Perfiles Criminales: El retrato psicológico de los delincuentes

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n perfil criminal (criminal profiling) es un re trato psicológico de un sujeto. Una especie de mapa de la mente del delincuente y se realiza generalmente sobre personalidades de homicidas y violadores seriales. Siguiendo al criminólogo español Vicente Garrido Genovés, podemos definir al perfil criminal (o crimino- lógico) como la disciplina de la ciencia forense que se ocupa de analizar las huellas del compor tamiento en una escena del crimen con objeto de proveer información útil a la policía para la captura de un delincuente desconocido. Esta técnica que vamos a intentar presentarles brevemente aquí, nació en los Estados Unidos, en la “Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI”. Sin embargo, no hay un acuerdo real sobre R E V I S T A D I G I T A L D E 6 EL RETRATO PSICOLOGICO DE LOS DELINCUENTES Por el Mag. Daniel Venturini (*) y el Lic. Osvaldo A. Cuello Videla (**) (*) Daniel Venturini es Psicologo UDA. Magíster en Psicología Cognitiva UNSL, Docente de las carreras de Psicología, Niñez, Adolescencia y Familia, Seguridad Ciudadana y de los posgrados: Diplomatura en Investigación de Homicidios, de la Maestría en Criminología, además docente y coordinador de la Diplomatura en Perfiles Criminales y Diplomatura en Psicología Cognitiva Integrativa. También profesor invitado a cursos y conferencias en la Universidad Católica de San Juan y de San Luis, UN de La Rioja y Universidad Mayor San Andrés de La Paz, Bolivia (**) Osvaldo A. Cuello Videla es Licenciado en Criminalística UDA. Docente de Mediación y Negociación con Rehenes de la carrera de Seguridad Ciudadana, docente de Criminología en la carrera de Criminalística, docente en la Diplomatura en Perfiles Criminales de la Universidad del Aconcagua. En proceso de elaboración de la tesis para la Maestría en Criminología. Entrenado en Tácticas Especiales para el Rescate de Rehenes y Sniper con el Equipo S.W.A.T. de Mesa, Estado de Arizona, USA. U

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Un perfil criminal (criminal profiling) es un retrato psicológico de un sujeto. Una especie de mapa de la mente del delincuente y se realiza generalmente sobre personalidades de homicidas y violadores seriales. Siguiendo al criminólogo español Vicente Garrido Genovés, podemos definir al perfil criminal (o criminológico) como la disciplina de la ciencia forense que se ocupa de analizar las huellas del comportamiento en una escena del crimen con objeto de proveer información útil a la policía para la captura de un delincuente desconocido.Esta técnica que vamos a intentar presentarles brevemente aquí, nació en los Estados Unidos, en la “Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI”.

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n perfil criminal (criminal profiling) es un retrato psicológico de un sujeto. Una

especie de mapa de la mente del delincuente y se realiza generalmente sobre personalidades de homicidas y violadores seriales. Siguiendo al criminólogo español Vicente Garrido Genovés, podemos definir al perfil criminal (o crimino-lógico) como la disciplina de la ciencia forense que se ocupa de analizar las huellas del compor

tamiento en una escena del crimen con objeto de proveer información útil a la policía para la captura de un delincuente desconocido.

Esta técnica que vamos a intentar presentarles brevemente aquí, nació en los Estados Unidos, en la “Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI”.

Sin embargo, no hay un acuerdo real sobre

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EL RETRATO PSICOLOGICO DE LOS

DELINCUENTESPor el Mag. Daniel Venturini (*) y el Lic. Osvaldo A. Cuello Videla (**)

(*) Daniel Venturini es Psicologo UDA. Magíster en Psicología Cognitiva UNSL, Docente de las carreras de Psicología, Niñez, Adolescencia y Familia, Seguridad Ciudadana y de los posgrados: Diplomatura en Investigación de Homicidios, de la Maestría en Criminología, además docente y coordinador de la Diplomatura en Perfiles Criminales y Diplomatura en Psicología Cognitiva Integrativa. También profesor invitado a cursos y conferencias en la Universidad Católica de San Juan y de San Luis, UN de La Rioja y Universidad Mayor San Andrés de La Paz, Bolivia

(**) Osvaldo A. Cuello Videla es Licenciado en Criminalística UDA. Docente de Mediación y Negociación con Rehenes de la carrera de Seguridad Ciudadana, docente de Criminología en la carrera de Criminalística, docente en la Diplomatura en Perfiles Criminales de la Universidad del Aconcagua. En proceso de elaboración de la tesis para la Maestría en Criminología. Entrenado en Tácticas Especiales para el Rescate de Rehenes y Sniper con el Equipo S.W.A.T. de Mesa, Estado de Arizona, USA.

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quien fue el verdadero autor de la técnica del perfil criminal; aunque es aceptado en todos las esferas criminológicas la autoría de Roberto K. Ressler; sus trabajos iniciales fueron poten-ciados por las ideas de John Douglas, un agente del FBI que iniciara sus intentos junto con Ressler en el estudio de las mentes criminales. Incluso no está del todo claro quien de los dos inspiró en el autor Thomas Harris el argumento para la película “El silencio de los inocentes” ganadora de cinco Oscar de la Academia en 1988.

Según se sabe Ressler trabajó como asesor de Harris para la película, pero en el libro de John Douglas “Cazador de Mentes” (MindHunter: Inside the FBI’s Elite Serial Crime Unit) se lo menciona como inspirador de la misma a este último.

No obstante, tanto Ressler, Douglas y Roy Azelwood trabajaron en el FBI intentando develar la mente de asesinos sexuales a partir del estudio de las evidencias que los mismos dejaban tras sus crímenes y entrevistas personales con ellos.

Entrevistaron a 25 asesinos sexuales (seria-les) y otros tantos once vinculados este tipo de crimines, e intentaron determinar las moti-vaciones, el porqué de sus modus operandi y como había sido el devenir de su existencia, entre otras circunstancias que los llevaran a actuar de esta manera. Buscaban un patrón de conducta y de personalidad que permitiera poder predecir la conducta de otros asesinos en casos similares.

En la actualidad, además de asesinos (seriales o no) y agresores sexuales esta técnica también se utiliza para le identificación de secuestradores, incendiarios y autores de robos y otros delitos. Es importante señalar que generalmente se reserva la utilización de la misma para delitos violentos y de mayor gravedad dado el impacto que producen tanto para la victima como para la sociedad.

Ressler acuñó el término “Criminal Profiling”, en tanto Douglas pudo distinguir entre el “mó-

dus operandi” y la “firma” del asesino, términos estos de alto valor en el estudio de la mente criminal. Entendemos por “modus operandi” a la metodología utilizada por el criminal, que incluye tanto su forma de aproximación a la victima, como su método de ataque, control y escape. La firma, en tanto, constituye el conjunto de rituales o conductas que acompañan al modus operandi y revelan las fantasías del delincuente. Ambos nos dan la forma de comportarse, el “como” del criminal, mas la motivación y la carga emocional del “por que” del delincuente.

Douglas se incorporó a la Unidad de Ciencias del Comportamiento en 1977 a los 32 años y comenzó a dar charlas y cursos sobre psicología criminal a los agentes especializados en nego-ciación en casos de rehenes sobre sus teorías y afirma “…En 1978 mi mentor, Bob Ressler, y yo comprendimos que nuestros cursos de psicología criminal eran tan teóricos, que de poco servían a los agentes para hacer detenciones. Sugerí que, como casi todos los homicidas múltiples cuyos casos exponíamos vivían aún, quizá valdría la pe

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Magíster Daniel Venturini docente de la Diplomatura en Perfiles Criminales de la Universidad del Aconcagua

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na interrogarlos sobre los motivos que habían tenido para matar y sobre su propio sentir en torno a la comisión de los delitos…” (Douglas, J. 1995)

“…El primer asesino –relata Douglas en su libro-con el que decidimos hablar fue Ed Kemper, quien estaba purgando varias condenas de cadena perpetua en California. Nos pareció un candidato idóneo porque en la academia habíamos estudiado su caso sin habernos entrevistado jamás con él….”

“El caso estaba bien documentado. Edmund Emil Kemper nació el 18 de diciembre de 1948 en California. Como la mayoría de los asesinos reincidentes, se crió en el seno de una familia disfuncional cuyos padres reñían constan-temente. Con el tiempo se divorciaron, y la madre mandó a Ed a vivir a la apartada granja de sus abuelos paternos…”

Kemper fue un criminal robusto, de más de dos metros de altura, que mató primero a sus abuelos a la edad de 17 años, siendo internado en una institución de la cual a los 21 años de edad logró salir. A partir de allí comenzó con una serie de asesinatos a principios de la década del setenta que incluyó a su madre, una amiga de esta, luego una menor de 15 años y también a cuatro jóvenes universitarias.

“…Lo primero que me llamó la atención cuando llevaron a Kemper al cuarto de entrevistas fue su

talla descomunal… Poseía una inteligencia sobresaliente; de acuerdo con los registros de la prisión, su cociente intelectual era de 145…”Relata Douglas en su libro.

Kemper relató en aquella entrevista a Douglas y Kessler como fue maltratado por su madre desde muy joven quien lo obligaba a dormir en un sótano junto a una caldera por temor a que abusara de su hermana. Obligado a la idea de sentirse culpable, cuando nada había hecho se obsesionó con la idea de matar. Kemper había mostrado su maldad desde muy niño torturando dos gatos a los que descuartizó.

Douglas y Kessler descubrirían luego que este era un rasgo particular y característico de los asesinos en serie junto con otros dos que denominaron la “Triada del Homicida” 1) La crueldad infantil hacia los animales; 2) La Piromanía; 3) Enuresis, que es la incontinencia urinaria durante el sueño (después que la edad normal para esto ha terminado).

Otra característica que también encontrarían parecida entre otros casos de asesinos seriales,

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Lic. Osvaldo A. Cuello Videla docente de la Diplomatura en Perfiles Criminales de la Universidad del Aconcagua

Entrevista Ed Kemper con J. Douglas

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cerse policías, que son representantes de la autoridad e inspiran respeto…” “…Al no ser admitidos en el cuerpo policial, los maleantes suelen conseguir empleos sustitutivos, quizácomo veladores o guardias de seguridad privados, y muchos se hacen de vehículos parecidos a los policíacos…”. Desde el punto de vista psicológico estos constituirían esquemas fallidos de compensación de aspectos desadaptados de la personalidad.

Kemper solía frecuentar lugares de reunión de policías, porque eso lo hacía sentirse parte del grupo y además lograba estar al tanto de las investigaciones, lo que le permitió refinar su técnica para matar.

Douglas y Ressler, terminarían por entrevistar una docena más de criminales con un perfil parecido al de Kemper, confirmando así sus sospechas respecto a los aspectos personales de los mismos. Douglas –relata- que la Dra. Ann Burgess, experta en violaciones, quedó sor-prendida por los trabajos que habían logrado y obtuvo así una subvención del Instituto Nacional de Justicia que les permitió poner en marcha el programa de Investigación de la Personalidad Criminal.

Concluidos los estudios de estos tres profesionales, luego de entrevistar varias dece-nas de criminales, llegaron a la conclusión que estaban en condiciones de deducir el “perfil psicológico de los asesinos con base en las pruebas dejadas en el lugar de los hechos”. Esto también los animó a escribir el libro “Homicidio Sexual: Pautas y Motivos” (Sexual Homicide: Patterns an Motives) a finales de los ochenta.

Así fue como esta unidad del FBI creada originalmente para entrenar agentes en psicología para la negociación comenzó a encargarse de elaborar perfiles criminales de sujetos peligrosos.

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sería el deseo o haber intentado incorporarse a las fuerzas del orden y/o al ejército. “…Si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos son individuos fracasados, no es de extrañar que en algún momento se ilusionen con la idea de ha-

Edmund Emil Kemper nació el 18 de diciembre de 1948 en California

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Primer Caso Resuelto

Douglas intervino en el primer caso ocurrido en agosto de 1979, cuando Edda Kane, una ejecutiva de 44 años desapareció luego de una excursión en San Francisco. Su cuerpo fue hallado con un disparo en la nuca y de rodillas. En marzo del año siguiente se halló el cuerpo de una joven de 23 años y en octubre una deportista de 26 años fue asesinada en las inmediaciones. En noviembre de ese mismo año se encontraron cuatro cuerpos (un hombre y tres mujeres) al norte de San Francisco. Douglas fue comisionado a colaborar con las agencias locales de policía y luego de estudiar el caso, revisar informes y fotos pudo elaborar sus conclusiones.

Los investigadores esperaban ansiosos las respuestas del especialista del FBI, quien les informó que se trataba “…de un sujeto antisocial con poca confianza en sí mismo. Como carecía de poder de convencimiento y todas sus víctimas tenían buena condición física, la única manera de someterlas había sido asaltarlas por sorpresa y por la espalda...” Expuso también que procedía de una familia perturbada y que ya había cumplido alguna condena de cárcel por violación, o más probablemente por tentativa de violación y que para haberse decidido a matar debía encontrarse bajo la presión de un hecho desencadenante como el nacimiento de un hijo o la muerte de su esposa. El sujeto debía ser blanco (dado que todas las víctimas lo eran) porque este tipo de crímenes se dan entre personas de la misma raza.

Les explicó que la circunstancia de haber eludido la policía, le hacían pensar que se trataba de un individuo con una inteligencia superior a lo normal, de unos 35 años aproxima-

madamente (no debía ser muy joven), y era probable que en su infancia haya presentado por lo menos dos de los rasgos de la triada del homicida o los tres.

Douglas relata que tras un intencionado silencio, mientras hacía sus deducciones frente a la audiencia de detectives les dijo: “Y otra cosa, debe tener algún trastorno del lenguaje…” Por lo que inmediatamente fue interrogado con cierta sorna si había visto huellas de un tartamudo, a lo que respondióque el hecho de que el asesino hubiera atacado furtivamente pese a encontrarse en lugares solitarios indi-caba que tenía un defecto del que se avergonzaba; como los informes de los testigos no mencionaban nada al respecto, se trataba de algo que no se notaba a simple vista, sino solo oyendo hablar al homicida. “…Puede que me equivoque con

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respecto a la edad y la inteligencia, pero no me cabe duda de que tiene un defecto que lo avergüenza. Tal vez no sea un trastorno del habla, pero yo creo que si lo es…” concluyóDouglas.

En marzo de 1981 el asesino volvió a actuar, esta vez mató a Ellen Hansen de 20 años e hirió a su novio al que abandonó dándolo por muerto. Este último, Steen Heartle, pudo declarar a la policía que el asesino era un hombre medio calvo, de unos 50 o 60 años de edad, con los dientes amarillentos y disparejos. Algunos testigos relacionaron a un sujeto con dichas características quien tenía un Fiat color rojo. En mayo de ese mismo año, desapareció otra mujer de 20 años, Hearther Scaggs, quien había ido a visitar a un profesor de San Francisco, David Carpenter, quien era propietario de un vehículo de similares características.

La policía lo puso bajo vigilancia y finalmente lo arrestaron, confesó todos los crímenes y fue condenado a muerte. Carpenter tenía antecedentes por agredir a una mujer con un martillo cuando su esposa dio a luz, y además ha-

bía sido sometido brutalmente por sus padres con malos tratos, era cruel con los animales y tenía enuresis crónica, era un sujeto sumamente inteligente y de niño sus amigos se burlaban constantemente de él porque… era tartamudo.

Afirmación de las TeoríasPor su parte, Ressler se entrevistaba con

John Wayne Gacy, un asesino en serie que entre 1972 y 1979 había matado a 33 hombres jóvenes. Lo que lo llevó a convencerse de su teoría acerca de los asesinos seriales. Gacy era un sujeto que tenía control sobre sí mismo y se desenvolvía en la sociedad con total normalidad, además de sus rasgos psicópatas.

Ressler comenzó a comprender cómo era que los asesinos podían actuar, estableciendo así la diferencia entre los “asesinos organizados y desorganizados”. Los primeros se referían a aquellos delincuentes cuyos actos respondían a un plan premeditado y que no poseían alteraciones mentales ni en su intelecto ni en su capacidad de juicio que les permitiera comprender la crueldad de su acción, y que por

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el contrario, hasta gozaban del mismo. Los segundos, en cambio, actuaban en forma impulsiva sin plan previo, y respondiendo a algún tipo de patología mental, siendo en general mas fácil de atrapar que los otros.

La realidad nos muestra que en un gran número de casos las personas que cometen un crimen responden a un tipo mixto por lo que en la actualidad algunos criminólogos descreen de la validez de su utilización.

Los avances que ambos lograban en relación al estudio de las mentes de criminales, más los casos a los que eran convocados les permitió formarse una idea de cómo piensa un asesino, y a partir de allí empezaron a estudiar en profundidad las evidencias encontradas en la escena del hecho. Tal como decía Sherlock Holmes “La peculiaridad es la mejor pista”. No obstante, la idea del perfil criminal no fue muy bien aceptada por los investigadores más escépticos, quienes no pensaban que fuera posible esclarecer un hecho criminal sin la ayuda de un buen detective.

Por eso es que, como mencionan Torre y Silva en su libro “Perfiles Criminales” hay una distinción entre detective e investigador. Según los autores, Kind –un forense- afirma que “…un detective puede resolver delitos sobre bases puramente intuitivas, o bien utilizando la lógica del sentido común, acompañada de una larga experiencia y una cierta comprensión de la naturaleza humana. Estas son las bases sobre las que los delitos se resuelven habitualmente. En cambio, el investigador debe tener la habilidad de ordenar hechos, fuentes, proce-dimientos, hipótesis, prioridades e información. Esta claro que entre sus recursos tiene que contar con un equipo de policías científicos y de

tectives. De todo esto se desprende que es muy difícil imaginar a un buen investigador que no sea un buen detective. En cambio, en otro sentido, muy buenos detectives no tienen la capacidad para ser buenos investigadores…”

Las investigaciones de Ressler y Douglas condujeron al esclarecimiento de varios casos, lo que poco a poco fue diluyendo las dudas de aquellos que no confiaban en su técnica de perfil criminal. Para afirmar su técnica entrevistaron y estudiaron docenas de asesinos como Charles Manson, Sirhan Sirhan, Richard Speck, John Wayne Gacy, el Hijo de Sam (David Berkowitz) y James Earl Ray entre otros, realizando un estudio sin precedentes, para entender sus motivos y motivaciones.

Además de ello, lograron establecer un perfil psicológico de los asesinos de modo tal que comenzaron también a elaborar informes conducentes a construir una estrategia de interrogatorio de posibles sospechosos conducentes a obtener su confesión.

Ya en 1979, la Unidad de Ciencias del Compo-

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Robert Ressler. Trabajó en la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI.

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tamiento recibía más de 50 pedidos de perfiles criminales, número que comenzó a crecer hasta duplicarse al poco andar. Sin embargo aún existía en el FBI cierto escepticismo respecto a los resultados, y a ello se sumaban los costos de las investigaciones y constantes viajes de sus investigadores, por lo que se realizó una encuesta entre las agencias que recibían los informes y fue así como detectives de todo el país pidieron al FBI que no dejara de elaborar sus perfiles criminales.

¿Qué es un perfil criminal?

La técnica del perfil criminal en base a la escena del hecho, es una técnica de investigación que se basa en los indicios hallados en el lugar del crimen, que permite a los investigadores deducir cómo es la mente del delincuente. Los investigadores se basan en la evidencia hallada en la escena del crimen para tratar de recrear que motivos puede tener una persona para cometer el acto delictivo.

No se trata del esclarecimiento o la inves-tigación del hecho en sí, ya que el perfil criminal no nos dirá quien es el autor material, pero si se establece a través de sus actos “qué tipo de persona” puede haber cometido el mismo.

Mucha de la evidencia hallada en la escena del crimen permite inferir aspectos relevantes de la personalidad de un sujeto. Se trata básicamente de pensar como piensa en asesino.

Los detalles de los criminales, su personalidad, su manera de actuar, inteligencia, etc. puede conocerse estudiando la evidencia. Así por ejemplo si hubo ensañamiento es porque el sujeto actúa llevado por una especie de ímpetu, un arrebato de violencia que tiene acumulada desde un tiempo. Esto coincide con los aspectos referidos a los delincuentes sobre-controlados de los que nos hablaba el Dr. Edwin I. Megargee, de la universidad de California, cuando clasifica a los delincuentes (Ver Revista TEMA’S Nro. 2 “Delincuentes: ¿Quiénes son?”Pág. 46)

Robert Ressler comenzó su carrera en el ejér

cito de los Estados Unidos donde comenzócomo investigador. Llegó a la conclusión que si entendía los motivos del asesino era mucho más fácil identificar su manera de pensar, para lo cual estudió psicología. Se interesóparticularmente en los asesinos y violadores seriales.

Esto le permitió un primer acercamiento a la mente del criminal. Un asesino organizado tiene el pleno control de sus actos, no actúa generalmente por impulsos sino que tiene el tiempo suficiente para planificar todos los detalles de un crimen, afirma Ressler.

No obstante, la distinción entre organizados y desorganizados ha sido criticada ya que; aunque coinciden en mucho con la diferencia entre sujetos psicópatas y psicóticos: dicha clasificación fue puesta en duda con la aparición de Jeffrey Dahmer “El carnicero de Milwaukee”,

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lo que llevó a los investigadores del FBI a considerar un tipo de criminal Mixto, sin dejar de considerar, obviamente, la clasificación original de Ressler.

Las técnicas del perfil criminal tienen por finalidad:

� Evaluación de la posible personalidad del autor,

� Descartar sospechosos,

� Preparar interrogatorios,

� Justificar la petición de pruebas y

� Vincular crímenes cometidos por una misma persona.

Para ello se vale de diversas disciplinas como la Criminalística, Criminología, Psicología clínica, social, cognitiva, Psiquiatría Forense y Sociología.

Esencialmente se basa en el estudio de la escena del crimen y la víctima a fin de identificar las características esenciales y de personalidad del delincuente y determinar: ¿Qué fue lo que sucedió?, ¿Qué tipo de persona haría eso?, y ¿Cuál es la personalidad más probable del sujeto?

Cuando a través del estudio de la escena del hecho es factible deducir que el autor tiene una patología notable, es más fácil realizar el estudio del perfil, ya que el crimen reflejará de manera más nítida la personalidad del sujeto. Por ello la técnica del “Criminal Profiling” implica un estudio del acto original, los aspectos concretos hallados en la escena del hecho, las características de la víctima (su conducta, personalidad, costumbres, vulnerabilidad, etc.), los informes periciales, el estudio del cadáver

(cuando lo hubiere) mediante los resultados de la autopsia médico-legal. Es fundamental para esto la preservación de la escena del crimen lo más intacta que sea posible evitando toda circulación y contacto con la misma de quienes no sea necesario, incluyendo personal policial, para evitar su contaminación.

Tipos de Perfiles CriminalesAunque el Dr. David Canter de la Universidad

de Liverpool ha formulado su propia teoría acerca del perfil criminal, podemos decir que la escuela tradicional fundada por Ressler y Douglas se basa en la elaboración de tres tipos de perfiles criminales:

�Perfiles de “agresores conocidos” (método inductivo)

�Perfiles de “agresores desconocidos” (método deductivo) y

�Perfil Geográfico.

El perfil de agresores conocidos consiste en extraer características de sujetos que integran la población carcelaria, obteniendo información de su historial delictivo. El método consiste en ir de lo particular a lo general, a fin de poder predecir comportamientos conociendo cuáles son las motivaciones de los criminales, su pasado inmediato, su infancia, porqué han actuado de determinada manera, qué circunstancias los llevan a elegir determinada víctima, etc. Método preferido por Ressler y los agentes del F.B.I. Se basa en el uso de la entrevista y el interrogatorio como herramienta fundamental.

El perfil de agresores desconocidos, en cambio parte de lo general a lo particular, me-diante la interpretación de la evidencia. Ob-servando generalidades de la escena del hecho, es posible establecer características particulares del sujeto que cometió el delito (tipo de persona) e intenta describir las características evidentes de su conducta reflejada en sus actos.

Se estudia la evidencia hallada en la escena del hecho que permita establecer cuál fue la conducta previa, durante y posterior al crimen. ¿Cómo abordó a la víctima?, ¿Qué tipo de perso

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na seleccionó?, ¿Qué lugar le resulta más “cómodo”?, ¿Qué actos ejecutó para ocultar evidencia?, etc., etc. Se basa en el análisis de la escena del crimen y es el que vemos reflejado en las numerosas series de televisión como “C.S.I.”

Finalmente el perfil geográfico, permite rela-cionar características del lugar del hecho con la posible residencia del autor del crimen. Se trata de reconstruir una representación psicológica relevante de las áreas del crimen donde el individuo por alguna razón prefiere actuar (descampados, sitios solitarios, parques, etc.). Este método es el preferido por Canter. Este concepto se basa en el estudio de los denominados “mapas cognitivos” que se refiere a que todos los mamíferos (incluyendo al hombre) tenemos un mapa en la cabeza de las rutas y caminos que solemos recorrer. Esto implica la identificación de atajos, lugares seguros, posibles riesgos, etc. que conforman información fundamental para nuestra super-vivencia, y si tenemos en cuenta que el objetivo de todo criminal no solo es perpetrar el mismo, sino escapar, entenderemos porque elegir adecuadamente el lugar donde se va a cometer el crimen es fundamental.

La mente del asesino “organizado” de características psicopáticas semeja a un depredador por lo tanto su superioridad va a depender de actuar en un terreno conocido, es decir no muy alejado, pero tampoco tan cerca como para ser reconocido. Los estudios esta-dísticos de Canter revelan que generalmente la tendencia del delincuente es cometer el crimen en un radio de aproximadamente 2 kms. de su “cueva” o lugar de residencia. Esto se conoce como “Círculo de Canter” y resulta muy útil para la aprehensión de criminales.

La Técnica del “Criminal Profiling” en general pretende determinar si el hecho fue planificado, si el sujeto intentó ocultar evidencias y de que forma lo hizo, o si por el contrario fue descuidado, como se acercó y atacó a la víctima, su hubo violencia sexual de quénaturaleza y sucesión, qué armas o instrumentos utilizó, si los mismos fueron lleva-

dos de antemano o los halló en la misma escena, si hubo ensañamiento o alevosía, si existen expresiones de violencia ajena al cometido criminal (violencia expresiva).

Sobre este último aspecto, la violencia expresiva revela mucho sobre la posible personalidad del agresor, ya que la misma no tiene un fin específico para cometer el crimen y lograr su cometido, sino que releva aspectos de su personalidad, generalmente referidos a su infancia o algún acontecimiento desenca-denante de la conducta delictiva.

Se evalúa la intención del sujeto y su motivación (puede ser religiosa, sexual, sentimental, venganza, etc.) y el riesgo que el mismo asumió, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de la víctima (edad, sexo, vida, profesión, porte, etc.), ya que la vulnerabilidad podría catalogarse como alta (niños, mujeres, ancianos, etc.) moderada (estudiantes, amas de casa, etc.) y bajo (personas que por su estilo de vida no deberían ser blanco) por ejemplo, dependiendo de ello mucho de la motivación y los motivos del autor.

La evaluación de la vulnerabilidad de la víctima, está íntimamente relacionado con el riesgo que corrió el agresor, el cual también puede estar condicionado por la necesidad de mayor excitación, estresores personales, cobardía, cálculo del hecho y su planificación, inteligencia, agresividad, violencia innata, etc.

Como vemos, son muchos los indicios que el agresor deja presente en la escena del hecho, lo cual no debe confundirse con la “pruebas”que se hallen conducentes al esclarecimiento (huellas dactilares, pelos, armas, etc.) que si bien son útiles, la existencia misma del cadáver y la forma en que el hecho se comete constitu-

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yen de por sí elementos fundamentales para la elaboración de este tipo de estudios, ya que se intenta determinar el potencial del asesino (no solo en el hecho bajo estudio, sino en actos sucesivo), puesto que generalmente los individuos tienden a cosificar a sus víctimas, mostrando paulatinamente y en forma creciente mayor tendencia a la violencia expresiva y un mejoramiento en sus técnicas de abordar a sus víctimas (perfecciona y pule su modus ope-randi).

Criterio de Clasificación de los Agresores

Asesinos Organizados:

Un 75% de los asesinos seriales son organizados, dado que su inteligencia, normalmente ubica por encima de la media y en su mayoría pueden ser considerados psicó-patas.

Generalmente los sujetos llevan el material necesario para cometer el crimen (arma, cuerda, veneno, esposas, etc.) y si torturan o violan lo hacen antes de la muerte para su satisfacción personal.

Se preocupan por eliminar las pruebas del hecho por lo tanto esconde, destruye o entierra el cuerpo de la víctima y se preocupa en borrar toda la evidencia. Tiene por lo tanto un cierto conocimiento de cómo opera la policía y eventualmente puede interesarse del avance de la investigación.

En su infancia generalmente son de los de-nominados “niño problema”, aunque son buenos en la escuela y el trabajo del cual sobrevive pero sufre constantes despidos a causa de su conducta extravagante.

Son hábiles para comunicarse y tienen una elevada autoestima, al punto de sentirse superiores a los demás y aman sentirse fuertes, por lo que muchos intentan pertenecer a las fuerzas de seguridad.

Según Garrido y Sobral son sujetos metódicos y controlados, con competencia social, generalmente están en pareja o son ca-

sados. Les gusta desafiar a la policía y buscan información relacionada con sus crímenes en los medios de comunicación.

Están motivados por el control y el dominio y probablemente antes de cometer el delito hayan estado sometidos a un evento estresante.

Presentan una personalidad psicopática.

Asesinos Desorganizados:

Son criminales en extremo solitarios, poseen una irreprimible frustración, poseen un bajo nivel intelectual y en algunos casos presentan algún desorden mental, generalmente esquizofrenia, o de características psicóticas.

Generalmente el hecho ocurre al fragor de los eventos, sin planificación previa, y por lo común no existe contacto entre víctima y victimario hasta el momento fatal. Su ataque será decisivo y “furioso”, inflingiendo heridas mortales desde el primer momento, aunque no llevará el arma homicida, sino que atacará con lo que encuentre a mano.

El criminal desorganizado casi siempre deja a la víctima en el mismo lugar del crimen y no se preocupa por la evidencia que deja tras de sí, ni en ocular el cadáver. Puede cometer canibalismo o llevarse souvenirs para satisfacer su fetichismo o como parte de su delirio psicótico.

Una vez cometido el crimen no se interesarápor los acontecimientos en torno a la inves-tigación, incluso tratará de olvidarse del asunto.

Por lo general son individuos que tienen poca inteligencia, carecen de un trabajo estable, mala disciplina, sumidos en problemas de alcohol, silenciosos y tienen internalizada una gran furia y enojo con los demás. Muchas veces han sido víctima de burlas por parte de los demás o sienten que son desdeñados a causa de su condición lo que les genera una gran frustración y tensión al medio social.

Eso motiva además que posean una imagen pobre de sí mismos (baja autoestima), con delirios o complejos de inferioridad, son incapaces de relacionarse con la gente y no pueden sostener una relación de pareja por sus

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dificultades para el sexo también.

Según Garrido y Sobral, son impulsivos, incompetentes social y sexualmente, inhábiles para las tareas laborales, viven solos o con algún familiar, y los motivos más frecuentes que los impulsan son la enfermedad mental y la gratificación sexual.

Presentan historial psiquiátrico o intentos de suicidios, y tienen una personalidad esquizoide o esquizofrenia.

El perfil geográfico de David Canter

Sin apartarse de una manera radical de las proposiciones originales de Douglas y Ressler, el psicólogo David Canter elaboró una metodología alternativa para la elaboración del perfil geográfico de los delincuentes a la impuesta por el FBI.

Canter sostiene (al igual que su predecesores) que la forma en que se comete el crimen y la evidencia hallada en la escena del hecho revelan la personalidad del delincuente y que en su conducta criminal concreta (el hecho en sí) queda plasmada la personalidad y el posible comportamiento en su vida privada y antecedentes del sujeto, tanto penales como su historia de vida.

Con respecto a los agresores sexuales, Canter analizó un centenar de casos, considerando que es probable que una persona que manifiesta en sus crímenes un claro deseo de controlar y poseer sexualmente a la víctima, pero que aborda las mismas planeando una estrategia de acercamiento bien elaborada, es muy probable que se trate de un sujeto casado o con pareja estable, en tanto aquel que, siendo adulto, asalta sexualmente a su víctima sin cometer otros ilícitos, es muy probable que sea soltero.

No obstante, lo llamativo del método de Canter estriba en su metodología de elaborar el perfil geográfico del criminal y de hecho ha elaborado un programa informático para tal fin (Dragnet), puesto que asegura que es posible establecer ciertas coordenadas de ubicación del domicilio del autor en torno a los lugares donde

actúa. Así por ejemplo tomando como diámetro la distancia entre dos hechos sucesivos es posible trazar un círculo a partir del mismo para circunscribir el lugar de residencia de un autor de un delito sexual, ya que opina que el sujeto no tiende a alejarse mucho de sus lugares habituales.

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TEMA’SRevista Digital de Criminología y Seguridad

EL RETRATO

PSICOLOGICO DE

LOS DELINCUENTES

Profesor David Canter

Incluso elabora una serie de posibles lugares de residencia o lugar de trabajo del autor en base a la secuencia de hechos que se consuman en lugares próximos a partir de su programa informático.

Para ello distingue entre asesinos merodea-dores y viajeros (marauder o commuter) en donde el primero se desplaza desde una base central en las cercanías de su vivienda, y el otro se desplaza a un área pre-determinada.

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El autor también reconoce cinco características predecibles de la conducta criminal:

� La localización del domicilio a partir de su patrón de perfil geográfico.

� El estudio de la biografía criminal a partir de los indicios.

� Determinación de las características de socialización del sujeto según el modus operandi.

� Las “consistencias” (según Canter) que constituyen la personalidad del individuo, y

� Educación del agresor a partir del análisis de la agresión.

La Aplicación del Perfil Criminal.

Ahora bien, debido a diversos factores, los profesionales se han centrado principalmente en la elaboración de perfiles criminales en los hechos más relevantes tanto a nivel social como criminal, tal el caso de las violaciones seriales y los homicidios múltiples.

De hecho, la mayoría de la bibliografía referida al tema, se refiere principalmente a estos dos tipos de delitos, y los perfiles sobre agresores desconocidos y conocidos rondan en torno a ello.

Las calificaciones de agresores organizados y desorganizados responden principalmente a estos tipos.

Sin embargo, las técnicas del perfil criminal son aplicables a un sinnúmero de casos cri-minales. De hecho, en la Diplomatura en Per-files Criminales que se dicta en la Universidad del Aconcagua, se dicta un módulo referido a los Secuestros Extorsivos, donde se aplican técnicas de perfil criminal en base a la comisión del hecho, estableciéndose determinados rasgos de personalidad de los sujetos involucrados (principalmente el delincuente negociador y el autor intelectual) basados en la evolución de los hechos, la forma en que se lleva a cabo la captura, la duración del evento, la frecuencia en la comunicaciones y la estrategia de negociación, lo cual permite elabo-

borar perfiles tanto de los agresores como de las bandas involucradas, permitiendo clasificarlas como “estructuradas y desestructuradas”.

Las posibilidades de aplicar las técnicas del “criminal profiling” son ampliables por tanto a una diversidad de hechos, y a cualquiera en donde los investigadores presuman que el delincuente ha dejado “rastros” de su personalidad durante la ejecución del mismo. “Cuanto más común y corriente es un crimen, más difícil es resolverlo”decía Holmes, el personaje de Sir Arthur Conan Doyle.

Particularmente, uno de los perfiles elaborados por el Dr. James Brussel –según relata en su libro Douglas- trata sobre el caso del “Dinamitero Loco”, quien había colocado 30 artefactos explosivos en el término de 15 años en la ciudad de Nueva York, enviando burlonas misivas a los periódicos.

Brussel observó las pautas de conducta del terrorista y concluyó que se trataba de un paranoico que odiaba a su padre, tenía un apego obsesivo con su madre y posiblemente vivía en la ciudad de Connecticut. “busquen a un hombre de complexión mediana, edad madura, nacido en el extranjero, católico y soltero que vive con un hermano o hermana” afirmó Brussel a las autoridades y agregó sorprendentemente al final: “Lo más probable que vaya vestido con un traje de chaqueta cruzada y que lleve abotonada”afirmación esta que desconcertó a todos por supuesto.

El contenido de sus cartas hacía suponer que el sujeto era empleado o ex empleado de la compañía eléctrica. En base a lo cual las autoridades dieron con George Metesky, quien trabajó allí antes que los atentados comenzaran, quince años atrás y que se había trasladado a

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Waterbury, Connecticut.

Al detenerlo, los agentes se encontraron con un sujeto que efectivamente era soltero, extran-jero, maduro, católico, la única discrepancia con el perfil era que vivía con dos hermanas y al salir para ser trasladado, salió con un traje cruzado… y abotonado.

Brussel utilizó el razonamiento inductivo, deduciendo aspectos particulares del individuo a partir de la prueba de sus actos. Y fue desentrañar este famoso caso, que tuvo a mal traer a la sociedad estadounidense durante años, que catapulto la fama de los perfiles criminales y sus realizadores, los denominados perfiladores.

Bibliografía: •Cátedra de Criminología. Licenciatura en Criminalística. Universidad del Aconcagua. Mendoza. Argentina. 2012.•Módulo de Secuestros Extorsivos. Diplomatura en Perfiles Criminales. Universidad del Aconcagua. Mendoza. Argentina. 2012.•DOUGLAS, John y OLASHAKER, Mark “Al acecho del mal”. Condensado de “Mind Hunter: Inside the FBI’s Elite Serial Crimen Unit” Simns & Shuster, Nueva York.1985. Publicado en Revista Selecciones, Ed. Argentina. Mayo de 1996.•GARRIDO, Vicente, SOBRAL, Jorge. “La investigación Criminal. La Psilogía aplicada al descubrimiento captura y

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Para finalizar nada mejor que recordar el principio del intercambio del celebre criminólogo francés Locard que dice que cualquier persona o cosa que entre en una escena del crimen deja algo en ella, y también se lleva algo cuando sale. Para los perfiladores lo que deja son sus decisiones, sus actos, un “significado” de lo que ha querido decir con el crimen que tenemos que desentrañar, esto es, huellas de compor-tamiento o huellas psicológicas. Lo que se lleva son los efectos de lo que ha hecho en sus emo-ciones, en su aprendizaje, en sus hábitos, en sus temores, es decir sobre su vida.

condena de los criminales”. Nabla Actividades Editoriales S.L. España 2008.•GARRIDO, Vicente, STANGELAND, Per y REDONDO, Santiago. “Principios de Criminología”. 2da. Edición. Tirand lo Blanch. Valencia. España 2001.•GARRIDO, Vicente, “Perfiles Criminales” Un recorrido por el lado oscuro del ser humano. 1ra. Edición. Ariel. Barcelona. España. 2012. •TORRE, Raúl O. SILVA, Daniel H. “Perfiles Criminales”DosyUna Ediciones Argentinas. Buenos Aires. 2006.•TORRE, Raúl O. “La victima del crimen”. Ed. Dosy Una. Ediciones Argentinas. Buenos Aires. 2007.