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PASO LINARIA José Doval Y o soy una fuerza del pasado./Sólo en la tradición está mi amor.!Vengo desde las ruinas, desde las iglesias,/los retablos de altar, desde los pueblos abandonados./ Doy vueltas por la scolana como un loco,/por la Appia, como un perro sin amo./O miro los cre- púsculos, las mañanas/sobre Roma, sobre la Cio- ciaria, sobre el mundo,/como los primeros actos de la Poshistoriala los que asisto, por un privile- gio del registro civil,/desde el borde de alguna edad/sepultada. Monstruoso es nacer/de una mer muerta./Y yo, to adulto, doy vueltas y revueltas,/más moderno que todos los modeos,/ buscando hermanos que ya no isten [PR (1) 28]. Esta parecería ser la declaración poética pre- rida y emblemática de Pier Paolo Pasolini. La clavará en el centro de La ricotta [El requesón (2)], la incluirá en la edición como libro de Mamma Roma (3), la publicará más tarde en su Poesía in forma di rosa (4) y a ella se rerirá en uno de sus «diálogos» escritos para e Νove, póstumamente recogidos en . Le belle hendiere (5). Vendría, pues, a ser una especie de poema incantatorio, tiche, optalidón [un balbuceo nefando,lno he tomado mi optalidón, me tiembla la voz/de muchacho ermo, PR 153], al que aga- rrarse como tabla de manutención con la reali- dad, prótesis que permite recordase tal como se e en algún momento. Así que aprisa, Narra- dor, ahí tiene que haber algo. Narrador.-Desde luego, ahí pespuntean algu- nas de las temáticas mayores pasolinianas. La ideología marxista heterodoxa que asume el pasado actual contra el presente neocapitalista, el sustrato cristiano que es ineludible en Italia, la búsqueda imposible del origen, el lazo inex- tinguible con la madre que determinará su sexualidad... Claro que es un poema que perte- nece a su época clásica, más o menos, cuando apenas despegaba de los sistemas estróficos que tanto dendió hasta que la Realidad, viscosa, magmática, se le vino encima. Todavía podía mantener aquello de Renuncio a ser poeta origi- nal, pues su precio es la falta/de libertad: un sis- tema estilístico es demasiado exclusivo.!Adopto esquemas trillados para ser más libre.!Natura- mente, por razones prácticas [TO (6) 71]. Pero progresivamente, y cada vez más, irá incorpo- rando, como una prosodia somática, el registro 62 de un movimiento similar al que la Realidad imprimía al ágil y terco poeta, atrayéndolo y repudiándolo, casi siempre acorralándolo, obli- gándolo tan agudamente a saber que la muerte no consiste/en no poder comunicar/sino en ser ya para siempre incomprendido [PR 134]. Así que quien había empezado como poeta en su dia- lecto nativo, el iulano, y tras ser recopilador de poesía dialectal del 900 alcanzaba la notoriedad poética -aparte de la novelística (Ragazzi di vita) y la cinematográfica (Accatone)- como un poeta en la estela simbolista pero insuflándole conte- nidos de alta tensión biográfica e ideológica bajo la cuidadísima rma del terceto endecasílabo y unas muy sutiles libertades rítmicas acentuales, llega un momento en que casi grita a la entrevis- tadora que le pregunta por lo que estaba escri- biendo: Veos, versos, iescribo veos!laldita idiota,/versos que no puede entender, privada como está/de conocimientos métricos. iVeosI iversos, O NO CESJ/¿Compren- deto es lo que importa: ino en tercetos!li vuelto tout court al magma!/El Neocapitalismo ha vencido, aquí estoy,/ en una esquina,lcomo poeta [suspiro]ly como ciudadano tro suspiro} [PR 135]. Hombre, ciudadano y poeta definitivamente consistente de su marginalidad, de su direncia, que asume apasionadamente (ese homónimo mío/que se llama todavía como yo:/Pasión, Egomo era su nombre [PR 55], Pasión de Paso- lini, Egoísmo del quizá ya no Yo), ya sabe que la poesía es multirme, que hay muchas rmas de ser poeta. No sólo romperá los moldes estró- ficos, no sólo acarreará material de muchas par- tes, sino que hasta disolverá los cuadrantes genéricos: la poesía puede ser carta/ensayo/pan- fleto/diario/proyecto de obras turas... Precisa- mente un poema lleva ese título: «Proyecto de obras turas» [PR 203-213]. Y dentro de este proyecto, con un estilo ya violentamente apre- surado, irónicamente semiótico, imagina lo que nunca alcanzará a realizar: Y escribiré al imperté- rrito ravia, una SOLRIACERÊ DE LOS MODOS DE POE», con la relación/ entre signo y cosa -y finalmente/desvelaré mi auténtica pasión./ la vida enrecida [o renuent [o muriente]/-y, por tanto, otra vez la poes: no cuenta ni el signo ni la cosa existente,/ ya está. Sifuera el hombre un Monotipo en la Sub- topíalde un mundo ya sin capitales lingüísticas,/y desapareciese entonces la palabra, le unirían todavía,/sin estulo el oído, vana voz, mticos/ nos a las cosas, y lo que las cosas son,!sinfijar ya en los tristes/conttos, resultaría siempre nuevo, colmo de jubilosas/verdades pragmáticas -ya no instrumentos,/labor que las traduce en limones, rosas.../pero siempre y sólo luz, tal y como realmente/son las cosas cuando están en la memoria/en el umbral de ser nombradas, y ya/ple- nas de su ica gloria [PR 208-209]. Pero no te aceleres, Narrador. Algo parecido podría ser su cuerp9 tendido bajo la cruda luz de

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PASO LINARIA

José Doval

Yo soy una fuerza del pasado./Sólo en latradición está mi amor.!Vengo desde lasruinas, desde las iglesias,/los retablos dealtar, desde los pueblos abandonados./

Doy vueltas por la Tuscolana como un loco,/por la Appia, como un perro sin amo./O miro los cre­púsculos, las mañanas/sobre Roma, sobre la Cio­ciaria, sobre el mundo,/como los primeros actos de la Poshistoriala los que asisto, por un privile­gio del registro civil,/desde el borde de alguna edad/sepultada. Monstruoso es nacer/de una mujer muerta./Y yo, feto adulto, doy vueltas y revueltas,/más moderno que todos los modernos,/ buscando hermanos que ya no existen [PR (1) 28].

Esta parecería ser la declaración poética prefe­rida y emblemática de Pier Paolo Pasolini. La clavará en el centro de La ricotta [El requesón (2)], la incluirá en la edición como libro de Mamma Roma (3), la publicará más tarde en su Poesía in forma di rosa ( 4) y a ella se referirá en uno de sus «diálogos» escritos para Vie Nuove, póstumamente recogidos en . Le belle hendiere (5). Vendría, pues, a ser una especie de poema incantatorio, fetiche, optalidón [un balbuceo nefando,lno he tomado mi optalidón, me tiembla la voz/de muchacho enfermo, PR 153], al que aga­rrarse como tabla de manutención con la reali­dad, prótesis que permite recordase tal como se fue en algún momento. Así que aprisa, Narra­dor, ahí tiene que haber algo.

Narrador.-Desde luego, ahí pespuntean algu­nas de las temáticas mayores pasolinianas. La ideología marxista heterodoxa que asume el pasado actual contra el presente neocapitalista, el sustrato cristiano que es ineludible en Italia, la búsqueda imposible del origen, el lazo inex­tinguible con la madre que determinará su sexualidad ... Claro que es un poema que perte­nece a su época clásica, más o menos, cuando apenas despegaba de los sistemas estróficos que tanto defendió hasta que la Realidad, viscosa, magmática, se le vino encima. Todavía podía mantener aquello de Renuncio a ser poeta origi­nal, pues su precio es la falta/de libertad: un sis­tema estilístico es demasiado exclusivo.!Adopto esquemas trillados para ser más libre.!Natura­mente, por razones prácticas [TO (6) 71]. Pero progresivamente, y cada vez más, irá incorpo­rando, como una prosodia somática, el registro

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de un movimiento similar al que la Realidad imprimía al frágil y terco poeta, atrayéndolo y repudiándolo, casi siempre acorralándolo, obli­gándolo tan agudamente a saber que la muerte no consiste/en no poder comunicar/sino en ser ya para siempre incomprendido [PR 134]. Así que quien había empezado como poeta en su dia­lecto nativo, el friulano, y tras ser recopilador de poesía dialectal del 900 alcanzaba la notoriedad poética -aparte de la novelística (Ragazzi di vita) y la cinematográfica (Accatone)- como un poeta en la estela simbolista pero insuflándole conte­nidos de alta tensión biográfica e ideológica bajo la cuidadísima forma del terceto endecasílabo y unas muy sutiles libertades rítmicas acentuales, llega un momento en que casi grita a la entrevis­tadora que le pregunta por lo que estaba escri­biendo: Versos, versos, iescribo versos!l(maldita idiota,/versos que no puede entender, privada como está/de conocimientos métricos. iVersos!)I iversos, PERO NO EN TERCETOSJ/¿Compren­de?/Esto es lo que importa: ino en tercetos!liHe vuelto tout court al magma!/El Neocapitalismo ha vencido, aquí estoy,/ en una esquina,lcomo poeta [suspiro]ly como ciudadano [otro suspiro} [PR 135].

Hombre, ciudadano y poeta definitivamente consistente de su marginalidad, de su diferencia, que asume apasionadamente (ese homónimo mío/que se llama todavía como yo:/Pasión, Egoísmo era su nombre [PR 55], Pasión de Paso­lini, Egoísmo del quizá ya no Y o), ya sabe que la poesía es multiforme, que hay muchas formas de ser poeta. No sólo romperá los moldes estró­ficos, no sólo acarreará material de muchas par­tes, sino que hasta disolverá los cuadrantes genéricos: la poesía puede ser carta/ensayo/pan­fleto/diario/proyecto de obras futuras ... Precisa­mente un poema lleva ese título: «Proyecto de obras futuras» [PR 203-213]. Y dentro de este proyecto, con un estilo ya violentamente apre­surado, irónicamente semiótico, imagina lo que nunca alcanzará a realizar: Y escribiré al imperté­rrito Moravia, una «PASOLINARIAIACERCA DE LOS MODOS DE SER POETA», con la relación/ entre signo y cosa -y finalmente/desvelaré mi auténtica pasión./Es la vida enfurecida [o renuente} [o muriente]/-y, por tanto, otra vez la poesía: no cuenta ni el signo ni la cosa existente,/ ya está. Sifuera el hombre un Monotipo en la Sub­topíalde un mundo ya sin capitales lingüísticas,/y desapareciese entonces la palabra, le unirían todavía,/sin estímulo el oído, vana voz, místicos/ nexos a las cosas, y lo que las cosas son,!sinfijar ya en los tristes/contextos, resultaría siempre nuevo, colmo de jubilosas/verdades pragmáticas -ya no instrumentos,/labor que las traduce enlimones, rosas .. ./pero siempre y sólo luz, tal ycomo realmente/son las cosas cuando están en lamemoria/en el umbral de ser nombradas, y ya/ple­nas de su física gloria [PR 208-209].

Pero no te aceleres, Narrador. Algo parecido podría ser su cuerp9 tendido bajo la cruda luz de

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Ostia, ya cosa él mismo, icono instalado para siempre en el lunes después de la muerte, infi­nitamente abierto al sucio relámpago de la memoria. Y algo parecido también al poema incantatorio, fetiche, optalidón: en aquel fin de año de 1975, el cuerpo sin vida de Pasolini, en apariencia signo ciego y cerrado, también con­tenía, inscrito sobre él, no sólo la turbia sucia arena del arrabal, la cercanía del sexo a escondi­das, sino hasta los neumáticos del propio coche, signos de una huída permanente -de sí, de la madre, de la ciudad, del mundo- que le estable­cían como símbolo indeciso, por desentrañar, al que el salitre del mar romano no cuartearía. Y, signo que lleva a otro signo, esa misma huída había descrito el itinerario de la década: sexo, ideología, nueva moral, o -si se quiere- Freud, Marx, Nietzsche. De los Prealpes natales al mar de Ostia con su inocencia asesina, la destrucción fue su Beatriz (por citar a un poeta amado, que a su vez parafraseara a otro que igualmente amó: Mallarmé y Dante).

Narrador.-Mira por dónde tienes un buen motivo para continuar. Otro propósito de Paso­lini, sólo a medias cumplido (7), fue el que hubiera correspondido a su poema «Propósito de escribir un poema titulado "Los primeros seis santos del Purgatorio"» [TO 61-64]. El pas­tiche dantesco le serviría como travesía del auto­conocimiento, o al menos de su deseo de ello: Todo lo que sé se identifique/deshonestamente, de modo preconcebido.len una ciencia de la luz./ Bien, los tipos de luz son, en la práctica, tres;lluz plana, luz oblicua, contraluz/[ .. .] el saber deve­nido ontológico constituiría, pues.len mi caso,/ una experiencia de la luz./[ .. .] La inclinación no inclinada de mi saber-ser/hallará luego un eje cualquiera/a causa de mi oscura voluntad de ser claro./De los primeros seis cantos del Purgatorio/ por ahora sólo sé que tratan mucho de luz./[ .. .] También sé que en Dante la luz es toda contraluz y oblicua./Si algún momento de luz «plana» hay en él,/es rasante, de sombras largasl(la cámara/a hombros, de buena mañana./O, mejor, con la aurora,/para estar en el sitio a las ocho, con la fresca,/y en el cuerpo la alegría)./Las experiencias matutinas medievales/vuelven artificialmentel(si es que hay algo artificial):lmuchos son aún los lugares del mundo/donde no se ven postes nifiela­tos./Donde canta Filomena, ensimismada, igna­ra,/plena en su certeza./Donde la brisa es olfa­teada por sabinos y leones./Las horas en que se levantan los obreros en sus barrios dormitorios y los guerrilleros [TO 61-64]. Podías, pues, hacer algo similar. Como en aquel texto de Sollers,

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que conociera: DANTE Y LA TRA VESIA DEL TEXTO. O, pues que en cuestiones de Dante y luz andamos, DANTE Y LA TRA VESIA DE LA MUERTE FILMADA. O mejor:

DESCENSION DE PIER PAOLO PASOLINI A LAS TINIEBLAS SUPERIORES

iAy, empezar desde cero,/solo como un cadáver en su fosal/Y así, hasta hoy no espero/otra cosa que la luz ... La luz que deshuesa/con su felicidad primaveral/mis jornadas en Canosa./Aquí he venido en el claror de un viejo abril/a confesarme, arrodillado/hasta el final, hasta morir./Que esta luz se encargue de alentarme,/de sostener el hilo, con sufragante/rubicundez, en un mundo, como la muerte, renacido [PR 37].

Quizá conviniera empezar diciendo que este viaje, como todos, es iniciático y, también como todos, no es sino un largo regreso. Quizá tam­bién convenga decir que, pues estamos en mate­ria de luz, la dirección de lo que siga podría ser la solar, la del día, en progreso horizontal, o sin­tagmático, que incluya incisiones, bajadas, casi apagones paradigmáticos. Es decir, que si la luz va de mañana a noche, a eso complementa -o interfiere, o potencia- el que, por ejemplo, la luz matinal puede coincidir con el dar a luz, con el alumbramiento. O que al viaje del día se superpongan otros, no menos pasolinianos: el viaje del yo (otro, diferente) a los otros (igual­mente diferentes: Africa, Arabia ... , el Tercer Mundo). De suyo, lo mismo que cualquier viaje es el viaje, esos dos viajes vienen a ser lo mismo. Finalmente, al modo que en Dante la travesía es a través de círculos, aquí podría serlo de elipses, no sólo por el conocido efecto deformador de la entropía, sino porque, si de la luz partimos, sabido es desde Einstein que el espacio es curvo. Y no hay razón para pensar que la otra vida no soporte las características de ésta.

Porque ya es hora de decir que es uno y el mismo este viaje a través de la muerte que el que hiciera a través de la vida, cuando, como inversión astral o proyección terrenal del cielo vertiginoso del Friul, Pasolini, ángel arrojado en el origen de su humanidad, extraño en el infierno cotidiano, dedique toda su existencia a la búsqueda del teorema que le retorne al Paraíso: Comunismo, Tercer Mundo, Vida; o: Totalidad, Margen, Uno. Estela fulgurante y ejemplar que resumen el movimiento mismo del siglo, como si fuera necesaria la conciencia aguda y dolorosísima de la extraterritorialidad para dar cuenta del país del que se es exiliado, y del que, fármakos, bouc émissaire, se llevan encima todos los pecados. Comience, pues, el viaje, y el día, y la primera elipse. Y, como en la Commedia, empiécese ne! mezzo del camin, en mitad del camino. iMotor!

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Un manto de pimpinelas. Ovejas a contraluz (ipóngalo, Tonino,/ponga el cincuenta, no tenga miedo/de pasarse con la luz: vamos a hacer/este travelling contra natura!).!Fría, tibia, tiernoama­ri/la, la yerba/vieja nueva, en Acqua Santa./Ove­jas y pastor, un trozo/de Masaccio (pruebe ahora con el setenta y cinco,/y travelling hasta primer plano).!Primavera medieval. Un santo herético/ (llamado Blasfemia por los compadres./Como de costumbre, un farsante. Solicitar/del postrado Leonetti información/sobre putas en la Edad Media).!Luego, en panorámica, la pasión popu­larl(un travelling infinito con María/avanzando, preguntando en umbro/por el hijo, cantando .en umbro la agonía).!La primavera trae un manto/de hierba dura ternezuela, de pimpinelas .. .ly la atonía de los sentidos mezclada a la libido./[. . .] Rodaré lo más desolado de los Apeninos./Y cuando los años sesenta/estén perdidos como el milenio/y mi esqueleto carezca incluso/de la nos­talgia del mundo,/qué importará mi «vida priva­da»,/míseros esqueletos sin vida/pública ni pri­vada, chantajistas,liqué importará! Contarán entonces mis ternuras,/y seré yo, tras la muerte, quien, en primavera/acabe ganando la partida en la furia/de mi amor por Acqua Santa al sol [PR 21-22).

Era el rodaje de Mamma Roma, en aquellaparte del extrarradio que tanto amó, y donde siempre presintiera que la luz de la realidad no era sino el recuerdo de la luz de la muerte, y que no se puede congelar la realidad en vano: siempre acabaron ciegos los profetas, en su ansia de luz: Hacia nosotros Mamma Roma y su hijo/hacia la casa nueva, entre un abanico/de casas en las que el sol posa alas/arcaicas. No tenga miedo con la luz. Haga/de estos cuerpos móviles estatuas/de madera, figuras de Masacciol estropeadas, con mejillas completamente/blancas y ojeras negras y opacasl-ojeras del tiempo de las pimpinelas,lde las cerezas, de las primeras inva­siones/bárbaras en los «ardientes/soles itálicos» ... Estos edificios/del /na-Casa son altares,/alinea­dos en la Luce Bullicante,len Cecafumo. Altares de la gloria/popular. En paz pienso/en mi esque­leto, en mi polvo,/en el curso de los siglos. Y con pena en los esqueletos/vivientes de los burgueses que/buscan el mal -en realidad, la Posesión,/pre­textual, el sexo- allí donde la muerte/es más imparcial al resolver [PR 23-24).

Mamma Roma, nuevo emblema que incluye a la Madre y a la Ciudad, Ciudad que, invertida, es Amor, Ciudad donde Madre e Hijo buscan casa (Busco la casa de mi sepultura [PR 32)), casa que está en el extrarradio (Luce Bullicante, Ceca­fumo: barrios que suenan a Luz Hirviente, Cie­gahumo, siempre la luz o la tiniebla), extrarra­dio donde habitan los primitivos urbanos actua-

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les, o donde fueron las invasiones bárbaras de la Prehistoria que se aproxima en ese deseado «tiempo de las pimpinelas, de las cerezas» ( esto es, le temps des cérisses de la Comuna), y todo filmado como si fuera en clave pictórica («figu­ras de Masaccio estropeadas»: cuando busque la casa de su sepultura, tanto puede estar en los arrabales del Mundo, el Tercer Mundo, o quizá en un atelier de París: Podría/también volver a la estupenda fase/de la pintura ... Siento ya el per­fume de mis cinco/o seis colores preferidos, pene­trante, agudo/entre el aguarrás, el aceite de linaza, la cola/de los lienzos recién preparados ... Siento ya los mudos/espasmos de la tripa, en la gargan­ta,/de las intuiciones técnicas, rechazos/maravi­llosamente renovados de la vieja escuela [PR 34-35)), y todo a la cruda luz de la muerte, cuando otro esqueleto, La Comadre Seca, alce la gua­daña: La Comare Secca di Strada Giulia arza er rampino ...

Había imaginado una historia que pretendía fuese una reconstrucción de la Commedia dan­tesca, desde la completa convicción de hallarse en la «selva oscura» de la degradación capita­lista. Lo iba a titular La Mortaccia y trataba de una pobre mujer que seguiría tras de muerta el trayecto dantesco, que sólo conocía por tebeos. Hora será, ya, pues, de comenzar este trayecto, como la mortaccia apenas aprovisionados de más material que aquel con el que los escritos pasolinianos nos amortajan. Empiece la Primera Elipse.

ELIPSE DE LA MADRE Y LA AUSENCIA DEL PADRE, PREVIA PRESENTACION DEL HERMANO TENEBRQSO QUE POR UN TIEMPO LE ACOMPANA

En la mitad del camino de su vida, cuando precisamente la mortaccia descienda a los pecu­liares círculos dantescos, también Pasolini piensa que, como le sucederá a la pobre mujer, aún no se había construido el Paraíso. Tras el infierno cotidiano sólo dos proyectos parecían en construcción: el neocapitalista y el marxista. Así, en ese momento, cuando la comedia aún no ha vuelto como tragedia, y la comedia humana más parecía ideológica que balzaciana, Pasolini -de muerto a muerto- descubre a quien iría asu par durante una parte del trayecto, alguienque no será padre, sino modesto hermano [CG(8) 79): Gramsci.

No era mayo, no, en el Cementerio de losIngleses, al lado mismo de la tumba de Shelley: cerca de ti [es Pasolini ante la tumba de Grams­ci],/ la inscripción de otra alma/que habla de She­lley ... Cómo comprendo/el remolino de los senti­mientos,/el capricho (griego en el corazón/patricio, nórdico veraneante)lque lo tragó en el ciego, terrestre/Tirreno; la alegría carnal/de la aventura

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estética y pueril,/mientras Italia, humillada/como dentro del vientre de una enorme cigarra, abre sus blancos litorales/a lo largo del Lazio [CG 87]. No era mayo, no, en aquella mitad de camino, en aquella hendidura entre Vida e Ideología, Poesía y Política, Razón y Pasión, Luz y Sombra: No es el de mayo este aire impuro/que el oscuro jardín extranjero/hace aún más oscuro, o deslumbra/con ciegas salidas del sol, este cielo/de babas sobre los áticos amarillentos/que en inmensos semicírculos/ velan las curvas del Tíber y los montes/color tur­quesa del Laziol[. . .] Tú, muchacho en aquel mayo/en el que el error era aún vida,ldelineabas con tu delgada mano/el ideal que ilumina (pero no/para nosotros: tú muerto y nosotros/muertos igualmente contigo/en el húmedo jardín) este silencio [CG 79-80].

Ya sé que casi pide una imagen fija, conge­lada, esta mitad de camino inicial, este mezzo del camin, que pareciera por un momento no sólo sintagmático, sino paradigmático: El escándalo de contradecirme, el estar/contigo y contra ti; con­tigo en la luz,/contra ti en las oscuras entrañas [CG 84]. iAdelante, hacia las entrañas! iHacia el lugar de partida, la Madre! Un travelling que nos aleje.

Narrador.-Entra ahora la madre, presencia silenciosa, infaltable, mujer menuda que pode­mos contemplar en El Evangelio según Mateo haciendo precisamente de 'Madre de Jesús', débil pajarillo del Friul con el que debe romper en un acto que conserve siempre la presencia de la quiebra misma, el hilo umbilical como signo: Germina mi angustia en el seno de tu gracia./Eres insustituible. Por eso está condenada/a la soledad la vida que me diste.lY no quiero estar solo. Tengo un hambre infinita/de amor, del amor de cuerpos sin alma.!Porque el alma está en ti, eres tú, pero tú/eres mi madre y tu amor mi esclavitud:lesclava fue mi infancia de este sentimiento,/alto, irreme­diable, inmenso el compromiso./Era la única manera de sentir la vida,/el único color, la única forma. Ahora se acabó.!Sobrevivimos. No es más que la confusión/de una vida recreada al margen de la razón.!Te lo suplico, ay, te lo suplico, no pre­tendas morir./Estoy aquí, solo, contigo, en un futuro abril ... [PR 31].

Lo mismo le sucederá con la lengua nunca mejor dicho materna. El dialecto friulano de las primeras obras se irá desvaneciendo, sustituyén­dolo las jergas urbanas del extrarradio. Y, sin embargo, entre esas hablas de los confines de la ciudad (su floración en la obra de Pasolini sólo tendría otro rigor comparable, el de Gadda, sobre todo en su Quer pasticciaccio brutto in Via

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Merulana: lo que en Gadda es exuberancia en Pasolini es estilización), entre toda esa maraña de voces que llegan desde los descampados, siempre volverán a aparecer, pervincas silves­tres, voces del lenguaje de la madre. Pero comenzará un lento despegarse, la huida impo­sible de aquel polo de imantación, en una escala que vaya aumentando progresivamente la dis­tancia entre entrañas y cerebro. De la madre se pasa a la ciudad, donde aún conviven hasta que comience a buscar la casa de su sepultura, luego se pasa al mundo, donde vendrá el bastón de la ideología política, y de ahí, en nueva proyección amplificadora pero recurrente, a los márgenes, al extrarradio de la humanidad, el Tercer Mundo. Y ya luego vendrá el lento regreso, cuando el cansancio y el instinto le hagan decir Hace tiempo que siento, cada vez más fuerte, la añoranza del seno materno,/en el que estar solo, dentro de él, sin mestizos de nombre Lorenzo/ni otros compromisos sociales: sin el fango/de la estación de las lluvias [TO 67].

Pero ahora es el momento del despegue, del diseñar las elipsis, esos paréntesis de la realidad que presentifican la ausencia, a la vez que son dos maneras de significar también, incluso gráfi­camente, el atrapamiento. Porque, cuando merodee a gran velocidad Trastevere, Rebibbio, Prenestino, tantos barrios que forman el hilván sucio que cose los bajos de la ciudad, la mirada de Pasolini busca el Apenino difuminadamente azul contra el que se recorta el recuerdo de la infancia, valle del Po sobre el que Roma/amoR se alza, hueco, cráter, sima materna, de donde se sale y a donde se vuelve, seno y sepultura, siempre que sea abril, y haya un sol frío contra la tapia de barro de la mañana.

No se adelanten acontecimientos, no se pase aún de la Madre a la Ciudad. El que a ninguna luz está es, verdaderamente, el Padre. Es verdad que mi tierra es pequeña./Pero yo siempre he fabu­lado acerca de lugares inexplorados/con una cierta alegría, como si no fuera verdad./Pero tú estás aquí, in voce./ La luna ha resurgido;llas aguas corren;lel mundo no sabe que es nuevo y su nueva jornada/acaba contra las altas cornisas y el negro del cieloJ¿Quién hay en ese VACIO DEL COSMOS,!que tú llevas en tus deseos y conoces?/ Es el padre, sí, iél!I[. . .] Tú sonreías al Padre,/esa persona de la que yo no tengo ninguna informa­ción,/ a la que traté en un sueño que, evidente­mente, no recuerdo.!iQué extraño! De ese mons­truo de autoridad/procede tambiém la dulzura/ aunque sólo sea como resignación y breve victo­ria.l iCaray ! ¿cómo pude ignorarlo hasta el punto de no saber nada de él?[. . .] En el lugar del Otro/ para mí hay un vacío en el cosmos,/un vacío en el cosmos [TO 174-175]. Fue por ello que no pudiera ser de otra forma: Mi amor/es sólo para la mujer: infante y madre.!Sólo por ella compro­meto el corazón.!Por ellos, mis coetáneos, los hijos dispersos en turbas maravillosas por los montes/y los valles, por las calles y las plazas,

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sostengo/encendida sólo la llama de mi carne [PR 40].

Pero avanza la luz. Hemos de filmar la muerte con el día (anochece temprano en la estación de la vida). Hay que abrir tanto el objetivo que parece que no hubiera límite entre ficción y rea­lidad, ni se supiera de qué parte se estaba, si del lado del exterior/día o si del de la cámara oscura. El objetivo, de tan abierto, se deforma, y otra vez, como el espacio, se vuelve curvo, se vuelve elipse. Es ya la

ELIPSE DE LA CIUDAD, O UN DIA EN LA MUERTE DE PIER PAOLO PASOLINI

Apura, Narrador, aún tiene el sueño colgando de los ojos, como el que viene de una pequeña muerte. Es el día que tiene que ir a despedir a Moravia (en «Nueva poesía en forma de rosa» dirá que en uno dellos pétalos más/escondidos puede verse luego a/MORA VIA, que va a buscar en algunos/litorales de Sicilia { .. .]/la incerti­dumbre funeraria y helénica que expulsa de su vida,/pero de la que no puede prescindir, intere­sándose como un adolescente caprichoso/por los paisajes de los arqueólogos alemanes, también ellos muertos [PR 156], y recién levantado de esa antesala en la que están los sueños de las diez de la mañana,/en el durmiente solitario/como pere­grino en su catre,/desconocido cadáver [PR 124]. Es el momento del confuso recuerdo de ese trayecto recién acabado y como recorrido por otro, de las ideas vertiginosas, de la casi con­ciencia de resurrección en otro tiempo, en otro lugar, y casi puede que sea otro el que despierta.

Pero aquel algo de «blanco»lque con letras grie­gas/me presentó, irrevocable, el sueño conocedor,/ se me ha quedado pegado -vestido,/en la mesa de trabajo./Membrana, pasta o callen las cejas, en los ángulos de los ojos:/la blancura barrocamente friable,/de material esponjoso, del sol en el suelo./ De aquella blancura era el sol verdadero,/eran los muros de las fábricas,/era el mismo polvo (en las tardes secas, cuando/el día anterior había llovido un poco)!, fueron los harapos de lana,/las chaque­tas burdas y los pantalones deshilvanados/de los obreros:/jue de aquella sustancia/el calor opri­mido por el recuerdo de primaveras/sepultadas por siglos en los mismos suburbios o pueblos,1-y prontas, iDios!,/prontas a renacer,/en aquellos muros, en aquellas calles. En aquellos muros, en aquellas calles,/preñadas de pe,fume extraño,/ asiático -mayas, pajizas, pasos/de viejas ovejas oscuras-florecían en la tibieza/los manzanos, los

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cerezos [ .. .]/y, por encima de todo, el flamear,/ humilde, perezoso flamear/de las banderas rojas. iDios mío! iBellas banderas/de los Años Cua­renta! [BB 200-201]. Es también el blanco de las mañanas invernales del Friul, de Casarte (la voz de la madre grita que ya está la leche sobre el mármol de la mesa, la taza de loza blanca junto a los blancos azulejos), y también el blanco tan simbolista de la página en blanco, el signo mismo de la ausencia presentificada sobre la que se irán acumulando, como paletadas de hollín, letras, palabras, frases que delinean la jaula para apresar el vacío, las costillas tendidas de la radiografía propia, uno mismo puesto a secar sobre la sábana blanca del papel manchado de escritura.

Avanza el día, y esa extraña claridad que sigue o precede a la muerte: Un blancor de cal viva,alto,/-encalamiento tras una peste,/es decir,salud y alegres/mañanas, hormigueantes melo­días- está el sol/poniendo pasta de luz sobre lapasta/de la sombra viva, nombando, en hilos/desuprema blancura, o cubriendo/de blanco ardienteel blanco ardiente/de una pared porosa como lamasa del pan/[. . .] Todo está preparado para mí,pero falta algo [PR 190]. Avanza el día y es horade dejar a Moravia en el aeropuesto de Fiumi­cino, Moravia tan compañero de viajes. Pasolinivuelve en su vieja Giulietta, solo, metido en elolor de inmundas colillas de la Giuletta,/por estascarreteras nacionales de la Cautividad [PR 121].De vuelta de Fiumicino es ya el viaje por la ciu­dad, esta elipse que va tomando velocidad, tantacomo la vida/muerte de Pasolini.

Como en una película de Godard: solo/en un coche corriendo por las autopistas/del Neocapita­lismo latino -de vuelta del aeropuerto-/[allí se ha quedado Moravia, puro entre sus maletas]/[. . .] en un sol, por celestial, irreferiblelen rimas no ele­gíacas/-el sol más bonito del año-/como en una película de Godard:lbajo ese sol que se desangra inmóvil/y único/el canal del puerto de Fiumicinol -una lancha de motor entrando inobservada/­marineros napolitanos cubiertos de andrajos de!anal-un accidente de tráfico, unos curiosos-pocos- alrededor .. ./-como en una película deGodard- redescubrimiento/del romanticismo en elseno/del cinismo neocapitalista, y crueldad-la/volante/por la carretera de Fiumicino [. . .]/En imá­genes que nada tienen que ver/con el tedio de lashoras alineadas .. .lcon el lento brillar a muerte dela tarde .. ./La muerte no consiste/en no podercomunicar/sino en ser ya para siempre incompren­dido [PR 132-134].

Rebibbio, Trastevere, Prenestino ... , barrios en los márgenes de la ciudad, dialectos urbanos y vitales, lengua ya no de la madre, sino de los hermanos, espacio extrauterino donde crece la desolación de los amados descampados. Hacia ellos corre el coche, significante metálico en la cadena de fugas de la autopista, a toda veloci­dad: como en el registro del celuloide cuando se filma de noche, también en el viaje de la muerte

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los trayectos de automóvil son líneas rojas, sie­nas, turquesas, que se van combando, también la memoria del trayecto, de la travesía orbital de la ciudad es un resto de luz.

Vuelvo al coche y lo pongo otra vez en movi­miento,/corro, quema la tarde, sucia,luna clínica de contraventanas verdes, el hueco/de una excava­dora, cruzado de cañerías,lla Iglesia sola contra el fuego,/el Trullo, un detritus de idénticas fachadas/ color de estiércol y un torrente/de coches vuelve de turbios lances,/Roma extendida como barro sobre el filo/en llamas del cielo [PR 72].

Estas idas y vueltas por la ciudad taraceada, que son trozos de construcción, cielos repenti­nos, cláxones, heridas de luz -como en las pelí­culas de Godard-, también no son más que pre­figuraciones de los futuros viajes, a mayor escala, y del Viaje Mayor. Porque ya aparecen los heraldos. Y ahora, en la autopista que va de Bolonia a Milán/me llegan al parabrisas miles de mosquitos,!un pequeño monstruo cada uno de ellos,lcontándome, como un heraldo, los aconteci­mientos de la noche![. . .] «Se trata del hielo -me dice con hilo de sangre, muriendo,lel heraldo, con la pronunciación de un amanuense, perdido des­pués de la muerte, después de la muerte-/se trata del hielo de las regiones del Po,lque tú conoces, pero del que ya no quieres saber nada».!En el cielo donde vivió mi madre, gritos:l«Con incorregible ingenuidad/-a la edad que debiera ser la de un hombre-/opongo el arbitrio a la dignidadl(que, por lo demás, no es lo que interesa a los hijos).IY, por una brizna de ciencia de la historia que me da la experiencia/de lo grande que es la tragedia de una historia que se acaba,lme quedo con toda la inocencia de la vida venidera» [PR 125].

Va cayendo la noche sobre Roma. A lo largo de Vía Zabaglia, de Vía Franklin, del Testaccio hay diademas/de luces que frías y desmayadas,/de una tristeza casi marina,/se pierden a lo lejos [CG 90]. Pasan autobuses y los chicos que aún jue­gan son como trapos/que juegan con la brisa ya primaveral [CG 91]. Caen las persianas de los garajes, cae un viento desde los montes, traba­jan en el Matadero. La vida es un murmullo y estas gentes/perdidas en ella, teniendo el corazón generoso, la ven pasar serenamente./Helos aquí gozando, míseros de la noche.lY con vigor, en ellos que son inermes/renace el mito. Pero yo, consciente/de que sólo hay historia en la vida,/ ¿podré acaso cobrar con pasión/sabiendo que nuestra historia/ha acabado? [CG 92].

Con el fin de la Historia, el comienzo de una Nueva Prehistoria, el pase a la siguiente elipse, o

ELIPSE DEL TERCER MUNDO, O SUPLICA POR UNA NUEVA PREHISTORIA

Aquella nostalgia de la luz, del blancor que trajera de la noche del sueño, ese relámpago persistente y revelador, también le llega a la

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vista de Roma: Se abre Roma como una auroral tras las espirales del Tíber,/henchido de árboles espléndidos como flores,/blanqueante ciudad a la espera de los no nacidos,/forma incierta como un incendio/en el incendio de una Nueva Prehistoria [PR 63-64]. Así, aquella luz matinal, luz del alumbramiento que une a la madre y, conforme avanza el sol del día, lleva al sujeto a la ciudad, donde ocurre la Historia, ahora prefigura el nuevo incendio de Roma, deseado de forma poética, que traerían los nuevos bárbaros, la gente de los arrabales del mundo, aquellos que ya están dentro, puede que trabajando en la Fíat: turcos, so malíes, hindús, marroquíes ...

Hay en Pasolini, más allá o más acá de la soli­dez ideológica de sus propuestas, un perma­nente doble sentido, que no es preciso olvidar, a menos de desenfocar la prosodia de su pensa­miento: por una parte, un sentido elegíaco, que siempre va unido a una inversión de los valores ( en este caso, el amor por un pasado en estado de gracia precisamente por un sentido heterodo­xamente dialéctico y progresivo de la Historia) y, por otra parte, una búsqueda de la consolida­ción por una suerte de profunda justicia poética: que al menos la Poesía esté a la altura del deseo y que éste dé cumplida cuenta de la Realidad. Nostalgia y venganza poéticas como idéntica forma de anclarse en el corazón de la tiniebla histórica, allí donde toda inhumanidad tiene su asiento, y toda irracionalidad disfruta su coyun­tura. Es así como desea una nueva Prehistoria por la mediación -antropología poética- del Tercer Mundo.

Sólo han ido variando las magnitudes de la elipse. Y lo mismo que antes buscara la casa de su sepultura, ahora busca la casa del mundo, el osario de todos, la calera general. Para esto es preciso no ya el coche, sino el avión. Mombassa, Jaffa, Marraketch ... O puede ser también las ori­llas del Eufrates: Inútil, inútilmente he hecho voto de sacrilegio.!Cualquier objeto plástico sobre el polvo es una puñalada/que acabará por reducirme a jirones.liFeliz Resafa, no alcanzada todavía por los postes de la luz!![ .. .] El valle de Harán, más allá de las terrazas de cerros erosionados/com­puestos de conmovedoras pinceladitas de miniatu­ristas/ aún resistirá un poco a la desaparición: el mar de cereal/bien arraigado en la tierra, muestra señales inequívocas de viabilidad:/silos de cemento dominan ya los horizontes, venciendo a los sepulcros/[. . .] El valle, en lo alto, es de piedra blanca, argentina,/y debajo la tierra es de color orujo (misteriosamente arada).IA estos dos colo­res hace falta añadir el del cielo:/y la suavidad que de ello resulta posee la abstracción del paraí­so.liAquí sí, no hay duda, están sepultados los huesos!IY todo lo sepultado está destinado a la resurrecciónl(por lo menos para un hijo de campe­sinos friulanos) [El Caos, 170-172] (9).

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En los márgenes del Mundo, flor extraña, flor que desconoce su violencia, crecen otros a quie­nes parecernos. La distancia incorpora el aleja­miento de la Poshistoria. Son una nueva fuerza del pasado: cuerpos vírgenes de las tierras vírge­nes, a sus afueras únicamente ha llegado el fuego, el barbecho de la civilización de después del capital. Pero caduca el tiempo./Estoy a nueve mil metros de altura,/en la noche que, en un rubor de albaricoque, declina/más allá de Adén, en la infinidad donde yace Bombay,/golfo pobre y supremo del mundo. Debajo/de mí, mientras peleo como un Don Quijote de tres años,/un Orlando Tedioso, arrastrado por mis preciosos hilos,/apa­rece y persiste laficisidad del desierto/en forma de un incalculable número de montes,lterroríficos en el suave paso del ocre al rosa de su rojo.l«Todo cuanto supe, por suerte/o porque quise, deje ya de ser sabiduría.!De nada le sirve al muchacho que se encuentra viejo/volando por los cielos del Sahara o de Arabia.!Yo sabré. La historia es pro­fecía, digo enloquecido.IN o vas a ir a descansar,/a guarecerte de la maldita luz del día,/pajarillo friu­lano, en bosques que tan bien me sé,/entre árboles puros -moreras, vides, chopos,/sauces confragi/i­dad de primavera .. ./[. . .] Vas a marcharte en un verso, vanificado/por la por la profecía. Y yo, en mi último cubículo/bajo el bello sol del mundo,/ árabe o cristiano,/del Mediterráneo o del Océano lndico,!inadaptado a la historia, inadaptado a mí,lme adaptaré a la tierra venidera/cuando vuelva a ser la Sociedad Naturaleza» [PR 119-120].

Y como la historia es profecía, Pasolini profe­tiza desde el deseo que sabe no va a ser cum­plido. Sartre le había contado la historia (estad tranquilos, Denkaly los demás, de las ciento veinte tribus-/parlantes sonidos de diversos tron­cos,/porque aquí con Leonetti y Ca/vino/estamos arreglando los sistemas de signos/y a los dialec­tos, si te he visto no me acuerdo.!Me he equivo­cado en todo [PR 57] de Alí, el de los Ojos Azu­les. En verdad no habría que acudir a la elipse final, al extremo del mundo, al arrabal de la civi­lización: ellos están entre nosotros, emigrantes en Londres, en París, en Barcelona, en Roma. Así que los imaginará bajando, arrasando, agre­diendo, para enseñar la alegría de vivir, la liber­tad y la libertad antes de tomar definitivamente Roma, a la que destruirán y sobre sus �ruinas/posarán el germen/de la Historia ·�Antigua [FNR 246 (10)]. �

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NOTAS

(1) PR = Poesía en forma de rosa, Madrid, Visor, 1982,trad. de Juan Antonio Méndez.

(2) Este relato, que acabaría siendo guión para la películao mediometraje homónimo, aparece publicado en FNR =Fragmentos de noches romanas, Barcelona, Laia, 1981, trad. deEsther Benítez y Juan Antonio Méndez.

(3) Milán, Rizzoli, 1962, p. 143 y ss.(4) Cf. n. l.(5) BB = Las bellas banderas, Barcelona, Planeta, 1982, ed.

preparada por Gian Cario Ferreti y traducida por Valentí Gómez Olivé.

(6) TO = Trashumanar y organizar, Madrid, Visor, 1981,trad. de Angel Sánchez-Gijón.

(7) Lo cumplirá en parte en Divina Mímesis y el inacabadoLa mortaccia.

(8) CG = Las cenizas de Gramsci, Madrid, Visor, 1975,trad. de Antonio Colinas.

(9) El caos, Crítica, Barcelona, 1981, trad. de Antonio-Pro­meteo Moya.

(10) Este poema también se recoge en PR 99-105.

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CENTRO DE ARTE REINA SOFIA INAUGURACION 1

ª

FASE 26 MAYO 86

l.ª Fase: Salas de exposiciones, librería y otros servicios complementarios.El nuevo Centro se abre con las siguientes exposiciones:

REFERENCIAS Encuentros artísticos en el tiempo. Baselitz, Chillida, Saura, Serra, Tapies y Twombly. 26 Mayo - Septiembre.

PROCESOS Cultura y nuevas tecnologías. Grafismo electrónico, holografías, música electroacústica, logicales, vídeo-disco ... 26 Mayo - 20 Junio.

Centro de Arte Reina Sofía. Santa Isabel, 52 (Atocha). Abierto al público de 10 a 21 horas. Todos los días excepto lunes.

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(j) CENTRO DE ARTE REINA SOFIA. (V PASEO DEL PRADO. (¿) GLORIETA DE ATOCHA. @ ESTACION DE ATOCHA.

ESPACIOS PARA LA CULTURA Intervenciones y proyectos: Centro de Arte Reina Sofía, Museos, Bibliotecas, Archivos, Auditorios, Teatros. 26 Mayo - Septiembre.

MINISTERIO DE CULTURA