PÉREZ DE HITA, GINÉS - Guerras civiles de Granada

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    GINS PREZDE HITA

    Guerras civilesGuerras civilesde Granadade Granada

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    [Preliminares] .................................................................................................................................................3Captulo Primero:En que se trata la fundacin de Granada, y de los reyes que hubo en ella, con otras cosas tocantes a lahistoria............................................................................................................................................................7Captulo Segundo:En que se trata la muy sangrienta batalla de los Alporchones, y la gente que en ella se hall de moros y

    cristianos ........................................................................................................................................... ......... ..12Captulo Tercero:En que se declaran los nombres de los caballeros moros de Granada de los treinta y dos linajes, y de otrascosas que pasaron en Granada. ans mismo pondremos todos los lugares que en aquel tiempo estabandebajo de la corona de Granada...................................................................................................................20Captulo Cuarto:Que trata la batalla que el valiente Muza tuvo con el maestre, y de otras cosas que ms pasaron..............24Captulo Quinto:Que trata de un sarao que se hizo en Palacio, entre las damas de la reina y los caballeros de la Corte, sobreel cual hubieron pesadas palabras entre Muza y Zulema Abencerraje, y lo ms que pas..........................30Captulo Sexto:Como se hicieron fiestas en Granada, y como por ellas se encendieron ms las enemistades de los Zegres,y Abencerrajes, Alabeces y Gomeles, y lo que ms pas entre Zayde y la mora Zayda acerca de sus

    amores..........................................................................................................................................................35Captulo Sptimo:Que trata del triste llanto que hizo la hermosa Ftima por la muerte de su padre; y como la linda Galianase tornaba a Almera si su padre no viniera, la cual estaba vencida de amores del valeroso Sarrazino; y dela pesadumbre que abenmar tuvo con l una noche en las ventanas del Real Palacio...............................51Captulo Octavo:Que trata la cruda batalla que el Malique Alabez tuvo con don Manuel Ponce de Len en la vega deGranada........................................................................................................................................................56Captulo Noveno:En que se pone unas solemnes fiestas y juego de sortija, que se hizo en Granada, y cmo los bandos delos Zegres y Abencerrajes se iban mas encendiendo..................................................................................61Captulo Dcimo:En que se cuenta el fin que tuvo el juego de la sortija, y el desafo que pas entre el moro Albayaldos y el

    Maestre de Calatrava....................................................................................................................................71Captulo Once:De la batalla que el moro Albayaldos tuvo con el Maestre de Calatrava, y como el maestre le mat........89Captulo Doce:En que se cuenta una pesadumbre que los Zegres tuvieron con los Abencerrajes, y cmo estuvo Granadaen punto de se perder................................................................................................................................. 103Captulo Trece:Que cuenta lo que al rey Chico y su gente sucedi yendo a entrar a Jan; y la gran traicin que los Zegresy Gomeles levantaron a la reina mora y a los caballeros Abencerrajes, y muerte dellos..........................124Captulo Catorce:Que trata el acusacin que los caballeros traidores pusieron contra la reina y caballeros Abencerrajes, ycmo la reina fue presa por ello y dio cuatro caballeros que la defendiesen, y lo que ms pas..............140Captulo Quince:

    En que se pone la muy porfiada batalla que pas entre los ocho caballeros sobre la libertad de la reina, ycmo la reina fue libre y los caballeros moros muertos, y otras cosas que pasaron.................................. 169Captulo Diez y Seis:De lo que pas en la ciudad de Granada, y cmo se tornaron a refrescar los bandos della, y la prisin delrey Muley Hacn en Murcia, y de la prisin del rey Chico, su hijo, en el Andaluca, y otras cosas que

    pasaron.......................................................................................................................................................185Captulo Diecisiete:En que se pone el cerco de Granada por el rey don Fernando y la reina Isabel, y cmo se fund Santa Fe.....................................................................................................................................................................204

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    [PRELIMINARES]

    Historia de los bandosde los Zegries y Abencerrajes,

    caballeros moros de Granada, de las civiles gueras que hubo en ella, y batallasparticulares que hubo en la Vega entre moros y cristianos, hasta que el rey don FernandoQuinto la gan. Ahora nuevamente sacado de un libro arbigo, cuyo autor de vista fue unmoro llamado Aben Hamer, natural de Granada. Tratando desde su fundacin. Traducidoen castellano por Gins Prez de Hita, vecino de la ciudad de Murcia.

    Con Licencia y Privilegio en Zaragoza.Impreso en casa de MIGUEL JIMNEZ SNCHEZ.

    MDLXXXXV.

    A costa de NGELO TABANO.

    El doctor Pedro Reues, Cannigo de la santa metropolitana iglesia del Asseo de laciudad de Zaragoza y en lo espiritual y temporal Vicario general en la dicha ciudad y suArzobispado, por el Ilustrsimo y Reverendsimo seor don Alonso Gregorio por la graciade Dios y de la santa Sede Apostlica, Arzobispo de dicha ciudad y Arzobispado y delConsejo del Rey nuestro seor, etc. Damos licencia para que se pueda imprimir un librointitulado Historia de los bandos de los Zegres y Abencerrajes, traducida en lenguacastellana por Gins Prez de Hita, por cuanto nos consta no haber cosa que contradiga anuestra santa Fe Catlica ni a buenas costumbres. Dat. en Zaragoza a tres de junio del ao

    mil quinientos cincuenta y cinco.V. Doctor PETRUS REUES,

    Vicarius generalis,De mandamiento de dichos seor Vicario general;

    Por BRAULIO GIL, Notario.FRANCISCO SALVADOR, Notario.

    DON PHILIPPEPORLAGRACIADE DIOS,REYDE CASTILLA, D ARAGN, DELAS

    DOS SICILIAS, DE JERUSALN, ETC.Don Beltrn de la Cueva, Duque de Alburquerque, Marqus de Cuellar, Conde de

    Ledesma y Huelva, Lugarteniente y Capitn general por su Majestad en el presente Reinode Aragn. Al amado y fiel de su Majestad ngelo Tabano, mercader de libro vecino dela ciudad de Zaragoza. Por cuanto por vuestra parte se nos ha suplicado os disemoslicencia para imprimir y vender y hacer imprimir y vender un libro intitulado, Historiade los bandos de los Zegres y Abencerrajes, compuesto por Gins Prez de Hita, vecinode la ciudad de Murcia, el cual ha sido visto y examinado por el Ordinario de Zaragoza y

    por personas de letras de ciencia y conciencia a quien lo ha remitido y aprobado por ellas.Por tato por tenor de las presentes os damos y concedemos licencia permiso y facultad,

    para que vos o quien vuestro poder tuviere y no otra persona alguna, podis imprimir yvender y hacer imprimir y vender el dicho libro y todos los cuerpos que quisiredes enuna o ms veces: con esto que en el principio de cada uno de ellos seis tenido y obligadoinferir y poner ella nuestra licencia. Mandando a cualquier Justicias, Bailes, Jurados, y

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    otros cualquier Oficiales mayores y menores, vasallos y sbditos de su Majestad en dichoReino, que no os lo impidan ni estorben, impedir y estorbar haga en manera alguna; y quenadie lo pueda imprimir ni vender en dicho Reino de Aragn, por orden vuestra portiempo de diez aos, del da de hoy contaderos (atento que es libro que nuevamente seimprime) si la gracia de su Majestad les es cara, y en su ira e indignacin, y en pena de

    mil florines de oro de Aragn, de los bienes de los contravinientes irremisiblementeexigideros y a los Reales Cofres aplicaderos desean no incurrir; y a ms de esto, los quelo imprimiere sin orden o licencia vuestra, tengan perdidos los moldes y todos los cuerposque hubieren impreso, e incurran en otras penas por Fuero estatudas.

    Dat. en Zaragoza, a seis das mes de setiembre, del ao del Nacimiento de nuestroSeor Iesu Chisto ,de mil quinientos noventa y cinco,

    El Duque de Alburquerque,Lugarteniente y Capitn general.

    V.Ram Regens.

    Dis Locumten; galis mandauit mihi

    Ioanne Escartn, visa per Ram Regent.

    AL ILUSTRSIMOSEORDON JUN

    DE ARAGNTres cosas, segn Eliano, enseaban los cretenses a sus hijos. La primera, saber las

    Leyes de coro, y que con instrumentos las cantasen. La segunda, los himnos y alabanzasde los dioses. La ltima, que leyesen Historias y heroicos hechos de los famosos e ilustresvarones. En todas ellas se han esmerado los antecesores de v.m. pues como ReyesCatlicos, no slo en este fidelsimo Reino, mas en otros han fundado catlicas Leyes,

    quitando de raz las profanas: y donde tantos Prelados y en tan principales Iglesias de laCasa Real de Aragn ha habido notorio es, que se extremaron en servir a Dios conaumento de la adoraciolatria a el slo debida. Y no solo entendieron los clebres hechosde los famosos varones, mas nos han dejado muchos suyos dignos de imitacin ymemoria eterna. Y por no entrar en el profundo pilago de notorias alabanzas, qu seraafirmar que el sol da lumbre, quiero antes callar que decir poco. A v.m., humildementesuplico, lea cuando est desocupado de las cosas militares que tanto profesa esta Historia,que de las del Reino de Granada ganada por los Catlicos Reyes trata; que en ella versucesos varios, tratos cortesanos y sealadas proezas dignas de ser entendidas. Y elaceptarla bajo su amparo y nombre, ser animarme para que con otras mayores a v.m.sirva. Y Dios, como deseo, largos aos a v.m. felicite. De Zaragoza a 6 de Setiembre.

    1595. NGELO TABANO

    NGELO TABANOAl Lector

    El deseo que de dar gusto a los curiosos tengo, me desvela a qu fin mirar a interesesni a peligros as de mar como de tierra, procuro regalar a los aficionados, con diversidadde libros, en diferentes lenguas y ciencias. Y por no perder mi buena inclinacin y uso,sirvo al presente con este nunca hasta ahora impreso, que de las cosas acaecidas endiversos tiempos en la ciudad de Granada trata. Y pues la obra dir lo que es y merece, y

    por diferentes opiniones ha de ser juzgada, a todos suplico acepten la voluntad que de

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    servirles tengo, que con deseo de perpetuarme en ella., he tomado asiento en esta ciudad,donde pueden sin ceremonia mandarme. Vale.

    DE IVAN RIPOLL,A ANGELO TBANO.

    SONETO.Si al padre de Jasn Circe dio vidaen la vejez decrepita y cansada,

    y al antiguo vigorde la pasadasu fuerza le es por ella reducida.

    Entre sus obras esta es preferiday a todas las dems aventajada,tanto por ser de todos deseadacuanto por ser la ms esclarecida.

    Al veneciano Angelo se debeeterno Lauro y Lbica Corona,

    pues con ser extranjero ensalza a Iberia,

    y su industria tal premio justo es llevepues de Espaa los hechos nos pregona,olvidando los grandes de su Esperia.

    DEUNAMIGO

    Ben poi Adria gentil co le chiare ondebagnar le herbose tue & frescge riueet dir superba & lieta per me viue

    chi tutte in siora le piu verde sponde.

    Questo e l'Angel diuin che gratia infundede Apolo & de le altre excelse dineche le tempie coronan no di oliuema d'altre sacre & onorate fronde.

    Il Ganje, il Nil, il Histro, il Tago, il Tebro,il Arno, il Ren, Danubio, & londe Hircaneinundian Adria di si caro pegno:

    Per che per lei i fatti excelsi d'Hebro

    risonan nella Hesperia alti & sopranidegni sol di tan nome illustre & degno.

    ALVALORDE ESPAAEN ARMASY LETRAS

    SONETO

    Dorado siglo del Hispano estadoque ans con tanta gloria ya producesvalor tan levantado que relucescomo el dorado Febo en lo estrellado.

    Por bellico de Marte coronadoests, pues en las Letras tanto luces

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    que de tu clara luz produces lucesque hacen tu renombre eternizado.

    Y del Museo estilo el alto Coroque vive en lo felice del Parnasocon gloria soberana de su fuente.

    Aumenta tu grandeza y tu tesorovertiendo sobre ti el sabroso vasoque Alcides arranc de la ancha frente.

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    CAPTULO PRIMERO:En que se trata la fundacin de Granada, y de los reyes que

    hubo en ella, con otras cosas tocantes a la historia.

    La nclita y famosa ciudad de Granada fue fundada por una muy hermosa doncella,hija o sobrina del rey Hispn. Fue su fundacin en una muy hermosa y espaciosa vega,

    junto de una sierra llamada Elvira, porque tom el nombre de la fundadora infanta, la cualse llamaba Ilibiria, dos leguas de donde ahora est, junto de un lugar que se llamabaAlbolote, que en arbigo se deca Albolut. Despus, andando los aos, les pareci a losmoradores della que no estaban all bien; por ciertas causas fundaron la ciudad en la partedonde ahora est, junto a la Sierra Nevada, en medio de dos hermosos ros, llamados eluno Genil, y el otro Darro. Los cuales ros no nacen de fuentes, sino de las derretidas y

    deshechas nieves que hay todo el ao en la Sierra Nevada. Del ro Darro se coge oro muyfino, y del ro Genil plata muy fina. Y no es fbula, que yo el autor desta relacin lo hevisto coger.

    Fundse aqu esta insigne ciudad encima de tres colados o cerros, como hoy separece, adonde se fundaron tres hermosas y fuertes fuerzas o castillos. En un castillo esta vista de la hermosa vega y del ro Genil, la cual vega tiene ocho leguas de largo y cuatrode ancho, y por ella atraviesan otros dos ros, aunque no muy grandes: el uno se diceVeyro, y el otro se dice Monachil. Cominzase la vega desde la halda de Sierra Nevada, yva hasta la fuente del Pino, y pasa ms adelante de un gran soto llamado el Soto de Roma.Y esta fuerza se nombre las Torres Bermejas. Hzose all una grande poblacin llamada elAntequeruela. La otra fuerza o castillo est en otro cerro junto dste, aunque un poco ms

    alto, la cual se llam el Alhambra, cosa muy fuerte y hermosa, y en esta fuerza hicieronlos reyes su morada y casa real. La otra fuerza se hizo en otro cerro no muy lejos deste delAlhambra, la cual llamaron Albaicn y aqu se hizo una muy grande y no pensada

    poblacin. Entre el Albaicn y el Alhambra pasa por lo hondo el ro Darro, haciendo unamuy hermosa ribera de rboles y de lamos.

    A esta fundacin no llamaron los moradores della Ilibiria como a la otra, sinoGranata, respecto que en una cueva que estaba junto al ro Darro fue hallada una hermosadoncella que se deca Garnata, y ans le pusieron nombre a la ciudad, y despuscorrompido el vocablo se llam Granada. Otros dicen que por la muchedumbre de lascasas y la espesura que haba en ellas, que estaban pegadas unas con otras a modo de losgranos de la granada, le nombraron ans.

    Fuse esta ciudad muy insigne, y famosa y rica, hasta el tiempo que fue destruda,que nunca perdi nunca su nobleza, antes iba ms en aumento, hasta el infeliz ydesdichado tiempo que se perdi Espaa en tiempo del rey don Rodrigo, rey de los godos.La causa de su perdicin no hay para qu traella aqu, que harto es notoria ser por la Cava,hija del conde don Julin; como otros autores tratan desto no me alargo yo a ms. Slodiremos cmo despus de toda Espaa perdida hasta las Asturias, siendo toda ellaocupada de moros, trados por aquellos dos bravos caudillos y generales, el uno llamadoel Tarif, y el otro Muza, ansimismo qued la famosa Granada de moros ocupada y llenade aquellas africanas gentes. Mas hllase una cosa que de todas las naciones moras quevinieron a Espaa, los mejores e ms principales y los ms sealados caballeros sequedaron en Granada de aquellos que siguieron al general Muza. Y la causa fue su grandehermosura y fertilidad y riqueza, parecindoles demasiadamente bien su riqueza y asientoy fundacin, aunque el capitn Tarif estuvo muy bien con la ciudad de Crdoba y su hijo

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    Balagis con Sevilla de do fue rey, como dice la crnica del rey don Rodrigo. Mas yo nohe hallado que en la ocupacin de Crdoba, ni Toledo, ni Sevilla, ni Valencia, ni Murcia,ni de otras ciudades populosas poblasen tan nobles ni tan principales caballeros, ni tan

    buenos linajes de moros como en Granada. Para lo cual es menester nombrar algunosdestos linajes, y de dnde fueron naturales algunos dellos en particular, aunque no se diga

    ni declare de todos, por no ser prolijo en esta nuestra narracin, como adelante diremos.Poblada, pues, Granada de las gentes mejores de frica, no por eso dej la insigneciudad de pasar adelante con sus muy grandes y soberbios edificios, porque, siendogobernada de reyes de valor y muy curiosos que en ella reinaron, se hicieron grandesmezquitas y muy ricas cercas de muy fuertes muros y torres. Porque los cristianos no latornasen a ganar y cobrar de su poder hicieron muy fuertes castillos y los reedificaronfuera de las murallas muy fuertes torres, como hoy en da parecen. Hicieron el castillo deBivataubn fuerte con su cava y puente levadiza; hicieron las torres de la puerta de Elviray las de Alcazaba y plaza de Bivalbulut, y la famosa torre del Aceituno, que est caminode Guadix, y otras muchas cosas dignas de memoria, como se dir en nuestro discurso. Ymuy bien pudiera yo traer aqu los nombres de todos los reyes moros que gobernaran y

    mandaron esta insigne ciudad, y los califas, y aun de toda Espaa; mas por no gastartiempo no dir sino de los reyes moros que por su orden la gobernaron y fueron conocidos

    por reyes della, dejando aparte los califas pasados y seores que tuvo, siguiendo aEsteban Garibay Zamalloa.

    El primer rey moro que Granada tuvo se llam Mahomad Alhamar. Este rein en ellatreinta y seis aos y ms meses; acab ao de mil y doscientos setenta y tres aos. Elsegundo rey de Granada se llam as como su padre Mahomad Mir Almuzlemin. steobr el castillo del Alhambra, muy rico y fuerte, como hoy se parece. Rein veinte ynueve aos, y muri ao de mil y trescientos y dos. El tercero rey de Granada se llamMahomat Abenalhamar; a ste un hermano suyo le quit el reino y lo puso en prisin,habiendo reinado siete aos; acab ao de mil y trescientos y siete. El cuarto rey deGranada fue llamado Mohamad Abenazar. A este rey le quit un sobrino suyo el reino,llamado Ismael, ao de mil y trescientos y trece; rein seis aos.

    El quinto rey de Granada se llam Ismael: a ste mataron sus vasallos y deudossuyos, mas fueron degollados los matadores. Rein ste nueve aos; acab ao de mil ytrescientos y veinte y dos. El sexto rey de Granada se llam Mahomad, y a ste tambin lemataron los suyos a traicin; rein once aos. Muri ao de mil y trescientos y treinta ytres. El sptimo rey de Granada se llam Juzeph Aben Hamete. Tambin fue muerto atraicin; rein once aos, acab ao de mil y trescientos cincuenta y cuatro. El octavo reyde Granada fue llamado Mahomad Lagus. A ste le despojaron del reino a cabo que reindoce aos, y acab ao de mil y trescientos y sesenta por aquella vez el reino.

    El noveno rey de Granada se llam Mahomad Abenal Hamar, sptimo deste nombre.A ste mat el rey don Pedro en Sevilla sin culpa, habiendo este rey ido a pedirle amistady favor. Matle el mismo rey don Pedro por su mano con una lanza, y mand matar aotros que iban con este rey, habiendo reinado dos aos; acab ao de mil y trescientos ysesenta y dos. Fue enviada su cabeza en presente a Granada.

    Torn a reinar Mahomad Lagus en Granada, y rein en las dos veces veinte y nueveaos: doce la primera vez, y diez y siete la segunda; acab ao de mil y trescientos ysetenta y nueve aos. El deceno rey de Granada se llam Mahomad Guadix; rein tresaos pacfico; acab ao de mil y trescientos y noventa y dos. El onceno rey de Granadase llam Juzeph, segundo deste nombre, el cual muri con veneno que el rey de Fez leenvi puesto en una aljuba o marlota de brocado. Rein cuatro aos, acab ao de mil y

    trescientos noventa y seis. El deceno rey de Granada fue llamado Mahomad Aben Balba;rein doce aos; acab ao de mil y cuatrocientos y ocho aos. Su muerte fue de una

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    No tema vuestra Alteza respondi Abidbar de peligro, que yo llevar conmigotal gente y tales alcaides, que sin temor ninguno ose entrar, no digo yo en el campo deLorca y Murcia, mas an hasta Valencia me atrevera a entrar.

    Pues, sus, si se es tu parecer, sigue tu voluntad, que mi licencia tienes.Abidbar le bes las manos por ello, y luego se fue a su casa, que la tena en la calle de

    los Gomeles, y mand tocar sus aafiles y trompetas de guerra. Al cual belicoso son sejunt grande copia de gente, toda bien armada, para ver qu era la causa de aquel rebato.Abidbar, cuando vio tanta gente junta y tan buena armada, holg mucho dello, y les dijo:

    Sabed, mis buenos amigos, que habemos de hacer una entrada en el reino deMurcia, de donde, placiendo al santo Al, vendremos ricos; por tanto, cada cual connimo siga mis banderas.

    Todos respondieron que eran contentos. Y as Abidbar sali de Granada con muchagente de caballos y peones, y fue a Guadix, y all habl con el moro Almoradi, alcaide deaquella ciudad, el cual le ofreci su compaa con mucha gente de caballo y de pie.Tambin vino otro alcaide de Almera, llamado el Malique Alabez, con mucha gente decaballo y de pie muy diestra en la guerra. De all pasaron a Baza, donde estaba por alcaide

    Benaciz, el cual tambin le ofreci su ayuda con gente de caballo y de a pie. Aqu en Bazase juntaron once alcaides de aquellos lugares a la fama desta entrada del campo de Lorcay Murcia. Y con toda esta gente, se fue el valeroso capitn Abidbar hasta la ciudad deVera, donde era alcaide el bravo Alabez Malique, adonde se acab de juntar todo elejrcito de los moros y alcaides que aqu se nombrarn.

    El general Abidbar; Abenaciz, capitn de Baza; su hermano Abencazin, capitn de laVega de Granada; el Malique Alabez, de Vera; Alabez, alcaide de Vlez el Blanco;Alabez, alcaide de Vlez el Rubio; Alabez, alcaide de Almera; Alabez, alcaide de Cllar;otro alcaide de Guscar; Alabez, alcaide de Orce. Alabez, alcaide de Purchena; Alabez,alcaide de Giquena; Alabez, alcaide de Tirieza; Alabez, alcaide de Caniles.

    Todos estos Alabeces Maliques eran parientes, como ya es dicho, y se juntaron enVera, cada uno llevando la gente que pudo. Tambin se juntaron otros tres alcaides; el deMojcar, y el de Sorbas, y el de Lobrn. Todos estos alcaides juntos se hizo resea de todala gente que se haba juntado, y se hallaron seiscientos de caballo, aunque otros dicen quefueron ochocientos, y mil y quinientos peones; otros dicen que dos mil. Finalmente se

    junt grande poder de gente de guerra, y determinadamente a doce o catorce de marzo,ao de mil y cuatrocientos y cincuenta y tres entraron en los trminos de Lorca, por lamarina llegaron al campo de Cartagena, y lo corrieron todo hasta el rincn de San Gins,y Pinatar, haciendo grandes daos.

    Tomaron mucha gente y grande copia de ganado, y siendo hecha esta presa los morosse tornaron muy gallardos y ufanos.

    Y en llegando al puntarn de la sierra de Aguaderas, los moros entraron en consejosobre si iran por la marina por donde haban venido, o si pasaran por la vega de Lorca aescala vista. Sobre esto hubo grandes pareceres y dares y tomares. Y muchos dellosafirmaban que fuesen por la marina, que era camino ms seguro; otros dijeron que seragrande cobarda y menoscabo de honra si no pasaban por la vega de Lorca a pesar de sus

    banderas. Y deste parecer fue Almalique Alabez, y juntamente con l todos sus deudosalcaides que all iban. Pues visto los moros que aquellos bravos capitanes estabandeterminados de pasar por la vega de Lorca, hubieron de no contradecir ms aquel

    parecer, y as a banderas tendidas, puesta la presa en medio del bravo escuadrn,comenzaron de marchar la vuelta de Lorca arrimados a la sierra de Aguaderas.

    En este tiempo los de Lorca ya tenan noticia desta gente que haba entrado en sus

    tierras, y don Alonso Fajardo, alcalde de Lorca, haba escrito a Diego de Ribera,corregidor de Murcia, lo que pasaba, que luego viniese con la ms gente que pudiese. El

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    corregidor no fue perezoso, que con grande brevedad sali de Murcia con setenta caballosy quinientos peones, toda gente de valeroso nimo y esfuerzo, y se junt con la gente deLorca, donde haba doscientos caballos y mil y quinientos peones, toda gente valerosa.Tambin se hall con ellos Alonso de Lisn, caballero del hbito de Santiago, que era a lasazn castellano en el castillo y fuerza de Aledo. Llev consigo nueve caballos y catorce

    peones, que del castillo no se pudieron sacar ms. En este tiempo los moros caminaban agran priesa con soberado nimo y gallarda, y as como llegaron en derecho de Lorca,cautivaron un caballero della, llamado Quionero, que haba salido a requerir el campo. Ycomo ya la gente de Lorca y Murcia a gran priesa viniese, y los moros viesen las banderasque contra ellos venan, se maravillaron en ver tanta caballera junta, y no podan elloscreer que de Lorca se pudiese juntar tanta gente de caballo y de a pie. Y as el MaliqueAlabez, capitn y alcaide de Vera, le pregunt a Quionero, habindole quitado el caballoy las armas, esta pregunta que se sigue en verso.

    ALABEZAnda, cristiano cautivo,

    tu fortuna no te asombrey dinos luego tu nombresin temor de dao esquivo.

    Que aunque seas prisionerocon el rescate y dinero,

    si nos dices la verdad,tendrs luego libertad.

    QUIONEROEs mi nombre Quionero,soy de Lorca natural,

    caballero principaly aunque me sigue fortunano tengo pena ningunani se me hace de mal.

    Que en la guerra es condicinque hoy soy tuyo, yo confomaana podrs ser mo

    y sujeto a mi prisin.

    Por tanto pregunta y pide,porque en todo a tu pregunta

    satisfar sin repunta,pues el temor no me impide.

    ALABEZTrompetas se oyen sonar

    y descubrimos pendones,y caballos, y peones,junto de aquel olivar.

    Y querra, Quionero,saber de t por enteroqu pendones y qu gente

    es la que vemos presentecon nimo bravo y fiero.

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    QUIONEROAquel pendn coloradocon las seis coronas de oro,muy bien muestra en su decoro

    ser de Murcia y es nombrado.

    Y el otro que tiene un reyarmado por gran blasnes de Lorca y es pendnque lo conoce tu grey.

    Porque como es fronterode Granada y de su tierra,

    siempre se halla en la guerrade todos el delantero.

    Traen la gente belicosacon gana de pelear:

    si quieres ms preguntar,no siento desto otra cosa.

    Apercbete al combate,porque vienen a gran priesapara quitarte la presay darn fin en tu remate.

    ALABEZPues, por priesa que se den,ya querr nuestro Alcorn

    la rambla no pasarnporque no les ir bien.

    Y si con valor extraola rambla pueden romper,muy bien se podr entenderque ha de ser por nuestro dao.

    Sus, al arma, que ellos vieneny en nada no se detienen,toqese el son y la zambra,

    porque llegue a nuestra Alambra

    nuestras famas y resuenen.

    CAPTULO SEGUNDO:En que se trata la muy sangrienta batalla de los Alporchones,

    y la gente que en ella se hall de moros y cristianos

    Apenas el capitn Malique Alabez acab estas palabras de decir, cuando el escuadrncristiano arremeti con tanta braveza y pujanza que, a los primeros encuentros, a pesar delos moros que lo defendan, pasaron la rambla. No por eso los moros mostraron punto decobarda, antes con ms nimo se mostraban en la batalla. El buen Quionero que vio la

    batalla revuelta, de presto llam un cristiano que le cortase la cuerda con que estaba

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    atado, y siendo libre, al punto tom una lanza de un moro muerto, y un caballo de muchosque andaban ya sueltos por el campo, y una adarga, y con valor muy crecido, como eravaliente caballero, haca maravillas. A esta sazn los valerosos capitanes moros, especiallos Maliques Alabeces, se mostraron con tanta fortaleza que los cristianos ana tornaron a

    pasar la rambla mal de su grado; lo qual visto por Alonso Fajardo y Alonso de Lisn y

    Diego de Ribera y los principales caballeros de Murcia y Lorca, hicieron tanto, peleandotan bravamente, que los moros fueron rompidos, y los cristianos hicieron muy notabledao en ellos.

    Los valientes Alabeces y Almorad, capitn de Guadix, tornaron a juntar su gente congrande nimo y valenta; dieron en los cristianos con bravo mpetu y fortaleza, matandomuchos dellos y hiriendo. Quin viera las maravillas de los capitanes cristianos? Eracosa de ver la braveza con que mataban y heran en los moros. Abenaciz, capitn de Baza,haca gran dao en los cristianos, y habiendo muerto a uno de una lanzada, se meti por la

    priesa de la batalla, haciendo cosas muy sealadas. Mas Alonso de Lisn, que le viomatar aquel cristiano, de clera encendido, procur vengar su muerte. Y as con gran

    presteza fue en seguimiento de Abenaciz, llamndole a grandes voces que le aguardase.

    El moro volvi a mirar quin le llamaba, y visto, reconoci que aquel caballero era devalor, pues traa en su escudo aquella cruz y lagarto de Santiago. Y pensando llevar dlmuy buenos despojos a Baza, le acometi con grande braveza por le herir.

    Mas el buen Lisn, que no era poco diestro en aquel menester, spose defender yofender al contrario, de manera que en dos palabras le dio dos heridas. El moro, vindoseherido, como un len bramaba de coraje, y procuraba la muerte al contrario, mas muy

    presto hall en l la suya, porque Lisn le cogi en descubierto del adarga un golpe porlos pechos, tan bravo que no aprovechando la fuerte cota, le meti la lanza por el cuerpo.Luego cay el moro del caballo y fue muerto brevemente entre los pies de los caballos.

    El caballo de Lisn qued mal herido, por lo cual le convino con presteza tomar elcaballo del alcaide de Baza, que era muy extremado, y con l se meti por la mayor priesade la batalla, diciendo a voces "Santiago y a ellos". Alonso Fajardo andaba muy revueltocon los moros, y el corregidor de Murcia. Y tanto hiceron los de Murcia y los de Lorca,que los moros fueron segunda vez rompidos; mas el valor de los caballeros granadinos eragrande y peleaban muy fiera y crudamente, y como llevaban muy buenos caudillos, semantenan en la batalla muy bien. Mas era el valor y esfuerzo de Alabez tan grande, queen un punto torn a juntar su gente, y volvi a la batalla tan furioso como si no fueranrompidos ninguna vez, y andaba la batalla muy sangrienta. Ya se hallaban muchoscuerpos de hombres y caballos muertos, la vocera era muy grande, los alaridos crecidos,la polvoreda era terrible, que apenas se podan ver los unos a los otros. Mas no por eso sedejaba de mostrar la batalla muy sangrienta y revuelta, de manera que era tan grande la

    barahunda y gritera que no se oan ni vean los unos a los otros.El valiente Alabez haca por su persona maravillas y grande estrago en los cristianos,de manera que delante dl no paraba hombre con hombre. Lo cual visto por AlonsoFajardo, valeroso alcaide de Lorca, arremeti con l con tanta braveza que Alabez seespant de verle con tanta pujanza. Mas no morando en l punto de cobarda, con bravonimo resisti a Fajardo, dndole muy grandes golpes de lanza, que a no ir bien armado el

    buen alcaide, all muriera a manos de Alabez, por ser el moro de gran fortaleza, aunqueaquella vez muy poco le vali, por ser la bondad de Alonso Fajardo de muchos quilatesms que la suya. Habiendo el alcaide quebrado su lanza, en un punto puso mano a laespada y arremeti con Alabez con tanta presteza que no tuvo lugar de aprovecharse de lalanza, y fuele necesario perderla y poner mano a su alfanje para herir a Alonso Fajardo.

    Mas el valeroso alcaide, no parando mientes al peligro que de all se le segua, cubierto desu escudo muy bien, se peg con Alabez tanto, que dndole un golpe sobre el adarga, que

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    muy fina era, cortndole della gran parte, tuvo lugar con la mano izquierda, habiendopuesto el escudo atrs pendiente de su cuello, de asille de la misma adarga, con talfortaleza que estuvo en punto de sacrsela del brazo.

    Alabez que a Fajardo vio tan cerca de s, como aquel que lo conoca muy bien, le tirun golpe con el alfanje a la cabeza, pensando de aquel golpe acabar la guerra con l. Y sin

    duda Alonso Fajardo lo pasara mal, por no tener el escudo en el brazo, sino que el morofue desgraciado en aquel punto, porque su caballo se dej caer en el suelo, porque estabamal herido, y por esto no tuvo lugar de hacer aquel golpe. Apenas Alabez fue en el suelo,cuando los peones de Lorca le cercaron, hirindole por todas partes. Visto Alonso Fajardoal moro en aquel estado, en un punto se ape y se fue a l, echndole los brazos encima,con tanta presteza y fuerza que Alabez no pudo ser seor de s. Los peones de presto leecharon mano, porque muchos le conocan, como aquellos que cada da reciban dlnotables daos, y as le prendieron, mandando Alonso Fajardo que lo sacasen de la

    batalla; los peones lo hicieron ans.En esta sazn todava andaba la batalla muy revuelta y sangrienta, y de los capitanes

    de los moros no pareca ninguno. Lo cual visto por ellos andaban muy desmayados, y no

    peleaban como solan, ni con tanta fortaleza; mas con todo eso hacan su podero.Mostrse la gente de Lorca aqueste da muy brava, haciendo grandes cosas en la batalla, yno siendo menos que ellos los de Murcia, llevaban lo mejor del campo. El capitnAbidbar, como no vea ningunos de los dems alcaides y capitanes, maravillado dello, sesali de la batalla y se puso en un alto, por ver en el estado que estaba, y algunos que levieron salir le siguieron y le dijeron qu aguardaba, que no quedaba alcaide moro a vida,y Alabez de Vera estaba preso. Lo cual odo por Abidbar, de todo punto perdido el nimoy del todo desmayado, tom por consejo huir, y escapar algunos de sus caballeros, yluego mand tocar a recoger. Los moros, oyendo la seal, dejaron el pelear, y parandomientes por su general y sus banderas, vieron cmo Abidbar iba huyendo por la sierra deAguaderas; luego ellos hicieron lo mismo, siguindole huyendo y atemorizados. Mas loscristianos les siguieron, matando y hiriendo muchos dellos, que no se escaparon de todostrescientos. Siguise el alcance hasta la fuente de Pulpi junto de Vera. Quedaron loscristianos con singular victoria. Fue esta batalla da de San Patricio. Y las dos ciudades,Lorca y Murcia, celebran este da en memoria desta batalla.

    Los cristianos victoriosos se volvieron a Lorca, yendo cargados de despojos, de armasy caballos, y otras cosas. Alonso Fajardo se llev a su casa al capitn Malique Alabez, yquerindole meter por un postigo de un huerto del mismo Fajardo, dijo Alabez que l noera hombre de tan baja suerte, que haba de entrar preso por postigo, sino por la real

    puerta de la ciudad. Y porfi en esto tanto en no querer entrar por el postigo, que enojadoAlonso Fajardo lo hiri de muerte. Esta fue la fin de aquel valeroso y famoso alcaide de

    Vera y capitn. Murieron en la batalla doce alcaides Alabeces, parientes de Alabez deVera, y dos hermanos suyos, alcaides de Vera, el Blanco y el Rubio, y ms murieronochocientos moros. Cristianos murieron cuarenta. Hubo doscientos heridos. Quedaron losde Lorca y Murcia con grande gloria con tal vencimiento a gloria de Dios nuestro Seor yde su bendita madre.

    Volvamos al capitn Abidbar, que fue huyendo de la batalla. Como a Granada llegasey el rey supiese lo que pasaba, le mand degollar, porque no haba muerto como caballeroen la batalla, pues l les haba llevado a esta batalla. Esto pas siendo en Castilla rey donJuan el segundo, y en Granada Abenhozmn dcimo sptimo, como est dicho; el cualrein ocho aos, y fue despojado del reino ao de mil y cuatrocientos y cincuenta y tres.Por esta batalla de los Alporchones se hizo aquel romance antiguo que dice desta manera:

    All en Granada la ricainstrumentos o tocar,

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    en la calle los Gomeles,a la puerta de Abidbar,el cual es moro valiente

    y muy fuerte capitn;manda juntar muchos moros

    bien diestros en pelear,porque en el campo de Lorcase determina de entrar;con l salen tres alcaidesaqu les quiero nombrar:

    Almorad de Guadix,ste es de sangre real;

    Abenaciz es el otroy es de Baza natural;y de Vera es Alabez,de esfuerzo muy singular

    y en cualquier guerra su gentebien la sabe caudillar.Todos se juntan en Vera

    para ver lo que harn;el campo de Cartagenaacuerdan de saquear.

    Alabez, por ser valiente,lo hacen su general;otros doce alcaides moroscon ellos juntados se han,que aqu no digo sus nombres

    por quitar prolijidad;ya se partan los moros,ya comienzan de marchar,por la fuente de Pulp,por ser secreto lugar,y por el puerto los Peinespor orilla de la mar.En el campo Cartagenacon furor fueron a entrar,cautivan muchos cristianos

    que era cosa de espantar.Todo lo corren los morossin nada se les quedar;el rincn de San Gins

    y con ello el Pinatar.Cuando tuvieron gran presa,hacia Vera vuelto se han,

    y en llegando al puntarn,consejo tomado han,

    si pasaran por Lorcao si iran por la mar;

    Alabez, como es valiente,por Lorca quiere pasar,

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    por tenerla muy en pocoy por hacerle pesar;y ans con toda su gentecomenzaron de marchar.

    Lorca y Murcia lo supieron,

    luegos los van a buscar,y el comendador de Aledoque Lisn suelen llamar,

    junto de los Alporchonesall los van alcanzar;los moros iban pujantesno dejaban de marchar;cautivaron un cristiano,caballero principal,cual llamaban Quioneroque es de Lorca natural.

    Alabez que vio la gentecomienza de preguntar:

    Quionero, Quionero,dgasme ahora la verdad,

    pues eres buen caballerono me la quieras negar:qu pendones son aquellosque estn en el olivar?Quionero le responde,tal respuesta le fue a dar:

    Lorca y Murcia son, seor,Lorca y Murcia que no ms,y el comendador de Aledo,de valor muy singular,que de la francesa sangrees su prosapia real.

    Los caballos traan gordos,ganosos de pelear.All respondi Alabez,lleno de rabia y pesar:

    Pues por gordos que los traigan,

    la rambla no pasarn,y si ellos la rambla pasan,Al y cuan mala seal!

    Estando en estas razonesallegara el mariscal

    y el buen alcaide de Lorcacon esfuerzo muy sin par.

    Aqueste alcaide es Fajardovaleroso en pelear;la gente traen valerosa,no quieren ms aguardar.

    A los primeros encuentrosla rambla pasado han,

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    y aunque los moros son muchos,all lo pasan muy mal.

    Mas el valiente Alabezhace gran plaza y lugar:tantos mata de cristianos

    que dolor es de mirar.Los cristianos son valientes,nada les pueden ganar;tantos matan de los morosque era cosa de espantar.

    Por la sierra de Aguaderashuyendo sale Abidbarcon trescientos de a caballo,que no pudo ms sacar.

    Fajardo prendi a Alabezcon esfuerzo singular;

    quitaron la cabalgadaque en riqueza no hay su par.

    Abidbar lleg a Granaday el rey le mand matar.

    Este fin es el que tuvo esta sangrienta batalla de los Alporchones. Vamos ahora a lacuenta de los reyes moros de Granada. Ya hemos dicho de Abn Hozmn, que fue eldcimosptimo, en tiempo del cual pas la batalla de los Alporchones. Este rein ochoaos; fue despojado del reino ao de mil y cuatrocientos y cincuenta y tres aos.

    El rey decimoctavo de Granada fue Ismael, y ste le quit el reino a Aben Hozmn,como est dicho. En tiempo deste Ismael muri Garcilaso de la Vega, en una batalla que

    los moros tuvieron con los cristianos. Rein este Ismael doce aos; acab ao de mil ycuatrocientos y sesenta y cinco.El decimonono rey de Granada se llam Muley Hacn; otros le llamaron Albo Hacn.

    Este fue hijo de Ismael pasado. En tiempo dste pasaron grandes cosas en la Vega deGranada y en la misma ciudad de Granada. Tuvo ste un hijo llamado Boabdiln, y tuvo,segn cuenta el arbigo, otro hijo bastardo llamado Muza; ste dicen que lo hubo de unacristiana cautiva. Tuvo ste un hermano llamado Boabdiln, as como el hijo del rey. Esteinfante Boabdiln era muy querido de los caballeros de Granada, y muchos dellos porestar mal con el rey su padre le alzaron por rey de Granada, a cuya causa le llamaron elrey Chiquito. Otros caballeros siguieron la parte del rey, de manera que en Granada habados reyes, padre e hijo, y cada da tenan y haba grandes pesadumbres entre los dos reyes

    y sus bandos. Y as unas veces amigos y otras enemigos se gobernaba el reino, y no poreso se dejaba de continuar la guerra y entradas contra cristianos.

    Este rey, padre del Chico, estaba siempre en el Alhambra, y el Chico en el Albaicn, yen el ausencia del uno mandaba y gobernaba el otro; mas el viejo fue el que adorn e hizomuy magnficas las cosas de Granada, y muy grandes y soberbios edificios, por ser muy

    poderoso y rico. Este hizo labrar de todo punto la famosa Alhambra a mucha costa suya,por ser obra la que en ella hizo de mucha riqueza. Hizo la famosa Torre de Comares, y elcuarto de los Leones. Llmase ans, porque en medio de un cuarto descubierto, muyancho y largo, hay una fuente de doce leones de alabastro, muy ricamente obrada. Todo elcuarto est lozado de muy lucidos azulejos a lo moro labrados. Ans mismo hizo este reymuchos estanques de agua en la misma Alhambra, y los afamados aljibes del agua, tan

    nombrados. Hizo la Torre de la Campana, de la cual se descubre toda la ciudad deGranada y su Vega. Hizo un maravilloso bosque junto del Alhambra, debajo de los

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    miradores de la misma casa real, donde se parecen hoy en da muchos venados y conejosy otros gneros de caza. Mand labrar los muy famosos Alijares con obras maravillosasde oro y azul de mazonera, todas a lo moro. Era esta obra de tanta costa, que el moro quela labraba y haca, ganaba cada da cien doblas. Mand hacer encima del cerro de SantaElena (que as se nombra hoy aquel cerro) una casa de placer muy rica. Hizo la Casa de

    las Gallinas, una legua de Granada, que no hay tal casa para el efecto en Espaa. En lamisma orilla del ro Genil tena este rey, encima del ro Darro, una huerta y jardn,llamado Generalife, que no haba rey que tal tuviese, que hoy en da vive. En la cualhuerta hay diversos gneros de frutas, muchas y muy bien labradas fuentes, muchas

    plazas y calles hechas de un fino y menudo arrayn. Tiene esta huerta una casa rica y bienlabrada, en cual hay muchos aposentos y salas y ricos cuartos. Tiene muchas y muy ricasventanas, todas labradas de fino oro, y en la sala ms principal pintados por grandes

    pintores todos los reyes moros de Granada hasta su tiempo, y en otra sala todas lasbatallas que haban habido con los cristianos. Todo tan al vivo que era cosa deadmiracin. Por estas obras y otras tales que haba hecho en la ciudad de Granada de tantahermosura adornadas, hizo el rey don Juan el primero aquella pregunta al moro Abenmar

    el viejo, estando en el ro de Genil, que dice ans:Abenmar, Abenmar,moro de la morera,el da que t naciste

    grandes seales haba.Estaba la mar en calma,la luna estaba crecida;moro que en tal signonace no debe decir mentira.

    All le responde el moro,

    bien oiris lo que deca:No te la dir, seor,aunque me cueste la vida,

    porque soy hijo de un moroy de una cristiana cautiva,siendo yo nio y muchachomi madre me lo decaque mentira no dijese,que era grande villana;

    por tanto pregunta, rey,que la verdad te dira.

    Yo te agradezco, Abenmar,aquesa tu cortesa:qu castillos son aqullos,altos son y relucan?

    El Alhambra era, seor,y la otra la Mezquita;los otros los Alijares,labrados a maravilla.

    El moro que los labrabacien doblas ganaba al da,

    y el da que no las labra

    otras tantas se perda.El otro el Generalife,

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    huerta que par no tena;el otro Torres Bermejas,castillo de gran vala.

    All habl el rey don Juan,bien oiris lo que deca:

    Si t quisieses, Granada,contigo me casara;dar te he yo en arras y dotea Crdoba y a Sevilla.

    Casada soy, rey don Juan,casada soy que no viuda,el moro que a m me tienemuy grande bien me quera.

    Mostraban en si tanta grandeza y pesadumbre los soberbios edificios de Granada y desu Alhambra, que era cosa de espanto, que hasta hoy da se muestran. Estaba este Muley

    Hacn tan rico y prspero y de fortuna bien andante, que no haba rey moro que tan bienestuviese como l, despus del Gran Turco, si fortuna despus no revolviera sobre l,como adelante se dir. Estaba muy acompaado y servido de muy ricos y preciadoscaballeros y de claros linajes, todos de gran nombrada, porque se hallaban en Granadatreinta y dos linajes claros de caballeros moros, sin otros muchos que haba muy ricos yde grande estima. Todos los cuales descendieron de aquellas gentes moras que ocuparon aEspaa en tiempo de su perdicin. Y porque me parece que ser justa razn nombrarles atodos por sus nombres, se dir, y ans mismo de dnde vinieron, y de qu tierras y

    provincias.

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    CAPTULO TERCERO:En que se declaran los nombres de los caballeros moros de

    Granada de los treinta y dos linajes, y de otras cosas quepasaron en Granada. ans mismo pondremos todos los lugares

    que en aquel tiempo estaban debajo de la corona de Granada.

    Ya que habemos tratado de algunas cosas de la ciudad de Granada y de sus edificios,diremos de los preciados caballeros que en ella vivan, y de las villas y lugares y castillosy ciudades que estaban sujetos a la real corona de Granada. Para lo cual comenzaremos

    por los caballeros desta manera, nombrndolos por sus nombres: Almorads, deMarruecos. Alageces, alarbes; Benarages, alarbes; Alquifaes, de Fez; Gazules, alarbes;Barrags, de Fez; Vanegas, de Fez; Zegres, de Fez; Mazas, de Fez; Gomeles, de Vlez de

    la Gmara; Bencerrages, de Marruecos; Albayaldos, de Marruecos; Abenamares, deMarruecos; Alatares, de Marruecos; Almadanes, de Fez; Audallas, de Marruecos;Almohades, de Marruecos; Hazenos, de Fez; Langetes, de Fez; Azarques, de Fez;Alarifes, de Vlez de la Gmara; Abenhamines, Marruecos; Zulemas, de Marruecos;Sarrazinos, de Marruecos; Mofarix, de Tremecn; Abenchohares, de Tremecn;Almanzores, de Fez; Abidbares, de Fez; Alhamares, de Fez; Reduanes, de Marruecos;Adoladines, de Marruecos; Alducarines, de Marruecos; Adoradines, de Marruecos;Alabeces Maliques, de Marruecos, descendientes del rey Almohabez Malique, rey deCuco.

    Los lugares del reino y Vega de Granada son stos: Granada, Malacena, Alhendn,Cogollos, Gabia la grande, Los Padules, Gabia la chica, Alhabia, Alfacar, La Zubia,Pinos, Alhama, Albolote, Loxa y Lora, Monte Fro, Guadahortuna, Alcal la Real,Crdela, Mocln, Yllora, Colomera, Famala, Iznalloz, Gelma.

    Los lugares de Baza: Baza, Orce, Zjar, Galera, Freyla, Cllar, Benzalema, Caniles,Castril, Vlez el Blanco, Benamaurel, Vlez el Rubio, Castilleja, Xiquena, Guscar,Tirieza.

    Los del ro Amanzora: Sern, Benitagla, Tjola, Albnchez, Bayarque, Cantoria.Almua, Eria, Purchena, el Box, Ulcila, Alboreas, Urraca, Partaloba, Fumuytin, Zurgena,Ovora, Cabrera, Santopetar, Teresa, Gurcal, Antas, Las Cuevas, Sorbas, Portilla, Lobrn,Vera, Uleyla del Campo, Mojcar, Serena, Turre, Guebro.

    Los lugares de Filabres: Filabres, Gcal, Vacares, El Volody, Sierro.

    Los lugares del ro de Almera: Almera, Terque, Emix, Santa Fe, Flix, Abiater,Vicar, Rioja, Gurcal, Ylar, Pichina, Laqunque, Alhama la Seca, Ragul, Gucija,Esfincin, Gueneja, Cangyar, Santa Cruz, Mieles, Ohanez, Marchena, Almancatra.

    La tabla de Andrax y Oxcar: Andrax, Castillo del Hierro, Oxcar, CarrilesAzeytn, Berchul, Dalaas, Lanjarn, Inox, Murtal, Tavernas, Turn, Potrox, Berja,Alcudia, Las Albuuelas, Guadix, Las Guajaras Altas, Lapeca, Las Guajaras Bajas, Veas,Valor el Alto, Fiana, Valor el Chico, La Calahorra, Cadiar, Burriana.

    Estos y otros muchos lugares de las Alpuxarras y Sierra Bermeja, y Ronda, que nohay para qu traellos, estaban debajo la real corona de Granada. Y pues habemos tratadode los lugares, es menester tratar de los caballeros moros Maliques Alabeces, el cuallinaje en Granada era muy claro y muy tenido por su valor de los reyes della. Para lo cual

    es de saber, que como el Miramamoln de Marruecos convocase a todos los reyes delfrica para pasar en Espaa, cuando totalmente fue destruida hasta las Asturias, vino un

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    rey llamado Abderramn, y ste trajo tres mil hombres de pelea. Vino otro llamado MuleyAboaly, y en compaa dste vinieron otros veinte y cinco reyes moros. Todos los cualestrajeron muy grande poder de gentes, y entre estos reyes vino uno llamado MahomadMalique Almohabez; el reino de Cuco era suyo. Traa con l tres valerosos hijos llamadosMaliques Almohabeces. Todos estos reyes, con sus gentes, pasaron en Espaa, y

    anduvieron en las guerras que se trabaron contra don Rodrigo.Y en aquella grande batalla en que se perdi el rey don Rodrigo y la flor de loscaballeros de Espaa, a manos del Infante don Sancho, muri el rey Malique Almohabez.Sus tres hijos anduvieron en las guerras todos los ocho aos que duraron la guerra hastaser pasadas todas y Espaa puesta en poder de moros. Acabada la guerra, el mayor de loshermanos se pas en frica, bien cargado de cristianos despojos, y se fue al reino de su

    padre, donde rein; y aun despus sus hijos dste vinieron a ser reyes de Fez y Marruecos.Y ans uno de los reyes de Fez tuvo un hijo llamado el infante Abomelique, el cual pasen Espaa en tiempo que los reyes de Castilla tenan guerras con los reyes de Granada. Yeste infante Abomelique fue rey de las Algeciras, y Ronda, y Gibraltar, respecto que fueayudado de los parientes suyos que haban quedado en Granada, descendientes de

    aquellos hijos del rey Almohabez, que como arriba es dicho, el uno se volvi a su tierra yreino; los otros dos quedaron en Granada, por parecerles la tierra bien. Quedaron muyricos de los despojos de la guerra de Espaa. Furonles dadas grandes partes y haciendasen Granada, sabiendo cuyos hijos eran, y especialmente por el valor de sus personas, queera grande el linaje destos Maliques Almohabeces en Granada. Emparentaron con otrosclaros linajes de la ciudad que se decan Aldoradines. Sirvieron a sus reyes muy bien entodas las ocasiones. Finalmente, en Granada, ellos y los Abencerrajes eran los ms claroslinajes, aunque tambin haba otros tan buenos como ellos, donde eran Zegres, Gomeles,Mazas, Vanegas, y otros muchos Almorads, y Almohades, Merines, y Gazules, y otrosque no digo. Finalmente, con el favor de estos caballeros Maliques Alabeces, que asfueron llamados, el infante Abomelique de Marruecos alcanz en el reino de Granada aser rey de Ronda, y de las Algeciras, y Gibraltar, como est dicho.

    Volviendo al propsito de nuestra historia, como dice el arbigo, el rey de Granada,Muley Hacn, de quien ahora tratamos, se serva de todos estos linajes de estos

    principales caballeros que arriba habemos contado, con los cuales el rey Muley Hacntena su corte prspera y bien andante, y sus tierras pacficas, y haca guerras a loscristianos, y era en todas cosas muy estimado, hasta que su hijo Boabdil fue grande, yentre l y el padre hubo grandes pesadumbres y contiendas. Y finalmente que el hijo fuealzado por el rey con favor de los caballeros de Granada, que estaban mal con su padre,

    por ver los agravios que dl haban recibido; otros seguan la parte del padre. Destamanera andaban las cosas de Granada, como atrs dejamos tratado, y no por eso dejaba

    Granada de estar en su punto, siendo bien gobernada y regida. Mas el rey que ms metala mano era el Chico, que al padre no se le daba mucho dello, atento que era su heredero,y pasaba, aunque contra su voluntad, por lo que el hijo haca. Y es de saber, que de lostreinta y dos linajes de caballeros que haba en Granada, y de cada linaje haba ms decien casas, los que llevaban la corte en peso en aqueste tiempo era los que aqu diremos,

    porque hace al caso a nuestra historia, as como lo escribi el moro Aben Hamin,historiador de todos aquellos tiempos, desde la entrada de los moros en Espaa. Porqueeste Aben Hamin tuvo muy solcito cuidado de recoger todos los papeles y escrituras quetrataban estas cosas de Granada, desde su fundacin primera y segunda. Dice, pues, elarbigo que los caballeros que ms se estimaban en la ciudad de Granada y en su reinoeran los siguientes: Alhamares, Llegas, Almorads, Mazas, Alabeces, Zegres,

    Abencerrajes, Abenamares, Gomeles, Gazules, Vanegas.

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    Los caballeros Abencerrajes eran muy estimados por ser de muy claro linaje,descendientes de aquel valeroso capitn Abenraho que vino con Muza en el tiempo de larota de Espaa. Y de ste, y de dos hermanos que tuvo, descendieron estos valerososcabelleros Abencerrajes, de muy clara y real sangre, y as lo afirma el arbigo en suescritura. Y tambin se hallaron los hechos de estos valerosos caballeros en las crnicas

    de los reyes de Castilla, a las cuales me remito. Y quien segua la mayor amistad destosvalerosos caballeros eran los Maliques Alabeces, y el valeroso Muza, hijo bastardo delrey Muley Hacn, como atrs queda dicho y declarado. Este Muza era caballero robusto ymuy valiente, como adelante diremos, y como se halla en las crnicas de los cristianosreyes.

    En este tiempo, la ciudad de Granada andaba puesta en grandes fiestas, as de caas,sortijas y torneos, como de otras cualesquier fiestas. Y esto mandaba hacer el rey Chico,

    por haber recibido corona del reino, aunque como es dicho, contra la voluntad de supadre, el cual viva en el Alhambra, y el rey Chico en el Albaicn y Alcazaba, visitado delos caballeros ms principales de Granada, por quien haba recibido la corona, asAbencerrajes como Gomeles, Zegres y Mazas. Entre todos stos se hacan grandes

    fiestas, y Muza las solemnizaba por ser caballero gentil y gallardo. Pasando estas cosas, elmuy valeroso Maestre de Calatrava don Rodrigo Tllez Girn, con mucha gente decaballo y de pie, entr a correr la Vega de Granada, y la corri e hizo algunas presas. Y nocontento con esto, quiso saber si habra en Granada algn caballero que con l quisieseescaramuzar lanza por lanza. Y sabiendo cmo en Granada se hacan fiestas por la nuevaeleccin del rey Chico, acord de enviar un escudero con una letra suya al rey. Elescudero fue con el recaudo del Maestre a Granada, y supo cmo el rey estaba enGeneralife con muchos caballeros tomando placer, y como el escudero lleg, habiendotomado licencia para entrar, entr. Y siendo delante del rey, haciendo su acatamientocomo al rey se deba, le dio el recaudo del Maestre. El rey lo tom y ley pblicamentealto, que todos lo entendan, y deca la carta lo siguiente:

    Poderoso seor: tu Alteza goce la nueva corona que por tu valor se teha dado, con prspero fin que dello suceda. De mi parte he sentido

    grande contento, aunque diversos en leyes; mas confiando en la grandemisericordia de Dios que al fin t y los tuyos vendris en claroconocimiento de la santa fe de Cristo, y querrs el amistad de loscristianos. Mas ahora en tiempo de tus fiestas, que son grandes, como esrazn que lo sean, por tu nueva coronacin, es justo que los caballeros detu corte se alegren y tomen placer, probando sus personas con el valorque dellos por el mundo se publica y es notorio. Y ans por este respecto,

    yo y mi gente habemos entrado en la Vega, y la habemos corrido. Y si

    acaso alguno de los tuyos quisiere en pasatiempo salir al campo a tenerescaramuza, uno a uno, o dos a dos, o cuatro a cuatro, dles tu Altezalicencia para ello, que aqu aguardo en el Fresno gordo, harto cerca de tuciudad. Y para esto doy seguro que de los mos no saldrn ms deaquellos que salieren de Granada para escaramuzar. Ceso besando tusreales manos. El Maestre don Rodrigo Tllez Girn.

    Leda la carta, el rey, con alegre semblante, mir a todos sus caballeros, y vilosandar alborotados y con gana de salir a la escaramuza, cualquiera dellos, pretendiendo laempresa de aquel negocio. Y el rey, como los vio ans, les mand que sosegasen, y

    pregunt si era justo salir a la escaramuza que el Maestre peda, y todos respondieron y

    dijeron que era cosa muy justa salir. Porque haciendo lo contrario, seran reputados porcaballeros de poco valor y cobardes. Y para esto hubo muchos pareceres, sobre quin

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    saldra a la escaramuza, o cuntos. Y fue acordado que no fuese aquel da ms de uno auno a la escaramuza, que despus saldran ms, y sobre quin haba de ser, hubo grandesdiferencias entre todos. De modo que fue necesario que entrasen en suertes docecaballeros, y el que saliese primero de una vasija de plata su nombre escrito, que aqulsaliese. As acordado, los que fueron escritos para las suertes fueron los siguientes:

    Mahomad Abencerraje, el valiente Muza, el Malique Alabez, Mahomad Maza, MahometAlmorad, Albayaldos, Vanegas Mahamet, Abenmar, Mahoma Gomel, Almadn,Mahomad Zegr, el valiente Gazul.

    Todos estos caballeros fueron sealados y sus nombres escritos y puestos dentro deuna cntara de plata, y bien revueltas las suertes, la reina con su mano las sac, que allestaba con sus damas, y la suerte deca el nombre de Muza. Quin os dira el gran placerde Muza en aquella hora, y el pesar de todos los dems caballeros sealados! Porque cadauno dellos holgara en extremo y de voluntad ser el contenido en las suertes, por probar elvalor y esfuerzo del Maestre. Y aunque despus desto, entre todos los caballeros fuedespus muy conferido y debatido que mejor fuera salir cuatro a cuatro, o seis a seis, nose pudo acabar con Muza. Y ans luego se escribi al Maestre una letra, y dndola al

    escudero del Maestre en respuesta de la que haba trado, le enviaron. El escudero volviadonde el Maestre aguardaba, y le dio en su mano el recaudo del rey Chico, y abierta lacarta, deca ans:

    Valeroso Maestre: Muy bien se muestra en tu valeroso pecho lanobleza de tu sangre, y no menos que de tu nobleza pudiera salir el

    parabin de mi eleccin y recibimiento de mi real corona. Todo lo cual meha puesto en obligacin de te acudir a todo aquello que al amistad de unverdadero y leal amigo se debe tener, y ans me obligo a todo aquello quede m y mi reino hubieres menester. Con muy comedidas razones envas a

    pedir a mis caballeros escaramuza en la Vega, diciendo que por alegrar

    mi fiesta, lo cual te agradezco grandemente. Entre los ms principalescaballeros de mi corte se echaron suertes, para ver cul dellos saldra averse contigo, porque cualquiera dellos quisiera salir. Finalmente la

    suerte le cay a Muza, mi hermano. Maana, siendo Mahoma servido, sever contigo solo, debajo de tu palabra que no ser de ninguno otro de lostuyos ofendido. Bien s que la escaramuza ser de ver, por ser hecha entredos tan buenos caballeros, la cual ser mirada de las damas de las torresdel Alhambra. No ms. Quedo, para lo que te cumpliere, en Granada.

    Audala, rey de Granada.

    Alegre fue el buen Maestre con la respuesta del rey. Y aquella noche se retir buenrato la Vega adentro, mandando a su gente que tuviese aquella noche con vigilancia y congrande recato, con recelo que los moros no le hiciesen algn dao. La maana venida, seacerc a la ciudad, llevando solos cincuenta caballeros de los suyos para su guarda,dejando el resto dellos muy grande trecho apartados, con aviso que aprestados estuviesen,

    por si los moros quisiesen hacer alguna cosa no debida, rompiendo la palabra en aquelcaso puesta. Y ans estuvo aguardando a Muza que de la ciudad saliese, para hacer con lla batalla.

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    presto. Todos los dems salieron muy ricamente vestidos, que no hubo ningn caballeroque no vistiese seda y brocado.

    Volviendo al caso, an no eran los rayos del sol bien tendidos por la hermosa yespaciosa Vega, cuando el rey Chico y su caballera sali por la puerta que dicen deBibalmazn, llevando a su hermano Muza al lado, y todos los dems caballeros con l,

    con tanta gallarda que era cosa de mirar la diversidad de los trajes y vestidos de losmoros caballeros. Y los dems caballeros que iban de guerra no menos parecer y gallardallevaban. Parecan tan bien con sus adargas blancas y lanzas y pendoncillos, con tantasdivisas y cifras en ellos, que era cosa de mirar. Iba por capitn de la gente de guerraMahomad Alabez, valiente caballero y gallardo, muy galn, enamorado de una damallamada Cohayda, en grande extremo hermosa. Llevaba este valiente moro un listnmorado en su adarga, y en l, por divisa, una corona de oro, y una letra que deca: "De misangre". Dando a entender que vena de aquel valeroso rey Almohabez, que pas enEspaa en tiempo de su destruicin, el cual mat el infante don Sancho, como arriba esdicho. La misma divisa llevaba este gallardo moro en su pendoncillo.

    Ans, pues, salieron de Granada estas dos cuadrillas, y anduvieron hasta donde estaba

    el buen Maestre con sus cincuenta caballeros aguardando, no menos aderezados que lacontraria parte. As como lleg el rey, se tocaron sus clarines, a los cuales respondieronlas trompetas del Maestre. Cierto que era cosa de ver as los de una parte como los de laotra. Despus de haberse mirado los unos a los otros, el valeroso Muza no vea la hora deverse con el Maestre, y tomando licencia de su hermano el rey, sali con su caballo paso a

    paso con muy gentil aire y gallarda, mostrando en su aspecto ser varn de gran esfuerzo.Llevaba el bravo moro su cuerpo bien guarnecido, sobre un jubn de armar una muy finay delgada cota, cual dicen jacerina, y sobre ella una muy fina coraza, toda aforrada enterciopelo verde, y encima de ella una muy rica marlota del mismo terciopelo, muylabrada en oro, por ella sembradas muchas DD de oro, hechas en arbigo. Y esta letrallevaba el moro por ser principio del nombre de Daraxa, a quien l amaba en demasa. El

    bonete era ans mismo verde con ramos labrados de mucho oro, y lazadas con las mismasDD arriba dichas. Llevaba una muy fina adarga, hecha dentro en Fez, y un listn por ellatravesado ans mismo verde, y en medio una cifra galana, que era una mano de unadoncella, que apretaba en el puo un corazn, tanto al parecer que sala del corazn gotasde sangre, con una letra que deca: "Ms merece". Iba tan gallardo Muza que cualquieraque lo miraba reciba de verle grande contento.

    El Maestre, que venirlo vio, luego coligi que aquel caballero era Muza, con quienhaba de hacer la batalla, y ans luego mand a sus caballeros que ninguno se moviese ensu socorro, aunque le viesen puesto en necesidad, y lo hubiese menester. Y dando de lasespuelas al caballo se fue paso ante paso hacia la parte que vena el moro Muza, con no

    menos aire y gallarda que el enemigo. Iba el Maestre muy bien armado, y sobre lasarmas, una ropa de terciopelo azul muy ricamente labrada y recamada de oro. Su escudoera verde y el campo blanco, y en l puesta una cruz roja, hermosa, la cual seal tambinllevaba en el pecho. El caballo del Maestre era muy bueno, de color rucio rodado. Llevabael Maestre en la lanza un pendoncillo blanco, y en l la cruz roja como la del escudo, y

    bajo de la cruz una letra que deca: "Por sta y por mi rey". Pareca el Maestre tan bien,que a todos daba de verle grandsimo contento. Y dijo el rey a los que con l estaban:

    No sin causa este caballero tiene gran fama, porque en su talle y buena disposicinse muestra el valor de su persona.

    En este tiempo llegaron los dos valientes caballeros cerca el uno del otro. Y despusde haberse mirado muy bien, el que primero habl fue Muza, diciendo:

    Por cierto, valeroso caballero, que vuestra persona muestra bien claro ser vos dequien tanta fama anda por el mundo, y vuestro rey se puede tener por bien andante en

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    cual siendo de Muza entendido, porque de su mismo caballo algn dao no le viniese,salt de la silla en el suelo, y con nimo de un len, se fue para el Maestre pordesjarretalle el suyo. El Maestre que venir le vio, luego entendi su intencin, y porqueno le desjarretase el caballo, salt de l tan ligero como un ave. Y embrazando su escudo,habiendo dejado la lanza, puso mano a su espada y se fue para Muza, el cual ya vena

    lleno de clera y saa contra el Maestre, por haberle ans tan malamente herido sucaballo, y con una hermosa cimitarra se fue a herir al Maestre de muy grandes golpes, elcual de muy buena gana le recibi.

    De esta suerte, en pie, comenzaron a pelear los dos fuertes caballeros, dndose muycrecidos golpes, tanto que se deshacan los escudos y las armas. Mas el valeroso Maestre,que era ms diestro en ellas que Muza, puesto que Muza fuese de bravo corazn y nimoinvencible, quiso mostrar do llegaba su valor, y ans afirmando su espada sobre lacimitarra de Muza, hizo seal y muestra que le quera tirar por bajo el muslo. Y ansdejando pasar la espada por bajo la cimitarra, apunt y seal aquel golpe; Muza con

    presteza fue al reparo, porque su muslo no fuese herido. El Maestre con una prestezaincreble volvi de mandoble a la cabeza, de modo que el valiente Muza no pudo ir al

    reparo tan presto como fuera necesario, y ans el golpe del Maestre hizo efecto de talmanera, que la mitad del verde bonete cort, do el penacho vino al suelo, quedando elcasco descubierto, que si tan fino no fuera y de tan extremado temple, Muza lo pasaramuy mal. Mas con todo eso no dej de quedar Muza medio aturdido de aquel pesadogolpe. Y reconociendo el mal estado en que estaba, acudi con su cimitarra con gran

    presteza y fuerza, y descarg un desaforado golpe. El Maestre lo recibi en su escudo, elcual por la fuerza de aquel golpe vino, cortado el medio, al suelo, y siendo rota la mangade la loriga, el Maestre recibi una herida en el brazo, aunque pequea, de a do le salamucha sangre. Causa fue esta herida que el Maestre se encendiese en viva saa, ydeterminando vengar la herida, acometi un golpe a la cabeza de Muza, el cual con

    presteza fue al reparo, por no ser en ella herido. El Maestre, viendo el reparo hecho, sedej caer con la espada de revs por bajo, y le dio una herida en el muslo, que no le prestla loriga que encima llevaba, para que la fina espada del Maestre no hallase carne. Destamanera los dos caballeros andaban muy bravos y encarnizados, dndose grandes golpes.

    Quien a esta hora mirara a la hermosa Ftima, bien claro conociera el amor que aMuza le tena, porque as como vio aquel bravo golpe que el Maestre le diera y lederribara el bonete y penacho en el suelo, ella entendi y tuvo por cierto que Muzaquedaba mal herido. Y ms viendo el buen caballo ya tendido muerto en el suelo, no lo

    pudo sufrir ms; de todo punto perdido su color, con desmayo cruel que le dio, se lecubri el enamorado corazn y cay sin ningn sentido en el suelo a los pies de la reina.La cual maravillada de tal acaecimiento, le mand echar agua en el rostro, con cuyos fros

    Ftima torn en s, y abriendo los ojos todos llenos de agua, dio un grande suspirodiciendo:O Mahoma! y porqu no te dueles de m?. Y tornndose a amortecer, estuvo

    ans una gran pieza.La reina la mand llevar a su aposento, y que le hiciesen algunos remedios. Xarifa y

    Daraxa y Cohayda la llevaron a su aposento, con harta tristeza del mal tan repentino deFtima, por ser de ellas en extremo amada. Estando en su aposento la desnudaron yacostaron en su cama, hacindole los remedios necesarios, hasta tanto que la hermosaFtima torn en su acuerdo. Y tornada, les dijo a Daraxa y a Xarifa que la dejasen all solaun poco, para que reposase. Ellas as lo hicieron, y se tornaron adonde estaba la reinamirando la batalla de Muza y el Maestre, que en aquella sazn andaba ms encolerizada y

    encendida. Mas bien claro se mostraba el Maestre llevar grande ventaja a Muza, atento serms diestro en las armas, puesto caso que Muza fuese de muy bravo corazn y no

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    mostrase punto de cobarda en aquel punto, antes con mayor nimo redobla sus golpes,hiriendo al Maestre muy duramente, que no menos de su parte estaba y con ventaja, comoes dicho. A Muza le sala mucha sangre de la herida del muslo, y tanta que ya no se podadejar de sentir que Muza no anduviese algo desfallecido.

    Lo cual visto por el Maestre, considerando que aquel moro era hermano del rey de

    Granada, y que era tan buen caballero, deseando que fuese cristiano, y que sindolo sepodra ganar algo en los negocios de la guerra, en provecho del rey don Fernando,determin de no llevar la batalla adelante, y de hacer amistad con Muza. Y ans luego seretir afuera, diciendo:

    Valeroso Muza, parceme que para negocios de fiestas hacer tan sangrienta batallacomo hacemos, no es justo; dmosle fin si te pareciere, que a ello me mueve ser t tan

    buen caballero, y ser hermano del rey, de quien tengo ofrecidas mercedes. Y no digo estoporque de mi parte sienta yo haber perdido nada del campo, ni de mi esfuerzo, sinoporque deseo amistad contigo, por tu valor.

    Muza, que vio retirar al Maestre, muy maravillado de ello, tambin se retir,diciendo:

    Muy claramente se deja entender, valeroso Maestre, que te retiras y no quieresfenecer la batalla, por verme en mal estado y en trmino que de ella yo no poda sacarsino la muerte, y t de compasin movido de mi mala fortuna me quieres conceder lavida, de la cual yo muy bien conozco que me haces merced. Mas s te decir que si tuvoluntad fuere que nuestra lid se fenezca, de mi parte no faltar hasta morir, con el cual

    pagar lo que a ser buen caballero debo. Mas si, como dices, lo haces por respeto de miamistad, te lo agradezco grandemente, y lo tengo por merced que un tan singular caballerose me d por amigo. Y as prometo y juro de serlo tuyo hasta la muerte, y de no ir contratu persona, agora ni en ningn tiempo, sino en todo cuanto fuere mi poder servirte.

    Y diciendo esto, dej la cimitarra de la mano, y se fue para el Maestre, y lo abraz. Yel Maestre hizo lo mismo; que el nimo le daba que de aquel moro haba de salir algnnotable bien a los cristianos.

    El rey y los dems, que estaban mirando la batalla, espantados de aquel espectculo,se maravillaron mucho y no saban qu se decir. Y al cabo, entendiendo que eranamistades, el rey con seis solos caballeros se lleg a hablar al Maestre, y despus dehaberse tratado cosas de grandes cortesas, sabiendo el rey las amistades del Maestre y desu hermano, aunque, a la verdad, no holg mucho dello, dio orden de entrar en Granada,

    porque Muza fuese curado, que lo haba de menester. Y ans se partieron los dosvalerosos caballeros, llevando en sus corazones el amistad muy fija y sellada. Y este fintuvo esta batalla.

    Vuelto el rey a Granada con los suyos, no se hablaba en otra cosa sino en la bondad

    del Maestre y de su valor y esfuerzo y cortesa, y con mucha razn, porque todo caba enel buen Maestre. Y por l se dijo aquel famoso romance, que dicen:

    Ay, Dios, qu buen caballeroel Maestre de Calatrava!

    y cun bien corre los morosen la Vega de Granada,desde la Fuente del Pinohasta la Sierra Nevada,

    y en esas puertas de Elvira,mete el pual y la lanza.

    Las puertas eran de hierro,

    de parte a parte las pasa.

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    Siendo ya fenecida la batalla del Maestre y del fuerte Muza, el Maestre, con lossuyos, se sali de la Vega, llevando muchas cosas de ganancia della. Dejmoslo a l quese fue a su casa a descansar, y hablemos de lo que pas en la ciudad de Granada, despusque el rey entr en ella, y fue sano Muza de sus heridas, que tard ms de un mes.

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    CAPTULO QUINTO:Que trata de un sarao que se hizo en Palacio, entre las damas

    de la reina y los caballeros de la Corte, sobre el cual hubieronpesadas palabras entre Muza y Zulema Abencerraje, y lo ms

    que pas.

    Muy grande fue la reputacin que cobr el valiente Muza de ser valiente caballero,pues no qued del Maestre vencido, como lo haban sido otros valientes caballeros dequien se tena muy grande noticia haber sido vencidos en aquella Vega, y muertos por lamano del Maestre. Y entr en Granada, acompaado de toda la ms principal caballera, yas mismo su hermano el rey. Entraron por la puerta de Elvira, y por las calles donde

    pasaban todas las damas le salan a mirar, y otras muchas gentes, ocupando las ventanas,

    que era cosa de ver, salan dndole mucho loor por la batalla que con el Maestre habahecho. Desta suerte llegaron hasta el Alhambra, donde fue Muza puesto en su aposento, ycurado con gran diligencia por un grande maestro moro que saba muy bien aquel arte dela ciruga.

    Estuvo Muza en sanar bien casi un mes. Despus de estar sano, fue a palacio a besarlas manos al rey, el cual con su vista tuvo grande contento, ans mismo todos los demscaballeros y damas de la corte. Quien ms con su vista se alegr, fue la hermosa Ftima,

    porque lo amaba mucho, aunque l muy fuera estaba de aquel cuidado. La reina le hizosentar a la par de s, donde le pregunt cmo se senta, y qu le haba parecido el esfuerzodel Maestre. Muza le respondi:

    Seora, el valor del Maestre es en demasa muy grande, y l me hizo merced que labatalla no pasase adelante, por escusar el notable dao que estaba de mi parte, que yaestaba muy conocido. Y por Mahoma juro que en lo que yo pudiere, le tengo de servir.

    Mahoma lo confunda respondi Ftima, que en tal sobresalto nos puso atodos, especialmente a m, que as como vi que de un golpe que os dio os derrib la mitadde vuestro bonete con todo el penacho, no me qued gota de sangre, y faltndome de todo

    punto el aliento, me ca en el suelo medio muerta.Ftima dijo sto, parndose muy colorada, como la fina rosa, de manera que todos

    echaban de ver que amaba al valeroso Muza. El cual respondi:A mi me pesa que tan hermosa dama por mi respeto viniese a tan mal extremo. Al

    me deje pagar tan alta merced como sta.

    Y diciendo esto, volvi los ojos a Daraxa, mirndola aficcionadamente, dndole aentender que la amaba en su corazn; mas Daraxa bajaba sus ojos sin mostrar ni hacermudanza alguna.

    Ya era hora de comer, y el rey mand que se trajese la comida, y se sentasen a lamesa todos los caballeros ms principales de Granada, porque despus de haber comidose hiciese gran fiesta y zambra. Las mesas fueron puestas, y con el rey fueron de mesa loscaballeros siguientes, que eran ms principales: cuatro caballeros Vanegas, otros cuatroAlmorads, dos Alhamares, ocho Gomeles, seis Alabeces, doce Abencerrajes. Y entreellos algunos Aldoradines, y Abenmar y Muza. Todos estos caballeros eran de grandeestima, y por su valor el rey se holgaba de ponerlos a su mesa. As mismo con la reina

    coman muy hermosas damas y de grande estima. Las cuales eran: Daraxa, Fatima,Xarifa, la Cohayda, la Zayda, Sarrazina, Alboraya. Todas stas eran de los mejores linajes

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    Pues si Albayaldos estaba con deseo de probar el valor del Maestre, no menos lo tenasu hermano Alatar, que se preciaba de valiente, y quisiera ver si el esfuerzo y valenta delMaestre era tanta como dl se publicaba. El valeroso Muza ya no curaba desto, ms detener al Maestre por amigo; que ms le iba en mirar a la hermosa Daraxa que en todo lodems, y tanto la miraba que muchas veces se olvidaba el comer. Su hermano el rey par

    mientes en ello, y entendi que Muza amaba a Daraxa, y dello le pes mucho, porque ltambin la amaba de secreto. Y muchas veces le haba descubierto su corazn, aunqueDaraxa todas sus razones las echaba por alto y no haca caudal ni caso dellas, ni le queradar odo ni menos lugar a que el rey pudiese salir con su intento. Tambin MahomadZegr miraba a Daraxa. Este era caballero de mucha cuenta, y saba que Muza la deseabaservir, mas por eso no desisti de su propsito. De todo lo cual Daraxa no se le daba cosaninguna por tener ella puestos los ojos en Abenhamete, valeroso caballero Abencerraje,hombre gallardo y bien dispuesto. La reina trataba con las damas en cosas de loscaballeros y sus bizarras, y entre todos, de los Abencerrajes y Alabeces, los cuales doslinajes se tocaban en deudo por casamientos que andaban de por medio.

    Estando la reina hablando, como es dicho, con sus damas, habiendo ya acabado de

    comer el rey y todos los dems, y habindose comenzado algunas danzas entre damas ycaballeros, lleg un paje de parte de Muza, e hincando las rodillas en el suelo, le dio aDaraxa un ramo de muy hermosas y exquisitas flores y rosas, diciendo:

    Hermosa Daraxa, mi seor Muza os besa las manos, y os suplica que recibis esteramillete que l mismo hizo y compuso por su mano, para ponerlo en la vuestra, y que nomiris el poco valor del ramillo, sino la voluntad con que se os da, y que advirtis quedentro de esas flores viene su corazn, y que ans ni ms ni menos lo pone en vuestrasmanos.

    Daraxa mir a la reina y se puso muy colorada, y no saba qu se hiciese, si lo tomaseo no. Y visto que la reina la mir y le dijo cosa ninguna, tom el ramillete por no serlemal mirada a Muza, y por ser muy buen caballero y hermano del rey, considerando que entomar el ramillete no ofenda a su honestidad ni a su querido Abencerraje, el cual muy

    bien vio cmo lo tom, diciendo al paje que ella agradeca el presente que le enviaba.Quien en aquella hora mirara a Ftima, muy bien entendiera lo mucho que le pes porqueMuza haba enviado el ramillete, mas disimul cuanto pudo. Y llegndose a Daraxa ledijo:

    Finalmente no se puede negar que no es vuestro amanteMuza, pues delante de todas las damas y caballeros os lo ha enviado, y ans vos no

    podis negar que no lo queris bien pues lo recibisteis.Daraxa, casi afrentada por lo que Ftima le dijera, le respondi:

    Amiga Ftima, no os maravillis si el ramillo recib, que por Mahoma juro que de

    mi gana no lo recibiera, si no por serle aqu delante de tantos caballeros mal mirada; quesi por esto no fuera, delante de todos el ramillete hiciera mil pedazos.Con esto dejaron de hablar ms en aquel caso, porque mand el rey que danzasen las

    damas y caballeros; lo cual fue hecho que Abenmar danz con Galianahermossimamente, el Malique Alabez danz con su dama Cohayda y muy bien, porqueAlabez era caballero en todo muy extremado. Abindarrez danz con la hermosa Xarifa, yVanegas danz con la hermosa Ftima. Almorad, un bizarro caballero y valiente parientedel rey, danz con Alboraya; un caballero Zegr danz con la hermosa Sarrazina, y muy

    bien. Alhamn, Abencerraje, danz con la linda Daraxa. Y en acabando de danzar, altiempo que el caballero Abencerraje le fue a hacer mesura, ella, hacindole una hermosareverencia, le dio el ramillete, el cual tom el valeroso Abencerraje muy contento, por ser

    cosa de su mano.

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    hay ningunos caballeros que sean tales como los Abencerrajes, y quien dijere al contrariomiente, y no lo tengo por hidalgo.

    Como los Zegres y Gomeles y Mazas, que eran todos unos, oyesen lo que Alabezdeca, encendidos en saa se levantaron para l, para dalle la muerte. Los Alabeces yAbencerrajes y Almorads, que eran otro bando, viendo su determinacin se levantaron

    para resistillos y ofendellos.El rey, que tan alborotado vio su palacio y en peligro de se perder toda Granada y anel reino, se levant dando voces diciendo:

    Pena de traidor cualquier que aqu se moviere, o sacare armas.Y diciendo esto ech mano de Alabez y del Zegr, y a grandes voces llamando la

    gente de su guarda les mand llevar presos. Los dems caballeros se estuvieron quedospor no caer en la condenacin de traidores. Alabez fue preso en el Alhambra y el Zegr alas Torres Bermejas, y puestas guardas los tuvieron a buen recaudo; los dems caballerosde Granada trabajaron mucho por hacer las amistades, y al fin se hicieron, y el mismo reyfue en hacellas. Y siendo hechas, los caballeros presos fueron libres. Y para confirmacindellas, fue acordado que se hiciese una fiesta pblica de torneos y toros y caas. Y quien

    lo concert fue Muza y el mismo rey; la cual fuera mejor que no se concertara, comoadelante se dir.

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    CAPTULO SEXTO:Como se hicieron fiestas en Granada, y como por ellas se

    encendieron ms las enemistades de los Zegres, yAbencerrajes, Alabeces y Gomeles, y lo que ms pas entre

    Zayde y la mora Zayda acerca de sus amores.

    Antes de pasar adelante con la concertada fiesta, diremos del valeroso Zayde, morogentil y gallardo, y de la hermosa Zayda a quien el valeroso Zayde serva tan de veras,que no se hablaba de otra cosa en toda Granada. Y tanto que su padre de la hermosaZayda y su madre, determinaron de la casar, o dar fama dello, porque Zayde perdiese laesperanza de sus amores, y dejase el pasearle la puerta tan a menudo, porque la fama de lahermosa Zayda no fuese tan rotamente publicada. Y con este intento, pusieron en Zayda

    mucho recato, no dejndola salir a las ventanas, porque con Zayde no hablase. Mas pocoaprovecharon semejantes remedios, porque amor es de tal calidad que nada de talesrecatos no permite, que no por eso Zayde dejaba de pasear la calle, ni ella le dejaba deamar con ms fervor que de antes. Mas la fama del casamiento de Zayda como andaba tanderramada por toda la ciudad que sus padres la casaban con un gallardo moro de Ronda,

    poderoso y rico, el bravo Zayde no poda reposar solo una hora de noche ni de da,ocupado en mil varios pensamientos, procurando estorbar el tratado casamiento con darmuerte al desposado. Y ans no cesando punto ni hora de pasear la calle de su dama, porver si la podra ver y hablarla, para saber de ella su parecer y voluntad, porque seespantaba el gallardo moro que su Zayda viniese en tal casamiento, porque entre los dosestaba tratado que se casaran. Y ans con este cuidado de noche y de da le aguardaba quesaliese a un balcn como lo sola hacer.

    La hermosa Zayda con no menos pena y cuidado que su galn andaba muerta porhablalle y darle cuenta de lo que sus padres tenan acordado. Y con este pensamiento entiempo oportuno sali al balcn, y de all vio a Zayde que se andaba paseando solo sinningn criado, con semblante triste y melanclico. El cual, alzando los ojos al balcn yviendo a la hermosa Zayda tan gallarda y hermosa, se le antoj ver un solresplandesciente delante de s. Y llegndose al balcn, casi temblando la voz, a su Zaydahabl desta manera:

    Dime, Zayda hermosa, es verdad eso que se suena por Granada que tu padre tecasa? Si es verdad dmelo, no me lo encubras ni me traigas suspenso; porque si es verdad,

    vive Al, que tengo de matar al moro que te pretende, porque no goce de mi gloria.La hermosa Zayda le respondi, los ojos llenos de lgrimas:Ans me parece, Zayde, que mi padre me casa; consulate, que ans har yo; busca

    otra mora a quien servir, que por tu valor no te faltar. Ya es tiempo que nuestros amorestengan fin; Dios sabe las pesadumbres que a tu causa tengo recibidas con mis padres.

    Oh cruel! respondi el moro pues sa es la palabra que me tienes dada deser ma mientras viviereis?

    Vete, Zayde, que no puedo hablarte ms dijo la mora , porque mi madre vieneen mi busca y ten paciencia.

    Diciendo esto, la mora se quit del balcn llorando, dejando al valeroso Zayde entinieblas, ocupado en mil pensamientos, sin saberse determinar qu hara para su pena. Al

    fin no sin falta della se fue a su posada, con acuerdo de no dejar de servir a su Zayda hastaver el fin de su casamiento. Y por esto que pas Zayde con su dama se dijo este romance:

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    Por la calle de su damapaseando se anda Zayde,aguardando que sea horaque se asome para hablalle.

    Desesperado anda el moro

    en ver que tanto se tarde,que piensa con solo verlaaplacar el fuego en que arde.Vila salir a un balcn,ms bella que cuando salela luna en la oscura noche

    y el sol en las tempestades.Llegse Zayde diciendo:Bella mora, Al te guarde,si es mentira lo que dicentus criadas y mis pajes?

    Dicen que me quieres dejarporque pretendes casartecon un moro que es venidode las tierras de tu padre.Si esto es verdad, Zayda bella,declrate, no me engaes,no quieras tener secretolo que tan claro se sabe.

    Humilde responde al moro:Mi bien, ya es tiempo se acabevuestra amistad y la ma

    pues que ya todos lo saben.Que perder el ser quien soy

    si el negocio va adelante;Al sabe si me pesay cuanto siento en dejarte.Bien sabes que te he queridoa pesar de mi linaje,

    y sabes las pesadumbresque he tenido con mi madre,

    sobre agurdate de noche

    como siempre venas tarde,y por quitar ocasionesdicen que quieren casarme.

    No te faltar otra damahermosa y de galn talleque te quiera y t la quieras,

    por que lo mereces, Zayde.Humilde responde el moro,cargado de mil pesares:

    No entend yo, Zayda bella,que conmigo tal usases.

    No entend que tal hicieras,que ans mis prendas trocases

  • 8/2/2019 PREZ DE HITA, GINS - Guerras civiles de Granada

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    si an aquesto no te enfada,el gusto que recibascuando rondaba tu casa.Si de da luego al punto

    salas a las ventanas,

    si de noche en el balcno en las rejas te hallaba.Si tardaba o no venamostrabas celosa rabia;mas ahora, que te ofendo,que acorte el pasar me mandas.

    Mndasme que no te veani escriba billete o cartaque a un tiempo tu gusto fueron,mas ya tu disgusto cansan.

    Ay, Zayda, que tus favores,

    tu amor, tus palabras blandaspor falsos se han descubierto,y descubren que eres falsa.Eres mujer finalmente,a ser mudable inclinada,que adoras a quien te olvida

    y a quien te adora desamas.Mas, Zayda, aunque me aborreces,por no parecerte en nada,cuanto de hielo t fueres,ms sustentar mi llama;

    Pagar tu desamorcon mil amorosas ansias,que el amor fundado en verastarde se rinde a mudanza.

    Por ser este romance bueno, y acudir al pasado, se puso aqu, y por adorno de nuestraobra. Pues tornando a nuestro moro Zayde, valeroso Abencerraje, qued tan apasionado

    por lo que la bella Zayda le dijo, que vino a gran descaecimiento de su persona, slo enpensar si sera verdad que los padres de Zayda la queran casar. Y ans con este cuidadomuy afligido y pensativo andaba el gallardo moro, y muchas veces paseaba la calle de sudama, como sola. Mas ella no sala a las ventanas, como otras veces sola hacer, si no era

    alguna vez al cabo de muchos das, aunque la dama le amaba en su corazn muyahincadamente. Pero por no dar enojo a sus padres se excusaba todo lo que poda dehablar con su caballero Zayde, el cual muchas veces mudaba trajes y vestido conforme la

    pasin que senta. Unas veces vesta negro solo; otras veces, negro y pardo; otras, demorado y blanco, por mostrar su fe; lo pardo y negro por mostrar su trabajo. Otras vecesvesta azul, mostrando divisa de rabiosos celos; otras, de verde, por significar suesperanza; otras veces, de amarillo, por mostrar desconfianza, y el da que hablaba con suZayda se pona de encarnado y blanco, seal de alegra y contento. De suerte que muyclaro se echaba de ver en Granada los efectos de su causa y de sus amores.

    Pues desta manera andaba el valeroso Zayde tan amartelado, que vino a enflaquecer yestar mal dispuesto, y por consolarse, lleno de a