Para vivir los duelos (Spanish Edition)

54

Transcript of Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Page 1: Para vivir los duelos (Spanish Edition)
Page 2: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Prólogo

Quien conoce a Gloria, sabe de su amor por la psicología y de su profundo compromisoen la ayuda a las personas quienes, dentro de sus muchas vivencias y dolores, atraviesanpor un proceso de duelo.

Una de las virtudes de este primer libro de una serie que la autora nos ha prometido, es la de recoger, de manera sencilla, comprensible yesperanzadora, la experiencia de un trabajo de más de quince años en los que se haacercado a un tema que, si bien es de ocurrencia común en todos los contextos,abordarlo en el colombiano, en particular, resulta ser una necesidad apremiante y tieneuna indudable pertinencia.

Considero que en esta publicación se conjugan no sólo años de investigación sobre elduelo en diversas situaciones (pérdidas, secuestro, desaparición, suicidio, por mencionaralgunas), sino también la atención en terapia a decenas de personas que requerían deayuda para superar este duro trance y que, con el tiempo, pudieron comprender, como lohizo Gloria al perder a Caliche, que al final de ese túnel oscuro siempre hay luz.

Leyéndola, me siento interpretada e identificada gracias a su estilo ameno, que revelaun gran conocimiento y madurez. Esta cualidad permite a la autora poner en palabrassencillas aquello que desde el lenguaje académico podría, en ocasiones, resultarincomprensible, frío y distante.

Encuentro una gran habilidad y acierto en la manera como integra los cuentos, lasnarraciones de sus consultantes y aspectos conceptuales, tomados de diversos enfoquesque ella ha explorado y estudiado juiciosamente, así como sus recomendaciones y“pistas” para superar el dolor a partir de nuestra historia personal, familiar y social, enuna mirada que permite al lector descubrir relaciones con otros eventos vitales quedeterminan cómo se vive esta experiencia ayudándole a superarla.

Si bien rescata el derecho a sentir y a vivir nuestros duelos, no se queda en eso queotra autora, Caroline Myss, denomina la “heridalogía”, que consiste en hacer unaapología al sufrimiento y a la desesperanza como forma de vida. Por el contrario, señalaque somos actores y agentes en la superación del dolor, así como en la posibilidad deconstruir una sociedad que sea menos generadora de dolor, individualismo e intoleranciay sí más solidaria, respetuosa por la diferencia y la diversidad, y más justa.

Estoy segura de que al finalizar la lectura de Para vivir los duelos: cartografíaemocional para la sanación de las pérdidas, el lector estará de acuerdo conmigo enestas apreciaciones.

A Gloria no me resta sino agradecerle su generosidad y deferencia al solicitarmeprologar el libro; confieso mi profunda admiración por su trabajo y lo hago complacida yde corazón.

Martha Esperanza Fonseca ChaparroProfesora, Universidad Nacional de Colombia

2

Page 3: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Presentación

Escribir este texto ha significado un hermoso encuentro conmigo misma, con cada una demis emociones y mis sentimientos. Hace nueve años, antes de la muerte de mi hermanoCarlos (Caliche), muy seguramente hubiese escrito un libro distinto, quizás con un tintemás académico, no por ello menos importante y necesario, pero hoy siento que estoydejando mi experiencia, mi vivencia, mi dolor, en estas líneas. Recuerdo cada instante ladespedida de Caliche y cada paso de la vivencia de mi familia, por eso inicio el libro conuna defensa del derecho a sentir y a estar en duelo.

Durante diecisiete años he estado escuchando historias de dolor, desde las pérdidas másesperadas, como la muerte de un anciano moribundo, hasta la terrible tragedia de unatentado terrorista. He acompañado a despedir pacientes que mueren de sida, a niños quefueron víctimas de balas asesinas, a madres que mueren luego de una larga y penosaenfermedad, a ejecutivos que los sorprendió la muerte en su oficina a la edad de 40 años;este camino de aprendizaje cotidiano me ha enseñado a amar más mi vida y la de cadauna de las personas con quienes comparto. El dolor también me ha mostrado su otracara, la alegría. He conocido todos los estados emocionales cuando nos enfrentamos a larealidad de perder, también he visto cómo se reconstruye la fe y la esperanza. Helogrado, con profundo amor y entrega, reconstruir con personas y familias sus proyectosde vida que con la muerte de sus seres queridos quedaron hechos añicos.

Espero que leas este mensaje como un encuentro terapéutico, seguramente encontrarásmuchas cosas con las que te identificarás. Los relatos de otras personas en duelo teservirán de referencia, quizás algunos de los cuentos y experiencias vividas sean tu puntode partida para lograr superar tu pena. Te pido que no lo leas saltando capítulos, el librofue escrito con una secuencia lógica y afectiva. Al leerlo, entenderás mejor lo que te digo.

El primer capítulo: “Reconocer el duelo”, inicia con un inventario para saber en quénivel de duelo te encuentras. Luego, hallarás una guía para puntuar el resultado de lasrespuestas, lo que seguramente te permitirá saber en qué punto del camino de tu dolorestás. Al final de éste hay un hermoso cuento de Jorge Bucay que ayuda a entender, pasoa paso, el recorrido y las fases del duelo.

El segundo capítulo, “Los caminos del dolor”, es una invitación a mirar, no tu dueloreciente, algo que ya hiciste con el inventario del primero, sino a hacer un recorrido porla vida, a que mires y te mires desde la niñez y sus múltiples probabilidades deenfrentarte con las pérdidas; por ello, incluimos las caritas tristes y felices que,claramente, señalan el camino de perder o ganar. Luego te encontrarás con un caminoarduo de vivir: la adolescencia, con sus crisis de identidad, la presión social de la figura,lo que en el texto se denomina la trampa de la belleza. Posteriormente, leerás sobre laspérdidas de la juventud, cada uno de los encuentros y desencuentros en la vivencia depareja, el mundo laboral, todo lo que significa tener un hogar constituido o, por elcontrario, enfrentarse a una dolorosa separación o ruptura de pareja.

3

Page 4: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

De esta manera, te conduciré por el interesante, pero poco reconocido, universo de tuspérdidas, con ello pretendo que entiendas que el último duelo debe ser un encuentro contu historia, es una oportunidad para convertir todo el dolor acumulado por años ogeneraciones en una razón para que todos esos sentimientos logren ser sanados.

En este capítulo se presenta un caso de dolor transgeneracional, verás un nietoelaborando un duelo de generaciones anteriores. En este aparte se retoman, para elanálisis, los planteamientos teóricos y terapéuticos de la francesa Anne AncelinSchützenberger, quien logra identificar cómo lo que no se resuelve en una generación,pasa a la siguiente como una deuda y si ésta no lo elabora, la lealtad se hace extensivapor vía inconsciente hacia las venideras. El ejemplo de Elena da cuenta textual de unalealtad familiar en el cuerpo (repetición de cáncer por amor); el caso de las mujeresarmenias y su ocupación como peluqueras permite entender qué se hace con el dolor,generación tras generación.

El capítulo se cierra con unos casos clínicos ilustrativos de los cuadros psicosomáticos,es decir, las enfermedades que se dan en situaciones de duelo, cuando la persona no loasume en forma adecuada. Se citan algunos casos de Deepak Chopra.

En el tercer capítulo, “Cartografía de los duelos”, encontrarás una explicación amplia ydetallada de las emociones y sentimientos que se experimentan ante una pérdida y surepresentación en el cuerpo. Cada emoción tiene un código que se inscribe en él. Podrásiniciar este capítulo con un nuevo inventario. Entenderás cómo se cumple la frase “elcuerpo habla”. Luego de la decodificación cartográfica, sugiero algunas tareas parasuperar el dolor y trabajar con cada una de las emociones, en especial, la culpa y la rabia,que son quizás las que más obstaculizan la elaboración sana de un duelo o de losmúltiples duelos que llevamos dentro. Insisto, no lo leas de primero, pues el libro, entodo su recorrido, te dará pautas para hacerlo en su momento.

El último capítulo: “El tejido de sanación”, se convierte en un resumen de la propuestapara tejer, con cada uno de los hilosde tu mundo interior y de los hilos que te ofrece tumundo exterior, el camino de la sanación. Se proponen unas tareas concretas para mirarlos dolores familiares, sociales y personales, ello sugiere el duelo en contexto. Se enfatizaen el trabajo de las redes como la mejor opción para sobrevivir al dolor.

Una hermosa pretensión es que este escrito se convierta en tu libro personal, algo asícomo un diario íntimo y sanador; fue escrito en forma interactiva, por ello te sugiero querealices los ejercicios que aparecen en él.

En esta primera publicación se traza una ruta para el trabajo de elaboración de losduelos. Esta primera entrega aborda el tema de manera general, y te indicará, con notas apie de página, todos los demás libros de esta misma colección que irán apareciendo:duelos por ruptura de pareja, por pérdidas laborales, por situaciones de enfermedad, porpérdidas económicas, duelo y niños, por muerte de mascotas, entre otros.

Te entrego, entonces, un bello texto, que deseo de corazón ayude a redimensionar tuvida.

La autora

4

Page 5: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Capítulo I

Reconocer el duelo

Nos encontramos en contextos culturales donde los procesos de duelo son aplazados1 y,en muchos casos, negados. Con frecuencia escuchamos de vecinos y amigos expresionestales como: “Ya no llore más, porque de lo contrario él (o ella) no descansa”, o “si elmuerto (o la muerta) hubiera sido usted, seguramente él (o ella), no estarían tan mal”;quizás en algunas de estas afirmaciones responsabilizamos a Dios: “Tanto dolor es notener fe en un próximo reencuentro en el cielo”. La lista de comentarios que se hacen enlas salas de velación o en las visitas de pésame que se realizan los días siguientes a lashonras fúnebres es infinita; éstos agudizan el dolor y generan sentimientos adicionales deculpa.

Nuestra cultura silencia el dolor por una razón fundamental: no sabemos cómoacompañar a las personas en sus penas, nos agobia el sufrimiento propio y ajeno, y eslógico: nadie quiere ver a sus seres amados sufriendo. Sin embargo, negando y ocultandoel dolor tampoco estamos ayudando.

Un ejemplo que ayuda a ilustrar este planteamiento es el famoso síndrome degeografismo, que consiste en que cuando alguien muy significativo fallece, los familiaresmás cercanos, hijos o hermanos, entre otros, intentan trasladar a la persona en duelo paraotra ciudad y, en algunos casos, se la llevan para la playa o para algún lugar significativo.La dificultad grande es el regreso, porque se crea una sensación de que se está devacaciones, y cuando se regresa se espera encontrar todo igual. La fantasía inconscientees de resucitación, y como esto no acontece, se revive el dolor, porque ese período detiempo se invirtió en la fase de negación, lo cual incluye, muchas veces, decisionesdifíciles para el doliente, por ejemplo: regalar las pertenencias del fallecido o cambiartodo de lugar. Esto se hace en ausencia de los más afectados, quienes después tienendificultades para integrar lo que pasó.

En este pequeño texto defenderemos el derecho al duelo, el derecho a que los otrosrespeten y entiendan la dinámica de todo lo que acontece cuando nos enfrentamos a unapérdida, y que entendamos a nuestros seres queridos y sirvamos de ayuda en el procesode aligerar las cargas.

Muchas veces en consulta las personas preguntan: ¿cómo sé que estoy en duelo? Ytambién se preguntan si todo lo que sienten es normal y cuánto tiempo pueden seguirsintiendo ese dolor agudo que a veces paraliza su existencia.

Estas inquietudes son muy pertinentes porque, como hemos silenciado tanto el dolor ymuy poco hablamos de la muerte en casa, tampoco sabemos qué pasa los días siguientesy menos cómo reaccionamos ante la pérdida.

5

Page 6: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Por eso propongo construir un inventario sobre todo lo que se siente cuando se está enun proceso de duelo ante la muerte de un ser querido.

Inventario de duelo2

Evaluación de los duelos

Si eres una persona mayor de 14 años, te pido que contestes este inventario; si eres unniño y estás leyendo este libro, hemos diseñado para ti un inventario que encontrarás enel segundo libro de esta misma colección: De la mano con los niños.

Cómo contestar el inventario Coloca el número correspondiente a lo que sientas o pienses según la clasificaciónsiguiente: 0 = en absoluto, nada o todo lo contrario; 1 = un poco; 2 = bastante; 3 =mucho.1. Todo el tiempo pienso en lo que pasó.2. A veces quisiera devolver el tiempo y que esto no hubiese pasado.3. Por las mañanas lo busco (la busco) pensando en él (en ella).4. Me siento sin fuerzas para reiniciar la vida.

5. En las mañanas me es difícil levantarme, no siento ninguna motivación.6. Si él (o ella) estuviera, tendría fuerzas y me gustaría el futuro.7. Tengo tanta tristeza, que siento que no me cabe en el pecho.8. Por momentos, tengo mucho dolor, con oleadas devastadoras.9. Lloro frecuentemente y con mucha facilidad.10. Me pregunto si me faltó por hacer algo y eso me atormenta.11. A veces creo que no le dediqué el tiempo suficiente. Me siento egoísta por haber

pensado más en mis cosas.12. Cuando veo a los médicos, pienso que ellos no hicieron todo lo posible.13. Me siento confuso(a) con la sensación de no saber qué camino coger.14. Tengo miedo de tomar decisiones y no saber si eso es lo que él(ella) hubiera

querido.15. Tengo oleadas de rabia contra otros.16. Tengo rabia conmigo misma (conmigo mismo).17. A veces tengo rabia con Dios por permitir que muriera.18. Por las tardes, especialmente el domingo, me siento sola(o).19. Tengo una sensación de vacío, especialmente en el estómago.

20. Siento que no puedo reiniciar mi vida.21. No quiero comer y cuando lo hago me siento forzada para hacerlo.22. Quiero estar todo el tiempo acompañada (acompañado), con personas que me

permitan hablar de él(ella).23. Me siento confuso(a) y aturdido(a).24. Estoy nervioso(a), inquieto(a); no sé qué hacer con el tiempo.25. Me dan ataques de angustia, como en “oleadas”.

6

Page 7: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

26. A veces siento como si no pudiera respirar.27. Tengo temblor, manos frías, sudorosas y oleadas28. Tengo ideas fijas que no puedo quitarme de la cabeza.29. Duermo muy mal, concilio el sueño, pero me despierto al amanecer.

30. Siento que en cualquier momento puedo perder el control.31. Tengo pesadillas frecuentes, me despierto angus-

tiado(a).32. He perdido peso, pero eso no me preocupa.33 Quisiera tenerlo(a) en todas partes y que me

acompañe.34. Me siento más recuperada desde hace algunos días, estoy recobrando mi paz.35. Siento que él(ella) se ha convertido en mi fuerza, en mi aliado.36. En honor a él(ella) voy a salir adelante.37. He reiniciado mi vida, ahora siento que todo es distinto pero voy a sobrevivir.38. He reiniciado algunas actividades que pensé que no podía volver hacer.39. Estoy compartiendo con otros experiencias diferentes a las de mi dolor.40. Comprendo más a la gente que está sufriendo.41. Le estoy encontrando un significado a la muerte.42. Lo(la) recuerdo con mucho amor y siempre voy a hacerlo; ya no se me parte el

corazón cada vez que veo la foto.43. He encontrado consuelo compartiendo con otras personas a quienes les ha

sucedido algo parecido.44. Dios ha sido mi refugio, gracias a Él estoy saliendo adelante.45. Quisiera poder ayudar a otros a superar lo que yo he superado.Como puedes darte cuenta, si estás empezando un duelo por la pérdida de alguien

muy significativo, lo más seguro es que la respuesta a las primeras 33 preguntas sea:bastante (2) o mucho (3); con esto te estamos diciendo que el dolor por la muerte de unser amado es difícil y que, en algunos momentos, es posible que sientas que no puedesmás.

También te invito para que mires las preguntas de la 34 a la 50. Al leerlas, podrásentender que sí hay esperanza. No te pido que olvides a tus muertos, ni nada por elestilo, sólo te digo que, aunque el dolor sea como un túnel negro en el que ahora teencuentras, con certeza todos los túneles tienen salida y siempre al final encontrarás laluz.

¿Cómo calificar el inventario?

Ahora, toma papel y lápiz, y empieza a sumar: las primeras 33 preguntas nos indicanque estás en una fase de mucho dolor; a veces, con manifestaciones biológicas yfisiológicas de difícil manejo porque, en algunos casos, la tristeza que puede convertirseen depresión puede ser tan grande que te impide reiniciar la vida, por ejemplo, regresar atu trabajo o estudio. Si al sumar esas primeras 33 preguntas el resultado está entre 80 y

7

Page 8: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

99 puntos, sabemos que estás en un proceso muy doloroso. Te sugiero buscar ayuda:profesional, espiritual, participar en grupos con personas que hayan pasado por unasituación similar, intentar no permanecer solo y buscar la compañía de personas muysignificativas, o realizar actividades que no sólo estén centradas en lo que pasó, comovisitar una y otra vez el cementerio. Necesitas iniciar tu pronta recuperación, por ti y porlos que están contigo.

Con lo anterior, no te estoy diciendo que estás enfermo(a), ¡no!, la clave es saber queesto que sientes también pasará. Lo que sé, con seguridad, es que te encuentras encuidados intensivos afectivos, por eso necesitas ser cuidado y acompañado. Cuandohablemos de las tareas del duelo, retomaremos esto que estamos diciendo, porque estasprimeras fases de negación, dolor, rabia, culpa, tenemos que ir superándolas poco apoco.

Si la puntuación está entre 45 y 80, vas saliendo de la primera fase tan dolorosa y estásdando pasos de recuperación. Esto no quiere decir que ya saliste, por el contrario, miinvitación es a que continúes fortaleciéndote. Algo importante que debes saber es quecuando se está en duelo, se tiene la sensación de estar en una montaña rusa: por lamañana sientes que todo puede cambiar y te haces firmes propósitos para que eso sea asíy, pasadas unas pocas horas o días, reaparece el dolor, a veces con más fuerza. Esto nopuede desanimarte, ya sabes, ésta es la dinámica del dolor hasta convertirse encrecimiento. No es fácil, pero es posible.

Entre 20 y 45 puntos, las cosa van mejorando, muy seguramente ya han pasadoalgunos meses de la partida de tu ser amado, la vida es diferente e inicias un nuevocamino. En estos momentos, no olvidemos las fechas importantes, la cercanía de algunasfiestas o eventos significativos con la familia, el cumpleaños de la persona fallecida, losaniversarios de fallecimiento, las ceremonias, la primera navidad (sobre esto hablaremosmás adelante). Cuando estas fechas llegan, revivimos el dolor y, entonces, pensamos quenuevamente entraremos en esos días tan grises como al principio. No es así, estas fechasnos reviven el dolor pero, afortunadamente, en lo superado no se retrocede.

Algo que debes saber es que los duelos se parecen a las muñecas rusas: cuando túcompras una muñequita de éstas, la destapas y dentro de ella hay una más pequeña,luego destapas la nueva y encuentras otra y, sin saber cómo, encuentras hasta diez; asíson los duelos. Éste que estás viviendo por la muerte de tu ser amado saca de tu interiorotro que pensabas que ya habías superado y si miras ese, sale otro. Mi propuesta es quedecidas, por fin, sanar todo el dolor que tienes dentro. Como dice Mercedes Sosa en unahermosa canción titulada Soy pan, soy paz, soy más: “ Hay que sacarlo todo afuera, paraque adentro nazcan cosas, cosas nuevas”.

Ahora, quiero que te detengas en la puntuación de las preguntas 34 a la 50. Éstas y tusrespuestas corresponden a la magia de la recuperación. Todos los que hemos sobrevividoafectivamente a un duelo, sabemos que estos momentos llegan después de un tiempo yrealizando algunas tareas que trabajaremos más adelante.

La calificación máxima de 48 puntos en estas últimas, corresponde a una persona que

8

Page 9: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

ya ha superado su duelo, que ha logrado convertir el dolor en una hermosa experienciade crecimiento. Esta persona, que espero que seas tú o que llegues muy pronto a serlo,se puede convertir en un gran aliado para el trabajo con otros que están atravesando eltúnel.

De 20 a 32 puntos: puedes sentir que estás por buen camino, estás avanzando. Enestos casos, tenemos que estar atentos a todos los cambios que se den, pues las personasen duelo están hipersensibles, lo que las hace altamente vulnerables.

Lo importante es entender que existen probabilidades de retrocesos, especialmente, conoleadas de tristeza y añoranza; las personas que se recuperan de su dolor suelen sentirseextrañas y con sentimientos de culpa con el ser amado que ya no está. Éste es unsentimiento que frecuentemente encuentro en terapia: el doliente tiene la sensación deque no llorar todo el tiempo al ser amado significa que lo está olvidando. Es claro que no,pero es difícil deshacerse de este sentimiento culposo, especialmente, si se trata de un(a)esposo(a) o una madre.

Una calificación de 16 puntos o menos nos indica que apenas estás en los primerospasos, ¡ánimo!, es un buen inicio. En esta fase transitoria siguen prevaleciendo ypresentándose muchas de las manifestaciones y sentimientos antes mencionados, talescomo: llanto frecuente, sensación de angustia y abandono, temor al futuro. También esclaro que estás saliendo del túnel.

Lo que el tiempo cura…

Te preguntarás: ¿cuánto tiempo puede durar este dolor y todo lo que sientes? Larespuesta no es fácil, porque depende de muchos factores: de la forma como murió tu serquerido, de cuántos años tenía, del lugar que ocupaba en la familia y del rol que desem-peñaba. Lo más importante es que el tiempo es tu gran aliado. Por eso quiero compartirun hermoso cuento3 que tiene algunos siglos de antigüedad y que Jorge Bucay cuenta alinicio de sus seminarios de duelo.

Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientoshumanos que existen. Convivían por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, laAngustia, la Envidia, el Odio. Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de laconvivencia, la vida era sumamente tranquila e, incluso, previsible. A veces la Rutinahacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo,pero, muchas veces, la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar el Descontento.

Un día, inesperado para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó auna reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar deencuentro, todos estuvieron presentes. Entonces, el Conocimiento dijo:

–Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:–¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotras vivimos aquí desde siempre!El Conocimiento repitió:–La isla se hunde.

9

Page 10: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

–¡Pero, no puede ser! ¡Quizá estás equivocado!–El Conocimiento casi nunca se equivoca –dijo la Conciencia dándose cuenta de la

verdad. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.–Pero, ¿qué vamos hacer ahora? –se preguntaron los demás.Entonces, el Conocimiento contestó:–Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen

la manera de dejar la isla, construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permitairse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.

–¿No podrías ayudarnos? –preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.–No –dijo el Conocimiento–, la Previsión y yo hemos construido un avión. Y en

cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.Las emociones dijeron:–¡No!, ¡pero no! ¿Qué será de nosotros?Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al

Miedo –que, como no es tonto, ya se había escondido en el motor–, dejaron la isla.Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un

velero, todas… salvo el Amor. Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa dela isla que dijo:

–Dejar esta isla, después de todo lo que viví aquí… ¿Cómo podría yo dejar estearbolito, por ejemplo? Ah… compartimos tantas cosas…

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subióa cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solíahacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra y acarició cada rama.

Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quisopensar con esa ingenuidad que tiene el Amor:

–Quizá la isla se hunda por un ratito… y, después, resurja… ¿por qué no?Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el

proceso de hundimiento no era reversible.La isla se hundía cada vez más. Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir,

porque estaba tan dolido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería. Se leocurrió, entonces, que la isla era muy grande, y cuando se hundiera un poco, siempre élpodría refugiarse en la zona más alta, cualquier cosa era mejor que tener que irse. Unapequeña renuncia nunca había sido un problema para él.

Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla y se arrastró por la arena, y otravez se mojó los pies en la pequeña playa que antes fuera enorme. Luego, sin darsecuenta de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la quemás le gustaba, era la más elevada. Y la isla se hundía cada día un poco más… Y elAmor se refugiaba cada día en un espacio cada vez más pequeño.

–Después de tantas cosas que pasamos juntos –le reprochó a la isla.Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto

había sido tapado completamente por el agua.Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de

10

Page 11: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el Amor desaparecería para siempre de lafaz de la tierra.

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor sedirigió a la bahía. Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos;había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecíapoco a poco ante sus ojos.

Desde allí podía ver pasar a sus compañeros en sus embarcaciones. Tenía laesperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera yle llevara. Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. LaRiqueza se acercó un poquito a la bahía.

–Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yosufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote…

Y la Riqueza contestó:–Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar

para ti, lo siento –y siguió su camino sin mirar atrás.El Amor siguió observando y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de

adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo laatención. El Amor se estiró un poco y gritó:

–¡Vanidad, Vanidad, llévame contigo!La Vanidad miró al Amor y le dijo:–Me encantaría llevarte, pero, ¡tienes un aspecto!, ¡estás tan desagradable, tan sucio

y tan desaliñado! Perdón, pero creo que afearías mi barco –y se fue.Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la

Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta el Odio. Y cuando pensó que ya nadamás pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.

–Tristeza, hermana –le dijo–, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí,eres tan sensible como yo. ¿Me llevarás contigo?

Y la Tristeza le contestó:–Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaan triste… que prefiero estar sola –y

sin decir más, se alejó.Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas

que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer. Entonces, sesentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final. De pronto, el Amorescuchó que alguien chistaba:

–Chst-chst-chst…Era un desconocido viejito que hacía señas desde un bote de remos. El Amor se

sorprendió:–¿A mí? –preguntó, señalándose a sí mismo.El Amor le miró y quiso darle explicaciones:–Lo que pasó fue que yo me quedé…–Entiendo –dijo el viejito sin dejarle terminar la frase–, sube.El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. No pasó

11

Page 12: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó dehundirse y la isla desaparecía para siempre.

Nunca volverá a existir una isla como ésta –murmuró el Amor, quizá esperando queel viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.

–No –dijo el viejo– cómo ésta, nunca.Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo. Se dio cuenta

de que iba a seguir existiendo. Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste,sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en búsqueda de la Sabiduría para preguntarle:

–¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó. Nadie comprendía que mehubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera séquién es.

La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:–Él es el único capaz de conseguir que el Amor sobreviva cuando el dolor de una

pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nuevaoportunidad al Amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, fue el Tiempo.

La isla se hunde…Con este hermoso cuento puedes entender muchas de las vivencias del duelo, el Amor nopudo, inicialmente, aceptar la pérdida. Aceptar que la isla se hundía era imposible para él,por los mil apegos y recuerdos que tenía en cada espacio; y es obvio, ponte en su lugar,quizás te haya sucedido: escuchar decir a un médico, luego de una cirugía y de una listainterminable de exámenes, el diagnóstico: un tumor maligno. La noticia es devastadora yasí como el Amor se resistió a creer que la isla se hundía, seguramente algo similar tepasó a ti. Este mecanismo de negación es muy importante porque permite ir asimilando lapérdida, saber que algo muy grave está pasando, pero, aún así, seguir disfrutando de loque se tiene. En el caso del cuento, visitar el sitio de la isla donde sale el sol, tocar cadaárbol, cada flor, visitar cada rincón. La metáfora es perfecta en relación con losdiagnósticos de enfermedades terminales. Se necesita ese recorrido, por cada detalle,tener esperanzas ingenuas como las del Amor, pensar que el diagnóstico es errado,intentar negociaciones, especialmente con Dios, ir arrinconándose cada vez más enpequeñas parcelas de la isla que se hunde, recordar todo lo vivido juntos y sentir que, enhonor a lo compartido, el otro no me puede abandonar; en este momento aparece unanueva emoción: la rabia.

“¿Cómo puedes hundirte y dejarme solo?”, dijo el Amor, “no, es justo”. De formaidéntica lo sentimos nosotros al experimentar la proximidad de la pérdida y, claro,tenemos que dirigir esa rabia contra alguien: los médicos, los familiares, Dios, e, incluso,el mismo enfermo o la persona que falleció. Estos sentimientos son absolutamentenormales y hasta necesarios para ir asimilando lo inevitable.

En el cuento aparecen unos personajes interesantes que, seguramente, salen mallibrados al finalizar el relato, y son: la Riqueza, la Vanidad, incluso, la hermana Tristeza.Estos personajes que utilizaron sus propios medios para salir de la isla, no entendieroncómo el Amor había perdido tanto tiempo en lamentaciones, por tanto, no lo ayudaron a

12

Page 13: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

salir. En la vida real acontece algo parecido: todas las personas reaccionan en formadiferente ante los duelos, opinan sin mucho conocimiento de causa cómo se debe salir deldolor, por eso, todos los personajes, como en el cuento, tienen su propia opinión y supropia estrategia que, como es de suponer, sólo es aplicable a cada caso.

¿Qué pasa, entonces, cuando se solicita ayuda? “Estoy taaaaaaan triste, que prefieroestar sola”, contestó la hermana Tristeza, y como ésta, la mayoría de las personas vivensu duelo en soledad, lo guardan como un tesoro oculto en honor a su ser querido. En elfondo sienten culpa de no extrañar, como los primeros días, a su ser amado, haciendoque los sentimientos y emociones se guarden y sólo se manifiesten en espacios privados eíntimos.

Analicemos: el Amor solicitó ayuda a emociones amigas, a sentimientos que, igual queél, habían tenido que salir de la isla; se supone que todos sentirían lo mismo que el Amorante la pérdida, pero como es claro en el cuento, esto no fue así. Quizás, algunas veces,sea mejor solicitar ayuda a quien no está viviendo la misma situación. El Tiempo, en elcaso del cuento, llegó de fuera y no sólo salvó al Amor, sino que le ofreció unaembarcación de remos, para que juntos hicieran el trabajo. Estoy de acuerdo con elTiempo: no sólo debemos ayudar y dar, debemos enseñar al otro a sobrevivir, a salir aflote, a ponerse a salvo en otras tierras, a construir nuevos proyectos en islas firmes yreales. Recordemos que nunca habrá una isla como la que se hundió. “Como éstanunca”, dijo el viejo. Esta afirmación es fundamental en los procesos de duelo: jamáspodremos encontrar reemplazo a lo perdido. Lo que sí podemos hacer es aceptar que loque se hundió ante nuestros ojos nunca volverá, pero también que nunca terminará,porque quedará en el recuerdo, en nuestro pasado. Ese es su lugar, el único posible parapoder mirar otras islas, mirar el futuro y querer construir unos nuevos vínculos.

En resumen, los sentimientos y emociones que experimentamos cuando la isla se hundeson necesarios, pasando por la negación, la tristeza profunda, la soledad, el abandono, larabia y, finalmente, la aceptación de la pérdida, así como la necesidad de buscar nuevasislas o, como en el caso del Amor, de pedir ayuda a los amigos para poder salir.--------------------

1 El término “duelo aplazado” sugiere que el doliente no logra expresar sus sentimientos y emociones, ni eldolor por la pérdida; seguramente, luego, con otro duelo aparecen los síntomas del que no ha sido elaborado.Durante todo el texto se desarrollará, esta temática.

2 Este inventario ha sido construido y validado por la autora en 15 años de consulta terapéutica con personasen procesos de duelo. Su aplicación sólo pretende ser una guía.

3 Este cuento está tomado del libro: Todo (no) terminó, de Silvia Salinas. El cuento es narrado en el prólogopor Jorge Bucay.

13

Page 14: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Capítulo II

Los caminos del dolor

En el cuento, muchas de las emociones construyeron sus propias embarcaciones parasalir de la isla, esto acontece en forma similar en los duelos. Frente a la noticia de lamuerte de un ser querido, cada uno los miembros de la familia construye su propiaestrategia para salir del dolor. Por ello hay que entender que todos sentimos yexpresamos de manera distinta nuestro dolor y pena.

Algo muy bello del cuento lo representan las emociones del Conocimiento, la Previsión,el Tiempo y la Sabiduría, veamos: el Conocimiento fue claro, dijo lo que iba a pasar.Aunque, en ocasiones, nos pueda parecer algo duro, es mejor decir lo que pasará (o loque pasó, en este caso). El Conocimiento también brindó opciones.

La Previsión jugó un papel fundamental, le correspondió prepararse para todo aquelloque pudiera pasar. En asocio con el Conocimiento tenía listo un avión para viajar a la islamás cercana y salvarse. Es hermoso saber que esto es posible, es decir, podemosprepararnos para despedir a nuestros seres amados. La cultura en la que vivimos nosniega esta emoción tan básica, pero también es cierto que cada día estamos abriendonuevos caminos para prepararnos.

El Tiempo es el salvador, juega un papel muy bello: no cuestiona al Amor por haberperdido tanto tiempo en lamentarse y llorar ante la inminencia del hundimiento. Tambiénes claro cuando dice que jamás habrá una isla como la que acaba de hundirse. Estoúltimo es definitivo en los duelos, porque nadie es reemplazable. Sin embargo, aunqueesto parezca una gran verdad, suele hacerse todo lo contrario: cuando fallece alguien,rápidamente, se buscan mecanismos sustitutos, por ejemplo, uno de ellos, bastantecomún, es bautizar al niño o a la niña recién nacida, con el nombre del muerto. Estemecanismo de reemplazo es decisivo en la construcción de la identidad esperada del niñoo de la niña, porque, consciente o inconscientemente, toda la familia está a la expectativade que ese nuevo ser sea como la persona amada que ya no está.

La Sabiduría fue quien ayudó al Amor a entender quién lo salvó. Necesitamosreconocer lo que pasó para poder reiniciar la vida en una nueva isla.

Finalmente, lo que el cuento nos permite entender es que en los duelos están presentese interrelacionadas todas las emociones y sentimientos, que todos tienen su propia formade salvarse, cada uno encontrando su camino. A cada uno, se le respetó su tiempo y suforma de salir de la isla. Igualmente, al Amor se le respetó su proceso, el profundo apegoque tenía por cada rincón de la misma. Hasta que pudo entender que si no salía, el Amordesaparecería de la faz de la tierra. Afortunadamente, en el cuento y en la vida aparece eltiempo para salvarlo. ¡Gracias, Tiempo!

14

Page 15: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Ahora, salgamos del mundo de los cuentos y llevemos esta vivencia a una experienciareal.

El dolor en escena… una experiencia desgarradora

Atiendo, actualmente, en terapia a María1, una mujer de 40 años, quien consulta por

estar pasando por un duelo muy difícil. Inicio la consulta y María empieza el relato de lostristes hechos, acontecidos un mes atrás:

Mi madre era una mujer muy vital, tenía 64 años (llanto). Hace un mes, mi hermanole dijo que era necesario sacar un certificado de supervivencia en la notaría para podergestionar el subsidio al que tenía derecho.

Yo, como estoy desempleada, decidí acompañarla. Ésta era una diligencia rutinaria enla vida de mi madre. Así como era usual que ella saliera sola a hacer todas susdiligencias. De hecho, recuerdo que cuando yo estaba trabajando, íbamos las dos alcentro de la ciudad, hacíamos la actividad que teníamos que hacer, yo la acompañaba ala buseta y mi madre regresaba sola a casa. Yo llamaba luego, para confirmar que todoestuviera bien.

Ese día, igual que en ocasiones anteriores, fuimos a la notaría. Mi madre solicitó elcertificado. Una de las funcionarias nos dijo que sólo podíamos recogerlo después de lasonce de la mañana. Ante lo cual mi madre me dijo: “Tenemos tiempo para ir a casa,desayunar y regresar”.

Entre la notaría y nuestra casa hay una distancia corta, como de ocho cuadras. En elcamino compramos algunas cosas para el desayuno. Todo era normal.

Antes de atravesar una avenida cercana, recordé que tenía que hacer una llamadatelefónica urgente para indagar acerca de una opción laboral. Tomé, entonces, la decisiónde hacer la llamada desde una cabina. Mi madre decidió adelantarse para ir preparando eldesayuno. ¡Todo pasó por yo estar pendiente de un trabajo! Ingresé a la cabina, estabamarcando, cuando escuché gritos. “¡Esa buseta mató a esa señora!”. “Mi mamá alcanzóa pasar la avenida”, pensé, de inmediato. De todas formas, salí corriendo de la cabina.

La gente estaba amontonada al lado de la buseta. Las expresiones de dolor, rabia eincredulidad eran lo único que veía. Las personas comentaban lo que había pasado: “Elconductor se pasó el semáforo en rojo”, “pobrecita no le dio tiempo de nada”, decían.

Yo me fui acercando, temblando.“¡No, mi mamá no!”. Estaba más cerca de la buseta, cuando vi su chaqueta debajo

del bus. No había nada qué hacer, estaba muerta. La buseta pasó por encima de sucabecita (llanto, angustia).

(Esto pasó hace un mes y María aún no puede creerlo).“Todo fue mi culpa, por haber dejado que atravesara sola la avenida”.

Preguntas sin respuestas

La devastadora experiencia de María y su familia es realmente incomprensible. Me

15

Page 16: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

pregunto: ¿es posible la previsión en este caso?, ¿cómo poder aceptar la irresponsabilidaddel conductor de la buseta?, ¿es probable que María también hubiese muerto, de no serpor la llamada para preguntar por su empleo? ¿Contra quién se dirige la rabia: contra elconductor, contra Dios, contra la vida, contra ella misma? ¿Cómo lograr procesos sanosde elaboración del duelo?, ¿será posible pensar en perdón? ¿Cuánto tiempo puede durareste duelo?, ¿podrá ser olvidado este evento traumático?

Muchas preguntas surgen ante una vivencia como la descrita, no sólo para María,quien es la que acude a terapia, sino para toda su familia, incluso, hago extensiva lapreocupación hacia el conductor de la buseta y con él a su familia.

Le pregunté a María: “¿Te sientes culpable?”, la respuesta inmediata fue: “Sí. ¡Si yo nola hubiera dejado sola!”, respondió para luego agregar: “Solo le faltaban dos pasos parallegar al andén”. Esto resume todo el dolor que se acuna al interior de María.

Le indago, entonces, por los demás miembros de su familia, apareciendo sus hermanosy el padre, todos viviendo un duelo diferente: el menor de ellos, muy cercano a losafectos de la madre.

Todos los días llegaba del trabajo, no le importaba la hora, él la despertaba parapreguntarle cómo había pasado el día. Nosotros le decíamos: “¡No, hombre, no molestea mi mamá!”, pero él no hacía caso. Ahora, se la pasa todos los días en el sitio dondeocurrió el accidente. A todo el mundo le pregunta detalles y más detalles. Yo creo que seestá enloqueciendo y nos está enloqueciendo a nosotros.

Mi otro hermano está callado, no habla. Sólo está ahí, en la casa. Yo creo quetodavía no puede creer lo que pasó. A veces sube al segundo piso de la casa, abre elclóset que era de ella, mira su ropa, especialmente una sudadera que él le regaló y que lequedaba muy bonita. Ese es el único momento en que puede llorar.

Mi papá se quedó solo, tampoco puede expresar mucho lo que siente. Todo esto esmuy difícil, sólo puede llorar cuando va al cementerio.

Mi otra hermana nos visita, pero como tiene su hogar, para ella es diferente. En cambio, para mí, la vidacambió totalmente. Con mi mami hacíamos de todo. ¡A dónde no íbamos! Realmente se me murió micompinche. Lo que nosotros nos preguntamos todos los días es: “¿Por qué Dios se la llevó de esa forma?,y ¿por qué me tocó a mí verla?”. No puedo alejar la imagen de su chaqueta y la de su cabecita bajo la ruedade la buseta.

Este evento aconteció hace un mes, la paciente en la actualidad no tiene empleo, lo que

ha significado que al duelo vivido, se le sume la sensación de estar de madre sustituta. Dehecho, María es la única mujer en casa; la madre se hacía cargo de una nieta de ochoaños y es ahora María quien lo hace. Esta situación le está generando sentimientosambivalentes. “¿Qué debo hacer?”, se pregunta. “¿Quedarme en casa y no buscartrabajo? ¿Seguir con todo lo que hacía mi mamá?”. María había pensado enindependizarse del hogar paterno. Ahora, ante este mismo pensamiento, siente culpa,acompañada de una sensación de no querer abandonar a su padre, hermano y sobrina.“Yo tengo cuarenta años y tengo derecho a vivir mi vida. ¿Quién cuidará a mi sobrina?,porque mi mamá estaba a cargo de ella. ¿Quién va a cuidar y a atender a mi padre?”.

16

Page 17: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Ambivalencia: el dolor hecho confusión

Estos sentimientos y pensamientos ambivalentes son frecuentes en los procesos deduelo, máxime en el caso de María. Son varias las razones que permiten afirmar lo dicho:primero, María es mujer y, además, soltera. Ello significa cuidado, compañía y lealtad asu padre; la segunda razón hace referencia a la inversión y transposición de roles en elmomento de un fallecimiento. María es la segunda hija de un hogar de seis hermanos,siendo la mayor de las mujeres; su cuarta hermana está casada y tiene su propio hogar,por tanto, ella no podría asumir el rol de madre sustituta, el cual corresponde a María,desde el punto de vista familiar, cultural y social. Como ya lo había anotado, ella es laúnica mujer en casa. La tercera razón, de orden cultural y manifiesta recientemente porel padre, es: “Usted para qué se va de la casa si aquí no le falta nada”. Eso quiere decirque María no tiene argumentos válidos para independizarse. Lo expuesto nos permiteentender la ambivalencia afectiva que vive en la actualidad. Con este caso entendemosmuchos de los sentimientos y reacciones ante una pérdida, veamos:

Personas diferentes, duelos diferentes

Jamás podemos hacer comparaciones en relación con los sentimientos y emociones depersonas en duelo y mucho menos minimizar el dolor de alguien ante su pena. Estasituación es tristemente frecuente. Las personas que no están formadas ni preparadaspara acompañar en duelo, se limitan a decir cosas que ellos creen que ayudan a quienestá triste: “Eso que les pasó a ustedes no es nada, pobrecito fulanito, lo de él si fueterrible”, “sea fuerte como su hermano, mire qué ejemplo nos está dando”. Estasexpresiones y comentarios realmente lo que producen es un sentimiento de rabiaencubierta; quizás la persona, inicialmente, manifieste algo así como: “Usted tiene razón,yo no me puedo quejar, porque lo del vecino fue terrible”. ¡NO! cada quien está viviendosu propia tragedia y cada tragedia tiene sus propios dolientes. Ninguno es mayor o menory nadie es más fuerte o más débil, cada uno intenta atravesar el túnel como puede.

Resiliencia, el camino interno

Cada persona tiene sus propios recursos para afrontar el duelo: el constante y cotidianoacompañamiento a personas en duelo me ha permitido entender que todos tienenrecursos internos para ir asimilando, paso a paso, la pérdida. En psicología, estacaracterística se denomina resiliencia, que significa la capacidad que tenemos algunosseres humanos para sobreponernos al dolor y construir a partir de él. Te preguntarás:¿cómo identificar tus propios recursos internos? La respuesta no es sencilla, puesto que,en medio de las frecuentes oleadas de dolor que paralizan la existencia, es difícil rescataralgo bueno y positivo de lo que aconteció. Además, no olvidemos que el tiempo esnuestro mejor aliado.

Las características resilientes que nos ayudan a explorar los recursos internos serían:una actitud esperanzadora vs. una actitud fatalista; sentimientos y reflexiones de realismo

17

Page 18: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

lógico vs. sentimientos de castigo, especialmente divino; comprensión y asimilación de lairreversibilidad de las pérdidas vs. búsqueda y lamentación de lo perdido; capacidad depedir ayuda, construir redes y vínculos vs. aislamiento y soledad; percepción de futurovs. suspensión en el pasado; establecimiento de diálogos diferentes al evento luctuoso vs.regocijo y repetición constante de lo sucedido, con un efecto conocido como “discorayado”.

Ganar o ganar. La negación de las pérdidas

Algo muy importante para comprender por qué afloran estas características resilienteso, por el contrario, sentimos que caemos en un abismo sin fondo, es conocer la historia,es decir, saber cómo cada persona ha logrado asimilar otras pérdidas, pues el duelo queestá viviendo y la manera de afrontarlo tiene mucho que ver con la trama que se ha idotejiendo a partir de estas experiencias a lo largo de su vida. Sugiero que inicies eseinventario por tu niñez.

Recordemos que, en muchas ocasiones, nos han educado y formado para serganadores y campeones; basta mirar las reacciones ante un partido de fútbol: si mi equipofavorito gana, yo celebro y me incluyo en la hazaña. La expresión sería: “¡Ganamos!”.En el caso de perder, buscamos un culpable, casi siempre el técnico, el árbitro o, quizás,los jugadores. No decimos: “Perdimos”, sino “perdió el equipo de la selección”. Lointeresante de esto es que no hemos aprendido personal, familiar ni socialmente a integrary aceptar las pérdidas sin buscar culpables o disculparnos; además, éstas se relacionancon castigo. Si recuerdas tu infancia, ante la pérdida de un año en tus estudios, porejemplo, tus padres, de inmediato, te quitaban algo que significaba alegría y gozo. Así,aprendimos que perder es triste y significa sufrimiento y que ganar es un logro y significaregocijo y premios. Por ello es tan necesario saber cómo cada uno de nosotros ha vividosus pérdidas.

Las pérdidas de la niñez

Nuevamente, toma papel y lápiz, y hagamos un inventario de pérdidas. Realiza unalista de todo lo que recuerdes como pérdida en la infancia, por ejemplo: recuerda losjuegos infantiles, cuál era tu papel en ellos, especialmente, cómo te sentías cuandoperdías, y qué hacían los adultos que estaban contigo cuando esto sucedía. Recuerda elnacimiento de tus hermanos, ¿sentías que había llegado un intruso a casa, ocupando tulugar? Recuerda los regalos que recibías y si tus hermanos, primos o amigos recibían algosimilar. ¿Por qué te hago esta pregunta? Cuando fuiste niño(a) y en casa te decían quelos regalos de navidad los traía el niño Dios, con base en tu comportamiento durante elaño, estos se convertían de inmediato en premios o castigos a tu conducta; nada másinjusto ni más difícil de entender para un niño de tres o cuatro años, ¿cómo poder amar aDios después de que el vecino o la vecina tenían la bicicleta de tus sueños, solicitada enla carta, para la que habías hecho todos los méritos con tu buen comportamiento,y sólo tenías un juego de ollas y, en el mejor de los casos, una muñeca que te recordaba

18

Page 19: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

de paso tu misión en el mundo: ser madre?; y para los niños igual, el regalo usual,encontrado debajo de la almohada, era un carro de bomberos, una volqueta, o unaambulancia, de ahí la primera intención de carrera profesional expresada por niños yniñas.

Ésta es una de las grandes rabias guardadas por años que, luego, trabajando en unduelo por la muerte de un ser querido, sale como pérdida primaria dirigida contra Dios y,nuevamente, acompañada de la idea de injusticia.

No solamente con los regalos de navidad sale Dios mal librado, sigamos con la lista. Sien este período de la vida, que debe ser lo más cercano a la felicidad, fallece una personamuy amada y significativa –es incluso, probable, que muera un amiguito del colegio o lamascota de casa o del niño–, el argumento usual para tranquilizar al niño es decirle: “Diosse lo llevó para el cielo.Allá era donde Dios lo necesitaba” o “Dios necesitó a tu papito, por eso lo llamó para elcielo, tenemos que respetar y aceptar las visitas y designios de Dios”. Estas palabras sonterribles por todos los sentimientos ambivalentes que generan en el niño ante Dios.“¿Quién es Dios para necesitar más a mi papito que yo? Si se lo llevó así de fácil, ¿porqué no lo devuelve? ¿Por qué tengo que aceptar los deseos de Dios? ¿Acaso Diosconsultó mis deseos?”. En terapia he encontrado, con muchísima frecuencia, y podríadecir que en todas las personas, esta rabia guardada por años con la figura de Dios.

Recuerdo la reacción de mi hermano Javier ante una explicación de mi madre por lamuerte de mi amado hermano Carlos. Ella le dijo: “Ésta, mi amor, es una visita deNuestro Señor Jesucristo, tenemos que dar gracias por su visita”. Él le respondió: “Dile aese, tu Señor, que no queremos más visitas de Él a nuestra casa; cada que nos visita loúnico que nos trae es dolor”. En esos momentos, Javier tenía treinta y nueve años. ¿Porqué contestó así?, creo que tú ya tienes la respuesta.

El jardín infantil, espacio para ganar

Sigamos con las pérdidas de la infancia: el ingreso al jardín es muy difícil; casi siempreperdemos el reinado que teníamos en casa, donde manipulábamos a los adultos que noscuidaban hasta entonces. Llegamos al jardín y somos uno más. Si lloramos y pedimosalgo, es probable que nos dejen llorar un buen rato y al final nos digan: “No es hora dejugar con este juguete, en el recreo te lo prestamos”; así, anegados en lágrimas,entendemos que ese no es nuestro territorio y nos sentimos perdidos.

Dos cosas pueden ocurrir: la primera, que iniciemos nuestro recorrido por las normas yel reconocimiento de espacios y tiempos, así como de autoridad y cuidados de personasdiferentes a las nuestras; o la segunda, que nuestros padres –convencidos de que nadanos puede pasar– sitúen al jardín en la categoría de castigador y nos retiren del mismopara buscarnos espacios complacientes, donde podamos hacer extensivo nuestro reinado.En este último caso, es poco lo que nos están enseñando en relación con las pérdidas y,especialmente, en relación con la existencia de otros en la vida al tener que compartirespacios y territorios.

19

Page 20: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Un dato que no puedo pasar por alto es que cuando los niños no logran adaptarse yasimilar su nueva condición al salir del útero familiar, después, al llegar a la edad adulta,tienen muchas dificultades laborales. Esto lo he evidenciado, incluso, en parejas: egoístas,demandantes, egocéntricas2, infantiles, con dificultad para adaptarse a los cambios de lanueva vida, dependientes de las familias de origen, en especial, de la madre. En losespacios laborales nos encontramos con personas conflictivas, con problemas deautoestima y comunicación, quienes establecen lazos estrechos que luego dejan sin causaaparente y asumen el papel de víctima.

Si salimos bien librados del jardín y los adultos nos permiten perder, esto es, no nosexigen competir, no asisten cada dos días al jardín a poner quejas y sobreprotegernos,vamos entendiendo que, en la vida, a veces se pierde y a veces se gana, y que perder oganar no es ni bueno ni malo, sino que sólo son dos condiciones de la existencia, doscaras de la misma moneda.

Carita feliz… Carita triste: lección de vida

Veamos algo interesante en relación con este primer paso escolarizado. Los maestros,seguramente con buena intención, colocan en los cuadernos de los niños ante las tareasun sello de carita feliz o carita triste. Así funcionarán en adelante: carita triste para laspérdidas y para las ganancias carita feliz. Lo más seguro es que en la casa refuercen lacarita triste o feliz, con un premio o con un castigo. A mayor número de logrosobtenidos, mayores premios, con más caritas tristes y pérdidas de logros másrestricciones y castigos. En esencia, paso a paso, nos van mostrando el caminoemocional del perder y del ganar. Ningún padre, maestro o adulto podría entender cómoun niño puede estar tranquilo y feliz cuando ha perdido su año escolar. Eso seríainconcebible.

Con lo anterior no estoy haciendo una apología al perder, ni estoy cuestionando lossistemas educativos, mi defensa y mi posición tienen que ver con el derecho a perder sinque ello signifique castigo y caos tanto familiar, social y personal. Lo que quiero plantearclaramente, es que sólo nos enseñan a ganar y a mostrar públicamente los éxitos y lostriunfos, ¿por qué no hacer lo mismo con el dolor? Un día, al final de un semestre,pregunté a mi sobrina de diecisiete años, cómo estaba:

–Regular, tía.–¿Por qué? –insistí.–Perdí una materia en la universidad.–¿Cuántas materias estabas tomando este semestre?–Seis.–Eso quiere decir que ganaste cinco, le dije.

–Sí, pero lo tenaz fue la que perdí.Esas son las consecuencias del perder, nubla y opaca el ganar. En las cuentas a mi

sobrina le fue muy bien en el semestre, en las cuentas sociales y académicas le fue

20

Page 21: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

regular; ello sugirió unas vacaciones no tan merecidas como ella hubiese querido.Podemos enumerar muchas otras pérdidas durante la infancia. Para cerrar este aparte,

quisiera mencionar una gran pérdida para los niños: se trata de la muerte o la separaciónde una mascota3. Los vínculos que establecen los niños con sus mascotas sonfuertemente significativos. Para el niño, ésta puede representar una gran compañía, unamigo incondicional y, en algunos casos, un compañero terapéutico. Hace poco preguntéa un niño de cinco años: “¿Quién es la persona más importante de tu familia, Daniel?”.“Mi perro”, contestó sin vacilar. La respuesta, además de preocupante e inquietante porlo que se puede deducir de los vínculos establecidos por el niño con su familia, nos debe permitir una reflexión respectoa esta temática.

La pérdida de una mascota, cuando se es niño, causa un dolor inmenso. El pequeñodebe asimilar la pérdida, poco a poco, y no es prudente que salgamos corriendo acomprar otra mascota. Las pérdidas no son reemplazables; las mascotas, como todo en lavida, son algo único e irrepetible. El niño o la niña deben saber que el perrito ya no está,que murió o que fue sacrificado para que no sufriera. Igual acontece en el caso detraslado de ciudad o cambio de vivienda a un lugar donde, por reglamento, no se aceptanmascotas. Este evento no puede pasar desapercibido, ni el niño lo puede asumir comouna imposición de los adultos. Es necesario negociar; es posible que una buena decisiónsea dejar la mascota en algún lugar en donde el niño pueda tener un encuentro con ella,así sea ocasional, para ir desprendiéndose poco a poco. Esta decisión no puede quedargrabada en su mundo psíquico como un acto injusto. Nuevamente se acumularía la rabiaque, años después, en un próximo duelo, aflorará, como sucede con las muñecas rusasde las que hablábamos anteriormente.

Las pérdidas en la adolescencia

Ahora, hagamos un breve recorrido por las pérdidas más significativas de laadolescencia4. Nuevamente, toma papel y lápiz y elabora tu propia lista. Veamos, todoslos adolescentes son diferentes. Mi pretensión no es hacer una lista homogénea de lo quele ocurre a todos. Lo que quisiera compartir, básicamente, son los sentires y laspreocupaciones que he podido recoger a lo largo de mi experiencia, acompañandoprocesos académicos y terapéuticos de adolescentes5.

En la adolescencia, como durante la infancia, podemos tener pérdidas significativas: laseparación de los padres, situación usual y cotidiana para los adultos de hoy, pero dedifícil asimilación para los hijos6. Otra pérdida es la muerte de abuelos que han sidoimportantes en nuestro cuidado y crianza, o quizás, la muerte o abandono de alguno denuestros padres. Estas situaciones son más difíciles en la niñez, pero revisten importanciaen la adolescencia, especialmente, por los posibles cambios de roles por parte deladolescente y por todo lo que conlleva una muerte.

En relación con el desarrollo sano del ciclo vital humano, debemos analizar que el

21

Page 22: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

adolescente ya no pertenece al espacio familiar como sucedió durante la niñez, élpertenece a su grupo de amigos, a la filiación que establece con ellos, a las lealtades queviven los grupos en su interior, lo que significa que si los padres no instalaron un fuertevínculo de contención y apoyo en la niñez, será imposible que tengan un adolescentecomunicativo a su lado. La ruptura secundaria (puesto que la primaria se da cuando sesale de casa a ser cuidado en otro espacio o se ingresa al jardín infantil), es muy difícilpuesto que el adolescente se siente grande, autónomo, con una personalidad definida7 yconstruida. Los adultos, a su lado, le estorban; cuestiona todas las normas, tienedificultad con la autoridad y la rebeldía está a flor de piel.

Frente a este panorama, encontramos muchos riesgos en el mundo de los duelos: elprimero de ellos lo constituyen los embarazos no deseados, con el grave problema de queestos implican adolescentes criando niños, o con un duelo a cuestas por la decisión de unaborto8.

–Profesora, este problema lo resuelvo con ochenta mil pesos –me dijo Pablo, unestudiante de dieciséis años.

–¿Estás seguro? –le pregunté.–¡Yo no voy a “arruinar” tontamente mi vida, profe! Además, yo no creo en Dios,

entonces, cuál pecado, ni qué nada. “A lo hecho pecho”.–¿Cómo está la niña?, ¿qué piensa ella? –seguí con mi preocupación.–Todo decidido, los dos somos jóvenes, merecemos otra oportunidad.

Con esta frase terminó nuestra conversación en el pasillo de la universidad. Yo regreséa mi oficina con una triste sensación de impotencia; luego me enteré de que la noviaocasional de Pablo, quien tenía dieciocho años, ya había sido sometida a otros dosabortos para resolver la misma situación. Lo lamentable es que presenciamos, con lacomplicidad de muchos, que el aborto se volvió un método de planificación familiarcomún, ignorando las consecuencias a corto, mediano y largo plazo que una decisióncomo ésta acarrea. La inmediatez y ausencia de futuro de la adolescencia no permite verestos efectos y se nubla todo con la decisión del ahora.

Heterosocialidad vs. Vida de pareja

Ahora, veamos cómo en la adolescencia, que es un período para la heterosocialidad9,los chicos establecen relaciones de pareja con toda la seriedad y demás compromisos devínculos de adultos, incluso con hijos. Estas relaciones, demasiado frágiles en el tiempo,generan una serie de pérdidas, lo que exige, después, reacomodar las metas y los sueños.La primera de ellas es la posibilidad de ingresar a la universidad; en caso de lograrlo,usualmente, se ingresa en una jornada nocturna, lo que, de inmediato, cambia lasrelaciones que la persona, como adolescente, puede vivir. Se salta así esta maravillosaetapa de ensueño y el adolescente se convierte en adulto de la noche a la mañana. Elpronóstico con este tipo de relación es reservado. Nos encontramos con adolescentesviejos que no pueden disfrutar de sus amigos y amigas, y que, a la edad de veinte años,ya han establecido varias relaciones de pareja, dejando hijos solos y perdiendo la

22

Page 23: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

posibilidad de disfrutar la juventud como una etapa de formación académica y desocialización con grupos pares.

Esta situación vivida por adolescentes y adultos jóvenes nos está dejando socialmenteuna cadena familiar que ahora vemos con asombro. Las nuevas familias de este siglo seconstituyen así: tus hijos, los míos, los nuestros. Los abuelos, también muy jóvenes,están iniciando y asumiendo la crianza de estos hijos de adolescentes. Al crecer, estosniños no pueden distinguir claramente los roles de sus padres y entran en una profundaconfusión que, a lo largo del tiempo, se evidencia con la repetición del patrón. Esto es,hijos de adolescentes serán padres adolescentes; muchas investigaciones dan cuenta deello.

La trampa de la belleza

Otra de las pérdidas en esta etapa y que hace altamente vulnerables a los jóvenes, tieneque ver con su figura. Algunas evidencias del cambio se manifiestan en su cara y en sucuerpo, por ejemplo, con el sobrepeso. Cuando esto se vuelve de difícil manejo, losmuchachos y muchachas se retraen, se vuelven solitarios y tienen dificultades en susociabilidad.

Existe en la actualidad una gran preocupación por las patologías y alteraciones en lostrastornos alimenticios de los niños y adolescentes. Me refiero a las trampas de la belleza:la bulimia y la anorexia. Ante esta situación, todos, padres, maestros, profesionales de lasalud y psicólogos deberíamos estar en alerta roja.

Por último, mencionaré la crisis y los conflictos del adolescente, que hemosdenominado de rebeldía e irreverencia. En esta etapa de la vida, la asimilación denormas, el aceptar límites se convierte en el conflicto cotidiano, que no sólo se vive enlos espacios familiares, sino que se extrapola al colegio y a la sociedad. La dificultad esasumir riesgos sin medir las consecuencias, al adoptar actitudes que pueden sugerir actossuicidas o de inmortalidad. No podemos pasar por alto que en esta etapa se presentan losíndices más altos de suicidio en el mundo. Hablando con algunos sobrevivientes deintentos suicidio10 me he encontrado con expresiones que deben invitarnos a la reflexión:“Si tanto les estorbo, mejor me voy”, “Los veré en el entierro sufriendo”, “Con mimuerte soluciono todo, en ese momento, se enterarán de cómo fueron realmente lascosas”.

Es evidente que los adolescentes manejan inconscientemente la sensación de que semueren transitoriamente y que, luego, al resucitar, encontrarán todas las gananciassecundarias del suicidio: el perdón de sus padres y la entrega de la anhelada libertad quetanto necesitan, así como el reconocimiento de sus amigos.

En el fondo, lo que ellos creen al suicidarse es que pasan a la categoría de héroes, porello es necesario prender todas las alarmas ante la más mínima señal. Es un períododifícil y maravilloso, paciencia.

Pérdidas en la etapa adulta

23

Page 24: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

La juventud y la adultez están acompañadas de decisiones vitales que pueden ser

definitivas en la comprensión, estructuración y afianzamiento del proyecto de vida o, porel contrario, nos encontramos con personas que, a sus cuarenta años, aún no saben quéserá de sus vidas. En los primeros años de la juventud se elige la carrera que, en esencia,define muchos de los espacios y escenarios de la vida futura, puesto que estos serándiferentes si la carrera elegida está inscrita en el área de la salud, o en el área de laingeniería. Los amigos y los vínculos que se establecen serán diferentes. La elección decarrera, a veces, viene acompañada de la elección de pareja y de la construcción de unhogar. Así es como va transcurriendo la vida.

¿Dónde aparecen las pérdidas? En situaciones de ubicación laboral, en las frecuentesrupturas de pareja, por divorcio o separación, en las pérdidas económicas, por malosnegocios. En este período iniciamos el recorrido de enterrar a nuestros familiares, padres,tíos, abuelos, hermanos, amigos.

En la actualidad, presenciamos una nueva modalidad de adultos jóvenes, solteros conuna excelente preparación académica, ocupando cargos muy altos en empresasnacionales o multinacionales que, en su decisión de vida, no incluyen pareja estable, niposibilidades cercanas de tener hijos. Su vida independiente hasta el hermetismo y sucotidianidad está basada en éxitos laborales. Se pierde así el contexto familiar, lasposibilidades de establecimiento de un hogar y de vínculos cercanos con familiares yamigos del pasado.

El vacío inexistente

La sensación de vacío y trascendencia de estas nuevas generaciones es evidente y semanifiesta, especialmente, en el consumo de alcohol, sustancias psicoactivas ocompulsión a las compras. Esto último lo potencia el mundo competitivo en el quevivimos hoy, en donde psicológicamente se instala una zona de insatisfacciónpermanente. Se tiene todo, pero falta algo que el otro tiene.

En esta etapa de independencia se proyectan muchos sueños, se planifica la vida, casisiempre, cumpliendo con el mandato esperado de la familia y la sociedad, en donde eléxito económico y académico se privilegia por encima de todas las demás posiblesdecisiones. Claramente, la sociedad tiene un manual de instrucciones sobre lo que seespera de la persona a los veinte, treinta o cuarenta años. Salirse de ese mandato o, en sudefecto, no cumplir con él, significa una pérdida, una traición; ¿cómo se hace visibleesto? En las reuniones familiares, los adultos mayores se sientan a hablar de sus hijos y,especialmente, de sus logros. El orgullo aparece cuando él o ella viajó al exterior aformarse y a realizar su doctorado y, en la actualidad, gerencia una empresa de renombrenacional o internacional, tiene un lindo y próspero hogar, un apartamento ubicado en unazona privilegiada de la ciudad, carro y, en el mejor de los casos, un buen futuro conahorros y tranquilidad. La pregunta necesaria sería: ¿esta persona es feliz? No losabemos, es probable que cumpla con todos los mandatos sociales y familiares, lo que nosabemos es qué acontece en su interior. No olvidemos que el costo de cumplir sueños

24

Page 25: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

prestados es que ese triunfo es de todos menos nuestro.Recuerdo una frase que escché hace poco, desconozco el autor:

“Cuando alguien se oscurece para que otro brille, se oscurece también el universo”. Estafrase resume el sentir de lo planteado.

Ana, el orgullo de la familia, el conflicto de su vida

El caso de Ana, puede ser el de muchos.Ana tiene 41 años, es soltera y una brillante ejecutiva de una de las empresas del

estado en su país. Desde hace aproximadamente dieciocho años ocupa puestos públicosimportantes y de poder. Tiene una excelente remuneración económica, buena posiciónsocial, vive sola en el apartamento de su propiedad. Tiene una relación de pareja desdehace seis años, cada uno independiente, se visitan los fines de semana, pues entresemana los dos tienen mucho trabajo, tanto él como ella poseen casas de recreo, enciudades cercanas a la capital. A los 41 años, Ana se plantea la posibilidad de tener unhijo, sabe que por el cargo que ocupa es difícil, pero también sabe que el tiempo vapasando y es ahora o nunca el momento de tomar la decisión. Éste es el motivo deconsulta.

Explorando con ella su historia de vida, me entero de que procede de una familia muyhumilde y de escasos recursos económicos; su madre, de ascendencia campesina, nuncaha trabajado y su dedicación ha sido exclusiva al cuidado de los hijos y ahora de losnietos. Su padre perdió a sus padres a temprana edad, aprendió a ganarse la vida conmuchas dificultades. Todos los recuerdos de su infancia y adolescencia están marcadospor la escasez.

Un día, al terminar sus años de bachillerato y sin saber qué estudiar, puesto que susopciones eran mínimas, se dirigió a una de las universidades estatales de su ciudad,adquirió un formulario de inscripción, presentó sus pruebas de admisión y sin conocermayor cosa sobre la carrera elegida la inició. La universidad fue su refugio; el grupo dedanzas, sus amigos, todo un mundo que ella desconocía por las limitaciones impuestas encasa por su padre. La carrera de administración y finanzas que cursaba no acababa desatisfacerla. En realidad, ella no sabía qué quería; incluso, ahora, tampoco lo sabe.

El tiempo pasó y Ana se graduó. Sin saber qué hacer, regresó a casa, esperando quealgo aconteciera. A los pocos meses, un compañero de estudios la llamó para ofrecerletrabajo en una ciudad distante de la capital. Sin pensarlo dos veces lo aceptó, y su vidadio un gran giro. Por primera vez tendría dinero. El trabajo realizado le fue dando nuevasopciones: cambió de ciudad, estableció nuevos vínculos y contactos con personascercanas a su profesión y así, sin proponérselo, fue creciendo.

Un día muy significativo para ella y su familia fue aquel en que compró su primercarro. Las fotos que Ana trae a consulta dan cuenta de ello. Un carro nuevo, a la entradade su casa. En la primera foto, su papá conduciendo; luego, sus hermanos y su mamárodeando la nueva adquisición. Todo un acontecimiento que predecía el futuro exitoso de

25

Page 26: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Ana.Durante estos años, aunque tuvo varias opciones y propuestas matrimoniales, Ana

intuía que el mundo tenía para ella otros planes diferentes; sin darse cuenta y, además,sin proponérselo, fue recibiendo ofertas laborales que cada vez la ubicaban en una escalasocial y laboral más alta. En el fondo, confiesa, no le agradaba; no obstante, la vida seempeñaba en involucrarla en ese mundo: sus competencias profesionales fueron su mejorcarta de presentación, los ascensos rápidos no se hicieron esperar. Muy pronto, Anacompró su apartamento, cambió su carro, ayudó económicamente a sus padres, enespecial, a su mamá, y se convirtió en el orgullo de la familia. ¡Nadie había logrado llegartan lejos!

¿Qué pasaba en su mundo interior? Se sentía extraña en un mundo prestado, al que seadaptó con un mecanismo de agresión y poder. Las personas a su lado le tenían miedo,un absoluto respeto que se tornaba en envidia y, en algunos casos, en resentimiento. Ellasólo podía mirar la tarea, el fin y hacia lo que tenía que hacer, sin importar si para ellotenía que llevarse por delante a muchas personas. El mundo estaba en sus manos. Elvacío era inmenso, las personas cercanas no compartían con ella, no sabían cómotratarla, únicamente le quedaban un par de amigas que conocía de los tiempos de launiversidad con las cuales podía hablar y compartir sus miedos, temores y dudas.

En el mundo laboral seguía escalando, su mundo afectivo era frágil e inalcanzable, elbalance real era: ¿dónde encontrar un hombre que pudiera compartir con una mujer quetrabajaba dieciséis horas diarias, cuya principal búsqueda estaba en lo laboral, noteniendo tiempo jamás para compartir y, además, con esas altísimas competenciaslaborales y económicas, que enmascaraban un origen humilde y pobre? ¿Dónde estabaese hombre? No lo podía encontrar en sus contactos laborales, pues al presentar a sufamilia, ésta no correspondía a lo que ella era. La distancia era tan grande que protegerseen la soledad fue su estrategia. La persona que llegó a su vida, llegó a su casa porintermedio de uno de sus hermanos: Juan, no tiene un cargo como ella, pero pertenece asu escala social familiar.

La relación inició, los conflictos llegaron, su empleo, sus seguridades, la tranquilidadeconómica que ella ofrecía constituyeron unas distancias que él aún hoy siente. Larelación y el vínculo no han sido fáciles, tienen un noviazgo diferente: cada uno tiene sumundo de lunes a viernes, la comunicación en estos días es rápida y telefónica, los finesde semana se encuentran ocasionalmente, pues en algunas ocasiones él está trabajando.En el mundo social de ella él pasa desapercibido y pocas amigas saben de su existencia.

En estas condiciones, Ana y Juan quieren ser padres y tener un hijo, el dilema esgrande. Ella se pregunta: “¿Realmente la relación es tan fuerte como para poder darle aun hijo lo mejor? ¿Estaré preparada, para todos estos cambios?”. “Sé que Juan es unapersona honesta y sería un buen padre, lo que no sé es qué va a pasar con nuestras vidasy con nuestros mundos”, se responde.

Los logros terapéuticos con Ana han sido muy significativos, no sólo en lo que respectaa la decisión de tener o no un hijo, sino en lo que se refiere al entendimiento y claridad

26

Page 27: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

de los conflictos anexos a su vivencia laboral y a la distancia de ésta con respecto a laestructura y realidad familiar. Ana logró entender y elaborar el manejo de roles de sufamilia, puesto que al ser ella la persona importante, se convirtió, de inmediato, en la quetomaba las decisiones de padres, hermanos y, ahora, de los sobrinos, papel que no lecorrespondía y del cual, poco a poco, se está liberando. Algo muy interesante que fuimosdevelando en la terapia fue su permanentesentimiento de culpa por tenerlo todo y su familia no, lo que hizo que, en su afán deresolver el conflicto interno, construyera una casa en otra ciudad, como regalo para sumamá, quien siempre había sufrido por las permanentes humillaciones del padre enrelación con la propiedad de la casa. Ella, en asocio con uno de sus hermanos, construyóuna, buscando liberar a la madre de ese fantasma; lo significativo es que ésta nuncaaceptó vivir en ella y permaneció al lado del “viejo ese”, expresión que utilizó al principiola paciente al referirse al padre.

El trabajo de un año de sesiones semanales ha permitido a Ana un encuentro con susorígenes, tres generaciones11 atrás, ha transformado sus posiciones de poder y maltratolaboral. El cambio en ella ha sido radical; ha revisado detenidamente cada vínculoestablecido con su familia, logrando modificar los roles asumidos. Entre lo mássignificativo puedo resaltar su decisión de aclarar y fortalecer la relación de pareja encondiciones de igualdad y respeto, antes de tener un hijo.

Tres identidades distintas y un solo sujeto verdadero

Ahora, ubica tus propios conflictos en la edad adulta, relacionando los tres tipos de

identidad existentes: la identidad heredada, que traes de tu familia de origen, la identidadadquirida, que logras consolidar en los vínculos que estableces con la sociedad y laidentidad esperada por tu familia y por la sociedad.

Mira lo interesante, Ana tiene una identidad heredada de sus padres y de susgeneraciones anteriores, que le dice cómo debe de ser una mujer con su apellido, a quépuede aspirar, hasta dónde puede llegar, le entregan paso a paso el legado familiar paraque ella logre ir cumpliendo la tarea. Lo que debemos tener en cuenta es que los padressiempre esperan lo mejor para los hijos, pero eso mejor no es la distancia de clases. Esfrecuente la expresión de algunos padres al referirse a sus exitosos hijos: “Como éste(a)ase volvió de mejor familia”. Esta famosa neurosis psicológica de clase, no es reconocida,ni mucho menos aceptada por los padres y las generaciones anteriores, lo cual enmascarael conflicto bajo un supuesto orgullo familiar. Es importante decir que esto no es unaregla general ni nada por el estilo; puede suceder y, frecuentemente, lo encuentro enterapia o en los comentarios luego de algún seminario de pareja.

La identidad adquirida, ese legado de la sociedad en la cual crecemos se constituye ennuestro pasaporte. La idiosincrasia que recibimos nos va estructurando de forma tal, queasimilamos unos patrones y conductas que se asumen como inamovibles, porque así lohacen todos. Esta identidad nos va perfilando social y culturalmente, por eso,

27

Page 28: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

encontramos cómo en algunos contextos los adolescentes forman pareja a los diecisieteaños, no van a la universidad, se ubican laboralmente en puestos de economía informal,intentando ocupar un puesto en la sociedad que, en esencia, es parecido al de sus padresy abuelos. Cabe añadir que esta identidad mantiene y reproduce la división en clases dela sociedad.

Difícilmente en la comunidad de origen pueden cuestionar las decisiones, pues siempreha sido así.

La identidad esperada se constituye en la interacción de las dos anteriores, y consisteen aquello que espera la familia y la sociedad. Existe un guión explícito y otro oculto detodo ello. Cumplir con esas expectativas puede convertirse en una pesada carga. En loscódigos, lealtades familiares y de apellidos existen reglas inalterables, normas establecidasy mantenidas de generación en generación, incluso, patrones incuestionables, paramuchos. Estos parámetros pueden ser obstáculo en el libre desarrollo de suspotencialidades. Si encontramos familias en las que todos los hombres eligen carrerasingenieriles o administrativas, difícilmente entenderán que uno de sus hijos quiera serbailarín de ballet, caso de mi amigo Enrique, a quien valoro y admiro profundamente. Nofue fácil, el único apoyo familiar lo recibió de su madre. Su vida como bailarín, hoy tieneun tinte de autorrealización.

Libre, felizmente libre

Los conflictos aparecen cuando esas tres identidades no coinciden matemáticamente enese sujeto esperado, funcional, que cumple todos los requisitos de la familia y de lasociedad. Esto sucede muy frecuentemente y, cuando se logra tomar distancia y superareste conflicto, se inicia un difícil pero hermoso camino. El de la autodeterminación, quees el ejercicio real de la libertad. ¿Cómo se hace? Lo que debes hacer es analizar yconocer muy bien a tu familia de origen12, tus ancestros, cómo son y cómo actúan.Analiza los patrones o comportamientos repetitivos de los hombres y mujeres, loscódigos de honor, las lealtades al apellido, lo que se espera de cada uno de los miembrosde tu familia, lo que ha acontecido de generación en generación y que permiten lasfamosas predicciones. Si todos los de un apellido son alcohólicos, el niño que nace en lafamilia tiene una seña y una predisposición para serlo, si no lo es, realmente logró tomardistancia, alejarse del patrón y ejercer su libertad. Si lo es, tiene un argumento poderosopara refugiarse en su alcoholismo.

Luego de este conocimiento minucioso de tu familia, pasa al análisis de tu sociedad, delgrupo étnico de donde provienes, del momento histórico, social y político por el cualatravesaba tu ciudad, departamento y país en el momento de tu nacimiento y en tusprimeros años de vida. Todo ello es definitivo. Si realmente quieres conocer tu identidadadquirida, analiza cómo son y cómo te dijeron que fueras en la comunidad de dondeprovienes; busca, igualmente, patrones, comportamientos similares, mandatos, frases queidentifiquen tu región, fechas conmemorativas, las fiestas que se celebran, los códigos dehonor con los que te identificas, las posturas religiosas, ideológicas, y políticas que tus

28

Page 29: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

padres te transmitieron, pero que ellos a su vez recibieron de su contextosocial.

Claramente para este libro nos interesa que analices cómo se elaboran y resuelven losduelos en tu comunidad. Cuál es el concepto de perder o ganar para ellos, qué hacen consus muertos, cuáles son los rituales para despedirlos, qué significa que alguien se quedesin empleo, cómo reaccionan ante los problemas de pareja, las separaciones, losdivorcios, los suicidios, ser padres solteros, la homosexualidad, el aborto, la drogadicción,entre otros.

Todo lo anterior lo aprendiste en el contexto en el cual creciste. Éste marcó la identidadadquirida, pero ello no significa que estés condenado a repetir lo aprendido, sin poderreflexionarlo, asimilarlo y tomar distancia si lo consideras necesario. Con ello te invito alejercicio de saber quién eres y, especialmente, de saber por qué reaccionas o tecomportas de determinada manera.

Generalmente, sentimos que lo que hacemos son decisiones propias. Si haces la lista detus identidades te sorprenderás de los hallazgos.

El miedo a los muertos, un miedo transgeneracional

Sebastián tiene siete años, es un niño diferente a todos los niños de su edad, incluso,

me atrevería a decir que diferente al común de los niños. No ve televisión. La razón paraello es que ante una escena de muerte entra en pánico, se esconde debajo de la mesa delcomedor, corre a buscar protección de un adulto, especialmente, de su madre. En casa,jamás compran el periódico; la vida para esta familia es distinta. Los padres, paraprotegerlo, han contratado maestros en casa por años. El niño ha sido valorado pordiferentes profesionales de la salud, con diversos diagnósticos: desde eventos psicóticostransitorios, fobia a la muerte, trauma de niñez. Lo cierto del caso es que los diagnósticosy los tratamientos no han logrado una cura real.

La madre, quien se entera de la posibilidad de un análisis diferente ante la situación quevive con su hijo, acude a terapia. Al exponerme el caso y mostrarme todas lasevaluaciones realizadas a su hijo, confirmo que los profesionales anteriores han centradosu atención en un evento traumático a corta edad; sin embargo, esto parece estardescartado luego de todas las pruebas realizadas.

Lo que sí es cierto es que la vida familiar en esas condiciones es muy difícil.Para la segunda sesión cito a los padres sin el niño, citación que les sorprende, pues no

pueden entender que si es el niño el del problema tengan que ir ellos a terapia. La verdades que luego confirmo que ni siquiera eran ellos los que deberían estar sino susbisabuelos.

Explico a estos padres, ampliamente, el enfoque transgeneracional, el cual, luego nospermitió hacer una lectura de la “patología” de su hijo. Les comento la posibilidad de quela situación que Sebastián está viviendo no sea de él, sino de otra generación, y que él laheredó por transmisión del inconsciente familiar. La expresión y la actitud de los padres

29

Page 30: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

son de incredulidad, un tanto de asombro, pero también de esperanza.Iniciamos la construcción de los genosociogramas13 familiares de los respectivos

progenitores. Empezamos, entonces, la exploración del padre y su familia de origen y lamadre con la suya. Estos padres citadinos proceden, en el caso de la madre, de padres yabuelos que siempre han vivido en la capital. En cuanto al padre, nació en la capital hacetreinta años, pero sus padres y abuelos pertenecen a una región del país donde se vivióuna situación de violencia social y política, en los años cincuenta del siglo pasado. Porese entonces, en Colombia se libró una dura guerra entre los partidos políticos existentesen el momento, que ha dejado una estela de muerte y desolación que aún persiste.

Luego de conocer el origen de los abuelos de Sebastián, formulé, basándome en elenfoque transgeneracional, la siguiente pregunta: ¿es posible que los abuelos o bisabueloshayan tenido un miedo similar a la muerte y lo hayan transmitido a Sebastián?

Los padres, y especialmente el padre del niño, tenían ante sí una gran tarea: la derecuperar la historia. Logran en un fin de semana desplazarse hasta la ciudad de origende los abuelos, quienes, por fortuna, aún viven. La idea es que la pregunta y nuestrahipótesis transgeneracional guíen los diálogos. Solicitaron, entonces, que les relataran quéhabían experimentado durante la época de la violencia14.

El abuelo narra, en forma detallada, cada evento, con esa “hipermemoria” de loseventos remotos que se tiene cuando se es viejo. La abuela se limita a decir: “¡Sí, asífue!”. Todo lo dicho queda grabado15.

Analizamos en terapia los hechos narrados, sus transcripciones, buscando algunaevidencia que nos relacionara lo que pasó con la angustia de Sebastián. Cada detalle eraabrumador, invasivo: no se respetó el más mínimo derecho de la población civil, todo loque ellos hacían cotidianamente era salvar sus vidas, escondidos, a veces, dentro de lacasa y, en ocasiones, en las casas de vecinos y amigos. Pensábamos, entonces, encuántas personas vivirían esto y, posiblemente, estén traumatizados como lo estáSebastián.

Buscamos mucho, escuchamos una y otra vez las grabaciones, hasta que por finencontramos una pista que podría ayudar al niño. Una noche, se vivió una terriblesituación en casa de los bisabuelos de Sebastián. Todo fue confusión, no se suporealmente qué pasó; algunas conjeturas apuntan a que alguien, mintiendo, los acusó deguardar armas en el subsuelo de su casa. El bisabuelo fue asesinado en presencia detodos los integrantes de su familia. En forma horrorosa lo descuartizaron. Pero lo másgrave fue la orden dada a la familia de no enterrarlo y de seguir la vida como si nadahubiera sucedido. A la mañana siguiente, toda la comunidad amaneció con la orden devisitar la casa para contemplar el cuerpo. Este espectáculo de terror y crueldad seprolongó durante cuatro días hasta que, por fin, las mujeres de la familia salieron conpañuelos blancos, se dirigieron a la única funeraria del pueblo y compraron un ataúd, lollevaron a la casa y, sin ningún ritual religioso, salieron hacia el cementerio a enterrar a sumuerto. Había orden familiar de no hablar jamás de esto.

30

Page 31: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

La psicomagia16, postura teórica que plantea que el hecho de recordar y visualizaralgún secreto o evento devastador nos libera de él, fue la que permitió a Sebastiánsuperar su pánico. Quiero contarles que los cambios fueron inmediatos. Sebastián y suspadres, meses después, me han permitido contar su historia como lo estoy haciendoahora.

En resumen, el miedo y terror vivido por los abuelos de Sebastián se instalaron en suinconsciente como un secreto. Lo no dicho fue transmitido a través del inconscientefamiliar, de generación en generación; quien vino a presentar los síntomas de este hechoinjusto y devastador fue un niño en tercera generación.

Ahora, la cura, se da cuando se depone la venda, cuando se hace visible lo invisible,cuando aflora del inconsciente lo que está guardado. Ya nadie más, en las generacionesvenideras, tendrá miedo a la muerte. ¡Eso espero!

Te preguntarás cómo es posible que esto ocurra. Podríamos conseguir al experto, másexperto en el inconsciente, y siempre nos preguntaríamos cómo fue que sucedió.

El siguiente cuento17, nos ilustra lo que te digo:Marconi, el genio de la radio, había estado toda la noche en el laboratorio discutiendo

con un amigo acerca de los complicados problemas de la comunicación inalámbrica.Cuando, por la mañana, salían del laboratorio, Marconi dijo de pronto:

–Llevo toda la vida estudiando este asunto, pero hay algo acerca de la radio que,sencillamente, soy incapaz de comprender.

–¿Que hay algo de la radio que tú no comprendes? –exclamó su amigo lleno deasombro– ¿Y qué es?

–¿Por qué funciona? –dijo Marconi.Así como se instala el miedo o las emociones y sentimientos en el mundo psíquico y en

las estructuras del inconsciente, y luego se transmiten de generación en generación, algosimilar acontece en el cuerpo. Muchas de las enfermedades tienen un claro origen en lano elaboración del duelo. Denomino esta situación los dolores del dolor.

Los dolores del dolor:psicosomática del duelo

Mucho se ha escrito sobre los cuadros psicosomáticos18, acerca de cómo nuestro

cuerpo responde a situaciones invasivas, donde este aliado ayuda, al enfermarse, aresolver el dolor. Centraré este planteamiento en la relación de lo psicosomático con losduelos y, especialmente, los no elaborados19.

Elena es una estudiante de octavo semestre de psicología quien, en la actualidad,adelanta su trabajo de grado. El tema del mismo es la relación existente entre duelosinconclusos y la aparición de cáncer; específicamente, su interés es el cáncer de mama.

Nada de extraño hay en lo que acabo de decirles, si no fuera porque esta frágilestudiante, desde hace un año, recibe un tratamiento de quimioterapia. Se ha sometido avarias cirugías y a los veintitrés años se la está jugando toda por la vida.

31

Page 32: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

¿Qué pasó? La historia de Elena es un pequeño universo de pérdidas: su madre muerea una edad muy joven, cuarenta y tres años, de cáncer de mama. Después de una penosaenfermedad, el padre también fallece, a los cuarenta y cinco años, de cáncer de próstata.Elena y su hermana mayor quedan solas y huérfanas.

Elena me visita, e iniciamos un recorrido por un pasado cercano que ella se niega amirar. “Ya para qué recordar”, es lo primero que expresa. “Es mejor dejar a los muertostranquilos”. Le explicoque su diagnóstico puede estar muy relacionado con los duelos que ha vivido.Recordemos que ella es, en esos momentos, estudiante de quinto semestre de psicologíay, aun así, no acepta lo sucedido. La negación es persistente y la rabia dirigida a Diosestá latente en sus expresiones y miradas. Le hago evidente esa situación al decirle:“Elena, siento que estás desafiando a Dios”. “¿Por qué?”, me responde. “Por tu actitud ypor el diagnóstico, siento que estás poniéndolo a prueba; ya se llevó a tu papá, a tumadre y ¡ahora sigues tú! Lo que le quieres decir es que sea rapidito. ¿Verdad?”. “¡No!Yo no quiero morirme y menos en esta fecha”. “¿Qué quieres decir?”. “Pues, justo mevan hacer la cirugía el día en que cumple mamá un año de muerta; igual papá, pues hacedos años, en este mismo mes de abril, murió. Yo no quiero ser la tercera”.

Esta información es muy valiosa en el proceso. Le explico ampliamente dos situacionesque, con certeza, está viviendo: el síndrome de aniversario y la lealtad invisible20.

La lealtad invisible, en especial con la madre, es un vínculo desde el más profundosentimiento amoroso. Ella ama tanto a su madre que no acepta que haya muerto. En suhonor, hace un cáncer idéntico para morir como ella. Además, es la forma más leal dedemostrarle su inmenso dolor y el vacío que dejó su temprana partida.

Le explico que no tiene que morirse para expresar a su madre todo el amor y elagradecimiento. La terapia se torna explicativa, ella intenta integrar su pequeña formaciónen la psicología con lo que yo le digo y, al avanzar en la terapia, me pregunta por elsíndrome de aniversario. “Quiero saber de eso”, repone. Éste esta unido a la lealtad y serefiere a cumplir una misión en las fechas conscientes y decididas o en las fechassignificativas que pueden tornarse inconscientes. Así, sin saber cómo, todo lo trágico deuna familia acontece en el mes de abril, junio o agosto. La familia no lo sabe, sólo sedescubre en ocasiones y de manera anecdótica, sin saber que su trasfondo es inmenso enla dimensión psíquica. En el caso de Elena, la cirugía era exactamente el mismo día delprimer aniversario del fallecimiento de su progenitora.

Expliqué ampliamente a Elena, cómo funciona el síndrome, finalmente me dijo: “Lomejor será, entonces, cambiar la fecha de la cirugía”. Contesté que era su decisión, peroentendí que algo había cambiado en su interior.

Elena sobrevivió no sólo a la cirugía, ahora lucha conscientemente en su proceso, tieneabsoluta claridad de la relación entre su enfermedad y el duelo por la pérdida de suspadres; y no sólo esto, ahora quiere, con su investigación, aportar al entendimiento deesta vivencia frecuente y dolorosa.

En el caso de Elena, la relación entre el duelo no elaborado y la aparición de la

32

Page 33: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

enfermedad fue directa; incluso, el diagnóstico fue el mismo de su madre. Esto noacontece en todos los casos, pueden pasar varias generaciones y aparecer alteracionesmucho tiempo después como forma de resolución de las pérdidas no elaboradas.

Uno de los ejemplos que nos da Anne Ancelin Shützenberger,21 en su libro ¡Ay, misancestros!, nos ilustra esto:

Veo llegar a uno de mis grupos, en Francia, a una joven mujer encantadora. Ella meautorizó a hablar de su caso, y puedo entonces citarla: se llama Jacqueline. Llevabapuesta en ese momento una minerva, es decir, un collar rígido alrededor de su cuello. Lepreguntamos por qué. Dice que tuvo un accidente automovilístico. ¿Cuándo?, pocotiempo después del entierro de su hija. La interrogo acerca de las circunstancias: estuvocasada (hablo en pasado, porque está divorciada); tuvo una hijita que murió a los diezaños. Su hijita había nacido con el cordón umbilical enrollado alrededor del cuello: estuvolargo tiempo en coma, luego, en preanimación, pero quedó con una secuela motoracerebral; tuvo que permanecer en una institución durante diez años, y murió en abril de1986.

Le pregunté cuál era su profesión: es peluquera. Le pregunto si tiene otros hijos, yme dice:

–¡No!, cuando vi a mi sobrina no tuve ganas de tener otros niños.–¿Su sobrina?–¡Sí, la hija de mi hermana!Su hermana había tenido una hija que había nacido con una hernia cervical; ella dice:

“el cerebro que chorrea de la cabeza”. Cada una de las hermanas asistió al parto de laotra. Cada una de ellas tuvo un parto difícil. Ella no tuvo ganas de volver a empezar.

Le pregunto otros detalles: no son más que dos hermanas; y las dos tuvieron “un hijocon graves problemas alrededor de la cabeza”. ¿Cuándo? En el momento del nacimiento.¿Y los casamientos? Las dos hermanas se casaron el mismo día. Comienzo a construir el“genosociograma”: el padre es peluquero, la madre es peluquera. Remontándonos másarriba, a la abuela, observamos que ella también lo es; se trata, entonces, de una familiaque se ocupa de la cabeza hace tres generaciones.

Le pregunto el lugar de nacimiento: ambas nacieron en Francia, en la montaña. ¿Y elpadre? En Beirut. ¿Y los abuelos? Su abuela nació en Turquía. Digo:

–Mira, ¿en Turquía? pero, ¿por qué vinieron a Francia?–Vinimos a Francia después del genocidio armenio22. Fue espantoso. Los turcos

masacraron a millares de armenios. Mi abuela vio pasar, clavadas en picas, las cabezasde dos de sus hermanas y de su madre; ¡son demasiadas cabezas! Hubo más de dosmillones de muertos.

Le pregunto la fecha del genocidio armenio: es el 24 de abril de 1915; la hija deJacqueline murió el 24 de abril de 1986.

Se puede discutir la herencia del cáncer, la existencia de un terreno cardíaco ocanceroso… pero, las cabezas cortadas, ¡eso no está en los genes! No es físicamentegenético.

Es preciso reconocer que le produjo una conmoción el hecho de descubrir que todas

33

Page 34: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

las mujeres de su familia eran peluqueras. La abuela había visto cabezas cortadas; de ahíen adelante todas las hijas reparan y embellecen cabezas, salvo una, la hermana deJacqueline, que es anestesista-reanimadora. ¿Repara la muerte, quizás?

Tenemos la impresión de que esas mujeres francesas de origen armenio y sus hijosexpresan de una manera bastante extraña –con su cuerpo y el cuerpo de sus hijos– lo quepasó con su comunidad y su familia.

Como si fuera necesario, en alguna parte, a la vez repara23 el genocidio, recordar elgenocidio, la injusticia, la muerte injusta y prematura.

No existe ninguna explicación, ni médica, ni paramédica, ni psicoanalítica, ni a travésde la decodificación de los sueños, ninguna manera de explicar por qué, si hubo cabezascortadas llevadas sobre picas, hay, tres generaciones más tarde, dos niñitas que nacieroncon problemas relacionados con el cuello y la cabeza. ¿Y por qué la madre que habla deello –cuando habla– lleva una minerva alrededor del cuello?, ¿para sostener su propiacabeza?

Los hijos, las hijas sobre todo, fueron “acunadas” con la historia sobre el terrorismoy los horrores cometidos por “los turcos”.

Esta triste realidad vivida en Europa el siglo pasado también nos acompaña en AméricaLatina. Nosotros mismos y muchas generaciones hemos sido acunados con historias demiedo y de guerra.

¿Qué nos enseñan estas mujeres armenias sobre el tema de los dolores del dolor? Quelos eventos traumáticos, tan horrorosos como los vividos por ellas, son casi imposibles deasimilar; por ello, aunque las personas sobrevivan, no significa que sobrevivenafectivamente, y ese dolor, con sentimientos de impotencia, rabia, resentimiento, no lograser elaborado, pasando de generación en generación y, como lo constata la anteriorautora, se resuelve con y en el cuerpo, lo que no se resolvió con el alma.

Ahora, quisiera que entendiéramos cómo funciona la conexión existente entre el mundobiológico, psicológico y la historia personal y social de cada uno de nosotros. CarolineMyss plantea que la biografía se convierte en biología. La conexión entre nuestrospensamientos, la forma como miramos la enfermedad, el conceptoque tenemos sobre ella, como premio o castigo divino, en los pacientes de cáncer esevidente.

Es importante mirar el proceso de curación y sanación tanto en las enfermedades quetienen un componente orgánico como en las enfermedades psíquicas, en esta generacióno en las anteriores. Lo clave de todo lo anterior es que si logras sanar una generaciónestás sanando las venideras; es tu responsabilidad, también es tu oportunidad.

La señora Di Angelo, de 63 años, fue internada en el hospital, con ictericia; ésta seaprecia por la coloración amarilla de la piel y en lo blanco de los ojos. En este caso, secreyó que la causa eran piedras en la vesícula, por lo que se programó a la paciente parauna operación. Cuando le abrieron, se descubrió que, en lugar de piedras, tenía cáncer enla vesícula. El mal abarcaba toda la cavidad abdominal y había invadido el hígado. Seconsideró inoperable a la paciente, por lo que, sin más maniobras, se le volvió a cerrar el

34

Page 35: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

abdomen. Mientras la señora Di Angelo se encontraba todavía en la sala de recuperación,le informé a su hija acerca del diagnóstico. Me insistió que no le dijera nada a su mamá:“Conozco a mi mamá y sé que se moriría inmediatamente si le dice que tiene cáncer:”

Muy a mi pesar, le dije a la paciente que, en verdad, había tenido cálculos en lavesícula y que ya se los habíamos quitado.

Yo creí que su hija le diría la verdad en algún momento después de que se fueran acasa. También creí que la paciente no viviría más de un par de meses.

La siguiente vez que la vi, fue en mi consultorio, ocho meses más tarde. La quiteriahabía desaparecido totalmente y se veía radiante y saludable. No existía ningunaevidencia clínica del cáncer. La señora Di Angelo aún me visita regularmente para susexámenes de rutina y no tiene ninguna enfermedad. La última vez que vino a verme medijo: “Doctor, cuando me internó en el hospital hace tres años con ictericia, yo estabasegura de que tenía cáncer. Me sentí tan aliviada después de la operación, cuando medijo que eran cálculos en la vesícula, que decidí no enfermarme más.

Éste es uno de los casos más sorprendentes con los que me he encontrado. El placebo, en este caso, nofue el medicamento, sino la operación. Aunque clínicamente la operación fue inútil, fue lo que condujohacia una curación completa. Claro que, en realidad, ni siquiera fue la operación, sino los pensamientosposteriores de la paciente, los que la hicieron vivir24.

También, encontramos los mandatos, eso de decirle algo a alguien, que se convierte en

una promesa de lealtad. En el caso de peticiones postmortem, éstas son de cumplimientoobligado afectivamente, esto lo he constatado especialmente en el caso de las notas de lossuicidas25, los testamentos y las palabras de petición. Deepak Chopra cuenta de unpaciente que le permitió cambiar su concepción de la vida y de la muerte a partir de estoque estamos hablando.

Cuando era estudiante del cuarto año de medicina en la India, me asignaron una vezel trabajo clínico de un paciente desahuciado, con cáncer en el páncreas. Era un aldeanode 70 años, que se llamaba Laxman Govindass. Aparte de que se sentía bastante mal,estaba confuso y algo pasmado al encontrase en un hospital grande y moderno, conmaquinaria sofisticada y grupos de médicos y largas batas blancas. Los doctores que loatendían eran del tipo académico-profesional, pasaban en cada visita una hora al lado desu cama, discutiendo con los médicos internos y residentes la patogénesis del carcinomapancreático y sus diferentes presentaciones clínicas. Después, pasaban al caso siguiente,a veces sin siquiera preguntarle al señor Govindass cómo se sentía.

Los médicos internos y los residentes se ocupaban de los problemas médicos de él,de una manera competente, pero estaban demasiado ocupados para hablarlepersonalmente.

Como estudiante de medicina sólo me asignaron tres prácticas a la semana, por loque tenía bastante tiempo para platicar.

En un par de días nos hicimos buenos amigos. Me enteré de que era granjero de undistrito cercano, que tenía tres hijos mayores que ya se ocupaban del rancho, que anteshabía sido un borracho empedernido y por eso su familia lo había desamparado y

35

Page 36: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

abandonado.Cuando se enfermó de gravedad, uno de sus hijos lo trajo al hospital y se despidió de

él con estas palabras: “¡Es probable que te mueras!”.Por supuesto, el paciente se sentía perturbado al estar en el hospital; ya sin los

efectos adormecedores del alcohol, empezó a sentir el dolor tan agudo que tenía en elestómago. Por primera vez, se dio cuenta de lo enfermo que estaba. Su estado sedeterioró rápidamente y su dolor aumentó. Encontró a los doctores más interesados en laenfermedad que en él; sin ningún familiar que lo confortara, muy pronto empezó adesear la muerte.

Yo pasaba alrededor de una hora con él, cada tarde, a menudo, sin intercambiarmuchas palabras. Era claro para los dos que le quedaba muy poco tiempo de vida.Después, se acabó mi trabajo en la clínica. Me asignaron a una enfermería pequeña,situada en una aldea, a unos 300 kilómetros de ahí. Fui a despedirme del señorGovindass, sabiendo muy bien que no estaría vivo cuando yo regresara al hospital, en unmes.

Sin embargo, me armé de valor y le dije:–Señor Govindass, aquí nos vemos cuando regresé en 30 días.Sonrió tristemente y dijo:–Ahora que se va, ya no tengo nada por qué vivir, me moriré –se encontraba ya

moribundo y demacrado, y no pesaba más de 34 kilos. Era un milagro que estuvieravivo.

Sin saber más qué decir, murmuré:–No sea tonto, usted no se puede morir antes de que lo vuelva a ver.Salí rumbo a la aldea donde tendría mi puesto; el dispensario al que me asignaron

resultó estar bastante falto de personal y yo siempre estaba ocupado haciendo lo que enrealidad hacían cuatro hombres. Me avergüenza decir que rara vez pensé en mi amigomoribundo que estaba en el hospital. Cuando regresé, un mes después, ya casi me habíaolvidado de él, sin embargo, afuera de la sala del hospital, vi el nombre de LaxmanGovindass y mi corazón comenzó a latir violentamente. Empecé a sudar frío, no podíacreer que estuviera vivo. Corrí hacia su cama. El viejo yacía acurrucado en posición defeto. No era más que piel y huesos, excepto por un aspecto sorprendente: sus grandesojos abultados me miraban fijamente y penetraron hasta los lugares más recónditos de mialma.

–Ha regresado –dijo–, usted me advirtió que no podía morir sin verlo otra vez. ¡Ya loestoy viendo ahora! –cerró sus ojos y después de un suspiro, murió.

Yo estaba profundamente estremecido. No podía perdonarme haber prolongado laagonía final de este hombre. Me sentí miserable y culpable, y muchas noches despertépara encontrarme mirando fijamente a sus ojos, que me acusaban.

La conexión psicofisiológica, unida a los mandatos, promesas y lealtades, dan comoresultado una estructura psíquica vulnerable propensa a hacer enfermedades y a no viviren equilibrio interior. Si a esto unimos un duelo, nos encontraremos con personasfrágiles, enfermas, con un sistema inmune y psicológico devastados. Ello sugiere que,

36

Page 37: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

ante la más mínima pérdida, no se cuente con los recursos internos de sobrevivencia. Enel caso del señor Govindass, el mandato y el único vínculo afectivo lo sostuvieron hastacondiciones imposibles. El cuerpo es el reflejo del alma, nuestro mapa, la cartografía denuestro mundo emocional se plasma con certeza en nuestro cuerpo, por ello la famosaexpresión: el cuerpo habla.--------------------

1 Todos los nombres que aparecen en este escrito han sido cambiados para reservar la identidad de laspacientes.

2 Esta fase de egocentrismo, en donde el niño se siente el centro del universo, corresponde a los tres o cuatroaños de edad, posterior a ella aparece la socialización propia del jardín infantil.

3 De este tema próximamente en la colección se realizara un tomo completo, no solo en niños, sino a nivelgeneral duelo y mascotas.

4 No es mi interés ni el del libro realizar un tratado sobre las definiciones de adolescencia, lo que sí consideroimportante aclarar es que me referiré a los adolescentes en edades comprendidas entre 13 y 17 añosaproximadamente.

5 Por espacio de 15 años he sido docente universitaria de primeros semestres en facultades de psicología yadministración de empresas en Bogotá, Colombia.

6 Este tema será desarrollado en toda su extensión en el libro sobre duelo y separación, en donde aparecen lasmanifestaciones y reacciones de los hijos ante esta decisión.

7 Esta expresión de personalidad definida, la encuentro con frecuencia en los adolescentes. Al preguntar por susignificado suelen contestar que hace referencia al autoconocimiento de sus sentimientos, emociones yreacciones.

8 El tema de los abortos será desarrollado en uno de los libros de esta misma serie.9 Heterosocialidad: vínculo que se establece entre amigos de diferente sexo.10 El trabajo completo de suicidio y análisis de notas de los suicidas será tema de una publicación de esta

misma serie.11 El enfoque transgeneracional y su influencia en el mundo de las personas será tema en el libro sobre vida de

familia y pareja de esta misma serie.12 Sugiero que te informes sobre la construcción del genosociograma. En el libro de familia y pareja de esta

misma colección ampliaremos este tema y daremos las pautas para su elaboración.13 El genosociograma se parece a la elaboración del árbol genealógico, sólo que muy completo en relación con

la información social y de contexto.14 En Colombia se conoce como época de violencia a los años comprendidos entre 1948 y 1957. Cabe aclarar

que esta época no ha terminado.15 No es el objetivo de este escrito transcribir toda la entrevista, sin embargo, sí es importante señalar que los

relatos correspondientes a dos días de permanencia de los nietos en la región superaron las 18 horas degrabación.

16 la psicomagia, término acuñado por el director y dramaturgo: Alejandro Jodorowsky.17 De Melo, Anthony. La oración de la rana. Sal Terrae, p. 40.18 Cuadros psicosomáticos, alteraciones físicas que tienen como origen una alteración psíquica.19 En un libro de esta misma colección se trabajará la relación directa entre la no elaboración de un duelo y el

cáncer, así como otras enfermedades asociadas.20 Para el lector interesado en esta temática recomiendo el libro ¡Ay, mis ancestros!, de la francesa Anne

Ancelin Schützenberger.21 Shützenberger, Anne Ancelin. ¡Ay, mis ancestros! Edicial, pp. 140-141.22 La cursiva es de la autora.23 La cursiva es de la autora.24 Chopra, Deepak. Cómo crear salud más allá de la prevención y hacia la perfección. Grijalbo, México,

1990, pp. 92-93.25 Esta temática del suicidio será retomada en otro libro de esta misma colección.

37

Page 38: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Capítulo III

Cartografía1 de los duelos

Iniciaré un recorrido por el mundo de las emociones y su representación, y asignación enun lugar del cuerpo. Este trabajo permite una pista para poder entender lo que vivimos ysentimos cuando nos encontramos atravesando el túnel, sólo pretende ser una guía, nodebe asumirse como una verdad axiomática, ni generalizada; además, se deben tener encuenta toda la historia, los antecedentes y, algo importante, la opinión clínica y médica dela alteración.

Todas estas emociones y sentimientos están directamente relacionados con el duelo,aunque es necesario aclarar que no son exclusivos de las pérdidas.

Cartografía del miedo

En la cartografía puedes relacionar y ubicar la emoción del miedo, con molestias en elcuello, hombros, estómago y plantas de los pies; es una emoción física que incluye,además, fuertes latidos del corazón, malestar general de estómago, temblores, sudoracióny hormigueos. En la parte psicológica su manifestación es de desprotección de “no saberqué camino coger”, de ahí la representación en la planta de los pies y de la sensación detener una carga muy grande sin saber cómo asumirla. Ello sugiere un pesado evento quedebes cargar en tus hombros, se presenta también sentimiento de minusvalía, cansanciocrónico y pesadez en todo el cuerpo.

En casos de duelo, suelen aparecer una infinidad de miedos, uno de ellos y a nivelinconsciente es el miedo a la propia muerte. La muerte de un familiar o de alguien amadonos recuerda nuestra propia mortalidad, nos confronta de inmediato con esta emociónprimaria del miedo a la no existencia. “A mí no me da miedo morirme –me dijo Laura, de32 años–, lo que me da miedo es no existir más–, que un día, entonces, Laura ya no es”.Cuando expresaba esto, pasaba las manos por su cuerpo indicando qué era lo quedesaparecía. Le dije: “¿Eso que dices no es morir?”. “No, es dejar de existir, que es otracosa”; “entonces, ¿qué es morir?”. “El cajón, a eso no le tengo miedo”. Entendí con ellaque su miedo era básicamente a no ser recordada, a no trascender.

A diferencia de Laura, muchas personas temen al momento de la muerte, a no saberqué sigue, a no tener todas las certezas sobre el más allá; también experimentan ciertotemor a la forma como acontecerá este hecho. Recuerdo que cuando era niña, mi cuñadodecía que su tía, una mujer de aproximadamente 80 años, lo único que pedía a Dios en elmomento de morir era que estuviera bien aliviadita. En mi mente de niña no eracomprensible esta afirmación y, por el contrario, el comentario me resultaba muydivertido y contradictorio. ¿Cómo podía alguien estando aliviado, morirse? Luego crecí y

38

Page 39: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

entendí con dolor el comentario.Otro de los miedos instalados luego de la muerte de un ser querido, tiene que ver con la

incertidumbre, con la angustia ante la percepción de futuro, con el miedo abandónicocuando la persona que se fue era muy significativa, contenedora y proveedora tanto de loafectivo como de lo económico.

Otra situación, íntimamente relacionada con lo anterior, tiene que ver con la toma dedecisiones. Es difícil lograr, en estados de máximo dolor y confusión por lo vivido, que lapersona tenga claridad en las decisiones y, en especial, que pueda prever lasconsecuencias de las mismas. Por ello, el miedo, como una emoción protectora, aparecepara no permitir que las decisiones se tomen en forma apresurada.

El miedo, entonces, no lo podemos catalogar como una emoción negativa. De hecho,las emociones y sentimientos no deben ser miradas a partir de juicios de valor. Lo quenos permite la cartografía del miedo es saber cómo está afectando nuestro cuerpo y quénos está impidiendo o posibilitando. El primer paso será identificarlo, no sólo en lavivencia del duelo, sino en términos generales. Ahí inicia nuestra recuperación.

No podemos olvidar que muchos de nuestros miedos son heredados, incluso, lostraemos como un patrón transgeneracional. Recordemos el miedo a la muerte deSebastián.

Tareas para trabajar con el miedo

La primera tarea es realizar una lista completa de tus miedos. En ella puedes identificarlos más sobresalientes, tales como el miedo a la muerte, a dormir solo, a la oscuridad, ala soledad, entre otros.

La segunda gran tarea es averiguar en tu familia y, especialmente, en tus abuelos, tíos,primos, cuáles son los más frecuentes; elabora una lista de miedos de todos tusfamiliares.

La tercera tarea consiste en que identifiques quién te enseñó el miedo que tienes, queintentes recordar, cuando eras niño(a), qué te decían en relación con la muerte, laoscuridad, los ladrones, las alturas. No olvides que los miedos se convierten en fobias yéstas, a veces, paralizan la vida. Yo recuerdo, por ejemplo, que en mi pueblo nos decíanque el diablo venía por los niños que no hacían las tareas. Todo indica que funcionó: hicelas tareas y aquí estoy escribiendo.

La cuarta tarea ahora es que relaciones tus miedos transgeneracionales, los queencontraste en la familia. Si puedes, de tres generaciones anteriores, luego, los miedosaprendidos en tu escuela, con los amigos y luego revisa tus propios miedos. La listaresulta interesante.

Un ejemplo, el miedo a la muerte, seguramente lo vas a encontrar en tu familia; puedesanalizar si en hombres, en mujeres o en ambos, luego, observa si también te lo instalaronen la escuela y si ahora, al verte enfrentado a una muerte, aflora el miedo a tu propiamuerte. ¿Cómo pedirte que no lo tengas, si llevas años de años y generaciones de

39

Page 40: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

generaciones con él?Ahora, quiero que analices si tienes más miedo de la muerte o de la vida. Aunque la

pregunta te parezca obvia no lo es. Si miras a tu alrededor, existen muchas personas quese pasan la vida resolviendo o evitando situaciones por los miedos que les acompañan yde los cuales no se han podido deshacer. Mi madre es una mujer a quien le encanta hacervisitas, especialmente a sus familiares. Uno de sus hermanos más cercanos vivió casitoda la vida en los Estados Unidos; siempre la invitó, ella jamás pudo aceptar por elmiedo que le tiene a los viajes en avión, miedo heredado de mi abuela.

La quinta tarea es examinar cómo reaccionas ante tus miedos. ¿Cuáles son tus recursospara enfrentar esos monstruos?, ¿te sientes solo(a), con ansiedad, angustia y quizáspánico ante su presencia? Ubica las áreas de tu vida más afectadas por los miedos. Ahíempieza el trabajo. No olvides que detrás de todos ellos existe una pequeña o granganancia. ¿Cuál es la tuya?

En el caso de mi madre, a ella no le gusta alejarse por muchos días de la cercanía ycompañía de sus hijos y nietos. El miedo a los viajes en avión es su argumento perfectopara no hacerlo. (El miedo nació en ella después de que tuvo hijos; el viaje de su luna demiel fue en avión y tan tranquila como un pájaro).

El miedo debe ser transformado en valor y entusiasmo, sólo que debe ser elaborado. Sitratas de reprimirlo, como a cualquier otra emoción, tiende a causar mucho daño. Lasdolencias en el es tómago, las úlceras, la gastritis, los problemas de colon, los sangradosintestinales, están intrínsecamente ligados a los miedos. Tu cuerpo pasa las cuentas decobro.

No olvides que es arduo iniciar un proceso solo, máxime cuando no es suficienteentender; se requiere interiorizar y apropiarse de nuevas posibilidades. Existen muchastécnicas2 que te permiten superar los miedos.

En relación con el tema del miedo a los muertos, te sugiero que realices un ritual dedespedida; seguramente, temes que la persona fallecida aparezca para decirte algo. Esmuy poco probable, sin embargo, si ésta es tu creencia, la oración y la sanación de culpasayudan. Finalmente, lo mejor que puedes hacer ante los miedos es consultar parasuperarlos, y no dejar a tu cuerpo y mente que se enfermen.

Cartografía de la rabia

En la cartografía puedes ubicar la emoción de la rabia como molestias de hombros ybrazos, así como dolores y afecciones en rodillas. Es una de las emociones másfrecuentes en los duelos. Sentimos rabia dirigida contra el personal de salud, el médicotratante, contra Dios, contra algunos hermanos que no llegaron al momento de la muerte,contra el conductor del bus, contra los asesinos, contra el muerto, contra el que sea. Estaemoción tiene que salir, de lo contrario, reprimirla sería propiciar fuertes condicionesfísicas de enfermedades o quizás un alcoholismo y/o otras adicciones.

La rabia, al igual que el miedo, tiene muchas manifestaciones físicas: taquicardia,

40

Page 41: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

sudoración, alteración motora generalizada, indigestión, ahogo en el pecho, dolor en zonacardíaca, hiperactividad, con posterior agotamiento físico, dolor de cabeza con sensaciónde quererse explotar. A nivel psicológico y comportamental, pérdida del control, tomaacelerada de decisiones, obnubilación, pérdida de la noción de realidad, sensación yposibilidad de asumir conductas agresivas que casi siempre agravan el evento que disparóla emoción.

La rabia también es primaria, tiene su origen en estructuras etológicas3 y humanas, enpatrones culturales y familiares; puede tener un inicio inesperado y repentino ante unevento traumático o, por el contrario, puede ser una emoción de gestación y represión,en largos períodos de tiempo.

En procesos terapéuticos, muy a menudo, me encuentro con rabias de años y años quehan sido guardadas. Es lo que denomino rabia enquistada y enmascarada.

Cecilia, es una mujer de 43 años, a quien le han practicado tres cirugías de rodilla.Según los ortopedistas y rehabilitadores debe permanecer sentada casi todo el tiempo;además, le han sugerido utilizar, cada vez con más frecuencia, la silla de ruedas y elcaminador.

Inicio con ella un proceso de reconocimiento de sus estados emocionales y sussentimientos. Teniendo absoluta certeza de que la rabia está guardada, le preguntopuntualmente: “¿Por qué tienes tanta rabia y contra quién es?”. Mirándome conasombro, me dijo: “Y usted ¿cómo sabe esto?”. Le expliqué la cartografía de lasemociones y, de inmediato, se inició un relato interminable de rabias, abusos y maltratos,de años y años. “Ya no puedo más”, expresó. No sabía qué hacer con su vida, por ello,era mejor estar enferma; así, nadie podía abusar de una inválida.

Ante el constante maltrato físico de su compañero, la enfermedad representaba susalvación. Lo interesante es que ella descubre, casi con exactitud, cómo el maltrato no sedaba desde que ella estaba en silla de ruedas. Caminaba con dificultad cuando estaba solaen casa, de lo contrario, el dolor se incrementaba y la silla era su refugio, su protección; yla rabia enmascarada estaba en su debilitada rodilla. El no tomar decisiones y asumir lavida de forma diferente, la fue llevando a este estado. Su actitud era la de víctima yenferma; su edad cronológica de 43 no correspondía a la señora que tenía al frente. Lesaseguro que creí que Cecilia estaba cerca de los 60 años. No es justo.

Pasado un tiempo, Cecilia logró caminar y salir; pudo, después de unos meses, planteary realizar su separación. Vive con uno de sus hijos, las molestias no han desaparecido,pero Cecilia logró liberar la rabia y salvar su rodilla.

Esta emoción, mal canalizada, termina en venganza, resentimiento, amargura, pérdidade la energía vital, desacuerdos, conflictos permanentes; por ello es necesario despojarsede esta emoción, no acumularla, ni trasmitirla, porque es importante decir que tanto elmiedo como la rabia se transmiten y, por lealtad familiar, heredamos miedos y odios queno son nuestros. Existen miles de ejemplos en donde familias enteras se odian; el caso delos Capuleto y los Montesco en la magistral obra Romeo y Julieta de WilliamShakespeare es uno de los clásicos tristes.

41

Page 42: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

La rabia de más difícil elaboración en los duelos es la que se dirige contra el muerto(a),porque es difícil aceptar que se tiene; incluso, la persona la guarda tan inconscientementeque no logra identificar que lo que siente es rabia. Es común, y a veces necesario, sentirrabia con el que se fue y nos dejó solos y con problemas. Especialmente, se siente rabiaen situaciones de suicidio, pero se tiene tanta culpa y los sentimientos son tanambivalentes por lo que sucedió, que poder distinguir esta emoción no resulta fácil.Cuando la persona logra identificar, canalizar, describir, de cir, hacer catarsis4, la rabiadisminuye, el sentimiento de armonización aparece, y el cuerpo no tiene que enfermarse.

Otra de las dificultades de canalización de rabia es la que está dirigida contra Dios, porel mismo sentimiento de ambivalencia. ¿Cómo sentir rabia con Él?, pero también, si Éltodo lo puede, ¿por qué lo permitió?

Los sentimientos anexos a la rabia pueden incrementarse, las manifestaciones físicaspueden exacerbarse y la persona invadida por esta emoción se siente atrapada en ununiverso de conflictos. Hace mucho daño tener rabia.

Tareas para trabajar en la emoción de la rabia

Como en el caso del miedo y de todas las emociones, es necesario que hagas el

inventario de tu familia, tus antepasados y el aprendizaje en tu vida de esta emoción y,especialmente, de las reacciones que tienes cuando te encuentras nublado(a) por ella. Esinteresante, vas a encontrar muy seguramente que tu padre y tú sienten rabia por eventossimilares o cómo tu madre guarda su rabia, pero luego está triste. Algo así puede pasarte.

La primera tarea es el inventario de los eventos disparadores: en qué situaciones ycircunstancias pierdes el control y reaccionas con rabia. La segunda tarea es describir quéhaces con la rabia. Esto quiere decir, la canalizas, actúas y después piensas, teencegueces, rompes, gritas, golpeas y, ¿luego qué?, ¿cómo te sientes física ypsicológicamente? ¿Desgastado, cansado, malhumorado, irritable? ¿Cuánto tiempodemoras en recobrar las riendas de la situación y el autocontrol? ¿Puedes pedir disculpas, o, por el contrario, complementas la rabia con el orgullo, complicándose lasituación?

La tercera tarea es identificar las personas con quien eres más propenso a perder elcontrol y las situaciones que te desencadenan un evento de rabia.

“Yo soy un santo en la oficina, pero no puedo llegar a la casa con todos esos problemasde mis hijos adolescentes, porque hasta ahí llega mi paciencia y, claro, mi esposatampoco ayuda mucho, siempre está de parte de ellos. Yo me siento como si estuvieracon enemigos; eso no lo puedo controlar, y termino gritando como un loco, nadie mereconocería”. Estas palabras las dice Jorge, un ingeniero que es socio de una empresaasesora en sistemas, tiene a su cargo 35 empleados, es un microempresario exitoso, unhogar con dos hijos adolescentes y una esposa en casa.

Lo preocupante de la situación es que Jorge fue llevado recientemente a la clínica con

42

Page 43: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

un diagnóstico de preinfarto, luego de que sus hijos le pidieran permiso para “irse derumba” hasta la una de la mañana y, a las 4:30, él no tenía noticias de ellos. Los celularesestaban apagados, en el lugar de la fiesta nadie daba razón de ellos, la preocupación y laexplosión de rabia terminaron en un preinfarto que, como seguramente sabrás, enpersonas jóvenes (Jorge tiene 42 años) es muy grave.

La cuarta tarea es buscar dentro de ti los recursos que en momentos así lograríancalmarte. Algunas personas hacen trazos y trazos fuertes con su lápiz, hasta que su rabiadisminuye, otros salen a dar un paseo, caminan con su mascota, compran algo, es decir,se descentran de su emoción. Recuerdo lo que nos decía un profesor que nos daba unentrenamiento para el trabajo en comisarías de familia, en donde, con toda seguridad,nos encontraríamos con personas muy alteradas en sus estados anímicos, especialmentecon rabia. Él nos decía: “Cuando dos personas lleguen a establecer una demanda, ustedesno les pregunten que les pasó, ni nada por el estilo”. “No entendemos profesor, ¿quédebemos preguntar entonces?”, le dijimos. “Pregunten si pagaron el recibo de teléfono, sirecuerdan la fecha de afiliación a sus servicios de salud, pregunten de eventos nacionalesy de resultados de partidos de fútbol”. “¿Y cómo diligenciamos la ficha de recepción?”,alegamos. “No se preocupen, después de que les haya pasado la rabia, haciendo elesfuerzo para contestar sus preguntas, a cada uno, en forma independiente, le preguntana qué viene”. Todos lo entendimos, lo aplicamos y doy fe que funciona.

El quinto paso o tarea es hacer una lista lo más completa y sincera posible de lasconsecuencias de tus estados emocionales alterados, cuando has perdido el control y haaparecido la rabia, por ejemplo: ¿te ha tocado pagar algo?, para mirar las consecuenciaseconómicas. ¿Cómo te has sentido después?, para mirar las consecuencias emocionales ypsicológicas. ¿Cómo te sientes con los demás?, para mirar las consecuencias morales yéticas. Al final de la lista, muy seguramente, te preguntarás: ¿valió la pena?

La sexta tarea nos permite sanar espacios y situaciones. Si visiblemente has identificadoqué te altera,empieza por evitarlo. Ese es el primer paso, luego, no te vincules con loscomentarios o situaciones que te puedan generar rabia. Seguramente, si Jorge le entregaalgo de responsabilidad a sus hijos y les dice: a qué hora se comprometen llegar, muyseguramente habrá una negociación y no una imposición. El mundo y las relaciones sonmás sencillos de lo que nos imaginamos.

Realiza tu propia cartografía de esta emoción en la vida y en tu cuerpo, los resultadoste sorprenderán.

Cartografía de la culpa

La emoción de la culpa, la puedes ubicar, según la cartografía de las emociones, en lacintura y en las piernas. Con mucha frecuencia aparecen malestares en estas dos partesdel cuerpo y, como lo he insistido, es necesario, antes de aventurarnos al diagnósticopsicosomático, descartar alteraciones de base biológica.

La culpa es una de las emociones más comprometidas en casos de duelo: por todo loque se hizo y por lo que no se hizo, por lo que se pudo y por lo que no se pudo. En

43

Page 44: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

algunos casos, el mayor sentimiento de culpa, como lo he mencionado varias veces, seda en situaciones de suicidio o en circunstancias en donde se hace necesario tomardecisiones de difícil manejo como desconectar de aparatos de resucitación a un hijo, o ala esposa(o), o tomar decisiones en relación con tratamientos médicos que luego secomplican. Éste es el caso del uso de la quimioterapia o la radioterapia en menores deedad. Existen múltiples situaciones clínicas cuya decisión obedece en principio a unosargumentos, los cuales, después de que el evento sucede, parecen errados, y aparece laculpa. El caso que mejor ejemplifica lo anterior es el de los abortos provocados5.

La culpa está muy ligada a la conciencia y a la maduración psicológica, su incómodasensación nos indica que algo no está bien, según lo dictan nuestros códigos. Noolvidemos que estos son un legado de nuestros ancestros, por ello, no sólo nos sentimosculpables de algo, sino, además, avergonzados.

Esta emoción, al igual que las anteriores, tiene manifestaciones físicas y psicológicas.La persona manifiesta sentir angustia, una sensación de no encontrar paz, algo anda malpor dentro, se presenta insomnio, pérdida del apetito, baja de peso, tristeza o rabia, queconstituirían una culpa encubierta, aislamiento, temor a establecer vínculos, dificultad desocializarse, sentimientos de autorreproche y minusvalía. En casos graves, la culpa debeser escondida y la persona inicia un proceso de mitomanía, para poder cubrir con unanueva mentira la acción culposa.

Francisco no estaba en casa la noche en que un carro atropelló a su hijo de 3 añosquien, después de 5 días de sufrimiento, murió. En la sala de velación, Francisco le decíaa todos los que lo acompañaron que ese día, precisamente, había tenido mucho trabajo,y que, seguramente, si él hubiese llegado de la oficina temprano, nada habría pasado; lahistoria se repetía y se repetía, más para convencerse a sí mismo de que el culpablehabía sido el trabajo, que para responder a las supuestas explicaciones que pedía la gente.

Por mucho tiempo, Francisco sostuvo la mentira de lo laboral. Pero, en realidad, esedía estaba en compañía de una amiga. “La culpa me está matando, veo a mi hijo portodos lados diciéndome: ¡Papi, sálvame! Me estoy enloqueciendo”. Las sesiones deterapia solicitadas para lograr elaborar el duelo por la muerte de su hijo dieron un giro. Seinició un proceso de pareja. Francisco pudo hablar con su esposa de lo que había pasadoese día, de toda la culpa que sentía, del infierno que tenía dentro; logró desvincular elaccidente de su hijo con una supuesta situación de infidelidad y, más aún, del castigodivino. Luego de hablar y poder reestructurar todo lo que pasó en pareja, las pesadillasdesaparecieron y se inició el proceso de recuperación psicológica.

Los sentimientos de culpa tienen una característica adicional, se acumulan y aparecenaños después. Los padres que han abandonado a sus hijos, llegan a los 15 años como sinada hubiese pasado, o los padres y madres de domingo, cargan de regalos ycomplacencias a los niños(a) para resolver su culpa interna. Para el niño(a) este mensajeclaro de fragmentación afectiva es utilizado con acciones manipulativas.

Debemos analizar en esta emoción la posibilidad de delegación de la culpa a otraspersonas. Ello quiere decir que alguien que se siente culpable, no quiere o no puede

44

Page 45: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

asimilar y aceptar la responsabilidad de lo que pasó, entonces, aparece el chivoexpiatorio. Quien asume este rol, compra la culpa y se siente responsable, lo interesantees que quien la delegó la sigue sintiendo, así exprese lo contrario. De nada sirve buscarculpables, es mejor asumir decisiones con responsabilidad, como lo diría HumbertoMaturana: “La responsabilidad va hasta el sentir del otro”.

La culpa es la directamente responsable de muchos de los cánceres6, accidentescerebrovasculares y afecciones cardíacas, entre otros; con el cuerpo resolvemos lo queno pudimos resolver. Así empatamos con la vida y con Dios. No caigas en la trampa.

Tareas para trabajar con la culpa

Esta emoción es, a mi parecer y como ya lo había dicho, la de más arduo trabajo y dedifícil elaboración. El duelo de las personas que ante la muerte de un ser querido sesienten culpables es de regular pronóstico. Presentan una tendencia a manifestarsíntomas de lo que se denomina duelo patológico: la tristeza y la depresión se instalan enellas, no muestran avances de recuperación y, con frecuencia, presentan el síndrome desimilitud, que consiste en hacer los mismos síntomas de la persona fallecida cuandoestaba enferma; o empiezan procesos de evasión compulsiva con altos consumos delicor.

He escuchado tantas veces en terapia a hijos(a), totalmente destruidos, porque la mamáles decía: “Usted me va a llevar a la tumba”. Ahora, al yacer ésta en la tumba, aparece elculpable. El mundo psíquico se demuele, las posibilidades de conciliación son mínimas,estas personas, fácilmente, asumen acciones suicidas, como conducir a altas velocidadesen estados de alicoramiento, buscando morirse para no soportar más la culpa.

Como la culpa se deriva del juicio personal y social de una acción o de la omisión, lapersona no siente esta emoción en abstracto; es decir, no se es culpable, simplementeporque sí, sino por el resultado de las acciones. Unido a lo anterior, es vital entender queesas acciones generan responsabilidades.

La primera tarea será realizar un inventario de las acciones y los hechos quecondujeron a la muerte del ser querido. Es interesante constatar que muchas personastienen unas culpas sociales y, en ocasiones, ideológicas que les causan mucho daño.“Deberíamos haberlo llevado a los Estados Unidos, allá sí lo hubieran salvado”, me decíauna viuda de 76 años, luego de la muerte de su esposo de 79, quien había estadopostrado en su lecho de enfermo durante 2 años, cuidado día y noche por su esposa ysus hijos. ¿Cómo sentir culpa en esta situación? La viuda en su dolor y en su sentimientode soledad, sentía que no habían hecho lo suficiente.

Situación diferente vive la familia sobreviviente de una muerte por suicidio. En estecaso, lo que se encuentra, casi con certeza, es una familia desestructurada antes y muchomás después del evento. Es frecuente que todos sus miembros se culpabilicen: “Él es elpapá, ¡cómo no se dio cuenta de lo que estaba rondando por la cabeza de esemuchacho!, dizque entre hombres se entienden, pues no le sirvió de nada tener papá”.Estas palabras de una madre de un adolescente suicida, quien dejó dicho en su nota que

45

Page 46: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

se mataba porque no logró aceptar la infidelidad de su primer amor, ejemplifican lo queestoy diciendo. Se preguntarán qué respondió el papá: “Y yo por qué culpable, si quien locrió fue ella, así de sentimental y absurdo. Ella sí fue quien no supo enseñarle las cosasde la vida. Si alguien tiene que llorarlo es ella”. Cuando esta pareja acude a terapia, unmes después del hecho, ya están en proceso de separación. Un dato complementario:cada uno de los dos hijos restantes se hizo al lado de alguno de sus padres. La hija mayordel lado de la madre y el hijo menor, de 16 años, del lado del padre. Quien se suicidó erael segundo hijo y tenía 17 años.

La segunda tarea es la desmitificación de los deberías. Haz tu propia lista de todos losdeberías. Te sorprenderás de ver cuántas cargas nos venden y cómo, familiar, personal ysocialmente, nos entregan un látigo que aprendemos a utilizar muy bien para castigarnos,si esos deberías no se cumplen. Tengo tantos ejemplos para este caso, que creo quepodríamos escribir un libro sólo de las culpas en los duelos. A manera de ejemploseñalaré algunos: muchas personas se sienten eternamente culpables por no haber estadoen el momento de fallecer sus padres, porque la madre no murió en sus brazos, sino enuna sala de cuidados intensivos; por no haber gastado todos sus recursos acudiendo a losmil médicos que las personas, al llegar de visita, sugerían, por haber esperado un milagro.

La sensación de que faltó algo por hacer es difícil, especialmente, por lo que acabo demencionar. El dolor de no volver a ver más a nuestro ser amado, nuestro apego, nosllevan irracionalmente a querer tenerlo con vida, pase lo que pase. En la literatura, a estasituación se le denomina distanasia7.

La gran lista de deberías nos ayuda a clarificar las acciones reales y lasresponsabilidades en el hecho. El sentimiento de victimización suele aparecer ligado a laculpa, con una ganancia secundaria. Si todos me ven como pobrecito, me siento menosculpable.

La tercera tarea será mirar detenidamente tu cuerpo y todo lo que has sentido despuésde la muerte de tu ser querido. Recuerda que en la cartografía emocional es muyprobable que estos sentimientos los tengas en tu espalda y en tus piernas. Los dolores decabeza son también frecuentes; las afecciones respiratorias, indigestiones estomacales sonel símil de no poderte tragar lo que pasó. Tu cuerpo es tu biografía, ¡léelo!

“Desde que murió mi hijo no soporto el dolor de espalda, ya no sé qué hacer, pues nopuedo estar sentada, ni acostada, ni de pie por más de 15 minutos”. Profundizando conesta mujer, en su historia, quien murió fue su hijo de 12 años, con un diagnóstico denacimiento de parálisis cerebral, de mal pronóstico. Los médicos siempre decían que eraun milagro haberlo tenido vivo por tantos años, tiempo en que la madre se dedicó las 24horas del día no sólo a cuidarlo, sino a desafiar la medicina con su amor. Ella sola contrael mundo iba a comprobar que el amor era suficiente. Sí, el milagro fue varios años másde vida de su hijo, no su inmortalidad. Entender esto le sanó su espalda y, lo másimportante, se reinventó su vida.

La cuarta tarea será que veas a los vivos; frente a lo cual tú dirás: “Pero claro, eso es loque hago todos los días”. Te insisto: “Los miras, pero no los ves”. ¿Qué pasa, cuando

46

Page 47: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

alguien muy significativo se nos muere? Centramos nuestra vida en el dolor, la culpa, laangustia, por la pérdida, y los que están a nuestro lado, pasan a la categoría de invisibles.Sobre todo, en casos traumáticos, como accidentes, muertes repentinas o suicidio.

Pedro es hijo de un fantasma. Cuando su mamá estaba en el sexto mes de embarazo,su padre desapareció misteriosamente. Pedro nació, era el tercer hijo. Los únicosrecuerdos de su infancia son una señora que decía llamarse mamá, llorando día y noche,y una abuela quien era la que prodigaba todos los cuidados a los tres niños. Él norecuerda nada distinto a las búsquedas infructuosas de su padre; jamás dejaban la casasola por un día con la esperanza del regreso. No disfrutaron de ninguna navidad: “¡Cómopretenden que hagamos fiesta, sin saber lo que estará sufriendo su papito!”, decía Maríacada vez que alguien quería hacer alguna celebración. Los cumpleaños no existieron, lasvacaciones tampoco y nunca lograron saber qué hacía normalmente una mamá.

Pedro tiene hoy 40 años. Su mamá se envejeció esperando a un esposo que jamásapareció; él ha intentado entender la situación, pero la distancia con su progenitora esasombrosa. Su duelo más significativo fue la muerte de su abuela. A su mamá siempre leha dicho por su nombre, el sentimientos es ambivalente, porque él debería entender loque pasó, pero su niño interno reclama a la mamá que nunca estuvo.

Se preguntarán, ¿qué pasa con María? Es una mujer de 66 años, silenciosa, retraída,ausente, con dolor en cada poro de su cuerpo. Se viste de forma lúgubre, habla pausadoy su pelo está completamente blanco. Vive sola y se sostiene con una pequeña pensión.No tiene sueños, ni perspectivas de futuro, gastó todo buscando a su esposo; lo últimoque le dijo un médium era que él se encontraba en Venezuela. Sus ahorros, de la herenciade la abuela, los destinó para deambular meses en ese país. Pedro ha intentadoconvencerla de abandonar la búsqueda y sólo ha conseguido que le exprese una y otravez: “Es que tú no conociste a tu papá, por eso no sabes lo que yo siento”. “Está bien,María, yo sólo quiero ayudar”. “Si quiere ayudar, déjeme sola”, responde ella.

Cartografía de la pena y la tristeza

La emoción de la pena, la tristeza, en la cartografía de las emociones está ubicada en elpecho. Casi todas las personas en duelo sienten su tristeza en esta parte del cuerpo; lomanifiestan en un órgano en especial: “Me duele el corazón”. Se siente opresión,sensación de ahogo, de no poder más, de tener dificultades respiratorias y afecciones quecomprometen el sistema respiratorio.

La pena es la emoción directamente relacionada con el duelo, de hecho, al definirla,muchos autores plantean que es la reacción normal ante una pérdida. La aflicción quesigue a algún evento está acompañada de llanto frecuente, sensación de desamparo,soledad, pérdida momentánea de la noción de futuro, temor ante la toma de decisiones,paralización de la cotidianidad, desestructuración del proyecto de vida. Estasmanifestaciones son normales en los primeros días; luego de un mes (como lo vimos enel inventario inicial), debe preocuparnos.

La tristeza y la pena tienen en su contenido oculto un miedo profundo a la muerte,

47

Page 48: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

especialmente, a la propia, sensación de minusvalía y opacamiento; el mundo se reduceal dolor.

La tristeza profunda puede convertirse en depresión y, como ya lo dijimos, ésta debeser atendida por un grupo profesional competente, en cabeza de un psiquiatra.

En la tristeza se conjugan muchas de las emociones de nuestra cartografía: la rabia, elmiedo, la culpa, la incredulidad, la sensación de irrealismo, la confusión de los primerosdías, las alteraciones normales de la memoria, conocidas como amnesia por trauma.

La tristeza tiene niveles, grados; las personas dicen: “Hoy tengo menos tristeza queayer”. Cada persona conoce su medida, su termómetro interno, lo fundamental es ir,paso a paso, saliendo del túnel. Es importante respetar cada proceso, cada uno sabe hastacuándo es necesario derramar sus lágrimas.

La tristeza no se debe comparar con la de otra persona, esto es un gran error. El dolores único e irrepetible, nadie puede sentir por ti, así sea el mismo duelo. Recuerdo que laprimera navidad sin mi adorable hermano Carlos, mi hermana Libia, amorosamente,intentaba consolarme: “Se me murió Caliche”, le dije, con el corazón hecho trizas. “A mítambién”, me dijo mi hermana. “¡No!, se me murió a mí”, respondí enfáticamente. Actoseguido, mi hermana me abrazó como entendiendo que era imposible, seguir en undiálogo coherente. (Hoy, cuando escribo esto, Caliche cumpliría 50 años, ¡felizcumpleaños!).

Algo importante con respecto a la tristeza y a la pena es que se acunan, necesitan sercanalizadas de alguna forma, por ello, un duelo es una excelente oportunidad para revisartodo aquello que nos ha dolido a lo largo de la historia, de nuestra historia.

Tareas para trabajar con la pena y la tristeza

Sentimientos de frustración e inseguridad, según la cartografía, puedes ubicarlos en los

antebrazos y en los glúteos. Estos dos sentimientos están relacionados con el resto de lasemociones descritas. Es interesante mirarlas por separado, en relación con lasimplicaciones que tienen en el duelo. Los sentimientos de inseguridad acompañan lasprimeras fases del duelo: temor de tomar decisiones y miedo de asumirresponsabilidades, y de enfrentar el futuro. Las personas se vuelven vulnerables ymanifiestan sentimientos frecuentes de inseguridad, especialmente, ante muertesrepentinas y accidentales.

“¿Cómo me voy a quedar tranquila después de lo que pasó?”, me decía una madre,quien había perdido a su hijo, hacía un mes, en un accidente automovilístico. “Mi mamáestá paranoica, no nos deja ni salir de la casa, nosotros no somos culpables de lo de mihermano”, manifestaban sus otros hijos, a quienes expliqué el sentimiento de angustia einseguridad de la madre. No fue fácil que dos chicos, casi adolescentes, entendieran quela reacción sentida no era exagerada, sino lógica en el proceso de duelo. “Esperamos quealgún día nos suelte y queremos que sea pronto, usted ayúdenos”, fue lo último que medijeron.

48

Page 49: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

La inseguridad retrasa los procesos de duelo, puesto que la principal característica deuna persona que la vive es aferrarse a lo perdido, al pasado que, algunas veces, se quedainstalado en la fase de negación y rabia, atrasando en forma significativa la elaboraciónsana del mismo.

Los sentimientos de frustración, que se localizan usualmente con malestar en losantebrazos y las manos, están íntimamente ligados a las pérdidas, indican claramente ladificultad de las personas para manejar las situaciones que están viviendo; sumanifestación es muy simbólica: “Se le salió la situación de las manos”. Son eventos queel doliente no puede controlar; esto es evidente en muertes repentinas. En situacionesimpredecibles, las primeras reacciones serán de descontrol, antes de poder asimilar lo quepasó: “No sé quién hizo los trámites en medicina legal, cuando supe de mí, ya habíapasado el funeral”. Su esposo, de 50 años, fue asesinado a una cuadra de su residencia.

El sentimiento de frustración está relacionado con la sensación de impotencia ante algoque no está en nuestras manos resolver o que no fue posible evitar. Se encuentra muy dela mano con la emoción de la culpa. Ante lo impredecible, la culpa se instala con laexpresión: “Si yo…”. Las personas sufren mucho en estos eventos: “Si yo lo hubieraretenido diez minutitos para que se tomara su café en paz, no me lo habrían matado”.Seguramenteno, pero sacar esta idea de la cabeza de la doliente no es tarea fácil. Recordemos que, enla primera fase de choque, estos sentimientos de salvación son necesarios, así como sonnecesarias las expresiones y manifestaciones de máximo dolor, pues creemosinconscientemente que si sufrimos mucho, Dios nos premiará y la persona amadaregresará, por eso, el sentimiento inicial es de irrealidad, hasta que logremos integrar eintegrarnos con la irreversibilidad de la pérdida. Sólo así iniciamos el camino para podersalir del túnel.

Esta cartografía nos acerca a entender el mundo complejo de los duelos, surepresentación en el cuerpo y la estructura inconsciente de cómo son vividos. Insistosobre la responsabilidad que tenemos al enfrentar una pérdida. No olvidemos que no sólosomos nosotros los directos afectados, sino también nuestros descendientes.--------------------

1 Tomado de Rapid Eye Technology. RET- Ranae Johnson.2 Para el lector interesado puede buscar planteamientos y trabajos en el manejo de fobias y miedos, la postura

psicológica de mayor éxito en estos acercamientos es la corriente cognitivo conductual.3 El estudio etológico permite el análisis del comportamiento humano a partir del comportamiento animal. Esta

postura ha sido utilizada por años por algunos estudiosos del comportamiento humano.4 Catarsis, expresión utilizada en la escuela psicoanalítica, que hace referencia a la capacidad del paciente para

poder expresar los eventos traumáticos.5 Este tema será tratado en un libro de la misma serie.6 Al lector interesado lo invito a consultar el libro Sanar es un viaje de O. Carl Simonton y Reid Henson.

Urano, España, 1994.7 Distanasia: prolongar en forma innecesaria la vida, especialmente por medios artificiales. A los lectores

interesados en el tema les sugiero el libro Bioética, una apuesta por la vida de Eugenio Alburquerque, CCS,Madrid, 1995.

49

Page 50: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Capítulo IV

El tejido de sanación

En este capítulo encontrarás una propuesta que complementa todo lo trabajado en elrecorrido del escrito.

Lo primero en este tejido es que logres ubicar de dónde proviene tu dolor: de la pérdidaque acabas de tener o del resumen de los duelos no elaborados por ti o por tus familiares.Estoy segura de que encontrarás sorpresas, no sólo en las manifestaciones emocionales,sino en la representación en tu cuerpo. Lo que significa que aceptes las pérdidas actualesy las del pasado (recuerda las muñequitas rusas). Este ejercicio se convierte de inmediatoen una hermosa oportunidad de sanar no sólo el duelo sino tu vida.

Posteriormente, ubica tu dolor en el contexto en que vives. Es posible que las pautas ypatrones de tu sociedad se encuentren en contravía con tus sentimientos. Eso significaque al intentar expresarte no puedas hacerlo porque, seguramente, te lo reprocharán. Encambio, tienes que optar por vivir tu duelo en soledad1 o, simplemente, adaptarte a lasnormas sociales sin seguir tu corazón.

Un ejemplo interesante al respecto lo constituye la muerte de una persona en otro país.Sus familiares hacen hasta lo imposible por repatriar el cadáver completo y no despuésde que tenga lugar la incineración. La razón fundamental es poder despedirlo, con todoslos ritos que le corresponden por ser de ese país o esa región, además de poder constatarsu muerte física2 y poder iniciar el proceso de despedida y duelo.

Otra tarea importante será saber qué hacer en el momento de despedir a uno de tusseres amados. Tener claridad sobre los rituales3 aligera el dolor: cosas tan decisivas comosaber dónde se realizarán los exequias, el sacerdote que oficiará la misa, qué color deataúd, qué recordatorio ordenar, decidir si se anuncia o no en la prensa el fallecimiento,decidir con todos los familiares el tiempo4 que durará la velación. Es importantemencionar que los recuerdos más dolorosos de las personas tienen que ver con estasituación. Algunos familiares necesitan mucho tiempo para asimilar la muerte y ver, poralgún tiempo, a su ser querido les aligera su proceso de despedida. Esta situación no debeser delegada, sino consultada. Lo sé, por los miles de reproches que he escuchado enterapia, o por los sentimientos de culpa de quienes asumieron esa responsabilidad. Amayor claridad mayor tranquilidad.

La otra tarea fundamental será hacer por quien muere, lo que éste hubiese querido,tanto en su despedida como posteriormente, con sus bienes o sus decisiones. Tengopleno conocimiento de que cumplir con la última voluntad de la persona amada facilita lasanación, de lo contrario, lo que se presenta es un sentimiento de deslealtad y culpa. Si la

50

Page 51: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

persona que falleció quería que luego del sepelio todos los hijos se reunieran, debenhacerlo en su honor y cumplir con la petición; muchos ejemplos de obras benéficas dancuenta de voluntades póstumas. Es preciso tener presente que no se pueden hacerimposibles y que la persona doliente debe desprenderse del sentimiento culposo ante lairracionalidad5 de la solicitud.

Realizar actividades de despedida o encuentros en honor de los que se han ido,reconforta el alma. Recuerdo, con profundo amor, que ocho días después delfallecimiento de mi hermano, mis amigos y compañeros de la universidad organizaronuna noche de poesía y trova cubana en honor a él. Fue un acto bellísimo que me alivió elalma, me permitió llorar de emoción y reconciliarme con la cotidianidad. Al otro díaentendí que la vida continuaba.

Siguiendo con la trama de sanación, será necesario lograr despedirte de verdad. Debeshacer todo lo que sientas que te sana. Es posible que necesites hacer una carta diciéndolea la persona que murió cuánto la extrañas, qué ha pasado en tu vida y en la de todos,luego de su ida. Después, puedes ir al cementerio y leerla al lado de su tumba,posteriormente, quemarla, y experimentar la sensación de que el mensaje llegará al cielo.Algunas veces he realizado esta actividad con toda la familia y, al final, todos hanmanifestado un alto grado de alivio en su corazón. Un niño, luego de una sesión, expresóque un ángel le había ayudado para que el humo realmente no se perdiera en las nubes yllegara a su destino final.

Existen algunas técnicas utilizadas en la psicología, una de ellas se conoce con elnombre de silla vacía6: la persona que quiere despedirse de su ser amado y con la ayudade un terapeuta, logra un estado de relajación y trae mentalmente a la persona fallecida,ubicándola en la silla vacía y le expresa todo lo que no se dijo al momento de fallecer odurante la vida. En ese mismo ejercicio, se cambia de silla y se da la palabra, en formametafórica, a la persona que ya no está. Éste es un ejercicio terapéutico muy sanador. Setiene, al final, la sensación de descanso por haber tenido la oportunidad de expresar loguardado.

Saber que el duelo va por el camino de la sanación significa que has logrado adaptarte alos cambios que se dan luego de que alguien fallece. Son muchos y en un primermomento pueden parecer invasivos y de difícil asimilación. Por ejemplo, en el caso de lamuerte del esposo o la esposa, la vida, la cotidianidad y el futuro cambian, todo cambia.Saber que se está superando el duelo significa poder reacomodar la existencia,transformar lo necesario y mantener lo que se requiere mantener. Sabes que esto estásucediendo cuando el dolor por el ser amado se transforma en recuerdo y gratitud.

Seguramente, necesitarás de otros que te acompañen en el camino, algunos familiarescercanos y significativos, una ayuda espiritual y emocional, una ayuda profesional, oquizás el encuentro con otros que han vivido una pérdida semejante a la tuya7.

El camino final de reconstrucción emocional, se da cuando inicies nuevos vínculos ydisfrutes de los que siempre has tenido, es decir, cuando mires a los vivos y te encuentresconstruyendo nuevos caminos. Inicias y luego entenderás que aunque el recorrido estuvo

51

Page 52: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

lleno de obstáculos y dolor, el crecimiento y el aprendizaje hoy hacen de ti un serdistinto.

No olvidaré la frase del trabajó final de Freddy Peña, terminando el primer semestre depsicología, informe que realizó después de entrevistar a una mujer a quien le habíansecuestrado y luego asesinado a su hijo. Su informe, igual que él, está invadido de dolor,sentía que era imposible recuperarse de ese sentimiento de impotencia y rabia; quizá lafrase que salió de su corazón fue la que le permitió reencontrarse con la esperanza, laque jamás podemos perder.

Aunque el dolor aterrice nuestros sueños,el cielo nos recordará que fuimos diseñados para volar.

--------------------1 Un ejemplo de esta situación la he encontrado en hombres y mujeres que tienen una relación de amantes y al

morir alguno de los dos, el otro no puede hacerse presente en las honras fúnebres, el dolor por este hecho duraaños.

2 Cuando no se logra ver el muerto, el duelo es de muy difícil elaboración, siempre se tendrá la duda, algo así,como un muerto fantasma.

3 En las comunidades indígenas los rituales están claramente establecidos, todos los miembros de lacomunidad saben qué hacer en cada paso para despedir a su muerto.

4 En una ciudad en Colombia, desde hace aproximadamente 5 años por problemas de orden público se haestado implementando un ritual de enterramiento que se le ha denominado el “camillazo”, que consiste en que almuerto, por alguna razón, no se le hace velación y es transportado directamente del hospital o medicina legal alcementerio, allí se le hace alguna sencilla celebración religiosa y se entierra de inmediato, muchas veces estoacontece en pocas horas.

5 En un caso que atendí una pareja de amantes deciden suicidarse, los dos tenían otras relacionesmatrimoniales con hijos. En la nota suicida sus hijos quedan distribuidos entre amigos y familiares, desconociendoa la viuda y al viudo.

6 A los lectores interesados recomiendo el texto: El darse cuenta, que incluye muchos ejercicios y técnicaspara el trabajo en duelo.

7 Este tema de los grupos terapéuticos será trabajado en otro libro de la misma serie.

52

Page 53: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

Bibliografía

Acero, Paulo Daniel. Ante las penas de de la vida. San Pablo, Bogotá, 2004. Alburquerque. Bioética. Una apuesta por la vida. CCS, 1995. Bayés, Ramón. Psicología del sufrimiento y de la muerte. Martínez Roca, S.A., 2001. Boris, Cyrulnik. La maravilla del dolor, el sentido de la resiliencia. Boss, Pauline. La pérdida ambigua: cómo aprender a vivir con un duelo noterminado. Gedisa, 1999. Bucay, Jorge. El camino de las lágrimas. Sudamericana del nuevo extremo, 2001. Chopra, Deepak. Cómo crear salud. Grijalbo, México, 1987. Daza Orozco, Mary. Los muertos no se cuentan así. Plaza & Janes, Bogotá, 1996. Escobar Triana, Jaime. Morir como ejercicio final del derecho a una vida digna. ElBosque, Bogotá, 1998. Fonnegra De Jaramillo, Isa. De cara a la muerte. Intermedio Editores, Bogotá, 1999. Freud, Sigmund. Obras completas. Biblioteca Nueva, Madrid, 1996. Mello, Anthony. La oración de la rana. Sal Terrae, 1988. Meluk, Emilio. El secuestro una muerte suspendida. Uniandes, Bogotá, 1998. Osorio, Flor Edilma. Desplazamiento forzado. Dinámicas de guerra, exclusión ydesarraigo. Edición Martha Nubia Bello. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,2004. Pangrazzi, Arnaldo. El duelo. Edición Camilliani, 1991. Salinas, Silvia. Todo terminó. Del nuevo extremo, 2004. Shützenberger, Anne Ancelin. ¡Ay, mis ancestros! Edicial, S.A. Buenos Aires, 2002. Simonton, Carl y Reid Henson. Sanar es un viaje. Urano, 1994. Thomas, Louis Vincent. Antropología de la muerte. Fondo de Cultura Económica,México, 1993. Tutu, Desmond. Dios tiene un sueño, una visión de esperanza para nuestros tiempos.Norma, Bogotá, 2004. Van Eersel, Patrice y Maillard, Catherine. Mis antepasados me duelen. Obelisco,Barcelona, 2004. Villa Posse, Eugenia. Muerte, cultos y cementerios. Disloque editores, Bogotá, 1993.

53

Page 54: Para vivir los duelos (Spanish Edition)

54