Patio Volantín, un acercamiento desde la psicología ambiental.
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Reflexiones t acciones a partir de la experiencia comunitaria en
Integrantes:
Tania hevia
Joedith Lopez
Johsselyn plumer
Introducción
La búsqueda de un lugar de fácil acceso y de apertura para poder insertarnos en él y
tener libertad de acción, nos llevó a pensar, inicialmente, en dos opciones de trabajo: La
primera fue Comunidad el Litre y la segunda; Patio volantín. La elección de este último
tuvo relación directa la predisposición de ellos a recibir con agrado nuestro trabajo, y sobre
todo, con la posibilidad de ocupar una posición de enunciación dentro de la comunidad que
el proyecto genera.
Una vez elegido el lugar, el primer contacto -que hasta el día de hoy es nuestra
fuente central de comunicación- es Benjamín, gestor del proyecto y quien en este momento
ocupa la posición de toma de decisiones. Por medio de nuestras conversaciones con él
pudimos conocer cuál es el origen del Proyecto volantín, sus planteamientos y sus
implicancias; todo esto relacionado a la problemática en torno a la cual giran las actividades
de Patio y que es identificada como la falta de empoderamiento por parte de los vecinos de
espacio local. En este sentido una de las mayores dificultades tiene que ver con la
delimitación de territorio y, por lo tanto, de las relaciones que esta delimitación vecinal
genera, por ejemplo la no existencia de un lugar físico en donde los vecinos se encuentren y
puedan dialogar y generar acciones conjuntas.
A parir de ello buscamos reconocer en el proyecto qué actividades se llevan a cabo
en él a partir de esta problemática, las ideas que existen a la base, junto con analizar la
forma de hacer comunidad por parte del proyecto. Lo anterior, se realiza retomando los
elementos de la sustentabilidad y la autogestión, llevando transversalmente una noción de
un sujeto autónomo y activo, rompiendo con la visión clientelista de las organizaciones
enmarcadas en el contexto socio-histórico nacional.
Es en este punto, es donde nosotras como equipo nos hacemos participes de este
proyecto, con una labor crítica que busca -por medio de la reflexión activa y sistemática -
hacer visibles las acciones que se están llevando en Patio, sus implicancias y la consistencia
que se logra alcanzar. Esto en conjunto con Benjamín y los otros equipos colaboradores de
Patio, trabajando así de manera transdisciplinaria.
A continuación, se exponen los principales datos recogidos en nuestra vivencia en
Patio Volantín, que dan cuenta del proceso que el proyecto ha experimentado en cuanto a
su conformación y a la problemática identificada. Cabe mencionar, que como el presente
documento es la revisión de un proceso y no de un todo acabado, hay elementos potenciales
a modificar y por lo tanto que ofrecen una rica información en cuanto al Estado de Arte de
la comunidad.
Contextualización
Patio volantín nace en una pequeña casa arrendada ubicada en un trozo del cerro
Panteón en el puerto de Valparaíso a pasos del Centro Cultural Ex Cárcel, de los
cementerios nº 1 y 2 y de uno de los sectores más bohemios de la ciudad en Av. Ecuador.
El proyecto que se construye sobre este lugar, pretende ser un espacio de acción e
intervención que propicie la autogestión de recursos necesarios para unir calle Dinamarca
con Av. Ecuador, bajo el supuesto de que en este proceso, mediante las actividades que se
realizan para lograr esta meta, exista a la base la creación de una comunidad que se apodere
del territorio. Es por ello, que el Proyecto Patio Volantín busca -de manera transversal-
fomentar la adquisición de conocimientos mediante la práctica, poniendo la experiencia de
cada uno de los sujetos que integran el proyecto, como elemento clave para el intercambio,
la acción colectiva, el espacio de reflexión y la autogestión en comunidad; logrando a su
vez vivencias transformadoras que traspasen los límites del espacio concreto en el que se
trabaja, dándole un valor a la formación de comunidad situada.
Los orígenes del Proyecto Volantín están íntimamente relacionados con la historia
personal y laboral de su gestor –Benjamín-, quien luego de haber sido estudiante no titulado
de la carrera de arquitectura y tener un gran compromiso y admiración por Valparaíso y su
gente, hace emerger la idea de Patio Volantín. Con la idea de ser autónomo, ve en la casa
donde vivía, la posibilidad de una transformación del espacio físico a través de la praxis de
lo aprendido como estudiante articulando este primer impulso con la reconformación de la
comunidad del sector. A raíz de la concepción de espacio y comunidad de Benjamín, éste
proceso ha estado creciendo en base a la experiencia colectiva y el conocimiento adquirido
con ella, es por aquello que a medida que se va complejizando la organización ha sido
necesario la integración de más voluntades que movilicen el proyecto. Es importante
recalcar, que Benjamín pretende generar una corporación a futuro que logre una autonomía
en sus decisiones y accionar que no tengan que depender exclusivamente de él. Tras esta
idea, hay una concepción de liderazgo que rompe con lo tradicional, existiendo un flujo
constante del poder entre sus miembros, siendo en definitiva un sistema abierto a nuevos
conocimientos e integrantes.
Patio Volantín pretende en sus bases ser un órgano que conecte, vitalice, coordine y
fomente el trabajo vecinal, particularmente del sector en donde se encuentra ubicado dentro
de un radio comprendido entre Ferrari, Av. Alemania, Urriola y Errázuriz. A partir del
primer acercamiento a los vecinos, Benjamín se da cuenta que ellos también poseen
necesidades y que éstas tienen relación con la territorialidad en el que Patio Volantín
identifica una responsabilidad a cumplir. Se realizó entonces un catastro a pie de las
organizaciones vecinales, culturales, lugares de encuentro, paraderos y todo aquel lugar que
permita generar comunicación entre la vecindad y Patio Volantín. De este recorrido, fue
posible reconocer la fragmentación, deterioro y descuido del lugar por medio del discurso
de los vecinos, emergiendo la iniciativa de constituir la participación ciudadana para
movilizarse y lograr objetivos conjuntos, relacionándose con la municipalidad para pintar
las fachadas de veintiuna casas del sector. Con ello, se dio paso a el área primigenia del
Patio: “Levantamiento Hormiga”, que se vincula de forma transversal al proceso vivido
dentro del proyecto, es decir, una labor conjunta, paso a paso, colaborativa y silenciosa.
Con esta primera área de trabajo en funcionamiento comienzan a emerger diversas
voluntades y voces -especializadas en cierta labor u oficio- que se integran al proyecto
originando nuevas áreas de acción, las cuales arriban a Patio a través de difusión de boca en
boca y por vías de contacto, otorgándole a ésta última gran relevancia dentro del proyecto.
Éstas son denominados “colaboradores” –haciendo alusión a la apertura de nuevos
miembros, que implica la concepción de sistema abierto-quienes están en constante diálogo
y retroalimentación entre sí y con el entorno. Cada una de estas áreas está a cargo de una
función específica del proyecto, dentro de aquellas destacamos:
• El área de sustentabilidad tanto económica como ambiental a manos de “Fusión
Verde”, quienes se responsabilizan de huertos orgánicos y futuras intervenciones
del cerro para canalizar el agua formando canales de regadío, optimizar la energía y
conservar/recuperar especies nativas de la flora y fauna de Valparaíso.
• Escalarte: intenta posicionar una escalera sin rumbo ubicada en el cerro del Patio
como un símbolo de la unión vecinal que puede ser apreciado por todos, siendo de
interés común, acercando a la gente por medio de un encuentro visual al Patio.
Cada cierto tiempo es iluminada y mantenida por diferentes grupos artísticos que la
intervienen manifestando un mensaje visual hacia el público.
• Salas de Encuentro y Gestión: se destinaron dos salas para el encuentro de personas
que por voluntad quieran desarrollar cualquier tipo de actividad en el Patio, siendo
éste un medio y espacio para planificar, dinamizar y gestionar recursos en pos de
los proyectos personales y del Patio.
• Trueque, intercambios sin dinero: bajo la modalidad del trueque, es decir, del
intercambio de objetos y servicios en las que no intermedia el papel acuñado se
llevan a cabo talleres, exposiciones, muestras audiovisuales, ollas comunitarias,
entre otras.
• Cuarto de Luna: es un escenario de Patio Volantín, espera convertirse en punto de
encuentro de artistas y espectadores dispuestos a integrar una gran familia que en
colectivo marche hacia la legitimación de la autogestión cultural , la inter-disciplina
e intercambio y la defensa de los espacios comunes como epicentros del
movimiento social. “Cuarto de Luna” se dispone a invadir de sonidos, imágenes y
miradas este sueño levantado a mano y alma; para recibir a cada vez más sujetos
comprometidos con la libertad, el trabajo y la comunión universal.
• Puente Caracola: nace como la acción del equipo investigador cuyos objetivos a
corto plazo son visualizar nuevas formas de asociatividad y utilización del espacio
a través de la recopilación de experiencias y proyectos similares en la región de
Valparaíso, la sistematización de una visión común entre los miembros creadores y
voluntarios de Patio Volantín y la producción y sistematización de la opinión
pública respecto al Patio Volantín.
En consecuencia a lo antes mencionado y siguiendo una línea de coherencia, el
Patio se posiciona desde sus bases con la idea de formar una aldea sustentable, es decir, un
lugar que se pueda solventar por sí mismo mediante los recursos que los colaboradores -que
se organizan en distintas unidades- logren generar la capacidad de auto-gestionarse. Para
conseguir este objetivo hay ciertas características claves como son la horizontalidad de la
comunicación, que cada unidad nutra a la otra como un todo holístico potenciando al
proyecto como una orgánica integrada. En concreto, todas las unidades antes mencionadas
cumplen esta función, se espera que en un futuro éstas estén emplazadas en la ladera del
cerro conectando de esta forma la ex cárcel con la Av. Ecuador propiciando así un puente
físico que genere recursos monetarios para que siga movilizándose el Proyecto.
Actualmente, el mantenimiento del proyecto está dado por el dinero que produce el
subarriendo de piezas del 2do piso de la casa y las donaciones de voluntarios, cuyo ejemplo
más claro es la construcción del Cuarto de Luna que se realizó con los materiales
demolidos de una casa en Zapallar.
Ahora bien, de la visión de Aldea que propone el Patio para sustentar el proyecto se
puede deducir una concepción política la cual implica una perspectiva de comunidad que
tiene agencia política y que busca empoderar a los distintos actores sociales que participan
en el Patio. Asimismo, se plantea a sí mismo como un espacio de reunión de personas para
que puedan compartir experiencias, momentos y vivencias.
Finalmente, el proyecto espera fortalecer continuamente las acciones necesarias que
permitan construir una estructura compleja de organización que conduzca al nacimiento de
una corporación, un lugar de encuentro y gestión, que dirija en un plazo establecido al
proyecto, posterior corporación, a la autogestión integral de restauración y patrimonio. De
esta forma, se espera constituir un eje de acción que impulse iniciativas de autogestión
dentro de Valparaíso y Cartagena.
Objetivos
General:
• Identificar necesidades de Patio Volantín para facilitar el logro de los objetivos del
proyecto.
Específicos:
• Identificar la percepción con respecto al proyecto que Patio Volantín representa
para sus asistentes.
• Analizar los documentos formales (plataformas de información) e informales
(diálogos y observaciones) que conforman Patio Volantín, para develar supuestos a
la base del accionar del proyecto.
• Diseñar, conjuntamente con los actores del proyecto, propuestas de intervención
que apunten a facilitar el proceso de producción comunitaria de manera consistente
y coherente.
Metodología
Para comenzar este apartado se hace necesario explicitar desde dónde el equipo de
trabajo comprende la construcción del conocimiento, el cual es entendido como la
producción de realidades donde no hay separación entre ‘objeto’ y sujeto, así entonces
entendemos que el conocimiento es siempre parcial, ligado a su contexto de producción y
que conlleva responsabilidades de aquellos que lo crean y recrean. A su vez, ésta
concepción de conocimiento implica posibilidades de acción en tanto la visión de la
realidad opera como marco de referencia para la esta. Por tanto conocimiento y acción son
indivisibles.
Desde esta perspectiva, la realización de este informe esta dada desde la mirada de
colaboradoras de Patio Volantín, es decir, nuestro proceso de investigación es más bien una
acción colaboradora que está inscrita dentro de la unidad de trabajo Puente Caracola cuyos
objetivos están en la línea de identificar problemáticas y planes de acción de manera
conjunta con los actores del Patio. Es así como las construcción de datos e información
atingente se efectuó a través cuadernos de campo desde la idea de observación participante,
donde producimos conversaciones con el gestor original del proyecto, con algunos
voluntarios y participamos en eventos culturales.
Además de estos cuadernos de campo, aplicamos unas encuestas para recabar la
opinión pública de los asistentes con la idea de identificar quienes acuden al Patio, sus
motivos, sus preferencias, su procedencia y datos personales. A la vez esta metodología
permite evidenciar aquellos actores que no participan en el proyecto y poder visualizar
cuáles objetivos de éste se cumplen y cuáles no. La elección de esta forma de obtención de
datos responde al interés de una mayor cobertura la opinión de los asistentes en un tiempo
determinado. Cabe destacar que esta metodología no queda circunscrita a este intervalo de
tiempo sino que se espera aplicar una versión mejorada pero con los mismos ejes temáticos
durante el presente año.
Presentación de datos y análisis
El siguiente apartado presenta tres categorías de análisis emergidas desde lo más
relevante de nuestra experiencia en Patio Volantín, las cuales abarcan las conversaciones
más destacadas con Benjamín, la aplicación de cuestionarios y la observación situada del
lugar mediante nuestra participación activa en el proyecto.
-Concepción de espacio: Desde Patio Volantín, entendemos el concepto de Espacio
como un lugar que no sólo hace referencia a la limitación física, sino más bien a las
relaciones que en él se desarrollan. En este sentido, podemos decir entonces, que el espacio
está referido a cómo las personas se relacionan con el lugar y lo que pueden hacer de éste,
en la medida en que se apropian y se hacen parte de él. Esta noción que se vive en el
proyecto, intenta ser una resistencia hacia los lugares impuestos de paso, de flujos de
personas, característicos de una sociedad ligada al consumo y a la inmediatez incluso de las
relaciones. Esto es tangible en el discurso de Benjamín en relación a la fundamentación del
proyecto, que busca alejarse de la experiencia que se vivió con el actual ‘’Centro Cultural
de Valparaíso’’ (Centro Cultural Ex – Cárcel) el cual hoy responde a la lógica clientelista
del consumo -avalada por el gobierno- dejando de ser de los ciudadanos, alejándose cada
vez más de lo situado.
Dado lo anterior, se hace relevante revisar las nociones de vecino y de barrio que se
viven en el Patio actualmente y que traen consigo un ideal de prácticas y objetivos futuros.
En ese sentido, existe un proceso en el cual estos ideales se intentan lograr a medida que
avanza en su desarrollo y complejización, aún cuando la coherencia de todas estas nociones
no están conformando un todo unificado en cuanto a la finalidad esperada.
Vecino y Barrio: En primera instancia es necesario expresar que la problemática de
fondo que abordamos en esta etapa inicial, se encuentra estrechamente ligada a las prácticas
espaciales de barrio y sus relaciones interpersonales. Esta problemática hace referencia
precisamente a la resistencia frente a los ‘’lugares’’ que no propician espacios de reunión,
de acción y vida en comunidad. En Patio el reclamo de este espacio local, busca que las
personas puedan apoderarse de él mediante su contacto y organización, proponiéndose
como punto de encuentro. El hito que inaugura dicho contacto entre personas tiene que ver
con ‘’Escalarte’’que, al estar ubicada en la ladera del Cerro panteón, se vuelve un elemento
visible por todos los vecinos del lugar, instaurándose entonces como un símbolo de
identificación vecinal mediante el encuentro visual (cuadernos de campo, anexos). Esta
sería una manera de unificar a las personas que habitan el lugar traspasando las dificultades
que surgen como consecuencia de la fragmentación del espacio físico –impuesta por la
distribución de las calles-.
Luego de este hito visual, Patio gira entorno a crear modos de encuentros más
concretos y de relaciones que lleven a esa apropiación del espacio por parte de los vecinos
del lugar. Para ello, espera ser una plataforma de Encuentro-Gestión para el accionar
vecinal y la vida en comunidad intentando precisamente facilitar procesos de
empoderamiento vecinal. Sin embargo, esto tiene como base un ideal de vecino autónomo
con quien Patio pueda relacionarse como igual, hecho por el cual Benjamín ayudó a la
tentativa de creación de una ‘’junta de vecinos’’ en términos formales. Lo anterior, fue
desechado al evidenciar que esto significaba entrar en una dinámica clientelista, que no
propiciaría la participación política de los vecinos ni su autogestión, adhiriéndose a leyes y
normas que regulan estos procesos quitando de manera sutil la capacidad de acción directa;
Contrariándose con los ideales del Patio (Cuadernos de campo, anexos).
La idea de aunar a las personas en el espacio se concretiza mediante el ofrecimiento
de actividades culturales, que se basan en el trueque de talleres y de intercambio de
voluntades, actividades recreativas, entre otros; desde lo que se desprende un ideal de
vecino y de barrio en tanto personas cultivadas en las artes o al menos con el interés de
aprender labores artísticas. Lo anterior resulta problemático en tanto no se conocen las
necesidades o gustos de los vecinos en sí, no se ha hecho un proceso que pueda develar
estos intereses. Es aquí donde la encuesta realizada tiene lugar, ya que de ella se desprende
que la mayoría de las personas que asisten al Patio no son vecinos cercanos a éste, sino
personas en general universitarios, de lugares alejados de Av. Ecuador (incluso desde fuera
de Valparaíso), solteros y pertenecientes a un rango etario que no sobrepasa los veinticinco
años. Es más, incluso las familias que participan de ciertas actividades no son del sector.
Asimismo se desprende, que este fenómeno sucede debido a que es un lugar de encuentro
que no se da en otros centros de reunión -que suelen estar más regulados y controlados en
su orgánica- teniendo como riesgo que este ‘’abarcar todo’’ implique un alejamiento del
proyecto original.
Ahora bien, lo que hemos visualizado en este análisis es que no se ha logrado
realizar el proceso de manera reflexiva y auto-crítica, lo que ha ido frenando el
conocimiento y por lo cual no se ha logrado que el accionar presente sea consistente a lo
que Patio plantea desde un principio, teniendo como riesgo representar de manera micro lo
que sucede en Valparaíso patrimonial: El espacio y las acciones que emergen de él están
enfocadas a turistas y personas que se relacionan con el arte, en síntesis, una elite del
patrimonio (Sobarzo, 2009).
Retomando todo lo anteriormente dicho, se puede dar cuenta que el espacio de Patio
Volantín no es meramente el lugar en el que está emplazado físicamente, sino más bien “es
resultado de las relaciones sociales y prácticas materiales” (Salcedo & Zeiderman, 2008).
Asimismo, el espacio es siempre político, ya que es dirigido y acotado por alguien –
individuos o colectividad- es decir, ostenta poder (Vásquez, 2007).
-Espacio cultural: como hemos mencionado anteriormente, la cultura como producto de
creación del hombre, se transforma en un eje que hace circular la reunión y participación
dentro del proyecto. En este punto, es donde se encuentra la piedra de tope, puesto que esta
noción de cultura debilita la consistencia del proyecto, en cuanto no retoma las necesidades
vecinales posicionándolos como es como espectadores de un montaje que ya está armado.
Asimismo, existe un encubrimiento de las acciones políticas con la noción de que el arte no
es ideológico, sino neutro (cuadernos de campo, anexos). En este sentido, como dice
Lefebvre, es necesario comenzar a aceptar que la planeación de las actividades del Patio no
es neutral, sino que tiene implícito un juego de poder en la elección de cierta forma de
gestión del espacio, lo que da por resultado el beneficio de ciertos sectores sociales y la
exclusión de otros (Vásquez, 2007). Concretamente, el Patio se encuentra en un periodo
donde se ha desmarcado de sus objetivos fundamentales, existe una saturación de
actividades, lo que implica que no se viven procesos exhaustivos de reflexión de lo que se
construye y ofrece como actividad, respondiendo a las necesidades de ellos mismos o
demandas de los propios colaboradores.
Lo anterior nos indica que, a alejarse aparentemente del ámbito político, Patio
Volantín se presenta en la actualidad como un lugar de goce y disfrute artístico que no se
hace cargo de su proyecto político y objetivos fundamentales, los que implican la detección
de necesidades de la comunidad y hacerse cargo de ellas. Por lo tanto, creemos que es por
esta razón que existe un declive en la participación de los vecinos del proyecto, haciéndose
necesario concientizar la problemática dentro del Patio y a las personas implicadas. Esto se
vincula, con la responsabilidad que debe tener el Patio respecto de las posibilidades de
acción que produce y reproduce.
-Asociatividad: En contraposición a lo mencionado anteriormente -la relación del Patio
con la vecindad- se encuentra la concepción y práctica de Aldea, la cual estaría dando
cuenta de una cultura, es decir, una forma de habitar el mundo a través del sentido colectivo
que se le otorga a éste. Esta noción de aldea nace en las conversaciones de reflexión con
Benjamín, en donde esta concepción comienza a articular y organizar las ideas y acciones,
otorgándoles una dirección. De esta forma, la aldea se erige como un proyecto en oposición
al concepto de ciudad neoliberal (salcedo y Ziderman, 2008) donde el objetivo principal es
crear un espacio alternativo guiado por la autogestión y la sustentabilidad.
Así, las prácticas de trueque, banco de tiempo y unificación de voluntades dan
cuenta, entonces, de que a pesar de que todo esté bajo un marco cultural, esto es también
algo ideológico, que remueve la visión de intercambio por dinero, la costumbre de pagar
por lo que se entrega (en este caso, lo que se comparte) y por lo tanto de un sujeto que
pasivo, receptor. Tal como revela la encuesta, asisten a Patio personas que son, en su
mayoría, jóvenes, lo que se interpreta como que son, precisamente, estos actores sociales a
quienes les podría hacer más sentido esta lógica de vinculación- dado el hecho a que
históricamente las personas han tenido que pagar por todo lo que reciben-. En esta misma
línea creemos que existen diversos actores sociales excluidos en tanto no ha habido una
socialización común de los objetivos de Patio Volantín.
La conformación de Patio Volantín como una aldea, contrastó con la facilitación de
organización vecinal, que en algún momento tuvo como única opción ligarse al proceso de
crear una ‘’Junta de Vecinos’’, es decir, a una institucionalización municipal de esta
organización. Esta idea fue desechada al momento de conversar entre todos respecto a lo
sentidos de Patio Volantín.
Por otro lado, entendiendo lo social como redes de contacto y un sistema que integra
a sus partes en un todo, algo de lo que no se puede prescindir es de algún tipo de contacto
con otras organizaciones. El proyecto, a pesar de ser una aldea que tiene su propia forma de
funcionar, pensar y tomar decisiones, debe tener un nexo legal que le permita seguir
existiendo dentro de un sistema con normas y leyes totalmente diferentes. Es por ello que
Patio Volantín, a pesar de intentar autogestionarse completamente, necesita tener
‘’Personalidad Jurídica’’ con la finalidad de poder comunicarse con organizaciones que
tengan personalidad jurídica también. Así, para poder tener influencia dentro de lo social y
mantener o hacer circular el poder, es necesario estar, en algún sentido, dentro del molde
económico dominante que valide jurídicamente, este ejercicio de rotación del poder
(Vásquez, 2007)
Por último nos gustaría destacar que el eje reflexivo al que remitirnos está ligado a
entender que un movimiento social, como lo es Patio Volantín (basándonos en la noción de
Aldea) -para cumplir su rol facilitador- necesita identificar necesidades que emerjan de los
propios agentes implicados en la problemática, hacer de esta experiencia de falta -de
reunión, encuentro y organización ciudadana- una necesidad común para crear un camino
que lleve a una meta conjunta, y finalmente acciones que permitan lograr estas metas en
comunidad.
Conclusiones
Para dar sentido y consistencia al proyecto es necesaria una reflexión constante de
los procesos vividos, en tanto, estos abren y cierran posibilidades. En ese sentido, la manera
actual en que se están vivenciando los procesos no vislumbra sus propios alcances, en la
medida que no se posee una mirada clara y concisa del para qué de las acciones. Por tanto,
existe escaso filtro hacia las actividades que se proponen desde la suma de voluntades, no
existe un periodo de análisis de sus efectos y significados. Creemos que aquello se debe en
gran parte al miedo a dejar espacios vacíos con el supuesto que mientras más actividades se
generen más inclusivas son, no obstante, esta linealidad es una ficción. Al no existir una
autocrítica persistente, los objetivos fundamentales se han ido diluyendo a tal punto que se
espera que con el tiempo los vecinos adhieran con su participación al proyecto.
Es así, que consideramos que existe una carencia en la formalización de procesos
que permitan definir un marco de acción explícito y co-construido desde los vecinos y los
colaboradores, generando algo nuevo desde el diálogo en todo minuto. Bajo esta
aseveración, está el supuesto que cualquier acción política es una posibilidad de agencia en
determinado contexto y debiera perseguir una utopía de emancipación social. Entonces,
Patio Volantín debe apropiarse y responsabilizarse de lo que está produciendo, sin
invisibilizar los procesos políticos a la base, puesto que el poder permite agencia. Sin
embargo, si éste no se trasparenta queda estancado cualquier proceso de empoderamiento
de los vecinos en relación al proyecto: cualquier iniciativa política requiere acciones
políticas para la consecución de sus ideales.
En este sentido e intrínsecamente vinculado a lo anterior, la experiencia que hemos
vivido en Patio ha permitido darnos cuenta del aprendizaje logrado a través de la
experiencia, es decir, un aprendizaje que es multidireccional, colectivo y de intenso diálogo
en donde los conocimientos de cualquier persona son valorados y utilizados para
enriquecer el trabajo del proyecto.
En este punto, es trascendental exponer las significaciones y sentires personales a
partir de la experiencia en el proyecto, lo que nos ha permitido observar y participar en
procesos que de manera externa –separación sujeto y objeto- no podríamos vivenciar, pero
incluso más allá esto ha significado en términos afectivos un sentirse parte de la
comunidad, estrechar lazos con sus integrantes y gestores al nivel que estamos interesados
el uno en el estado afectivo del otro traspasando los límites que el proyecto posee. Esto es
la evidencia real que el Proyecto Volantín es más que un espacio físico, es la construcción
de relaciones afectivas y emocionales que lo cruzan y lo mantienen.
Propuesta de intervención
De acuerdo a la forma de funcionamiento de Patio Volantín, a su reciente creación y
a las ideas que están en la base a nivel ideológico, en nuestra integración al proyecto no se
separa la observación de la participación como interventoras o simplemente participantes
de las actividades del Patio. Este pertenecer a la comunidad nos llevó a la creación más
formal de una identidad, la cual se conjuga con el fin de rescatar ciertas necesidades y hacer
visibles ciertos procesos que suceden en el proyecto y que parecen estar naturalizados por
sus miembros y colaboradores. Es así como nace ‘’Puente Caracola’’, dentro del área de
gestión, y el cual ha tenido como misión la organización de reuniones reflexivas con
Benjamín y algunos otros colaboradores con los que hemos tenido contacto, la
sistematización de información, entre otros. En este sentido la intervención que se realiza
en el patio no se efectúa desde afuera, de manera externa a los procesos que se viven en él,
sino desde adentro, como participante activo del proyecto.
Al formar parte de una, cada vez más, compleja red de personas que hacen
funcionar cierta área del Patio, es necesario destacar el cruce transdisciplinar del trabajo
dentro del proyecto, el cual se espera, por medio de reuniones entre todos los equipo,
permita la retroalimentación del trabajo por separado y la autocrítica del trabajo en
conjunto.
A pesar de ya estar formando parte de esta comunidad, es necesario estar
constantemente atentos a las necesidades que van emergiendo semana a semana y que
aumentan con el nivel de complejidad del proyecto. Es así como se hará necesaria la
creación de nuevas encuestas cuyos resultados puedan dar cuenta de una evolución del
logro de ciertos objetivos dentro de Patio Volantín, la difusión de Patio a los sectores en
donde se identifica una necesidad, buscar lugares que han funcionado de manera similar a
Patio y analizar la información en términos de aprendizajes obtenidos que sirvan de
aprendizajes para el proyecto mediante la historia de otros, a la vez de servir como medio
de difusión en ambos sentidos. Y, por último, la conformación de un sistema de asamblea
que permita transparencia en los procesos de Patio, la toma de decisiones y la inclusión en
otro nivel de la organización vecinal.
Referencias
Salcedo, A. & Zeiderman, A. (2008) “Antropología y ciudad: Hacia un análisis
crítico e histórico” Revista Antípoda n°7, Bogotá, Colombia.
Santana, L. y Cordeiro, R. (2007): “Psicología social, construccionismo y abordajes
feministas: Diálogos desconcertantes”. FERMENTUM Rev. Vzlana. de Soc. y Ant.
17(50), p.599-616.
Vazquez, J (2007),“Los aportes de Henri Lefebvre a la Geografía urbana. Un corpus
Teórico para entender las nuevas especialidades”.
Aravena, P. & Sobrazo,M. (2009) “Valparaíso: patrimonio, mercado y gobierno”,
Ediciones Escarparte, Valparaíso, Chile.
Anexos
Imagen n°1: ubicación Patio Volantín. Los números corresponden a las casas cuyas fachadas fueron restauradas gracias a la gestión de Levantamiento hormiga.