EL INTELECTUAL ORGÁNICO Y EL CARTÓGRAFO EA de la fuerza del neoliberalismo: en lugar de apreciarlo...

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En momentos en los que el gobierno nacional choca contra los mecanismos más reaccionarios de la gover- nance global 1 y en España se activa la esperanza en torno a las posibilidades políticas de “Podemos” 2 , el ejercicio de problematizar el esquema político-dis- cursivo que Ernesto Laclau llamó “populista”, y que sustenta en alguna medida a ambas experiencias, puede parecer inoportuno. Pero quizás sea al revés: en la medida en que actúa como base conceptual de una comunicación entre la situación de Sudamérica y el sur de Europa, este modo de concebir lo político adquiere un nuevo interés y ofrece más aspectos a la discusión. Sobre todo, porque el contraste no es sólo geográfico. Juega un papel productivo, también, el des- tiempo: si de este lado del Atlántico ya tenemos mucho material para el balance y discutir a Laclau puede sonar a cierre, del otro, la irrupción de ese incipiente “monstruo” 3 que es Podemos nos coloca más ante una pregunta abierta. La preocupación central respecto de las políticas autodenominadas “populistas” es que, nacidas de la insatisfacción y de la rebelión contra el neoliberalis- mo, y habiendo ensanchado derechos sociales, aca- ban organizando las expectativas políticas en torno a la capacidad de recrear “soberanías novedosas”, per- diendo de vista el mapa de posibles que contienen las luchas sociales (en particular, las figuras del desacato y de la inteligencia colectiva que aparecen en las cri- sis, como en el 2001 argentino o 15-M español, etc.). Este “borramiento” es simultáneo con la instauración de un puñado de significantes destinados a ocupar el lugar del origen o la fundación. Concretamente, tres son los problemas centrales de esas “soberanías novedosas”: el primero, es que tienen una comprensión muy tradicional y simplifi- * Este texto fue publicado inicialmente en el sitio Lobo Suelto (www.anarquiacoronada.blogspot.com) 1.- Ver al respecto la informada entrevista de Maura Brighenti al economista Pablo Míguez http://anarquiacorona da.blogs pot.com.ar- /2014 /08/argentina-en-default-tecnico-entrevista.html. 2.- En el sitio Lobo Suelto! (www.anarquiacoronada.blogspot.com) se han publicado varias intervenciones en torno a Podemos. La con- traposición entre el texto de Raúl Sánchez Cedillo (http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/06/el-posse-de-podemos-notas- tras.html) y el firmado por Nacho Murgui, Jacobo Rivero y Ángel Luis Lara (http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/07/ganar- la-democracia-cambiar-nuestras.html) permite apreciar cómo, sobre un fondo similar de experiencias y lenguajes, resaltan énfasis y hasta tácticas diferenciadas. 3.- “Monstruo” fue la palabra elegida por Ángel Luis Lara para referirse a los potenciales de Podemos. Abierto, hábil, capaz de combinar un programa extraído del 15-M con imágenes provenientes de América del sur. En una conversación radial sostenida en Clinämen, en FM La Tribu , el “Ruso” Lara expresaba el entusiasmo por el “momento” Podemos, con una seria preocupación por el desplaza- miento de la política de la intensidad del 15-m a la política del significante, expresada tanto en la adhesión a los textos de Laclau, como en la restricción de las prácticas políticas del tejido a social al marco electoral. (Se puede escuchar esta conversación en: http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/08/clinamen-podemos-un-progresismo-la.html ISBN: 1885-477X YOUKALI, 17 página 43 MISCELÁNEA EL INTELECTUAL ORGÁNICO Y EL CARTÓGRAFO (o ¿cómo discutimos el impasse de lo político radical en un frente común contra el neoliberalismo?) por Verónica Gago, Diego Sztulwark y Diego Picotto*

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En momentos en los que el gobierno nacional chocacontra los mecanismos más reaccionarios de la gover-nance global1 y en España se activa la esperanza entorno a las posibilidades políticas de “Podemos”2, elejercicio de problematizar el esquema político-dis-cursivo que Ernesto Laclau llamó “populista”, y quesustenta en alguna medida a ambas experiencias,puede parecer inoportuno. Pero quizás sea al revés:en la medida en que actúa como base conceptual deuna comunicación entre la situación de Sudamérica yel sur de Europa, este modo de concebir lo políticoadquiere un nuevo interés y ofrece más aspectos a ladiscusión. Sobre todo, porque el contraste no es sólogeográfico. Juega un papel productivo, también, el des-tiempo: si de este lado del Atlántico ya tenemosmucho material para el balance y discutir a Laclaupuede sonar a cierre, del otro, la irrupción de eseincipiente “monstruo”3 que es Podemos nos colocamás ante una pregunta abierta.

La preocupación central respecto de las políticasautodenominadas “populistas” es que, nacidas de lainsatisfacción y de la rebelión contra el neoliberalis-mo, y habiendo ensanchado derechos sociales, aca-ban organizando las expectativas políticas en torno ala capacidad de recrear “soberanías novedosas”, per-

diendo de vista el mapa de posibles que contienen lasluchas sociales (en particular, las figuras del desacatoy de la inteligencia colectiva que aparecen en las cri-sis, como en el 2001 argentino o 15-M español, etc.).Este “borramiento” es simultáneo con la instauraciónde un puñado de significantes destinados a ocupar ellugar del origen o la fundación.

Concretamente, tres son los problemas centralesde esas “soberanías novedosas”: el primero, es quetienen una comprensión muy tradicional y simplifi-

* Este texto fue publicado inicialmente en el sitio Lobo Suelto (www.anarquiacoronada.blogspot.com)

1.- Ver al respecto la informada entrevista de Maura Brighenti al economista Pablo Míguez http://anarquiacorona da.blogs pot.com.ar -/2014 /08/argentina-en-default-tecnico-entrevista.html.

2.- En el sitio Lobo Suelto! (www.anarquiacoronada.blogspot.com) se han publicado varias intervenciones en torno a Podemos. La con-traposición entre el texto de Raúl Sánchez Cedillo (http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/06/el-posse-de-podemos-notas-tras.html) y el firmado por Nacho Murgui, Jacobo Rivero y Ángel Luis Lara (http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/07/ganar-la-democracia-cambiar-nuestras.html) permite apreciar cómo, sobre un fondo similar de experiencias y lenguajes, resaltan énfasis yhasta tácticas diferenciadas.

3.- “Monstruo” fue la palabra elegida por Ángel Luis Lara para referirse a los potenciales de Podemos. Abierto, hábil, capaz de combinarun programa extraído del 15-M con imágenes provenientes de América del sur. En una conversación radial sostenida en Clinämen,en FM La Tribu , el “Ruso” Lara expresaba el entusiasmo por el “momento” Podemos, con una seria preocupación por el desplaza-miento de la política de la intensidad del 15-m a la política del significante, expresada tanto en la adhesión a los textos de Laclau,como en la restricción de las prácticas políticas del tejido a social al marco electoral. (Se puede escuchar esta conversación en:http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/08/clinamen-podemos-un-progresismo-la.html IS

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EAEL INTELECTUAL ORGÁNICO Y EL CARTÓGRAFO(o ¿cómo discutimos el impasse de lo político radical en un frentecomún contra el neoliberalismo?)

por Verónica Gago, Diego Sztulwark y Diego Picotto*

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cada de la fuerza del neoliberalismo: en lugar deapreciarlo como un dispositivo gubernamentalcuyos mecanismos funcionan a nivel global y a nivelmicro político –incluso cuando queda deslegitimadocomo ideología– se lo ve como mera cosmovisiónfavorable a los grupos dominantes. El segundo, esque considera al tejido social desde arriba, es decir,subordinándolo a la lógica estatal (en lugar de enten-derlo a partir de una dinámica cuya autonomía resul-ta fundamental para producir transformaciones). Yel tercero consiste en que las instituciones, las deestas “nuevas soberanías, aunque voluntariosas, ope-ran necesariamente dentro de las estructuras degovernance del mercado mundial. Estos problemasquedan completamente de lado en la secuenciapopulista fundamental: demanda-insatisfecha/arti-culación discursiva de esas demandas y constituciónde un conflicto de intereses/representación, siemprediscursiva, de nuevo tipo/políticas innovadoras.

Con todo, este texto pide indulgencia de antema-no. Lo que aquí se plantea son preguntas. El mencio-nado destiempo de los procesos políticos a considerary la diversidad de contextos fragilizan cualquier cer-teza de largo alcance. Se suma una dificultad extra: lacomplejidad de la argumentación que se despliega alo largo del escrito en tres niveles: 1. Un balance másbien argentino sobre la disputas entre “populistas” y“autonomistas” (con el irónico reduccionismo queimplican siempore, de por sí, estos términos); 2. Uncierto involucramiento del discurso filosófico en laspolémicas políticas (centradas en los argumentos deErnesto Laclau y de Gilles Deleuze) y 3. El intento departicipar en la conversación –a la que nos invitan

amigxs de España- sobre las influencias e intercam-bios que vale la pena realizar entre las experienciasde disputa social e ideológica con el neoliberalismoentre el sur de Europa –al que casi desconocemos– ySudamérica.

Fuga y hegemonía, una alternativa que se repite

La reflexión política crítica –que renace donde laresistencia a las políticas neoliberales se agudiza en elcontexto de la crisis, es decir, en una coyuntura en laque ya no es posible imponer dócilmente la domina-ción a las clases subalternas– encuentra en la obra deLaclau un ejemplo teórico inspirador. No son pocoslos núcleos militantes que leen su obra y asumen susesquemas. Releída hoy, a la luz de la coyuntura grie-ga o española, la enseñanza de Laclau rejuvenece,beneficiada del prestigio que las experiencias de losgobiernos llamados progresistas de Sudamérica pro-yectan sobre el sur de Europa4.

Dos tesis centrales parecen resumir la lección delas políticas que surgen de la crisis y que a su vezbuscan expresarse en la filosofía. Uno: que la políticadebe ser comprendida como expresión de un conflic-to de “intereses” (acotando, así, el juego de la repre-sentación de un modo que la teoría de Laclau –leídaal detalle– no autorizaría). Dos: que la acción políticaconsiste en instaurar una hegemonía, esto es, coaligardemandas con miras a constituir una convergenciaplural de fuerzas capaces de abrir un espacio nuevoen la cultura y en el control de estructuras estatales,opuesta a las políticas (“neoliberales”) que se limitana transmitir designios del mercado

La mediación entre lucha de intereses y articula-ción hegemónica –en esto sí se sigue estrictamente aLaclau– queda a cargo de la producción discursiva(entendida a partir de las enseñanzas del estructura-lismo lingüístico). Se concibe, así, que el sentido delas luchas políticas en una coyuntura específica surgedel funcionamiento de una lógica combinatoria–“equivalencial”/”diferencial”–, en la que se consti-tuye, o bien se bloquea, la puesta en serie (la consti-tución política) de las demandas en juego. Es en esteintento por establecer una comunicación de deman-das equivalenciales con relación a un cierto nombre(“significante flotante”) que determinados signifi-cantes (los políticamente relevantes en una determi-nada situación) se vacían/llenan, se universali -zan/particularizan.

4.- Esta comunión ha llegado en la Argentina al rango de política oficial. Pensadores de renombre como Jorge Aleman y Ricardo Forster,ambos funcionarios del gobierno nacional, incluyen dentro de sus respectivas agendas encuentros frecuentes con el núcleo dirigen-te de Podemos.IS

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La pregunta clave que estas teorías intentan respon-der parece ser la siguiente: ¿cómo se pasa de lasluchas que protagonizan los movimientos a la pro-ducción de hegemonía? La experiencia de resistenciafrente a las políticas de austeridad en Europa actuali-zan, sobre todo en los casos de Cyriza y Podemos, dis-cusiones muy similares (dentro de lo que cabe) a lasque recorrieron hace más de una década a los movi-mientos populares e indígenas de Sudamérica.

Entonces como ahora, aquí como allá, la com-prensión hegemónica/discursivista de lo políticotiende a resolverse en beneficio de una categoríasociológica específica: la de los intelectuales –y sucapacidad de articulación comunicativa5. Este des-plazamiento de un proceso múltiple de la discusiónpolítica a un centro comunicativo privilegiado, cuan-do ocurre, reduce la complejidad del proceso deva-luando el momento de creación de sentidos practica-do por las sociedades en movimiento. Los requeri-mientos de la máquina mediática y los procesos elec-torales (para no entrar a evaluar los cerrojos institu-cionales) constituyen un desafío evidente: sin ellos sehace muy difícil imaginar que las propias fuerzaspuedan tomar las posiciones estratégicas que les per-mitan frenar el despojo. Pero, por otro, son estos mis-mos requerimientos mediático-electorales los quedemasiado a menudo licuan estas fuerzas y boicote-an estos propósitos6.

Destituyentes e instituyentes: ¿cómo se supera elneoliberalismo?

Otras imágenes conceptuales inspiran políticas liber-tarias en los momentos de crisis. Nos detenemos enalgunas ideas presentes en la obra de GillesDeleuze7, uno de los pensadores que ha inspirado amuchos de quienes apostamos (aquí y allá, entoncesy ahora) por una política que piense de otro modo.Este “otro modo” no se reduce sólo a una diferenciade tácticas (tal vez incluso en cuestión de tácticas, enla lucha contra el despojo por todos los medios, lasdiferencias puedan no ser grandes)8, sino de imáge-nes mentales y sensibles9. En sus textos no encontra-

5.- En la Argentina, la expresión más interesante de politización de los intelectuales fue la reunión de Carta Abierta. Se trata de una expe-riencia que reúne, hace ya un lustro, a cientos de militantes e intelectuales que funcionan en asambleas públicas y que han apoyadovarias políticas del gobierno. Los citados Forster y Aleman han participado de ese espacio desde el comienzo. Sus posiciones habi-tuales son de defensa cerrada y teorización de lo actuado por el poder ejecutivo. El caso de Horacio González, director de la BibliotecaNacional y fundador de Carta Abierta, es algo diferente, dada su insistencia, que es también una impronta en su modo de gestión ins-titucional, en dialogar con los componentes más libertarios de la cultura política argentina. Su autonomía política se manifestó envarias ocasiones: en el caso de la violencia a los Qom, ante el ascenso del general Milani a Jefe del Ejército –acusado de participar dela represión de la dictadura- o en relación al alineamiento oficial con el Papa Francisco.

6.- En el caso de Argentina, las fuerzas políticas en el gobierno abrieron un fenomenal proceso de movilización en torno a la Ley deMedios, en conflicto con el principal grupo mediático del país (Clarín). Si se evalúa la traducción de esa disputa en la producción decontenidos mediáticos y culturales en la prensa y la televisión, el resultado no es nada impresionante. Aunque hay experiencias suma-mente interesantes, lo general es que esta disputa divide la enunciación mediática en un binarismo muy sencillo: “a favor” o “en con-tra” de las políticas oficiales.

7.- La referencia a Deleuze no se debe a que su obra de lugar a una política en específico, ni porque sea la más visitada por quienes dese-an radicalizar o cuestionar la insuficiencia de la crítica populista al neoliberalismo, sino porque de ella extraemos tres nociones queestán en el centro de la discusión que aquí proponemos: la de “fuga”, la de “cartografía” y la de “muro de imposibilidad”.

8.- Es lo que surge de la impresionante lista de apoyos internacionales de prácticamente todas las corrientes de la izquierda intelectual(http://apoyointernacionalapodemos.wordpress.com).

9.- Entre los lectores más recientes de Deleuze, Jon Beasley Murray (Posthegemonía, teoría política y América Latina, Paidós, Bs. As., 2010)ha sido uno de quienes ha intentado promover esta diferencia de imágenes a partir de una confrontación con la obra de Laclau.Mientras la teoría de la hegemonía confía en los discursos y las coherencias ideológicas a la hora de establecer consensos o bien rup-turas, la post-hegemonía se identifica con un mundo “cínico”, en donde lo que determina la práctica política –las revoluciones y lasestabilizaciones- son los afectos y los hábitos. Beasley Murray asume que las política neoliberales, tanto como las populistas, consti-tuyen mediaciones alternativas para la común expropiación del poder constituyente de la multitud por parte del poder constituido.En la primera parte de su libro afronta el desafío de refutar a Laclau en el terreno de la comprensión del peronismo como modeloúltimo del populismo. IS

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mos la idea de la política como conflicto de intereses yhegemonía: es precisamente esta ausencia lo que con-duce a que sus detractores a negar que esta filosofíase ocupe de la política y mucho menos que pueda ins-pirar política alguna.

Contrariamente, al partir de un radical rechazodel consenso, la filosofía de Deleuze da una respues-ta diferente al campo de los problemas llamados“políticos”. Su punto de vista no es el de los “conflic-tos”, en general, sino el de aquellos conflictos en losque se emprende una fuga10. De ahí que en lugar dela secuencia “conflicto/lingüística-estructu ral/he ge -monía pos-neoliberal” encontramos en Deleuze algomás parecido a “fuga/mapa de nuevos afectos/crea-ción de agenciamientos”11.

Si volvemos aquí a confrontar ambas posiciones apartir de la experiencia recorrida estos años, no espara reeditar antiguas antinomias entre populistas(que no logran romper efectivamente con el neolibe-ralismo) y autonomistas (que devienen, devenimos,incapaces de estructurar procesos políticos en eltiempo)12. Ambas imágenes resultan caricaturales13

y hasta cierto punto anacrónicas14. Y si registran algode su verdad lo hacen sólo negativamente (el autono-mismo “destituye”, pero no “instituye”; el populis-mo “instituye”, pero no “constituye”). El paso deltiempo debería ayudarnos a superar estas imágenescomo modo de relanzar el debate político en torno alos procesos constituyentes (de democracia radical oabsoluta) frente al neoliberalismo.

La crítica más evidente que puede plantearse a laimagen política inspirada en el pensamiento deLaclau es su reduccionismo, al menos en una dobleexpresión:

1.-la reducción de las prácticas sociales a meras“demandas” y

2.- la reducción de la pluralidad de procesos polí-ticos a una lógica unificada y formalista de lahegemonía extraída de las reglas lógicas (articula-ción vía equivalencia o diferencia de valores entrelos términos) de la lingüística estructural.

No se trata, obviamente, de señalar un defecto teóri-co, sino que es el intento por identificar aquello que,en el punto de vista de esta filosofía, obtura o inhibeun balance más crudo de los límites de las políticaspopulistas en desarrollo en Sudamérica.

El problema político que se plantea pasa por des-cubrir el modo de reconocer lo que hay de avancetáctico en ciertas iniciativas de los gobiernos “progre-

10.- Entendemos la “fuga” de un modo más amplio y plural que el “éxodo”. La imagen del éxodo ha sido muy discutida durante ladécada pasada, sobre todo a partir de autores como Michel Hardt, Toni Negri y Paolo Virno. Entendidas como tácticas específicas devaciamiento de la legitimidad y la legalidad, las políticas de éxodo deben enfrentar la cuestión de un “afuera”, no siempre percibidopor las luchas. La “fuga” en cambio no precisa afuera alguno y no es patrimonio de actores políticos reconocidos como tales. La fugano es negativa. Interesa la fuga por lo que abre. La fuga, tal y como la entendemos, rompe un imposible, abre un posible, crea unapotencia (ver: Perros Sapienz, Redondos a quien le importa, biografía política de Patricio Rey, Tinta Limón Ediciones, Bs. As., 2013).

11.- Para referencias del caso argentino, sobre el modo en que estas dinámicas de fuga y creación de agenciamientos (cultura de la feria,de la inmigración, de las economías anómalas) se dan como apropiación desde abajo de las condiciones del mundo neoliberal, puedeverse el libro de próxima aparición “La razón neoliberal. Economías barrocas y pragmática popular” publicado este año por TintaLimón Ediciones.

12.- Llamamos “autonomistas”, en el contexto argentino, no a quienes adhieren a una doctrina, sino a aquellos que forjaron su sensibi-lidad a partir de ciertos rasgos del ciclo de luchas de que va desde mediados de los ’90 hasta principios del ’00 encuentra su epicen-tro en 2001.

13.- Caricaturas como éstas no dejan de reconocer los avances concretos que puedan haber en experiencias agrupadas bajo el nombrede “populismo” (nombre inadecuado, ya que incluso en la obra de Laclau no deja de evocar un cierto congelamiento histórico respec-to de experiencias de la década del ‘50 y de remitir a una constitución del pueblo desde arriba), ni permite valorar experiencias que,como el zapatismo, no se caracterizan por su fugacidad. También puede resultar inadecuado el nombre “autonomismo” si recae enuna cierta figura de la lucha obrera de los años sesentas y no se enriquece con las experiencias de las últimas décadas.

14.-El anacronismo viene dado por el hecho de que durante estos años se han producido todo tipo de matices y fusiones entre autono-mistas y populistas. Si bien es cierto que entre los cuadros del kirchnerismo la idea de conducción política vertical restringió el inter-cambio con la tradición activista provenientes de las luchas del 2001, es muy visible en la base de las propias movilizaciones kirch-neristas la pervivencia de autonomistas sensibles al kirchnerismo y kirhcneristas con vocación autónoma.IS

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sistas” (o “populistas), evitando el compromiso conun modo de gubernamentalidad “neodesarrollista”que devalúa –explícita o implícitamente– las tentati-vas por replantear sus propios límites.

La mediación progresista

Para discutir la filosofía de Deleuze no vamos a acu-dir a sus textos. No nos interesa ahora la práctica dela filosofía como esclarecimiento de categorías, sinoel conjunto de preocupaciones e intuiciones que

hacen que, en una coyuntura determinada, ciertasideas adopten un valor político. No se trata, tampo-co, de reseñar cómo se dio en la Argentina la guber-namentalidad llamada progresista, sea en la versiónoficial que subraya la participación de movimientossociales como conductos de demandas para ser pro-cesadas por el estado a cambio de legítimas mejorasmateriales y simbólicas15; sea la interpretación de lacrítica, ciertamente amarga, de quienes denuncian elproceso en curso como un mero “simulacro manipu-lador”). Vale la pena, en cambio, preguntarse por elvínculo existente entre los límites del proceso políti-co actual (tomado por el binarismo neodesarrollis-mo/liberalismo) y la necesidad de superar la neutra-lización de perspectivas que, por intentar pensar deotro modo, podrían aportar un nuevo vigor a lasluchas democráticas.

Un breve recorrido ayuda a resituar histórica-mente la disyunción entre estos puntos de vista(“populistas” y “autonomistas”), que no se diodurante el periodo intenso de las luchas contra elneoliberalismo –que va de 1996 al 2002–, ni a partirdel gobierno de Duhalde y la masacre del PuentePueyrredón que le puso límite, sino a partir de la lle-gada del peronismo al gobierno, bastante después delas elecciones del 2003.

15.- Aunque en la mayor parte de su obra Laclau prácticamente se desentiende de la noción de estado, no pocos intelectuales argentinosque trabajan al interior de la constelación populista prefieren hablar de estado antes que de la foucaultiana gubernamentalidad. Comoseñala Pablo Esteban Rodríguez: “Quisiera comenzar con una cita extraída de la “nueva época” de la clásica revista El Ojo Mocho,uno de los grandes faros intelectuales argentinos en los ’90. Se trata de una entrevista a Eduardo Rinesi, actual rector de laUniversidad Nacional de General Sarmiento, publicada a fines de 2011. Refiriéndose a Michel Foucault (p.19), ubicándolo dentro deun pensamiento, digamos, antiestatalista, afirma lo siguiente: “Las cosas que estamos pensando en la Argentina no van tanto en la direcciónde pensar en formas no estatales o extraestatales o antiestatales de funcionamiento de la vida social. Me parece que hemos dejado de pensar que lalibertad está del otro lado del Estado, digamos así, para pasar a pensar (y me parece que allí estamos en el corazón de la gran tradición republicanaclásica) que uno es libre no contra el Estado, sino en el Estado o gracias al Estado, no fuera de la ley o contra la ley, sino dentro de la ley y graciasa la ley”. Uno de los entrevistadores, Alejandro Boverio, acababa de señalarle que “en los ’90 no había Estado y, mientras tanto, se leíaa Foucault”, y Rinesi retruca: “lo que en algún sentido pedía el progresismo era todo lo que Foucault criticaba: una estatalidad fuer-te”. No es el único lugar en el que Rinesi, y otros con él, se refieren a Foucault en estos términos”. En contraposición, Rodríguez reto-ma una lectura foucualtiana del papel actual del estado en la Argentina: “El Estado que vuelve no es el que intenta dirigir todos losámbitos de la existencia garantizando un tipo de seguridad, sobre todo, la subjetiva, sino el que garantiza a los individuos que esta-rá allí cuando quiera llevar adelante sus iniciativas, en forma cuidada para las clases medias y, obviamente, en forma precaria paralas clases populares. Esto se puede ver en la cantidad de leyes sobre la salud que se han sancionado en los últimos años tomandocomo base la demanda de los supuestos afectados (antitabaco, fertilización asistida, menúes light en los restaurantes, programas defomento a la actividad física, etc.), pero también en el momento en que los representantes de la feria de La Salada viajan con la comi-tiva presidencial al exterior (el tan mencionado viaje a Angola), o en el hecho de que el Estado multiplica y superpone programas deasistencia que deben tanto al diseño de macropolíticas públicas como a la contingencia y la precariedad de aplicación. Es en esa con-tingencia y precariedad donde interviene una racionalidad neoliberal, como dice Gago, “desde abajo”. Su ponencia, sobre la vigen-cia de Foucault a 30 años de su muerte concluye: “Para finalizar, entonces, creo que la “vuelta del Estado” se emparenta íntimamen-te con la “vuelta de Foucault” para analizar lo que ocurre en América Latina y para imaginar nuevas formas políticas y sociales.Déjenme ser obvio: como el eterno retorno de Nietzsche, no retorna lo mismo. El Foucault que retorna, el de la genealogía del neoli-beralismo, permite comprender al Estado que retorna. Es para festejar que el neoliberalismo macroestructural haya perdido predica-mento, y para estar en guardia frente a los intentos que habrá, desde ya, en reimponerlo ni bien se acentúen los problemas que hoyestamos viendo aparecer. Pero, también, y esto es lo que quiero plantear, es para comenzar a ver la lógica neoliberal desde otro ángu-lo, mucho más inquietante, que no se manifiesta en declaraciones de principio ideológicas sino en prácticas concretas de existenciade una miríada de sujetos provenientes de diferentes grupos sociales. Las luchas políticas que vendrán tendrían que jugarse, tam-bién, en este terreno”. (http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/08/el-neoliberalismo-el-mito-del-estado-y.html). IS

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Para las diferentes izquierdas que se fueron suman-do al gobierno (procedentes o no del peronismo),sobre todo a partir del conflicto con los exportadoresde granos (allá por los años 2008-2009), se tratabaprincipalmente de formular los términos de la inven-ción de un pueblo nuevo, constituido a partir de losfragmentos y despojos de la crisis. Dos fuertes proce-sos de interpelación se pusieron en marcha a talesfines: una estabilización económica sustentada en laampliación del consumo (y un modo de inclusión através del esta dinámica) y una fuerte interpelaciónsimbólica en la cuestión de los derechos. La viabili-dad de esta articulación nacional-popular intensa, enun momento de innovación política en buena partede Sudamérica, tuvo como condición de posibilidad(y como límite estructural) una inserción en el merca-do mundial fundada en la exportación de commodi-ties y en el neoextractivismo16.

Esta articulación se da también como una refuta-ción de las izquierdas críticas consideradas como“economicistas”. El acento “culturalista” (o “politi-cista”, como en el caso de Laclau) enfatiza la interpe-lación imaginaria/simbólica en detrimento de marxis-

mo leído –y desdeñado– como mero objetivismo. Lacrítica de la economía política –la transformación delos modos de hacer sociedad a partir de la producciónsocial del valor– resulta desplazada/sublimada. Y, ensu lugar, se asume una dialéctica que consta de unpolo significante (politicismo/culturalismo) y un polosignificado (gestión neokeynesiana de la economía)17.

Dialéctica, resistencia y fuga

Cuando se dice que Deleuze rechaza el conflicto,aclaremos ahora que no lo hace como forma de reco-brar lo consensual, sino más bien para rechazar dosimágenes predominantes: la de la ruptura del con-senso y la del cambio social. Según la primera, lassociedades cambian cuando se contradicen (dialécti-ca hegeliana). Según la segunda, las sociedades setransforman cuando ingresan en procesos estratégi-cos de poder-resistencia (Foucault). Para Deleuze –ytambién para Guattari– las sociedades, sobre todo,huyen. Y precisamente lo que hemos perdido de vistadurante esta última década larga es esta potenciaactiva de la huida.

La huida, tal y como la entienden estos autores yla practican en las luchas, es lo opuesto al retraimien-to neoliberal en un mundo privado. Remite, másbien, a la substracción practicada frente a las estruc-turas que asignan valores y jerarquías a la vida.Pensar una política en el rastro de las diversas huidassupone, entonces, un arte articulatorio mayor, capazde aprender la riqueza del momento destituyente dela hegemonía neoliberal y de proyectar rasgos insti-tucionales a favor de nuevas formas de existencia.

Lo que la filosofía política (populismo) y la media-ción progresista se resisten a ver, (porque no cabe ensus esquemas) es el valor estratégico del exceso subje-tivo producido por las luchas en los proceso de inven-ción de políticas18. Y esta ceguera, que se evidencia en

16.-Aunque habitual, la crítica ambientalista al llamado modelo neoextractivista nos resulta insuficiente. Con fuerte riesgo moralista, sedesentiende del momento urbano-plebeyo que, por ejemplo en la Argentina, fue fundamental como lucha (piquetera) en la crisis. Lanecesaria crítica al “neoextractivismo” debería tomar dos recaudos. El primero es evitar pensar este proceso de modo reducido:extractiva no es sólo la actividad que tiene por objeto los bienes llamados “naturales”, sino también la captura de valor social a par-tir de diversos dispositivos propios del capital financiero. El segundo, evitar subordinar la dimensión democrática implicada en lasresistencias populares a la dimensión precaria de la gubernamentalidad, hecha mayormente de políticas sociales. Este segundo aspec-to implica tener en cuenta el valor de la mediación estatal, de captura y redistribución de renta en la constitución de la gubernamen-talidad progresista. Posiblemente no contemos con un “modelo” alternativo al neodesarrollista en curso, incluso porque éste no llegatampoco a ser un “modelo” coherente. Podemos enfrentar, en cambio, los aspectos notoriamente antidemocráticos de esta guberna-mentalidad, como los mecanismos fundamentales que surgen de la subsunción capitalista de la sociedad y la naturaleza. Siguiendoy desplegando los elementos que surgen de las luchas/fugas, se abren procesos de comprensión/desplazamiento (se puede llamar aesto “mapeo”), momentos de constitución de fuerzas antagonistas con estos elementos neodesarrollistas/neoliberales. Esta es, segu-ramente, la tarea de la investigación militante.

17.-Esta dialéctica “culturalista” contiene un carácter fetichista: en apariencia es la reconfiguración nacional y popular (polo significan-te) la que se impone y define las posibilidades de la “economía política” (polo significado).

18.-La cuarta tesis de Walter Benjamin del célebre texto “Sobre el concepto de historia” recuerda que las cosas “espirituales y refinadas”están presentes en la lucha de clases “de otra manera que como idea de un botín que corresponde al vencedor”, tal y como sucede conIS

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el esfuerzo por reducir este exceso a mero pliego dedemandas, no es gratuita. Lo reprimido vuelve y lohace negativizado, como resistencia oscura y boicot alos esquemas de inclusión y democratización.

Este retorno de los elementos subjetivos y materia-les excluidos y negativizados, actúa frecuentementecomo rechazo reaccionario sobre la mediación políti-ca (oportunismos de mercado, desenfado racista, ejer-cicio pornográfico de jerarquías) y presiona sobre lospuntos de restricción que constituyen la arquitecturaultra-precaria de la nueva gubernamentalidad.

Un Nuevo Conflicto Social19

Para comprender este proceso, vale la pena retomaraquellos aspectos –líneas de fuga– contenidos o neu-tralizados (satisfacción/desactivación) por la media-

ción progresista. No para imaginar lo que pudohaber sucedido y no sucedió, ni para pretender quelas cosas pudieran volver a comenzar donde fueroninterrumpidas, sino para, en el plano de las percep-ciones políticas, volver a situar fuerzas y problemasque podrían ayudarnos a superar el impasse de lasluchas democráticas.20

Y esta cuestión de percepción no es nada menor.Si lo propio de la mediación progresista es fijar unespacio de percepción política diáfana, lo específicodel nuevo conflicto social es opacar una realidad quese tiñe de dinámicas ambivalentes: se torna verdade-ramente imposible percibir sus tramas.

Lo que algunos movimientos piqueteros, e inclu-so los escraches de HIJOS, ponían en juego allá porlos años 96-2002 tenía una dimensión irreductible ameras demandas (y otra que sí podía ser parcialmen-te satisfechas mediante la creación de puestos de tra-bajo, políticas sociales y la activación de los juicioscontra la impunidad). La realización/reducción deuna sola de sus dimensiones delimitó su potencial,interrumpiendo el desarrollo de un/os posible/s quelas fugas preparaban21.

Los escraches y los piquetes, entre otras formas delucha, son o fueron formas de huida. Pero ¿huida dequé? Vista desde hoy, la respuesta es aún más intere-sante de lo que pudimos comprenderla entonces:huir quería decir, pues, fuga de una sociedad del tra-bajo y de la justicia que ya resultaba imposible en lostérminos conocidos. Esta imposibilidad (de sostenerla sociedad del trabajo en el actual ciclo del capital)conducía –de seguir la línea de fuga– a la necesidadde inventar nuevos modos de comprender la praxiscolectiva.

las clases dominantes. Ellas “están vivas en esta lucha como confianza, como coraje, como humor, como astucia, como tenacidad, y tie-nen efecto retroactivo en la lejanía del tiempo. Vuelven a cuestionar una vez y otra cualquier victoria otorgada a los dominadores. Lomismo que las flores se vuelven mirando hacia el sol, así también lo pasado, gracias a alguna misteriosa forma de heliotropismo”.

19.- En Buenos Aires, el Instituto de Investigación y Experimentación Política (IIEP) (www.iiep.com.ar) emplea esta expresión para abrirun nuevo espacio de politización entre organizaciones territoriales e investigadores. Para un desarrollo de la noción de un nuevo con-flicto social en la genealogía de la gubernamentalidad en la Argentina se puede consultar: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-54/del-2001-al-nuevo-conflicto-social-una-genealogia-de-la-gubernamentalidad-a

20.-Según el Colectivo Situaciones, el impasse de la radicalización democrática constituye la otra cara de la hegemonía neodesarrollista.Ver: Colectivo Situaciones, Conversaciones en el impasse, dilemas políticos del presente, Tinta Limón ediciones, Bs.As., 2009. La relevanciadel impasse es resaltada en el libro a partir de entrevistas con diversos autores como Antonio Negri, León Rozitchner, RaquelGutiérrez Aguilar o Santiago López Petit, entre otros (véase: http://tintalimon.com.ar/libro/CONVERSACIONES-EN-EL-IMPASSE)

21.- Durante los últimos años, prácticas como el escrache fueron llevados muchas veces adelante por contingentes sociales que, como losllamado “caceroleros”, se apropiaron del repertorio expresivo de las manifestaciones del 2001, invirtiendo su sentido. Si en aquellosaños la presencia popular y piquetera impuso a las clases medias indignadas un espacio de convergencia común, opuesta a las pre-misas del neoliberalismo, los recientes “caceroleros” asumen una serie de demandas propias y recortadas del común popular, estruc-turadas en torno a la sacrosanta alianza entre familia, seguridad y propiedad. En este contexto, lejos de disputar el valor y el conte-nido de estas prácticas, resulta absolutamente habitual escuchar en los discursos oficiales una referencia completamente condenato-ria al escrache como práctica. Algo similar ocurre con los cortes de rutas y piquetes (véase “Cacerolas Bastardas”: http://anarquiaco-ronada.blogspot.com.ar/2012/09/cacerolas-bastardas_21.html?q=cacerolas+bastardas) IS

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Ese camino no se ha explorado del todo. Enten didacomo mero reclamo de empleo, esa “demanda”redunda en la precariedad de los planes y del traba-jo en negro. No seguir la huida, no armar los mapas,no imaginar posibles, no invertir más imaginaciónpolítica en nuevo elementos institucionales: he ahíuna defección de la política. Una defección que tienepor epicentro la estatización (en el sentido de unaarticulación entre derecho y economía) y que consis-te en mejorar, vía consumo, las condiciones de vida,bloqueando otros modos posibles de existencia.

Y con los escraches otro tanto. Producto del murode imposibilidad que las políticas de impunidadimponían, estas modalidades de producción demo-crática de justicia fueron reconducidas en la media-ción estatal a unos actos judiciales y de reparaciónsimbólica absolutamente necesarios y reivindicables,pero que no se combinaron con una ampliación yuna intensificación de las prácticas llamadas de dere-chos humanos hacia las nuevas resistencias (cosa quesí sucedía, y de modo muy notorio, en su momento).

Piquetes y escraches han desarrollado, para elcaso argentino, los rasgos de una secuencia de crea-ción de una potencia (política) frente a este “muro deimposibilidad” del que nos habla Deleuze; rasgosinaugurados entre nosotros, seguramente, por lasMadres de Plaza de Mayo durante la dictadura, alconvertir el lugar de la víctima en el sitio de constitu-ción de una nueva potencia pública: fuga y creación.

Si las políticas de la fuga deben validarse por sucapacidad de cumplir/compartir ciertos objetivos22,las filosofías políticas populistas deben asumir quemuchas veces la mediación progresista que propo-nen impone un marco –la agenda del desarrollo- queentrampa las fugas, justo al interior del marco quepuede ser subvertido por ellas.

Las políticas de la fuga vienen a señalar tres apo-rías de las gubernamentalidad progresista. En pri-mer lugar, la presencia de fuertes lógicas neoliberalesligadas a la extensión de los mecanismos financieros

de diversas escalas que compiten con (e inclusoexplotan a) la mediación social. Segundo, la articula-ción de la agenda neodesarrollista/neoestractivistacon unas estructuras neoliberales que permanecenintocadas. Y, finalmente, el hecho de que estas lógicasfinancieras –que subordinan la riqueza social a laexplotación feroz y que crean tendencialmente zonassoberanas y de violencia para estatal– operan en laspartes oscuras de la sociedad y del mismo estado quequerría regularlas, pero los impulsos legalistas ydemocráticos del poder público no entran, ni a regu-lar, ni a comprender23.

La máquina hegemónica de construcción de equi-valencias sorteó uno de sus principales desafíos: laposibilidad de que renazca, en lo inmediato, un modoalternativo de estimar, de valorar la vida y lo social.La neutralización de la fuga convierte en ingenuos yen románticos a quienes desean continuar el movi-miento de la fuga respecto de las restricciones neoli-berales y neodesarrollistas del presente24. Y la efica-cia de esta impugnación/subordinación puede resul-tar tanto más terminante cuanto más los componen-tes de una sensibilidad autónoma valoran ciertosavances tácticos en las confrontaciones que da elgobierno.

La política en curso logró activar, hasta ciertopunto, la producción de equivalencias entre realida-des de mercado y realidades de derecho. La econo-mía política y la reparación estatal ocuparon el len-guaje total de la política. Pero el ciclo virtuoso de estapolítica parece muy erosionado. Le toca ahora sorte-ar el segundo desafío: evitar que los efectos oscurosy adversos de los aun estrechos marcos de la guber-namentalidad no derriben lo que aún queda deexpectativas de cambio por la derecha. ¿Cómo com-prender y combatir ese “populismo oscuro” quetodo lo invade?; ¿hemos de convertirnos, en la fasedefensiva y declinante del ciclo, a un defensismo detipo liberal (antisecuritista)?, ¿es tal el horizonte deeste modo de pensar lo político?

22.-Los trabajos de Raquel Gutiérrez Aguilar, justamente, muestran la importancia concreta de las políticas del común, que superan lascategorías de público-estatal y privado-mercado con que se atenaza las luchas contra el neoliberalismo/patriarcalismo/neodesarro-llismo en el continente (http://www.anarquiacoronada.blogspot.com.ar/#!http://anarquiacoronada.blogspot.com/2014/08/leo-la-his-toria-reciente-de-america.html).

23.-Rita Segato desarrolla esta lógica de la excepción para la actualidad de América Latina bajo el nombre de “segunda realidad”. Estalógica de la excepción es el lugar desde el cual Segato critica la articulación estatal que se substrae a la voluntad democrática (y even-tualmente progresista). Ver Rita Laura Segato, La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Tinta Limón Ediciones,Buenos Aires, 2013.

24.- El ensayista Christian Ferrer es quien mejor ha notado la continuidad de imagen de felicidad, de modelo de consumo, de produc-ción de conocimiento y de patologías entre el periodo “neodesarrollista” y el supuestamente dejado atrás modelo “neoliberal”:http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/07/entrevista-christian-ferrer-la.html?q=christian+Ferrer yhttp://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2013/05/clinamen-todo-es-politico.html?q=christian+Ferrer.IS

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Núcleo autoritario del llamado neodesarrollismo

Hemos hablado de los gobiernos progresistas comoavances tácticos. Esto se ve, sobre todo, en la apertu-ra de espacios de participación (de modo paradigmá-tico, la movilización en torno a cuestiones como losderechos humanos o la ley de medios), en la revali-dación de discursos históricos de las militancias, en laampliación (cierto que precaria) de las políticas decaptación de renta para financiar políticas sociales yen el papel desarrollado por estos gobiernos en laconstitución de espacios de cuestionamiento al con-senso neoliberal global.

El problema es que cuando se trata de defender aestos gobiernos, no suele haber espacio para salirsede un binarismo bastante infantil. En el caso argenti-no, hay varias cuestiones que son muy difíciles dediscutir. A saber: el patrón de acumulación y adquisi-ción de divisas (el sistema financiero, los agro-nego-cios, la megaminería, la concentración y extranjeriza-ción de la economía, etc.); el apañamiento a los pode-

res territoriales y sindicales reaccionarios del propioperonismo y la cultura política vertical que subordi-na los debates políticos a la conducción política25.

En ese sentido, junto con la fenomenología delnuevo conflicto social, los rasgos centrales de la acu-mulación económica y política, nunca debatidosdemocráticamente, constituyen determinantes queinciden negativamente a la hora de radicalizar lospropios componentes democráticos del proceso26.

¿Qué podemos?

La coyuntura presente, en la medida en que aparecedefinida a partir de una alianza entre todos aquellosque desde el sur realizamos críticas al consenso neo-liberal, es auspiciosa y crea un espacio de necesariadiscusión.

El espacio de esta discusión aparece definido porexperiencias que se desarrollan según un doble eje.Uno vertical, que se define dentro de cada país comoel pasaje de la lucha social a la síntesis electoral, yotro con eje horizontal, transnacional, de diálogo einfluencias sur-sur. Sobre el primer eje, Iñigo Errejón,de Podemos, enuncia así el caso de España: “Podemosno hubiese sido posible sin el aprendizaje latinoame-ricano y tampoco sin el 15-M, eso no significa querepresente al 15-M porque éste es políticamente irre-presentable, por ser un movimiento muy diverso. Elque reclame eso para sí, o no ha entendido nada del15-M, o está mintiendo. Sin embargo, es verdad queel 15-M y su ciclo de protestas modificaron elemen-tos fundamentales de nuestra cultura política, abrie-ron grietas en los consensos, modificaron la agenda ypusieron a las élites en la defensiva. No modificaronlos equilibrios de poder en el Estado, pero por deba-jo, en la sociedad civil, se están empezando a produ-cir cambios culturales muy importantes”27.

25.- En el fondo la discusión sigue siendo entre política y gestión. ¿Es la política lo que ocurre y se subsume en la gestión o hay una dife-rencia de naturaleza entre ambas, a partir de la cual es pensable una dialéctica virtuosa, en que la política abre mundos y la gestiónse ocupa de tramitar democráticamente la innovación política? Si las teorías que se autodefinen como populistas acaban por afirmarmuy tradicionalmente la primera opción, la comprensión alternativa, que ha sido sostenida por muchas luchas de Europa y deAmérica Latina, insiste en abrir una nueva vía de articulación entre gestión y política desde el ángulo de la invención autónoma dela política (Ver: Miguel Benasayag y Diego Sztulwark; Política y situación, de la potencia al contrapoder; Ediciones De mano en mano,Bs.As., 2000).

26.-Una de las críticas que se dirigen con sensatez a la experiencia de varios gobiernos progresistas es que aun alterando situaciones pro-fundamente injustas no logran transformar las estructuras neoliberales. Su performatividad no alcanza (aunque hay que aprenderde ella, cuando actúa como componente activo y democratizador) en muchos casos, a producir cambios profundos. En el caso argen-tino de la lucha por los derechos humanos se ha avanzado de modo fundamental en muchos aspectos, pero no se ha logrado unaredefinición de los dispositivos de las fuerzas de seguridad. En el plano de los derechos, no se ha logrado implicar de un modo sus-tancial a la población en la constitución de instituciones capaces de desarrollar derechos desde abajo en relación a la tierra y la vivien-da. La lucha contra el poder financiero de extracción de renta está aún en pañales. El conjunto de estas limitaciones devienen impo-tencia política (del gobierno y de los movimientos) capitalizable por derechas reaccionarias, en menor medida por progresismosbanales y aun en menor medida por una izquierda militante que no logra romper con esquemas de radicalización abstracta.

27.-Véase la entrevista “Latinoamérica enseñó a Podemos una política de lo imposible” a Íñigo Errejón: http://anarquiacoronada.blogs-pot.com.ar/2014/08/latinoamerica-enseno-podemos-una.html?q=errej%C3%B3n IS

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En torno al segundo eje, Errejón percibe la coyuntu-ra sudamericana como “una política de la expansión,una política de lo imposible, si quieres, y no un afánutópico, porque hemos visto que todo lo que eraimposible, según los que se beneficiaban de que todose haga siempre de la misma forma, cuando empujasel horizonte hacia adelante, se consigue hacer. Insistoen la renegociación de los contratos, acá, de hidrocar-buros, de la deuda en el Ecuador, de la redistribu-ción, que era imposible. Lo posible es el resultado deun equilibrio de fuerzas en políticas. En la medida deque lo posible estaba determinado por los que man-daban, generaba resignación. El horizonte de lo posi-ble se puede empujar, nosotros hemos nacido hacién-dolo. Hicimos una campaña sin dinero de los bancos,sino con dinero de la población: con 110.000 euros,cuando 3 millones de euros fue el gasto del siguientepartido, del PSOE, y del PP ni qué decir”.

Como parte de la discusión sobre cómo se consti-tuye, en la actual situación de crisis capitalista enEuropa, una hegemonía pos-neoliberal, convieneretener la advertencia de Christian Laval y PierreDardot28 sobre el hecho que el neoliberalismo no sereduce a un conjunto de políticas económicas ni auna ideología de las élites. En efecto, discutir al neo-liberalismo como razón gubernamental (Foucault),nos lleva a no confundir la crisis de la razón neolibe-ral con su superación.

Lo que está en discusión, entonces, no es el valor ola esperanza que representa esta posición de Podemos(o la de los gobiernos progresistas en Sudamérica),sino los riesgos de simplificación en los que se pudie-ra incurrir al identificar la lucha contra el neoliberalis-mo al plano de los discursos (tan necesarios como

insuficientes) de lo estatal-nacional. Las “política delo imposible” (las que promueven la creación de nue-vos posibles) en nombre de las cuales –¡por suerte!-actúa Podemos, no pueden quedar presa del resultadode “un equilibrio de fuerzas posibles”.

Pero tampoco podemos pedirle todo a Podemos.Quizás este sea el punto en el cual la discusión debeabrirse aun con más fuerza: la buena nueva dePodemos es la organización política multinivel. Setrata de evitar que en nombre de esta buena nueva serepita un aplanamiento de estos niveles a partir delefecto de centro estratégico que posee la apuesta alestado29. En todo caso, una política multinivel puedepartir de una constatación: del hecho de que en elestado se gestiona según la relación de fuerzas y susconflictos (también en Sudamérica), mientras que latarea de atravesar lo imposible concierne a las luchasque no dejan de fugar.

28.- Christian Laval y Pierre Dardot, La nueva razón del mundo, ensayo sobre la sociedad neoliberal. Ed. Gedisa, Barcelona, 2013.

29.-Para ampliar esta cuestión, es interesante el diálogo entre Álvaro García Linera y María Galindo, así como la lectura que Rosa Luganoy Raquel Guitérrez Aguilar hace de la relación entre gobierno y voz autónoma.

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