Periodico "Tareas Urgentes" N°5

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Periódico de la Conferencia Intersindical | Año 2 | N°5 | Mayo 2012 | $100.- 1° de MAYO DÍA INTERNACIONAL DE LAS LUCHAS DE LOS TRABAJADORES - Educación estatal y gratuita para todos los hijos del pue- blo. - Fin a la esclavitud de las deudas: ¡¡AUMENTO GENERAL DE LOS SUELDOS!! - Porque Chile es un país rico, no tenemos por qué vivir como pobres: ¡¡RENACIONALICACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES, AHORA!! SINDICALÍZATE Y LUCHA POR: - Más escuelas, menos cárceles: Abajo la “Ley Hinzpeter”. - La CUT no te defiende. A construir una Central Única que defienda los intereses de los trabajadores. - No más de 35 horas semanales de trabajo. No más trabajo nocturno. No más horas extra. Domingos y festivos de des- canso obligatorio. Para todas y todos.

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Hay otra batalla que debemos enfrentar los trabajadores día a día, una que a veces ignoramos. Junto a la pelea diaria en el trabajo, contra los abusos laborales; a la pelea de la economía del hogar, estirando el sueldo que no alcanza; la pelea con las deudas; la pelea del mal descanso, del stress, la depresión, el miedo al vecino, etc; junto a todas estas peleas y más, está la batalla por la recuperación de nuestra identidad como trabajadores.

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Periódico de la Conferencia Intersindical | Año 2 | N°5 | Mayo 2012 | $100.-

1° de MAYODÍA INTERNACIONAL

DE LAS LUCHAS DE LOS TRABAJADORES

- Educación estatal y gratuita para todos los hijos del pue-blo.- Fin a la esclavitud de las deudas: ¡¡AUMENTO GENERAL DE LOS SUELDOS!!- Porque Chile es un país rico, no tenemos por qué vivir como pobres: ¡¡RENACIONALICACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES, AHORA!!

SINDICALÍZATE Y LUCHA POR:- Más escuelas, menos cárceles: Abajo la “Ley Hinzpeter”.- La CUT no te defiende. A construir una Central Única que defienda los intereses de los trabajadores.- No más de 35 horas semanales de trabajo. No más trabajo nocturno. No más horas extra. Domingos y festivos de des-canso obligatorio. Para todas y todos.

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Hay otra batalla que debemos en-frentar los trabajadores día a día, una que a veces ignoramos. Junto a la pe-lea diaria en el trabajo, contra los abu-sos laborales; a la pelea de la econo-mía del hogar, estirando el sueldo que no alcanza; la pelea con las deudas; la pelea del mal descanso, del stress, la depresión, el miedo al vecino, etc; jun-to a todas estas peleas y más, está la batalla por la recuperación de nuestra identidad como trabajadores. Es un ca-mino largo, y que comienza por apren-der a distinguir quiénes son nuestros amigos, y quiénes nuestros enemigos, como decía Recabarren. Volver a con-fiar en las compañeras y compañeros de nuestro lugar de trabajo, enten-diendo que juntos, podemos cambiar nuestro destino, y ser los dueños de nuestro propio tiempo, hacer nuestra Historia. No sólo pensar en el futuro propio, sino en el futuro de todos los hijos de los trabajadores.

¿Qué significa ser trabajador en Chile y el mundo, hoy? Significa formar parte de una clase, de la clase que le

sirve a unos pocos que poseen toda la riqueza del país y que toman las decisiones importantes que marcan nuestras vidas. Somos la clase trabaja-dora. Sin nosotros, el país no avanza, los poderosos se quedan desnudos, sin alimento, sin calles, sin edificios, sin servicios de ningún tipo. Nosotros somos el motor de este sistema, pero debemos ser un motor pensante, y no ser el simple engranaje, el simple “re-curso humano”. Somos personas, tene-mos sentimientos, tenemos inteligencia, poseemos conocimiento; y no sólo el que es impuesto en la Educación, sino también ese que nos entrega la propia experiencia.

Ser trabajadora y trabajador en Chile significa que tenemos nuestra propia Historia. Esa historia que pro-tagonizaron los trabajadores durante el siglo XX, desde los primeros años en que fuimos conscientes y dijimos “¿por qué vamos a seguir viviendo así, mientras el patrón lo tiene todo a cos-ta de nosotros? No somos animales!”. Un pensamiento tan elemental surgió

en la mente de muchos trabajadores por ahí por los años 20’. ¿Alguna vez lo has pensado hoy, cuando tu trabajo diario le otorga grandes ganancias a la empresa, mientras tú recibes un sueldo mínimo?

Hubo un momento en nuestra His-toria en que los trabajadores una vez más fueron protagonistas y pusieron el grito en el cielo, elevando lienzos y banderas, pero también tomando control de sus propias vidas. Ese gri-to fueron los Cordones Industriales en 1972-1973.

Muchos de nosotros tenemos ese recuerdo vivo o al menos escuchamos hablar de una época en donde la ma-yoría de los obreros formaban sindica-tos y se organizaban para hacerle fren-te a los embates de la clase dominante, la burguesía chilena, que ahogaba al país con huelgas y bloqueo comercial, con mercadería y materias primas aca-paradas. Esa pequeña gran batalla de los Cordones, nos demostró que noso-tros éramos capaces de tomar el con-trol de la producción, y así, el camino para tomar el control de nuestras vidas estaba más cerca. Ese avance fue fre-nado, en 1973. Con el pueblo de Chile fragmentado, nos quisieron borrar ese sentimiento de sentirse parte de algo común, que avanzaba; ese algo era la clase trabajadora, y lo que avanzaba era su consciencia. Eso que está per-dido y que parece que se pierde todos los días cuando consumimos en los mall, cuando prendemos la tele, eso es la identidad de los trabajadores, de sentirse parte de algo, de saber que no estás solo, el día en que quieras luchar.

Por eso compañeras, compañeros, no olvidemos que el 1º de mayo es el día de las luchas de los trabajadores, y hoy lo recibimos gritando en las calles. No podemos olvidar que el 1º de mayo es el día internacional de los trabaja-dores en memoria de los obreros de Chicago, que entregaron la vida por la jornada de 8 horas. No es el “día del trabajo” como nos lo presenta el calendario oficial.

Tampoco podemos olvidar a Rodri-go Cisternas, obrero forestal, acribilla-do por las FFEE en el 2007, luchando por mejoras laborales: ejemplo de la voluntad de lucha de los explotados. Los mártires de la clase obrera nos re-cuerdan las luchas que nuestra clase social ha llevado a cabo.

Los trabajadores de Chile hoy po-seemos la gran ventaja de contar con el recuerdo de los Cordones Industria-les, donde se logró tomar control de la producción. Este 1° de mayo rescata-mos este legado y herencia histórica de la clase trabajadora chilena y mundial, desde el punto más alto alcanzado.

Que nunca se nos olvide.

EDITORIALEdición Especial Día de los Trabajadores

La Constitución Política de la Repú-blica es la ley más importante de un país. Ahí se consagran los derechos fundamentales de las personas y a ella está subordinado todo el ordenamien-to jurídico, es decir, no puede existir ninguna ley o reglamento que contra-diga a la Constitución.

La Constitución actual fue impuesta durante la Dictadura y su creador fue el más importante ideólogo de los explo-tadores, Jaime Guzmán. Impregnada de un profundo carácter anti-obrero, no existen en ella ni el derecho a la educación ni al trabajo ni a la huelga; se consagra el régimen de concesiones mediante el cual se saquea el cobre y todos nuestros recursos naturales; y el derecho de propiedad está por sobre el derecho a la vida.

La Concertación tuvo 20 años para echar abajo esta “magna” obra de la dictadura, sin embargo sólo se dedicó a hacerle cambios cosméticos. Durante los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet se produjeron más de 30 modificaciones constitucionales, sin que ninguna de ellas cuestionara el carácter ofensivo de ésta en contra de los trabajadores; hoy la Constitución de Pinochet, intacta en sus pilares fun-damentales, lleva la firma de Ricardo Lagos, dejando muy en claro que la Concertación no hizo más que conti-nuar el régimen de la dictadura.

Hoy desde variados sectores de izquierda se plantea la necesidad de ir hacia una Asamblea Constituyente, para reemplazar la actual Constitución por una nueva. Pero no nos sirve cual-

quier nueva Constitución: hay que con-quistar una en que sean proclamados los derechos de los trabajadores y sus familias. Esto será posible sólo si los mismos interesados, es decir los tra-bajadores, son los principales impulso-res y protagonistas de una Asamblea Constituyente.

¿Están los trabajadores preparados para enfrentar un proceso constituyen-te? Si se produjera hoy una Asamblea Constituyente, ¿quién representaría y defendería los intereses de los traba-jadores en ella?, ¿la CUT, cuyo pre-sidente actual es del mismo partido político que Lagos, cuya firma lleva la Constitución actual? La realidad es que la clase obrera se encuentra hoy desorganizada e ideológicamente des-orientada. Mientras esta realidad no

sea superada, mientras no se garantice el protagonismo de los trabajadores en un proceso Constituyente, no compar-tiremos esta política pues una Consti-tución nacida en estas circunstancias recogerá intereses ajenos a los de la clase obrera; y una Constitución tal no es la que queremos.

Creemos que es necesario destruir completamente la Constitución de Pi-nochet, de la Concertación, en fin, de la burguesía en su conjunto; pensamos que son los trabajadores organizados y concientes los únicos que pueden hacer-lo. Cuando los verdaderos interesados en este cambio tomen las riendas de su destino serán capaces de barrer con la actual Constitución y, junto con ella, sabrán barrer también con todo vestigio de la sociedad de explotación.

Los Trabajadores y la Asamblea ConstituyentePosición de la Conferencia Intersindical de Trabajadores

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FOTOS: obreros de los Cordones Industriales en 1972. Docum

ental “La Batalla de Chile III: El Poder Popular” de Patricio Guzmán.

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Nosotros como asamblea partici-pamos activamente en el 2011, orga-nizándonos, luchando en las calles, trabajando con las bases, convocando a movilizaciones, dándole la pelea a este sistema injusto el cual nos consu-me cada día, y aún así, muchos sostie-nen que el 2011 fue un año perdido. En cambio, nosotros no lo vemos así, es más, lo vemos como un año en el cual la ganancia para la sociedad es mayúscula porque el solo hecho de lo-grar reunir a más de 200.000 personas en las calles, de que prácticamente la sociedad completa se haya unido para gritar “educación gratuita”, ¡es una victoria para todo el pueblo de Chile!

Porque cada paso que se da hacia un mundo mejor es una victoria y no nos rendiremos frente a los opreso-res del pueblo; seguiremos dando la batalla hasta alcanzar todas nuestras metas, pero sabemos que como estu-

A veces un Partido que no es bur-gués puede tener políticas que no cuestionan el poder de la burguesía y la organización social creada por ella.

El 2011 ha dejado lecciones: se puede luchar, enfrentar la represión y hacer política en la calle. En unos pocos meses de lucha, la voz de los estudiantes pobres se impuso con más fuerza que en veinte años de pasividad y de “trabajo” parlamentario: esto es hoy una verdad incuestionable.

Las luchas que hemos visto han sido las más importantes desde hace tres décadas. ¿Y por qué han sido tan imponentes?, ¿dónde reside su fuer-za?, ¿en su masividad? ¡No! Lo que se ha logrado hasta ahora, y que aún es insuficiente, lo han logrado los estu-diantes gracias a la radicalidad de sus demandas y a que han rechazado toda salida institucional. Si los estudian-tes hubieran aceptado canalizar sus demandas a través del Parlamento, o resolver el problema de la educación municipal a través de las alcaldías, no sólo no habrían conseguido nada sino

que además hoy estarían desmoraliza-dos para luchar nuevamente. Pero no es así. Las calles se están llenando otra vez con la confianza de la juventud en sus propias fuerzas. ¡Es inimaginable lo que podrían hacer los trabajadores y la juventud unidos!

Pero hay quienes dicen apoyar a los estudiantes al mismo tiempo que depositan sus esperanzas en la insti-tucionalidad creada por la Dictadura y perpetuada por la Concertación y la Alianza por Chile.

Creemos que el Partido Igualdad, al proponer “convertir el 2012 en el año en que los dirigentes sociales y populares de todo Chile ocupen las concejalías y alcaldías de los munici-pios de todo el país”, están llamando a retroceder del camino abierto por la juventud; a reemplazar la crítica del sistema por la expectativa de que des-de el mismo sistema diseñado por los ricos pueden venir las soluciones. Este camino conduce, tarde o temprano, a la derrota.

Nosotros no luchamos para ganar

Las elecciones y el Partido IgualdadPosición de la Conferencia Intersindical de Trabajadores

un puestito en la estructura del Esta-do que nos reprime; ni para cambiar a este u otro personaje de su cargo; luchamos para ponerle fin a un sistema que no ofrece a nuestros hijos más que deudas y bajos sueldos. No queremos arrastrar la enorme fuerza de estas batallas al estrecho campo electoral impuesto por la burguesía como la “única” alternativa posible, sino llevar hasta el final la crítica planteada por los jóvenes al conjunto del sistema. Hoy es un concejal o un alcalde, ¿y mañana?, ¿acaso mañana nos llama-rán a confiar en que una persona o un Partido de buenas intenciones podrá cambiar las cosas desde el Parlamen-to? ¡Cuánto quisiera la burguesía que las batallas se trasladen de la calle ha-cia sus enclaves de discusión cerrada!

Repetimos: el 2011 ha dejado lec-ciones y avances sólo gracias al pro-fundo cuestionamiento planteado de toda la estructura de dominación y, en los hechos, ha ido creando formas más espectaculares y efectivas de partici-pación, de discusión y de cambio.

diantes solos no seremos capaces de lograr nuestras demandas. Es por eso que al unísono de nuestras consignas también cantan con nosotros los tra-bajadores, nuestros padres y madres, por que sólo con ellos apoyándonos desde sus trincheras de lucha es que podemos lograr nuestro objetivo.

Nosotros como estudiantes ya de-mostramos que no tenemos miedo de dar la cara por Chile, y es la hora de que los trabajadores demuestren lo mismo, ya que son ustedes quienes realmente son capaces de realizar el cambio en la sociedad, un cambio drástico para que sus hijos y los nuestros puedan tener un futuro mejor.

No caemos en las mentiras inven-tadas por la clase política y la burgue-sía. Los actuales partidos políticos no son instrumento de medición de nada, no representan a los jóvenes y están muy lejos de hacerlo. Pero no confun-

damos el odio a los partidos políticos tradicionales con un odio a la política; nosotros no lo vemos así, creemos que somos jóvenes, que participamos de la sociedad y es nuestro deber hacer po-lítica, pero una política revolucionaria, una política que defienda los intereses de los pobres de Chile.

Pertenecemos a una nueva gene-ración, a una generación con nuevas formas y plataformas de lucha. Hemos visto y ocupado diversos mecanismos, realizando actividades culturales, mit-tings, jornadas de información, la di-fusión mediante Facebook, Twitter, de nuestras demandas, organizándonos mediante asambleas, realizando un trabajo directo con las bases, creando y multiplicando el poder popular, que es el único camino por el cual podemos romper la hegemonía capitalista, es el camino que hemos trazado, y no dare-mos vuelta atrás.

Unidad Obrero EstudiantilAnálisis y proyecciones. Por Asamblea Coordinadora de EStudiantes Secundarios ACES

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Este año tenemos que dar el paso a la transversalidad, tenemos que hacer una vinculación con los trabajadores y los pobladores, tenemos que lograr que la educación gratuita suene aún más fuerte que el año pasado, y ac-tualmente hemos visto que no hay un sentimiento de derrota de parte de los estudiantes, al contrario, estamos más vivos que nunca, y lucharemos hasta conseguir lo nuestro, lo que nos per-tenece, lo que nos arrebataron con la dictadura de Pinochet, y que luego se consagró con estos gobiernos de Con-certación y Derecha.

Es por esto mismo que este 2012 seguimos en pie y más firmes que nun-ca, la organización continúa creciendo, y los trabajadores en conjunto con los estudiantes debemos salir a las calles para hacer temblar a los explotadores y la clase política bajo una sola bande-ra: la revolucionaria.

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FOTOS: obreros de los Cordones Industriales en 1972. Docum

ental “La Batalla de Chile III: El Poder Popular” de Patricio Guzmán.

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“Fue una cosa de gran emotividad, pues esto nunca nos había ocurrido en la zona. Para nosotros es algo históri-co, creemos que los pasos que hemos seguido han ido siempre buscando el bien de la región, de nuestras familias, de nuestro pueblo. Al mismo tiempo estamos concientes que estos logros se han obtenido en la calle, en las barricadas, en los cortes de ruta; va-lidamos estos métodos como la única forma para que el gobierno lograra escuchar nuestras demandas como región.”

“Nunca esperamos ese nivel de re-presión tan brutal mostrado por cara-bineros: la enorme presencia de lacri-mógenas, los diversos vecinos heridos con balines, la aplicación de la ley de seguridad del Estado, etc. Entendemos todo esto como una estrategia del go-bierno para dividir y desgastar al mo-vimiento. Son cosas que no olvidamos como Ayseninos.”

“Frente a la negociación actual en-tre la mesa de voceros y el gobierno, creemos que el gobierno no puede dejar disconforme a la región y, a pe-sar de la prepotencia que ha mostrado el Presidente, estamos expectantes y atentos al desarrollo de las negocia-ciones. Entre nuestros puntos más im-portantes está el sueldo regionalizado que se condiga con el alto costo de la vida en nuestra zona.”

“Por último, quiero mandar un mensaje de agradecimiento a través de Tareas Urgentes, como un pobla-dor más de Aysén, a todos los traba-jadores, estudiantes y pobladores de Chile, quienes han manifestado su apoyo a partir de manifestaciones en solidaridad y apoyo a nuestra lucha, entendiendo que sólo a partir de la lu-cha como pueblo, en su conjunto, con nuestras formas y métodos, es como podremos triunfar.”

Abril , 2012.

Reconociendo la heróica lucha que ha entregado el pueblo Aysenino en más de un mes de movilizaciones, es necesario rescatar claras lecciones del carácter de un movimiento heterogé-neo y disímil, en cuanto a los particula-res y opuestos intereses de los diferen-tes protagonistas que conformaron la llamada “ Mesa Social de Aysén”.

La naturaleza policlasista del movi-miento “Tu problema es mi problema” que, bajo el manto conciliador del ciu-dadanismo regionalista, terminó por destrabar el conflicto plegándose a la voluntad y los términos que impuso el Gobierno desde un principio, es decir, el fin de las movilizaciones, sin garan-tía alguna de satisfacer las mínimas demandas del petitorio, dándole la espalda al pueblo Aysenino, que tras años de soportar precarias condiciones de vida, abandono y espera, se levan-taron en pie de lucha con coraje, pero careciendo de una claridad política que defendiera sus intereses como clase.

Si bien los sectores explotados, trabajadores y pobladores Ayseninos, fueron la columna vertebral y fuerza motriz del movimiento quienes encon-traron en la Acción Directa el método de presión para ser escuchados, care-cieron de una dirección que defendiera con claridad sus intereses, desencade-nando la instrumentalización del movi-

miento por parte de los sectores más claudicantes, que bajo el manto de la “unidad regional y ciudadana”, permi-tieron finalmente bajar las protestas.

Olvidaron que el conflicto central que afecta a la región no es otro que la misma realidad que aqueja a millones de chilenos en el resto del país: el sis-temático saqueo y explotación de ma-terias primas realizado por el capital nacional y extranjero; las paupérrimas condiciones de trabajo; el sobreendeu-damiento; la tremenda desigualdad entre los sectores más pobres respecto de los ricos. Esto no es síntoma del ais-lamiento y el centralismo, sino de las contradicciones propias que impone el Capitalismo.

Frente a este problema la única salida que podemos construir, enten-diendo los intereses opuestos que en-frentan a explotados y explotadores, es una: fortalecer nuestras propias organizaciones, elevar los niveles de consciencia para las futuras batallas, de manera independiente a los inte-reses de la burguesía, la cual al final de la partida, velará exclusivamente por sus intereses particulares, como ocurrió en Aysén. En definitiva, debe-mos retomar el lenguaje de la lucha de clases, como la única herramienta que permitirá finalmente la emancipación de los explotados.

Muchas personas piensan que la política se hace dentro de los poderes del Estado y que ésta corre a cargo de profesionales (Presidente, parlamenta-rios, alcaldes, etc.), como si por fuera de estas instituciones no se hiciera po-lítica ni cambios “de verdad”; es com-prensible que se piense esto pues toda la ideología dominante enseña que así debe ser.

Pero nosotros afirmamos que la po-lítica está determinada por la lucha de clases, es decir, que cada decisión ex-presa los intereses ya sea de los ricos, ya sea de los trabajadores, según quien se imponga con más fuerza. Pensamos que no existe forma más verdadera de hacer política que el enfrentamiento directo entre explotados y explotado-res. Este enfrentamiento, por pequeño que sea, es más valioso para la calidad de vida de las masas que un millón de

procesos electorales. Tan es así que to-das las conquistas en materia de salud, educación, vivienda o trabajo han sido fruto de las luchas de los involucrados y jamás de la “generosidad” de los pa-trones que gobiernan.

Explicar esto a los trabajadores a veces significa un camino muy largo. En ocasiones son necesarias amargas experiencias y frustraciones. Pero hoy algunos sectores lo están compren-diendo, como es el caso de los estu-diantes, que el 2006 fueron derrota-dos por la vía de las mesas de diálogo y de la “solución” parlamentaria, donde mueren todas las batallas.

La experiencia lleva hoy a la juven-tud, a los hijos de los trabajadores, por fuera de la estéril institucionalidad. Proponiéndose conquistar sus deman-das a través de la irrupción directa en la escena nacional, los estudiantes

están haciendo política, su política, y elevando los niveles de conciencia de todo un país, han demostrado ser más efectivos que todas las propuestas em-presariales juntas.

Esta lucha directa de la juventud por sus derechos se abre camino en momentos en que la mayoría de los votantes sienten que las elecciones no pueden solucionar sus problemas (de-mostrado en la bajísima participación electoral entre los mayores de edad): ahora es cuando se necesita convertir todo ese desencanto de los trabajado-res en una lucha del conjunto del pue-blo por destruir todo el aparato insti-tucional de los ricos. Esto no significa excluirse de la participación política, sino emprender un verdadero camino de participación, que cuestione hasta el final los métodos políticos de la bur-guesía que nos han tenido aprisiona-

dos durante tantos años.Las instituciones actuales han sido

diseñadas para defender los intereses de una minoría privilegiada, por eso la vía institucional está desprestigia-da ante los ojos de los sectores más decididos del pueblo. A nosotros no nos interesa salvar ni revivir estas ins-tituciones, nuestra tarea es fortalecer la organización y la conciencia de los trabajadores y estudiantes, para que éstos construyan con sus manos y con sus métodos propios las instituciones que representen sus aspiraciones e in-tereses. Para lograrlo es necesario que el pueblo avance con total indepen-dencia política respecto de la burgue-sía y de las formas de “participación” que ésta impone.

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