Historia y región en el Ecuador fue el motorprincipal del proceso de la integración nacional...

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Historia y región en el Ecuador: 1830-1930

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  • Historia y reginen el Ecuador:

    1830-1930

  • BIBLIOTECA DE CIENCIAS SOCIALESVolumen 30

    Historia y reginen el Ecuador:

    1830-1930

    Editor:Juan Maiguashca

    Proyecto FLACSO-CERLAC. IV

    ffiCORPORACION

    EOnoRA NI\CIONAL

    '-------- cs

  • Contenido

    Presentacin 7Agradecimientos 9Introduccin 13

    PRIMERA PARTE: LAS REGIONES

    1. El Oriente ecuatoriano en el siglo XIX: "el otro litoral" 17Anne Chrisline Taylor

    2. La Sierra Sur (1825-1900) 69Silvia Palomeque

    3. La Sierra Centro y Norte (1830-1925) 143Yves Sainl-Geours

    4. Guayaquil y su regin en el primerboom cacaotero(1750-1820) 189Carlos Contreras

    5. Guayaquil y su regin en el segundo boom cacaotero( 1870-1925) 251Ronn Pineo

    SEGUNDA PARTE: LOS NEXOS

    6. Transformaciones regionales y organizacindel espacio nacional ecuatoriano entre 1830 y 1930 295Jean-Paul Deler

    7. El proceso de integracin nacional en el Ecuador:el rol del poder central, 1830-1895 355Juan Maiguashca

  • 7. El proceso de integracinnacional en el Ecuador:

    el rol del poder central, 1830-1895'

    Juan Maiguashca

    Una historia ortodoxa me pareceuna contradiccin en si misma.F,W. Maiuand.

    INTRODUCCION

    En este volumen hemos desagregado la historia del Ecuador del siglo XIX enla historia de las regiones del pas. Empero, es la historia del Ecuador durante este pe-rodo la suma de sus partes? Segn una interpretacin que al parecer ha encontrado ge-neral aceptacin la respuesta es afirmativa. Enel Ecuador, de acuerdo aesta interpreta-cin, el estado logr organizarse slo a fines de siglo. En dcadas anteriores, por lotanto, tuvo una existencia muy precaria yporesta razn tuvo muy poco impacto sobreel proceso de la integracin naciona l ecuatoriana. Si en algo avanz este proceso fuedebido no a la iniciativa estatal sino ms bien gracias a valores cu lrurales, como losreligiosos. o a la lenta e irregular irrupcin del capitalismo en el pas.'

    El propsito de este trabajo es cuestionar la interpretacin que acabamos dedescribir. En efecto, una rclectura atenta de documentos gubernamentales y privadosrelativos al perodo en cuestin nos permite proponer la hiptesis de que el estado "co-mo institucin" hizo acto de presencia desde 1830 y de que, lejos de ser un factor se-cundario, fue el motor principal del proceso de la integracin nacional durante lodoel siglo XIX.

    En el desarrollo de esta hiptesis hemos encontrado respaldo. en parte por lomenos, en trabajos relativamente recientes sobre el Ecuador y la Amrica Espaola.En un artculo cortsirno pero sugerente, Silvia Vega lanza la hiptesis de que "desdela temprana Repblica ... existe un intento lcido y consciente de idelogos de la clase

    Agradezco la ayuda de Alcxandra Martncz, Cecilia OTliJ. y Mara Elena Pcahcrrcra en la rccolcc-cin de duros.

    Respecto al impacto de los valores religiosos sobre el proceso de formacin nacional ver J Tobar Do"noso. La 1~/e.fla modeladora-de la nacionalidad, Quila, La Prensa Catlica. 1953. Enle que se refiereal capitalismo ver E. Ayala. Lucha poltica y origen de los partidos en Ecuador. Quito, CorporacinEditora Nacional, 1982.

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    terrateniente, para cohesionar nacionalmente desde el Estado central a toda la socie-dad, subordinando y funcionaJizando a los poderes locales y a "corporaciones" comola iglesia y el ejrcito bajo la direccin politica del Estado" (Vega, 1989:60). Sin em-bargo, como se trata de un trabajo metodolgico, la autora no desarrolla su interesantehiptesis. Otra investigacin que sugiere la presencia temprana de un poder central enel Ecuador es el de Linda Alexander Rodrguez. Para esta autora, desde el comienzode la repblica se di un conflicto entre lites nacionales, que defendieron lo que sepodra llamar la lgica del poder central, y lites regionales que defendieron valorese intereses locales (Rodrguez, 1985: 55-59). El trabajo de Rodrguez, empero, noaborda el tema de la integracin nacional y se dedica mas bien a estudiar minuciosa-mente la historia de las finanzas pblicas.

    Todo esto en el mbito de la historiografa ecuatoriana. En 10que se refierea la hispanoamericana. existe un artculo de Manfred Kossok que nos ha estimuladomucho en nuestro trabajo. He aqu lo que dice este autor respecto al rol del estado enla formacin nacional de los pases hispanoamericanos en el siglo XIX.

    De lo especfico del carcter anticolonial de la Revolucin result una par-ticularidad en la dialctica entre la formacin de naciones y de Estados nacio-nales. en comparacin con las revoluciones "clsicas" en Europa. En el casode Inglaterra o de Francia la revolucin burguesa madura yel Estado nacionalconstituido por ella seal la etapa final en el proceso de la formacin nacio-nal. La ms amplia homogeneidad socio-econmica y cultural-lingstica(basndose en el papel decisivo del mercado interno nacional) encontr sucomplemento en la integracin poltico-institucional por parte del Estadomoderno, es decir, del Estado burgus. Era muy diferente la situacin en His-panoamrica. La formacin de naciones daba apenas los primeros pasos: so-bre todo hizo falta una mayor madurez de las relaciones capitalistas de pro-duccin, teniendo como base el ya mencionado mercado nacional. En talescondiciones histricas el Estado enformacin nofuncion como piezafinal,sino como el instrumento institucional central para la ulterior consolidacinde la nacin ... (El nfasis es nuestro. Kossok, 1984: 169).

    Como veremos enel curso de este ensayo, las aserciones de Kossok se aplicanmuy bien a la experiencia histrica ecuatoriana.

    Llegado a este punto, sin embargo, es necesario hacer una precisin a prop-sito del concepto de estado. Nuestra hiptesis se refiere al estado "como institucin"y no al estado en su sentido cabal. Expliqumonos. En teora, como es de conocimien-to general. el estado tiene un carcter dual. Por un lado, es la expresin poltica de unsistema nacional de dominacin social. Porel otro. es un aparato burocrtico, es decir.un conjunto de instituciones interdependientes en las que se concentran el poder y losrecursos de la mencionada relacin social. En los hechos, empero, estos dos aspectospueden tener un nivel de desarrollo diferente e inclusive no estar orgnicamente arti-

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    culadas. En efecto, se han dado casos en los que la relacin de dominacin social an'no se ha desarrollado debidamente y, sin embargo. necesidades inmediatas de la socie-dad, como por ejemplo la de mantener la paz y el orden, han exigido la presencia yhasta el desarrollo de un aparato estatal.

    Este fue el caso del Ecuador y de un nmero importante de los pases lati-noamericanos durante gran parte del siglo XIX. La caracterizacin que hace Kossokdel estado de desarrollo de las fuerzas econmicas (mercado nacional) y de las insti-tuciones polticas en hispanoarnrica durante el perodo de la independencia muestrala falta de congruencia que hubo entre las dos durante estos aos. Otro autor que hainsistido en el mismo punto es Agustn Cueva. Sin negar la existencia de una economade mercado en la primera mitad del siglo XIX, Cueva subraya sus lmites y concluyeque las consecuencias sociales y polticas de esta realidad fue "la poca 'coherenciaorgnica' de la sociedad en conjunto y de su sobreestructura poltica en particular"(Cueva, 1979:33).

    En estas circunstancias, eJ estado en el Ecuador hizo acto de presenciaprimero como institucin burocrtica. En efecto, consumada la independencia. lanecesidad ms urgente fue la de construir el aparato estatal republicano. Es verdad queesta institucin en el caso ecuatoriano fue inicialmente un tanto primitiva. Pero no poreso dej de generar una lgica muy propia que se articul a travs de la ejecucin detareas que le eran especficas, como por ejemplo. la de institucionalizar su autoridada lo largo del territorio nacional, la de administrar varias ramas de la cosa pblica y.por fin, la de crear smbolos con el propsito de hacer de la poblacin del pas unaentidad colectiva.

    Nuestra hiptesis, entonces, debe ser reformulada en la fonna siguiente: elestado ecuatoriano hizo una contribucin primordial al proceso de formacin nacionaldurante el siglo XIX no tanto como expresin de dominacin social sino como unainstitucin burocrtica.

    Ahora bien, ,cmo abordar el estudio del estado "como institucin"? En eltrabajo de S. Tarrow, Between center and periphery: gra,\..sroots politicians in ltavand France (1977) hemos encontrado instrumentos conceptuales que nos han sido deinmensa utilidad para este efecto. Detengmonos por un momento para identificarlosy definirlos.

    Refirindose al proceso de formacin nacional en Europa occidental desdefines del medievo hasta el presente, Tarrow adopta precisamente el enfoque instuu-cional que nos interesa y analiza el impacto integrador de los gobiernos centrales sobreuna periferia territorial y social en trminos de tres procesos: (1) penetracin poi ticay administrativa, (2) homogeneizacin normativa y (3) incorporacin social. El proce-so de penetracin comprende toda actividad queel estado despliega y las institucionesque ste crea con el propsito de lomar control rnilitar y administrativo de su territorionacional. En lo que se refiere a homogeneizacin normativa, este proceso se relacionacon el afn del estado de creary formular leyes, valores y mitos cuyo fin es el de trans-formar a la poblacin de un pas en una entidad colectiva. Por fin, el tercer proceso.

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    el de incorporacin, tiene que-ver con las iniciativas estatales tendientes a incluir alsistema poltico directa o indirectamente a los grupos marginados (Tarrow, 1977: 47-48).

    En nuestro trabajo hemos utilizado los instrumentos analticos de Tarrow.Ioque nos ha permitido estudiar con algn detalle los procesos de penetracin poltico-administrativa, de homogeneizacin normativa y de incorporacin social en el casoecuatoriano durante el siglo XIX. Esto, a su vez, nos ha posibilitado determinar el rolque tuvo el estado ecuatoriano como institucin en el proceso de formacin nacionalen este periodo.

    Habiendo identificado la hiptesis que nos proponemos explorar y losinstrumentos que utilizaremos para el efecto, pasemos ahora a definir todava msconcretamente la materia que trataremoseneste trabajo. En efecto, estudiar el procesode integracin nacional durante lodo un siglo es una tarea inmensa. A continuacinexplicaremos como hemos reducido este tema a proporciones manejables.

    El concepto de "integracin nacional", como tambin el de "nacin", es unode los ms controvertidos en el lexicn poltico. Sin embargo, parece haber unconsenso respecto a una definicin que incluya tanto una dimensin "material" comouna dimensin "ideal". La primera es de carcter econmico y se refiere al desarrollode intereses que resultan de la integracin y de la diferenciacin de la actividadeconmica en un territorio definido. La segunda, mientras tanto, es de naturalezapoltico-cultural y tiene que ver con la formacin de una comunidad poltica y de unaidentidad colectiva (Oszlak, 1981: 5). Como se puede ver, esta caracterizacin no esesttica y nos permite definir el trmino "integracin nacional" como un proceso muycomplejo que tiene elementos materiales y simblicos al mismo tiempo.

    Ahora bien, en el contexto de este ensayo nos ocuparemos exclusivamente dela dimensin "ideal", Las razones son las siguientes. Debido a la desarticulacin delas economas regionales ecuatorianas y a la gran pobreza del erario nacional durantetodo el siglo XIX, el estado ecuatoriano como institucin no pudo hacer mucho en elsentido material. No sucedi lo mismo en el plano ideal, en el que si fue efectivo.Cuando se estudia el rol del estado en el proceso de integracin nacional ecuatoriano,por 10tanto. lo enjundioso del tema se relaciona fundamentalmente con las actividadespolticas y culturales.

    Nos toca ahora introducir a Jos principales actores sociales que encontrare-mos en este ensayo. Tal vez la mejor manera de hacerlo es caracterizando una vez msel proceso de integracin nacional, pero esta vez, desde una nueva perspeetiva. Enlugar de verlo en trminosde sus componentes, el material y el ideal, como lo hemoshecho arriba, se lo puede concebir como un fenmeno que, mezclando estos doselementos, se desarrolla a travs de dos ejes: el territorial y el funcional. El primerose refiere a la integracin nacional a nivel espacial. El segundo, mientras tanto. tieneque ver con el mismo fenmeno a nivel social. Esta distincin nos permite identificara nuestros dramots personac, En efecto, debido al1imitado desarrollo econmico delEcuador en el siglo XIX, los conflictos relativos a la integracin nacional en el pas

    http:Tarrow.Io

  • se dieron no tanto sobre el eje funcional sino ms bien sobre el eje territorial. En estecontexto, los agentes histricos principales no fueron clases sociales sino ms bienfuerzas que se enfrentaron a nivel espacial, es decir, "el poder central", "los poderesregionales" y los "poderes locales",

    Qu caractersticas tuvieron estos actores sociales'? A continuacin xcala-remos las ms importantes. Comenzando con el "poder central", este fue lo que noso-tros hemos llamado el estado "como institucin", es decir, el aparato burocrtico gu-bernamental con sus tareas especficas. Los "poderes regionales" y "locales". mien-tras tanto. no fueron instituciones formales sino sistemas locales de dominacin social.Los prineipales entre los primeros fueron Quito, Guayaquil y Cuenca. En cuanto a lossegundos, estos fueron los municipios del pas.

    Otra manera de concebir a estos actores sociales es en trminos de varios tiposde lites polticas. Aunque veremos en el curso de este ensayo que el pueblo como talhizo acto de presencia en la vida poltica del pas, no cabe duda que en los conflictosque se dieron en tomo a la integracin nacional figuraron prominentemente las quenosotros llamaremos "lircs nacionales", por el poder central, y las lites "regionales"y "locales" por los dems poderes.

    Particular importancia tuvieron las primeras. En nuestra opinin, hasta elmomento no se ha reconocido suficientemente el impacto que las tareas burocrticastuvieron sobre el personal que ocup las oficinas pblicas, particularmente lasrelacionadas con el poder ejecutivo. Ha habido la tendencia a asumir que estaspersonas se expresaron en sus funciones como individuos o como miembros de unaclase. La evidencia que nosotros hemos podido recoger demuestra, sin embargo, quemuy a menudo adoptaron un punto de vista institucional. Es as como se formaroncuadros de rango nacional que nosotros hemos llamado "lites polticas nacionales"o ms simplemente "lites nacionales". Como veremos a lo largo de este ensayo,fueron estos cuadros los que idearon, coordinaron, ejecutaron y defendieron losprocesos de penetracin poltico-administrativa, de homogeneizacin normativa y deincorporacin social. Por esta razn, en nuestra opinin, fueron estas lites losprincipales actores sociales tras el proceso de integracin nacional durante el perodoque nos concierne.

    Llegado a este punto, empero, queremos advertir al lector que hablaremostambin de clases sociales. Es verdad que, debido al debilsimo desarrollo de lasfuerzas econmicas. el proceso de formacin de estos agentes histricos fue extrema-damente lento. Esto no quiere deeir, sin embargo, que no terciaron en la poltica delpas. Como veremos a su debido tiempo, tuvieron su rol, aunque muchas veces fueronagilitados ms por el estado que por determinaciones materiales.

    Para concluir esta larga introduccin nos resta identificar las fuentes quehemos utilizado en este ensayo. Puesto que hemos querido captar tanto las prct icascomo las doctrinas de la integracin, hemos dado especial atencin a las M cmorias delMinisterio de lo Interior y a los Informes de jos Gobernadores de Provincia, que porlo general aparecen como anexos a las memorias ministeriales. Tambin hemos utili-

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    zado los Informes del Ministerio de Hacienda. Otros documentos de estado indispen-sableshan sido las Constituciones. Jos Mensajes Presidenciales y losdecretos guber-namentales. sobre todo los correspondientes al desarrollo del rgimen municipal. Apropsito de este ltimo, hemos estudiado la documentacin relativa a los contlictosconsiderados por la CoJ1e Suprema entre el poder central y los municipios, que seencuentra archivada en la serie "Gobierno" del Archivo Histrico Nacional. Tan im-portantes como los documentos de estado han sido los escritos polticos y la corres-pondencia de lderes regionales, como Benigno Malo, Francisco Aguirre Abad y JuanLen Mera. Basndonos en estas fuentes hemos podido reconstruir, por lo menosparcialmente. el pensamiento de las lites regionales. Por fin, hemos estudia~losinformes de los diplomticos ingleses y americanos a sus respectivos gobiernos sobrela vida poltica ecuatoriana a lo largo del siglo XIX.

    Ahora estamos listos a comenzar con nuestro anlisis. Este ensayo tiene cua-tro partes. En la primera estudiamos el proceso de penetracin poltico-administrati-va entre 1830 y 1895. Puesto que no hay espacio para abordar este tema en detalle, nosconcentramos en dos debates que acompaaron este proceso: el debate entre unitaris-tas y federalistas y el que se mantuvo entre centralistas y descentra listas. En la segundaparte tratamos del proceso de homogeneizacin normativa. Esta vez damos atencina la cultura poltica republicana tal como fue ideada porel estado ecuatoriano decimo-nnico. Hacemos especial referencia al concepto de "utopa republicana" y a lasmaneras como el estado lo utiliz en su esfuerzo por crear una identidad colectiva. Latercera parte examina el proceso de incorporacin social y privilegia una de susdimensiones ms importantes: la formacin del cuerpo electoral ecuatoriano. Esindispensable subrayar que estos tres procesos se dieron de forma simultnea einterrelacionada. Sin embargo, para ~esagregar la gestin estatal en lo que se refierea integracin nacional lo hemos estudiado por separado. Concientes de la artificiali-dad de este tipo de tratamiento, en la cuarta y ltima parte de este ensayo ofreceremosuna visin de conjunto de los tres procesos.

    I. EL PROCESO DE PENETRACIONPOLlTICO-ADMINISTRATlVA,1830-1895

    Un estudio de la penetracin poltico-administrativa en el Ecuador decimo-nnico tiene que centrarse necesariamente en dos debates que se dieron simultnea-mente: el de unitaristas contra federalistas y el de centralistas contra deseentralistas.Por lo general estos debates han sido tratados como si fueran uno soja (Kossok,1984: 163). En realidad tienen como referentes dos problemas diversos. El primerotiene que ver con dos maneras de institucionalizar el poder del estado en un territorionacional. El segundo, mientras tanto, se refiere a la organizacin de entidadesadministrativas cuya funcin es de controlar, extraer y asignar recursos sociales. Ennuestra opinin, estos dos debates nos ofrecen una perspectiva desde la cual se puede

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    observar claramente Jos principales esfuerzos que el poder central hizo para penetrarla periferia, tanto poltica como administrativamente.

    1. El Problema poltico: Unitaristas contra Federalistas

    El federalismo corno ideario hizo acto de presencia en la vida polticaecuarorinna en tres momentos durante el siglo XIX: en los aos que precedieron a laseparacin del Ecuador de la Gran Colombia, a mediados de siglo, yentrc 1H70Y IRR.~.En ninguno de estos momentos. empero, logr cuestionar seriamente al unitarismoreinante. El hecho es que el estado unitario se impuso con relativa facilidad desde elprincipio. Prueba de ello son las constituciones ecuatorianas. en las que cl uuitarismose mantuvo firme a lo largo del perodo que nos interesa.

    Para consolidar el estado unitario, sin embargo. era necesario ir ms all dedeclaraciones constitucionales y crear una divisin poltica del pas que lo garanl izaruen los hechos. Como veremos a continuacin, a este nivel se trab un intenso couictoque gir alrededor de dos entidades territoriales, el departamento y la provincia. FIlun primer momento. los federalistas insistieron en la necesidad del departamento. t.osuniraristas. mientras tanto, quisieron eliminarlo y reemplazarlo con la provincia. Fuun segundo momento, la disputa se reprodujo en otros trminos. Los simpatizanl('s .lclas ideas federalistas, "los unitarisras dbiles", argumentaron en favor de unaprovincia relativamente autnoma. mientras que los defensores del unitarismoverdadero, es decir, los "unitaristas fuertes", se pronunciaron por una prov incia sujC't

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    71-74). Esta reaccinfue la expresin natural de intereses creadosy, como veremosen la tercera parte de este trabajo, del deseo de autonoma de parte de tres centros depoderque hicieron unpacto para constituirse en el estado ecuatoriano. Emperoestaexplicacin no basta,puesexisten otras razones quees necesariosacara luz. Con esteobjeto haremos una brevedigresin.

    El espacio nacional ecuatoriano decimonnico tuvo dos caractersticas quecondicionaronel procesode penetracin poltica. Laprimera es un marcado polleen-trismo. En los ltimos aos de la colonia y durante el periodo de las guerras de laIndependencia, Quito, Guayaquil y Cuenca, las capitales departamentales, ejercieronen formacrecientefunciones econmicas, sociales. polticas.culturales y militares decorte metropolitano (Washburn, 1984: 234; Davis, 1988: 99, 143). Estas funcionesculminaron en 1830 con el pacto poltico al que hemos hecho alusin arriba. No bastaentonces hablar de Quito, Guayaquil y Cuenca como las ciudades ms pobladas de lanuevanacin, pues 10 que tuvo unmayor significado para el proceso de penetracinpoltica fue ms la funcin de estos centros que el nmero de sus habitantes.

    La segunda caracterstica del espacio nacional que nos interesa subrayartambin tienequever con lascapitalesde losdepartamentos y se refiere asu naturalezacomo asentamientos poblacionales. En el contexto europeo se han distinguido dostipos de asentamientos: el de "membresa territorial" (territory membership) y el de"mernbresa espacial" (space membership). Enel primer caso, es el mismoespacio elque provee de una identidad a sus ocupantes, identidad que coexiste con otras,comola de clase y la de etnia. En el segundo caso, son los ocupantes los que otorgan identidadal espacio. lo que implica la presenciade unaconciencia comunitaria que se imponesobre otras identidades (Rokkan y Urwin,1982: 8-9). En Quito, Guayaquil y Cuencapredomin lamembresa espacial. Cuando se habladeestos trescentros,porlo tanto,nonosestamosrefiriendo acentrosmetropolitanos a secas, sinoacomunidades unidasporrelaciones de parentesco, por lazos de cultura y por unamemoria colectiva.

    Ennuestra opinin,el "policentrismo" deunlado,y la "membresa espacial"de otro. nos permiten comprender -en gran parte-Ia rivalidad y la animadversin quelos centros departamentales sintieron anteel desarrollo del podercentral,

    .Pero regresemosahora a los ministros de lo Interior de la primera adminis-tracin de Flores. Como ya hemos dicho anteriormente, para impulsar la causade unestado unitario, estos ministros fueron ardientes partidarios de la divisin provincial(Interior, 1831; Interior 1835). Esta presin surti un primer efecto en la Constitucinde 1835, en la que se abolieron los departamentos, se erigi a la provincia como laprincipal unidad territorial y se someti a sus dirigentes, a los gobernadores, a laautoridad del poder Ejecutivo (Trabucco.1975: 64; lnterior, 1835). La abolicin deldepartamento, empero, solo se sinti en ciertas actividades del Ministerio de loInterior. Asuntoselectorales y religiosos, por ejemplo, quedaron todavaen manosdeentidades de rangodepartamental. Lo mismosucedi con las actividadespertinentesal Ministerio de Hacienda y al de Guerra y Marina.

    La presin en prode un unitarismo efectivo tomanuevo mpetu durante la

  • segunda administracin del general Flores. En efecto, con la Constitucin de IX.1.~,que es obra suya. el se propone erradicar los grandes y pequeos "localismos". Coneste fin transforma a la provincia en la institucin mediadora entre centro y periferia.Por un lado, a ella se le da control de un rgimen municipal drsticamente reducido,Por el otro. la provincia queda bajo la direccin directa del poder Ejecutivo (Trabucro.1975: 89-90). Esta es la famosa Carta de la Esclavitud que, al querer hacer realidadla idea de un estado rgidamente unitario, se granje el rechazo general de la poblacinecuatoriana,

    Con la Revolucin de Marzo en 1845 subi al poder una nueva fitc polticay administrativa, los "marcistas". quienes gobernaron al pas hasta 1H59. Anti-Ilorca-nistas empedernidos. los nuevos lderes (Roca, 1845-1849: Noboa. 1X5()- 1XS 1;Urvina, 1851-1856: Robles, 1856-1859) se propusieron dcsrnnnrclar el unitarismovertical, "monrquico", que Flores habla logrado implantar con [a Constitucin de1843. En este esfuerzo fueron apoyados por liberales colombianos que hnbindo:,cinstalado en el Ecuador se dedicaron a propagar las ideas federalistas (Tobar Donoso.1937: 229; Malo, 1940: 165; Mora. 195'1: 26). A pesar de ello, los rnarcistus 110 s,'decidieron en favor de un estado federal. y se inclinaron ms bien por un uuirarismodifuso, es decir, un estado unitario que permitiera una buena dosis de autonoma a sussubdivisiones polticas. Consecuentes con este punto de vista. se pronunciaron enfavor de una provincia menos sujeta a las directivas del Ejecutivo (Interior. [8-46;Interior. 1857; Interior, 1858).

    El programa "marcista" se convirti poco a poco en ley de la repblica en lasconstituciones de 18.15, 1850, 1852, Ymuy particulannenre en la de ] 861 (Trabucco.1975: 114, 143, 170,201). Curiosamente esta ltima constitucin no es consideradapor la historiografa ecuatoriana como marcista, sino como "garciana". es decir, comoun instrumento legal que pertenece al periodo siguiente, cuya orientacin poltica fuemuy diversa. La verdad es que esta constitucin en 10que a divisin poltica se refierefue de amplia inspiracin federal. En efecto, aunque se mantuvo el estado unitario estegarantiz una gran autonoma a los poderes locales. Su artculo 95. por ejemplo.dispuso que los Gobernadores provinciales no fueran directamente nombrados por elejecutivo sino elegidos por sufragio directo y secreto, "debiendo... formarse por lasJuntas provinciales una tema de lasque hayan obtenido mayor nmero de votos. [aquese elevad al ejecutivo para que elija sin salir de ella", Adems, como veremos mtisdetenidamente en la seccin siguiente, esta constitucin puso en pie cl rgimenscccionalrns autnomo en todo el siglo XIX, sistema que involucr a las provincias,a los cantones y hasta a las parroquias (Trabucco, 1975: 201).

    En completo desacuerdo con las tendencias "federalistas" de los murcista-, yde aquellos artculos de la Constitucin de 1861 que se inspiraron en sus ideas, GarcfaMoreno, el nuevo Presidente del Ecuador, inici un perodo (Garca Moreno. [H61-1865. Carrin. 1865-67; Garca Moreno. 1869- \875) durante el cual se regres a lasideas unitarisias verticales de la segunda administracin de Flores. Alarmado COIl loprescrito por la Constitucin de 1861 respecto a la autonornia del rgimen interior,

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    Garca Morenocomenzsugobierno insertando alfindeestaconstitucin lasiguientedisposicin transitoria: "Art, 137.- En este primer periodo constitucional los Gober-nadores de lasprovincias sern de librenombramiento del PoderEjecutivo" (Trabuc-co,1975: 205). De este modo Garea Moreno quiso ganar tiempo para preparar sudefensa del estado unitario fuerte.

    Esta preocupacin explica la febril campaa que Garea Moreno desat tantocontrae) departamento que informalmente todava subsista,como contra laprovinciasemi autnoma. Estacampaa, empero,nohasido todava adecuadamente caracteri-zada. Segn Cevallos Garca. por ejemplo, Garea Moreno se propuso:

    distribuir el orden administrativo y el judicial por todo el territorio, no enteora,sinoen los hechos, en vez deseguir conservndolos encerrados en tresncleosoficiales propensos a la concentracin. dado el tamao material delosDepartamentos y el nmero de accidentes geogrficos que tomaban poltica-menteinaccesibles a las capitalescuando se las miraba desdeel agro,o a loscampos cuando se los miraba desde las urbes. Acrecentando el nmero deprovincias se aumentaba el nmero decapitalesy, porconsiguiente, ciudadesy campos se acercaban poltica. fiscal y administrativamente. Es decir selograba la integracin territorial. ms necesaria en esos aos de invasionesreales o amenazantes (Cevallos Garca, 1978: 85).

    En realidad, Garea Moreno no fue el defensor de la provincia a secas. Laprovincia que l busc deba estarfirmemente sujeta al controldel ejecutivo.

    Terminada laprimera administracin garciana.en 1865, ladisposicintransi-toria fue anulada yel artculo 95 de la Constitucin de 1861 entr en vigencia. Comocontemporneamente se manifestun creciente antagonismo de parte de los poderesregionales y locales contra el poder central (Interior, 1865), Garea Moreno y suscolaboradores creyeron encontrar en este fenmenoevidencia de las consecuenciasanarquizantes de la Constitucin semi-federalista. No pudieron hacer nadapor eseentonces,perounosaosmstarde aprovecharon de lacrisispolticade 1869 para darun golpe de estado y para convocar una Asamblea Constituyente, cuya misinfundamental fue la de establecer un estado rgidamente unitario y de esta formainstitucionalizar el poderestatala lo largodel territorio nacional.

    LaAsamblea Constituyente, conformada en su gran mayora porlos corre-ligionarios de Garca Moreno, redact una nueva constitucin, la de 1869. De estemodo culmin lacampaa que este polticohaba lanzado diez aosantes.Enefecto,la nuevaconstitucin, en primer lugar, otorgal Ejecutivo la prerrogativa de "Norn-brar y remover libremente a... los Gobernadores, Jefes Polticos y Tenientes parro-quiales" (Trabucco,1975: 220): en segundo lugar, hizo de la provincia sujeta direc-lamente al poder central la unidad fundamental en la divisin territorial del pas (ldem,224). Con la Constitucin de 1869, pues, ms que con la de 1843, el estado ecuatorianofue unitario no slo en el papel sino en los hechos.

  • La reaccin contra la Carta Negra, como fue llamada la con.... rinn-ingarciana, fue intensa. Esta provino de los poderes regionales y locales (Interior. l X71;Interior. IR73). La ms fuerte. claro est, se origin en los primeros, en cuyo senorenacieron nuevamente las ideas federalistas. Mientras Garcia Moreno estuvo en elpoder, su sistema de control rgido y violento no permiti una movilizacin poltica.Poco despus de su asesinato en 1875, empero, Guayaquil y Cuenca se lanzaron a laconrienda cn pos de la reactivacin de 1

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    unitario se institucionaliz una estructura de poderque finalmente tuvo un alcancenacional.

    2. El problema administrativo:Centralistas contra Descentralistas

    Uno de los atributos del estado como institucin es su capacidad de diferen-ciarsucontrolsobresu territorio nacionalatravs de institucionesadministrativas quetienenlaautoridad de extraer sistemticamente recursossociales, queestnen manosde funcionarios con algn grado de profesionalizacin y que estn sujetas a algunaforma de control central. En el caso ecuatoriano estas instituciones se desarrollaronmuy lentamente. Las razones fueron mltiples, siendo las ms importantes la pobrezadel erario, la necesidad de utilizar todos los medios disponibles para mantener el ordensocial constantemente amenazado y la falta de un personal entrenado. Ante estasituacinel podercentralecuatoriano se vio en el caso de reconocera unainstitucincorporativa. el municipio. la capacidad de regular unaseriede actividades como lasrelaciones de trabajo, las de represin y, en menor grado, muchas otras (Ayala, 1991:75-85). Solamente despus de la Revolucin Liberal el poder central pudo recobrar atravs de instituciones administrativas especializadas la capacidad de regular estasactividadesen trminos nacionales. Mientras tanto,no vio con indiferencialagestinmunicipal y trat de controlarla, unas veces ms, otras menos, vaivn que fue laexpresin de un gran debate entre las lites polticas nacionales respecto a la relativaautonoma de la institucin municipal y, en trminos ms generales, respecto alsistema administrativo mas idneo para un pas como el Ecuador.

    Elconflicto entrecentralistas y descentralistas fuemuchomsintenso queelde unitaristas contra federalistas. Mientras los primeros quisieron dar al traste, o porlo menos reducir drsticamente, la autonoma municipal e imponer un sistemaadministrativo centralizado; los segundos defendieron esta autonoma y propugnaronun sisternaadministrativo descentralizado. Este debate, claro est, puede ser analizadodesde varios puntos de vista. Hemos escogido hacerlo a travs de un recuento de lasuerte que le cupo al municipio entre 1830 y 1895 porque esto nos permite hacer doscosas simultneamente. Por un lado, este tema hecha luz sobre la cuestin de lapenetracin administrativa, quees el asunto quenos concierne en este acpite. Porelotro, es untema que debeestudiarse para unacomprensin mejor del conflicto entrecentro y periferia en el Ecuador decimonnico.

    Desprovisto de recursos, el municipio languideci durante la primera dcadarepublicana. Luego vino la Constitucin floreanade 1843 que lo aboli. Discpulo delcentralismo bolivariano, Flores consider queel municipio notenarazn deexisten-cia por serun rezago de la colonia (Interior, 1843). En su lugar se cre, como ya hemosvistoenel acpite anterior, unConsejocompuesto deciudadanos honrados e indepen-dientes por su propiedad o medios de subsistencia, nombrados por el Poder Ejecutivo,para auxiliar al Gobernador y para ejercer otras funciones a nivel local (Trabucco,

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    1975: 90). Este centralismo se extendi a toda la administracin interior, la que queden manos de Gobernadores (provincias), corregidores (cantones) y tenientes (parro-quas), todos los cuales fueron considerados como agentes directos y naturales delPoder Ejecutivo (Trabucco, 1975: 89).

    Las medidas de Flores se contrapusieron a la corriente de opinin dominanteenesos aos. Para mucha gente, particularmente para la pueblerina, el centralismo eraincompatible con un orden de COsasrepublicano (Majo. 1940: 141). En estas circuns-rancias la abolicin del municipio no fue bien recibida y fue una de las razones de laRevolucin Marcista en 1845. Tradicionalmente este evento ha sido considerado porla historiografa ecuatoriana exclusivamente como una expresin nacionalista. provo-cada por la preeminencia de tropas y lires extranjeras en el manejo de 1::1 cosa pblicadurante las administraciones de Flores y Rocafuerte. El ltimo trabajo de Van Aken,empero, demuestra claramente que este levantamiento fue tambin local ista. populary republicano (Van Aken. 1989: 196-201).

    Tal vez la mejor prueba de la importancia del espritu localisra de 1845 seencuentra en las medidas de los nuevos gobernantes. En efecto, los marcistas no solorestablecieron el rgimen municipal sino que tambin lo ampliaron (Trabucco, 1975:117). Hasta 1843, cuando el municipio fue abolido, esta institucin solo haba existidoa nivel provincial. En las Constituciones marcistas de 1845 y 1851 se reorganizaronlos municipios provinciales y se Crearon adems los cantonales, confiriendo as. segnel entonces Ministro de lo Interior, "a todas las fracciones del territorio el derecho deser regidos por sus propios hijos" (Interior, 1846).

    Otro factor que contribuy al desarrollo de los municipios durante el perodomarcista. fue la creciente incorporacin de las economas regionales a la economamundial. Entre 1830 y mediados de la dcada de los 50, excepto en el caso deGuayaquil, el estado de las rentas de los municipios ecuatorianos fue francamentedeplorable (Interior, 1R48: Interior, 1849: Interior, 1854; Interior, 1857). A finales deesta dcada, empero, se comenz a sentir una ligera mejora. Era el efecto de un alzaen las exportaciones de cacao, sombreros de paja toquilla, cascarilla y cueros.'

    La reactivacin de la vida material fortaleci al municipio como institucinadministrativa. En primer lugar, tuvo que reorganizarse para poder desplegar inicia-tivas en loque se refiere a asuntos econmicos locales. En segundo Jugar, adquiri unaresponsabilidad polticaimportante, Enefecto,el inicio de la economa de exportacintrajo consigo un creciente inters por obras pblicas y una paulatina revalorizacin delas propiedades. Esto, a su vez, aument la necesidad de disponer de una mano de obradeiI y barata. El que se encargo de proveer esta mano de obra fue el municipio, cosa

    2 El proceso de la incorporacin de las economas rcgicnulcs ecuatorianas a la economa mundial sepuede seguir paso a paso en los informes consulares Franceses, Britnicos y Belgas. Vcr InlonncConsular Francs Paits commcrciaux. No, 4, 18531 R56; Informe Consular Britnico. 1H56: InformeConsular Bnunico. IR57; Informe Consular Britnico. lit'iR; Informe Consular Britnico, 1~62; eInforme Consular Belga, Recueil Ccnsulairc. 1856,

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    que lo hizo en granparteutilizandoa lapoblacinindgena.Ahorabien, como se sabe,durante la colonia, la administracin de esta fuerza de trabajo estuvo a cargo de lacorona, de sus burcratas y de las autoridades tnicas, Con el advenimiento de larepblica, empero, el aparato estatalencargado de administrar esta relacinse redujoy se deterior mucho. A partir de los aos 50, este vaco fue llenado paulatinamentepor las autoridades municipales, las que. gracias en parte a sus nuevas necesidadeseconmicas,se convirtieron en lasadministradoras efectivas de lasrelaciones hispa-no-indgenas (Ayala, 1991: 84-85; Ramn, 1989: 31).

    Pese a la creciente importancia de los municipios durante las administracio-nes rnarcistas, no se pudieron sistematizar lasrelaciones entre estasinstituciones yelpoder central. Esto se debi a la ambigedad, por no decir confusin, creada por losmarcistas respecto a la organizacin poltica y administrativa del estado. Como yahemos indicado en la seccin precedente, estas lites polticas se pronunciaron enfavor de unestado unitario. En]0 quese refiere a la administracin pblica, primeropropugnaron una organizacin descentralizada (Interior, 1857; Interior, 1858). En loshechos, para complicar an ms las cosas, se condujeron como centralistas fuertes(Malo, 1940: 218).

    Elprimer granesfuerzo para organizar la institucin municipal ensuconjuntose realiza en la Constitucin de 1861 yen la Ley de Rgimen Municipal de ese mismoao. Lasprincipales novedades de estos instrumentos legales fueron dos. Primero, secrearon municipios a tres niveles simultneamente: el provincial, cantonal y parro-quial. Puesto que esta entidad en los aos 50 solo existi en las provincias y en loscantones, esto signific unaextensin importante de la institucin a lo largo del pas.Segundo, se ampli significativamente la participacin popular. Hasta ese entonces,el sistema de designacin de Jos personeros municipales se haba hecho por medio delsufragio popular indirecto. De acuerdo a las reformas de 1861, en cambio, los miem-bros de los municipios parroquiales, cantonales y provinciales deban serelegidos enforma secreta y directa (Trabucco,1975, 201; Coleccin de Leyes y Decretos,1864:177-203).

    Estas medidas claramente descentralizadoras fueron reforzadas por otrasconcernientes a la designacin de las autoridades provinciales, cantonales y parro-quiales. En nuestra discusin del debate entre unitarios y federalistas vimos como laConstitucin de 1861 redujo las atribuciones presidenciales al determinar que el votointerviniera en el nombramiento de los gobernadores. Esta Constitucin fue todavams drstica en lo que se refiere a la designacin de las autoridades cantonales yparroquiales. Mientras en el caso de los gobernadores el ejecutivo se vea obligado aescoger de una tema sin salirse de ella, enel caso de los Jefes y Tenientes Polticos tuvoque aceptar sin participacin alguna el resultado del sufragio popular secreto y directo(lbid).

    Terminada la Convencin de 1861 y ya en posesin del poder, Garca Morenoy sus ministros protestaron contra la descentralizacin del rgimen municipal. En1863, por ejemplo, el Ministro del Interior se quejaba de que la emancipacin de las

  • mun icipa Iidadcs no haba dado los beneficios que sus defensores esperaban (Interior,1863). Dos aos ms tarde. un nuevo Ministro escriba que los municipios continua-ban funcionando mal y anunciaba que se haba establecido un profundo desacuerdoentre el rgimen secciona! y el poder central (Interior, 1865; Ordncz, 1912: 25).Puesto que este conflicto creca da a da. Garca Moreno pidi al Congreso de 1865que restableciera la armona "suprimiendo el forzoso antagonismo de autoridadesindependientes. creado por nuestro funesto rgimen municipal. y restituyendo al Jefedel Estado la necesaria libertad de elegir y reemplazara los agentes que han de ejecutarsus ordenes" (Plit, 1923, vol. 2: 302). Evidentemente nada se hizo al respecto. puestoque dos aos ms tarde el Ministro de lo Interior informaba al Congreso que elconflicto haba empeorado an ms (Interior, 1867).

    Sobre los mviles de! golpe de estado que Garca Moreno dirigi en 1R69 nose ha ahondado mucho (Cevallos urcia, t 964: 365). Aunque tampoco hemos podidohacerlo nosotros, tenemos el convencimiento, como ya lo hemos sugerido anterior-mente. que el conflicto entre el poder central y los poderes municipales tuvo un rol im-portante. Por esa creemos que cuando Garca Moreno. en su Mensaje ~ la Consthuyeu-te de 1R69,hahlde" ... invcstir a la auroridad pblica de la fuerza suficiente para resis-tir a los embates de la anarqua ... ", se estaba refiriendo, ms que a las refriegas electo-rajes por las que acababa de pasar. al enconado y sostenido conflicto que su primergobierno haba afrontado con los poderes municipales y que se haba prolongado a b~administraciones siguientes (plit, 1923, vol. 2: 31S).

    La Constitucin de 1R69,

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    se haba "establecido entre el Gobierno y el pueblo el equilibrio de fuerzas, necesariopara que aquel no se convierta en despotismo yeste en anarqua. Verdad es que, atentosa los hbitos y al ejemplo de lo que a este respecto pasa en otras naciones, pudieracreerse que la tirana es el distintivo de nuestro Gobierno; pero la realidad es muy dis-tinta, y ella se descubre desde que se observa que la libertad no tiene aqu otra restric-cin, que paraobrarel mal, yque las garantas constitucionales concedidas alos ciuda-danos no son letras muertas" (Interior, 1875: Informe del Gobemador del Azuay).

    Asesinado Garca Moreno en 1875 y derrocado Barrero al ao siguiente porno haber tomado las medidas necesarias para reformar el estado garciano, se establecien el poder el General Veintcmilla, con el decidido apoyo de los antiguos rnarcistas(Murillo, 1946: 126). En estas circunstancias era de esperarse una reaccin pendularen la direccin de la descentralizacin, cosa que sucedi solo en parte. La Constitucinde 1878 y la Ley de Rgimen Municipal de ese mismo ao fijaron los municipiosprincipalmente a nivel cantonal. pero se dej abierta la posibilidad para que lasprovincias que tuvieran los recursos necesarios pudieran organizar "cmaras provin-ciales" o municipios provinciales. En 10 que se refiere a las relaciones entre podercentral y poderes locales se busc un equilibrio. Mientras en la nueva constitucin seestipul que: "No se ejecutarn los acuerdos municipales en todo 10que se oponga ala Constitucin o a las leyes" (Trabucco, 1975: 255),en la Ley de Rgimen Municipalse estableci que es responsabilidad del Jefe Poltico "vigilar que las autoridadesnacionales no disminuyan ni embaracen la accin del rgimen municipal ... ,. (Ley deRgimen Municipal, 1879: 13).

    En la prctica, el conflicto entre poder central y las municipalidades nodisminuy gran cosa. La Ley de Rgimen Municipal de 1878 haba devuelto a losmunicipios la contribucin subsidiaria que Garca Moreno haba utilizado para finesextra locales. Pero Veintemilla no respet la nueva disposicin y centraliz esteimpuesto, privando as a las municipalidades del recurso ms inmediato para obraspblicas y otras necesidades locales (Interior, 1888).

    En Jos aos 80 y en los 90 el debate entre centralistas y descentralistas seinclin en favor de los segundos. Las administraciones de este perodo, los progresis-tas, de forma similar a los marcistas veinte aos atrs, quisieron combinar un estadounitario con una descentralizacin administrativa. En la pracriea. empero, tal eomo losrnarcistas. segn feliz expresin de Ayala, fueron decididamente "ejecutivistas"(Ayala,1982: 191). En estas circunstancias el conflicto entre municipalidades y podercentral sigui adelante (lnterior, 1887; Interior 1892; Interior. 1894). Los jefespolticos frecuentemente cuestionaron las atribuciones de los coneejos municipalespara imponer impuestos locales. Tambin fueron razones de discordia la formaein delos presupuestos anuales y la interpretacin de las reglas que gobernaron la eornpo-sicin del municipio. Durante todo el perodo en cuestin los municipios pidieron msatribuciones legislativas y ejecutivas sin resultado alguno, pues, pese a su retrica enfavor de la descentralizacin, el estado no se atrevi a hacer concesiones por temor deperder el control que haba logrado establecer sobre el territorio nacional, control que

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    despus de tantos aos segua siendo muy tenue t lnrcrior, 1880; Interior 1rlX6: Inte-rior. 1887; Interior, 1892; Interior, 1894).

    De la descripcin que hemos hecho del conflicto entre centralistas y de ...,l'Cl1-iralistas entre 1830 y 1895, se puede ver que el proceso de penetracin admini-trativuno fue. fcil. Las dificultades que el estado tuvo que afrontar fucrou rnltiplcs. De-spro-visto de fondos y recursos humanos para diferenciar su control sobre el territorionacional por su cuenta, el estado reconoci al municipio la capacidad de rcgu lar ciertasactividades, como las relaciones de trabajo, que debieron haber sido de su incumben-cia. Por eso mismo quizo controlarlo. El municipio empero se defendi. panicular-mente a partir de los aos 50. As se enardeci el debate entre cenuahstas y deseen-tralistas y el conflicto entre las municipalidades y el poder central.

    A ms de la falta de recursos econmicos y humanos, hubo otra razn qUL' h \1.0

    difcil la victoria del estado sobre las municipalidades. El punto de avance de 1:\poblacin hispano-mestiza sobre el espacio indgena fue la parroquia rural. avance

    que solo se consolidaba cuando sta se converta en cantn o municipalidad. es decir.cuando un nmero suficiente de blancos-mes izas se establecan permanentemente enun lugar determinado. El municipio, entonces. en su manifestacin rural. fue la "fron-tcra interna' de la sociedad ecuatoriana (Ayala, ] 991: 84). Consciente de la importan-cia de estos puestos de avanzada, el estado nunca quiso atarle las manos. Al contrario.cuando se trat de la penetracin de las sociedades indias el poder central y lo,; podereslocales hicieron causa comn. El conflicto entre centro y periferia, entonces, fueentrecruzado por el conflicto entre e J mundo hispano y el mundo indgena. conflictoque en una sociedad monista como la ecuatoriana tuvo una importancia fundamental.

    Es hora de resumir lo que hemos dicho respecto a la penetracin poltica y ala administrativa en el Ecuador entre 1H30 Y1895. (fuvo el poder central c xito e-n susesfuerzos en estos dos sentidos?

    En lo que se refiere al primer punto, el triunfo del estado unitario en 1XK~signific la institucionalizacin de la autoridad estatal a nivelnacional. Durante elsiglo XIX el estado ecuatoriano fue desconocido y corri cl riesgo de desaparecercinco veces: en 1X35, 1845. 1859, 1876 Y 1883. /\ partir de esta fecha experimentaramuchas crisis pero nunca de la envergadura de las que hemos menc-ionado. Lo que

    demuestra que algo definitivo sucedi en I HX3. Esto no quiere decir. empero. que enlos aJ10S 80 se consolid un sistema de dominacin social con un alcance nacional.Como ya hemos indicado anteriormente. este fenmeno slo se darti nui-, tarde en las

    dos primeras dcadas del siglo XX.Pasando a la penetracin administrativa, este proceso. aunque menos dram-

    tico que el de penetracin poltica, fue muy conflictivo y no se resolvi durante el

    pcrfodo que nos concierne. El hecho es que la capacidad del estado para diferenciarsu control sobre la periferia ecuatoriana fue obstaculizada no solo por su falta de

    recursos sirio tambin porque tuvo que enfrentarse con una sociedad seriamentefragmentada. Un indicador de esta fragmentacin fue la constitucin y desarrollo delos poderes regionales y locales. los que resistieron sistematicamcnte ("1 avance del

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    poder central. Al respecto vale la pena subrayar que la incorporacin de las economasecuatorianas a la economa mundial en los aos 50, lejos de disminuir la fragmentacindel pas, la acrecent, pues gracias a ella los poderes regionales y hasta localesdispusieron de medios para resistir la penetracin estatal. Concientes de esta situacin,las lites nacionales ecuatorianas dieron mucho ms valoren sus gestiones en pro dela integracin nacional a la dimensin normarivaque a la administrativa. Se crey conmucha razn que para integrar al pas, a faltade poder material, se poda y deba utilizarel poder de las normas, de las ideas y de la utopa. Como veremos a continuacin, elestado ecuatoriano tuvo mejor suerte en el desempeo de esta segunda tarea.

    11. EL PROCESO DE LA HOMOGENEIZACIONNORMATIVA, 1830-1895

    LJ no de los deberes del estado es el de forjar la cohesin social y la identidadnacional de una sociedad por intermedio de leyes. constituciones, smbolos, mitos yutopas. En el siglo XIX el estado ecuatoriano utiliz todos estos instrumentos en suafn de homogeneizar una sociedad fragmentada en trminos geogrficos, econmi-cos, sociales, culturales, tnicos y polticos. Este es un tema, claro esta, que mereceratodo un libro. En un ensayo como el presente, empero, tenemos necesariamente quereducir el enfoque. Lo que nos proponemos hacer en este acapite es ilustrar el procesode homogeneizacin normativa en el Ecuador decimonnico, centrndonos en lamanera como los varios gobiernos utilizaron la idea de "repblica" para poner las ba-ses de cohesin social y de una identidad colectiva.

    1. La '"Repblica" como mito fundador y como utopia

    El trmino "repblica" en la historia ecuatoriana, como bien se sabe, no fueuna invencin de la Independencia. Ya existi durante la colonia en varias acepciones.La principal, claro est, fue la de las "dos repblicas", que separ legalmente al mundohispano del mundo indgena (Phelan, 1967: 58). El trmino repblica adquiere nuevossignificados a partir de 1812. En el contexto de la Independencia fue a la vez un mitofundador (Landzuri, 1989:113-115) y una utopa (Saint-Geours y Demlas, 1988:91) y en ambos casos cumpli una funcin aglutinante.

    Como mito fundador, la repblica se refiri a la revolucin independentistacomo un hecho anti-colonial. Es decir.al contrario de laque sucedi en Francia.dondeel republicanismo tuvo que ver con una oposicin de clase, en la Amrica Latina y enel caso concreto del Ecuador el republicanismo signific la oposicin nacin contraimperio. De este modo la repblica fue una especie de partida de nacimiento de lospueblos latinoamericanos y, como tal. enfatiz el aspecto unitario ms que losconflictos internos de las nuevas nacionalidades.

    Como utopa, la repblica postul un imaginario poltico, legal y social,

  • basado en los principios de libertad y de igualdad. La funcin dc este imaginario fueel de inspirar y guiar la construccin de un nuevo orden social que con el I icrnporeemplazara al orden jerrquico de la colonia,

    Ahora bien, de estos dos significados del trmino rcjuibfica. el primero seerosion con el tiempo. Como dice Malo. al contrario de lo que sucedi en los E.... liJdnsUnidos. donde no hubo ms que una sola constitucin, en el Ecuador las continuasrevoluciones y las numerosas constituciones que se redactaron con el fin de lcpafivnr-[as ofuscaron y desvalorizaron la memoria colectiva del hecho independcnnsru(Malo,1940: 194).

    No sucedi lo mismo con el segundo sentido de repblica. el de utopa, quems hien prosper con el pasar de los anos. Nadie crey en verdad que con laIndependencia surgira un nuevo orden social automticamente. Al contrario. huboconciencia de que el camino sena largo y difcil. Se discutieron interminablementelo:.. medios, los instrumenros y las estrategias necesarias para esta empresa y respectoa estos puntos hubo muchas diferencias. Pero lo que rara vez se puso en lela de juiciofue la meta final articulada en el "imaginario republicano", La sol-crania del pueblo.la repre srntacin poltica, la separacin de los poderes, las libertades individuales laigualdad ante la ley, los derechos del hombre: estos y otros principios S(" const ituycronen un horizonte vital, tanto de los unitarios como de los federalistas. de los cemralisra-,corno de los dcsccmralistas, de los liberales y de los conservadores. de [os serranos yde los costeos, de los de abajo y de los de arriba. Nuevamente, el republicnnicmo 110fue el estandarte de una clase como en Europa. sino la bandera l/e- lodos, endeterminados momentos hasta de los indios (Bushnell y Macilu[,ly.19RH: 12: VanAken. 1989: 1-4, 16.1-164.167-170).

    Fue esta segunda idea de repblica. la de repblica C0l110 utopa. la que elestado ecuatoriano y las litcs polticas nacionales utilizaron con ms o menosentusiasmo corno un instrumento de integracin nacional durante [a mayor parte delsiglo XIX. Vista desde esta perspectiva, la idea de repblica se manifiesta en tresmaneras. En un primer momento (1R30- J845) se presenta como un idL'~11 polico-jurdico. En un segundo perodo (l R4~-1 R61) se expresa VOlTIO un idea 1econmico-social, Por fin, en una tercera etapa ([R61-l875) se transforma en un ideal licn-religioso, Concluiremos nuestro anlisis de! proceso de hornogcncizacin normarivahaciendo un breve anlisis de los anos 80 durante los cuales se produjo un rechazo alpensamiento utpico. Cansados de luchas ideolgicas. los Progresistas se dedicarona resolver problemas concretos e inmediatos, creando as un vado que solo sedcolmado por la normatividad de la Revolucin de [89).

    2. La Repblica como utopa jurdica y poltica, lK.\O-1I145

    Al inicio de la vicia independiente, la gran preocupacin (\1: las l itc ... POllIC\Snacionales fue la implamacin de la repblica a nivel del estado. Fn 10

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    de este proyecto (Borja, 1950: vol. 3: 313), Inclusive la ltima, la de 1843, conociday vilipendiada como rnonarquizante, no dej por eso de ser republicana (Borja, 1950.vol. 3: 341-347; Van Aken, 1989; 190), Los principios fundamentales que se institu-cionalizaron durante el perodo en cuestin fueron: el de soberana. residente ora enel estado ora en la nacin, el de sufragio popular como mtodo para designar a losrganos estatales, el de la separacin de los poderes, el del presidencialismo. el degobierno responsable y alternativo, y el de las garantas civiles, El proyecto republi-cano en el Ecuador en su forma inicial quiso conciliar el principio de libertad con elde autoridad y, por lo tanto, tuvo un corte netamente jurdico y poltico.

    Ahora bien. se ha dicho hasta el cansancio que este republicanismo se queden el papel y que solo fue utilizado por las lites polticas de ese entonces para vendarlos ojos de los flamantes ciudadanos ecuatorianos, los que continuaron viviendo en unorden poltico colonial "de facto". Un examen detenido del perodo no ratifica estacaracterizacin. Por lo general, en el mundo de los hechos, ni los gobernantes sededicaron a engaar al pueblo, ni el pueblo se dej llevar de las narices. Lo que nosproponemos hacer a continuacin es relatara breves rasgos cmoen la primera dcadade vida independiente los gobiernos ecuatorianos trataron seriamente de convertir enrealidad la utopa republicana concebida como un ideal jurdico y poltico. Es verdadque a principios de la dcada siguiente este esfuerzo perdi su mpetu. Esto no basta,empero, para enjuiciar adversamente todo el perodo.

    La primera administracin de Flores (1830-1834) ha sido generalmente vistacomo carente de ideas y de capacidad administrativa. En la medida que tuvo contenidopoltico, se cree que este provino del grupo social por el que Flores fue adoptado, esdecir. los terratenientes serranos, particularmente los quiteos. Tambin se ha pensa-do que estas lites, interesadas sobre todo en reemplazar a los espaoles en el sistemade dominacin poltica ms queen abrireste sistema a las clases populares, no tuvieronmayor entusiasmo por veleidades republicanas.

    Algunos trabajos publicados ltimamente (Van Aken, 1989; Vsconez Hur-tado. 1984). empero, caracterizan diversamente al primer gobierno floreano. SegnVan Aken, por ejemplo, aunque Flores no fue un estadista, su gestin tuvo ideasdirectrices. Es verdad que euandoeste caudillo fue elegido comoel primer mandatarioecuatoriano, tuvo muchas dudas sobre la viabilidad del sistema republicano. Sinembargo, acept el cargo y la responsabilidad consiguiente. Siempre segn Van Aken,Flores comprendi la gran popularidad que el republicanismo tena en el pas y creyque era imprudente desafiarlo. En gran parte debido a esto, tanto Rores como susministros dicidieron hacer la prueba, por as decir, e hicieron un esfuerzo serio porgobernar al pas siguiendo las reglas del juego republicano (Van Aken, 1989; 59).

    En lo que se refiere a la base social sobre la que se apoy el primer floreanis-mo, Van Aken tambin hace aportes interesantes. Segn l, los tcrratenientes quiteosno constituyeron un bloque nico. Hubo los "cristianos viejos" y los "cristianosnuevos"; mientras los primeros fueron tradicionales en poltica. los segundos fueronmodemizantes (Ibid: 1,8, 19). Flores se asoci con los segundos, Adems Van Aken

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    nos hace presente que Flores fue militar y masn y que. como tal. tuvo el apoyo ele!ejrcito)' la oposicin de [a Iglesia (Ibid: 45). En la medida en que la primcrnadministracin de Flores reflej las aspiraciones de una base social, entonces, esta ",einclin por la repblica,

    En vista de lo dicho. creemos que se puede concluir afirmando LJUL',;) pesarde todas sus dudas. durante su primera administracin Flores hizo un CSI"UCfl.{) porarticular un proyecto de gobierno inspirado en un republicanismo de corte jurdico-poltico.

    Una trayectoria inversa se da en la administracin de Rocafucrtc (1 X14--1839). Al comenzar su perodo, este mandatario fue un republicano convencido(Salvador Lara. 1984: 441-463). Como tal tuvo fe en la eficacia de [as leyes. Segn l,en un pas tan heterogneo como el Ecuador.Ias leyes homogcncizanan y uniran a lasdiversas razas, culturas y regiones del pas (Noboa. 1900, vol.1 : Mensaje. 18:t'1". Nopudiendo emprender esta tarea a nivel nacional. Rocafucnc expenmcnto con ella ('11su provincia natal donde suprimi el triburo. J

    Con el paso del tiempo, sin embargo, Rocafucrte se impacient con las rcgla~ele ljuego constitucional. llegando no solo a proponer sino a utiIiv.ar mtodos autocr.l-ticos (Van Akcn, 1989: 164-65), La discrepancia entre [as instituciones polticasrepublicanas y la realidad del pas era mucho ms grande de In que l se hahaimaginado (Noboa. 1900, vol. l. Mensaje, [837), Pese a esto, se deba seguir adelantecon el experimento republicano. Se deba combatir la avaricia e indclunria de los ricos.la ignorancia y atraso de las masas y el oportunismo sedicioso de un sector mediocompuesto por doctorzuclos y estudiantes proletarios que "trabajaban incesantementeen turbar el orden pblico" (Ibid., Mensaje. 1839). Rocafuerte comprendi IllUYclaramente que. dada la naturaleza "feudal" (es su trmino) de la ....ocie dad ccu.uoriuna.solo e! estado poda emprender la tarea de modernizarla y de intcurar!a. Pe ro lilempresa se presentaba difcil. tan difcil que al final de su administracin. dcsulcrnado.se sumi en un gran pesimismo (Van Aken, 1989: 165).

    El desencanto de Rocafucrtc fue compartido por una fraccin imponanrc delas elites polticas nacionales. A pesar de los esfuerzos de Flores primero y de RtKJfuerte despus. se haba dado una seria erosin de la aururidad de los p(ldt'rl'~ pblicos.cosa que amenazaba sumir al Ecuador en la anarqua (Van Akcn. 19S(l: 16()). [~n e .... I~ls

    3 Respecto a esta medida Aguirrc , un estadista gll;iyaqnikilo qUI: fue contcmpontnco de Rocatucnc.escribe: "Suprimi la comribucio th- illd~cna., en r J ioral. no se sube con qu objeto pur-, Yd e ..ut-asuprimida desde la indcpcndcnra {k (iUJY:lquil. dejndola vigente en el iruunor donde ce couraf-oy se connnu cobrando muchos :l1~IOS mi, tarde: prohrbi cicrtas exacciones que hacfun k, curas. C(1I1diversos objetos, abuso que tarnpocc ."1' observaba en Guuyuquil' (Agu iITC, 1972: 2'1

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    circunstancias, a principios de los aos 40 un grupo de polticos con Flores a la cabezase propusieron repensar el proyecto republicano. Convencidos de que el distintivo dela sociedad ecuatoriana era un espritu autoritario, concluyeron que la nica manerade gobernarla y de integrarla era creando instituciones polticas compatibles con sunaturaleza. Aunque la solucin de este problema era imperiosa, no era algo que sepoda resolver a corto plazo. Es as cmo Flores, nuevamente en el poder, dedic susegunda administracin (1839-] 845) a preparar el terreno para las reformas que lcrea necesarias (Van Aken, 1989: cap. 8 y 9).

    La Constitucin de 1843 tiene que ser comprendida en este contexto. Elreforzamiento del ejecutivo, que es su caracterstica principal, ms que la expresinde la ambicin personal de Flores o de los intereses de clase de la aristocracia serrana,fue una reforma ideada por un grupo de polticos e idelogos liderados por Rores ensu afn por institucionalizar el principio de autoridad en circunstancias muy difciles(Van Aken, 1989: 160-161). Cules eran estas circunstancias? Como ya hemosdicho, se trat de una constante inestabilidad poltica cuya consecuencia ms temidafue la prdida de la legitimidad del estado. Ante esta posibilidad, Flores se propusoponer los cimientos de un poder central fuerte. El representante espaol en Quitocomprendi bien la situacin cuando inform a su gobierno que con la Constitucinde 1843 Flores estaba preparando "el espritu de la nacin para el establecimiento deun sistema de gobierno que, aunque preservaba el nombre de republicano, se acercaralo ms posible a una monarqua constitucional" (Van Aken, 1989: 186-188).

    Desgraciadamente para Flores, "el espritu de la nacin" se mova en ladireccin contraria. Segn Aguirre Abad, un contemporneo de Flores, con laConstitucin de 1843 este se puso en pugna directa con "los principios dominantes enel Ecuador. .. ", es decir, los reptlblicanos (Aguirre, 1972: 327). Tuvo razn AguirreAbad en creer que el republicanismo tena una amplia aceptacin en el Ecuador de eseentonces? La evidencia apunta en esa direccin. El manifiesto de la Municipalidad deGuayaquil, ciudad donde se inici el levantamiento en contra la constitucin floreana,fue muy claro al respecto. Denunciando el intento semi-monarquista de Flores,Guayaquil se declar defensora de un genuino gobierno republicano (F.O. 25, vol. 11:45). Adems, Van Aken demuestra que, con la excepcin de una fraccin de las litcsserranas y de la clientela floreana, la ideade repblica como ideal de vida poltica tuvoamplia aceptacin en todas partes del pas y entre todas las capas sociales (Van Aken,1989: 266-67).

    La segunda presidencia florean a se termina con el triunfo de la revolucincontra la Constitucin de 1843. Se puede decir que las lites poltico-administrativasnacionales de estos aos renunciaron a la utopa republicana? Parece que, en efecto,fue as. En una evaluacin general de los primeros 15 aos de vida independiente,empero, es necesario recordar que esto sucedi slo despus de que intentaron ponerlaen prctica por todo una dcada entre 1830 y 1839. Se alejaron de ella cuandoconstataron la grave erosin del principio de autoridad que tuvo lugar en esos aos.Vale la pena tambin recordar que el programa semi-monarquista que defendieron no

  • ~,"'7" ,

    fue una visin sustarniva como la de Portales en Chile, sino rnx hirn IlD l'~l:f/.o consentido teraputico.

    Todo esto no justifica las limitaciones de las liics polticas

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    rniti el ascenso vertiginoso de los nuevos lderes y de sus cliemelasas como tambinde sus ideas. En efecto, con la derrota de Flores reapareci con ms fuerza el repu-blicanisrno como utopa, pero con caractersticas distintas. Ya no bast el republica-nismo jurdico-poltico. Para responder a una aspiracin palpable a nivel nacional, losdemcratas propusieron un republicanismo econmico-social (Aguirre, 1972: 351-361, 426-427).

    El lder de los demcratas fue el general Jos Mara Urvina. Segn TobarDonoso. uno de los pocos estudiosos del perodo, Urvina "no fue ni liberal ni conser-vador; solo general Urvina" (Tobar Donoso, 1938; 229). Extremadamente inteligentey astuto, este militar comprendi muy bien la coyuntura por la que atravesaba el pas.Intuy en particular que el imperativo del momento no era la problemtica poltica,sino la econmico-social, circunstancia que supo aprovechar a fondo. llegando adominar la vida pblica ecuatoriana por toda una dcada. Esta lectura de lascircunstancias, ms que el liberalismo democrtico con el que trat de identificarse.le llev a iniciar o apoyar toda una serie de medidas econmico-sociales como tambina formar una incipiente coalicin anti-aristocrtica (Aguirre, 1972: 426-427; Informede Guerra y Marina, 1854).

    En este contexto sedi una redefinicin de los valores republicanos. Las litesnacionales de los aos 30 se haban centrado en el principio de libertad. Ahora en losaos 50 el acento pas al principio de igualdad. A ms de reiteradas declaraciones alrespecto (Interior, 1848; Interior, 1849; Interior, 1853; Interior, 1854; Interior, 1857),la mejor prueba de este cambio es la legislacin social y econmica del perodo.

    En efecto. un vistazo a esta legislacin revela un inters sostenido por lasclases oprimidas. Las leyes ms notorias en este sentido, claro est. fueron la eman-cipacin de los esclavos y la abolicin del tributo. Refirindose a la primera, el Mi-nistro de lo Interior escriba: "La ley del 27 de septiembre seala 016de marzo de 1854para que desde ese da todos los ecuatorianos sean libres e iguales ... " (Interior, 1853).En cuanto a la segunda. desde 1845 en adelante se hicieron esfuerzos por suprimir eltributo pues, segn Jos ministros rnarcstas, su existencia demostraba que la coloniasegua vigente. (Interior, 1853; Hacienda, 1854; Hacienda, 1855; Hacienda, 1856).

    Los rnarcistas tambin se preocuparon pare] pueblo hispano-mestizo. En losaos 50. por ejemplo. se extendieron los jurados de los tres centros regionales -Quito,Guayaquil y Cuenca- a Ibarra, Laracunga, Ambato, Loja y Riobamba. Organizadoscon el expreso propsito de quitar "el terror del pobre para presentarse en juiciocontradictorio contra los grandes potentados" (Interior. 1854), los jurados fueronconcebidos como parte indispensable del sistema republicano que deba regir en todoel pas. Otra medida con un sesgo democrtico fue la reforma electoral para elegirPresidente y Vice-Presidente. Antes de 1852 estos personeros fueron elegidos por elCongreso, Con la Constitucin rnarcista de este ao se ampli el proceso. Se puso laeleccin en manos de Asambleas de electores (os que eran, a su vez. designados porsufragio popular directo (Interior, 1856).

    Pasando al campo de la legislacin econmica, los ministros rnarcistas se

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    pronunciaron en favor del libre cambio. Primero. porque esta poltica cvrabn lkacuerdo con "los sanos principios de la ciencia econmica" t l Iacicnda. 1X5--1-j: sq.:un~do, porque era el mejor aru doto contra el protccc ionisruo, s istcrnn pcrjud icia 1para lo"pobres (Hacienda, lX5X). Segn los marcisras. cl monopolio politico y' rl vrouornicose daban la mano para excluir a lus clases populares, Pura poner 1,-1." ba"l'." l.k unasociedad igualitaria, por lo tanto, era indispensable dc smanrclarlov.

    La defensa de ciudadano humilde y un mayor con! rol de los pOIk rosos lucroulos moti vos, en principio por [o menos, de la reorganizacin de la inst itucicin m1t.u .Aunque en Jos hechos Urvina cre un ejrcito compuesto de ek-mcnto-, popu l.m-... quellen de espanto al pas, no se debe olvidar que la imcncion inicial fue IllUY divl'r"~l.Al respecto, el Ministro de Guerra y Marina hila la siguiente declaracin: 'T Icicrcitrepresenta la fuerza de la nacin: pero exta fuerza no es ya bruta I y amenazantc , no rsenemiga y opresora de los ciudadanos inermes. como la ha sido en pocas calamirova-,que han afligido al Ecuador. Ahora e l soldado es nacional y 1icnc orgu Ho de Iratcrni/arcon sus compatriotas. El ejrcito no sostiene el poder de un hombre II las imru.e,prerrogativas de una oligarqua caprichosa, sostiene la Coustirucin y lnx leyes, u.u-eparte del poder pblico ). sosi iene la soberana popular" (luf'onuc de Guerra y Mnin.r.1854).

    Una caractcnz acxin de la vocacin dcrnocnitiru de la.... admin i"tfill'i()]ws ruar.cisras no es completa si no se hace referencia a la educacin pnpul.rr La" idl'as deMarcos Espine 1, Minist ro de lo Interior de U rvina. son rcprcvcnt.n ivu....; en e.",te camj)ll.Para l, la educacin universitaria cleha ser de compctcncn

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    ellas y de su repetida observacin se poda internalizar la repblica."y el peso de las costumbres coloniales? Acaso no seguan vigentes, tal

    como las estructuras sociales? Los marcistas reconocen este problema. Los hbitosque se haban "arraigado en el espacio de tres siglos -escribe un ministro de la poca-ofrecen resistencia a los cambiamientos que deben traer consigo las nuevas institucio-nes; de aqu proviene que la mejora de costumbres es lenta y los pasos de la civi-lizacin... paulatinos" (Interior, 1855). Por esta razn otro ministro marcista no creepor un momento que con la abolicin del tributo haba llegado la hora de la redencinde la clase indgena. Segn l:

    ... Ia tirana que pesa sobre el indio ms que en las leyes, ha estado y est enlas costumbres brbaras que el republicano ha heredado del colono. Nuestrasinstituciones han sancionado la igualdad ante la ley sin exceptuar al indio;ms quien no ve la inmensa distancia a que en la realidad se encuentra el delos dems ciudadanos? La injuria, la calumnia, la detencin arbitraria, losmaltratamientos de obra, son delitos que el Cdigo penal detalla y castiga congraves penas; y sin embargo el indio es injuriado. calumniado. encarcelado,estropeado todos los das, a todas las horas en el campo y en la ciudad, enpblico y en privado. sin que el criminal se vea tendo y perseguido como talni por la opinin, ni por el juez, ni por la vctima, ni an por su propiaconciencia ... El inmenso poder del hbito ha despojado a los espoliadores dela facultad de hacer una justa apreciacin de sus actos y los ha colocado encapacidad. de cometerlos con la tranquilidad de la inocencia. Los espoliadospor su parte. han consagrado con su abyecta resignacin los ms monstruososabusos. La criminalidad, por consiguiente, no est en talo cual individuo, sinoen (a sociedad toda, que falseando en las conciencias las nociones de justicia,ha elevado la espolicacin a la categora de un derecho, quitando al crimenlos remordimientos y a la vctima la voz para quejarse. Esto hace que la rege-neracin de la clase indgena sea una de las ms arduas empresas; pues nadaes ms difcil qucel modificar costumbres profundamente arraigadas y fuer-temente sostendas por el inters del mayor nmero (Interior, 1858: 8-9).

    4- P:H:l los marcistas, los Estados Unidos fue la "repblica modelo", el ejemplo que se deba emular(Interior, ]R53).Por otro lado. el triunfo de Urvina fue bien viSIO por los reprcscrnanrcs diplomticosamericanos los que caracterizaron su admioistracln como "republicana" y "dcmocrarica'' (COA,vol. 1, Cusning a Secretario de Estado, Guayaquil, abril 6. 1852: COA, vol. 1, Cushing a Secretariode Estado, Guayaquil.julio 30, 1gS2; COA, vol. 1,Cushing Secretario de Estado, Guayaquil, 2 mano1853: COA, vol. 3, whitc a Secretario de Estado, QUilO, 18 enero. 1854; Ayala, 1982: 96). Losrcprcscruarucs europeos, mientras tanto, vieron a Urvina con recelo y le acusaron de habertransformado su udmustracin en un "despotismo militar" (fO. 25. vol. 22, Cope a Forcing Officc.Quito, 6 octuhrc ]H5l: FO 2.'i. vol. 24, Cope a Porctng Otcc, Quilo. 20 enero 1852; FO 25, vol. 26,Cope a Forcing Oicc, Guayaquil, 1 octubre, 1852).

  • /\ pesar del tremendo peso de Id hereuc-ia colonial. e! pJSO hacia una culturarepublicana era poxiblc. Este fenmeno. en pleno vigor en los F~lado~ Unidos. tam-bin era perceptible en los pases latinourncrir.mox.Ha-ta cu Quuo.Ia ciudad monacal

    por cxccIcncia. se estaba conformando pau lal inarncntc un.t xoc icd:td evi 1, libre de lainfluencia de los "conventuales". Por Jo menos as lo crey un Ministro tic lo Interior

    marcisra, el que, sin ocultar su sorpresa. advirti que este proceso se cstnbu dando. 111 Uya pesar de que la economa quireu no ofreca ocupuc ioncs lucrativas, Pero era votocuestin de tiempo. E] progreso econmico vendra y con l nuevas oportuuidndc spara el desarrollo de una sociedad moderna (Interior. 1849).

    Con el objeto de agil itar este proceso, los marcisias cnt ramn en trata! iva-,conlos tenedores de bonos de la deuda inglesa, creyendo asf conseguir dos rcsulunlos. Porun lacio, aspiraron a saneare Icrcd ito nacional en las bolsas extranjeras. pan icul.mucn-te en Londres. Por otro lado. quisieron pagar Ja deuda con terrenos haldioc. par.i ;t'iatraer al pas empresarios ingleses. Al respecto un Ministro de Hacienda de la 0PPl';1escriba:

    Si despus de tantos proyectos, tantas esperanzas. tant'l.'. tcruntivn, como sehan concebido para transformar nuestras frtiles montaa.-, en (111)S ;mlo"

    manantiales de prosperidad. no se ha realizado hasta ahora ninguna cmprc."anacional de alguna importancia, ya sea por falta eJe capitales. ya sea por falLlde esa cncrja de car.ictcr que supera los obstculos, ya sea en fin, P'"! L][adecouocimicmo- prcticos: es c1~1 jcnio ingls. en que se encuentran n-uuidu-,rodas las condiciones para la grandes empresas, de donde deben dc.'.prL'lldl'l'''L

    los mviles y ajerues para civilizar nucst ras selvas. Es por esto que ."C an uncia

    una perspectiva en la que eljcnio est ranjcro. acostumbrado a douutr la uat ura-lela agreste. penetrar en nuestras florestas. dcscubrir.i ~LJS tesoros ocnltox.difundir los conocimientos tiles, y comunicani C'Sil [ucrza cmprcn.rc.orn alos hijos de este pas (Hacienda. ] H55: 7).

    Convencidos de que la cuna de la modernidad C'f,1Il lr, p;lscs sajones. p.uri-eu larrnente 'Inglaterra y los Estados Unidos, los marcisias qu isicron t'sl rcrhnr re lacio-ne s con estas dos naciones para de estc modo aprender de ellos t lmcnor. IXS~: 1Ia.ciencia, I R55),

    Los primeros resultados de Ja gestin marcisia se manifestaron a mediado ... de

    tos aos 50. En ] X54 el Ministro de 10 Interior se expresaba en esta forma:

    El nmero de matrimonios ha sido tambin mayor CI1 c l presente ao que en

    los anteriores. El orden publico lleva la paz a las tumilias y bajo .'.lIS auspiciosse verifican enlaces que hacen la fel ic idad rcc Iproca de los jvenes contraycn-les. El principio dcmocrucu.!os v-mimicntos de republicanismo que se ",111

    jcncralizando indefinidamente y la.... ideas de realidad que van sustituyendo

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    a laantigua quimera de los fantasmas, facilitarn mslos enlaces y colocarnla verdadera repblica en el territorio del estado (Interior, 1854: 20).

    Conel pasar del tiempo,los ministros marcistas hicieronmuchasotras cons-tataciones de este tipo. Para no cansar al lector bastara ofrecerun ejemplo ms. En1857. Antonio Mata, el Ministro de lo Interior, escriba:

    El pueblo que ayer toleraba impasible la superioridad nobiliaria del hombresobre el hombre, ... ama hoi su libertad como condicin inseparable de suexistencia, profesala igualdad como principio quecondenatodaquimrica.irritante e injusta distincin y practica la fraternidad como fundamento de laconservacin de una familia poltica, reunida con el objeto de procurar sucomn felicidad (Interior, 1857: 3).

    Como se puede ver, para los marcistas no bast la libertad a secas. Igualmenteimportante eran la igualdad y la fraternidad. Solo as se poda ampliar y vigorizar la"familia poltica" que se haba creado en 1830. En otras palabras, los marcistas fueronlos primeros en formular claramente el problema de la creaciny mantencin de una"voluntad e identidad colectiva". Esto explica el esfuerzo que estas lites polticas yadministrativas hicieronpara desmantelar los dos viejos sistemasde dominacin quepersistan enel Ecuador todava amediadosde siglo:el rgimencolonialsobrenegrose indgenas y el dominio de los poderosos sobre blancos pobres y mestizos. Solodestruyendo estos clivajes y adoptando el principio de igualdad se poda reunir a losdiversos fragmentos sociales en una configuracin nueva. Entonces s la "familiapolticaecuatoriana" seraalgo ms que un cJub de los poderososy podra trabajar porel bien comn.

    Haciael final del perodomarcista, el Ministro Mata resuma la experienciarnarcista de este modo:

    No tenemos la fantstica presuncin dehaber llegado ya a unestado social tanventuroso dequeanestamosmuidistantes: muchonosqueda quehacerparaque establezcamos la verdadera Repblica y sea floreciente la situacin delEcuador (Interior, 1857: 3).

    Tras esta aparente modestia,el ministro daba a comprender que la dcadadelos 50 haba sido un periodo de realizaciones. Yen efecto, as lo fue. La utopa marcistade una repblica que incluyera al pobre y al humilde se haba formulado. Leyes y me-didas destinadas a institucionalizar el principio de igualdad haban sido aprobadas ypuestas en ejecucin. As se pusieron las bases de una cultura democrtica y de unavoluntad e identidad colectiva. Adems, se haban abierto las puertas del pas para quelamodernidad anglosajona acudiera a l consuscapitalesy con suespritu deempresa.

    El optimismornarcista dur muypoco, puesal cabo de unosmeses se desen-caden la crisis de 1859. Esta fue la crisis poltica ms grave que el Ecuador afront

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    durante el siglo XIX. A qu sedebi esta convulsin que termin ba1canizando al pasen cuatro gobiernos?

    Hemos dicho en la introduccin que el proceso de formacin nacional siguidos ejes simultneamente: el territorial y el funcional. Mientras Jos floreanos habanenfatizado el primero, los marcistas, interesados en implementar su legislacin social,insistieronen el segundo. Pero como para conseguiresto ltimo era necesario extenderla presencia del poder central, el proceso de integracin nacional en la dcada de los50 se di por los dos ejes simultneamente. Durante estos aos, entonces, las lites re-gionales se vieron amenazadas no solo por el avance del estado, sino tambin por lamovilizacin de las clases subalternas, Sorprendidas entre dos fuegos, estas litesreaccionaron tanto contra el estado como contra la presin de los de abajo, Esto explicaen gran parte la fragmentacin del pas en cuatro gobiernos separados, La crisis de1859. por lo tanto, una crisis de penetracin polico-adminisrrativa. fue a la vez ram-bin una crisis de homogeneizacin normativa.

    Este no es el momento para hacer una descripcin puntual de los eventos quepor lo dems son bien conocidos. Lo que si querernos hacer, empero, es llamar la aten-cin del lector a dos aspectos de la crisis. En primer lugar, la balcanizacin del passignific un cuestionamiento frontal de la legitimidad del estado, En segundo lugar,la rebelin de los poderes regionales tambin fue un aviso aJ poder central que norenunciaran a la tutela y control de sus masas rurales.

    El arreglo que se elabor en la Constitucin de 1861 se encamin a resolvertanto el problema de la legitimidad del estado, como el de la movilizacin de las "cla-ses peligrosas", Desgraciadamente no logr conseguirlo. Como ya hemos visto en laprimera parte de este trabajo, el conflicloentreel poder central y los poderes regionalesy locales se reanud a mediados de los aos 60. Al mismo tiempo se intensific lainsurgencia de las c1ascs populares. promovida directa e indirectamente por la oposi-cin marcisra. Este es el contexto en el que Garca Moreno di su golpe de estado en1869 y en el que se propuso llevar a la prctica un proyecto poltico sobre el que habarumiado por mucho tiempo. Se trataba nada menos que de construir nuevamente eledificio republicano, esta vez sobre cimientos nuevos. Todo lo dems, el desarrollomaterial, social y cultural del pas dependera del xito de esta tarea.

    4. La Repblica como utopa tico-religiosa, 1861-1875

    La historiografa sobre el Ecuador decimonnico en general y la que se refierea Garca Moreno en particular ha evaluado las administraciones de este gobernante enforma contradictoria. Sus detractores las han visto como la expresin inequvoca de"una ideologa catlica-monrquica extremista rerardataria' (Ayala, 1982: 172).~ Sus

    5 Los detractores de G. Moreno son bien conocidos. Ver en especial Roberto Agramomc. BiogmJl(Jdel dictador Garcia Moreno. Habana, 1935 y Benjamn Can-in, Garcia Moreno el Sarao delnaiibulo. Mxico, 1959.

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    partidarios, mientras tanto, sin negar el autoritarismo que las caracteriza, las justificanpor las reformas que introdujeron en la vida religiosa, moral, administrativa yrnaterialdel pas.' Del grupo de sus partidarios, Le Oouhir (1921) y Cevallos Garca (1942,1978) han insistido en que Garca Morena no fu un enemigo ni de la repblica ni dela democracia. Al contrario, segn ellos, este poltico intent. por un lado, incorporarlos principios de libertad, igualdad y fraternidad a un ideal poltico catlico progresistay, por el otro, poner en prctica este ideal tomando en cuenta las circunstancias realesdel Ecuador de su tiempo.

    Cul de estas posiciones compaginan mejor con la idea que Garca Morenotuvo de su doctrina y de su gestin poltica! A juzgar por sus propios escritos. creemosque la ltima. "Como republicano por convencimiento y demcrata de corazn -escri-bi en uno de ellos- he deseado vivamente que la luz de la civilizacin cristiana difun-da sus rayos en nuestro horizonte tenebroso" (Biblioteca Ecuatoriana Mnima, 1960:291). Garca Moreno no fu defensor, como veremos, de la repblica tout COUT( sinode la "repblica catlica" ,lo que bien puede parecer una contradiccin en si misma,En realidad no fue as, pues a lo largo del siglo XIX se desarrollaron dos corrientes res-pecto de la "repblica" en la Amrica Latina. La primera, defendida por los liberales,postul una "democracia pluralista' siguiendo las normas de Locke y Madison, Lasegunda, auspiciada por los conservadores. propuso una "democracia monista",concepto que se fundament en la doctrina tomista del "bien comn" (G. Dealy, 1968:37-58 y 1974: 625-646). Enel caso ecuatoriano, los rnarcistas pertenecieron al primergrupo, Garca Moreno al segundo.

    Veamos ahora ms de cerca la concepcin garciana de la repblica catlica,. Hombre de accin, Garca Moreno no escribi tratados tericos. Esto no significa.ern-

    pero, que careci de doctrina, la que aparece claramente en sus proclamas, discursos,mensajes al Congreso o Convenciones y artculos periodsticos. En nuestra opinin,la expresin ms transparente de sus conceptos polticos se encuentra en el Mensajeque ley ante la Convencin Nacional de 1869, en el que expuso sus ideas para unanueva constitucin. He aqu lo que dijo:

    El proyecto contiene las reformas que en mi concepto demandan ms impe-riosamente el orden. el progreso y la felicidad de la Repblica. Dos objetosprincipales son los que he tenido en mira; el primero poner en armona nues-tras instituciones polticas con nuestra creencia religiosa; yel segundo. inves-tir a la autoridad pblica de la fuerza suficiente para resistir a los embates dela anarqua. La civilizacin moderna creada por el catolicismo degenera ybastardea a medida que se aparta de los principios catlicos; y a esta causa sedebe la progresiva y comn debilidad de los caracteres que puede llamarse laenfermedad endmica del siglo. Nuestras instituciones hasta ahora han reco-

    ti Un pan idario de Garca Moreno que vale la pena leer es 1. L. Mera, Garca Moreno, Quito. 1904.

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    nocido nuestra feliz unidad de creencia, nico vnculo que nos queda en unpas tan dividido por los intereses y pasiones de partidos, de localidades y derazas; pero limitndose a este reconocimiento estril, han dejado abierto el C3-mino a todos los ataques de que la Iglesia ha sido blanco con tanta frecuencia.Entre el pueblo arrodillado al pie del altar de! Dios verdadero y los enemigosde la Religin que profesamos, es necesario levantar un muro de defensa. yesto es lo que me he propuesto y lo que creo esencial en las reformas que con-tiene el proyecto de Constitucin. Por lo que toca al ensanche de las atribu-ciones del Poder Ejecutivo, la razn y la experiencia han puesto fuera de dudaque un Gobierno dbil es insuficiente en nuestras agitadas repblicas, parapreservar el orden contra los que medran en los trastornos polticos (Plit,1923, vol. 2: 318).

    Qu se propuso hacer Garca Moreno con su primera reforma? De quserva poner en armona las instituciones republicanas con las creencias religiosas?Utilizando la terminologa del politlogo contemporneo, diramos que con estareforma Garca Moreno quiso resolver dos de los ms importantes problemas poliricosdel Ecuador de fines de los aos 60, a saber, el de "legitimidad" y el de la "identidadcolectiva". A continuacin caracterizaremos brevemente cada uno de ellos.

    Comencemos con el problema de legitimidad. En el antiguo orden colonialel monarca deriv su autoridad, y por ende su legitimidad, de fuente divina y por estarazn fue "el eslabn final de una cadena de fidelidades que daba consistencia a lasordenes. estados y jerarquas" (Colmenares, 1990: 60). Conseguida la independencia,los liberales latinoamericanos se empearon en reemplazar esta cadena con otrabasada en principios seculares: en lugar del monarca, por ejemplo, postularon el cultoabstracto de la ley. Este proceso de secularizacin fue duramente cuestionado por laslites conservadoras. No es que defendieran el regreso a la monarqua. El punto quesostuvieron fue que toda sociedad. sobre todo las republicanas. necesitaban comoreferente final lo", principios religiosos (Bushnell y N. Macaulay, 1988: 34).

    En el caso ecuatoriano, los defensores del cuila abstracto de la ley fueron losmarcisias. Congruentes con esta manera de ver las cosas, insistieron en la autonomade la poltica frente a la religin y buscaron su fundamento en trminos de s misma.'

    7 Gorrcz de la Torre, un poltico liberal. Ministro de lo Interior en la udminisrracn de Ascasubi. ensu Memoria de 1849, anota que la sociedad ecuatoriana se estaba paulatinamente transformando deuna sociedad "convcnruat" en una sociedad "civil". Para acelerar este proceso. que al Ministro lepareca deseable. sugiere varias reformas cuya intencin fue Inde valorizar las leyes civiles. He aqulo que dice respecto al matrimonio: "El matrimonio cs. y ha sido siempre un contrato civil. y antesde tener el carcter de sacramento, deba celebrarse previamente ante el juez respectivo para quequede registrado y sea vlido en todos los efectos civiles. Son las leyes civiles las que autorizan estecontrato. las que 10hacen indisoluble, las que lcgniman los bijos. las que rcgularivun la sucesin delos bienes bcreditarios y las que aseguran los derechos de los cnyuges' (Interior. 1849). A 1;1'

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    En la prctica, el avance de esta tendencia signific la paulatina institucionalizacinde algunos instrumentos de legitimacin puramente polticos, como las Constitucio-nes, las Asambleas Constituyentes y el sistema electoral.

    Garca Moreno cuestion la suficiencia de este proceso. Para l, ni la ley civilni las prcticas republicanas tenan la capacidad de legitimar las instituciones polti-cas. Slo una ley superior, la ley religiosa, poda hacerlo. Es por esta razn, entonces,que Garca Moreno se propuso poner en armona las instituciones polticas ecuatoria-nas con la religin catlica. Aos ms tarde, convencido de que haba tenido xito enesta empresa, se expreso como sigue en su mensaje al Congreso de 1875:

    No perdis jams de vista. Legisladores, que todos nuestros pequeos adelan-tos seran efmeros e infructuosos, si no hubiramos fundado el orden socialde nuestra Repblica sobre la roca, siempre combatida y siempre vencedora,de la Iglesia Catlica. Su enseanza divina, que ni los hombres ni las nacionesreniegan sin perderse, es la norma de nuestras instituciones y la ley de nues-tras leyes,

    Segn Garea Moreno, a ms de dar solucin al problema de legitimidad. elrestablecimiento de la armona entre instituciones polticas y creencias religiosas tam-bin permira afrontar el segundo gran problema del pas, el de la "identidad colec-tiva",

    Como ya indicamos en la seccin precedente, los marcistas fueron los prime-rOS en abordar este asunto. En efecto, ellos haban intentado crear una identidad colee-tiva utilizando los principios de la repblica liberal-democrtica, particularmente elde igualdad. Segn Garca Moreno, empero, la repblica liberal-democrtica no erael medio adecuado para este efecto. Segn l, al negar los fundamentos religiosos delestado y al atomizar a la sociedad en individuos inmersos cada cual en sus interesespropios, el liberalismo debilitaba las fuerzas centrpetas de una nacin en g