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FICHA TÉCNICA Perdido en Afganistán

Película  

Película: Perdido en Afganistán (Kabuli Kid). Director: Barmak Akram. Guión: Barmak Akram. Fotografía: Laurent Fleutot. Edición: Hervé de Luze, Elise Fievet y Pierre Haberer. Música original: Barmak Akram Productores: Olivier Delbosc y Marc Missonier. Países: Afganistán y Francia. Género: Drama. Año: 2008. Duración: 1 h. 37 min. Cías. prod: Fidélité Films, 4 á 4 Productions, Les Auteurs

Associés, Afghanfilm y Canal+. Reparto: Haji Gul Aser (Khaled), Valéry Schatz (Mathieu),

Amélie Glenn (Marie), Mohammad Chafi Sahel (Baba), Leena Alam (esposa de Khaled), Messi Gul (niño abandonado), Saleha Khan Gul, Rohina Gul, Mariam Hakimi y Mustafa Haidari.

Premios: Premio EIUC Cine y Derechos Humanos 2008 otorgado a "Kabuli Kid", dirigida por Barmak Akram. Premio en el Festival Internacional de Cine de Transilvania, Hungría de Rumania a Barmak Akram por Mejor Dirección. El Premio a la Mejor Dirección TIFF. El Crystal Simorgh en el 27º Festival de Cine de Fajr, Teherán.

Sinopsis: Con el telón de fondo de la ciudad de Kabul,

Afganistán en la actualidad, en el film se narran las peripecias del taxista Khaled (Hadji Gul) por encontrar a la madre de un bebé abandonado en el asiento trasero del auto, manejado por él. La búsqueda del hombre será difícil, pues lo único que identifica de la mujer es un lunar en el tobillo derecho, en tanto nunca vio su rostro, cubierto por una burka.

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Federación Internacional de Mujeres Universitarias Federación Mexicana de Universitarias

Universidad Nacional Autónoma de México Museo de la Mujer

Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México. Cine-Club de Género, 15 de noviembre de 2016

Perdido en Afganistán

Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo♣♥

Kabul, una ciudad caótica, está en el centro de esta película Afghana. Es una historia tierna al estilo de las películas de esa parte del mundo, especialmente en Irán. El director Barmak Akram da a la audiencia un balance aleccionador de la actual Afganistán, en ella se puede observar su propia tragedia en la actualidad y en el pasado. Al comenzar la historia, nos encontramos con Khaled, un taxista de Kabul, moviéndose a través de las polvorientas calles de la capital. Él ha vivido bajo la invasión rusa, el régimen talibán, y ahora la guerra que aún perdura en su país sin ninguna esperanza de que termine en el corto plazo. Una mujer vestida con una burka le pide el precio de un viaje a un cine. Ella no tiene suficiente para el pasaje, pero Khaled se compromete a llevarla. Pero después se da cuenta que el verdadero propósito de esta mujer es abandonar a su bebé, con la esperanza tal vez de una vida mejor para él.

Cuando Khaled advierte la responsabilidad que tiene sobre el bebé, se siente bastante molesto. Él no sabe qué hacer con el niño. Obviamente, el bebé tiene hambre, tal vez esté deshidratado, o no sabe a ciencia cierta qué le sucede al niño. A cada lugar a donde se dirige, no encuentra ninguna solución a su problema. Khaled, está casado con la viuda de su hermano, vive en la casa de la mujer. Su mujer y él sólo

tienen niñas. Un niño sería muy bien recibido en cualquier hogar donde sólo hay hembras. Khaled, un hombre de trabajo pobre, gana apenas lo suficiente para su familia actual, así otra boca que alimentar es demasiado para él.

♣ Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM *Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil. ♥ Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Adriana Romo Sotres, Pamela Jiménez Romo y Rosalinda Cuéllar Celis.

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Con la esperanza de conseguir un lugar adecuado para el niño, Khaled va a la mañana siguiente a un orfanato. Nadie allí le puede ayudar debido a la burocracia. La institución no acepta niños menores de cinco años. Sin embargo él sigue insistiendo para ser escuchado, se entrevista casualmente con el director del lugar, quien está contratando a dos trabajadores sociales franceses. La pareja se interesa por su situación. Ellos sugieren llevar al bebé a la estación de radio y hacer un anuncio público, pidiendo a la madre del bebé presentarse, mientras a él le dan una recompensa económica. Khaled intenta abandonar al bebé en la sede de la ONG (Organización no gubernamental) francesa, y se va a cambiar el dinero que le dieron para comprar cosas para su hogar. Después de todo, él ha perdido su día. Cumplir con algunos amigos, a quienes les platica acerca de lo ocurrido. Sus amigos le sugieren mantener al niño, ya que será una ayuda más adelante. Cuando menciona la recompensa, uno de los amigos decide conseguir a alguien para ir a reclamar el bebé. Al día siguiente, Khaled y su esposa llevan al niño a Radio Kabul. Se encuentra con un anciano que le pregunta si conoce la historia de Salomón, el rey prudente, tenía un dilema similar, donde tuvo que decidir el destino de un niño reclamado por dos mujeres quienes decían les pertenecía a ambas. Sólo cuando ordena a sus guardias cortar al niño por la mitad y dar a cada mujer una parte del bebé, la verdad se descubrió cuando la verdadera madre pide al rey no matar al niño.

Algo similar ocurre en el caso. Tres mujeres se han reunido afuera y dicen ser cada una de ellas la verdadera madre. La esposa de Khaled también se une a las mujeres, tal vez pensando que le gustaría mantenerlo. Pero en el último momento la verdadera madre llega. Su decisión de abandonar el bebé nunca se explica, pero teniendo dieciséis años, una violación no podía

descartarse, como tampoco la vergüenza que ello implica. La historia tiene un final feliz, en el momento cuando la verdadera madre se arrepiente de haberlo abandonado y toma la decisión de recuperar a su hijo. El director Akram cuenta su historia sin caer en sentimentalismos. El espectador no es manipulado por el creador ni cae en los lugares comunes. Es una historia creíble, un producto de lo que un país desgarrado por la guerra está experimentando. Haji Gul Aser, el actor que interpreta Khaled da un vivo retrato de un hombre quien se encuentra en una situación que no pudo evitar. Por mucho que lo intenta, las cosas están en su contra. Siendo un hombre de trabajo pobre,

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no puede añadir otro niño a su familia ya extendida. "Niño Kabuli" es una película disfrutable para todo el público con una nueva mirada a una historia humana.1 Por medio de la sencilla historia de un bebé abandonado en el asiento trasero de un taxi, el realizador afgano Barmak Akram, ofrece en Kabuli Kid, su primer largometraje, un retrato perturbador de Kabul, una capital devastada física y moralmente tras 25 años de guerra y por el antiguo dominio talibán. El título reúne a los verdaderos protagonistas de la cinta: la urbe caótica y el niño, denominado kid en referencia no sólo a la presencia cultural estadounidense en la ciudad en reconstrucción, sino a The kid, la comedia de Charles Chaplin en la que un vagabundo termina adoptando a un niño abandonado. El taxista Khaled (Hadji Gul) recorre las calles y las guarderías de niños perdidos tratando de encontrar a la madre desaparecida (imposible de identificar por llevar el rostro cubierto con una burka, como miles de otras mujeres culturalmente invisibilizadas).

Khaled es padre de familia, tiene cuatro hijas, añora la llegada de un varón, pero cuando tiene en sus brazos el regalo providencial, no sabe qué hacer con él. Las formas cómicas con las que improvisa alimentar al bebé en plena calle, con leche en polvo en una botella de refresco convertida en biberón, contrastan con sus desesperados e infructuosos intentos por deshacerse del crío. Todo en medio de la ciudad indiferente,

perdido en la muchedumbre, como en una cinta neorrealista de otro destacado director, De Sica o en la formidable película silente de King Vidor, The crowd (1927). El director enriquece la narración con apuntes irónicos sobre el ánimo de los habitantes de Kabul, acostumbrados a todo tipo de adversidades y a bailar al son de todos los ocupantes (primero fue la música rusa, luego la pakistaní, lo que sigue es el rocanrol); a vivir también en perpetuo toque de queda, con contraseñas gastadas (Kabul y Kalashnikov), soportando con estoicismo la ineficacia burocrática y el voluntarismo sentimental de las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria. Cuatro mujeres responden a primera hora a la descripción radiofónica de la madre extraviada; acuden todas ataviadas de igual manera y con el rostro cubierto a reclamar al mismo niño, pero sobre todo por el apoyo ofrecido en moneda 1 http://www.imdb.com/title/tt1217635/

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europea. En el país en reconstrucción queda de manifiesto la persistencia de la segregación de la mujer (su virtual inexistencia cultural, jurídica, y la mala suerte que significa el nacimiento de una niña). Kabuli kid muestra en este panorama social los saldos de la guerra (uno de ellos, el abandono generalizado de infantes) y ofrece imágenes novedosas del Kabul actual, una ciudad polvorienta, en la que impera el caos y la miseria, donde un individuo ensaya las múltiples estrategias de supervivencia, con perseverancia y humorismo desencantado, cualidades que el filme rescata y prodiga a la vez, de modo siempre eficaz.2 Mujeres afganas al final de la guerra. La situación actual de las afganas ha dejado de ser noticia. Finalizada la guerra entre los talibanes y EE.UU., parece que los medios han perdido el interés por informar sobre estas mujeres. Es probable que juzguen poco importante dar a conocer la realidad de unas mujeres que representan el 50% de la población pero que no disponen de voz ni de voto en su país. Hoy las mujeres afganas deben hacer frente a la situación de pobreza general que asola Afganistán tras 25 años en guerra. Primero fue la invasión de las tropas soviéticas, luego los integristas se alzaron con el poder, y más tarde fueron los talibanes quienes ocuparon el gobierno afgano. Una de las consecuencias de tantos años de devastación es el alto índice de población analfabeta en el país. Su principal fuente de riqueza es la agricultura y el pastoreo, una actividad muy inestable si se tiene en cuenta que la guerra ha dejado tras de sí campos arrasados y zonas plagadas de bombas. No es de extrañar que Afganistán se haya convertido en el país con mayor número de refugiados desplazados, la mayoría de ellos a Pakistán. De todo ello, las mujeres se llevan la peor parte. Ya en su día sufrieron una de las más terribles campañas de segregación, llevada a cabo por el régimen talibán. Los talibanes impusieron a todas las mujeres la denominada burka, o túnica de tela que oculta totalmente el cuerpo, con una rejilla a la altura de los ojos para poder ver. Hasta entonces esta prenda sólo vestía a algunas mujeres de zonas rurales, pero con la llegada de los talibanes, se convirtió en una obligación para todas las afganas. El uso de la burka fue uno más de todos los sometimientos que sufrió la mujer, ya que en nombre de una religión totalmente fundamentalista las afganas fueron desplazadas de sus puestos de trabajo para pasar a ser recluidas en las casas. Se les prohibió asistir a la escuela, así como salir a la calle, a menos que fueran acompañadas de un hombre de su familia. También se les negó asistencia médica si no iban acompañadas de un pariente masculino, entre otras atrocidades. 2 http://www.jornada.unam.mx/2009/06/08/opinion/a12o1esp

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Tras el derrocamiento del régimen talibán por parte de EE.UU., las fuerzas de la Alianza del Norte se han instalado en el poder. Este nuevo gobierno no ha supuesto una liberación para la mujer afgana porque los dirigentes de la Alianza del Norte estuvieron a la cabeza del país entre 1992 y 1997 y ya entonces demostraron su odio hacia las mujeres. Se llevaron a cabo toda clase de barbaridades, desde ejecuciones hasta violaciones. Con esos antecedentes, nada hace presagiar que el nuevo gobierno afgano vaya a garantizar los derechos de las afganas. Por eso muchas de ellas todavía no se atreven a desprenderse de la burka, y las pocas que se han decidido a hacerlo se han visto señaladas por la calle. Así las cosas, la mayoría de mujeres no se sienten tranquilas en su país.3 La caída de los talibanes trajo la promesa de que las mujeres gozarían de algunas libertades y derechos básicos. De hecho, en los últimos 10 años ha habido mejoras significativas para las mujeres y niñas afganas. Se puso fin a las restricciones oficiales sobre el acceso a la educación, el trabajo y la salud. Millones de niñas empezaron a asistir por primera vez a la escuela. Mujeres obtuvieron puestos gubernamentales, ganaron cargos de elección popular, se convirtieron en agentes de la policía e incluso en soldados. Una nueva constitución en 2004 garantiza a las mujeres igualdad de derechos, y una ley de 2009 convirtió en un crimen la violencia contra las mujeres. Por debajo de la superficie de estos cambios, sin embargo, persisten problemas profundamente arraigados. En la vida pública, las mujeres han sufrido hostigamientos, amenazas y, a veces, asesinatos. El matrimonio forzado, el matrimonio de menores de edad y la violencia doméstica son prácticas muy extendidas y demasiado aceptadas. Cerca de 400 mujeres y niñas están actualmente encarceladas por "delitos morales" relacionados con el sexo fuera del matrimonio, o simplemente por huir de casa, a menudo en un intento por escapar de condiciones abusivas. Si bien la educación es más accesible, más de la mitad de las niñas todavía no va a la escuela. Cada dos horas muere una mujer afgana por causas relacionadas con el embarazo. A medida que se acercaba el plazo para el retiro de las fuerzas internacionales en 2014, muchas mujeres afganas miraron hacia el futuro con temor. Se preocupaban de que la salida de las tropas marque el fin del interés en Afganistán, y con ello el compromiso internacional para ejercer presión sobre el gobierno afgano para que promueva y proteja los derechos de las mujeres. También es probable que se vea reducida la ayuda extranjera para las escuelas y a las clínicas que han cambiado muchas vidas. Las mujeres afganas temen hasta hoy ser de nuevo abandonadas por el resto del mundo, como lo fueron durante la época de los talibanes. 3 http://www.vozdemujer.org/m_afganas.htm

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Los planes para las negociaciones de paz entre los talibanes y el Gobierno afgano aumentaron la posibilidad que las mujeres pierdan derechos. Si no hay mujeres en la mesa de negociación, esto es aún más probable.

La fragilidad de los derechos de la mujer en Afganistán ha sido claramente expuesta. El Consejo de los Ulemas, un organismo gubernamental apoyado por líderes religiosos, emitió una declaración sobre varios temas, entre los que se encuentra el incendio de copias del Corán en una base militar estadounidense.

La mayor parte de la declaración, sin embargo, daba orientación religiosa sobre cómo se debe tratar a las mujeres, y cómo éstas deben de comportarse. El comunicado contenía algunas cosas buenas. Prohibía la práctica tradicional de entregar una niña a otra familia para resolver una disputa ("baad"). Se pronunció en contra de los matrimonios forzados. Confirmó los derechos de las mujeres a heredar y a tener propiedades. Sobre las obligaciones de las mujeres, sin embargo, la declaración dio un giro hacia lo peor: Las mujeres no deben viajar sin un acompañante masculino. Las mujeres no deben mezclarse con hombres mientras estudian o trabajan, o en público. Las mujeres deben llevar el hiyab islámico. Las mujeres son secundarias a los hombres. Si esto fue únicamente el punto de vista de los líderes religiosos conservadores, claro que sería desalentador, pero solo un elemento más de una larga serie de declaraciones discriminatorias sobre las mujeres por parte de instituciones afganas dominadas por hombres. Lo que causó consternación, sin embargo, fue la sensación de que el presidente Hamid Karzai había apoyado el comunicado. En una desviación de la práctica habitual, la declaración fue publicada en la página web del Palacio Presidencial, distribuido a los medios de comunicación por el Palacio y defendida por el presidente Karzai en una conferencia de prensa. El presidente Karzai tiene un historial mixto respecto a los derechos de las mujeres. Comprometió a Afganistán a respetar una convención internacional que promete igualdad de derechos para las mujeres, y promulgó por decreto la ley de 2009 que tipifica como crimen la violencia contra las mujeres. Recientemente, se pronunció en dos casos de alto perfil sobre violencia contra mujeres. Por otro lado, en el período previo a la elección presidencial de 2009, se congració con los conservadores de línea dura al firmar la Ley Shia sobre el Estatuto

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Personal que, para la minoría chiita de Afganistán, le da al marido el derecho a retirar la manutención a su esposa, incluso los alimentos, si se niega a obedecer sus demandas sexuales, otorga la tutela de los niños exclusivamente a los hombres y exige que las mujeres tengan el permiso de sus maridos para trabajar. Algunas mujeres temen que Karzai esté utilizando la declaración del Consejo de los Ulemas para enviar un mensaje acerca de qué compromisos está dispuesto a hacer con los talibanes. Con un interés internacional menguante en Afganistán, las negociaciones con los talibanes en el horizonte y la aprobación de Karzai de la declaración del Consejo de los Ulemas, las mujeres afganas se encuentran en el momento más vulnerable de los últimos 10 años. Ahora, el presidente Obama y otros partidarios del Gobierno afgano deben dejar claro que no apoyarán ningún acuerdo que sacrifique los derechos de las mujeres y deben presionar a Karzai para que aclare su posición. Los riesgos para las mujeres afganas son demasiados para hacer cualquier cosa menos.4 “En la actualidad hay mucho cine que jamás llega a las salas de las ciudades del país, y esto ocurre a muchas películas que cometen el delito de no ser producidas y distribuidas por Hollywood, y han sido realizadas en México o en otros países del mundo. La región del Lejano Oriente es totalmente desconocida por los espectadores, casi no se conocen los filmes de Irán y otros países musulmanes, y como los norteamericanos han invadido, pero sin poder conquistarlo, ese lugar llamado Afganistán, que es una tierra de nadie, porque no se deja dominar por los imperialistas, pues no hay un cine que retrate este mundo del centro de Asia y, por ello, la llegada del filme Perdido en Afganistán (Kabuli Kid) ha sido una gran sorpresa para los coleccionistas de videos raros y diferentes. La película es un coproducción con Francia, y por lo tanto no se trata aquí de la guerra o de lo terrible que es vivir bajo el dominio talibán, sino de la aventura de un joven taxista de la ciudad de Kabul, a quien le dejan en su auto un bebé, pues su madre se va sin él, y el hombre no puede decir cómo es, porque andaba, como es obligación allá, toda cubierta por una burka: la túnica que sólo deja al descubierto los ojos de las mujeres, y la búsqueda de la madre se vuelve difícil. Perdido en Afganistán (Kabuli Kid) no es una acusación a este país sino una descripción respetuosa de las cosas que allá suceden, los franceses productores del filme fueron capaces no sólo de financiarlo sino también de darle distribución mundial y, por ello, es posible conocer, con veracidad, a Afganistán”.5 Barmak Akram, cineasta afgano, refugiado político en París desde los catorce años, regresó a su país para filmar Kabuli Kid, presenta una de las primeras

4 ¿Ha mejorado la situación de las mujeres afganas después de una década de guerra? Artículo publicado en CNN https://www.hrw.org/es/news/2012/03/08/ha-mejorado-la-situacion-de-las-mujeres-afganas-despues-de-una-decada-de-guerra 5 http://arteycultura.uanl.mx/2015/08/04/pelicula-perdido-en-afganistan-kabuli-kid/

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películas producidas en la nación musulmana tras la guerra, es su debut en un largometraje, luego de varios documentales para la televisión francesa. Teniendo como telón de fondo la ciudad de Kabul de nuestros días, narra las peripecias del taxista Khaled (Hadji Gul) por encontrar a la madre de un bebé abandonado en el asiento trasero del auto. La búsqueda del hombre será difícil, pues lo único que identifica de la mujer es un lunar en el tobillo derecho, ya que nunca vio su rostro, cubierto por una burka. La influencia de la cinematografía iraní en la cinta de Akram es evidente, en particular del cine de Abbas Kiarostami, con quien el director comparte el interés por exponer las dictaduras machistas hacia la mujer así como también visibilizar las vulnerabilidades infantiles. Al relato sencillo, a manera de parábola, y la elección de actores no profesionales, se suma la observación de la condición femenina en el Kabul posterior al régimen talibán, misma que no ha cambiado mucho. Aunque el velo ya no es obligatorio y “está pasado de moda”, el realizador propone ocultar el rostro de la madre para subrayar el valor nulo de la identidad de la mujer afgana. Así, la sumisa esposa del chofer, es eso, la esposa de Khaled quien parece no tener nombre, y el sexista marido piensa en la posibilidad de quedarse con el bebé porque es varón y él carga con la vergüenza de sólo haber engendrado niñas. El cineasta evita el sentimentalismo y la exposición melodramática. En la cinta se reconoce la contención, no obstante el retrato preciso y severo al interior de un Kabul caótico, árido y en ruinas que se esfuerza por reconstruirse en medio de la escasez de agua y energía eléctrica, de toques de queda, de la presencia de tropas estadunidenses y del miedo a ataques terroristas. Un pueblo extraño para sus sobrevivientes con niños que crecen en la calle vendiendo cualquier cosa, con mutilados por la guerra, retenes nocturnos a cada paso e instituciones gubernamentales que no ayudan para nada. La clara orientación social y de denuncia que se desprende del relato, apunta en buena medida hacia las tantas invasiones padecidas en Afganistán (“Primero bailamos con música rusa, luego pakistaní y ahora será con el rock and roll”) Un tono semi documental y una espléndida música omnipresente se combinan con escenas de marcado neorrealismo; desde el mismo itinerario accidentado del taxista, hasta secuencias dolientes y significativas donde un hombre sin pierna y en muletas recoge en la calle una botella de leche y bebe su contenido. El envase vacío será un preciado objeto a vender de un niño callejero. Con una emotiva metáfora sobre el futuro incierto de un país dañado por la guerra, la cinta sorprende por su sencillez anecdótica, siempre en frío, y por su riqueza expresiva.6 6 http://432magazine.blogspot.mx/2012/11/perdido-en-afganistan-una-dolorosa.html

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El director, guionista y compositor musical (Barmak Akram) fue refugiado político en Francia desde los 14 años, y volvió a su país natal, Afganistán, para hacer esta película. En Kabuli Kid (Ídem, Francia-Afganistán, 2008), la cual es su ópera prima, toma una pequeña porción, tan sólo una muestra de la realidad actual afgana Desarrollándola de una manera ingeniosa, viaja a través de la capital de este país casi olvidado del Medio Oriente, el cual sigue invadido, y con una realidad inimaginable para nosotros Está atacado desde fuera y desde dentro, ya que conserva tradiciones de antaño que no logran adaptarse al siglo XXI, y nos muestra las riquezas de su ancestral cultura y la similitud con las de Occidente. En diversas ocasiones los personajes y el espectador se preguntan qué razones podrían existir para que una madre abandone, sin mayor problema, a su hijo y más siendo un varón, sexo más valorado en estas culturas.7 "Kabuli Kid" es una película conmovedora y refrescante experiencia cultural, dando un retrato eficaz de la vida diaria de las personas que viven en Kabul, Afganistán. A través del camino moral de un hombre común, los valores humanos y la dignidad son probados y confirmados. La película aborda una serie problemas subyacentes relacionados con los derechos humanos, de género y del papel de las ONG occidentales, de una manera sensible y respetuosa. La película hace un llamamiento a una amplia gama de audiencias con su simple, pero potente, conmovedora historia.8 Director del filme Barmak Adram

Director, artista visual y músico, Barmak Akram nació en 1966 en Kabul, Afganistán. Llegó a Francia como refugiado en 1981, fue ahí donde creció su interés por las artes visuales y el cine. Se graduó en la FEMIS, la Escuela de Bellas Artes y en la Escuela de Artes Decorativas. Akram ha demostrado su gran talento en diversos campos de la creación. Como compositor e intérprete, explora instrumentos de su cultura, así como la poesía persa tradicional, con un sentido natural y hábil de las palabras tanto como de su ritmo. Como compositor, recientemente colaboró con el artista francés Matthieu Chédid.

Hizo varias películas documentales, no sólo sobre la cultura de Afganistán, sino también algunos más personales, los llamados y ldquo; videotos & rdquo; abreviatura de vídeo automática, un término inventado por el artista para definir sus películas experimentales creadas por casualidad y referencias autobiográficas.

7 http://www.proceso.com.mx/116142/cine-juvenil-kabuli-kid 8 https://www.facebook.com/ییککااببلل-ببچچهه-Kabuli-Kid-LEnfant-de-Kaboul-140231152708279/info

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Kabuli Kid es su primer largometraje. En 2008 fue incluido en la sección Semana de la Crítica del Festival de Cine de Venecia y obtuvo Barmak Akram el premio al mejor director en el Festival de Cine Internacional de Transilvania (TIFF) en 2009.9 FUENTES DE CONSULTA: http://www.imdb.com/title/tt1217635/ http://www.jornada.unam.mx/2009/06/08/opinion/a12o1esp https://www.facebook.com/ککااببللیی-ببچچهه-Kabuli-Kid-LEnfant-de-Kaboul-140231152708279/info http://www.vozdemujer.org/m_afganas.htm https://www.hrw.org/es/news/2012/03/08/ha-mejorado-la-situacion-de-las-mujeres-afganas-despues-de-una-decada-de-guerra http://arteycultura.uanl.mx/2015/08/04/pelicula-perdido-en-afganistan-kabuli-kid/ http://432magazine.blogspot.mx/2012/11/perdido-en-afganistan-una-dolorosa.html http://www.proceso.com.mx/116142/cine-juvenil-kabuli-kid http://tiff.ro/en/content/barmak-akram

9 http://tiff.ro/en/content/barmak-akram