Pérez Reverte. Unamuneando

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UnamuneandoArturo Prez Reverte XL Semanal 3 / 3 / 2.014.Es que aqu no pasa el tiempo, oigan. O lo parece. Hace ya 120 aos, en 1894, Miguel de Unamuno public un ensayo tituladoSobre el marasmo actual de Espaa. Leerlo tiene su puntito aterrador, porque algunos de sus prrafos parecen haber sido escritos para la Espaa de hoy. O ms bien, nota trgica del asunto, para la Espaa de siempre: la que no muere, y una y otra vez nos mata. Por eso me permito esta vez un elocuente experimento de corta y pega, utilizando para componer este artculo una sucesin de frases cortas, todas literales, extradas del ensayo unamuniano sin aadir ni una palabra de mi propiedad. Decidan ustedes si el buen don Miguel estaba equivocado, si hablaba slo de su triste tiempo, o si se limit a describir, con buen pulso y mejor ojo, nuestro eterno da de la marmota:

Atraviesa la sociedad espaola honda crisis. Nos gobiernan, ya la voluntariedad del arranque, ya el abandono fatalista. Perpetase el frreo peso de la ley social de bien parecer y de las mentiras a que se doblegan, por mucho que se encabriten, los individuos que sin aqulla sienten falta de tierra en la que sentar el pie. A la sombra de individualismo egosta y excluyente acompaa la falta de personalidad. En esta sociedad compuesta de camarillas que se aborrecen sin conocerse, es desconsolador el atomismo salvaje de que no se sabe salir si no es para organizarse con comits, comisiones, subcomisiones y otras zarandajas. Extindese y se dilata por toda nuestra sociedad una enorme monotona que se resuelve en atona, uniformidad mate, ingente ramplonera. Todo por empearse en disociar lo asociado y formular lo informulable.Es cada da mayor la ignorancia. Sobre esta miseria espiritual se extiende el plipo poltico. En una politiquilla al menudeo suplanta la ingeniosidad al saber slido. La pequeez de la poltica extiende su virus por todas las dems expansiones del alma nacional. Los viejos partidos, amojamados en su ordenancismo de corteza, se arrastran desecados. Sudan los ms populares por organizar almas hueras de ideas, hacer formas donde no hay substancia, cohesionar tomos incoherentes. Y nos recetan dieta.En Espaa, el pueblo es masa electoral y contribuible. Todo aqu es cerrado y estrecho, de lo que nos ofrece tpico ejemplo la prensa peridica. Es sta una balsa de agua encharcada, vive de s misma. En cada redaccin se tiene presente, no al pblico, sino a las dems redacciones. Los periodistas escriben unos para otros, no conocen al pblico ni creen en l. Estdiese la prensa con sus flaquezas todas, y se ver fiel trasunto de nuestra sociedad.Fue cumplindose la europeizacin de Espaa, pero trabajosamente. Tuvimos nuestras contiendas civiles, lleg luego el esfuerzo del 68 y el 74, y pasado l hemos cado rendidos, en pleno colapso. En tanto, reaparece la Inquisicin, nunca domada, a despecho de la libertad oficial. Es un espectculo deprimente el estado mental y moral de nuestra sociedad. Es una pobre conciencia colectiva homognea y rasa. Pesa sobre nosotros una atmsfera de bochorno; debajo de una costra de gravedad formal se extiende una ramplonera comprimida, una enorme trivialidad y vulgachera. No hay corrientes vivas internas en nuestra vida intelectual y moral; esto es un pantano de agua estancada, no corriente de manantial. Alguna que otra pedrada agita su superficie, y a lo sumo revuelve el lgamo del fondo y enturbia con fango. Bajo una atmsfera soporfera se extiende un pramo espiritual de una aridez que espanta. Y no es nuestro mal tanto la pobreza cuanto el empeo de aparentar lo que no hay. Y mucho cuidado con decir la verdad! Al que la declare sin ambages ni rodeos, acsanle de pesimismo. Quieren mantener la ridcula comedia de un pueblo que finge engaarse respecto a su estado.He aqu la palabra terrible: no hay juventud. Habr jvenes, pero juventud falta. Y es que la tienen comprimida. Es que se sabe distinguir el brote nuevo? Se ha ejercido con implacable saa la tarea de despachurrar a los retoos tiernos, sin discernir el tierno tallo de la broza, y no se han tocado los tumores y excrecencias de las viejas encinas ungidas e intangibles. Cuntos jvenes muertos en flor en esta sociedad que slo ve lo hecho, ciega para lo que se est haciendo! Muertos todos los que no se han alistado en alguna de las masoneras, la blanca, la negra, la gris, la roja, la azul!... Los jvenes tardan en dejar el arrimo de las faldas maternas, en separarse de la placenta familiar.Para escapar a la eliminacin ponen en juego sus facultades camalenicas hasta tomar el color del fondo ambiente. Las fuerzas ms frescas y juveniles se agotan en establecerse, en la lucha por el destino. Se ahoga a la juventud sin comprenderla.

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