Pastizales. - mapa.gob.es · conservación de la fertilidad de los suelos de riqueza mediana,...

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IJ26 SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRíCOLAS y AÑO iCiC ^ Julio-Agosto. Estas aHoJasn se remlten gratis a qulen Iss pide. DIRECCIdN GENERAL DE AGRICULTURA Y MONTES Pastizales. Medidas culturales para conservarios en buen estado y restaurarios (1), por $'LF.QUI$L GOVZ9I,í;'!. CA"l,QUEZ, In^cuiero de DYoutcs. a) Restitución de principios fertilizantes.J) 3 n los pastizales es muv difícil apreciar las cantidades cie materias fertilizantes e^traídas del suelo y no de^^ueltas al mismo con las deyecciones de los animales. Los principios fertilizantes ^extraídos de los pastizal^es varían e^n cantidad y naturaleza, segíin sea la clase de ganado que los aprovecha y- la edad del mismo. Cuando el pastoreo se lleva a cabo con anilnales adtlltos en la época del ^engorde, la cantidad de nitrógeno extraído por bectárea os- cila aprosimadanlente, según M. Joulie, entre 6o a roo kilogramos. Estc nitrógeno extraído se devuelve ^en ^parte al suelo del pastizal con las d^eyecciones de los anilnales, y tambi^én se reintegra abundante- mente por las legum^inosas, en virtud de la absorción que ejercen so- bre el que hay en la atmósfera, y para asegurar su aulnento conviene favorec^r la nitrificació^n por medio de encalados y gradeos. Las de- má^ Iuatcrias niiuerales suelen restituirse al suelo íntegran^eute con las deyecciones del gana^do, y no siendo ne^cesario, para as^e;urar la conservación de la fertilidad de los suelos de riqueza mediana, apor- tar a los mismos cantidad algtina cle abono fosfatado ni potásico. ^Cuando el pastizal sea pobre en ácido fosfórico y en potasa será con- veniente. para contrarrestar la falta de los Inis^nios, aportarle estos elelnentos, pudienclo aplicarse escorias de defosforación y cloruro de potasa para In^ejorarlos en calidad y aumentar la canticlad de la hierba. (C. V. Garola, Prncfos ^^ j^laratas forrnjcras.) ([) De ^la obra Aliuic^it¢cióia de !tr gaiti¢dería y los Qast^isales e,rpa^ioles, de 4.}^ pá^inas. Librería de Cuesta.-Madrid, 192I.

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IJ26 SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRíCOLAS y AÑO iCiC

^Julio-Agosto. Estas aHoJasn se remlten gratis a qulen Iss pide.

DIRECCIdN GENERAL DE AGRICULTURA Y MONTES

Pastizales.

Medidas culturales para conservarios en buen estado y restaurarios (1),

por $'LF.QUI$L GOVZ9I,í;'!. CA"l,QUEZ,In^cuiero de DYoutcs.

a) Restitución de principios fertilizantes.J)3 n los pastizales esmuv difícil apreciar las cantidades cie materias fertilizantes e^traídasdel suelo y no de^^ueltas al mismo con las deyecciones de los animales.

Los principios fertilizantes ^extraídos de los pastizal^es varían e^ncantidad y naturaleza, segíin sea la clase de ganado que los aprovechay- la edad del mismo.

Cuando el pastoreo se lleva a cabo con anilnales adtlltos en laépoca del ^engorde, la cantidad de nitrógeno extraído por bectárea os-cila aprosimadanlente, según M. Joulie, entre 6o a roo kilogramos.Estc nitrógeno extraído se devuelve ^en ^parte al suelo del pastizal conlas d^eyecciones de los anilnales, y tambi^én se reintegra abundante-mente por las legum^inosas, en virtud de la absorción que ejercen so-bre el que hay en la atmósfera, y para asegurar su aulnento convienefavorec^r la nitrificació^n por medio de encalados y gradeos. Las de-má^ Iuatcrias niiuerales suelen restituirse al suelo íntegran^eute conlas deyecciones del gana^do, y no siendo ne^cesario, para as^e;urar laconservación de la fertilidad de los suelos de riqueza mediana, apor-tar a los mismos cantidad algtina cle abono fosfatado ni potásico.^Cuando el pastizal sea pobre en ácido fosfórico y en potasa será con-veniente. para contrarrestar la falta de los Inis^nios, aportarle estoselelnentos, pudienclo aplicarse escorias de defosforación y cloruro depotasa para In^ejorarlos en calidad y aumentar la canticlad de la hierba.(C. V. Garola, Prncfos ^^ j^laratas forrnjcras.)

([) De ^la obra Aliuic^it¢cióia de !tr gaiti¢dería y los Qast^isales e,rpa^ioles, de4.}^ pá^inas. Librería de Cuesta.-Madrid, 192I.

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Cuando los pastizales están ^de^stinados a las vacas de leche, la ex-tracción de nitrógeno no resulta inferior a la que tiene lugar en aque-Ilos pastizales de que nos acabamos de ocupar ; pero en ellos no tienelugar la restitución íntegra de los otros principios mi^nerales, y paracontrarrestar la pequeña pérdida que experimenta el pastizal de suelopobre en ácido fosfórico y potasa basta con una moderada cantidadde escorias y de sales de potasa.

Pero cuando los pastizales han de ser aprovechados por animalesde recría, el suelo experimenta mayores pérdidas en elenlentos ferti-lizantes, y se calcula que exceden de ioo kilogr,amos en cuanto al ni-trógeno y a la potasa, y varía de 2^ a 3o kilogramos respecto al ácidofosfórico, debi^endo en estos casos aportarse al suelo de los pastizalesmayores cantidades de aquellos elementos fertilizantes.

El estiércol es considerado como el abono que mejor asegura larestitución complieta de los elementos extraídos del suelo, y aunque suacción es más lenta que la de otros, es, en cambio, de mayor dura-ción, y la cantidad de nitrógeno que se incorpora así al s;(elo es bas-tante considerable, y la flora del pastizal o prado natural queda for-mada con mayor número de especies, siempre que no se estercole ex-cesivam^ente, resultando, en consecuencia, muy conveniente abonar elpastizal com^ estiércol, y mucho más si se consideran las dificultadesque presenta en nuestro país la adquisición de otros abonos y sutransporte a los sitios en que están enclavados los pastizales, en s.urruayoría sin medios de comunicación ; razones por las que prescindi-remos de ocuparnos de los abo^nos minerales u orgánicos, que no pue-den obtenerse en la misma región en que están localizados.

Las deyeccíones de los animales debem recogerse de los sitios^ enque pernoctan para preparar un buen ^estiércol, que debe repartirsecon igualdad por toda la superfi^cie del pastizal, así como también lasque van d^ejando sobre el suelo durante el pastoreo.

Un medio práctico y económico de abonar los pastizales es que elganado pase la noche encerrada en un redil, que debe ser transportadocada noche a sitia distinto ; y se considera que un carnero f^ertilizaconvenientemente un metro cttadrado permaneciende sobre él duran-te seis horas, bastante ^en doce y con exceso durante veinticuatro.(F. Briot, Etudes sur l'Econotnie Alj^estre.)

Debe evitarse la acumulación de deyecciones sobre reducidas su-perficies, sitios de redileos, sesteros, etc., pues su exceso ocasiona ladesaparición de toda vegetación o tina superabundancia de hi^erba demala calidad, que los animales d^esechan.

Cuando el pastizal ha de ser aprovechado por el ganado ovino, sepuede sacar partido de la costumbre que tiene de reunirse, a la caídad^e la tarde, en las partes más prominentes o elevadas, siendo fre-cuente en nuestras regiones montañosas qu^e busque el abriga del ar-bolado en laderas, colinas y cerros para pasar la noche, pues el empla-

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zamiento de estos sitios es tnuy adecuado para instarlar rediles, favo-reciendo su elevación el reparto de las deyecciones sobre los terrenospróximos ^e inclinados, cuidando dirigir acertadamente el derrama-miento de las aguas. La instalación de rediles o apriscos en las proxt-midades o en los sitios elevados, donde sucesivamente el ganado pasalas noches, facilita que las deyecciones se acuntulen, para después re-partirlas del tnodo más regular v en la época más conveniente sobrelos pastizales inmediatos. ^

Tratándose del ganado vacuno, se logra el estercolami^ento econó-mico del pastizal atando los animales sucesivamente a estacas que sevan fijando en sitios distintos, aunque es pref^erible, para formar unbuen estiércól y repartirlo por los sitios más convenientes, que el ga-nado ^pase la no^che en apriscos o establos, pu^diéndose favorec^er la ob-tención de mayor cantidad de estiércol empleando plantas espontá-neas, helechos, juncos, brezos, aulagas, etc., para cama d^el mismo, yen la proxianidad del establo-aprisco deben estaUlecerse emplazamien-tos adecuados para recoger las cleyecciones sólidas y líquidas, esto es,los estiércoles, que han de repartirse con la mayor uniformidad alfinal de otoito, o principo de invierno o de primavera, segíul el climay época del aprovechamiento d^e los pastizales, por la superlicie deéstos.

El purin o materia líquida de los estercoleros que se obtenga, su-ficientmente diluído, puede repartirse, m^ediante canales o surcos, so-bre ]os terrenos ^n^ás bajos y susceptibles de regarse, con lo que seprovoca la forn^ación de un abundanbe y tupido tapiz herbáceo.

Los abonos complementarios que deben emplearse en los pastiza-les son aquellos que sitelen encontrarse en la misma región de su em-plazamiento, y cuando sea posible su transporte, tales como cenizasde los despojos leñosos de ]os montes, humus o mantillos, turba, tie-rras margosas, yesosas, calizas, etc.

I-Ie aquí, dice M. I^ron, una de las inmensas cadenas que ligan alpastizal con el munte : por su propiedad creadora del httmtts, }^ qttizástambién de abonos nitrogenados ; por el papel que d^esempeña la masaarbolada, mejorando el suélo que recubre; por provocar el aprove-chamiento de las reservas minerales del suelo, el arbolado, o más bi^eula masa arbolada, ejerce sobre el suelo que la lleva una acción esen-cialmente mejorante; además, sobre el lugar que ocupa, o al lado delmismo, ^el pasto estará siempre verde y en buen estado.

Creemos interesante consignar que hoy se admite como una de lascausas más activas de la fijación del nitrógeno gaseoso la hus^iificaciónde las hojas muertas. Según numerosos ensayos d^el forestal francésM- Henry, ]a ganancia que experiinenta el suelo de los ^nontes, porefecto de la fijación de aquel gas en las hojas muertas, es mucho ma-yor que las pérdidas debidas a la explotación de las maderas y leñas,y la cubierta de i.^jas muertas (rcl^le, haya, ojaranzo, áiarm^ y pina),

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mezclada con la tierra, puede fijar, por año y por h^ectárea, en un me-dio húnvedo, unos 2o kilogramos de nitrógeno. Pero las hojas muer-tas, recubrie.ndo una arena silícea pura, lo que constituye nn mediomuy pobre y muy seco, o no enri^quecen nada, o lo hacen de un modoinsignificante, "si bien no l^y pérdida de nitrógeno en estado gaseo-so. Estos hechos han sido confvrn^ados por Montemartini, pero sin po-der referir 1a fijación a u.na especie microbiana determinada, aunque5egún Haselhoff y Bred^eman, las hojas muertas contienen al anaero-bio Clostrid'iu^m, capaz de fijar el nitrógeno gaseoso, y que ademássuele estar muy esparcido en casi todos los suelos, apinando ^Z. An-dré que los enriquecimientos en nitrógenos observados por Henry esprobable puedan atribuirse a microbios d^e este género.

Hoy se admite que un suelo rico en huanus posee mayor ^radode fertilidad, a igualdad de las detnás condiciones, que un suelo en e]cual el elemento orgánico falta ; pero, para que tma acumulación dehumus sea ventajosa a los vegetales, es necesario que sea posible sudestrucción, pues, de otro modo, el suelo permanece ^estéril. De aquíla dificultad de fijar en una cifra la cantidad que debe conten::r unsuelo en humus, porque esta proporción depend•e esencialmente .íe lascualidades oxidantes del m,ismo ; así, el humus permanecerá nuchotiempo sin descomponerse cuando el suelo no contenga caliza o.,ea.d^emasiado compacto y húmedo, favoreciéndose, por consiguiente, ladescomposición de la materia orgánica con encalados y el drenaje delterreno.

Por lo qtte respecta a la turba, debe emplearse ^en ]os terrenos po-bres en principios carbonados y nitrogenados, análogamente como elhumus ; pero es necesario que el suelo sea calizo para que se Ileve acabo la transfortniación de la turba en humus, y^el nitrógeno que con-tiene pase a estado de nitratos y pueda ser asimilado por las plantas.

La introducción de la turba en terrenos calcáreos es tan favara-ble bajo el aspecto físico como el químico, debiendo repartirse direc-tamente sobre el terreno a la manera de los den^ás abonos ; pero esnecesario favorecer su más completa descomposición, lo que se con-sigue más fácilmente cuanto más seca está y mayor es su trituración,e incluso es conveni^ente tamizarla antes de repartirla sobre el pastizal.

Tan^bién pueden formarse estiércoles con las hojas o agujas muer-tas de.l arbolado forestal, con los hel^echos, brezos, aulagas y otrasplantas espontáneas de los terrenos forestales, empleándolos primera-mente en cama del ganado, y cuando están bi^en descompuestos y mez-clados con los excrementos de aquél, se reparten sobre el suelo.

Tanto los estiércoles proced^entes; de las deyecciones del ganadocomo el formado por la turba y vegetales, d^ben emplearse general-mente a final de otoño o principios de invierno, cttidando de exten-derlos con uniformi ĉíad sobre el pastizal, variando ia cantidad de es-

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tiércol que se emplea en proporció^n inversa con la de nlateria orgá-nica q ŭe aqu ĉ•1 conR•enga, •

El estiércol, para que se conserve en el grado mayor de iertilidad,conviene tenerlo amontonado y resguardaclo cíe ]as lluvias, procuran-do, no obstante, que ^esté en grado adeatado de humedad, sieudo mtryconveniente recoger las de}•ecciones líqttidas que se desprenden delmismo _v regarlo con ellas repetidas veces y cuidar no se pierdan ;también es necesario ecitar que se airee, debiendo estar ]o sttficiente-mente apre^tado, _y^ esto se logra en parte haciendo pasar a los anima-]es sobre el estiércol.

Para obtenerlo en bu^enas condiciones, cuando s^ emplean paracan^a de1 ganado vegetales espontáneos, es necesario triturarlos, ]ocual se consigue ^de wi modo económico con el pisoteo de los anima'les,pues cuanto mavor es su grado de finura y más secos están, mayor essu poder absorbente.

Es una práctica recomendable recubrir los montones de estiércolcon tierra para conservar la ]^umedad y evitar pérdidas de el^emen-tos nitrogena<los.

l;n cuanto al empleo cle ]as emnienclav margosas y calizas, estftindicado en los suelos desprovistos ^de estos ^elementos, n^ís en losftterte^, hítmedo^, coml^actos o turbo^os que en los secos o li^eros.

Los efectos cle ]as margas son más lentos qu^e los del encalado,y cuando se desea obteuer una acción rápi^da sobre el suelo, es prefe-rible hacer uso de •este tíltimo, así como para la deatrucción ^le p^lan-tas perjudiciales e inscrtos.

lanto las ^nargas como las calizas eonvienc en^plearlas en otoño.y cuanio más pttlverizadas estén, mayor es su incorporaciún con clsu^lo, no debi^endo coincidir con las sien,^bras, ^ino llevar a cabo és-tas cle^nués de quince días, por lo ^neno^s, de haber aplicado dichascnmiendas, sobre todo tratándose de la ca'1, debiéndose emplear l^^sesti^rcol^a siempre después de ]os encalados y etnnargados.

1'ara lograr la pulverizaciún de las cales basta dejarlas al aire ^^sumer^irlas ]igeramente en agua o formar pequeños montones conella^, recubriéndolos con tierra, y cuando la cal está compl^etatnente

aha^acla, se reparte sobre el pastizal. No e^ con^•eniente que los enca-lados v emnargados sear. fuert:s, pues es preferible emplear peque-ña^ do^is y rel^etirlos rttando, tran^cttrridos alguuos afio^, los necc-site otra vez el pastizal.

EI ^-eso se emplea, después de cocido y pulverizado, al principi^^cle primav^era, con tiempo húmedo y en calma, y cuando el pastizalestá htuned^eci^lo por la niebla o rocío y]a ^hierba empi^cza a retoñar

<IeLiendo ahlicnr^e solameute a los pastizales que tienen l^eguminosas.pues mientras que fa^•vrece el de^arrollo ioli^tceo de ]as mismas, noinflu^•^e, en cambio, ^obre las gramíneas y clemás plantas, esta^ndo.por eonsiguiente, indica<lo su empleo en los pa^tizales de suelo secb

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y calizo, toda vez que en los hítniedos no existen leguminosas, y nudebe emplearse ^en cantidad excesiva que produzca indigestiones alganado, pudiendo aplicarse, por hectárea, de 20o a 600 lcilograrrtos,que deben renovarse cada tres años.

Las cenizas se emplean análogamente que el yeso, repartiéndola^con la mayor ttniformidad y a principios de primavera, así colno tam-bién el hollín, qwe favorece el desarrollo de las leguminosas.

b) Destrucción de las plantas y animales perjudiciales.-Paralograr que un pastizal se conserve en buen estado e incluso se mejore,no basta solamente restituirl^e los principios fertilizantes ^extraídascon los productos aprovechados. Es, además, necesario que la super-fi^cie utilizable del mismo no se reduzca, sino, al contrario, que ^eutodo caso aum^ente, o al menos se mantenga igual ; y esto se consiguefavoreciendo la propagación de las plantas más útiles apetecibles porel ganado, impidiendo el desarrollo de las perjudiciales, de las queson poco útiles para la alimentación, de aquél, y de tadas aquella^qu^e proporcionan poco producto en relación con el excesivo lugarque ocupan.

Las plantas más nutritivas y productivas que deben ser propaga-das en los pastizales son, de un modo general, las gramíneas y legu-minosas, y aun entre éstas existen alg^unas que deben ser preferidas,no solamente atencíiendo a sus productos, valor nutritivo de los mismosy que s^an las más apetecidas por el ganado, sino también teniendopresente que sus raíces o rizomas sean muy desarrolladas y potentespara sujetar el suelo, punto muy principal que debe tenerse en cuenta,tratándose de pastizales expuestos a una fácil degradación y erosióud^el suelo.

Como el mantenimiento del buen estado de conservación de unpastizal depende, hasta cierto punto, de la flora que le cubre, es niuyimportante el estudio de ésta, pues ha de procurarse fomentar aqae-llas plantas que, siendo igualmente útiles, se adaptan más favorable-mente al medio ambiente que les proporcione el pastizal. Pues así re-sulta qu^e, cuando el suelo es turboso, predominan plantas de escasoo nulo valor alimenticio ; cuando es completamente arenoso y pocoarcilloso y nada calizo, aUundarán ciertas gramíneas, en unión de al-gunas ciperáceas y otras plantas ; si es margoso, se encuentran algu-nas leguminosas ; si, siendo arenoso, contienc uu poco de humus, ca^inunca vegetarán leguminosas forrajeras, abundando, por el contra-rio, cuando el suelo es calcáreo, y en los suelos limosos, de conipasi-ción próximamente a una buena tierra franca, abundan un gran nú-mero de especies vegetades. En una palabra : en los suelos secos y ca-lizos se logrará fácilmentc el desarrollo de las le^uminosas, quc, ^^o:asta potentes raíces, riescienden a grandes profundidad^.s cn el sueloy proveen fáci9miente de agua a las plantas, mientras que repugnan

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los suelos hítu^edos, y cuattdo no lo son con e^ceso, vegetan bien lasgramíneas, y, caso de serlo, los juncos, cárices. etc, etc.

Además también será necesario tener presente la altitud, csp^^si-ción e inclinación clel terreno, la temperatura, cantidad de agua quecae, etc.

En los pastizales, aunque se clestruyan todas aqttellas plant:a^ clneno sean írtiles, al cabo de unos cuantos aitos aparecen y^e desarrollan

nuevam^ente, p^^r haber sido transportados sus gértnenes por los vien-tos, las aguas y los animales, y, cle no contener su invasión pronto,disminuyen^ la producciún dc pastizal, lo que se favo^rece adem<is,porque cl ganado, al consumir las más írtiles y evitar alcanceu ]a ma-

dttración la^ semillas, inLpide o contiene su tnultiplica ĉión, uo octt-rrienclo lo prupio con las no aprovechadas, siendo necesario que, a lavez que se destruyen estas ítltitnas, se fomente el desarrollo cl^r aqué-]las con sietnbras, y tntry particularmente eon el acot<zmiento del pas-tizal o parte d^el mismo, durante dos o tre^ años, por lo menos, ptu^tusobre el que hemos d^e insistir más adelante.

E'1 saneanliento del terreno es generalmente suticiente, cuaudu eshtímedo, para clu•e desaparezcan varias plantas inírtilcs, y aun se fa-cilita más la destrucción si además se etuala, con lo que se logra que]a5 legttu^inosas y grantíneas adquieran nta^^or clc,arrollo. Los abonosminerales fosfatados y potásicos, comp^letados cun ácido nítrico yamoniacal, contribttyen poderosamente a que de^aparezcan la mayorparte de las plantas perjudiciales, aunque, en g;,nera'l, no resttlte eco-nómico su empleo en nuestros pastizal^es, por los gastos ^e transporte.

Las plantas que sobrevivan a los indicaclos medios, hay que arran-rarlas cuando son de ra^ces perennes, y cortarlas al nivel d^el suelo,varias vcces al año, cuando son cle raíces rastreras, sin dejar que losúrganos ac^reos se desarrollen, consigttiéndose d^e este modo que mtte-r,an pronto.

"l^ratándose de plantas anuales o bisanuales, basta cortarlas ante^cle la floraci^íu para evitar que produzcau semillas, y al cabo cle cortoutímero cle atios, el pastizal qu^eda libre de las mismas.

T.as plantas recogidas es conveniente quemarlas y repartir stu ce-nizas sobre el pastizal para que sirva de aboño; a veces, solamen_te schace esta con los vegeta'les leñosos, y las plantas seniileitasas o her-báceas se enlplean para cama del ganado y formar abonos compuesto>.

1_as ceniza; v hollín suelen dar tnuy bucn resultaclo para de^truir,sobre toclo, ]os musgos y juncos, y cuando un prado esté bastante in-festado cle ellos y no ha^^a iacilidad para abonarlo, o no convenga ro-turarlo, pucs siempre es costoso, es mtry práctico, a principio o finalcle otoiio, cuando la hierba está seca. y no hav temor a la propagaciónclel fuego, incendiar la parte de'1 pastizal que deseamos re^enerar,hue^ al empezar las primeras 1luvias, el prado retoña con más vigor,

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_y los ^efectos de la qttetna se notan en el notable desarrollo qtte tienenlas plantas,^perennes sobre todo, que no han muerto (t).

En caso de que eI pastizal estuviera excesivamente infestado deplantas perjudiciales perennes, y^con los tnedios apuntados no s^ hu-biese logrado extinparlas, no habría otra solución que roturarlo y la-brarlo antes de ntte^•a siembra.

Cuando nos ocupemos de la regeneración de los pastizales espa-tioles, indicarenlos las principales plantas l^erjudiciales que existen enlos pracías de nuestro país.

^También es muy conv^eniente perseguir y destruir a los animalesqtte perjudican el buen estado de conservación de ]os prados, for-ntando tnontones <le tierra, ^alerías, etc. Los topos, qu^e a ^•eecs oca-sionan ;randes claños, sobre todo en los prados que tienen btten te-rreno, suelen forntar pequeños monton^es de tierra, que deben des-hacerse para no reclucir la superficie írtil ; cuando es posible regar elpastizal, suelen ahuyentarse, y a veces clisminuye el níunero, pu:lién-ĉlose recurrir a fumi^aciones sulfurosas, quemanclo el azufre, y, ^^a-liéndose de un fitelle, dirigir el humo hacia las galerías, lográndoseque s^e ahuyenten, aunque es lo más práctico destruirlos utilizandotra^mpas, que se ponen en los ptmtos de paso, y sienclo de dos claseslas ^alerías que construyen: unas, rectas. de considerable númerode ntetros cle longitud, y otras, sinuosas, que sir^en para buscar elalimento; en las primeras, 1<s rectas, deben ponerse las trampas bus-cando los sitios que, por el continuo paso de los anintalillos, aparecenmás lustrosas y limpios ( a). Las hormigas también construyen en al-^unos pastizales montones de ti^erra, que deben repartirse y destruir]os nicíos.

También en algunos prados de tierra ne;ra o con bastattte canti-dad de materia ve^etal y ligeramente híunedos, he^tnos ^isto frecuen-t; mente numerosas ^alerías construídas por los alacranes eebolleroso^ri]]os reales, notándose que estas galerías disminuve?i bastante lasuperficie úti^l del pastizal, y, al ahuecar el suelo, se daña la vegetacióncon el pastor^o, aparte que suele roer, clurante la primavera, las rai-cillas junto al cuello, pareciendo un procedimiento práctico para des-truirlos, y que emplean los hortelanos, ^•erter una pequeña cautidacícle aceite v encima una poca de a^ua, ^en las bocas de las ^alerías, r.o

^(t) Nosotros hetnos aplicado el procediniiento de dar fueño al principiode primavera, quemando el q^asto basto que no había desaparecido de parte detm pastizal bastante hínnedo, y an^tes del mes se notal>a el efecto heneficio^ucon el resto del mismo en el notable ciáor con que se de>arrollaban las gra-míneas vivaces principalmeute.

(^) Parece que, recientemente, se aplica enn l;astante éxito el ácido stilfuro-so en estado ]íquido hara aestrttírlos, y también se inoculan, mediaute ciertos^^irus, enfermedades que pro^^ocan ^erdaderas epidemias entre dichos roedores.

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tar^lan^lo cn aí>^n-ccer en ]a superticie de los a^ujeres los alacranes,saL'endo afuera, ^• entonces es muy cónwda su destrucción (t}.

tii se desea economizar aceite, sir^-ie^ndo el de clase íni^ma, a lacaída de la tarde, cuando enipieza a oscurecer, que es cuando^ tatubi^n

empiezan a ca^ita^^ ios alacranes, es mu}- iácil tiuiar^e po^ el ruiclontunútono . qtte producen, claratnente distinto del preducido por ]os

^^litrr^a del ^ri^llo campestre, para ^encontrar las hocas de ]as galerías

^le dunde sale ei sonidu, y verter cl aceite sin temor a qu^ nu est^ eialarráu, como ocurre clnrante el día, que permanece^l silenciosos, pr^-longándose el cauto dnrante tma o clo; hera^ después de anocheccr,clue es más f recucnte dcspués de habcr llovido durante ^el día, subret^cln si no ha sido ntu_v fuerte la llu^ia, }° cuandc se riegan las erastl^^ lc^s ^•i^-cros.

I^a clistin^uido Ingeniero a;•r<inonu> D. José :\lon^o ttos coniunica

^lue, e^^tre los dípteros, l^a}^ cl^os espccie^ cumunes en nuestro país:

la Tirt^la /^i•a^tc^^sis ^ T. olerarea, L., que suelen hacer datio, en losl^rad^^^. ^-iéndoselas (son translítcidas, cle color ;ris ccniciento, cabezan<•^ra cou corto^s pelos las larvas) en las capas sttperficiales del sue-1^^ mullido de los pracíos, huertas ^- jardines, a^í como también en elhum,ns, un poco htímedo, de los bosques, v sc recomienda recogerlaspor ]a mariana temprano antes que se refu^ien en sus guaridas, parade<trnirlas, o empbeanclo inyecciones de sulfuro de carbono (z).

c) Posibilidad de los pastizales.-Tatni^ién contribtn•e mut- po-derosantente a ía buena conservación de los pastizales qu^ no se déentrada en los mismos a nlayor níunero de cabezas dc ^anado, o dekilos de peso vi^-o, que el que permita stt posibilidad en hierba, aten-diendo a]a superfi^cie del pastizal y a la cantidad y calidad de ]a ve-^etaciím herhácea }• duración de su apro^•^echamiento. Si el mímero decabezas de ^anado es menor que el que realmente puede sosYener ^elpastizal, ha^- una pérdida cie producto^, ca^o frecuente en nuestrospastizal^es anda9uces y e^tremeños, doncle sería muv conveniente, dadocl corto período de su apro^•echamiento priu^averal, quc se diera tmasiega, cuando menos, a la hierba ; pero este caso de adn^isióu de m^enormímero de cabezas puecle s^er, en ^eneral, mu^^ útil para consc^uir quemuchas plantas ntaduren sus semillas, ^^ con este período de reposo

(t) Este año, con haber sido tan hí:meda ^la primacera, hemo> notado granal:•tmdancia de alacranes ceUolleros, que han producido estraordinarios dañosen ]as eras sembradas de pifión de los viceros; y apenas se de^arrollabau lospinitos, ^- antes de soltar la cubierta la semilla aparecían cortados p^or elcuello de ]a raíz; ^• hahiendo empleado el aceite, hemos obtenido nni^^ útiie^resultados, pues en un ^•i^•ero^ se han destruído hasta ^o alacranes, no obstanteha^^er aplicad^ el aceite algo tardíamente.

(^) Si no hemo^ suirido alc^ím error, creemos deben ser algtmas de estastípu;as citadas por ci Sr. Alonso las que hemos obsen-ado ocasionan daños deconsideración en las eras de los viveros, cortancío las raicillas^ de las plantitasal poco de nacer, produciendo ]a muerte. sobre todo de los pinitos.

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se logre la mejora, en parte, del pastizal; ^en can^Uio, en nuestro paKsconsideramos verdaderamente perjudicial qtte se admita mayor nít-mero de cab:,zas qu^e el que permita la capacidad de los pastizales,porque, en genera9, suelen estar empobrecidos.

Cuando nos ocupelrLas de los pastizales españoles, indicaremos elnúmero de cabezas que suele pastar por hectárea, y veamos ahora losmedios de que hemos d^e valernos para venir en conocimiento de laposibildad en hierba de los mismos, o sea el número de cabezas quepueden admitirse sin enrpobrecerse.

Como es natural, ei níunero de cabezas que puede sostener unpastizal, o de kilos de peso vivo, d^epende del desarrollo que puedealcanzar la hierba, o sea de su producción y riqueza; en una palab:a,de la cantidad y calidad de la misma. Ante todo, es fundamental, se-gún ya hemos indicado en la segunda parte, para qu^e se aproveche lahierba en el período que es más nutritiva, que el ganado la consumaa medida que va desarrollándose ; de aquí que si s^e observa que lahierba lleva ventaja en stt crecimiento al consumo que de ella hace elganado, conviene aumentar el número de cabezas, y, en caso contra-rio, debe aligerarse de ganado el pastizal, ti^ cuando esto no sea posi-ble, debe darse a aquél una ración supletoria.

Para darnos cuenta de las variaciones que se observan en la ri-queza nutritiva de la hierba, veanios cómo cambia su composic^ón conarreglo a su estado vegetativo, y, según los datos de Garola, se notanlas siguientes diferencias :

f1,FR3A DE ,PRADO

:^011BREDE LOS ELEMENTOS COIVIPJNGNTGS^^i Ciernas. Antes

Je la Hora-ción.

liespuésdc ]a flora-

ción.

Agua ........................ 7g^35 75,0 f,C^,O

Materias nitrogenadas .. . . . .. 5^24 3,0 z•5Idem grasas ................. 0,96 0,8 q7Hidratos de carbon ^, . . . . .. . . 9,66 I 2,0 I a>3C lulosa en bruto,........... 3.72 7,0 II,S

Cenizas ...................... 2,07 2,I 2,0

Venvos, pues, que cuanto más tierna es la hierba, mayor es la pro-porción de materias nitrogenadas que contiene y menor la de celulo-sa, así como también de los nitratos de carbono. Y, por tanto, el ali-ntento que toma el ganado en régimen de pastoreo ^es más nutritivoque el recibido de los mismos prados en el establo en forma de heno.

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e^ d^ecir, la hi^erba desecada es menos alim^enticia que v^erde y tier-

na (I).Consecuencia de lo e^puesto es ia conveniencia de aprovechar los

pastizales, según indicamos al tratar del pastoreo del ganado y acaba-mos de decir, cuando ]a hi^erba sea más tierna o se va, desarrollando.

"Cambién es interesante conocer el coeficiente de digestibilidad dela hierba, y a contintiación indicarnos dicho^ coehcientes para la hi^er-ha verdc ^- henificada :

^oer;rrrv^rFS nn; i„cr.^ruur.inan rnnn ,,os k^^^nn^7^Fs

^ i'roteínaItI( L(1S AIJh1ENTOS '. o merteria ni- 1tlateria l'elulosa

llierba verde...........Heno de gramíneas y le-

vogenada ^rasa bruta.^ bruta.brnta.

- ^

7o a 8o I^ So a 60

t;uminosas........... 5o a 70 5oa 65

55 ^t 80

45 ^t 70

I?xtractos Mate-

,w a;;oados ria orgdnica

brutos. ^ total.

^

6o a 80 ^ tio a 80

45 a 75 45 a 70I

T 1 digestibilidad ^d^e la hierba o del heno, 1^ mistuo que la com-posición, varía con su procedencia, esto es, con ]a fiora, con la épo-ca del aprovechami^ento y con los cuidados ^ue se han dedicada alprado o pastizal, y, por consiguiente, con la fertilidad del suelo, y se-gún Wolff, el estado siguiente demue^tra dichas diferencias para lahierha des^ecada o heno (z) :

^ Vla^c- Celulosa I Gra- , Hidratos

ti(>\113RF:

t nl.l^pr^ ^1^.[. HnNO Irlas aroada^. Lruta. ^ s:, brula. ^ de carhonn

Mediano . . . . . . . . . . . . . . ^ io,8 34 I ; z,3 4f^,513ueno ................ i ii,4 30.; z,^ 48,.5^luy bueno. ...... .... 13,8 z^.7 2,6 49,8Superior........... .I IG,i i z3,o Í 3,i ^}8,6

Conviene tener presente que, según el método se^tido para los aná-ii^is, así varían las cifras consignadas en los mi ĉmos para los prinri-

(rl La precocidad se logra por medio de la alimenrtación durante la pri-mera edad, cua'Iquiera que sea la raza. La hierba ticrna asegura al anirnal undesarrollo regular; pero en la estación en que las plantas se secan, producenun alimento más pobre en elementos nutritivos y de menor digestibilidad, ycn invierno, no teniendo los animales más que una alimentación seca, no pue-den terminar e4 desarrollo del esqLreleto v de ]os tcjidos hasha que vuelve lavegetación con la primavera, (P, DifflothJ

(z) En España no existen, que sepamos, análisis de farrajes o henos proce-dentes de ]os prados de las distintas regiones ; así que nos vemos o^bligados areferirnos a los de otros países.

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pios, obedeciendo a esto las difierencias que se observan para la ce-lulosa de unos^ a otros análisis.

Como regla general se puede decir que cuanto mayor es la canti,dad de materia nitrogenada de la hierba, menor es la de la celulosabruta; así que la cleterminación del nitrógeno en un forraje e^ unaindi^cación muy importante para dar a conocer el valor nutritivo delmismo.

Es, neoesario tener en cuenta los distintos coeficientes de digesti-bilidad de los principios contenidos en los forrajes para apreciar laproporción en que figuran los principios digestibles que pueden utili-zarse por el organismo animal, y, como término medio, pued^e calcu-

larse que un kidograrseo de heno tao eosi.tizne rysiás dr sat ^rtitad d^> eTE•-

rnentos ra^utritivos utilizables.A los ef^ectos de valorar o fijar la posibilidad de lo^ pastizales)

es muy importante no olvidar que la hierba, según hemos visto, apro-^vechada en régimen de pastoreo, es más nutritiva que el heno proce-dente de la misma ; así que el valor que se atribuve a los pastos, par-tiendo del correspondiente al heno seco que puede proporcionar, me-diante la siega, resulta inferior al real, pues según I-Iohenhein, nosolamente influye porque el forraje es más nutritivo, sino tambiénporque es más abundante el proporcionado por la hierba verd^e.

Los prados o pastizales en que abundan las leguminosas son másricos, porque, aparte de mejorar con los residuos de su vegeiación lacapa superficial d^el suelo, son más precoces que las gramíneas y^daumejores forrajes, obteniéndose más pronto un rendimiento mayor;pero no deben aprovecharse por el ganado lanar cuando son muy jó-venes aquéllas, pues pueden perjudicarlas en su desarrollo.

Después de estos antecedentes, pasemos a ocuparnos d^el númerode cabezas que puede sostener un pastizal (r).

El conocimiento del número de kilos d^e peso vivo que puede sos-tener un pastizal tiene la mayor importancia para su buena conserva-ción, evitar su degradación o empobrecimiento y hacer su valoración :y para determinar el núm^ero de cabezas de ganado que puede pastarpor hectárea de pastizal, se pesa primero la hierba fresca, y luego laseca. (D. Juan Angel de Madariaga, Repoblación forestal.)

Este procedimi^ento, indicado por tan corrnpetente Ingeniero cl^^Montes como el Sr. Madariaga, no tiene realmente aplicacióa rac'acnás que en los prados artificiales y en las praderas o prados de sie-ga, y no cuando el ganado consu^me en régim^en de pas^toreo el rieialo rrto^io, y meuos eu ios pa^tizales, que se aprovechan los pastos a

(i) Por posibilidad de un pastizal puede entenderse el número de cabezas deganado que puede mantener, bajo la condición, si no de mejorarse, al menosde conservarse en buen e^tado, o la cantidad de forraje que proporciona sus-ceptible de ser aprovechada por •el ganado, soliendo llamarse la primera po-sihilidad en carne, y la segunda, en productos forrajeros.

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die^itc, aparte que con dicho procedimiento no se adquiere ni la ideamás elemental sobre la composición botánica y ealidad de la hierba.

"Para evaluar el rendimiento d^el pastizal, habrá, en general, difi-cultades si el pasto está excesivamente recomido. Lo ntrás prácticoserá acotar y cerrar, aquí y allí, rodalitos de cuatro áreas, por ejem-plo, }- ^en ellos dejar florecer y madurar las hierbas, hacer el catáloge,determinar la composición del pasto y segar y pesar el heno, en verdey en seco ; así se puede determinar la posibilidad de realizar tal Lz-bor." (D. Miguel del iCampo, Past^zderos a^^bolados.)

Este procedimiento, aconsejado por nuestro profesor o mae^trode Illasotomía, a cuyas provechosas ens^eñanzas habremos de referir-nos más de una vez, ofrece sobre el anterior la ventaja de permitirformar un juicio conipleto sobre la composición botánica del tapizherbáceo y condiciones vegetativas del mismo, y tiene también su másacertada aplicación en las prados de siega, pero no en los que se apro-vechan en réginten de pastoreo, por no ser susceptililes de ser sega-dos sus productos, caso el más corriente en nuestro país, aunque hayque reconocer qu^e el acotamiento de pequeñas parcelas es la base paradarnos una idea más completa de la futura producción en hierba detoda clase de prados, ya sea o no de siega ; pero hay que tener pre-sente que esto no basta para conocer por completo el níuitero de ca-bezas que pueden sostener, precisándose aclemás el conocituiento dela calidad o riqueza nutritiva de la misnia.

El procedimiento de conocer el núnrero de kilos de peso vivo 0de cabezas de ganado que puede mantener un pastizal por unidad desuperficie puede hacerse experimentalmente: señalando parcelas quese aprocechan, por lotes de cuatro a diez cabezas, se observa el tiem-po en que las agota o consume su hierba el ganado en norm^al marchade aumento de peso vivo, y para determinar el consumo de hierba pordía del lote se le pesa cuando el ganado ^está en ayunas, o sea antesde salir al pastoreo, y al mediodía, cuando deja de comer o sestea,repitiendo por la tard^e las mismas pesadas y dividiendo las diferen-cias sumadas, o peso total obtenido, por el número de cabezas o dekilos de peso vivo se tiene la cantidad de hierba consumida por ca-beza o por el número de kilos de peso vivo del lote, y, por tanto, elconsumo de ioo ó r.ooo kilos de peso vivo, como es corriente expre-sarlo. ^lgunos autores aconsejan se hagan las dos pesadas de la ma-ñana, y multiplicando el resultado obtenido por 2, se obtendrá el con-stuno correspondiente al día.

Sin duda algtma conocemos así la producción total de las pareelasy, por tanto, del pastizal y el consumo en hierba de cada cabeza ; peroeste procedimiento tampoco nos proporciona el conociiniento de laeomposición y calidad del pasto, que es, ^en unión del de las necesi-dades cíe la ganadería, la ^-erdadera base para orientar toda clase demejoras del pastizal y fijar el más adecuado destino que debe tener

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con relación a la clase de ganado que más beneficiosamentc lo puedeapravechar.

En cuanto a las neoesidades de la ganadería, las conocemos, puesen la segunda parte hemos dejada consignado cuanto realment^ t.ospodía interesar; así que fácil nos es fijar el mejor destino que debetener un pastizal con respecto a la clase de ganado que lo debe apro-vechar; y valiéndonos de estos conocimientos, de la composición bo-tánica y quí+mica del pasto, o relacionando la Tabla 2 a de raci^na-miento de los animales con la Tabla i.a de composición media de losalimentos, se puede precisar el consumo diario en hierba para cadaclase de animal y pasto, teniendo presente que este consumo es cuatroveces mayor para la hierba qtva para el heno, según ya dejamos ex-puesto, y, por tanto, son dos medios de que disponemos para deter-minar el consumo diario en hierba por cabeza de ganado, el acabadode indicar o el experimental, que tal vez sea más expedito, por no re-querir el conocimiento previo de ]a composición alimenticia del pasto.

Pero siempre necesitaremos conocer la composición botánica delpastizal y la riqueza alimenticia del mismo para apreciar las especiesmás productivas y que mejor vegetan y que deben fomentarse, rela-cionando además estos conocimientos con el destino del pastizal.

Claro es que no se debe, segíui esto, prescindir del conociu^ientobotánico, aparte que lo juzgamos indispensable para darnus exactacuenta en cada momento de las condiciones vegetativas de cada plan-ta; pero el análisis químico se puede en parte suplir si en las tablasde composición media de alimentos que acompañamos figuran las es-pecies botánicas que constituyen el pastizal ; y también se podríanabreviar los análisis, con pérdida de exactitud en los resultados, des-de luego, si se dosifica solamente el nitrógeno; pero, por otra parte,teniendo en cuenta que las condiciones vegetativas de las plantas ennuestro país son mtty varias y distintas a aquellas en que viven lases•pecies consignadas en la Tabla i.a (i), qtte han sida analizadas enotros países, creemos lo más útil que en el nuestro se practicaran aná-lisis que pudieran darnos a conocer la camposición química de lasplantas espontáneas pasturales de nuestros prados para iijar exactacomparación, según la riqueza, con las clases de prados que contienela Tabla r.a, pues, segtín dijimos en la segunda parte, parece se carac-terizan dichas plantas, en los terrenos desarbolados y secos de Espa-fta, por el predominio de la celulosa y reducida proporción de elemen-tos ^digestibles. ^

También s^e podría, sin previo análisis, comparar aproximadamenteel pastizal con los más análogos de los consignados en la Tabla r." ;pero sea cual fuere el procedimiento del que nos hayamos valido para

(t) Se refiere el autor a una extensa tabla con la composición media de losalimentos de ]os animales domésticos, que figura en otro lugar de ]a obra.

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COnOCer la C01111)OS1C1Ut1 qL11m1Ca, tina VeZ qtte eSte11105 etl SU pOSeSlOn,

así cotllo también de la apreciación botánica }• de las necesidades dela ganadería, podemos, relacionando e^stos conocimientos, orientaracertadanlente la mejora del pastizal, fijar su destino y determinar elconsutno diario por cabeza de ganado o r.ooo lci]os d.: peso viv^, se-gún acabanl,os de ver ; pero siempre nos encontraremos que ]a pro•3ac-ción total habrá que averiguaria experúnentalmente, como indi^a:nos,por ^el tiempo qt.te tarda el lote en consumir o agotar la hierba de lasparcelas.

Una vez determinado el número de cabezas de ganado o de l:ilosde peso vivo que puede sostener .por unidad de superficie el pastizal,estaremos en con^liciones de hacer su valoración en vista del rendi-miento qu^e de la industria p^cuaria se obtenga.

Sobre tan importante asunto solamente nos limitaremos a indicar,toda vez que no entra en los fines de nuestro trabajo, qtte la valora-ción de pastizales no es el caso sencillo del de los prados de siega,pues dados los varios factores (naturaleza, inclinación o pendiente delsuelo, estado de degradación del nlismo, protección de la vegetaciónleflosa, etc.) que pueden intervenir en proporcionarle o no carácter depermanencia a su rendimiento, habrán de ser todos éstos objeto dedetenido exanlen para una illás exacta apreciación, y, en su conse-cuencia, venir en conocimiento dcl verdadetro valor del pastizal (I).

d) Sustitución del ganado menor por el mayor.-A1 ocuparnosdel pastoreo d^e las distintas clases de animales helnos visto que el ca-brío es el que más dailo ocasiona ; le sigue el ovino ; a é5te, el asnal,mular, caballar y bovino; cl de cerda tanlbién perjudica mucho lo^suelos, por la costutnbre que tiene de hozar. Así que su entrada debcprohibirse rigurosamente en los pastizales y terrenos húmedos y enlos que están en vías de repoblación y consolidación del suelo.

EI caso corriente es que los pastizales se aprovechen más princi-palmente por los équidos, ganado bovino, ovino y caprino ; pero auneste último se apaoenta, más que en los pastizales, en los terrenos convegetación leñosa. Así que el caso a considerar se reduce a las tresprimeras clases de ganado ; p^ro desde ^el momento que los équidos,sobre todo el ganado caballar, requieren pastos finos `- mttritivos, pue-de decirse que la eleccicín se presenta entre el ganado boviuo v cl ovi-no, que son además ]as dos especies más abundantes y las q!le másprincipalmente aprov^chan los pastizales.

Hemos visto que el ganado ovino tiene la costumbre de cortar lahierba muy a ras de tierra, y esto^ puede perjudicar a los pastizalesdonde abtuldan ]as leguminosas v son tiernas; además, en caso de es-

(c) No se deUe olvidar que la posiUilidad puede variar de un ai^o a otro, yen el mismo reducirse también por falta de lluvias, intensidad de los hie-los, etc.

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casear los pastos, llega hasta el ^e^:tremo de arrancar la poca itierbaque encuentra, y con su paso corto y menudas pezuiias ataca cle unmodo contintto el suelo, desgarra o corta ]os c^^^pedes, y con el piso-teo producido por millares de pezuñas puntiagudas s° asurca el suelo,tanto más cuanto su pendiente es mayor, favoreciéndose el arrastrede las partes degradadas y la formación de torrenteras.

El ganado vacuno, por el contrario, perjuclica mucho tneuos lospastizales, pues corta y no arranca la hierba, ^-, dada la anchura cíe sumorro, no ataca a la muy pisoteada y corta ; cuando pasta en terrenosinelinados, acostumbra a marchar siguiendo pró^imamente las curvasde nivel, y, volviendo por los mismos sitios, traza senderos casi l^ori-zontales que pueden contribuir a la consolidación del suelo en tien^pode grandes lluvias; y con sus anchas y pianas pezuitas aplasta, perono desgarra, los céspedes, aparte que se nnteve :nenos que el ganadoovino, y, por tanto, castiga también menos el strelo.

El hecho cle que el ganado vacuno se explote por su producción encarne y]eche lleva como consecuencia que sea neeesario mantenerloen buen estado de conservación, pues de otro moclo el rendimiento da-minuye, y esta particularidad favorece a la vez la conservaciún de lospastizales, porque el núm^ero de cabezas que los apróvechan es calcu-lado con arreglo a la verdadera posibilidad en l:ierba, pues todoaumento de peso vivo puedé ocasionar la disminución de la proluc-ción lechera o de la carne, e inmediatamente se restringe el número decabezas ; y d^e aquí que los pastizales aprovechados por el ganado va-cuno estén mejor conservados que los que son pastados por el lanar.

Como una de las principales producciones que se busca con estaúltima clase de ganado es la de la lana, y la reclucción en cantidad yel empeoramiento de la calidad no son apreciados tan de momentocomo cuando se busca la producción lechera o de carne, así que aunen nuestro país, en que vivimos en el más lamentable e imperclonableabandono pastoril, siempre son m^ejor conservados los prados destina-dos a los équidos y ganado vacuno, y puede decirse que son ademáslos únicos objetos de algún cuidado cultural, pues al :nenos se lesveda temporalmente.

Ciertam^ente que el ^día que la clase ganadera de nuestro país se décuenta de la influencia que tiene la a]imentación en la cantidacl y ca-lidad de la lana tal vez se logre Tttici^r eI primer paso hacia la verda-dera regeneración de los pastizales ; pero en tanto Ilega dicho día, ladegradación y empobrecimiento de éstos serán cada día más crecientes.

En Francia se ha llevado a cabo, en gran parte, la sustitución delcarnero por la vaca, habiendo contribuído poderosamente a ello el in-crerrvento que ha tenido la industria lechera, que ha permitido crear oestablecer en las regiones pastorales fr•2citiers, lecherías, que^erías ymantequerías, para aprovechar en común los pastizales de tma regióny utilizar, también en común, los productos, leche, carne, etc. ; y esta

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cooperación ha facilitado utilizar dichos productos cn ]as cundiciuncsinás ventajosas, asegurando su venta y aprovechando también a la vcz]o^ pastos de un modo más racional o bene ĥcioso para ]a r^^nser^^a-ción de los mis^nios.

lin carnero necesita, durante su permanencia veranie^a en los ^1-pes del centro, media 17ectárea de pastizal ; una vaca, duraute el nuis-mo tientpo, necesita 1,8i hectáreas; esto es, que la vaca precisa como^,62 carneros. Ad^miticlas estas cifras m^edias, pues las condiciones cam-bian con las regiones, se tiene que el producto de la z^aca en el meit-ciunado tiempo es, por térnlino medio, 53,^8, prescindiendo del capi-

tal en^pleado^; y el carnero proporciona un promedio, para cl tnistnK^tiempo, de tres francos, lo que supone io,g6 francos para los 3,6^^ car^-neros qu;, corresponden a una ^-aca. Estas cifras, establecidas sobrepastizales comparables, demuestran que, para el mismo tiempo de per-

manencia, ]as vacas proporcionan 43 francos mas de rendimiento,para una superficie de r,8i hectáreas, que los carneros. (\I. liarchand,

Lc Catu^•aqc daszs les Alpcs.)

:Así se e^presaba ^el aiio z87^ M.' Marchand, uno de los niás im-portantes proilyotores en Francia para acon^ejar se reemplaz_aran loscarncros por las vacas, después de una e^cur^ión por los .llpes svizos

y franceses._^parte de la ventaja económica apuntacla, la sustituciún del car-

nero por la vaca ha periuitido en 1^ raneia aligerar en cabezas de ga-nado los pastizales de otoiio y primavera, que eran los más casti^ados

}' empobrecidos, favoreciéndose su regeneración.

Desde luego, creemos que en nuestro país no es posible llevar acabo la indicada sustitución con gran amplitud, porque, en general,nuestros pastizales son más adecuaclos para el ganaclo lanar que el va-cuno, por estar emplazados sobre terrenos secos y muy quebrados, e^-cepto las vcgas de algunos ríos, si bien es verdad que en ]a primeramitad del si^lo pasado eran muchos ]os pueblos que poseían conside-rables rebatios cle ganado vacuno y hoy apenas tienen una docena clevacas ; y, sin dttcla alguna, sería un paso gigantesco para conseguir larestauración de nuestros empobreciclos pastizales el llevar a cabo lae^presada snstitución, basacla adetn,ás en la cooperación, pues a ellose prestan los pastos de los montes comunales, porque aun henemosal^uuas buenas ^dehesas boyales, que son realmente la salvación, cotnodicen, de ]os pueblos que las posecn, no de^biéndose limitar la sustitu-ción solamente al ^anado vacuno, sino a toclo mayor, sobr;. todo alcaballar, vegu^as y po^tros, que tanta iml^ortaucia tiene en algtu^as re-giones espaiiolas.

r) Conveniencia de no transformar en prados de siega ios pas=tizales.-I^n ctrltivo pastoral, dice \Z. Fron, parece útil irecuentemen-

te e-1 impedir se transfor^men las buenas partes de los pasti: ales enPrados de sie,a, y, sobre todo, se debe impedir la venta de los forra-

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jes o henos, que deben consumirse siempre sobre el mismo lugar deproducción, en el establo próximo, y restituirlo al suelo que los haproducido bajo la forma de estiércol, adicionado con abonos comple-mentarios, si es posible, para que el suelo no se empobrezca.

l^Tosotros hemos admitido la conveniencia de la conversión, siem-pre que sea posible disponer de abundantes abonos para fertilizar elsuelo ; pero camo, en general, se encuentran enclavados los pastizales,al menos en nuestro país, en las regiones que más carecen de vías decomunicación, es m^y importante no llevar a cabo la conversión cuan-do no se tenga la seguridad de proporcionarse los abonos necesarios,no debiendo olvidarse que en el pastizal, en parte, se restituyen loselenrentos fertilizante ŝ con la práctica del pastoreo, cosa que no ocu-rre en el prado de siega, al menos qtte se paste el ricial o retoño, puesentonces podrá haber alguna restitución, aunque pequeña, pero sien^-pre es necesario abonarlo más intensamente que al pastizal.

f) Necesidad de conservar la superficie útil del pastizal.-De laconveniencia de que no se reduzca la superficie aprovechada de lospastizzles, ya nos hemos ocupado al tratar de las plantas perjudicia-les e inútiles; y con el mismo fin se deben limpiar aquéllos de las pie-dras sueltas, que pueden tener la más acertada aplicación en el arre-glo de los caminos y- construcción de pequeños muros de proteccióno sostén del terreno en las partes muy inclinadas, para rellenar laszanjas de drenaje o de saneam^iento del suelo, etc., pues de este modo,a la vez que no se disminuye la superficie útil y se destruyen los me-dios para guarecerse algunos insectos, se realizan algunas pequeñasmejoras que contribuyen a aumentar el valor de los pastizales, debien-do también limpiarse el suelo, cuando existen árboles, de las hojascaídas, para que no entorpezcan el crecimiento de la hierba.

También son muv necesarios los árboles o bosquetes de los mis-mos que existen en algunos pastizales, pues a la vez que protegen elsuelo contra la acción denudadora, favorec^n el mejor desarrollo yconservación del tapiz herbá^ceo, según hemos visto en la primera partede este trabajo, sirviendo tamlbién de abrigo natural al ganado, tantoen el mal tiempo como cuando se producen los grandes calores y paraque se rasquen, pues los bovinos sienten esta necesidad, y cuando nohay árboles, se clavan en el suelo palos sin labrar, para este objeto;v consideramos para nuestro país como el tipo de pastizal más e^nve-niente el arbolado, de cuyo estudio nos henzos de ocupar más adelan-te. !^sí que nos limitamos solatnente a apuntar su utilidad.

Yor la tnisma razón suele ser muy útil toda c]ase de vegetaciónI; iiosa, pues aun la arbustiva y las matas prestan grandes beneficios,sobre todo al resguardar del ataque del ganado algunas plantas muyapetecidas, que de este modo llegan a madurar sus semillas y se evitadesaparezcan.

"I'ambién se debe favorecer la propagación de estas .plantas y de

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todas las más útiles, sernbrando semillas en los sitios de cíonde se qui-tan las piedras, las especies perjudiciales, o se deshacen montones cí;,tierra o cepellones que a veces s.e forman sobresaliendo del resto dela strperficie cl^el suelo, y se deseca la hie^rba muy pronto y eh todas laspartes donde falta ésta; pero como habremos de ocuparnos más 4de-lante con detenimiento de la siembra de semillas forrajeras en los pas-tizales, al esaminar cómo deben convertirse en pracíos de sic•ga, n^c^P^ndremos ahora más deta]]es.

La alfalfa.D.^TOS ^o^^.í^ricos.-Con el nombre común de alfalfa se distingue

a varias plantas forrajeras de la familia de las leguminosas; crecencomo hierbas o matas, frecuentemente p.er;nnes y vivaces, algutra. vezanuales; sus hojas están formadas de tres hojuelas, general^nente den-tadas ; las flores son pequ^eñas, por, lo comtín amarillas o violadas.agrupadas en racimos o es^pigas ; los frutos son legumbres arriiiona-das, Ilamadas caracolas en algunos sitios, y rccurvadas en espiral o enforma ^le hoz, lo cual sirve para distinguir a estas plantas de los tré-boles.

Las alfalfas correspond^n al género botánico que I_inneo designócon el nombre^ latino de ?^1ed^r:cago (Médica, de Media, país del Asiacíe donde se supone originaria la planta). Hay unas cincuenta espe-cies, entre las cuales las más important:es son:

Alfalfa ordi^aaria o mielga (luzernc de los franceses, llledicago sn-fiva, de Linneo) : e^s perenne, de tallo recto, casi lampiño. hasta de ui1metro ; hojuelas alar;adas, po^co vellosas ; flores vio^ladas o azuladas,muv numerosas, en racimos alargados; legumbres comprimidas. re-torcidas dos o tres veces en espiral.

Alf^lfa sueca o ale^^^ana (M. falcata): de tallo más corto, ramoso,no siempre ^erguido ; flores amarillas.

Alfalfa arenaria: híhrida, resultante de las dos anteriores, de ta-]lo rastrero en la base ; flores de color amarillo pálido, flores verdosasy, por íiltimo, vioaadas ; legumbre retorcida sólo vez y media ; creceinchiso en terrenos arenosos.

Alfa^lfa lupuli^na: anual o bienal; tallo ensanchado, erguido o pos-trado, de r5 a So centímetros ; flores am^arillas ; legumbre negra, ce-rrada en las curvas, inerme.

Hay otras muchas especies : al fal f a peqnei^.a (M. míni;ata), rr^l fal fndentada, etc., etc.

I:ntre todas, ]a de mayor interés agrícola es la alfalfa orcíinaria,dentro de la cual se distinguen algunas variedades, generalmente conel nombre del país de procedencia.

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Co^tPOSZCZÓx r vAr.ox huTxtTi`'o.-Es la alfalfa, lo mismo comoforraje verde que en forma de heno, un alimento muy apetecido porlos animales dolnésticos. En verde conviene distribuirlo con precau-ción, pues aunque na tanto como el trébol, puede ocasionar en losrumiantes fenómenos de meteorismo (hinchazón de la panza).

E1 gran valor nutritivo del heno de alfalfa eorr^esponde a su fuer-te proporción de materias proteicas (nítrogenadas), de ias cuales, enestado seco, contiene tm 13 por ioo en total, y a las materias hidro-carbonadas (4o a 45 por ioo). D,e celulasa contiene sólo un zo por roo,aproxi^madamente.

1^^ o todas estas materias son digestibles, ni deben tomarse estas ci-fras sino como valores medios, pues la composición varía bastante conla especie de alfalfa cwltivada, la natura4eza del suelo y las condicionesen que se hace la ílenificación.

Conviene tener en cuenta que, en todo caso, las sustancias nitroge-naclas están désigualnlente repartidas, habienclo tm i ĵ por zoo, o más.en las^hojas, y cosa de un ĵ por roo en los tallos. De ahí el interés enevitar el desprendimiento y pérdida de las hojas. En un Uuen heno,el peso de 1os tallas no debe exceder de 1a ,mitad del peso total.

La composición varía también mucho con el grado de desarrollode la planta. En los comienzos de la floración tiene un ^ por ioo me-nos de aĥua, y, en cambio, más materia orgánica que en el momentoen que llega la planta a ser cortable. Segím Wolf, la va.riación en lostantos por ciento de los componentes digestibles es ]a siguiente :

L„ e^air:,^r^, ^^^^^^r^,:.>

ura}' jr.ven. dela floraciún.

Materias nitrogenadas ................. 4^3 3.IGrasa ....................................... 0,3 0,3Hidratos de carbono .................. 6.7 9,0

A causa de la condensación que la henificación representa, el henode alfalfa pura contiene, por término m^edio, un 9 por ioo de albu-minoides digestibles y.un 5o por roo de amidas e hidratos de carbono.La alfalfa p^rocedente del segundo corte da wi heno más hno y másrico en albuminoides que la del primero. En los henos de alfalfa co-rrientes el valor nutritivo es más hajo, por llevar mezcladas algunasgramíneas de calidad inferior que han crecido con la alfalfa.

La paja de alfalfa, producida cuando se deja granar la planta paraobtener simiente, es menos nutritiva que el heno, pero m"as que la decereales. En ^la ración del ganado de trabajo cíebe ir acompañada depiensos fttertes.

TLxRENOS nDECUnDOS.-Como las raíces de la alfalfa alcanzan undesarrollo enorme (I ,3o a l,óo y a veces hasta z metros de profundi-dad), claro es que requiere terrenos de Inllcho fondo. siendo preferi-bles ]os de consistencia media, más bien sueltos v no escasos de cal

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ni de potasa; los mu}' tenaces no convienen, porque dificultan el cre-cin^iento de las raíces. La influencia d^el subsuelo explica el que mu-cbas veces tierras de tnal aspecto dan cosechas buenas, y otras tierras,que parecen etcelentes en la superficie, producen muy poco, siendotado ello debido a que, en el primer caso, el subsuelo es bueno, _^- enel s.egundo sucede todo ]o contrario.

Gracias a la gran profundidad de sus raíces, 1a alfalfa puede wpri^-vechar 1as sustanci^as nutritivas que las aguas arrastran desde las ca-l^a^ superiores del terreno a]as inferiores, sustancias que de otromodo serían perdidas.

C.^LOx ^ECES^^xio.-La actividad vegetativa de la alfalla requiereque la temperatura media del aire esté por encima de 3°, }- se calculaque, para llegar a florecer, necesita recibir SS^° de calor total por en-

ci^iua de los ^°. Supongamos ttn país en que la sunta de las tempera-turas nledias de cada día, contados desde quc empieza a subir desd`los ^°, a fines de invierno, hasta que ^^aja otra vez a esa misma tem-peratura, a ĥnes del otoño siguiente, sea de {.300°. Dividiendo por^Sa, tendr•emos, apro:^in^adamente, el cociente 5; ese será el níunero

cíe cortes que podrán darse en el año, si se cuenta además con la fer-tiliclad ^- la hun^edad suficientes. En las comarcas inás cálidas de Es-

paita, el cr,ecitniento es algo más rápido, y, por otra parte, los cortespueden hacerse inás frecuentes, si no se^ ^aguarda a la p^lena floración.

Dtix-^ció^ vt: t.os z^^.r-^Lr_^x>3s.-Puede vivir la alfalfa hasta unostreinta año^s; pero un alfalfar productivo no ^pasa nunca de diez, y lotuás corriente es que no convenga, económicamente, hacerlo durar ennuestro clima intts de seis a ocho años. En Valencia ^- 1lurcia suelensembrar 7nuy espeso y soste^ner el alfalfar tres o cua^tro años sola-inente.

La duración de los alfalfar^es está limitada por varias causas,cotno son :

El agotamiento del fondo de la tierra, agotamiento que ^e niani-fiesta por la disminución progresiva de la produccióu y por la desapa-rición sucesiva de las ^plantas, ^de 1as cua^les solam^ente quedan las que

eran nlás vigorosas ; este agotamiento se produce con tnás rapidezcuando se sien^ra alfalfa en un can^po que ya la tuvo anterioriuente,y la reposición no se hace sino muy a la larga.

La sequedad }• ]a dttreza excesiva de las capas inferiore^ produ^enel mismo resultado final, por cuanto impiden el desarrollo de las raíce^.

El agua excesiva estancada en el subsuelo, por pudrir ]as raíces.La invasión ^le otras plantas, que es lo que generaltnente deter^ni-

na el fin de los alfalfares cultivados en el su.elo férlil; la altalfa, queparece gustar del ais^lamiento, cede el sitio a las ^plantas invasoras má^robustas que ella. La cítscuta y la grama son las más temible^s.

LaBOxt:s rx^;t^aiz^,TOxi:^s.-Síguese de ;o dicho que han de ser pro-fundas, a So centítnetros, si es posible, v a 30, cuando menos, danrln

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después una o dos labores de arado ordinario. Puede también prepa-rarse con una labor de laya ; pero esto es sólo aplicable en los terr;,nosde poca extensión. La primera labor debe hacerse con anticipaciónbastante para dar lugar a que se m^eteoricen los terrones.

Mullida ]a tierra y limpia de plantas extrañas, especialmente de lagrama, que es la más perjudicial, se allana el terreno, dándole uno 0dos pasos de rastra, y se desterrona pasando un rodillo desterronador.

Hay ventaja en que los tablares qiaed.en bien nivelados para faci-litar tma distribución uniforme del agua. A este resultado contribui-rá efi ĉazmente la división de los tablares en ,p,equeñas porciones, se-paradas por medio de lomos.

Habiendo de durar el alfalfar, con plena c intensa proclucción,seis u ocho años, bien vale la pena de hacer una preparación muy cui-dadosa, atm cuando en el primer año no resulten compensados losgastos.

SrMit.t,n.-La buena simiente de alfalfa debe ser de color amari-Ilento, un poco verdoso, brillante y lustrosa, con bastante peso. ^Cuan-do los granos son blancos, es que no han madurado; el codor pardoes indicio de habérseles sometido a un calor artificial para separarlosde la envoltura. Mejor que la simiente de la cosecha última As la delaño anterior. ^Con el tiempo, 1os granos van tomando un color morenodesigual, apareciendo el conjunto como jaspeado. Conviene exigir delvendedor la garantía de no tener la simiente más de tres años de edadv estar libre de toda mezcla con otras semillas de alfalfa de varieda-des inferiores, de plantas extrañas, y, sobre todo, de la cúscuta, quees el mayor enemigo de este cultivo.

La separación por diferencia de volumen es insufi^ciente, porquehay dos clases de cúscuta : la pequeña, que es la corriente, conocidaen la mayoría de los países, y la de América, cuya semilla es de unvolumen casi igual al de 1a alfalfa, y muy difícil de separar, por tan-to, empleandc los aparatos corrientes de selección y clasificación portamaños.

Mejor resultado da la separación por densidades. Echando las se-millas en un r.ecipiente lleno de agua, las de alfalfa caerán al fondoen sel;uida, y las de cúscuta, de menor densidad, quedarán í^otando yserá fácil separarla.

También se recamienda restregar con fuerza la semilla entre dostelas bastas, con lo cual se rompen la mayor parte de las cápsulas decúscuta.

Como esta semilla es muy pequ^eña, fina y de superficie lisa, sutransporte deberá hacerse en sacos dobles y tupidos para evitar pér-didas.

Sr^MS^ -Las mejores épocas san abril y septiembr.e ; la siembraen primavera puede adelantarse un poco, seg^ín los climas. En los

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países fríos suele preferirse la siembra de primavera; en los cáli3os.la <le otoño.

La cantidad cle semilla que conviene emplear es tauto mayor :uan-to más fértil sea ]a tierra, y también inayor en otoño que en primave-ra. Si la alfalfa se ha rle aprovechar en verde, se emplearán cle t8 a 2;lcilogramos por hectárea ; si es para henificar, de r8 a 20, y paxa si-miente, de 8 a ro. Por lo general, no conviene ent;plear sembradora.puesto que se trata de repartir una pequeña cantidad de semilla clepoco volumen en una gran superficie; se distribuye a voleo lo má^uniform.etnente posible, para lo cual es bueno mezclar arena fina cottla semilla. Además, ésta ha de quedar enterrada a poca profundidad(3 ó 4 centímetros, a lo sumol, y esto sería ^difícil conseguirlo con lasmáquinas corrientcs. Pasta pasar la tabla o una grada ligera.

Si el terreno está movido, convendrá apelmazarlo pasando, cles-pués de la siembra, un rodillo de poco peso. ^i cl terreno tiene tem-pero suficiente, no hace falta ri•ego para favorecer la nasccncia ; encaso contrario, hahrá de regarse con cuidado, evitando el arrastre áela costra superficial de la tierra, que supondría el de parte de la se-milla, con lo cual resultaría una siembra desigual, aparecien<lo algunoscorros medio desnudos de planta y otros demasiado tupidos.

En ]os países en que es preferible la siembra de otoño debe sem-brarse alfalfa sola, porque así se desarrolla más rápidamentc _^- ad-quiere mayor fuerza antes de que lleguen los fríos.

Sembrando en primavera conviene comenzar por hacer una siem-bra clara de un cereal, cebada o avena, en líneas separadas por i8 ó aocentímetros. Después, cuando llegue la ocasión, se sietnbra a voleo laalfalfa. El cereal asociado protege a ésta contra los fríos tardíos yluego contra la sequedad y el calor excesivo ; paga además una buenaparte de los gastos del año.

Algunos recomiendan mezclar con la semilla de alfalfa una can-tidad un poco mayor de simiente de esparceta, que cubrirá los clarosdel primer año. En tal caso ya es más factible la siembra con sembra-dora, cuidando siempre de no hacerla demasiado profunda.

Rtrr,os.-Debe darse un primer riego antes de la siembra cuandono haya habido lltrvias abtmdantes que aseguren la humedad nece-saria.

Después de haber salido ]a plantita fuera de la tierra, no debe ^-aregarsé hasta qu^e e1 tallo levante ocho centímetros, por lo tnenos, par^ino tumbar la planta Tampoco dtibe re„ arse luego cuandc la alfalfaesté recién segada, para no dañar a la raíz. Estas precaucioues debenc^tremarse principalmentc en las tierras arcillosas.

Entre c^rte y corte se debe dar, cuando menos, un riego de 600a.40o tnetros cúbicos por hectárea. Mucho mejor todavía es dar dos,clando el segundo ocho o diez días antes del corte, para que la tierra

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quede en buenas cottdiciones cle humedad y retoite la planta vi^oro-samente.

:-^launas veces, sobre todo en tierras sueltas y de Uastante fondo,ha bastado un riego para cada clos cortes.

En general, la alfalfa para forraj^e necesita doble cantidad de a^uaquc la destinada a la heniticación, y ésta más que la de simiente.

Por de contado que el número y abundancia de los riegos n: ce^a-rios dep^ende, fundamentaltnente, del régimen ^de lluvias.

CuiDaDOS cuLTUxALES : CoxTES.-Después de la nascencia d;, laplanta, los cuidados principales se refieren a mantener el terreno conla suficiente humedad hasta qu•e la planta florezca.

Si la siembra se hizo en abril, se podrá dar el' ^primer corte enmayo, aunque no es indispensable ; sembrando en septienlhre, se po-drá dar un corte a principio de invierno, I?1 primer corte da un pro-ducto escaso en canti^dad, y más escaso aun de valor, por el incotnple-to desarrollo de la alfalfa y por la presencia de las malas hierbas.Tiene, sin embargo, la ventaja, de destruir una buena parte de éstas.

El segundo corte (en junio, si se sembrá en abril, y en los co-mienzos de la primavera, si se sembró en septiembre) ya puede serproveclzoso. A1 tercer corte, la cosecha ya puede ser casi nortnal.

El pleno desarrollo de las raíces de la alfalfa no ^c aicanza sinoal cabo de tmos tres años. Para favorecerlo y para destruir la gramay otras hierbas análogas perjudiciales que privan a la alfalfa del soly del aire necesarios para brotar vigorosamente, conviene gradear,por lo menos, una vez al año, empleando ^radas, escarificadoras o, entíltimo caso, una tabla de clavos fuerte. Hay quien recomienda pasarun rulo o rodillo a los seis o siete días después de cada corte, con talde que el terreno no esté muy húmedo.

\'ormalizada la producción del alfalfar, deben darse los cortes

cada veinticinco o treinta días, si hay bastante calor y abundancia deriegos. El corte ha de darse lo más pró^imo al suelo que sea posible.

Si la alfal^fa se destina a la henificación, es preferible secarla en]os linderos del alfalfar mejor que sobrz el alfalfar tiiismc. ^ cuandono haya más remedio que dejar tendida ]a forrajera en el mismo sitioen que nació, debe procurarse que .esté el menor tiempo posihle, paraque no impida el nacimiento del nuevo corte.

Conviene segar la alfalfa cuando co^mienzan a abrir las flores en]a t.ercera parte del racimo floral, ^porque en estas condiciones escomo en la henificación se conservan mejor las hojas, que son las par-tes de la planta más nutritivas y las preferidas por el ganndo.

En cambio, cuando se va a dar como forraje verde, sostienen al-^unos que ^es preferible cortar la alfalfa en plena floración, r,sí re-sulta de las etiheriencias hechas en los Estados Unidos con c^oo caba-llos de artillería proporcionados al efecto por el Gobierno yanqui ; loscaballos iueron distribttídós en r^ lotes y observados dttrante ciento

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cuarenta días, dando distinta alimentación a eada uno; el lote qne re-sultó aliiuentado mejor y niás econúni^can^ent;. fué el que r^ecibió coiuopienso una rnezcla de io partes de alfalfa cortada en plena Horaciún,ocho hilos de trigo ^^ dos de a^•ena, la cnal se a^r^egaba principal:neutepara dar al pienso algo de aroma. Sin embai,^o, sería bueno conocerel restiltado de experiencias hechas en nu^estro país para tener encuenta el influjo de las posibles diferencias en la compo,ición cle lasplanta^.

PrzoDUCCZÓ:^.-Un alfalfar bien ctiiclado v fertilizado pn^de niu}^bicu dar, eu plena pruducciún, cle 6 a^.ooo lcilograiuo^s de alfalfa porcorte. Donde ni el sol ni el aáua faltan, el níunero de cortes puedeser tal qu^e den, reunidos un total producto de 40.000 l:ilog^ran^os dealfalfa por hectárea y aiio, lo cual representa, aprosimadan^iente, t:nosio.^oo kilogranws de lieno seco.

^Claro es que no en todas partes pnede llegars.e a e,a producci^^n,y liasta ha^^ en donde apenas se rebasa la mitacl. Con buenas tierrasy un cultieo inteligente, sienlpre se puede acercar mncho a las cifrasindicada^s.

r^ao^os.-Por térn7ino inedio, una cosecha de io.ooo l.ilogrrui^o^dc heno a^sorbe para formarse:

Nitrtigeno ................................. 3a`3A kilogramos.Acido fosfórico ........................... 60,0 -Potasa ....................................... i87.t -Cal ............................................ 3=9, I -

Cotno legummosa que es, la alfalfa tiene la propie ĉlad de fijar el

nitrú^eno del aire, de donde ton^a el necesario para su creciniiento.I^o ha^- que preo^cuparse, por tanto, de rest^i^t^c^i^^ el nitróge.no^ que en-

tra en la composición de la ^planta, pero coino el desarrollo de lasraíc^s se ^hace lentamente y en las raí,ces es donde anidar., digán^s-lo así, las bacterias que han de absorber v fijar el nitrógeno de laatmósfera, conviene inticho dar a la alfalfa, en los comienzos de sucrcciiniento, tina ración sttficiente de nitrú^.no, ^-a fijado v preparado,

es decir, inmediata v rápidainente asiiuilable e incorporable a sus te-jiclos. ^ste es el motiti-o de que se recomiencle ap4icar nna dosis denitrato de sosa ^después del corte preliminar.

'1'at^^bién necesita la alfalfa, para su buen desarrollo, quc: ha^^a enla tierra abundancia ae materia orgánica, y, nLejor aun que las ester-coladuras recientes, la presencia de la nizteria negra, la fertilidad an-ti;;ua. Como no sue4e haberla en cantidad suficiente, y, sobre todo, porliaber de dtirar el alfalfar de seis a ocho años, debe incorporarse a latierra, algíin tiempo antes ^de senlbrar ^^ sin enterrarlo ^demasiado,uuos a^.ooo kilos ^de estiércol, medio hecho, por hectárea. Como pre-cauciún adicional se recoinienda desechar el estiércol de auimales ali-mentados con heno en dtie se ha^-a notado la presencia de la cú^cuta.

Para detenninar ]a canticlad de abonos fosfatado, N^ potásicos,

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^^ V

hay qu^e atender a la co:nposición del suelo y a la producción presu-mible. En terrenos de regular fertilidad, las dosis medias /^or hecfárea^^ oz2o no varían mucho de las que siguen :

Superfosfatos t6 por ioo ............... 230 ]<ilogramos.Cloruro potásico ........................... r?o -

El superfosfato es sustituíble por una cantidad equivalente de es-corias Thomas, y conviene incorporarlo de una sola vez todos los añosque se calculen como cluración probable del alfalfar. El cloruro po-tásico (o el sulfato en su lugar) se aplicará año por año, a fin de in-vierno o principios de primavera, pasando después una grada.

Nótanse grandes diferencias en las cantidades de abonos reco-mendadas por los diferentes autores. Esto se explica por la extraor-dinaria diversidad de tierras, ala tnas de las cuales requieren hasta unamitad más de lo indicado, ya sea de fosfato, ya de potasa. Otras ve-ces, la falta de calor o de agua puede hacer que no sea prudente elgasto de grandes cantidacles de abonos.

En todo caso es bueno también aplicar el printer año algunos cien-tos de kilogramos de yeso por hectárea. Sirve de enmienda, dandosoltura al terreno, e interviene en las reacciones químicas del suelo,ayudando a^ la potasa a pasar de ]as capas altas al nivel de las raíces,donde ha de ser absorbida. Por este motivo se ilama al yeso movili-zador de ]a potasa.

Por los ntotivos ezplicacíos al comienzo de este apartado convieneaplicar de too a i?o lcilogramos de nitrato de sosa después del pri-nter cortc.

Cuando no se dispone del estiércol necesario, puede intentarse lafertilización del alfalfar, forzando ]a dosis de abonos químicos y em-pleando por hectárea :

Kainita .............................. qoo a 80o kilogramos.Escorias Thomas ................. z75 a 600 -

Pero nada hav tan recomendable como la buena asociación delestiércol y los abonos químicos.

Osri:^crórr n>: LA si:Mit,LA.-Escójase de preferencia un alfalfarviejo y déjense madurar las legumbres de la segunda floración delaño. Cttando están negras, se cosecha, se seca con precaución y seguarda en sitio seco, si no se prefiere hacer la separación desde Iue-go, lo cual es mejor. El rendimiento de semilla puede ser de 30o a40o kilogrt^mos por hectárea. Hay que cuidar tnucho de que no seincorporen semillas extrañas.

La mejor semilla es la que se obtiene de un lote cíe tierra clestina-clo especialmente para ello, sembrando claro, para que las plantas ad-quieran el mayor desarrollo, abonando bien y cultivando con el rnayoresmero.

En todo caso, debe prescindirs^ de la semilla producida por las

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plantas que tnuestren escaso vigor o cualquier otra anormalidad c'es-favorable, por pequeña que sea.

iCul,Tivo D>Ĵ t.A nr.rAl,rn ^N secnrro.-Para los casos en que setrata de cultivar la alfalfa en secano, y m"as aun si el país es cálido,hemos visto reconlendar la siembra en líneas o tiras de i,25 tnetrosde anchura, y distanciadas entre sí i,a5 metros. Para sembrar cn estaforma se da una labor de arado, dejando sin sembrar los dos .^ tresprimeros sttrcos de la orilla ; se sielnbra luego a chorrillo dos surcosseguidos; se dejan tres o cuatro sin sembrar, y se vuelven a sem-brar los dos siguientes, y así sucesivamente. Hecha la siembra, se pasatma o dos veces la tabla, y ya no hay rnás que esperar la nascencia.

Las entrecalles que quedan sin sembrar se aran después todos losaños, a partir de últimos de febrero a prinleros de enero (o sea en laépoca en que se da el primer corte para quitar la que las heladas se-caron y conseguir que brote de nuevo con más vigor), se escardan lastiras de alfalfa y se da un pase de tabla a todo el campo, que quedaasí fino y mullido. Esta op^ración se repite después de cada lluvia,para que el suelo no farme corteza, y también después de cada corte.

De este modo, la tierra de las entrelíneas almacena }• guarda adisposición de la alfalfa la humedad que ésta necesita, supliendo losriegos que son precisos cuando la planta cubre toda la superficie delcampo.

La fabricacióri de^ la sidra,^r NICOLAS GARCtA DI•~ I,OS SAI,MONES,

Dircetor del 5ervicio especial dc Viticultura yViaicación clc Navarra.

La sidra es ut^l. bebida altalnente hi;iénica, que proporcionan lasmanzanas. T}el buen fruto y de la buena fabricación depend^e la ca-lidad de sidra, y^las siguientes indica^ciones r^estunen cuanto^ concierneal cultivo y al tratamiento del fruta para la elaboración, según la téc-nica moderna :

Las condiciones gara el cultivo del manzano.-Podemos resu-mirlas como sigue : clima suave y húmedo y exposición a cubierto delos vieutos fuertes y íríos, que perjudican mucho la floración (Sur ySudeste son las mejores exposiciones); tierras algo frescas, no com-pactas ni arcillosas, de subsuelo bien permeable, no htímedo (porquelas aguas encharcadas pudren la raíz), y marco general de plantacióncle to metros (z), plantando en hoyos grand^es (i y i/2 a a metros

(1) Según la calidad de tierras, el modn de cultivo y desarrollo de la varie-dad, cambiará este marco. Fa el manzanar en pleno desarrollo, es mene ŝter queentre las co^pas de los árboles ehista una separacióu de dos metro^, por lomenos.

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de lado por o,8o de hondura). Los cuidados de cultivo de tnayor im-portancia son : las podas, para tener el árbol limpio de ramas cbupo-nas, de ramas secas y de carteza vieja y musg^os ^en su tronco y bra-zos, y bien abierto de copa, a fin de que el soleado y aireación se ve-rifiquen bi^en, lo cual favorece la buena floración y madurez, el buentratamiento de enfermedades y el abonado.

En el tratamiento de enfermedades es ^excelente, para las de todaclase, esa limpieza general del árbol con poda hecha en la forma qu^edecimos, sigttiendo a ella un embadurnatniento del tronco y brazos(muy esmerado ^en los codos y bifurcaciones del nacimiento cíe bra-zos principales) con la mezcla siguiente :

Cal ............................................. 5 kilogramos.Sulfato de hierro .......................... io -Agua ...................:...................... roo ]itros

Y para las originadas por el aráñu^ela ("Hipononi^eutos mali-nellus"), la siguiente fórmula, empleada estando el árbol en vegeta-ción, es muy eficaz y pr "actica, según resultados de la campaña de ex-perimentación del Servicio Agronóm^ico de Zaragoza en el arboladofrutal de ]a ribera del Jiloca, bajo la dirección del Ingeniero agró-nomo Sr. Lapazarán :

Arseniato de sosa .............................. 20o gramos.Acetato de plomo ............................... ó00 -Cal (bien tamizada) ............................ 700 -Agua ................................................ roo litros.

Para su preparación se disttelven, en un recipient^e de madera,los Zoo gramos de arseniato de sosa, con 50 litros de agua. En otra2ina, y con otros ^o litros de agua, se disuelve la cal, y se agrega elacetato tie plo,mo. Después se incorpora esta parte a la primera, y seemplea pulverizando ^el manzano tan pronto se vean aparecer las pri-meras orugas (abril-mayo).

El pulgón '_anígero (" Schizoneura lanigera") se combatirá e^n-pleando el petróleo, aplicado con ttn pincel sobre las colonias yuef orma.

Para ^el abonado puede emplearse la siguiente fórmula general,por árbol:

Superfosfato de cal ......................... ^ kilogramos.Cloruro potásico .............................. i -Sulfato amónico ............................... t -

Ext•e^ndiendo todos esos compue^tos en febrero, en e^cavacióncircular a un metro del tronco, limitada al exterior por la línea queforme la circunf^erencia del vuelo o copa del manzano.

EI fruto.^Como clue ]a buena sidra la hace el buen fruto, e; loprimero escoger la manzana en buena sazón y bien sana y limpia. Desrpués, el procurarnos una mezcla de manzanas bien combinadas, cou

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arreglo a la composicián en acidez, azúcar y tanino. L.as mejores va-riedades de manzanas para hacer sidra son las tardías, y, entre éstas,se dará preferencia a las de mayor rendimi^ento y mejor calidad dejugo, que es el que nos ^da d^ensidad superio^r a z,o5o, y acidez y ta-nino que Ileguen a dos gramos por litro para cada tmo de estos com-puestos, e^presada la acidez en ácido sulfúrico.

La mezcla de manz^anas dulces, amargas y^ícidas, en pa•oporcionesestudiadas, es la que forma el mejor mosto. lin 6o por ioo de man-zanas an^argas, 3o por roo de manzanas dulces y ro por ioo cle man-zanas ácidas debe dar un mosto de buenas condiciones para la fer-mentación v fabricación. La manzana amarga es la que da el jttgode mayor riqueza en tanino, y nos dau las dulces el alcohod, amboselementos importantes para la buena conservación cle la siclra. I 1smanzanas ácidas nos dan la acidez necesaria para que la fermentaciónse verifique bien, y después para que la sidra no se enturbie ni enne-grezca.

Las variedades de la región (i) llamadas Andoari.r, Picoa, Guc-wnwuriya y San Martí^i son nluy buenas para hacer sidra.

Es muy importante conservar bien el fruto recogido, y para estoha de saberse que las heladas desorganizan ,us tejidos, •las lluviasabundantes ]e quitan ]evaduras, y, haciéndole atimentar de volumen,dan ]ugar a que se reviente, v con esto a la irrvasión cí^e mohos quele pudre y ennegrece, originando ]a pérdida de tanino, d^e acidez yde azúcar (elementos títiles priucipales), ^d^a^ndo lugar a qw° se fonuencompuestos extra^ios que desmerecen mucho ^el fruto.

EI mosto.-Es ^el ju;o que se obtien;. al estrujar 1as manzanas.T:n la obtención de este jugo heruos de procurar llegar al máYimumde rendimiento compatible con la buena calidad de la sidra, y para la^idra corricnte esto lo da el jugo cíe prim^era presión, y el que se puedelo^rar después echando a la pasta del prim^er prensado el tercio de supe^o de a^ua. Echando a]a pasta del segu^ndo prensado el tercio desu pe,o de agua, tenclremos la sidra pitarra. Y euanclo se quiera me-jorar la sidra d^el segundo prensa^do, en ]tigar de a^ua pura se podríaaclicionar esa sidra pitarra del prensaclo anterior.

Conviene saber que el mosto que ^es pobre en a^cidez se colorea rá-pidainente al aire y dará sidras que se enne^recen. y que en el mostode buena acidez las levaduras trabajan bien y se d^esarrollan muy mallas bacterias, o sea los ^érmenes de enferm^edades de ]a sidra.

La fermentación. La elaboración y crianza de la sidra.-Lnfiern^entación es la transformación del mosto en sidra rrvedia^nte el tra-hajc^ cle las levacluray,

En la fabricación de la sidra, esta fermentación convi^ene co^ndv-

^i) El trabajo está escrito atendiendb prinripaln^ente a la pr^ovi^^cia de Na-^^arra, pero tiene directa ^^ írti9 aplicación en todas aquellas en que la sidra seproduce o puede producirse.-/ V. de la R.)

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cirla len^tamente y a baja temperatura (en locales fríos, sin pasar deio grados). La buena fermentación requiere además un mosto con-venienEe bi^en preparado, y para tenerlo así y poder conducir despuésbien todas las operaciones de crianza y huena conservación de la bebida,he aquí cómo s^e resumen las diversas operaciones de esta clase, se-gún las prácticas llevadas a cabo el año últim^o para las enseñanzasdadas por este Servicio en la Escuela especial de Viticultura.

Bien limpio y preparado todo el material d^e la fabricación, se pro-cede como sigue :

i.° Kecoger las manzanas, separando el fruto malo.z° Cálculo del rendimiento en jugo y ensayo del mismo, pren-

sando un kilogramo de manzanas en la prensa de ^estudios, para locual se divide antes el fruto en pedazos pequeños. En ese jugo, pren-sado así, determinar acidez total, azúcar y densidad.

3° Estrujar la cosecha de manzana con estrujadora especial, ano-tando el trabajo de ésta y el peso d^e la pasta que resulta.

' 4° Maoera^ción de la pasta^ estrujada, pán;ié,ndo^la en ^onvpor-tas (r) durante doce horas. En esas comportas se remov^erá varias ve-ces, para unificar bien la masa, y se dejan cubiertas con un saco, a finde que no caiga en ^ellas ni polvo ni cuerpos extraños.

5.° Pesar la pasta macerada, y cargar con ella la prensa, recogien-do el jugo para medirlo y tomar en él densidad, acid^ez y azúcar. Secuidará de recogerle, pasándole por tm tamiz claro (por u•n simplecañizo de pajas de trigo, cent^eno, etc.).

6.° Deshacer la masa de la prensa y pesarla ; después de esto, pa-sarla por la estrujadora, y volverla a pesar, adicionándole un terciode su peso de agua. Nueva pesada, una vez hecho este aguado.

7° Esa pasta, ab tada al tercio de su peso, dejarla doce horas enmaceración, como se hizo la primera vez, y después pesarla de nuevoy ponerla en la prensa.

8.° Prensar la pasta aguada y recoger stt jugo, midiendo lo queda, _y tomando ^en él acidez, azúcar y densidad. Unir luego este jugoal primeramente obtenido, y, bien mezclados ambos, tomar de nuevoacidez, azúcar y densidad.

^.° Poner los jugos obtenidos en vasija qt,^e esté en local lo másfrío posible, y adicionando ocho gramos de metabisulfito de potasapor hectolit_ro de jugo, dejarlos doce horas para decantación por re-poso en ese tiempo (defecación inicial mecánica).

ro. Separar el jugo claro, y medirle, poniéndole en la vasija parafermentación inicial y defecación química. Se llenará la vasija, dejan-do un 5 por roo d^e vacío. Determinar en él acidez, azúcar y densidad.

^(i) O en estaquillos especiales, cuando se trate de grandes cantidades, peroténgase en cuenta que no son convenientes recipientes de gran superficie alaire; ias pipas ordinarias, q^zitando uno de sus fr,ndos, scr mag buenas para

esto.

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3ledir también el depósito de turbios cIe decantació^n, quc se hondráseparadamente.

rr. A1 jttgo que está ^en la vasija para e^a termcntación inicial ydefecación cluímica adicionarle la siguiente: io gramos de tanino, 5a^ramos de fosfato cálcico y i/4 de litro de sacaratn cle cal (11, todopor hectolitro, y bi^en incorporado en la ^•asija.

ia. Foner la vasija con el jugo preparado, cotuo acabamos ^le cle-cir, en local fresco (6 a 8 grados), dejando e] agnjero de la vasija cousimple cubi^erta para evitar cai^-a el polvo y gérmenes e^trarios.

i3. iConducir la fermentación cle rnoclo clue no sea activa, siuo quese verif que lenta v regularmcnt°, v cuanclo se observe quc se ha for-mado arriba (en la superficie) una capa espesa y unida de un colorachocolatado, abajo se t^endr,í tm depósito ^le hcz, y el líquido entrcambas capas estará claro. Hay que trasegar inmediatamente ese líqui-do claro a vasija limpia y azufrada, midiendn lo que resulte, v tam-bién la parbe cle turbios que cluecla. En ese líquido elaro determinaracidez, azítcar y den^idad.

z4. A1 líquido claro resultante del tratamiento anterior adicionarlo siguiente: io ^ramos de tanino, to gramos de fosfato amónico, rogramos de sal comtín, y, si tiene menos cle a por r.ooo de acidez sttl-fúrica, 50 ^ramos cle áciclo tártrico, todo ello incorporado al jugo, ypor hectolitro dc éste. I-Iecha la adición de estos compuestos, ^• bienincorporaclos a la masa cle jugo, se cletermina nue^•atnente acidez, artí-car v densidad, v se llena la vasija, dejando unos dos centímetros dc^•acío. Sc pone e1 tapbn de cierre hidráulico, y, colocada en lacal a8-ro grados de temperatura, se seĥuirá bien la fermentación lenta.trasc^auclo cl líquido claro, en día frío v_ de viento Norte, a vasija li-geramente azufrada.

^Con la pasta del segundo prensado puede hacerse la pitarra,aguá,ndola también al tercio de su peso, macerando después }' pren-sando, para seguir en todo como h^emos dicho. Echando para est:. ter-cer prensado, que ha de darnos ]a pitarra, en vez de agua clara, eljugo del tercer prensado, de otra tnasa de pasta tratada antes, la pita-rra due salga será de mejor grado, y es lo que se recomienda.

Los residuos y posos d^e las diversas operaciones de la fahricaciónse dccantan metahi ĉulfitándol^s (6 ,^ramos de metabisulfito de pota-

(t) Es muy importante esta adición de sacarato de cal; su preparación e>muy simple, y cada cosechera puede hacerla por sí mismo como si^ue, sc,í:n lasiguien4e fórmrda (Warcolier) :

A) .Awí^car, 3 ki'lo^ramos, que se d^isuelven en ro litros de agua.R) Cal viva, 70o áramos, que se ponen en 4 litros de agua.

Se deja reposar la lechada de cal para decantación, se pa ĉa por tamiz, y^emezcla e] líquido claro a la disolución de azúcar, conrpletando a i6 litros. Bienremovid^o todo, se deja reposar, y es el líquido claro lo que se emplea a dosisde r/2 7itro por hectolitro ( ^ aun de ]itrol cuando no se ponga fosfato cálcico.

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sa por hectolitro), y luego se tratan en todo conLO lo dicho para obten-ción de primera siclra, 1)^ro siempre con separación de ésta.

El empleo de aguas claras buenas, la perfecta limpieza de todo elInaterial de fal)ricación v el ^evitar todo contacto con el hierro es esen-cialmente importante, porque la suciedad origina enfermedades, y]oscontactos con el hierro son causa d^el cnnegrecimiento de la sidra.

La limpieza del material.-Na^da habríamos adelamtado con cui-darnos de todo lo anterior si descuidáramos la limpieza del materialque se emplee en la fabricación. Con suciedad no puede haber btrenasidra, v con limpieza y pulcritucl no puede haber malas sidras.

La mejor bebida (sea vino o sidra), por los simples contactos conmacleras sucias ^- mal conservadas toma sus gustos especiales, y si ha^restos del picado o avinagrado, transrruiten a la sidra ^estas enferm^•dacíes, y si esisten restos del enmohecido, le dan este gusto. Los con-tactos en el hierro deben evitarse en absoluto y para todas las opera-ciones, pues el hierro origina el ennegrecimiento de la sidra. Las va-sijas, embudos, cubetos o jarrones para d^esocupar y llenar los reci-pientes ; los rastrillos v palas para mover la pasta, nacla dehe ser dehierro, y hasta al prensar la pasta es couveniente que las partes metá-licas cle la prensa no toquen a aquélla, por lo cua] se dan con barniz1e parafina, con un aceite secantc, o si no, s^ cubren con ]ienzos. Loslavados generales, con escobillas o cepillos para extender l^echadas decal al Io por ioo, y luego pulperización oon la tnezcla siguieute:

Cal .............................................Alumbre ......................................Agua ..........................................

Io kilogramos.

IO -

I00 11trOS

Sou tnuv buenos para paredes y suelos. I a mezcla cle io kilo^ra-mos de cal viva y i y r/2 kilogramos de sttlfato de cobre es mu}' bue-na para dar a]as paredes y a los suelos.

Para el material de toda clase, los lavados con disolución calientede cristales de sosa al Io por roo, y los de ácido sulfíirico al 5 por roo,sinyplemente una de ellas, o combinadas ambas, es lo mejor para de-jar ]as vasijas limpias; y cuándo haya necesidad de decolorarlas. se-^ttir^t a eso el em^pl^^o de disolttción de ácido sulfítrico y de clorurc decal (I kilogratno de cada uno de éstos y io litros clc agua hirvienlopor cada hectolitro de capacidad de vasija), dej^tucíola tapada cinco 0seis horas para que obr^^ bien el gas.

Los lavados se ^harán cepillaudo bi^en las superficies, v para est^se emplearán cepillos de crin m^etálica, que son los que mejor litnpian.

Las prensas y máquinas trituradoras del fruto se ]impiarán cadad4a al acabar los trabajos y al empezarse éstos en el sigui^e^nt^e, ctn-pleándose para ello agua hirviendo }- cepillos o escobillas para poclerseparar bi^en los restos de suciedad.

Suceeores da Ki^adeneyra iS.A.I-Paseo d^ San Vicente,iiúm.t0.-S1ADItlD