Pero sigue quedando en pie el TANTO AMOR de Dios, del que habla San Juan, invitándonos a gustar de...

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Pero sigue quedando en pie el TANTO AMOR de Dios, del que habla San Juan, invitándonos a gustar de ese Amor Mayor. El evangelio de este domingo, nos invita a contemplar la Trinidad. Pudiéramos limitarnos a comparar el amor que es la Trinidad con el de la familia, el de amigos y el de hermanos, porque es un amor que salda el déficit del otro, sana y acompaña.

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Page 1: Pero sigue quedando en pie el TANTO AMOR de Dios, del que habla San Juan, invitándonos a gustar de ese Amor Mayor. El evangelio de este domingo, nos invita.

Pero sigue quedando en pie el TANTO AMOR de Dios,

del que habla San Juan, invitándonos a gustar de ese Amor Mayor.

El evangelio de este domingo, nos invita a contemplar la Trinidad.

Pudiéramos limitarnos a compararel amor que es la Trinidad

con el de la familia, el de amigos y el de hermanos, porque es un amor

que salda el déficit del otro, sana y acompaña.

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El Amor de Dios salda el déficit y rebasa todo vacío; sana y arranca de raíz el mal o la dolencia; acompaña y asume sobre sí mismo la soledad; restituye y lo recrea todo y a todo. Es un amor que va siempre más allá. Por eso es misterio, no por raro o complicado, sino por la simplicidad y gratuidad de su generosidad.

HACE TODO con sabiduría y amor, especialmente al hombre y a la mujer, a quienes ha creado conforme a la semejanza de su imagen, encomendándoles el universo entero, para que en Él dignifiquen todo lo creado.

NO ABANDONA al poder de la muerte, sino que, compadecido, tiende la mano a todos, enviando como Salvador a su único Hijo para anunciar la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo. Por eso en la Cruz y la Resurrección destruyó la muerte y nos dio nueva vida.

CONVOCA PERMANENTEMENTE a salir de sí, dándonos su Espíritu Santo como primicia, a fin de santificar todas las cosas, llevando a plenitud su obra en el mundo.

PORQUE NUESTRO DIOS TRINO:

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[ Comienza la oración ]

En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

El que cree en Él, no será juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Palabra del Señor.

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[ Continúo ]

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[ Continúo la oración [ Continúo la oración ] ]

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[ Sigo adelante ]

NOTA: La oración preparatoria me ayuda a experimentar libertad de apegos. La repito tantas veces como quiera, dejando que resuene en mí.

NOTA: Este paso merece realizarse con esmero. Le dedico unos 10 minutos.

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[ Sigo adelante ]

(Si me ayuda, puedo decir varias veces la petición)

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[ Y continúo la oración ]

Tanto amor del Padre al Mundo en la persona del Hijo, restituye a la gracia rompiendo las cadenas de la muerte. ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Con tal ternura, la noche se hace clara como el día quedando iluminada por el gozo, ya que ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, devuelve la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos.

““Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, para que no perezca ninguno de los que creen en él,

sino que tengan vida eterna”sino que tengan vida eterna”

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[ Y continúo la oración ]

El Hijo no vino a condenar, ni a cerrar, ni a excluir, sino a perdonar, abrir e incluir. En el Hijo, el mundo se salva, porque Él atrae a la unidad total, encontrando en Él, el perfeccionamiento último de toda individualidad.

Volverse al Hijo, es tocarlo, sentirlo, amarlo, yendo más allá, empujado en cada momento por las criaturas, pero sin poner nido en nada, en un continuo acoger y en un continuo desprendimiento de sí y de todo.

““Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”sino para que el mundo se salve por él”

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[ Y continúo la oración ]

En el nombre, en la persona, y en el modo de Jesucristo, por la acción del Espíritu, todo queda transido de su fragancia, de su calidez, de su verdad y de su amor. Sólo queda excluido el pecado, mas no el pecador, porque su presencia real anima, templa y enardece hasta lo más insignificante de nuestro ser.

Rechazar tanta ternura y caridad, expone al hombre y a la mujer a deambular como muertos en vida, y los arriesga a ser bellas figuras de polietileno, al perder la capacidad de ser fecundos y al extinguir la alegría de haber visto ellos la luz en esta tierra, porque se privan de ser plenamente humanos por negarse a vivir como hermanos. Una existencia así se expone a que toda ella muera de frío. (Cfr. Teilhard de Chardin – Himno al Universo).

““El que cree en él, no será juzgado; El que cree en él, no será juzgado; el que no cree, ya está juzgado, el que no cree, ya está juzgado,

porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Diosporque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios””

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[ Comienza el Cierre de la oración ]

Señor, te damos gracias, porque nos invitas a una existencia nutrida del MAYOR AMOR.

(Cfr. Plegaria Eucarística IV)

Tanto amas al mundo, que nos enviaste como Salvador a tu único Hijo para compartir en todo nuestra condición humana. Él se apartó del pecado, anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo. Con su cruz y resurrección, destruyó la muerte y nos dio nueva vida.

Y porque no vivamos ya para nosotros mismos, sino para Él, que por nosotros murió y resucitó, nos dio al Espíritu Santo, a fin de santificar todas las cosas, llevando a plenitud su obra en el mundo.

Tú has hecho todas las cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya hiciste al hombre y a la mujer y les encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a Ti, el Creador, dignifiquen todo lo creado. Y aunque la desobediencia hace que trastoquemos esta amistad, Tú no nos abandonas al poder de la muerte, sino que, compadecido, tiendes la mano a todos, para que te encontremos al buscarte.

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Para centrar la experiencia vivida en la Oración, respondo en forma sencilla las siguientes interrogantes:

[ Termino con la oración siguiente ]

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Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.