron dignos

sucesores de nuestros mayores.

Observando la rutilante constelación de personajes

de Envigado, en los siglos XVIII, XIX y XX, quienes hoy

tenemos el privilegio de contarnos entre sus dirigentes no

podemos menos que sentirnos intimidados por el reto de

seguir llevando con dignidad la antorcha.

Hoy, mirando con optimismo el presente, creemos

que avanzamos con seguridad en la tarea común de

construir un Envigado más seguro y más amable.

Tenemos la confiada esperanza que nuestra

juventud, pese a los peligros y desafíos de la modernidad,

sabrá valorar y seguir la senda que han recorrido nuestros

ancestros, participando, en forma activa, en la empresa de

hacer de Colombia una nación más justa, más solidaria y

más acogedora para todos.

De Grandezas y de Sabios llevamos la heredad…

Que el Supremo Hacedor nos de la fortaleza suficiente

para seguir adelante, cosechando los bienes del

conocimiento, la ética y el progreso.

José Diego Gallo Riaño

Alcalde Popular de Envigado.

PRESENTACIÓN

Envigado, como la mayoría de las poblaciones de

Antioquia, fueron construidas por hombres y mujeres que

llevaban en sus genes el espíritu emprendedor dado por

una mezcla de razas pujantes y luchadoras. Es así como la

mayor riqueza de éste poblado fueron sus gentes que

vinieron a hacer de él uno de los más distinguidos y más

caracterizados dentro del amplio panorama del País Paisa

y de Antioquia La Grande. Por ello hoy en día se le

reconoce como uno de los municipios que ha dado más

eminentes ciudadanos en todos los ámbitos de la cultura y

en el servicio a la Patria.

De sus lares, han salido ilustres hombres públicos,

militares para la defensa de la Nación, de las leyes y de las

ideas políticas, educadores, grandes pensadores, médicos,

científicos, escritores, poetas, artistas, forjadores en lo

civil y en lo cultural, toda una pléyade de personajes para

crear la historia del municipio y en parte la del país

mismo.

Este libro, es y será un reconocimiento a las

labores y ejecutorias de estas personas que con su

sapiencia y esmero lograron dejar huella para ser mostrada

a las futuras generaciones de envigadeños y envigadeñas.

En él encontrarán los lectores, una serie de personajes que

hicieron parte de la vida del Envigado durante el siglo XX.

- No son todos los que están, ni están todos los que son. –

Faltan con seguridad muchas personas que al igual que

otros de los aquí presentados, han tenido méritos para

estar representes en estos escritos y deberían hacer parte

de este rosario de personajes ilustres, pero la extensión del

libro no nos ha permite abarcarlos a todos, y tan sólo se

han escogido algunos, para dar una muestra de los valores

individuales de aquellas personalidades que nacieron o

hicieron su estancia de vida para la cultura en el Envigado

del anterior siglo.

Podemos encontrar en este libro, una serie de

personajes que se desempeñaron según su profesión u

oficio con gran tino, y dieron lustre a su municipio.

Enumerar a cada uno sería largo y por ello dejamos que el

lector se haga una idea de cada uno de ellos, algunos para

recordar, otros para conocerlos mejor, otros tal vez

olvidados o desconocidos, pero todos muy importantes. Se

busca con esta compilación, dar a conocer lo más

destacado de cada uno de los protagonistas sin

ampulosidad y más como una fuente primaria para los

iniciados en estos estudios biográficos. Igualmente, se

trata de una publicación para el conocimiento de

estudiantes y profesores del Municipio, que en ella

encontrarán datos de utilidad y conocimientos en lo

relacionado con los aspectos cívicos y culturales para

tenerlos presentes en sus cátedras o en el aprendizaje de

los valores que han trasegado en el discurrir de nuestra

comunidad social.

Hemos creído, al hacer esta selección, poder

mostrar una sinopsis, es decir, una síntesis de las vidas y

obras de los personajes más representativos en lo cultural

o de aquellas personas que fueron conocidas por haberse

destacado en alguna rama del saber y que hayan aportado

sus conocimientos en bien de las gentes del municipio o

sus logros hayan repercutido en beneficio de un mayor

mérito para la Ciudad. Tal es el caso de algunos de los

aquí descritos en sus mini-biografías, quienes

residenciaron poco en su terruño de nacimiento, pero que

dieron gloria con sus ejecutorias a su patria chica, como

fueron los ilustres militares, General Marceliano Vélez

Barreneche y el Coronel Luis Alfonso Garcés Ochoa, o los

de el jurista Carlos Mario Londoño Mejía o el Sacerdote

Rubén Darío Vanegas Montoya que aún vive y ejerce su

vicariato apostólico. Igual que este último, se encuentran

habitando entre nosotros personajes descritos como son el

Maestro Francisco Madrid Quiroz, pintor de gran

renombre y el Médico Hernando Botero Barrera, único

fundador del Centro de Historia que aún nos acompaña; de

quienes estamos altamente orgullosos por tener el cariño y

el aprecio de todos los ciudadanos envigadeños y a la

fecha gozan de buena salud.

No falta en esta muestra de insignes personajes, las

representantes de las mujeres envigadeñas, tanto en lo

cultural como dadas en su ejemplo de constancia y

abnegación. La gran pintora Débora Arango Pérez, quien

nos hizo conocer del mundo artístico a escala mundial; las

educadoras Aurora Santamaría Restrepo, María Ceballos

Uribe, Carolina Fernández Montoya, Adelaida Correa

Estrada; todas ellas dadoras de su genio y conocimientos

en bien de la educación y creadoras de futuras

generaciones para el servicio de la sociedad y de sus

congéneres.

Igual que las anteriores, podemos nombrar

beneméritos educadores en las personas de Don Jesús

Uribe Palacio, Don Bernardo Agudelo Bohórquez, quienes

fueron también Presidentes por varios períodos del Centro

de Historia. Y como benefactores de las gentes de

Envigado, no podemos olvidarnos de los médicos, Dr.

Jorge Franco Vélez, gran escritor, de los doctores

Francisco Restrepo Molina, Israel Rendón Carmona o de

nuestro insigne Dr. Samuel Arturo Meza y Posada, quien

sirvió al Centro de Historia, como su primer Presidente y

luego fue su secretario perpetuo, y del abogado Dr.

Alfonso Mejía Montoya, quien también ocupó la

Presidencia del Centro de Historia.

Encontramos hombres cívicos como Don Pacomio

Vélez Gómez, Don Esteban Mejía Vásquez o a Don

Martín Hoyos Gallo, este último quien fue nuestro Fiscal

por varios años. De los escritores, poetas y periodistas

como lo fueron el Filósofo Fernando González Ochoa,

Don Luis Cano Villegas, Don Sacramento Garcés

Escobar, Don Pastor Garcés Londoño, Don José María

Mesa Jaramillo, gran historiador, Sr. Santiago Vélez

Escobar, el poeta, conocido como El Caratejo Vélez; de

los prelados y sacerdotes, Pbro. Francisco Arango

Montoya, Monseñor Germán Montoya Arbeláez, Pbro.

Antonio José González, Pbro. Jesús María Mejía

Bustamante, Pbro. Eugenio Villegas Giraldo, Pbro. Pablo

Villegas López y el Sacerdote pintor y amante de la

naturaleza Julio Cesar Jaramillo Restrepo.

Y en lo cultural no podíamos dejar pasar al gran

amante del cine callejero, Eladio Cañas Restrepo. Además

la música no podía faltar y dentro de las familias

Santamaría que ha tenido eximios representantes,

destacamos como sobresalientes a Don Pedro Pablo

Santamaría Vasco, a su hermano Jaime Santamaría y a su

primo Luis Santamaría, quienes junto a los demás

integrantes de su núcleo familiar han dejado muy en alto el

nombre del pueblo envigadeño. De su descendencia se

cuenta aún con Doña Berta Santamaría Londoño, hija de

Luis, quien fue durante muchos años organista del Templo

Principal, Santa Gertrudis.

El Centro de Historia de Envigado, José Manuel

Restrepo Vélez, agradece a sus socios y colaboradores

que han participado en la elaboración de este libro y

espera continuar la labor de difundir los valores cívicos y

ciudadanos, para el aprovechamiento de sus habitantes y

entidades educativas. Agradecimiento muy especial al Sr.

Alcalde Dr. José Diego Gallo Riaño y al señor secretario

para la Educación para la Cultura, Licenciado Pedro

Alonso Rivera Bustamante, quien también nos ha

colaborado con la biografía del Presbítero Pablo Villegas

López; a la Dra. Paola Vélez Díaz, Directora de Cultura y

a la Directora de la Casa de la Cultura Sra. Clara Vargas

Aristizábal y su asesor para las publicaciones Sr. Juan

Carlos Suárez, por sus aportes para llevar a feliz término

esta publicación

Arq. Henry Gallo Flórez

Presidente Centro de Historia.

“José Manuel Restrepo Vélez”

Envigado, junio de 2009.

ENVIGADO CIUDAD SEÑORIAL DE ANTIOQUIA

UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE ENVIGADO: Envigado está situado al Sudeste de la capital del Departamento de Antioquia (Parte meridional del Valle de Aburra), sobre un plano medianamente elevado del resto del Valle del Aburrá. Dista del centro de Medellín 10 kilómetros y de la Capital de la República 545 kms. Su temperatura promedia varía desde 22°C en la cabecera municipal, hasta los 18 ° C en la parte alta y una humedad relativa del 70%. Población aproximadamente 175.000 habitantes Barrios 39 Veredas 6

Panorámica de Envigado, vista desde la parte alta de las

Palmas.

EXTENSIÓN: El Municipio de Envigado tiene un área aproximada de 78.80 Km2, de los cuales 68 kms2 corresponde al área rural, en donde se concentra apenas un 7 % de su población y 12.12 kms2 al área urbana, donde se concentra el 93 % de sus habitantes. De la superficie total que corresponde al Valle del Aburrá, Envigado ocupa el 4.3 % y séptimo lugar en área entre los diez municipios que lo conforman. LÍMITES: Al Norte, con el municipio de Medellín, al Oriente, con los municipios de Rionegro y El Retiro, al Sur, con Sabaneta y Caldas y al Occidente, con el municipio de Itagüí.

COORDENADAS: Sus coordenadas son:

Latitud: 6° 10' 19'' Longitud: al oeste de Greenwich: 75° 35' 09''

CLIMA:

Las regiones del Valle de Aburrá y el oriente antioqueño poseen un comportamiento pluvial intra-anual con dos épocas húmedas y dos épocas secas. Es una región con variaciones climáticas de húmeda a muy húmeda, con precipitación promedio de 2.000 milímetros, la cual varía desde 1.300 milímetros en la parte noroccidental hasta 2.300 milímetros en la parte del altiplano oriental.

TEMPERATURA Y HUMEDAD:

Su temperatura promedio varía desde 22°C en la cabecera municipal hasta los 18°C en la parte alta y una humedad relativa del 70%.

POBLACIÓN: Población Total: 175.065 Habitantes.

(Proyección oficial DANE 2005).

Población Rural: 6.59% - (11.535 Individuos) -. Población Urbana: 93.41% - (163.550 Individuos) - Barrios: 39. Parroquias: 17 Establecimientos de Educación, así:

o Preescolares 40 , privadas 23 o Instituciones oficiales: 11 Sedes 26 o Instituciones privadas: 63 o Educación Superior:

2 oficiales – Débora Arango, Inst. Univ. de Envigado.

2 privadas – Escuela de Ingeniería, Universidad Cooperativa.

Acto cívico en la Alcaldía

ADMINISTRACIÓN:

Señor Alcalde Municipal.

Secretaria del Alcalde.

La Administración cuenta con las siguientes

Secretarías y Dependencias:

Secretaría de Gobierno

De Bienestar social.

Planeación.

Educación para la Cultura.

Hacienda.

Medio Ambiente y Desarrollo Rural.

Desarrollo Económico.

Equidad de Género para la Mujer.

Obras Públicas.

Transporte y Tránsito.

Salud.

Control Interno.

Secretaría Administrativa.

Oficina Asesora de Jurídica.

Enviaseo E. S. P.

Envicárnicos.

Centro de Formación para el Trabajo.

Inder.

Escuela Superior Tecnológica de Artes, Débora

Arango.

Institución Universitaria de Envigado.

Hospital Manuel Uribe Ángel.

Envisalud.

CONCEJO MUNICIPAL, integrado por 17 concejales

con su respectiva Mesa Directiva.

ÓRGANOS DE CONTROL:

Personería

Contraloría.

Igualmente la Administración apoya instituciones, como son el Centro Geriátrico Atardecer; para el beneficio de los adultos mayores. A entidades educativas como el CEFIT, Centro de Formación Integral para el Trabajo, baluarte de los envigadeños. Al Centro de Historia del Municipio, con invaluables apoyos para su funcionamiento. A las entidades de minusválidos ALFIME y otras instituciones culturales al servicio de la comunidad, como son la Sociedad de Mejoras Públicas con su Biblioteca “José Félix de Restrepo”.

Mural en el Palacio Municipal

SÍMBOLOS DE ENVIGADO:

Toda entidad territorial, del ámbito local, regional o

nacional tiene sus símbolos. Pero es necesario distinguir

entre los símbolos oficiales que son aquellos adoptados

como tales, es decir, con arreglo a unas formalidades de

carácter legal, que les permitan por tanto ostentar esa

calidad; para distinguirlos de otros símbolos consagrados

por el uso popular, pero que no han llenado los requisitos

requeridos para llevar de manera oficial este título.

Las entidades territoriales por tradición universal, han adoptado como sus símbolos oficiales: el himno, el escudo y la bandera. Además, Envigado cuenta, también, con su flor emblemática la “Restrepia Antennifera”.

La Flor emblemática de Envigado, es la “Restrepia Antennifera”. Pertenece a la familia de las orquidáceas. Su nombre vulgar es “zancudo”. El notable científico alemán Alexander Von Humboldt inmortalizó la memoria del Padre de la Historia Nacional, el envigadeño doctor José Manuel Restrepo Vélez, dándole su nombre a ésta orquídea propia de Envigado.

Museo Otraparte y Casa de la Cultura

Envigado

HIMNO DE ENVIGADO

Acuñan bravas y aristas los filos de las montañas;

sobre soles y luceros reina Gertrudis la Magna

para guardar una herencia fusión de músculo y alma;

¡América puso el fuego, el crisol lo trajo España!

I I

Dos continentes fundidos, en la Ayurá se derraman...

y una casta de hombres grandes sus corazones levanta

Líderes de ciencia y arte, y justicia libertaria,

¡Guían la paz y las letras entre la cruz y la espada!

III

En el yunque del trabajo Envigado se agiganta.

Los hombres se hacen fuertes con lanzaderas y azadas de sus hombres valerosos y sus mujeres honradas.

¡Penachos de humo coronan los castillos de sus fábricas!

IV

Leyendas y tradiciones} susurran entre las cañas,

y en las ceibas majestuosas arrullan palomas blancas. Envigado canta y lucha entre carrieles y ruanas, ¡y una juventud pujante

iza el Pendón de la Patria!

El Himno de Envigado fue oficializado en 1978,

mediante el Acuerdo Número 004, por iniciativa de

don Bernardo Agudelo Bohórquez, quien se

desempeña como Personero Municipal, para ésa

época.

La música es del consagrado autor antioqueño,

el maestro Carlos Vieco Ortiz; la letra de María

Nieves Fernández Baldovi, artista lírica española y los

arreglos del maestro Luis Uribe Bueno.

Es una música marcial de comienzos del siglo

XX, con un texto octosílabo de treinta y dos versos y

cuatro estrofas, una de ellas para el coro.

El Himno fue inspirado en el diseño del escudo,

realizado por el Presbítero Julio César Jaramillo

Restrepo.

EL ESCUDO DE ENVIGADO

Fue ideado por el Presbítero Julio César Jaramillo Restrepo y adoptado oficialmente por el Concejo Municipal mediante el Acuerdo N° 019 de diciembre 1° de 1.994, aunque de manera extraoficial se venía utilizando desde la década del sesenta. Tiene forma gótica española terciada en bandas de colores y esmaltes, en el que reposa en campo azur (azul), el perfil de las torres del templo de Santa Gertrudis la Magna. En la banda interior diestro en color gules (rojo), de arriba hacia abajo, se encuentran los símbolos de la medicina, una espada de guerreros, un bonete, un

bastón de mando y una pluma, las cuales significan las figuras de los personajes ilustres que se han destacado en la medicina, la teología, las armas, las letras y gobernantes. En el campo inferior sobre el esmalte oro, una colina con un valle por donde corre un riachuelo en azur (azul) dominando el paisaje y, en primer plano, una ceiba con ramaje y en ella un palomar. Los colores y esmaltes en cada banda y bordaduras entre una y otra separan, el campo superior siniestro en color azur (azul); la central en gules (rojo) y el interior diestro en esmalte oro. Tiene su inspiración en la realeza, señorío, valor, intrepidez, riqueza, fuerza, fe y progreso de si gente por un pueblo que se ha ganado el nombre de Ciudad Señorial de Antioquia.

LA BANDERA DE ENVIGADO

Por Acuerdo N° 001 del 19 de Noviembre de 1.982, el Concejo de Envigado adoptó la Bandera Municipal.

Conforme al articulado del mandato edilicio, se tomó el color verde, como símbolo de la Antioqueñidad que siempre ha caracterizado a la gente de Envigado; unido al color naranja, emblema de la pujanza, dinamismo y proyección hacia el desarrollo y el progreso constante de permanente vigencia en la ciudad.

Los colores verde y naranja están distribuidos en tres franjas horizontales: naranja, verde y naranja. Siendo la franja verde la del centro y con un tamaño que es el doble de cada una de las naranja.

MONUMENTO AL LIBERTADOR

Estatua alegórica del Padre de la Patria, General

Simón Bolívar, en el Parque Principal

Personajes de envigado

en el siglo xx

Realización por los miembros y colaboradores

del

CENTRO DE HISTORIA

“JOSÉ MANUEL RESTREPO VÉLEZ”

ESCUDO DEL CENTRO DE HISTORIA

“JOSÉ MANUEL RESTREPO VÉLEZ”

CENTRO DE HISTORIA DE ENVIGADO

“JOSE MANUEL RESTREPO”

JUNTA DIRECTIVA PERÍODO 2009 – 2011

PRESIDENTE: ARQ. HENRY GALLO FLÓREZ VICEPRESIDENTE 1°: LIC. DEMETRIO QUINTERO Q. VICEPRESIDENTE 2°: LIC. ELIZABETH REDONDO BENÍTEZ SECRETARIO: DR. CARLOS ENRIQUE JURADO GIRALDO TESORERO: ADMDOR. LUIS ALBERTO RESTREPO MESA FISCAL: SR. ALFONSO RESTREPO LONDOÑO

Comité editorial y redacción:

Arq. Henry gallo Flórez

dr. CARLOS enrique jurado

Lic. Demetrio quintero quintero

lic. Elizabeth redondo Benítez

Diagramación:

Arq. Henry gallo flórez

Don BERNARDO AGUDELO BOHÓRQUEZ

Un baluarte de la raza antioqueña

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

Don BERNARDO AGUDELO BOHÓRQUEZ

Un baluarte de la raza antioqueña Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo Miembro de Número y Secretario del Centro de Historia de Envigado

El martes cuatro (4) de noviembre de dos mil tres

(2003), luego de padecer con resignación cristiana una

dolorosa enfermedad, falleció en esta ciudad don

Bernardo Agudelo Bohórquez, uno de las figuras más

rutilantes de la sociedad, el civismo y la política de

Envigado, en la segunda mitad del siglo XX.

Nació, don Bernardo, en el municipio de Jericó el

primero (1°) de septiembre de 1915, pero desde los

veinticinco (25) años se vinculó, en forma indisoluble, a la

vida pública de Envigado.

Concejal desde 1943, impulsó con entusiasmo

obras de singular trascendencia para el progreso

municipal, como el Hospital Manuel Uribe Ángel, el

Instituto Nocturno de Bachillerato, el Liceo La Paz, el

Colegio de La Salle, la Normal de Señoritas y el Colegio

Femenino de Envigado, ocupando en reiteradas

oportunidades la presidencia de la corporación edilicia.

Diputado principal a la Asamblea de Antioquia, en

el período de 1962 a 1964, Personero de Bello, Secretario

del Consejo Administrativo de Envigado en 1954,

Personero Municipal de Envigado en dos oportunidades y

Contralor de la Ciudad en 1979.

Durante su fecunda existencia fue un promotor

entusiasta de proyectos culturales de tanta significación

como la adopción del Himno de Envigado y la creación de

la ‘Coral Ciudad de Envigado’.

Fue fundador del ‘Comando de Juventudes

Conservadoras’, miembro del Directorio Conservador

Municipal y su Presidente en varios ocasiones,

distinguiéndose por su lealtad inquebrantable a esa

ideología, actuando siempre en el sector ospinopastranista

de ese partido, pero, también, profesando especial respeto

y consideración por sus adversarios en las difíciles lides

políticas.

Fue Presidente del Centro de Historia de Envigado,

por espacio de nueve años, posición en la cual desarrolló

una fructífera tarea de rescate de los valores culturales de

nuestros mayores, presidió la IX Asamblea de Centros de

Historia de Antioquia, promovió la fundación de

corporaciones académicas de este tipo en otras localidades

del departamento y organizó un excelente Fondo de

Publicaciones, que incluyó la tercera edición de la

incomparable “Monografía de Envigado”, escrita por don

Sacramento Garcés Escobar, la obra del padre Julio

Jaramillo “Lo que tú no sabes de Envigado” y cinco (5)

números del “Boletín Histórico del Centro”.

Escritor prolífico, con documentados estudios

históricos y literarios, recogidos en periódicos y revistas

locales; autor, además, de dos (2) libros autobiográficos:

“Retazos de una Vida” y “El Diario de Un Viejo”.

Ciertamente su paso por la administración pública

y por las posiciones más destacadas de la vida social en

Envigado, no le significó bienes de fortuna, como se

acostumbra en el enrarecido mundo contemporáneo, pero

sus lecciones de ética, de servicio comunitario y de trabajo

solidario, nos permiten afirmar, sin vacilación, que don

Bernardo se ha constituido en un baluarte de la raza

antioqueña y un faro hacia el que, indefectiblemente,

deben mirar los buenos envigadeños si se quiere rescatar

nuestra identidad y el respeto de todos nuestros

compatriotas.

A quienes tuvimos el privilegio de contarnos entre

sus amigos y colaboradores, siempre nos sorprendía con

su calidez humana, con el dinamismo que imprimía a

todas sus empresas y actividades, con su honestidad a toda

prueba y con un entrañable amor por esta Ciudad Señorial

de Antioquia.

Su partida nos dejó en la orfandad. Como no

recordarlo hoy, con gratitud y admiración. Como olvidar

su extraordinario elogio de Envigado, cuando afirmó: “a

este puerto espiritual que sería tan amado por mi corazón

me trajo un día la marea de la vida: llegué a su plaza que

aún no tenía asfalto y bajo la sombra verde de una ceiba

inmensa sacudí el polvo de mis sandalias de peregrino sin

posada. Miré arriba y las palomas cruzaban un cielo azul.

Al frente tenía las torres blancas y toscanas de su templo

de Santa Gertrudis y atrás, más arriba, estaban las

montañas verdes y azules que el maestro León Posada

pintaría después en un óleo de Fernando González .... Y

desde entonces ésta es mi querencia; aquí quiero vivir

junto a mis amigos queridísimos a cuyo lado he

envejecido casi sin sentirlo; aquí quiero seguir al lado de

mis amigas, mujeres adoradas que han hecho dichosa la

parábola febril de mi vida de luchador. Aquí quiero seguir,

caminando por estas calles historiadas que me recuerdan

mis tiempos de joven amor y de gloriosa bohemia juvenil;

aquí quiero recordar las veces que he desfilado hasta su

camposanto para despedir seres queridos e inolvidables;

aquí quiero seguir entrando reverente a su templo para

pedir a Dios que me ayude en mis años otoñales, porque

nada como la vejez necesita el báculo divino. Y aquí

quiero, por último, dejar la liviana carga de mis huesos, y

como dijo el poeta de mi tierra, Julio Galán, en su

hermoso poema ‘La Elegía del Retorno’: Aquí quiero

morirme, dormir bajo esta bruma, dormir bajo esta luz, y

que tan sólo graben en mi piedra una pluma, un libro y una

cruz”.

Con motivo de su fallecimiento, el Centro de

Historia de Jericó, envió una bella misiva recordando al

ilustre desaparecido, en la cual se consignaron estas

reflexiones:

“Un faro dejó de alumbrar, pero la nave tenía ya la

ruta segura para llegar a puerto. Es lo menos que el Centro

de Historia de Jericó le dice a su homólogo de Envigado,

con motivo de la desaparición de ese creador de cultura

que palpitó con el nombre de BERNARDO AGUDELO

BOHÓRQUEZ, de honda raíz jericoana que Envigado

acogió con aquel amor que esa ciudad brinda al llegado,

sin contraprestación de nada. Y decimos que a pesar de

apagarse su luz, la nave con ese gran bagaje de

realizaciones que Bernardo dejó para la posteridad en esa

Paisa-Hidalga ciudad, surca las aguas sin riesgo de

tormenta. Este hombre que deja sus vivencias escritas en

los libros ‘Retazos de una vida’ y ‘El Diario de un Viejo’,

constituyen su testimonio para que lo asimilen la juventud

y los congéneres de caminos ya recorridos pero que aún

les corre la sangre por las venas. Jericó se honra con el

aporte de una de sus raíces a esa sin igual Envigado de

querencias perennes por todo lo que es antioqueñidad

pura”.

Gracias, don Bernardo. Su tesón, su recia

personalidad de noble servidor público, su dinámica

consagración a las mejores causas de Envigado, lo hace

merecedor de la gratitud perenne de sus conciudadanos.

Gracias, en suma, por ser un antioqueño integral.

GUILLERMO ÁNGEL GONZÁLEZ

Fundador del Centro de Historia de Envigado

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

GUILLERMO ÁNGEL GONZÁLEZ

Fundador del Centro de Historia de Envigado

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

Miembro de Número y Secretario del Centro de Historia de Envigado.

En la progresista localidad de Jericó, tan

íntimamente vinculada al devenir histórico de Envigado,

nació don Guillermo el 12 de mayo de 1916, en el

cristiano hogar formado por don Aureliano Ángel y doña

María González.

Desde muy joven se distinguió por su inquietud

intelectual, por su consagración al estudio, por su espíritu

de superación y por su insaciable deseo de comprender y

aprender las más disímiles disciplinas del conocimiento

humano.

Adelantó sus estudios en el Seminario de Jericó y

luego los continuó en el Seminario de Manizales, aunque

finalmente no llegó a ordenarse como Sacerdote, que era

su propósito inicial. Su verdadera vocación siempre fue la

docencia.

Trabajó incansablemente por promover la

educación de la juventud antioqueña. Fue promotor de la

fundación del Liceo Palermo de Támesis, se desempeñó

como profesor del Liceo “Marco Fidel Suárez”, del

Colegio San Ignacio de Medellín y del Colegio de La

Presentación de Envigado. Regentó, además, sendas

cátedras en las Universidades de Antioquia, de Medellín y

Pontificia Bolivariana. Hizo parte del Consejo Directivo

de la Universidad de Antioquia y fue el primer rector del

Instituto “Jesús María Mejía”.

Sus compañero de labores, sus discípulos, sus

amigos y todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo

personalmente, podemos dar testimonio fehaciente de su

erudición, de sus aquilatadas virtudes intelectuales, de su

profunda formación humanística y de su apostolado en

bien de la cultura y la educación en Antioquia y, muy

especialmente, en Jericó, su tierra natal, y en Envigado, su

querida patria adoptiva, comunidades que amó

entrañablemente y a las cuales sirvió con desinterés y

admirable civismo.

Su presencia vital en Envigado significó progreso e

impulso en los más diferentes frentes. Fundador del

“Liceo Manuel Uribe Ángel”, impulsor de la biblioteca

pública “José Félix de Restrepo”, concejal de la ciudad, en

el período 1960-1962, Alcalde de Envigado en el año

1962, presidió los solemnes actos del bicentenario del

ilustre repúblico, don José Félix de Restrepo.

También se caracterizó por su profundo amor por

las disciplinas históricas, dedicando buena parte de su

fecunda existencia a la investigación y recopilación de

importantes datos que han servido para esclarecer nuestra

historia local y nacional.

Fue miembro fundador del Centro de Historia de

Jericó e integrante de la Academia Antioqueña de Historia

y de otras instituciones académicas dedicadas a la misma

finalidad.

Quiso dejar una obra perenne en el campo del

desarrollo cultural e histórico de Envigado. Y a fe que lo

logró. Muchas serían las páginas que se podrían escribir

sobre el itinerario de don Guillermo. Pero queremos

detener en su decisión de fundar en Envigado una entidad

que se encargara de inventariar, corregir y divulgar

nuestro devenir como sociedad organizada y rendir culto a

la Historia que es la patria enclavada en el pasado, que se

nutre del presente y se proyecta con convicción hacia el

porvenir.

Allí encontramos la nota “CENTRO DE

HISTORIA”, publicada en la edición del periódico

“Ceibas”, el sábado 7 de julio de 1945, escrito por don

Guillermo bajo el seudónimo de Germán de Gales, en la

cual hacía una fervorosa invitación a los envigadeños más

destacadas de la época para que participaran en la creación

de esa institución.

Como respuesta a esa iniciativa de don Guillermo,

el 3 de Noviembre de 1946, en el recinto de sesiones del

Honorable Concejo Municipal, se instaló solemnemente el

Centro de Historia de Envigado, entidad que tanto ha

contribuido a preservar la memoria cultural de nuestra

Ciudad Señorial.

Pero la acción de don Guillermo no se quedó en la

simple fundación del Centro. Ejerció, con singular

competencia, la Presidente de la institución de 1952 hasta

1954 y de 1979 a 1981.

Durante su gestión se llevaron a cabo realizaciones

de tanta trascendencia como la creación de un capítulo

juvenil denominado “Brigadas de la Historia”, la

publicación de la edición príncipe de la obra de don

Manuel Uribe Ángel titulada “La Serrana”, la

organización de la pinacoteca de Hijos Ilustres de la

Ciudad, la fundación de “La Orden Restrepia”, al Mérito

Ciudadano, el concurso sobre la vida del prócer civil José

Manuel Restrepo, la publicación del Boletín Histórico y

muchas más.

Quienes tuvimos la ocasión de verlo trabajar por el

Centro de Historia y por la cultura de Envigado, nos

sorprendíamos por su vitalidad, por el coraje en su actuar,

por la franqueza en su diálogo y por la tenacidad con que

supo acometer todos los obstáculos y todas las inesperadas

decepciones que trae la difícil labor cívica en nuestro

medio.

Nos dio ejemplo y testimonio de lo que se puede

hacer cuando hay ideales, cuando hay grandeza de miras y

cuando han decisión de dejar una impronta para bien de

toda una comunidad social.

En el escenario de hoy, cuanta falta nos hace el

rememorar aquellas recias personalidades que en el pasado

dejaron su huello imborrable en nuestro acontecer

citadino. Hoy, cuando nos debatimos en esta profunda

crisis de valores, en esta incertidumbre sobre el destino

que nos depara el mañana, en esta incesante orgía de

violencia e intolerancia, tenemos que volver a retomar el

aliento que nos permita continuar nuestro camino y que su

acicate en el libro abierto de nuestra historia, que tantos

ejemplos de tenacidad, de heroísmo, de solidaridad, nos

ofrece como dignos de imitación.

Dentro de ese contexto se levanta la figura egregia

de don Guillermo Ángel González. Fue su vida una

entrega constante, sin vacilaciones, sin ambiciones, sin

sombra ninguna, a la labor tesonera y fructífera de

SERVIR a sus conciudadanos, en todo momento, en toda

actividad, en todo lugar.

“Los pueblos se tejen coronas con los atributos de

sus hijos; y que así sea Envigado, para instaurar el

reinado de la paz desde el palaciego eneágono de la

auténtica cultura”, afirma con convicción en uno de sus

escritos don Guillermo.

Al contemplar, desde la distancia, las ejecutorias

de ese Ciudadano Esclarecido que fue don Guillermo

Ángel González, no nos queda sino cultivar la esperanza

de que las generaciones del presente no sean inferiores a

su destino y que sepan seguir por la senda del servicio y el

desprendimiento que nos tazara tan valioso personero de la

cultura en Envigado.

Don Guillermo: Su voz permanecerá en el eco y su

acción en el mejor de nuestros recuerdos…Honor a don

Guillermo porque su desaparición física el 18 de Junio de

1991, significa que hoy ocupa un sitial privilegiado en

nuestra Historia Local y desde allí estamos seguros seguirá

siendo guía espiritual de este su querido terruño

envigadeño.

Pbro. FRANCISCO ARANGO MONTOYA

Historiador y Pastor Misionero

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

Pbro. FRANCISCO ARANGO MONTOYA

Historiador y Pastor Misionero

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo

Miembro de Número y Secretario del

Centro de Historia de Envigado

El Presbítero FRANCISCO ELÍAS ARANGO

MONTOYA, nació en el municipio de Titiribí

(Antioquia), el día ocho (8) de noviembre de 1931. Fue

hijo de don Vicente Arango Restrepo y doña Carmen

Luisa Montoya Díaz. Su familia se ha distinguido por su

permanente vocación de servicio a la comunidad,

destacándose en el campo educativo sus hermanas Julia,

Sofía y Marta, siendo esta última la principal promotora de

La Fundación Centro Internacional de Educación y

Desarrollo Humano –CINDE-, importante organismo de

investigación y desarrollo cultural cuyo eje principal es la

niñez, que tiene su sede principal en el vecino municipio

de Sabaneta.

El Padre Francisco, hizo sus estudios primarios en

La Escuela Fernando González de Envigado, los

secundarios en el Seminario de Misiones Extranjeras de

Yarumal y en La Universidad Pontificia Bolivariana.

Su carrera sacerdotal como Misionero Javeriano la

terminó en el Seminario de Yarumal, donde se ordenó el

día nueve (9) de Octubre de mil novecientos cincuenta y

cinco (1955).

Después de participar en varias obras

evangelizadoras se desempeñó como Director del Museo

Etnográfico “Miguel Ángel Builes” de Medellín y fue

Director de La Revista Etnia, dedicada a la divulgación del

pasado y el presente de nuestra población indígena.

Perteneció a La Academia Colombiana de Historia

Eclesiástica y a la Asociación Colombiana Indigenista.

Ingresó como Miembro Correspondiente a la Academia

Antioqueña de Historia, el 2 de Junio de 1987 y fue

promovido a la dignidad de Miembro de Número de esa

benemérita institución, el 1 de Marzo de 1994.

Por sus méritos como erudito investigador e

historiador fue designado Presidente de la Academia

Antioqueña de Historia en dos períodos, de 1995 a 1997 y

de 1997 a 1999.

En el Centro de Historia de Envigado ejercicio la

Presidencia de la institución, en el bienio comprendido

entre 1999 y 2001, realizando una encomiable tarea para

fortalecer institucionalmente esta entidad académica.

Autor de las siguientes obras “Atlas Indigenista de

Colombia”, “Breve Monografía Eclesiástica de

Buenaventura”, “Indígenas de Colombia”, “Lenguas

Indígenas del Vaupés”, “Mitos, leyendas y realidades de

los indígenas de Colombia”, “Vistazo sobre la vida y la

personalidad de Monseñor Miguel Ángel Builes” y

“Quinientos años caminando con los indígenas”.

Comentando el esfuerzo de investigación y

recopilación de datos inéditos que hiciera el Padre

Francisco, el notable intelectual Carlos E. Mesa G., cmf,

consignó este elogio del destacado levita:

“Para esta faena de alto velamen el Padre Arango

tiene la preparación remota de su cultura eclesiástica y la

preparación cercana de veinte años por las más distantes

comarcas del país –llanuras, bosques, ríos- a donde lo

han llevado sus andanzas y excursiones de evangelizador

y su amor de colombiano y de cristianismo a ese

apasionante mundo del indigenismo”

El día martes diecinueve (19) de junio de dos mil

siete (2007), en la ciudad de Medellín, falleció el Padre

Francisco, dejando sumidas en la tristeza a su distinguida

familia, a sus amigos y a las instituciones a las que sirvió

con tanta dedicación y desprendimiento.

El padre Fco. Arango Montoya

Pintora DÉBORA ARANGO PÉREZ

De Envigado para América

Por: José Fernando Flórez Álvarez.

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

Pintora DÉBORA ARANGO PÉREZ

De Envigado para América

Por: José Fernando Flórez Álvarez.

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

Su nombre de pila era MARIA DÉBORA ELISA.

Nuestra artista más reconocida a nivel internacional, nació

en Medellín el 11 de noviembre de 1907 y muere en su

refugio de “Casablanca en Envigado, aferrada al recuerdo

de Elvira su inseparable y última hermana, el 4 de

diciembre de 2005, justificando su trascendencia con la

obra artística que dejó.

Desde muy niña, mostró su talento para las artes

plásticas. Ya en la vejez recordaba cómo cuando iba a

misa pronto dejaba de escuchar el sermón del sacerdote

para imaginarse sus propios cuadros. Vive sus primeros

años en el ambiente tranquilo de la Capital. Sus padres,

católicos pero abiertos en lo que a educación se refiere,

ayudaron a su formación integral. Inició sus estudios

primarios 1915 en el Colegio Infantil de las Isaza en

Medellín.

En 1920 inicia sus estudios secundarios en el

Colegio María Auxiliadora, con las hermanas Salesianas.

Hace el primero y el segundo año de bachillerato, y un

año de preparatoria, donde recibe clases de culinaria,

costura, manualidades y, especialmente, de dibujo y

pintura, atendida por la religiosa italiana María Rabaccia,

con la cual inicia en 1923 su primera etapa, la de

aprendizaje y búsqueda personal.

En 1932 recibe clases particulares con el Maestro

Eladio Vélez en Medellín, por recomendación de la

religiosa María Rabaccia y con el permiso de sus padres.

Luego, en 1933 el Maestro Vélez le aconseja el

ingreso al Instituto de Bellas Artes, donde conoce a Carlos

Correa e inicia con éste una amistad que influye

poderosamente en sus obras para realizar acuarelas de gran

formato. En 1935 abandonó las clases en el Instituto e

inicia clases con el Maestro Pedro Nel Gómez, en su casa

taller del barrio Aranjuez de Medellín. Allí entra en

contacto con Rafael Sáenz y Luz Hernández. Esta última

le serviría de modelo para sus desnudos, antes de ingresar

ésta a la vida religiosa.

La lectura de filósofos y escritores como: Ortega y

Gasset, Maritain, Sertillange, Mariátegui, Mistral,

Vasconcelos, López de Mesa, Sanín Cano, Carrasquilla y

su amigo Fernando González, entre muchos otros, le dan

una formación personal inteligente y libre.

Durante 40 años estudió artes plásticas y pintura

primero en institutos de Medellín y luego en Academias

de España, Estados Unidos, México e Inglaterra, Escocia,

Francia y Austria para conocer las tendencias del arte

mundial. Estando en la capital azteca se matricula en la

escuela de pintura La Esmeralda y recibe sus primeras

enseñanzas en la técnica del fresco, en 1946.

En sus deseos de perfeccionarse en la técnica

artística, ingresa a la Escuela de Federico Cantú, discípulo

de los grandes muralistas mexicanos, en 1947. Allí, sigue

la orientación del Maestro Antonio María Ruiz y hace sus

primeros murales. Se acerca a la obra de Orozco, Rivera y

Siqueiros "los tres grandes", quedándose con el estilo y

color de Orozco. Incide también en ella la visión de la

obra de José Guadalupe Posada, con su imaginario

visceral de la muerte.

En su viaje a España en 1954, vive en Madrid y allí

estudia figura humana, dibujo, pintura y cerámica en la

Academia San Fernando. Recorre museos y galerías,

donde las obras de Goya y Solana, especialmente, ejercen

una fuerte influencia en su pintura. Expone en el Instituto

de Cultura Hispánica de Madrid, en 1955, causando grata

impresión, tanto en la crítica como en el público; pero,

inexplicablemente la exposición es clausurada al día

siguiente por orden del gobierno español. Débora regresa

al país. Expone en el Centro Colombo Americano de

Medellín una muestra donde sólo exhibe cerámica, técnica

que admiró y aprendió en Madrid. Inicia su etapa personal;

en retratos y ambientes plasmará su visión de las nuevas

culturas vividas durante sus viajes.

PRINCIPALES MOMENTOS DE SU VIDA

ARTÍSTICA.

La vida de la pintora es más arte que oficio, es su

única ocupación. Se destaca su obra pictórica en los

siguientes momentos:

En 1937 expone 21 acuarelas entre paisajes,

animales, naturalezas muertas y figuras en el Palacio de

Bellas Artes de Medellín. En Cartagena, elabora cuadros

como: Braceros, Hermanas de la caridad, Alrededores de

Cartagena y El placer, entre otros, que inician su etapa de

denuncia social, en 1938.

En el año participa con 9 cuadros, entre acuarelas y

óleos, en la "Exposición de Artistas Profesionales" en el

Club Unión de Medellín. Allí se da una polémica de

intereses entre artistas que distancia a pedronelistas y

eladistas. En 1940, abre una exposición individual en el

Teatro Colón de Bogotá, desmontada al día siguiente por

presiones de la sociedad capitalina, en cabeza del senador

Laureano Gómez. Además, hace su única participación en

salones nacionales de artistas hasta el homenaje especial

que se le rinde en el XXXI Salón de 1987 en Medellín.

1942. La Revista Municipal, órgano oficial del

Municipio de Medellín publica en su Nro. 2 de 1942, la

semblanza de Débora, acompañada de reproducciones de

sus obras. La publicación genera controversia porque ven

en sus desnudos una afrenta contra la imagen del

arzobispo García Benítez. También, crece la polémica

entre "pedronelistas" y "eladistas" en la ciudad de

Medellín por el premio de Débora Arango en la

"Exposición de Artistas Profesionales". Débora se fila en

el grupo de Pedro Nel Gómez, cuya pintura es tachada de

revolucionaria; mientras los seguidores de Eladio Vélez

fueron marcados como filisteos, capitalistas y

tradicionalistas.

1944. Lidera el grupo de "Los Independientes"

junto a su antiguo maestro Pedro Nel Gómez. En la

clausura de la Exposición Nacional, realizada en Medellín,

respalda "El Manifiesto de los Artistas Independientes de

Colombia a los Artistas de las Américas", que aboga por

un arte americanista, independiente de Europa, con el

fresco como soporte y medio de enseñanza para el pueblo.

Luego, expone con Pedro Nel Gómez y otros artistas del

grupo "Los Independientes", invitados por la Sociedad de

Mejoras Públicas en el conservatorio del Palacio de Bellas

Artes de Cali. En 1945 regresa a Envigado, a la antigua

"Casablanca", con su padre y sus hermanas: Matilde,

Lucila, Carolina, Elvira y del hermano menor Gilberto.

Débora viaja, vía México a Nueva York, en 1946

para perfeccionar sus estudios y conocer el mundo del arte

y a su regreso en 1948, hace al fresco su único mural en el

vestíbulo de la Fábrica de Empaques de Medellín, una

alegoría al cultivo del fique. También, expone en el

"Segundo Concurso - Exposición de Pintura", realizado en

el museo de Zea de Medellín, cuatro obras: las acuarelas

Paternidad y Patrimonio y los óleos “El cínico” y “La

adolescencia” Ésta última un desnudo que vuelve a

escandalizar la sociedad de Medellín.

Hacia 1949, expone en el Salón de Artistas

Antioqueños que se realiza en Bogotá. Luego, se encierra

en "Casablanca" a pintar y se aleja de los sitios de

exposición en un exilio voluntario que utiliza para seguir

el desenlace del violento acontecer político del país,

tomando apuntes de los hechos y su irracionalidad,

entrando desde el arte a una etapa de denuncia política. Al

morir su padre en 1951, le dedica su único autorretrato,

donde aparece arrodillada sobre su regazo, mientras él,

sentado en la silla, ya anciano, la abraza paternalmente.

En 1957 abre la exposición en la Casa Mariana de

Medellín, la cual cierra personalmente al segundo día y

retira las obras ante el temor causado por las

manifestaciones en contra del dictador Gustavo Rojas

Pinilla. En 1959 viaja a Europa y se establece en Londres.

Realiza estudios de pintura y cerámica en el Technical

College of Reading de Londres, en 1960 y al año siguiente

viaja por Escocia, Francia y Austria. Regresa a Colombia

y decide no volver a mostrar sus obras debido a las

presiones que aún reciben, tanto ella como su familia.

Inicia un largo período de encierro y olvido por parte de la

sociedad hasta 1975.

En los años sesenta, antes de la muerte del filósofo

Fernando González, Débora compartía amables tertulias

con el Maestro envigadeño, mientras ironizaba, a su

manera, la vacuidad política que implica la muerte de las

ideas y la farsa en que sumen a la república los

gobernantes de turno.

En 1962, Débora interviene pictóricamente su

casa-taller; elabora zócalos, baldosines y murales en

cerámica cocida, con el patrocinio de Locería Colombiana

que le ofrece materiales y equipos para su trabajo.

En 1974 participa en la exposición 'Arte y Política"

que se realiza en el Museo de Arte Moderno de Bogotá,

con la curaduría de Eduardo Serrano. Luego, en 1975

Débora expone en la retrospectiva que organiza la

Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América

Latina. Alrededor de cien cuadros, entre acuarelas y óleos,

la mayoría inéditos, son exhibidos causando grata

impresión entre el público.

En 1977, el Museo de Zea realiza la exposición

«La pintura a través de la mujer en Antioquia», donde son

incluidas obras de su autoría. Así mismo, en1978 Álvaro

Medina escribe Procesos del arte en Colombia, donde

analiza algunos sucesos relacionados con la obra de

Débora Arango.

La artista participa en 1977 en la exposición

"Historia de la Acuarela en Antioquia", organizada por

Turantioquia. En 1980, Débora participa en la exposición

"El Arte en Antioquia y la Década de los Setenta", como

acto inaugural del Museo de Arte Moderno de Medellín.

En 1981, invitada por la Cámara de Comercio de

Medellín, a la exposición "Diez Maestros Antioqueños",

su obra es expuesta al lado de Francisco A. Cano, Gabriel

Montoya, Humberto Chávez, Marco Tobón Mejía, Pedro

Nel Gómez, Eladio Vélez, Ignacio Gómez Jaramillo,

Rafael Sáenz y Carlos Correa.

Igualmente, en 1984 expone en el Museo de Arte

Moderno de Medellín una gran retrospectiva de su obra

(1934-1977). Son 240 óleos y acuarelas, la mayoría de

ellos inéditos. Esta muestra retrospectiva va a la Biblioteca

Luís Ángel Arango de Bogotá. Posteriormente, al Museo

de Arte Moderno La Tertulia de Cali y Centro de Arte

Actual de Pereira.

También, el Museo de Antioquia realiza la

exposición "85 años de la Plástica en Antioquia",

incluyendo obras de su autoría, en 1985. La revista Arte en

Colombia publica el ensayo "El ícono de lo marginal", de

Darío Ruiz Gómez, reconociendo a Débora Arango como

la artista más importante del país.

Para el año de1986, Débora entrega 234 obras al

Museo de Arte Moderno de Medellín, entre acuarelas y

óleos, de las cuales cuarenta y seis permanecen en

"Casablanca", su casa de Envigado. Esta entidad publica el

libro “Débora Arango”, con textos de Beatriz González,

Darío Ruiz Gómez y Santiago Londoño.

La pintora participa en la exposición "La Acuarela

en Antioquia" del Museo de Arte Moderno de Medellín y

la Biblioteca Luís Ángel Arango de Bogotá, en 1987.

Igualmente, Colcultura y el Museo de Arte Moderno de

Medellín, le hacen una pequeña retrospectiva de su obra

en el XXXI Salón Nacional, realizado en el Aeropuerto

Olaya Herrera de Medellín.

Siempre con el apoyo del MAMM realiza en 1988,

dos exposiciones individuales con su obra, en la Galería

Pluma y en la Casa fiscal de Antioquia en Bogotá. En

1991, el MAMM organiza la exposición "Cuatro Temas en

la Obra de Débora Arango: el desnudo, la religión, la

política y la denuncia social", que presenta junto a la

colección de obras del Museo. También es este año, el

Concejo de Medellín abre la exposición "Óleos y

Acuarelas", organizada por el MAMM.

En 1992 participa en la exposición "América; The

Bride of Sun", en el museo de Bellas Artes de Amberes

en Bélgica. Esta exposición fue un homenaje a los 500

años del descubrimiento de América. Luego, en 1993

expone cincuenta y cuatro acuarelas y óleos en la muestra

homenaje que le rinde la Universidad de Antioquia en sus

190 años, realizada en el Museo universitario, con el

apoyo del Museo de Arte Moderno de Medellín. Esta

exposición pasa a la Biblioteca Luís Ángel Arango de

Bogotá, mientras el Museo de Arte Moderno de Medellín

realiza las exposiciones temáticas "Retratos" y

"Acuarelas", con obras de su colección.

Para el año de 1994, el Museo de Arte Moderno de

Medellín y Suramericana de Seguros realizan la

exposición "Cincuenta Años de Pintura y Escultura en

Antioquia", donde se incluyen obras de su autoría. La

exposición "Cuatro Temas en la Obra de Débora Arango"

del MAMM es abierta en el Palacio de la Cultura Rafael

Uribe Uribe, donde inicia su recorrido por salas de

exposición de: Barranquilla, en el Teatro "Amira de la

Rosa"; en Cartagena, en el Museo de Arte Moderno; y en

Santa Marta, en el Museo Bolivariano de Arte

Contemporáneo. También, la Casa Museo Pedro Nel

Gómez organiza en su sede la exposición "Discípulas del

maestro Pedro Nel Gómez", con obras de la artista.

En 1995, Suramericana de Seguros realiza la

exposición "La Virtud del Valor", en homenaje a Débora

Arango. En la muestra se exhiben originales de dibujos,

bocetos y apuntes de la artista junto a sus óleos y

acuarelas. De igual manera, la exposición temática

"Cuatro Temas en la Obra de Débora Arango" se presenta

en el Museo de Arte Moderno de Bucaramanga y

posteriormente en el Museo de Arte Moderno de Medellín,

donde culminó su itinerancia. Finalmente, se realizaron las

exposiciones temáticas "Bañistas y paseantes" y "Débora:

reportera de la ciudad".

Su único mural al fresco, de doce metros cuadrados

de superficie y alegórico al cultivo del fique, es

descubierto bajo capas de baldosín y pintura en las

antiguas instalaciones de la Compañía de Empaques.

Luego, es restablecido en el sector Estadio en Medellín

(hoy bodegas de Almacenes Éxito)- y es trasladado por

esta compañía, bajo la supervisión del restaurador Rodolfo

Vallín, a la sede de Envigado para el disfrute del público.

De igual modo, el Fondo de Cultura Económica de

México invita a Débora para ilustrar uno de sus periolibros

que circulan con 48 de los más importantes diarios

iberoamericanos, distinción que junto a Fernando Botero

los constituye en los únicos artistas colombianos

seleccionados para tal fin. El Concejo de Medellín abre la

sala Débora Arango como homenaje a la artista, con una

exposición de sus obras. El Museo de Arte Moderno de

Medellín elabora el catálogo Donación Débora Arango.

La Biblioteca Luís Ángel Arango del Banco de la

República en Bogotá, realiza la más grande exposición

retrospectiva de la artista, con 269 obras entre óleos,

acuarelas, dibujos, bocetos, apuntes y cerámicas de las

colecciones del Museo de Arte Moderno de Medellín, de

la familia Londoño Arango, Suramericana de Seguros y

colecciones particulares. El Museo de Arte Moderno de

Medellín abre la Sala Débora Arango, para exhibir

permanentemente las obras de su colección.

Algunas de sus pinturas más reconocidas son:

Braceros, Hermanas de la caridad, Alrededores de

Cartagena, El placer Los Cargueros, Las monjas y el

cardenal, Huida del convento, La monja intelectual, El

Cristo, En el jardín, Bailarina en descanso, Los matarifes,

Clavel rojo, La Maruchenga y El almuerzo de los pobres.

Su obra refleja lo Político, lo Social, lo Religioso, la

Mujer, lo Urbano, la Lúdica, desde la concepción y

sensibilidad de la artista.

RECONOCIMIENTOS

Débora Arango recibió en vida todo el

reconocimiento que se merecía como artista: En 1939

recibe su primer premio en la "Exposición de Artistas

Profesionales" del Club Unión de Medellín. De ahí en

adelante recibe: Premio a las Artes y las Letras de la

Secretaría de Educación y Cultura, 1.987, Premio

Nacional de Cultura a una Vida y a una Obra, 1.987.

También, recibe la medalla al mérito Porfirio Barba Jacob,

entregada por la alcaldía de Medellín, 1991 y la Medalla al

Mérito artístico y cultural del Instituto Distrital de Cultura

y Turismo de Santa Fe de Bogotá, 1993. Cruz de Boyacá

en su grado máximo, 1.994. Medalla Alcaldía de Medellín,

1.995. Medalla Ciudad de Envigado, 1995. Medalla 75

años de la Sociedad de Mejoras Públicas de Envigado,

1.995. Premio Gerardo Arellano, Ministerio de Educación

Nacional, 1.995. Honoris Causa en Artes y Letras

Universidad de Antioquia 1.995, Alcaldía de Medellín

1.995 Premio Colombiano Ejemplar, categoría cultura,

2000. Premio a la Antioqueña de Oro 2001. Entre los

muchos homenajes y condecoraciones que recibió, en los

últimos 20 años, están la Cruz de Boyacá, máximo honor

que entrega el Gobierno Nacional, a finales del 2003 y la

Orden de la Democracia José Félix de Restrepo, del

Concejo de Sabaneta, en el año 2004.

CONCEPTOS SOBRE DÉBORA Y SU OBRA.

El presidente Álvaro Uribe Vélez en 2003 al

condecorar a la artista con la Orden de Boyacá le dijo:

“usted que mira con el escepticismo de los sabios a la

riqueza y el poder y que ha hecho de su vida un himno

contra la codicia y el despotismo; usted, la alumna

aventajada de los grandes maestros; usted, creyente y

contestaría a la vez; merece todo el reconocimiento de la

Patria”.

Dice la crítica de arte y columnista de El

Colombiano, Marta Elena Bravo de Hermelin: “El

privilegio de haber gozado de la amistad y una buena

cercanía con esa mujer extraordinaria que fue Débora

Arango fue una oportunidad maravillosa de constatar

cómo, además del gran valor artístico por lo cual buena

parte de su obra se ha constituido en patrimonio que ha

sido conservado y promovido por el Museo de Arte

Moderno de Medellín, a la vez ella era un patrimonio vivo

como ser humano…”

Y agrega: “Como mujer Débora Arango además

reivindicó la autonomía personal para expresar de una

manera contundente el mundo que la rodeaba, pero

también llena con una exquisita sensibilidad femenina que

le da un toque especial a su pintura, tanto para mostrar

las crueles realidades sociales y políticas, como para

acercarse a lo más profundo del alma humana..”.

La gestora cultural e historiadora Aliria Mejía

Osorio llama a Débora Arango, Débora de América y

manifiesta: “Débora fue una mujer que rió a carcajadas,

en paz consigo misma y con su historia, con un espíritu

lleno de bondad y de infinita humildad. Porque la

grandeza de su ser le enseñó la inutilidad de la gloria y lo

efímero de los halagos…”

También dice Luis E. Robledo sobre este gran

personaje ligado a la historia de Envigado: Siempre

defendió la libertad del artista a pesar de haber vivido en

un contexto con grandes conflictos nacionales e

internacionales, como fue la primera mitad del siglo XX.

Una época de cambios socio-económicos, políticos y

educativos, donde se proponía un cambio de mentalidad.

El crítico de arte español Iñigo Martín, al registrar

su fallecimiento, calificó a Débora como una artista

provocadora, cuando manifiesta: “… Ninguna mujer se

había atrevido en Colombia a pintar un desnudo en sus

cuadros. Débora Arango lo hizo en 1939 y desató las

críticas de una sociedad conservadora…” (El Mundo de

España, edición del 9 de diciembre de 2005).

Belisario Betancur, expresidente de Colombia, quien tuvo

el privilegio de recibir el único voto que dio Débora por

un político, se refiere así sobre la gran pintora envigadeña:

“Hay seres destinados a iluminar con su resplandor

amplios trayectos de la historia. Su elevada dimensión

metafísica trasciende los linderos cotidianos del tiempo, y

se proyecta más allá de los días y los años, no importa

que haya que esperar antes del reconocimiento colectivo.

Débora Arango fue uno de esos seres: desbordó el libreto

de su generación e hizo saltar en añicos apreciaciones de

la sociedad consuetudinaria…”

Santiago Londoño Vélez define a Débora Arango:

“…Aguda, delicada y lúcida, con una fortaleza interior

que su cuerpo limitado y cargado de días y noches no

refleja, es dueña de una calma sabia, corrida en la

observación de las cosas de los humanos y las maravillas

de la naturaleza, y en el trato incesante con su Dios. Con

un encanto femenino intacto y una cortesía que nunca ha

confundido con la falsedad al uso, dice, con cierto orgullo

que ya tiene armado todo el rompecabezas de su vida…”

Y más adelante expresa: “Débora Arango cambió de

manera radical la forma de representar el cuerpo femenino

en el arte colombiano, lo que equivale a decir que

introdujo la verdad en la pintura, oponiéndose

intuitivamente a la idealizaciones académicas derivadas

del romanticismo decimonónico…” (Tomado del

periódico El Espectador, mayo 11 de 2003)

El crítico de arte Germán Rubiano manifiesta: "Fue

pionera en el arte colombiano. Abrió el panorama no solo

para otras mujeres artistas, sino para todos los que se

planteaban una ruptura contra la sociedad provincial a la

que se veían enfrentados los artistas a principios de

siglo…”

Quienes tuvimos la fortuna de conocer a la gran Débora,

podemos decir que vivió la vida con pasión, sin desbordes,

haciendo amigos y recibiendo el reconocimiento que se

merecía antes de su partida. Sus últimos años fueron de

lugares comunes: Casablanca, Otraparte, las casas de la

cultura de Envigado y Sabaneta, sus visitas a María

Auxiliadora, sus encuentros con Vedher Sánchez, Julio

Mejía y Diego Bedoya.

Una vida que se extinguió, con un recuerdo que

permanece en su obra para las futuras generaciones de

Envigado, la tierra que ve en Débora Arango a la gran

Pintora de América.

HERNANDO BOTERO BARRERA

Entrevista con el personaje

Por: Rocío Agudelo Salinas

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

HERNANDO BOTERO BARRERA

Entrevista con el personaje

Por: ROCÍO AGUDELO SALINAS

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

Miembro de Número de la Sociedad

Bolivariana de Antioquia.

“Son tres los amores de mi vida: el primero, mi

Familia, la de mis padres y la que yo formé; el segundo,

mi Envigado del alma; y el tercero, la Universidad de

Antioquia”. Es ésta la declaración que compendia el

universo de los afectos del ilustre envigadeño que nos

ocupa – el médico Hernando Botero Barrera- quien hoy

frisa los 93 años y sigue tan campante como en sus años

mozos.

De figura menuda, tez blanca, porque en su

juventud fue rubio; ojos de color azul intenso y recia

personalidad, el doctor Hernando Botero recorre las calles

de éste su querido pueblo, por donde hasta hace poco, le

vimos conduciendo su automóvil. Visita diariamente a los

colegas del laboratorio del Doctor Andrés Ossaba donde

expide algunos certificados; y deleita a sus contertulios

con la inagotable riqueza de los conocimientos sobre las

historias del pueblo natal, al que vio crecer y desarrollarse,

a la par con el discurrir del siglo XX.

Nació el 13 de abril de 1916, en el hogar formado

por don Rafael Botero Escobar y la señora Martina

Barrera Botero, quienes eran primos entre sí. La prole de

los esposos Botero Barrera estaba conformada por siete

hijos, cuatro mujeres y tres hombres. Quien esto escribe,

por razones de trabajo, conoció personalmente a uno de

los varones de esta familia, el abogado Rafael Botero,

recién fallecido, cuando desempeñó el cargo de Personero

Municipal de Envigado; y puede dar fe del señorío, la

distinción y honorabilidad que caracterizaron a este

consanguíneo de nuestro biografiado.

Relata el Doctor Botero que la casa paterna estaba

situada a 30 metros de la esquina de Guanteros, sobre la

carrera denominada “Cristóbal de Restrepo”, que

corresponde a la carrera 41 de la nomenclatura actual. El

padre, Don Rafael, tenía la tienda más grande del pueblo,

ubicada en el costado sur de la plaza de mercado. Era el

mes de febrero del año 1923, cuando su papá lo llamó una

mañana para llevarlo a la escuela; y “de contrabando”,

dice nuestro entrevistado, logró matricularse a los seis

años, porque la norma era ingresar a los siete años

cumplidos; y con su chispa habitual, agrega: “Aquí donde

me ves, yo soy más recorrido que el sarampión” y “tengo

más mundo que San Antonio el viejo”

En este pueblo, que para entonces tenía

aproximadamente 7.000 habitantes, la Escuela Urbana de

Varones, o Escuela Modelo, se hallaba ubicada donde hoy

es el nuevo Palacio de Gobierno Municipal;

establecimiento que más adelante tomó el nombre del

escritor y filósofo de Otraparte, Fernando González, como

lo conocemos hoy. Acude a su mente el recuerdo vivo del

primer director, Don Domingo Aristizábal, de quien

recuerda que era un envigadeño raizal que luego de

retirarse de la docencia, prestó valiosos servicios a la

comunidad, porque era poseedor de grandes virtudes

cívicas.

Al terminar el ciclo de primaria, el niño Botero fue

matriculado en el Colegio Uribe Ángel, también oficial,

ubicado donde hoy es la Plaza de Mercado. “Allí se

cursaban dos grados y ya no quedaba más que hacer en

este pueblo”, expresa el Doctor Hernando Botero y

continúa: por lo tanto, era necesario volver los ojos a

Medellín. Entonces, doña Martina, su señora madre,

consiguió, con el municipio de Envigado, una beca de

estudios para ir a la capital del departamento. Era un

auxilio de veinte (20) centavos para cada día en que

hubiera clase. Así logró matricularlo en el Liceo de la

universidad de Antioquia, localizado en la Calle 49,

Ayacucho; al cruce con la carrera 43, Girardot.

Terminado el ciclo básico de cuatro años de

secundaria, los grados 5º y 6º (10º y 11º de hoy)

contemplaban un programa especial considerado

preuniversitario, al cual denominaban “Filosofía y Letras”.

Manifiesta el Doctor Hernando, que durante este período

se contó con la presencia de destacados pedagogos como

fueron: el maestro José María Bravo Márquez, Alfonso

Mora Naranjo y Julio César García, entre otros.

Al culminar su bachillerato, el joven Hernando

ingresa a una escuela de Comercio y empieza estudios de

contabilidad, pero luego se da cuenta de que no es ésta su

vocación. Entonces, toma la decisión de entrar a la

facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia,

situada en la avenida Juan del Corral, como hasta nuestros

días. Allí existía una gran severidad en los programas

académicos. “No había clemencia por nadie”, comenta el

Doctor Hernando Botero, y agrega: “teníamos que

estudiar sábados y domingos”.

Egresado en 1947, regresó en 1948 para hacer su

trabajo de Tesis. Llega directamente a la Clínica

Ginecológica a cargo del Doctor Pedro Nel Cardona

Correa, también envigadeño, y aunque tuvo buena acogida

por parte de su coterráneo, poco le entusiasmó esta

especialidad.

Se dirigió luego al pabellón infantil “Clarita

Santos”, cuyo jefe era el médico Gustavo González

Ochoa, nacido en Medellín pero descendiente de

envigadeños, como que era primo hermano del escritor

Fernando González. Allí se despertó su entusiasmo por la

pediatría y desde entonces comenzó a trabajar con la

medicina infantil, aunque también colaboraba en cirugía y

ortopedia. Hizo su trabajo de tesis sobre “Convulsiones

Infantiles”. Una vez titulado, pasó a atender el consultorio

infantil del Hospital Universitario San Vicente de Paúl,

donde ejerció la ciencia de Hipócrates, por espacio de 48

años y simultáneamente atendía a sus pacientes en su

consultorio particular en Envigado

En la década del 60, aunque no tiene la fecha

exacta, recuerda el doctor Botero, que llegó a Medellín un

siquiatra e hipnólogo argentino, llamado Isaac Euvel quien

dictó en el hospital Universitario San Vicente de Paúl

algunas conferencias sobre hipnosis. El tema despertó gran

interés entre un grupo de colegas suyos, de los cuales

recuerda al médico Antonio Parra París, especializado en

obstetricia. Comenzaron a investigar, a buscar literatura

médica sobre la hipnosis y alcanzaron a trabajar por algún

tiempo con este método curativo, pero sin decir a los

pacientes de qué se trataba, porque en aquel entonces,

existían bastantes prejuicios respecto de este método

curativo.

En su caso particular, nuestro médico e historiador,

nos cuenta que tuvo bastante éxito con varios de sus

pacientes aplicando la hipnosis, sobre todo en casos de

niños con enuresis nocturna, luego de haber descartado la

posibilidad de algún problema orgánico. Igualmente hizo

curaciones de pacientes con tics nerviosos, con verrugas,

en niños y adultos; y llegó a curar un caso de encopresis

(incontinencia de esfínter anal). En síntesis, comenta que

fue una experiencia muy interesante, pero aclara que era

algo muy superficial, porque, para él, la hipnosis es una

estado en donde la conciencia permanece conservada y la

base de ésta es la sugestión.

Finalmente, respecto del ejercicio médico, asegura

que casi todo el pueblo (de Envigado) pasó por su

consultorio y que tuvo buena suerte como pediatra, porque

sólo recuerda haber firmado uno o dos certificados de

defunción en toda su vida profesional.

Desde su época estudiantil, el joven Hernando

incursionó en la política, donde hizo parte del grupo de

“Juventudes liberales”. Fue concejal del municipio por

dos períodos y perteneció a las Juntas que para entonces

existían en el pueblo: Junta de Valorización, que era la

encargada de dar el visto bueno a las solicitudes de

construcción, conforme a las normas existentes sobre

urbanismo. Junta de Festejos, a la cual correspondía la

organización de todas las fiestas para las

conmemoraciones cívicas y patrióticas del municipio.

También hizo parte de la Sociedad de Mejoras Públicas y

fue miembro fundador del Centro de Historia, creado en

noviembre de 1946; donde se le hizo un reconocimiento

en la celebración de los 60 años de esta institución, en

atención a sus méritos como conocedor de la historia, y

único testigo vivo de esta fundación.

Como se dijo al principio, al doctor Hernando

Botero le tocó ver crecer el pequeño pueblo donde nació.

Le tocó ver el surgimiento del Barrio Mesa Jaramillo, el

más tradicional de Envigado, en el año de 1924, en un lote

que define como extensa explanada que se conocía como

“La Manga de Las Parejas”, estaba completamente

cercado y tenía una sola una puerta de acceso, ubicada al

pie de la escuela Fernando González.

Porque “creció con el siglo” como lo expresa el

cantautor Piero, nuestro querido galeno recuerda también

que, a comienzos del siglo XX, las posibilidades de

educación estaban limitadas a unos pocos establecimientos

que existían en su natal Envigado: La Escuela Modelo y

la Presentación, para los niños y las niñas pobres; y el

Colegio de la Presentación, para las niñas ricas. También

existía el Colegio de Las Álvarez, cerca al parque

principal; el Colegio Uribe Ángel y unas pocas escuelas

rurales.

El doctor Botero está casado con la señora Teresa

Penagos Estrada, y en este hogar fueron procreados cuatro

hijos: Ángela María, Beatriz, María Teresa y José

Mauricio.

La Administración Municipal de Envigado,

consciente de los valores humanos, profesionales y cívicos

que se conjugan en este dilecto hijo, le ha hecho objeto de

varios homenajes. El 18 de diciembre de 2007, dio el

nombre del Doctor Botero a uno de los edificios públicos,

situado en la calle 38A Nº 43-36 en cuyo frente se

encuentra una placa con la siguiente inscripción:

Sede Administrativa Hernando Botero Barrera

En reconocimiento a su incansable labor de 60 años como médico,

dedicados al servicio de los envigadeños

Igualmente, el 6 de septiembre de 2006, fue

distinguido como uno de los “Envigadeños de Valores”,

en el acto que anualmente realiza la municipalidad, para

destacar a sus más preclaros hijos. Son homenajes en vida,

que es la mejor oportunidad.

Nuestro personaje se declara melómano

irreductible, pero advierte que sus preferencias en materia

musical se inclinan exclusivamente hacia la música

clásica, en especial la sinfónica y las grandes obras del

repertorio religioso de élite, como son los oratorios y las

misas solemnes. Al respecto nos cuenta que, en su época

de estudiante en la facultad de Medicina, cuando no había

clases, se pegaba la escapadita al centro de la ciudad, en

compañía de su inseparable amigo y condiscípulo, Miguel

Zapata, para ir al “Café Milano” situado en la Plazuela

Uribe Uribe, a tomar tinto y a escuchar música clásica,

porque era el único establecimiento con esta especialidad.

Recuerda con nostalgia la partida del musicólogo

Hernán Restrepo Duque, con quien sostuvo una gran

amistad y aprecia mucho entre los regalos de éste, el

último que fue la Misa de Réquiem del compositor

Cherubini. De igual manera, se refiere al investigador

musical Don Hernán Caro, con quien ha mantenido unas

buenas relaciones en el mundo de la música.

“Bueno ole, tenemos que tomarnos otro tinto para

que hablemos más cháchara de este pueblo”. Así nos dice

el Doctor Botero al despedirnos, con la esperanza de

tenerlo por muchos años más entre nosotros, con esa

memoria y lucidez mental tan envidiables.

Luís Cano Villegas Periodista Ejemplar

Por: Carlos León Gaviria Ríos Miembro correspondiente

Centro de Historia de Envigado

Luís Cano Villegas Periodista Ejemplar

Por: Carlos León Gaviria Ríos

Miembro correspondiente

Centro de Historia de Envigado

“Decir siempre la verdad y ser sincero consigo

mismo”

(L.C.V.)1

Don Luís Cano Villegas nació el 15 de agosto de

1885 en el municipio de Envigado, en la finca La

“Fidelina” a orillas de la quebrada la Doctora (hoy

perteneciente a Sabaneta). Hijo de Elena Villegas y Don

Fidel Cano, periodista fundador del periódico el

Espectador2.

Su primera incursión en el mundo del periodismo

fue durante sus estudios en el Instituto Caldas de Medellín

1 Frase dicha al periodista Willis Ricaurte, Periódico El Espectador,

julio 24 de 1950. Pág. 4 2 Garcés. Sacramento, Monografía de Envigado. Ediciones hemisferio

Nro 26, Medellín, 1959. Pág. 163.

donde publicó el periódico EL ALBOR. Durante la guerra

de los Mil Días (1899 - 1903) se refugió con su familia en

el municipio de El Retiro, en el oriente antioqueño, pues

su padre fue víctima de la persecución conservadora.

Durante esta época publicó el periódico LECTURA

AMENA en el cuál desarrolló un estilo literario propio del

romanticismo clásico3.

Tras el cierre de El Espectador, en 1905, viajó a

San José de Costa Rica donde asistió la publicación del

diario EL COMERCIO. Para 1907 se encontraba radicado

en Santiago de Chile, ciudad en la que se desempeñó

como redactor de EL DIARIO ILUSTRADO y

posteriormente como cónsul colombiano, cargo que

también desempeño en Suiza4.

Tras su incursión en la carrera diplomática regresó

al país en 1913. Participó activamente en la reapertura del

El Espectador mientras se desempeñaba como director de

la GACETA REPUBLICANA. En 1915 renuncia a la

Gaceta y asume la dirección del periódico fundado por su

padre, cuya sede fue trasladada a Bogotá. En ese mismo

año contrae nupcias con Doña Paulina Nieto Caballero,

con quien tuvo una hija, Doña Elena Cano Nieto5.

Don Luís se mantuvo al frente del Espectador hasta

1949, año en que se retira del cargo de Director debido a

la situación política del país. Murió poco antes de cumplir

los 65 años de edad el 22 de julio de 1950. A sus honras

3 Posada. Jaime, ElTiempo.com. lecturas fin de semana. 3 de enero de

1999. 4 Posada. Jaime, ElTiempo.com. lecturas fin de semana. 3 de enero de

1999. 5 Posada. Jaime, ElTiempo.com. lecturas fin de semana. 3 de enero de

1999.

fúnebres asistieron diferentes personalidades de la política

y el periodismo nacional como Darío Echandía y Abelardo

Forero Benavides entre otros6.

Entre sus principales logros se cuentan: miembro

de la Cámara y el Senado de la República; delegado

colombiano en la Conferencia de Rió de Janeiro (1934) y

periodista y político en la configuración de la República

liberal (1930 – 1946). Sus principales escritos, columnas y

editoriales fueron publicados por la Biblioteca de Cultura

Aldeana de Colombia bajo el titulo Semblanzas y

Editoriales, obra que recoge los principales rasgos de su

pensamiento7.

Don Luís, un hombre de familia con celo por la

disciplina y honestidad profesional, fue uno de los

personajes más representativos del periodismo nacional en

la primera mitad del siglo XX y una figura destacable del

municipio de Envigado.

6 Periódico El espectador. Julio 22 de 1950. primera plana. 7 Periódico El espectador. Julio 22 de 1950. primera plana y

siguientes.

ELADIO CAÑAS RESTREPO “Exponente del cine callejero”

Por: Pedro Nel García Arroyave

Miembro correspondiente del

Centro de Historia de Envigado

ELADIO CAÑAS RESTREPO

“Exponente del cine callejero”

Por: Pedro Nel García Arroyave

Miembro Correspondiente del

Centro de Historia de Envigado

Para quienes conocimos a Eladio Cañas, uno de los

más importantes gestores culturales en el municipio de

Envigado y tal vez el mejor exponente del cine callejero,

nos trae a la memoria su entusiasmo y abnegación por su

trabajo como baluarte en la proyección del séptimo arte en

diferentes escenarios públicos y privados de la localidad.

Escuelas, tabernas, parques, bibliotecas, asilos,

entidades de la tercera edad, corporaciones culturales,

eran los escenarios predilectos en que se sentía a plenitud

en el oficio que llevaba en su corazón y con el cual sería

recordado y admirado por los amigos y aficionados en

estos menesteres de brindar esparcimiento por una

vocación artística y humana.

Nacido en una reconocida familia envigadeña, - mi

padre fue un artesano que elaboraba las sillas de las

tradicionales peluquerías locales –, comentaba con orgullo

Eladio de José Cañas Vanegas su padre, el muy recordado

“J C” y de Doña Consuelo Restrepo Cárdenas su madre,

matrona muy envigadeña. Había llegado a este mundo un

12 de Abril de 1970, y de él lo hicieron marchar, pero no

para el recuerdo de sus amigos, en el amanecer de un

trágico 4 de Enero de 2004, cuando los jinetes del

apocalipsis cabalgaban como “machos cabríos” por estos

parajes del Sur del Valle de Aburrá.

“Cine Andariego”, el celuloide llevado a los

escenarios donde las personas amantes del séptimo arte lo

requerían, fue su maravillosa propuesta en que estuvo

inmiscuido y en la cual brindaba todo su entusiasmo por

que “disfruto lo que hacía” y además, se sentía pleno al

llevar el cine como era antes de que existieran las salas de

exhibición que ahora conocemos; cine transeúnte, de un

paraje, una aldea, un corregimiento, un pueblo a otros,

más allá, donde lo permita el escenario, a lomo de mula, a

pie. Es que así era como se conoció el cine en nuestro

medio. Era sinónimo de libertad; la que Eladio quiso

ejemplarizar a través de su noble oficio de llevar

esparcimiento, cultura, conocimiento, mundos idos y por

venir. La magia del cine.

La estirpe de nuestro entrañable amigo: su timidez

como síntoma de nobleza. Su sinceridad como principio

básico de humanismo. Su laboriosidad como complemento

de su entusiasmo.

Y es que la mejor táctica para publicitar sus

películas era “radio Memba”, como solía decir a sus

amigos. Desesperado para que su público se enterara de

sus novedosas proyecciones, era el contacto verbal con los

eventuales asistentes a sus funciones, que le permitía

conocer personas, películas, vínculos culturales. y qué no

decir del tejemaneje al proyectarlas:

“Llevó su virtuosismo a saberlo todo acerca del

cine. Conocía desde el alma de un proyector de Lumiére

hasta las intimidades de las cámaras digitales. Fue

coguionista de argumentales, camarógrafo y extra en un

cortometraje. En “Cine Andariego”, era técnico,

conferencista, el de las reseñas y los contactos, recordó

Uver Valencia, en crónica para El Tiempo. El todero

Eladio cobraba el córner y hacía el gol de Cabeza”. Así

escribió para El Colombiano Oscar Domínguez Giraldo,

en su columna de opinión “Columna Desvertebrada”,

sobre su personalidad.

Porque, también, como expresaba otro de sus más

fervientes contertulio y amigo:

“Se la pasaba hablando de cine, podía hacer un

análisis técnico de las máquinas de proyección,…un

recuento de los cineclubes a lo largo de la historia de la

ciudad, o un catálogo de las grandes producciones clásicas

o contemporáneas de la cinematografía universal; podía

quedarse horas hablando de un director, de una película,

de cómo fue filmada, de los premios que ganó o de los

textos que sobre ella escribieron especialistas y críticos”,

rememora Sergio Restrepo J. su compinche de “Otraparte”

O como lo explora Faber Cuervo, en unas notas

escritas en honor a su memoria sobre su quehacer artístico

y humano: “Para Eladio no había película mala. Él hacía

sospechar al espectador de que más bien había ojos que no

sabían mirar aspectos sutiles de las cintas. Claro que

Eladio, casi siempre, proyectó películas de una buena

calidad, cine no comercial, no apto para masas

consumidoras del último grito en taquilla”.

Fueron varias las instituciones universitarias en las

que estudio nuestro amigo: Alumno de ingeniería

mecánica en la Universidad Nacional de la cual creemos

adquirió la habilidad para manipular y descubrir los

mecanismos de los aparatos en que proyectaba las cintas.

Más adelante se matricula en la Universidad de Antioquia,

en comunicación social, que “cuando se dio cuenta de que

el enfoque era periodismo y de que no había posibilidad de

hacer video se retiró también, cuando ya llevaba cinco

semestres”, recuerda su hermano Miguel Ángel.

En su recorrido con “Cine Andariego” trabajó en

diferentes proyectos de fomento audiovisual con la

fundación “Stultífera Navis”, la corporación Casa Museo

“Otraparte”, la Universidad Nacional, Metroseguridad, la

Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, la

Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia en

la que participo en varias muestras de cine y en otros

varios proyectos e instituciones culturales.

Escribió uno de sus biógrafos sobre su quehacer

que: Entró a un taller de apreciación cinematográfica

organizado por la corporación “Región” y asesorado por

Dunav Kuzmaniv, tiempo durante el cual tomo la decisión

definitiva: Eladio quería vivir del cine.

De esta forma conformó con un grupo de amigos la

corporación Primera Mirada, institución que se dedicaría a

hacer video y en la cual comenzó produciendo Cara y

Crisis, un argumental sobre la redistribución de la pobreza

en el caso de dos hombres solitarios, dueños de unas

cantinas y sin clientes para atender”, argumenta Uver

Valencia en una nota sobre el amigo ido.

Recuerda uno más de sus admiradores:

“Lo malo de uno morirse - o de que lo maten-, es

que uno no termina muriéndose del todo. Se pasa a ser

parte del recuerdo de los familiares y amigos que lo vieron

vivir a uno. Por eso me indignó un poco asistir a este

velorio. Todos tratando de regresar un poco a ese ser que

falta desde ahora y para siempre. Armando todos lo que

creemos recordar para reafirmar la existencia de quien

recordamos. Es inútil, aunque cierto decir que quedas

entre nosotros. En el recuerdo vivo de todo lo que

vivenciamos que hiciste, en la imagen vívida de todo lo

que supimos que fuiste, Eladio”. Reitera en la soledad del

amigo, Gabriel Jaime Lopera.

Estas líneas, son a la vez básicas, pero también

insuficientes, para describir el carisma, la bondad, el amor

por su quehacer cultural a través del cine, de éste enviado

de los ángeles que siempre será recordado por quienes lo

conocimos y del cual nos sentiremos orgullosos de haber

compartido un pedazo de su existencia.

ADELAIDA CORREA ESTRADA

Consagrada educadora envigadeña

Por: Blanca Ruth Álvarez González y

José Fernando Flórez Álvarez

Miembros de Número del Centro de Historia de

Envigado

ADELAIDA CORREA ESTRADA Consagrada educadora envigadeña

Por: Blanca Ruth Álvarez González y

José Fernando Flórez Álvarez

Miembros de Número del Centro de Historia de

Envigado

De muchos se conoce muy poco, de otros nada; y

todos ellos, han dejado una huella imperecedera,

aportando su granito de arena para el progreso de su

pueblo, su departamento y su país.

“Escribir es caminar, las palabras son la huella

que, sobre el papel dejamos al andar, los renglones son

nuestro silencioso y alegre camino”. Tomado de la cartilla

Renglones serie escritura. Editorial Norma.

Con ésta reflexión, nos atrevemos a escribir una

semblanza biográfica de dos destacadas educadoras que,

con amor, entrega y dedicación, hicieron de sus alumnas

un emporio intelectual y moral. Son ellas Adelaida

Correa E. y María Dolores González M.

ADELAIDA CORREA ESTRADA: Primera

maestra de escuela de la entonces fracción de Sabaneta,

hoy próspero municipio, nacida en la ancestral Ciudad

Señorial, el 1 de mayo de 1850 en el hogar de Don Ramón

Correa y de Doña Eudoxia Estrada. Fueron sus abuelos

paternos: Don Lucas Correa y Doña Josefa Mejía y sus

abuelos maternos: Don Francisco Estrada y Doña Catalina

Quijano.

Hizo sus estudios primarios en Envigado y los

complementarios en Medellín, cuando ya estaba en el

ejercicio de su profesión, sirviéndole a Sabaneta en la

formación de mujeres de bien para una sociedad que sólo

las valoraba en la administración del hogar.

Contaba el Doctor Alfonso Correa Bernal, sobrino

de Doña Adelaida y miembro de la Academia Antioqueña

de Historia, que su tía llegó al Magisterio de manera

fortuita. Decía: “Se desarrollaba la guerra de 1863 y la

joven adolescente actuó como voluntaria para curar a los

heridos en los combates que se daban entre liberales y

conservadores en los alrededores de Envigado.

La gesta heroica de Adelaida fue conocida por el

Gobernador Pedro Justo Berrío, quien había tomado el

mando en 1864, y en reconocimiento a su valor y a sus

servicios, la nombró como primera maestra de Sabaneta.

La joven se excusó de aceptar el cargo, alegando no tener

la suficiente ilustración, a lo cual el mandatario le ofreció

la oportunidad de prepararse a la par con sus labores

docentes.

Dadas sus facilidades, la joven maestra empezó

labores en 1865, primero viajando diariamente desde

Envigado y luego radicándose definitivamente en

Sabaneta, cuando alcanzó su mayoría de edad. Llegó a la

que fue su única escuela, temerosa de enfrentar el reto de

formar; pero segura de dar de sí lo mejor para afianzar en

sus alumnas los valores y principios cristianos, así como

los conocimientos que ella traía de la casa y de sus

maestras”. Hasta aquí, el comentario del Doctor Correa

Bernal.

Ejerció su labor en la misma Institución por

espacio de 50 años; era maestra y sacristana; alternaba su

trabajo en la parroquia con la realización de obras sociales.

Doña Adelaida vivió en la casa de Francisca y

Heliodora Mejía, en el marco oriental de la plaza, a un

costado del templo de Santa Ana, el cual ayudó a construír

en unión con el Padre Jesús María Mejía, el maestro

marinillo Don José María Ceballos Botero y el Inspector

Don Venancio Díaz Vásquez; entre otros.

Entre 1865 y 1915, Doña Adelaida modeló la

mujer sabaneteña dentro de los principios y costumbres

cristianas. Fue maestra ejemplar, rígida en los momentos

que era necesario, siempre atenta y generosa con todos.

Para quienes la conocieron, como en el caso de la

Señorita Paulina Garcés Montoya, primera maestra

graduada de Sabaneta en 1922, Doña Adelaida enseñó la

virtud y supo encaminar a la mujer por el camino del bien.

Ella fue su modelo para iniciarse en el Magisterio.

Perteneció Doña Adelaida a una familia educadora

por excelencia. Su hermana Josefa fue maestra en La Ceja

y allí fundó un colegio con el nombre de “María”; en

Yarumal fundó varios colegios por los años de 1877; en

Fredonia, en 1879, en Envigado en 1882; en Jardín fundó

otro colegio en 1912 con el nombre de “Los Sagrados

Corazones”. Su hermano Eulogio fue fundador y Rector

del colegio de San Luis en el municipio de Caldas.

Además, Rector de la Escuela de Artes y Oficios de

Medellín, Inspector Provincial de Educación en el

occidente del departamento, alcalde de Medellín y Fiscal

Superior; entre otros cargos desempeñados.

También, se destacaron como educadoras sus

sobrinas: Concha Agudelo Correa (cuyo nombre llevó la

escuela del Barrio Primavera), Leonor Correa (fundadora

del primer preescolar de Sabaneta), Filonila Álvarez

Correa (maestra en la escuela que Doña Adelaida dirigió

durante 50 años en la próspera Sabaneta).

Siempre recibió el cariño y la admiración de sus

alumnas, por sus dotes de maestra y orientadora. Tuvo

entre sus compañeras a Dolores Ochoa Barreneche,

Herminia Restrepo (antes de ingresar a la vida religiosa).

Eva Díaz de Arango (trabajó 6 meses como maestra) y

Doloritas Álvarez. A ésta última, le entregó la dirección de

la escuela al abandonar las labores docentes, a la edad de

65 años.

No se discute que Doña Adelaida Correa fue un

referente en el campo de la cultura y educación del

Envigado del siglo pasado, contribuyendo a la fundación

de un pueblo que como Sabaneta, camina a pasos

agigantados en su conversión a ciudad.

Doña Adelaida vivió sus últimos años en compañía

de su hermano Eugenio en una casa ubicada en

inmediaciones de la finca Zaratoga. Allí murió el 11 de

marzo de 1924, a la edad de 74 años.

Sabaneta honra la memoria de tan ejemplar

maestra con el nombre para la Institución Educativa que

ella fundó. La Escuela de Doña Adelaida estrenará nueva

sede en el año 2010, cuando será trasladada a un lugar

contiguo a la Casa de la Cultura La Barquereña.

BIBLIOGRAFÍA:

-Manual del Ciudadano, Sabaneta 35 años. 1968-

2003. Trabajo de la Institución para complementar el

P.E.I. “Anónimo”.

-Sacramento Garcés Escobar. Monografía del

Municipio de Envigado. Tercera Edición. 1985

- José Fernando Flórez Álvarez. Apuntes para una

historia de Sabaneta. (Monografía inédita)

MARÍA CEBALLOS URIBE

Eminente educadora.

Por: Rocío Agudelo Salinas

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

MARÍA CEBALLOS URIBE

Eminente educadora.

Por: Rocío Agudelo Salinas

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado y

Miembro de Número de la Sociedad

Bolivariana de Antioquia

Los más altos intereses de la comunidad como

lema de vida del Doctor Joaquín Vallejo Arbeláez,

llevaron a este grande e inolvidable colombiano a

proponer y defender ante la Honorable Asamblea de

Antioquia, la creación de un bachillerato femenino. Esta

idea fue cristalizada mediante la ordenanza Nº 37 del 24

de julio de 1935, por la cual se creó El Instituto Central

Femenino, primer plantel oficial de educación formal para

la mujer colombiana

Aunque ya existían en Medellín otros colegios

femeninos como María Auxiliadora, La Presentación y la

Enseñanza; el Instituto Central Femenino, fusión de la

Normal de Institutoras y el Colegio Central de Señoritas,

se convirtió en la primera institución educativa de donde

egresaron las primeras bachilleres que hubo en el país, con

la posibilidad de incursionar en la universidad.

Para regir los destinos de un plantel, cuyos

programas educativos rompían los esquemas culturales

existentes, al proponerse “Hacer Pasar a la Mujer de las

Agujas a los Libros”, era necesario contar con líderes

educativas que estuviesen a la altura de los nuevos retos.

De ello tuvo plena conciencia el fundador; y por tal

motivo, se entrevistó en París con la pedagoga española

Enriqueta Séculi Bastidas, quien luego aceptó la

convocatoria hecha por los consulados de Colombia en el

exterior y se convirtió en la primera rectora de la naciente

institución, a la cual imprimió su huella de avanzada con

una franca apertura en las posibilidades de capacitación

para la mujer.

Luego de la mencionada educadora, distinguidas

pedagogas antioqueñas ocuparon la rectoría de este

claustro. Entre ellas se destacan: Mercha Quintero, María

Betancur, Lola González y María Ceballos Uribe. Esta

última, fue nombrada el 23 de enero de 1951 mediante

Decreto Nº 53, firmado por el gobernador de entonces,

Doctor Braulio Henao Mejía; y ejerció el cargo hasta el

año de 1957, cuando fue reemplazada por la abogada

Amparo Múnera Arango.

Doña María Ceballos Uribe, pertenecía a una

distinguida familia envigadeña, formada por Don

Sacramento Ceballos Gallo, senador de la República; y

Doña Trinidad Uribe Montoya. Nacida el 21 de octubre de

1893, María cursó las primeras letras en la escuela oficial

de Envigado, y luego realizó estudios secundarios en la

Escuela Normal de Institutoras de Medellín, donde recibió

el título de “Maestra de Escuela Superior” en el mes de

noviembre de 1913.

Inició entonces su carrera docente en el año de

1914 en la “Agrupación Segunda de Niñas”, de Medellín.

En 1920 fue nombrada directora de este mismo

establecimiento; y, mediante Decreto 126 del 03 de

noviembre de 1932, suscrito por el Secretario de

Educación, Doctor Julián Uribe; fue promovida a la

Dirección de la escuela Anexa a la Normal de Señoritas,

en reemplazo de Mercedes Yepes Isaza quien había

fallecido.

Pero la carrera de esta insigne educadora no se

detiene allí. El 23 de enero de 1951, mediante Decreto Nº

53, expedido por el gobernador de Antioquia, Doña María

Ceballos recibió el nombramiento de Directora del

Instituto Central femenino, en reemplazo de la educadora,

doña Lola González.

En este destacado centro de Educación femenina,

de donde egresaron las mujeres que posteriormente se

convertirían en las primeras profesionales de Colombia,

Doña María Ceballos sobresalió por sus capacidades de

administradora educativa, al integrar un equipo líder que

permitió romper los esquemas tradicionales en la

formación de la mujer, para dar continuidad al camino

trazado por sus antecesoras, dando énfasis a la formación

y capacitación de sus congéneres para el ingreso a la

universidad.

Ubicada en el contexto socio-cultural de la época –

mediados del siglo XX- no podía ser menos que una dama

de costumbres austeras, recatada, discreta, prudente, pero

de gran firmeza en sus decisiones y bastante moralista,

como lo recuerdan quienes fueron alumnas del Central

Femenino y del Instituto Isabel La Católica, como se

llamó posteriormente a la institución, por aquellos años.

También se dice de ella que fue una gran lectora, con

preferencia por los clásicos de la literatura y los místicos

españoles.

Su estricta concepción de la moral cristiana, la

llevó a extremos tales como el veto del capítulo

correspondiente a la reproducción, en el área de Biología y

Anatomía, en la convicción de que estos conocimientos,

en lugar de ayudar a la formación de la juventud femenina,

contrariaban las normas de la moral y las sanas

costumbres.

Dichas posiciones extremas, aunque bien

intencionadas y de buena fe, empezaron a generar cierto

inconformismo entre el estudiantado y en los mismos

docentes encargados de las mencionadas áreas. Este

descontento llegó hasta el extremo de generar un

movimiento de protesta estudiantil, que a la postre produjo

la salida de la rectora Ceballos Uribe, en cuyo período se

había producido el cambio de nombre de la Institución

educativa, de Central Femenino por ISABEL LA

CATÓLICA, nombre que tuvo bastante rechazo entre la

comunidad educativa, porque simbolizaba el revivir del

colonialismo español. Sin embargo debe aclararse que la

rectora Ceballos Uribe, en nada tuvo que ver con estos

cambios, provenientes, presumiblemente del capricho o

interés particular de algún político de turno.

El movimiento estudiantil de protesta, ocurrido

durante la rectoría de la educadora María Ceballos Uribe,

ha sido considerado como la primera huelga estudiantil

femenina que se produjo en nuestro país. Fue un hecho de

gran impacto social que contó con el apoyo de los

estudiantes de la Universidad de Antioquia, en su sección

de Bachillerato.

En medio de todo este acontecer, es justo destacar

la circunstancia de que nos hallábamos frente a los dos

establecimientos educativos oficiales de educación

secundaria, con el mayor nivel académico del

departamento, entre las instituciones educativas oficiales y

las privadas: El Instituto Isabel La Católica y la

Universidad de Antioquia.

La brillante carrera de la educadora Ceballos Uribe

y sus grandes aciertos administrativos, posteriormente la

hicieron merecedora del nombramiento para regir los

destinos de la educación en Antioquia, como Secretaria

del ramo.

A pesar de la huelga estudiantil, que en nada

demerita el desempeño de la rectora Ceballos Uribe, puede

afirmarse que esta educadora dejó una institución orgullo

de Antioquia, en donde, como se dijo al comienzo, se

formaron las primeras y más destacadas profesionales del

departamento y del país, quienes indudablemente han

dejado una impronta, a su paso, por las universidades, las

instituciones políticas, económicas, sociales, académicas

y científicas, siempre con el orgullo de ser egresadas del

Central Femenino, Isabel La Católica o del Centro

Educacional Femenino de Antioquia CEFA.

Durante cuarenta años sirvió a la educación Doña

María Ceballos Uribe, dejando un gran legado de

interesantes escritos sobre temas pedagógicos, para cuya

publicación jamás pidió ayuda oficial, dada su exagerada

modestia. Así mismo, se cuenta que en sus conferencias,

siempre hizo gala de una buena capacidad de

improvisación.

Las altas calidades personales y profesionales de

Doña María Ceballos Uribe, la hicieron acreedora del

nombramiento de “MAESTRA DE LA JUVENTUD

FEMENINA DE ANTIOQUIA”, titulo otorgado mediante

decreto Nº 397 del 08 de octubre de 1959, expedido por el

Gobernador de Antioquia, Doctor Alberto Jaramillo

Sánchez.

Esta máxima distinción para un educador, que se

mantiene hasta nuestros días, y que tiene carácter de

vitalicia, se concede bajo las siguientes exigencias:

a). Haber ejercido la docencia en cualquiera de los

grados de instrucción, en establecimientos oficiales o

privados, por un tiempo no menor de 20 años.

b). Haber observado una conducta edificante que

pueda considerarse como dechado de vida del genuino

educador.

c). Haber sobresalido por la labor docente y la

elaboración de alguna obra didáctica de mérito, a juicio

del jurado, compuesto por el Secretario de Educación, el

Presidente de la Comisión de Educación de la Asamblea

Departamental, dos rectores de Institutos de Bachillerato

nombrados por el Gobernador; y el Jefe de Enseñanza

Secundaria.

Con el lleno de los requisitos anteriores, la

Gobernación se ciñe al resultado de las elecciones hechas

por los distintos integrantes del cuerpo directivo y

profesoral, en fecha señalada por la misma entidad de

gobierno, dentro del mes siguiente a la muerte del Maestro

o Maestra de Juventud que se pretende reemplazar. Los

electores participan de la forma que se expone a

continuación:

1. Voto de los rectores y profesores de todos los

establecimientos oficiales y privados, de

bachillerato, enseñanza normalista, comercial e

industrial, del departamento.

2. Voto de los Jefes de enseñanza primaria y

secundaria y los visitadores escolares de ambos

grados de instrucción

3. voto de los maestros jubilados que hubiesen

ejercido el cargo por más de cinco años en el grado

de secundaria.

4. Voto de los Centros de Estudios Pedagógicos (uno

por cada Centro).

El docente que obtenga este galardón, aparte

del estímulo económico, se convierte en asesor para

los estudios de problemas educativos, cuando la

secretaría del ramo así lo requiera.

Por su parte, el Gobierno Nacional, otorgó a la

docente María Ceballos Uribe, la medalla “CAMILO

TORRES”, máxima condecoración que se otorga en el

campo educativo: y así mismo, el Gobierno

departamental le concedió la medalla “PADRE

MIGUEL GIRALDO”, que es otro galardón al mérito

en la docencia.

Falleció . . . . . .desconocemos la fecha.

Fuentes:

Gacetas Departamentales Nº 3954, 6786 y 8.034,

Archivo Histórico de Antioquia.

Ordenanza Nº 27 de diciembre 14 de 1959,

Archivo Histórico de Antioquia.

“Monografía de Envigado”, Sacramento Garcés.

“Semblanza de Joaquín Vallejo Arbeláez, fundador

del CEFA”, ensayo de Margarita Restrepo Olano.

“Personajes de Antioquia”, Julián Pérez Medina

Entrevista con los educadores Víctor Durán

González y Conchita Domínguez de Durán, esta última,

egresada del Instituto Isabel La Católica; quienes tuvieron

conocimiento directo de la biografiada.

Fotografía de archivo del CEFA

CAROLINA FERNÁNDEZ MONTOYA

MAESTRA CONSAGRADA A LAS JÓVENES

ENVIGADEÑAS.

Por: Blanca Ruth Álvarez González

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

Nacida en Amagá Antioquia, el 29 de mayo de

1897, en el ejemplar hogar de don Pedro Antonio

Fernández y de doña Ana julia Montoya.

Conocida con el nombre de MAESTRA DE LAS

JUVENTUDES.

Cuando dejan las hermanas religiosas la educación

privada para jovencitas, en el convento, es escogida esa

edificación, para abrir la instrucción pública a las niñas,

desde 1836, 4 años más tarde que la escuela Pública para

niños, que estaba abierta desde 1832, con niños en edades

entre 8 y 14 años, era una obligatoriedad, que todo niño o

niña en edad escolar asistiera a los Centros públicos a

aprender las primeras letras, al menos a leer y a escribir

con algo de matemática, retórica, historia, entre otras

materias; entonces, es nombrada por decreto No 156, del

29 de marzo de 1937, la señorita María Dolores Carolina

Fernández Montoya, de 2da categoría, meritoria y

competidísima maestra; para ocupar la dirección oficial de

la escuela MARCELIANO VÉLEZ BARRENECHE,

con un sueldo de 80 pesos, en reemplazo de Margarita

Gómez quien pasó a otro puesto.

El 12 de febrero de 1938, nuevamente es ratificada

en el puesto, ya en primera categoría, mediante decreto

No 70, con un sueldo de 85 pesos. La señorita María

Dolores Carolina Fernández Montoya, inició su carrera en

el magisterio siendo muy joven, el 20 de enero de 1917, es

nombrada para Amagá, su tierra natal, luego para

Venecia y Titiribí; fue trasladada para Envigado, pueblo

que la recibió bondadoso, al que entregó los mejores años

de su existencia, se dedicó de lleno a la educación de las

niñas con mucho amor, inculcándoles una sólida moral y

religiosidad, única defensa para enfrentarse a la vida con

decoro.

Ésta educadora era feliz con su labor, de la cual

decía: “Le tengo en mi corazón un altar, donde

diariamente rindo tributo de mi gratitud, mi labor ha sido

placentera, y si algunas amarguras he tenido, diré como el

poeta: “Las espinas que me clavaste, por las rosas que te

cogí”.

Le tocó el gran salto de la ESCUELA ANTIGUA

TRADICIONAL, por la FUNCIONAL O ACTIVA,

combinaba muy bien las dos, aprovechando las ventajas

de la una y de la otra, de las que sacaban muy buenos

resultados en su labor, conceptuaba, no se debe desechar

la primera, ni adoptarse incondicionalmente la segunda,

es conveniente que las jóvenes adquieran una variedad en

sus conocimientos; pues la ignorancia en una mujer es

causa de aburrimiento, es necesario crear en ella una

personalidad, acostumbrarla a decir SÍ o NÓ a saber

porqué lo dice; criticaba con gran acierto LA

EDUCACIÓN MODERNA diciendo que en ella veía

muchas deficiencias, dejando en libertad a las jóvenes,

para buscar las amistades, la diversión, los amigos, las

salidas entre otros.

En cuanto al papel de la mujer en los destinos

gubernamentales del estado, opinaba: Las leyes sociales

que nos excluyen de las escenas de la vida pública, nos

corroboran más en la soberanía de la vida doméstica y

privada; la familia es nuestro imperio, nosotros cuidamos

de satisfacer sus necesidades, de dirigir sus ocupaciones,

de mantenerla en paz y de mantener en el hogar el sagrado

depósito de las buenas costumbres.

Opinaba sobre la educación de la mujer: la

educación en la mujer debe ser más intensa, porque si ella

no está bien educada, la base de la educación moral de los

ciudadanos, será tan falsa como los cimientos de una casa

edificada sobre la arena.

Lo anterior son algunos apartes tomados de una

entrevista que le realizo el inolvidable don Sacramento

Garcés Escobar, para el periódico AYURÁ, septiembre

30 de 1944, Edición No 2, página 7.

Ya jubilada, fue llamada por las directivas de la

empresa COLTEJER, para ejercer la docencia, en la

ESCUELA ROSELLÓN, que era para la enseñanza de los

hijos de los trabajadores de dicha empresa, donde prestó

sus servicios incansablemente y cariñosamente por 20

años mas, donde la honraron con el “BOTÓN DE

ESMERALDA”, mención que otorgaba la empresa a sus

eminentes servidores.

Una vez ya, en su retiro del magisterio y al final de

su vida, en su casa del Envigado que tanto amó, dedico sus

esfuerzos al cuidado de los enfermos terminales por varios

años, rodeada del afecto de los suyos quienes vieron en

ella una fuente de entrega inagotable a los demás, pero

muy en especial a los más necesitados.

La ciudad de Envigado por medio del H.H.

Consejo Municipal, hizo un reconocimiento

MERITORIO a su larga y servicial entrega por el bien de

la comunidad envigadeña, en diversos campos,

concediéndole la MEDALLA DEL CIVISMO.

Muere ésta benemérita maestra y educadora, el 2

de agosto de 1977, dejando un vacío, no solo en los suyos,

sino también en una sociedad agradecida, que despidió

conmovida, a la inolvidable MAESTRA DE LAS

JUVENTUDES, MARIA DOLORES CAROLINA

FERNANDEZ MONTOYA.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:

Sacramento Garcés Escobar. Monografía de

Envigado. Tercera Edición. 1985.

Jaime Fernández Montoya. Exmiembro de Número

del Centro de Historia de Envigado. “Ensayo”. Carolina

Fernández, presentado el 23 de abril del 2.001.

JORGE FRANCO VELEZ “Un ejemplo para los envigadeños”

Por: BLANCA RUTH ALVAREZ GONZÁLEZ

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

JORGE FRANCO VELEZ

“Un ejemplo para los envigadeños”

Por: BLANCA RUTH ALVAREZ GONZÁLEZ

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

El doctor Jorge Franco Vélez, fue otra de las

semillas que germinó en las fértiles tierras envigadeñas y

que cosechó excelentes frutos, paisano de ésta promisoria

y próspera ciudad de Envigado que ha dado tantos hijos

ilustres para ella, Antioquia y Colombia.

Este ciudadano ejemplar, vino a engrosar la lista de

los ilustres que sobresalen en los códigos de la historia de

éste pueblo, hijo de ésta parcela, “Altico”, como

cariñosamente él mismo lo calificaba.

Bien merecido es resaltar el nombre, vida y obra

admirable del doctor Franco, como cariñosamente lo

llamábamos sus amigos.

Habló de sí y de otros, con gran seguridad y

maestría, conjugando pasado, presente y futuro,

recordaba con mucho cariño las personas que tuvieron

que ver con él en su formación, especialmente a su

familia, igualmente a los profesores de su niñez, de la

facultad y a muchos compañeros y amigos.

En su dimensión humana, tenía éste gran hombre

para imitar su inteligencia, sus virtudes culturales, cívicas

y profesionales, rico en sus saberes que descolló en forma

generosa en la cátedra que le dio brillo y que dejó huella

en la historia filosófica de su especialidad, inquieto por la

lectura, transparente en la conversación, jocoso en su

temperamento, puede decirse que fue un polifacético en

sus creaciones, mirando la vida como lo qué es, lo qué

somos y lo que se puede lograr a través de una

reflexión, de nuestras virtudes males o defectos.

Expresa en sus escritos su inquietud por el

bienestar del otro; en su consultorio, el deseo de

curación de aquellos que le consultaban; dejó ver en

su rostro el anhelo por rescatar a otros del extenuante

alcohol, en su consultorio de toxicología del cual fue su

fundador en el Hospital San Vicente de Paúl, o donde le

consultaban, siguió y acompañó paso a paso a su

gran amigo y compañero de bohemia, Rodrigo Arenas

Betancur, sufrió con él la tortura de su secuestro, lo alentó

durante ese trance, lo acompañó luego en la

enfermedad sin abandonarlo hasta ver el último hálito de

su vida y cerrarle los ojos para siempre; lo aconsejó

como su terapista y no se curó, pero lo entendió y le

aprendió muchas cosas, entre ellas a mirar y admirar

mas y mas la vida.

Fue sincero con sus pacientes y amplio en

detalles, como catedrático un gran profesor, como

compañero, honesto e inigualable, buen esposo, padre

ejemplar, amoroso y responsable.

Claro ejemplo de superación y alteza para todos

aquellos que se sumen en el alcohol y en las drogas.

Agradecido de la vida y con Dios, hombre creyente

y espiritual, se consideraba un ser privilegiado del Señor

por dejarle disfrutar las cosas bellas y sencillas y

premiarlo con tantas maravillas.

Nació éste distinguido médico, escritor y poeta, en

la finca Yarumito, en el hogar formado por don Alberto

Franco y doña Carmen Vélez, un 19 de diciembre de

1922, fue el último de una camada de once (11) hijos, sus

abuelos paternos fueron don Pedro Antonio Franco y doña

Hermilda Franco Palacio y abuelos maternos don Félix

Vélez y doña Eudoxia Mejía; sus padrinos de bautismo

fueron don David Velásquez y doña Paulina Franco

(hermana), recibió el crisma de manos del presbítero,

Agustín Gómez.

Sufrió en su niñez el impacto de dos ausencias, la

muerte de su querido padre, cuando apenas contaba con

solo cuatro años y medio, de quien guardó fieles

recuerdos, mas tarde la muerte de uno de sus hermanos,

esto le causó algunos desajustes emocionales.

Fue un muchacho juguetón, travieso, despierto,

malicioso, enamorado, consentido por su madre y uno de

sus tíos, contó muchas anécdotas ocurridas en su niñez,

unas en Envigado y otras en Medellín: “ Cuando fue

acólito en la iglesia de Santa Gertrudis a escondidas libaba

el vino de consagrar y bajo los efectos del vino, se

enamoró una vez de la Magdalena de la procesión de

Semana Santa, hecho que lo defraudó bastante, causándole

una decepción amorosa, porque debajo de esas sayas, no

encontró sino unos tacos de palo santo, al momento que el

padre Ochoa lo pilló y le grito degenerado, esto le costó el

despido del acolitado .”

Otra anécdota en Envigado fue la que pasó como

estudiante en la escuela Modelo:” Había un muchacho

negro que le decían carrampla, que me reventaba cada rato

la nariz, me desquité de él haciéndolo descalabrar en un

zanjón que estaban haciendo para pasar el nuevo

acueducto, lo llamé, con fuerza lo empujé y cayó allá

descalabrado, gocé mucho y nunca más me volvió a

reventar”

En Medellín: “Me encantaba moverme por los

techos de las casas vecinas para conocer ese universo de

viejos que había a mi alrededor.”

Hablando de detalles el doctor Franco era de

mediana estatura, tez blanco pálido, frente amplia y de

entradas, nariz recta, cabello escaso, ojos de mirada

profunda e investigadora detrás de lentes transparentes,

boca pequeña demarcada por labios delgados, voz clara y

pausada, lo caracterizaba una buena memoria y un humor

muy propio.

ESTUDIOS:

Por los gajes del destino sus estudios primarios los

pudo realizar en distintas instituciones, entre Medellín y

Envigado.

Inició los estudios primarios en el municipio de

Medellín, en la escuela anexa que quedaba en Pichincha

en la actual plazuela Uribe Uribe, donde aprendió a leer y

a escribir, luego pasó a otra escuela por Ayacucho abajo.

Su familia volvió a Envigado, allí lo matriculó en

la escuela pública llamada Modelo, hoy Fernando

González, en donde cursó los grados tercero y cuarto de

primaria en los años de 1933 y 1934, estando la escuela

muy nueva, con los patios en tierra, salones muy altos, y

amplios, el piso de ladrillo y tierra, recordaba mucho al

profesor don Enrique Jiménez, docente bien preparado, y

quien le merecía un gran respeto, enseñaba todas las áreas

con gran seguridad: Gramática, historia, geografía,

matemáticas, religión. En ocasiones este profesor daba las

clases colocándose las manos atrás y mirando al techo, de

él decía: “era como la piña, áspero por fuera, dulce por

dentro”, recordaba también con gran afecto al maestro

Sacramento Garcés Escobar, quien era admirado por

todos, por el carisma que poseía, hombre sabio y

bondadoso que los deleitaba tocando mazurcas y polkas en

su viejo órgano Fámuld .

Recordaba con mucho afecto a la escuela Modelo

de un ambiente muy agradable, conoció niños pobres de

muchos sectores, descomplicados, sanos, amables, fue

una novedad y una experiencia encontrarse con

muchachos medio puebleños y muy campesinos que

venían a pie de las lomas y hasta de Sabaneta, ya que él

estaba acostumbrado al ambiente de las escuelas de

Medellín.

En la escuela modelo le tocó aprender algo de

agricultura, sembraban la huerta por eras y por grupos.

Recordaba sus juegos de niño: el botellón el cargamontón,

el arroyuelo, los trompos, las canicas, quiero comprar

carne, entrar quedando, pisingaña.

Terminó la primaria en la escuela Juan del

Corral, los grados quinto y sexto. Porque en esa época la

primaria era hasta sexto.

Como estudiante de primaria le encantaba la

geografía y la historia de Colombia.

Realizó sus estudios de bachillerato en el Liceo

Antioqueño, entre los años 1936 a 1941. En el bachillerato

para él fue muy cautivante, la literatura, la geografía, la

filosofía; en cambio la matemática, la química, la física, le

fueron muy aburridoras, más bien fue un alumno maqueta

en este ciclo.

Ingresó a la Facultad de Medicina en la

Universidad de Antioquia, en el año 1942 y estuvo allí

hasta 1949 en que se graduó de médico, cursó en la

Universidad los seis años que contemplaba el pensum,

mas el internado, no tuvo necesidad de realizar el año

rural ya que él recibió sus grados antes de 1950 y este

sistema fue establecido luego de este año por el gobierno

del doctor Mariano Ospina Pérez. En la facultad amó

todas las materias por lo tanto fue buen estudiante, bien

calificado. Hizo una tesis bien laureada, titulada:

“Aspectos del tifo y Fijación del Complemento para

Fiebre Q.” - 1949

Su única especialidad fue la de Médico Internista,

la cual adquirió automáticamente por los diez años de

ejercicio en el profesorado.

Contrajo matrimonio, un 19 de diciembre de

1949, con la distinguida dama, señorita Elena Baena, en la

iglesia el Corazón de Jesús, del barrio Buenos Aires.

CARGOS:

Catedrático en la Facultad de Medicina de la U.A.

durante 41 años.

Presidente de la Academia de Medicina por dos

ocasiones.

Director del Seguro Social de Medellín entre 1962

– 1964.

Miembro de Número y Honorario del Centro de

Historia de Envigado, al que hizo valiosos aportes

con sus libros.

Fundador de Alcohólicos Anónimos.

Prestó sus servicios como Médico Internista en el

Seguro Social, para los obreros de las fábricas.

Prestó sus servicios en la Clínica de Envigado

donde atendió enfermedades infecto-contagiosas.

Se jubiló como Médico Internista en la Clínica

León Trece de Medellín.

Atendió ratos mañaneros en el consultorio de

toxicología en el H.S.V.P. en Medellín

Se desempeñó como Médico Internista en la

clínica Sagrado Corazón del barrio Buenos Aires

de Medellín, hasta sus últimos días.

OBRAS:

Se destacan entre sus obras dos muy importantes:

Hildebrando, lleno de anécdotas, biografía que encierra

el comportamiento de un personaje complejo de Envigado,

que sufre y hace sufrir por su dependencia al Alcohol,

integra además muchos aspectos de la vida cotidiana; e

involucra a muchos personajes, entre ellos a la Negra

Marcia, algunos sitios como, Las casas de Lenocinio,

barrios como San Juan de Dios, el más común, lugares de

recreo, el Liceo, La Universidad, La vida familia.

Hildebrando, tiene mucho que ver con el viejo

Envigado y el Viejo Medellín entre las décadas de los

años cuarenta hasta los años setenta; en síntesis es una

obra que nos encierra a todos, puede considerarse como un

trabajo de tesis donde se presenta un problema y se plantea

una solución. El doctor Joaquín Vallejo Arbeláez lo

denomina como la biblia de los alcohólicos.

Marceliano, obra relacionada con un adicto a la

morfina y relata sobre los amoríos de los viejos que se

encaprichaban de las jovencitas, esto también hace parte

de la vida diaria. En el libro Marceliano tiene una

dedicatoria: “Jorge Franco Vélez, queda inscrito en la

honrosa serie de los médicos novelistas de Antioquia”.

Palabras del Transeúnte, una elegía, segundo

libro de poesía humorística titulado, Terapia

Ocupacional, El Quijote a lo Paisa, es una recopilación

de lecciones publicadas en el Colombiano; También

tenemos el libro de Las Gazaperas de Argos, Relatos y

recuerdos: Sus cuentos sobre maestros y condiscípulos, es

biografía sentimental, quedó la huella de su paso por el

internado, como un profesor estrella.

En su consultorio 201 de la clínica El Sagrado

Corazón, mantenía su propia biblioteca, muy bien surtida

de libros los que leía en sus ratos libres, además, fijada a la

pared tenía una placa de reconocimiento y en ella grabado

un escrito que decía:

“PREMIO RAZA” A JORGE FRANCO VÉLEZ

POR GRAN APORTE A ENGRANDECIMIENTO DE UNA RAZA E INQUEBRANTABLE FÉ Y SU TESÓN EN EL DESARROLLO DE SUS ACTIVIDADES SIEMPRE AL

SERVICIO DE ANTIOQUIA EN LETRAS

DADO EN MEDELLÍN A LOS 6 DÍAS DEL MES

DE DICIEMBRE DE 1989

Murió el 31 de diciembre de 1996, después de

soportar con valentía y paciencia una larga enfermedad,

dejando entre nosotros el recuerdo de un buen ciudadano

y amigo lleno de virtudes éticas y morales, no fue

político, pero fue un patricio del partido liberal, le sirvió a

su patria, defendiendo la libertad, dando ejemplo de

cómo se le ama, sin tinte demagógico, interesado en los

desposeídos y ayudando al oprimido.

SACRAMENTO GARCÉS ESCOBAR “El Maestro de La Juventud Envigadeña”

Blanca Ruth Álvarez González.

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado.

SACRAMENTO GARCÉS ESCOBAR

“El Maestro de La Juventud Envigadeña”

Blanca Ruth Álvarez González.

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado.

“Recordar es regresar a un pasado; es trasegar por

el camino mágico de la Historia para escribir y refrescar

el pensamiento, extrayendo el recuerdo de aquellos que

marcaron con sus huellas una senda de luces, aliento del

pensamiento y la cultura de los pueblos; ejemplo para las

futuras generaciones y grandeza para la patria”

“No fue envigadeño de nacimiento, pero adoptó a

Envigado como su patria chica, la quiso, se aferró a ella y

le entregó los mejores años de su existencia. Se residenció

en Envigado, desde la edad de 19 años. Acá se enamoró,

formó su hogar y todos sus hijos son envigadeños”. Así

empieza la biografía que sobre este importantísimo

personaje escribió el Dr. Samuel Arturo Mesa y Posada.

Nació este importante e ilustre maestro educador

en La Estrella el 9 de Febrero de 1896. Fue su padrino de

bautismo el Pbro. Pedro Antonio Gutiérrez, su pariente.

Hijo de don. Ángel Garcés Baena y doña Carmen Escobar

Mejía. Fueron sus abuelos paternos, Jesús María Garcés

Gutiérrez y Josefa Baena Garcés; abuelos maternos,

Eleuterio Escobar Mejía y Ramona Mejía Baena.

Comenzó su formación moral e intelectual en su

tierra natal, las primeras letras bajo la dirección de don

Francisco Arango; con quien empezó a perfilar sus

grandes dotes morales intelectuales y civiles, las que lo

acompañarían a todo lo largo de su meritoria carrera de

servicios.

Los estudios secundarios, los adelantó en el

Colegio de don Luis Escobar Isaza; sus estudios

profesionales en el Seminario de Medellín y en la Normal

de Institutores de la misma ciudad. En el Instituto de

Bellas Artes de Medellín adelantó estudios de música y

canto, bajo la dirección de don Jesús Arriola, don Germán

Posada y don Eusebio Ochoa Isaza. En estos Centros

Educativos adquirió el respeto profundo por lo intelectual,

lo moral, las sanas costumbres y las tradiciones, además la

vocación de servicio desinteresado a la comunidad y al

municipio de Envigado, formando hombres de bien para el

progreso de la Patria; dando un claro ejemplo de

honorabilidad, exactitud en el cumplimiento del deber,

hasta más allá de su obligación, como todo envigadeño,

profundamente enamorado de su parcela.

A la edad temprana de 17 años ya era educador en

el corregimiento Sabaneta de Envigado; fue nombrado en

el año de 1912 mediante el decreto No 201 de diciembre

del mismo año; se trasladó a la cabecera por

recomendación e invitación del Visitador de Instrucción

Pública, Pbro. Jesús María Mejía, dadas sus cualidades

musicales, con el fin de que se desempeñara como corista

en la iglesia de Santa Gertrudis, tocando en el recién

comprado órgano traído de España de la marca Xuclá y

que, escucharlo, se constituía en una novedad.

El nombramiento como maestro para la cabecera,

aparece con el No 259 de agosto 17 de 1915. Comenzó a

prestar sus servicios a la Escuela Pública, donde trabajó

incansablemente en la campaña de la construcción de la

nueva escuela, que llegó a llamarse Escuela Modelo, fue

diseñada según los avances de la cultura y la innovación

pedagógica de comienzos del siglo, de acuerdo a los

modelos europeos desde su construcción en 1920, hasta

que por iniciativa de éste Gran Maestro, siendo concejal,

solicitó que la escuela Pública cambiara de nominación,

como se estaba haciendo con otras en la cabecera; su

propuesta tuvo acogida ante los Honorables Concejales, la

que a la vez, en las oficinas de Instrucción Pública del

departamento y en la Honorable Asamblea de Antioquia,

tuvo eco, también fue acogida, pasando a llamarse

“Escuela Fernando González de Envigado”, para honrar la

memoria perenne de su gran amigo, escritor y filósofo

envigadeño, Don Fernando González Ochoa, ratificada

por la ordenanza No 21 del 28 de noviembre de 1959;

siendo presidente de la DUMA don Bernardo Trujillo

Calle. Era secretaria doña Gilma Gómez Ramírez y

Secretario de Instrucción Pública era el doctor Carlos

Posada G.

Fue el primer maestro y director seccional en la

Escuela Modelo; por asignación de la administración

municipal se trasladó con sus alumnos, aún estando el

primer salón en tierra pisada y con obreros trabajando en

él, a mediados de 1920. Más tarde se trasladó su

compañero don Aureliano Carvajal. Don Sacramento no

sólo se preocupó por el crecimiento moral e intelectual de

sus alumnos sino también por el bienestar y presentación

personal hasta el punto de extraerles las niguas, plaga que

azotaba en las primeras décadas del siglo 20 a las personas

y las demás plagas que se encontraban en los patios y

pisos antihigiénicos de la recientemente inaugurada

escuela. Usaba siempre una navaja para extraer las

mentadas niguas. Fue el único educador que prestó sus

servicios en la misma escuela, en la misma aula, desde la

fecha anterior hasta su retiro en el mes de mayo de 1945,

por motivo de su jubilación; esa aula es actualmente la

sala de profesores, anteriormente era el aula No 30 en la

Institución; es la que está al lado izquierdo, adyacente a la

entrada principal.

Ya realizados sus sueños fue gran admirador de la

obra. En su primera Monografía, editada en 1930, se

expresa refiriéndose a la Escuela Modelo “Es amplia, bien

construida y ocupa toda una manzana; pocas escuelas

poseen un local de éstas condiciones”.

Desempeñó en Envigado los siguientes cargos:

Institutor durante 32 años; fue el primer maestro que

enseñó en la Escuela “Modelo” que antes se llamaba

Escuela Pública; fue Síndico del Asilo de Ancianos; fue

Mayordomo de la Parroquia de Santa Gertrudis; jefe de

archivo parroquial, asentando las partidas bautismales de

todo niño que nacía en Envigado, les enseñaba en los

bancos escolares y en los liceos les atendía cuando ya

mayores. Secretario del H. Concejo; Secretario del Jurado

Electoral; Secretario de la Junta de Higiene; Jefe del

Archivo Parroquial; Director de la Escuela Nocturna;

Inspector local de las Escuelas del Municipio y Suplente

del Alcalde.

Fue miembro de las siguientes Corporaciones: del

Cabildo Municipal en dos ocasiones; de la S. de M. P.; de

la Junta Parroquial; del Patronato Escolar: del Liceo

Pedagógico; del Centro Bolivariano; miembro fundador y

de número del Centro de Historia de Envigado del cual fue

muy digno Vicepresidente; miembro correspondiente de la

Academia de Historia del Magdalena (Santa Marta).

Fue, además, Director del periódico local

“Avance”, colaborador en otros periódicos, revistas

ensayos y publicaciones para las secciones de historia y

de academia, también colaboró en la importante sección

“Calendario Histórico”; fue nombrado miembro

correspondiente de la Academia de Historia de Antioquia.

Como investigador infatigable en bibliotecas y

archivos oficiales y eclesiásticos, escribió su

importantísima y admirable obra “MONOGRAFÏA DE

ENVIGADO”, en la cual reseñó el glorioso pasado

histórico y las tradiciones del municipio; obra que fue

publicada por primera vez en 1930, la segunda edición en

1964, previa revisión por la Academia Antioqueña de

Historia, la tercera edición fue editada en 1985.

Como talentoso músico, alternó sus estudios de

música con el magisterio, dictando clases de música y

canto a sus alumnos, quienes admiraban su gran habilidad

al piano, en aquellas ocasiones en que los llevaba hasta su

casa para deleitarlos con sus melodías; ofició, por más de

30 años, como corista en la parroquia de Santa Gertrudis.

Entre sus discípulos, que se cuentan por millares,

hubo: sacerdotes, médicos, abogados, ingenieros,

maestros, contadores, músicos, entre otros, los cuales lo

recuerdan con un gran sentimiento de gratitud y

admiración.

Cristiano ejemplar, fue un hombre bueno que

procuraba siempre el bien para los demás; maestro

modelo, brillante y auténtico forjador de juventudes;

ciudadano y padre de buenas costumbres; desvelado

servidor público; inspirador de la casa de la Cultura;

promotor del progreso espiritual e intelectual de Envigado.

La placidez de su semblante era el reflejo característico de

un varón justo, que revelaba la paz interior de su espíritu

complacido por el deber cumplido.

El Gobierno Departamental le concedió en el 1928

un Diploma de Honor; el Liceo Pedagógico lo postuló

para el premio José Félix de Restrepo. Después, con

ocasión de sus Bodas de Plata profesionales le fue

adjudicada una Medalla. Fue designado “Maestro de la

Juventud de Envigado”. El texto del honroso y merecido

pergamino lujosamente enmarcado que se entregó a Don

Sacramento, el 29 de septiembre de 1944 día de su

consagración, es el siguiente: “Al Sr. Don Sacramento

Garcés Escobar, los maestros, alumnos y ex alumnos de

Envigado como un tributo a sus méritos de ciudadano y

gran institutor adquiridos durante treinta años en la

patriótica, delicada y excelsa misión de formar la

inteligencia de varias generaciones, lo consagran en esta

fecha como “Maestro de la Juventud”. Envigado,

Septiembre 29 de 1944” – Tiene varios centenares de

firmas, de todo lo más selecto, honorable e intelectual de

Envigado. Dicho pergamino le fue entregado en solemne

acto en la fecha Clásica de la Fiesta del Maestro.

Aún sus alumnos vivos lo recuerdan con gratitud;

en la reinauguración por remodelación de la vieja escuela

modelo, el 28 de octubre de 1997, se hicieron presentes

con una hermosa placa que fue fijada en uno de los

paredones, con la siguiente leyenda: “LOOR Y GLORIA

AL INOLVIDABLE MAESTRO DON SACRAMENTO

GARCES ESCOBAR”. Exalumnos médicos.

Don Sacramento contrajo matrimonio en primeras

nupcias con la distinguida dama doña Camila Uribe

Estrada; de cuya unión nacieron: Ángela, Hernando,

Camila y Héctor ya fallecidos, se casó por segunda vez

con doña Emma Correa Vélez, en éste matrimonio fueron

seis sus hijos: Juan y León, fallecidos, Emilia,

Sacramento, Gabriela, y Lía; enviudó nuevamente, lo que

lo llevó a contraer terceras nupcias, con doña Graciela

Correa Múnera, con quien tuvo tres hijos: Francisco

Alonso, José Gonzalo y Álvaro. Todas sus esposas fueron

piadosas y virtuosas mujeres de hogar.

Entre sus hijos; Don Hernando Garcés U.

inteligente pedagogo, inspirado poeta y muy ilustrado

historiador; doña Gabriela se profesionalizó en Ciencias

Económicas; doña Emilia Garcés Correa de Ramírez,

famosa soprano que cantó en el coro Mixto de Santa

Gertrudis; Don Juan, notable raidista, que hizo en

bicicleta un viaje hasta Buenos Aires (Argentina),

Francisco Alonso notable abogado, escritor y catedrático

universitario; actualmente Notario en la Notaría Cuarta de

Medellín.

Don Sacramento fue un escritor ameno, erudito,

educativo; por sus escritos se ganó la confianza de cuantos

lo leían; aun recuerdan los que viven las enseñanzas de su

inolvidable maestro. Su bondad era inmensa, su corazón

magnánimo y noble, dotado de memoria prodigiosa, fue

un apóstol de la enseñanza; muchos, pero muchos, fueron

sus discípulos, que aprendieron de él, sabias y grandes

cosas.

Fue uno de los benefactores del progreso

envigadeño. Su vida constituyó un claro ejemplo de vida

a seguir en lo social, cultural, ético, moral y artístico.

En el año de 1996; las instituciones envigadeñas,

como el Centro de Historia, El Club Rotario, La

Biblioteca, La Casa de la Cultura, como también muchos

amigos y allegados exaltaron la memoria perenne del

Ilustre Maestro de las Juventudes Envigadeñas, en su

centenario natalicio. Fue todo un acto importante la

recordada fecha; en la que se hizo honor a su meritoria

carrera en los 55 años de tesonera laboriosidad por su

querida y adoptiva Patria Chica.

Murió en Envigado, el 18 de octubre de 1970.

“Tengamos en la memoria a este insigne educador,

que fue ejemplo de sabiduría, de honestidad, de amor por

las juventudes de Envigado, por Envigado, por Antioquia

y por Colombia “

Bibliografía:

Escobar Garcés Sacramento. Monografía de

Envigado.1964. Págs. 122- 123. Escrito por Samuel

Arturo Mesa y posada.

Boletín Histórico. Órgano del Centro de Historia

de Envigado. No 3. Año de 1972. Págs. Se lamenta su

muerte y se Honra su Memoria. Págs. 4, 5, 6.

Centro de Historia de Envigado. Recordatorio del

Centenario Natalicio 1996.

Ibidem. Ensayo.

Garcés Correa Francisco Alonso. Hijo, Testimonio oral

DON PASTOR GARCÉS LONDOÑO

Poeta del canto a su pueblo

Por: Elizabeth Redondo Benítez

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

DON PASTOR GARCÉS LONDOÑO

Poeta del canto a su pueblo

Por: Elizabeth Redondo Benítez

Vicepresidenta 2° del Centro de Historia de Envigado

El Envigado de antaño vio crecer entre sus hijos a

uno de sus ciudadanos más comprometido con el

desarrollo de su pueblo en todos sus aspectos.

Su calidad humana se manifestó siempre en su

profunda religiosidad y amor a Dios, en su vida cristiana,

en la oportuna ayuda solidaria para con sus semejantes

más necesitados, el aporte a la cultura con su inspirada

poesía y en su misión de servicio comunitario a través de

su periódico” EXPRESIÓN “.

Don Pastor Garcés Londoño, es un envigadeño de

pura cepa, nacido el 30 de octubre de 1915, y destacado

líder cívico desde su primera juventud hasta su muerte

ocurrida el 1 de septiembre de 1979, en la “Ciudad

Señorial”, que tanto amó. Su partida de bautismo se

encuentra anotada en el libro 027, folio 066, Nº 0185 de la

Parroquia de Santa Gertrudis.

Sus padres don Jesús María Garcés Molina y doña

María Jesús Londoño Restrepo, conformaron un hogar

profundamente cristiano, que fue el crisol donde se formó

don Pastor, como hombre íntegro, ciudadano ejemplar

siempre dispuesto a trabajar por el engrandecimiento de su

municipio y el bienestar de sus conciudadanos, lo que le

permitió destacarse como uno de los envigadeños notables

del pasado siglo XX.

Por su precaria salud, no completó su educación

escolar en la Escuela Modelo (hoy Fernando González),

pero su espíritu de superación, la dedicación de su padre y

la colaboración del sacerdote Manuel José Jaramillo

Flórez, lo convirtieron en autodidacta, lo que le permitió

ejercer tanto su profesión de comerciante, regentando por

muchos años el Almacén Ideal (calle 39 A sur), como su

vocación de poeta, escritor y periodista.

En su obra como poeta nos legó dos folletos con lo

mejor de su producción: “ SOLEDAD “ de profundo

contenido religioso, publicado en 1966 y “ATARDECER”

dedicado a Envigado con motivo del bicentenario de su

fundación en 1975.

Destacamos algunas estrofas que nos muestran su

sensibilidad poética emotiva, religiosa y patriótica.

He aquí algunos de sus poemas:

FELIZ HALLAZGO

(POEMA DEDICADO A SU ESPOSA)

Cuando ayer errabundo, vacilante,

Anhelaba una dulce compañera

Algo más en edad que quinceañera

Y de finos modales y elegante.

Te encontré de improviso y delirante

Vi en mi mente grabado todo un mundo

Tan hermoso, tan vasto, tan profundo

Que imposible decirlo en un instante.

Y con tal embeleso el pensamiento

Me instó con ansia y devoción a amarte

Que sumido quedé en arrobamiento;

Y hube de ver con íntimo contento,

A juzgar por la dicha de mirarte,

Que serías mi bien, mi complemento.

QUE CONTRASTE

¿Tú clavado en la cruz y desangrado

Y yo libre, Jesús, y envilecido…?

¿Cómo cabe que mueras suspendido

Y que yo pecador no esté clavado….?

¿Cómo puedes, mi Dios y dulce amado,

Tolerar impasible tal absurdo…?

Tú en madero de infamias tosco y burdo

¿Porque yo, miserable he pecado?

No, Señor, imposible: que me espanto

Aceptarlo no puedo, moriría….!!!

Y si amarme deseas, mide un tanto

Ese amor infinito, tierno y santo;

Porque tanto, mi Dios me humillaría

Y me harías verter copioso llanto.

CANTO A ENVIGADO

( Fragmento )

“Envigado, Envigado, Envigado

Pueblo grande de nombre inmortal

Tu presente y glorioso pasado

Son de fama y honor nacional.

En tus campos y ricas praderas

La belleza sentó su dosel,

Y armonizan allí charreteras

Ciencia, ruanas, virtud y carriel.

Tengan paz y cosecha tus campos

Y tus prados follaje y verdor,

Y habrá luces, aromas y cantos,

Remembranzas, ternuras y amor.

“Se de Antioquia, indomable y bravía

Gran fortín y precioso mural;

Ama el bien, se de Cristo y María

Y serás la ciudad SEÑORIAL.

Como periodista colaboró en distintas

publicaciones: “CEIBAS”. “VIGAS” y “EL

COLOMBIANO” y desde su periódico “EXPRESIÓN”

que publicó 50 ediciones, lideró campañas en pro del

mejoramiento material y cultural de su amado municipio;

desde esta tribuna de opinión contribuyó al

engrandecimiento de Envigado, utilizando siempre un

lenguaje respetuoso, que no ofendiera a sus opositores.

Las ediciones completas de este quincenario se

encuentran en la Biblioteca “José Félix de Restrepo”,

gracias a la donación de su familia, y en sus artículos se

puede apreciar el profundo amor por su ciudad, sus gentes

y su progreso y bienestar que fueron un interés relevante

en la vocación de servicio de don Pastor.

Como hombre de bien, conformó su hogar con

doña Lucelly Sierra García, con quien se casó el 30 de

octubre de 1950, en La América, de cuya unión nacieron

10 hijos. Su amor por su esposa y sus hijos, lo demostró

tanto con sus actos como con sus bellos poemas en los que

exaltaba su felicidad familiar.

Como ciudadano hizo parte de múltiples

organizaciones culturales y de acción social, y de

prestigiosas entidades cívicas del municipio entre las que

se destacan:

LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE

ENVIGADO, desde la cual impulsó numerosas obras de

beneficio común para el municipio.

EL CLUB ROTARIO DE ENVIGADO, del cual

fue socio fundador y desde el cual trabajó con entusiasmo

por el engrandecimiento de su amado terruño.

LA SOCIEDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL, a

la cual perteneció por más de 40 años, y en la cual ejerció

la caridad sin límites en pro de los desvalidos a los cuales

amó cumpliendo el mandato de Jesús, de amar a nuestros

hermanos como Él nos había amado. También fue

presidente de la misma.

Fue tal su dedicación a esta benemérita institución,

que las directivas nacionales, lo designaron “Presidente

Honorario de Colombia”, en reconocimiento a su

apostolado constante y a su lucha por mejorar el nivel de

vida de los pobres, cumpliendo a cabalidad con la filosofía

de esta institución.

EL CENTRO DE HISTORIA DE ENVIGADO,

entidad a la cual perteneció como miembro de número y

en la cual se destacó por su entusiasmo por la historia, su

sobriedad al escribir importantes biografías de

envigadeños destacados, obras que fueron publicadas en el

“ BOLETIN HISTÓRICO”, el órgano informativo del

Centro, que se publica anualmente.

Perteneció además a la Junta de ACCIÓN

SOCIAL del templo de San José, de la cual fue tesorero e

impulsor entusiasta de la construcción de este bello

templo, dineros que no solo manejó con lujo de honradez,

sino que de su propio bolsillo pagó muchas veces a los

obreros, con el fin de acelerar la obra y alcanzar su

oportuna culminación.

Por su espíritu de servicio a la comunidad, el

Concejo Municipal lo condecoró con la MEDALLA

CÍVICA DE ENVIGADO”, galardón creado para exaltar

la labor de las personas más destacadas en pro de la

cultura y el progreso del municipio.

Tras penosa enfermedad don Pastor falleció el 1 de

septiembre de 1979, confortado por su profunda fe

cristiana y convencido como lo manifestó en los

numerosos poemas religiosos que escribió de su próximo

encuentro con el Creador.

Su familia, los ciudadanos comunes, la

administración local y las numerosas instituciones a las

que sirvió, lamentaron su fallecimiento y despidieron al

padre, al amigo y al ciudadano ejemplar que dejaba con su

partida un gran vacío en sus corazones, pero cuyo trabajo

incesante a favor de los necesitados y del progreso

material y cultural de su pueblo, los impulsaba a continuar

la encomiable labor realizada, por quien no solo fue un

cristiano cabal, sino un líder cívico, gloria envigadeña del

siglo XX.

El Centro de Historia de Envigado emitió una

Resolución de condolencia, dirigida a su familia y a la

Sociedades de Mejoras Públicas y de San Vicente de Paúl.

También decretó que un retrato al óleo de don

Pastor Garcés fuera colocado en la Pinacoteca del Centro

de Historia, donde se destacan los personajes ilustres del

municipio.

Hoy a 29 años de su muerte, el Centro de Historia

“JOSÉ MANUEL RESTREPO”, en reconocimiento a sus

invaluables servicios cívicos a su patria chica, a su

meritoria labor caritativa y a su gran aporte a la cultura,

como escritor y poeta, quiere destacarlo como envigadeño

ejemplar, al lado de otros notables personajes del siglo XX

que contribuyeron con su trabajo y talento a hacer de

Envigado una ciudad destacada en el ámbito regional y

nacional.

El Padre ANTONIO JOSÉ GONZÁLEZ

ARANGO,

Pastor y Servidor de Dios

Por: Carlos Enrique Jurado Giraldo,

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

El Padre ANTONIO JOSÉ GONZÁLEZ

ARANGO,

Pastor y Servidor de Dios

Por: CARLOS ENRIQUE JURADO GIRALDO, Miembro de Número y Secretario del Centro de Historia de Envigado

El Padre González, como cariñosamente lo

llamaban todos los envigadeños, nació en esta ciudad el

día martes diez (10) de Marzo de 1896.

Era hijo de don Pedro Pablo González Arango y

doña Faustina Arango Arango, perteneciendo a una ilustre

familia que siempre ha estado íntimamente vinculada al

progreso y bienestar de Envigado.

Hizo sus estudios primarios en esta localidad, los

secundarios en el Colegio San Ignacio de Medellín y su

carrera sacerdotal en el seminario de Medellín, siendo

ordenado por Monseñor Manuel José Cayzedo, el día 17

de Marzo de 1923.

Se inició como capellán del Hospital San Vicente

de Paúl y del Convento de las Reverendas Hermanas

Carmelitas Descalzas de Medellín.

Fue coadjutor en Envigado, Sabaneta y Caldas,

para luego ejercer como cura párroco en Angelópolis y

Sabaneta, destacándose por su santidad, laboriosidad y

espíritu progresista.

El día 16 de diciembre de 1955, Monseñor Joaquín

García Benítez, Arzobispo de la Arquidiócesis de

Medellín, lo nombró como primer párroco de la iglesia de

San José, con el inmenso compromiso de concluir el

templo.

El Padre González tomó posesión de la recién

creada parroquia el día 9 de enero de 1956. Para entonces

sólo se había construido el armazón del templo, pero

faltaban los arcos, el techo y todos los demás acabados,

que permitieran forjar una morada digna para Nuestro

Señor Jesucristo.

Con admiración se recuerda la tarea y el esfuerzo

del Padre Antonio para sacar adelante la nueva parroquia.

Se organizaron frecuentes bazares y se hicieron

memorables las célebres jornadas del propio párroco, con

su ‘poncherita’ en la portería de la fábrica Rosellón,

esperando la salida de los trabajadores, al final de cada

turno, en los días de pago, para recoger su generosa

contribución para el sostenimiento del templo.

Siempre contó con el apoyo y colaboración de su

familia y en especial de su hermana, doña Margarita,

quienes hicieron causa común en el propósito de

engrandecer la iglesia de San José.

También se debe destacar la entusiasta actividad y

ayuda de los vecinos del sector, en especial de doña

Lorenza Uribe, del señor Faustino Ruíz y de don Carlos

Alzate.

En el período pastoral del padre González, se

instalaron las campanas en la torre parroquial, las cuales

fueron fundidas en la propia fábrica de Rosellón, por el

señor Alberto Bolívar.

Fue, el padre González, el alma y principal

promotor de los grupos de laicos adscritos a la Parroquia

de San José, tales como: El Apostolado del Santísimo, la

Legión de María, los Guardias de Honor del Sagrado

Corazón de Jesús, los miembros de la Jornada de Oración

de los Jueves, los Ministros Extraordinarios de la

Eucaristía, Grupo de Acólitos, Grupo de Lectores, Grupo

Bíblico, Grupo de catequistas, Grupo de la Infancia

Misionera, Grupo de Acción Social y Pastoral de la Salud.

Además, se le reconoce como uno de los grandes

benefactores de la benemérita Sociedad de San Vicente de

Paúl de Envigado.

Promotor y cultor de la veneración de la abadesa

benedictina Santa Gertrudis La Magna, cuyo nombre, con

orgullo, lleva el primer templo parroquial edificado en el

territorio de Envigado.

En compañía del Padre Jesús Antonio Duque Rivas

fue el gestor de la llegada a Envigado y el establecimiento

del Colegio La Salle, regentado por los Hermanos de las

Escuelas Cristinas de San Juan Bautista de La Salle.

Permaneció, el padre Antonio, en el ejercicio del

cargo de Párroco de San José hasta el 18 de Febrero de

1966, es decir, por espacio de diez (10) años, cuando fue

reemplazado en tal dignidad por el Presbítero Darío

Botero Tobón.

Con motivo de sus Bodas de Oro Sacerdotales

recibió el Escudo de Envigado de la Municipalidad y un

reconocimiento especial de la arquidiócesis de Medellín,

como testimonio de gratitud a su fecunda laboral pastoral.

La salud del Padre González, empezó a declinar y,

paulatinamente, tuvo que ir disminuyendo su vertiginoso

ritmo de trabajo hasta que el día 2 de Octubre de 1979, se

apagó su existencia, pero su legado quedó como

testimonio fiel de una vida entregada completamente al

servicio de su prójimo y como un pastor que supo guiar

con su ejemplo de digna austeridad a la grey

encomendada a su cuidado.

Su sólida formación intelectual, su calidez humana

y el ejercicio pleno de las más nobles virtudes cristianas,

lo han hecho acreedor a la gratitud perenne de los

envigadeños, que al evocar su recuerdo traen al presente,

el pastor y servidor de Dios, que siempre buscó sembrar el

bien en esta Ciudad Señorial de Antioquia.

Fernando González Ochoa Filosofo de Otraparte

Por: Demetrio Quintero Quintero

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

Fernando González Ochoa Filosofo de Otraparte

Por: Demetrio Quintero Quintero

Vicepresidente 1° del Centro

de Historia de Envigado

Introducción

En el año 1995 la ciudad de Envigado se movilizó

con la totalidad de sus estamentos para la conmemoración

de un centenario, el del nacimiento de uno de sus hombres

sobresalientes en las letras, Fernando González Ochoa,

hecho acaecido el 24 de abril de 1895. Con tal motivo, el

Concejo de Medellín propuso el concurso nacional de

ensayo Gran mulato americano, sobre algún aspecto de la

vida o de la obra de Fernando González. Su vida se

desarrolló hasta la séptima década del siglo XX, por lo

cual lo ubicamos como uno de los envigadeños notables

de ese siglo.

Con diferentes epítetos lo han calificado sus

seguidores y los estudiosos de su obra: el pensador

envigadeño, el mago de “otra parte”, filósofo de la

autenticidad, lo llama Javier Henao Hidrón.8

8 Título de la obra sobre este personaje cuyo autor es el doctor Javier

Henao Hidrón.

Niñez y primeros estudios de Fernando

González

Biznieto, por parte de madre, de don Lucas Ochoa,

nació, como se dijo antes, el 24 de abril de 1895 en el

hogar de de don Daniel González y de doña Pastora

Ochoa, como lo atestigua él mismo en su obra De los

viajes o de las Presencias.9

El aprendizaje de primeras letras lo inició

en el colegio de la Presentación, plantel establecido desde

1891, cuando el Padre Jesús María Mejía puso frente a la

formación de las niñas de Envigado a seis religiosas

francesas encabezadas por la Madre Enmelina. Fue

matriculado por sus padres para realizar sus estudios

secundarios con los Padres Jesuitas en el Colegio de San

Ignacio de Medellín. No terminó allí por haber sido

expulsado debido a su actitud de desacato a las prácticas

religiosas que exigía el reglamento del plantel. A este

hacho se refirió en los siguientes términos: Cuando me

echaron del colegio lo hicieron con mucha prudencia;

llamaron a mi papá y le dijeron que mandara por el

pupitre de Fernando. Me echaron porque en la clase

negué el Primer Principio. En la carta de expulsión

enviada a su familia por el Padre Enrique Torres se

insinúan las tendencias que aflorarían más tarde en

Fernando González, según afirmación de su biógrafo

Javier Henao Hidrón.10 En la Universidad de Antioquia

concluyó los estudios para ser bachiller, cursó los de

abogacía y obtuvo el título correspondiente en 1919. Su

9 Garcés Escobar Sacramento. Monografía de Envigado, sin pié de

imprenta, sin año de edición. Pág. 151. 10 Javier Henao Hidrón. Fernando González, filósofo de la

autenticidad. Medellín, 1988.

tesis de grado fue prohibida por el Arzobispo Manuel José

Caicedo.

Aun siendo estudiante hizo parte del grupo de los

“panidas”. Panida se llamaba una revista que empezó a

publicarse en febrero de 1915, en la que participaron

jóvenes intelectuales de la época, ensayistas y poetas, en

principio diez y llegaron hasta trece. La revista que

editaban también fue prohibida por Monseñor Caycedo

por lo irreverente de los temas publicados.

Contexto físico y espiritual

Toda obra escrita lleva implícita parte de la

conciencia, parte del alma del escritor: es el mensaje que

comunica quien escribe a quien lee. Para comprender ese

mensaje tenemos que acercarnos al interior del escritor, en

este caso, escudriñar las entrañas de Fernando González,

para interpretar sus escritos. El recuento de lo que vió,

vivió y experimentó en su niñez y en su adolescencia nos

acerca a esa comprensión.

El viajero que en 1895 procedente del norte, desde

Medellín se dirigía a Envigado, dos kilómetros antes de

pisar sus calles, veía allá en la planicie el pequeño poblado

circundando las imponentes torres del templo de Santa

Gertrudis, ya próximas a ser terminadas. Un poco al

oriente de este templo, en la casa señalada con el número

15-44 de la calle 20, nació, dio los primeros pasos y

balbuceó las primeras sílabas Fernando, en compañía de

cuatro hermanos, dos de ellos mayores que él.

Cumplidos siete años fue matriculado en el plantel

regentado por las Reverendas Hermanas de la

Presentación, situado en el mismo lugar que hoy

ocupa……

Con los pies descalzos y pantalón corto, camisa

muy limpia y bien aseado caminó por las polvorientas

calles, entre casas de techos bajos y amplios espacios

interiores, engalanadas con cortinas de zaraza en puertas y

ventanas, a escuchar las enseñanzas de las preceptoras

entre quienes estaba la Hermana Belén a la que más tarde

recordará con especial afecto. A ese plantel asistió durante

cuatro años.11

Para sus estudios de bachillerato lo llevaron sus

padres al colegio de San Ignacio, de los Padres de la

Compañía de Jesús. Desde 1885 se abrió este colegio en

Medellín por contrato firmado el año anterior entre los

Jesuitas y el gobernador Marceliano Vélez. La planta de

estudio era el espacio contiguo al templo de San Ignacio,

costado sur; hoy es un centro de atención de Comfama.

Además, tenían los estudiantes para su recreación una

hermosa quinta, jardines y campos para deporte, llamada

“Miraflores” en la parte alta del barrio Buenos Aires.12

Los doce kilómetros que separaban a Envigado de

Medellín, hace 100 años, constituían una distancia difícil

de recorrer, así que Fernando González estudiaría como

alumno interno en el colegio de los Jesuitas o alojado en

casa de algún familiar. Desde 1715 el Cabido de Medellín

había comisionado a don Diego Gómez de Abreu para que

construyera dos caminos a una y otra orilla del río, de 30

varas de ancho cada uno, de ancón a ancón, entre el espeso

monte y el sinuoso cauce. El coche tirado por caballos

negros de don Juan Bautista Escobar Montoya rodó siglo

y medio después por esos caminos. Por el río Medellín de

11 Sacramento Garcés Escobar. Monografía de Envigado. Tercera

edición, 1985, p.ág. 151. 12 Agapito Betancur. La ciudad., 1675-1925. Tipografía Bedout,

Medellín, 1925, pág. 66.

entonces trasportaban en balsas de madera y cañabrava,

yuca, panela, aguacates y plátanos, desde Sabaneta hasta

un embarcadero ubicado en donde cruza la calle

Colombia.13

Este era el paisaje que embelesaba a Fernando

González en su repetido viajar de Envigado a Medellín y

viceversa. Cuando regresaba a descansar de sus estudios

observaba como, a trechos en las cercanías del camino, se

había despejado el bosque para sacar vigas o para

construir cómodas viviendas y cultivar los campos. Allí se

veían, “Casamora”, de don Bernardo Mora;”Alsacia”,

rodeada de esbeltas palmeras; “La Casona”, de los

señores Escobar; la del alemán Walterio, la más sencilla,

en la que puso sus ojos Fernando González y la compró

luego para transformarla en su apacible “Otraparte”; “La

Concha” de la familia Jaramillo; “Pontevedra”, del doctor

Jesús María Marulanda”; “Casablanca”, de la Pintora

Débora Arango y “Andalucía”, casa natal de Miguel Uribe

Restrepo, hoy Casa de la Cultura.14

Su inteligencia se sacudía por opuestas

manifestaciones de la naturaleza física y del

comportamiento humano. Siendo niño supo de las

atrocidades de la guerra de los Mil Días. De su conciencia

no desaparecía la cicatriz de la herida causada por la

expulsión del colegio de los Jesuitas. Sus lecturas de

universitario lo abocaron al análisis de la literatura

centenarista, de escritores que ni en lo político ni en los

social profundizaron para conocer las causas de un siglo

de caos en el país y formular proyectos para un futuro

13 El río Medellín, Historia Gráfica. Instituto Mi Río, 1997. 14 Alfonso Restrepo Londoño. Artículo El tranvía de Medellín a

Envigado y sus antecedentes. Boletín Histórico del Centro de historia

de Envigado nº 19, pág. 90.

distinto; en consecuencia, el tema para el trabajo que

debería realizar para graduarse de abogado estaba claro: El

derecho a desobedecer. “Su grupo de amigos era el más

heterogéneo: escritores, sacerdotes, niños, nadaistas,

monjas, profesionales”, dice Leonel Estrada.

También surgieron Los Nuevo, nombre de su

revista cuyo primer número apareció el 6 de junio de

1925, quienes marcaron huella más profunda inclusive en

la política, como Alberto Lleras Camargo. Ya empezaba el

país a afianzar su gobierno más en administradores y

financistas notables y menos en los escritores y poetas

como lo fue el siglo XIX.

Culminó sus estudios de Derecho y Ciencias

Públicas en la Universidad de Antioquia. A la facultad se

le llamaba Escuela de Derecho; tenía su sede frente a la

plaza José Félix de Restrepo. Más tarde, a partir de 1925

empezó a levantarse su sede de la calle Girardot entre las

calles 48 –Pichincha- y 49 –Ayacucho-, que ha servido a

otras instituciones, como al Liceo Javiera Londoño, entre

otras.

Primeros empleos y vida de familia

Muy recién graduado empezó su recorrido por los

empleos públicos, uno de ellos, quizá el primero, el de

Magistrado del Tribunal Superior de Manizales, en 1921.

Desde esta ciudad regresó en 1922 para contraer

matrimonio con doña Margarita Restrepo Gaviria, hija del

expresidente de la República Carlos E. Restrepo y de doña

Isabel Gaviria. 5 fueron los hijos del matrimonio González

Restrepo. Pilar, la única mujer, y 4 varones: Alvaro,

Fernando, Ramiro y Simón. Una anécdota sobre las

relaciones entre Fernando González y su suegro es la

siguiente. Fernando González opinó que Carlos E.

Restrepo con sus ideas de tolerancia y republicanismo se

quedaría solo, como el Libertador, a lo que aquel le

respondió con un telegrama, así: Bogotá, 27 de febrero de

1931. Fernando González Medellín. Abrazos para todos.

Me fue muy bien en Espinal. Recibí carta del 23,

descachada como todas las que vienen de ese querido

lugar. Gracias por la comparación con Bolívar, el

solitario. Carlos E. Restrepo.15

Las exigencias de la vida familiar en torno a su

hogar distanciaron durante algún tiempo a Fernando

González de su accionar como lector, pensador y escritor

para dedicarse a las tareas de funcionario en diversos

empleos: fue Juez de Circuito de Medellín, Cónsul de

Colombia en diferentes lugares de Europa, Génova y

Marsella, 1932, 1934; Rotterdam y Bilbao, 1953, 1956,

circunstancias que enriquecieron su conocimiento de la

psicología humana, porque, ejerciendo esos cargos nunca

se distanció de las bibliotecas, tampoco de las personas

sobresalientes de la cultura.

Aun siendo joven, 22 ó 23 años, sostenía

interesantes pláticas con el Padre Jesús Mejía,

conversaciones en las que el escritor intuía ideas que,

decantadas por la reflexión, aparecieron después como

parte de sus escritos, sobre todo aquellos salpicados de

teología, religión y sociedad.

Estuvo muy cerca de don Tomás Carrasquilla. De

nuestro gran novelista corrió la fama por su modo de

escribir con estilo agradable acerca de los más recónditos

comportamientos de las familias antioqueñas. A pesar de

15 Carlos E. Restrepo. Una publicación de la Lotería de Medellín.

Coordinador Adolfo León Gómez. Imprenta departamental de

Antioquia. Medellín, junio de 1982.

la diferencia en sus edades, Fernando se aproximaba a él,

para escucharlo, primero y intercambiar ideas, luego,

acerca de la literatura de nuestros pueblos y también de la

de Colombia. Ambos tuvieron interés en un mutuo

conocimiento.

Sus escritos

Su primera obra, Pensamientos de un viejo, es,

como dice Luis Javier Villegas, la obra de su juventud en

la que Fernando optó por hacerse su propio camino.16

Más adelante, por su estadía en Europa se enteró de

la política, del pensamiento y de las tendencias literarias

de ese tiempo, con lo cual acrecentaba el bagaje y la

ilustración para venirse a pensar y a escribir. Vi a Grecia

y vi a Florencia y me volví para Envigado…la patria de

los grandes agonizantes.

A su estadía en Italia y Francia corresponden tres

de sus obras. La primera de ellas, Don Mirócletes, escrita

en 1932, dedicada a las ceibas del parque de su ciudad

natal. La segunda, El hermafrodita dormido con atrevidas

alusiones al régimen del gobierno de Italia, Benito

Mussolini, que lo convirtió en persona no grata de aquella

nación. La tercera, Mi compadre, publicada en

1934, cuyo personaje central es el dictador venezolano,

Juan Vicente Gómez.

En 1935 escribió El remordimiento que toca

problemas de teología, y la serie epistolar, Cartas a

Estanislao. En 1936 escribió Los negroides e inició la

revista Antioquia que perduró hasta 1938, con 17 entregas.

En 1940 escribió Santander, cuando se cumplió el

16 Villegas B. Luis Javier. Viajando hacia la intimidad. Segundo

puesto concurso “Fernando González, gran mulato americano”, 1995.

centenario de la muerte del prócer Francisco de Paula

Santander.

De Mi Simón Bolívar, -1930- afirman los

comentaristas que fue la obra de características más

ajustadas al talante del autor. Es su héroe, es su prócer, es

su Simón Bolívar; en ella hay que reconocerle su

capacidad de biógrafo y de historiador. Fernando

González escribió Mi Simón Bolívar poseído por el

personaje. La idea de hacer el libro se la lanza su

hermano Alfonso en febrero de 1930, tras haber recibido

una insinuación en este sentido del escritor francés

Romain Rolland.17

Viaje a pie - 1929- es, quizá, de los libros de

Fernando González el que ha merecido más conceptos de

críticos colombianos y también extranjeros, aunque no

siempre de aplauso. Con “Viaje a pie” se produjo un

desgarramiento en la literatura colombiana. Atrás la

retórica centenarista; a un lado el costumbrismo… es

asimismo, un desgarramiento como separación y como

laceración y herida en la visión de la vida colombiana y

antioqueña. Aquí arranca el proceso crítico que llevó a

González a enfrentarse con su mundo.18

El maestro de escuela, de 1941, vida del maestro

don Manjarrés. La obra es una reflexión acerca de la

dificultad de mantener la independencia intelectual y a la

17 Ernesto Ochoa Moreno. Artículo Un Bolívar tibio y palpitante,

1993. 18 Ernesto Ochoa Moreno. Artículo Un viaje de desgarramiento,

febrero de 1994.

vez gozar de aceptación social y de cierta comodidad

económica.19

En relación con el fondo filosófico de la obra de

Fernando González opina Carlos Jiménez Gómez: No se

detiene en las formas: sus obras ninguna indicación

darían al que las enfrentara como curso de una filosofía.

No se dejan aprisionar en los geometrismos de una

didáctica…..El de Fernando González es un mundo

absolutamente original; suyo, reveladoramente suyo ese

afán “diabólico” de reconstruir el mundo, de ir dándole a

luz en un viacrucis de sacudimientos intelectuales. No se

tendrá a esta altura y hecha la odisea de estas

adivinaciones interiores, el primer plano de sí mismo y de

la autenticidad?20

La tragicomedia del padre Elías y Martina la

velera, -1962-. Salomé, novela escrita en Marsella en

1934. Don Benjamín el jesuita predicador, serie de

escritos por entregas y publicado en forma de libro en

1984.

En síntesis, esta es apenas una nota biográfica de

este envigadeño que inquietó con su proceder, tanto como

con sus escritos, a sus coetáneos y continúa motivando a

los intelectuales que quieren ahondar en su pensamiento y

extraer la esencia de sus ideas. En el firmamento de la

cultura de esta próspera ciudad, Fernando González

brillará indefinidamente con tanto brillo como aquellas

lumbreras que le antecedieron y que alumbraron con rayos

de sapiencia y civilidad los caminos de la naciente

república.

19 Texto en la contratapa de El maestro de escuela, editorial

Universidad de Antioquia, 1995. 20 Carlos Jiménez Gómez. Artículo Fernando González, un camino

hacia nosotros mismos

Martín Hoyos Gallo Al servicio de los demás

Por: J. Jairo Hoyos Ochoa Periodista

Martín Hoyos Gallo Al servicio de los demás

Por: J. Jairo Hoyos Ochoa Periodista, hijo del Personaje.

El Primer maestro de Don Martín Hoyos fue don

Heráclio Ramírez, Padre de Monseñor Damián Ramírez

Gómez. Ingresó al Colegio San Luis Gonzaga, el cual

lleva hoy el nombre de IDEM Pbro. Luis Rodolfo Gómez,

allí estudió hasta 1939. Era un estudiante inquieto por los

asuntos culturales y periodísticos y dirigió su propio

periódico semanal en manuscrito, el cual se leía en las

reuniones del Centro Cultural del centro educativo.

Fue miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas

de El Santuario, su patria chica, entre 1938 y 1941. El 12

de octubre de 1951 contrajo matrimonio con Ofelia

Ochoa Vélez, de cuya unión conyugal hay 6 hijos.

Siempre estuvo colaborando en materia periodística con la

Revista EL SANTUARIANO y para PERFILES

HISTORICOS, Revista del Centro de Historia de El

Santuario.

Desde 1954 se vinculó a la Sociedad de San

Vicente de Paúl, a pertenecer a la Conferencia Vicentina

de “Nuestra Señora del Carmen” de Manrique. Un año

más tarde sería nombrado Secretario de la misma hasta

1960.

En 1977 por decisión del Padre Damián Ramírez

Gómez, Presidente de la Colonia Santuariana en Medellín,

fue vinculado a ésta benemérita entidad como Secretario,

cargo desempeñado hasta mediados del 2004.

Posteriormente, al radicarse en Envigado, se

vinculó a la Sede Vicentina de éste Municipio, institución

a la cual prestó sus servicios como Secretario General

desde 1986 hasta el 2004. Luego fue vice-presidente

primero de la Conferencia Vicentina San Marcos.

Para despedir a MARTIN HOYOS GALLO se

necesitan muchas frases referidas a lugares comunes que

usa la oratoria. Se requieren muchísimas metáforas que

alcancen a ayudarnos a entender lo que significó su paso

por éste mundo. Pero mal haríamos en dejar silencios a

esta hora. MARTIN HOYOS deja una gran huella como

resultado de su existencia, empezando por la herencia

moral y ética que nos deja a su esposa Ofelia y a sus 6

hijos, a sus coterráneos de El Santuario, a los Miembros

del Centro de Historia de Envigado, en el cual por 20 años

fue su Fiscal y Miembro de la Junta Directiva, a todos los

que hacen parte de la longeva Sociedad de San Vicente de

Paúl. Lo despedimos con gratitud con Dios y con su larga

vida llena de enseñanzas. Nos enseñó a ser honestos,

éticos, responsables, cumplidos, organizados, solidarios y

amorosos con él prójimo. Su mejor discurso fue: EL

EJEMPLO.

Nació el 16 de octubre de 1919 en El Santuario,

Antioquia. Murió el día 8, del mes 8 del año 2008 y había

cumplido 88 años.

Su vida de servicio al prójimo la enseñó a su

grupo familiar inmediato, y a todos los demás familiares

que lo rodearon, con todos sus vecinos y amigos. Fue fácil

hacer tareas con él pues como gran lector y conocedor de

la historia y la política siempre tenía sus aportes propios.

Fue Secretario General del Colegio San Marcos de

Envigado, localidad en la cual residió la última mitad de

su vida. Se entregó con gran pasión a la parroquia de San

Marcos. También deja su sello, su nombre y su buen

recuerdo en toda la comunidad envigadeña. Lo que hizo en

sus 88 años de fructífera vida fue: SERVIR.

Fue un gran escritor y todas las asociaciones

mencionadas y muchas otras lo preferían para que fuera su

Secretario o su Fiscal. Eso hablaba bien de él. Siempre

estaba levantando un acta de algo o escribiendo su libro

familiar con todos los datos y fechas importantes que iban

sucediendo. Tranquilo en el andar y reflexivo al intervenir,

no se dejaba amilanar por sus contendores, pues su

prodigiosa memoria siempre lo sacaba adelante. Este fue

Martín Hoyos Gallo un Santuariano un trabajador, alegre,

gocetas y refranero como buen paisa. Su mente fue

brillante hasta el último instante. Su cuerpo, como todo lo

material se fue desgastando hasta extinguirse. Lo

extrañamos, pero sigue presente en la memoria de muchos

que tuvimos el placer y orgullo de compartir su paso por

ésta tierra.

EL PADRE JULIO JARAMILLO

Sacerdote y pintor

Por: Francisco Madrid Quiroz

Pintor

Miembro del Centro de Historia de Envigado

EL PADRE JULIO JARAMILLO

Sacerdote y pintor

Por: Francisco Madrid Quiroz

Pintor

Miembro del Centro de Historia de Envigado.

“Conócete a ti mismo y no necesitarás

leerte ningún libro”

Sócrates

Emprendo esta labor de escribir una semblanza

sobre el Padre Julio Jaramillo, motivado en primera

instancia por el colegaje que nos unió, pues él dedicó parte

de su tiempo libre a la pintura entre muchos quehaceres

dadas sus múltiples cualidades, como también a la

benevolencia y confianza de mis compañeros del Centro

de Historia que ven en mi trayectoria de artista, las

aptitudes para tal fin.

Hablaremos primero del ser como tal, de ese

hombre espiritual que se adentró en el vasto conocimiento

de la humanidad acumulado durante siglos, ahondando en

todos los temas que tocó con propiedad y, sean así

tomadas con altura su labor pastoral aunada a una amistad

con sus feligreses, una mano amiga, un corazón

bondadoso con el necesitado, consejo y apoyo al doliente

y todos aquellos que aun hoy recuerdan con cariño y

profundo afecto haber recibido, del Padre Julio Jaramillo,

el gozo de su palabra sabia, lo atestiguan. Y fueron

muchos los testimonios, ya en artículos de prensa como de

viva voz a los cuales he tenido acceso y a fe mía de buena

y constatable verificación, que hablan de esas dotes de

humanista.

Al observar detenidamente su labor en campos en

los cuales confrontó su conocimiento se vislumbra esa

grave premisa que mueve al hombre desde tiempos

remotos en busca del Eterno, “…el conócete a ti mismo…

” y en su hacer que está ahí se ve esa búsqueda, vasta y

profunda: La literatura tanto en poesía como en

periodismo, las ciencias naturales con su extenso banco de

embriones, un legado para el estudio de futuras

generaciones, sus innumerables colecciones que variaban

no sin interés, pues el ocio parte integral del hacer humano

tampoco estuvo ajeno a él, colecciones de imágenes y

figuras de gatos y mariposas como de otras tantas cosas, y

el campo que me atañe del cual si tengo por derecho

propio a hablar con soltura y convicción, la pintura.

He observado con detenimiento las diferentes obras

a las cuales he tenido acceso, muy a mi pesar pocas, pero

si las suficientes, dado que no hay un inventario total de su

labor y he visto en la pintura del Padre Julio Jaramillo una

técnica que dada su empírica relación con las artes debido

a que fue autodidacta, deja entrever un hombre de

sensibilidad natural con un conocimiento del dibujo, una

línea segura, manejo del color, expresividad en las figuras

según el tema tratado, buen equilibrio en la composición

parte fundamental para el buen desarrollo de una idea.

Incursionó en diferentes temas no sólo en los temas

religiosos logrando un muy buen resultado pues se ve lo

espiritual, bodegones, paisajes con profundidad y la figura

humana al desnudo demostrando que la belleza no tiene

censura.

El artista se nutre de sus vivencias, con un espíritu

capaz de ver la inconmensurable belleza del universo

mundo, su capacidad de apreciación de los diferentes

mensajes que trasmiten todos los acontecimientos, hechos,

bondades, belleza, y si ese artista tiene como tenía el padre

Julio Jaramillo, cualidades adicionales como ese amor a la

naturaleza el respeto al ser humano y obediencia al Eterno,

a ese Dios que embellece en las almas nobles la labor

realizada bajo estas premisas, loa a ese hombre que dedicó

su vida a esa plausible labor, “ el conocimiento de sí

mismo”.

He de referirme ahora a la vida y obra del Padre

Julio. Sus experiencias sacerdotales combinadas con

múltiples actividades, hicieron de él un humanista, un

científico, un amante de las artes y de la naturaleza y

sobretodo un profesor, un artista, un orador sagrado y

como todo hombre de su tiempo, un eterno enamorado de

la vida y sus misterios. Sus conocimientos eran vastos y

profundos, los cuales le sirvieron para enaltecer la obra del

levita y amigo de la comunidad, como fue demostrada por

las manifestaciones de pesar que recibió el día de su

fallecimiento y de su entierro. El Padre Julio dejó de

existir en la Casa Cural de la Parroquia de Santa Gertrudis,

el día sábado 28 de octubre del año 1995 con casi 80 años

de transitar por este mundo, pues había nacido en la

población de Abejorral el 24 de abril de 1916. El día de su

entierro un lunes 31 de octubre, a las 3 de la tarde, le

acompañaron en los oficios religiosos exequiales 60

sacerdotes que concelebraron el acto, con participación del

Arzobispo Rueda Hernández, y la Homilía que fue

pronunciada por Monseñor Eugenio Villegas. En la

velación se hicieron presentes como guardia de honor el

Cuerpo de Bomberos de Medellín y varias entidades

cívicas y universitarias, además de los alumnos de los

colegios de Envigado. Sus cenizas se conservan en una

cripta en la Pontificia Bolivariana.

Hijo de una familia numerosa, pues en su casa

fueron 18 hermanos, 9 hombres y 9 mujeres, de los cuales

llegaron a la edad adulta 17. Su hermano Alonso, quien no

cumplió con lo pedido por su abuelo que exigía que los

nombres siempre llevaran cinco (5) letras y que tuvieran

una “i” latina, murió a los 20 días de nacido. Los nombres

de sus hermanos fueron Delio, Fabio, Jaime, Sofía, Gilma,

Elisa, Jairo, Ligia, Tulia, Odila, Fanni, Mario, Hiván,

Libia y los mellizos Darío y Nidia, por eso su nombre fue

Julio. Sus progenitores, Don Félix Jaramillo y Doña Clara

Restrepo, con nombres de cinco letras para completar.

Sus estudios primarios, los realizó en su pueblo

Abejorral, pero muy joven se trasladó a Medellín, donde

estudió en el Seminario Conciliar, hasta ser ordenado

sacerdote, después de haber logrado conocimientos

durante varios años en literatura, filosofía, teología y otras

materias. Fue ordenado en el año de 1941 en la capilla del

Seminario Mayor, por Monseñor Gaspar Miguel de

Monconill.

Como escritor, el Padre Julio, fue creador de una

extensa obra literaria y científica, igualmente escribió una

monografía de su pueblo Abejorral y su célebre libro LO

QUE TÚ NO SABES DE ENVIGADO, publicado por el

Centro de Historia de la localidad. También divulgó

innumerables artículos sobre ciencia y arte, ya que fue un

gran crítico y realizador en estas ramas del conocimiento.

Algunas de sus obras quedaron inéditas y sería una lástima

no darlas a conocer.

Fue también el Padre Julio, un gran coleccionista.

En sus haberes tenía colecciones de minerales, piedras,

maderas, telas, monedas, billetes raros, embriones de

animales, mariposas, estampillas y diccionarios. (Poseía

un diccionario de inglés que era, según él, el libro más

pequeño). Igualmente coleccionaba en su libro de apuntes,

frases y dichos. Guardaba un cuadernillo al que había

puesto el título de “Bobadas mías”. Fue además un

genealogista y realizó un árbol genealógico de las familias

Jaramillo y Restrepo, hasta fechas tan lejanas como 1600.

Era además poseedor de una vasta biblioteca sobre todo

con obras de arte y naturaleza. Cada libro que leía o releía

lo marcaba con la fecha de su lectura, además anotaba

información al margen.

Como artista, dejó una infinita producción de

cuadros y retratos que se hallan en múltiples hogares e

instituciones, como en el Centro de Historia donde se

encuentran unos 16 retratos de personajes célebres que han

tenido que ver con la historia de Envigado. Para colmo,

elaboró una lista de sus obras y de las personas e

instituciones que la poseían. Algunos de sus hermanos

heredaron algunas de sus pinturas, pero unas se encuentran

en el exterior y otras se han perdido, como las que prestó a

aquella “dama” que le solicitó algunas para una exposición

y nunca las devolvió. Fue un gran retratista, pero en donde

mejor se expresaba como pintor era en el paisaje. Utilizó

muchas técnicas: oleo en lienzo o en madera, trabajó la

acuarela, realizó esculturas de Cristos además de vitrales

para varios templos. A él se le debe la elaboración del

escudo oficial para la Administración de Envigado. Al

final realizaba ensayos en acrílico y otras técnicas de

aplicación artística.

Como artista, además que conocía técnicas

arquitectónicas, participó en la remodelación del frontis de

la iglesia de Santa Gertrudis. De él se podría decir que fue

polifacético en cuanto a sus conocimientos en artes y

ciencia e igualmente en el aspecto de la sabiduría

eclesiástica y religiosa, en donde se distinguió como

orador sagrado en varias parroquias.

Sabía de música, y tocaba la ocarina y el clarinete.

Leía partitura y era amante de la buena música. Tenía una

voz de tenor y le gustaba cantar y se jactaba de tener muy

buen oído. No sé si también fue compositor, pues nada se

le hacía imposible.

Era un hermano solícito, visitaba a sus hermanas

solteras en su casa en Laureles. Además un gran fumador

de puros, aficionado al juego de tute y sobre todo a

solucionar crucigramas. Pero su característica más

representativa era el amor a los animales, en especial a los

gatos. Además tenía un buen sentido del humor, aunque

un poco malhumorado en su carácter, hacía muchas

amistades y se hacía querer.

Con la ayuda de su hermano el Médico Mario

Jaramillo Restrepo, pudo viajar varias veces a los Estados

Unidos y otros países. Sus viajes en al exterior le dieron

pié para escribir algunas obras y notas de viajes. Pudo

recorrer por Italia, Rusia, Ucrania, Grecia, Turquía,

Canadá, España, Constantinopla, Éfeso, Londres y demás

sitios. Visitó museos y tomaba apuntes de todo cuanto

veía. Estudiaba la pincelada de los grandes pintores con la

ayuda de una lupa que siempre cargaba consigo.

Finalmente he de referirme a los lugares que el

Padre Julio sirvió en su larga carrera como sacerdote y

humanista. Fue Vicario Cooperador en Cocorná y

Cisneros; Vicario en Maceos y párroco en Cristales y

Aquitania; capellán en escuelas y en la cárcel del Buen

Pastor en Medellín; capellán por más de 40 años para los

Bomberos de la Capital Antioqueña. Coadjutor en la

Iglesia de Santa Gertrudis en Envigado donde ejerció por

31 años. Fue además profesor durante dos décadas en el

Seminario Mayor de Medellín a partir de 1946.

Hoy lo recuerdo como artista que lo fue bien

merecido, como el ilustre levita que consagró su vida al

servicio de los demás, como el sabio humanista, literato y

amante de las cosas bellas y sobre todo por haber sido

“alguien” en beneficio de mi tierra Envigado.

CARLOS MARIO LONDOÑO MEJÍA

Su misión, ejercer el derecho

Edgar Antonio Aparicio M.

Amelia Sánchez Durango

Miembros Centro de Historia de Envigado

CARLOS MARIO LONDOÑO MEJÍA

Su misión, ejercer el derecho

Por: EDGAR ANTONIO APARICIO M.

AMELIA SÁNCHEZ DURANGO

Miembros de Número del

Centro de Historia de Envigado .

Nació en Envigado el 4 de noviembre de 1918 y

murió en Bogotá el 3 de julio de 1991. Fueron sus padres

Don Julio Londoño y Doña Rosa Mejía.

Estudió en Envigado su primaria y su bachillerato

en el Colegio de San José de la Salle en Medellín. Fue

abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana donde se

gradúa junto al expresidente Belisario Betancur Cuartas y

el escritor y político Otto Morales Benítez. Hizo una

Especialización en Ciencias Económicas.

En 1946 contrae matrimonio con Doña Ana

Escobar de cuya unión nacieron 8 hijos. Don Carlos Mario

vivió hasta 1951 en Samaria, una casa ubicada a la entrada

de Envigado, a dos cuadras de la iglesia principal. De esa

época recuerda con orgullo, reconocimiento y

agradecimiento la mayor herencia que le pudo haber

dejado su padre y que forjó su personalidad: «yo soy lo

que soy gracias a la rigidez de mi papá», decía. Cuenta

que en una ocasión él quiso dejar sus estudios, y en su

gran sabiduría su padre le dice:

‘Bueno, si usted quiere, pero entonces me

tiene que colaborar’. Lo levantó al otro día a las

cuatro de la mañana y lo llevó a trabajar en una

de las fincas cortando pasto y arreglando las

matas de plátano. A las seis de la mañana, ya con

las manos destrozadas por el trabajo, fue donde

[su] papá y le dijo que prefería seguir

estudiando.21

Desde ese momento se convirtió en un excelente

estudiante. Siendo el mejor bachiller en su promoción,

pronunció el discurso de despedida del curso. Inclinado

pues a la vida intelectual y a la política, una vez sale de la

Universidad, trabaja en varias entidades: director de la

Biblioteca de la Universidad Pontificia Bolivariana, del

Banco Alemán, del Departamento de Valorización de

Medellín, Secretario de Gobierno de Antioquia, Diputado

a la Asamblea, Concejal de Envigado. En 1952 viaja a

Bogotá como Representante a la Cámara, en el gobierno

del general Rojas Pinilla fue nombrado Secretario General

de la Presidencia, gerente del Banco Central Hipotecario,

fue el quinto gerente del Banco de la República cargo que

ocupó desde enero de 1957 hasta junio del mismo año,

reemplazando a ese gran benefactor de la cultura

colombiana Luís Ángel Arango. Trabajó junto a el Doctor

Belisario Betancur, fue profesor de la Universidad

Nacional, del Colegio Mayor de Nuestra Señora del

Rosario, Abogado de la Asociación Nacional de

Industriales, Director Nacional de Prisiones, Director del

Fondo de Estabilización de Aerovías Nacionales, Gerente

de la Federación de Cafeteros, de la Flota Mercante Gran

Colombiana, Presidente de la Comisión Revisora del

21 http://pensamientoycultura.unisabana.edu.co/index.php/pyc/article/view/1105/2692

Código de Comercio, Embajador en Portugal, Asesor de

empresas alemanas, Gerente de la Corporación Financiera

Popular, fundador de Seguros La Equidad. Además,

colaborador en varias revistas nacionales y extranjeras.

Pero el gran aporte que dejó a sus conciudadanos,

quedaron plasmadas tanto en su actuar personal como en

el campo académico.

Fue un católico de profundas convicciones y

hábitos. «Iba a misa diariamente y comulgaba siempre.

Una de sus mayores alegrías espirituales fue haber

conocido a Monseñor Escrivá Balaguer»,22 cuenta su

esposa. Por lo que participa en 1964 de la fundación de El

Gimnasio de Los Cerros en Bogotá, siguiendo los

principios del Opus Dei.

Hombre serio, estricto y recto en sus cosas y en sus

compromisos. Era introvertido a quien nunca se le escuchó

una mala palabra y el vicio le aterraba. Siempre cumplió

fielmente con su deber, pues «sin misión no hay

hombres», como diría en uno de sus textos. Desde muy

temprano se dedicaba a leer, y permanecía muchas horas

en su cuarto de estudio.

Su gran pasión fue trabajar al servicio de los

demás; vocación influenciada por la comunidad de los

Hermanos Cristianos y fortalecida con sus estudios en la

Universidad Pontificia Bolivariana. Su altruismo lo llevó a

ayudar, sin demagogias, a mucha gente que no tenía

dinero, y siempre estuvo pendiente de que quienes

dependían de alguna forma de él, no tuvieran

inconvenientes.

22 Ibíd.

Sus reflexiones lo llevaron a concluir en una

profunda convicción de que el cooperativismo era el

sistema económico útil y eficaz que necesitaba el país. Lo

que lo llevó a cofundar Financiacoop.

Partiendo de este postulado le insertó a la actividad

económica una nueva dinámica que le permitiera fuerza,

expansión y comunicación, acorde con la modernización

del capital social, donde lo que trataba fuera de que

grandes masas de la población participaran en las

inversiones de capitales y consideraba que uno de los

medios de capitalización social, el más eficaz era el

cooperativismo:

“…porque tiende a configurar todo un

sistema abierto, frente al muy cerrado del

capitalismo… Sin la acción capitalizadora de

las masas, la política distributiva tendrá

consecuencias adversas al desarrollo

económico. Se necesita a la vez redistribución

y desarrollo. Y no será posible lograrlo si

conjuntamente con el poder político y sindical

no se desenvuelve el poder económico de las

masas y con ello su clara responsabilidad en

el proceso de acumulación de capital.”23

Los movimientos cooperativos, no solo mejoraban

la actividad económica sino que proporcionaban una

profunda transformación del viejo capitalismo, pensaba, al

analizar los cambios dados tanto en Europa como en los

Estados Unidos. Tenía claro que las cooperativas para ser

exitosas requerían de un proceso de educación y de

23 LONDOÑO M., Carlos Mario. El Estado y la acción política del cooperativismo. S. f. s. e. págs. 30- 31.

adaptación del medio donde les tocare actuar. Era

conciente que en los diversos sectores a operar requería

vencer muchas resistencias, que se veían agudizadas por

las ideologías y el cambio en las costumbres.24

Nunca le preocupó de donde vinieran las ideas,

siempre y cuando la exposición de ellas, fuera coherente

con las propuestas y diera solución a lo que, en su criterio

y de acuerdo a sus hondas preocupaciones, era

indispensable resolver desde la política y la economía.

Admiró las ideas de Fernando González y del líder

político Rafael Uribe Uribe, de quienes aprendió la

honestidad, la creatividad y la independencia para resolver

los problemas del país.

En 1965 viajó a la ciudad de Roma como

conferencista invitado al Centro Europeo d´ell”

Educazione, al ll Curso Internacionale de Assistenza

Técnica para hacer una serie de exposiciones acerca de la

nueva economía iberoamericana y el cooperativismo.

Fue así, como en varios de sus textos introdujo

todas las opiniones y análisis que sobre determinado tema

se hubieran hecho. Vemos entonces ideas de personas tan

diferentes a su pensamiento como Max Scheler, Wolfgang

Goethe, José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, entre

otros. “Acerca de por qué utilizó sus ideas para aclarar las

propias, él dice que, aunque no fueron intelectuales

cristianos, ‘también la vocación está en el centro de su

pensamiento y de su vida’”.25 Esto lo vemos en su libro

“VOCACIÓN Y PROFESIÓN”.

24 Ibíd., p.88. 25

http://pensamientoycultura.unisabana.edu.co/index.php/pyc/article/view/1105/2692

Es autor de varias obras sobre temas financieros y

de hacienda pública. Entre los cuales tenemos:

- ECONOMIA SOCIAL COLOMBIANA, de la

que diría Francisco de Paula Jaramillo:

…esgrime una tesis que fue para mí

absolutamente revolucionaria; nunca esperé que

viniera de un hombre de la formación doctrinaria

de Carlos Mario. El destino universal de los bienes

en la tierra y, de ahí, la expropiación sin

indemnización de los territorios improductivos.

Todas esas tesis las elaboró a partir de su

vocación cristiana y de su estudio de las

encíclicas.26

El Dr. Londoño Mejía, debido a su interés por la

Justicia Social, buscaba “sistemas económicos que

suplantaran al capitalismo y al consumismo y que

valoraran a la persona humana por encima del dinero”.

En 1953 el Dr. Armando Escobar Muñoz a manera

de comentario acerca de dicho libro dice:

Inicia su ensayo con un estudio sobre el

derecho de propiedad. Asienta como principal

basamento de la propiedad "que todas las cosas de

este mundo son obra de Dios. Es Él quien las ha

concebido y quien las ha realizado. De manera que

su esencia y existencia proceden de Él

únicamente". De esta concepción, eminentemente

católica, colige el autor como consecuencia lógica

"que el cristiano debe enfocar su obra económica

26 Ibíd.

en dirección hacia el hombre y hacia Dios; es

decir, en el orden de la justicia y de la caridad".27

Todo esto llevo a que el Dr. Alfonso Restrepo

Moreno, gobernador de Antioquia, le pusiera en forma

jocosa, el sobrenombre de Carlos Marx Londoño.

- VOCACIÓN Y PROFESIÓN

- LIBERTAD Y POSICIÓN JURÍDICA EN LOS

TERRITORIOS NACIONALIZADOS.

- DERECHO INDIVIDUAL DEL TRABAJO,

1959

- LA PARTICIPACIÓN DE LOS

TRABAJADORES EN LOS BENEFICIOS DE LA

EMPRESA, 1962

- SOCIALIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD,

1979

Su último escrito, ya estando enfermo, fue para

conmemorar los 20 años de Financiacoop.

Por sus servicios recibió las siguientes

condecoraciones: Orden Militar 13 de junio de la

República de Colombia, Orden del Mérito de la República

del Ecuador y el Collar del Cóndor de Los Andes de la

República de Bolivia.

27 Ibíd.

FRANCISCO MADRID QUIROZ

“El talento y el azar en el arte”

Por: Arq. Henry Gallo Flórez

Presidente del Centro de Historia de Envigado

FRANCISCO MADRID QUIROZ

“El talento y el azar en el arte”

Por: Arq. Henry Gallo Flórez

Presidente del Centro de Historia de Envigado

Miembro de Número de la Sociedad

Bolivariana de Antioquia.

“Pacho” Madrid, como comúnmente lo llaman sus

amigos, es un hombre jovial, buen conversador, ameno en

su trato y sobre todo experto para contar anécdotas de sus

años de juventud, fuera de saberse la vida de media

sociedad de Medellín y algo de Envigado.

Desde muy niño le picó el gusto y el embrujo por

la pintura. Por influencia de su madre se acercó al arte y

dio sus primeros pinitos como pintor cuando fue recogido

por las Hermanas de La Presentación en un hospicio que

regentaban, cuando las dificultades económicas

apremiaban en su infancia, pero que supo superar con

tesón y empeño. Se esforzó con gran tenacidad hasta

alcanzar en sus años mozos maestría en el arte que le

había dotado la naturaleza y posteriormente entrados los

40 sintiéndose artista comenzó a vivir de la pintura. Como

él alguna vez lo manifestó a sus correligionarios, ya había

madurado para el arte y se sentía artista y con el éxito de

su primera exposición individual donde logró vender

algunos cuadros, tomó la decisión de dedicarse a pintar.

“Desde esa noche me sentí pintor”, fueron sus palabras

para quienes aún no conocían de sus habilidades y hasta el

presente lo ha seguido siendo.

Francisco Madrid, envigadeño y asentado en su

tierra que lo vio nacer, por allá en los años veinte, más

exactamente el 9 de noviembre de 1922. Sus padres fueron

Nicolás e Imelda, venidos de Yarumal y Valdivia

respectivamente. Eran personas de extracción humilde y

de arraigo montañero, pero “verracos” como todo paisa

que se estime. Don Nicolás se marchó como hombre

andariego y no regresó más. Su madre en medio de los

infortunios se trasladó a Medellín y se encargó de la

dirección de la Casa de Pobres ubicada entre la avenida

Echeverri, Cuba y Miranda y las carreras Mon y Velarde y

la Pola. Estando ya “pachito” en edad escolar, su madre

doña Imelda, lo matriculó en la escuela San Juan Bautista

de la Salle, cerca de la Placita de Flórez, mientras ella

continuaba con sus oficios de arreglar ornamentos

religiosos para los sacerdotes de varias iglesias.

El joven Madrid, realizó oficios varios para ayudar

a su madre. Pero alguna vez y por iniciativa del hermano

lasallista Luis Javier, quien conocía sus aptitudes como

dibujante, y aún siendo estudiante de primaria - (quinto

año elemental), lo estimuló a que se presentara a un

concurso de pintura que realizaba La Gobernación de

Antioquia y El Municipio de Medellín (1935). El

muchacho se fue a la Plaza de Mercado, y realizó una

pintura con motivos tales como frutas y elementos

comunes en los mercados de su tiempo. Esto fue sensación

para el jurado calificador, quienes vieron en el novel

pintor un producto de su genialidad y lo premiaron con el

primer puesto. (Aún lo recuerda Don Víctor Cardona

Rojas, quien también participó en dicho concurso). Este

premio le dio nuevos ímpetus para continuar su labor

como artista.

Uno de sus primeros oficios fue como dibujante

cuando se desempeñó como tal en la oficina del doctor

José Posada Ramírez, en la realización de planos y

dibujos. Alguna vez, cumplidos sus 17 años, haciendo

cola para una diligencia, se encontró con Doña Paulina

Posada de Escobar, distinguida dama de la sociedad

medellinense, quien tomándolo de la mano le dijo, que

hacía y en que se desempeñaba, pues ésta había

reconocido en él al joven artista que había ganado el

concurso de la gobernación y de quien ella había sido

jurado. Le dijo que no perdiera más tiempo, que debería de

realizar estudios de pintura y arrancó con él para donde

Antonio J. Cano (llamado el negro Cano) quien era el

director del Instituto de Bellas Artes. Cuando llegó allí, le

dijo: “Aquí le traigo este muchacho que tiene capacidades

para el dibujo y la pintura para que me le dé una

matrícula” El negro se negó con una negativa rotunda.

Ante esa actitud, doña Paulina le replicó: “es más, no tiene

con que pagar matrícula ni estudio pero no se equivoca al

permitir su ingreso al instituto” (Extraído del artículo

sobre el Maestro Madrid, de Jaime Tobón Villegas, Libro

sobre Francisco Madrid Quiroz, “El talento y azar en el

Arte”.) Así inició sus estudios en pintura como becario de

Bellas Artes.

Sus profesores en los años cuarenta, fueron Eladio

Vélez, Carlos Gómez Castro y Gustavo López. Como

compañeros y que fueron posteriormente eminentes

representantes en las artes plásticas: Emilio Botero,

Hernando Escobar Toro, Hernán Merino, José Horacio

Betancur, Aníbal Upegui, Horacio Ochoa, Camilo Isaza,

Ramón Vásquez, León Posada, León Echavarría, Eduardo

Villa, Mardoqueo Montaña, Manuel Mejía Vallejo y más.

Estando como estudiante, el joven Madrid, recibió

el primer premio en pintura y dibujo, otorgado por el

Instituto de Bellas Artes. Fue así como se le abrieron las

puertas para ser docente en entidades tan importantes

como la Universidad Católica Bolivariana (como se

llamaba en ese entonces), donde fue el profesor más joven.

También se desempeñó como profesor en el Colegio de

San Ignacio, Universidad de Antioquia, Instituto Central

Femenino, CEFA, en el Instituto de Arte y Decorado;

posteriormente en el mismo Bellas Artes. Fue además

profesor en la Facultad de Arquitectura de la Pontificia

Bolivariana, en la cátedra de dibujo. Actualmente sigue las

labores docentes en Envigado, donde enseña su arte en la

Casa de la Cultura y en academias particulares.

El maestro Madrid, en sus comienzos fue

autodidacta, pero perfeccionó sus conocimientos en

pintura al lado de insignes maestros. Pero como también

ha tenido oportunidad de viajar al viejo continente, ha

podido apreciar las obras de los grandes pintores europeos

y del arte universal. Es un ser incansable, tanto para

mejorar sus técnicas, como retratista en óleo y acuarela y

demás técnicas empleadas en sus pinturas muchas de ellas

grandes murales, entre las que podemos apreciar la pintura

mural realizado para el Concejo de Envigado y que se

expone permanentemente a la entrada del Salón de

Sesiones del mismo, titulado ENVIGADO SU ENTORNO

Y SUS SUEÑOS. En él, expresa la importancia de los

lugares y ambientes más importantes cívica y

culturalmente del Municipio y en la parte superior

representa algunos de los personajes que hicieron parte de

Concejo de la ciudad. También ha realizado murales en

otros sitios y establecimientos educativos de Medellín.

No podemos olvidarnos de los años de bohemia en

los cuales el maestro “Pacho”, se codeaba con personajes

como el expresidente Belisario Betancur, José Mejía,

Rubayata, Ovidio Rincón, León Zafir, Tartarín Moreira,

Luis Lalinde Botero y otros tantos, que en el café la

Bastilla o en el café Madrid realizaban sus tertulias y que

después fueron trasladados a la avenida Primero de Mayo

y a la calle Calibío al frente de la gobernación. Alguna vez

el maestro se quejaba de haber perdido el tiempo con tanta

bohemia por la cual se habrían podido realizar muchas

más pinturas. Pero aún con más de ochenta años encima,

lo sigue haciendo y sigue tan lúcido para contarle a sus

amigos de ocasión sus hazañas de juventud y de niñez y

no se olvida de tomarse, como decía nuestro recordado

Aníbal Quintero, unos cuantos rejuvenecedores, aunque a

él, sólo le gusta últimamente el ron añejo.

Y en los años cincuenta le llegó la hora de

ajuiciarse y contrajo matrimonio con la señora Ligia

Arango, de cuya unión son sus hijos: Francisco Antonio,

Pintor como el taita, Luis Guillermo, Álvaro, Margarita

María y Ana Cecilia, odontólogas, viven en Suecia; Diana,

pintora, vive en Alemania. Sus hijas están casadas al igual

que sus hijos, su descendencia alcanza la suma 18 nietos

de los cuales 7 son europeos y continúa la lista con 7

bisnietos. En la actualidad, vive con la preciosa dama

Amparo (Amparito) Gómez Mejía, después de una

convivencia de más de veinte años y de quien ha realizado

bellos retratos. Es una bella mujer, dulce y amorosa,

dedicada a sus labores hogareñas, lo cuida

entrañablemente y conserva en su hogar la obra del

maestro; su apartamento está situado en un condominio

urbano cercano al centro de Envigado y rodeado de

hermosos paisajes al pie de la montaña, con una vista

espectacular en sus entornos. En su apartamento, cuando

alguna vez pudimos visitarlo, encontramos pinturas al aleo

y acuarelas de todos los tamaños, apreciamos también los

recuerdos que guarda en cuadernos y álbumes con

fotografías y textos de prensa en donde aparecen todos los

homenajes y conmemoraciones recibidas en su diario

vivir. También pudimos conocer sus condecoraciones,

títulos, menciones honoríficas y muchos pergaminos

obtenidos por su labor como artista de valía en nuestro

medio, como reconocimiento por diversas instituciones

culturales, cívicas y gubernamentales.

Como gran maestro de la pintura, Pacho para sus

amigos, se ha hecho conocer nacional y universalmente,

sus obras algunas en el exterior, son muy apreciadas por

los conocedores del arte. Entre sus obras muchas con

sabor costumbrista y de pronto se ven algunas con tinte

clásico, aquellas son admirables. El manejo en su colorido

y la hermosura de sus paisajes son de destacar. En cuanto

al tratamiento de la figura humana, es un maestro, por el

detalle y la expresión. Todos los temas abarcan su

profundo querer representar la naturaleza en sus dibujos y

pinturas e igualmente la naturaleza humana. En sus

exposiciones que han sido muchas y en muchos lugares,

siempre ha conseguido el favor de sus críticos y de los

deleitantes observadores.

En cuanto a su vida como persona social, se

pueden notar en el Maestro Madrid, un deseo de servir a

sus amigos y a la sociedad. Actualmente es uno de los

miembros más representativos del Centro de Historia de

Envigado y pertenece a innumerables asociaciones con

carácter cultural. Tiene una memoria prodigiosa, recita

para sus contertulios poemas y textos completos de obras

representativas dentro de la cultura, sobre todo aquella

relacionada con el ambiente paisa. Su charla amena, le

hace siempre el centro de quienes compartimos sus

tertulias. Amplio conocedor del arte y de los artistas,

aunque no los critica, los comenta y nos recrea con sus

comentarios analíticos de quienes para él tienen sus

méritos artísticos. Nunca le hemos escuchado hacer

críticas destructivas hacia alguien, y sí por el contrario,

elogia a quien considera buenos autores en el arte o en la

literatura.

En su meritoria vida como artista, el Maestro

Madrid ha recibido múltiples condecoraciones y

reconocimientos por su labor en bien de la cultura y el

arte, he aquí algunas de ellas:

CONDECORACIONES Y RECONOCIMIENTOS:

El Concejo de Medellín por sus 50 años de actividad

artística, 1942- 1992.

La alcaldía de Medellín, Medalla Porfirio Barba Jacob,

Categoría Oro de la cultura 1997.

La Alcaldía de Envigado, Orden Ciudad de Envigado

Categoría Oro 1997.

La Alcaldía de Envigado, Homenaje y Reconocimiento a

un insigne artista 1997.

Condecoración, sociedad de Mejoras Públicas Instituto de

Bellas Artes, Mérito Artístico.

Condecoración, “Colina” Personaje del año 2002 en el

campo del arte.

Condecoración, Asamblea de Antioquia Medalla Mariscal

Robledo Categoría Oro. 2004.

Hotel Portón Medellín Homenaje distinción, “Sabiduría en

el Pincel” Agosto 4 de 2004.

Miembro de la Asociación Antioqueña de Acuarelistas,

ocupando por un período la Presidencia.

Miembro de la Asociación del Artista Colombiano en las

Artes Plásticas ACAP.

En el año de 2005, agosto 6, fue invitado por la Tertulia

Literaria José Félix de Restrepo para declamar en el Día

del Poeta, nombrándolo miembro honorario, por sus

cualidades histriónicas en las cuales nos regaló con

algunos poemas recitados con gran tino y sobretodo nos

asombró su destreza en el fino arte de la declamación y su

facilidad memorística.

En el 2006, le fue reconocida la calidad de miembro

correspondiente del Centro de Historia de Envigado.

También ha mostrado su obra en múltiples eventos

y exposiciones, en los cuales la crítica le ha sido favorable

y sus cuadros se han vendido entre ellas algunas de sus

pinturas se encuentran en el exterior. Para muestra, en el

pasillo a la entrada de la sala del Concejo Municipal de

nuestro Municipio, se encuentra un representativo trabajo

en el arte pictórico del maestro Madrid, como es el cuadro

mural, titulado “ENVIGADO SU ENTORNO Y SUS SUEÑOS”, realizado en el año 2006.

No podemos terminar este artículo biográfico sobre

el Maestro Madrid, sin mencionar el libro sobre su obra,

editado por la Alcaldía de Medellín, en una colección para

los talentos del arte que se llamó “VIVAN LOS

CREADORES” y con el título de FRANCISCO MADRID

QUIROZ, “El talento y el azar en el arte” Estas obras de

bellísima presentación con los mejores trabajos de cada

uno de los autores, es una muestra clara de cómo se puede

apoyar a los artistas y mostrar sus producciones. Estos

trabajos, fueron mostrados al público en general bajo el

auspicio de quien en aquel entonces era el Alcalde de la

ciudad, Dr. Sergio Naranjo Pérez y de su secretario de

educación Dr. Luís Pérez Gutiérrez, quien después en su

alcaldía continúo la labor de difusión cultural de su

antecesor. El libro sobre el Maestro Madrid fue editado en

al año 1996, con un tiraje de 3000 ejemplares y fue el

tercero en su serie, aunque en la actualidad no se

consiguen los ejemplares, algunos de ellos se pueden

apreciar en algunas bibliotecas entre ellas la Piloto de

Medellín y posteriormente en el Centro de Historia, donde

un ejemplar nos ha sido donado por el propio pintor y el

cual lo tendremos como una joya en nuestra biblioteca

histórica.

PRESBÍTERO JESÚS MARÍA MEJÍA

BUSTAMANTE

“Forjador del alma envigadeña”

Por: José Fernando Flórez Álvarez

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

PRESBÍTERO JESÚS MARÍA MEJÍA

BUSTAMANTE

Por: José Fernando Flórez Álvarez

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

De Sonsón y de la propia entraña del pueblo llegó

el más grande forjador del alma de Envigado para dejarle a

esta ciudad como herencia: su vida consagrada, su ejemplo

y una obra meritoria que todavía se recuerda.

Nació este noble sacerdote el 8 de julio de 1845, en

Sonsón (Antioquia). Hijo de Don Pedro y de doña

Januaria. Abuelos paternos: Miguel Mejía y Rita

Aristizábal; abuelos maternos: Ignacio Bustamante y

Josefa Duque.

Inició sus estudios primarios en la escuela de su

tierra natal, donde también se dedicó a las labores del

campo para ayudar a sus padres que vivieron con él la

pobreza. En Manizales aprende sus primeras lecciones de

latín con el Párroco José Joaquín Baena, oriundo de

Abejorral. En 1865 ingresa al Colegio de Jesús en

Medellín donde tiene el privilegio de contar como su

maestro al Doctor Pedro Justo Berrío y entre sus

compañeros de clase al periodista y literato Don Fidel

Cano Gutiérrez, con él cual conservaría una gran amistad

por vivir éste en la Fidelena de Sabaneta.

El 17 de diciembre de 1868 recibe las primeras

órdenes y es nombrado Prefecto de estudios del

Seminario. El 7 de marzo de 1869 es ordenado sacerdote

en Medellín por Monseñor Valerio Antonio Jiménez y

tiene su primer contacto con Envigado en la Semana Santa

de ese año, cuando acompaña al Padre Liborio de Hoyos

en los oficios litúrgicos de la Parroquia de Santa Gertrudis,

antes de viajar a Manizales para presidir su primera

eucaristía, el 15 de abril.

De regreso a Envigado, fue nombrado cura

excusador para ayudar al Padre Julián María Upegui,

mientras iba al Seminario a complementar sus estudios

eclesiásticos. El Padre Mejía ejerció como Prefecto

general del Seminario del 1 de Febrero de 1874 hasta el 12

de junio del mismo año, cuando fue nombrado Párroco de

Jericó y posteriormente lo fue de Aguadas (hoy,

Departamento de Caldas). Luego, se dedicó a la enseñanza

del Evangelio en misiones populares, antes de ser

nombrado Rector del Colegio Oficial de Manizales.

El 29 de noviembre de 1880, el tercer Obispo

antioqueño que rigió la diócesis de Medellín, Monseñor

José Ignacio Montoya (1816-1884), oriundo de la Ciudad

Señorial, lo nombra en propiedad como Párroco de Santa

Gertrudis de Envigado, permaneciendo en este cargo hasta

el 3 de junio de 1918. A partir de este año, el Arzobispo

Manuel José Cayzedo lo nombra Canónigo de la Catedral

Metropolitana de Medellín.

El Padre Mejía Bustamante dejó como su principal

obra en la Ciudad Señorial, el templo parroquial de Santa

Gertrudis. A esta obra grande de la arquitectura religiosa

antioqueña le invirtió más de 20 años de esfuerzos, antes

de su consagración por manos de Monseñor Joaquín Pardo

Vergara, el 25 de Febrero de 1897.

A esta obra se une, la colocación de la primera

piedra para el templo de Santa Ana de Sabaneta, el 27 de

Agosto de 1896, estableciendo las bases para la fundación

de esta pequeña porción de territorio que hoy avanza,

luego de ser municipio en 1968, para convertirse en una

pequeña ciudad. Mientras el Padre Jesús María estuvo de

Párroco, Sabaneta recibió su asistencia espiritual. En uno

de sus viajes a Europa, trajo los planos para la

construcción de lo que él llamó la Capilla de Sabaneta.

Atendiendo la sugerencia del Padre Clemente Guzmán

(1840-1920), sacerdote sabaneteño y Párroco muchos

años de Apía (Caldas), había solicitado la autorización

eclesiástica para la construcción de un templo en la

fracción de Sabaneta, en honor de Santa Ana y del

Sagrado Corazón de Jesús.

Su contacto permanente con Don José María

Ceballos Botero (el maestro marinillo), con doña Adelaida

Correa Estrada (educadora envigadeña) y con la familia de

Don Fidel Cano hicieron posible que el templo estuviera

en uso antes de su muerte. El Padre Mejía, decía la

Señorita Paulina Garcés, lideraba los remates de San

Isidro y los convites para recoger fondos y avanzar en la

construcción de la obra.

El benemérito sacerdote se asoció con el gramático

Alejandro Vásquez Uribe y el también educador Alejo

María Marulanda para iniciar el Colegio de Jesús, donde

dictó clases el ex presidente Marco Fidel Suárez. El

Hospital, el Colegio de la Presentación y el Templo de

Santa Ana de Sabaneta fueron obras que tuvieron la

impronta de tan benemérito sacerdote.

Durante su curato, trajo a las Hermanas Dominicas

de la Presentación y fueron muchas las vocaciones

sacerdotales y religiosas que nacieron para la vida de la

Iglesia. Como bien lo dice Don Sacramento Garcés:

“…Fue incansable centinela de la moral pública y celoso

operario de la viña del Señor…”

Durante su curato, el templo de Santa Gertrudis se

vio engalanado con el retablo del altar mayor, el púlpito, la

imaginería religiosa europea y con el órgano que trajo del

viejo continente en 1909, uno de los pocos existentes en

tierras de América.

Dejó el Padre Mejía un inmenso legado espiritual.

Fundó organizaciones piadosas para la mujer, para el

hombre y para los jóvenes. Promovió las vocaciones

religiosas y acrecentó la práctica de las virtudes cristianas.

Se destacó como excelente orador

Fue el Padre Mejía un hombre culto, que

aprovechó el púlpito como herramienta educativa,

sembrando semillas de amor y de esperanza para todos los

habitantes del lugar. Como gran educador, amo

entrañablemente la educación. Como buen cultor del arte,

promovió los coros y en general la música. Benigno A.

Gutiérrez en su libro “De todo el Maíz” lo menciona como

parte de un grupo ocasional de serenateros en Sonsón,

siendo todavía adolescente. Fue un hombre con

sensibilidad artística: amante de la lectura sana, la pintura

y el teatro.

Su amor por los pobres lo llevó a la fundación de la

obra solidaria más grande que ha tenido Envigado, la

Sociedad de San Vicente de Paúl. El 28 de julio de 1883

se puso al frente de un grupo de apóstoles de la caridad,

entre los cuales sobresalían: Don Pascual y Don Juan de

Dios Ochoa, Don Tristán M. Ossa y Don Alejandro

Vásquez Uribe. Durante 35 años, el Padre Mejía orientó la

obra vicentina, dejándola con 50 socios activos y 82

contribuyentes, antes de llenar la vacante de Canónigo de

la Venerable Curia Arquidiocesana, por el fallecimiento de

Monseñor Ángel María Gómez Ángel, el 3 de junio de

1918.

Envigado lo recuerda por el papel protagónico en

la fundación de la empresa Rosellón en 1912, empresa que

tuvo como su primer gerente a Don Roberto Medina.

Inolvidable para La Ciudad Señorial el acompañamiento

espiritual del virtuoso sacerdote a la población obrera que

allí ganaba su sustento, en los albores de la industria local.

Modeló el Padre Mejía el carácter y modo de ser

envigadeño. Fue un párroco ejemplar, un pastor de almas,

un alma consagrada al sagrado ministerio; de consejo

oportuno, fue un guía, un maestro, un padre de todos.

Llamaba la atención con una autoridad que nadie discutía.

Viajó tres veces al Viejo Continente y las

experiencias de estos viajes las consignó en un libro

titulado: “Reminiscencias de un viaje a Jerusalén”.

Con ocasión de las bodas de oro sacerdotales en

1919, el Papa Benedicto XV felicitó al Padre Jesús María

y le otorgó la bendición apostólica, extendiéndola a toda

su familia.

El 14 de marzo de 1918 le había entregado el

curato de Santa Gertrudis de Envigado al Padre Isaac

Ángel Uribe, sobrino del médico historiador Manuel

Uribe Ángel. Como Párroco benemérito de la Ciudad de

las Palomas, estuvo al tanto del acontecer de Envigado,

mientras ejercía como Canónigo de la Catedral.

El Padre Jesús María muere el 21 de Febrero de

1927 en Envigado, dejando en el corazón de los

envigadeños un recuerdo que perdura por lo que hizo,

enseñó y dejó como legado espiritual a los habitantes del

Balcón de la Raza.

Envigado mantiene vivo el recuerdo del Padre

Mejía en la estatua de bronce que preside el atrio de la

iglesia principal y también conserva sus cenizas, junto con

las de su progenitora, Doña Januaria.

DOCTOR ALFONSO MEJÍA

MONTOYA

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.

Miembro del Número del Centro de Historias de

Envigado.

DOCTOR ALFONSO MEJÍA

MONTOYA

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.

Miembro del Número y Tesorero del

Centro de Historias de Envigado.

El doctor Alfonso Mejía Montoya, es descendiente

del raigambre vizcaíno y segoviano, refrescado por las

brisas del Duero y la estirpe de los Mejías, aparece un

ancestro en Colombia en el año de 1.620, en la persona de

don Juan Mejía Tovar y radicado en Santa Fe de

Antioquia, y quien más tarde se extendiera por el territorio

patrio, y algunos de sus descendientes fijaran sus tiendas

en la prospera ciudad de Envigado, cuna y gloria de este

distinguido profesional.

Cuán grande y satisfactorio es recordar estos

valores egregios de Envigado, que le dan grandeza a su

ciudad y a la Historia. Ejerció el doctor Mejía el don de

señorío y fue famoso por su honor y su inteligencia, fue un

historiador sin tacha, manejaba las cosas con buen tino,

amigo de todos en sus trece años, como presidente del

Centro de Historia de Envigado, y nos dejó como herencia

el ejemplo y el amor por su Envigado que tanto amó.

Su cuerpo fue sepultado en paz para eternizar su

recuerdo, pero su ejemplo, como auténtico linaje que va

de generación en generación, y quienes tuvimos el honor

de conocerlo, podemos dar testimonio de su sabiduría y su

bondad exquisita, cada uno de los miembros

contemporáneos del Centro de Historia.

Durante trece años ocupó la presidencia del Centro,

tuve la oportunidad de conocerlo profundamente, por su

dedicación a la investigación histórica, y a la que

obsesivamente rindió culto, produciendo sus frutos

sazonados para futuras generaciones envigadeñas.

Trasegaba siempre por la biblioteca, buscando

afanosamente los datos que le permitieran conocer algo

nuevo y de valor para sus investigaciones históricas.

Amaba a sus amigos y con ellos fue leal y sincero,

a veces los regañaba por no estudiar o porque no le

cumplieran con el Centro de Historia; les exigía

cumplimiento con todas las tareas que demandara la

Institución, y después de las reuniones mensuales del

Centro, le gustaba tomarse unos tragos, y recordar en tales

oportunidades pasajes de su tierra natal, anécdotas de sus

contemporáneos; le agradaba que le contaran los retazos

de su juventud. Grave fue su indignación cuando en

alguna ocasión en la esquina del parque principal, frente a

la Casa Cural, sembraron un pino, se dio a la tarea de

hablar con las autoridades del municipio, casi todos los

días para que lo cambiaran por una Ceiba, tanto fue su

lucha que lo consiguió y se sintió muy contento, porque él

decía que Envigado era la tierra de las ceibas, saco una

famosa carta felicitando las autoridades por tal hecho.

Tenía un gran espíritu de mando, exigía

cumplimiento a todos los miembro de número y

correspondientes del Centro de Historia, lo mismo que a

las autoridades del municipio, llegó a ocupar el cargo de

Alcalde Honorario en los días del centenario de la ciudad

(1975), estuvo atento en todas las festividades, era una

personalidad portentosa, se esmeraba por su pueblo ya que

lo quería y se sentía el mejor envigadeño.

Su patria chica la llevo siempre en sus pupilas y en

su corazón; se deleitaba escribiendo de las figuras egregias

de Envigado, su conversación era amena y a veces nos

recitaba sus famosas décimas de la Defensa del Canecida”,

que la recordaba con lucidez, ya que era un poeta de gran

inteligencia, en “Las gradas del mismo Concejo Municipal

llego a recitar la famosa décima, cuando fue despedido

como abogado de la personería de Envigado en el año de

1.942; también fue muy recodado cuando en el mismo año

fue concejal y presentó el famoso acuerdo para crear el

liceo Manuel Uribe Ángel en Envigado.

Le tocó editar bajo la presidencia del Centro de

Historia, seis boletines de historia, en los cuales honró la

memoria de los doctores: José Félix de Restrepo y José

Manuel Restrepo, así como la de los padres de la Calle

(Jerónimo, Alberto María y José Miguel) describiéndolos

como las figuras más connotadas de la Historia de

Envigado.

El trabajo de posesión como miembro

correspondiente de la Academia de Historia de Antioquia,

versó sobre la vida y obra de Alejandro Vélez Barrientos,

de un valor trascendental en Envigado, inflamado con un

verbo ardoroso por su pluma en donde da muestras de ser

un valioso historiador. Merece especial reconocimiento el

trabajo sobre la industria textil en Antioquia y en especial

en su Municipio, en donde sostiene que fue el padre

Cristóbal de Restrepo primer párroco de Envigado, el

fundador de la industria textil en Antioquia, y que los

primeros telares se crearon en Envigado y que esto es un

aporte vital al bienestar económico y social para los

antioqueños, sirviendo de base a la moderna y poderosa

industria textil y lo califica como un prueba apodíctica,

por tratase de una declaración del ilustre Cabildo de

Medellín.

El doctor Alfonso Mejía, nació en el año de 1.902,

y se graduó de abogado en la universidad de Antioquia en

el año de 1.927, su tesis para recibir el grado versó sobre

la “Propiedad Horizontal”. Se casó con la matrona Carlina

Cuervo Restrepo en el municipio de Ituángo, de cuyo

matrimonio dejó varios hijos que viven en Envigado y

entre ellos se destacó el doctor Augusto Mejía Cuervo, en

la profesión de abogado habiendo egresado de la

Universidad Bolivariana de Medellín.

Participó en varios congresos y asambleas de

Historia en Colombia y Antioquia, en la Villa del Rosario

de Cúcuta, en Medellín, en la de Pasto y en las asambleas

de historia de Rionegro, Marinilla, Sonsón, Envigado,

Santa Fe de Antioquia y Jericó.

En el Congreso de Historia de Medellín en el

homenaje ofrecido por el Centro de Historia de Envigado

en el jardín botánico asombró a los visitantes con la

declamación de sus famosas décimas: - “defensa del

canecida” -, un alegato que presentó al juzgado penal de

Copacabana en el año de 1.946 en donde demostró su

famosa defensa, sobre la muerte por envenenamiento de

un perro y donde se condenaba a un carnicero por daño en

cosa ajena; muy conocido en la prensa nacional en donde

alegó como abogado penalista que no había ninguna

determinación legal que impidiera la presentación de un

alegato en verso y ajustado en derecho en su formulación

penal, para que el juez permitiera que el demandado

quedara libre de toda culpa. La concurrencia a tan

recordado acto se rió con buena gana, y aplaudieron al

doctor Mejía por tan majestuosa obra en décimas, dado a

la obra por su perfección, lo que le valió la aceptación por

parte del juez y quedó en los anales de la jurisprudencia

como doctrina penal y a la vez literaria.

En el año de 1.975 en calidad de presidente del

Centro de Historia le tocó celebrar el bicentenario de la

fundación de la ciudad de Envigado y propuso la edición

de un boletín histórico sobre los doctores de la Calle y la

celebración de la IV Asamblea de Centros de Historia que

se llevó a cabo ese mismo año y contribuyeron notables

personalidades en las festividades con motivo de la

celebración histórica, esto fue de gran importancia para el

Municipio.

Describió con gran admiración los pro-hombres de

Envigado que han ocupado la Gobernación de Antioquia,

sostiene que don Juan Santamaría quien fue bautizado en

la capilla que construyó don Francisco Ángel de la Calle,

en la loma de San Rafael; fue gobernador de Antioquia en

el año de 1.936, a la vez fundador y padre de Jericó en

Antioquia. El 2 de agosto de 1.976 el Colegio de

Abogados de Antioquia le confirió la orden del mérito

profesional como abogado, condecoración muy meritoria

por cierto, ya que el doctor Mejía Montoya se desempeñó

por largos años como profesor de derecho penal en la

Universidad de Medellín y, hoy por hoy, varios abogados

egresados de dicha universidad lo recuerdan con cariño

como son los doctores – Francisco Santamaría y Alfonso

Mejía Maya.

Ocupó los cargos de investigador en la Oficina de

Investigaciones Criminales, secretario privado del rector

de la Universidad de Antioquia, oficial escribiente de la

Asamblea de Antioquia, inspector tercero de policía, Juez

Tercero Civil Municipal, Juez promiscuo de Yolombó,

Abogado de la personería de Medellín por doce años,

Magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de

Rionegro, Concejal de Envigado y de Bello, destacado

periodista, director de Ceibas en Envigado, Alcalde

Honorario de Envigado en el bicentenario, fue miembro de

número de la Academia Antioqueña de Historia y del

Centro de Historias de Envigado, publicó el libro:

“Semblanzas de los Varones Ilustres de Antioquia”, el

doctor Alfonso Mejía Montoya, supo amar, y logró ser

amado, su bondad como una de sus cualidades humanas,

era generoso, amable, caritativo y muy buen amigo, se

difundía como se esparce el perfume y penetraba hasta lo

más profundo de su alma, los miembros del Centro de

Historia de Envigado le reconocieron su actitud y sus

cualidades como un historiador de destacadas cualidades,

a ėl le debo lo conocimientos como un discípulo que le

aprende al maestro, ¡gracias apreciado maestro! por esa

inolvidable experiencia que tuve en mi vida y que gracias

a este noble amigo, es por lo que soy y he sido dentro del

Centro de Historia, porque me enseñó cómo se ama a mi

ciudad, que dignamente la llevo en mi alma y en mi

corazón. – Siempre llevaremos el recuerdo inolvidable del

amigo, del compañero y del historiador.

JOSÉ MARÍA MESA JARAMILLO

El educador, el militar y el investigador

Por: Amelia Sánchez Durango

Historiadora y Miembro del

Centro de Historia de Envigado

JOSÉ MARÍA MESA JARAMILLO El educador, el militar y el investigador

Por: Amelia Sánchez Durango

Historiadora y Miembro de Número

del Centro de Historia de Envigado

Nació José María Mesa Jaramillo en el Distrito de

El Envigado, Antioquia, en un paraje llamado “El

Palmar” el día 8 de febrero de 1862. Su padre fue don José

María Mesa Ruiz, descendiente de don Antonio de Mesa28,

minero de Osos y de acuerdo a los datos de este mismo

autor “fue dueño del terreno donde hoy está el parque de

Bolívar” de Medellín. Y su madre fue doña Martina

Jaramillo y Velilla, descendiente del español don Juan

Jaramillo, casado a su vez con doña Juana del Centeno

Hidalgo.

Sus primeros estudios los recibió de su abuelo

materno don Juan Ignacio Jaramillo, quien lo crió, luego

28CADAVID RESTREPO, Tomás. Varones Ilustres de Antioquia,

Biografías de los Académicos fallecidos 1903 -3 de diciembre- 1978,

Editorial Universo, Medellín, p. 131 y ss. Según este autor, don

Antonio era procedente de Jerez de la Frontera, quien al parecer,

formó parte de la junta de vecinos notables en 1649, convocados por

el primer cura de Medellín, Juan Gómez de Ureña, ante la solicitud

del visitador del Obispado, don Pedro de Herrera Gaitán.

del fallecimiento de su madre, cuando apenas contaba con

pocos años de edad. Es posible que este aprendizaje

temprano que le inculcó su abuelo de crianza, le sirviera al

joven José María para mostrar su inclinación por los libros

y no aventurarse a entrar al ramo de los negocios,

emulando así a su abuelo paterno.

De entre la limitada gama de posibilidades

profesionales que existían para la época referida, José

María se mostró inicialmente atraído por la carrera

docente, manifestando esta vocación desde niño, luego de

algunos descalabros económicos que sufriera su padre y

que obligaron al joven estudiante a dictar clases a un

grupo de jóvenes en su propia casa, donde fundó una

escuela donde enseñaba a unos 12 niños29.

En 1880 el presbítero Jesús María Mejía, canónico

de la catedral Metropolitana fundó el colegio de Santa

Gertrudis, en El Envigado, cuyo fin esencial era

contrarrestar las doctrinas laicicistas que se habían

impuestos en los colegios oficiales, por el gobierno de la

época30. Este colegio era auxiliado mensualmente con

29Ibíd., p. 132. 30 Entre 1880 y 1900 se desataron algunos de los conflictos más

sonados de la historia de Colombia, luego de las cuatro guerras civiles

que se iniciaron en 1876, año en que la guerra se da “en defensa de la

religión y como protesta contra la tiranía docente del Estado”

interrumpiendo la reforma de ésta, donde escuelas y universidades

fueron cerradas por dos años y convertidos sus locales en cuarteles de

guerra. La modernización de la educación que empezó a imponerse en

1870 luego de un esfuerzo del gobierno, se vino al traste por las

reacciones religiosas y las contradicciones políticas en que se vio

envuelto el radicalismo, luego de la guerra del 76. JARAMILLO

URIBE, Jaime. El proceso de la Educación en la República (1830-

1886) en Nueva Historia de Colombia, Planeta Editorial S. A., 1989,

Bogotá, D.E., p., 223-250.

cincuenta pesos ($50.00) por el Obispo de Medellín, José

Ignacio Montoya (1816-1884)31.

En esta institución continuó estudiando el joven

Mesa Jaramillo, actividad que alternaba dictando clases de

castellano y geografía en el mismo colegio y

paradójicamente aplicando el método “lancasteriano”,

diseñado por Joseph Lancaster (1778-1838) en Inglaterra,

quien innovó la educación, modelo en el que Simón

Bolívar y Francisco de Paula Santander mostraron

profundo interés32 y el cual consistía en que los alumnos

más aventajados le impartieran clases a los principiantes,

supliendo de esta manera, la carencia de maestros. Para la

época referida, fungían como profesores de este colegio,

los señores: Marco Fidel Suárez, Alejandro Vásquez, el

presbítero Alejo Marulanda y Juan Pablo Bernal.

Es de advertir que el método lancasteriano

reforzaba las ideas liberales, contrarias a la doctrina de la

Iglesia Católica. Durante el devenir del siglo XIX, este

31 “Montoya fue un obispo para afrontar la guerra”, dirigió una

circular a los sacerdotes de Antioquia, acerca de los males que

amenazaban a la Iglesia y a la patria. En: “Mitras, sotanas y fieles en

la guerra civil colombiana de 1876-1877, de ORTÍZ MESA, Luís

Javier. Profesor asociado. Departamento de Historia, Facultad de

Ciencias Humanas y Económicas, Universidad Nacional de Colombia,

sede Medellín, documento impreso, s.f. ARBOLEDA M., Carlos.

Pbro., opina que “el partido conservador se apropia de los símbolos

religiosos católicos, como representante del partido de la religión. El

partido liberal, por principios ideológicos, no asume los símbolos

religiosos católicos…” Lo que rechazan es la ingerencia de los curas

en política a favor del partido conservador…abogando por una mayor

educación del pueblo. Dios, Religión y Política, documento impreso,

s. f. 32 CF. GARCÍA, Julio César. Historia de la Instrucción Pública en

Antioquia, Medellín, 2ª edición, 1962, editorial Universidad de

Antioquia, p. 59-60.

método fue reemplazado por el del suizo Heinrich

Pestalozzi (1740-1827).

Siguiendo una costumbre colonial de la élite

antioqueña –Antioquia carecía de Centros de Educación

Superior-, como era la de enviar a sus hijos y parientes a

continuar sus estudios fuera de la provincia, fue así como

José María se trasladó a Santa Fe de Bogotá, para

completar su educación en el Colegio Mayor de Nuestra

Señora del Rosario, en donde -se afirma- brilló por sus

capacidades intelectuales. Al culminar sus estudios se

dirigió al Departamento de Santander donde continúo

desempeñándose como educador en la población de

Piedecuesta, por algún tiempo, para luego dirigirse a

Venezuela, patria de Bolívar, de quien se declaró,

ferviente admirador.

Al parecer, José María Mesa, tuvo la oportunidad

de viajar fuera del país, de ahí que al encontrarse en

México en 1885, le llegaran noticias de los problemas

internos que se presentaban en Colombia.

De fuertes raíces conservadoras, consideraba un

deber defender la religión católica, por lo que partió

rumbo a su país para hacer parte de la guerra político-

religiosa que se desató entre los radicales de Santander y

el gobierno central que presidía Núñez, quien triunfó sobre

los radicales tras el combate de la Humareda en donde

participó el joven José María, adquiriendo el grado de

Coronel, título que no hizo valer, quedándose con el de

Sargento Mayor.

Al restablecerse el orden público33, Mesa regresó a

Antioquia, donde nuevamente se dedicó a la instrucción

pública en pueblos como Concordia y Caldas, de donde

fue llamado por el doctor Marceliano Vélez para ocupar el

cargo de Jefe de Estadística de este Departamento.

En 1892 fue nombrado Director del Archivo

Departamental –cargo que ocupó hasta el final de sus días-

y al año siguiente fue nombrado profesor de Historia en la

Universidad de Antioquia, del cual se dice fue el primer

profesor de esa disciplina.

Sus actividades archivísticas lo indujeron hacia la

investigación labor que ejecutó con dedicación y que más

tarde fue fundamental para dedicarse a remover escritos y

documentos ignorados y que lo llevaron a aprender

paleografía de la mano de su amigo íntimo, el doctor

Manuel Uribe Ángel.

Monseñor Samuel Álvarez Botero, cura de la

catedral de Rionegro y Presidente del Centro de Historia

de esa ciudad, en un discurso que pronunció en 1975 con

motivo de un descubrimiento del retrato al óleo de José

Miguel de la Calle, se refirió a Mesa Jaramillo, en estos

términos: “Vienen Uds., señores envigadeños, de la tierra

fecunda que ha dado no sólo a su terruño sino a la patria

33 La Constitución de 1886 estableció (artículo 38) “La

Religión Católica, Apostólica, Romana, es la de la Nación: los poderes

públicos la protegerán y harán que sea respetada, como esencial

elemento del orden social”. TIRADO MEJÍA, Álvaro. El Estado y la

Política en el siglo XlX, en Nueva Historia de Colombia Planeta

Editorial S. A., 1989, Bogotá, D.E., p., 155-183.

colombiana, tantos hombres ilustres y grandes

historiadores como José María Mesa Jaramillo, quien en

su cerebro acopió vastos conocimientos de toda índole,

pero especialmente los históricos”34.

Indudablemente, Mesa Jaramillo fue un destacado

estudioso y hombre de variadas facetas que lo llevaron a

desempeñarse tanto en el campo de la instrucción pública,

el militar, el político, el de funcionario público, el

historiador, entre otras importantes actividades, como el

de escritor.

Con su trabajo en ese archivo, el cual creó, José

María Mesa Jaramillo rehízo en parte la Historia de

Antioquia. El informe que presentó como archivero, al

Secretario de Gobierno de Antioquia y el cual fue

reproducido por la Revista Forense en los Nº 4 y 5 en

1898, fue objeto de grandes elogios por parte de esta

revista, exaltando con ello el trabajo paciente y minucioso

del otrora ilustre profesor.

En el periódico “Colombia” fundado en Medellín

por don Alejandrino Cárdenas en septiembre de 1906 y

hasta el 15 de junio de 1909, Mesa Jaramillo, escribió

muchísimo sin revelar nunca su nombre.

Entre los trabajos que realizó, tenemos los

siguientes: “Ascendientes del Historiador José Manuel

Restrepo”; “El Padre y la casa de Girardot”; “Reseña

Histórica de la ciudad de Medellín, capital del

Departamento de Antioquia”; “Retoques históricos”;

“Minas de Antioquia: catálogo de las que han titulado en

34 Semblanzas de los Vicarios Superintendentes José Jerónimo,

Alberto María y José Miguel de la Calle. Homenaje del Concejo de

Envigado en el Bicentenario de la Fundación de la ciudad, Medellín,

editorial Argemiro Salazar & Cía. Ltda., abril, 1977, p. 140.

161 años desde 1739 y hasta 1900”35. “José Miguel de la

Calle”, donde hace una corta reseña de la vida a quien le

tocó sancionar la “Ley sobre Libertad de los Esclavos”.

Mesa Jaramillo, en referencia a las obras que

trabajó el doctor José Manuel Restrepo Vélez, anotó lo

siguiente: “no contento con haber consagrado a la

República todo el poder de sus talentos, de sus ciencias y

de sus energías, guardó en su historia, como en una urna

santa, las glorias venerandas de la Patria y las glorias de

todas las naciones creadas por el gobierno de Bolívar”36.

También hizo una reseña histórica de la

Universidad de Antioquia, enviada por él mismo al

Ministerio de Relaciones Exteriores.

Otro de los cargos que ocupó fue el de Secretario

de la Academia Antioqueña de Historia, que dirigió

inicialmente con don Januario Henao y don Sebastián

Hoyos y más tarde dirigió las publicaciones de la Revista

Repertorio Histórico, de esta misma Academia.

De entre las tantas disciplinas a las que se dedicó

don José María, su pasión, al parecer, la afincó en la

docencia: “Aquello era para verlo y oírlo, no para

contarlo. Desde la tribuna ilustraba y ante todo educaba;

ese era su centro; allí, transformado, en olvido absoluto de

sus recónditos pesares, el maestro difundía luz, desdoblaba

su espíritu que, cual manto ideal, cobijaba a sus hijos

espirituales…”37

35 Medellín, Imprenta Oficial, 1906. 36 Instrucción Pública de Antioquia, año IV, Nº 37-38, Medellín, julio

de 1911, p. 853. 37 CADAVID RESTREPO, Tomás. Op. Cit. P. 136.

Sus estudios por la historia lo llevaron a conocer

otras civilizaciones y culturas, como Egipto, Grecia y

Roma. Amante del arte, recitaba versos y en sus ratos

libres fabricaba objetos de arte.

Casó don José María Mesa Jaramillo con doña

María Josefa Mesa, de cuyo matrimonio nacieron cuatro

hijos, de los cuales no se conocen más datos.

Con respecto a su personalidad y aspecto físico

algunos de sus biógrafos comentan que don José María

Mesa Jaramillo fue un hombre simpático y de delicados

modales, “de talla regular cabeza aunque abultada bien

puesta y cubierta de cabellos crespos; ojos oscuros, vivos,

que denunciaban al investigador tenaz; de músculos

vigorosos y frente espaciosa y noble”38.

Falleció en la fracción de El Poblado el 10 de julio

de 1918 a los 56 años de edad, como consecuencia de las

graves dolencias que afectaron su salud los últimos años

de su vida, impidiéndole escribir otras obras donde

constaran “sus profundos conocimientos históricos y

geográficos”.39

Sus exequias estuvieron revestidas de mucha

solemnidad, a la que concurrieron muchas personas de

diversa índole; tomando la palabra importantes personajes

como el rector de la Universidad de Antioquia, doctor

Miguel Calle, entre otros.

Como un homenaje al ilustre hombre, su fotografía

aparece en el Concejo y en el Centro de Historia de

Envigado, además, un barrio de esta ciudad también lleva

su nombre.

38 Ibíd., 140. 39 Op. Cit., Pág.134.

DOCTOR SAMUEL ARTURO MEZA Y

POSADA Médico y secretario perpetuo.

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA Miembro de Número del Centro

de Historia de Envigado

DOCTOR SAMUEL ARTURO MEZA Y

POSADA

Médico y secretario perpetuo

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA Miembro de Número y Tesorero del Centro de Historia de Envigado

“Los hombres verdaderos, son los hombres

de conocimiento, los hombres que saben ver, los

que conocen la verdadera realidad de las cosas a

través de los sueños”.

En el transcurso de mi vida he visto desfilar a

muchos de mis compañeros, pero se me nublan los ojos

cuando viene a mi mente el imborrable recuerdo de la

persona de SAMUEL ARTURO MEZA Y POSADA. Al

partir dejó huérfanos a sus amigos, a su Envigado del alma

y al Centro de Historia de Envigado, a quien le entregó el

fruto sazonado de una vida cargada de experiencias.

Se fue el capitán, que Dios lo tenga en la gloria

eterna y en su seno, como lo tenemos nosotros en el

corazón. Carly dice: “El genio es el infinito arte de

trabajar con paciencia”, así trabajó incansablemente Meza

y Posada, como un noble varón de virtudes cristianas.

Nació en Medellín el 14 de enero de 1.894. Al

analizar su figura, es situarse en un ser superior en el

sentido de la palabra, de clara inteligencia y de

completísima formación histórica, desde su juventud

conoció la Literatura y compuso versos, se ubicó en el

cuadro de los médicos colombianos, conocía a perfección

la Medicina, obtuvo el título de Médico Cirujano en la

Universidad de Madrid en España, y se especializó en

Alemania; era exquisito en su trato, tenía conciencia de su

autoridad, muchas gentes sabían que podrían recurrir a él

con la confianza de encontrar en su persona el sapiens, el

utilis y el conciliarium.

Pertenecía a una de las familias más distinguidas

de Medellín, de prosapie, como hombre de visión, venía

de ascendencia de hombres y mentes organizadas y

prácticas.

Fue uno de los grandes de la poesía, lo conocieron

en Aránzazu en la Séptima Feria de la Cabuya cuando

participó con su famoso poema: “ELOGIO A LA

CABUYA”, ocupando un puesto destacadísimo, cuando

dijo:

”Yo vengo a saludarte con métrica sencilla,

oh Fique, oh agave, oh pita, industria y maravilla

bajo el paraguas rubio de corruscante sol,

diadema de plantío que ostenta el embeleco,

sin dolo ni inquietudes, ni inquinas de arrebol.”

Este poema consta de diez y siete estrofas todas

muy bien concatenadas y que hoy reposan en la literatura

del Departamento de Caldas, con el premio de un cetro por

su decir castizo. Es de admirar que por sus esfuerzos

históricos e investigativos era tal su erudición que se

quedaba uno estupefacto por su capacidad de

conocimientos de La Historia Colombiana y Universal.

Amigo de los archivos, construía ciencia auténtica,

la hacía avanzar como pocos lo han hecho y fueron muy

sabias las lecciones aprendidas de un buen Historiador de

su talla.

Era un intelectual de la más pura estirpe, toda vez

que era sobrino del doctor Andrés Posada Arango,

prestigioso científico, botánico y naturalista, de

reconocimiento internacional: una planta de la familia de

las cucurbitáceas lleva su nombre científico

llamadas:”posadae spheracorpa” cuyo nombre vulgar es,

el Tarralí.

Es autor de varios libros: Minas de Antioquia,

Elogio de los Animales, La Parálisis Infantil, que vino a

ser su tesis de grado, Biografías Sintéticas de Médicos

Antioqueños, Gestas de Amor y de Sangre, sobre la guerra

de Marruecos, los Médicos de la Colonia y la

Independencia, Léxico Médico Popular de Colombia.

El doctor Meza y Posada es socio fundador del

Centro de Historia de Envigado y fue su primer

Presidente, cargo que desempeñó con lujo de detalle,

igualmente la Secretaria del Centro de Historia, llegando a

ser secretario perpetuo, se firmaba con el seudónimo

“Álvaro de Galamanca y el Bachiller Oviedo”.

Ingresó a la Academia de Historia de Antioquia

como Socio Correspondiente, en diciembre 4 de 1.941 y

Socio de Número en noviembre de 4 de 1.958; perteneció

a varias Academias y Centros de Historia a nivel

Departamental y Nacional.

Escribió en varios periódicos tales como el

Colombiano, Obrero Católico y varias revistas de

medicina e Historia.

Ejerció la medicina en varios municipios de

Antioquia y en Manizales cuando se vinculó a campañas

parasitarias y adelantó múltiples acciones sanitarias de

educación popular y sus últimos años de vida se los dedicó

a la Historia en donde desempeñó el cargo de profesor en

varios colegios.

Falleció en su querido Envigado el 6 de enero de

1.965 donde se le dio cristiana sepultura.

También llevó encomiables iniciativas desde la

Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. Fue

condecorado con la medalla de oro de la Cruz Roja de

Envigado en el año de 1.947 ya que era uno de los que

más colaboraba con dicha institución a nivel

Departamental y Nacional. Fue delegado al III Congreso

Hispanoamericano de Historia celebrado en Cartagena de

Indias en el año de 1.961.

Se especializó en Neumocardiología y adelantó sus

prácticas sobre la materia en los hospitales de San Juan de

Dios, San Carlos y en Madrid siendo médico de cabecera

de los Reyes de España.

Posteriormente se matriculó en la Escuela de

Fisiología y se hace discípulo de los distinguidos médicos

Verdés, Montenegro, Mut y Calandre y en España toma

parte de algunas actividades académicas.

Regresa a Colombia y empieza el ejercicio de su

profesión como jurista de la infancia en Medellín y Santa

Fe de Antioquia.

En Medellín fundó la revista de la Cruz Roja y

publicó algunos folletos entre los cuales se destacan: la

religión y la ciencia, son muy interesantes algunos sobre

las quebradas de Envigado, (la Ayurá y la Doctora)

escribió en el periódico Ceibas de Envigado varios

artículos de valor histórico para esta ciudad.

Fue un gran enamorado de los animales y por tal

motivo fundó en Medellín la sociedad protectora de los

animales, sacó varios trabajos importantes como el estudio

histórico del caballo.

Sólo a la luz del espíritu, la historia del hombre

adquiere una explicación satisfactoria; y por eso la

anécdota toma vivencia de su tradición como un esfuerzo

creador que hace grande a la persona, y pone de presente

que vale vivir al servicio de los demás; sea nuestra familia

quien obtiene el valor de su sangre o por el

desconocimiento que se tiene del compañero de aventuras

o en su muerte, o la amistad cuando emana caridad. Pero

la Historia nos enseña que no todo está perdido pues

heredé para estos tiempos el sitial de Socio de Número del

Centro de Historia de Envigado, que él tuvo a bien fundar.

PADRE GERMÁN MONTOYA ARBELÁEZ

Por: Miguel Peláez Posada

Miembro de número del

Centro de Historia de Envigado

PADRE GERMÁN MONTOYA ARBELÁEZ

Por: Miguel Peláez Posada

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

La historia, siempre fiel a la verdad, recoge las

huellas iluminadas de los hombres que han cumplido un

protagonismo en los pueblos.

Para Antioquia y en particular para Medellín y

Envigado es un honor contar con la vida de este eximio

ciudadano que honró con su ministerio sacerdotal a la

Iglesia colombiana y con su sabiduría al pueblo

antioqueño. Este benemérito varón es el padre Germán

Montoya Arbeláez, cura párroco de la Candelaria por

muchos años, colaborador de los arzobispos José Manuel

Cayzedo y Joaquín García Benítez, promotor social de la

doctrina de la Iglesia Católica, asesor espiritual de los

grupos obreros de la ciudad de Medellín y sacerdote de

altas virtudes cristianas.

Nace en Envigado el 15 de mayo de 1885 y muere

en Medellín el 19 de junio de 1967.

Sus progenitores pertenecen a una familia de noble

rango social. Su padre, el doctor Justiniano Montoya y

Ochoa, descendiente directo de don Lucas de Ochoa.

Estudió en el Colegio Seminario de Santafé de Antioquia

y se graduó de médico en Santafé de Bogotá cuando

apenas contaba 19 años. Se especializó en cirugía en París.

Fue profesor de Anatomía en Medellín y Rector del

colegio de San José de Marinilla, semillero de hombres

ilustres que han honrado a la Iglesia, a la Patria y a las

Letras. Fue representante al Congreso Diputado a la

Legislatura Antioqueña, Prefecto de la Provincia de

Oriente.

Participó en la guerra civil y obtuvo el grado de

Coronel. Su madre fue la matrona María de la Luz

Arbeláez, hermana de Monseñor Vicente Arbeláez,

Arzobispo de Bogotá y de Eliseo, el héroe de Carolina.

Es bautizado en la Iglesia de Santa Gertrudis la

Magna y recibió el nombre de Germán Isidro Bernardino.

Su infancia la pasó en la hacienda La Primavera, rodeado

del afecto de sus padres. Cursó sus estudios de primaria en

las escuelas de Envigado y luego en el Colegio San

Ignacio de Medellín, bajo la dirección espiritual de los

Padres Jesuitas. Allí recibió con fervor amoroso a

Jesucristo y preparó su corazón para servirlo con humildad

y señorío. Correspondió modelar su alma al Padre Luis

Javier Muñoz, gran orador, educador de la juventud y más

tarde Arzobispo de Guatemala.

Por motivos de salud viaja a la ciudad de Popayán

y se matricula en la universidad. Pasa luego al Seminario

de Manizales, con el amparo y protección de Monseñor

Gregorio Nacianceno Hoyos, amigo de sus padres y

finalmente se traslada a Medellín, para terminar su

formación apostólica y prepararse para recibir su

Ordenación Sacerdotal de manos de Monseñor Manuel

José Caicedo, Arzobispo de Medellín, el 1 de noviembre

de 1910.

Este joven sacerdote cumple una tarea muy activa:

es nombrado Prefecto General del Seminario, Síndico,

Profesor y Vicerrector por espacio de 10 años.

Capellán de la Escuela Tutelar Departamental, de

la Casa del Buen Pastor. Director Arquidiocesano de la

Acción Católica, Director del Patronato de Obreras, de las

Salas Cunas, fundador de la Congregación de Obreros de

San José y de la Juventud Católica, Director y fundador de

la Casa de Protección de la Joven, fundador y miembro de

la Junta Directiva y profesor de la Normal Antioqueña de

Institutores, Asesor de la Sociedad de San Vicente de Paúl

de Medellín y Cura de la parroquia de Nuestra Señora de

la Candelaria, por muchos años, Parroquia de la Catedral.

En 1935, uno de los principales organizadores del II

Congreso Eucarístico de Medellín.

Puede afirmarse que el padre Germán era el vocero

del señor Arzobispo de Medellín en todos los movimientos

sociales y el auténtico asesor espiritual de los mismos.

Siempre se le reconocía su sabiduría, su prudencia, su

actividad apostólica y su disponibilidad para la formación

de los grupos laicales que ya empezaban a establecer en la

ciudad su protagonismo.

Al Padre Germán se le confiaron las más difíciles

tareas para solucionar los conflictos sociales, para resolver

los problemas y enfrentamientos entre los grupos

eclesiales, para proteger los derechos de los obreros y de

los grupos más débiles en los estamentos sociales.

Se le reconocieron sus dotes de gran organizador.

Con temple majestuoso, sin matices despóticos, solucionó

todos los problemas y supo con señorío manejar el

temperamento autoritario de los señores arzobispos

Manuel José Cayzedo, Tiberio Salazar y Herrera y Joaquín

García Benítez. Estos arzobispos estaban formados para

imponer una rígida disciplina eclesial y su palabra tenía

que ser acogida sin reservas. El padre Montoya supo

dialogar con todos y su consejo fue acogido con respeto.

Merced a su aplomo la Conferencia Episcopal de

Colombia le encomendó una misión difícil para

entrevistarse con el Cardenal Eugenio Pacelli, Secretario

de Estado de su Santidad Pío XI, y con el Cardenal

Pizzardo, para rendirles un informe detallado sobre

asuntos confidenciales de la política nacional. Colombia

enfrentaba una crisis social complicada con motivo de la

reforma del Concordato y el Clero estaba dividido en dos

frentes: uno que lo apoyaba y otro que lo rechazaba. La

misión del Padre Germán Montoya fue discreta, sabia y

amistosa con todos.

Su participación no mostró recelos ni tampoco se

prestó a divisiones en la jerarquía episcopal. Por esta

razón, el Padre Montoya, fue uno de los sacerdotes más

respetados en la Arquidiócesis. Por derecho propio fue un

líder actualizado. Mostró talento, energía, vitalidad y

hombría en cada uno de sus actos.

El Padre Manuel José Sierra, en unión con el Padre

Germán Montoya Arbeláez y distinguidos jóvenes

promovieron la fundación de la Universidad Católica

Bolivariana, como una respuesta a serios enfrentamientos

entre profesores y estudiantes de la Universidad de

Antioquia. Años más tarde, la Santa Sede le confirió el

honor de Universidad Pontificia.

El Padre Sierra, como Director de la Juventud

Católica, funda el periódico La Defensa, Semanario

Católico, como vocero de este movimiento. Lo reemplaza

el Padre Montoya y de Semanario lo transforma en diario.

Años más tarde, este periódico se convierte en vocero

oficial del Partido Conservador de Antioquia. El Padre

Montoya no se deja contaminar de la política, abandona la

dirección y funda el Obrero Católico, como vocero de las

reivindicaciones sociales de los obreros y empleados.

Inicia una campaña a favor de la educación de la niñez

abandonada, de la rebaja del costo de la vida, defensa del

salario de los trabajadores, crea bolsas para empleo de los

obreros, defiende la moralidad de la ciudad y abandera una

campaña global para combatir la prostitución.

Cuando este Semanario entra en crisis económica,

auspicia la fundación del Heraldo Católico y apoya a don

Arturo Palacio Mejía y a José López Henao para que esta

tribuna católica sea el paradigma de la juventud cristiana

de esta ciudad. No contento con su obra, el padre

Montoya, establece la formación de la niñez y la juventud,

creando Escuelas Dominicales para la formación,

alfabetización y cultura de los adultos.

El Padre Germán Montoya Arbeláez se preocupa

por la doctrina social de la Iglesia y tomando como base

fundamental para su estudio la Encíclica Rerum Novarum

del Papa León XIII, funda un grupo de laicos para

investigar estas enseñanzas y practicar estas doctrinas en

la ciudad. El Arzobispo Joaquín García Benítez toma en

serio este magisterio de la Iglesia, estimula la acción del

Padre Germán, lo nombra Director y Presidente de la

Acción Social y de la Acción Católica Arquidiocesana y

dispone la fundación de un Instituto Obrero para la

capacitación de los trabajadores. Colaboran en esta obra

los profesionales laicos y dan principio a un movimiento

sindical, para defender a los obreros. Se fundan los

sindicatos de Barberos, de Choferes, de Loteros y de

Lustrabotas para defender sus derechos y velar por su bien

económico y moral. Visita a las empresas y propone a

éstas capacitar a sus trabajadores. El proyecto es

respaldado por los industriales y comerciantes. Centenares

de trabajadores de ambos sexos asisten a las clases

nocturnas y reciben su formación hasta obtener diplomas

que los acreditan para mejorar en sus oficios y ascender en

la escala salarial. Organiza un Dispensario de consulta

médica, una farmacia para venderles los medicamentos a

precios moderados y establece consultorios médicos para

atender a los más necesitados. Su acción es cada vez

mayor: Organiza la Unión Caritativa de San Pablo para

atender a los sacerdotes enfermos o ancianos. Instituye la

Casa de la Protección de la Joven, como residencia para

niñas huérfanas o desamparadas y organiza Hogares para

los jóvenes que vienen de los pueblos a estudiar o trabajar

en la ciudad, bajo la dirección de Comunidades Religiosas

entre ellas, los Hermanos de María Inmaculada.

Una de sus obras preferidas es la Congregación de

los Obreros de San José, fundada por los Padres Jesuitas

en 1848. En este instituto se prestaron servicios a los

obreros, como Caja de Ahorros, mutuos auxilios para

enfermedad, estudio, entierros, pago de bóvedas en los

cementerios y préstamos para sus necesidades domésticas.

Se establecen filiales en los pueblos. Con el Padre Luis

Eduardo Gómez, Cura de la Catedral, en Jericó desarrolla

una labor similar muy exitosa.

Su labor más benéfica es la creación del Instituto

“Juventud Obrera Católica” –JOC- de tanto renombre en

el país. Los obreros reciben instrucción gratuita en

diversos oficios, industrias y artesanías. Se les infunde un

espíritu de servicio, solidaridad, compañerismo, con

disciplina rígida, casi militar. Para atraer a la juventud

organiza excursiones periódicas al campo, durmiendo bajo

carpas. Cada grupo prepara sus alimentos y aprenden a

vivir en comunidad. Los que vienen de los pueblos

encuentran hogares que los acogen, mediante el pago de

una modesta pensión. Esta obra se alimenta de la caridad

cristiana.

Se fundan Casas Campesinas para acoger a los

artesanos y campesinos que vienen a vender sus productos

en la ciudad. Se les ofrecen servicios de comedor y

dormitorio los primeros viernes de cada mes y los sábados

y domingos.

Difícilmente encontraremos un sacerdote de esta

calidad en Colombia. Ya anciano es removido del curato

de la Candelaria. Fue dolorosa su separación de esta

parroquia. Personalmente se sintió afectado en su

sensibilidad y esto agotó sus fuerzas vitales. Sus obras

sufrieron la separación de su protector y hoy sólo quedan

recuerdos de su apostolado. Puede afirmarse: pocos como

él; ninguno igual a él.

En 1942 la Santa Sede separa la Diócesis de Jericó

y Santa Fe de Antioquia. En la primera nombra como

Obispo a Monseñor Antonio José Jaramillo Tobón, un

virtuoso y santo sacerdote. En la terna presentada al Santo

Padre figuró la noble persona del Padre Germán Montoya

Arbeláez. En la segunda se confirmó la persona de

Monseñor Francisco Cristóbal Toro Correa, carismático

pastor antioqueño.

El Padre Germán estuvo en el curato de la

Candelaria desde 1931 hasta 1958.

Para comprender mejor su misión, veamos un

concepto de Sagredo, periodista de El Tiempo:

“La sacristía de su templo es consultorio espiritual

de los medellinenses, y oficina de larguezas corporales:

allí acuden los jerarcas en ruego de consejo; allí los

sacerdotes en busca de calor fraternal; allí las altas

autoridades en demanda de colaboración; allí los

religiosos en petición de sosiego a su conciencia; allí los

padres de familia en requerimiento de orientación para sus

hijos; allí los intelectuales en postulación de luz guiadora;

allí los universitarios en súplica de ayuda; allí las viudas

en solicitud de protección; allí los periodistas en instancia

de dirección y en plan de apostolado; allí los obreros en

conjuro de sostén para la reivindicación de sus derechos

conculcados; allí los magnates en ofrenda de ayuda, con

sus bienes; allí los desocupados en petitoria de

recomendación para un empleo; allí los pobres en

pedimento de limosna; allí los angustiados en deprecación

de socorro; allí los niños en pido inocente de bienhechora

bendición; allí las heteras, cuya conversión ha iniciado en

su mismo sitio de pecado, en plegaria de paz y perdón.”

El Padre Montoya aspiró a recluirse en la Cartuja

de Montealegre, en Barcelona. Solicitó a Monseñor

Cayzedo permiso y licencia para desvincularse de la

Arquidiócesis. El Arzobispo no consintió en separarse de

este santo sacerdote y le escribió:

“Que el Señor me lo guarde mil y mil años y que

en pago de lo que usted trabaja en bien de mi rebaño, le

aumente su amor, del que es fruto el celo por las almas.

Dígame, hijo mío: si usted se hubiera ido, se habría hecho

todo esto! Y quiero callar todo lo demás... Con lágrimas

en los ojos le envío mi paternal bendición.”

En 1949, el Padre Germán visitó a la Madre Laura

Montoya Upegui, en su lecho de muerte. La asistió en su

agonía y la despidió con amor hacia ese tránsito de vida

terrenal al reino de los cielos.

Para terminar esta semblanza, quiero transmitir

algunas palabras de Monseñor Juan Manuel González, su

gran amigo y confidente:

“Si viera como gozo con sus cartitas, pero no es

por lo que me cuenta, es porque en ellas bulle su alma que

es lo más interesante para mí. Hasta ese cabello ondulado,

esas manos finas y largas, ese “porte alcantarino”, ese

dramatismo suyo tan apostólico, tan hondo y tan sincero

que viene retratado en ellas. Si Germancito, pensar que

Jesús tiene allí, en el cofre de su pecho de usted, un

corazón que siente, palpita, se mueve, lucha como el suyo,

por la gloria del Padre, es un júbilo para mi alma. Y

cuando me dice que trabaja como en sus mejores años, yo

le digo, no es usted, es la gracia, el celo de su gloria, el

amor de Él, lo que no le deja calma para envejecer. A

reposar en el cielo...El suyo va a ser muy grande...Jesús se

complace en su sacerdocio.”

El padre José Gabriel Tisnés J., escribió una

biografía del Padre Germán Montoya Arbeláez y en ella

puso no sólo su inspiración, sino todo el corazón para el

amigo, el colega, el pastor y el gran confidente de todos

sus afectos.

Han pasado muchos años y aún no se ha

encontrado en la Arquidiócesis de Medellín un sacerdote

de esta talla, un servidor de Jesucristo en la plenitud de su

ministerio.

Necesitamos hombres y en particular sacerdotes

que irradien la luz espiritual de este benemérito hijo de

Envigado, gloria de Antioquia y de Colombia.

DR. ISRAEL RENDÓN CARMONA

“Médico y Humanista”

POR: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

DR. ISRAEL RENDÓN CARMONA

“Médico y Humanista”

POR: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA

Miembro de Número y Tesorero del

Centro de Historia de Envigado

¡Qué grande y satisfactoria tarea!, es la de resaltar

las grandes personalidades de mi pueblo Envigado; al

hacerlo cumplo con la labor cívica y con la fidelidad de

los designios bíblicos del Eclesiástico (Alabemos a los

hombres grandes.) Alabemos pues a los varones gloriosos

que vivieron en el curso de los tiempos y situémoslos en la

galería de los hombres ilustres en el curso de las edades, a

ellos el Señor les confirió magnificencia porque por sus

consejos guiaron a su pueblo que lo vio nacer y vivir,

fueron honrados entre sus coterráneos e insignes en sus

días, muchos de ellos dejaron gran nombre para que se les

cante sus alegrías y sus alabanzas.

El médico Israel Rendón Carmona, era hijo de don

Valentín Rendón y doña Isabel Carmona, nació el viernes

11 de febrero de 1.910; sus abuelos paternos fueron don

Miguel Rendón y doña Ángela Santamaría, y los paternos

don Anselmo Carmona y doña Encarnación Vasco. Cursó

sus estudios primarios en la escuela de su pueblo

Envigado y los secundarios y profesionales en la

Universidad de Antioquia. Recibió el título de doctor en la

Universidad de Antioquia, el 22 de noviembre de 1.948,

con el título de Médico y Cirujano con una interesante

tesis sobre Hepatitis infantil; se especializó en

enfermedades tropicales, ejerció su profesión de médico

con brillo y honorabilidad en los municipios de Turbo,

Cisneros, Envigado y Amagá; en Amagá fue muy amigo

de la familia Ramírez quien lo albergó en su distinguida

casa por sus valores ciudadanos y cívicos.

Las donaciones de sangre me llevan a recordar, tal

como éstas salvan vidas, que fue este el trabajo diario del

doctor Rendón que he de hacerlo notar en su biografía,

debido a que fue un extraordinario médico que encierra las

enseñanzas cristianas de amor y solidaridad enmarcadas

en la esencia de la vida, con ellas salvó el doctor Rendón

muchas vidas en las intervenciones las quirúrgicas, igual

desempeño en las transfusiones sanguíneas admirables de

un paciente a otro, como una entrega de su propia vida,

que confiere, por decirlo así como una especie de

paternidad compartida.

Algo a de haber en la comparación, con la

esperanza de vivir con él y recibir la bendición; porque la

misma naturaleza se confunde, porque el mundo es

pequeño y su sangre también se mezcló con la mía, porque

sus hijos son los primos de mis sobrinos y esto hace parte

de un árbol genealógico común de nuestros apellidos

antioqueños.

Se preocupó intensamente por su tierra natal. Fue

miembro muy distinguido del Cabildo Municipal, llegando

a ocupar el cargo de presidente del Concejo en dos

oportunidades, además miembro de la Sociedad de

Mejoras Públicas de Envigado y también miembro de

número del Centro de Historia de Envigado.

Contrajo matrimonio con la distinguida dama doña

Aurora Arbeláez el 7 de julio de 1.940 y de este

matrimonio nacieron siete hijos todos muy distinguidos y

honorables.

El doctor Israel Rendón Carmona, fue muy querido

por sus cualidades personales, de caballerosidad, tuve el

honor de ser su secretario general en el Directorio Liberal,

cuando desempeñó con lujo de detalles la presidencia del

mismo. En el barrio Uribe Ángel, de este municipio, el

centro de salud lleva su nombre como un homenaje a sus

virtudes ciudadanas por haber sido un médico eminente y

un envigadeño que ayudó a su pueblo.

Con la muerte del doctor Rendón, Envigado perdió

uno de sus más esclarecidos hijos y los pobres también

perdieron a un benefactor, su muerte ocurrida el 10 de

febrero de 1.992, y en el templo de Santa Gertrudis se

verificaron sus exequias, con una nutrida concurrencia de

parientes y amigos y una copiosa ofrenda floral. Al

lamentar sinceramente el deceso de este benemérito

médico, el Centro de Historia de Envigado registró en el

boletín número 16, página 195, tan lamentable suceso,

debido a que él fue uno de sus socios de número más

representativo. La dicha perdura en su linaje y la heredad

pasa a los hijos de sus hijos. Su familia se mantiene fiel a

la alianza. Su cuerpo fue sepultado en la paz del Creador y

su nombre vive de generación en generación. Los pueblos

se hacen lengua en su sabiduría y todos los días las

asambleas pregonan sus alabanzas.

Fue un envigadeño probo y un antioqueño

intachable. PAZ EN SU TUMBA.

Don PEDRO LUIS RESTREPO BOTERO

Fundador de Peldar

Elizabeth Redondo Benítez

Miembro de Número del Centro de

Historia de Envigado.

Don PEDRO LUIS RESTREPO BOTERO

FUNDADOR DE PELDAR

Por: Elizabeth Redondo Benítez

Vicepresidenta 2° del Centro de

Historia de Envigado.

Don Pedro Luís Restrepo, es un digno

representante de la raza antioqueña, pues su visión de

empresario lo llevó a fundar en compañía de su hermano

Darío Emilio Restrepo Botero, la fábrica de vidrios

PELDAR, que llegó a constituirse desde una modesta

empresa, en una de las más grandes fábricas colombianas

del siglo XX, generadora de riqueza no sólo para sus

propietarios, sino también para Envigado, Antioquia y

Colombia.

Esta gran empresa impulsó la industria nacional del

vidrio con nuevos productos de uso doméstico y dinamizó

el mercado interno con su producción de vidrio plano que

empezó a utilizarse masivamente en las nuevas

construcciones, generando así muchos nuevos empleos

tanto en sus instalaciones como en otros frentes de trabajo.

Otras de las virtudes antioqueñas que encarnó don

Pedro Luís, fue su profunda caridad cristiana y su espíritu

solidario, que lo impulsaron a fundar en compañía de su

esposa y de su familia la Corporación Caritativa Bernarda

Uribe de Restrepo, obra que busca ayudar a las personas

de la tercera edad a sobrellevar con dignidad los últimos

años de su vida. El asilo de ancianos es otra de las grandes

obras dejadas por don Pedro Luís que sirven de ejemplo a

las futuras generaciones y demuestran la grandeza de su

espíritu y lo fecundo de su vida dedicada no sólo a obtener

beneficios personales, sino a brindar a otros los frutos de

su trabajo.

VIDA FAMILIAR

Don Pedro Luís Rafael Restrepo Botero nació en

Medellín el 5 de octubre de 1.904.

Sus padres fueron, don Emilio Restrepo Velásquez

y doña Concepción Botero Saldarriaga residían por esa

época en la finca “La Magnolia”.

Fue bautizado en la Iglesia de la Candelaria como

consta en la partida de bautismo asentada en el libro 082

folio 252 Nº 1025, el 24 de noviembre del mismo año.

Don Emilio descendía del fundador del apellido en

Antioquia, don Alonso López de Restrepo y fue al igual

que su padre Marcelino Restrepo , un próspero

comerciante, que poseía un almacén en Medellín dedicado

a la importación de diversos artículos.

Su madre pertenecía así mismo a una familia de

banqueros pues su padre Pedro Luís Botero Pardo era

heredero y miembro de la firma Botero & hijos, que había

fundado el banco de Antioquia.

Doña Concepción murió el 21 de diciembre de

1913, cuando Pedro Luís sólo contaba 9 años de edad. Su

padre se volvió a casar el 27 de septiembre de 1917 con

Edelmira Montoya Díaz, oriunda de Amagá.

Pedro Luís fue el quinto hijo y nació en una época

en que las dificultades económicas generadas por la guerra

de los Mil Días empezaban a afectar el patrimonio de

personas y familias consideradas ricas hasta ese momento,

pues las especulaciones generadas por la inestabilidad de

la tasa de cambios, arruinaron a más de un comerciante,

entre ellos a don Emilio Restrepo Velásquez, quien viudo

y con siete hijos se vio obligado a buscar trabajo como

empleado del Ferrocarril de Antioquia y más tarde como

administrador de la Ferrería de Amagá (1917).

VIDA ESCOLAR

Pedro Luís hizo su primaria en el Colegio San José

de Medellín, junto con su hermano Darío Emilio. Por esta

época su padre se trasladó a Amagá y Pedro Luís debió

suspender entonces sus estudios.

En 1922 al regresar a Medellín hizo un nuevo

intento de continuar sus estudios y se matriculó en el

Liceo Antioqueño, pero se retiró a los tres meses para

trabajar.

Si bien don Pedro Luís no tuvo una formación

académica completa, estas circunstancias lo convirtieron

en artífice de su propia formación técnica, pues el contacto

con el carbón y los materiales de fundición fue una escuela

que había de aprovechar muy bien en su vida futura. Fue

siempre un hombre inquieto por aprender, buscó siempre

conocimientos que le permitieran alcanzar sus metas, al

compás del desarrollo de la tecnología y el progreso del

momento.

Sus dotes de empresario le permitieron aprovechar

muy bien el momento coyuntural de nuestra historia en

que acontecimientos como la primera guerra mundial y la

acumulación de capital interno, gracias a la economía

cafetera, al desarrollo minero y del transporte con el

ferrocarril, hicieron posible el nacimiento de nuevas e

importantes industrias antioqueñas desde los inicios del

siglo XX: textiles, alimentos, cigarrillos etc.

TRAYECTORIA LABORAL

En 1922 se empleó como fogonero del Ferrocarril

de Amagá y desarrollaba al mismo tiempo negocios

particulares relacionados con el carbón, del cual proveía a

la Vidriería de Caldas dedicada a la fabricación de loza y

vidrio, siendo quizá este contacto, origen de su interés por

el vidrio, material al que dedicaría su esfuerzo y

conocimientos durante una importante etapa de su vida.

En 1928 se vinculó como trabajador en la Vidriería

de Caldas de propiedad de Greiffenstein & Cía y con sus

conocimientos sobre fundición y nuevas materias primas

para obtener el vidrio, pronto fue ascendido a

administrador, cargo que desempeñó con dedicación y

responsabilidad.

Más tarde fue ascendido a Gerente de la empresa y

debió afrontar la crisis de 1929, que dejó a la empresa en

muy malas condiciones financieras.

La Junta Directiva propuso un acuerdo a la fábrica

Fenicia de Bogotá de propiedad de Bavaria. Inicialmente

este acuerdo no se concretó pero posteriormente los de la

fábrica Fenicia, única competencia de la Vidriería,

propusieron la compra, acuerdo que se hizo efectivo el 20

de junio de 1932.

Los nuevos propietarios cambiaron el nombre por

Vidriera Fenicia Nº 2 y don Pedro Luís siguió en el cargo

de gerente.

SU MATRIMONIO

Don Pedro Luís Restrepo Botero se casó con doña

Bernarda Uribe Arango oriunda de Envigado e hija de

Rubén Uribe Díez y de Cornelia Arango Arango, ambos

pertenecientes a familias de rancia estirpe envigadeña.

El matrimonio se realizó el 29 de septiembre de

1934 y este hogar ejemplar fue bendecido con seis hijos:

María Sonia nacida el 5 de abril de 1936

Gloria y Rocío, gemelas, nacidas el 16 de abril de

1938

Iván, nacido el 2 de agosto de 1939

Pedro Luís, nacido el 31 de diciembre de 1943

Darío, nacido el 26 de septiembre de 1945

Doña Bernarda fue una esposa ejemplar que

acompañó a su esposo tanto en sus negocios, como en la

obra caritativa a la que dedicó los últimos años de su vida.

Había nacido en Envigado el 2 de junio de 1908 y murió

en Miami en el 2001

EL ORIGEN DE PELDAR

En 1939 el Consorcio de Cervecería Bavaria S.A.

ofreció la filial que poseía en el municipio de Caldas, la

fábrica de vidrio Fenicia Nº 2 a don Pedro Luís Restrepo

Botero, quien era su gerente desde 1930.

En el municipio de Caldas, en el mismo lugar

habían funcionado durante muchos años una trilladora,

una fábrica de café, una locería y una fábrica de cemento.

Luego, se instaló la Vidriería de Caldas de

propiedad de Greiffenstein & Cía y luego de don Enrique

Mejía, de quien la adquirió Bavaria.

Aunque Bavaria trajo técnicos franceses y mejoró

la elaboración, la diversificación y almacenamiento de

artículos con poco mercado, creó dificultades financieras,

por lo que decidió vender sus instalaciones en Caldas.

Ofreció entonces la fábrica por la suma de

$158.262.89 pagaderos en cuotas mensuales de $3.000

pero con una cuota inicial de $ 40.000.

Aunque don Pedro Luís tenía en esa época un

modesto capital, decidió asociarse con su hermano Darío

Emilio, quien gerenciaba en sociedad con Mora Hnos, el

almacén de artículos eléctricos “Moraldarío”, pues

conseguir un capital de $40.000 no era tarea fácil.

Después de muchas solicitudes, cuando el plazo

estaba por vencerse, el gerente del Banco de Bogotá, don

Ricardo Londoño Ángel, les facilitó dicho crédito,

haciendo posible a los hermanos la adquisición de Fenicia

Nº 2, origen de PELDAR, nombre compuesto de las

iniciales de los nombres de los dos hermanos, quienes

según escritura pública, compartirían así su propiedad:

66,66% para don Pedro Luís y 33,34 para Darío.

El monto de la deuda era garantizado por una

hipoteca sobre los bienes adquiridos.

Finalmente, el 25 de octubre se protocolizó la

venta entregando una cuota inicial de $ 55.000 y $

103.263 en 35 cuotas mensuales de $3.000 cada una.

La nueva empresa iniciaba operaciones con un

capital de $ 200.000 discriminados en bienes inmuebles ($

24.000), maquinaria ( $93.571.93 y bienes muebles ($

82.427.25).

Los dos hermanos se distribuyeron así el trabajo:

Pedro Luís atendería lo relacionado con la producción y el

funcionamiento de la planta y Darío comercialización,

distribución y relaciones públicas.

La coyuntura de la 2º guerra mundial, fue un factor

decisivo, pues la producción nacional de vidrio se vio

favorecida por los problemas en las importaciones,

situación que con su visión y eficiencia utilizaron los

nuevos propietarios de Peldar, para buscar nuevas fuentes

de materias primas y ampliar sus mercados a nivel

nacional.

En la búsqueda de materias primas los Restrepo

Botero, contaron con la asesoría del eminente científico

Gerardo Botero Arango – primo hermano de los

propietarios- quien recorrió buena parte del territorio de

Antioquia y Colombia para ubicar los yacimientos

específicos de sílice y caliza fundamentales para la

industria del vidrio.

La necesidad de contar con materias primas

suficientes que garantizaran la producción los llevó a

adquirir yacimientos de arcilla, bauxita, arena de cuarzo de

sílice y carbón en Rionegro, Yarumal y Angelópolis.

La necesidad de ampliar y tecnificar la empresa

los llevó a conseguir en 1945 una exención de impuestos

del municipio de Envigado para construir allí una nueva

planta.

Este lote fue vendido por la religiosa Susana

Londoño y está situado sobre la vía que comunica los

municipios de Envigado e Itagüí.

Las nuevas instalaciones se construyeron según las

especificaciones técnicas modernas y se sustituyeron

maquinarias obsoletas por tecnologías más avanzadas, se

capacitó al personal y ya para 1947 Peldar era una de las

más importantes empresas a nivel local y nacional.

Sin embargo, la necesidad de disponer de

tecnologías llevó a Peldar a asociarse con la compañía

Corning Glass Works of South América y pasó de ser una

empresa familiar a convertirse en sociedad anónima con

un capital de $ 5.000.000 representados en 500.000

acciones. Así Peldar adquirió el derecho de usar los

procedimientos técnicos, sistemas industriales y patentes

de invención de su nuevo socio y también el derecho

exclusivo de usar en Colombia las marcas Pirex y Vycor.

Para 1949 esta sociedad se declaró disuelta y

algunos inversionistas locales compraron los derechos de

la firma extranjera.

AMPLIACION DE LA FÁBRICA

En 1954 el doctor Gerardo Botero localizó un

valioso yacimiento de arenas en Cogua (Cundinamarca)

lo que permitió a Peldar pensar en el proyecto de producir

vidrio plano montando una nueva planta en Zipaquirá para

aprovechar la abundancia de materia prima. Se disponía

también de un gran mercado por la cercanía con la capital

de la república.

La planta de Zipaquirá fue inaugurada por el señor

Presidente de la República, Alberto Lleras Camargo, el 24

de febrero de 1961.

La capacidad de producción era de 1.200 toneladas

de vidrio plano por el sistema de “Foucault” con la

asesoría de American Saint Gobain. Además esta planta

también produciría envases, frascos, botellas, vasos y

jarras.

Con un empréstito del “Import Export Bank” la

empresa construyó una nueva planta en Barranquilla

destinada a atender las demandas de la exportación a los

países de Centroamérica.

Para este período las familias Restrepo Uribe y

Restrepo Moreno poseían el control accionario de la

compañía y decidieron vender pequeños paquetes de

acciones a nuevos inversionistas: J.O Jacobs & Cía (

7.7%), Nassau Transoceanic Corp. (3.1%), y Wassil ayeff

S.(2.4%).

La planta de Zipaquirá y la irrupción en el mercado

nacional iniciaron una competencia ruinosa con la

empresa norteamericana Owens Illinois, por lo cual la

Owens compró el 50% de Peldar y todo se fusionó y

siguió bajo el nombre de Peldar S.A.

Las diferencias entre los accionistas y el nuevo

socio Owens Illinois que decidió transferir a la empresa

sus propios sistemas de administración y los resultados

negativos de la empresa para 1964,decidieron a don Pedro

Luís a vender los derechos que poseía en Peldar y

emprender un nuevo tipo de negocios incursionando en la

propiedad raíz , y en dedicar todo su esfuerzo y capacidad

a otra de sus grandes obras:

LA CORPORACION CARITATIVA

BERNARDA URIBE DE RESTREPO

El espíritu solidario de don Pedro Luís ,

manifestado desde siempre con las viudas y huérfanos de

sus trabajadores para quienes construyó 21 casas que cedía

en arriendos casi simbólicos y la práctica cristiana de su

esposa de repartir mercados entre los más necesitados, lo

llevaron a concebir la idea de crear una institución que con

recursos propios desarrollara esa labor.

Fue así que el 31 de diciembre de 1959 don Pedro

Luís y su familia donaron a la Corporación acciones de

Peldar que sirvieran como el capital inicial de esta obra, y

que se garantizara su funcionamiento con los rendimientos

de estas acciones.

Los fundadores de esta magna obra fueron don

Pedro Luís y su familia, sus yernos Rodrigo Mora y

Alberto Arcila, don Javier Bravo Restrepo y don

Guillermo Posada Saldarriaga.

Los fines de la Corporación eran de beneficencia y

asistencia social, dirigida en mayor grado a favorecer a los

más necesitados y principalmente a trabajadores inválidos

de Peldar y a sus viudas y huérfanos.

En 1962 don Pedro Luís y doña Bernarda

concibieron el proyecto de construir un refugio para

ancianos en Envigado y un barrio obrero adyacente.

La venta de las acciones de la Corporación a la

Owens Illinois por $ 43.022 dólares, más otra donación

generosa en dinero de la familia Restrepo Uribe, hicieron

posible iniciar la construcción del refugio.

En abril de1963 se compró un lote cerca de la vía

de Sabaneta y a la quebrada La Mina y en julio se inició la

construcción del barrio obrero, casas que se arrendarían

para proporcionar ingresos estables para el sostenimiento

del asilo. También se avanzaba en la construcción del

refugio.

En 1965 ya estaba el refugio dotado y se encargó

de su dirección a las reverendas hermanas de los ancianos

desamparados .Inicialmente allí se dio cobijo a 110

ancianos.

Cuando los ingresos de la Corporación por los

arriendos y los dividendos de las acciones de Peldar, no

eran suficientes , siempre estaba dispuesta la familia

Restrepo Uribe a socorrer con donaciones que

garantizaran el funcionamiento y la capitalización de esta

magna obra.

En 1968 se decidió vender las casas y colocar el

dinero en acciones de compañías que rindieran buenos

dividendos.

Además se proyectó la construcción de dos

pabellones nuevos para hombres y mujeres y agregar una

sección de pensionados, cuyos ingresos ayudaran a

sostener a los ancianos de caridad.

Durante más de 20 años don Pedro Luís dedicó

todo su empeño y entusiasmo a una obra que consideraba

la más importante de su vida. Se ocupó personalmente del

diseño, la ejecución, la financiación y la puesta en marcha

de todas las nuevas construcciones: la capilla, el auditorio,

la residencia de las hermanas, el consultorio médico, la

cocina y el restaurante y de todo cuanto significara

bienestar para los ancianos.

Dos años antes de morir les pidió a sus nietos

continuar con esta obra que tantas satisfacciones les

habían brindado a él y su esposa, y que era para él, el

legado más importante que podría dejarles, aún más que la

seguridad económica proporcionada por el fruto de su

trabajo.

El 13 de octubre de 2004, la Alcaldía Municipal de

Envigado, concedió la “Medalla al Mérito Ciudad de

Envigado” a la Corporación Caritativa Bernarda Uribe de

Restrepo, por casi 40 años de labor ininterrumpida en

beneficio de los ancianos.

Don Pedro Luís falleció el 14 de junio de 1987 en

su apartamento de Furatena. La Gobernación de Antioquia

lamentó su fallecimiento con la resolución Nº 145 de 17

de junio, por medio de la cual se ensalzan las virtudes de

un ilustre ciudadano que contribuyó con su visión y su

empeño a la grandeza de Antioquia.

DOCTOR FRANCISCO RESTREPO

MOLINA La filantropía: virtud envigadeña en un hombre

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA

Miembro del Número del Centro de Historia de

Envigado.

EL DOCTOR FRANCISCO RESTREPO

MOLINA

La filantropía: virtud envigadeña en un

hombre

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA Miembro del Número y Tesorero

del Centro de Historia de Envigado.

“La ley de la vida exige sinceridad para con Dios.

La severidad para consigo mismo, la justicia para con

todos, y el socorro a los ancianos: gentileza para con los

jóvenes, buen consejo a los amigos, indulgencia para los

enemigos, indiferencia hacia los locos y respeto a los

sabios”.

Envigado ha tenido y seguirá teniendo hombres

que serán representativos a escala nacional y cuyas obras

merecen un reconocimiento a sus actividades que son un

paradigma de los valores humanos de su querido pueblo

envigadeño.

El Centro de Historia de Envigado, terminado el

año 2.000, quiso estimular a los hombres y mujeres, que

por sus virtudes intelectuales hubieren aportado durante el

siglo XX un gran amor por su ciudad y se hubieren

destacado por sus valores culturales y cívicas entre los

envigadeños eminentes del siglo y uno de ellos fue el

doctor FRANCISCO RESTREPO MOLINA, porque todos

sus esfuerzos se extendieron al servicio de los demás, sin

distingos de clases, debido a que compartió con los pobres

y con los humildes. - La Institución Histórica, dentro de

sus deberes y obligaciones estatutarias, las cuales son las

de investigar, corregir y divulgar la historia en general y

en particular lo referente a sus hijos más preclaros que le

hacen honor a su pueblo y a su historia, por ello en este

escrito le rendimos homenaje a un gran hombre cívico y

quien estuvo al servicio de su prójimo.

El hombre es una fuerza y de él parten los impulsos

que transforman los modos de la cultura y la ciencia, la

investigación de la naturaleza y lo que corresponde en su

tarea social.

El honor encomendado por el Centro de Historia de

Envigado, frente al problema de la solidaridad me

engrandece espiritualmente y me lleva a pensar que la

fuerza y el motor de esta gran virtud la aplicó en Envigado

el doctor Francisco Restrepo Molina, lleva a los

envigadeños sus enseñanzas y quien preparó el terreno y

los enfrentó por esos pequeños caminos del entendimiento

hacia sus semejantes.

En la sesión del Centro de Historia celebrada en su

sede central, la señora presidenta en el orden del día, tuvo

a bien lanzar el proyecto: “Envigado ciudad educadora de

valores ciudadanos” y fue muy bien acogida la idea por los

honorables académicos y fui nombrado para llevar la

palabra y elaborar la biografía sobre el médico envigadeño

Dr. Francisco Restrepo Molina, enfocado sobre la

solidaridad, y no escatimé esfuerzos, ya que me llené de

orgullo por que el Dr. Restrepo Molina encarna las

mayores virtudes de un profesional de la filantropía y sin

lugar a dudas será modelo de sensibilización en la

comunidad de Envigado, en donde nos dejó como ejemplo

la caridad con un espíritu desprendido y según la frase de

Salomón en la sagrada Biblia: “lo que consigue éxito en la

bendición de Dios, nuestro sólo afán no logra nada”.

El doctor Restrepo es descendiente del abolengo de

los Restrepo asturianos. - Asturia es una región montañosa

de España que constituyen las provincias de Oviedo,

formó un reino independiente en el año 718, en que Pelayo

y sus montañeses, iniciaron la reconquista de España hasta

el año 1.307 en que se unió al reino de castilla.

El apellido Restrepo es importante por el gran

número de varones ilustres que han merecido la gloria y el

honor en Envigado; descendientes del notable patriota y

primogénito que llevaba el apellido, Don Alonso López de

Restrepo, natural de San Lucas de Barrameda, hijo

legitimo de Don Juan López de Restrepo y de Inés

Méndez de Sotomayor: Vino a esta tierra antioqueña en

los galeones de la armada mandada por Don Carlos de

Ibarra, se sabe que estuvo en la Habana en el año de 1.646

en compañía de su primo hermano don Marcos y se vino a

las Indias Occidentales cuando poseía 25 años de edad.

Se radica en el Valle de Aburra, en lo que es el

paraíso de las orquídeas, la denominada hoy por hoy, la

villa de la Candelaria de Medellín.

En aquel tiempo era un humilde lugar del trópico,

un simple caserío que a veces mostraba en la mañana el

humo de los fogones, se denominaba Aná o San Lorenzo

de Aburrá.

Desde su llegada Don Alonso contribuyó a la

erección del sitio de Aná y más tarde a la fundación de la

Villa de la Candelaria de Medellín, en donde desempeñó

hasta su muerte el cargo de alférez real. Era quien

representaba al rey, mandaba el ejército como un general.

Estos títulos los concedían los Virreyes y confirmado por

el monarca y fueron como tantos de la India, se

conseguían en virtud de las donaciones pecuniarias pero

caían en personas de hidalguía debidamente probada.

Dicen las genealogías de Antioquia, haber

contraído matrimonio con Josefa de Guerra Peláez, de

cuyo matrimonio hubo nueve hijos, tronco del cual vino a

este mundo el descendiente Dr. Francisco Restrepo Molina

Fue don Alonso el progenitor de una familia que se

extendió por toda la Geografía Colombiana y que le ha

dado renombre en el ámbito nacional e internacional, basta

mirar esa honrosa lista de hombres ilustres para uno darse

cuenta que ha sido una raza de gentes que imponen respeto

por su tierra y le dieron culto a lo que hoy es Colombia,

son hombres de ciencia, legisladores, médicos, figuras de

estado y descendientes ilustres los que hacen honor a su

apellido.

Tomo como emblema, el trabajo realizado sobre el

doctor Francisco Restrepo Molina, el de la solidaridad que

encarna el perfeccionalismo de los pueblos en un

discernimiento de civismo y de ayuda mutua como nos lo

enseñó el maestro de las ciencias médicas, “Hipócrates”,

que consigo lleva la virtud de actuar en sentido solidario

para inculcarle al pueblo que mediante esfuerzos

conjuntos y su propia felicidad con los postulados

evangélicos de paz y de justicia.

Todos debemos aprender a conocer a plenitud la

vida divina, solo hay una diferencia, la vida material y la

vida espiritual, existe el conocimiento del mundo y del

hombre y están fundidos en lo divino y en lo humano.

El hombre, realidad espiritual y psíquica, es

medido por el análisis de los sabios, es estudiado en lo

corporal especialmente en el campo de la investigación

médica, y lo puso al ordenamiento de las fuerzas

biológicas, para la práctica del sentimiento humanitario.

La vida del Dr. Francisco Restrepo Molina, es alabada y

recordada, se parece al diáfano cofre de la historia, a un

cielo estrellado donde es imposible contar el brillo

esplendoroso de sus estrellas, para pasar a la historia es

necesario la muerte, es una congregación, y nos lo dice

Balzac, por que pasó al templo de la inmortalidad y de la

gloria, su nombre solamente bastará como un ejemplo en

la faz de Envigado para iluminar como una antorcha

radiante en la historia y de la vida de todos los

envigadeños, por siempre y para siempre, y eso es

precisamente su historia.

Los grandes hombres siempre perseveran a toda

prueba y no se cansan de exigirse en sus estudios y para

llegar al éxito se dice: “la constancia vence lo que la dicha

no alcanza” y la experiencia ha demostrado que tenía

razón en la perseverancia para llegar al triunfo, Dios no le

regala a nadie premios fácilmente todo requiere luchas,

por eso siente un gran deseo espiritual en darle a la

persona el gozo para conseguir su profesión.

La figura del Dr. Francisco Restrepo Molina, es

reconocida por todos los envigadeños, y el Centro de

Historia de Envigado lo nombró como uno de los más

representativos hijos de la intelectualidad y de la

filantropía en la historia de Envigado durante el siglo XX,

dispuso que uno de sus miembros de número se encargara

de hacer su biografía para cumplir con los preceptos de

difundir las virtudes ciudadanas de uno de sus hijos

preclaros para que todos sus ciudadanos lo conozcan y

sirva de ejemplo a las juventudes en todos los tiempos.

Son los designios de Dios que todo hombre esté llamado a

desarrollarse por que la vida es una vocación, “dotándolo

de inteligencia y libertad, el hombre es responsable de su

crecimiento, lo mismo que de su salvación.”

El doctor Restrepo Molina afrontó los problemas

con dignidad, puso su corazón para emplear sus energías

en las luchas de los enfermos, y el Maestro de la Vida y de

la Muerte, le prometió como le promete a los hombres

dóciles, de hacerles participes del triunfo definitivo de la

vida, por eso la moral del Médico no está en las cosas, está

en sus acciones, por ello supone una cuestión de

conciencia personal.

Vivía en una casa sin ostentaciones, como

cualquier ciudadano humilde en su digno hogar, de tapias

altas y tejas a la salida de su puerta principal. ¿Qué lástima

haberla derribado?...... porqué podría haber sido parte del

patrimonio cultural de la ciudad que lo amó y lo vio nacer,

sería muy digno el que hoy estuviera en pie, para hacerle

honor a la ciudad que lo vio crecer; era de ventanas grises

y arrodilladas, dos puertas, la del hogar y la montada en

un estribo, que daba al consultorio, éste era una esfera

pequeña con taburetes en fila y una lámpara en el techo

que emitía una luz callada y el gabinete con la camilla

para atender a sus pacientes, y una vitrina de libros, y en la

pared el juramento de Hipócrates, y el diploma enmarcado

con las respectivas firmas de la facultad de medicina de la

Universidad de Antioquia, el recetario blanco, su

estilógrafo parker y su tintero. Escribía sus fórmulas

elegantemente herméticas, cuyos dibujos descifraba el

boticario sin mayor esfuerzo. Su consultorio comunicaba

con el patio que dejaba ver las azaleas y bifloras de varios

colores que adornaban su casa solariega y un pedazo de

corredor con jaulas de turpiales y sinsontes, y de sillas

tapizadas de mallas, urdimbres, en donde recibía a sus

amigos para conversar de tertulias filosóficas y algunos

dicen en el parque principal que el Dr. Restrepo se murió

de todo, y eso mismo afirman los que visitan el Parque,

que era amigo de los gatos, de los perros, y de los loros, y

que su casa era un perfecto zoológico.

Estaba actualizado en cuestiones clínica, todos los

diplomas y menciones honoríficas reposan en el liceo que

lleva su nombre, por expresa voluntad de su familia;

acataba con veneración y respeto sus diagnósticos, era un

hombre de “ojo clínico”. Lo apodaban el “micrófono de

Dios”, cuando hablaba, acostumbraba llevarse la mano a la

boca, a manera de micrófono, era un gesto muy común y

de allí le viene el apodo.

El techo de su casa era de madera rojiza invadida

de comején y en el año de 1.935 le tocó el cambio de

madera y les tocó a los armadores: Moisés Ochoa y don

Enrique Uribe, su casa estaba diagonal a Comfama.

Los estudios del doctor Restrepo Molina, no fueron

fáciles, era de gran pobreza, la primaria la cursó en la

escuela urbana de Varones de Envigado bajo la tutela de

don Pedro Pablo González Arango, sus tres profesores

fueron, don Quico Calle, don Manuel Ramírez Uribe y

don Francisco Mejía, cargó en su billetera siempre el

retrato de don Quico Calle, quien le enseñó la ortografía

de Marroquín, y la sabía de memoria, y tenía caligrafía de

letra inglesa con perfil grueso, la enseñanza de la

urbanidad de Carreño y la doctrina del padre Astete. Parte

del bachillerato lo cursó en el colegio Manuel Uribe Ángel

de Envigado, hasta segundo año, este colegio quedaba en

lo que es ahora plaza de mercado, fue a Medellín donde

terminó su bachillerato en la Universidad de Antioquia. La

carrera de médico la curso en la facultad de medicina de la

Universidad de Antioquia y la misma universidad le

confirió el título de médico.

El profesor Miguel María Calle, fue su médico que

le prestó una labor meritoria y científica, erudito científico

de la higiene terapéutica y un caballero del ejercicio

profesional.

La universidad de Antioquia por intermedio de la

facultad de medicina le confirió el titulo el 23 de

noviembre de 1.927. Con la presentación de su tesis de

grado ”Arpegiolosis bronco pulmonar” el presidente de

tesis fue el doctor Miguel María Calle quien como

profesor le enseñó trato y amabilidad restaurada para la

psiquis moral del enfermo y la erudición en la clínica, la

terapéutica, competencia y responsabilidad en todas las

gestiones como Médico al servicio de la humanidad.

Francisco Quevedo decía:

“Retirado de la paz de estos desiertos,

con pocos, pero doctos libres juntos

y escuchó con los ojos a los muertos”.

Este hijo ilustre de Envigado nació el 9 de junio de

1.898, era hijo de un exalcalde de Envigado, estaba casado

con una hermana del doctor Fernando González y cuyo

nombre era Graciela González, una persona de la cual se

había ganado el cariño de los ciudadanos y se dedicó al

alivio y las dolencias de todos los envigadeños y está

ligado a la historia de la ciudad en el ámbito del civismo y

de la solidaridad.

Desde el año de 1.950 fue profesor de medicina de

la Universidad de Antioquia sobre “clínica tropical”, para

honrar su memoria un importante colegio lleva su nombre,

con su muerte se le entrega a la madre tierra los despojos

mortales del ciudadano que más amó a su pueblo ya que

vivió en función de amor y de servicio, fue uno de los

tesoros más sagrados que tuvo esta patria chica, gloria de

la medicina, ejemplo de filantropía y de solidaridad

efímera, honra y pres de un alma que habitaba en los

contornos de los corazones de sus conciudadanos y que los

acogió en su alma inmortal para colmarlos de ternura y de

amor fraternal.

Un negro regalo nos trajo la parca de sus ojos

insoldables la insólita desesperación de este insigne

envigadeño como lo fue el del doctor Francisco Restrepo

Molina, una pérdida para lo sociedad y para todos los que

tuvimos el honor de conocerlo. Sabio, recto, bondadoso,

viajó a las razones del espíritu y a los predios del más allá

y como dice el poeta:

“En los zarzales del camino deja alguna cosa cada

cual, la oveja su blanca lana, y el hombre su virtud”.

(Dicho popular)

MAESTRO LUIS SANTAMARÍA

Gran Músico

Por: Rocío Agudelo Salinas

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

MAESTRO LUIS SANTAMARÍA

Gran Músico

Por: ROCÍO AGUDELO SALINAS Miembro de Número del Centro de Historia de Envigado Miembro de Número de la Sociedad Bolivariana de Antioquia.

Este gran oficiante del arte de Euterpe, nació en

Envigado el lunes 16 de noviembre de 1.884, hijo de Doña

Rosa Santamaría Restrepo. Aprendió las primeras letras en

la escuela pública de su tierra natal y posteriormente

recibió instrucción musical con notables profesores como

lo fueron su tío, el famoso tenor, Pedro Nolasco

Santamaría y la distinguida profesora de piano, Doña

Luisita Uribe de Uribe, sobrina del Doctor Manuel Uribe

Ángel y progenitora de los destacados músicos Luís,

Daniel y Samuel Uribe.

La vida artística del maestro Luis transcurrió por

entero en su Envigado nativo. En 1907 se inició en el

cargo de Maestro de capilla del templo de Santa Gertrudis,

nuestra parroquia madre, donde apenas existía un armonio

para dar realce a las solemnidades religiosas. En el año de

1909, llega el órgano tubular traído desde Barcelona,

España. Es el maestro Santamaría quien hace su estreno y

se convierte en su exclusivo ejecutante hasta el momento

de su muerte, ocurrida el 15 de junio de 1957.

Además de ser el organista de planta, nuestro

coterráneo fue también Director de la banda Parroquial

fundada por el canónigo Jesús María Mejía, quien fue

cura párroco de este municipio por espacio de medio siglo.

Igualmente, al maestro Santamaría se le debe la

creación de un grupo musical llamado “El Cuarteto”, del

cual hacían parte: Don Sacramento Garcés Escobar como

violinista; Don Antonio Baena, contrabajista; Don

Antonio Arenas, intérprete de la flauta traversa; y maestro

Luís, como pianista. Este grupo artístico hacía la

musicalización de las películas, que para comienzos del

siglo XX, pertenecían al cine mudo. Dicho trabajo

requería un estudio previo del libreto y del desarrollo

escénico de cada filmación con el fin de seleccionar los

temas musicales adecuados al género y características de

la respectiva cinta.

Fue profesor de música del colegio “La

Presentación” y según lo expresa don Sacramento Garcés,

en su obra Monografía de Envigado; “El maestro Luis fue

músico de elevada inspiración y buena técnica. Dejó en su

haber varias obras musicales de gran mérito, como

Colecciones de Motetes, Oficios fúnebres, Trisagios,

Salves, Rosarios e Himnos Escolares, que han sido muy

elogiados”

Nuestro querido músico contrajo matrimonio con

la señora Rafaela Londoño Sáenz. Como buenos

envigadeños, conforme a la leyenda de la fertilidad

atribuida a las aguas de la quebrada La Ayurá, esta pareja

tuvo 12 hijos, cinco hombres: Jorge, Santiago, quien fue

un famoso escultor, Camilo, Guillermo e Iván; y siete

mujeres: Gilma, Lucía, Benilda, Dolores, Ruth, Cecilia y

Bertha. Esta última, fue la única heredera del arte de su

padre y quien le sucedió como organista de Santa

Gertrudis a la muerte del mismo.

Nos relata el médico Hernando Botero Barrera, que

recuerda desde su infancia al maestro Luís Santamaría, a

quien veía pasar todos los días camino al templo de Santa

Gertrudis. Era un señor de contextura gruesa, bastante

simpático y tomador de pelo. Por su parte la propia hija,

Doña Bertha Santamaría, única heredera del arte de su

progenitor, manifiesta que su padre era un hombre

dedicado a su música y a su hogar. Que su único “vicio”

eran los cigarros. Aquellos famosos “Habanos”

importados de Cuba, que venían empacados en lujosas

cajitas de metal y cuya picadura exhalaba un exquisito

aroma, que en algunas ocasiones eran de manzana y en

otras de breva. Para la época era precisamente su hijo

Samuel Santiago, el escultor, quien le enviaba

periódicamente los cigarros desde Bogotá, para satisfacer

los pequeños antojos del amado progenitor.

Fuentes:

Garcés Escobar Sacramento “Monografía de

Envigado”, 3ª edición.

Entrevistas con:

Doña Berta Santamaría Londoño, hija del

Maestro.

Doctor Rafael Botero Barrera

LA SEÑORITA AURORA SANTAMARÍA

RESTREPO

Ilustre educadora

Por: Blanca Ruth Álvarez de C.

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

LA SEÑORITA AURORA SANTAMARÍA

RESTREPO

Ilustre educadora Por: BLANCA RUTH ÁLVAREZ DE C.

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

LA SEÑORITA AURORA SANTAMARÍA

RESTREPO: Distinguida mujer de piel morena, alma

blanca, maestra de niños pobres. Nacida el 23 de abril de

1903, en el sencillo hogar, formado por tres hermanos,

hijos de don Jesús Santamaría Rodas y doña Joaquina

Restrepo, de quienes heredó las múltiples virtudes que la

engalanaron durante su larga y meritoria vida.

Fue la señorita Aurora Santamaría Restrepo,

pariente muy cercana del destacado músico e intérprete de

zarzuela don Jaime Santamaría, la reconocida pianista

Berta Santamaría también hereda ancestros de los mismos

Santamaría Restrepo.

Hizo sus estudios tanto de la primaria como los

secundarios, con las Reverendas Hnas de La Presentación,

en Envigado, donde se le despertó la vocación por ser

religiosa, una servidora más del Señor, inclinada a vestir

los hábitos de las hermanas Clarisas; vocación que le fue

truncada, porque en esa época, todas las comunidades eran

elitistas y muy racistas, ella era negra; entonces como

recomendación le dijeron que podía hacer el apostolado

por fuera de la comunidad y así tendría contento al Señor.

Una vez terminados sus estudios se dedicó al

magisterio; fue una sencilla y piadosa maestra de escuela;

por donde quiera que pasaba irradiaba siempre el bien,

fundó su propio Kinder Divino Niño y escuela en su casa

solariega, en Guanteros, por donde pasaron todos sus hijos

adoptivos envigadeños, desde los más párvulos, hasta los

más maduros a conocer las primeras letras.

Con sus alumnos era fanática en visitar

diariamente, después del almuerzo a los muertos en el

cementerio, cierta vez, entre los escombros de la antigua

capilla que estaban tumbando, escarbando con la punta de

su bastón, observó algo que le llamó la atención, descubrió

que era el Cristo de la capilla que lo habían desechado,

rechazó tal profanación, haciéndolo llevar hasta su casa

en la misma volqueta que votaba los escombros, lo limpió

y le hizo un altar para su veneración, lo veneró, hasta su

muerte; se trata de una de las reconocidas obras del

maestro Rojitas que hizo votar el padre Pablo Villegas,

todavía es venerado ese Cristo perfecto, tallado en un

tronco de guayabo en la casa de una pariente de la señorita

Aurora, a quien le atribuyen múltiples milagros, uno

palpable es, que cuando le lavaron el polvo y la suciedad,

lo hicieron con esponja, perdiendo el brillo o esmalte que

el maestro le había dejado, y por el momento, sin nadie

hacerle retoque, está volviendo lentamente, al estado

natural que tenía.

Se destacaba por la caridad; su hogar era de todos,

sin distinción de clases; allí velaban los difuntos que

carecían de hogar; encontraba posada el peregrino; los

enfermos recibían su ayuda constante y oportuna. Fue

catequista de tiempo completo; perteneció a diferentes

comunidades piadosas de otrora en Envigado, en las

cuales ejercía ejemplar apostolado; fue la fundadora de la

Sociedad Femenina de San Vicente de Paúl y de La

Cruzada Eucaristía; tan profundo e intenso era su amor por

servirle a Dios con los hábitos de monja, que se entregó

toda la vida al servicio de Él, a su muerte, debajo de la

almohada, encontraron los hábitos que quiso vestir, de las

Hermanas de la Presentación; entonces si fue una monja

frustrada hasta su muerte.

Era persona de escasos recursos económicos pero

muy rica en virtudes, de temperamento alegre y festivo,

cariñosa; la adornaba una gran sencillez y bondad. Nadie

como ella estuvo tan sólidamente ligada a su terruño como

envigadeña, por los vínculos del espíritu, por el sudor de

sus antepasados y por la semilla fecunda de sus “hijos”,

que fueron centenares, de infantes que pasaron por su

humilde “KINDER”, El Sagrado Niño, quizá uno de los

primeros en Envigado, como también la escuela para todos

los adultos que voluntariamente querían aprender las

primeras letras en su casa, hoy irradian su propia luz,

recordándola con cariño y gratitud, pues de ella

aprendieron el amor y el respeto por sus mayores, por su

patria chica y la humilde oración de la niñez.

En 1954 recibió el máximo galardón que otorgaba

la Sociedad de Mejoras Públicas a los mejores servidores

de la sociedad: en ese mismo año el HH. Concejo la

condecoró con el escudo de oro de su tierra natal,

distinciones estas que recibió con profunda humildad y

gratitud.

Entre las cosas curiosas, cuentan que su padre era

de ancestros envigadeños, devoto de San Antonio, a quien

se le encomendaba en sus largas correrías, como arriero

de fama y honrado, cargaba oro en barras para habitantes

ricos de origen español, de Envigado hasta el puerto, y en

tiempos de lluvias y crecientes, pedía al Santo que no lo

dejara ahogar, ni perder el oro, que él en cambio lo

veneraría en la casa toda la vida, nunca le pasó nada, por

su honradez los españoles, le hicieron un reconocimiento,

con un reloj de bolsillo con tres chapas de oro, cuya

maquinaria formaba la herramienta conque el trabajaba,

marcado con el nombre de “José Santamaría Rodas”.

Después de la muerte de don José, el reloj lo guardó

mucho tiempo la señorita Aurora debajo de la almohada,

para librarlo de los ladrones, pero siempre se enteraron,

porque su casa era de todos, no se escapó del rapto, no se

sabe de quien, de debajo del escondite lo sacaron; lo

mismo que el santo a quien veneró la familia Santamaría,

herencia de su padre, pasó por el engaño de que se le

prestara al padre Arcila de Sabaneta para una procesión y

no fue tal, un vivo se inventó tal mentira y se lo llevó, al

preguntarle al padre por el santo, el respondió “yo no he

mandado prestar ningún santo”.

Murió en su ciudad natal, el 29 de marzo de 1979 a

los 76 años de edad y más de 50 años de apostolado

ejemplar, dejando un vacío y un hondo pesar en todos

aquellos que la conocieron y recibieron, de una u otra

manera, sus enseñanzas.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS: Sacramento

Garcés Escobar, Monografía de Envigado, Tercera

Edición 1985.

Jaime Fernández Montoya. Miembro de Número

del Centro de Historia de Envigado. Ensayo del Centro de

Historia de Envigado. Presentado en mayo de 1996.

Alberto Restrepo Mesa. Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado. Testimonio oral.

Hermanas Santamaría. Sobrinas de la señorita

Aurora. Testimonio oral.

PEDRO PABLO SANTAMARÍA VASCO

Maestro, compositor y gran músico.

Por: Henry Gallo Flórez

Presidente del

Centro de Historia de Envigado.

PEDRO PABLO SANTAMARÍA VASCO

Maestro, compositor y gran músico.

Por: Henry Gallo Flórez

Presidente del

Centro de Historia de Envigado.

Nuestro Municipio ha sido cuna de grandes

intérpretes de la música y de eminentes compositores; se

ha dado el caso en algunas familias en donde la gran

mayoría de sus componentes han mostrado inclinación

hacia el más bello arte de la creación del hombre, como es

el poder interpretar armoniosas melodías con diferentes

instrumentos musicales, a la vez crear para la posteridad

composiciones en este arte para rendirle tributos a los

versos populares o elevar plegarias de su fe religiosa en

notas sobre el pentagrama y en los cantos.

Una de estas familias que más se han caracterizado

por tener entre los suyos grandes músicos, es y ha sido los

Santamaría, en cuyo seno se formaron una pléyade de

destacados intérpretes y compositores, sobre todo en la

música sacra. Son de destacar los maestros Jaime y Luis

Santamaría, organistas el primero de la Iglesia de San José

de Medellín y el segundo quien se destacó como notable

interprete del órgano y quien fue el primer organista de

nuestra iglesia principal Santa Gertrudis durante cincuenta

años, manejó el órgano de la parroquia desde que fue

traído de España e inaugurado en el año de 1909. El padre

del maestro Jaime y de sus hermanos, fue en su época el

mejor tenor antioqueño, y seguramente descendían como

el gran Bach de progenitores músicos y ya traían en sus

genes la esencia y los dones musicales. Con ellos se

integró a su quehacer musical, aquel que con los años

sería el gran músico de la familia y quien dejaría huella en

el ambiente artístico de la Antioquia paisa, apegada a sus

raíces históricas y religiosas. Este ser extraordinario y de

quien hemos de ocuparnos en este escrito, fue el insigne

maestro Pedro Pablo Santamaría Vasco.

Vino a este mundo en la población de Envigado el

martes 29 de junio del año 1886. Fueron sus padres, Pedro

Nolasco Santamaría y Carmen Rosa Vasco. Sus abuelos

paternos fueron, Joaquín Santamaría y Adelina Restrepo y

los maternos, Bonifacio Vasco y Florentina Cortés.

En el año de 1924, el maestro contrajo matrimonio

un 22 de diciembre con doña Ester Flórez y de su unión

nacieron sus hijos, Luz, Regina, Maruja, Ana y José; este

último notable pianista y violinista, pudo realizar estudios

musicales en Italia, país forjador y dador de grandes

músicos a nivel mundial.

El maestro Pedro Pablo, desde niño dio muestras

de sus habilidades y capacidades para la música e

igualmente para la pintura. Fueron sus maestros los

destacados músicos Gonzalo Vidal, creador de la música

para el himno antioqueño, gran compositor e intérprete;

también otros maestros destacadísimos en el ámbito

artístico y musical de la época, como fueron Germán

Posada y Jesús Arriola.

Como estudiante fue un alumno sobresaliente y se

dio a conocer al poco tiempo como intérprete; allí hizo sus

primeros pinitos como compositor. Fue así como en el año

de 1917 se le nombró Sub-director de la banda

Departamental. Posteriormente fundó la banda Josefina y

se desempeñaba como organista en las parroquias de

Fredonia, La Ceja y en la iglesia de la Candelaria de

Medellín; además se desempeñaba como profesor en el

Instituto de Bellas Artes y otros establecimientos

educativos en Medellín.

Fue un destacado compositor, su obra musical es

vasta, especialmente en lo concerniente con las

composiciones para música religiosa, cuya valía y mérito

ha sido analizada y comentada por otros músicos dándole

prioridad a sus piezas para piano, fantasías, música para

conciertos y arreglos musicales de toda índole.

Además se destacó como vencedor en varios

concursos nacionales para músicos: En el año de 1924

ganó el 2° premio con su “sonata para piano en Do

Mayor”, con motivo de la Feria Exposición Nacional; en

1934, ganó el primer premio en un concurso abierto en la

emisora la Voz de Antioquia, con su “Fantasía para

piano y orquesta en Re-Mayor”; en el concurso abierto

en el segundo congreso nacional de música y danza, ganó

el primer premio con su composición “Chinita” y con su

obra “El remordimiento” obtuvo el primer lugar en el

concurso de la “UNE”; además logró premios como la

mención “Emilio Murillo” por la “Canción Escolar”.

Entre sus composiciones más conocidas son: “Sueño de

Ruiseñor” interpretada por los mejicanos la soprano

Margarita Cueto y el tenor Carlos Mejía y “Toda en mi

ser”, pasillo interpretado por el famoso Carlos Mejía, y

otros cantantes de valía, grabaciones éstas muy escuchadas

en nuestro medio.

El maestro Pedro Pablo también fue un gran

amante de la Zarzuela y dirigió la Compañía de Zarzuelas

de Medellín – “Frutos de la montaña”, que a su muerte fue

dirigida por su hermano Jaime.

Para celebrar el Centenario del ilustre sacerdote y

párroco de la Iglesia de Santa Gertrudis por muchos años,

Pbro. Jesús María Mejía, realizó el Himno Oficial del

Centenario, que constituyó un hecho sobresaliente en

dicho festival.

Después de una larga y meritoria vida, falleció en

Medellín nuestro benemérito compositor e hijo insigne de

Envigado, un 29 de marzo de 1960, dejando gran dolor a

su familia y allegados. La ciudadanía y las entidades

culturales del Municipio están en deuda de dar los

reconocimientos a sus méritos y hacer conocer su obra

musical y artística.

JESÚS URIBE PALACIO EL EDUCADOR

POR: HENRY GALLO FLÓREZ

Presidente del

Centro de Historia de Envigado

JESÚS URIBE PALACIO EL EDUCADOR

POR: HENRY GALLO FLÓREZ

Presidente del

Centro de Historia de Envigado

El profesor Jesús Uribe Palacio, nació en Jericó

pero de progenitores envigadeños. Su padre don Manuel

Uribe Díez fue un notable ciudadano y en su juventud se

distinguió como un pundonoroso militar al servicio de la

Patria, con el grado de capitán participó en los históricos

combates de Peralonso, Enciso y Palonegro y

posteriormente prestó sus servicios como Alcalde en

diferentes municipios del Departamento de Antioquia

entre ellos la Estrella. De su matrimonio con la matrona

Doña Teresa Palacio Vélez hubo 24 hijos. Fueron éstos

además descendientes en su tronco genealógico de su

familia, del prócer Miguel Uribe Restrepo y del médico y

sabio humanista Manuel Uribe Ángel.

Su hermano Manuel Uribe Palacio fue un

distinguido ciudadano, quien desempeñó por muchos años

el cargo de Tesorero Municipal en Envigado, siendo su

esposa Doña Camila Garcés, hija de don Sacramento

Garcés Escobar, benemérito historiador y autor de una

sobresaliente monografía de ésta ciudad, además de haber

contribuido como socio fundador a la creación del Centro

de Historia de la localidad.

El profesor Uribe Palacio, cursó estudios

secundarios en la Universidad de Antioquia y en el

Colegio de San Ignacio y los profesionales en la escuela

Normal Superior de Medellín, en donde obtuvo en el año

de 1933 el título de Institutor Nacional. Se especializó

posteriormente en Docencia Comercial y obtuvo su

diploma el año de 1934 y el de experto en Comercio en la

Escuela Departamental de Comercio de Medellín y en la

Escuela de Comercio de Cali, el año de 1940, se graduó

como Taquígrafo Corresponsal. Además estudió Auditoría

en el Instituto de Auditoría y Contabilidad de Medellín en

1949 y en el 59 obtuvo el título como Contador

Juramentado, expedido por el Gobierno Nacional por

mediación de la Junta de Contadores de Medellín.

Durante su largo e ininterrumpido ejercicio de su

profesión como catedrático trabajó en diferentes

instituciones educativas del departamento, como fueron la

Universidad de Antioquia, el Colegio de San Ignacio, la

Universidad Pontificia Bolivariana, el Colegio de la

Presentación, El Cefa, el de San Agustín, el Gimnasio

Caycedo, el Instituto Pardo Vargas, el Instituto Popular, la

Escuela de Comercio Moderno y la Escuela de Comercio

Remington. En el año de 1950, fue nombrado

Subsecretario General del Ministerio de Educación, en el

cual se distinguió por su eficaz y buena marcha en esa

importante rama de la administración pública. Por todo

ello adquirió fama como buen catedrático y eminente

administrador.

Una de sus obras más meritorias y a las que mayor

intensidad y consagración dedicó el profesor Uribe

Palacio, en la mayor parte de su vida, fue la dirección del

Liceo Comercial de Colombia, destinado a la capacitación

y formación de la mujer en las áreas de comercio, la cual

fue creada por iniciativa de él en Medellín en el año de

1933 y que se denominó inicialmente Escuela Nacional de

Comercio y se le cambió el nombre en 1955.

Por iniciativa del presbítero Monseñor Pablo

Villegas López, ilustre sacerdote y párroco de la Iglesia

de Santa Gertrudis la Magna, quien viendo las necesidades

y los problemas que ofrecía para las mujeres del municipio

de Envigado su educación en estas labores del comercio y

tratando de buscar solución a ello, resolvió solicitar ayuda

del profesor Uribe Palacio, para crear en el municipio una

seccional del Liceo Comercial y a ello se dedicó el ilustre

maestro durante muchísimos años, para beneficio de la

comunidad envigadeña. La vinculación del profesor Jesús

Uribe Palacio a la educación en la “ciudad señorial”, fue

definitiva. De esta manera adquirió renombre no sólo

como educador, sino como hombre cívico.

El profesor Uribe deja así su huella como preclaro

hombre que apoyó con su sapiencia la formación de la

mujer envigadeña, junto a otro emérito como lo fue el

párroco Jesús María Mejía por haber fundado el “Colegio

de Jesús”, que posteriormente pasó hacer el Colegio de la

Presentación y que tuvo entre sus profesores a personajes

tan ilustres como el presidente Marco Fidel Suarez y

eminentes educadores como Alejandro Vásquez Uribe,

Alejo Marulanda y el ilustre historiador José María Mesa

Jaramillo.

En el año de 1958, el Gobierno Nacional, le

condecoró con la Medalla Camilo Torres para los

educadores de mérito por el decreto No 3.678 de 5 de

septiembre. Y al cumplir los 30 años de existencia el

Liceo Comercial de Colombia, la Cámara de

Representantes y el Senado de la República, aprobaron

moción de felicitación a su fundador y Rector, con la

siguiente leyenda: “Al educador Jesús Uribe Palacio, el

Senado de la República tributa homenaje de

reconocimiento con ocasión de su arribo a los treinta años

de labor profesional en beneficio de la cultura patria”.

Su espíritu cívico fue encomiable, entre las

instituciones a las que perteneció, podemos mencionar:

Miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de

Envigado; miembro cofundador del Centro de Historia de

Envigado y su presidente por tres períodos; el Centro

Cívico Sofía Ospina de Navarro le confirió el diploma de

Méritos Cívicos; miembro correspondiente del Centro de

Estudios Históricos de Cuenca (Ecuador). Además

escribió muchos trabajos didácticos, históricos, sobre

comercio, artículos de prensa sobre varios aspectos

culturales y técnicos, además dictó conferencias sobre

diversos temas en diferentes instituciones.

Nuestro personaje estuvo casado con la señora

Fanny Ochoa de Uribe quien fue su colaboradora en su

labor profesoral e igualmente contó con la colaboración de

su hermana Doña Lucila Uribe de Zea especialmente en la

seccional de Envigado del Liceo Comercial de Colombia.

Nuestro ilustre educador, falleció el 7 de mayo de

1982, después de realizar durante su larga vida una

fecunda labor en bien de la educación, en especial hacia la

capacitación de la mujer para el servicio del comercio y la

industria en general. Su brillante hoja de vida, lo enmarca

dentro de los hombres cívicos que con mayor arraigo trajo

para este municipio progreso y bienestar. Por ello es

necesario rendirle un tributo a su memoria y debe dársele a

conocer como ejemplo a la juventud.

El Centro de Historia del Municipio, se enorgullece

de haber tenido como su presidente durante varios

períodos a este ilustre hijo de Jericó, pero que gran parte

de su vida la dedicó a este terruño envigadeño, patria de

sus ancestros y en la cual culminó su labor como educador

y como hacedor de cultura y progreso en lo civil y en lo

educativo. El pueblo envigadeño está en mora de hacerle

un reconocimiento a su memoria y se espera en el futuro

se le distinga como uno de sus ciudadanos que han dejado

huella imperecedera en y para las próximas generaciones.

Profesor Jesús Uribe Palacios

SACERDOTE RUBÉN DARÍO VANEGAS

MONTOYA

Por: GUSTAVO MONTOYA MARÍN

Miembro correspondiente del

Centro de Historia de Envigado

RUBÉN DARÍO VANEGAS MONTOYA Sacerdote, escritor y músico

Por: Gustavo Montoya Marín

Miembro correspondiente del

Centro de Historia de Envigado

He aquí una semblanza del Sacerdote Franciscano,

Poeta, Compositor y eminente escritor, padre Rubén

Darío Vanegas Montoya, extractado de mi libro - El

Diccionario sobre los MONTOYAS (Páginas 268-269)

El padre Rubén Darío, nació en Envigado,

Antioquia, el 25 de mayo de 1942. Fue ordenado sacerdote

el 22 de agosto de 1968, durante el Congreso Eucarístico

Internacional, en Bogotá, por su Santidad Pablo Sexto. Se

graduó en filosofía en la Universidad de San Buenaventura

de la Capital Colombiana, en 1963, y luego cursó

Teología. Posteriormente adelantó estudios de Dirección y

Pedagogía Musical, en la Escuela Superior de Música del

Rin en Colonia, Alemania, entre 1974 y 1976. En el año

de 1990 realizó la Maestría en Universitología, con la

Asociación colombiana de Universidades, Ascun.

Uno de los aspectos importantes en la vida y obra

de este sacerdote, es su afición a la música a la que ha

dedicado gran parte de su tiempo componiendo muchos

hermosos villancicos, en los cuales él es el autor de la

música y sus letras realizados con bellos poemas místicos;

además es autor de la Primera Misa Folclórica

Colombiana, estrenada después del Concilio Vaticano

Segundo. Con esta obra dio motivo para algunos

comentarios polémicos en la prensa escrita; es autor de

numerosos Himnos Marciales para diferentes instituciones

educativas. Los coros que han interpretado sus creaciones,

han sido el de los Filósofos y Teólogos Franciscanos de la

Porciúncula, y el de Santa Francisca Romana, ubicados en

Bogotá. En 1967 con el coro de Niños Cantores de

Colegio Virrey Solís de la capital de la República, uno de

los más renombrados en el momento, acompañó a Fray

José Francisco de Guadalupe Mujica, el famoso tenor

mejicano, nacido en San Gabriel Méjico y fallecido en

1974 en Lima, Perú. Se trataba de presentar en el Teatro

Méjico de Bogotá y en el Junín de Medellín, la película

“Seguiré tus pasos”, de carácter vocacional, producida en

1966.

Es preciso recordar aquí, como el Teatro Junín, fue

demolido pocos años después para dar paso a la

construcción de la torre para el edificio Coltejer. En donde

se presentaron tres conciertos en el cual el Padre Rubén

Darío, dirigió los coros, para la presentación con el tenor

José Mujica; simultáneamente ha estado vinculado a los

colegios de la orden Franciscana y a la Universidad de San

Buenaventura, de la cual fue su rector por espacio de un

lustro, entre los años de 1991 a 1996.

Su labor pastoral, se ha desarrollado en diversas

parroquias, entre las cuales, es pertinente mencionar a San

Antonio y San Benito en Medellín; además se desempeñó

como Secretario del Instituto Teológico Pastoral del

Celam en Medellín, entre 1978 y 1982, y Vicepresidente

de las Misiones Franciscanas, en la Curia General de la

Orden en Roma, entre 1985 y 1986.

Como escritor, tiene a su haber varias obras, entre

las que se destaca un simpático libro, de corte

costumbrista, titulado “Del Carriel y la Guayaba”,

dedicado a narrar las costumbres de su tierra natal

Envigado, a mediados del siglo XX. Se destaca además

por ser un poeta de fina y elegante versatilidad, tiene a su

haber más de trescientos poemas con exquisito sabor

lírico.

No sobra decir, que Fray Rubén Darío Vanegas, es

un virtuoso pianista y organista y como tal, ha brindado

animación a numerosas novenas de aguinaldos, con

preciosos villancicos muchos de su autoría como ya lo

habíamos mencionado, salidos de su inspiración poética y

musical. Ha publicado diez LP de carácter religioso y tres

CD de corales y villancicos de sus composiciones, en sus

letras y música. Desde 2008, ejerce su ministerio, en la

Parroquia de San Benito en nuestra capital Antioqueña.

Como emérito hijo que ha sido de éste terruño de la

Patria, el Padre Rubén Darío, hemos querido contribuir en

dar a conocer parte de la vida y obra, del benemérito

sacerdote, escritor y músico, quien honra al pueblo

envigadeño. Su importante libro sobre las costumbres e

Historia del Envigado durante algunos años en el siglo

XX – “DEL CARRIEL Y LA GUAYABA” -, es una obra

que incumbiría conocerla toda los pobladores que habitan

y disfrutan de la ciudad señorial, y enseñársela a sus hijos,

pues en ella se muestran costumbres típicas ancestrales

que ya se han perdido y que de alguna manera deberíamos

conservar.

JUAN ESTEBAN VÁSQUEZ MEJÍA

Un ciudadano cívico

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA.

Miembro del Centro de Historia de Envigado

JUAN ESTEBAN VÁSQUEZ MEJÍA

Un ciudadano cívico

Por: LUIS ALBERTO RESTREPO MESA. Miembro de Número y Tesorero del Centro de Historia de Envigado

“La inspiración del hombre es la supuesta gloria,

la gloria lo hace grande y la virtud hace lo divino”.

Presento algunos apuntes biográficos de un

ciudadano que en Envigado fue ejemplar, y deseo con

este artículo rendirle un sincero homenaje a su familia que

desde lejanos lustros y hasta el presente han sido ilustres y

como dijo Jesucristo: “El yugo suave y la carga ligera”

(Mat. XII 29) muchas veces va coronado de punzantes

espinas y con una cruz de peso imponderable.

No se quiere hacer un escrito extenso, si no corto y

sintético, para que sea conocido uno de los hombres

lúcidos y cultos de este Envigado, porque no podemos

pasar por alto que su obra fue benéfica para la ciudad, y

muchas de sus gentes se vienen beneficiando de su

grandiosa labor y su recuerdo va de generación en

generación en este Envigado, ya que fue uno de sus hijos

epónimos de esta sociedad tan necesitada.

Nació en el año de 1.884, hizo sus estudios en la

Universidad de Antioquia ejerciendo el magisterio y

posteriormente se graduó en Bogotá donde se licenció en

química y farmacia, fundó en Envigado la conocida

farmacia Sucre que funcionó en la esquina sur-este del

parque de Envigado en donde vivió hasta finales de la

década de los años 40 cuando se traslado con su familia

para vivir en Medellín en donde residió hasta su

fallecimiento el 7 de febrero de 1.972.

Contrajo matrimonio en la parroquia de Santa

Gertrudis de Envigado en 1.906 con la distinguida

Matrona Mercedes Uribe Diez y de esta unión nacieron

varios hijos. Jaime uno de los menores fue presidente de la

Sociedad de Mejoras Públicas en el año de 1.950, entre

sus hijos se destacó el eminente Médico Gustavo Vásquez

y como abogado el Doctor Pedro Vásquez y sus dos hijas

Olga y Elena.

Don Esteban Vásquez se dedicó con gran

entusiasmo a realizar obras imperecederas, como la

Sociedad de Mejoras Públicas, en la que fue su fundador y

presidente por varios períodos. Participó también en la

fundación de la sociedad de San Vicente de Paúl y

también fue cofundador del viejo e inolvidable colegio

“Manuel Uribe Ángel” que estaba ubicado en la actual

plaza de mercado en el año de 1.912, origen del liceo

departamental del mismo nombre.

Por varias ocasiones fue miembro del Concejo

Municipal y Presidente de esa corporación en distintos

períodos. En la rama de servicios públicos fue

administrador de Hacienda Nacional, poniendo en ésta, al

igual que las demás actividades, su timbre indeleble de

pulcritud y civismo a toda prueba; por su señorío daba

gusto tratar con él.

LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE

ENVIGADO fue su obra cumbre y en el año de 2.005

cumplió sus 80 años de existencia enmarcándolo todo, su

fin primordial fue la de crear y sostener siempre y con la

ayuda del municipio un sitio del conocimiento donde las

gentes nutrieran su mente saboreando la literatura y que la

literatura infantil tuviera su espacio para todos los niños de

Envigado y que las entidades municipales también

tuvieran un lugar para sus reuniones como lo es hoy la

biblioteca José Félix de Restrepo.

La fundación de la Sociedad de Mejoras Públicas

fue la obra cumbre de don Esteban Vásquez en el año de

1.920, cuando se desempeñaba como Concejal de

Envigado, fue un hombre visionario del futuro de

Envigado y a quien se le deben varias obras destacadas

que viven hoy por hoy al servicio de la ciudadanía y como

se conoce el dicho: “por las obras los conoceréis” fue la

obra de un quijote, cuando hoy andamos en un mundo

convulsionado y revuelto e incomprensible, ese grupo de

hombres de la actual sociedad, no han soltado las amarras

de la barca y siguen cabalgando con las instituciones a un

feliz puerto, con consciencia ciudadana por los senderos

de la ciencia con toda responsabilidad, con las ideas que

nos dejó como herencia ese patriarca del civismo que

muchos conocimos como ejemplo de amor por su ciudad.

Dejo pues para la posteridad y el recuerdo de la

ciudadanía de Envigado, la hoja de vida de un ciudadano

que dio lustre a las instituciones en que participó o ayudó

a fundar. Su memoria ha de ser digna como las demás

personalidades que han cobijado este terruño y su obra

imperecedera un ejemplo para las futuras generaciones.

MARCELIANO VÉLEZ BARRENECHE

Grandeza moral de Antioquia

Por: Edgar Antonio Aparicio M.

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

MARCELIANO VÉLEZ BARRENECHE

Grandeza moral de Antioquia

Por: Edgar Antonio Aparicio M.

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado.

Miembro Correspondiente de la

Academia de Historia de Antioquia.

El General y doctor Marceliano Vélez Barreneche

nació en Envigado el 18 de junio de 1832 y murió en

Medellín el 13 de abril de 1923 a la edad de 91 años. En

1864 contrajo matrimonio con doña Concepción Pizano,

su “amada Concha” con quien compartió su larga vida. De

esta unión hubo tres hijos.

Fue el primer abogado titulado por la Universidad

de Antioquia. Católico convencido y practicante y un gran

luchador civil que lo demostró tanto en su actuar militar

como político en el Partido Conservador. Líder

indiscutible durante años, perteneciente a la corriente de

los llamados "Históricos". Ocupó los siguientes cargos:

fiscal, juez de circuito, rector de la Universidad de

Antioquia, senador de la república y gobernador de

Antioquia, entre otros.

Mostrando ejemplos de tolerancia, tan escasa en

nuestros días, nunca confundió lo que eran sus ideas con la

verdadera amistad. Así, no obstante su frecuente

participación en los campos de lucha, mantuvo amistad

sincera con muchos de sus adversarios políticos, de

quienes recibió señaladas muestras de admiración.

Para las actuales y futuras generaciones es

importante resaltar algunas actuaciones suyas que destacan

su ejemplo de valor, patriotismo, carácter y honestidad

en sus ideas. Siendo gobernador en 1862 cuando el

desastre de las tropas antioqueñas en Cartago, Valle,

reclamó para sí la total responsabilidad, alegando que,

como gobernante, había comprometido a su pueblo en una

hazaña que terminó con mala ventura. A nadie más debía

enjuiciarse. Era él el mandatario y, por lo tanto, el actor

principal y quien merecía castigo. Ante esta actitud

Mosquera le pidió que continuara gobernando. La

respuesta fue simple: no comparto sus ideas, y, por lo

tanto, no puedo acatar su solicitud. Hace evidente cómo

era la concepción ética que se tenía de los deberes

doctrinarios de quien gobernaba.

Ocupando tal cargo, 1885-1889, le ordenaron

construir una carretera que podía influir en comodidades

para una pequeña finca que tenía cerca de Envigado.

Entonces, la vendió a un precio mucho menor

perjudicando sus propios intereses, pues opinaba que los

encargados de regir los destinos de un pueblo necesitan

no sólo ser honrados sino evitar hasta las sospechas

inevitables.

También cuando el presidente Reyes quiso

concederle una pensión de jubilación, en momentos de

angustias económicas, él la rechazó en estos términos:

“Me sentiría indigno de mi Patria, de mi partido y de mis

antepasados, si sintiéndome aún con vigor para ganar el

pan, aceptara una pensión... y si yo aceptara esa pensión,

interrumpiría mi sueño de hombre honrado, el tintineo de

las cadenas del presidio.” En ese entonces tenía más de

setenta años.

Estos son ejemplos que dignifican la historia para

quienes pretendan dirigir los destinos nacionales puesto

que representan el simple resplandor ético, que se volvía

conducta.

Y era que el “arisco montañés”, educado en el seno

de una familia donde el trabajo honrado fue su mejor

ejemplo, consideraba que la riqueza material, “que

sacrifica frecuentemente el honor y la virtud”, debía ser un

medio para evitar las penas de la miseria: adquirirla era

una previsión contra la invalidez de los años y contra las

enfermedades; pero jamás debía hacerse de ella el fin

primordial de la vida. Por lo que, el trabajo honrado,

además de fortalecer interiormente, era el medio más

eficaz para poder llevar una vida laboriosa, sin apuros

económicos.

Fue pues un hombre que enalteció su investidura

de abogado y político, ejemplo por sus virtudes, quien

ciñó con honor la espada del guerrero y maestro en todo el

sentido de la palabra. Sus últimos años los paso con cierta

dificultad económica; pues él a pesar de haber ocupado las

más altas dignidades nunca utilizó ese poder para su lucro

personal. Su poder político nunca lo confundió con

intereses de grupos económicos. Su existencia es espejo en

el cual se puede mirar la República.

Este paradigma de virtudes debería ser estudiado

prolijamente por la juventud que intenta dar sus

primeros pasos en su vida profesional, y podría servir de

norma, sin restricción, a cuantas personas figuran en el

escalafón de los estadistas y administradores de la cosa

pública.

Aunque el General Marceliano Vélez nació en el

siglo XIX, es necesario incluirlo entre los personajes

envigadeños del siglo XX, por su destacado desempeño en

esta centuria. El General Vélez Barreneche hizo parte de

un grupo de antioqueños prestantes, quienes dejaron las

bases políticas y económicas del desarrollo, tanto de

Antioquia como de Colombia para el siglo XX y lo que va

del XXI.

En este orden de ideas, recordamos tres de sus

valiosos legados, y que aún tienen vigencia en nuestro

actual desarrollo nacional.

1.- Su lucha por recuperar la margen oriental del

Atrato, Golfo de Urabá y mar de las Antillas que habían

sido arrebatadas a Antioquia, por medio de actos

provisionales y transitorios, desde 1846 y avalado en el

Gobierno de José Hilario López en 1851. Por ello en 1886

envía una exposición sobre dicho tema al Consejo de

Delegatarios. En ella hace una excelente defensa de los

límites del territorio antioqueño, en la parte noroeste y

norte.

Después de un recuento histórico y apoyado en

actos legislativos y administrativos, consideraba ese acto

contrario a la ley y se lamentaba por los funestos efectos

que para la riqueza general del país y de Antioquia

generaba este hecho. Y además, que debido a esa situación

los intentos por abrir un camino para la prosperidad de esa

región hubieran fracasado. Igualmente, veía en un futuro

no muy lejano las grandes ventajas que para esta región

traería la construcción del Canal de Panamá.

Termina el Doctor Vélez solicitando que se

reconociera el hecho de que un Decreto ejecutivo

transitorio, expedido para salvar dificultades

administrativas, no tenía carácter definitivo, ni era

superior a la ley y a la tradición; y que, en consecuencia,

los límites del Estado de Antioquia al Noroeste y Norte,

son los que señalaban las leyes anteriores a 1846. Pero fue

sólo durante el gobierno de Rafael Reyes, 1904-1909,

cuando Antioquia logra conquistar este propósito.

Esta región fue pues para el General Vélez uno de

sus mayores retos, ya que había comprendido bien la

importancia de este territorio, cuyas "selvas seculares,"

dice él mismo, "inexploradas absolutamente, depositarias

de inauditas riquezas en los tres reinos, han vegetado en el

aislamiento y en la soledad, secuestradas del mundo como

las regiones del Africa Central." Por lo que se propone

abrir nuevos horizontes a los emprendedores habitantes

del Departamento, con cuyo fin dispuso se prolongase el

camino de Occidente hasta un río navegable, por el cual se

pusiera en rápida comunicación con el Atlántico.

Siendo gobernador entre 1885-1889, su mayor

preocupación fue pues la carretera al mar; abriendo un

camino a Occidente desde Dabeiba hasta aguas navegables

‘que condujeran a Urabá’; para vincular aquellas regiones

cuyas “poblaciones languidecen en terrible inacción”.

Podría decirse entonces que es allí donde está la génesis de

la carretera al mar.

Con el objeto de continuar el camino de Occidente

celebró un contrato para la construcción del Puente de

Occidente, que uniría la ciudad de Antioquia con las del

centro del departamento, el cual fue concluido en 1895.

Refiriéndose a esta obra, el periodista Oscar

Domínguez expresó: “la hermosa estructura que dentro del

sueño visionario del general Marceliano Vélez no sólo

puso a besarse una orilla con la otra, sino que integró el

interior paisa con el ninguneado Occidente”.

En 1995, cuando se celebró el centenario de su

inauguración, se estaba a las puertas de iniciar la

construcción del túnel de Occidente; hoy hecho realidad.

Dos momentos históricos diferentes pero un mismo

objetivo: integrar a Antioquia y buscar para Colombia un

más efectivo acercamiento al mar Caribe, por la vía al

golfo de Urabá. Lo anterior, ha llevado a considerar a

Marceliano Vélez, como uno de los grandes impulsores

del desarrollo de la región de Urabá.

2.- Se destaca su participación en la reforma

constitucional de 1910. El siglo XX tuvo un inicio muy

poco agradable: en sus primeros tres años tenemos la

guerra de los Mil Días y la separación de Panamá. Por tal

motivo, los grupos dominantes del país pensaron que si se

quería acabar con la pobreza generalizada y alcanzar la

prosperidad, era necesario hacerle reformas a la

Constitución del 86; éstas estarían dirigidas a reformar,

tanto la estructura política como económica del país.

Estos cambios fueron encabezados por el grupo

dirigente antioqueño en asocio con líderes de similar

mentalidad en otras regiones del país. Los principales

entre el grupo de los antioqueños estaban: Carlos E.

Restrepo, Pedro Nel Ospina y Marceliano Vélez, entre

otros.

Les correspondía por lo tanto, a los antioqueños,

ser los líderes de este movimiento, ya que durante todo el

período habían mantenido una línea de oposición con

grandes dificultades. Con ella, alcanzaron una gran

cohesión política a su alrededor.

Allí quedaron plasmadas varias de las reformas que

desde 20 años atrás, venía proponiendo el Dr. Vélez y la

élite antioqueña: prensa y sufragio libre, seguridad

personal, elección popular del cuerpo legislativo, entre

otras.

Luchó pues el General Vélez por un ideal de

gobierno que mediante la legalidad y la legitimidad

garantizara, de modo cierto los derechos políticos y

sociales a los asociados: seguridad personal, familiar,

garantía de la propiedad, en una palabra, inviolabilidad a

la vida humana y a los derechos inherentes a ella.

Puede decirse entonces, que las actividades

políticas del mencionado grupo dirigente, durante los años

1908 y 1910, estuvieron orientados a construir, paso a

paso, el edificio de las instituciones; para lo cual primero

era necesario recuperar los derechos individuales, luego

darle el carácter de representación popular a las

instituciones, y, por último, reformar la Constitución, de

tal modo que fuera la Carta común y nacional donde se

sintieran expresados los partidos.

Con la reforma política de 1910 se demostró la

posibilidad de relevo pacífico de los partidos en el

poder; y cómo una Constitución podía primar sobre los

intereses de los partidos. Se inicia entonces un nuevo

período en la historia política del país, para que las

generaciones posteriores conformaran un Estado-Nación,

que todavía se sigue buscando.

3.- Por último, tenemos la Ley 4 de 1913 sobre

régimen político y municipal, donde el Doctor Marceliano

Vélez fue el presidente de la comisión encargada de

redactar dicha Ley. Esta fue publicada en el Diario Oficial

No. 14.974, del 22 de agosto de 1913.

Esta Ley fue consecuencia del retorno a los

fundamentos de la organización territorial anterior al

General Rafael Reyes, que buscaba iniciar una etapa de

estabilidad legislativa.

En el TITULO I. DISPOSICIONES

PRELIMINARES y en su ARTICULO 1o. dice: “La

legislación relativa al ejercicio de las facultades

constitucionales de los Poderes Legislativo y Ejecutivo; a

la organización general de los Departamentos, Provincias

y Municipios; a las atribuciones de los empleados o

corporaciones de estas tres últimas entidades; a las

atribuciones administrativas del Ministerio Público, y a las

reglas generales de administración, constituye el régimen

político y municipal”.

Esta Ley conocida como “Código de Régimen

Político y Municipal” colombiano, sirvió para

complementar y potenciar la Ley 130 de 1913 que

estructuró la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, la

cual con posteriores reformas constitucionales estableció

y diferenció la estructura y función de la Jurisdicción

Especial o Administrativa de la Jurisdicción Ordinaria.

Sin embargo, la Ley 4ª como vemos trasvasó su

intitulado, puesto que regulaba materias nacionales,

provinciales, departamentales y municipales y no solo en

aspectos jurídico-administrativos como parecía hacer

referencia puntual su intitulado.

Aunque este estatuto contiene disposiciones sobre

asuntos de carácter nacional, algunas todavía vigentes, la

mayor parte estuvo dedicada a las materias

departamentales y municipales que fueron sustituidas en

1986 por el Código de Régimen Departamental y el

Código de Régimen Municipal.

La legislación colombiana en materia de derecho

administrativo, comienza entonces su trabajo en el siglo

XX, desde la expedición de la Ley 4ª de 1913. Con

posterioridad a la expedición de esta Ley se siguieron

dictando leyes sobre estos asuntos como las de 1920,

1928, 1941, 1982, Reforma Constitucional de 1968, Acto

Legislativo Núm. 1 de 1986, entre otras.

La Ley 4ª fue modificada por la Ley 19 de 1958,

Decreto 2274 de 1988 y la nueva Constitución de 1991.

A partir de esta Constitución se da una

proliferación normativa que prosiguió en el sendero de la

potenciación del régimen jurídico administrativo del

municipio, con la expedición de la Ley 136 del 2 de junio

de 1994, “Por el cual se dictan normas tendientes a

modernizar la organización y el funcionamiento de los

municipios” y así se reglamenta al Municipio como

“Entidad Territorial” autónoma en el plano político,

administrativo y financiero. Prosiguiendo con las leyes 28,

134 y 152 de 1994, 200 de 1995, 610, 614 y 617 de 2000,

entre otras leyes dictadas durante estos ocho años del siglo

XXI.

Ha de tenerse en cuenta que el régimen político-

administrativo de los municipios se reguló básicamente

por la Ley 4ª de 1913, con modificaciones posteriores que

se le hicieron hasta el año 58.

Como bien puede apreciarse este Código ha tenido

capital importancia en nuestra legislación, que hoy, con

muchas reformas, aún rige en nuestro ordenamiento

jurídico.

SANTIAGO VÉLEZ ESCOBAR “EL CARATEJO”

Por: ALFONSO RESTREPO LONDOÑO.

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado.

SANTIAGO VÉLEZ ESCOBAR

“El caratejo”

Por: ALFONSO RESTREPO LONDOÑO. Miembro de Número del Centro de Historia de Envigado. Miembro de Número de la Sociedad Bolivariana de Antioquia

En mis primeros años de estudio, muy niño aún

visitaba con frecuencia la casa de uno de mis

condiscípulos, Teddy Smith, hijo del ciudadano inglés

Alfred Smith, residente en Medellín desde años atrás, y de

su señora esposa doña Elenita Vélez Escobar. En algunas

ocasiones allí veía llegar visitas de familiares o amigos,

sin reparar quién o quiénes eran y más aún en qué se

ocupaban, pues siendo de mucha más edad que nosotros,

nos manteníamos ajenos a sus conversaciones.

Muchos años después y sin contactos ya con Teddy

ni con sus padres debido a los rumbos diferentes que

íbamos tomando en la vida, vine a saber con gran sorpresa

que entre aquellas personas que allí asistían se encontraba

nada menos que Santiago Vélez Escobar, “El Caratejo”,

pues era hermano de doña Elenita. Cuánto lamento hoy

no haber disfrutado de ese personaje en su propia voz con

su repentismo, su chispa o su poesía porque fue uno de los

grandes de las letras colombianas. Pero era lógico:

nuestras mentes aún no estaban capacitadas para

comprender ese don maravilloso con que han sido dotados

por La Providencia muy pocos mortales, o tal vez digo, El

Caratejo fue prudente ante nuestra presencia juvenil. ¡Qué

lástima!

Pero pasemos a ver quién era Santiago Vélez

Escobar. Nació en el año de 1900 en donde quedaban las

famosas minas del Zancudo, Titiribí y era hijo de Santiago

Vélez Mejía y Dolores Escobar. Allí permaneció en los

años de su juventud, apareciendo con fecha de 1923 el

soneto que lo hizo famoso, “Hace un año Señor”, que dio

comienzo a la “demanda” que le entabló a una ingrata

mujer por el alquiler de su corazón ante el Juez Supremo.

Andariego como buen paisa, estuvo por Bogotá, el

Quindío y otros lugares del país, acompañado por su tiple,

para después venir a sentar bases en sus últimos 15 años

en la paradisíaca tierra envigadeña que amó sobremanera,

así le hubiera tocado vivir en un pequeño y humilde hotel,

media cuadra abajo del parque principal. Don Hernando

Garcés Uribe, quien lo conoció en 1941, en su “Semblanza

Anecdótica” al presentar el libro “La Demanda” que editó

el Centro de Historia de Envigado en 1991, escribió,

“improvisaba versos impecables con esa difícil facilidad

que Dios da tan sólo a unos pocos. Los versos le salían

espontáneos y rápidos en el momento preciso”, y Ernesto

González para la misma publicación decía, “Era un

fabricante al por mayor de retruécanos, chispazos y

décimas”. Agrego a lo anterior, que sus sonetos tienen

una pura confección en los cuales logra con juego de

palabras, expresar con delicada musicalidad una

composición perfecta y una marcha armónica de las ideas.

Todo en su poesía es belleza y agrada al lector que lo

absorbe completamente. Se puede decir que fue un poeta

que con humorismo dispuso de un gran ingenio agudo,

improvisando con facilidad única sobre los sucesos del

momento, ya el elogio a una reina, la boda de personajes o

a políticos de turno.

En el Bar La Bastilla de Medellín, el más

frecuentado por su grupo de amigos, y contertulios, hacía

gala de su repentismo y alguna vez que iban a operarlo de

los ojos temiendo quedar ciego, se expresó así:

Mi inquieta imaginación

se preocupa en pensar,

que si me van a operar,

puedo perder la visión.

Si con esta operación

se ha de acabar mi alegría,

yo sin ver la luz del día

prefiero estar enterrado,

porque con ojo sacado

no vale Santa Lucía.

Su habilidad poética, su maestría, era obra de una

gran inteligencia que lo acompañó durante toda su vida,

igual que su bohemia y quizás esta última fue la culpable

de su eterna soltería, como podemos notar en dos décimas

que extracto de su poema que dedica a un gran amigo con

el siguiente epígrafe, poema que tituló:

CANTO A MI SOLTERÍA

”No te cases pobre que la pobreza es mala

educación”.

Palabras de Jesucristo en las Bodas de Caná,

Capítulo IV, Versículo V del Evangelio de San Lucas”.

Siete novias tuve yo

y todas fueron bonitas;

de amor les dije mis cuitas

que cada una escuchó;

ninguna dijo que no,

que siempre haríamos la boda;

pero estos rones con soda

nos dejan en menoscabo,

y lo peor es el guayabo,

que nunca pasa de moda

En síntesis me quedé

lo mismo que las beatas;

no quise meter las patas,

por eso no me casé;

lo digo de buena fe

que pienso morir soltero;

sin dejar un heredero;

que eso sería un disparate;

a heredar versos . . . carate . . .

y nunca heredar dinero!

Una muestra de la forma cómo jugaba con las

palabras, podemos verla en la siguiente décima que le

escribió a Julio Vives Guerra, diciéndole que aún seguía

vivo, luego de que aquél publicara en 1945 en el periódico

El Tiempo de Bogotá, que El Caratejo había fallecido, la

cual tituló:

“PARA MORIR ME DEMORO”

(Matusalén)

Al leer tu anecdotario,

sentí enorme calofrío;

puesto que ya el cuerpo mío

se encontraba en un osario;

sentí un olor a incensario,

me vi entre cruz y ciriales

y para colmo de males,

aunque muerto no me amaño,

te invito dentro de un año

a mis tristes funerales.

Pero si JULIO tu aún VIVES,

por qué pues, me haces la GUERRA,

y me envías a la tierra,

en lo que en el Tiempo escribes;

si por acaso recibes,

esta carta que hoy te escribo,

espero pronto el recibo

y también la recompensa

de publicar en la prensa

que todavía estoy vivo.

A Vélez Escobar se le han musicalizado

por compositores de la talla del maestro Carlos Vieco,

entre otras sus obras, el pasillo “Al calor de tu afecto”, los

bambucos “Siempre tienes fría el alma” y “No quieras más

corazón”, etc., e interpretadas por agrupaciones como el

famoso “Dueto de Antaño”; pero la que lo inmortalizó

como lo anoté antes, fue “La Demanda” que se inicia con

su soneto “Hace un año Señor”, jocoso y sentimental en la

cual intervienen más de treinta poetas del país y aún del

exterior, coadyuvando en tan delicado proceso amoroso

con acusaciones, alegatos, testigos, etc., en forma

admirable, hasta su sentencia y castigo, sobre los cuales

transcribo apartes de algunos de ellos a continuación:

“HACE UN AÑO SEÑOR”

Hace un año, Señor, estoy queriendo

con todo el corazón a una mujer;

hace un año que en él está viviendo

y no quiere pagarme el alquiler.

A la ingrata le di mis ilusiones

y en pago de su amor se lo alquilé;

la cuenta me negó mil ocasiones

hasta hoy que ante Ti, la demandé.

Tu que eres Juez justísimo y severo,

haz que me quiera como yo la quiero

pues pierdo la paciencia y la razón;

Y si no me concedes lo que pido,

préstame el policía del olvido

para sacarla de mi corazón.

Santiago Vélez Escobar

Titiribí, 1923”

En “Contestación a la Demanda”, la acusada a

través de su apoderada (Rosa Tulia Varón, de Pereira,

dice: Allí encontré un retrato, una paleta, / una lira, el

pedazo de un espejo; / un carriel, un bastón y una muleta. .

./ era el cuarto Señor de San Alejo. // “Habla otro testigo”:

Ismael Santofimio Trujillo, de Ibagué. Yo no quiero Señor

ser un perjuro, /diciendo lo que él sólo me contó; / que la

mujer le debe, yo lo juro;/ pero sé que Santiago la buscó.//

De La Fiscalía Femenina de Santiago de Chile, escribió

NUBIA Ossaudon de Baeza, Tu “Demanda” ha caído

entre mis manos/ y yo he estudiado el caso con amor;/

imposible es fallar sin que se le oiga/ también a aquella

“ingrata” su razón.// Y del “Dictamen Pericial”, Nicanor

Velásquez Ortiz, de Ibagué, adujo. Construcción

antioqueña sobre zancos, /cuya base apuntala en los

barrancos/ de una quebrada de aguardiente y ron; // Hubo

“Un Juramento en Falso” (que según El Caratejo, tenía el

dedo plancho de jurar en falso). Intervino “La Defensa”

con Miguel Vargas Paul de Panamá: Qué ingrata . . No lo

soy. Por ilusiones, / por sueños nunca me llegué a ofrecer .

. ./ El ha callado . . . en tales condiciones/ no le podía,

Señor, corresponder.// “En Casación”, Francisco Campo

Rivera de Buga: A la Corte Suprema en Casación/ ha

subido, Santiago la querella/ que le entablaste a la mujer

aquella/ que fue inquilina de tu corazón.//

Se pronuncia “La Sentencia Final” y “Castigo”, por

Cesáreo Rocha Castilla de Ibagué: Creo que lo anterior es

suficiente/ si en mi disertación no me equivoco, / para

afirmar en forma concluyente/ que tú, poeta amigo, eres

un loco. // Y tú, acusada por indiferente/ codiciable mujer,

que amo y evoco, / malferiste al poeta?. . . delincuente / y

loca eres también . . o falta poco // Pero como las causas

penales/ impiden condenar los anormales/ posesos del

amor o del demonio, // sentenciar para ellos no vacilo, /

perpetua reclusión en el asilo/ o pena capital: EL

MATRIMONIO

La Demanda de Santiago Vélez Escobar, “El

Caratejo Vélez”, fue un juicio tan sonado, así haya sido

sólo poéticamente y en el papel, que seguirá haciéndolo

indefinidamente mientras exista la “excelsa” poesía.

Haciendo gala de sus extraordinarios chispazos, El

Caratejo, al viajar un día en el tranvía de la época para un

barrio de Medellín, notó que una conocida, de muy corta

estatura no lograba tocar el timbre para bajarse, con

sobrada amabilidad le dijo:

“viendo a Luz que en el tranvía

tocar el timbre quería,

y ella alcanzar no podía

le preguntó medio loco:

Lucerito se lo toco?”

Y a propósito del Miércoles de Ceniza, escribió en

alguno de ellos la siguiente décima:

“Te vi una cruz en la frente

hoy miércoles de Ceniza

y me causó mucha risa,

pues me acordé de repente

de aquel cura inteligente

que con ademán sereno

y un poquito de veneno

con una gran alegría

al ponérsela decía:

Eres polvo, pero ¡ah bueno!”

Y para no dejar escapar el matrimonio más “in”,

según la prensa, del señor Nicolás de Zubiría con una

hermosa y distinguida dama de la sociedad, escribió:

“Esta tarde en el Poblado

se nos casa Marta Elena

y cabría preguntar

si Nicolás subiría.”

Cuantas anécdotas más nos dejó su prolífica pluma

que quisiese plasmar acá. Por ahora disfrutemos esta corta

muestra del ingenio del “Caratejo” Santiago Vélez

Escobar, el cual falleció el 18 de enero de 1955, en la

Clínica Medellín, se fue su alma pero nos dejó sus poemas

y recuerdos.

DON PACOMIO VÉLEZ GÓMEZ

Fundador de Pavezgo

Francia Marietta Garcés Giraldo

Miembro Correspondiente del

Centro de Historia de Envigado

DON PACOMIO VÉLEZ GÓMEZ

FUNDADOR DE PAVEZGO

Francia Marietta Garcés Giraldo

Miembro Correspondiente del

Centro de Historia de Envigado

Nuestro mundo actual es un devenir de falsos

valores, hoy no se respeta nada, las virtudes morales

enseñadas por los grandes hombres de nuestra tierra se han

vuelto solo un recuerdo. La dignidad, la ley, el honor

fueron el emblema emplazado dentro de un pedestal en

cada hogar que conformaban nuestros ancestros,

personajes como don Pacomio Vélez Gómez, nos evoca la

vida ejemplar de nuestra raza, un hombre que sin ser

envigadeño vivió y prosperó en nuestro municipio.

Nacido el 19 de julio de 1925 en el municipio de

Andes (Antioquia), sus padres don Bernardo Vélez y

Esther Gómez, sus hermanos Rodrigo y Conrado Vélez

Gómez. Termina sus estudios en el Liceo de Andes (Ant.),

queda huérfano a la edad de doce años y siendo el mayor

de sus hermanos toma la responsabilidad de su hogar.

En el año de 1944 llega con su familia a nuestro

municipio Envigado y fija su residencia en el barrio

obrero; se le ha considerado como un ciudadano ejemplar,

exitoso empresario, hombre cívico por excelencia ,

concejal de la ciudad, miembro muy activo de la Sociedad

de Mejoras Publicas, participó en la fundación del Asilo

de Ancianos “Revivir”, por sus méritos, es designado

Presidente Perpetuo de la Fundación “Horacio de J.

Restrepo” dedicada al cuidado de las jóvenes de escasos

recursos económicos, miembro honorario de El Centro de

Historia de Envigado y de la Biblioteca José Félix de

Restrepo, así como del Comité Municipal de Cultura y

retomando el calificativo que le dio el Excelentísimo

Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga Arzobispo de

Tunja fue “fundador de vida cristiana en su forma más

perfecta”.

De igual manera incursionó por su propia cuenta y

con acierto en el perfil urbanístico de la ciudad, ornándola

con grupos escultóricos que recogen valores de nuestra

tradición folklórica como “el monumento a los arrieros” y

también hizo ejecutar importantes obras de amueblamiento

urbano en la Vía Las Palmas, mereciendo por todo lo

anterior, unido a su natural sencillez y transparencia, la

admiración y el respeto general de la ciudadanía de

Envigado.

Don Pacomio Vélez Gómez encontrándose cara a

cara con la luz de la Fe contrajo matrimonio con la

distinguida dama Leticia Quintero formando un hogar

íntegro con sus cinco hijos Armando, Beatriz, Jhony,

Conrado y Adriana Vélez Quintero.

Inicia su vida laboral, como trabajador en la fábrica

de Rosellón, filial de Coltejer industria dedicada a la

incursión textil y en sus ratos libres dedicaba su tiempo a

fabricar lámparas para alumbrar imágenes: Utiliza un

pequeño taladro manual, un esmeril y una lima triángulo

que partió en dos, sacándole punta y calentándola al rojo

vivo en el fogón de su casa, las cuales introduce en aceite

para templarlas. Sus primeros trabajos los realiza con el

taladro perforando unas coquitas de vidrio que compraba,

fabricando con ellas las primeras lámparas, para ser

vendidas por docenas en el comercio de Medellín.

Posteriormente es trasladado a Sedeco como supervisor

pero finalmente termina su etapa de empleado en la

empresa Fatesa en Medellín, en esta Compañía sobraban

unos conitos plásticos, los cuales despertaron su interés,

los compra y combina el vidrio con el plástico, para

elaborar otras lámparas.

Al retirarse el Señor Pacomio de esta Empresa,

empezó en firme a sacar éstas y otros modelos de su

imaginación y aprovecha toda esta experiencia laboral

para realizar el sueño de ser administrador de su negocio y

por iniciativa propia fundó el 17 de octubre de 1946 la

cristalería “Pavezgo”. En un comienzo la empresa se

constituyó como un establecimiento de comercio a nombre

de persona natural, su inicio fue en forma empírica y con

herramientas muy rudimentarias. De esta manera con un

espíritu emprendedor y la permanente colaboración de su

esposa, Leticia Quintero, la industria progresó.

Después de tener su empresa, varios años en el

municipio de Medellín, exactamente en Manrique

Oriental, pero sin perder contacto con el Municipio de

Envigado, puesto que su madre y sus hermanos

continuaban viviendo allí, vendía al por mayor como lo

dice la historia y no veía la hora de trasladarse nuevamente

a Envigado.

El deseo de ser grande nos invade a todos, pero los

límites que en ocasiones nos imponemos a voluntad nos

hacen retroceder en la meta, no fue este el destino de Don

Pacomio, quien se dedicó con esfuerzo, constancia y

dedicación a capitalizarse, cuando logró reunir suficientes

recursos económicos, no desaprovechó la oportunidad y

compró un terreno pequeño ubicado en el Barrio Jardines

de Envigado, donde actualmente se encuentra la empresa,

es así como logra trasladarse a nuestro municipio en donde

se le considera pionero en la industria de Lámparas; esto

ocurre entre los años 50 - 60 aproximadamente, desde

entonces comienza a vender al “detal” y hace publicidad

en las agencias de viaje para que le enviaran los turistas

que venían de Centro América, Las Antillas Holandesas,

Curazao y República Dominicana.

Posteriormente la empresa se transformó como

sociedad limitada el 02 de junio de 1975 bajo escritura

pública No. 556 de la Notaria Primera de Envigado y por

último se convierte en Sociedad Anónima bajo escritura

pública No. 350040 de la Notaria Segunda de Envigado

del 09 de mayo de 1998. Hoy en día con la participación

de sus hijos la fábrica ha seguido floreciendo y

consolidándose.

Hoy la compañía se fortalece como una de las

empresas familiares más prestigiosas que distinguen y dan

fulgor a Envigado, pues no solo ha sido una importante

fuente de empleo para los habitantes de nuestra ciudad

sino que su proyección se ha extendido a los campos de la

cultura, el trabajo social y el civismo, cumpliendo con el

mandato constitucional de garantizar que la propiedad

privada tenga una verdadera función social.

Es su permanente vinculación con toda buena

causa en campos: religioso, social, educativo, cultural,

turístico, deportivo y cívico así como con el patrocinio

para la publicación de varios libros de carácter cultural y

en múltiples oportunidades el apoyo brindado a Cortiple

para la realización del Encuentro Nacional, en donde la

generosidad de don Pacomio y de Pavezgo se hizo

presente de manera constante para con nuestra ciudad.

En nuestro mundo moderno existe el riesgo de no

conocer el verdadero significado del servicio por el otro, el

hombre domina cada vez más el universo material pero el

conocimiento de si mismo cada vez menos. Don Pacomio

Vélez Gómez alcanzó el desarrollo de sus valores dándole

jerarquía a su estilo de vida, y lo que mejor lo identifica es

el legado que tenemos en nuestra ciudad: INDUSTRIAS

PAVEZGO. El sueño de un hombre consiste en la

consecución del señorío absoluto de su existencia y él la

logró.

Según sus propias palabras “…me lleno de íntima

y profunda satisfacción, por el indudable hecho afortunado

para mí, de ver a todos mis hijos laborando unidos hombro

a hombro, en este mismo empeño familiar, la vida, es una

celebración, y debe ser un acto de compromiso y

capacidades, en el noble empeño de construir una patria

más amable y justa para todos.”.

En la Monografía sobre Envigado, “Entre la

Montaña y el Río” los autores se expresan: “Sin duda en la

presencia de don PACOMIO VÉLEZ GÓMEZ tiene

Envigado uno de sus indiscutibles pilares sociales y en

PAVEZGO un activo bien importante para nuestra

Ciudad, lo que les merece sin ambages, bien de la Patria y

el reconocimiento de gratitud de sus conciudadanos.”

Fue un hombre de espíritu libre que supo abrir su

corazón y fortaleza a Dios, esto le ayudó en su tarea

misionera, porque sólo un alma que se conmueve con el

dolor ajeno puede comprometerse con la sociedad como lo

hizo en vida nuestro ilustre conciudadano.

MONSEÑOR EUGENIO VILLEGAS

GIRALDO

Por: MARTÍN HOYOS GALLO

Miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado

EUGENIO VILLEGAS GIRALDO

“Prelado de honor”

Por: Martín Hoyos Gallo ┼

Miembro de Número del

Centro de Historia de Envigado

Varón perfecto, ciudadano ejemplar, levita modelo

de Párrocos “Prelado de honor” de Su Santidad Juan Pablo

II, - de santa memoria - , elocuente y convincente

predicador del Evangelio, además de destacarse como un

extraordinario orientador de juventudes, no sólo en el

aspecto académico sino también en el campo espiritual;

son títulos suficientes para catalogar a nuestro personaje,

como gloria del oriente antioqueño y orgullo de la ciudad

de Envigado.

Cupo al municipio de el Peñol la suerte de arrullar

su cuna, teniendo en cuenta que allí nació, en el hogar

formado por los distinguidos y cristianos esposos Don

Leocadio Villegas y Doña María Luisa Giraldo, el día 10

de abril de 1926, correspondiéndole el número 13 de sus

19 hermanos entre hombres y mujeres, de los cuales, dos

fallecieron siendo aún niños.

EL ESTUDIANTE:

El niño Eugenio, a imitación de Jesús de Belén, fue

creciendo al lado de sus padres, y desde muy temprana

edad empezó el estudio de las primeras letras en el

Colegio León XIII de su tierra natal y terminó el ciclo de

primaria en La Escuela “Joaquín Antonio Uribe” de

Medellín a donde se había trasladado con su familia.

En la edad adolecente cursó sus estudios de

bachillerato en el Seminario Menor de la Arquidiócesis, en

donde además cursó algunas materias propias del ciclo de

preparación al presbiterado para luego pasar al Seminario

Mayor en donde cursó los estudios de filosofía y teología,

culminando esta etapa con la sagrada orden del Diaconado

que recibió del prelado Arquidiocesano el 1° de noviembre

de 1962.

EL SACERDOTE:

Un año más tarde, es decir en 1953, el

Excelentísimo Señor Joaquín García Benítez, titular de la

Arquidiócesis consagró al diácono Eugenio Villegas

Giraldo como “Sacerdote Eterno según el Orden de

Melquicedec” y así, el nuevo sacerdote, antes de iniciar su

meritoria misión apostólica cantó su primera Misa

solemne con el alborozo de su familia y coterráneos, el 1°

de enero de 1954, en el Templo Parroquial de El Peñol, su

tierra natal.

Y es así como a principios de 1954 le corresponde

iniciar su labor sacerdotal en la Parroquia de N.S. del

Rosario de Bello, donde más tarde pasó a la Parroquia

principal de Itagüí hasta completar tres años, es decir hasta

el año de 1957 cuando llegó por orden superior a

Envigado como cooperador del Padre Pablo Villegas

López, en la Parroquia de Santa Gertrudis la Magna, con

la satisfacción de haber cumplido una misión muy

importante a favor espiritual de las dos Parroquias en

donde le correspondió iniciar el pastoreo de las almas.

Cuatro años aproximadamente le correspondió

ejercer su apostolado en la Parroquia de Santa Gertrudis

en donde se destacó no sólo como gran orientador

espiritual haciendo gala de su oratoria y su capacidad de

convencimiento ante su auditorio, sino igualmente como

orientador de la niñez y de la juventud, como quiera que

su misión apostólica no se concretó a la Parroquia sino

también a la de director del Liceo Restrepo molina.

EL FUNDADOR:

Su período en Santa Gertrudis no fue muy largo,

pues en enero de 1961 la Curia Arquidiocesana expidió el

decreto No 232 por medio del cual fueron creadas 29

nuevas parroquias y entre ellas San Marcos, San Mateo y

San Rafael en Envigado, y fue entonces cuando el

Excelentísimo Sr. Tulio Botero Salazar, Arzobispo de

Medellín, llamó al Padre Eugenio Villegas y le

encomendó la fundación de la Parroquia de San Marcos

cuya jurisdicción fue demarcada en el Barrio La Magnolia

y sectores inmediatos y circunvecinos.

Me haría muy extenso en un espacio limitado como

en el presente artículo, si entrara en detalle de los

intríngulis y peripecias que tuvo que afrontar nuestro

ilustre personaje para realizar y llevar a feliz término la

importante misión que le fue encomendada. Sin embargo,

es bueno tener en cuenta que el primer paso fue la

construcción de una pequeña ramada en una calle, la cual

sirvió de primera Capilla en donde se instaló el Santísimo

Sacramento y se administraban todos los demás

sacramentos eclesiásticos. Valga la pena sí, tener en

cuenta que para la fundación de la nueva Parroquia

encontró una comunidad muy entusiasta y muy

colaboradora si se tiene en cuenta que entre los hombres se

constituyó una junta de caballeros que se dedicaron a

colaborar activamente con el nuevo párroco en las

distintas actividades y el sector femenino también

desplegó su actividad, conformando el famoso Comité de

las Empanadas, el cual aportó muchos beneficios a favor

de la ejecución de tan magna obra.

En aquel entonces, el padre Villegas se hospedó en

la casa de Doña Nena Gómez, al frente de los terrenos

donde sería levantada la primera capilla, casa en la que en

un principio se guardaba el Santísimo Sacramento. Viendo

el Sr. Carlos Ángel Tamayo, la precaria situación del

nuevo Párroco, le ofreció una casa para que viviera en ella.

Allí fijó su residencia el Cura Párroco, y un corredor era a

la vez comedor, sala de despacho parroquial y salón de

clase, en donde un pequeño grupo de chiquillos, bajo la

dirección amable de Sor Benita, religiosa de las Siervas de

Cristo Sacerdote, dio comienzo a la obra de enseñanza

porque en aquel tiempo se carecía de un plantel educativo.

Fueron aquellos días en los que se iba levantando

la capilla hasta que fue una realidad el templo parroquial

en terrenos cedidos con la generosidad de algunos

feligreses, tales como los de la familias Jaramillo, con

doña Concha a la cabeza, gran benefactora. También se

pudo establecer y construir el colegio o Unidad Educativa

San Marcos, obra en la cual el padre Eugenio logró con los

políticos de Envigado conseguir los fondos necesarios

para su construcción. Igualmente hay que destacar la

colaboración muy eficaz de Don Pacomio Vélez, quien

donó las lámparas para el nuevo Templo. Este Templo del

Señor, y en honor a San Marcos, fue inaugurado el 15 de

agosto de 1967.

UN CURA SERENATERO:

El padre Eugenio, para conseguir fondos para la

construcción del Templo, se ideó un programa para llevar

serenatas a las familias pudientes del barrio y de esta

manera conseguir los medios que tanto necesitaba.

Su eslogan era: “Escuche esta serenata que otros

seguirán su ejemplo. Es San Marcos quien la ofrece para

levantar su templo”.

Esta era la primera estrofa de un bambuco

compuesta por el mismo padre Villegas y la cual le servía

de introducción a las serenatas que durante algunos meses

se escucharon por todo el barrio. En una de sus homilías

anunció a sus nuevos feligreses que llegaría personalmente

a la puerta de sus casas para cantar una serenata con

canciones colombianas, por la que cobraría la suma de

cincuenta pesos destinada a la obra del Templo. Se

acompañaba del tiple, y era para sus gentes una novedad

ver a un cura joven cantando bambucos, se dice que

muchos de sus feligreses lloraban de emoción y estos

empezaron acompañarlo en las noches inclusive si llovía o

bajo torrenciales aguaceros.

En esta maravillosa y motivadora labor musical, el

Padre Eugenio llegó hasta cuatrocientas serenatas, con un

total de dos mil doscientas canciones, lo que le produjo en

ese entonces (1961), la no despreciable suma de veinte mil

pesos con la que formó el primer fondo para empezar a

construir la Parroquia que hoy día, es orgullo de Envigado

y sus gentes. Aunque no faltaron quien lo criticaba y

llevaron sus notas a la Curia, con acusaciones manifiestas

por su proceder, pero ellas fueron desestimadas por las

autoridades eclesiásticas. Una manera de defenderse de

sus acusadores fueron sus magníficas palabras: “Dios es

música, Reverendísimo Padre, y los párrocos no podemos

cruzarnos de brazo a esperar que con solas limosnas, en

una Parroquia que inicia, se hagan milagros. Estoy

honrando a Dios y procurando que Él llegue en verdad al

corazón de mis feligreses, en plan de educación y en

música de mi patria.”

Cuando El Obispo Auxiliar, Monseñor Miguel A.

Medina fue a visitarlo y conocer de cerca su obra, pudo

constatar cómo vivía pobremente y al escuchar sus

canciones y sus guitarras, encontró que eran todas, perlas

musicales que levantan el espíritu, dignifican el amor y

hacían más sólida la unión de la familia cristiana.

Reconoció su labor y le dijo que no hiciera caso de

aquellas personas que no lo comprendían y continuara con

su labor apostólica y cristiana.

EL EDUCADOR:

A la vez que se levantaba la nueva parroquia, se

comenzó a gestar la labor educativa y pastoral en bien de

la comunidad. El decía: “Soy hijo de un Maestro, de un

Educador, de un hombre ungido por Dios, a quien colmó

de prerrogativas y de dones especiales, que supo poner al

servicio de los demás, para el brillo de las obras que dan

gloria a Dios en la vendimia de sus frutos.” Fue así como

se esforzó para realizar su principal legado para la

juventud del barrio y que ha de ser siempre recordada.

En acatamiento a la orden de su superior

jerárquico, en el mes de febrero de 1988, el padre Eugenio

se le traslada a la Parroquia principal de Envigado, Santa

Gertrudis la Magna, después de servir durante 27 años en

su parroquia de San Marcos. Fue nombrado Párroco

principal y allí también dirige los destinos del Liceo

Francisco Restrepo Molina, en una labor educativa

envidiable, donde se distinguió por su orientación

espiritual para la niñez y juventudes en dicho plantel

educativo.

Fuera de ello, se dedica a su labor Pastoral Social,

reorganizando el servicio gratuito de mercados y atención

médica para las familias carentes de recursos. Se preocupa

igualmente el padre Eugenio, en el mantenimiento y

enlucimiento del Templo. Dotó a la parroquia de una

emisora en estéreo para promover y divulgar el evangelio

y para transmitir los actos especiales de la Semana Santa,

las fiestas patronales y eventos culturales. Además de

realizar múltiples acciones para mejorar las dotaciones

educativas con las cuales contaba la parroquia.

SU PARTIDA:

El año de 1996, fue el de su partida. Fue un hábil

administrador, visionario. Educador, infatigable en su

labor pastoral, emprendedor e intachable levita de Cristo.

Uno de los más inspirados oradores, comprensivo

confesor, insigne maestro.

El último año del Padre Eugenio al frente de la

Parroquia y del Liceo tiene tintes quijotescos: conservó

una inquebrantable voluntad de servir, que recogía en una

de sus últimas homilías: “Señor, Quiero vivir más. Para

servir más” y decía en otra ocasión: “Las personas pasan,

pero las obras quedan”. Su obra fue de gran trascendencia

para la iglesia, para la educación y para el progreso de la

Ciudad Señorial.

Todavía en su lecho de enfermo, alimentaba en su

corazón proyectos y luchaba con heroísmo contra el dolor,

sin abandonar sus labores, hasta que tuvo que dejarlos por

encontrarse casi inmóvil. Entregó su alma a su Creador el

20 de septiembre de 1996, un viernes a la una de la tarde.

Fue una pérdida irreparable para los envigadeños,

de este Levita, lleno de amor por su prójimo y dado al

servicio de los demás, persona incansable en sus labores y

destinado por la Providencia hacer desde sus primeros

años la voluntad de su Creador, cuando lo destinó al

servicio religioso, para que continuara con una labor

apostólica que fue su meta y que conservó hasta el final de

su existencia.

TÍTULOS Y CARGOS OBTENIDOS.

Sociólogo Universidad Pontificia

Bolivariana.

Máster en Educación Administrativa de la

Universidad de Antioquia.

Sociología Religiosa en la Universidad de

Salamanca, España.

Coadjutor, Vicario Colaborador, Párroco,

Monseñor.

Profesor de bachillerato del Seminario

Mayor de Medellín

Delegado por la Arquidiócesis para la

educación a congresos educativos en varios

países.

Decano de bachillerato de la U.P.B.

Director de las Escuelas Eucarísticas de

Medellín.

Miembro de juntas de varias instituciones

cívicas.

SÍNTESIS CRONOLÓGICA.

Nace en El Peñol, el 10 de abril de 1926.

Es ordenado sacerdote el 1° de noviembre de 1953.

Obtuvo el grado de Sociólogo de la Universidad

Bolivariana.

Cantó su primera misa el 1° de enero de 1954.

Entre 1953 y 1957, es el Vicario Cooperador en las

parroquias de Nuestra Señora del Rosario en Bello

y en la Parroquia de Itagüí.

En 1957 llega como Coadjutor del Párroco de

Santa Gertrudis en Envigado.

Durante el año de 1961 se crea la nueva Parroquia

de San Marcos y es nombrado párroco.

En 1966 viaja a los Estados Unidos y consigue un

mimeógrafo para las publicaciones del Templo y

del Colegio.

En 1967 se inaugura el nuevo Templo de San

Marcos en Envigado.

En 1977, funda el Consejo Pastoral en su

Parroquia.

En 1978 fallece su hermano Jairo Humberto

Villegas Giraldo, profesor y benefactor de

UNESAM.

El 27 de octubre de 1981, fallece su otro hermano

el Dr. Arturo Villegas Giraldo quien fue

representante a la Cámara.

Durante el año de 1983, fallece víctima de un

atentado, el Dr. Oscar Arturo Villegas Giraldo otro

de sus hermanos.

En febrero, de 1988 El Padre Eugenio se despide

de la Parroquia y asume como Párroco de Santa

Gertrudis y de Rector del Liceo Francisco Restrepo

Molina.

En 1990, participa en las celebraciones de los 30

años del Liceo Francisco Restrepo Molina con

programación especial durante todo el año.

Recibe en el año de 1991, de su Santidad Juan

Pablo II, el honroso título de “Prelado de Honor de

su Santidad”.

En 1996, año de su partida, se despide de su

feligresía y es recibido por su Creador, el 20 de

septiembre del mismo.

Pbro. PABLO VILLEGAS LÓPEZ

El Pastor y el Párroco

Por: Lic. Pedro Alonso Rivera Bustamante

Secretario de Educación para la Cultura

PBRO. PABLO VILLEGAS LÓPEZ

Pastor y Párroco

Por: Lic. Pedro Alonso Rivera Bustamante

Secretario de Educación para la Cultura

Sus padres fueron Ernesto y Ana Josefa (Pepa),

quienes formaron su hogar con 16 hermanos. Antes de la

ordenación sacerdotal murió su papá y él quedó como

cabeza de familia. El entonces Rector del seminario

Monseñor Emilio Botero González le autorizó para ir a

dormir todos los días a la casa (Itagüí) ya que la hermana

menor quedó de 15 días. Estudió su bachillerato en el

mismo seminario de Medellín, donde continuó la Filosofía

y la Teología. Desde el Seminario, en literatura escribió

bellísimos poemas que sus hermanos recopilaron en un

libro titulado “SEMBRANDO SEMILLAS”. Ordenado

sacerdote en el Palacio Episcopal, La Playa con La Unión,

en febrero 8 de 1948 por Monseñor Joaquín García

Benítez. Su primer ministerio fue de Secretario privado

del Sr. Obispo de Pasto Monseñor Emilio Botero G. luego

tuvo los siguientes ministerios: Vicario parroquial de Sta.

Bárbara y Caldas, después párroco de Angelópolis, Puerto

Berrío, Envigado, en estas tres parroquias fundó colegios

para niñas y jóvenes, sobresalió en Envigado el Instituto

Parroquial Femenino que luego fusionó con el Liceo

Francisco Restrepo Molina, fundado por él, con esa

entrega y deseo de servir a la juventud, ya que en

Envigado sólo existía el colegio de la Presentación.

Después pasó al barrio Belén y como chiflado

siempre por la educación se le dedicó a reestructurar el

liceo San Rafael, que había caído en todos los aspectos

inclusive en ideologías de izquierda; todo quedó

subsanado.

Luego salió a la Metropolitana, allí se enfrentó a

reforzar con hierro y concreto, muros, vigas y columnas,

trabajo que le costó mucho desgaste físico; pasó luego a

San Joaquín para terminar como Párroco en San José en el

Poblado. Renunció por enfermedad y se hizo nombrar

vicario parroquial de la Inmaculada, donde estaba como

Párroco el Padre Ernesto su hermano, allí estuvo dos años

y se retiró debido a su larga enfermedad.

Su empeño sacerdotal se consigna en los puntos

siguientes: El gran amor y difusión de la Divina

Eucaristía, acompañado siempre de la Virgen María. La

dedicación a la juventud para la educación, el servicio

sobre todo a los más pobres y no de palabra sino con las

manos abiertas; su intransigente velar por la moral en las

costumbres, la piedad y el santo rosario.

El Padre Pablo se caracterizó por su espíritu

emprendedor, por su disciplina y orden. Durante su

Rectoría en el Liceo supo imprimir esos valores en la

comunidad liceísta, e inspiró toda aquella época que los

documentos históricos reconocen como una de las mejores

en la institución.

Podría hablarse de 1973 como un año crucial en la

vida del Liceo tan ligada a la del Padre Pablo. Por una

parte, el 8 de febrero la comunidad celebró con gratitud y

alegría las Bodas de Plata sacerdotales de su fundador y

benefactor: pero de otro lado, en ese mismo año concluyó

su gestión al frente del colegio, pues en noviembre fue

nombrado como pastor para otra parroquia. La comunidad

entera despidió con un sentido homenaje de gratitud al

ilustre levita que durante 13 años de cuidado pastoral y

con espíritu infatigable, supo guiar los destinos del Liceo.

En el archivo personal se han encontrado las joyas

de discursos que pronunció en varias ocasiones y

muchísimas homilías como conferencias a los jóvenes. Las

composiciones literarias y poéticas referentes a todas las

materias pero llenas de sagrada escritura de la cual era

erudito conocedor.

Murió en su casa de familia, rodeado del cariño de

sus hermanos y familiares del día 4 de octubre del 2000.

La ciudad de Envigado donde sirvió como Pastor,

Párroco y Rector por tantos años, le estará siempre

agradecida.

RESUMEN DE SU OBRA:

RECTOR DEL LICEO FRANCISCO RESTREPO

MOLINA EN ENVIGADO: 1961-1973

FECHA DE NACIMIENTO: Marzo 6 de 1924.

LUGAR DE NACIMIENTO: Monte Bello

(Antioquia)

PRIMERAS ORDENES: Noviembre 10 de 1944.

SEGUNDAS ORDENES: Marzo 17 de 1945.

SUBDIACONADO: Marzo 25 de 1946.

DIACONADO: Noviembre 10 de 1946.

PRESBITERADO: Febrero 8 de 1948.

SERVICIOS PASTORALES:

Vicario Cooperador de Santa Bárbara. 1948

Vicario Cooperador de Caldas. 1948

Cura amovible de Angelópolis. 1948

Párroco amovible de Puerto Berrío. 1956

Párroco amovible de Santa Gertrudis, Envigado

1956

Cofundador del Liceo Francisco Molina, Envigado

1960

Vicario Jerarca de Nuestra Señora de Belén. 1964

Párroco de Nuestra Señora de Belén. 1973

Canónigo Honorario de la Catedral. 1973

OTROS SERVICIOS PASTORALES:

Párroco de la Catedral, Medellín.

Párroco de San Joaquín, Medellín.

Párroco de San José, El Poblado.

Cooperador de la Parroquia de la Inmaculada, la

Floresta Medellín.

ACERCA DE LAS FOTOGRAFÍAS

El material fotográfico utilizado en este libro es en

su gran mayoría posesión del Centro de Historia de

Envigado, tomado del inventario iconográfico (óleos y

fotos) de La Institución. Igualmente existen algunas

fotografías tomadas de la iconografía de La Academia de

Historia de Antioquia, como son las fotos de los óleos de

Don José María Mesa Jaramillo y del Dr. Samuel Arturo

Meza y Posada. Otro material, ha sido facilitado por las

familias de algunos de los personajes o localizado en

álbumes fotográficos de instituciones educativas, tales

como las de las profesoras Aurora Restrepo Santamaría,

María Ceballos Uribe, Adelaida Correa Estrada. Algunas

fueron tomadas del libro sobre la Monografía de Envigado

y editado por el Centro de Historia, de Don Sacramento

Garcés Escobar, como la de Don Pedro Pablo Santamaría

Vasco.

Muchas de las fotografías que se encontraban en

mal estado fueron reparadas o mejoradas en su

presentación, por la fotógrafa profesional, Sra. Surley

Cartagena Vargas de “Estudios Memorias” quien con su

valiosa colaboración hizo posible presentar este material

fotográfico.

A las personas, familias e instituciones que nos han

colaborado para la consecución de las fotografías, les

estamos altamente agradecidos.

SOBRE LOS AUTORES

Haremos una breve mención de los autores de los

artículos biográficos presentes en el libro, resaltando sus

principales actividades culturales e instituciones a las que

pertenecen, son ellos:

Sra. Rocío Agudelo Salinas, abogada de

profesión, Presidenta del Centro de Historia en tres

períodos. Nacida en Medellín pero residente en

Envigado desde hace muchos años. Pertenece a la

Sociedad Bolivariana de Antioquia. Tiene a su

haber, el libro sobre el Dr. José Félix de Restrepo,

Libertador de los esclavos.

Sra. Blanca Ruth Álvarez González, educadora y

miembro de Número del Centro de Historia.

Nacida en San Jerónimo y residenciada en

Medellín. Se le debe el haber conseguido se haya

declarado la escuela Fernando González como

monumento nacional por la que fue nombrada

como Ciudadana Ejemplar Envigadeña en el 2009.

Sr. Gustavo Montoya Marín, escritor, filosofo y

catedrático, fue representante a la Cámara de

Representante. Miembro correspondiente del

Centro de Historia y de otras instituciones

culturales. Tiene varios libros publicados.

Sr. Alfonso Restrepo Londoño, escritor y poeta,

miembro de Número del Centro de Historia y su

actual Fiscal. Pertenece también como socio de

Número a La Sociedad Bolivariana de Antioquia.

Nacido en Medellín, reside hace muchos años en

Envigado.

Sr. Edgar A. Aparicio Montoya, historiador

egresado de la U de A. – Miembro de Número del

Centro de Historia. Nacido en Concepción reside

en Medellín. Su libro sobre el General Marceliano

Vélez Barreneche, fue editado bajo los auspicios

del Centro y de La Administración Municipal.

Pertenece a la Academia de Historia de Antioquia.

Sr. Carlos León Gaviria Ríos, historiador de la U

de A. Miembro Correspondiente del Centro de

Historia, es en la actualidad el socio más joven.

Escritor e intelectual, se destaca por su labor social

con los veteranos excombatientes de la Guerra de

Corea, pertenecientes al batallón Colombia.

Sr. Carlos Enrique Jurado Giraldo, abogado y

actual Secretario del Centro de Historia. Escritor

prolífico, se desempeña actualmente como Juez en

un juzgado Administrativo en Medellín, reside en

Envigado.

Sr. Demetrio Quintero Quintero, licenciado y

actual Vicepresidente 1° del Centro de Historia.

Secretario de la Academia de Historia de

Antioquia y secretario de la Sociedad Bolivariana

de Antioquia. Escritor prolífico, tiene a su haber

varias publicaciones de carácter histórico. Nacido

en Santuario, reside en Medellín.

Sr. Miguel Peláez Posada, escritor y poeta,

miembro de Número del Centro de Historia, ha

sido Vicepresidente en algunos períodos. Nacido

en Jericó, reside en Medellín. Ha sido Presidente

nacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Miembro de muchas instituciones culturales.

Sra. Elizabeth Redondo Benítez, educadora y

licenciada en Historia. Miembro de Número y

actual Vicepresidenta 2° del Centro de Historia de

Envigado. Nacido en Puerto Berrío, reside desde

hace muchos años en Envigado. Hace parte del

comité editorial para el presente libro.

Sr. Luis Alberto Restrepo Mesa, administrador,

se ha desempeñado por varios períodos como

Concejal del Municipio, es el actual Tesorero del

Centro de Historia. Nacido y vive en Envigado, es

el miembro de Número más antiguo de la

Institución. Tiene muchos escritos relacionados

con su patria chica y personajes de la misma.

Sr. Henry Gallo Flórez, arquitecto de profesión y

jubilado como profesor universitario en La Unal.

Es el actual Presidente de la Institución para el

período 2009 – 2011. Miembro de Número de La

Sociedad Bolivariana de Antioquia. Nacido en

Barrancabermeja pero de familia antioqueña,

reside desde hace algunos años en Envigado. Ha

escrito muchos ensayos de carácter histórico.

Sr. José Fernando Flórez Álvarez, es el actual

Secretario del Concejo del Municipio de Sabaneta.

Nacido en Envigado pero reside en Sabaneta, es

miembro de Número del Centro de Historia de

Envigado y Correspondiente de La Sociedad

Bolivariana de Antioquia. Escritor prolífico y gran

impulsador de actividades y entidades culturales en

su Municipio. Miembro de diversas instituciones

culturales y cívicas.

Sra. Amelia Sánchez Durango, Historiadora de la

U de A. – Miembro de Número del Centro de

Historia. Escritora, tiene algunos escritos y libros

de carácter histórico-documental.

Sra. Francia Marietta Garcés Giraldo, poetisa y

miembro Correspondiente del Centro de Historia.

Pertenece a diversas instituciones culturales y de

carácter literario. Envigadeña y reside en su

Municipio.

Sr. Francisco Madrid Quiróz, pintor de

profesión, miembro Correspondiente del Centro de

Historia. Ha pertenecido a varias instituciones de

carácter cultural y ha dirigido entidades para el

cultivo del Arte y la Pintura. Nacido en Envigado,

reside actualmente en su Municipio. Presenta

frecuentemente exposiciones de su obra pictórica,

por la cual ha recibido múltiples reconocimientos.

Sr. Pedro Nel García Arroyave, antropólogo e

investigador. Miembro Correspondiente del Centro

de Historia. Egresado de la U de A, reside en

Sabaneta y labora con la Casa de la Cultura del

Municipio. Tiene a su haber obras de

investigación.

Sr. Martín Hoyos Gallo, fallecido el año anterior,

fue durante muchos años miembro de Número del

Centro de Historia y se desempeñó como Fiscal en

varios períodos. Persona muy cívica, fue secretario

de la Sociedad de San Vicente de Paúl en

Envigado, secretario de la Colonia Santuariana en

Medellín. Nació en Santuario pero vivió durante

muchos años en su Envigado del alma, donde dejó

el vástago familiar.

Sr. J. Jairo Hoyos Ochoa, hijo de Don Martín

Hoyos Gallo, periodista y escritor de varios

medios de comunicación en especial con la Cadena

Super, donde maneja un radio-periódico. Ha

querido gentilmente colaborarnos con el escrito

sobre su padre.

Sr. Pedro Alonso Rivera Bustamante, licenciado

y educador, es actualmente el Secretario de

Educación para la Cultura, del Municipio. Ha sido

rector de la Normal de Señoritas de Envigado y

profesor en diversas instituciones. Nos ha querido

colaborar con el artículo biográfico sobre el Padre

Pablo Villegas.

- Con excepción de los dos últimos descritos, la

mayoría de las personas que fueron autores de

los artículos biográficos sobre los personajes

del libro hacen parte como socios del Centro de

Historia de la localidad. Para todos ellos,

miembros o no de la Institución reciban nuestro

agradecimiento y el de la ciudadanía, por sus

aportes para dar a conocer los valores y méritos

de aquellas personalidades que en el campo

cultural, cívico o dentro de su desempeño

laboral, han dejado huella para bien del

Municipio durante el siglo XX.

Henry Gallo Flórez

Presidente del Centro de Historia de Envigado

“José Manuel Restrepo Vélez”