Pelayo García Sierra-Diccionario Filosófico

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Pelayo García Sierra Diccionario filosófico Manual de materialismo filosófico Una introducción analítica ISBN 84-930676-3-6 Revisado por Gustavo Bueno El presente Diccionario recoge, de un modo compacto, global y unitario, el conjunto de Ideas que constituyen lo que, desde hace más de tres décadas, se conoce como Materialismo filosófico (una modulación que no debe ser confundida con el Materialismo dialéctico del Diamat, frente al cual se configura en muchos puntos). Por tal entendemos, en efecto, el sistema filosófico que Gustavo Bueno viene desarrollando de forma sistemática, sobre todo, a partir de la publicación, en 1972, de Ensayos materialistas.

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Filosofía

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Pelayo Garca Sierra

Diccionario filosfico

Manual de materialismo filosficoUna introduccin analtica

ISBN 84-930676-3-6 Revisado por Gustavo BuenoEl presente Diccionario recoge, de un modo compacto, global y unitario, el conjunto de Ideas que constituyen lo que, desde hace ms de tres dcadas, se conoce como Materialismo filosfico (una modulacin que no debe ser confundida con el Materialismo dialctico del Diamat, frente al cual se configura en muchos puntos). Por tal entendemos, en efecto, el sistema filosfico que Gustavo Bueno viene desarrollando de forma sistemtica, sobre todo, a partir de la publicacin, en 1972, de Ensayos materialistas.

Al lector

A todos aquellos que pretendan hacer filosofa en serio(filosofa crtico-sistemtica, verdadera filosofa), y no la reduzcana una prctica puramente ideolgica o adjetiva.

El presente Diccionario recoge, de un modo compacto, global y unitario, el conjunto de Ideas que constituyen lo que, desde hace casi tres dcadas, se conoce como Materialismo filosfico (una modulacin que no debe ser confundida con el Materialismo dialctico del Diamat, frente al cual se configura en muchos puntos). Por tal entendemos, en efecto, el sistema filosfico que Gustavo Bueno viene desarrollando de forma sistemtica, sobre todo, a partir de la publicacin, en 1972, de Ensayos materialistas.

En la configuracin y desarrollo de este sistema ha jugado, sin duda, un papel fundamental las aportaciones de la llamada Escuela de Oviedo, a cuyos miembros que, desde luego, no se reduce a quienes viven fsicamente en Oviedo agradezco las oportunas indicaciones que me han hecho. La mayor parte de estas aportaciones (tesis doctorales, trabajos de investigacin, grupos y seminarios de discusin, conferencias, congresos, &c.) han visto la luz a travs de la editorial Pentalfa y de la revista El Basilisco, y su denominador comn es la aplicacin y desarrollo de la metodologa crtica proporcionada por el materialismo filosfico, siendo sucesivamente utilizada en mltiples campos (desde la ontologa, la historia de la filosofa, la historia de la antropologa y la lgica, hasta la etologa y filosofa de la religin, la historia y filosofa de la ciencia, pasando por la historia de las ideologas, la epistemologa, la psicologa, las ciencias de la organizacin y administracin, la filosofa de la historia, las ciencias de la informacin o las ciencias jurdicas). Un desarrollo que, a partir de 1997, adquiri un impulso an ms efectivo, tras la constitucin de la Fundacin Gustavo Bueno, cuya sede desde que el Ayuntamiento de Oviedo, por iniciativa de su Alcalde D. Gabino de Lorenzo, aprobase por unanimidad la cesin de un edificio emblemtico se encuentra en la ciudad que, a principios del siglo XVIII, acogiera al Feijoo que en ella escribi su Teatro Crtico Universal.

La necesidad de este Diccionario surgi a raz de una serie de reuniones mantenidas por la Agrupacin de Estudiantes de Filosofa de la Universidad de Oviedo quienes, en 1995, vislumbramos entonces yo mismo formaba parte de dicha Agrupacin la necesidad de organizar una serie de grupos de trabajo en los que se estudiase, discutiese y analizase crticamente, en forma de seminarios, muchas cuestiones que la rigidez administrativa de los planes de estudio concebidos e impartidos, salvo honrosas excepciones, desde una perspectiva histrico-filolgica y, por tanto, acrtica no permite abordar a lo largo del curso lectivo ordinario. En aquellas reuniones, en las que participaron no slo los miembros de la Agrupacin, sino la mayor parte de los estudiantes de la Facultad de Filosofa, pudo observarse enseguida que los objetivos propuestos por la Agrupacin de Estudiantes, en la medida en la que se pretenda abordar crticamente, no slo la Historia de los sistemas filosficos, sino tambin la necesidad de estar en contacto permanente con las ciencias categoriales, slo podra llevarse adelante si se parta de un determinado sistema filosfico con la virtualidad suficiente para reabsorber los sistemas histricamente dados y que estuviese lo ms prximo posible, en cuanto a su concepcin y gnesis, a la realidad presente no slo cientfica, sino social, poltica y tecnolgica.

Lo cierto es que no tuvimos que ir demasiado lejos, puesto que, como alumnos, sabamos que, sin necesidad de ir buscar a Alemania, Francia, Inglaterra o EEUU, en Oviedo disponamos de las herramientas conceptuales necesarias para llevar adelante nuestros objetivos. El caso es que, fruto de aquellas reuniones, se observ la pertinencia de ofrecer dada la abundancia, dispersin y complejidad de la obra de Gustavo Bueno (complejidad, ntimamente vinculada, por otro lado, a la complejidad misma del propio estado del Mundo conceptualizado a finales del siglo XX a todos aquellos que estuviesen interesados, una aproximacin, en forma de Ideas, al materialismo filosfico, para, de este modo, tener un manual de consulta manejable y proporcionado a aquellos propsitos iniciales. Las referencias inmediatas que tenamos eran, por ejemplo, las voces que miembros de la Escuela de Oviedo haban escrito para diversos diccionarios: el Diccionario de filosofa contempornea (1976), dirigido por Miguel Angel Quintanilla; el dirigido por Romn Reyes, Terminologa cientfico-social (1988); pero tambin el Diccionario de Filosofa de Ferrater Mora, en cuya 6 edicin (Alianza 1979), puede encontrarse la voz Cierre Categorial. No obstante, el modelo nos lo proporcion el Tomo 5 de la Teora del cierre categorial (Pentalfa, Oviedo 1993), al final del cual puede encontrarse un amplio Glosario de trminos, aunque pensado, sobre todo, a escala de la teora de la ciencia.

Se trataba, en consecuencia, de ofrecer, a partir de un elenco de Ideas lo ms sucinto posible pero, al mismo tiempo, lo suficientemente amplio para ser operativo, una visin global del materialismo filosfico, cuyas lneas fundamentales, determinadas en funcin de las tareas que nos habamos propuesto, se englobaran en torno a cinco ncleos principales, a saber, Ontologa, Antropologa y Filosofa de la Religin, Etica y Moral, Filosofa de la Ciencia, y Filosofa Poltica. Me ofrec voluntario para realizar dicha tarea y, despus de varias reuniones con el profesor Gustavo Bueno en las que le pude exponer nuestras intenciones, surgi la iniciativa de llevar adelante esa misma tarea pero de un modo ms amplio y comprensivo, de manera que el finis operantis inicial se tradujo, al cabo de estos aos, en el finis operis que el lector tiene ahora en sus manos. Una obra que rebasa ampliamente no slo los lmites de la idea primitiva, sino tambin de las posteriores, pues la abundancia de escritos publicados por Gustavo Bueno despus de las primeras versiones de este Diccionario han sido paulatinamente incorporados al mismo, hasta alcanzar su exposicin final. (La parte dedicada al Estado de Derecho, a la Biotica, o a la Idea de Cultura, por citar tres referencias, son una buena muestra de ello).

Un Diccionario cuya principal virtud, por as decir, radica, creo yo, en la forma misma de su organizacin. Una organizacin que no fue concebida un ejemplo ms de cmo el finis operis, no suele ajustarse al finis operantis de antemano, sino que vino dada por las cosas mismas (es decir, por su materia).

Me refiero, sobre todo, al orden de las Ideas; un orden u organizacin sistemtica, y no alfabtica, por ejemplo. En donde las cosas mismas (la materia) son las propias Ideas organizadas no por m, sino por s mismas. Son las propias Ideas sin perjuicio de la intervencin del sujeto operatorio que las aproxima y separa las que han determinado, en el curso mismo de su aparicin y conexin, su propia organizacin interna (su propia symplok). Quiz sea ste uno de los aspectos ms interesantes e impresionantes de una filosofa sistemtica en sentido estricto; una filosofa que (en continuidad histrica con Platn, Aristteles, la escolstica espaola, Espinosa, Kant, Hegel, Husserl o Marx), de ningn modo, puede cimentarse como pretendi Ortega en la mera voluntad de sistema, y que, mucho menos an cmo l mismo confes, al parecer, a un discpulo suyo, puede localizarse en la cabeza de su autor, sino precisamente en los soportes corpreos objetivos en el papel, en un soporte informtico, y que, desde luego, est configurada a la escala que le es propia, a saber, la cientfico-trascendental.

En consecuencia, es el propio sistema y sus partes (en una peculiar symplok, que implica un incesante movimiento de regressus- progressus, y que lo aproxima a una Geometra de las Ideas) el que determina su organizacin interna. Y, lo que no es menos importante, a travs de ella, puede apreciarse cmo, en filosofa, no cabe la posibilidad y no porque ella sea la ciencia primera, o la ciencia sin supuestos, o la ciencia del Todo, de ser especialistas en ontologa (en tica y moral, en lgica, en filosofa de la religin, en filosofa de la ciencia, &c.), como si de disciplinas exentas (jorismticas) se tratase.

La dificultad estriba, no obstante, en determinar qu sea un sistema filosfico. Aqu, como en otros muchos contextos, podra apelarse a aquella definicin dectica que A.S. Eddington propuso para la Fsica (la Fsica es lo que se contiene en el Tratado de Fsica), slo que aplicada a la filosofa sistemtica: He aqu una filosofa sistemtica; o incluso, tambin, podra apelarse, parafraseando a Toms de Kempis, a una definicin segundogenrica: Ms vale sentir el sistema que saber definirlo. Sin embargo, no hace falta acudir a estas frmulas, por muy socorridas que ellas puedan parecer; basta, me parece a m, tener presente cmo no es posible ofrecer una determinada filosofa de la ciencia, sin tener presente una determinada ontologa (y recprocamente); cmo no es posible disponer de una determinada concepcin sobre el origen de la sociedad poltica y del Estado, sin una determinada Idea de Hombre; cmo sta, a su vez, es imposible al margen de una concepcin sobre la Persona, e incluso, al margen de una determinada Idea sobre el origen de las religiones; y cmo sta, a su vez, es inconcebible desconectada de una determinada Idea de ciencia; del mismo modo a como tampoco se puede establecer una teora (filosfica) sobre la libertad, al margen de una teora de la causalidad, de la conciencia, de la alienacin, y, por supuesto, de la persona, &c., (sin que por ello se postule un regressus ad infinitum, que bloqueara el movimiento de vuelta o progressus, porque, de lo contrario, nada podra conocerse).

Quien disponga, por tanto, no en la cabeza como pretenda Ortega, sino en el papel, o en el soporte informtico oportuno, de un conjunto de Ideas (categoriales, por su gnesis, y trascendentales, por estructura) sobre el Hombre, la Ciencia, la Cultura, la Religin, la Libertad, la Persona, el Estado, el Individuo, el Ser, la Materia, la Causalidad, el Arte, la Democracia, los Derechos Humanos, la Tolerancia, la Etica, la Lgica, &c., y su organizacin adquiera una disposicin parecida a la que se contiene en este Diccionario, podr decir que dispone de un sistema filosfico y que tiene no slo l como autor, por ejemplo, sino cualquiera que lo asuma en todo o en parte de unos elementos, herramientas, o Ideas objetivas, proporcionadas y adecuadas y no por ello indiscutibles y eternas para la organizacin de su propia existencia en el mundo entorno prctico que se avecina en el ya cercano prximo milenio.

Slo me resta ofrecer unas breves indicaciones para orientar la lectura de este Diccionario. Las voces, en forma de Ideas, recogidas en l estn tomadas de los distintos libros, artculos de revista, &c., en los que Gustavo Bueno ha ido exponiendo su sistema y, al final de las mismas, puede encontrarse, entre llaves { }, la referencia (del ttulo abreviado de la obra, o el lugar de localizacin del artculo, seguido de las pginas) en la que el lector podr encontrar los prrafos citados y, mediante flechas , se indica, al mismo tiempo, aquellos otros lugares (obras o artculos de revista), al margen de los incorporados en el texto, a los que el lector puede acudir para ampliar la consulta de determinadas Ideas. Adems, se encontrar la letra E, significando Entrevista a Gustavo Bueno. Este smbolo hace referencia a aquellas partes de la obra de Gustavo Bueno no publicada, pero incorporada al Diccionario, como ocurre, por ejemplo, con la parte dedicada al Agnosticismo en la que se ofrece una clasificacin de sus modulaciones (en contraposicin al gnosticismo y al antignosticismo) que pone de manifiesto la oscuridad y confusin en la que se mueven muchas personalidades de la vida pblica, acadmica, poltica, cultural o intelectual, cuando hablan del agnosticismo, en general, o con la Esttica y Filosofa del Arte; pero tambin con otras Ideas incorporadas para ampliar, matizar o ejemplificar, algunas otras partes del sistema, o que han sido incorporadas, sencillamente, para ofrecer una versin lo ms amplia, cerrada y aproximada posible del mismo: entre stas, por mencionar algunas, citaramos: las Ideas de Cuerpo, Evolucin, Influencia, Disociacin y Separacin esencial de los Gneros, Ontologa especial abstracta y Ontologa especial morfolgica, &c. Cada entrada, por otra parte, tiene asignado un nmero, lo que permite establecer llamadas cruzadas internas, remitiendo entre corchetes [ ] a aquellas voces, dentro del mismo Diccionario, que el lector puede localizar con rapidez, y que le servirn para aclarar el sentido de algn trmino particular, que se encuentre utilizado en un lugar distinto a aqul en el que est definido; en este sentido, tambin resultar muy til el ndice alfabtico de trminos que el lector puede consultar al principio de este libro.

Por ltimo, este Diccionario no pretende erigirse en sustituto de las obras de Gustavo Bueno; el lector que considere oportuno profundizar en alguna o algunas de sus partes deber acudir a sus escritos. En todo caso, s ofrece una aproximacin global a su sistema, una aproximacin exhaustiva y en primer grado, de manera que las referencias podrn ser aprovechadas, pues los textos estn literalmente tomados (salvo las necesarias modificaciones para mantener la coherencia sintctica interna) de sus escritos.

He preferido el estilo directo, antes que el mero resumen o la redaccin expositiva, quiz porque la obra de Gustavo Bueno forma parte del gnero de obras llamadas maestras, y quepa decir de ella lo que Oscar Wilde dijo al director de escena de una obra suya que pretenda modificar: Quin soy yo para corregir una obra maestra?

Pelayo Garca SierraGijn, enero de 1999I. Cuestiones preambulares [1-21]

II. Ontologa

1. Materialismo ontolgico [22-95]

2. Dialctica [96-107]

3. Finalidad [108-120]

4. Causalidad [121-144]

5. Existencia, Posibilidad, Necesidad [145-151]

III. Gnoseologa (Teora de la ciencia)

1. Doctrina de las categoras [152-167]

2. Teora filosfica (gnoseolgica) de la ciencia [168-232]

IV. Antropologa y Filosofa de la Historia

1. Antropologa

1. Cuestiones proemiales [233-277]

2. Individuo y Persona [278-313]

3. Libertad [314-335]

4. Sentido de la vida y religacin [336-350]

5. Filosofa de la religin [351-372]

6. Fetichismo, Magia y Religin [373-384]

7. Agnosticismo [385-400]

8. Filosofa de la cultura [401-435]

2. Filosofa de la Historia [436-443]

V. Etica y moral

1. Etica y moral [444-480]

2. Derechos humanos [481-488]

3. Muerte, fallecimiento, eutanasia [489-506]

4. Biotica [507-538]

5. Tolerancia [539-552]

VI. Filosofa poltica

1. Parte ontolgica [553-608]

2. Estado de derecho [609-638]

3. Democracia [639-646]

VII. Esttica y Filosofa del arte

1. Esttica [647-649]

2. Filosofa del arte [650-664]

I. Cuestiones preambulares

[1] Materialismo filosfico

[2] Materialismo metodolgico como materialismo operatorio

[3] Filosofa / Ciencia

[4] Metafsica

[5] Filosofa como saber de segundo grado

[6] Filosofa administrada / Filosofa inadministrada

[7] Filosofa administrada por la Universidad / Filosofa administrada por los Institutos de Enseanza Secundaria

[8] Filosofa (acepciones de)

[9] Filosofa exenta respecto del presente

[10] Filosofa (exenta) dogmtica o escolstica

[11] Filosofa (exenta) histrica o etnolgica

[12] Filosofa implantada o inmersa respecto del presente

[13] Filosofa inmersa y adjetiva

[14] Filosofa espontnea de los cientficos

[15] Filosofa genitiva

[16] Filosofa inmersa y crtico-sistemtica

[17] Filosofa en sentido lato / Filosofa en sentido estricto

[18] Verdadera filosofa / Filosofa verdadera

[19] Filosofas centradas / Filosofas no centradas (o sistemticas)

[20] Historia filolgica / Historia filosfica de la Filosofa

[21] Teologa (nematologa) / Ciencia / Filosofa de la Religin

[ 1 ]

Materialismo filosfico

Las lneas ms importantes del materialismo filosfico, determinadas en funcin del espacio antropolgico [244] (en tanto este espacio abarca al mundo ntegramente conceptualizado de nuestro presente) pueden trazarse siguiendo los tres ejes que organizan ese espacio, a saber, el eje radial [246], el eje circular [245] y el eje angular. [247]

Desde el eje radial el materialismo filosfico se nos presenta como un materialismo cosmolgico, en tanto que l constituye la crtica (principalmente) a la visin del mundo en cuanto efecto contingente de un Dios creador que poseyera a su vez la providencia y el gobierno del mundo (el materialismo csmico incluye tambin una concepcin materialista de las ciencias categoriales, es decir, un materialismo gnoseolgico [168]).

Desde el eje circular, se aproxima, hasta confundirse con l, con el materialismo histrico, al menos en la medida en que este materialismo constituye la crtica de todo idealismo histrico y de su intento de explicar la historia humana en funcin de una conciencia autnoma desde la cual estuviese planendose el curso global de la humanidad.

Desde el eje angular, toma la forma de un materialismo religioso [351] que se enfrenta crticamente con el espiritualismo (que concibe a los dioses, a los espritus, a las almas y a los nmenes, en general, como incorpreos), propugnando la naturaleza corprea y real (no alucinatoria o mental) de los sujetos numinosos que han rodeado a los hombres durante milenios (el materialismo religioso identifica esos sujetos numinosos corpreos con los animales y se gua por el siguiente principio: el hombre no hizo a los dioses a imagen y semejanza de los hombres, sino a imagen y semejanza de los animales).

El materialismo filosfico incluye tambin la crtica a la identificacin del espacio antropolgico con la omnitudo rerum, y esta crtica abre el camino de regressus [229] hacia la materia ontolgico general [22, 82]. {QF2 83-84}

[ 2 ]Materialismo metodolgicocomo materialismo operatorio

El materialismo metodolgico es el ejercicio mismo del racionalismo materialista en cada curso de los anlisis, construcciones o debates de carcter cientfico o filosfico, sin necesidad de que en estos cursos el materialismo se aparezca representado, o incluso aparezca representado con frmulas espiritualistas. El racionalismo materialista se moldea sobre operaciones tecnolgicas (quirrgicas) o prcticas concretas cuyo curso slo puede seguir adelante cuando los materiales respectivos encuentran una concatenacin objetiva.

La caracterstica fundamental del materialismo metodolgico consiste en poner el pie en los materiales, incialmente corpreos, que estn implicados en la cuestin debatida; y esta caracterstica es deducible de la naturaleza operatoria de todo proceder racional, por un lado, y de la naturaleza corprea de toda operacin en cuanto vinculada al sujeto operatorio. [68]

El materialismo metodolgico, por consiguiente, puede definirse como una incesante reaccin a las tendencias formalistas [76-80] a tratar las cuestiones discutidas mantenindonos al margen de los materiales del referencia; sin embargo, esta definicin del materialismo metodolgico ha de entenderse como meramente indicativa, puesto que al estar concatenados los materiales de modo indefinido no es posible a priori establecer los lmites de cada crculo de materialidad pertinente. [65, 72-75, 81]

Por ejemplo, no procede de acuerdo con el materialismo metodolgico quien, en Geometra, intenta definir una circunferencia a partir de puntos y rectas, dejando de lado, o desdeando, la consideracin de los cuerpos redondeados (siendo infinitos los puntos y segmentos de rectas que se necesitan para definir la circunferencia, ningn formalismo podra conducir a tal concepto). No procede segn el mtodo materialista quien se dispone a analizar la Idea de Historia regresando a la supuesta estructura del ser histrico, dejando de lado la consideracin de materiales histricos concretos, tales como documentos, secuencias de reliquias, &c. [436-443] No procede, de acuerdo con el materialismo metodolgico, en la teora de la evolucin, quien se desentiende de la consideracin precisa de las lneas de derivacin de los diversos organismos y se mantiene en el terreno de las grandes lneas formales de la Idea de Evolucin. [95] Ni procede de acuerdo con el mtodo materialista quien en el momento de tratar de los problemas relativos a la vida orgnica quiere mantenerse en el terreno de las categoras fsico-qumicas (quarks, tomos, iones, molculas de carbono...) tratando, como si fueran entidades que se agotan en el recinto de sus respectivas categoras, de desentenderse de las conexiones que estos elementos fsico-qumicos tienen con los materiales biolgicos de la experiencia operatoria de la que proceden. No procede de acuerdo con el mtodo materialista quien pretende, en filosofa moral, definir la virtud, o el bien en general, en funcin de una forma de la ley, sin comenzar reuniendo materiales antropolgicos, psicolgicos o sociolgicos a travs de los cuales las ideas ticas o morales se muestran en ejercicio. [444-480] No procede segn el mtodo materialista quien se propone el anlisis del razonamiento o del pensamiento mantenindose en el terreno de la conciencia subjetiva, o de las frmulas lgico-formales, desconectadas de los datos corpreos [296-313]; ni procede segn el materialismo metodolgico quien se empea en analizar la estructura o mecanismo de una mquina de calcular, o de un motor de inferencias, atenindose nicamente al software y dejando de lado los materiales electromagnticos, moleculares, &c. que constituyen el hardware. {E / PrTr 7-34}

[ 3 ]

Filosofa / Ciencia

El problema de las relaciones entre ciencia y filosofa lo entendemos como una ampliacin (por regressus [229]) del problema de las relaciones que cada ciencia positiva mantiene con las otras ciencias, as como con la realidad que envuelve a todas ellas, limitando sus respectivos radios de accin. Carece de sentido hablar, en abstracto, de las relaciones entre ciencia y filosofa, porque stas sern entendidas de diferente modo segn lo que se entienda por ciencia y por filosofa. La cuestin de las relaciones entre la ciencia y la filosofa forma parte de la cuestin de las relaciones entre la filosofa (gnoseolgica) de la ciencia [168-232] y la filosofa en general (incluyendo a la filosofa en cuanto concepcin del mundo, en cuanto Ontologa, y a la peri-filosofa o meta-filosofa). Mantenemos la suposicin segn la cual la filosofa de la ciencia implica, preferencialmente al menos, un cierto tipo de filosofa (de ontologa y de metafilosofa).

El materialismo filosfico desarrolla una teora de la ciencia, la teora del cierre categorial, que no puede ser entendida como una concepcin exenta, compatible con cualquier tipo de ontologa o de metafilosofa. Se comprender la incompatibilidad del materialismo gnoseolgico con el escepticismo cientfico y, por tanto, con el escepticismo en general. El materialismo reconoce a las ciencias su contribucin insustituible en el proceso de establecimiento de verdades racionales, apodcticas y necesarias, como tales verdades, en el mbito de los contextos objetivos, incluso de aquellos que son cambiantes, que las determinan. En este sentido, carecen de todo fundamento (salvo el de inters ideolgico) las afirmaciones segn las cuales la ciencia se mantiene en un plano neutral y paralelo al plano de la fe teolgico-religiosa con el cual, por tanto, y en virtud de ese paralelismo, no podr nunca converger. El conflicto fundamental entre las religiones superiores y la razn no se libra, en todo caso, en el campo de batalla de las ciencias positivas, sino en el campo de batalla de la filosofa. Aqu se encuentran los lugares ocupados por el razonamiento filosfico (la existencia de Dios, la inmortalidad del alma humana, que las iglesias ya no pueden ceder).

El materialismo, apoyado en el pluralismo de los crculos categoriales mutuamente irreductibles que resultan determinados por las diferentes ciencias efectivas [152-167], puede defender la tesis del carcter finito y limitado (= no exhaustivo) de las construcciones cientficas sin necesidad de apelar a instancias exteriores a las mismas, sino del anlisis de las ciencias consideradas en sus relaciones dialcticas mutuas. (En esto se diferencia del agnosticismo. [385-400]) Ninguna ciencia tiene que agotar su propio campo, ni tiene por qu hacerlo, para alcanzar conexiones necesarias en el mbito de sus contextos determinantes [221]. La pluralidad de categoras que el materialismo reconoce en el terreno gnoseolgico se corresponde con el pluralismo materialista en el terreno ontolgico. Los contenidos de los campos materiales que constituye el cuerpo de las ciencias [176] son los mismos contenidos del Mundo-entorno organizado por los hombres: el materialismo rechaza la distincin entre objeto de conocimiento y objeto conocido [87-88].

Pero dado que los objetos conocidos por las ciencias no agotan la materia conceptualizada en los contextos determinantes, se comprende cmo las relaciones entre los diferentes conceptos cientficos (sobre todo, entre los conceptos tallados en diferentes categoras) habrn de rebasar cualquier horizonte categorial, determinndose en forma de Ideas objetivas tales como la Idea de Causa, la Idea de Estructura, la Idea de Dios, la Idea de Tiempo, la Idea de Finalidad, la Idea de Libertad, la Idea de Cultura, la Idea de Hombre... y la Idea de Ciencia).

La filosofa (la filosofa del materialismo filosfico) podra definirse como la disciplina constituida para el tratamiento de las Ideas y de las conexiones sistemticas entre ellas. Ideas que, en tanto brotan de las conceptualizaciones de los procesos del mundo (de un mundo que, en la actualidad, y precisamente por la accin del desarrollo tecnolgico y cientfico, se nos ofrece como una realidad conceptualizada en prcticamente todas sus partes, sin regiones vrgenes mantenidas al margen de cualquier gnero de conceptualizacin mecnica, zoolgica, bioqumica, etolgica, &c.), no son subjetivas, ni son eternas, aunque son Ideas objetivas [152]. La Idea de Dios, por ejemplo, no tiene ms de 3.000 aos de antigedad, y la Idea de Cultura objetiva no tiene ms de 200 aos. Y como, en nuestros das, la mayor parte de las Ideas se van configurando a travs de los conceptos tallados por las ciencias positivas, el materialismo filosfico no puede aceptar la concepcin de la filosofa como madre de las ciencias. La filosofa acadmica -es decir, la filosofa de tradicin platnica- no antecede a las ciencias, sino que presupone las ciencias ya en marcha (nadie entre aqu sin saber geometra). Tampoco puede aceptar la concepcin de la filosofa como una ciencia primera, como una reina de las ciencias. La filosofa no es una ciencia, porque las Ideas, en su symplok [54], no constituyen una categora de categoras susceptible de ser reconstruida como un dominio cerrado. En entendimiento de la filosofa como geometra de Ideas es slo una norma regulativa del racionalismo materialista y no debiera ser interpretado como denominacin de una supuesta construccin efectiva. {QC 101, 108-112 / TCC 425-646}

[ 4 ]

Metafsica

Denominamos as a toda construccin sistemtica doctrinal, a toda idea, &c., que, partiendo, sin duda, de un fundamento emprico lo transforma en una direccin, preferentemente sustancialista, tal que la unidad abstracta (es decir, no-dramatizada, como ocurre en el caso de las construcciones mitolgicas) as obtenida queda situada en lugares que estn ms all de toda posibilidad de retorno racional al mundo de los fenmenos (ejemplos de ideas metafsicas, en este sentido, son: Alma, Dios, Mundo como realidad total, Materia en el sentido del monismo, Espritu Absoluto, Entendimiento Agente, Nada, &c.). {TCC 1434}

[ 5 ]

Filosofa como saber de segundo grado

El saber filosfico no es un saber doxogrfico, un saber pretrito, un saber acerca de las obras de Platn, de Aristteles, de Hegel o de Husserl [11]. Es un saber acerca del presente y desde el presente [12]. La filosofa es un saber de segundo grado, que presupone, por tanto, otros saberes previos, de primer grado (saberes tcnicos, polticos, matemticos, biolgicos...). La filosofa, en su sentido estricto, no es la madre de las ciencias; la filosofa presupone un estado de las ciencias y de las tcnicas suficientemente maduro para que pueda comenzar a constituirse como disciplina definida. Por ello las Ideas de las que se ocupa la filosofa, ideas que brotan precisamente de la confrontacin de los ms diversos conceptos tcnicos, polticos o cientficos, a partir de un cierto grado de desarrollo, son ms abundantes a medida que se produce ese desarrollo [152].

Como saber de segundo grado la filosofa no se asignar a un campo categorial cerrado, como el de las Matemticas o el de la Fsica. Pues el campo de la filosofa est dado en funcin de los otros, de sus analogas o de sus contradicciones. Y las lneas identificables que las analogas o las contradicciones entre las ciencias y otros contenidos de la cultura perfilan, las llamamos Ideas. En funcin de esta concepcin de la filosofa, la metfora fundacional expuesta en el Teeteto platnico, en virtud de la cual la filosofa es presentada como mayeutica, puede comenzar a interpretarse en un sentido objetivo y no slo en el sentido subjetivo (pragmtico pedaggico) tradicional. El oficio de comadrn, tal como yo lo ejerzo (dice Scrates) se parece al de las comadronas pero difiere de l... en que preside el momento de dar a luz, no los cuerpos, sino las Ideas... Dios ha dispuesto que sea mi deber ayudar a dar a luz a los dems y al mismo tiempo me prohibe producir nada por m mismo... Aplicaremos estas analogas no tanto a los individuos (necesitados de ayuda pedaggica para dar a luz sus pensamientos) sino a las propias tcnicas y ciencias que en sus propios dominios (en sus categoras) tallan conceptos rigurosos de los cuales podrn desprenderse las Ideas.

La filosofa se nos muestra entonces no ya tanto como una actividad orientada a contemplar un mundo distinto del mundo real conceptualizado (en nuestro presente, en todas sus partes, est conceptualizado por la tcnica o por la ciencia, porque no quedan propiamente tierras vrgenes de conceptos) sino a desprender las Ideas de los conceptos pues ella no puede engendrar Ideas que no broten de conceptos categoriales o tecnolgicos. Y, sin embargo, los conceptos preados de Ideas necesitan de la ayuda de un arte caracterstico para darlas a luz y este arte es la filosofa. Evitaremos, de este modo, esas frmulas utpicas que pretenden definir la filosofa a travs de conceptos, en el fondo, psicolgicos, tales como filosofa es el amor al saber, o la investigacin de las causas primeras, o el planteamiento de los interrogantes de la existencia. En su lugar, diremos: filosofa es enfrentamiento con las Ideas y con las relaciones sistemticas entre las mismas. Pero sin necesidad de suponer que las Ideas constituyen un mundo organizado, compacto. Las ideas son de muy diversos rangos, aparecen en tiempo y niveles diferentes; tampoco estn desligadas enteramente, ni entrelazadas todas con todas (la idea de Dios no es una idea eterna, sino que aparece en una fecha ms o menos determinada de la historia; la idea de Progreso o la idea de Cultura tampoco son ideas eternas: son ideas modernas, con no ms de un par de siglos de vida). Su ritmo de transformacin suele ser ms lento que el ritmo de transformacin de las realidades cientficas, polticas o culturales de las que surgieron; pero no cabe sustantivarlas.

La filosofa, por tanto, no tiene un contenido susceptible de ser explotado o descubierto en s mismo y por s mismo, ni siquiera de ser creado, por analoga a lo que se conoce como creacin musical: la filosofa est slo en funcin de las realidades del presente, es actividad de segundo grado y no tiene mayor sentido, por tanto, buscar una filosofa autntica como si pudiera sta encontrarse en algn lugar determinado. Lo que ocurre es que, por ejemplo, nos hemos encontrado con las contradicciones entre una ley fsica y una ley matemtica: no busco 'la filosofa' -tendra que decir- sino que me encuentro ante contradicciones entre ideas o situaciones; y, desde aqu, lo que busco son los mecanismos segn los cuales se ha producido esa contradiccin, sus analogas con otras, &c.; y a este proceso llamamos filosofa.

Ahora bien, la respuesta a la pregunta qu es la filosofa? slo puede llevarse a efecto impugnando otras respuestas que, junto con la propuesta, constituya un sistema de respuestas posibles; porque el saber filosfico es siempre (y en esto se parece al saber poltico) un saber contra alguien, un saber dibujado frente a otros pretendidos saberes. {QF2 13-14, 45-47}

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Filosofa administrada / Filosofa inadministrada

Platn fue el fundador de la Academia y, con ella, de un mtodo caracterstico de filosofar: el mtodo dialctico. Platn, en la Academia, instituy el mtodo formal de proceder de una filosofa que, hasta entonces, se haba manifestado informalmente en la plaza pblica, como filosofa mundana. Scrates es la encarnacin ms pura de este modo mundano de filosofar. Esta misma filosofa mundana inspira, desde su propio ejercicio, la conveniencia de crear instituciones (o de reutilizar instituciones ya establecidas, incluyendo aqu la casa de Calias) como espacios capaces de favorecer y desarrollar su propia vida. La institucionalizacin de la filosofa abrira una dialctica en virtud de la cual la conveniencia llevara aparejada una inconveniencia de alcance muy diverso y, en el lmite, la de-generacin de la filosofa, a partir precisamente del cierre sobre s misma (o, lo que es lo mismo, a partir de su alejamiento de la filosofa mundana del presente). A este cierre sobre s misma podr llegar de muchas maneras: 1) Por el dogmatismo. 2) Por el engolfamiento en su propia tradicin histrica. Estas dos vas permitirn hacer creer a la filosofa institucionalizada que ella, viviendo exenta del presente que la envuelve, puede alimentarse de s misma.

En Alejandra, en Roma, en el Imperio de Oriente (sin perjuicio del parntesis abierto por Justiniano) y, desde luego, en el mbito de la Iglesia catlica o del Islam, la filosofa fue institucionalizndose en formas cada vez ms rgidas, como filosofa escolstica: alcanz la situacin de una filosofa administrada por las instituciones privadas, las pblicas o las eclesisticas. A diferencia del filosofar mundano (a partir de la poltica, la ciencia, la medicina, del ejercicio de la abogaca, &c.), la filosofa fue sometida a una organizacin sistemtica, a una programacin, a una ratio studiorum. La filosofa administrada habr contribuido decisivamente a alcanzar el rigor y la precisin en los anlisis de las ideas que la historia nos ha arrojado, y que son inalcanzables en su vida mundana. Pero, simultneamente, la tendencia a aislarse de la filosofa mundana del presente (que es siempre fuente suya) y a acogerse a los intereses de la Administracin que la ha incorporado a sus fines propios, orientar su evolucin hacia formas anquilosadas y la convertir en vehculo meramente ideolgico (aun cuando tampoco se reduzca a este servicio). No puede olvidarse que ni Bacon, ni Descartes, ni Espinosa, ni Leibniz, fueron filsofos universitarios. La misma dialctica que determin la constitucin de la filosofa como filosofa administrada determina tambin la tendencia a una diversificacin de la filosofa, en este rgimen, en dos direcciones: la que conduce a su ensimismamiento en el conjunto de la sociedad que la sostiene y la que conduce a su apertura constante hacia esa misma sociedad. Aqulla es la que cree poder nutrirse de su propia sustancia, de sus principios o de su historia. sta actuar, en cambio, con la voz dirigida, desde el principio, hacia el pblico que la rodea. Las formas sociolgicas e histricas en las que se manifiestan estas dos direcciones de la filosofa administrada son muy diversas; slo tomaremos en cuenta aqu las formas hoy ms significativas: la Universidad y las Instituciones (o Institutos) de Enseanza Secundaria. Por estructura la filosofa administrada por la Universidad tiende a ensimismarse, mientras la filosofa administrada por las Instituciones Secundarias, tiende a abrirse. {SV 8-10 / QF2 15-92}

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Filosofa administrada por la Universidad / Filosofa administrada por los Institutosde Enseanza Secundaria

Son dos formas en las que se manifiesta la filosofa administrada. La filosofa universitaria tiende a ser una filosofa de profesores para profesores. Y ello es debido a que el pblico que acude a sus aulas es, en su inmensa mayora, un pblico formado por futuros profesores que, aun cuando no vayan a dedicarse a la Universidad, sin embargo est formndose en un ambiente en el cual las exposiciones, los anlisis, los debates, las publicaciones, se mantienen en el crculo de los profesores de filosofa que conviven con otros profesores de filosofa. Esta situacin es la que hace posible el cultivo, cada vez ms refinado, de un saber de especialistas, que es, o tiene que ser, eminentemente doxogrfico-filolgico, precisamente para que el ensimismamiento pueda mantenerse y alimentarse con las realizaciones propias (que, de otro modo, desde luego, no se produciran). La filosofa admnistrada por los Institutos (de nivel secundario) tiende a abrirse a la sociedad. Se dirige a un pblico en principio no definido profesionalmente. El pblico de los Institutos representa en realidad a toda la nacin, simbolizada en los jvenes que todava no se han profesionalizado. En el Instituto el profesor de filosofa no puede vivir ensimismado en el crculo de los profesores de filosofa, sino que se ve obligado a con-vivir con profesores de otras disciplinas cientficas o literarias. Y sus alumnos no son futuros profesores de filosofa, sino futuros electricistas, sacerdotes, mdicos, polticos, aviadores, militares, empresarios... o desempleados.

A la hora de establecer las diferencias entre estas dos formas de la filosofa administrada subrayamos dos peligros:

1) Utilizar la distincin entre los conceptos de filosofa acadmica y filosofa mundana para expresar la diferencia, como si la filosofa universitaria fuese la filosofa acadmica, mientras que la filosofa abierta debiera entenderse como una filosofa mundana. No hay ninguna razn para que la filosofa abierta no sea, y no deba ser tambin, filosofa acadmica.

2) Utilizar la distincin, comn en la administracin de las disciplinas cientficas, entre un nivel universitario (el propiamente cientfico, al menos en teora) y un nivel medio (en el que la ciencia deja paso a la divulgacin y, a lo sumo, a la formacin de futuros investigadores).

Es frecuente sobrentender que la filosofa universitaria representa el nivel superior (autnticamente filosfico o, acaso, incluso cientfico) mientras que a la filosofa del Instituto le corresponder slo el nivel propio de la divulgacin de los estudios superiores. El profesor de instituto que se gue por este modo de entender ver sus tareas en la enseanza media como una simple prdida de tiempo: su vocacin o misin de filsofo no tiene nada que ver, pensar, con la cura de almas adolescentes, sino con la investigacin; y sta ha de hacerla en la Universidad o, por lo menos, fuera del Instituto. Es necesario destruir por completo semejantes esquemas confusionarios.

La filosofa no es ciencia: no cabe distinguir en ella un nivel de investigacin y un nivel de divulgacin. Cuando se hace ciencia es precisamente cuando deja de ser filosofa, convirtindose en filologa o en doxografa (especialidad, por otro lado, imprescindible). Y deja de ser filosofa en virtud de su alejamiento de las fuentes mundanas, elementales; alejamiento simultneo al proceso de com-posicin o anlisis de unas ideas o sistemas, dadas por la tradicin, con otras ideas o sistemas. Pero ocurre que la filosofa no puede jams alejarse de sus elementos, de los orgenes que alientan siempre en su presente. A estos elementos regresa una y otra vez la filosofa mundana que desde el presente percibe el proceso de constitucin de Ideas originales actuales (es decir, determinadas por el presente, sean nuevas, sean idnticas a otras Ideas del pretrito). Y, en rgimen de filosofa administrada, la situacin ms favorable para este regressus [229] a los elementos es la situacin en la que, por institucin, ella se orienta hacia la nacin, y no hacia los otros profesores de filosofa. Porque los principiantes que tiene delante el profesor de filosofa son los que le obligan a l a regresar a los elementos, y, por tanto, a filosofar en el sentido ms genuino. Al formar el juicio de los jvenes, reforma sus propios juicios filosficos, los cambia o los corrobora. Otra cosa es que pueda llevar adelante una misin de semejante importancia; ms fcil es atribuirse la misin de divulgador de unos saberes especializados. {SV 10-12}

[ 8 ]

Filosofa (acepciones de)

Es preciso establecer determinadas clasificaciones de acepciones de filosofa concebidas del tal modo que, en virtud de su misma forma, nos proporcionen la seguridad de que cubren el campo, de que son exhaustivas, aun cuando no lo agoten. El criterio principal al que nos atendremos ser el que tenga en cuenta las relaciones de la filosofa con otros contenidos del presente en marcha (social, tecnolgico, poltico, cientfico, &c.). En funcin de este criterio pondremos a un lado las acepciones susceptibles de ser incluidas en un tipo caracterizado por concebir a la filosofa como un saber, actividad, institucin, disciplina, &c., exenta respecto de ese presente; y las que puedan ser incluidas en un tipo caracterizado por concebir la filosofa como dependiente, inmersa o implantada en ese presente. {QF2 28-29, 31}

[ 9 ]Filosofa exenta respecto del presente

Primer grupo de maneras de entender la filosofa segn el cual sta se concibe desde una perspectiva exenta, por respecto de los contenidos considerados efmeros del presente tecnolgico, social, cultural, cientfico, poltico, &c. Este modo de entender la filosofa no debe identificarse con el modelo ms radical, a saber, la concepcin de la filosofa como fuga saeculi (Plotino). Sin embargo, comprende a las concepciones de la filosofa que la conciben:

1. Como sabidura que excluye la vuelta a la caverna y espera, desde su sabidura exenta, hacer posible el enjuiciamiento crtico y sereno del presente en el que se ejercita.

2. Como praxis o ejercicio orientado a prescindir de toda doctrina, en beneficio de una visin intuitiva de la realidad ltima.

3. Como un saber de primer grado, referido a su supuesta sustancialidad, que permitiera alimentar ese saber en cuanto exento respecto de un presente que permaneciese por debajo; un saber de primer grado que oponemos a la concepcin de la filosofa como saber de segundo grado (por respecto de ese presente social, cientfico, &c., respecto del cual se definiran las cuestiones filosficas).

El regressus del presente, que ponemos como condicin de una filosofa exenta, puede tener lugar de dos maneras: segn el modo dogmtico o escolstico, y segn el modo histrico (y, por ampliacin, el etnolgico). {QF2 32-33}

[ 10 ]

Filosofa (exenta) dogmtica o escolstica

Primer modo de entender la filosofa exenta respecto del presente. Nos sita intencionalmente en un mundo intemporal, incluso eterno, que contiene a Ideas supuestamente eternas tales como Ser, Acto Puro, Persona, Dios, Justicia, Verdad, Conocimiento, &c., el mundo de los primeros principios y de las primeras causas. La filosofa exenta cobrar el aspecto de un saber (no slo de un amor al saber) que podr tomar la forma de un cuerpo de doctrina enseable y transmisible. La filosofa exenta tender a tomar la forma de una filosofa escolstica, as como recprocamente, una filosofa que haya tomado la forma escolstica tender a autoconcebirse como filosofa sustantiva, exenta y eterna. La filosofa ser puesta ms all de la Cultura, ser considerada praetercultural: no ser vista como una forma cultural ms entre las formas histricas; ya no sera, por s misma, un contenido cultural, y ni siquiera podra considerarse como un contenido natural. La filosofa exenta escolstica no excluye el reconocimiento de una necesidad pedaggica, psicolgica, propedutica y an poltica, de partir del presente, que se entender como el conjunto de las apariencias o de los fenmenos. Ejemplos: la filosofa tomista (en un sentido amplio, que incluye, por ejemplo, al suarismo); la filosofa cartesiana, en tanto que cree haber alcanzado el primer principio inconmovible a partir del cual puede derivarse todo saber posterior, el cogito, ergo sum; la filosofa neokantiana, el sistema de filosofa de los krausistas espaoles y el Diamat. {QF2 33-34}

[ 11 ]

Filosofa (exenta) histrica o etnolgica

Segundo modo de entender la filosofa exenta respecto del presente. Remite (intencionalmente) a un mundo pretrito (histrico o prehistrico, que algunos extienden hasta nuestros contemporneos primitivos), que alberga los pensamientos filosficos que han sido formulados y que han quedado incorporados bien sea al presente etnolgico bien sea al pretrito histrico. Un pretrito que se nos ofrece, adems, como plataforma privilegiada para mirar crticamente desde su lejana a nuestro presente social, cultural, poltico, cientfico, &c. La misin de la filosofa se definir entonces, en funcin de ese manantial, como interpretacin, desvelamiento y retorno incesante a supuestas verdades arcanas que habran sido ya pronunciadas (por Parmnides, por los presocrticos...) llegando a afirmar que todo lo que vino despus (Platn y Aristteles incluidos) no fue sino el resultado de una maniobra encaminada a producir el encubrimiento del Ser.

La labor del filsofo del presente consistira (segn este segundo modo de concebir a la filosofa) en aprender a escuchar los mensajes de una revelacin sapiencial que ya habran sido proferidos. Aunque no siempre ser necesario ir tan lejos: otros se aplicarn a la escucha de Bhme, Hlderlin, Nietzsche, Wittgenstein o Mara Zambrano, y cifrarn su misin en la hermenutica, cada vez ms profunda, de esos mensajes sapienciales. La forma ordinaria de concebir la sustantividad del pretrito no consiste tanto en otorgar a un pensador, a una escuela o a una poca la dignidad propia de una fuente de sabidura, cuanto en extender esta consideracin al conjunto de los pensadores que aparezcan concatenados en una tradicin histrica de longitud suficiente y de continuidad probada. La sustancia de esta filosofa exenta est ahora asegurada por la consistencia misma de su tradicin; que se manifiesta en la filosofa de origen helnico, en la concatenacin recurrente de referencias expresadas en las citas de los textos de unos filsofos a los textos de quienes les precedieron.

El entendimiento de la Historia de la filosofa como la sustancia misma exenta de la filosofa, propicia el tratamiento de la Historia de la filosofa como una historia filosfica (es decir, no meramente filolgica, ni tampoco concebida como historia de los filsofos), ya sea de ndole escptica (la Historia de la filosofa es la exposicin de la diafonia ton doxon), ya sea de ndole progresista (la Historia de la filosofa hecha desde ella misma), ya sea de ndole pragmtico- sistemtica (la Historia de la filosofa como repertorio completo de las posibilidades abiertas por el entendimiento humano entre las cuales tenemos que elegir), o sencillamente nos pone en presencia de las constantes del pensamiento humano (de la philosophia perennis en el sentido de Leibniz, presente, a su modo, en grandes historiadores de la filosofa, como Windelband o Brehier). La sustancia de la filosofa se identifica ahora con la Historia de la filosofa. El saber filosfico vendr a entenderse como un saber histrico, que no tiene por qu haber perdido actualidad. La sustancia histrica de la filosofa (que suele oponerse a la filosofa sistemtica, considerada por aqulla como un contenido histrico ms o como un episodio meramente ideolgico), constituye la materia ms compacta de los saberes profesionales del cuerpo de profesores de filosofa. En su estado ms puro, es decir, cuando la sustancia histrica no est, a su vez, asimilada a un sistema, ni quiere asimilarse a ninguno (tomando la forma de una historia filosfica de la filosofa), entonces, la filosofa se convierte en filologa o incluso en doxografa.

Pero hay otra manera de interpretar la concepcin de la filosofa como un regressus hacia una sabidura ya dada: la que se vuelve hacia el pretrito histrico, hacia el pensamiento salvaje o, sencillamente, hacia el presente etnolgico, en el que flotan las concepciones del mundo propias de otras sociedades o culturas distintas de las del rea de difusin helnica. La filosofa etnolgica, en nombre del relativismo cultural, podr acusar de eurocntrica a la concepcin histrica tradicional. {QF2 34-37}

[ 12 ]

Filosofa implantada o inmersarespecto del presente

Segundo grupo de maneras de entender la filosofa caracterizado por su tendencia a considerar la filosofa como implantada o inmersa (= no exenta) en el presente prctico (social, poltico, cientfico, &c.) como mbito propio suyo, y no ya slo en su momento inicial (por ejemplo, en la fase de educacin, de aprendizaje) sino tambin en su fase madura. La filosofa jams pretender proceder como si hubiera logrado saltar ms all o por encima del presente, poniendo el pie en el fondo ltimo de la realidad (tanto si sta se identifica con los quarks como si se identifica con las personas de la Santsima Trinidad). Se comportar como si, desde el presente, se estuvieran explorando todas las Ideas que logran hacerse visibles. Mientras las concepciones exentas de la filosofa tenderan a considerar el presente desde el pretrito, o desde lo eterno, las concepciones implantadas tenderan a considerar el pretrito, o lo eterno, desde el presente y tienden a ver la filosofa como un saber de segundo grado, un saber crtico de saberes (del presente), frente al saber de primer grado ms probablemente pretendido por las concepciones incluidas en el tipo exento.

La concepcin de la filosofa como actividad inmersa en el presente puede encarnarse en tipos diferentes y enfrentados que se agrupan en torno a estos dos modos: como filosofa adjetiva y como filosofa crtica.

{QF2 37 / BS08 60-73 / BS20 55-72}

[ 13 ]

Filosofa inmersa y adjetiva

Modo de entender la inmersin o implantacin de la filosofa en el presente en un sentido radical: no slo como un saber de segundo grado, sino, a la vez, como un saber adjetivo, enteramente inmerso en los saberes mundanos del presente y determinado por ellos. Este modo, se combina bien con las tendencias a considerar a la filosofa como parte de la cultura del presente, puesto que una filosofa que se identifica con la misma supuesta cultura del presente ser a la vez entendida, con toda probabilidad, como una filosofa adjetiva, como un epifenmeno o un pleonasmo de esa cultura de referencia (la filosofa de los bantes se expresa en el modo de tocar sus tambores, vena a decir el padre Tempel).

Las dos versiones ms interesantes de este modo inmerso y adjetivo de ver a la filosofa son la filosofa espontnea de los cientficos y la concepcin genitiva de la filosofa.

{QF2 38, 41}

[ 14 ]

Filosofa espontnea de los cientficos

Versin de la filosofa inmersa y adjetiva de la filosofa. Segn esta concepcin la filosofa carecer de sustancia propia; su cometido es recoger los resultados arrojados por las ciencias categoriales, esclarecerlos, confrontarlos, a veces incluso coordinar sus principios o resultados. Ejemplos: el positivismo de Comte y el neopositivismo de Schlick. En nuestro das el gnero literario cultivado por fsicos (aunque tambin por bilogos) en sus obras de sntesis constituye uno de los ms notables sucedneos de la filosofa. La visin cientfica del mundo propuesta por un cientfico en cuanto tal, es decir, desde la perspectiva de sus categoras cientficas (otra cosa es que el cientfico se site en la perspectiva del filsofo) es siempre un sucedneo de la filosofa. Pues al cientfico (en cuanto matemtico, en cuanto fsico...), no le corresponde formular visiones del mundo, sino visiones de su campo. Y cuando pretende aplicar los conceptos categoriales, por rigurosos que sean en el mbito de su esfera, a otros contextos, los distorsionar y tergiversar las ideas correspondientes. Las visiones cientficas del mundo suelen no ser otra cosa sino reexposiciones de concepciones arcaicas disimuladas con una vestidura cientfica o tcnica y apoyadas en el prestigio de los cientficos. {QF2 38-40}

[ 15 ]

Filosofa genitiva

Versin mundana de la concepcin inmersa y adjetiva de la filosofa. Tiende a entender a la filosofa como una secrecin espontnea de las diferentes actividades propias de la vida prctica mundana del presente (filosofa del Departamento de Estado, filosofa de los crditos bancarios a largo plazo, &c.). La llamamos genitiva dada la utilizacin del genitivo subjetivo por quienes la proclaman.

Ahora la filosofa se nos manifiesta como la formulacin de la conciencia o reflexin crtica de quienes, teniendo que tomar una decisin prctica (frente a otras alternativas) o adoptar una estrategia (frente a terceras), advierten que su decisin no puede simplemente justificarse o fundarse en motivos tcnicos (diramos: categoriales), puesto que requiere la consideracin de muy diversos motivos categoriales (interdisciplinares) y de presupuestos polticos, morales, &c. con los cuales adems es preciso entrar en compromiso desde el momento en que la decisin a adoptar es vivida como una decisin necesaria. Es una filosofa mundana y, por ello, no hay que confundirla con la filosofa centrada. {QF2 41-42}

[ 16 ]

Filosofa inmersa y crtico-sistemtica

Comprende aquellas concepciones inmersas o implantadas de la filosofa que, sin embargo, propugnan una sustantividad o sistematicidad actualista de la filosofa, cuyo contenido slo podra ser dialctico, es decir, aquel que puede constituirse en el enfrentamiento entre las diferentes formas de organizacin del presente. (Tomamos crtica no en el sentido que le dio Kant, sino en el que el trmino tiene en el espaol, muy anterior a Kant, tal como aparece por ejemplo en la obra principal de Feijoo, Teatro crtico universal. Entendemos la crtica, considerada en su estructura lgica, como una operacin que tiene que ver con la clasificacin, en tanto incluye la discriminacin, la distincin y la comparacin [222, 225].) Pero, quien proclama su voluntad crtica habla en hueco si no manifiesta los parmetros desde los cuales se dispone a ejercitar las operaciones crticas de clasificacin. Como parmetros de la filosofa crtica consideraremos a ciertas evidencias racionales, concretas, materiales, dadas en el presente, ante las cuales suponemos que es preciso tomar partido y partido positivo, a saber: un conjunto (indeterminado) de evidencias de naturaleza cientfica positiva y un conjunto (indeterminado) de evidencias de naturaleza moral y tica. Quien no comparta esas evidencias (por fidesmo, por escepticismo o por ignorancia) no tendr nada que ver con el racionalismo crtico en el sentido en que utilizamos aqu este concepto. La filosofa crtica no parte tanto de la ignorancia o de la duda universal, cuanto de saberes firmes, histricamente alcanzados, por modestos que ellos sean, saberes que tienen que ver con las matemticas, con muchas partes de la fsica o de la biologa, o con la moral universal; evidencias que implican la crtica al relativismo cultural [425] y que piden una validez para todos los hombres y para todas las culturas. Existen normas absolutamente universales, por ejemplo todas las que tienen que ver con la virtud de la generosidad, tal como la defini Espinosa [460-480]. La filosofa crtica de la que hablamos es, ante todo, crtica de la filosofa exenta; es decir, crtica de la filosofa entendida como filosofa dogmtica o como filosofa histrica. Adems, consideraremos este modo crtico de entender la filosofa como el ncleo originario de lo que llamamos filosofa en sentido estricto. Este es el modo en el que la filosofa se ofrece en los Dilogos de Platn: una filosofa que se ejercita, por su mtodo, en la crtica de otras alternativas o hiptesis disponibles en el presente. Esta es la razn por la cual diremos que la filosofa crtica ha de ser sistemtica, puesto que ha de ofrecer, en cada caso, el sistema total de alternativas, reales, no verbales o vacas, entre las cuales pueda elegirse apaggicamente. La filosofa crtica aparece como crtica a las construcciones cientficas categoriales, que son construcciones cerradas dentro de su categora.

Conviene constatar, no obstante, que esta concepcin de la filosofa no se vuelve de espaldas a la filosofa pretrita; entre otros motivos, porque considerar que el pretrito es parte del presente: las obras de Platn o de Aristteles figuran en los anaqueles al lado de las obras de Darwin o de Einstein. Pero lo ms importante es constatar que no existe consensus omnium, ni siquiera entre quienes estuvieran dispuestos a suscribir la idea de una filosofa crtica, acerca de las lneas doctrinales que haban de serle asignadas. Unas veces se entender como filosofa crtica un espiritualismo onto-teolgico racional (que considerar poseer la crtica no slo de la mitologa correspondiente, sino tambin del materialismo o del atesmo, &c.); otras veces la filosofa crtica ir asociada al materialismo (que implica el atesmo, &c.); otras, se entender como filosofa crtica el humanismo hermenutico; y otras, se considerar que el nico correlato doctrinal de la filosofa crtica es el agnosticismo o el escepticismo.

El problema fundamental se nos plantea cuando advertimos que estas diversas autodenominadas filosofas crticas son incompatibles entre s y que no es posible tratarlas a todas ellas como alternativas equivalentes de un gnero comn, y cuando reconocemos que es necesario tomar partido por alguna (aun arriesgndose a ser descalificados por dogmticos). Concediendo que la filosofa crtica procede del presente (de un mbito en el que figurarn no slo las ciencias positivas, sino tambin las instituciones polticas, lingsticas o religiosas) y que debe volver incesantemente al presente, la cuestin es la de qu grado de trituracin del presente puede exigrsele a una filosofa para que pueda ser considerada como crtica y no como una mera ideologa de reconciliacin con el presente, o de condenacin (apocalptica o tica) del presente. Podr seguir llamndose crtica a una filosofa que no llega a romper con sus fuentes reveladas, autorreconocidas como suprarracionales? No cabe exigir, en particular, como cuestin de principio, a una filosofa crtica, que no acepte ningn principio que se automanifieste como una revelacin sobrehumana? Por nuestra parte, as lo postulamos.

La principal objecin con la que se enfrenta una filosofa crtica es el relativismo cultural. La respuesta al relativismo cultural slo puede venir de la consideracin misma (partidista) de la materia de la filosofa crtica que se considere inmersa en el presente. Si en la materia de este presente se encuentran contenidos universales, es decir, no circunscribibles a una cultura o a una sociedad determinada, sino transcendentales (en sentido positivo) [460] a todas ellas, entonces la filosofa, a la vez que inmersa en una cultura que toma partido por tales contenidos, dejar de ser relativa a ella para poder presentarse, desde ella, como transcendental (y, en este sentido, praetercultural). Nos parece posible citar por lo menos dos materias sin las cuales la filosofa crtica no podra resistir el empuje del relativismo cultural: las ciencias positivas categoriales y la moral y la tica universales.

A la filosofa crtica no podemos asignarle un contenido doctrinal preciso: en principio podra ser idealista o materialista, aristocrtica o democrtica. Tendra, eso s, que mantenerse en contacto con las ciencias positivas del presente. Sobre todo tendra que proponerse, como objetivo inmediato, la trituracin de los mitos oscurantistas que acompaan a las otras formas de filosofa. Las funciones catrticas de la filosofa crtica son, desde luego, imprescindibles. Existen varias filosofas que pretenden presentarse como crticas, pero que dejarn de serlo (para convertirse en escolsticas) en el momento en que se ofrezcan como doctrinas absolutas, hipostasiadas. Una filosofa crtica no es una alternativa que se presenta entre otras varias posibles, ofrecindose en actitud tolerante al gusto del pblico, sino que es una alternativa que se ofrece frente a otras. {QF2 43-45, 47-49, 70-71}

[ 17 ]

Filosofa en sentido lato / Filosofa en sentido estricto

A) Filosofa en sentido lato o Weltanschauung. Se dir que toda formacin social que ha rebasado los lmites del salvajismo necesita de una filosofa de una concepcin del mundo que intenta ser coherente y totalizadora. Hablaremos as de la filosofa hind, de la filosofa de los aztecas o de los bechuanas.

B) En su acepcin estricta, la Idea de filosofa restringe la extensin y con ella el sentido que conviene a la acepcin lata. Ahora, la Filosofa es, ante todo, como las Matemticas, una institucin de tradicin helnica, una formacin cultural del rea de difusin helnica. Esta tradicin comporta, entre otras cosas, un vocabulario caracterstico: Categora, Sustancia, Causa, Cosmos, Lgica, Organismo, Dialctica, &c. Todo es Weltanschauung, pero slo cuando opera con las Ideas de Dialctica, Categora, Causa, &c., es Filosofa en sentido estricto.

La diferencia entre el sentido lato y el sentido estricto de la Filosofa es muy importante. El sentido lato es un concepto sobre todo sociolgico y agradece la perspectiva evolucionista (en el sentido etnolgico de este vocablo): una filosofa brota de una cultura y el desarrollo de esta filosofa ser paralelo en los diversos crculos culturales. En cambio, el concepto estricto de Filosofa incluye una perspectiva difusionista. Desde la perspectiva evolucionista se propendera a interpretar a la filosofa rabe, o a la filosofa alemana, como floraciones (superestructuras) espontneas de sociedades que han alcanzado un cierto nivel de desarrollo, una cierta coyuntura en la lucha de clases. Sin negar lo anterior, desde la perspectiva difusionista la perspectiva en la que aparece la Filosofa en sentido estricto conoceremos que la filosofa rabe di comienzo a consecuencia de la influencia griega, canalizada ante todo por los maestros nestorianos (historia del mdico Churchis) y por los filsofos de la escuela de Atenas que, expulsados por Justiniano, se haban acogido a Cosroes; conoceremos que la Filosofa clsica alemana no es tan slo la expresin de la burguesa aplastada en Westfalia, sino que es inexplicable al margen de la tradicin escolstica que, a su vez, slo existi a partir de las traducciones de Platn, de Aristteles... que le fueron suministradas, en principio, por los propios rabes, por ejemplo por la Escuela de Traductores de Toledo.

Entendida la filosofa como saber de segundo grado, queda sobreentendido que la filosofa (en el sentido estricto) tendra que reconocer como antecedentes suyos a los mapas del mundo constituidos por las cosmogonas o mitologas primitivas (mal llamadas religiosas), es decir, a esas formas que los antroplogos o etnlogos llaman precisamente filosofa (ahora en sentido lato) o Weltanschauung de una sociedad dada. Queda sobreentendido que esta filosofa en sentido lato (o antropolgico) haba que verla como una filosofa racional no como una construccin de una mentalidad pre-lgica, aunque esta racionalidad se mantuviese en un estadio metafsico. Una transformacin que slo puede entenderse a partir no de una filosofa (en sentido antropolgico) aislada, sino a partir de la confluencia de varias concepciones del mundo adscritas a sociedades o culturas diferentes que hubiesen entrado en contacto, generalmente conflictivo, y, por tanto, en confrontacin y trituracin mutua. Esta confluencia regular slo podra tener lugar a partir del nivel histrico definido por la Ciudad o por el Estado. Habra que pensar en Ciudades-Estado muy peculiares, por ejemplo, aqullas que, por su condicin de colonias de una ciudad fundadora (de una polis), pudieran quedar desarraigadas (relativamente al menos) del tronco de sus creencias originarias, a la par que enfrentadas a las culturas orientales con las que tenan que convivir y ante las cuales tenan que definirse de modo global (totalizador). En estas ciudades pudo desarrollarse un gnero de logos crtico, vinculado a un individualismo corpreo operatorio, que tiene que ver con las constituciones democrticas y con construcciones aritmticas y geomtricas, as como tambin con las representaciones grficas del mundo geogrfico (el primer mapa mundi se atribuye a Anaximandro de Mileto).

Lo decisivo es tener presente que la escala de la individualidad operatoria, que asociamos a la razn crtica, no se nos aparece desde un horizonte metafsico poblado de sustancias individuales, sino desde un horizonte social y cultural propio de hombres que desarrollan una racionalidad crtica precisamente por atenerse a esta escala individual (es decir, una racionalidad que necesita pruebas positivas, en las cuales el individuo ha de ser sustituible, democrtico). Una racionalidad que ha de constituirse a partir de creencias heredadas (supraindividuales); no es a partir de su individualidad corprea por lo que los hombres desarrollan sin ms, naturalmente, su racionalidad crtica (lo que no quiere decir que la racionalidad crtica pueda llevarse adelante al margen de la individualidad corprea). El desarrollo de la racionalidad crtica no es un proceso individual (ontogentico), sino histrico (filogentico). En particular, ser la reconstruccin geomtrica de los grandes mitos cosmognicos mediterrneos lo que conducir a las metafsicas presocrticas. Y de la confrontacin de estas metafsicas tan diversas que pudo tener lugar en la Atenas victoriosa de los persas, en la Atenas de la sofstica, saldra la filosofa en sentido estricto, que es la filosofa acadmica, en su sentido histrico preciso, la filosofa del crculo de Platn. La filosofa, en su sentido estricto, es un gnero plotiniano (no porfiriano) con especies muy variadas. Hasta el punto de que, entre las transformaciones descendientes de este tronco, tendremos que contar con especies de-generadas, con la falsa filosofa. Por ejemplo, la filosofa analtica en nuestros das.

{MP 13-14 / QF2 97-99}

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Verdadera filosofa / Filosofa verdadera

Esta distincin tiene que ver con la que se establece, en lgebra, entre verdaderas frmulas (las que cumplen las reglas sintcticas de construccin) y falsas frmulas. Una verdadera frmula puede ser una frmula falsa: 3 + 5 = 9 es una verdadera frmula, pero es falsa aritmticamente; 3 + [raz cuadrada] = 9 es una falsa frmula, una pseudofrmula o un sinsentido. Una filosofa que carezca de una doctrina firme, pongamos por caso, sobre la Libertad, sobre las Religiones, sobre la Cultura, sobre la Ciencia, sobre el Estado, sobre el Hombre, sobre la Pena de Muerte, sobre Dios, &c. no puede ser llamada verdadera filosofa (sin que con esto queramos decir que la filosofa que proponga doctrinas firmes sobre estos puntos u otros similares sea una filosofa verdadera).

El momento mismo de constitucin de la verdadera filosofa que, segn nuestros presupuestos, es el momento preciso de cristalizacin de la filosofa acadmica es el momento de la sistematizacin del mtodo filosfico. Platn lo formul en su clebre pasaje de La Repblica (VII, 532a) como la estructura de un proceso que, partiendo necesariamente de los fenmenos (y bajo el concepto de fenmenos hay que incluir no solamente a las imgenes y percepciones, sino tambin a las creencias, contenido de la pistis) va regresando hacia las esencias (regressus) para despus volver de nuevo a los fenmenos (progressus) en un movimiento circular [229, 197-198, 211-218].

La vuelta a los fenmenos equivale a una racionalizacin de los mismos, pero no a su agotamiento: nuevos contenidos descubiertos en ellos mediante el progressus impulsarn un movimiento, tambin nuevo, de regressus. La estructura del mtodo filosfico, as entendido, es, por lo dems, paralela a la estructura del mtodo cientfico (el de los astrnomos, el de los matemticos) y este paralelismo explica, por s slo, la tendencia inveterada a hacer de la filosofa una ciencia entre las otras (aun atribuyndole un rango distinto, superior o inferior, o ambas cosas a la vez, segn las perspectivas). La distincin entre el mtodo cientfico (el matemtico, el fsico) y el filosfico es as una de las cuestiones abiertas por el platonismo.

Por nuestra parte, hemos intentado formular un criterio de distincin (redefiniendo trminos platnicos y kantianos pertinentes), que pudiera ser satisfactorio tanto para dar cuenta de la estructura de las ciencias como de la filosofa, asignando a las ciencias el reino de las categoras, y a la filosofa el reino de las Ideas (en su sentido objetivo, terciogenrico, y no en su sentido subjetivo, segundogenrico) [5]. Pero de tal suerte que una ciencia categorial no aparezca entendida como conjunto de proposiciones meramente hipotticas, ni como pura descripcin fenomnica, sino como una actividad esencial que establece conexiones necesarias, verdades (identidades sintticas) mediante el proceso de un cierre categorial [206]. Y la filosofa se nos dar como una actividad orientada a desentraar las Ideas que se abren camino a travs del desarrollo de las mismas categoras, una actividad que, en cierto modo, presupone a las ciencias (nadie entre en la Academia sin saber Geometra) en lugar de antecederlas (la filosofa no es la madre de las ciencias). Pero regresando a su vez, a partir de las categoras, a ciertas Ideas presentes en ellas y trabadas entre s en una symplok [54] que no es precisamente formulable siempre en la figura de un cierre. No obstante, esto no excluye que en las llamadas disciplinas filosficas (Antropologa, Filosofa natural, Filosofa moral, &c.) puedan advertirse configuraciones o crculos de Ideas anlogos (regressus/progressus) a los crculos cerrados constitutivos de las disciplinas cientficas. Pero la unidad sistemtica de aqullas disciplinas no puede ser asimilada a la unidad de stas, entre otros motivos porque los nexos entre las Ideas son mucho ms heterogneos que los nexos que median entre los contenidos centrales de una categora cientfica (Geometra, Termodinmica, &c.).

{QF2 82 / AD2 31-32 / PrLo}

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Filosofas centradas /Filosofas no centradas (o sistemticas)

Las partes o regiones de la filosofa se estructuran por lo menos segn dos rdenes diversos de divisin (que se entrecruzan mutuamente) y que necesitan ser designados con nombres distintos: los llamaremos de orden centrado (supuesto que tomemos como centros virtuales de las doctrinas filosficas a ciertos ndulos muy prximos, en escala, a morfologas o instituciones del mundo prctico fenomnico, tales como Estado, Religin, Msica, Ciencia, Lenguaje, Europa o Cpula Celeste) y de orden no-centrado.

Las divisiones de la filosofa que incluimos en un orden descentrado son precisamente aquellas que, aunque procedan de ncleos o centros dados, rompen o abstraen esas configuraciones a las que nos hemos referido, reabsorbindolas en Ideas concatenadas sistemticamente, segn crculos caractersticos.

stos son muy escasos en nmero y, por tanto, las disciplinas filosficas correspondientemente institucionalizadas son muy pocas: Ontologa, Lgica, Epistemologa, Etica, Esttica. En cuanto a las divisiones de la filosofa que habra que incluir en el orden de las filosofas centradas su nmero puede ser indefinido: tanto podemos hablar de una Filosofa del Estado, como de una Filosofa de la Msica, o de la Filosofa de la Coquetera. Hay que tener en cuenta, asimismo, que alguna materia que, en una poca histrica dada, fue slo un ndulo, ha podido consolidarse como si fuera Idea sistemtica o recprocamente: algunas Ideas pasarn a ser institucionalizadas como ndulos de una nueva sociedad. Lo que equivale a decir que, histricamente, los lmites entre las divisiones sistemticas y las divisiones centradas han de ser borrosos.

{FSATCC 400-402 / 33-61}

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Historia filolgica / Historia filosfica de la Filosofa

Damos a esta distincin un alcance dialctico. La conexin entre ambas es dioscrica. El filsofo que expone la Historia de la Filosofa adopta unas coordenas sistemticas desde las cuales intenta interpretar aquello que los textos nos dicen y cuando polemiza con otros historiadores, no les objeta su sistematismo (si se quiere, su sectarismo) sino el contenido del mismo. Pero el fillogo que aplica sus mtodos al material histrico-filosfico, propende a desconfiar de cualquier barrunto de coordinacin sistemtica, para atenerse neutralmente a lo que los propios textos puedan ofrecernos. Puede decirse que, en el fondo de esta voluntad de fidelidad a los textos frente a toda interpretacin filosfica hay algo ms que una voluntad de objetividad: hay una voluntad de disolucin de la Filosofa, una voluntad de nivelarla a las otras formas de la cultura que se manifiestan tambin en la forma escrita. Esta nivelacin filolgica se refuerza con la nivelacin sociologista que nivela tambin todos los textos en cuanto manifestaciones de la cultura griega y, entonces, la perspectiva filolgica se convierte en el mejor aliado del reduccionismo sociologista, considerado ahora como el punto de vista ms profundo.

Como criterio positivo para caracterizar a una Historia filolgica respecto de una Historia filosfica de la filosofa utilizamos el siguiente: la Historia filolgica de la Filosofa analiza los textos de una poca dada desde el punto de vista de sus antecedentes (histricos o sociolgicos, jurdicos o polticos): por ejemplo, analizar los textos de Platn desde Homero o Esquilo. La Historia filosfica de la filosofa, en cambio, considerar a los textos filosficos de una poca dada desde el punto de vista de su posterioridad, de una posterioridad tomada como referencia (por ejemplo, se considerarn los textos de Platn desde los textos de Kant). La filosofa griega, por ejemplo, no se ha constituido como una forma cultural que se acumula, sin ms, a las restantes (como quiere Gorgias, o el autor del Elogio de Helena, cuando acumula el logos de los filsofos al logos de los astrnomos y al logos de los poetas), sino como una forma cultural que reflexiona sobre otras formas culturales, a las cuales toma como materia.

Por ello, la oposicin de los filsofos a los poetas no es algo que extrnsecamente inyectemos a los textos, sino que est ya dada en los propios textos de los filsofos, que se oponen siempre a los telogos o a los poetas (sea para destruirlos sea para asimilarlos, pero siempre en segundo grado). Por ello, el considerar esta oposicin como un rasgo poco significativo, es ya adoptar una postura crtica de la propia filosofa griega; es no querer hacer una Historia de la Filosofa desde dentro sino desde fuera, dando por supuesto que este fuera es, por ello mismo, ms profundo. Pero, a veces, el fuera es superficial. La cuestin de fondo es sta: o se toman los textos de los filsofos griegos como expresin de Ideas en las cuales an estamos, de algn modo, precisamente en oposicin a los restantes materiales textuales (poticos, teolgicos, incluso cientficos) y esto es la Historia de la Filosofa desde dentro o se reducen, desde el principio, a su condicin de expresiones ideolgicas de la sociedad helnica, haciendo Historia de la Filosofa desde fuera (una Historia que se llamar Historia del pensamiento, o de la Filosofa en sentido lato).

En cualquier caso, una Historia de la Filosofa desde dentro no es una Historia que pueda desinteresarse por el material de los poetas, telogos, astrnomos o matemticos. Este material, deber seguir siendo considerado por la Historia interna de la Filosofa, pero justamente como material, como expresin del mbito. La posibilidad de la Historia filosfica de la Filosofa una Historia de la Filosofa desde dentro de la Filosofa subsiste siempre. Ms an: el filsofo podr siempre hacer notar que ni el fillogo ms estricto logra desprenderse del todo de coordenadas filosficas, muchas veces implcitas y, por tanto, mucho ms peligrosas o inconscientes. Los pensamientos filosficos como los matemticos o los fsicos no son meros pensamientos subjetivos, psicolgicos, sino que nos remiten a una objetividad que los desborda y que, precisamente gracias a ellos, va cobrando forma en el curso de la historia posterior. De este modo es esa historia posterior la que arroja luz retrospetiva sobre los pensamientos precedentes. Ocurre que unos sistemas de coordenadas son ms potentes que otros para recoger e interpretar el sentido de los textos que los filsofos establecen; ocurre tambin que la propia interpretacin filosfica suele plantear, en su misma torpeza filolgica, nuevas cuestiones a los fillogos y de este modo contribuye paradjicamente a enriquecer su propio campo de investigacin. Pero el fillogo har bien al querer volverse enseguida a los trminos constatables fenomenolgicamente, puesto que ste es su punto de vista. De hecho se comprueba que la Historia filolgica de la Filosofa avanza mediante la crtica, destemplada muchas veces y muchas veces justa, de las interpretaciones de los filsofos; y la Historia filosfica slo puede edificarse sobre los resultados que los fillogos establecen, exponindose otra vez a las crticas ms refinadas de las nuevas generaciones. Tambin conviene decir que no es legtimo que una Historia filolgica de la Filosofa pueda nunca pensar en confundirse y menos an en sustituir a una Historia filosfica de la Filosofa.

{MP 7, 10-12 / MP 18-42}

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Teologa (nematologa) /Ciencia / Filosofa de la Religin

Los saberes sobre la religin son muy diversos y pueden clasificarse en tres grandes grupos:

(I) Saberes nematolgicos. Estn organizados en torno a instituciones dadas (polticas, militares, tecnolgicas, deportivas, &c.) y su objetivo es, no slo establecer proposicionalmente las coordenadas de las nebulosas ideolgicas [296-313] que acompaan a tales instituciones en funcin de otras nebulosas referidas a instituciones distintas (radio-televisin respecto de las nebulosas formadas con las Ideas de Comunicacin, Cultura, Informacin, Libertad de expresin, Aldea global, Creatividad, &c.), sino tambin analizar y sistematizar los propios contenidos proposicionales de la nebulosa de referencia. Hablaramos tanto de una nematologa olmpica, como de una nematologa militar o de una nematologa poltica. Los saberes nematolgicos (que son saberes ideolgicos o mitolgicos o filosficos-mundanos y, en general, doctrinales) aunque no son identificables con las creencias y evidencias prcticas que constituyen el ncleo de cada nebulosa, tampoco pueden considerarse externos a tales nebulosas. Los saberes nematolgicos pueden agruparse en dos clases:

(1) Saberes nematolgicos internos. Se mantienen en la perspectiva de la concavidad de las creencias internas a la nebulosa: representan la nematologa positiva y tienen por objeto la reexposicin, analtica y sinttica, de los contenidos de las creencias nucleares (nematologa dogmtica positiva, filolgica) o bien la exposicin de esos contenidos desde perspectivas ms amplias, utilizando instrumentos tomados de otras esferas distintas de la nebulosa de referencia (nematologa sistemtica o escolstica). Cabe establecer, dentro de la nematologa positiva una disciplina que llamaramos Nematologa fundamental, organizada en la va del regressus, a partir siempre de las creencias nucleares de referencia, hacia los fundamentos desde los cuales esas creencias nucleares parece que han podido (emic) constituirse. El problema que plantea la Teologa dogmtica es del mayor inters, por cuanto implica el anlisis del sentido que puede tener una institucin (Concilios, las llamadas fuentes sagradas, los escritos paulinos, &c.) inspirada por una fides quaerens intellectum. Partimos de la teologa positiva, no como ciencia de Dios (que no lo es, salvo materialmente, puesto que formalmente es ciencia de la Revelacin) sino como nematologa de la Iglesia romana (o bizantina, &c.) y, por analoga, la teologa de los judos o musulmanes, en tanto necesita, al parecer una reexposicin racional de la revelacin (supuesto que sea praeterracional o suprarracional). Qu puede hacer la razn al penetrar en un mundo que se presenta al anlisis como praeterracional, como praeterlgico o prelgico? Podemos agrupar la diversidad de respuestas en las tres categoras siguientes: a) Aquellas que entienden la Teologa dogmtica como desenvolvimiento o extraccin, como Teologa ilativa. Esta teora de la Teologa permite entender la funcin de la razn en la fe: es este un depsito infinito que nos es dado (depsito positivo), y que tenemos que tratar a nuestro modo, segn el lema de la fides quaerens intellectum. La razn lo que hara es explicitar un manantial subterrneo para obtener conclusiones que eventualmente podran ser incorporadas por la Iglesia, que podra elevarlas a la condicin de dogmas de primer orden: Combinando el fiat lux del Gnesis con la teora del big-bang, muchos creyentes de hoy piensan haber alcanzado una mejor comprensin racional (teolgica) del relato bblico de la creacin. b) Aquellas que entienden la Teologa dogmtica (sin que se excluya la interpretacin anterior) como una re-exposicin o transposicin de un dogma (por ejemplo, el de la transubstanciacin del pan y del vino) en un sistema racional previamente dado. Es el caso de la explicacin-transposicin del dogma de la Santsima Trinidad en la imagen del foco de luz (el Padre) que se refleja en un espejo (el Hijo) dando lugar a un rayo de retorno (el Espritu Santo), que utiliza Fray Luis de Granada en la Introduccin al Smbolo de la Fe. La reexposicin tiene aqu un alcance de ndole analgica, y podramos hablar de Teologa analgica o transpositiva. c) Aquellas que entienden la Teologa dogmtica en un sentido estructural o interno (Teologa domtica estructural o interna) y cuyo objetivo principal es la comparacin entre diferentes dogmas del depsito revelado para describir sus simetras, transformaciones, inversiones, &c. (en el dogma de la Santsima Trinidad tres personas forman una sola sutancia, mientras que en el dogma de la Encarnacin tres naturalezas forman una sola persona, segn el anlisis del mismo Fray Luis de Granada).

(2) Nematologa preambular. Saberes nematolgicos que se mantienen en la perspectiva de la convexidad de las creencias nucleares (estructuralmente, sin perjuicio de que genticamente hayan sido inspirados por la misma creencia nuclear), procediendo a partir de supuestos ajenos a las creencias nucleares de que se trate. La Nematologa preambular se nos presenta como delimitando desde fuera el espacio que va a ser ocupado por la creencia nuclear. Cuando las instituciones de referencia (por ejemplo, la del baustismo) son las constitutivas de la religin terciaria positiva, la Nematologa toma la forma de una Teologa (dado que Dios, o los dioses, figuran entre los contenidos centrales de sus creencias) aunque, en principio, no toda nematologa religiosa tendra que tomar la forma de una Teologa. La distincin que hemos presentado entre la Nematologa positiva y la preambular se concreta ahora como distincin entre Teologa positiva y Teologa preambular (que ya no ser interna a la creencia, puesto que formalmente, al menos, se presentar como ciencia o como filosofa, es decir, como Antropologa o Historia o Cosmologa o como Teologa natural); o bien, dentro de la Teologa positiva, como Teologa dogmtica, frente a la Teologa escolstica, y ambas frente a la Teologa fundamental.

(II) Saberes cientficos, en sentido estricto en torno a la religin (nos referimos a la cuarta acepcin del trmino ciencia [169]): Arqueologa, Sociologa, Etnologa, Filologa, Historia de las Religiones. El concepto de ciencia por el que nos guiamos deja fuera de su extensin a los cuerpos doctrinales que se autodenominan (utilizando la segunda acepcin de ciencia) ciencias teolgicas (la Teologa dogmtica, la Mariologa, la Sindologa, o la Philosophical Theology).

Si decimos que no hay una ciencia de las religiones no es porque supongamos que no haya ninguna sino porque reconocemos que hay muchas. Las relaciones entre las ciencias de la religin y las religiones mismas pueden ser, por lo menos, de estos dos tipos: Relaciones de neutralidad y relaciones de incompatibilidad.

(1) Relaciones de neutralidad: Hay muchas ciencias que pueden considerarse compatibles con las creencias dogmticas. Estas ciencias (o partes de ciencias) podran desempear funciones de nematologa preambular y de nematologa positiva. No debe olvidarse que muchas ciencias (sobre todo las histrico filolgicas y las sociolgicas) han encontrado un entorno muy favorable para su desarrollo precisamente en el mbito constituido por una comunidad religiosa o, simplemente, una confesin determinada.

(2) Relaciones de incompatibilidad: Una ciencia positiva implica determinadas coordenadas de racionalidad que la hacen incapaz de admitir cualquier tipo de contenido dogmtico (la ciencia histrica no puede admitir la aparicin real de Santiago Apstol a Ramiro I en Clavijo en 844); recprocamente, determinadas creencias dogmticas son incompatibles hasta tal punto con la racionalidad cientfica que pueden bloquear su desarrollo mismo el dogma de la Encarnacin de la Segunda Persona en la virgen Mara impide la investigacin histrico sociolgica acerca del padre natural de Jess de Nazaret y de sus hermanos de sangre (en el sentido de los helvidianos).

(III) Saberes constitutivos de la filosofa de la religin. En la medida en que la naturaleza de la religin se expresa precisamente a travs de la filosofa de la religin habr que concluir que el concepto mismo de filosofa de la religin no es independiente, o previo, a toda filosofa (o doctrina filosfica) de la religin dada, lo que equivale a decir que solamente desde una doctrina filosfica o filosofa de la religin determinada cabe dibujar un concepto interno de filosofa de la religin como disciplina. Con esto decimos tambin que una gran parte de las obras que hoy son consideradas como filosofa de la religin habra que clasificarlas, desde nuestras coordenadas, como nematologa preambular (a veces, como mera apologtica de, al menos, las religiones profticas postaxiales). La filosofa de la religin sera un caso ms de institucionalizacin de filosofas centradas en torno a ndulos tales como el Estado, el Lenguaje o el Arte (Filosofa del Estado, &c.). La cuestin relativa a la naturaleza de la filosofa de la religin la formulamos de este modo: qu saberes sobre la religin (o qu saberes religiosos) es preciso presuponer para que la pregunta filosfica acerca de la religin pueda plantearse? Nuestra respuesta es la siguiente (en funcin de las coordenadas de El animal divino): el saber sebasmtico que prefigura la necesidad o la posibilidad de la constitucin institucionalizada de una filosofa de la religin es el atesmo relativo al Dios de las religiones terciarias [367]. El atesmo terciario no debe confundirse con el atesmo filosfico: un desta, como Voltaire, es ateo terciario, pero no ateo filosfico. Slo cuando se ha tenido saber o experiencia del alcance y volumen social, moral, histrico digamos, transcendental de una religin ecumnica organizada en torno a un Dios verdadersimo (que no es meramente el Dios de los filsofos, sino tambin el Dios vivo, numinoso, que se hace presente en el mundo, lo crea e incluso se encarna en l) que da cuenta, por revelacin, de la esencia de la religin misma, y cuando se llega a perder la evidencia de que ese Dios verdadersimo lo sea realmente (es decir: cuando se llega a saber que ese Dios autoexplicativo no existe, un saber que slo puede alcanzarse cuando se den circunstancias sociales, polticas y personales adecuadas), entonces la pregunta filosfica (id est, no meramente poltica, o histrica o psicolgica) por la religin se dibujar plenamente, como pregunta transcendental para el hombre.

Segn esto, lejos de ser paradjico que un ateo (terciario) se interese por la esencia de la religin, habr que reconocer que slo ese ateo podra interesarse propiamente por tal esencia. [351-372] Lo paradjico hubiese sido que el creyente terciario en el Dios verdadersimo se hubiese formulado tal pregunta. Pero el atesmo terciario presupone, desde luego, el desarrollo de las religiones terciarias hasta un punto crtico tal determinado por las contradi