Pepitas de escuela

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PEPITAS DE ESCUELA Autores Vicente Blanco Mosquera Salvador Cidrás Robles Rufino González Fernández Marta María Poncet Souto Facultad de Formación del Profesorado de Lugo de la USC. 2012 Dibujo: Miguel Amor Poncet, 10 años

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Pepitas de escuela

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PEPITAS DE ESCUELAAutores

Vicente Blanco MosqueraSalvador Cidrás Robles

Rufino González FernándezMarta María Poncet Souto

Facultad de Formación del Profesorado de Lugo de la USC. 2012

Dibujo: Miguel Amor Poncet, 10 años

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DEDICATORIA.

Queremos dedicar estas pepitas:- A todas las MAESTRAS Y MAESTROS que, desde hace años, de forma

desinteresada, han hecho y siguen haciendo posible que generaciones de jóvenes aspirantes al magisterio, puedan gozar de su primer chapuzón de realidad. También porque, sin pretenderlo, nos han enseñado tanto a los profesores universitarios responsables de la formación del futuro profesorado de Infantil y Primaria.

- A tantas promociones de ALUMNOS Y ALUMNAS que han pasado por nuestras manos en la Escuela de Magisterio de Lugo y que han dado lo mejor de sí durante las Prácticas Escolares; para la mayoría, uno de los mejores y más inolvidables momentos de su vida que, incluso, les ha llegado a cambiar como personas.

En homenaje, asimismo, a una recién nacida FACULTAD DE FORMACIÓN DEL PROFESORADO, para que no olvide, ni en sentido nominal, ni en su esencia, que ha sido (y deberá seguir siendo) ESCUELA. Para que crezca, se desarrolle y madure de la mano de muchos buenos maestros y maestras.

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Ningún trabajo tiene su origen en la nada. Éste tampoco.

“Agradeceros de corazón el haberme escogido madrina de la Promoción 2002/2005. (…) Este tipo de reconocimiento es el mejor y más preciado regalo que solo una profesión como ésta puede proporcionar. (…)Queridas alumnas y alumnos, mi primer consejo es que saquéis partido a todo. Incluso de los muchos traspiés que cometeréis, no solo al principio, sino durante toda vuestra vida profesional. Es sabido que quien hace, experimenta, se atreve,… acierta casi siempre y se equivoca alguna vez. Caernos y levantarnos cien, doscientas, trescientas, mil veces, nos hace más humanos, mejores personas y mejores profesionales.Mi segundo consejo es que viváis y aprendáis de cada momento, de cada experiencia, de cada vivencia. Como ya sabéis, porque lo experimentasteis en propia carne en vuestra experiencia en los colegios durante las Prácticas, algunas situaciones con los niños serán alegres, divertidas e incluso algunas bien podrían llegar a formar parte de una tira trágico cómica de El Roto o de Forges; otras, en cambio, serán tristes y dolorosas. También las habrá curiosas y sorprendentes; a veces emotivas y en ocasiones imprevistas, singulares y únicas. (…)Toda una amalgama de vida escolar, que con tanta maestría habéis sido capaces de reflejar en vuestros trabajos. Un sin fin de historias y de situaciones de diferente color, sabor y textura que, algún día, merecerían ser ilustradas por nuestro profesor de Plástica Vicente Blanco y por vosotros mismos.”

Y en 2010 llega ese momento. Los profesores de Expresión Plástica aceptan compartir el proyecto. El profesor de Didáctica, también.La idea de colaborar entre áreas, a primera vista sin demasiada afinidad conceptual, era un reto a mayores. El único nexo que nos unía era nuestra participación en la supervisión de las Prácticas Escolares. Unos con más años que otros en la dedicación; todos comprometidos en desarrollar una buena labor formativa. Durante este tiempo, quienes llevábamos más años de rodaje en las Prácticas habíamos aprendido mucho, leyendo miles de páginas de Informes, en las que nos encontramos con historias curiosas, divertidas, emocionantes, difíciles,... Sirva esta historia, narrada por una alumna, como muestra.

1. EL ORIGEN

“La palabra es mitad de quien la dice y mitad de quien la escucha.” (Montaigne)

(Fragmento adaptado del discurso de la Profesora de Sociología, Marta Poncet. Junio, 2005)

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“Hoy me he llevado un palo tremendo, algo para lo que no estaba preparada, que no había pensado que me podría pasar y menos de esta manera. Estábamos en clase de religión y la profesora estaba explicando cual era el significado de la Semana Santa. Contándoles que Jesús no vivía en la tierra como nosotros ya que estaba en el cielo. De repente escuché a un niño decir: “Como mi papá”. Un gran escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me quedé petrificada porque no sabía nada, y escuchar a una voz tan dulce decir una cosa así, me conmocionó. Pensé, no puedo llorar delante de los niños, me contuve. La clase prosiguió y la profesora continuó explicando que cuando alguien moría, nosotros llorábamos porque no podíamos verle, a lo que el niño contestó: “Sí que podemos, podemos imaginárnoslo”. Mirarle a la cara era leer entre líneas, es un niño tan bueno tan dulce, y la verdad es que no lo había pensado hasta hoy, pero siempre suele estar un poco triste. No podía aguantar más las lágrimas. La profesora me echó una mirada cómplice y creo que comprendió mi sorpresa ante tal situación (…). Al niño se le había muerto el padre unos días antes de comenzar el colegio en septiembre y ahora estaba yendo al psicólogo. No sabía que decirle a la profesora. ¿Era joven? Me contestó que tan solo tenía 45 años y que había fallecido a causa de un cáncer. Me dice: A veces llega a clase muy triste, porque quiere abrazar a papá, pero no puede y le pregunta porqué; nunca sabes qué contestarle, sales por donde puedes.- me dijo la profe. Me pareció tremenda la situación que puede llegar a vivir un niño de tan corta edad; ¡Qué dura es la vida!; ¡Qué preguntas tan bonitas y a la vez tan crueles! ¿Cómo le explicas a un niño que nunca más podrá abrazar a su papá? ¿Cómo le explicas por qué no puede hacerlo? (…) Terminé la conversación sobre este niño, preguntándole a la profesora cómo había hecho el Día del Padre. Me dijo que le preguntó a él qué quería hacer con el regalo y él le contestó que lo quería hacer para su papá, ya que tenía un rincón en la sala, al lado de su foto, en donde le ponía todo lo que quería darle. Gran contestación”.

Como supervisores de Prácticas nos hemos ido empapando de vida escolar, visitando colegios en las ciudades, los pueblos, las zonas rurales y hablando con los maestros tutores de nuestros alumnos. Este periplo de seguimiento de Prácticas, nos permitió ir llenando nuestra mochila con experiencias y realidades escolares, que, tradicionalmente, no han constituido parte del equipaje con el que muchos profesores universitarios dedicados a la formación inicial del profesorado, hemos sido formados. Asimismo, este contacto con la realidad, nos posibilitó, también, conocer y sentir la escuela sin vivir en ella, aprovechando lo que el propio alumnado producía. Tenemos la convicción de que aquello que es nuestro, aquello de lo que somos plenamente partícipes, en lo que tenemos protagonismo, como profesores o como alumnos, adquiere mayor valor que todo cuanto nos pueda venir de fuera; aunque esté menos formalizado. Lo propio lo entendemos mejor, porque: está en nuestro lenguaje, con nuestro registro y lo consideramos más detenidamente, porque nos incumbe y nos afecta. Pensamos que esta diversidad de vivencias escolares merecían una mayor riqueza de expresión y explotación para, desde la expresividad de la imagen, reflexionar sobre lo que sucede en las escuelas. Para poner en marcha el proyecto solicitamos la creación de un Grupo de Innovación dentro del Plan de Formación e Innovación Docente (PFID) de la Universidad de Santiago de Compostela, (USC), para darle mayor visibilidad, entidad y proyección a lo que se pretendía trabajar.

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Lo entendíamos como un proyecto de innovación en el sentido de considerar la innovación en la escuela como “todo proceso sentido y diseñado desde dentro de cada una, para mejorar la situación de todas y cada una de las personas que la viven” (Poncet y González, 2010), en la misma línea que Mialaret (2004), cuando dice que “la innovación es la de todos los días, la innovación en la práctica cotidiana, la innovación contra la rutina y el estancamiento en los hábitos”. Esa fue la senda de más de un año de dedicación, porque no queríamos que se perdiesen, ni se olvidasen ciertas situaciones de los niños, en su proceso de aprendizaje y socialización. Tratamos de encontrar, en esas pequeñas vivencias, la belleza de lo cotidiano en el sentido que expresa Aramburu (2012) de “huella que deja una proyección de fenómenos externos en nuestro interior” (2) y convertirlas en arte, dentro y fuera del aula: pequeñas cosas y momentos cotidianos que son de un gran valor pedagógico.

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“Un buscador no es, necesariamente, alguien que encuentra” (Bucay, 2004:23)

En todos los ríos del mundo, los buscadores de pepitas de oro saben que han de darle infinidad de vueltas a su cedazo para poder descubrir, en el fondo, el chispazo de un reflejo que se traduce, de inmediato, en una emoción inenarrable por el triunfo conseguido. ¡A veces se equivocan y lo que se refleja es un simple cascajo inútil! Ocurre lo mismo a quienes sienten la pasión por la exploración, por la aventura de descubrir nuevas fronteras, otros paisajes, otros modos de vida,… Viajan, permanentemente ojo avizor, con la esperanza de atisbar lo insólito, lo singular, lo único. Cuando son capaces de encontrarlo, se sienten (y se sientan) satisfechos y disfrutan de su descubrimiento como los niños cuando están en ese mundo suyo que nadie les puede hurtar y en el que nadie más cabe. ¡A veces deambulan, días y días, sin que nada surja ante su vista! Esta búsqueda perseverante y esta exploración concienzuda, es una mirada que a los maestros y maestras, seguramente por la emergencia de las innumerables faenas urgentes que han de atender, les pasan desapercibidas o no encuentran tiempo para considerarlas, impidiéndoles sentir esa satisfacción, que esos otros buscadores viven, cuando, en sus aulas o en sus interacciones educativas, suceden imprevistos, anécdotas, pellizcos o momentos críticos. Y ahí, perdemos la oportunidad de escuchar a los niños, de dar respuesta a su curiosidad innata, de apreciar su capacidad de asombro sin límites, de satisfacer su afán de saber, de valorar su agudeza y su ingenio, porque tememos las preguntas que nos descolocan y que nos alejan del juego fácil, haciéndonos ver, hasta qué punto los adultos (padres, maestros, educadores) ignoramos lo que verdaderamente es esencial para ellos. Esa curiosidad, muy a menudo, “es extinguida por la instrucción, cuando se trata por el contrario, de estimularla o, si está dormida, de despertarla” (Morin, 1999:17).Se cumple, tristemente, la aseveración de Wagensberg (1998) de que “solo los niños escuchan a los niños” y por eso “el mejor profesor de un niño es siempre… ¡otro niño!”

2. ¿ QUÉ BUSCAMOS Y QUÉ NOS ENCONTRAMOS

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(109). Idea, tal vez readaptada de Savater (1997), cuando dice que los niños “son los mejores maestros de otros niños, en cosas nada triviales, como el aprendizaje de diversos juegos” (41) Quienes trabajan con niños/as, viven con ellos, saben hasta qué punto sus mentes procesan de un modo totalmente personal la información que reciben. De ahí surgen grandes preguntas, razonamientos con una lógica aplastante, que en algunos momentos nos han dejado descolocados.

Un niño va con su madre por la calle y lee en una valla publicitaria:“PISOS SIN ENTRADA”.

La pregunta es concluyente:- ¿Por dónde entra la gente?

Ocurren en el colegio, ocurren en el aula, ocurren en casa, ocurren en la calle,…, Ocurren siempre, porque son expresiones naturales de cada vida. ¡Solo hay que estar atento y registrarlo, para después emplearlas para instruir, enseñar y educar! ¡Es una ocasión única: su atención está completamente abierta! Generalmente cuando escuchamos la palabra filosofía pensamos en sabios griegos (Platón, Sócrates, Aristóteles) y en sus obras y enseñanzas o en personas con una forma particular de interpretar el mundo o en quienes se caracterizan por pensar en la existencia y el ser. Casi nunca pensamos en los niños, olvidándonos que la filosofía es un aspecto fundamental para el desarrollo equilibrado de sus vidas. Y lo es, porque el niño necesita entender el mundo e interpretar lo que ocurre a su alrededor. De ahí, su interrogante repetitivo. Sin embargo, en la escuela este proceso se rompe, porque ni solemos atender en serio a sus preguntas, ni siquiera les enseñamos a formularlas; casi solo les obligamos a contestar a las nuestras. El problema es que, generalmente, quienes preguntamos (y respondemos) desde el mundo adulto, interpretamos todo de manera lineal, intentando obtener la respuesta más exacta, más literal, con información casi siempre escueta, dando por hecho que eso es lo que el niño necesita obtener. Pocas veces nos damos cuenta que la intención de su interés va más allá de una información concisa, que suena hueca, porque no hay conectores emocionales que la sostengan. Muchas veces la respuesta que les ofrecemos es lo que menos les interesa. No les damos (ni nos damos), por motivos múltiples, la oportunidad de hablar en serio con ellos, de aquello que no siempre tiene respuesta concreta. Más lejos nos queda, incluso, la riqueza de que el niño pregunte, no para obtener respuestas, sino simplemente por el placer que le genera (y nos genera) jugar con su capacidad de pensar y de maravillarse con sus fábulas. Entonces, generalmente, “el aula retorna a la neutralidad emocional ”(McCormick, 1992:19). Y lo describe de forma inimitable:

“Hace no mucho tiempo observé a una maestra de ciencias que trabajaba con un tercer grado.

- ¿Qué es lo que todos los seres vivos necesitan para sobrevivir? – preguntó a los niños.Los chicos se quedaron silenciosos, y luego una mano se levantó.

- ¿La piel?- sugirió Tracey. Si uno no tiene piel, lo que el corazón bombee se desparramará por ahí.

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La clase disfrutó con la imaginación de Tracey, pero la maestra no. Ella suspiró y siguió en busca de una respuesta mejor.Dudoso, Noah preguntó:

- ¿Madres?- No- dijo la maestra de ciencias. Empieza por A.- ¿Abuelos?

La experta se dio la vuelta y escribió en el pizarrón: Alimento, Aire, Agua.”(op. cit:345)

Sus preguntas son solo su pensamiento y nosotros, los adultos, las consideramos muchas veces interesantes, emotivas, difíciles, absurdas y a veces incluso surrealistas,… cuando son, en realidad, gritos solicitando ayuda urgente para solucionar necesidades vitales. Buscamos aquí, para nuestra colección, algunas de esas preguntas, situaciones, vivencias, … cotidianas: a veces pepitas, a veces lentejuelas, a veces solo polvo de… escuela. Queremos mostrarlas, ponerlas en valor y dejarlas a disposición de quien quiera reflexionar sobre ellas, sin ningún ánimo de pontificar, ni de sacar moralejas, porque somos conscientes, de que nosotros presentamos las historias pero la reflexión la acaba quien las lee. Son retazos de vida escolar semejantes a los que recoge, desde otro punto de vista, (Galeano, 2004: 48) y que titula GENTE CURIOSA.

Soledad, de 5 años, hija de Juanita Fernández: ¿Por qué los perros no comen postre?Vera, de 6 años, hija de Elsa Villagra: ¿Dónde duerme la noche? ¿Duerme aquí, debajo de la cama?Luis, de 7 años, hijo de Francisca Bermúdez: ¿Se enojará Dios, si no creo en él? Yo no sé cómo decírselo.Marcos, de 9 años, hijo de Silvia Awad: Si Dios se hizo solo, ¿cómo pudo hacerse la espalda?Carlitos, de 40 años, hijo de María Scaglione: Mamá, ¿a qué edad me sacaste la teta? Mi psicóloga quiere saber.

¡Solo son para reflexionar y sonreír o llorar, de ser el caso!

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3. LLENANDO EL COFRE

“Educar no es llenar, sino encender” (Wagensberg, 2006: 111)

Para dar mayor visibilidad a las historias hemos querido dividirlas (a sabiendas de que cualquier clasificación puede resultar artificial y artificiosa) en bloques que comprendan lo que hemos decidido que sean: anécdotas, aprietos académicos y pruebas de fuego. Son nuestras joyas. En todo caso son momentos de vida escolar que han disfrutado y/o padecido estos aprendices de maestros, en los momentos críticos de su primer baño de realidad. Más allá de esta naturaleza diferenciada, lo que sí sabemos es que todas son piedras preciosas de vida escolar y extraescolar, algunas de las cuales han sido talladas por quienes se han sentido identificados con ellas.

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No es fácil, sin caer en un excesivo simplismo, describir qué pretendemos recoger como anécdotas. Entendemos, con Guérard, que son una “realidad viva y corriente”. (Sánchez Ávila, 2008:100) Son, en principio, hechos reales procedentes de alguna autobiografía que deseamos compartir. “Cosas” divertidas (a simple vista), curiosas (raras), llamativas (singulares), imprevistas (pasaron de pronto…), vertiginosas (suceden entre dos parpadeos),…, que acaecen, en nuestro caso, en ese caleidoscopio vivo que es la escuela y son vistas, y recolectadas, en un flash, por quien está alerta. Para gente ajena, lejana a la escuela, cosas sin importancia; ocurrencias que nos hacen sonreír; para gente de dentro de la escuela, cosas subjetivamente importantes, que si se hacen invisibles, no nos causan desasosiego. Lo único que tenemos claro es que, para nosotros, no son chistes, aunque alguien, irreflexivamente, cuando las vive, se quede solo en la risa. Son situaciones, acontecimientos, hechos, acciones que, por algún motivo, se fugan de lo esperado. Ocurrencias infantiles que se saltan la rutina, que superan lo normal, por la frescura y la sencillez con que pasan… y que, vistas con algo más de profundidad, descubren aristas reflexivas de enorme interés formativo directo para todos los miembros de la comunidad escolar donde acontecen, e indirecto, para la sociedad entera, porque te paralizan, no para no hacer nada, sino para reflexionar sobre cómo y por dónde seguir el camino. Afectan a profesores, padres, niños, administradores,… ¡AFECTAN A TODOS! No son simples curiosidades, entendidas como salidas fáciles, porque, más allá del chascarrillo, ofrecen una foto diferente de lo cotidiano. En ocasiones, han sido, para nuestros alumnos de Prácticas Escolares, encuentros interactivos de primera magnitud que llegan a calificar, en una primera mirada, de surrealistas. Han sido pellizcos de vida escolar, que como tales, a veces satisfacen y a veces duelen, pero es preciso que, en alguna ocasión, duelan para llegar a la plena satisfacción.

3.1. ANÉCDOTAS

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Quizá un ejemplo haga más visible el argumento:

“Una maestra le dice al grupo que dibuje en un folio cual es su comida favorita, ya que desea que los niños expresen sus gustos e intereses.Uno no dibuja ningún alimento; se dibuja a si mismo.Cuando su maestra le pregunta dónde está la comida, él le responde, muy acertadamente:- Está en la barriga, porque ya me la comí.Ante la insistencia de la maestra, finalmente dibuja unas “bolitas” en la zona de la barriga y afirma:- Son croquetas, es mi comida preferida.

Como dice Aguirre (1967: IX), la anécdota “presta un servicio de importancia a la llamada “gran historia”, ya que lo aparentemente trivial e intrascendente permite percibir lo fundamental y decisivo”, porque “no son residuos o cuerpos extraños, sino que ejercen funciones positi vas y tienen una eficacia histórica y un papel frecuentemente inseparable del de las verdades”. (Sánchez Ávila, 2008: 101). Para serlo, se le exige “algún detalle sin gular, atrayente, que individualice en su peculiaridad a su protagonista” (Fernán Gómez: 2000). Por eso, pueden ser usadas tanto para el puro divertimento, como para el proceso educativo, puesto que distraen a la par que enseñan, según la fórmula horaciana del docere delectare: «Una existencia, por insignificante que sea, es siempre una novela, y las novelas vividas distraen y sobre todo enseñan». (Nombela, 1976: 18). Pese a sus licencias, resultan elementos esenciales para entender una época y una sociedad. Son un documento histórico, (Le Goff, 1991), siempre y cuando se preserve su especificidad. Veamos algunos ejemplos narrados y/o ilustrados por el alumnado.

“Una niña ha metido un algodón en una fosa nasal.Tiene sangre. - Pero no es mía- dice. Es de Carlos1 (niño que está a su lado).Se saca fácilmente. Aprietas la fosa nasal y mandas al niño sonarse la nariz.Resulta que Carlos fue al pediatra y le pincharon.Ella cogió el algodón y ¡hala!Uno no solo debe aprender a enseñar”

1 Todos los nombres de los niños/as son ficticios.

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É a hora de Educación Plástica, os nenos e as nenas de 2ºA están a facer un debuxo, non se oe nin un chío na clase; están moi concentrandos debuxando e pintando.

Ola, chámome Belén, teño sete anos; os meus amigos chá-manse Uxía e Martín. Estamos a pintar un debuxo. Sabe-des, Martín debuxou unha bolboreta moi grande!

De súpeto: - Oh non!, non pode ser; acábame de romper a cera de cor vermella!

Texto e ilustraciones: Sonia Rego Freire(Traducción en el Anexo I)

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Tal foi o desgusto que tivo Belén, que chorou e chorou... Que facer para resolver o problema? Era un gran enigma a solución ó problema. Belén seguía a chorar e non sabía que facer.

(CLICK!) Teño unha idea! Xa sei como facer para conten-tar a Belén.

Montamos un auténtico equipo médico. Eu a doutora, os seus compañeiros os enfermeiros. Collemos o material clínico: tesoiras, cinta adhesiva e puxémonos mans á obra.

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Tras a operación, a cera vermella xa estaba como nova.

O sorriso de Belén logo apareceu nas súas fazulas. Estaba tan contenta por recuperar a súa cera vermella! - Que alegría, xa volvo a ter a miña cera vermella como antes!

Foi tal o éxito, que a lista de espera dos nosos pa-cientes casualmente aumentou de forma incontrola-ble. De súpeto, as ceras de toda a clases estaban partidas pola metade. Descubrimos que a vocación dos nenos e nenas de 2ºA era a medicina.

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Ilustraciones de Elena Pensado Paz para un texto de Sandra López Rodríguez

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Texto: (Traducción en el Anexo II)

Na hora seguinte os alumnos déronlle á mestra as autorizacións conforme os pais lles deixaban ir de excursión.Iríamos de visita á Piscifactoría de Pastoriza para coñecer como traballan e aprenderlles a pescar, e posteriormente á Lagoa de Cospeito. Como se pode comprobar, estas saídas están relacionadas cos animais. Os nenos que asisten ó centro están en contacto cos animais, pois practica-mente todos os teñen na casa e de feito, gústanlles moito. A miña titora foi entregalas un intre á dirección e eu quedei soa con eles. Ramón preguntoume: - Sandra, imos ir en barco? Eu díxenlle que non, que íamos en autobús ata alí e despois facíamos a visita andando pero el dubidaba e volveu dicirme: - Pero entón, cómo pescamos? Antón, de cuarto de Primaria, díxolle: - Ramón, unha piscifactoría é coma unha piscina, alí non colle un barco. A Ramón non lle gustou esa resposta; el nunca fora en barco e facíalle ilusión. Catuxa, a alumna de quinto, explicounos que xa fora e contounos como era. Só estes dous sabían o que era unha piscifactoría e incluso algúns nunca viran unha troita.

Texto e imagen: M

aría Luaces(Traducción en el A

nexo III)

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Á media mañá, nun colexio rural con un número total de 100 alumnos, dan o aviso de que se dará naquela xornada unha charla. Os alumnos non saben de que será a charla pero viron un coche na entrada co rótulo de LUGO2. Irán por grupos. Asisten neste caso os nenos de terceiro e cuarto de primaria e varios mestres e eu como estudante en prácticas. Os nenos van a unha aula que ten as mesas colocadas en U. Séntanse e escoitan ao recén chegado. É un home de aproximadamente uns 35 anos. Prende o canón e comeza coa exposición dunha conferencia sobre ecoloxismo. Fala breve-mente da capa de ozono, dos gases emitidos, da calor que rodea a terra, os efectos,… Mentres os nenos obsérvano pasivamente sen moverse nin dicir nada. A charla vai con présa porque parece que se lle está comendo o tempo ao recreo. O conferenciante apura bastante e fai algunha pregunta ao aire das cales non espera resposta. Os nenos ven que feita a pregunta e non esperado o tempo necesario para contestar (por pouco que sexa) nin recibido miradas do conferenciante que pro-movan a resposta,.. entenden que non teñen que contestar, que xa o vai facer el. Así é. O rapaz diríxese a eles dicindo: “Verdade que cando temos moito frío acendemos a calefacción decontado?”. Ante o brevísimo silencio que fixo antes de seguir coa confer-encia, escoito ante min, dicir en voz moi baixa entre dous alumnos: “Eu non fago iso, eu acendo o lume”.

Texto e imagen: M

aría Luaces(Traducción en el A

nexo III)

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Pero as diferenzas entre os nenos do rural e este conferenciante que non comparte este medio foi bastante marcada porque se volveu a repetir unha situación semellante á anterior. “Verdade, que cando nos sobra comida tira-mos todo ao lixo sen mirar a cor do recipiente, ou tiramos o aceite fritido onde non é,…?” Ante isto, outro neno agacha a cabeza por detrás do compañeiro e comenta: “Mira, eu,… doulle todo ó can ou ós cochos”. Tamén comentou que se “deixaba moitas veces a wii ou a videoconsola enchufada e iso gastaba enerxía”.

Ilustración: María Couso Carreira

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¿Quién no se ha quedado delante de un auditorio, en una clase, alguna vez lívido ante una situación tan inesperada que le haya inmovilizado? ¿Quién no ha metido la pata hasta extremos vergonzantes en alguna ocasión? ¿Quién no la sigue metiendo, sosteniendo un error porque soy el profe? Esos son los aprietos a los que nos referimos, porque se nos encoge el estómago de forma que no nos entraría nada en él. Hasta el cerebro parece desconfigurarse. Nos paraliza, esta vez sí, para no hacer nada. Nos bloquea. Las primeras veces nos hace incluso sonrojarnos. Nos ahoga. Sudamos. No llegamos a entenderlo, a interpretarlo. Nos deja fuera de juego, al menos por un tiempo. Son espasmos de sofoco que no podemos controlar, sobre todo al principio, cuando, como noveles, no tenemos herramientas ni experiencia personal y profesional, para salir del paso. En muchas ocasiones son aspectos académicos que, debido a nuestra formación lineal, han variado de senda y van por veredas que nosotros todavía no hemos explorado, por falta de tiempo, de experiencia o por miedo. Discurren por donde les apetece sin que seamos capaces de controlar el destino. Aquí queremos destacar el ámbito académico. Aunque de todas formas no podremos evitar percibir otros aromas colaterales. Eso, en ese instante, nos convierte en inútiles momentáneos. Suelen tener que ver con contenidos especialmente relevantes y que la ciencia no ha sido demasiado capaz de explicar. Por ejemplo, lo relacionado, a veces directamente, pero también indirectamente con la sexualidad, la religión, los valores,… Lo que es discutible, controvertido. Lo que no está determinado por el dogma momentáneo de las convenciones científicas y que es, en gran medida, el contenido de la educación; lo otro, lo determinado, lo estable, lo establecido, es mucho más fácil, porque es solo dictado y nosotros somos los dictadores. No son solo, pues, las academias las que se desvían y nos desvían. Hay desvíos sociales, atajos humanos que nos descolocan y nos obligan a frenar y/o a improvisar

3.2. APRIETOS ACADÉMICOS

Ilustración: María Couso Carreira

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los pasos, una vez recuperada la calma y el sosiego. ¡Cuándo somos capaces de hacerlo! Aparecen los primeros sudores, que es necesario secar para obtener un desarrollo personal y profesional adecuado, porque es preferible ponerse una vez colorado que cien amarillo.

Tal vez este ejemplo sea más plástico (Carcedo, 2009):

La clase de religión católica iba por el camino recto. La explicación de cómo Noé salvo al mundo del diluvio universal estaba quedando redonda.¡El apoyo técnico del power point estaba resultando maravillosamente motivador!Todo sobre ruedas hasta que José, 6 años, con un tiburón de plástico en la mano derecha, los ojos clavados en él, levantó la mano izquierda y preguntó:- ¿Por qué Noé metió los peces en la barca? ¿Los quería pescar?

Y tanto o más ilustrativos pueden ser los de nuestros alumnos en formación.

Niños y niñas delante del ordenador, deben hacer las actividades que vienen en la página web de la Unión Europea. Ahí llegó mi primer aprieto académico. Estaba viendo cómo Carmen jugaba a una especie de trivial, cuando salió una pregunta a la que la niña no sabía la respuesta, así que me preguntó a mí:

- ¿Para que sirve la OTAN? Busqué y rebusqué información en mi cerebro, y me acordé de todos los telediarios en los que salía la OTAN.¡Qué triste! Hasta mi hermano pequeño sabría la respuesta.Al final le tuve que contestar lo evidente, que no lo sabía, y me contestó:

- No te preocupes, seguro que nadie en el Mundo lo sabe.- Gracias. Me reconforta saber que no me consideras una ignorante, aunque

cualquiera lo pensaría en tu lugar.

¡Hoy me llevé un sofoco…! Estaba explicando las conjugaciones de los verbos (la profesora se había marchado a hacer algunas tareas pendientes de la jefatura de estudios) y no se me ocurre mejor idea, para romper un poco con la rutina, que proponer un juego. Se trataba de pensar verbos de la primera, segunda y tercera conjugación, que no fueran los de siempre: comer, cantar, bailar, leer, beber, tener, escribir, vivir, reír… Estábamos con los de la primera conjugación, yo insistiéndoles en que pensaran verbos menos cotidianos, y de tanto insistir me llevé mi escarmiento. Verbo de la primera conjugación: masturbar. Creo que en aquellos momentos me puse de todos los colores. No sabía qué hacer. Finalmente opté por hacerme la sueca, mientras a lo lejos escuchaba:- ¡Masturbar vale que acaba en -ar¡¡Qué incomodidad!

También contamos con ejemplos ilustrados:

Texto e Ilustraciones: María C

respo Vázquez(Traducción en el A

nexo IV)

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Texto e Ilustraciones: María C

respo Vázquez(Traducción en el A

nexo IV)

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3.3. PRUEBAS DE FUEGO

¿Recuerdas lo que viviste el primer día que te encontraste solo ante el peligro? ¿Cuándo un niño se convirtió, de pronto, en un mar de lágrimas? ¿Qué notaste cuando una madre te quiso asesinar con la mirada? ¿Cuándo alguien aparcó a su hijo bajo tu responsabilidad con 38 de fiebre? ¿Qué ocurrió cuando te diste cuenta de que algo que venías haciendo desde siempre de pronto reapareció como algo indeseable? Son estas situaciones primerizas (no solo de noveles) las que entendemos como pruebas de fuego, aquellas que te originan algún tipo de desequilibrio. Una prueba de fuego se entiende, desde la antigüedad, como un paso decisivo en cualquier actividad con la que se pretende revalidar la capacidad de una persona o la validez de un proyecto, siempre que salga adelante o el proyecto tenga continuidad. Era el diagnóstico de la verdad, la demostración del valor. Si se superaba, se accedía al escalón vital siguiente. A menudo son situaciones difíciles, cargadas de emotividad, que, si bien tienen consecuencias académicas suelen tener un origen ajeno a la Academia. Es una patata caliente que nos abrasa, ya dentro de la boca y no podemos escupirla sin provocar un escándalo mayor. Algo que no habríamos imaginado vivir y que nos obliga a tomar decisiones inmediatas. Momentos, incluso, que nos han cambiado la forma de ver la vida, la profesión e incluso aspectos de nuestro propio “yo” de una forma radical. Son momentos críticos de aprendizaje, pero no para mejorar aspectos metodológicos, sino para mejorar relaciones esenciales con cada persona. Vienen a ser la respuesta a preguntas que van más allá de los libros, de los textos, de las ciencias y que provienen de los contextos en que se interpretan esos textos. Nos hacen entender, al menos en parte, porque no se comprenden los textos y por eso no se pueden aplicar a los contextos, ni físicos ni humanos. Quizá un ejemplo real vivido, de soslayo, en primera persona lo haga todo más explícito.

Vigilancia compartida del recreo de una tutora y una alumna de Prácticas.Charla informal (¡qué suerte, que buen tiempo tenemos!) mezclada con rutina de jolgorio y caos organizado.De pronto, bajo el tobogán del patio de infantil, gran tumulto y gran algarabía.Paso ligero y separación de los agolpados.En el fondo de todo, un niño llora y sangra por la ceja izquierda.La tutora observa, mira, evalúa y por fin dice: ¡No importa, no es mío!

Ilustración: Alba Rodríguez García

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Estas “pruebas de fuego” han sido vividas por nuestro alumnado:

Un día cualquiera, en el aula de tres años, a primera hora de la mañana, estamos todos los niños, la tutora y yo, sentados en un corro. Entonces la tutora plantea, como tantas otras veces, la siguiente pregunta:- ¿Qué hicisteis ayer por la tarde?Así, uno a uno, todos van respondiendo.Al llegar a Victoria ésta dice:- Yo estuve con mamá y papá en el parque.Inmediatamente su hermana, que estaba en el aula de tres años porque su clase de cuatro había salido de viaje y a ella no la habían apuntado, dijo de forma muy viva:- ¡Mentira, papá está preso!- y empezó a reírse por la ocurrencia de su hermana pequeña.Ante esta aclaración la maestra y yo no supimos cómo reaccionar. Después de un momento un poco tenso, la profesora le dijo a otro niño que nos contase lo que había hecho la tarde anterior para cambiar drásticamente de tema.

Ilustraciones y textoLucía Fernández García

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Última hora de la mañana.Los padres ya estaban esperando a que los pequeños salieran.Éstos estaban portándose muy mal, por lo que, la profesora y yo, decidimos castigarlos y no dejarlos salir hasta que callaran y dejaran de alborotar.A las dos y diez, cuando todos los chicos se calmaron, decidimos dejarlos salir.Al abrir la puerta, algunos padres protestaron y nos dijeron:- Si queréis castigar, que sea en otra hora.Pero, lo peor pasó a la mañana siguiente. Una de las madres se metió en clase y le gritó a la profesora:- ¡Cómo vuelvas a hacer esto a mi hijo, te denuncio!- y se marchó dando un portazo.Tanto los niños, como la profesora, como yo quedamos totalmente paralizados y con la boca abierta, sin saber ni qué hacer, ni qué decir.

A continuación otra historia ilustrada:

O muiño de vento

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Autora: Alba Rodríguez García(Traducción en el Anexo IV)

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Cada una de estas piedras preciosas, con colores y texturas diferentes, se convierten en piezas singulares, forman parte de un todo indisociable sin posibilidad de volver a su origen aislado, porque ya ocurrieron, nos sorprendieron, nos dejaron paralizados sin saber muchas veces cómo reaccionar.

Una niña de infantil estaba siempre llorando porque quería que viniera a buscarla su mamá.Un día en el recreo me acerqué a ella y le dije que su mamá vendría a buscarla muy pronto, pero solo si dejaba de llorar.Me contestó: - Bueno, entonces no lloro más; ya lloraré en casa.

4. UN PAR DE JOYAS, COMO MUESTRAA

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Ilustración: María Sordo

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Son solo preguntas, que se le ocurren al orfebre para que ese colgante luzca en todo su esplendor. Nos sugieren, a la vez, pensar en: - la complejidad de la visión que se encierra en ese maravilloso cuento de 52 palabras; - la inmensidad sentida en ese instante único de autobiografía irreflexiva; - la viva manifestación del sentimiento de abandono; y - la carga de profundidad de una solución socio-familiar, con que se cierra el círculo. ¡Qué cantidad de vida en un frasco tan pequeño, para conocer y para ayudar! ¿Sería razonable ignorarla? Nosotros no podemos evitar hacernos algunas preguntas, desde la posición de maestros, para iniciar un necesario mini-proyecto educativo:

- Llora: ¿Qué habrá pasado? ¿Por qué? ¿Qué hago? ¿La consuelo? ¿La cojo en brazos? Si lo hago, ¿qué harán los demás? ¿Y si todos se ponen a llorar? ¿Espero que le pase?

- Quiere a su mamá: ¿Quién es? ¡No me acuerdo quién es! ¡Qué vergüenza! Cuando venga a recogerla, ¿se lo digo? ¿Me lo callo?

- Llorará en casa: ¡Qué dice! ¡Dios mío! ¡Qué sorpresa! ¿Sabrá lo que está diciendo?

Quizá esta otra podría ser tallada por quien está leyendo:

Una niña de 5 años “pide sentarse un ratito en el rincón de pensar para estar sola y llorar. Sus padres están separados y su madre está esperando un hijo de su actual pareja.”

Ilustración: Rocío Rivas Campo

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“… nada ocurre como estaba previsto, es lo único que nos enseña el futuro al convertirse en pasado” (Pennac, 2009:47)

Teníamos la materia prima más valiosa que podíamos ser capaces de conseguir. Cada parcela, en su campo había descubierto una colección importante. Incluso aunque el buscador no lo hubiese mimado demasiado, ni lo atendiese con diligencia, ni lo hubiese trabajado con dedicación, en medio de cualquier camino, detrás de un guijarro pateado distraídamente, refulge una alhaja en potencia.

Nosotros no solo tenemos buscadores jóvenes y animosos que atienden bien su ribera, sino que, con enorme generosidad, nos permiten componer un muestrario completo que llevamos a nuestro taller. Tallamos cada piedra preciosa y la exponemos en nuestro escaparate en las mejores condiciones para ponerlas a disposición de los demás. Así fue el principio y cada pellizco de realidad era sacado de la vitrina para mostrarlo en nuestras clases de Sociología de la Educación y Didáctica. Nos sentíamos bien abriéndola a las visitas interesadas. Durante un tiempo nos satisfizo ver el clima de la clase cuando les contábamos, por ejemplo que:

“Durante los juegos y actividades de expresión, empiezan a plantearse problemas relacionados con la sexualidad y las costumbres como el matrimonio y si vienen los niños antes o después de la boda.En este caso, me ocurrió una anécdota con Laura, ya que en un dibujo aparecía una boda y ella me preguntó dónde estaba el niño, yo le dije, inocente de mí, que los niños venían después, a lo que ella me contestó que no, ya que su hermano fue a la boda de sus padres.Yo me quedé sin saber qué decir, luego reaccioné y le dije que los niños venían antes o después, aunque a ella esta respuesta no le convenció del todo. Luego empezaron a hablar entre ellos, pero no me preguntaron a mí”

Fueron tiempos en los que, casi para cada tópico, disponíamos de una joya real que ejemplificaba cómo queríamos que brillase el ambiente. ¡Eran todas piezas de autor que se lucían con galanura! Sin embargo, poco a poco nos fuimos dando cuenta de que era preciso ampliar el muestrario, porque, además de disponer de un muestrario ambulante, también era necesario tener escaparates fijos con luces de neón que enaltezcan, aún más, sus valores. ¡Nuestro equipo inicial de orfebres no podía abarcar ese trabajo! Fue entonces, cuando pensamos en ampliar el taller en el que participasen quienes, desde la posición de aprendices, se preparan para diseñar sus propias alhajas. El inicio del compromiso con orfebres especializados de Expresión Plástica, expertos joyeros de lo visual, tuvo exquisitas consecuencias.

5. NUESTRO MUESTRARIO

Ilustración: Rocío Rivas Campo

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Planificamos constituir un grupo en Magisterio para llevar a cabo un proyecto de innovación docente que elaboraría material pedagógico para todos aquellas personas interesadas en el mundo de la escuela y la educación en general.

No fue difícil ponernos de acuerdo a nivel de funcionamiento de grupo ni en lo que queríamos hacer y cómo, ya que encajaba en los contenidos y objetivos de nuestras materias.

Le pedimos a los alumnos que elaborasen una muestra gráfica que describiese alguna de las historias o que ellos mismos redactasen e ilustrasen alguna de sus vivencias escolares.

¿Qué hacer con todo ello?

Aparte de servir de elemento de trabajo y por tanto de evaluación en las materias respectivas, el final tendría que ver con exponerlas ante los demás a través del procedimiento que considerásemos más multiplicable.

El objetivo final sería crear un material docente que sirviese para ampliar el muestrario y completar el escaparate que estábamos componiendo.

Todo estaba a punto: el taller acondicionado; los orfebres preparados; las materias primas recogidas y los aprendices dispuestos a hacer.

La riqueza en la combinación de las técnicas, estilos y materiales (acuarelas, tintas, ceras…) ofrecían una muestra amplísima e incomparable. El trabajo previo fue intenso; el repaso por las técnicas de posible uso, exhaustivo; la apertura de miras de las posibilidades a desarrollar, completa. ¡Les mostramos una gran cantidad de posibilidades que les permitiesen elegir y nos devolvieron otra gran cantidad de productos interesantes!

Nuestra percepción del proceso es que les ha servido para ganar confianza en sí mismos (perder el miedo a crear) y descubrir y valorar sus potencialidades.

La ilustración de sus vivencias se llevó a cabo con alumnos de las materias de “A Cor” y “Desenvolvemento da Expresión Plástica”. La actitud del alumnado frente a estas materias suele estar condicionada por una educación previa marcada por los estereotipos, resultado de una metodología de fichas todavía muy presente en la escuela que obvia o niega otras expresiones más personales. Como resultado, el alumnado se siente muy inseguro ante sus propias creaciones porque nunca se valoraron otros aspectos como la expresividad, el color, el trazo personal, etc., en definitiva, la búsqueda y respeto de su propio estilo.

Teniendo esto en cuenta, en una primera fase, ya en las clases ordinarias, se seleccionaron imágenes muy variadas de artistas e ilustradores con la finalidad de:

· Mostrar y conocer la diversidad de técnicas, materiales y estilos con los que es posible expresarse visualmente, al margen del modelo realista marcado por la convención.

· Trabajar la autoconfianza en sus propias capacidades y perder el “miedo” a expresarse visualmente. Problemas que vienen determinados, en gran medida, por una educación artística previa que impone modelos “correctos” de representación

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frente a otras manifestaciones personales y diferentes que son vistas como “defectuosas”.

· Desvincularse de los estereotipos e imágenes prediseñadas de los que el alumnado se apropia para expresarse visualmente y fomentar la construcción de un imaginario personal que sea significativo para quien lo hace.

Cada alumno inicia la realización gráfica de algún personaje de la historia. El objetivo es que comience a familiarizarse en el uso de técnicas y materiales e incidir en la idea de proceso. Se propone realizar el personaje elaborando una serie de bocetos con técnicas diferentes (lápices de colores, ceras, collage, tintas, rotuladores…) o mezclando varias técnicas, para valorar las diferentes posibilidades expresivas de cada medio.

Una vez que los estudiantes empiezan a generar sus propias creaciones se comparten en la clase, expuestas en la pared a modo de mural o sobre una mesa, para que, todos juntos, conozcan cuáles son las técnicas utilizadas y poder explorar o elaborar otras diferentes. La puesta en común es muy importante ya que es una fuente de aprendizaje a partir de la observación de la diversidad de propuestas y estilos y, al mismo tiempo, al mostrar sus trabajos en grupo se comparten y valoran otras cuestiones (expresividad, color, evolución, …) intrínsecas al propio proceso. Se incide también en la idea de proceso como descubrimiento a partir de la experimentación y se mejora la confianza en sus posibilidades, afianzando su autoestima.

En el último tramo del proceso los estudiantes realizan una primera escena de la historia, seleccionando una técnica o combinando varias. En este paso también es importante que se exponga al resto de los compañeros para compartir dudas y logros, como la planificación de los elementos de la escena, la relación de los personajes con el fondo, o la ubicación de los textos bien sea en formato cómic, cuento, narración ilustrada, etc. Una vez realizada la primera escena, los alumnos continúan con el desarrollo de la historia hasta completarla, donde ya confluyen de forma personal la técnica, el estilo y la propia narración.

A continuación se muestran ejemplos de bocetos de un personaje de una de las historias elaborados con técnicas diferentes

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Autora: María José Andón

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6. LA EXPOSICIÓN

“Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores” (Bucay, 2002: 14)

Y llegó la primera exposición. Nos arremolinamos alrededor de la gran mesa del taller al inicio del verano y vimos la cantidad de posibilidades que nos habían preparado. La oferta era enorme y nos dimos un festín visual. Había todo tipo de producciones, a cada cual más llamativa. Eran tantas las producciones, las ideas creadas, tantas las variedades integradas, que cada joya vista, era de por sí, no ya distinta de la anterior, simplemente, cada una era un broche único e incomparable. Pero no queremos que esto sea una exposición estable, aunque es el momento de la reflexión sosegada y del repensar, desde la satisfacción. Nuestra intención es abrirla a una multiplicidad de posibilidades de acción verdaderamente educativas, siempre que cumplamos tres condiciones:

- Que estén dentro de los cauces científicos convencionales en los que hemos de vivir en este momento, sabiendo que dichas convecciones son temporales;

- Que surjan desde la diversidad y diferencia de estilos gráficos que las conviertan en únicas representaciones de lo que pretenden mostrar; y

- Que vengan exentas de dogmas, moralinas o moralejas, que impidan dar explicaciones simples a lo que se nos muestra como complejo.

Preferimos los peligros del campo abierto a la seguridad de la habitación clausurada. Y es que, como afirma Bunge (2003): “No es lo mismo estar plantado en una maceta que en un bosque” (73). Este espacio que pretendemos abrir, “… está cargado de interrogantes”. Nosotros nos daríamos por satisfechos “si después de su lectura, alguien comienza a preguntarse muchas cosas o agranda y multiplica sus dudas y sus inquietudes. ¿Qué diablos será esto que los libros, las autoridades y los pedagogos llaman educación?” (Santos Guerra,1982:9) En definitiva, el proyecto que presentamos pretende decir cosas sobre la educación, sobre la escuela, sobre los niños y lo hace con textos breves y muchos dibujos. Y también tiene otra pretensión, que no creemos que sea utópica, que llegado un tiempo determinado no se sepa de quien es, porque seremos tantos los que habremos contribuido a su crecimiento que será de TODOS Y PARA TODOS EN TODO MOMENTO. A quien le interese conocer más historias, tenemos el escaparate a vuestra entera disposición en la página web www.escuela-accion.com

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Bibliografía.-

- Aguirre Prado, L.(1967): Prólogo y selección, Antología de anécdotas, Barcelona, Labor, p. IX.- Aramburu, F. (2012): ¿Qué es la belleza? El País (31/03). Babalia. (p.2)- Bucay, J (2002): Déjame que te cuente. RBA Editores. Barcelona.- Bucay, J. (2004): Cuentos para pensar. Madrid. Circulo de Lectores.- Bunge, M. (2003): Cápsulas. Gedisa. Barcelona.- Carcedo, D. (2009): El niño que no iba a misa. Temas de Hoy. Madrid.- Fernán-Gómez, Fernando (2000), ¡Aquí sale hasta el apuntador! Las anécdotas del teatro, Barcelona, Planeta.- Galeano. E. (2004): Bocas del Tiempo. Siglo XXI. Madrid.- Le Goff, J. (1991): Pensar la historia. Modernidad, presente, progreso, Barcelona, Paidós.- McCormick Calkins, L. (1992). Didáctica de la escritura. Aique. Buenos Aires.- Mialaret, G. (2004): Innovación y educación. Ponencia a la reunión de la Cátedra para la Transdisciplinariedad de la Universidad de Valladolid.- Morin; E. (1999): Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO. Santillana. París.- Nombela, Julio (1976), Impresiones y recuerdos. Madrid, Tebas.- Pennac, D. (2009): Mal de escuela. Mondadori. Barcelona.- Poncet, M. y González, R. (2010): Innovar no admite el imperativo. Profesorado. Revista de Curriculum y Formación del Profesorado Vol.14.nº 1.- Sánchez Ávila, C. (2008): La pervivencia del actor a través de las anécdotas teatrales. El caso de Isidoro Máiquez. Stichomythia 7 (98 a 114)- Santos Guerra, M. Á. (1982): Yo te educo, tú me educas. Zero Zyx. Madrid- Savater, F. (1997): El valor de educar. Ariel. Barcelona.- Wagensberg, J. (1998): Ideas para la imaginación impura. 53 reflexiones en su propia sustancia. Metatemas. Tusquets. Barcelona. - Wagensberg, J. (2006): A más cómo, menos por qué. Tusquets. Barcelona.

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ANEXO I

MEMORIAS DE UNA MAESTRA EN APUROS

Texto e ilustraciones. Sonia Rego Freire

Es la hora de Educación Plástica, los niños y las niñas de 2º A están haciendo un dibujo, no se oye nada en clase; están muy concentrados dibujando y pintando

Hola, me llamo Belén, tengo siete años; mis amigos se llaman Uxia y Martín. Estamos pintando un dibujo. ¡Sabéis, Martín dibujó una mariposa muy grande! (Aquí dibujé una mariposa con cuatro trazos que la definen)

De pronto: - ¡Oh, no!, no puede ser; se me acaba de romper la cera de color rojo

Fue tal el disgusto que tuvo Belén que lloro y lloro…

¿Qué hacer para resolver el problema? Era un gran enigma la solución al problema. Belén seguía llorando y no sabía que hacer.

¡CLICK! ¡Tengo una idea! Ya sé como hacer para contentar a Belén.

Montamos un auténtico equipo médico. Yo la doctora, sus compañeros los enfermeros. ¡Cogimos el material clínico: tijeras, cinta adhesiva y nos pusimos manos a la obra.

Tras la operación, la cera roja estaba como nueva

La sonrisa de Belén apareció en sus labios. ¡Estaba tan contenta por recuperar su cera roja! - ¡Qué alegría, vuelvo a tener mi cera roja como antes!

Fue tal el éxito, que la lista de espera de nuestros pacientes, casualmente, aumentó de forma incontrolable. De pronto, las ceras de toda la clase estaban partidas por la mitad. Descubrimos que la vocación de los niños y niñas de 2º A era la medicina.

ANEXO II Texto: Sandra López Rodríguez Ilustraciones: Elena Pensado Paz En la hora siguiente los alumnos le dieron a la maestra las autorizaciones conforme los padres les dejaban ir de excursión. Iríamos de visita a la Piscifactoría de Pastoriza para conocer como trabajan y enseñarles a pescar, y posteriormente a la Laguna de Cospeito. Como se puede comprobar, estas salidas están relacionadas con los animales. Los niños que asisten al centro están en contacto con los animales, pues prácticamente todos los tienen en casa y de hecho, les gustan mucho. Mi tutora fue a entregarlas un momento a la dirección y yo quedé sola con ellos. Ramón me preguntó: - Sandra, vamos a ir en barco? Yo le dije que no, que íbamos en autobús hasta allí y después hacíamos la visita andando pero él dudaba y volvió a decirme: - ¿Pero entonces, cómo pescamos? Antón, de cuarto de Primaria, le dijo: - Ramón, una piscifactoría es como una piscina, allí no coge un barco. A Ramón no le gustó esa respuesta; él nunca había ido en barco y le hacía ilusión. Catuxa, la alumna de quinto, los explicó que ya había ido y nos contó cómo era. Los padres de Catuxa no se dedican a la agricultura ni a la ganadería, al igual que los de Antón y por lo tanto tienen más tiempo para viajar con sus hijos. Solo estos dos sabían lo que era una piscifactoría e incluso algunos nunca habían visto una trucha.

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ANEXO III LAS DIFERENCIAS ENTRE RURAL Y URBANO

Texto e imágenes de María Luaces A media mañana, en un colegio rural con un número total de 100 alumnos, dan el aviso de que se dará ese día una charla. Los alumnos no saben de qué será la charla, pero vieron un coche en la entrada con un rótulo de LUGO2. Irán por grupos. Asisten en este, caso los niños de tercero y cuarto de primaria y varios maestros y yo como estudiante en prácticas. Los niños van a un aula que tiene las mesas colocadas en U. se sientan y escuchan al recién llegado. Es un hombre de, aproximadamente, unos 35 años. Enciende el cañón y comienza con la exposición de una conferencia sobre ecologismo. Habla brevemente de la capa de ozono, de los gases emitidos, del calor que rodea a la tierra, de los efectos,… Mientras los niños lo observan pasivamente, sin moverse, ni decir nada. La charla va con prisa porque parece que se le está comiendo el tiempo al recreo. El conferenciante apura bastante y hace alguna pregunta al aire, de las que no espera respuesta. Los niños ven que, hecha la pregunta y no esperando el tiempo necesario para contestar (por poco que sea) ni recibido miradas del conferenciante que promuevan la respuesta,…entienden que non tienen que contestar, que ya lo hace él. Así es. El chico se dirige a ellos diciendo: “¿Verdad que cuando tenemos mucho frío encendemos la a calefacción enseguida?”. Ante el brevísimo silencio que hizo antes de seguir con la conferencia, escucho delante de mí, decir en voz muy baja entre dos alumnos: “Yo no hago eso, yo enciendo la lumbre”. Pero las diferencias entre los niños del medio rural y este conferenciante que no lo comparte fue bastante marcada, porque se volvió a repetir una situación semejante: “¿Verdad, que cuando nos sobra comida tiramos todo a la basura sin mirar el color del recipiente, o tiramos el aceite de freír donde non es,…?” Ante esto, otro niño agacha la cabeza por detrás del compañero y comenta: “Mira, yo,… le doy todo al perro o a los cerdos”. También les comentó que él se “dejaba muchas veces la WII o La videoconsola enchufada y eso gastaba energía”. Es muy probable que más de la mitad de los niños que se encontraban en la sala no tuvieran este tipo de juego, porque en muchos casos, non las quieren, tienen mucho más que explorar cada día, mucho por donde correr y pasarlo bien.

ANEXO IV Este soy yo. Me llamo Brais

Helena. Luis e Icía son amigos míos. Vamos en la misma clase: en 1º B

Hoy en la clase de Música, tocamos… …cantamos… … y bailamos. Pero yo me sentía como un pez.

Entonces, me quité el pantalón. ¡Qué bien bailaba!

Al verme, mis amigos hicieron lo mismo Pero, al maestro no le gustó la idea. Se puso rojo y chilló muchísimo.

Por suerte, enseguida volvimos con la tutora. Ella no chilló, aunque el maestro de Música le pidió que nos castigase. “Si os caen los pantalones tenéis que comprar unos tirantes”

La maestra estaba de broma, pero yo no quito el pantalón nunca más. Prefiero bailar peor, antes de que me chillen tanto

Texto e ilustraciones de María Crespo Vázquez.

ANEXO V Había una vez un niño llamado Lorenzo. Un día Lorenzo me enseñó un dibujo muy bonito de un molino de viento. Lorenzo y sus compañeros empezaron a discutir. Incluso tuve que tranquilizarlos. Después les expliqué que lo importante era que a cada uno le gustase su dibujo. Contento, volvió a su sitio. Pero sus compañeros empezaron a mofarse de su dibujo… … porque no era el típico molino blanco con aspas de madera. Pero, Lorenzo ya estaba triste. Tiró su molino y comenzó a dibujar uno blanco y con las aspas de madera. Autora Alba Rodríguez García

ANEXO III LAS DIFERENCIAS ENTRE RURAL Y URBANO

Texto e imágenes de María Luaces A media mañana, en un colegio rural con un número total de 100 alumnos, dan el aviso de que se dará ese día una charla. Los alumnos no saben de qué será la charla, pero vieron un coche en la entrada con un rótulo de LUGO2. Irán por grupos. Asisten en este, caso los niños de tercero y cuarto de primaria y varios maestros y yo como estudiante en prácticas. Los niños van a un aula que tiene las mesas colocadas en U. se sientan y escuchan al recién llegado. Es un hombre de, aproximadamente, unos 35 años. Enciende el cañón y comienza con la exposición de una conferencia sobre ecologismo. Habla brevemente de la capa de ozono, de los gases emitidos, del calor que rodea a la tierra, de los efectos,… Mientras los niños lo observan pasivamente, sin moverse, ni decir nada. La charla va con prisa porque parece que se le está comiendo el tiempo al recreo. El conferenciante apura bastante y hace alguna pregunta al aire, de las que no espera respuesta. Los niños ven que, hecha la pregunta y no esperando el tiempo necesario para contestar (por poco que sea) ni recibido miradas del conferenciante que promuevan la respuesta,…entienden que non tienen que contestar, que ya lo hace él. Así es. El chico se dirige a ellos diciendo: “¿Verdad que cuando tenemos mucho frío encendemos la a calefacción enseguida?”. Ante el brevísimo silencio que hizo antes de seguir con la conferencia, escucho delante de mí, decir en voz muy baja entre dos alumnos: “Yo no hago eso, yo enciendo la lumbre”. Pero las diferencias entre los niños del medio rural y este conferenciante que no lo comparte fue bastante marcada, porque se volvió a repetir una situación semejante: “¿Verdad, que cuando nos sobra comida tiramos todo a la basura sin mirar el color del recipiente, o tiramos el aceite de freír donde non es,…?” Ante esto, otro niño agacha la cabeza por detrás del compañero y comenta: “Mira, yo,… le doy todo al perro o a los cerdos”. También les comentó que él se “dejaba muchas veces la WII o La videoconsola enchufada y eso gastaba energía”. Es muy probable que más de la mitad de los niños que se encontraban en la sala no tuvieran este tipo de juego, porque en muchos casos, non las quieren, tienen mucho más que explorar cada día, mucho por donde correr y pasarlo bien.