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22 pautas para la investigación RAFAEL MARTÍNEZ

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pautas para la investigación

RAFA

EL MA

RTÍNEZ

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L os murciélagos siempre han llamado

la atención del pensamiento humano

y se encuentran entre los animales

sobre los que han nacido más leyendas

en diversas culturas. Un sinnúmero de

creencias y mitos ancestrales aún persis-

ten acerca de estas criaturas que vuelan

de noche. Curiosamente, y tal vez por

la transculturación, los valores positivos

que originalmente representaban para

varios grupos humanos, como fertilidad y

sabiduría, hoy en día se han perdido. La

mayoría de la gente de nuestra sociedad

relaciona a los murciélagos con algo ma-

ligno y feo, un ser al cual hay que temer

y eliminar si es posible.

¿Cuál es la verdad acerca de estos

mamíferos cuya historia natural, fi sio-

logía y ecología aún encierran muchas

incógnitas, inclusive para los científi cos

que nos dedicamos a estudiarlos? ¿Por

qué los consideramos un grupo de gran

interés y valor ecológico?

Importancia ecológica de los murciélagosLos murciélagos conforman el orden Chi-

roptera, que es el segundo orden más di-

verso de mamíferos después de los roe-

dores, y constituyen la cuarta parte de

todas las especies de mamíferos terres-

tres del mundo. Conocemos 1,116 espe-

cies de murciélagos vivientes y la mayor

diversidad se concentra en los trópicos.

Al respecto, Chiapas es uno de los esta-

dos de México con mayor riqueza: cuenta

con el 80% de las especies del país, lo

que representa la mitad de las especies

de mamíferos nativos de la entidad (205

mamíferos, de los cuales 106 son mur-

ciélagos).

Son de hábitos nocturnos, tienen

la capacidad de volar con una agilidad

asombrosa y están equipados con un ra-

dar ultrasónico, conocido como sistema

de ecolocación: se trata de ondas emiti-

das por ellos y que “rebotan” en los ob-

jetos, lo que les permite formarse un tipo

de “imagen” de lo que hay a su alrededor.

La ecolocación juega un papel primordial

en la orientación del animal durante sus

vuelos y para muchas especies es la he-

rramienta principal para capturar presas,

además de su excelente oído, olfato y

vista.

Conociendo más de su biología y com-

portamiento, nos damos cuenta de que

los murciélagos son proveedores de pro-

cesos y recursos ecológicos, en parte por

la gran diversidad de sus hábitos alimen-

ticios. La mayoría se alimenta de artró-

podos, sobre todo insectos, aunque los

arácnidos (arañas y alacranes) también

son importantes en su dieta. Consumen

millones de toneladas de insectos que

atrapan en el aire o pepenan de las hojas

y ramas en los bosques, brindando así un

enorme benefi cio a los agricultores, pues

por lo general se trata de insectos plaga.

Los murciélagos herbívoros se ali-

mentan de frutos y fl ores y en menor pro-

porción, de hojas. Los frugívoros (que co-

men frutas) son efi cientes dispersores de

semillas y contribuyen a la propagación

de especies vegetales. Los nectarívoros

polinizan una gran cantidad de plan-

tas; varias de ellas se han desarrollado

para ser polinizadas exclusivamente por

murciélagos y algunas son de gran valor

económico, como los agaves y las cactá-

ceas. Los murciélagos carnívoros ayudan

a mantener el equilibrio de las poblacio-

y conservación de murciélagos

Anna

Hor

váth nes de vertebrados pequeños, mediante

la depredación de ratones, ranas, peces,

lagartijas, aves y otros murciélagos.

Durante el día necesitan refugios ade-

cuados para protegerse del clima y de los

depredadores; lugares que también sir-

ven como centros de reunión y en tempo-

radas de reproducción salvaguardan las

crías indefensas. Hay una gran variedad

de refugios, como las oquedades de ár-

boles, entre ramas, debajo de hojas de

palmas y también en edifi cios. Diversas

especies utilizan cuevas como lugares de

protección y reproducción, y sus dese-

chos y cadáveres son el único e indispen-

sable insumo de materia orgánica para el

sustento de las comunidades biológicas

de los ecosistemas cavernícolas.

Además, la enorme biomasa que apor-

tan los murciélagos sostiene a muchas

otras especies de vertebrados e inverte-

brados que se alimentan de ellos, entre los

cuales destacan las aves rapaces (halco-

nes y búhos), mamíferos medianos, car-

nívoros y omnívoros (mapaches, zorras y

felinos), así como artrópodos carnívoros

y carroñeros (algunas arañas y chinches

cavernícolas).

Amenazas hacia los murciélagosLa crisis global de biodiversidad, causada

por la destrucción y modifi cación de los eco-

sistemas naturales, no excluye a los mur-

ciélagos. Están perdiendo sus recursos

alimenticios, sitios de refugio y reproduc-

ción, y áreas con cobertura de vegetación

natural para sus viajes de forrajeo y mi-

graciones. El uso de pesticidas les resulta

fatal, ya que los tóxicos se acumulan en

los insectos y plantas que consumen. Au-

nado a lo anterior, el cambio climático y

las alteraciones en los procesos natura-

les se han manifestado en el descenso de

las poblaciones de murciélagos a escala

mundial.

En América tropical existe otro factor

que los amenaza: la rabia paralítica bovi-

na, que hoy en día provoca serios daños

económicos en la ganadería. Pero ¿cómo

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puede afectar una enfermedad del gana-

do doméstico a los murciélagos? La res-

puesta es simple pero compleja al mis-

mo tiempo: por los fallidos intentos de

controlar una “plaga” basándose más en

creencias y no en el conocimiento cientí-

fi co-técnico de la misma.

Especialización inusual entre mamíferosLa “mala fama” de los murciélagos obe-

dece en buena medida a que entre sus

hábitos alimenticios existe una forma de

parasitismo, la hematofagia, que única-

mente se presenta en tres especies. Estas

especies, conocidas comúnmente como

“vampiros”, tienen la mayor especializa-

ción alimenticia y son los únicos mamífe-

ros que se alimentan exclusivamente de

sangre. El murciélago vampiro de patas

peludas (Diphylla ecaudata) sólo consu-

me sangre de aves; el murciélago vam-

piro de alas blancas (Diaemus youngi) se

alimenta de sangre de aves y en menor

proporción de la de algunos mamíferos

medianos; el murciélago vampiro común

(Desmodus rotundus) toma la sangre de

mamíferos, pero también de aves y en

raras ocasiones la de reptiles.

En condiciones naturales, los murcié-

lagos hematófagos son raros y son ele-

mentos importantes del ecosistema; sólo

atacan a individuos débiles o enfermos,

con lo que ayudan a mantener sanas las

poblaciones de fauna silvestre. Debido

a su rareza demográfi ca, la disminución

de su hábitat y presas, dos especies de

hematófagos (D. ecaudata y D. youngi)

son consideradas en el estatus de conser-

vación como cerca de ser amenazadas,

según el Libro Rojo de la Unión Interna-

cional para la Conservación de la Natu-

raleza.

Una enfermedad emergenteLos murciélagos, como todos los mamí-

feros, potencialmente pueden portar el

virus de la rabia. Debido a que éste sólo

se transmite con el contacto directo de la

saliva con la sangre, es decir, al morder,

el murciélago hematófago es el vector

más efi caz, pues tiene que morder a sus

presas con sus fi losos incisivos para des-

pués lamer la sangre en la herida y así

alimentarse.

La transmisión de la rabia por mur-

ciélagos ha existido desde tiempos pre-

colombinos, pero su prevalencia era baja

hasta la introducción de animales domés-

ticos, sobre todo del ganado en grandes

cantidades y de manera extensiva.

Otro factor detonante fue la expansión

de los poblados rurales en la segunda mi-

tad del siglo XX. Con la drástica defores-

tación y la cacería, se vieron severamente

afectadas las especies nativas de diversos

animales, en especial las presas natura-

Ungulados y crácidos

En Chiapas, los ungulados se componen de venados (cola blanca y cabrito o temazate), pecaríes (de collar y de labios

blancos) y tapires. Los crácidos son los guajolotes silvestres, aves más o menos grandes que viven en el interior del

bosque, como las chachalacas, el pavo ocelado, el hocofaisán, el pajuil y el pavón. La mayoría de estas especies se

encuentran amenazadas –algunas en franco peligro de extinción–, principalmente debido a la cacería y la pérdida

de hábitat por actividades humanas.

El “vampiro” común es la única especie de murciélago en México (¡de las 139!) que tiene gran dis-ponibilidad de alimento gracias a la ganadería extensiva. Este vector de la rabia sigue “tranquilo”, mientras desaparecen los servicios ambientales que brindan otros murciélagos, como control de insectos plaga y polinización de plantas.

les de los murciélagos hematófagos: los

mamíferos y las aves silvestres de mayor

y mediano tamaño (por ejemplo, ungula-

dos y crácidos -ver recuadro-). El murcié-

lago vampiro común (D. rotundus) logró

sustituir su fuente natural de alimento

con los animales domésticos, inclusive

con los propios humanos, que se volvie-

ron mucho más abundantes y otorgan

más facilidades para alimentarse de ellos

que los mamíferos silvestres.

En consecuencia, hay un notorio au-

mento de las poblaciones de este hema-

tófago en zonas ganaderas y con alta

densidad de población rural. Se considera

como una “plaga” por ser transmisor ma-

sivo del virus de la rabia a los animales

domésticos y por causar problemas de

salud pública debido a la creciente inci-

dencia de mordidas a humanos.

La rabia y la conservaciónde los murciélagos Las pérdidas económicas por la rabia pa-

ralítica bovina son signifi cativas. Se esti-

ma que en los últimos cinco años se per-

dieron alrededor de 5 millones de pesos

anuales en Chiapas, Campeche, Tabasco

y Veracruz, entidades que tienen el ma-

yor porcentaje de su territorio destinado

a la ganadería extensiva y también la

mayor prevalencia de la rabia. Además de

las pérdidas directas por el ganado muer-

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to, los efectos secundarios de las mordi-

das representan un problema. Por la ane-

mia, infecciones y parásitos en la herida,

el ganado se debilita y queda expuesto a

otras enfermedades. Es difícil cuantifi car

los daños, pero implican fuertes gastos

en atención veterinaria y medicinas junto

con menores ingresos por el descenso en

la productividad.

En Chiapas, el “desarrollo” de la ga-

nadería deja mucho que desear. Persisten

formas de manejo de ganado inadecua-

das que propician una baja productivi-

dad. Es notoria la carencia de asistencia

técnica y capacitación zoosanitaria, por lo

que los productores desconocen los ciclos

de la mayoría de las enfermedades y las

formas correctas de prevenirlas. Muchos

ganaderos empiezan a vacunar contra la

rabia cuando las muertes ya están pre-

sentes –frecuentemente sin confi rmar el

patógeno–, por lo tanto, la inmunización

no tiene el efecto esperado pues los da-

ños ya están presentes.

La desesperación de los productores

ha tenido consecuencias fatales: la ex-

terminación masiva de murciélagos con

incendios y explosiones en cuevas. El

murciélago hematófago puede compartir

la misma cueva con murciélagos insectí-

voros, frugívoros, nectarívoros y carnívo-

ros, y en épocas de reproducción llegan

a concentrarse miles de ellos. Al quemar

una cueva, poblaciones enteras de varias

especies corren el riesgo de desaparecer.

En cambio, el hematófago es muy poco

afectado porque nunca forma grandes

grupos en una cueva. Además tiene una

compleja y altruista conducta social para

compartir comida y cuidar las crías, es-

trategias que le ayudan a adaptarse a si-

tuaciones difíciles.

Por otra parte, en las últimas décadas

ha estado adquiriendo una enorme ven-

taja competitiva al ser la única especie

de murciélago en México (¡de las 139!)

que ha tenido cada vez mayor disponibi-

lidad de alimento debido al desarrollo de

la ganadería extensiva. De tal suerte que

el principal vector de la rabia sigue “tran-

quilo”, inclusive expandiendo su área

de distribución, mientras van desapare-

ciendo los servicios ambientales que los

demás murciélagos brindan: control de

insectos plaga, polinización de plantas y

regeneración de acahuales y bosques.

¿Y la solución? Existen métodos de control selectivo del

murciélago hematófago que minimizan

los daños a otras especies con las que

pudiera estar compartiendo refugio. Sin

embargo, se requiere de personal exper-

to y altamente capacitado en el conoci-

miento y manejo de murciélagos, equipo

especial, exploraciones para identifi car

los refugios diurnos y mucho tiempo para

la captura de ejemplares.

Por lo anterior, el control selectivo no

es adecuado para su aplicación a gran

escala y de manera permanente. Para

avanzar signifi cativamente en la solución

del problema de la rabia en Chiapas (y en

otras zonas con problemas similares) y al

mismo tiempo disminuir las amena-

zas hacia los murciélagos, la única

alternativa es la preven-

ción de la enfermedad con

apoyo de la información

científi ca y la formación

técnica. Hay que mejorar

el sistema de vigilancia y

prevención zoosanitaria y

brindar capacitación y asis-

tencia rural para el adecuado

manejo del ganado. Es

primordial que los ga-

naderos conozcan la

naturaleza del pa-

decimiento y que no

sólo dispongan de

vacunas de bue-

na calidad a un

precio acce-

sible, sino

que ten-

gan el

inte-

rés y sean capaces de aplicar a sus ani-

males el esquema correcto de la vacuna-

ción antirrábica.

También hace falta investigación so-

bre los patrones de distribución, dinámi-

ca poblacional y ecología de refugio del

murciélago hematófago. La información

obtenida será el respaldo para atacar

focos de riesgo en donde se detecte un

crecimiento poblacional fuerte. En estos

casos, el control selectivo es una alter-

nativa viable y efectiva para disminuir

sus poblaciones en los lugares detecta-

dos. Con la prevención de la enfermedad

complementándose con el control selec-

tivo, es posible prevenir brotes de rabia

paralítica bovina y evitar las innecesarias

pérdidas económicas. Al mismo tiempo,

será posible conservar la excepcional di-

versidad de murciélagos y mantener los

servicios ecológicos que brindan.

Anna Horváth es investigadora del Área de Conservación de la Biodiversidad, ECOSUR San Cristóbal ([email protected]).

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