La Educación Intercultural, El Valor De Una EducacióN Incluyente
PARA UNA POLITICA INCLUYENTE
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Cuadernos de Desarrollo Humano Página 1
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 2
AUGUSTO SERRANO/ ALFREDO STEIN*
PARA UNA POLÍTICA INCLUYENTE
* Augusto Serrano, profesor de Teoría de la Ciencia de la UNAH de Honduras
y profesor visitante de la Universidad Complutense de Madrid
* Alfredo Stein, profesor de Desarrollo Urbano de la universidad de Manchester
y profesor visitante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 3
INDICE
PENSAR ES IR MÁS ALLÁ (PRÓLOGO)
1. NUESTRA ÉPOCA
1.1. RASGOS FUNDAMENTALES
1,2. EL NUEVO SESGO DE LA ECONOMÍA
1.3. LA ACCIÓN POLÍTICA SUBORDINADA A LA ECONOMÍA
1.4. HEMOS CONOCIDO EL LÍMITE
2. IDEA MATRIZ
3. FUNDAMENTOS PARA UNA POLÍTICA INCLUYENTE Y
SOSTENIBLE
3.1. LA POLÍTICA COMO ARTE DE LO QUE ES LÍCITO
3.2. DERECHOS ORIGINARIOS DE INCLUSIÓN E IGUALDAD
3.2.1. LA TIERRA
3.2.2. LA VIDA
3.2.3. EL LENGUAJE
3.2.4. LO PÚBLICO
3.2.5. EL TRABAJO
4. POR UNA POLÍTICA INCLUYENTE Y SOSTENIBLE
4.1. PRINCIPIOS DE POLÍTICA INCLUYENTE
4.2. LA REGLAS DEL JUEGO POLÍTICO
5. PARA UNA NUEVA COORDINACIÓN DE LA DIVISIÓN SOCIAL
DEL TRABAJO: UNA ECONOMÍA PARA LA VIDA
6. POR UNA NUEVA GLOBALIZACIÓN
6.1. PAZ Y DINÁMICA SOCIAL
6.2. COOPERACIÓN Y DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE
7. EL CAMINO HACIA LO CONCRETO
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PENSAR ES IR MÁS ALLÁ
Denken heisst überschreiten (E. Bloch)
Entramos al tema con cautela pero con entusiasmo, esto es, contra
corriente, porque a nuestro alrededor abunda la desilusión de la política y
con la política. Son corrientes los discursos que se articulan y
fundamentan hablando de “la caída del mundo socialista”, de “la caída
del muro de Berlín”, de “la muerte de las ideologías”, de “el fin de las
utopías”, de “el fin del estado de bienestar”, de “el fin de los grandes
relatos” y, claro está, de “el fin de la Historia” para situarnos frente a
otro muro aún más alto y terrible que los otros muros supuestamente ya
derruidos: el muro de “el fin de las alternativas”.
Creemos que éstas son manifestaciones de una visión del mundo a
ras de tierra y sin la perspectiva que exige la mirada histórica. Es, además,
la visión del mundo de quienes consideran el devenir como “inevitable” y
llaman a la “resignación”, quizás agobiados por las fuerzas enormes e
incontrolables que la humanidad ha desatado y de cuyo destino ya nadie
se cree dueño.
Pero este mundo no es necesario e inevitable, sino contingente. Su
opuesto, como diría Leibniz, sigue siendo posible. Otras formas de hacer y
de ser son posibles; otras relaciones humanas son posibles; otra economía
es posible; otra globalización es posible; otro mundo es posible.
Hay alternativa. Es más, hay alternativas, porque no está dicho que
sólo haya una salida a los momentos que vivimos. Alternativas que no
cuesta tanto descubrirlas como podría pensarse, pues están ahí pujando
por hacerse reales desde hace mucho tiempo, sólo que no se las deja
aflorar. El abrumador orden establecido las trata de ahogar y, apenas
asoman, intenta aplastarlas por todos los medios como ‘mala hierba’.
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Reprimidas como “amenaza” cuando son muy potentes o como “utópicas”
cuando se las cree inofensivas, se van transformando y acumulando en los
márgenes del devenir histórico, pero no perecen: siguen ahí incordiando a
los que pretenden dormir tranquilos en sus dominios arrebatados a los
demás, porque, muy en contra de sus opiniones estrechas, esas alternativas
son parte del potencial histórico acumulado en cada época y, si bien las
utopías contestatarias no son puertos a los que alguien pueda llegar, son
faros que iluminan caminos nuevos, modalidades nuevas y suelen
despertar las conciencias de las gentes por mucho tiempo insatisfechas.
Hay alternativas, decimos, y aquí sólo pretendemos señalar una de ellas.
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1. NUESTRA ÉPOCA
1.1. RASGOS FUNDAMENTALES
Para situar nuestra reflexión y nuestra propuesta política, veamos
algunas características del mundo en que vivimos hoy, señalando
brevemente innovaciones y hechos de gran calado que han tenido lugar en
los últimos cien años, que le han dado sentido a nuestra época y que una
propuesta política inteligente debe tener en cuenta. Entre ellos:
-el crecimiento exponencial de la producción de bienes a través de los
procesos de automoción creciente;
-la aparición de los antibióticos y el mejoramiento de las condiciones
sanitarias, ampliando la expectativa de vida de las poblaciones;
-el crecimiento exponencial de la población mundial;
-la nueva relación de la especie humana con la Tierra;
-la revolución de las comunicaciones que permite la información en
tiempo real simultáneo;
-la llegada del hombre a la luna, rompiendo así los límites del natural
hábitat humano;
-la apertura mundial de las relaciones sociales (globalización) o el inicio
de una etapa de fenómenos de repercusión planetaria, incluyendo
nuevos fenómenos de migraciones.
Pero también:
-la segunda y la tercera revolución industrial, trastocando los modos
de producción, distribución, cambio y consumo y la entrada al
desempleo masivo estructural;
-las grandes crisis económicas del 30, de los 70 y del 2008, como efecto
de unas formas de reproducción de las condiciones de existencia que
dejan su suerte a la ‘mano invisible’ del mercado;
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-la crisis ecológica, producida por la intervención ciega y desmedida de
los seres humanos en la naturaleza;
-dos guerras planetarias e innumerables guerras regionales y nacionales
con su secuela de destrucción y muerte;
-el fin de los imperios coloniales, al igual que el surgimiento de nuevos
centros de poder económico y militar
-la experiencia del socialismo de Estado, su estruendosa caída y
la desilusión frente a las alternativas;
-el surgimiento de nuevos fundamentalismos, fuerzas y formas agresivas
y regresivas que se creían superadas;
-el uso de la energía nuclear que nos sitúa ante fuerzas que superan
la escala humana y que, de hecho, no dominamos;
-la subordinación de la economía productiva a la financiera y la
reaparición del espectro de la recesión a nivel global;
- el crecimiento del desempleo estructural a nivel mundial;
- la subordinación de la política a la economía;
Si algo pudiera resumir tanta transformación e innovación, diríamos
que nuestra sociedad ha cambiado sus relaciones con el espacio y con el
tiempo y ha cambiado decisivamente las relaciones de los seres humanos
entre sí y de todos ellos con la Tierra. Estamos viviendo ya en una nueva
época y ante nuevos desafíos.
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1.2. EL NUEVO SESGO DE LA ECONOMÍA
Ni Adam Smith ni David Ricardo, por mucho que intuyeron
posibilidades inmensas para el aumento de la producción por la
cooperación y la introducción del maquinismo en la industria, podrían
llegar a sospechar el salto cualitativo y cuantitativo que la economía
mundial ha realizado en los últimos tiempos, sobre todo, el nuevo rumbo y
el ritmo con que la economía se ha disparado. En su tiempo, aún eran los
seres humanos quienes determinaban el sentido y el destino de la
producción, por mucho que el trabajador directo se viera sometido al
capital y en condiciones precarias. Ahora los flujos de mercancías y, ante
todo, los flujos de capital pasan sobre nuestras cabezas sin que sepamos
adónde van ni para qué se mueven. Han cobrado vida propia porque los
seres humanos han depositado en esos productos y en esas formas su
voluntad. “La forma de la madera cambia...al convertirla en una mesa. No
obstante, la mesa sigue siendo madera...Pero en cuanto empieza a
comportarse como mercancía, la mesa se convierte en un objeto
físicamente metafísico...Las relaciones sociales...aparecen como lo que son;
es decir, no como relaciones directamente sociales de las personas en sus
trabajos, sino como relaciones materiales entre personas y relaciones
sociales entre cosas”(Marx. K.: El Capital. vol I. FCE. México 1973; págs.
36,37,38).
Si ya sucede este quid pro quo tan pronto lo que el ser humano
produce se produce como mercancía, vemos con asombro en nuestros días
de crisis global lo que sucede cuando, perdido el sentido que los productos
tienen materialmente como valor de uso, aparecen sólo como valor de
cambio, desmaterializados y representados por “valores” que juegan a solas
en la bolsa, se cruzan entre sí, se amplían o restringen, se volatilizan o
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aparecen como por arte de magia y se convierten en la gran mediación y
determinación de toda relación humana.
Así puede verse en siete de las dimensiones más destacadas de
nuestra época:
- “El crecimiento económico que se alimenta a sí mismo” (Furkiss,
Víctor, 1974, The future of Tecnological Civilization, Braxilier, Nueva
York). Estamos en una economía centrada en el valor de cambio que, por
no tener ninguna dimensión física ni una necesidad naturalmente saciable
que limite su acumulación es naturalmente insaciable. (H. E. Daly/John B.
Cobb: Para el bien común. FCE. México 1993 y F. Hinkelammert/ H.
Mora: Hacia una economía para la vida. Bogotá 2009).
- “El crecimiento demográfico que se alimenta a sí mismo”(Furkiss,
ibid.). Dimensión humana que incluso ha roto con la ley de Malthus, pues
la producción de bienes ha crecido más que la población por lo que, debido
también a otros factores, la población ha podido crecer exponencialmente.
- “El cambio tecnológico que se alimenta a sí mismo”(Furkiss, Ibid.).
La vida útil física de los medios tecnológicos podrá seguir siendo buena,
pero quedará determinada y a expensas de lo que determine la vida útil
económica (mucho más corta), desatando así una carrera interminable de
cambios para alcanzar así mayor productividad y competitividad y, a la
postre, desempleo.
-“El patrón de desigualdad del ingreso que tiende a sostenerse a sí
mismo”(Furkiss, Ibid). La acumulación de la riqueza sigue creciendo y ha
crecido también la pobreza en el mundo. Habría que decir que la relación
que produce multimillonarios es la misma que produce pobres de
solemnidad.
-La carrera armamentística que se alimenta a sí misma (H. Daly,
Ibid.). He de saber cuántos tanques tiene mi vecino, para tener yo uno más
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que él. Si él dispone de la bomba, trataré por todos los medios posibles de
tenerla yo también.
-El paso al uso de energías de baja entropía que aun siendo limitadas,
permiten un flujo ininterrumpido de su uso y se alimenta a sí mismo
(Georgescu Roegen: La ley de la Entropía y el proceso económico.
Argentaria, Madrid 1996). La Economía de la Corriente Principal (la que
constituye el paradigma de nuestro tiempo) habla, por cierto, de escasez de
recursos y lo sabe muy bien (se autodefíne como la ciencia que establece la
relación entre fines dados y la asignación óptima de recursos escasos para
usos alternativos), pero articula sus modelos como si no la hubiera o como
si, de hecho, la limitación fuera superable a través de múltiples de astucias.
Habría que hablar hoy de una dimensión que parece tener vida propia y
está mucho más allá no sólo de las voluntades de las gentes y de los
gobiernos, sino, por lo que estamos observando, también más allá de su
conocimiento. Se trata de la esfera financiera que, alejada y abstraída de la
esfera de la producción, determina casi todas las dimensiones de la vida
con una potencia y una extensión que no hay gobierno que la gobierne ni
nación que pueda sentirse a su resguardo, pudiendo causar en sólo horas
trastornos de orden planetario como hemos experimentado en los últimos
tres años.
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1.3. LA ACCIÓN POLÍTICA SUBORDINADA A LA
ECONOMÍA
El capitalismo ha llegado a una fase en la que ya se ha puesto
totalmente sobre sus pies (aunque no se pueda afirmar que no le queden
aún resortes que desarrollar en su propia potenciación), al generar los
supuestos que le son propios, por haber logrado subordinar las relaciones
determinantes de la reproducción de la vida humana y no humana sobre la
Tierra: jurisprudencia a su servicio, comunicaciones que rompen las
fronteras y límites de espacio y tiempo a su servicio, desmaterialización de
la parte dominante de la economía a su servicio y, por medio de esas redes
globales de comunicación, presencia real simultánea en tiempo real a su
servicio en cualquier parte del globo. Es la razón por la que una crisis
financiera en cualquier rincón del mundo repercute de inmediato en el
resto, pero no sólo en el resto de las finanzas del mundo, sino en el resto de
de las demás relaciones vitales de la humanidad.
“Retrato del poder” titula un apartado de EL PAIS SEMANAL del
31 de octubre de 2010 dedicado con todo lujo a los grandes empresarios:
“Son líderes en sus sectores. Han dado con la forma del éxito. Resisten en
medio de la peor crisis global” y trae, como entrada, la foto de los que
mandan en el Banco Santander sonrientes y satisfechos. Nada menos que la
banca, que es la que ha creado esta crisis “jugando” sin miedo al riesgo y a
la más desbocada especulación dice “resistir” mejor que nadie y lo hace:
diversificando y moderando los riesgos (sic) y, a pesar de los sueldos que
se autoasignan (mucho mayores que los de los presidentes de los grandes
países), dicen, sin que se les caiga la cara de vergüenza, “Hay más
exigencia y los desafíos son más duros, la austeridad es un valor (¡!) que se
ha convertido en indispensable”, dejando de lado que la austeridad la han
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realizado expulsando a miles de trabajadores de su trabajo y, en los peores
momentos del desastre de la crisis, elevándose ellos sus ganancias hasta
niveles que han causado escándalo.
Es, en realidad, el verdadero y actual retrato del poder. Los
Gobiernos tienen “que amontonar sacrificios en su altar”.
Por eso, desde hace varios años, la estrella polar a la que los
europeos miran para orientarse es nada más y nada menos que La Bolsa.
Así, con artículo determinado, y subordinando todo quehacer a lograr su
máximo esplendor. La vida de todos los europeos depende no tanto de lo
que hagan, de cómo lo hagan, cómo se organicen y se comuniquen entre sí,
sino de cómo le vaya al EURO en la bolsa. Todos los discursos oficiales
versan sobre esta principal y omnipresente preocupación. Nuestras vidas
están en manos de la salud del EURO y éste depende de lo que dictaminen
los gurús de Standard & Poor’s. Es decir que la brújula de la globalización
de casi todas las relaciones sociales la determinan un par de empresas
“apátridas” de calificación financiera como ésta y su opinión se toma como
dogma a seguir irremediablemente por los llamados “mercados de valores”
y, como encadenados a estos, los gobiernos y, aún más, todas las
condiciones de la reproducción de la vida sobre la tierra. Por cierto, opinión
que, por fuerza, no puede ser sino hipotética e incierta, además de que ya se
ha equivocado estruendosamente en varias ocasiones: De acuerdo a Naudé
(2009), las agencias internacionales de calificación parecen haber estado
otorgando puntuaciones altas mucho más fácil cuando las condiciones de
crecimiento económico eran favorables. Barth (2008), citado por Naude
(2009), muestra que el 45 por ciento de todos los nuevos títulos de valor
calificados por Standard & Poor en el año 2007, días y meses antes del
desmoronamiento financiero de Wall Street, fueron calificados AAA, la
más alta calificación posible. (Barth, J. R. (2008) ‘US Subprime Mortgage
Meltdown’. Paper presented at the 14thDubrovnik Economic Conference, 25 June.
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Dubrovnik Available atwww.hnb.hr/dub-konf/14-konferencija/barth.ppt. Y Naudé, W.
(2009) The Financial Crisis of 2008 and the Developing Countries Discussion Paper
No. 2009/01, UNU-WIDER World Institute for Development Economics Research,
Helsinki).
“La banca internacional juzga las elecciones en los países
latinoamericanos a partir de las señales que envían los candidatos
presidenciales en esos países respecto a la ‘credibilidad’ de sus plataformas
de política económica. Si los bancos de inversión consideran que los
candidatos no están comprometidos a defender ‘políticas macroeconómicas
sostenibles’, que rebajan la deuda externa, inmediatamente, generan niveles
de incertidumbre que la banca procede a ‘castigar’. Para la banca, el
‘compromiso de los partidos políticos y los candidatos a políticas
económicas creíbles’ es crucial para los mercados financieros” ( Nieto
Parra, S. and Santiso, J.).
De esta manera, la acción política queda casi totalmente subordinada
a la parte económica más alejada de los seres humanos de carne y hueso, el
capital financiero, tan abstraído y alejado del sector productivo que, como
diría Marx, parece tener el alma en el cuerpo y actúa por cuenta propia.
Capital financiero que juega a un juego de vida o muerte, pues actúa con
vida propia, especulando con realidades espectrales, que, carentes de toda
materialidad y sin límite a la vista, resultan insaciables.
“Desde el miércoles 20 de octubre, los británicos no solo viven en
Reino Unido; están viviendo el experimento británico. Un experimento que
consiste en reducir el gasto público casi una quinta parte a lo largo de cinco
años, con la pérdida probable de medio millón de empleos en el sector
público y la esperanza de que el sector privado salve la situación. A
diferencia de Grecia e Irlanda, Reino Unido no tenía una necesidad
absoluta de hacer unos recortes tan drásticos. Nadie sabe exactamente con
cuánto menos se habrían quedado satisfechos los omnipotentes dioses de
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 14
nuestra era -los mercados de valores-, pero el Gobierno británico ha hecho
lo imposible para amontonar sacrificios en su altar. La última calificación
que hace Standard & Poor's de la deuda británica indica que la ira de los
dioses se ha aplacado. Por ahora”. ( Timothy Gaston Ash: en El País, 1-
11-2010; pág. 23).
De este modo, el cálculo duro de la utilidad económica se impone
sobre la acción política y decide sobre su sentido y sus contenidos.
1.4. HEMOS CONOCIDO EL LÍMITE
Pero esta situación no puede seguir así, porque en el límite y quizás
mucho antes del límite todo vaya hacia su destrucción: este sistema nos
está usurpando las decisiones, el sentido de la vida, las posibilidades de
futuro y aquellas dimensiones que nos son, por naturaleza, propias e
inalienables: nos está despersonalizando y nos está depredando la base
material de la vida como viene anunciando el Club de Roma desde hace ya
más de treinta años. Somos seres de esta Tierra y no queremos emigrar a
otros planetas después de haber acabado con éste. Queremos realizar aquí
nuestras esperanzas y queremos realizar aquí “las esperanzas incumplidas
de las víctimas de la historia” (Horkheimer/Adorno). Somos seres políticos
que quieren recuperar su poder civil y político de decisión a la hora de
decidir la propia suerte, porque ya sabemos con saber de ciencia:
- que es pensable (de hecho lo estamos haciendo ahora),
- que es posible (porque esta situación que tenemos no es necesaria,
sino contingente),
- que es probable (porque conocemos nuestras posibilidades),
- que es factible (porque sabemos ya lo que tenemos y el potencial
de que disponemos)
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 15
- que es a todas luces conveniente otra globalización (porque ésta
de ahora no tiene futuro)
- sólo debemos darle legitimidad y licitud (cosa difícil, pero no
imposible, en la medida en la que, como postulamos, sea la
política no prostituida la que determina y orienta la acción
económica y financiera)
- y sabemos con saber de ciencia que es el bienestar humano y no
el crecimiento por el crecimiento la meta que debe guiar lo que
hagamos.
El “crecimiento sostenido” al que pretenden subordinarlo todo los
gobiernos, los partidos políticos del más variado espectro, los sindicatos,
las universidades y las empresas para volver a generar empleo y bienestar
es un imposible que no se sabe ya por qué se sigue proclamando, cuando
hace más de treinta años que se vislumbró como tal: "Las afirmaciones de
lo imposible son el fundamento mismo de la ciencia. Es imposible: viajar a
más velocidad que la de la luz; crear o destruir materia-energía; construir
una máquina de movimiento perpetuo, etc. Respetando los teoremas de lo
imposible evitamos perder recursos en proyectos destinados al fracaso. Por
eso los economistas deberían sentir un gran interés hacia los teoremas de lo
imposible, especialmente el que ha demostrarse aquí: que es imposible que
la economía del mundo crezca liberándose de la pobreza y de la
degradación ambiental. Dicho de otro modo: el crecimiento sostenible es
imposible. En sus dimensiones físicas, la economía es un subsistema
abierto del ecosistema terrestre que es finito, no creciente y materialmente
cerrado. Cuando el subsistema económico crece, incorpora una proporción
cada vez mayor del ecosistema total, teniendo su límite en el cien por cien,
si no antes. Por tanto, su crecimiento no es sostenible. El término
'crecimiento sostenible', aplicado a la economía, es un mal oxymoron:
autocontradictorio como prosa, y nada evocador como poesía" (Herman E.
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Daly: Crecimiento sostenible: un teorema de la imposibilidad. En: Desarrollo. Revista
de la SID. nº 20, 1991; pág. 46).
Hasta aquí hemos tratado de situar nuestra propuesta, en tanto
hemos señalado los hechos y las posturas dominantes, pero también las
más críticas con el derrotero de nuestra época. Desde esta plataforma,
cabe ahora articular coherentemente una forma de hacer política que,
tratando de incorporar el máximo del potencial humano a esta gran tarea
(que sea, por tanto, incluyente), pondere y postule una relación con la
Tierra y con la vida que sea sostenible.
2. IDEA MATRIZ
Somos más de seis mil millones de seres humanos sobre la Tierra (la
única que tenemos). Necesitamos satisfacer necesidades elementales que
espontáneamente no nos las provee la Tierra, por lo que hay que producir
los productos y servicios para tal satisfacción. Dicha producción, para que
satisfaga, al menos, a la mayoría se tiene que producir en términos de una
división mundial del trabajo cuya “coordinación” en la actualidad pasa
necesariamente por el mercado de bienes y servicios y a ese mercado sólo
se puede acceder por la mediación del dinero (dado que todo se produce
como mercancía), dinero que, a su vez, sólo se obtiene mediante el acceso
al trabajo o empleo remunerado. Pero resulta que esa producción mundial
de bienes y servicios actual se realiza en competencia (porque todos los
productores buscan la ventaja competitiva y la ganancia), esto es, tratando
de lograr productos con mínimos costes, tarea que se logra aumentando la
productividad del trabajo que, desde hace ya más de un siglo, no se
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consigue incorporando más y más trabajadores a los procesos de trabajo,
sino mediante la incorporación creciente de la tecnología científica como
ya lo anticipaba Jeremy Rifkin en su obra El Fin del Trabajo: Nuevas
Tecnologías contra Puestos de Trabajo: el Nacimiento de una nueva Era.
Incremento de la tecnología en casi todos los procesos conocidos cuya
secuela no es necesariamente el crecimiento del empleo y muchas veces va
asociada al mismo desempleo.
Pero sin el empleo remunerado es imposible acceder a los bienes
necesarios para la vida. Por tanto, si no hay otra forma de producir y de
acceder a los bienes necesarios, habrá que inventar cuantas formas de
empleo remunerado sean posibles a fin de incorporar a las posibilidades de
vida digna a todos los seres humanos y hacerlo de manera sostenible.
Una coordinación de la división mundial o nacional o regional o
local del trabajo en este estado de competencia en que vivimos que sea
sostenible que genere empleo para todos o para las mayorías es asunto que
no se puede lograr de forma espontánea, precisamente, porque, al darse en
régimen de competencia, cada productor busca su máximo beneficio y no
se atiene a las necesidades reales de las personas, sino al interés de su
empresa y ya sabemos hasta la saciedad que no hay “mano invisible” que
arregle el desaguisado que se arma en este tipo de sociedad, que, desde
hace más de un siglo, “deja morir” a millones de seres humanos y, de paso,
destruye la naturaleza (F. Hinkelammert).
Por tanto, hay que SUBORDINAR LA ECONOMÍA A LA
POLÍTICA y no al revés como está sucediendo. Hay que subordinar la
coordinación de la división local, nacional, regional y mundial del trabajo
a la reproducción de la vida en general y la reproducción de la vida humana
en particular, asunto que sólo mediante una acción política determinada
cabe orientar.
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Idea matriz que surge como respuesta a la situación actual y a las
posibilidades que se pueden otear hacia el futuro, pero que exige apoyarse
en algunos principios para que no aparezca como idea arbitraria.
3. FUNDAMENTOS PARA UNA POLÍTICA
INCLUYENTE Y SOSTENIBLE
Conviene seguir lo que es general a todos,
es decir lo que es común. (Heráclito)
Todas las cosas dependen de las demás
para mantenerse sólidas
(Lao Tse)
3.1. LA POLÍTICA COMO REALIZACIÓN DE LO QUE ES
LÍCITO
Se suele decir que la política es el arte y aún la ciencia de lo posible
y quizás por eso la política que se está realizando en nuestro tiempo
aparece realmente como lo que es, como aventura abierta a cualquier
posibilidad, donde todo se arriesga incluyendo la suerte de los pueblos y la
vida de las gentes.
Por eso esta concepción de la política, llevada hasta sus últimas
consecuencias, puede significar el fin de toda política, la destrucción de la
convivencia ciudadana y, a la postre, la de la vida misma.
Una de las tantas posibilidades en las que se mece la política es
aquella en la que, como en nuestros días, cede ante otras instancias que por
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naturaleza deberían quedarle subordinadas y deja de poder diseñar, orientar
y coordinar la acción social, para dejar a los ciudadanos a merced de
fuerzas opacas, en este caso las del mercado, que no parecen tener dueño al
que exigirle responsabilidades.
De ahí que queramos pedirle a la POLÍTICA con mayúscula que
actúe soberanamente como ARTE DE LO LÍCITA y LEGÍTIMAMENTE
POSIBLE, porque no todo lo que se puede se debe. Esto es, que se
convierta en aquel modo de actuar que articula sus metas críticamente
ponderando, desde lo que es posible, aquello que es probable, desde ahí lo
que es factible, derivando hacia lo que es conveniente porque es justo, es
legítimo y, en fin, es lícito.
Pero, ¿desde qué punto partir que no sea arbitrario para fundamentar
una forma de hacer política incluyente?
3,2. DERECHOS ORIGINARIOS DE INCLUSIÓN E
IGUALDAD
LA FUERZA DE LOS HECHOS
Nuestra sociedad moderna parece que sólo se deja convencer por los
hechos, tanto mejor si esos hechos son “hechos brutos”, esto es,
situaciones tan tremendas que nadie pueda obviarlas ni pasar por encima
de ellas cual si no existieran. Tanto así, que parece querer renunciar a las
grandes teorías y a los grandes relatos y, cosificada como está, se atiene
sólo, bien que a regañadientes, a la fuerza de los hechos.
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Dos guerras mundiales desastrosas ha tenido que desatar y soportar
esta sociedad para llegar a proclamar un Código de Derechos Humanos.
Una depredación de la naturaleza sin precedentes ha tenido que llevar a
cabo para que llegue a las conciencias de las gentes y comience a
generalizarse la necesidad de cuidar el medio natural. Momentos
apocalípticos ha tenido que vivir, Hiroshima, Nagasaki, Auschwitz, para
conocer los límites de lo humano y de las fuerzas que hemos desatado. Así,
han sido hechos tremendos y no teorías los que parecen haber despertado
nuestras conciencias hacia lo que somos, lo que podemos hacer y ser y lo
que podríamos y deberíamos hacer para ser diferentes.
Pues bien, ateniéndonos al talante de esta sociedad que se alimenta
con hechos brutos y parece despertar su conciencia sólo cuando se
enfrenta a hechos incontestables, queremos presentar cinco hechos
rotundos e indiscutibles que muestran la línea transversal que nos iguala a
todos los seres humanos, que nos sitúa también transversalmente con la
naturaleza cual parte integrante de la misma y que llevan consigo
exigencias políticas y económicas de necesario, pero también de posible
cumplimiento.
3. 2. 1. LA TIERRA
(El primer derecho originario de inclusión e igualdad)
Es sorprendente la forma con la que la ciencia económica dominante
de nuestros días, que es la ciencia que supuestamente nos habla de las
relaciones humanas que más repercuten sobre nuestro planeta, viene
hablando de la Tierra. Es sorprendente, porque apenas se asoma a ella para
reducirla a la “renta del suelo” o con términos de lo más oscuro y ambiguo,
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 21
pues trata nuestras relaciones con el medio vital no como relaciones
metabólicas, sino como “externalidades”, como subproductos, como
asuntos accidentales, cual si se tratara de cosas sin mucha importancia, en
fin, como si la Tierra fuese tan grande que estuviera dotada de
posibilidades ilimitadas y, por tanto, fuese innecesario tener en cuenta la
huella material del homo oeconomicus sobre ella.
Pero resulta que sólo tenemos una Tierra y que es limitada. Es
nuestra Tierra con mayúscula, la de todos y cada uno, porque ninguno de
nosotros vinimos de otro lado: ahí nacimos, ahí creceremos, ahí
disfrutaremos y padeceremos y ahí moriremos y, por pobres que seamos,
ahí seremos enterrados de cualquier manera.
La compartimos con otros seres animados e inanimados. Todos
tienen ese “derecho” de existencia que, por ser derecho de existencia de
todos, viene a ser, en realidad, derecho de convivencia de todos, el primer y
originario derecho de inclusión de los seres humanos y lo curioso y
llamativo es que hoy sabemos que aquí nada ni nadie sobra: que somos un
todo multirrelacionado y multidependiente, de dónde las reglas y las
convenciones históricas y culturales que hemos ido creando a través de los
tiempos o son compatibles con este sentido universal terrenal originario o
están atentando contra algunos de los pilares fundamentales de nuestra
existencia. Derecho de convivencia que, ya de entrada, nos indica que la
supervivencia pasa necesariamente por la convivencia de los seres humanos
entre sí y de ellos con la naturaleza: sólo es posible- diría Leibniz- lo que es
composible, esto es, lo que es posible junto a otros posibles.
“Todos venimos de otra parte” ha dicho alguien para indicarnos que
somos seres emigrantes desde que nuestros ancestros se irguieron sobre sus
pies allá en las sabanas de África e iniciaron la andadura humana. Nadie
puede reclamar derechos totales y excluyentes por estar ahí donde está. Las
emigraciones han sido, son y serán el modo de vivir de los seres humanos.
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Ha sido y es el modo en el que nuestra especie ha podido sobrevivir,
evitando la endogamia y enriqueciendo genética y culturalmente los
diferentes pueblos. Nuestra Tierra es esférica y, de hecho, no tiene
fronteras que no sean artificiales.
La Tierra es la base de todo: de la vida, de la sociedad, de las
culturas, de la civilización, de la política, de la economía, sobre todo de la
vida.
Pero se deja esto de lado y se actúa como si la Tierra fuese un pastel
para el primero que llegue, enajenándola a la comunidad humana y a las
demás especies a las que pertenece y destrozándola en aras de una codicia
que no parece tener límites. Ello hace que nuestra base de posible
convivencia se convierta en lugar extraño para miles de millones de seres
humanos que no disponen de un mínimo sitio donde dejar reposar sus
huesos. Como diría en 1854 el Jefe indio Noah Sealth ahí “termina la vida
y empieza la supervivencia”: "¿Cómo se puede comprar o vender el
firmamento, ni aún el calor de la tierra?...Si no somos dueños de la frescura
del aire ni del fulgor de las aguas, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos?...
Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las flores
perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila;
estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el
calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma
familia... El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.... los ríos
son nuestros hermanos y también los suyos, y por lo tanto, deben tratarlos
con la misma dulzura con que se trata a un hermano... Trata a su madre, la
Tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se
explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará
la tierra dejando atrás solo un desierto... Y, después de todo, ¿Para qué
sirve la vida, si el hombre no puede escuchar el grito solitario del
chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 23
estanque?... todos los seres comparten un mismo aliento - la bestia, el árbol,
el hombre, todos respiramos el mismo aire... ¿Que sería del hombre sin los
animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una
gran soledad espiritual; Porque lo que le sucede a los animales también le
sucederá al hombre. Todo va enlazado...Deben enseñarles a sus hijos que el
suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos
que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de
que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos...que la tierra es nuestra madre.
Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los
hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos... Ese destino es un
misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los
búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de
los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las
exuberantes colinas con cables parlantes... ¿Dónde está el matorral?
Destruido. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Termina la vida y empieza
la supervivencia."
3. 2. 2. LA VIDA
(Segundo derecho originario de inclusión e igualdad)
A todos nosotros nos es común la VIDA que hace que la Tierra sea
como es, porque la vida en general y la de los seres humanos en especial
ha repercutido y repercute sobre la materia inanimada y hace que la vida
sea como es debido a sus necesarias interdependencias con los otros seres
vivos y con la naturaleza.
Desconocedores de la verdadera naturaleza humana y apoyándonos
en apariencias secundarias como el color, el tamaño o los modales, los
seres humanos hemos construido durante milenios barreras entre pueblos y
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 24
naciones y las hemos querido fundar y legitimar en diferencias que
generaban identidades irreconciliables: lengua, raza, etc..
Ha tenido que venir la Lingüística moderna para advertirnos, como
veremos después, que no hay lengua humana privilegiada (R. Jacobson) y,
ante todo, la Genética nos ha desvelado algo decisivo: que sólo hay un
género humano, una raza humana. El Código Genético que nos constituye a
todos los seres humanos sobre esta Tierra es común a todos y cada uno de
nosotros (¡y es tan cercano al de otros seres vivos como el ratón!). Tan
común que nos es transversal a todos y hace que, si somos inteligentes y
coherentes, comencemos a ver en el otro no al negro o al blanco, al
marroquí o al chino, sino al ser humano, a la persona, al sujeto.
Pero hemos aprendido con saber de ciencia que la vida humana es
sólo un lado más de la vida en general sobre la Tierra: que conformamos
una unidad con los demás seres vivos y con la naturaleza inanimada que
nos provee de medios y hace que la vida humana y la vida en general
exista, se reproduzca y se conserve, por lo que debemos aprender a
relacionarnos inteligente y prudentemente con el resto de nuestro mundo
natural. Nadie de nosotros ha solicitado venir a este mundo ni se le ha
pedido permiso para ello, pero ya estamos ahí y ello nos da a todos
derechos inalienables, rotundos e iguales.
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 25
3. 2. 3. EL LENGUAJE HUMANO
(Tercer derecho originario de inclusión e igualdad)
Nos adorna a todos un potencial de gran trascendencia para la
supervivencia humana: el LENGUAJE de doble articulación, lenguaje
proposicional que permite la deliberación, la memoria colectiva, la
argumentación y la proyección. Todas las lenguas humanas conocidas
disponen de esta cualidad y, como diría Roman Jacobson, todo se puede
traducir a cualquier lengua, porque, siguiendo a N. Chosmsky, diríamos
que es en la competencia lingual donde reside esa cualidad universal
humana para expresarse y comunicarse. Hay, de hecho, lenguas con mayor
aparato léxico que otras por razones históricas y culturales, pero no hay
lengua en la que el ser humano no pueda imaginar, recordar, contar,
proyectar, argumentar, deliberar. “Se podía llamar a la especie
anthropos animal racional, pero igualmente lo podríamos llamar animal
deliberativo. La racionalidad no es una capacidad separada y de alguna
manera sobrenatural, como se ha pensado en parte de nuestra tradición,
sino que consiste simplemente en poder preguntar por razones, y esto sea a
su vez una consecuencia inevitable del lenguaje proposicional. Otra
consecuencia...es que esta especie es, como Aristóteles decía, un animal
político y, como se podría añadir, un animal cultural. La evolución
biológica ha encontrado en el lenguaje y la cultura un nuevo mecanismo de
transmisión mucho más dinámico que la transmisión genética, la cual
naturalmente sigue como base...El fenómeno general es el de lenguaje
proposicional que es un lenguaje basado en lo que se llama términos
singulares, los cuales hacen que el contenido de lo que se está diciendo
quede independiente de la situación en que se está hablando. Esto tiene a su
vez como consecuencia que el interlocutor, en lugar de reaccionar
simplemente, contesta explícita o implícitamente con Sí o No, o con
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 26
posiciones intermediarias como pregunta o duda, con lo que el lenguaje
llega a tener una función independiente no sólo de la situación sino también
de la comunicación misma; surge lo que llamamos pensar y, cuando se
piensa, uno mismo puede dudar de lo que está pensando, surge el fenómeno
de la deliberación” ( E. Tugendhat: Antropología como Filosofía primera. Berlín.
Conferencia en Internet).
Repetimos aquí: “La evolución biológica ha encontrado en
el lenguaje y la cultura un nuevo mecanismo de transmisión mucho más
dinámico que la transmisión genética, la cual naturalmente sigue como
base”. Es decir, que la vida humana, antes de haberse diferenciado
totalmente del animal mediante la generación del ámbito político (el ámbito
de la polis), e incluso para poder hacerlo, ha tenido que desarrollar antes
esa otra cualidad específica del ser humano: la capacidad de hablar, de
comunicarse entre sí de este modo especial de la doble articulación
proposicional. Por tanto, si ya la herencia del ADN mitocondrial nos hacía
genéticamente semejantes, ahora, con la adquisición del lenguaje, tenemos
una cualidad más que nos hace iguales y, a la vez, nos hace a todos
diferentes de los demás animales, porque sólo el homo sapiens sapiens
dispone de este tipo de lenguaje y sólo este mismo ser ha construido
ciudades, ha generado ciudadanía.
Por eso mismo cabe decir que “hablando se entiende la
gente”.
Diríamos que, si partimos de la Tierra como lugar común y
seguimos buscándole al ser humano sus cualidades comunes originarias,
aparece después el lenguaje como lo que es común a todos: como si fuese
el lenguaje lo que en el camino de la hominización apareciera como la fase
anterior a la de su politización, que es aquella última fase común en la que
ya podrá aparecer cual nota también diferenciadora y novedosa (frente al
esfuerzo que realizan todos los seres vivos por su supervivencia) el trabajo
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 27
en cooperación (superior al que realiza la abeja e impensable sin la
mediación del lenguaje), pero esto es ya una dimensión política: se realiza
entre personas que hablan, que dialogan, que dudan entre sí, que hablan del
presente, del pasado y del futuro, que deliberan, que están organizadas
según unas instituciones y una división social del trabajo, mediatizadas por
el lenguaje.
3. 2. 4. LO PÚBLICO
(Cuarto derecho originario de inclusión e igualdad)
Somos lo que somos como seres humanos, y logramos nuestra
diferencia específica a decir de Aristóteles por la nueva naturaleza que
hemos conseguido construir: la urdimbre política, es decir, LO PÚBLICO
como la forma más inteligente de conservación de la vida humana sobre
esta misma Tierra, porque es en la cooperación inteligente donde el ser
humano exhibe su mayor potencial.
La política, como modo específico (sólo propio de la especie
humana) y constituyente de generar relaciones el ser humano, esto es,
diferenciador del reino animal (somos zoon politikon- animal político), si
quiere hacer honor a su concepto, ha de tener como norte la consecución
de LA JUSTICIA, que es el genuino sentido que puede relacionar todas las
dimensiones de la convivencia humana en paz y libertad.
El mito de orígenes a que recurre Platón en el Protágoras para
ilustrar lo que es la política resalta como nota decisiva la generación del
ámbito de lo que es común a todos. Y así pregunta el mito: ¿“Hay alguna
cosa en la que todos los ciudadanos deban necesariamente tener parte,
para que sea posible la existencia de una ciudad o no?…No en el arte del
carpintero, del fundidor o del alfarero, sino la justicia” (Platón, Protágoras
323 e), esto es, todos los ciudadanos han de tener parte igual en la relación
de justicia, la relación de simetría e igualdad como momentos básicos,
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 28
constituyentes de una sociedad política y, por si quedara duda de que se
trate o no de una participación igual, “Hermes preguntó a Zeus si la política
y la justicia debería distribuirlas de forma diferenciada como las demás
artes, pero Zeus le contestó que no, sino que había que distribuirlas “entre
todos, que cada uno tenga su parte en estas virtudes, ya que, si sólo las
tuvieran algunos, las ciudades no podrían subsistir”(Platón, Protágoras,
322b). Está claro que, cuando los griegos del período clásico hablaban de
ciudades estaban hablando del Estado, de la polis, del ámbito de la política.
“La vida política no prostituida supone, entre otros momentos
constituyentes, los siguientes:
-La existencia del ámbito común, de lo público, de lo que es de
todos; la generación de lo que es común, esto es, el triple ámbito político:
el del oikós (lo privado), el del agorá (lo privado/público) y el de la
ecclesía (lo público);
-La superación de la inmediatez por medio de la división social del
trabajo que hace posible la generación del excedente y la esperanza en el
futuro. Es la dimensión más significativa de lo que es la relación política y
de lo que, llevada a su esplendor, puede dar de sí. Porque, superada la
inmediatez para la reproducción de las condiciones de vida de las gentes,
esa relación constituyente de ciudadanía será la que pueda dar lugar a la
generación del tiempo disponible, más allá de la esfera de la producción
(tiempo para la educación, la salud, la recreación, etc.).
-La aparición del conflicto creativo debido a las relaciones dinámicas
entre iguales pero con diferentes preferencias; la vida en composibilidad,
esto es, la generación de las relaciones de acuerdo y conflicto (véase más
abajo);
-La mediación en los conflictos mediante la discusión, el diálogo, la
argumentación, el apego a las reglas del juego y el consenso de las
mayorías;
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 29
-La paideia para el conocimiento y el reconocimiento de las reglas
del juego democrático y para la transmisión de la cultura cual forma social
de respuesta a los retos sociales y naturales”. (A. Serrano: Política y justicia, en
J. Padilla y otros: Igualdad en el derecho y la moral. Plaza y Valdés. Madrid 2009).
En este ámbito se genera el único derecho originario e incluyente que
no es “natural”, sino convencional e histórico. Surge desde el momento en
el que seres humanos culturalmente diferenciados por relaciones familiares
de consanguinidad o relaciones étnicas, subordinan esas relaciones a las
relaciones de ciudadanía, generando así el ámbito de la polis, el lugar
común de acuerdo a reglas explícitas y de acuerdo a una determinada
coordinación más o menos espontánea de la división del trabajo, en fin,
generando el espacio público que le da, por fin, al ser humano un poderío
extraordinario. Quizás por eso los griegos decían que una ciudad es más
fuerte por sus leyes que por sus murallas.
El espacio público es derecho originario en tanto culminación y
convergencia de los otros cuatro. No es ya lo mío ni lo tuyo aisladamente,
sino lo nuestro. Es obra de formas determinadas de coordinar la división
del trabajo y de acomodar la vida social a un sistema explícito de reglas e
instituciones que han de mantenerse vigentes, pero no sacralizadas, so
pena de amenazar con la supervivencia de todos. Es el ámbito que se funda
y se cimenta no en la fuerza, sino en la razón, en lo que es común a todos,
que es una razón determinada: es la racionalidad que potencia el principio
natural de conservación de la especie humana; principio que se mantendrá
en su potencia, mientras se garantice la primacía de lo público, lo que es
común a todos, sobre lo privado. Pero es, a su vez, el ámbito en el que cada
individuo encontrará las máximas posibilidades de realización de su ser
propio diferenciado, de su subjetividad, al ser el ámbito público la mejor
plataforma del encuentro, si se quiere conflictivo, pero creativo con el otro,
el momento de la contrastación de la identidad y de las diferencias que lo
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 30
público sólo puede impedir y borrar cuando se prostituye. Hay que
desenmascarar el tópico de que la acción social es siempre más eficaz
cuando la dirige la iniciativa privada que cuando la dirige el Estado, que lo
privado es siempre más eficaz que lo público. Por supuesto que no estamos
añorando formas en las que lo privado desaparece y todo lo absorbe el
Estado. Aquí se trata de valorar lo público como un ámbito que no sólo no
debe desaparecer nunca, sino que es el que ha de velar siempre por aquellas
dimensiones y relaciones sociales que garantizan la vida digna de todos y
cada uno de los seres humanos.
Vivimos, pues, en un ámbito que ha superado la inmediatez y que
nos hace sujetos por partida doble. Si ya lo éramos como seres vivos que, al
metabolizar por estar vivos somos sujetos agentes y pacientes (“sujetos
necesitados” según F. J. Hinkelammert) como lo es el roble y lo es la araña,
luego, por el hecho de haber generado esta nueva naturaleza que es la
sociedad urdida por la división social del trabajo mediante la que
reproducimos nuestros medios de vida, nos hemos convertido, además, en
sujetos agentes que trabajan y, al trabajar, “metabolizamos”
transformándonos a nosotros mismos y transformando el medio vital del
que formamos parte de un modo mucho más profundo y decisivo, ya que,
al trabajar así, podemos supeditar a nuestros fines las modalidades de
nuestra acción y sus resultados.
Superación de la inmediatez que se ha logrado precisamente por la
invención de esta modalidad de vida que es la convivencia ciudadana o
coordinación social del trabajo donde cooperan los nuevos sujetos, surgidos
precisamente por obra de esta misma modalidad. Es, si se quiere, la nueva
forma de “metabolismo” entre sujetos de la sociedad humana política cuya
trabazón ha logrado generar lo común a todos. Lo COMÚN como ese
“espacio multidimensional de espera” rescatado a la acción entrópica del
tiempo por medio de la división social del trabajo y de la institucionalidad
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 31
política. Lo COMÚN que sólo en coordinación social del trabajo cabe
lograrlo. Lo COMÚN, que es un bien de todos y que no hay forma lícita de
ser expropiado al conjunto de sujetos que lo han conseguido con su trabajo:
es el BIEN COMÚN o cuarto derecho originario incluyente.
3. 2. 5. EL TRABAJO
(Quinto derecho originario de inclusión e igualdad)
La política entendida como la urdimbre, el tejido social
pluridimensional que surge cuando los seres humanos se juntan en
cooperación según unas reglas explícitas de convivencia “civilizada” para
hacer su vida más segura y previsible, esa forma social que permite
superar la inmediatez y generar el ámbito de la espera y de la esperanza
ante el futuro y ante los determinismos externos, exige, ya lo hemos visto,
un sistema de división social del trabajo y hasta una coordinación de la
división del trabajo, sin la que tal superación sería imposible. Por lo tanto,
la generación de lo público que acabamos de exhibir como cuarto derecho
originario de inclusión e igualdad reclama otro derecho originario: el
derecho al trabajo y, para ser más preciso, el derecho de todos a estar
incluidos en la división social del trabajo.
Desde diferentes planteamientos antropológicos se ha llegado a
coincidir que el ser humano es un ser natural debido a su corporeidad y a
su necesario metabolismo material con la naturaleza ambiente para
subsistir, pero que, a su vez, es un ser insatisfecho en la medida en la que,
desde que se irguió sobre sus pies y comenzó su andadura recorriendo el
planeta entero, ha ido cambiando sin cesar sus formas de relación con su
ambiente, ha ido cambiando sus necesidades y ha ido cambiando los
modos de satisfacerlas. Lo único que no ha cambiado porque es un ser
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 32
natural es la necesidad de satisfacer necesidades, que no son fijas, como las
de los animales, sino históricas y, por tanto, específicas para cada época:
“El ser humano, en cuanto ser natural..., corporal, viviente, no es un
sujeto con necesidades (específicas), sino que es un sujeto necesitado. Las
necesidades específicas son un resultado de la propia historia humana:
históricamente especificadas, socialmente condicionadas. Como ser
necesitado, el ser humano tiene, ante todo, que integrarse en un circuito
natural de la vida, y debe hacerlo desde su propia vida humana. Por eso, el
ser humano no trabaja o produce (metabolismo socionatural) para
satisfacer sus necesidades, sino que, a partir de un proceso histórico, se va
especificando en necesidades específicas la necesidad fundamental: su
integración en el circuito natural de la vida” (F J. Hinkelammert/Henry Mora
Martínez: Hacia una Economía para la Vida. DEI. Bogotá 2009; pág. 51).
Es un ser necesitado, decimos, que tiene que reproducir sus medios
de vida mediante el trabajo, porque su transformación como ser humano ha
generado necesidades que la naturaleza no satisface espontáneamente y ha
de ingeniárselas trabajando para poder satisfacerlas. Por lo que el trabajo
aparece como conditio sine qua non de garantía de la reproducción de la
vida humana.
El trabajo es, así, una forma específica de metabolismo con la
naturaleza tan diferente del metabolismo animal que, como resultado del
mismo, hombre y naturaleza salen ambos cambiados de esta relación:
- el ser humano, que al trabajar realiza y ejercita sus potencialidades
y cambia él mismo: “El hambre es hambre, pero el hambre que es saciada
con carne guisada comida con cuchillo y tenedor, es un hambre diferente
de aquella que es saciada devorando carne cruda con la ayuda de las
manos, las uñas y los dientes. La producción no produce, pues, únicamente
el objeto del consumo, sino también el modo de consumo. O sea que
produce objetiva y subjetivamente. La producción crea, pues, a los
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 33
consumidores”( Marx, C.: Líneas fundamentales de la crítica de la economía
política. (Grundrisse) Vol. I. Ed. Grijalbo. México 1978; pág. 15).
- la naturaleza que, por efecto del trabajo humano, cambia
continuamente y puede llegar a cambiar como en la actualidad en que se ha
cambiado hasta el clima.
Se trata de esa relación creadora y transformadora que ha marcado
toda la historia humana:
“El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el
hombre, proceso en que éste realiza regula y controla mediante su propia
acción su intercambio de materias con la naturaleza... Y a la par que...actúa
sobre la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia
naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el
juego de sus fuerzas a su propia disciplina”.(Marx, K.: El Capital. Vol.I. FCE.
México 1973; págs. 130-131
Si el trabajo, relación multidimensional de transformación de los
seres humanos entre sí y de ellos con la naturaleza, es para los seres
humanos el medio imprescindible de “inclusión en el circuito natural de la
vida”, entonces tiene que ser también un derecho humano originario de
inclusión e igualdad: el trabajo que es y ha sido a través de sus múltiples
formas nada menos que la relación constituyente del género humano: “toda
la historia universal no es sino la generación del hombre por el trabajo
humano.(Manuscritos Económico-filosóficos de 1844. Col. 70. México 1968, pág.
126).
La Tierra, la Vida, el Lenguaje, lo Público y el Trabajo constituyen
el ámbito de lo que nos es común a todos o lugar donde se asienta la
única RAZÓN no caprichosa ni arbitraria capaz del despliegue inteligente y
de la conservación de la vida humana sobre la Tierra y son los cinco pilares
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 34
de la real IGUALDAD de todos y cada uno de los seres humanos.
La igualdad que da derechos tan inalienables que, si a un ser humano se le
niegan, se le está excluyendo de la tierra, de su especie genética, de la
comunicación con otros seres humanos, de la participación en la generación
y disfrute de la riqueza social, en fin, de la vida.
La exclusión social, en cualquiera de sus formas, es, por tanto,
irresponsable, injusto, estúpido e incalculable derroche humano.
Desperdicio de potencialidades y posibilidades que, visto incluso con los
ojos miopes del mundo desbocado del crecimiento y de la competencia,
resulta ser peligro inminente para ese mismo crecimiento, en tanto es
generador de crisis destructoras. Todos en cooperación podemos más que
sólo algunos.
4. POR UNA POLÍTICA INCLUYENTE Y SOSTENIBLE
“Desafortunadamente, la visión mutilante y
unidimensional se paga cruelmente en los fenómenos
humanos: la mutilación corta la carne, derrama la
sangre, disemina el sufrimiento. La incapacidad para
concebir la complejidad de la realidad antropo-social, en
su micro-dimensión (el ser individual) y en su macro-
dimensión (el conjunto planetario de la humanidad), ha
conducido a infinitas tragedias y nos condujo a la
tragedia suprema. Se nos dijo que la política “debe” ser
simplificante y maniquea. Lo es, ciertamente, en su
versión manipulativa que utiliza a las pulsiones ciegas.
Pero la estrategia política requiere al conocimiento
complejo, porque la estrategia surge trabajando con y
contra lo incierto, lo aleatorio, el juego múltiple de las
interacciones y las retroacciones” (E. Morin:
Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa.
Madrid 2008; págs. 31-32).
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 35
4.1. PRINCIPIOS DE POLÍTICA
Somos ya tantos los habitantes en esta Tierra que sería un
despropósito en cualquier nación del mundo intentar conducir la vida
pública, la política de verdad, los intereses comunes a todos, de modo
asambleario, como pensamos podría haberse idealmente realizado en la
democracia griega mediante discusiones y acuerdos de mayorías en el
agorá o en la plaza de algún cantón suizo de nuestro tiempo. Tanto más
difícil, cuando vivimos en un mundo cruzado por las más diversas culturas,
opiniones, teorías, gentes que vienen de cualquier lugar con sus propios
temas y problemas modificando formas de pensamiento y formas de vida
sin cesar.
Pero es precisamente por este abigarrado y complejísimo panorama
social de nuestro tiempo por el que no debemos dejar su marcha a las
fuerzas impersonales del mercado que, en los últimos cien años, nos han
mostrado con creces de lo que son capaces, pero también y sobre todo de lo
que no son capaces: no son capaces de garantizar la vida sobre la Tierra.
Complejidad inédita de nuestro mundo globalizado que tampoco puede
visualizarse, entenderse y menos aún coordinarse debidamente desde los
estrechos márgenes del sentido común y de la experiencia ordinaria, por lo
que hemos de recurrir a todos los saberes y experiencias más adelantados
que tengamos acerca de la sociedad y de la naturaleza, desde los que
articular caminos viables de política que sepan conjugar lo local con lo
nacional y lo global.
Será tarea difícil elaborar un camino que se acerque a estos fines y
no podrá hacerse sin algunos principios que, además de los postulados
anteriores, orienten hacia la acción política; no a cualquier acción política,
sino a aquella que, cual río subterráneo, ha ido mostrando rasgos a través
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 36
de los tiempos y a través de las más diversas experiencias humanas.
Experiencias que, si bien tuvieron lugar en ámbitos restringidos y a veces
efímeras por su duración, nos dicen que no estamos hablando de
imposibles, sino de futuras posibles formas de convivencia humana.
Y es ahí, en esa memoria histórica, y más allá de las distorsiones y
prostituciones que feroces dictadores en nombre del socialismo, de la
igualdad, de la justicia o de la izquierda hicieran, aparecen como
postulados mínimos definitorios e irrenunciables de una política incluyente,
solidaria e inteligente, esto es, sostenible:
-el principio de la garantía de la reproducción de las condiciones de
existencia digna de todos los seres humanos, punto de apoyo arquimédico
en el que asentar cualquier programa que trascienda la situación actual. Es
la idea de que aquí no sobra nadie; que todos sabemos y podemos más que
sólo algunos y que, distribuida la riqueza dada y la producida, hay
suficiente para todos hoy y habrá para las generaciones futuras: es el
principio de inclusión.
-el principio de participación ciudadana consciente; participación
consciente, porque antes se ha educado debidamente al ciudadano y
porque la participación no se reduce a los eventos electorales, sino también
en la producción, distribución y disfrute de la riqueza social
-el principio de la reconciliación de los seres humanos entre sí y de
ellos con la naturaleza, que no es sino el principio de inteligencia, al
reconocer los límites de lo natural y de lo humano: al reconocer que la
supervivencia pasa necesariamente por la convivencia y por la previsión.
-El principio de tolerancia y respeto al otro y a lo otro, que
entiende la diversidad social y la natural como riqueza y que entiende la
unidad como convergencia consciente y consensuada: en todo caso, como
unidad de diferencias, pero nunca como atadura de posibilidades, pues ello
llevaría al inmovilismo.
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-el principio esperanza, que pone su empeño en el futuro, porque
considera que es en el futuro en el que podrá comenzar la verdadera
historia del ser humano, con todas las imperfecciones que se quiera, pero
empeñados todos en superar la situación de ignominia que arrastramos
desde que hay memoria histórica. Horkheimer decía que lo que le da
sentido a la historia humana son las esperanzas incumplidas de las
víctimas de la historia. E. Bloch aseveraba que la verdadera génesis no está
al principio, sino al final, cuando la historia se hace radical y atiende en su
marcha verdaderamente al ser humano. Estamos, pues, ante el “Imperativo
categórico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un
ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable” (C. Marx: Crítica de
la Filosofía del Derecho de Hegel. Fischer. Frankfurt 1971; pág.24 ).
-el principio de la justicia social, que atiende a las posibilidades
reales de distribución de los bienes terrenales; que privilegia la equidad
sobre la libertad, sin renunciar nunca a la libertad como el ámbito más
idóneo para el ejercicio de las posibilidades en equidad de condiciones.
-El principio de confianza en el ser humano, para no tratarlo como
delincuente en potencia (en los procesos burocráticos, en las relaciones
con las fuerzas del orden, en la relación con el forastero y el extranjero) o
como estorbo (cual bicho perturbador de una idea idílica de la naturaleza
sin el ser humano)
-El principio de la crítica sistemática o cuestionamiento razonable de
las formas institucionales que el ser humano va logrando, para evitar la
fosilización de las mismas y para propiciar el cambio con sentido de su
alcance y de sus límites: de ahí la idea de que es mejor la prevención en
general, que la posterior curación. Mejor que acabar con la pobreza, es no
producirla.
-El principio de transparencia y rendición de cuentas como expresión
de la responsabilidad de todos frente a la comunidad y como contrapartida
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de justicia por la delegación temporal que los ciudadanos depositan en sus
elegidos.
4. 2. LAS REGLAS DEL JUEGO POLÍTICO
Hablamos de lo PÚBLICO, del ámbito de lo que es COMÚN a
todos, el lugar donde toman asiento los pilares originarios de la
IGUALDAD que queremos ver desarrollados hasta donde sea posible sin
perder de vista que somos seres sociales individuales concretos, sujetos
imbricados en procesos determinados desde los que pensamos y actuamos,
razón por la que deberemos ponderar las instancias en las que más y mejor
pueda resultar nuestra participación y deberemos tener en cuenta que no
sólo somos hijos de nuestro tiempo, sino también hijos de nuestro suelo,
del espacio concreto en el que vivimos, de donde nuestro espacio político,
aquel espacio en el que vamos a reflexionar y actuar es, en primera
instancia, el espacio local que no podrá entenderse ni podrá desarrollarse,
sin la referencia a los espacios regional, nacional y global con los que
interactúa y se relaciona.
Idealmente hablando, la forma social que mejor realizaría estos
principios y estos postulados sería aquella en la que los sujetos decidieran
directa y constantemente sus destinos, pero, sin ir tan lejos y poniendo los
pies sobre la tierra, cuesta poco esfuerzo intuir que es la democracia la
forma hasta ahora conocida que más y mejor ha sabido acercarse a este
horizonte. La democracia, porque creemos que es la forma social que,
llevada hasta sus últimas consecuencias, mejor garantiza la igualdad de
oportunidades de las personas, esto es, la justicia social, la que produce
mayores ámbitos de libertad por la crítica de las instituciones y, por razones
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 39
de autocrítica y autocontrol, la que se encuentra en las mejores condiciones
para lograr la paz entre las gentes.
“Casi todas las sociedades en casi todas las épocas se han instituido
no en la interrogación, sino en la clausura del sentido y de la
significación...Entiendo por política la actividad colectiva, reflexiva y
lúcida que surge desde el momento en que se plantea la cuestión de la
validez de derecho de las instituciones...que se interroga sobre las
instituciones de la sociedad y que, eventualmente, pretende
transformarlas...En su verdadero significado, la democracia consiste en que
la sociedad no se detiene en una concepción de la justicia, la igualdad o la
libertad dada de una vez por todas, sino que se instituye de tal forma que
las cuestiones de la libertad, la justicia, la equidad y la igualdad siempre
puedan ser replanteadas en el marco del funcionamiento ‘normal’ de la
sociedad...Diré que una sociedad es autónoma si no sólo sabe que es ella la
que hace sus leyes, sino que además es capaz de ponerlas explícitamente en
cuestión...No hay expertos en el ámbito de la política...La política es el
ámbito de la doxa, de la opinión, no hay episteme política ni techne
política. Por eso en principio las doxai, las opiniones de todos, son
equivalentes: tras la discusión hay que votar...el postulado de equivalencia,
prima facie, de todas las doxai es la única justificación de la regla de las
mayorías...Destaca por encima de todo esta idea: la ley somos nosotros, la
polis somos nosotros...la sociedad forma al individuo...De ahí la enorme
importancia atribuida a la paideia, la educación en el sentido más amplio
del término, de los ciudadanos...La democracia es la autoinstitución de la
colectividad por la colectividad, y autoinstitución en tanto que movimiento.
Ciertamente , este movimiento reposa en y está posibilitado en cada caso
por determinadas instituciones, pero también por la conciencia, difundida
en la colectividad, de que nuestras leyes han sido hechas por nosotros y de
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que podemos cambiarlas”(Cornelius Castoriadis: El ascenso de la
insignificancia. Frónesis, Valencia 1998, págs 114-185).
Tratando de coordinar las relaciones de interdependencia entre lo
local y lo nacional y de acercarse a estas ideas de lo que una democracia
idealmente podría llegar a ser, se ha desarrollado toda una teoría acerca de
la mejor forma de garantizar la participación de todos, la transparencia de
la acción y la responsabilidad compartida por todos: es la
SUBSIDIARIDAD.
“El principio de subsidiariedad se basa en el máximo respeto al
derecho de autodeterminación o a la libre determinación de todos y cada
uno de los miembros de una estructura social y, a su vez, es el fundamento
sobre el que se sustenta todo el edificio de esa dinámica de interacción
sociopolítica que denominamos democracia participativa. El principio de
subsidiariedad no se refiere solamente al reparto de competencias entre los
diferentes niveles jerárquicos y/o funcionales de una estructura social sino
que constituye la expresión de un determinado concepto participativo de
todos los grupos de dicha estructura. Este principio, de necesaria aplicación
en la política social, tiene por objeto el reparto y la limitación de las
competencias para la ordenación de los grupos sociales. Además, ordena
las relaciones de las sociedades intermedias. La subsidiariedad supone, en
primer término, reconocimiento de la autonomía de cada colectivo de la
estructura para establecer sus objetivos y decidir los procesos con que
intentar alcanzarlos, pero también implica diálogo y participación de todos
los miembros (individuales y colectivos) del grupo social en la definición
de los objetivos globales, en el diseño de las estrategias para conseguirlos,
en su ejecución y en su evaluación así como el respeto de los instrumentos
de autorregulación y correglamentación” (Wikipedia).
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 41
Enriqueciendo este concepto de Subsidiariedad que surgió de algunas
encíclicas papales, pero que, posteriormente se fue redefiniendo, Franz
Hinkelammert ha señalado lo siguiente:
“El hombre es sujeto de su vida y...como sujeto, es trabajador. El
hombre que trabaja es persona, pero en cuanto persona es sujeto del
trabajo, un sujeto que decide por sí mismo. Este sujeto que decide por sí
mismo, es sujeto en comunidad con todos los otros...El trabajo tiene que
servir a la realización de la humanidad de todos y cada uno. Por eso, todos
tienen que poder trabajar y derivar de su trabajo un sustento digno... Esta
visión del sujeto es sumamente activa...El trabajo hace disponible el mundo
exterior para un sujeto, cuya dignidad orienta la producción y distribución
del conjunto de los productos producidos por el trabajo del conjunto de los
sujetos...Respetándose mutuamente en...su dignidad, el producto producido
es un producto común. Por lo tanto, rigen relaciones solidarias sobre su
producción y distribución. Eso implica una reconceptualización del bien
común. Sigue siendo “el conjunto de condiciones de la vida social que
hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más
pleno y más fácil de la propia perfección"... Pero el significado de esta
definición...parte de la satisfacción de las necesidades humanas como
criterio insustituible de la organización social. La sociedad tiene que ser
organizada de manera tal, que cada uno pueda, a partir de su trabajo,
derivar el sustento de una vida digna para sí y para los suyos... no se trata
de una subsidiariedad del Estado en relación al mercado y a la propiedad
privada, sino de una subsidiariedad de todas las instituciones en relación a
la subjetividad del hombre. El Estado no es subsidiario en relación al
mercado, sino que tanto el mercado como el Estado son subsidiarios en
relación al sujeto humano concreto. El sujeto humano es ahora anterior a
toda institucionalidad, sea ésta del mercado o del Estado...se trata de una
subsidiariedad del conjunto institucional en relación al sujeto. Aparece más
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 42
bien un pensamiento de equilibrio entre ambos. En esta relación
equilibrada, le corresponde al mercado el abastecimiento de los mercados
particulares, y a la planificación el ordenamiento tal de los mercados que
los grandes desequilibrios macroeconómicos del desempleo y de la
pauperización, sean dominables. Se trata del problema de un equilibrio
interinstitucional entre plan y mercado que asegure el pleno empleo, una
distribución de ingresos que permita a todos una vida digna y un equilibrio
ecológico en la relación del trabajo humano con la naturaleza...La actividad
pública se legitima a partir de una exigencia universal de la satisfacción de
necesidades...Orientado por la subsidiariedad del conjunto institucional en
relación al sujeto, se llega al criterio sobre el equilibrio de instituciones
públicas y particulares, de plan y mercado...El círculo completo define la
subjetividad de la sociedad, que es la exigencia del bien común. No se trata
de un proyecto político, sino de un criterio, a la luz del cual los proyectos
políticos se orientan humanamente...La categoría clave es el hombre como
sujeto, que es sujeto en comunidad, lo que se expresa por el principio de
solidaridad ( Hinkelammert, F. ¿De la doctrina social a la doctrina social? PASOS.
San José-Costa Rica. Segunda época, nº 9, enero 1987; págs. 4-14).
Por eso todo esto resulta idílico, abstracto y no aplicable, si los
individuos de los que estamos hablando quedan fuera del “circuito natural
de la vida” (Véase Hinkelammert: Una economía para la vida y Daly:
Para el bien común), esto es, si el proceso de trabajo los ha expulsado del
acceso a lo elemental, en fin, si la economía no se mueve como economía
para la vida, sino como economía para la concentración y la exclusión. Esto
es, SI TODOS NO SON REALMENTE TODOS.
Aún así, pensamos que la subsidiariedad, dentro de las variadas
interpretaciones que ya se le han dado, queremos entenderla y explicitarla
como la forma de articulación social que recoge los postulados y
principios que hemos anticipado y permite articular una política que sea
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 43
democrática en el sentido más exigente, más práctico y factible que
conocemos. De hecho, la subsidiariedad dejaría de serlo, si no incluyera las
esferas más importantes de la vida social, en otras palabras, si junto a la
esfera de las relaciones y decisiones sociales y políticas no incluyera y con
el mismo énfasis la esfera de las relaciones y decisiones económicas y la de
las relaciones y decisiones ecológicas. Porque garantizar la reproducción de
la vida de todas las personas de “una estructura social” (sic)
subsidiariamente exige:
-incorporar a todas en la división social del trabajo, que es mucho
más amplia y variada que la división del trabajo en las empresas tanto
privadas como estatales; nadie debe quedar excluido de lo fundamental
para la vida digna tanto en lo que supone su aportación al común mediante
su trabajo como en la retribución digna que ha de tener por el mismo:
subordinar la empresa humana y centrarla en el sujeto humano de carne y
hueso pleno de derechos inalienables;
-respetar al otro en su diferencia y entender la diferencia no como
amenaza, sino como riqueza social y cultural: como potencial social;
-responsabilizar a cada uno por sus diversas obligaciones,
exigiéndole transparencia y rendición de cuentas frente a la comunidad;
-redefinir lo que es la división social del trabajo desplegando cuantas
posibilidades de ocupación remunerada quepan para satisfacer con el
máximo esplendor las necesidades históricas humanas;
-ampliar las determinaciones del concepto de trabajo productivo;
-redefinir la “vida útil económica” del trabajador que hoy, por
aquello de la competencia, se define como la vida útil de las máquinas,
cada vez más corta, dejando a los seres humanos como inútiles apenas
cumplidos los cuarenta y cinco años, desaprovechando un potencial de
experiencia humana de incalculable valor y magnitud;
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 44
-redefinir el concepto de salario, esto es, ampliar las formas de
ingreso y retribución por ocupación social;
-responsabilizar social, económica y jurídicamente a la empresa
(privada o estatal) tanto por sus empleados como por “sus” desempleados;
-responsabilizar social, económica y jurídicamente a la empresa por
sus efectos en la naturaleza;
-responsabilizar social, económica y jurídicamente a las empresas
financieras por sus efectos con el resto de la sociedad;
-limitar explícitamente la acumulación de la riqueza en manos
privadas;
-incluir la cooperación con otros pueblos como momento justo y
solidario, pero sin menoscabarla, pues se habrá de pensar y articular según
los mismos criterios de subsidiariedad que nos hemos recetado para
nosotros.
Pero vemos que, al tratar de incorporar estas dimensiones y a todas
las gentes lo que estaríamos haciendo no es una simple política de empleo
para tratar de acercarnos a esa frontera del “pleno empleo” del que habla la
Economía académica dominante, sino una política de incorporación de
todos a la acción social y, por su medio y como corolario, a la distribución
justa de la riqueza social y a la participación real en la vida plena.
Esto sí sería subsidiariedad de verdad.
¿Es esto una utopía?
Depende cómo se entienda lo aquí sugerido.
En primer lugar, aquí no estamos proponiendo que anulemos las
constituciones actuales que, curiosamente, en su letra incluyen máximas
mucho más utópicas de las que aquí detallamos ni pedimos cambiar
códigos legales y otras mil formas sociales que han mostrado su valor a
través de los tiempos. No estamos postulando borrar de la faz de la Tierra
lo mucho y bueno que la experiencia milenaria humana ha acumulado. Ni
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 45
siquiera estamos postulando que desaparezca el mercado como mediador
de las relaciones económicas. Si se miran detenidamente nuestras
propuestas, se verá que ni son nuestras ni son tan novedosas. En todo caso
las hemos ido recogiendo de muchas experiencias humanas y, siguiendo un
tanto los caminos de la razón crítica, hemos ido señalando aquellas
dimensiones y relaciones que nuestro tiempo ha comenzado a destacar bien
como imposibles (porque se ve ya que llevadas a límite resultarían
destructoras), bien como posibilidades alternativas con mucho futuro a su
favor.
Basta que nos preguntemos qué y cuántas dimensiones importantes
para la vida digna de todo los seres humanos hemos dejado sin atender
debidamente para que, junto a las que ya prestamos atención, surja ante
nuestros ojos una miríada de formas nuevas, inéditas, beneficiosas para la
vida todas ellas al alcance de una política que privilegie lo COMÚN sobre
lo privado y que tenga como norte no la ganancia, sino el bienestar social.
5. PARA UNA NUEVA COORDINACIÓN DE LA
DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO:
UNA ECONOMÍA PARA LA VIDA
La economía ha de volver a subordinarse a la política, esto es, ha de
volver a dejarse gobernar por las formas sociales que miran
prioritariamente por el bienestar y no por la ganancia. Han de tener por
meta no el crecimiento, sino el bienestar social. El crecimiento económico
ha de estar supeditado a las necesidades humanas y a los límites de nuestra
condición de seres sobre esta concreta, única, finita y limitada Tierra.
Sabemos que, desde tiempos remotos, la división del trabajo fue el
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 46
modo inteligente de garantizar la supervivencia distribuyendo tareas entre
las gentes. Pero es con la aparición de la vida ciudadana donde la división
del trabajo aparece, junto a las leyes e instituciones, como el salto
cualitativo de la vida social, en la medida en que, precisamente por esa
división social del trabajo, se logra el excedente material y el respiro
temporal que pone fin al estado de pura y simple supervivencia en la
medida en que se supera la inmediatez de las tareas para satisfacer lo
elemental. Es el anticipo de lo que un día y hablando aún con sentido de
futuro dirá Marx sobre la sociedad que haya producido sus medios de vida
en tiempo mínimo y haya generado el “tiempo disponible”: entonces “la
sociedad - dice- puede esperar”.
Doble carácter del verbo “esperar”: hay tiempo disponible más allá
de la esfera de la producción que se puede dedicar a muchas y diversas
actividades y tiempo de la esperanza, en la medida en la que se puede ver
el futuro no como amenaza, sino como el “lugar” donde se podrá realizar
lo mejor.
La división social del trabajo lleva implícito este doble sentido de la
espera como disponibilidad para la vida y como esperanza de vida, porque
ambos sentidos son, a fin de cuentas, sentidos que la vida humana ha
inventado para la vida. De ahí que la coordinación de la división social del
trabajo sea tema fundamental si se quiere diseñar una economía que sea
economía para la vida (de todos), una política que sea una política para la
vida (de todos), y, si se quiere diseñar una globalización, que sea una
globalización para la vida (de todos).
Trabajo, empleo, ocupación: diversas formas posibles de
participación digna, reconocida y remunerada en la producción y disfrute
de la riqueza social.
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 47
Pero hay que afirmar que la RIQUEZA SOCIAL no consiste sólo en
cosas producidas (zapatos, puentes, petróleo, vivienda, medicinas, etc.),
sino también en:
- relaciones producidas (patronatos de barrios, juntas de vecinos,
ayuda a los ancianos, ayudas a los niños, ayudas a discapacitados,
etc.);
- ambientes producidos y conservados (escuelas, universidades,
parques, polideportivos, senderos, aceras, museos, iglesias,
hospitales, fiestas populares, folklore, recreación, etc.);
- formas intelectuales (legislaciones, literatura, artes, etc.).
Nada de esto existe sin la mediación del trabajo, esto es, sin la
mediación de la coordinación de la división social del trabajo porque no las
da espontáneamente la naturaleza y que pensadas en todo su esplendor, esto
es, vistas muchas de ellas no necesariamente desde la perspectiva de lo que
hoy se llama “trabajo productivo” (como aquel que produce plusvalía), sino
desde la perspectiva del bienestar social para el que no todo trabajo ha de
ser necesariamente competitivo, darían lugar a multitud de nuevas
ocupaciones y nuevos oficios para los que, por muchos que seamos sobre la
Tierra, faltarían siempre manos y nadie saldría sobrando. Sería la manera
de conseguir el pleno empleo y, por ese medio, garantizar a todos y cada
uno ese “salario vital” que ya no sería limosna, sino retribución digna.
Dado que esta proliferación de empleos ha de ser fruto de las
medidas políticas de Gobierno, porque la iniciativa privada sólo cubre las
dimensiones y necesidades que le son rentables económicamente, se
sugieren dos criterios de rentabilidad social, para generar esta diversidad
de atenciones a las necesidades. Uno cualitativo: que se trate de cubrir
cuantos aspectos de cada necesidad sean posibles para atenderla y
satisfacerla máximamente. Otro cuantitativo: que se procure incorporar a
dichos “oficios” a todo ciudadano con capacidad de realizarlos.
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 48
¿Quién asumiría estos costes?, es la pregunta que surge de inmediato.
Pues, aunque parezca ésta la parte más difícil de imaginar, no lo es.
Es más difícil llevar a cabo lo anterior, esto es, hacer que coexistan formas
de trabajo competitivo generador de plusvalía (no se está olvidando aquí
que seguimos en un mundo en el que manda la competencia más
descarnada y que no podemos aislarnos del resto) con estas otras no
realizadas en plan competitivo. Esto del pago suele estar más a mano: si se
comenzara por garantizar que paguen más quienes más ganan y de modo
proporcional poniendo, además, un límite a la acumulación de la riqueza
(asunto nada utópico desde el punto de vista de los posibles mecanismos ya
existentes para garantizarlo) y si los Gobiernos destinaran más recursos a
lograr el bienestar social que a subsidiar las millonarias pérdidas del
sistema financiero o gastar en armas y en otros proyectos sin mayor
beneficio social. Se realizaría para cada país lo que Gandhi dijo de la India:
la India tiene suficiente para satisfacer las necesidades de todos sus
habitantes, pero no tiene suficiente para satisfacer la avaricia de unos
pocos.
Lo que Gandhi dijo de la India vale para cualquier país y lo curioso
es que vale también para todo el planeta.
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 49
6. POR UNA NUEVA GLOBALIZACIÓN
6.1. PAZ Y DINÁMICA SOCIAL
Cuando se habla de la paz en nuestra época, se piensa generalmente
en momentos pasajeros y efímeros de la vida, como si ellos no llegaran
nunca a poder constituir algún horizonte factible y duradero de convivencia
humana.
En un mundo con tasas de desempleo elevadísimas, desempleo que
comienza a ser estructural y no coyuntural, cualquier medida
gubernamental que intente poner aún más en precario el empleo, debería
ser tomada como despropósito. Por eso, cuando a alguien se le ocurre
calcular el ahorro en dinero, en conflictos y en vidas humanas que
significaría reducir la industria armamentística, no falta tampoco quien
eleve el grito al cielo y calcule los millones de obreros que irían al paro si
se redujera dicha industria. De modo que ahí la tenemos, en aumento
continuo, sin crisis a la vista, porque esta industria incentiva las guerras que
demandan más y más potentes armas de destrucción que hacen más crueles
las guerras que... A mano está, entonces, decir que la guerra genera empleo,
genera tecnología y conocimiento, genera riqueza, genera bienestar y
genera progreso y desarrollo humano sostenible. Y tenemos a los países
más prósperos y formalmente pacíficos y aún neutrales produciendo armas
de lo más refinado y diabólico (“armas inteligentes”) no para su propia
defensa, sino para venderlas a otros; produciendo, pues, riqueza para sí
mismos y muerte para los demás, sobre todo para los más pobres, a los que
mediante un programa gubernamental generalmente secreto se les vende
armas para que se maten y mediante otro programa de “desarrollo humano
sostenible” (sic) simultáneamente se les “regala” cooperación y proyectos
de la más variada forma.
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De nuevo aquí se manifiesta la doble moral y la doble política de
quienes dominan en el mundo de hoy: la relación entre los del Centro y los
de la Periferia es tan asimétrica y escandalosamente injusta que pone en
entredicho todas las manifestaciones y discursos sobre cooperación y
desarrollo.
No se puede pedir subsidiariedad para nosotros y desmadre para los
demás, sin que nuestra misma subsidiariedad haga aguas y se convierta en
pura palabrería. El OTRO no es sólo el vecino, sino toda persona de esta
Tierra. Y el Otro que creemos lejos y extraño es nada menos que el que
posiblemente esté sustentando y costeando con su vida nuestro bienestar.
TODO VA ENLAZADO, decía el jefe indio, adelantándose muchos años a
la conciencia que comenzamos a tener hoy de la interrelación de todo con
todo, a la compleja interdependencia que obliga, si se hace una política
inteligente, a extender la subsidiariedad y sus exigencias más allá de
nuestras fronteras locales y nacionales. De ahí que sea la paz y no la guerra
el estado social nacional y global por el que se debe proyectar y trabajar.
Si los postulados de la subsidiariedad se cumplen, hay paz, aunque la
paz no signifique ausencia de conflicto, porque, como vimos en
la definición de lo político, el conflicto es un momento de la dinámica
social que se resuelve, cuando la mediadora no es la fuerza sino la
inteligencia, por el debate, la argumentación y, finalmente, la decisión de
las mayorías; cuando todos y cada uno han participado en ese conflicto
en igualdad de condiciones. La paz, que no es la paz de los cementerios y
la falta de guerras por la muerte de todos los combatientes (E. Levinas),
sino un nuevo modo de vivir.
Mirando hoy hacia atrás, la historia del género humano ha sido todo
menos un estado de paz. El factum de la guerra lo ha impregnado todo. La
conciencia social de los pueblos lo acusa: ha habido y hay teorías que
fundan todo progreso y la historia misma en la guerra: "De las cualidades
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 51
contrarias -decía Heráclito unos quinientos años antes de Cristo- proviene
la guerra, y de la guerra se originan todas las cosas. Por esto la guerra es el
padre y el rey de todas las cosas". La guerra entendida como "motor", como
"razón de ser" de todos los hombres. Jerarquías de valores se fundaron en la
guerra, en las artes marciales: valentía, orgullo, hombría, atrevimiento,
coraje, fidelidad, lealtad, compañerismo, astucia, etc.
La paz aparece en general como situación precaria, casi no natural,
efímera, que se insinúa entre las guerras. No debe pues extrañarnos que
haya teorías sobre la guerra (tácticas de ataque, estrategias, etc.), que se
hable de la guerra como "arte" (el “Arte de la guerra de Sunzi”) y de la
ciencia de la guerra. Que la guerra tenga, en fin, todo un ámbito objetivado
teórica y prácticamente, mientras que de la paz casi no sepamos nada, pues
no llega a ser ni siquiera un concepto positivo con determinaciones propias.
Es un término que quiere representar una situación estática de la vida. No
hay una ciencia de la paz. Sólo tenemos la paloma con el ramo de olivo en
el pico.
No hace falta quebrarse demasiado el cerebro para ver que la paz, así
entendida, no tiene apenas determinaciones. Aparece más bien, como un
período mediocre de entreguerras o, como diría E. Levinas, la paz de los
cementerios y del fin de las guerras por falta de combatientes. “Una paz
vacía”, según Juan de Mairena, el pseudomaestro de Don Antonio
Machado, “sólo acompañada por el miedo”.
La paloma volviendo al Arca con un ramo de olivo en el pico suele
simbolizar la paz. Según el libro sagrado, significaba el fin de un estado de
enemistad entre Dios y los hombres, sellado con un pacto imperecedero:
jamás la especie humana volvería a estar en peligro de extinción. Un pacto,
pues, que no significaba la superación de un estado de guerra, sino la
superación de un estado de incomunicación y desentendimiento.
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Juan de Mairena lo tenía esto muy claro: “Si vis pacem para bellum,
dice un consejo latino algo superfluo, porque el hombre es por naturaleza
peleón…De todos modos, el latín proverbial sólo conduce…a un callejón
de difícil salida…Más discreto sería inducir a los pueblos a preparar la paz,
a apercibirse para ella y, antes que nada, a quererla, usando de sentencias
menos paradójicas. Por ejemplo: si quieres la paz, procura que tus
enemigos no quieran la guerra; dicho de otro modo: procura no tener
enemigos, o lo que es igual: procura tratar a tus vecinos con amor y
justicia…Si quieres vivir en paz, prepárate a vivir en paz con todo el
mundo”.
Ahí están las dos determinaciones positivas y originarias de la paz:
el reconocimiento del otro y el diálogo como las relaciones constituyentes,
insustituibles, de ciudadanía, de civilidad, de comprensión y entendimiento.
Donde falten ambas determinaciones, se podrá calificar el momento como
se quiera, pero ahí ni hay ni podrá haber paz.
Paz con el otro y, ahora comenzamos a percibirlo con claridad, paz
con la naturaleza porque, hasta el sol de hoy, la hemos tratado como
enemiga o la hemos despreciado irresponsablemente cual si fuese el ámbito
condenado a ser dominado y depredado sin límite alguno.
6. 2. COOPERACIÓN Y DESARROLLO HUMANO
SOSTENIBLE
La política ya no puede concebirse exclusivamente a escala
nacional, porque se han roto muchas fronteras, se han generado muchas
necesidades, relaciones y compromisos supranacionales. La suerte de
todos los pueblos comienza a ser verdaderamente global.
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 53
Quiere decir que incluso lo local ha de tener en cuenta lo global y lo
ha de tener no solo cual horizonte de posibles amenazas, sino también
como horizonte de posibilidades para la supervivencia y para el propio
bienestar.
La supervivencia, decíamos antes, pasa necesariamente por la
convivencia, porque sólo es posible en el largo plazo lo que sea
composible, esto es, lo que sea posible junto a otros posibles. Lo que
significa, para comenzar, que la cooperación ha de revestir multitud de
nuevas formas, porque ha de incluir a todos los pueblos de esta Tierra para
atender ciertas relaciones y necesidades, ha de priorizar y satisfacer
necesidades y relaciones específicas con ciertos pueblos y naciones y ha de
realizar esfuerzos conjuntos cuando las situaciones lo requieran.
Es aquí, en esta encrucijada, donde comienza a verse que esto no será
posible desde la perspectiva del crecimiento por el crecimiento, porque esa
perspectiva carece del sentido solidario de cooperación entre países y
naciones, al dejar tirados por el camino y “dejar morir” a miles de millones
de seres humanos como la actual globalización está mostrando y porque,
desatendiendo las necesidades humanas, acumula la riqueza producida en
pocas manos sin que ello se traduzca en bienestar general. La copa de
champán se llena y se desborda, pero su excedente no cae sobre las mesas
de las mayorías y menos aún de los más pobres.
Es también aquí donde aparece el desarrollo humano sostenible
como alternativa a los problemas, necesidades y desafíos de un mundo
globalmente interrelacionado e interdependiente. Desarrollo humano
sostenible que integra en su concepto no sólo lo económico, sino también
las demás dimensiones de la vida social y que subordina y orienta la acción
humana no hacia la acumulación de capital y la ganancia, sino hacia la
convivencia en paz y el bienestar social de todos los seres humanos.
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De todos los seres humanos. De todos y cada uno, que eso sería
política de inclusión e igualdad. Pero ahí se hace también presente un
nuevo rasgo que los procesos de DHS han de incorporar como momento
decisivo: el aspecto cívico, el lado de la participación ciudadana efectiva
para que haya justicia y dignidad. Porque “el Desarrollo Humano
Sostenible pasa necesariamente por la generación de estructuras estatales y
ciudadanas que sirvan de base y sustentamiento para proyectos que,
aunque sean particulares, habrán de instalarse en ese tipo de horizonte
social, jurídico, ciudadano que les dé fiabilidad, consistencia y
composibilidad. Por eso, al concepto de DHS, si en el mismo término de
“humano” no va implícito ( y no parece que éste sea el caso), habría que
añadirle una letra más: la que representa el momento social-estructural-
ciudadano: la C de “cívico”... Comenzaríamos a hablar de Desarrollo
Humano Cívico Sostenible (DHCS) para incorporar en la ideación del
Desarrollo tanto el lado estatal de los proyectos como el lado participativo-
cívico de los mismos y darle así a la S de “sostenibilidad” (que ahora
exhibe casi exclusivamente la relación con el medio natural) el apoyo
institucional y la argamasa cívica necesaria para su complementación.
Porque, desde el Informe Brundtland y otras instancias, se había hecho
presente la naturaleza exigiendo su importancia en todo proceso de
cambio, pero se estaba dejando de lado al Estado y las estructuras sociales
como si se pudiera construir formas de vida deseables y sustentables
prescindiendo de ello.
Dos son, por tanto, las fronteras entre las que se juega su suerte el
Desarrollo Humano Sostenible:
La una viene dada por nuestro necesario y vital metabolismo con la
naturaleza del que hoy comenzamos a saber con saber de ciencia que exige
de nuestra parte conocimiento, reconocimiento, cuidado, responsabilidad y
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prudencia y no sólo porque sabemos que la relación entre todos los seres
vivos es frágil, sino, aun más, porque sabemos que tiene límites.
La otra frontera tiene que ver con las formas de la vida social, con su
sentido y con sus posibilidades. Viene dada por la convicción de que la
supervivencia de la especie humana pasa necesariamente por la
convivencia y ésta, para que se pueda concebir en el largo plazo como
pediría el mínimo reconocimiento de la ley de conservación de la especie,
ha de tener a su base la búsqueda y realización de la justicia.
La primera frontera nos habla ciertamente de condiciones necesarias
para la sostenibilidad, aunque también nos indica que nuestra relación con
la naturaleza ha de ser dinámica, de recreación de la misma.
La segunda frontera nos habla de la necesidad de acabar con la
exclusión social, pero también y en no menor medida nos está hablando de
la sostenibilidad de las formas sociales y políticas” (A. Serrano: ciencia para el
desarrollo. Rev. Diálogo científico. Tübingen 2006).
7. EL CAMINO HACIA LO CONCRETO
Nada de lo aquí expuesto es imposible, ni siquiera llevado al límite.
Para comenzar, los hechos exhibidos al inicio son de tal calibre y
conocimiento general que no hay modo de negarlos ni de quitarles
importancia. Tampoco la secuencia de este discurso es caprichosa, pues se
atiene a una argumentación que va mostrando sus propósitos y, además, va
exhibiendo sus puntos de apoyo. La propuesta no tiene nada de utópica, si
por ello se entendiera que es ilusoria o imposible. Tan lejos está de la
utopía que no sólo es posible, además es factible (el mundo dispone ya de
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los recursos, del conocimiento, y de los mecanismos para realizarla) y, para
colmo de coherencia, es conveniente (porque evitaría seguir por el camino
suicida actual), aunque no sea ésta la única vía posible para evitar la
catástrofe, y es lícita en la medida en que busca la justicia para todos los
seres humanos y la reconciliación con nuestra Tierra.
Pero todo lo aquí expuesto exige diseñar formas de acción que, ya se
sabe, habrán de ir contracorriente, por lo que habrán de articularse
inteligentemente sabiendo a qué fuerzas e instituciones se enfrentarán. Ello
exige la toma de decisiones políticas, voluntad política, esto es, entrar a la
acción política con el ánimo de transformar la realidad. Se trata de dialogar
acerca de los modos de despertar la conciencia de las gentes e
incorporarlas a la acción por un mundo no sólo diferente, sino mejor, de
donde se pretende mostrar:
Primero: que nos unimos aquí a las muchas y variadas voces que
vienen diciendo que el actual estado de cosas de nuestro mundo no puede
seguir así y que debe tomar un rumbo diferente, si pretendemos salvar
nuestra suerte; partimos, pues, de una conciencia aún negativa.
Segundo: pero que, conocedores del potencial que nuestro mundo
atesora, podemos otear y proponer otras formas positivas de vivir
orientadas por postulados y principios como los que hemos señalado, que
superen el estado de cosas actual, porque sabemos que son factibles y que
son convenientes porque son mejores y son lícitas.
Tercero: que no ignoramos las dificultades que habrá que superar
para traducir estas ideas en acción política, pero no es poco trecho andado
éste, si puede servir de horizonte de sentido y propuesta concreta para
formaciones políticas cuyos propósitos vayan más allá del simple acceso
al poder.
¿Por qué no hacer una política así? ¿Qué lo impediría? Porque de
utopía no tiene nada, si se mira de cerca cada una de las dimensiones
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 57
humanas arriba expuestas. Si cada una de ellas por separado es realmente
factible, ¿será en su conjunto donde aparece lo utópico e imposible? ¿Tan
difícil es llevar a cabo un contexto social en el que se realice la justicia
social? Porque éste es el tema central que subsume y reúne a todas las
demás dimensiones: la justicia social que aquí estamos expresando como
INCLUSIÓN.
Dicho de otra forma: es la categoría de la JUSTICIA SOCIAL, aquí
explicitada como INCLUSIÓN, la que arrastra tras de sí a las demás, sean
la igualdad, la solidaridad, la libertad, la fraternidad, el respeto, la
corresponsabilidad, la participación, etc. Porque si tenemos efectivamente
incluido a todo ser humano en el proceso de reproducción de las
condiciones de existencia, es porque tienen acceso pleno y participación
activa en dos dimensiones:
- en la distribución del disfrute de la riqueza social que es
imprescindible para la vida plena ciudadana,
- y en la producción de esta misma riqueza social.
Y, para ser más explícitos, derecho a participar en el disfrute de
dimensiones de la riqueza social como:
- el sistema de la educación pública, que ha de ser universal,
gratuita y obligatoria y cuyas formas y contenidos han de ir
encaminados a formar ciudadanos capaces, responsables y
solidarios, priorizando los valores que promueven el bien común;
- el sistema de salud, cuya cobertura debe ser universal,
promoviendo, ante todo, la medicina preventiva, incorporando al
mismo el cuidado del medio natural y generando condiciones
adecuadas para las prácticas saludables del deporte y la
recreación;
- el sistema impositivo, que ha de ser universal y equitativo, en la
medida en que ha de cotizar más y proporcionalmente quien más
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gane: ha de haber límite legal a la acumulación de la riqueza
social en manos particulares, un impuesto al movimiento de
capitales y otro para el impacto medioambiental;
- el sistema jurídico, que ha de garantizar la aplicación de la
justicia de modo igualitario y ágil;
- la cobertura de pensiones para cubrir con dignidad las
necesidades de la tercera edad y generar esperanza en el futuro;
- la seguridad ciudadana propiciada por el Estado en situación de
igualdad;
- la atención discriminada para discapacitados, para la niñez y para
extranjeros por exigir cuidados especiales por parte de la
sociedad;
- la tarea de decidir sobre las formas de gobierno y elegir a sus
representantes como manifestación real de plena ciudadanía.
Y deber y derecho a participar en la ideación, producción,
distribución y gestión de esa misma riqueza social mediante:
- el acceso al empleo remunerado para participar con el propio
trabajo en la generación de la riqueza social. Decimos empleo en
el sentido más amplio que pueda dársele al trabajo humano,
pero añadimos que esa ocupación laboral ha de ser remunerada y
no sólo para que el empleado pueda satisfacer sus necesidades en
un mundo en el que todo o casi todo se produce como mercancía,
sino para que pueda contribuir también al fondo común que ha de
cubrir pensiones y demás tipos de asistencia pública. El
desempleo ha de verse como derroche de posibilidades y como
pérdida de potencialidades. Es la inclusión en la coordinación de
la división social del trabajo mediante la que el ser humano se
siente de verdad siendo parte del todo social al participar en la
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 59
generación de la riqueza social y sentirse también y por lo mismo
merecedor y con derecho a su disfrute.
Para, desde esa plataforma, conseguir:
- la igualdad efectiva de posibilidades entre hombres y mujeres que
ha de traducirse tanto en el acceso igualitario a los puestos de
dirección como en la remuneración igualitaria por trabajo igual;
- la protección legal del medio ambiente, de los recursos y de la
energía pensando en el presente y en el futuro de la humanidad y
con la conciencia del límite como principio de prudencia;
- el control legal del ámbito financiero para que no se abstraiga de
los procesos productivos mediante la especulación desbocada y
pague el tributo social que le corresponda;
- la libertad de pensamiento, religión y acceso a la información
para propiciar la tolerancia y la paz;
- la transparencia y rendición de cuentas de la gestión pública a fin
de promover en los delegados el respeto a las promesas y el
correcto cumplimiento de las leyes sin privilegio alguno;
- la prioridad de lo público sobre lo privado como norte orientador
de la convivencia humana dado que entendemos que la
supervivencia humana pasa necesariamente por la convivencia y
ésta ha de estar ligada transversalmente por lo que es común.
Frente a cada una de estas metas caben diferentes respuestas políticas,
dependiendo no sólo de los medios de que se disponga y de las coyunturas,
sino, tanto o más, del sentido solidario que se les quiera dar por la fuerte
interdependencia que hay entre ellas.
Habrá que reconocer y señalar los desafíos más determinantes global,
regional, nacional y localmente de tal manera que su elección esté lo más
Cuadernos de Desarrollo Humano Página 60
posiblemente fundada en hechos, nuestras respuestas irán orientadas por los
siguientes propósitos generales:
- lograr la inclusión de todos y cada uno de los seres humanos en los
bienes y servicios producidos por el trabajo humano y los bienes ofrecidos
por la naturaleza (con la consecuente eliminación de la pobreza en todos
sus sentidos) y la participación política en la ideación, discusión, diseño
y toma de decisiones acerca del curso de la vida social;
- generar relaciones no predatorias del ser humano con la Tierra,
pensando responsablemente en el presente y en el futuro de la vida sobre
nuestro planeta.
Si bien es difícil señalar exhaustivamente los condicionantes de estas
metas y de estos propósitos, podemos destacar los siguientes desafíos:
Globalmente: el cambio climático y las crisis económicas y
financieras que afectan a la mayoría de países; los usos de la energía, el uso
de los recursos naturales, la capacidad de carga del planeta, el uso social
del conocimiento (sobre salud, tecnologías, educación) y de la información,
el terrorismo fundamentalista, las pandemias, la solidaridad mundial para
evitar la compra de productos del trabajo infantil, la venta de productos
tóxicos a países pobres, el expolio de materias primas de los países pobres.
Regionalmente: la asociación (federación) de pueblos y naciones en
torno a programas comunes para atender desafíos supranacionales, el sesgo
desafiante de las finanzas, la emigración de sur a norte, la producción de
armas y su venta, la falta de movilidad real (para el trabajo) de las
personas, la falta de coordinación política, económica y social entre lo
nacional y lo regional.
Nacionalmente: el de la gestión política, el nacionalismo excluyente,
los códigos legales obsoletos, el injusto sistema judicial, el injusto sistema
tributario y de distribución de la riqueza, el sistema laboral excluyente, etc.
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Localmente: el desentendimiento de lo que es común, el sistema
educativo y de salud excluyentes y elitistas, la falta de visión global de las
medidas, la falta de acceso y la baja calidad de los servicios públicos e
infraestructura, las dificultades de participación en la distribución etc.
Este señalamiento se hace, como veíamos al inicio, con la conciencia
clara de que estamos viviendo en una situación en la que ningún país por
poderoso que sea puede decidir soberanamente su suerte.
Quien crea que esta globalización de las relaciones sociales tiene
marcha atrás, salvo una catástrofe planetaria, se equivoca. No hay vuelta
idílica al campo ni hay vuelta a las anteriores “aseguradas” fronteras
nacionales. La humanidad ha llegado hasta aquí merced a innumerables
adelantos y a innumerables desastres, porque esto no ha sido el fruto de
alguna planificación mundial ni de acuerdos planetarios entre las gentes.
Así nos ha salido esta globalización con todo lo que ella acarrea. Pero, del
mismo modo que hemos llegado hasta aquí de forma contingente (porque
otras formas podrían haber sucedido), también podremos cambiarle el
signo a esta red de relaciones globales, porque no es necesaria. Porque hay
alternativas.
La elaboración de un PROGRAMA POLÍTICO INCLUYENTE,
por mucho que lo diseñe un partido político nacional, bien hará con no
quedarse diseñando de las fronteras nacionales hacia adentro sin imbricarlo
en el contexto mundial, porque la situación requiere miras mucho más
amplias. Y, en todo caso, si pretende ser incluyente, habrá de procurar
generar aquellas leyes, instituciones, relaciones y formaciones sociales
que subordinen la producción de la riqueza social al bien común y a la
conservación de la Tierra. Ese programa sería inteligente, sería prudente,
sería incluyente, sería valiente y sería sostenible. Volvemos a Gandhi: aquí
hay sitio para todos con tal de que todos seamos en justicia TODOS.