Pena de Muerte

414
EIías Neuman LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS PENALES """"'''' "G " '?db:1' 2004

description

pena de muerte

Transcript of Pena de Muerte

EIas NeumanLA PENA DE MUERTE EN TIEMPOSDEL NEOLIBERALISMOINSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS PENALES""""'''' "G " '?db:1'2004DIRECTORIORafael Macedo de la ConchaProcurador General de la Repblica y Presidentede la H. Junta de Gobierno delINACJPEAlejandro Ramos FloresSubprocurador Jurdico y de Asuntos InternacionalesySecretario Tcnico de laH. Junta de Gobierno delINACIPEGerardo LaveagaDirector General delINACJPEMercedes Pelez FerruscaSecretariaGeneral Acadmica delINACIPElvaro Vizcaino ZamoraSecretarioGeneral de Profesionalizacin y ExtensindelINACIPERafael Ruiz MenaDirector de Publicaciones delINACIPEJOSE SAEZ CAPEL,INDICEPRLOGO 15CAPTULO!ACTUALIDAD DE LA VENGANZA TALIONAL1. LAPASINVENGATIVADELREPRESOR 352. MANIPULACiN DEL MIEDO E IDENTIFICACiNCONELREPRESOR. 393. EL TORMENTO LEGISLADOY EL DERECHO DEMATAR(434. DISCRIMINACiNySELECTIVIDAD DE LOS QUEVAN AMORIR. 455. IMPUNIDAD y PENACAPITAL 466. DERECHOS HUMANOS yCALIDAD JURDICA DE"PERSONA" 497. LA MUERTE A SECAS: LA QUE INFLIGE ELDELINCUENTE YLAQUE APLICAELESTADO 518. BREVEDISQUISICiNSOBREVIVIR Y EXISTIR 529. LoQUEESELHOMBRE, ESOESLAHUMANIDAD 53lO. LosMINUSVLIDOSPARALAVIDA 5511. EL RESPETO A LA VIDAHUMANA 57CAPTULO 11RESEAHISTRICA12. ADOPCiN DE LAPENA DE MUERTE EN LAANTIGEDAD13. ENELVIEJOTESTAMENTO.14. ELDERECHOROMANO.6365686ELAS NEUMAN15. ELDERECHOGERlv!NICO . 7016. ALFONSOELSABIO y LASPARTIDAS 7217. EL TORMENTOINFLIGIDO A TPAC-AMARU 7418. Los AHORCAMIENTOS SIMULTNEOS ENGUANAJUATO . . 7719. RECEPCIN DE LA IGLESIA CATLICA. LASEJECUCIONESDURANTELAINQUISICIN 7820. EL NUEVO CATECISMO Y LAAMBIGEDAD DELADOCTRINA ECLESIAL . 8221. JUAN PABLO11 Y LA ENCCLICA EVANGELIUMVITAE 8622. LosPRIMEROSPASOSHACIALA ABOLICiN . 89CAPTULO IIIDISPUTA ENTRE MORTALISTAS yABOLICIONISTAS23. SENTIDO ACTUAL DE UNA ANTIGUAPOLMICA 9524. ARGUMENTOS FAVORABLES A LAPENA DE MUERTE 97A) VISIN DEL CASTIGOCOMOUN FIN 97B) RAZONES DESEGURIDAD COLECTIVA 98C) RESTAURAR LA SEGURIDAD SOCIALELIMINANDO A QUIENESLAPONENENPELIGRO 99D) DISUADIR MEDIANTE LAINTIMIDACiN lOOE) LA LLAMADA"INCAPACITACiN" 102F) LA PERMANENCIA HISTRICAY TRADICIONALDELAPENA 103G) PORECONOMADEGASTOS 10525. LosARGUMENTOSCONTRARIOS . 106A) EL DERECHO HUMANO yLA INVIOLABILIDADDELAPERSONA 107B) REVISINCRTICADELCONTRATOSOCIAL. 108C) LA CORRELACiN ENTREDELITOY PENAMORTAL. CRTICA 108LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO 7D) IMPIDE LA POSIBILIDAD DE LA REHABILITACiN 110E) CONSTITUYE UN TORMENTO CRUEL, INHUMANOYDEGRADANTE 111F) EL VERDUGO, UNA VCTIMACONSECUENTE 11 I26. LAENDEBLE TESISDELADISUASiN 113(27. EL ERROR ruDICIAL Y EL ESTRPITO MORAL,ruRDICO Y SOCIAL. MATAR AINOCENTES 12028. DILOGO SOBRE LA PENA CAPITAL.ELUCUBRACIONESDE UMBERTO Eco 12629. LAPENA-TORMENTO 130@EL DERECHOA LA VIDAY LA VIDA COMODERECHO 13431. DEJAR DEEXISTIRY SEGUIR VIVIENDO, UNJUEGO CONCILIADOR CAPAZ DEMORTIFICARAL DERECHO . 138CAPTULO IVPADECIMIENTOS PREVIOS DEL CONDENADO,INSTRUMENTOS PARA MATAR32. EL INSTINTO RECURRENTE DE VIDAY LA MUERTEANUNCIADA33. DESISTIMIENTODE TODA APELACIN34. DE FRENTE AL CADALSO. ANTIGUOS YNUEVOSRITUALESDELAEJECUCiN . .35. TORTURAS FSICAS Y PSQUICAS ANTES YDURANTELAEJECUCiN36. LAMORBOSIDADEXPANDIDA37. MEDIOSLEGALESPARACAUSARLAMUERTE .1) DECAPITACiNMEDIANTELAGUILLOTINA2) LAHORCA3) ELFUSILAMIENTO14514915115315515916016216484) LAELECTROCUCIN5) LAINYECCINLETAL6) LACMARADEGAS7) LALAPIDACIN38. LA INCONCEBIBLE E INTIL BSQUEDA DELA"MUERTE DULCE"39. LAFAMILIADELCONDENADO40. FAMILIARES Y AMIGOS DE LA VCTIMA DELDELITO .ELAS NEUMAN164166168170173176177CAPTULO VLA OPININ PBLICA Y LA OPININ PUBLICADA.Los EXCLUIDOS DE MORIR41. LAVENGANZA, HOY .42. Los MIEDOS,LA INFORMACIN Y LAREPRESIN44. LA ACTITUD INTERNACIONAL Y LAABOLICIN45. MANIPULACINPOLTICADELAPENA46. LAS JURISDICCIONES47. SELECTIVIDAD ARBITRARIA48. Los EXCLUIDOS DE MORIRPORINCAPACIDAD LEGAL Y RAZONESHUMANITARIASA) MUJERES DURANTE EL EMBARAZO Y LALACTANCIAE) ENAJENADOS Y TRASTORNADOSMENTALESC) ENRAZNDE LA EDAD: MENORES DE18AOS183186()93 )196197198200200202206LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO 9CAPTULO VIVERDUGOS yMDICOS: VICTIMARIOS O VCTIMAS?49. ELOSCURORlTUALDEL VERDUGO 21350. ELMORBOSOESPECTCULODE VER MORIR 21551. RECLUTAMIENTO DE QUIEN VA A MATAR.HERLDICAFAMILIAR 2i752. DILOGOCONUN VERDUGO 22253. NUEVAS TCNICAS, NUEVOS VERDUGOS: LosMDICOS ANTES, DURANTE Y DESPUS DE LAEJECUCIN 22454. LA VOZ DE LASCORPORACIONESMDICAS 22755. CUANDO EL TESTIMONIO DEL PSIQUIATRACONDICIONALASENTENCIA 23056. LA PENALIDADALTERNATIVAY LA OPCINDELJUEZ 23157. GARANTASLEGALESCONCULCADAS 23358. LA EXTRADICINY EL RIESGO DE MANDAR ALAMUERTE 23459. LANORMATIVA DELA CONVENCIN DEVIENA(I963) 23660. ALCANCES DELINDULTO Y LA AMNISTA. 239CAPTULOVIILAS LUCHAS ACTUALES POR LA ABOLICIN61. No A LA PENA DE MUERTE EN ENTIDADESiNTERNACIONALES DE DERECHO PENAL,CRIMINOLOGAy DEFENSASOCiAL 24362. UN NOTABLE Y ARDOROSO DEBATE (LA HABANA,1990). SIMPOSIOSDELCONSEJODEEUROPA 24463. PASES ABOLICIONISTAS YRETENC10NISTAS 24610ELAS NEUMAN64. EXHORTACIN A LAS NACIONES UNIDAS yNUEVASEVALUACIONES DE AMNISTAINTERNACIONAL(2003) 25465. LA ESTRATEGIA PROGRESIVA QUE PLANTEANLOS TRATADOS INTERNACIONALES PARALAABOLICIN.66. PRINCIPALES TRATADOS YPROTOCOLOSADICIONALES 258A) EL PROTOCOLO SEGUNDO DEL PACTOINTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILESy POLTICOS(PIDCP) 258B) EL PROTOCOLO SEXTO DE LA CONVENCINEUROPEA DE DERECHOS HUMANOS y DELASLIBERTADESFUNDAMENTALES 260C) EL PROTOCOLOI3 DEL CONVENIO EUROPEODE DERECHOS HUMANOS y DE LASLIBERTADESFUNDAMENTALES 261D) LA CONVENCIN AMERICANA DE DERECHOSHUMANOS. PROTOCOLO. 26167. RUPTURADEL CONVENIO INTERNACIONAL YREGRESO A LA PENA CAPITAL. EL CASO DEGUATEMALA 264CAPTULOVIIILA PENADE MUERTE EN LOS ESTADOS UNIDOS68. LADOCTRINADE LOS DERECHOS HUMANOS ySUAPARENTEAPLICACiN69. LA ABOLICIN TEMPORAL Y LA RESTITUCINDELAPENADEMUERTE. SUVIGENCIA ACTUAL70. Los MLTIPLES CASOS DE XENOFOBIA YESTIGMATlZACIN71. RACISMO y CONFORMACINDELJURADO273275279283LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO II72. PRCTICAS PROCESALES PARA EL LOGRODELACONFESINDEL CRIMEN 28673. OTRASMANIPULACIONESPROCESALES 28874. LASDEFENSAS PENALES DE PROFESIONALESINEPTOS. EL CASOMOCK 29075. LA CONSTANTEANULACIN DE SENTENCIASPORCAUSASRACIALES 29376. TEXAS y LA"VOCACiN"PORLAPENADE MUERTE 29477. ELSENTIDONECRFILODEGEORGE W. BUSH. 29578. INVESTIGACIN DE CAMPO EN EL "CORREDOR DELAMUERTE"DE ELLIS UNITEN HUNSTVILLE (TEXAS) 29779. CMO SE MATAEN TEXAS MEDIANTE LAINYECCINVENENOSA 30180. DEFINICIONES DEL DEFENDER SERVICE.CASOSINSLITOS 3028i. LA INYECCINLETAL ENEL AJUSTICIAMIENTODEMUJERES. ELJUICIO A KARLA TUCKER 30682. DE CMOl3 CONDENADOS FUERON PUESTOSENLIBERTAD(ILLINOlS) 30783. LA JUSTICIAFEDERAL: ELCASO McWEIGH 30984. LACBERMUERTEOMUERTEDIGITAL 31 I85. DISPUTA ENTREESTADOS POR LA APLICACINDELAPENAMORTAL 313CAPTULO IXLA PENA DE MUERTE EN MXICO86. ANTECEDENTESHISTRICOS . . .87. LA INQUISICIN Y EL TRIBUNAL DE LANUEVAESPAA88. PERODO INDEPENDENTISTA Y EVOLUCINPOSTERIOR31731932212ELAS NEUMAN89. EL ORDENAMIENTO NORMATIVO. RECEPCIN DELASENTIDADESFEDERATIVAS . 32590. EL ART. 22 DE LA CONSTITUCIN DE LA REpBLICA . 32791. ARGUMENTOSDELOSPARTIDARIOSDELAPENA MXIMA 33092. EL DELINCUENTE "VIOLA LOS DERECHOSHUMANOS". EL ORDENAMIENTO NORMATIVO.RECEPCINDE LASENTIDADESFEDERATIVAS 33493. ES MXICO UN PAS VIOLENTO DONDE "LAVIDA NO VALE NADA... "? 33894. MEXICANOSCONDENADOS A MUERTE 34395 PRESENTACIN DE MXICO ANTE LA CORTEINTERNACIONALDE LAHAYA 34696. EL CASOGARZA 34997. EN MEMORIA DE RAMN MONTOYA FACUNDO .. 351CAPTULO XEL MODELO NEOLIBERAL yLA PENA DE MUERTE98. NEOLIBERALISMO Y DESLEGITIMACIN DELA DEMOCRACIA99. DESEMPLEO, EXCLUSINSOCIAL YDELITO100. DE CMO SE INSTAUR EL RGIMENNEOLIBERALENLATINOAMRICA101. CRIMINALIDAD Y ESTADO AUTORITARIO102. EL CONTROL SOCIALY LA PUNICIN DE LAPOBREZA103. LAEXCLUSINSOCIALCOMO AMENAZA104. PRESUPUESTO DEL ESTADO PENAL:LA"OPERACINLIMPIEZA"105. LA PENA DE MUERTE EXTRAJUDICIAL OEXTRALEGAL.106. ARGUMENTOS DE LOS DELINCUENTES.359361363365368373377380LA PENA DE "IVERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMOCONCLUSIONESDEUNAINVESTIGACIN107. TORTURA, MUERTEEIMPUNIDADPOLICIAL108. LACRCELCOMOGUETO109. LAMUERTEENLASCRCELES .110. LA CRIMINALIZACIN DE LA POBREZA ANTES YDESPuSDE LOS ACTOSDEPROTESTA .111. LA MANIPULACIN DELSISTEMA PENAL112. LOS POLTICOS QUE RECLUTAN VOTOSPROMETIENDO MS VIOLENCIA113. TOLERANCIACERO Y PENA DE MUERTEBIBLIOGRAFAOBRASDEL AUTOR13383384386389394397399400405413PRLOGOAntgonabuscaentrelosdespojosdelcampodebatallalosrestosdesuhermano, enfrancodesafioal tirano. Sabequeestsentencadaamuerte, pero no le impOlia. La clUeldad del gobernante ---que ya desdeaquel tiempo apunta a un control social blUtal, pero no hipcrita- nohace disuadirla de su empeo amoroso y fraterno.Scrates, segn nosnarra Platn en el Fedn, entantoacaricialosbucles de la cabeza de poeta triunfador y sus otros discpulos lo incitana huir, defiende el cumplimiento de las leyes de la ciudad. l perdi enjustapalestraconel Estadoateniense. El principiodelegalidaddebesubsistir y prevalecer. Acepta su pena de muelie. A poco rato ingiere lacicuta -y ya sintiendo que el adormecimiento llega al corazn - pideel sacrificio acostumbrado a Asclepio, por una buena muerte.Cristo accede, al igual que Scrates, a su pena de muerte, pero en fonnams dramtica. Aqu no se trata de defender el principio de legalidad, sinoobedecerla voluntaddesu Padreque, por mediodel hombrey paraelhombre, tena que inmolarse.Saba que naci sentenciado a muelie paradar vida, renunci a la defensa; un kamikase a contrario sensu.Frentealamentalidadgriega, lahebrea. Alllohumano. Aqu losobrehumano. Peroenambas unafOlmadeaceptacindelapenademuerte, aunque con intenciones diferentes.Al cuerpo de la vida sigue la sombra de la muerte proyectada por elsol del destino: Eros versus Tanatos. Ha sido la historia, no del hombresino de la tierra.Nace la vida y muerela muelie. Muere la vida y nacela muerte. Elque vivenosoportalaideade que va a morir y tratadeignorarla, la sepulta enlozas de acciones y de pensamientos, mata a lamuerte, aunquesea transitoriamente. sta, alfinal, selevantarvicto-1516ELAS NEUMANriosa. Empero hay muchos quenolo aceptan. Fuela polmica deSanPabloconlosgriegos -lasdosmentalidadessicmpredistintas-: elsantoargumentandoafavordelaresurreccin, loquehariarer aloshelenos. "Ya casi nos convencas, le contestaron sonriendo, pero rcsu-citar? Eso es imposible!".Hacemos estos planteamientos previos porque las diferentes actitudesfi'entea la muertey, loquees ms, a la pena demuel1e, siemprese hanescindido en dos caminos: el de la aceptacin y el del rechazo. Desde luegohay una tercera --{) quiz mltiples- como la de humor negro de ElasNeuman, calificada asi por l mismo: la del sueo reversible. Slo la irona-que no es otra cosa que intelgencia hiriente- puede crear esta puertafalsa. Morir con vida. Amado Nervo deca: "Muertossonlos quellevanmuel1a el alma y no mueren todava". Morir soando durante tiempo inde-finido es peor que la muel1e misma, pero valga como un recurso ldico que,en el fondo, satiriza a quienes todavia desean instaurar la pena de muel1eo, eufemsticamente, smulan su contendo inhumano por medio de realiza-ciones cibernticas, de procedencia huxleyana o bien orwelliana.Lo cierto es que como manifestaba Donadieu de Vabres -autor quetambin cita Elas Neuman- "la historia de la pena de muerte es la de suabolicin". La lucha entre "morticolas y abolicionistas", como el mismoautor refiere, se inici con el hombre desde sus primeros intentos de civi-lidad y an no concluye. La batalla contra la pena de muerte ha sido demuerte, al grado de que losabolicionistas hemos llegado a decir que lanica pena de muel1e que debe aplicarse es contra los "m011colas".El libro de Neuman es libro dela escala de Jacob, pero de un Jacobdespierto que suea conla abolicin: depie en el fropiso de la reali-dadbrutaly ensangrentada detodoslos quehan sidoajusticiados conla pena de muerteen la historia de la humanidad, por los mediosmsbmtaleseinimaginables, asciendehasta un mbito celestialque essudeseo vehemente y febricitante de alcanzar un mundo -que no cielo-en el que la pena de muerte no exista.Por otra parte Elas estambin un ingenioso David quese enfrentaal leviatn, representadopor los paisespoderosos que polticamenteLAPENA DE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 17explotanel miedoy terrordelospueblossubyugadosymarginados,para sostener sus mezquinos intereses depoder econmico. Con lahonda de su inteligencia, le lanza al gigante de Hobbes, el pcn dc sulibro. Desafortunadamente, para mi modode ver, nolovaa matar; lanecedad humana es infinita en tiempo y espacio.Si hayalguienque yohayaconocidoqueseatenaz, eseesEliasNeuman: eselprototipodelainsistenciadequehablabaConcepcinArenal. Y lohasido, loesy, espero, quelosigasiendohastaelfinal-porque a ltimas fechas, su batalla por la readaptacin social, comofin de la pena, la ha abandonado- en causas siempre perdidas: el preso,la libertad, la vctima, las penas sin pena, la no discriminacin, la aboli-cindela penade muerte, laamistad y elamor. Esto puedesonar enun agudo tono de pesimismo, pero es la verdad: dentro de su personali-dad protica cabe la del Quijote -o ser la de Job?-.Dios nos quitatodo -hasta la vida- pero con paciencia combativa conserva la espe-ranza. Nopuedementir: losgenesdeIsrael estnenl. Ojalquelaltima personalidad en la que se transforme sea la de profeta y la penade muerte desaparezca para siempre.Prueba de su insistencia es este libro. iUno ms sobre este tema demoda siempre! Pero, como es l, aporta vino nuevo a los viejos odres.Su espritu cientfico lo hace ser un filsofo profundo, su sensibilidadloobligaa fabricar, comolmismodice, "ciencia con dolor". Eselprototipo delser humanoque poseeemocinintelectual o inteligen-cia emocional.Abrclapuertadesuandanadadepalabras, frasesy pensamientosdiciendo: "Renunciar a la venganzaporla venganzaens ysolicitarunamejor justicia pareciera un retrocesoquesitaen loslindesdelacobarda o del perdn.Cambiar por y hacia los valores afirmativos conuna politica seria que abarque desde la tutela de los jvenes transgreso-res hasta la accin policial, judicial y carcelaria e intentar evitar la vic-timizacin que causa la ejecucin de ciertas penas, cs menoscabar a laopinin pblica que preconiza, o es llevada a preconizar,esa venganzansita en el ser humano y pedir an ms represin... ".18EllAS NEUMANy tienerazn: hemossidotestigos, enel OctavoCongresodelaOrganizacinde lasNacionesUnidas -estoes: aescalamundial ydentro del seno de la asociacin humana ms respetable de nuestro pla-neta-, de la pluralidad de opiniones y del triunfo de la represin. LuigiDaga -curioso nombre para un gran criminlogo- manifest la nece-sidad de estableceruna "moratoria" de la pena de muerte en el mundo ydurante tres aos. Mil das, ms o menos, en los cuales no se ejecutara,en ningn pas, la pena de muerte!Solemnemente se recab la votacin. Los abolicionistas colaboraroncon una voluntad de 60% a favor y los "mOlicolas" slo con un 40%.Entre nosotros, los que odiamos el derramamiento de sangre humana yno humana, se levant un rumor de satisfaccin.Pensamos: "Durante tres aos no se escucharn los inquietantes soni-dos de las sogasqueahorcan, comovborasquereptanalrededor delcuello; de los dispararos de armas, que rompen los tmpanos de los circun-dantes,pero penetran en el cuerpo del ajusticiado con el paso silenciosode un ladrn que usa suelas de hule para no ser escuchado cuando entraen nuestracasa --en estecaso en nuestro templohumano-- para robar--esta vez nuestra vida-; de las hachas que siegan cabezas como trigo;delasvocesmunnurantes yaspticas del personal 'clnicamente sano'que sube los intenuptores elch'icosy, luego, en el recinto, se esparce untenue y sabroso olor a came asada salpimentada de ozono; o abre las llavesdel gas que astilla hasta el alma y provoca los espasmos de la asfixia hastasuscitar el cansancio cmel de una muerte violenta y penetrar en una pesa-dilla infemal de la que no se despeliar nunca. Qu calidad humana civi-lizada, solamente superada por Hitler!; o, como deca Dylan Thomas, ellUidodel silencio: eldelaagujahipodmca penetrandoenlapiel delsentenciado, para suminishm las dosis de las inyecciones letales".Pero, no! Se nosinform quepara que la Asamblea General delapropia ONU se ocupara del asunto era necesario que la votacin hubieraalcanzado el 75% de los votos de los participantes.Entonces ya no fueun lUmor de satisfaccin sino un clamor deale-gradesbordada. LosintegrantesdelasdelegacionesdelospaisesdelLAPENA DE MUERTEEN TIEMPOSDELNEOLIBERALISMO 19MedioOrientey otrosdel Orientecompleto, se levantarony aplaudie-ron porquela propuesta italiana haba sido desechada. Dijeron: Al havencido!Estados Unidos de NOlieamrica e Israel, entre otros, se abstu-vieron de votar y colaboraron para nuestra denota. Nuevamente el senti-miento de venganza, inselio en el corazn humano, habia prevalecido.y estambinafirma que"lapasinvengativadel represor anestesia profundamente todo valor afirmativo y presuponela reivindicacin de un orden subvertido o contrariado por el delito". Esel caso que tanto manipulan los medios de comunicacn y que provo-can en "las masas", como dira Ortega y Gasset, un deseo consciente oinconsciente que suscita, en unos, la ansiedad de la autodefensay, enotros, el deseo pasivo de entrega.En el mismo tono --dramtico verdaderamente- constlUye su sinfo-na de palabras el autor de este libro que emociona y subleva: lo primeropara despertar a una realidad queuno, generalmente, trata dever a dis-tancia, comolassombrasdelaCavernadePlatnoquequiereordela manera quelo haceelavestlUz alsentir miedoo temor. Losegundo,porque quien nace a la vida en la que se mpone la realidad y no la teoraacadmica, deseadejar todapasividad y tomarlasarmasdelarazneiniciar una revolucn no ClUenta: de convencimiento, no de vencimiento.Ponerseenel centrodel universoygritara plenopulmn: Hermano,no matars ni aquni ahora ninuncani en ningn lugar! Y entendemosque lo fraternolo es todo, al estilo de san Francisco de Ass: el hellllanoEstado incluido.Elas Neuman--comotodos los occidentales, desde antes de ladecadenciadeestehemisferio-veprimeroquetodohaciaatrs, esdecir, a lahistoria, comobaseyfundamento explicativode nuestraontologaindividual ysocial. Penetrahastalas zanjas abismales deltiemporegistrado, dondesejuntanlassombras queconfundenmitoy hecho,para encontrar los antecedentes, los precedentes ylos conse-cuentesde la penademuerte. Por esonole bastanlosasirio-caldeas,griegosyromanos, yrecurrealostextosIUpestres y, tambin, delaBiblia. Ya en otras ocasiones nos ha encantado, con esa mezcla de histo-20ELAS NEUMANria y leyenda que es el pasaje de Abel y Can: el primero como prototpode la vctima y el segundo como victimario. As nos habla en ste, hastaahora, sultimolibro -quetengoel privilegiodeprologarsloporla primaca que dala amistad aosa- de que "desde el envilecimientoinexorabledeCainal derramar lasangredesuhermano, mataraunsemejantesiguesiendo uninterroganteen accin".Y expone, a vuelapluma, mltiples acciones explicativas del odiosoacto -que no justi-ficativas- quenosllevana pensar que, a partir delmitoy la leyenda,nacelahistoria que espasado que ejemplifica y, por ende, estil parasustentar nuestrospensamientos, deseosy acciones. Ver hacia atrs esexplicar el presente e imaginar elfuturo. Eliaslohace con la extremahabilidadque le dasucultura, adquiridaporuna incesanteobsesininformativa: un amor al estudio.El captulo histrico nos ofrece, con la sorpresa que nos infiere el asal-tante, un repaso dela pena de muerte y sus variantes -----con los comenta-rios que hacen ms valiosa e interesante la charla escrita, porque l escribecharlandoycharlaescribiendo---atravs de laselvaroja del tiempohumano. Ya dijimos que recurre a asirio-caldeos, griegos, hebreos y roma-nos. Pero, tambin, seencuentranlosgermanos, losiberos, los indiossacrificados de Per y Mxico, las posciones de Tomas de Aquino, el cate-cismo de una Iglesia que no acaba de extirpar de su diccionario de vida lapalabra muerte, de Toms Moro y Csar Beccaria y mil autores ms.Nos recuerda las clases de Constancio Bernaldo de Quirs o de QuirozCuarn que, junto a la ciencia nos ofrccan la ancdota y la cita de textosque, perfectamente entramadas, producan una especie de lienzo culturalconel quecobijbamos, sabrosamente, nuestraignoranciaenlasfi'iasmaanas delas clases, en la Escuela de Jurisprudencia. Ctedra de peno-logia -amena, emocionante (ldiria adolorida)y documentada- eslaquenos ofreceElias a lolargoy ancho de su libro, especialmente en susegundocapituloqueculminacitandoa Hobbes, peroagregndoleunconceptoconel quetratadesuperar lapropuestadel pensadoringls:Homo homini sacra res. El hombre frente al hombre, es cosa divina, y noel lobo de s mismo.LA PENADE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 21Lafacilidadconla que escribeNeumanle permite jugar conideasy conceptos. El capitulo tercero de su libro sobrela pena demuerte esprueba de ello. Para miel primero est escrito alamancra decimon-nica en lo que hace a estilo, en tanto quc en el tercero se escucha plena-mente una voz de nuestro tiempo:la disputa entre "mortalistas" y abo-licionistas tiene la frescura de quien acaba de venir dela ltima guerra,por slo recordar a Herclito, cuando afirmaba que la guerra era padredetodo. Enl vuelveainsistir en"laexistencia talional profundacnlaopinin generalizada", aunque"la pretensinpunitivavaredeunapocaaotra", llegandoalaconclusinqucdetantoir cl cntaroalafuentetieneyaroturasbizantinas, perodasolidez asudiscursoenelmomentoquelodirigehacialainfluenciay accindelsistemaneoli-beral, responsabledelaintensapobrezaquehoyexisteenel mundo,creada slo para imponer y justificar un control social "morticola":Lospobres se mueren ms que los ricos.Luego noslanza alrostro, deingenuidad ciudadana, unaideallenade malicia que es verdad en el neoliberalismo: "Cuando la vida se con-culca mediante decisiones judiciales concretas, avaladas por el Estado,se llega al puerto sin salida pues no queda ningn otro valor que defen-der,pues todos los Derechos dependen o soninferiorcs a ste y pareceintil obturarlasgrietas. Cuandoel derechoalavidaesconculcadodesde el podertiendeadesaparecer parasiempre". Yagrega: "Otrotantoacunecuandoseproducen sucesivamentehomicidiosextrajudi-cialesquenosonflUtodelaincuria, desidiaoineficaciadel Estado,segnloentiendeelciudadano comn quenoconjugalosverbosquehacena la conupcin institucional yalabusodel poder. .. Lapolica,la administracin carcelaria, matan y la autoridad convalida con la omi-sin o el silencio". Y concluye con una oracin crispante de los nervios:"Homicidioslegales y extrajudicialesencierran un deseoinconsciente-y a vecesno tanto- de venganza solapada como disfraz de unprin-cipio de Justicia".Estamosdeacuerdocon Neuman: baste destacar que, hoypor hoy,nos han depauperado por una actitud neoliberal quenoslleva a perder22ELAS NEUMANnuesh'as pensiones por la sustitucin del engao denominado retiro volun-tario. Esta figuraaparentementees atractiva: seduce al empleado quevereunida una cantidad de dinero que jams en su vida tuvo, pero que esca-samente le servir para vivir seis meses o, cuando ms, un ao, alcabodelcual ya novaa encontrar trabajo. Y uno de lbs principalesfuncio-narios se atrevi -prueba de su inconsciencia de rico- a decir que nohaba por qu preocuparse si se perda el empleo s, al fin y al cabo, estosuceda en las mejores familias. Se not que nunca habia sufrido apre-turaseconmicas,comosucede conel 80% del la poblacindel pais.Tambinhayquereferirsealaspensionesdelosviejosqueslolesalcanzan para malcomer; al desempleo que aumenta a pesar de declara-ciones dudosas, incluso del mximo Ejecutivo; a la prdida del derechoa la salud, ya que cada vez, con mayor intensidad, los servicios mdicoscarecendepresupuesto paraatender, siquieracon decoro, a losenfcr-mas pobres; a la disminucin de la calidad y la cantidad de la educacinque otorga el Estado y que, tambin, por consecuencia, preparan parala pobreza, laesclavihldyladelincuenciaalasgeneracionesfuturas.Lo mejor del neoliberalismo es su fbrica de delitos y delincuentes y supoltica de aumento a la represin.y enrelacin con el sistema carcelario -al que de igual manera serefiere nuestro prologadoamigo y autor- hemos afinnado que "en elmbitodelaejecucin penallos realifyshoH'smsperfectossonlosque, a imagen y semejanza de Estados Unidos, hemos hecho en las pri-siones de mxima seguridad para controlar a los delincuentes que pet1e-necenalcrimenorganizadoo quese reconsideran peligrososy, porlomismo, carentes de Derechos Humanos". En este aspecto baste recordarlo que alguien, en su campaa para gobel1lador, dijo:las ratas no tienenDerechos Humanos, refirindose a los delincuentes. Y, ms tarde, realizuna campaa para imponer la pena de muet1e y la cadena perpetua.Y por loquehacealaseguridad, la aplicacin delsistemaestado-mdense llamado "tolerancia cero", que nos cost casi cuarenta y cincomillonesdepesos -quemejorsehubieranempleadoenlosprogra-mas de disminucin de la pobreza, lo que si entraa una poltica preven-LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO 23tiva del delito-, arremete contra nosotros cotidianamente atropellandonuestrosDerechosHumanos. Se utilizanlaingenuidad y el miedodela ciudadana para vender imagen, hacer carrera poltica y justificar elcargo gubernamental.Al hacer Neuman, porotraparte, el anlisisdelosargumentos afavorycontralapcnademuerte, supensamientosiemprevarespal-dadodesusensibilidadhumanistaquebuscasostenerunadiscusinde altura en la que quede implcita la evolucin del ser humano, desdeel trasfondo delsalvajismo primitivo ---que, cabe decir, todava se nosincorpora frecuentemente- hasta la nueva concepcin de los DerechosHumanos en su ltima generacin que, por supuesto, si no se llevan dela teora a la prctica, de nada valen.Como el mismo autor comenta: "He pretendido, mediante una boufade,jugar conlasposturasconh-ariasy afavordelapenamOl1al yrecalarmediante la supuesta aplicacin de una pena sustituta e igualmente deni-grante, en especial, en las miradas impenitentes de ciel10s amableslec-tores". En efecto, en ciertos momentos, el autor da la impresin dequesu espritu ldico -no superado, afOliunadamente- lo impulsa un pocoa burlarsedetodo yde todos, lo quees patrimoniode inteligentesquesaben que, de no ser as,la obra sucumbira en un dogmatismo enfennoque llevara al fracaso lo que debe pervivir.Siempre nos pregimtamos, en un afn de honestidad con nosotros mis-mos, cules la motivacin profunda que nos lleva a escoger una deter-minada profesin? El maesh'o Alfonso Quiroz Cuarn, partiendo del sufri-miento que le provoc la muel1e de su padre asesinado, busc, primero atientasenla oscuridad de la inconsciencia, y despus, ala claridad solardela conciencia,su profesin: fueestudiante de medicina. Oh sublima-cin!Quiso curar al enfenno -y no fue acaso uno de ellos el criminal,de confonnidadconel positivismo, verdad imperanteen esa poca?-.Luego se aventur a ser abogado para, al ltimo, culminar al llamado dela criminologa -la ciencia dela generosidad, comosostenaBenignodi Tullia--. Quiso detener al delincuente, acabar con la impunidad, perodeuna manerahumanitaria: esafuela raznporlacualsiempreluch24ELASNEUMANpor dignificar las prisioncs, entre las grandes tareas que se fij en vida,Anosotros -quesiemprenosinvestigabala psique- confrecuencianos preguntaba: Expliqueme, qu culpa lo ha llevado a hacer su calTerapenitenciaria?Paral todotenaunaexplicacin -siempremuycer-cana a lasinterpretaciones deFreud, a quien admirabaun poco menosque aLombroso-, Y, quiz, seaas: Por qutortuosos laberintos,escasos deluz, andamos en la infancia y la juventud en busca dedarlea nuestra vida una significacin y un camino?Enalgunas ocasionesnosdirigimosaunfin llenodenobleza, enotros, a objetivos mezquinos y torpes,resultado de la falta del hilo deAriadnaparaencontrarlasalida, obien, delainfluenciadelaMoirapara no escaparnos de nuestros limites, Se dice que biologa es destino,El cirujano, sehadicho, esunasesinosublimado; el abogado, unnil10 coninfancia dificil, o bien castrado porla influenciafamiliar qucluchaporfOljar unaextirpe, aunquehayaeunucosexcelsos; cl arqui-tecto, el nil10 quebusca unhogar hermoso quenohlVOenlainfancia;el ingenicro, uninfantequenopuedesuperar suinstintoldicoy, enfin, cada ser humano adulto es el resultado de constelaciones familiaresprximas o remotas,Nos preguntamos: Qu recnditas motivacioncs han llevado a Elias avivir obsesivamente en busca de soluciones a causas que la humanidad slolograresolver eninstantes como si fiJeran una esh'ella fugaz o flor deunda? Para m es la nobleza que hered de una raza que ha sufrdo, a travsde toda la historia, todas las njurias, represiones y desprecios, y que quiere,por fin -aunque no la dejen- vivir en paz con la humanidad, no hacerledal10 al prjimo, y aqu y ahora, disfrutar de su tielTa prometida y, con csamismanoblcza, dcfender alosmarginados, aunquenopeltenezcan asugrupo, a su misma eh1a, De ah que desde sus atlaS de eshldiante lucharacontra la pena de muerte, que su tesis liJera la Instihlcin Abielta, que susprincipales libros se hicieran para denunciar a las miserias carcelarias, queluego, como es lgico pensar cuando hay generosidad, se dirigiera a defen-der a las vctimas del mundo y que ahora escrba este libro de recuento dccrucldades, que no cs otra cosa, su capihllo cuatto, estrujante y doloroso,LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 25Hay que leer las historias de Lauro y Salvato, en los principios del sigloxx, y las de Cmyl Chessman, William Andrews, Nicholas Ingram, ThomasGrasso, Keith Littlermayer, Mc Weigh ytantosotrosquemencionaquesufheronla pena de muel1e, a lo largo del siglo xx, despus de prcticasrituales tOlwrantes hasta la locura y la idiocia, sujetos a inshumentos queslo la cmeldad estpida del hombre pudo haber creado: la lapidacin, anhoy aplicada a mujeres en Medio Oriente y frica, el fusilamiento,la deca-pitacin--con su espada, hacha y guillotina-, el ahorcamiento con sussogas, y los mtodos de tecnologa refinada: la silla elch'ica, la cmara degas y la inyeccin letal.Juntoaloanterior eldolor delafamiliaydelosamigos, larcac-cin de la comunidad decidida a cometer ms delitos, el sufrimiento delpropio sentenciado, durante la espera, y la irnica ayuda a bien morir.Sloquiendeverasseencuentreenfermo -ylos"mortcolas"loestn- puede seguir sosteniendo su afiliacin a la pena de mue11e, des-pus de leer este captulo.Pero an hay ms para quien no se satisfaga en su personalidad "vam-pirista": la cremacininquisitorial, la evisceracin, el empalamiento, elahogamiento, el descuartizamiento... La lista de cmeldades no tiene fin.Seguiremos --como pregunta Neuman y ahora lo hago yo-- buscandomedios refinados para matar judicialmente? Desde luego que s, porquenos faltan los medios cibemticos y digitales!Quin podra pensar quehay diferencia entrela opinin pblica yla opinin publicada? Pero lo que es ms preocupante es que sta mani-pule para formar ncleos de aceptacin a favor de la pena muerte. Nues-tro autor, obviamente, seala la diferencia.Todos nos hemos dado cuenta de cmo los medios masivos de comu-nicacin, enespecial latelevisin, constantemente, a razdelacomi-sin deun delito execrable, regresan a unpasado queyaconsiderba-mos superado. Hacen encuestas insidiosas que concluyen con el apoyodeunaabmmadoramayoraafavor de lapenademuerte, ladismi-nucindelaedadpenaldeimputacin, el aumentodelaspenasylacadenaperpetua. Comosemencionaenel libroprologado: "Sellega26ELAS NEUMANahablar de crisis social, de inseguridadciudadana, de laLeyyelorden amenazados... y surge, como contraprestacin, la amenaza auto-ritaria: es necesario recurrir a medidas extremas! Bienvenida la pcnademuerte! Y es quela violencia aumenta y yanada ninadie se puedeconfiar. Ycual si setrataradeunaenfermedad, clamaporremedios.Ser preciso cortar el dolor de cabeza decapitando... ".Porloanterior "laopinin publicaes manejaday seconfundeconla'opininpublicada', manifiestasussentimientos, supreocupacin,su temor, a punto talque en los pases que han abandonado la pena demuerteabolindola, demodoterminante, FranciayBrasil, sonejem-plos, se advicrte, de cuando en cuando, defuertes pedidos de restable-cimiento de la pena". Lo mismo nos sucede a nosotros los mexicanos,lo decimosarriba ylo reiteramos, y como en Brasil, la gentese arma,manipuladapor mediosdecomunicacinyautoridades quequierenjustificar su escalamiento, aunque frecuentemente se contradigan.Slonosfaltacrear las brigadas blancas justificadas por elincumplimientoy la ineficacia de las fuerzaspoliciales, dejando de lado, claro est, lasexcepciones, comosiempresucede. Yparataparel sol conundedo,importamos extralgicamente los sistemas de seguridadde EstadosUnidos, siendo la ideologia de esc pais represiva y "mortcola", inclusocon los menores de edad. No acaba de darse cuenta, o si se da lo mani-pula maliciosamentc, de que l empaa el espejo y luego siente que noestclaro, comodirianuestrapoetisaalaquetantaenvidialetienen.De idntica forma sucede con los ancianos. Pero tienen su piedad -hayque aclararlo-; enalgunasocasionescambianlapenademuerteporprisin perpetua. El librodeElas Neuman casi baja hastalos stanosde la Casa Blanca, donde el gato negro de Edgar Allan Poe denuncia ala mujer emparedada: iMnica Lewinsky!Todas las empresas actuales han definido con minuciosidad extremalos perfiles del personal quese ocupar de las tareas desu negocio: ladiscriminacinperfecta. Unporcentajedel pueblo jamsllegaraunbuen puesto. SiBenitoJurez hubiera nacidoen la actualidadhubieraseguidosiendopeno porterodealgunaempresaencumbrada, nuncaLA PENADE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOLIBERALlSMO 27ejecutivo. Claro, l seirapor elcaminodel votopopularqueesotracosa. Enprimer tnninoalexaminar suADNhubieranvstoquetenapropensin a enfermedadescardiacas,que nodaba la estatura, quesuapostura dejaba mucho qu decir, que como su el era alto y su resenti-mientosocial eraacentuado, ambosloproyectabancomoldery, porlo mismo, no era convenente darle un puesto. Lo nico quele hubieraquedado, de nueva cuenta, era afiliarse a la poltica, mientras en los par-tidos no hicieran lo mismo que las empresas, para lo que, en la actuali-dad, falta muy poco.Desdeestengulodemirapreguntamos -unpocoenel mismotonoquelohara Elas Neuman-: Quperfildeberntener el juezque dicta una sentencia de muerte, el ministerio pblico o el fiscal quela solcita,el personalquelaejecuta que, otrora,fueraelverdugo, esdecr, losquehoysonlosnuevosverdugostecnolgicos?Losasesi-nos seriales y los matones a sueldo -que no son otra cosa, pero ava-lados porla tecnologa neoliberalo producidos por ella. Todos, desdeel punto de vista psicolgico, pierden el horror a la sangre y la piedadhacia el prjmo a partir del primer homicidio, igual que los mdicos sevacunandespusdela primeraintervencin quirrgica. Sinopuedenhacerlo, lesquedael recursodeserpsiquiatras, porque, afortunada-mente, el alma nosangra. Perolos ministerios pblicos y losfiscales-que caen dentro del mbito forense y han visto la sangre- se vuel-venserialesdesdeelprincipio. Porloqueserefierea los juecesquedictan una pena de muerte enel froexpedienteo con solemnidad enla Sala de Jurados, la costumbre de ver las cosas de manera ms suave,menos hiriente o preocupante, y los remordimientos, si es que los hay,los dejanen elstano de laconciencia racionalizndolos. El perfil deeste personal de Justicia, de todas suertes, debera partir del mismo queposeenlosasesinosseriales, reforzndolosal iniciodesuprofesin,de manera psicolgica,enlos primeroscasos, hacindoles ver quesulabor es de gran mrito, porque ayudan a extirpar un miembro enfermoquepodracorromper a todoelorganismosocial. En la misma situa-cinse encuentran los mdicos que colaboran en la ejecucin -ya se28ELAS NEUMANsabe(lodiceel mismoNeuman)quelospsiquiatraslotienenprohi-bido-- y el personal de apoyo.La verdad es que el capitulo de "Verdugos y mdicos: victimarios ovctimas?" es impactante por lo erudito y detallista en el dolor humano.Nossucede como cnando leemos unanovela deprimente o vemos unapelcula quenos abate: Quedamos enfermos por largo rato. Cmo noponerse as con "el morboso espectculo de ver morir"? Pero lo asom-broso es que segnimos leyendo: nos hemos enfermado de un virus queda vida!La proliferacin de documentos intemacionales que expresan eldeseode abolir ala penademuerte, nos suena, tambin, comouncanto a la vida: ese de resucit, resuct! que los cristianos escuchamosdurante las fiestas de la Pascua. Resucit la vida entre los despojos dela muerte despus de una noche en la rida montaa!Ah estnlos documentosqueseexaminan: el ProtocoloSegundodel Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, el Protocolo delSexto Convenio Enropeo de Derechos Humanos y de las Libertades Fun-damentales, el Protocolo Dcimo Tercero del Convenio Europeo de Dere-chos Humanos y Libeltades Fundamentales y el Protocolo de la Conven-cin de Derechos Humanos. Al Final se escuchan, nuevamente, los corosde un "rquiem" --el guatemalteco que es una ruptura del Convenio Inter-nacional yel retornoalapenademuelte. Emperolavisitadel Papadanuevosbros yesperanzasalaabolicin. Sucedecomoenla medi-cina:se crea quemuchas enfermedades haban desaparecidoy, repenti-namente, regresan amenazantes: la tuberculosis, lasvenreas, elsaram-pin, la viruela, la malaria, lasfiebresintestinales,sin contar con las denuevo cuo, a la cabeza de las cuales se encuentra el sndrome de inmuno-deficiencia adquirida. Eselaprendiz de bmjo quemultiplica escobas, elvaivn de las cosas del mundo, el retorno de la magia en un mundo cien-tfico. Cuando creemos que el enemigo est vencido lo vemos levantarselenta, pero finnemente y vuelve a amenazamos con sus armas eternas.Alomencionadoen prrafoanterior podramosagregar -yas sehaceennuestrolibroprologado--el doblemensajedepasescomoLAPENA DE MUERTE EN TIEMPOSDEL NEOLIBERALlSMO 29Estados Unidos que presumenser los campeones de los DerechosHumanos, pero es la regin del mundo en donde se violan con ms fre-cuencia. Asi loexpresa Amnistia Internacional. Pudiramos decirquees un pais esquizofrnico por su doble mensaje: promete vientos y rea-lizatomados. Neumandiceque"setratadeunapreocupantehistoriaplagada de racismo y atrocidades procesales, que toman estado pblicoen el mundo entero, a punto tal, que la Comisin Internacional de Dere-chos Humanos (CIDH) conden a los Estados Unidos por considerar queladisparidad legislativa en susentidades federativasafecta alderechoa la viday ala igualdad y llenande horror los juicios con verdaderasfalencias probatorias y criterios psiquitricos y psicolgicos excluyen-tes, defensas de abogados novatos, que son designados oficialmente, yque hacensu escuela prctica en juicios en que se juegan vidas". Perolo que es peor: la connotacin xenofbica es palpable porque la aplica-cin mayoritaria de la pena capital es a negros e hispanohablantes, la noreclutacin de negros para que intervengan como jurados, la axiomticaaplicacin de la pena de muerte a negros que han cometido delitos sobrevctimasblancas, laindefensin reiteradadeestasmismaspersonasyel usodeladeclaracindeun psiquiatra quedictaminesobrelapeli-grosidad futura de un procesado negro, son algunas de las muestras delodiolatente -yporendeviolatoriodegarantias-quesetieneporlos humanos de raza negra y, tambin, por los latinoamericanos. Hastaahoraelpoder econmicodeEstadosUnidoshaprevalecidosobreelEstadodeDerechointernacional, lacerandoy atropellandopueblosypersonas. Converlos senderos denuestrafronteraalfombrados conloscuerpos de nuestros emigrantes,es suficiente. Elias Neumanno sedetiene en este tipo de denuncias que, ojal, algn da logren controlaresos abusos y exterminarlos plenamente, porque sigue adelante.Y Mxico, no tiene que contar sobre la pena de muerte a travs de suhistoria? Claro que tiene mucho qu apOllar y Elas lo escribe con el des-enfado y erudicin que muchos mexicanos querran poseer en estas cosas!Mxiconace conla pena de muerte: es lgicoque asi sea. Lastribus precolombinas -oprecuauhtmicas, comodiceNeuman-la30ELAS NEUMANusaroncotidianamente por mediodelasformasmsterribles, sesos-tuvo durantela Colonia,en los siglos XIX, el XXy, an hoy, sigue pre-valeciendoenlaConstitncin. Nosreferimossolamentea la judicial,pero tambin a lo largo de nuestra historia la hemos practicado extraju-dicialmente. Sucede en todaspartes(dichoesto nopor consuelo), porrazones de abuso del poder.No nos detendremos demasiado en describir y mencionar la materiaporquelohace Elascon bastantedetenimiento. Slo mencionaremosalgunosmomentosquesenosocurrenenlaexigenciadela premura:lamuertedeCuauhtmocinaugurala, enesteaspecto, siniestrainva-sinespaola: sacrificadoenTabascopor Corts, acontinuacindehaber sidotOliurado; laejecucin deGuilln Lampart, segundoinde-pendentista despus de Martin COlis, hijo del conquistador y la Malin-che -sacrificados polticos que luego culminaran con las muertes delpadre Hidalgo y todos los revolucionarios de la guerra de independen-cia, por slo citarlos as, rpidamente. Junto a ellos todos los ajusticia-dos -aunquesiempre se haya dichoque no muchos- por la Inquis-cny,tambn, por la justicia comn, hechos que van de lo dramticoa lo chusco, como sucedi con el indultado por el desbocamiento mali-ciosodelasmulasdel carruajedel CondedeRevillagigedo, narradoamenamente por Vicente Riva Palacio. Y los extrajudicales,aconteci-dos por la vil/dicta privata, como el caso de don Juan Manuel quc luegofueahorcadomisteriosamenteporlosfrailesque eransusconfesores,en el Zcalo de entonces.La muerte de Maximiliano, que nicamente mencionamos as, porqueElas lo hace con detalle incluyendo los versos populares.Largosera, para unprlogo, referirnos a todoslossacrificados porelabuso dc poder de PorfirioDaz y,tambin conlos "masacrados" alcalor de la pasin revolucionaria, tanto muelios por orden judicial comolos cados extrajudicialmente.Ya ms en nuestros das,la cadena va rompiendo sus eslabones, peroan subsisten, no por invisibles menos duros; baste recordar, para mrito,quelalucha abolicionista noha ccjado en ningn momentoy an con-LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSIvIO 31tinasintriunfarendefinitiva, perosi condecisininquebrantable,casi podramosdecir quecon"decisinneumaniana". SergioGarcaRamrez -que a todo su caudal de nobleza, sabidura y valenta anaelegancia- logren1974queSonora, queerael ltimoestadoqueconservaba la pena de muerte ensu legislacin, la aboliera. Erannuestros tiempos deromanticismojuvenil. Acadaratoselevantanlas banderas piratas de los "morticolas", pero, hasta ahora, las hemoslogrado aplacar.En el ltimo capihllo, seculmina estaobra criticacon una contem-placin drstica de lo que es nuestro mundo actual dentro delneolibe-ralismo. Situacintrgica ysinesperanzaparalos marginados. Deci-mos esto porque si se cumplen las apreciaciones del autor nuestras socie-dadestienenfrenteaslaprivatizacindemoledora, lapunicindelapobreza y la exclusin social como amenaza,porque "la poltica ha lle-gado a llamarse economa y la moral poltica".El libro es estremecedor ---Desearamos que no tuviera razn, perolatiene-, pero marca la esperanza que da toda denuncia: el hacemos cons-cientes de la realidad para iniciar -{;omo ltimo reto- su superacin.Elas Neuman, despus de unlibro -quelos tiene enracimo-como Arquiloco, altem1inarlabatalla, recargasulanza enun rbol ybajosusombra, acompaado de su esposaKtys y sus amigos, levantasu copa que derrama vino tinto y brinda por el mejor futuro de los mar-ginados: losquesufren. LuegodeclamaunpoemadeBorgesy cantatangoshastaquesalenlasprimeras estrellasdela nochey el bhodeAtenea levanta el vuelo.ANTONIOSNCHEZGALlNDOCAPTULO 1CAPTULO 1ACTUALIDAD DE LA VENGANZA TALINAL1. La pasin vengativa del represorRenunciaralavenganzaporlavenganzaensi ysolicitarunamejorjusticiaparecieraunretrocesoquesitaenloslindesdelacobardao el perdn. Cambiar por y hacia valoresafirmativosconunapolticaseriaqueabarquedesdela tuteladelos jvenes transgresores hastalaaccinpolicial, judicial ycarcelariaeintentarevitarlavictimizacinquecausalaejecucindeciertaspenas, esmenoscabaralaopininpblica que preconiza, o es llevada a preconizar, esa venganza insita enel ser humano y pedir an ms represin...La pasin vengativa del represor anestesia profundamente todo valorafirmativo y presupone la reivindicacin de un orden subveliido o con-trariadopor eldelito. Existe y se ha difundidola creenciade queconla venganzaseejercela justiciay selogra unasuertedesimetriaquelegitima alrepresor en acto y potencia, y a los represores, quehabitanentre tanto ciudadano "justiciero", que llegan a adquirir un arma "por siacaso", en potencia y acto.Secularmente la Ley penal y su ejecucin han sido concebidas comolaantitesisdela venganza talional, "el ojo por ojo ydientepordiente"que suele reaparecer de modo encrespado en el nimo de las vctimas, susfamiliares, amigos y en la opinin pblica. En gran parte de pases, inclusoen Francia, hay pmtidaros a ultranza dela pena de muerte, la proponencon insistencia y en toda 0pOltundad, en especial cuando un delito abomi-nable provoca adems de indignacin, miedo, alarma, inseguridad.3536ELAS NEUMANCmo introyectar el hondosentidodel "Nomatars!", manda-miento que requiri ms de cuarenta millones de leyes para adjetivarlo,ordenandoa morir, por sentenciapenal, aun semejante... ?QuirozCuarn, en La pella de lIIuerte ellivlxico (pg. 386), evoca a un antiguomaestro, Francisco Gonzlez de la Vega, quien decia: "La vieja nollnadearcaicoacentoysiemprerenovadapresencianos preside. Ellaseexpresaas: No matars. No matars, sindistincionesnisutilezas, sincomponendas ni sofismas. Un no matars incondicional. Un no matarsa nadie, ni a tu prjimo, ni a ti mismo".El mandamientono estipula nipermite excepciones. No existe per-miso siquiera para matar por causas nobles o motivos justificados, poli-ticoseideolgicos. Nomatars! es, sinduda, el principiomspro-fimdo que se recoge en todaslas religiones. Y aunque en nombre de ladefensa de la religin se tortur y mand a la hoguera... o no se luchcon toda la fuerza que el mandato impone contra las muertes programa-das del Holocausto, no por ello el principio haperdido, siquiera en unpice, su trascendente significado.Entomoalamuertecomopenalidadsehatejidolafalsaideadeque con slo su sancin y entrada en vigencia, la delincuencia cesa o, almenos, se autolimita. La realidad no ha acompasado al argumento quesehaconvertidoenunmito. Y yasesabequelosmitossonsocial ycientficamenteindemostrables. Lapenamxima, en cambio, disfrazacon solapados antifacesla pulsn de venganza que suele navegar en elpsqusmo humano.Desdeel otroextremo, sesubrayaconinsistenciaquelaprobableaplicacin de la pcna demuerte, ms que disuadir, fomenta. En su eje-cucin, el Estado se proyecta de modo similar, aunque an ms alevoso,que el delincuente. Y, se recuerda que en las ocasiones en que se buscaa asesinos seriales, pasibles dela pena, se presentan, antela policia (ose comunican por va telefnica), personas que nada tienen que ver conlos delitos en investigacin, confesando ser autores de los hechos.No file sencilla la localizacin y detencin de Peter Kurten, el "vam-piro de Dusseldorf', que tena aterrorizada a esa tranquila ciudad y queLA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 37fueraguillotinadoenla prisindeKlingelputz, el 2 de julio de 1931.Hasta su detencin, por la delacin de su esposa, instigada y conscntidapor el propio Kurten, ocuni un hecho indito: alrededor dc 200 perso-nas se presentaron declarndose autores del crimcn de los nios, entor-peciendo la investigacin policial. I"El legislador que admite esta sancin introduce una gota dc venenoen el uso que contiene las nonnas dela sociedad. Aunque no selleguea la ejecucin, esta nota infecta todo el liquido, toda la legislacin, todoel talante del sistema de justicia y dc convivencia."El instintodevenganza mortal sehallatanarraigadoenel 'animalracional' que, para muchos,el hecho de rechazarlos y prohibir su expre-sin colectiva, resulta intolerable. Por lo mismo el abolicionismo significaun triunfo de la solidaridad sobre la venganza, el miedo, el odio o, comoha fonnulado Badinter, un triunfo de la humanidad sobre s misma. Es elhiunfo msdificil de alcanzar, y en ciertosentido esel msimpOltantepara el progreso de la sociedad.'"Segnse veralolargodel presentetrabajo, unestudiocompara-tivo de la pena capital permite aseverar que en el modelo neoliberal seconstata la muerte judicial y extrajudicial de personas pertenecientes aI Unao despusel cineasta alemnFritzLang filmM, El Vampiro, consideradaunaobramaestra Sobrela base de una suerte de trascendidos, crea un argumento de ficcin en elquese suponequeKurtenfuedetenido por un "sindicato deladrones"que mantena "pacficas"rclaciones con la polica de Dusseldorf, que se hallaba desesperada frente a su propia inepcia ylas crticas que reciba. Antes de entregarlo a las autoridades, los ladrones efectan una parodiade juicio y condenan al "vampiro" a muerte. Es el mismo veredicto que recibir, ms tarde,en la justicia oficial. ..Al finalizar la pelcula el propio Fritz Lang dir: "Seores, seoras, cuidad ms a vuestrosniiios... "Jimnez de Asa tambin trata el caso en su libro Crnica del crimen. En realidad el "vam-piro" ola "bestia"deDusseldorf, queeraun muy correcto empleadoyunapersona afable,contaba connUeve crmenes parecidos y siete tentativas. Quienlo entreg a lapolica fuesumujer, a la cualKurten le rog que10 hiciera a finde que recibierala alta recompensa queseofreca por su captura.2Antonio Beristain, op.cit. en la Bibliografia, pp. 125-126.38ELlASNEUMANlossectoresconflictivos, desprotegidosyporellovulnerables, queelpropio sistema engendr.La pena de muerte no surge de una concesin y no es un derecho. Esun acto de fJerzaenelque se juzgala destruccin fsica, el no ser, deuna persona, aunque a la Ley se la presente como una forma de restable-cer lo justo, la armona social, sin reculTr a la venganza, anteponiendoel uso demedidas autorizadas por el Derecho paralegitimar sus fines.De ah que se ha consensuado, y an se profundiza el equvoco de queel Derecho excluye toda violencia y que la justicia, con serio y serenopoder de coercin, resulta el remedio eficaz cual un escudo protector dela sociedad.El deber de venganza de otrora ha quedado relegado y los hombres seliberan de cumplirlo. Esla Ley y la Justicia que se movilizan y, por asdecirlo, dan la cara y asumen el mandato legal de subrogarlos. Esa expro-piacin legal del conflicto, segn la realidad social de mltiples nacionesy la experiencia emprica dela ejecucin de la ley penal, refleja la pos-tura clasista del Derecho desde que se produce, dentro y a merced de loimpuesto por el control social, una formidable selectividad penal. Bastarobservar la composicin de la poblacin de las prisiones y de condenadosa muerte que recae de manera discrecional y mayoritaria en personas deabajo, sin chanceoEl devenir de las culturas humanas reporta largos momentos en quelaviolenciaseintentacontrolarpormediode la ideade losagradoaunque, de hecho, seimpusieramayor violenciaan. La ideadelosagrado y su mtico contenido supuso conjurar diversos tipos de violen-cia por medio delsacrificiodevctimas humanas. Ydiolegitimidadaotrasformasdeviolenciacomola guerrasanta, la Inquisicin, la jus-ticia y la pena, administradas en nombre de Dios. La justicia era sin-nimodevenganzasocapadelograr el perdnylareconciliacinconDios y, al fin, entre los hombres.Cuando el sentido de Infinitud y la trascendencia, en estos casos, seesfi.una en el tiempo, tiende a reaparecer la violencia institucional des-nuday sin matices, presididapor laideadeorden, impuestoy asegu-LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 39radomediante la represin. Abraham quiso probar a Dios su profundafeyesta puntodematar asuhijoIsaac deunacuchillada. Pero, altiempodecumplirsudesignio, el ni'oessustituidopor uncordero.Es unmomentohistricoycultural de grandezanica: el sacrificiohumano a los dioses da un paso atrs, un paso decisivo en la historia dela civilizacin.La venganza, en estos tiempos, encarna y legitima alDerecho y a laaplicacin de la Ley con su sentido retributivo del mal. Y es tan poderosaque no permite contradiccin o, por asi decirlo, impide que otra venganzaingreseen el juego delaviolencia. El Derecho, entonces, detentasufi-ciente fuerza para impedir la violencia de la venganza de los hombres porsi mismos. Y luego metaboliza el apotegma ---o lo sublima-, al tiempoque transforma a la violencia en una tcnica de curacin...El contragolpe social tena en la antigedad jnstificaciones ms seriasy msprofundasqueel delos hombresdehoy. Nohayposibilidaddejustificar la garrafal violencia humana -como nunca antes- en la his-toria. Pinsese en el Holocausto, en Hiroshima y en las ojivas nuclearesque amenazan la destruccin del mundo. Nadie tiene poder para reclamarlmites. Yanadie puede ejercer seriamenteel control;obsrveseloocu-rrido con la invasin norteamericana a Afganistn e Irak.Entretanto, elcastigoseguirsiendocastigoy, bajoel mantodeseraplicable al responsablepenal, pretenderapartarydisimular el hechode que f0I111a p31te de un sistema de violencia contra la violencia en quenada ni nadie debe invadir el mbito intangible de su control. Los castigosque aplica le dan vida, sentido y categorizan al sistema establecido.De tal modo la venganza y la violencia legislada se realimentan, enel mbito del Derecho, que regula el sistema social establecido y deten-tan su mximo adjetivo enla pena de muelte.2. Manipulacin del miedo e identificacin con el represorUna revisin critica de la historia poltica e institucional refleja la exis-tencia consecuente de formas consensuadas de autoridad arbitraria y sin40ELASNEUMANley. Conscnsuadas en el sentido deunpactoinconsciente conel repre-sor, aunque ello, cabe insistir, importe confundir justicia con venganza eimplique ms all delo meramentc simblico, la vuelta del horror. Hoyse asiste a otra manipulada globalizacin: la del miedo.El primcr pasoconsistc encrear el polvilloyluego, sinpeajes,mandar el hombre a la luna... ya vendrn despus represores y sicariosa justificar su oscura vocacin. Con capacidad poltica verbomotora lle-vada a la consecucin de un control social para el que golpear, torturary matar no sean ajenos, se logra reforzar el eselavismo de muchos sereshumanos. En ello se apoya la retroalimentacin delsistema neoliberalpor unladoy, porel otro, laprosperidaddealgunosindividuosquesuelen detentar un turbio subsuelo social.El miedo de las personas servir como una constante de legitimacindel Derecho Penalautoritarioy, al fin, del Estado penal.Y, conello, elejercicio del control del poder porque el miedo que engendra la llamadainseguridadsocial pennite, ante todo, elintento exitoso deldominiodelasinstanciasprofimdasdel ser. Siel poder controlalosmiedosdeloshabitantes dispone de una formulacin omnipresente y futura, entre otrascosas, porquehabremos de cumplir minuciosamente aquello quese nosordene. Y la inseguridad, sin duda, nos reunir presurosos y atormentadosbajo el ala de quicn prometa la ansiada seguridad, que nos permita dormirtranquilos. Enldepositaremos nuestro voto. El terreno socialesdcil.Al fin,pe11enccemos a la generacin del miedo. Le hemos tenido miedoa nuestros padres. Hoy le tcnemos miedo a nuestros hijos ...Nuestros pases latinoamericanosnacieronycrecieronsojuzgadospor potencias de ultramar que se valieron de la represin extrema, gene-rando en el espritu de cientos de miles de habitantes un sentimiento queiba del temor al pnico. Toda nuestra historia tiene hondas connotacio-nesconclmiedo yloque consideramos su antdoto: la represin. Asocurr con los anarquistas en el siglo pasado. Idealistas y buena gentecondenada por cl poder cual si filesenbrujos o taumatlogos, mientrasseelevabael medopor y haciaellosdetodoel entramadosocialquesolicitaba y aval sus ejecuciones.LAPENADE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO 41En Argentina, ladictaduramilitar sembrdcmodoferocsimoelmiedoenlasociedad. El terrorismodeEstadoliquidel cuerpodelos queno estn y la conciencia de los que quedamos. An sentimosy transmitimos el resabio de su garrafal autoritarismo.La base fctica fuela inseguridad y la ideologizacin de esa insegu-ridad creada para azuzarla, para tener los miedos presentes en nuestrosactosdiarios, comounasombrayal fin, para pedir atodavoz, segu-ridad. Crear inseguridades unaformaconcreta parael ejercicioirres-tricto del control social o, en otras palabras, una posibilidad manifiestapara el dominio de lasinstancias profundas de los seres humanos, conacciones que induzcan un formidable rdito poltico.Lainseguridad hacequenosreunamospresurososyatonnentadosbajoelala delpoder. Se presta, deese modo, avales delegitimidad alautoritarismo y a la impunidad policia!. Es una nueva fonna que impo-nemos o se nos impone? de convivir con el monstruo.En la medida que el ciudadano celebra en medio del ten-or de la inseguri-dad nuevos esponsales con el represor y vive su identificacin con ese repre-sor no advielte que desnaturaliza y deslegitima a la democracia y participade una posible formulacin de un nuevo tenorismo deEstado aun denh'odel sistema democrtico. De un modoinducido y deliberado, sin analizarni prestar atencin de las verdaderas causas de la violencia social, su capa-cidad de reflexin slo parece COillllovida por el miedo. Y ese miedo, quese junta con su demanda de seguridad a toda costa y como sea, lo clige enarquitectodel desatino: legalizalaimpunidad deloscrmenes policiales,las torturas, las crceles, los refonnatorios, la aviesa manipulacin de la leypenal y pide una y oh'a vez la instauracin dc la pena de l11Uelte.Una cosa es que exista inseguridad social y que sta es, por lo gene-ral, dramtica ynopem1te vivir tranquilamente, de modoapacibley, otra, quelospolticosenfunciones, quehantendidoyazuzadolatrampadelaseguridad, expliquen conciertaemotividad pattica, quedebenrespetar alaopininpblica(opublicada?)yquestaexigemayor seguridad, es decir, mayor violencia y si fuera preciso prediquenla necesdad de la pena mortal en la legislacin.42ELlAS NEUMANEs preciso advertir que los miedos ligados a la inseguridad han pasadoa tel1ir conun tinteideolgicoindeleble, operaciones policialescoman-dadas por hombres violentos pero providenciales que aseguran (o dicenasegurar) a pistoletazos la tranquilidad pblica.El Estadopenal, querequiere deun Derecho Penal autoritario, quese proyecta en los paises del continente, como en Europa y en algunosestados del pas rector, tiene en el fondo -yen la superfice- el aporteinconsciente de un grupo cada vez mayor de personas que se identificacon el represor y da su voto sin comprender que, con ese asentimiento,hapasadoaser cmpliceo, al menos, encubridordeunnuevoterro-rismo estatal. La enfermedad solapada y crapulosa yace bajo aparienciade extrema salud. No advierten, a cuenta de sus propias conveniencias,que estn dando paso a la intervencin del Estado discrecional y que lasnormasy accionesrepresivasextravan eldrama del hombre. En talescircunstancias, la pena de muerte puede incluirse en un recurso a utili-zar si las circunstancias lo requieren.En buena pmie de los paises que padecen insegmidad social hay ciuda-danos que reclaman el permiso del uso personal de armas para un supuestoejercicio de autodefensa y defensa de la familia, aunque ello genere mayorviolencia; se solicitan leyes draconianas o se fomente la existencia de fJer-zas parapoliciales de seguridad ----que en casos extremos llegan a matar anil10s y jvenes comolos escuadrones delamueliedela Bajada de Flu-minense en Ro de Janeiro--- o refugios armados en banios denominadoscOllll/l'ies. Siempre habr vastos sectores capaces de legalizar la irraciona-lidadque, por logeneral, pelienecenalasclasesmediasyaltasyestnaquellos que han debido descender su ubicacin social debido al desempleoy la pobreza critica, que no gozan de prestaciones para la salud, alimenta-cin, vestido, esparcimiento... pero tienen una identificacin sorprendentecon los victimarios cual una obcecada necesidad de ser su propio carcelero.Desde sus cenizas reclaman por mayor violencia represiva sin adveliir questa, ms temprano que tarde, puede blandirse sobre sus cabezas.Resulta dificil, dira imposible, oir a un poltico que sustente una pos-turaabierta, encontradayfirmecontraestavolenciaestatal. Perdera,LAPENADE MUERTEEN TIEMPOSDEL NEOLlBERALlSMO 43antepropiosy extraos, laaparentesolidez, lafuerzay, al fin, lamanodura, que se ha propiciado pblicamente y que se le reclama. Dc tal modo,cuando arriban al poder, entre asentimientos expresos y tcitos a la accindela policaylaadministracincarcelaria, mantienenel fuegosagradoy se sienten avalados frente a estadsticas quele demandan seguridad sinimp0l1ar los costos... mientras no se encaran las verdaderas causas y ori-genesdelaviolenciasocial queconllevanala necesidaddeexplicar yproyectar las formas del despegue y reactivacin socal que proporcione ladignidad del trabajo y la proteccin social.Tampocoseencaraunprogramadepolticacriminal coherentedeprevencin y represiva en los tnninos que se pretenden enlas consti-tuciones nacionales y las leyes penales.En tales circunstancias, es posible que, desdeelpoder se preconicela pena capital para restaar desgarradurasy, en cada vez mayor partede pases, lapenademuerteextrajudicial a manosdepolicas yotrasfuerzas armadas y por la administracin de prisiones.3. El tormento legislado y el derecho de matarCabra peusar que cuando se decde dar potestad a la crueldad deltor-mento, legslndola, la pena de mue11e deviene ntangible, pero, acaso,lo que implica como tOlmento, desaparece por el hecho de pertenecera la Ley?Si se la arguye como legtima defensa para la prevencin de deter-minados delitos, formulacindisuasivaojustaforma dedefensa yvindictasocial, pasaaserpartede la normalidadcomo, dehecho,ocurre. Selareceptacomounaformadehonestaycruel,v,.iolenciaproyectndola hacia de.litos crueles contra la sanasylalIbertaddeestasy, mastarde, conrespecto,;\:;otrO ilicitudes que afectan a la economia y a la salud:elde drogas;'::'.;.actos de corrupcin, contagio intencional de. :,)na atipica (China)- yen legislacionesislmi9,i't}:'.terio. Demodoquedebeadmitirselay.;., " ' . \,.'44ELAS NEUMANavancesen elcatlogodedelitosen quelaimposicindela penasehace extensiva.En cuanto a la visualizacin de la pena capital como legitima defensasocial resulta insostenible. La Iglesia no la excluye como medidaextrema o ltima para la defensa de la sociedad sobre la base de que asicomo se la justifica en defensa propia, cabria justificarla como defensapropia dela sociedad frentea determinados delitos y en determinadosmomentos. La Iglesia nunca ha dicho "no a la pena de muerte", aunqueensee que nunca un hombre puede matar a otro hombre.La doctrina de la legtima defensa tiene una enorme raigambre en elDerecho Penal y los cdigos sustentantes de la materia la arbitran comoun eximente de responsabilidad y de la pena. Alguien es atacadoy, parasalvar suvida, sedefiende, lucha ymataal agresor. Peroresultainad-misible, enelcampo jurdico, justificar laaplicacin dela penacapitalmediantela utilizacindelconceptodelegtimadefensasocialodelanacin, porque el hecho delictivo ya aconteci, no hay un peligro real niinminente y no se advierte entonces cmo puede hablarse de defensay,menos an, de legitima... causando una muerte premeditada y alevosa quedestaca, precisamente, el estado total de indefensin de quien va a morir.Cabria polemizar sobre si es que la violencia se refiere a la materiali-dad de los hechos odiosos y la almma social que provocan, o a la trans-gresindelanonnaen si, al reinodel legalismoy el debe. Establecercundo la opcin se proyecta al estudio de la inseguridad social que vul-nera al orden, por ejemplo, o si lo importante son los actos vandlicos queactivan los miedos de las personas o el desafio que implica con respectoa la intangibilidad de la norma.El Derechovienea racionalizarlaviolenciaypretendereponerlojusto con el castigo letal, lo que resulta ostensible con la aplicacin dela pena de muerte judicial (y mucho ms, con la extrajudicial). Estamosde frente y en el juego de un sistema violento, proyectado contra la vio-lencia, en que la intransigencia y el castigo energizan su razn de ser.Daniel Sueirohaindicadoquelahistoriadelaviolencia, enigualmedida que la del Derecho, generan o subrayan el ejercicio de la auto-LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALISMO 45ridad, delafuerzay, al fin, del poder. En unabreve cronologa, cerraun crculo que avanza desde los tiempos en que an no exista la formaescrita de las leyes. Entonces, fueron el jcfe, el hechicero, el rey, el pon-tfice, los que imponan su fuerza. Despns se crearan las normas y unorden. Quienes trasgredan dichas nol111as fueron condenados a morir.4. Discriminacin y selectividad de los que van a morirLa problemtica residey, por ende, eldebateseestablece, sobrequindictalasnomlas, quindetel111inael ordeny ennombredequodequin? Para Sueiro, se mata, ante todo, en nombre del orden que es pre-ciso defender; claro est que, matizando ideas, debe tenerse presente quetoda sociedad constituye una estlUctura clasista. De ah que Bentham afu'-maraqueseconsiderainmoral, criminosoypunibletodolodaosoeincmodoparalasclasesprivilegiadasyvencedoras, loquehoysehadefinido como clases dominantes. El propio Rousseau, al formular el fun-damento del derecho de matar, lo plantea como la explicacin que el prn-cipe da al ciudadano: "Conviene al Estado que t mueras".Paraunbuennmerodecriminlogosypenalistas, laLeypenalesuncontrol formal depuniciny, porende, decontrol social. Enesecontexto, lapenademuertefnngecomounrecursoestatal queintenta poner lmites adetelminada clase social insumisa, aunquefuerepotencialmente,en nombredeotraclase prepotenteo domina-dora. No es la sociedad lo que las leyes penales defienden en busca dela armona comunitaria, sino concretos intereses del glUpo dominanteque, no slo fijalosdelitos, sino tambinlas penas. De tal modo, noresulta serio decir que mediantela pena capital se defiende a la socie-dad en su totalidad sino a un cierto sector o grupo de ella. Y el ejemploterminantesederivadelaselectividadpenal oaplicacinselectiva,que ejecuta siempre a los mismos ...Tambin son los mismos gruposdominanteslosquelaaplicanenamparodesuspropios interesesoanombredequienesdetentanel podereconmico, social, poltico,cientfico o religioso.46ELAS NEUMANDe ello se desprende que los delitos sobre los que pesa la Ley y la penacapital son aquellos que atentan contra la vida y la propiedad y, en especialenlos paises islmicos los que vulneran principios religiosos y sexuales.Se trata de ilicitudes que se proyectan contra la autoridad moral y fisica delgrupo dominante y tambin ---es obvio-- contra sus propiedades.En cierto momento histrico el robo en Inglaterra tena mayor enti-dad que el homicidio. Durante el siglo xv quien robaba por el valor denueve peniques era atado de pies y manos y se le cOltaba la lengua y lagarganta siendo luego arrojado almar. Las leyes sajonas deprincipiosdel sigloXIX imponianla pena de muerte a los culpables detodo roboque excediera la cantidad de doce peniques.La selectividad penal-parece superfluo polemizarlo- es un clar-simo sealamiento clasista. Se define primero a quinesy luego selosinstitucionaliza en prisiones o se les manda al cadalso. Un sealamientoentre rprobos y elegidos. Un ciudadano romano nunca es un criminaly unesclavoloessiempre;unciudadanonegrodeTexasqueviolaauna mujer blanca es condenado a muerte, pero si un blanco viola a unanegra, la mirada ser indulgente.De ahi que hace unos aos el representante oficial del Comit del Dis-trito de Columbia (EE.UU.) manifestaba: "Tal como se aplica en la actuali-dad, la pena de muelte no es ms que una discriminacin arbitraria contrauna vctima ocasional. No puede decirse que se reserva como un arma dejusticia distributiva para los crimnales ms atroces. Porque no son precisa-mente stos los que sufren su efecto. Casi todos los criminales con poder einfluenca logran escapar, pero el pobre que no tiene ni un centavo para pre-sentar apelaciones a los tribunales, como ya es sabido, ser sacrificado".5. Impunidad y pena capitalLa justicia encuentra su realizacin, su plcnitud y razn de ser cuandosecondenaal delincuente. Laimpunidadseadelantaala justicia, latransforma en una entelequia. En Georgias, Scrates asevera: " ... come-ter una injusticia es elsegundo mal en cuanto a su magnitud,porque elLA PENA DE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 47primero y ms grande de los males es no sufrir castigo habiendo come-tido injusticia".Se ha establecido como premisa que a la Ley la viola el delincuentecon su hecho que se subsume a una figura penal, pero la segunda vio-lacin legalse cometecuando no se logra detener a quiencometi eldelitopara ponerlo a disposicin de la justicia o ste, de algn modo,hace estril el reclamo judicial. Las leyes son premisas, meras hipte-sisdesbaratadas, cuandoquiendelinquenoesllevadoa cumplir consus mandatos.De ah que sea preciso establecer un contralor de legalidad. La poli-canopnedeactuarimpunementey nosonlos juecesdeinstlUccinquienesdeben establecer esecontralor sinoelministeriopblico,losprocuradores de justicia los que deben procurarla. Otra posibilidad laofrecelaformacindeunapolicajudicial queinvestiguetodoslosdelitosy establezcalaspautasparalaaprehensindesusautores. Ynodebedescartarseeltrabajodeorganizacionesnogubernamentalesdedicadas afortalecer lasgarantias constitucionales ylos DercchosHumanos.Si la impunidad se achicara al punto de lograrse contornos norma-lesseriainnecesariaunapolicaquecreceenpersonal, mIDas, avio-nes, helicpterosy, sobre todo, en poder polticoa partir deloscien-tos de exigencias y algunas imposiciones qne efecta a las autoridadesgubernamentales.Pocoy nadasehabladelaimpunidady porall seestableceunadeliberada deslegitimacin de la justicia penal que es tanto como decirfalta de legalidad, una violacin de la Ley implica la fractura del ordenjurdico tanto o ms que por el delito en s. Cierto es que buena cantidadde vctimas de delitos no los denuncian ante la polica. Sus miedos lesllevanadesconfiaryacreerquelapoliciaescmplicedel delitoyque existe una connivencia especialentre polica y delincuencia... Lano denuncia implica engrosar la llamada "cifra negra" de la criminali-dad y ello aumenta la impunidad sobre hechos delictivos. En los casosdesecuestrosextorsivos es muy comn que, como prenda dela nego-48ELAS NEUMANciacinentrefamiliaresydelincuentes, debanabstenersedeefectnardenuncia en sede policial.La impunidad mayor implica, por un lado, la no justicia; y, por el otro,alienta a la delincuencia, y expresa de modo contundente que el cuerpopolicial, producidaladenuncia, nologradar con losautoresdel hechodelictivo. Y de la justicia cuando no es expeditiva refleja nna sempiternalentitnd. Unapolicainservibleresultaintil y, cuandono, conupta.Una justicia dada al estndio del mero expediente penal y a la desidia ypereza,con jueces adscritos nicamente a sus sueldos y que obedecena lealtades polticas, son los que adjetivan a la impunidad, causa directade la zozobra que genera el delito que se desenvuelve en un campo deexcelente fertilidad.Aunque no se diga o se advielia, la impunidad genera o robustece ala inseguridad pblica, porque alienta a quienes se han decidido por eldelito. La no sancin de actos delictivosen el campo judicial, talcualocurre enel policial, pone en entredichoa la justicia:la impunidad seconvierteentonces en no justicia. Por otra parte,laimpunidad, ligadaa los miedos hace que muchas personas hayan decidido am1arse y efec-hlar la justiciapormanopropia... Sealanquelohacenparasalva-guardar a lafamilia y al hogar de ataques de delincuentes callejeros yurbanos o de organizaciones ms profesionales destinadas al robo y alsecuestro. Detal modoseengendramayor violenciasocial ysecon-funde a la justicia con la venganza.El esquema que se sigue con harta frecuencia ha pasado a ser axio-mtico: en paisesdonde sesolicita aplicar o volver a aplicarla penamortal, o an se aplica, losindices deimpunidad son enormes. El 90por ciento delascausasquedan aladeriva y nose resuelven porqueno se ha aprehendido a los autores que evaden, de ese modo, la accinde la justicia. Y los que caen presos suelen tambin eludirla por razo-nesinescrutables. En tales circunstancias, un manto de silencio recu-breestosengaos y el polticoparece robustecer su personay forta-lecer a su gobiernocon slomencionarlaposibilidaddeinstaurar lamxima pena.LA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlIJERALlSMO6. Derechos Humanos y calidad jurdica de "persona"49El devalodel hombreseadviertehoyconespecial claridadmercedala luz que alumbrala doctrina conceptual de los Derechos Humanos. Defrenteaesascircunstanciasy lasdesigualdadescconmicasy sociales,elDerechoylaJusticiadel futuro, afindenoextraviarsucontenido,debe realzar la calidad dc "persona". El Derecho y la Ley deben reformarlos paradigmas y referirse no ya a "sujetos de derecho" sino a "personashumanas" (la tautologia vale, en elcaso, para separarlas de las perso-nas jurdicas o ideales)y cstablecer la exigenciade quela Leycom-prendasuscircunstanciasvivenciales, suextraccin, suprocedencia,su habitat y formas de vida o de sobrevida.De taImado la Ley deber contemplar y los jueces juzgar personashumanas y no meros expedientes que hablan, de modo abstracto, sobresujetosdederechosinencarnadura. ParaquelosDerechos Humanosno se convierten en mera peticin de principios o elementos omamenta-les para los discursos acadmicos y polticos, y frcntea la dcgradacinsocial que formula el no acceso a que se ven impelidos los de abajo, esexigible en el cuerpo normativo y en la ejecucin de la Ley, se perciba alas personas y a los bienes jurdicos desde una perspectiva plural.La justicia que finque su ejercicio slo en tecnicismos ser, por fuerza,deshumanizada. Las leyes y sus regulaciones deberan sincerarse y dejarde lado la concepcin de que son igualitarias, similares para todos, lo quehoy por hoy resulta una falacia. "Las leyes han nacido para evitar que lassoluciones proliferen", deca Unamuno.Ojal que la distribucin de recursos y bienes nos haga iguales comopersonasconlasmismasoportunidades, y quelasleyesloreflcjenenun marco democrtico.Es preciso, paraquelaLeyylaJusticiaseajustenalos hechosqueserecogenencl camposocial, contemplarycompenetrarseenlasituacin devidadela persona humana en conflictoy suscircuns-tancias. Contemplar derechos diferenciales con respecto a ciudadanOsque no estn en igualsituacin por diferencias de oportunidades y por50ELlAS NEUMANcarencias absolutas producidas por el sistema neoliberal de la economaimperante.Ello conlleva al limpio propsito de acceso a una justicia distributivae imparcial para con aquellaspersonas a las cualesla sociedad nolesbrind la posibilidades de ser libres y se encuentran dentro de la margi-nacin y aun exclusin, es decir, en deventaja social, educacional, fami-liar y econmica, sufriendo severas penurias de todo tipo. Desventajasque derivan de una situacin de vulnerabilidad que les ha sido impuestay que es necesario a la Justicia reponer en la propia gestin de lo equi-tativo y lo distributivo.Estasideassecompletanconel estudiodelamarginacin, desushbitos y costumbres especiales, de sus pautas convivenciales, de inter-cambio y comunicacin (o incomunicacin), de sus necesidades y de suimposibilidad de acceso al conocimiento del Derecho, frente a los bienesque protege y como valor que da vida a.1os Poderes y su ejercicio. Esedesconocimiento de cientos de miles de personas produce lo que hoy sellamada "opacidad del Derecho".Abordar por el Derechoa la "persona humana" como nueva figurajurdica, con las circunstancias de vida que atraviesa al tiempo de ejer-ceractos jurdicos,resultaun caminoexentodefacilidad, quecabradesbrozar y que, es seguro, levantar ampollas en quienes tengan con-vicciones tradicionales, en especial quienes han aprendido y ensean unDerecho abstracto, asptico que, es obvio, ha servido y ahora acrecientala posibilidad de anibo al Estado penal.ycon el fin de que esos Derechos no se trasfOlmen en unjuego bizantinopara delirio de tecncratas legales y desprevenidos, ser necesario adve11ir,de una buena vez, que es preciso reconsiderar a quienes, en general, debenser aplicados. Poner en seria revisin ctitica la nocin de "sujeto de Dere-cho" con su tufillo secular a "ente jurdico" y mentida igualdad formal.No se trata de un cambio con base en teoras de races semnticas ouna esgrima de palabras, sino de la conceptualizacin del hombre comopersona. Como persona soporte deferocsimascircunstancias socialesde olvido y miseria. Un juez debera juzgar siempre a personas y -esLA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 51obvio-- sus circunstancias sociales y humanas. es que vamos a seguircon la vieja cantilena de que el Derecho Penal se impone a todos los hom-bres porigual?Puedeconsiderarsecomounhombrelibrea quien notiene casa, ni trabajo, ni alimentos, ni medicamentos si se enfelma?Deahi quecuandolas NacionesUnidaso institucionestansingu-larescomo Amnesty International, sobrelabase deuninestricto res-peto a la aplicacin de los Derechos Humanos, reclaman la abolicin dela pena de muerte, deban reconocer, comolo hacen con frecuencia, lainmensa asimetra entre los propsitos y la realidad concreta que regis-tra el calado social.7. La muerte a secas:la que inflige el delincuente y la que aplica elEstadoToda vez que se habla de la pena mOlial, resulta imprescindible antepo-ner el derecho a la vida. Vida, muerte, muerte, vida, se involucran condenuedo en todo momento, en toda expresin, siempre.Culesla justificacin ontolgicay/olegal porlaqueelEstadopueda disponer de la vida de sus ciudadanos? No tiene limitesen suaccionar? Y si no los tuviera, quin o quines y en qu oportunidad leconfirieron el mximo derecho a incautar la vida de alguien ~ devinodelincuente y cometi un hecho cmel, repugnante? Las Cartas Funda-mentalesde la unanimidad de los pases se refieren a los derechosdetodos los habitantes, y los delincuentes, aun los homicidas, violadoresosecuestradoresextorsivos, loson. Es precisoquesegobiernetam-bin paraellos segnlos mandatoslegales. En Mxicoelartculo18de la Constitucin seala la necesidad de su readaptacin social no desu muerte.No existe indicacin alguna en el contratosocial sobre que el Estadose reserve el derecho de segar vidas mediante la aplicacin de la Ley o sinella. No es posible imaginar que los hombres hubiesen otorgado la facultadque autorice su propia muelie. El Estado, por otra parte, no puede asumirla postura de un asesino legal. Es que la pena de muerte esun asesinatoS2ELAS NEUMANlegal, premeditado, efectuadoenda yhoradeterminado, conlaale-vosa que supone el absoluto estado deindefensindel condenado. Aveces, talcual ocurre en los Estados Unidos, sesuceden suspensionesde la ejecucin y el penado debe morir "varias veces" ...Hansido Albert Camusy Artur Koestlerensu notablelibrosobrela pena de muerte (citado en la Bibliografia) quienes ubican al Estadocomo autor de un nuevo y horrendo asesinato, considerablemente mscalculado y fro.Slola preparacin delescenariodelpatbulo para llevar a cabo elhecholuctuoso resulta un montaje mucho ms minucioso si se lo con-trapone con el homicidio que tuvo como autor al condenado, casi siem-pre ms espontneo y sin preparacin previa. Muchas veces el delito esproductode situaciones circunstanciales,cuando noinesperadas o delmomento o frente a la zozobra que crea el de ser descubierto y aun porvenganzairracional. Irascibilidad y violenciadelictualsonrelevantes,como elmodo dellevar adelantela accin, pero empalidecen si selascomparacon la parafernalia envuelta en ritualismos jurldicos ysocia-lesquepreparael Estadocuandosedisponea ejecutar a unapersonapor mandatojudicial. Ni siquieraloshomicidiospor encargooaunpremeditados sontanminuciosos yprecisos. Muertepor muerte, el. Estado procede con total premeditacin e imposibilitada la defensa dela victima, procede con abrumadora minucia ubicando su accionar pordebajo del delincuente ms inhumano.Para llevar a cabo la muerte se advierte la tarea previa de mltiplespersonaspresididas por el verdugoque la corporizasloporque seencarga de llevarla a cabo.8. Breve dIsquisicin sobre vivir y exIstirVivir no es exactamente lo mismo que existir. Existir proviene dellatin:ex (fuerza de) y sistere, sostenerse. Implica tener un algo existente y real,estar, hallarse en posesin de tener vida. La existencia se presupone comola proyeccin humana de la vida y ataie a un orden individual, de cadaLAPENA DE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOLlBERALlSMO 53uno. Lafilosofaexistencialistalacaracterizabacomounaexperienciaintima y personal del ser, la temporalidad, las angustias, la muerte.]Existir implica la trascendencia como pcrsona humana quela definecomo tal, las aspiraciones, las luchas, los triunfos y derrotas, el proyecto,an maltrecho oimposibledellevar a cabo, y jams la traba queseleopone para que deje de vivir. Esas limitaciones no deberan ser juzgadasdesde nuestras propias limitaciones.La existencia presupone a la vida e implica un orden individual que seproyecta por el solo hecho de ser y otro orden universal que se describecomo la conexin y el usuflUctO de un orden social con su infinidad dematices, incluidoelsentidodetrascendenciahumano. Un ordensocialque, a estas alturas, requiere de otro jurdico garantizador en primer lugarde la vida como el principal derecho. Y con ello los derechos a la salud,al trabajo, a la dignidad,10 que, en fin, implica la necesidad de acceder aotros derechos humanos para una existencia digna.9. Lo que es el hombre, eso es la humanidad...Deca Martn Buber, aludiendoa unasentencia bblica: "Aquelloquees el hombre, eso es la humanidad". Ms all de los logros cientificosy tcnicos, all donde deambule un humano sufriendo hambre y viendocmo10 padecen,dia a dia,por carencia absolutade trabajo y presta-cones sociales, su mujer, sus hijos; all donde la enfennedad conduzcaa la muerte por imposibilidad delograr la medicacin;dondela ense-anza resulte un imposible; all donde la Ley esgrima la pena de mueliey se ejecute de modo alevoso, se est lastimando a la humanidad toda,porque se rompenlas matricesdela vida y del desarrollo y elsentido3Tal vez la existencia ha sido objeto del mayor estudio y exposicin por el existcncialismo, unacorriente filosfica que tiene su antecedente en la obra del dans Kicrkegaard. Su inters centrales la existencia humana entendida como experiencia ntima y personal de las angustias, el ser,la temporalidad, la muerte. Vara desde posturas ateas como la de Sartre a religiosas como la deJaspers, Gabriel Mareel y el mismo Kierkegaard.54ELAS NEUMANde lo que importa, el hombre, cualquier hombre que la habita, y el atrozsufrimiento a que es sometido.Loquesepretenderesolverconlapenacapital es laretribucin,el justocastigo, laimposibilidaddereincidenciadel sentenciadoyladisuasin de futurosdelincuentes. Qu eslo que se halogrado? Puestodo lo contrario. Se recepta a cara descubierta la barbarie que es capazde engendrar el ser humano, avivando su entraa ms escatolgica, lainhumanidad de lo humano, elinstinto ms primario y sanguinario. Y,deotro modo, la cerrazn delosgobemantes y delos analfabetosdelalma...Laluminosaideadelos DerechosHumanos, legadoesencial delliberalismo poltico,se ha robustecido desde hace cinco dcadas, esca-landolos peldaosdela dignidad con unadoctrina bien sistematizaday proyectada en mltiples tratados y leyes. Cielioesque los DerechosHumanos resultan excelentes en el papel pero fungen como una sinfonatrunca y mal interpretada frente al deliberado y constante devalo del serhumano en el sistema neoliberal. De hecho, para una franja de millonesde personas en el mundo entero, aun en los pases centrales, no tienen lamenor aplicacin, cual si Robeli Malthus fuese el economista oculto queprobase sus concepciones y presidiese los mandatos del control social dey hacia los de abajo, hasta su exterminio y en favor del resto (los dueosdel dinero). Deah quelosDerechosHumanosresulten metafsicosocosmognicos para esa enorme franja de personas sin voz.Cuando se habla de reflotar, de crear medios que impliquen elregreso al trabajo y de programas reales de accin, los Estados parecenms atareados en la contencin social que en esos proyectos de desarro-llo. Es el momento propicio para instalar teoras y prcticas represivasdestinadas, en especial, a las clases excluidas del mercado laboral.La precarizacin del empleo y ladeclaradadecrepituddelderecholaboral formapartede laindisciplinasocial ylasistemticayarteradestmccin de la red social de clase propiciados durante la poca indus-trial. La ausencia de representacin poltica en los tres Poderes que nosdan gobierno y deunaconduccinsindical honesta y seria, precipitanLA PENA DE MUERTE EN TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO 55an ms a la crisis. Y hay seres desesperados y sin salida aparente a sumiseria socialque manifiestan su protesta y su resistencia en "rebelio-nes privadas", atacando a la propiedad ajena.En ese contexto de penas estancadas de los de abajo, atisbos de rebel-das sociales, de Repblica untada y gobiernos de cleptcratas, de emba-tes de intereses hegemnicos, las capas medias y altas se mueven comoprisioneras de sus propias inconsistencias como cautivos del miedo. Serprecisoarroparel montaje. ApareceentoncesunfOlmidablecaldodecultivo paralosrepresentantesdela represinlegitimados por el votopopular, que no trepidan en recoger las propuestas de la tolerancia ceroy de la mano dura y conve11irse en devotos seguidores.Los recipendiarios delasmedidasextremasderepresin, de modoinvariable, sern los excluidos sociales cuyas circunstancias de vida, demodo creciente, se asocia en ciertos medios de difusin e imagen -queregulany definenlaconfiguracindelarealidad social- alafiguraprototipica del delincuente.Ciertos acontecimientos delictivos-asaltos amanoarmada contoma de rehenes- suelen tener un montaje clamoroso por la televisintrasmitiendo imgenes y discurso represivo desde el lugar de la escena.Cabria advertir que ya no solamente se trata de unificar el consenso dela opinin pblica a merced de la opinin "publicada", sino tambin laimagen pblica y el evento represivo...10. Los minusvlidos para la vidaLa pobreza mata en el sentido de que reduce aos de vida y degrada lacalidad de sta. El impacto social de la pobreza planteaba una garrafaldiferencia en la "esperanza de vida" de los habitantes:Hace unos aos(1998)laCEPAL sealaba que "los pobresvivendiez aos menos", seconvertian en minusvlidos para la vida.Eslaclasetrabajadoralaquesevioaherrojadaaesasrealidadescomo efecto directo dela marginacin, la represin, la hiperdesocupa-cin, conla consiguienteprdidadeautoestimay estimafamiliar. NoS6ELAS N U ~ I Ndigamos tambin social, pues ella va implcita en las mismas decisionespolticas y empresariales quelos golpean.Cuando se sabe que existe un 36 % de desocupacin juvenil debe pen-sarse, de inmediato, no slo en la desnutricin sino en la imposibilidad deacceso a la cducacin y al mercado de trabajo y qu es lo que significan olo que se debe presagiar para el futuro inmediato y mediato.El crculo es de abrumadora perversin. Se conocen casos de perso-nas quehandecidido autoexcluirse dela comunidad social. Seabstie-nen de cualquier participacin social, dedicadas a sobrevivir como sea.ynada ms.JuanPablo IIhasealado en su ltima visita a Mxico que el neoli-beralismo es pecado. Cabra preguntarse sila perversidad del sistema hacegado de tal modo a los humanos a punto de inhibirles la posibilidad dereparar en la ingente cantidad de muelte y desgracias que aeanea. O esque elpaso que se est dando y el quietismo sumido en el miedo queloarticula, significa la simple entrega del patrimonio nacional que incluye aseres humanos para pagar intereses de prstamos extorsivos, permitiendoalaspotenciaseconmicasy losgrupostrasnaeionalesaellosligadas,acrecentar el sometimiento de pases margnales en una forma de neoco-lonialismo en que el hombre, en si, nada importa.Son las formas que asume el control social supranacional y ser muydificil "globalizar" actitudes optimistas mientras subsista elpoder con-centrado que es atraido de modo indisoluble por la globalizacin.Hay una inmensa y creciente cantidad de seres humanos que podrandefinirse como minusvlidos, no aptos para la vida, a los que se ha deci-didoexcluir, segregar, enviaral "corral de los leprosos"quedira elpoeta Almafuerte.iQu decir dclos enfermos en ciertoshospitales!o delos ancianosa quienes setrataenciertos gerjtricos, dondevana esperar supropiamuerte, cual si fuesenmateria descartable.Estosejemplos (cabriahablar tambinde los minusvlidosfisicos,los adictos alcohlicos y a las drogas) son medidas implementadas paraseres humanos ubicados bajo la gua y el denominador comn de lo fatal.LA PENA DE MUERTEEN TIEMPOS DEL NEOUBERALISMO 57Frente a cllos se adopta una postura contemplativa sentada en posicin deloto. Sus vidas en si no interesan. Interesa su control social.Hay formas de control social informal que se han ido perfeccionandopor mltiplesmedios, incluso propagandsticos, y que han dado exce-lentes rditos: son lasque se ejercen mediantelasdrogas y el alcohol(que tambin es una droga).Lallamada"guerraalas drogas"(decretadapor el expresidentedelosEstadosUnidos, Reagan, en1982)nolofueparasalvaguardadesereshumanos. Sihubiesesidoas, nunca hubiese sido una guelTacontra las drogas sinocontra las causas, losmotivos, el por qudelas adicciones...El hombre queda desplazado y se habla delas drogasvegetalesysintticascomosi tuvieranmoral eindujeranperse. Esque la persona humana slo interesa como la unidad de consumo de uningente negocio que, se dice, es el segundo en importancia del planeta,por debajo de la venta de armas y por encima del maz.11. El respeto a la vida humanaResultaabrumadorcomprobar, trasalgomsdemediosiglo, quelaAsambleaGeneral delas Naciones Unidasadoptsindisensodelospases integrantes laDeclaracinUniversal deDerechos yDeberesHumanos, que instrumenta el compromiso entre las naciones para pro-mover el respetoa losderechosinherentesa laspersonascomobasede la libertad, la justicia y la paz, y no obstante la pena de muerte con-tinamilitandodel ladodelaLey, comoparteactivadel sistemaderepresin del delito o figurando, agazapada, de un modo declarativo opermitidao aceptadaabiertamenteconcaracteristicassumarsimasyextralegales.Las Naciones Unidas no hanlogrado hasta nuestrosdiasconsagraruna Recomendacin -no digamos una norma- que de modo explcitoerradique, e invite a hacerlo a los pases miembros, la pena de muelte.Mientras no se ilegitime de manera terminante, continuar la bizantinadiscusin a sufavoro ensucontray, lo