Paul Zumthor - La Permanencia de La Voz

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  • 8/11/2019 Paul Zumthor - La Permanencia de La Voz

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    Permanencia de la voz por Paul Zumthor

    PESE a haber sido durante Sargo tiempo ignorada por historiadores casi exclusivamente atentos a ios documentosescritos, hoy nadie discute la importancia del papel que la voz desem pe a en la conservacin de las sociedades humanas. En cada grupo social eso que llamamos sus tradiciones orales constituyen una red de intercambios vocales vinculados con comportamientos ms o menos estrictamente cifrados cuyafinalidad esencial consisteen mantener la continuidad de una percepcinde-la vida y de una experiencia colectiva sin las cuales el individuo quedara abandonado a su soledad, si no a su desesperacin.

    La cosa nos parece evidente cuando se trata decivilizaciones arcaicas, o de determinadas culturas marginales del mundo contemporneo. En cambio, mucho ms difcil nos resulta reconocer que efectivamente nuestra cultura occidental de este final del siglo XX, con su racionalidad ysu tecnologa , est tambin impregnada de -radictones orales y qu e malamente podra subsistir sin ellas. Voy a limitarme aqual mbito de la poesa. Por ella hemos de entender, en su ms amplia acepcin, ese arte espoot&eam ene surgido dellenguaje y cuya perpetuacin es una de las cons- smtes de lahistoria, hasta el puntode que

    podrfa. inc lur sela en trelos elementos deuna. definicin delhom bre . Altera bien a todos nos Psre c^ natu ral que las etira s

    poesa de tradicin ori;en cambio, tenemos cae hacer unesfuerzo de imaginacin pa ra de tectar en tre no so tro s,no ya sim

    plem en te las hueas de esa poesa sino, ms aUa de un fldoresobreviviente, suaim activa presen cia. Hacia 1980 se po!ico una estadstica segnla ciml sloer ^rancia se componenanualmente diez n. can

    ciones; a tres minutos como promedio por cancin, e!o supone un total de quinientas horas de audicin, es decir una hora veinte minutos a! da, jcada da! Aun descontando los mamarrachos, los fracasos y los efectos de la seleccin antes de que se interpreten en pblico, queda una masa considerable; y utilizo aqu deliberadamente la palabra, tan patente es que se traa de un fenmen o de "cultura de masa , de la principal forma viva y colectivamente funcional de poesa .en nuestro mundo de ios aos 80. Y nada indica que Francia sea en eso una excepcin.

    Empapamos de que as es puede exigimos algn esfuerzo. En efecto, hace ya mucho tiempo que se extingui en nuestras sociedades occidentales la pasin de la palabra viva, progresivamente expulsada del mbito de intereses de nuestros intelectuales y, segn la expresin ai uso, de

    nuestra personalidad bsica". Desde hace siglos domina en la mente y los gustos occidentales un prejuicio en virtud de! cua! slo admitimos en su forma escrita los productos de las artes del lenguaje (apenas si hacemos una excepcin en lo que atae al teatro). De ah nuestra dificultad para reconocer la validez esttica de io que, por su intencin o efectivamente, escapa de a esfera d-So escrito, Durante quinientos o seiscientos aos, primero en Europa y despus en Amrica, pero tambin, aunque partiendo de otras premisas, en Asia, hemos refinado hasta tal punto las tcnicas de la escritura que a nuestra sensibilidad espontneamente e repele la aparente inmediatez dei funcionamiento del aparato vocal.

    Trtase de una mera coyuntura histrica que afecta slo a la superficie de las cosas o bien de un desplazamiento de las estructuras profundas que rigen nues-

    Gracias a la voz, la palab ra se convi erte en exhibicin y don (...), En ltima ins-tancia, la signifi cacin de las palabras no Importara ya nada: grac ias ai domin io de

    si mismo que ella muestra, a voz sola basta para seducir... com o nos ensearon ios antiguos con el mi to de fa s Sirenas." En la foto, Uiises y las Sirenas, ilu stracin de un episodio clebre de la Odisea (Canto 12) dei poeta pico g riego Homero. Desde su isla las Sirenas atraan a los navegantes por la dulzur a de su voz. Para escapar de esa atraccin Uiises hizo que le ataran al mstil d e su nav y que tapa-ran a sus com paeros los odos can cera. En la Antigedad sola representarse a l a s S i r enas como mons t ruos med io mujeres medio aves, segn puede verse en este mosaico d ei Mus eo dei Bardo, en Tnez.

    tras percepciones y el talante de nuestro pensamiento? Ya en I962 se planteaba a cuestin e canadiense Marshal McLuhan quien, en un libro resonante (La galaxia Gutenbezg), abr a a la reflexin sociol gica y filosfica un nueva horizonte que luego han explorado eficazmente varios investigadores. Sabido es de qu principio parten stos: un mensaje no se reduce a sucontenido manifiesto sino que eutrana otro, latente, el cual emana de la naturaleza misma de! md ium que lo transmite.. Por consiguiente, la introduccin y a difusin de la escritura en una sociedad corresponde a una mutacin menta!, econmica e institucional de la misma.. A s, entre la oralidad y la escritura, se oponen g!o- baimente, segn la perspectiva mcluha- niana, dos tipos de civilizacin. En el univ er so de a o r a i i d a d el ho mb re , directamente vinculado con ios ciclos naturales, interioriza sin conceptualizaria su experiencia de la historia y concibe el

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    bo mpo seor ios esqu em as cir cu lar es deun eterno retorno, con ello, su compor-tamiento se baila imperiosamente deter-minado po r norm as colectivas. En cam bio,si uso de ta escritura entraa una sepa-racin entre el pensamiento y la accin,una abstraccin; que origina el debilitamiento del poder propiodel lenguaje, el pred 'omim o de n a concepci n lineal de!tiempo, e individualismo, el racionalismo,la burocracia...

    Pas ios investigadores actuales, seme j a n t e , dicotoma no puede mantenerse demanera, muy genera!, eo teora, sino enla-medida en que arroja una luz matizada sobre, la realidad concreta, que generalm ente se sita en t.m. espacio interm edioentre los extremos. Estos ltimos esta blecen una s d ife renc ias qu e, en la p rct ica,no suelen ser ms que degrado, ya quecada situacin .cultura! entraa una com- bin acin or iginal de los diversos ras gosen cuestin, Y aun as esas oposiciones, poratenuadas queestn en la realidad tienen n carctermenos histrico qu e categora!: en la mayora deias sociedades conviveny colaboran en cada poca hombres de iavoz y hombres de [a escritora. Bien escierto ....o al menos eso se dice quehuboculturas que ignoraban a escritura. Pero seguramente fueron menos numerosas de]o que parec e, porque qu esja escritura?Las marcas simblicas, las mscaras, los tatuajes, ios emblemas sociales diversos...son o no son escritura?El catlogo noest completo,

    Hechas estas salvedades, cabe esbozaruna tipologa general de las situacionesde ora da d51en nuestro mundo, En efecto,la multiplicidad de esas situaciones, a vecessu carcter equvoco, puede reducirse acuatro especies:

    .... u n a o r a i i d a d p r i m n n n , s ;n conmetcon forma aiguns de escritura;

    una or sl id admixta, que coexiste conla escritura en un contexto sociolgico enque ia influencia de esta ltima es de carc-ter parcial, externo y retardado;

    una or al idadsecundaria que en rea-lidad se recompone a partir de a escritora(la voz pronuncia lo que antes se ha escritoo se ha pensado en trminos de escritura)en un mbito donde, tanto en a prcticasocial como en la imaginacin, predominao escrito s obre i a auto ridad de la voz;

    una or al idadmediatizada, ia que hoynos ofrecen a radio, el disco y otros mediosde comunicacin.'

    La oralidad primaria slo se! desarroll plen am en te en co mun idad es arcaicas yahace tiempo desaparecidas y. todava, hoy,en fas llama das eu toras primitivas qu e su b-sisten, en vas de desaparicpn, en lasregiones ecuatoriales de! planeta. Los res*

    Entra os antiguas egipcios s escritura tena un origendivina y era oficio sagrado :ce una casta privilegiada! los escribas. '

    A bajo la izq ui erd a, el Escriba sentadodel M us eodel Louvr e, Pars, estatua egip-cia en caliza pintada d el Antiguo Imperio ' (V Dinasta, hacia 2494 2345 a.C.). Los tuaregs, pastores nm adas africanos, uti izan corrientemente una escritura tra-dicional, e/ lfinagh ..Pero sm.historia y ,su literatura han s ido y son d tradicin oral. Abajo a la derecha: esta jov en t uareg ; tocadora de imzad (violn d e un' sola cuerda), de Argelia, celebra las hazaas de los antepasados, con servando y trans-mitiendo asi la memoria de su pueblo.

    tos que de ellas recogen ios etnlogos i,as tienen para nosotras ms que un vsd'64 ..de testimonios, ssn duela conmovedores^:, pe ro pa rciales y pro bienn ticos. La. oral idadmixta y la secund aria se diversifica en unainfinidad de matices, ta m o s como gradoshay, segn las sociedades y ios niveles elecultura, en la difusin y el aso de lo escrito.En cuanto a la oralidad mediatizada, hoycoexiste con la tercera o ia segunda, eincluso, en algunas remotas regiones, cona primera.

    Idealmente, iaoralidad primaria fun-damenta una civilizacin de ta voz viva.Esta constituye una fuerza fundadora quedesempea una funcin %ia vez creadora'y preservadora de valores comunes. Se hanescrito varios libros sobre este papel deta accin vocal, particularmente en. las cuP''turas tradicionales africanas; p eras ! hechoes universal. Las formas poticas produ-cidas esi tal sistema se distinguen de ia po es a escri ta en que no ofrecen ni a su p blico ni a, los histo riad or es do cu men tos ,maoipulablss, aptos pars inscribirse en.nomenclaturas y en categoras cerradas.Cuando un etnlogo proc ede a realizar unagrabacin,con o sin intencin de publicarlaen libro, el hecho misma de grabar modi-fica en cierto modo lo grabado, como1a .fotografa modifica un rostro vivo,.

    Mientras en una sociedad se propaga laescritura, ia oralidad primaria subsiste y pu ed e c on tin ua r a un por largo tie mpo evo jucio rt and o "segn sus pro pias leyes; bu en ejemplo de ello es tambin Africa, que alo largo,de su historia: hubo de pasar 'almenos dos veces por'tal experiencia: conla jslamzacn y la introduccindel alfa-

    bet o rab e en los crculos cu ltos a par tirdel siglo X y con.la colonizacin europeaen el XIX. En un sentido ms general, ^

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    00OOoOUf-

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    Bien es cier to a a i menos eso se dice * que hubo culturas que ignoraban is escritura. Pera seguramente? fueron menos numerosas -de o que parece, po rq ue qu es iaescritura? La s marcas simblicas, las mscaras, ios tatuajes, los emblemas sociales d i v e r s o s s o n o no son esc r i tu ra? E l ca t logo no es t completo,. En a foto, pintura simblica sobre co iezs de rbol, obra defaborigen australiano Daodi,. sn ta que $s ilustrs cmo encendieron ei fuego elhambre

    ... /sggrfc yjs i ho mbre^cacodr io y c m o lemb despus~"se"(vB$e Ef Correo deta Um sca de en em de 9BQ).

    m i w m

    ocurre hoy que en ima comunidad dondecoexisten tina lengua nacional provista deescritura y unas lenguas locales o dialectosque han conservado o recupe rado su carc-ter oral surgen tensiones entre una lite-ratura nacional esc rita, una po esa ora! mso menos ligada al haba regional o loca!y fes intentos, fomentados por algn movi-miento regiemaista. encaminados a crearuna variedad literaria (y, por consiguiente,escrita) dd idioma local, En Francia e!ejemplo de la lengua occitana da fe desdehace siglo y medio de la importancia deas consecuencias de todo tipo que entraasemejante evolucin: pero la situacin esaun. ms dramtica en vastas regiones deAfrica, Asia e incluso A mrica que pasan po r a misma ex pe rien cia.

    As pues, e! hecho de poner por escritocuentos o poemas (o incluso gneros po-ticos como tales) que basta ahora eran detradicin ora!, no pone obligatoriamentetrmino a sta. Al contrario, puede pro-ducirse un desdoblamiento, en virtud delcus poseemos un texto (o un modelotextual) de referencia, propio para engend rarna literatura escrita, y t paralelamente,1aserie de versiones orales que continansucedindose en el tiempo y en e! espacio.Seguramente desde la antigua Greda, lahistoria de las culturas europeas ofrecenumerosos ejem plos de ese proceso,.Cuando en 1835 Elias Lonnrof public eiKaev&la, ia tradicin o ra! se mantuv o viva,de tai modo que quince aos despus unsegundoKakvala vino a duplicar el volu-men del primero. Lasbilmas rusas, las ba lad as ar tgk es coces as y el Ro man ceroespaol.., pero tambin el Heik japons,

    ..han pasado de una a otro modo par elmismo proceso. Un notable e jemplomoderno es el del ciclo africano de Shaka.Este adalid africano, fundador del imperiozul a comienzos del siglo XIX, se con-virti en el hroe de una serie de cantospicos cuya tradicin oral ha llegado hastanuestros dias; pero en 1925 se escribi a base de ellos una no ve la d e ia q ue se deriv

    una tradicin literaria panafrcana a a quedebemos varias obras importantes eningls, en francs e incluso en lengua ver-ncula, aparecidas en las ms diversas

    Desde s iempre fue porosa fe frontera que parece separar poes a oral y poesa literaria escrita (...) Podran citarse fcil-mente Innumerables relatos, poemas ycanciones compuesto s po r escrito (.. .) pero que pasaron s la tradicin oral y en ella se perpetuaron a veces hast a ei punto de perderse de vista su origen . " Poema nacional argentino y clsico de a lite-ratura hispanoamericana, Martn Fierrode Jos Hernndez (1834 1S86), publicado en 1872, es la obra maes tra de ia literatura :gauchesca. Obra " cult a" escrita y de ins-p i r ac in popu l a r, en t r f r ag m en ta r i a-men te e n e l r epe r t o r i o de l o s paya -dor es"'f canto res am bul antes de (a regin del Ro de la Plata que impro visan poemas llenos de aforismos y sentencies acom-pandose con s guitarra. Esta ilustra-cin de una edicin del lib ro de Jos Her-nndez es obra del ar t i s ta argent ino contemporneo Juan Carlos Castagnino,

    regiones, desde la Repblica Sudafricanahasta Zambia. ei Congo, Guinea, Senegay Mal.

    De paso, ocurre que los poetas oralessufran ta influencia de determinados pro-cedimientos estilsticos o tendencias tem-ticas pertenecientes a ia tradicin escrita.Tales intercambios son normales en nues-tros das; pero desde siempre fue porosala frontera que parece separar poesa, oraly poesa Htera ria escrta, hasta el. punto deque a menudo no separaba nada. Podrancitarse fcilmente innumerables relatos,. po em as y canc ione s co mpu es to s po r escri toy apoyados en una slida tradicin literaria pe ro qu e, en vir tud de a intenci n mismade sus autores o de! puroazat histrico, pasa ron a a trad ici n ora l y en ell a se pe rp et ua ro n a veces bas ta ei pu nt o de per-derse de vsta su origen. As ocurri conla mayora de as llamadas cancionespopulares1o folclricas en Europa y enAmrica. Sabido es que, inversamente,algunos de Sos ms importantes escritoresde todo e! mundo se vincularon a una tra-dicin popular" oral de la que su arteobtena una parte de su savia. Ello haceque, cuando la obra as producida per-tenece ai. pasado, lleva en si una ambi-gedad que historiadores y lingistasdifcilmente consiguen resolve r, Tal es ei caso, po r c ta r alg unos te xto s ilustres , delCantar ce la hueste de Igor ruso 0 del Canto de ios Nibelungos alemn,., y seguramente tambin, de )a mayor parte de nuestra 'literatura1 medieval.

    Aunque nos parezcan inextricables, talesinterferencias dejan subsistir una diferen-cia esencial e irreductible. Ta! texto estdestinado al consumo visual (en principiosolitario y silencioso) por medio de ta lec-tura; tsl otro est destinado a ia audicin(por tant o, a la percepcin de efectos sono-ros y as, en principio,.abocado a un ciertoconsum o colectivo). Ei primero se presentacomo un objeto: hoja de papel, boro,..;ei segundo, como una accin vocal. Si,como creo, hay que situar en el instantemismo de ia comunicacin de la obo; suacabamiento, su perfeccin propia, reve-ladora de su carcter ms mimo y deldesignio inicial (quiz poco con sciente pero

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    ..... d'

    rrename} os su autor, en. {ai caso,; que se iea o ce interprete el texto, irnos en presenciade dos obras total* e diferentes; y dio sigue siendo Ciertolo un erario es objeto a la v&o de iecy de eaOrrprecscin , en cayo caso sede eo eire< obras 3 as que slo esa de comn i.a forma de las palabras,de .: d . .O;.:.ees de la mue rte ded:, la D'Vi.n comeds ., obra destinadaeorosra, poda, orse en labios de la

    e rbd pueblo que contaba laserzine :S calles de Florencia. Se trataba deijsma "obra? Bvidenteraente, no. es qoe, en efecto, la escritura entraavalores propios, alos que justamente

    bob ead o lo mejor de sus reflexiones

    idea europea y americana. Pero ia voz.anta, y pronaueve otros 'robores, Quei mom ento de i a ejecucin se iruegraaaneldo del iexo ramrmtido,so enr-cen v lo transforman, basta e! punto pro a. veces nacen, qu e Sgnhque k> queJico. i...a voz. efectivamente, desborda palab ra. A. aquella no cabe reduci rlai funcin de portadora del lenguaje,que en realidad ste, ms bien que serao o. o a reata00 ? la. voz coya es es i o ro aaa se nos nauaone con a farrOai Oel diorio en ocqera; matena. La voz es00 a

    s samar mmldades naensarabios (tono,ore. asnodosd,registre..) pode naos reso Ac a o s una de. esas cuaboaces rararende na .crear smnbobco la mayora decvenmelooes, y en la panadeo ordinaria

    bis roiaeionesnlerpersonnies a ana per-es se le p.apa. po r su vos , aphoar rdost

    o v 'Cto coa mala coraos oce

    14/ na ex istir ente-, as regiones de A

    j rm grupo socis His iors y de dsse 7'emaris ele / puek

    ntr asa historia un scpOtB m vs k ;s c a m u n i o s d d eos, rsnsmHr la So fsfs de comt nrms y miraos quso r1:b

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    ai valor de lo que se pronunc ia. Tratnd osede poesa oral , esos encadenamientosdeterminan en quien escucha ia percepcinesttica.. Pero hay ms: no cabe dude deque, en. el inconsciente humano, a vozconstituye una forma arquetpica, imagen pr im or di al y cre adora , en erg a yconfiguracin de rasgos que a cada cual nospredisponen a unas experiencias,unos sentimientos y anos pensamientos determi-nados. Al interpretarse un texto la audi-cin reactiva en nosotros, ms o menosconfusamente pero a veces con extremadaviolencia (como hapodido observarse en

    El vigoroso retomo efe la voz desborda ta tecnologa de los medios de comunicacin; en efecto, a. travs de sto s (...) e s tamosasistiendo a una resurreccin dlas energas vocsles de ia humanidad, en este final de una era en que la opinin p bl ica las haba menospreciado/ En la iota, un paseante solitario con un watk- m sn (aparato locscssetes porttil).

    ciertos festivales derock), esa energa.Ante m est un cuerpo que me habla,representado por la voz que de i emana.Gracias a ia voz. ia palabra se convierteen exhibicin y don, virtualmente erotizado, en agresin tambin, en voluntadde conq uista de i otro, qu e en el placer deor se sooiete a ella. En ltima instancia,la significacin de las paabras no impor-tara ya nada: gradas ai dominio de unomismo que ella muestra, !a. voz solabasta pa ra se du ci r. .. com o nos en sea ron losantiguos con el mito de !as Sirenas.

    Todo esto era cierto todava ayer. Peroqu ocurre hoy? Los vestigios son sinduda numerosos: en muchos de nosotrosalienta un a nostalgia y en. otros una volun-tad de redescubrir, en claro desafo frentea ia escritura aun reinante, unos valoresquiz perdidos. Conocido es el movimientoque desde comienzos de sgio impulsa aalgunos poetas a intentar realizar oral-mente su poesa. Pero es sobre iodo ennuestros das, en sus formas mediatizadas,

    cuando nos llega a palabra potica. Deello nace una cierta ambigedad. La audi-cin sigue siendo (ai escuchar un disco o1a radio, ai contem plar la televisin)el actocreador de 1a obra, Pero elmdium, elinstrumento de comunicacin, se ha des-

    plazado y ocu pa un espa cio ap arte a a vezrespecto d e a escritura y de ta palabra viva.En efecto, ios medios de comunicacinelectrnicos son com parables a la escritura

    po r tr es de sus casgos: cancelan la presencia del portador de1a voz; escapan al puro presente de la ejecu-cin, puesto que el mensaje vocal quetransmiten es indefinidamente repetible demanera idntica; como resultado de las manipulacionesque permiten nuestros sistemas de gra- bacin ms pe rfe cc ionado s, prop en de n asuprimir las diferencias espaciales de ia vozviva y recomponen artificialmente el.medio eo que sta acta.

    En cambio, esos mismos medios decomunicacin difieren de la escritura porotro rasgo, ste capital: lo que transmitenes percibido por el odo y, por consi-guiente, no puede serl e do , - s s decir des-cifrado como signos del lenguaje, De ahla idea que viene propagndose desde haceunos aos de que el triunfo de ios medioselectrnicos de comunicacin representauna especie de.desqute deja voz, trassiglos de estar reprimida bajo e dominiode la escritura. De todos modos, hay quesealar que ese vigoroso retorno de la vozdesborda ia tecnologa de "lo* medios decomunicacin: en efecto, a travs de estos,y quiz en virtud de la idea :a!sa que deellos se hacen a mayora de nuestros con-temporneos, estamos asistiendo a unaresurreccin de las energas vocales de lahumanidad, en este final de una era enque la opinin pblica las h ba menos-

    preciado , Por do qui er se observan ios sig-nos de esa resu rreccin; por s:o citar dos,recurdense el desden de mud os jvenes po r la lec tura y la bo ga universal del art ede-la cancin en ios ltimos 30 o40 aos.

    Qu pensar de todo ello a largo plazo?De todos modos, lo que con 'os mediosde comunicacin modernos se ha perdidodefinitivamente es lacorporeidad , el peso,el calor, el volumen real de cuerpo delque la voz es slo expansin. De ah queen aquel a quien se dirige el medio decomunicacin (y quiz en la persona mismacuya voz transmite) se produzca una alie-nacin particular, una des encarnacin dela que tai vez slo se da cuenta de maneramuy confusa pero que no puede dejar degrabarse de algn m odo e n el inconsciente.Cabe imaginar qu internas explosionesengen dra ya esa represin , sin que lo sepa-mos. Yo dira que la voz viva experimentauna necesidad, vital devolver a lomar la .palabra, nunc a m ej or dicho. Y ello es, sinduda alguna, la ms segura garanta de"supervvencia y de recuperacin para astradiciones, hoy tan amenazadas, de la voz po t ica viva.

    PAUL ZUSVTHOrl nacidoen Ginebra. Suiza,reside sctualn-t-nh Notable especis,

    se ciedics esd