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Para una crítica políticade la culturaAIQO 4 • NO 28 • SETIEMBRE DE 1972

Sumario

3Hacia la críticaAníbal Ford. Luis GreQorich. Josefina Ludmer. AngelNúñez y Ricardo Piglia

8La enseñanza de la literaturaHistoria de UN castraci6npor Beatriz Sarlo Sabajanes

12Literatun y peronismoLas dificultades de lo explícito en literaturapor Jorge B. Rivera

14UN nueva etapa en el trebejo critico: "Cien aRos •sole"': UN interpreuei6n" de Josefina Ludmerpor Noé Jitrik

16"El fuego de la especie" de No' Jitrikpor Eduardo Romano

17La búlqUeda de la significaci6n Iitereriapor Héctor Schmucler

19PoWmica: BORGES y LA CRITICA

-Respuesta de Btas Matamoro-Contracrític:e por Nicolás Rosa

26CINE:Herolna: De la Torre al ablnopor Horado Prada

27DOCUMENTO:La ficci6n • la ficci6n e. la .....idlclpor Julio Ludueña

28DOCUMENTO:Los "Altos ........ mandan

Los artículos firmados que aparecen en LOS LIBROSno reflejan necesariamente la opinión de la revista.

ElsilenciodeTRELEW

La masacre de dieciséis militantesrevolucionarios en Trelew muestracuál es la "razón de ladictadura militár: desocupación,miseria, entrega del país a losmonopolios norteamericanos, los"acuerdos" que esta poi ítica exigesólo pueden fundarse en la tortura Ven la muerte, en la violencia de unarepresión destinada a imponer uninterés de clase como la verdaduniversal.

A la vez, la ley de ceosúra'promulgada el mismo 22 de agosto,viene a decir que en Argentina. en1972, los que tienen el poderquieren decidir el sentido. AbsurdaV contradictoria, la "versión oficial"de los hechos es el verdaderodiscurso escrito por el régimen paranombrar su realidad: este "relato"silencia, para que en el vacío de unainformación controlada, la represiónencuentre su palabra.

Metáfora transparente de la poi íticade la dictadura, el procedimientode Trelew V la censura Que lodesigna, son el síntoma de ladesesperaci6n de las clasesdominantes: Malar9Üe, Tucumán,Roca, Mendoza, las luchas delpueblo quiebran, una y otra vez, susplanes, sus salidas. La ilusi6n deborrar la realidad, en la violencia deun silencio que sostiene"Iegalmente" la represi6n V latortura tiene, por su parte, larespuesta en la prensa revolucionaria,en las pintadas, en los panfletos, enlos volantes de fábrica donde seescribe ese gran texto clandestirio Vanónimo Que circula entre las masaspara nombrar la historia:el encuentro de esa escritura con loscombates populares que la hacenposible, son la palabra que elsistema trata de callar buscando-de cualquier manera- negar larazón que los anima.

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Preparar este número de la revista fue, a la vez,reflexionar sobre el espacio que hemos intentadodelimitar con nuestra práctica.

Los Libros se inscribe en una zona que se definepor la producción de ideologías (en la que se ubicael campo de ulo cultural") para diseñar una pro­puesta: la crítica a la forma de producci6n de lacultura dominante. Y esto significa articularse en elcontexto de la lucha de clases en la Argentina.

La literatura, recorte que las retóricas practicansobre textos realizados o posibles, invoca y provo­ca diversas escrituras críticas que mantienen conella una relaci6n uexplicativa" y culpable. Hablarde la literatura, a la vez que fija y señala unaactitud, supone una teor(a y una posición pol(tica,así como una reflexión sobre la ideolog(a queconlleva la relación que se establece entre teoríay política.

La-umca en la Araentina ha hablado sobre laliteratura para encubrir sus relaciones, para esca..motear su inserción en el mercado, para ocultarlas condiciones de su producción.

Pero puede pensarse una crítica como arma delucha ideológica en la construcción de un discursoteórico que (aunque sea con instrumentos y con­ceptos provisorios) abra la posibilidad de una inser­ción revolucionaria para su práctica: una críticade ruptura y restitución.

Ir hacia esa crítica implica definir algunos pun­tos de partida. Existe una ideolog(a de la literaturaque se corresponde con una ideologfa de la crítica:el centro es la naturalizaci6n de las relaciones deproducci6n y sus consecuencias la natural izaciónde las relaciones entre una práctica, la escritura yla producción.

Se producen textos, pero sólo algunos son legi­timados como literatura. La demarcación, .maica­mente fundada en -la ideolog(a y confirmada endiversas "tradiciones literarias", abre un abismoentre 'f>s textos legítimos y los otros. Franquearese abismo impUta develar una relación de pro­piedad: la de la retórica, los verosímiles, los códi­gos específicos. Sobre esta "apropiación" se articu­la y se define el sistema de la literatura, creadopor la crítica y reconocido luego por ella comonatural. Este sistema (fuertemente codificado yconvencional) es elevado por la clase que tiene losmedios de producirlo a la condición de Literatura,de única escritura posible. .

y es precisamente cierta crítica la que viene arubricar con el gesto de la interpretación estalegalidad basada en la represión de otras escriturasy lecturas posibles. Porque el sistema de la litera­tura no sólo produce textos, sino que producelecturas, así como un determinado sistema de pro­ducción no sólo elige sus escritores sino que tam­~ién elige y produce sus lectores.

. LOS LIBROS, Setiembre de 1972

El mercado es precisamente el espacio en que laliteratura se encuentra con sus lectores a través deun proceso de distribución, circulación y consumode ciertas escrituras. Existe entonces un ámbitoinstitucional donde la circulación de los ':signifi­cantes" se articulan en el "significado" de unafunción: el de las ideologías que una clase impone-como dominante y cuya función radica en el encu-brimiento de las relaciones que la producen.

El mercado comparte su poder con la escuela,definida corno un proceso de transmisión obligato­ria que califica socialmente a quienes tienen lasuerte de pasar por la violencia que su adiestra­miento implica. Es necesario describir sistemática­mente lo que se pone en j~ego en el "dictado",en las "redacciones", en el fetichismo de la orto­grafía, como primera relación con la escritura.Escribir bien es un poder y un.emblema de poder:por eso hay que saber qu' sianiraca este bien (enel sentido en que se habla de tener bienes).

En la clase productora (a quien se le sustraejunto a los medios de producción los medios deco~unicaci6n) la literatura es un chiste, una fabu­lación, un rumor, una novela familiar: palabras quepermanecen al margen de la imprenta, en tantoésta funciona como instrumento de legitimidadsocial que sólo intenta imprimir lo que la clasedominante piensa como digno de ser estampado,perpetuado.

Una clase social es también un estilo. La litera­tura sirve, en el peor de los casos, para exaltar elestilo de las clases dominantes: la relaci6n entreescritura y poder es compleja, pero su existenciade hecho puede detectarse en las formaciones de laretórica de los discursos, de las informacionesoficiales, incluso en la retórica de los diccionarios.

Desde la familia (pasando por la ccescuelau entanto institución/es legitimadora/s) se va constitu­yendo un campo de relaciones verbales dondetabúes y jerarquías delimitan la inserción signifi­cante en el sistema social.

El chico aprende una jerga familiar, luego debeaprehender una lengua "nacional", en el interiorde la cual hay unos textos que son propuestos porla sociedad como su máxima expresión (el papelde la ideología del ·ochenta hasta Güiraldes, ~s

fundamental en la "formaci6n" literaria reproduci­da por nuestras in~tituciones).

Para que un lector genérico -pueda convertirseen lector de u literaturaIJ es necesario que su con.ciencia pueda organizar la posibilidad (ideológica)de asumir ese lugar que le permita situarse en rela·ción al discurso literario, acatando lo específicode una organizaci6n textual con sus tiempos, susmodos, sus aspectos, sus reglas previamente "inter·nalizadas".

Las instituciones se articulan con el mercado deuna manera compleja. Hoy podemos ver cómo elperiodismo promueve el lenguaje como transpa­rencia en literatura (lo que quiere decir, como"expresión"), bajo la máscara de una ideoIoIía"progresista" que quisiera testimoniar -se nosdice- el orden y el desorden del mundo.

De esta manera, la expresividad -esto es, uncomplejo de efectos de la estructura social- vuelvea encabalgarse sobre el desconocimiento de es¡

misma estructura: el naturalismo es avaro, porquesupone que puede apropiarse de lo "real" mediantesu evocaci6n, mediante una ideolOlíam~BiCa de laconvocaci6n. No basta hacer hablar a una prosti­tuta, como en alguna "historia de vida" Pta~a sabercuál es la verdad que su lenguaje transporta.

Problemas a resolver. Situar el campo desde elque debemos preaunw es la única maner. de des­

- montar las "respuestas" que sólo ocultan mal ~carencia de una pregunta que no supieron formu­larse: ¿por qué algo es 1egible como u literatura"?

Para la crítica se abre un camino que consisteen inventariar los c6diIOS inmanentes a la estruc­tura social (sus lecturas que son orpnizadoras deescrituras) para ubicar enton~ la especificidad delo que se llama "literatura".

Es necesario pensar que no hay estéti~ tras­cendentes. sin una clase social que imponp sulenguaje al resto de la sociedad.

El sistema de la literatura, las instituciones quelo transmiten de una generaci6n a otra, cada textoespecífico en su relaci6n con el sistema literatura,la articulación de este sistema literario con la ideo­logía de las clases dominantes, etc., son objetos deuna crítica donde la lingüística, el marxismo, elpsicoanálisis, incluso la antropología (en sus inves­tigaciones sobre estructuras míticas) deberán en­contrar un lugar.

Una crítica política de la cultura debería escri­birse señalando un texto posible -el que dé cuentade la ideología y de los productos de la culturadominante- y un texto futuro: el que pueda serescrito rompiendo los límites impuestos por .Ias'relaciones de .producción upitalista.

Este número de Los Ubros ha tomado comoeje temático a la crítica, para tratar de explicitarde qué manera se articula hoy esta problemáticaen la Argentina. Nos interesaba averipr alaosobre lo que las presuntas reali~das explicitan ysobre lo que se evoca en este texto. Las preguntasfueron formuladas a Noe Jitrik, Santiaco González,Adolfo Prieto y David Viñas,que no contestvon.Obtuvimos las respuestas de Aníbal Ford, LuisGrelOrich, Josefina Ludmer, A"lel Núñez y Ricar..do Piglia, incluidas a continuación.

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,. Dtl8de el comienzo de la escue­111 se va intemalizllndo una ide%glade 111 litrH1Jtul'll, definida por el IUgllrque se le asit/fJlla 111 misma, la "fun­ción" que se l. define, etc. les unafa,.. de 111 crItica 111 de definir yprecilSr los efectos que ests ideologlatiene en nuestrB mafJeTII de leer lite­tatuTII,.

Anibal Ford

1. Contesto a pesar de que nuestrahace imprecisa la pregunta (nuestra:¿de quién? ¿de occidente? ¿de lasociedad capitalista? ¿de algún sec­tor de la sociedad argentina? ). Piensoque las maneras realmente vigentesde leer literatura no son fundamen­talmente determinadas por la escuelasino por todo el sistema socio-cultu­ral. Pero dentro o fuera de la escuelano puedo separar. la "manera de leer"de los textos lerdos sin atomizartanto el anál isis como el proceso

. cultural. _La pregunta pareciera desen­tenderse de lo que se lee, como si elcorpus de textos escolares existentefuera el único posible, lo cual no esasí como lo pone en evidencia unanálisis poi (tico-cultural que integrelas categor(as de clase y dependencia.y ese corpus, con sus maneras deleer correspondientes (la lectura con­firmadora de FM:Undo, la lecturaescamoteadora de Msrtln FitNrO),que es o fue seleccionado a" partir delos intereses ideológicos, y tambiéndirectamente económicos (los de laindustria de los textos escolares)correspondientes 8 I(neas que van del"nacionalismo oligárquico al liberalis­mo reformista, actúa no tanto' sobreel comportamiento posterior frente ala literatura (más bien se desconectade él) sino como refuerzo de una.interpretación de la historia de paísacorde con esos intereses. El análisisde todo esto es una de las tareas quedebe emprender la crítica en la cualvale pero no puede ser ~islada la tareaa que hace referencia I~a pregunta.

2. Creo que ~ra la crítica litera­ria la opción plsflteada por la pregun­ta es inexistente. El "encierro" en uncódigo propio es parte de una zonao de un momento de la inveStigaciónliteraria. Esa zona provee al críticode una terminología, de una meto­dología, de "conciencia" sobre losmúlt~ples niveles y maneras de 'signi­ficar' de la obra, pero no puede sererigida en cr(tica. (Basta mentar lascrisis y las limitaciones de las líneasortodoxas de la vieja retórica, de la85til ística, del formalismo ruso, ~ la

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2. Si es verdad que en nuestrasociedad existen simultáneamentemuchos códigos de lectura (según lasclases sociales, los diversos grupos,etc.) lla crItica deberá privilegiaralguna de esas perspectivas ya dadaso crear te6ricamente su propio códi­gol

"ciencia de la literatura"· alemana,del "ne\\' criticism", de la fenome­nología, del estructuralismo, es decir.de las grandes proveedoras de unaparato sin el cual tampoco hay crí­tica). Y es que la crítica se definebásicamente no a partir de la descrip­ción . de estructuras, en sí neutras,sino del estudio de la interrelaciónentre el sistema de la literatura y losotros sistemas, en un contexto histó­rico concreto que no abarca sólo laobra sino también su producción ysu consumo. Si no ¿cómo interpretarsus significados, su ro.l poi ítico-cul..tural? ¿desde d6nde elaborar unjuicio? ¿cómo hacer crítica y nopura descripción o formalización?En síntesis: a mi juicio la críticaintegra las dos instancias que articu­lan la opción de la pregunta. (Y natu­ralmente muchas otras, como la queésta pareciera pasar por alto: la ex is­tencia, junto a los diversos códigosde lectura, de diversas culturas, segúnclase, grupos, etc., con sus propiostextos).

3. Puede y debe y en parte meremito a lo anterior. Además si setoma en cuenta la producción por quéno se va a tomar en cuenta su con­sumo sin cuyo conocimie~to no sepuede emitir un juicio global sobreel papel que juega una obra en unasociedad y en un momento ·dados.Por otra parte la dirección no es sóloobra-público sino también la inversa.De diversas maneras, y no sólo comomercado, los receptores determinan.el mensaje en múltiples planos e in­fluyen en los procesos de cambioque se producen en el sistema de laliteratura. (A este altura el cuestiona­rio quiere obligarme a preguntarmeno sólo si puedo, o estoy en condi­ciones, de poner en relación a la lit&­ratura con la historia sino también apreguntarme si la literatura es unsistema de comunicaci6n. Es casi el"vaciamiento" de la literatura comoproceso cultural).

4.8. Las posibilidades parciales quese dan en cualquier otro lado. Loque no quiere decir que medios yresultados deban ser· los mismos.Agregaría que donde las posibilidadesson restringidas es en el plano de lainvestigaci6n te6rica de la literaturacomo sistema, es decir no en el"poner" sino en el "no poner" enrelación. Al respecto pienso que no

3. En la producción de un textoliterario se ponen en relaci6n variossistemas (económico, ideológico, esté­tico, etc.) ,-puede·'a crítica dar cuen­ta de las relaciones que existen entreestos sistemas y lo que resulta social­mente "Iegible" en un momentodado?

eJ<iste una infraestructura culturalque permita hacerlo y que si lohubiera sería un lujo. Pero esto nolimita lo anterior, la posibilidad deelaborar una teoría y una prácticacr ítica, que, por otro lado, para aqu ísólo nosotros podemos elaborar.. Yno lo limita porque, en primer lugar,podemos aprovechar lo que se haceen otros lados en el plano técnico,siempre que podamos filtrar su con­trabando ideológico. Y en segundolugar porque en el análisis de la lite­ratura no caben, como muchos supo­nen, dos etapas temporales, como,por ejemplo, pueden haberse dadoen la lingüística: primero estudiar elsistema y luego las relaciones. En lacrítica literaria, y por las caracterís..ticas particulares y problemáticas delmismo sistema de la literatura, ambasdeben ser simultáneas, dialécticamen­te interrelacionadas.

4.b. Si uno está en desacuerdo conel sistema no puede elaborar una que­ja a nivel parcial que no remita al pro­piosistema. Pero si lo hiciera me sen­tiría como afirmando que espero queese sistema ~ derrumbe para haceruna crítica literaria eficiente, lo queno es así. Por otro lado todo lo queescribo lo hago como trabajo, y eneste sentido estoy dentro, como casitodos nosotros, de una dialéctica·entre proyecto crítico e ineustria cul­tural Que relativiza todo aquello queno sea planteado, en primera instan­cia, como trabajo. Relación con elmercado,'formas de censura o nO:Cen­sura, paga y tiempo a dedicar a untrabajo, ocupación o desocupación,problemas laborales de diverso tipo,libertad o presi6n en el "encargo",etc., modifican, problematizan, limi­tan o enriquecen constantemente miproyecto cr(tico. Pero si, como me lopropone la pregunta, pudiera aislaridealmente ese proyecto, podría decir­que los límites no están fuera sinoque son los que a nivel personaltengo o elegí tener o a afirmar que,más que lo que no puedo hacer o loque me limita, me interesa lo quepuedo hacer o dar en el campo deuna crítica poi ítico-cultural central i­zada en la realidad concreta de mipa(s. Tarea en la que' he. ido apren-diendo, y no sin esfuerzos y contra­di<?ciones, a no dejarme abrumar pormodelos castradores, internos o ex­ternos, que me hicieran definir porla negativa.

4. ¿En la actual crítica literariaargentina cuáles serIan las posibilida­des teóricas y prácticas que permi­tirían dar cuenta de la relación entrelos sistemas extraliterarios (económi­cos, políticos, etc.) que están enjuego en la producción de un texto,y el texto mismo como sistema?{Cuáles son los I(mites que impideneste proyecto o, en todo caso, elproyecto crítico que usted crea per­tinente?

Luis Gregorich

1. Aclaremos, ante todo, la pri­mera parte de la ~regunta. No pareceoportuno remarcar la importancia dela escuela (primaria, secundaria) enla formación de una supuesta ideolo­gía de la literatura. Lo que hace laescuela es contribuir, a lo sumo, aque internalicemos la ideología gene­ral de la sociedad capitalista ·en quevivimos, con su estructura ..de clasesy su peculiar división del trabajo.Dentro de esta perspectiva, los pro­ductos de la cultura "superior", co­mo las obras. de1arte y de la Iiteratu­ra, son el patrimonio exclusivo deuna reducida mirior(a y el motivo deun consumo prestigioso y lujoso porparte de los sectores pudientes o dequienes aspiren a serlo o parecerlo.Nos parece que la escuela ·es másinfluyente en otros terrenos: el delas relaciones interpersonales, el dela ética social imperante: El queaprendamos a leer a la literatura"como un sistema transparente·y a lavez indescifrable, insignificante y a lavez "profundo", no depende sólo deuna parábola que se inicia en la es­cuela, sino de la estructura materialy de la ideología de las clases domi­nantes de nuestra sociedad, de lasque estamos empapados, por decirloasí, desde que nacemos. Naturalmen­te que una de las tareas de la críticapuede consistir en una investigacióngenética de las variables ideol6Qicasque forman y deforman la funciónde la literatura y el sentido de lalectura en nuestro ámbito social.

2. Aunque la pregunta resulte untanto imprecisa (¿qué quiere decir"Ios diversos grupos"?), trataremosde desarrollarla correctamente y con­testarla. Creemos que los códigos delectura literaria pueden agruparse, ennuestra sociedad (y probablementeen cualquier sociedad), en dos gran...des divisiones más o menos definidas.En primer lugar, hay un código "exó­geno" según el cual el conjunto so­cial lee la literatura que es, en estecaso, pura función e instituci6n; deacuerdo a las distintas épocas hist6-

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ricas, este código es lúdico, ético,estético, etc. En segundo términodebe mencionarse cierto número decódigos "endógenos" según los cualesla literatura (es decir, sus productoresy consumidores conspicuos) se lee así misma, y que tienen su propiatradición y sus propias convenciones.En la Argentina, un país capitalistasemidesarrollado y dependiente, elcódigo de lectura ex6geno (que rigepara la inmensa mayoría de la pobla­ción) es, repitámoslo, una suerte deespacio vacío, un conglomerado defórmulas prestigiosas que remiten laliteratura al ocio o al entretenimientode las clases altas y medias. De loscódigos endógenos mencionaremos, asu vez, ~os que nos parecen los másrelevantes: uno que ve en la literaturaun reflejo d·irecto de la realidad, yque por consiguiente pone en sucentr.o el compromiso poi ítioo, moraly social (boedismo, realismo, popu­lismo); otro que separa enérgicamen­te la literatura de la historia y queglorifica lo que considera son losvalores formales inmanentes de lasobras (martinfierrismo, esteticismo,revista Sur). Desde lu~o, podemosencontrar una contaminaci6n mutuade estos dos códigos. Finalmente de­be citarse una especie de "subcódi­go", promovido por los medios masi­vos de comunicaci6n (especialmentelas revistas de actualidades) cuyavigencia debe verificarse en el relati­vo crecimiento del público lector yen las consiguientes necesidades delconsumo. La crítica, proceso decodi­ficador por excelenCia, no debe privi­legiar ninguno de estos códigos, sinodescribirlos y poner en evidencia susespejismos y sus determinacionesideológicas. El c6digo de códigosresultante ha de inscribirse, para no­sOtros, en una teor(a más general dela ·comunicaci6n y de la cultura. Al­gunas de las tareas críticas inmediatasen este campo son: puntualizar losequívocos y las fáciles homologacio-­nes del código end6geno de la "trans­parencia", cuyo realismo es, en elfondo, puro artificio y abstracci6nesquemática; iluminar el contenidoclasista del código end6geno esteti­cista, dentro del cual más que deinmanencia debería hablarse de circu­laridad, de confirmación interna d~

mensajes que se desinteresan delrrtundo exterior; y, por fin, aislar lastrampas y falacias del subc6digo delos "medios", que indudablementeejercen influencia en la producción yen el consumo de la literatura actual.

3. Indudablemente las relacionesexisten, y la crítica puede dar cuentade·' ellas. Un texto literario es, a lavez, un producto de la industria edi­torial (y por ello está vinculado auna actividad económica particular ytambién a le econom(a general de unpa(s) y una elaboraci6n intelectual yestética de un creador individual (yen consecuencia se absorbe en la tra­dición técnica y constructiva de laliteratura). Pero es as~mismo, y en

LOS LIBROS, Setiembre de 1972

primer lugar, una lectura, un uso, unaforma de comunicación que sólo pue­de recuperarse globalmente en laexplicitaci6n de esas relaciones conotros sistemas que, al fin y al cabo,concurren a determinar la historia yla transformación del hombre.

4. Empezamos por el final. Loque limita el logro del proyecto crí­tico que consideramos pertinente es,ciertamente, la situación del país enque vivimos. p'uesto que no se trata,sóto, de preparar un modelo te6ricoque recoja los rasgos típicos de laproducción literaria argentina, sinotambién de insertar a ésta en unatotalidad cultural que tenga. en cuen­ta a las grandes mayorías populares.Mientras tanto, más que un proyectonecesitamos una crítica que presentecombate a las formas culturales y alas estructuras sociales que defiendencon desesperación las clases dominan...~es y que son, en sí mismas, el retratode la al ienación y la dependencia.Esa actualidad crítica, esa negatividadde la negatividad, es impl (citamenteel proyecto a que debemos aspirarpor el momento. En cuanto a lasrelaciones entre los sistemas extrali­terarios y el sistema textual, ¿no sonellas acaso las que constituyen altexto como vehículo lícito de comu­nicación? ¿Acaso sería posible pres­cindir completamente de ellas? Elneoformalismo estructuralista ha te­nido el mérito de asestar un golpe enapariencia definitivo a la transparen­cia del texto literario y a su legibili­dad ingenua, y ha proporcionadomodelos de descripción muy severos,pero corre el riesgo de confundir elfin con los medios y de transformarsus métodos descifradores en unaconcepci6n más general de la comu­nicación y de la cultura que seaúnicamente un esquema hueco sinhistoria y sin relaciones materiales deproducción. De la misma manera unhistoricisrrio lato sería incapaz debrindar una comprensi6n (ntima delas obras y de mostrar cómo la his­toria, -precisamente, es desplegada enel texto de manera insidiosa e indi­recta. Crítica interna y descriptiva dela obra, pues, pero que no se agotaen sí misma y que constantementese remite y verifica en la totalidadcultural de que forma parte, además

de asediar las características de lapropia producción material, los mitossociales de que se nutre, los interesesde las clases a que representa y lostácitos modelos de mundo que pro­mueve. *

Josefina Ludmer

La encuesta plantea algunos pro­blemas previos. Ante todo,. un dese­quilibrio terminológico: no se tratade enfrentar "Ia producción de untexto" (es decir, el proceso de laesCritura, el escribir como trabajo,pero también la producción del librocomo tal, su tipografía, el gramajedel papel en que se lo imprime, ellugar donde aparece, la publicidadque lo acompaña, la respuesta o faltade respuesta de los medios: en resu­men, todo el circuito de su genera­ci6n, fabricaci6n, distribuci6n y con­sumo), con "Ia cr(tica". No se tratade materializar, por un lado -porquede eso se trata, de encontrar la ma­terialidad de un proceso sin cuerp<;>-,utilizando la palabra "producción"y, por el otro, hipostasiar "Ia crítica".Negarse a escribir "la literatura" peroseguir escribiendo "Ia crítica" impH­ca retirar a la primera del pensamien­to burgués pero dejar a la segundabien enclavada en ét.

En segundo lugar, las dos primeraspreguntas de la encuesta tienen, creo,dos fallas: están planteadas en térmi­nos binarios y se apoyan en un traba­jo previo, inexistente en la Argentina.Los encuestados deben responder aellas por s( o por no; las respuestasestán impl (citas en las preguntas mis­mas; la terminología de las preguntasy el sistema sobre el que se apoyanimpontlf1 las respuestas; si a la prime­ra pregunta yo respondo "s(", puestoque está programada para esa res­puesta, lo que harCa es ratificar nosólo el probrema sino el planteo delproblema .(que, por otra parte, seencuentra en el adelanto del libro deFrance Vernier, ¿E. posible UfI/I cien­cÍ8 litelll,i.} , aparecido en L. Nou­velle eriJique, 49, enero 1972; este'planteo deriva, a su vez, de ApM8tMideológicos del E6tMJo, de AJthusser).No es que el problema no exista,pero todavía no se la, ha abierto niexaminado: ¿qué es, exactamente,lo que se enseña en la escuela (¿pri­maria?) argentina respecto de laliteratura? ¿C~I es la "función"que se le asigna? ¿Existen los llama-.dos "códigos de lectura" según lasclases sociales? Si la investigaciónsobre esta serie de cuestiones se hu­biera realizado, las preguntas conrespecto a la función del trabajocrítica, en estos. campos, tendríansentido; la encuesta salta por encima

. de esa posibae investigación y seinstala en la alucinación de sus resul-

tooos, solicitando a 'os encuestadosuna respuesta igualmente alucinato­ria.

Pr~ferir(a, pues, atenerme a laspreguntas 3 y 4. El trabajo críticose inserta en el proceso de produc­ción de la significación mediante lapalabra escrita, tomando como mate­ria prima uno de los sectores espec(­ficos de esa producción: el trabajoliterario, la abril literari& (Creo quesi volvemos a aprender, desde suetimolog(a misma, la significaci6nde la palabra "obra", del latín ope­ra = actividad del trabajador, as(

como opBl7lrius es el obrero, podría­mos revalorizarla y utilizarla en susentido estricto, despojándola detO"da idea fetichista y mistificadora).El trabajo crítico es, sobre todo, unaserie articulada de I«tu,. acrita

La obra literaria es, ella misma, uneslabón de una vasta cadena, la deltrabajo de producci6n de la significa­ción escrita; la obra crítica se sitúa,en esa cadena, en el eslabón contiguo:toma al "objeto literario" y produce,a partir de él, transformándolo, unobjeto nuevo: el "objeto crítico". Sipartimos de esta premisa, todas laspreguntas o problem. sobre lo "ex­tral iteraría" (preguntas 3 y 4 de laencuesta) dejan de tener sentido: enun relato, por ejemplo, están y noestán presentes todos los procesosinconscientes, afectivos, econ6micos,sociales, id~l6gicos, te6ricos, hist6­ricos# ttandOl'lfllldM, sometidos • la"presión del relato"; la producciónde la. significaci6n en la zona "lit...tura" reorganiza y -agrupa, "oI"i'"dolos. producir, todos los elementosque la constituyen: las obras liter.riasV científicas anteriores o contemp<>­ráneas, lo escrito y no escrito defagente que escribe, su inserción 50-'

ciopol ítica, el ~ado social del len­guaje, la historia y Ja econom($'~LdeI

espacio desde donde escribe. El ..temII de producción ,. UIM obM, esdecir, su proceso de apropiacibn,transformacibn y reproducción detodo lo que la constituye (el incoo&­ciente, el lenguaje, el deseo, la histo­ria, la economía: todo lo Uextralite­rario") _ M obIW mi""., • IU ...

1m. Una de las funciones cr{ticasfundamentales es, pues, el análisisde las transformaciones, de los pro­cesos ·a los cuales son sometidostodos esos elementos, pero no comomeros "datos extraliterarios" sinocomo componentes esenciales de laobra. Aqu( es visible la impotenciade la llamada crítica sociológica (quetodavía cubre una amplia zona deltrabajo crítico argentino, pura o ma­tizacta con datQS estructurales y. se­mánticos), que traspone de un modomecánico los datos históricos, reales,socioecon6micos e ideológicopoliti­cas, y los "descubre" en 18 obraque estudia; ese sistema olvide quela producción de un texto es,preci­samente, el pr~ de elaboracióny transformacibn de esos conjuntosmediante la escritura•

Del mismo modo ocurre con el

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trabajo crítico: su relación con laobra literaria es tan compleja comola relación de la obra literaria conlos conjuntos que la constituyen: elobjeto crítico también transforma a'objeto literario: el tipo de transfor­mación que produzca determinará sueficacia. su valor y ta posibilidad desu utili-z8C!6n. El trabajo crítico pue­de plantearse como un derivado, undiscurso segundo, sumiso, agresivo olaudatorio de su materia prima, opuede plantearse como una verdaderaelaboraci6n, que se independiza desu objeto, lo abre a nuevas posibili­dades, le otorga poderes desconoci­dos y lo cambia.

El crítico argentino debe tomarconciencia, hoy, de que en nuestra so­ciedad dependiente del imperialismosu funcibn es muy limitada (del mis­mo modo que el escritor); la revolu­ci6n necesaria en la Argentina no sejuega en el interior del trabajo críti­co. Dentro de las escasas funcionespoJiticOSOci'tles Que le caben, la Queen este momento puedo pensar comoesencial se desarrolla en el campo dela ide<Hog(a, y esto en dos nivelesmayores: el de la ideología de la obraliteraria, y el de Su lectura o suutilización por parte del sistema, esdecir, por parte de la ideología domi­nante. En el interior del objeto lite­rario, la tarea crítica consiste enponer de manifiesto su funcionamierrto y su estructura, el modo de sugeneración y el modo de producciónde la significación, el proceso de laescritura, SUS dinamismos, puesto queal, i reside la ideología, no 5610 conrespecto a los probtemas específicosde la zona "literatura" (qué es escri­bir, leer, qué es la ficción, QlM! esnarrar, etc..), sino también con res­pecto a las otras zonas que lo rompo­nen y lo exponen (y esto a partir delanálisis de las transformaciones queopera en ellas). El trabajo criticodebe rehistorizar y materializar elproceso literario.

"lo que el sistema capitalista im­perialista produce es la negación dela lectura: para esto procede en variosniveles y con métodos diferentes.Ante todo, dic. las~del objeto literario para que seanutilizadas y consumidas. Si los agen­tes del sistema explican a los lectoresde la pequeM y gran burgue5la (nohay otros por ahora) ~.qué dice","qué significa", cuátes son u'os valo­res", 8 quién o a qué se asemeja, porejempto, un relato determinado. loencuadran, lo recuperan V '0 reducena su sistema ideológico, hancumpli­do con su misi6n. Si no puedenexptic3 (y esto por muchas razones)optan, por lo general, por expulsar aese relato de su zona. por censurarloo simplemente por callar, convirt_doto en un relato clandestino. latjorifialci6n, la sacralización y elculto alo i~son tambi6n unmodo de negIII' le lectura; otro esreIegIrI8 a .. carrera de letras oal

. ocio, al tiempo libre de que disponela bwguesia (leer ncweIas durante las

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vacaciones); otro es consagrar la sen­timentalidad o la novedad absoluta.Los agentes no sólo son los "críti­cos" mismos o los "especialistas"que escriben desde los periódicos, lossemanarios, dictan clases desde launiversidad y dan conferencias enlos salones del sistema; son, también,los editores, que rechazan o aceptanun texto determinado; los escritores,que producen espejos, donde se tau­toJogiza regocijado el burgués y, porsupuesto, los lectores mismos, queniegan el trabajo de 'a lectura cuandoconsumen lo que les ofrecen lasautoridades.

Lo Que el sistema capitalista im­perial ista impone es la negación abso­luta de todo efecto de la lectura enlos que leen; impone la detención delproceso infinito de expansión de lasignificaci6n escrita. El sistema dictay congela: los grupos sometidos yc6mplices eligen el enceguecimientoy la aceptación del dictado, eligenla novela de supermercado, la litera­tura de plástico para fin de semana,el exotismo, el relato ornamentado Vdivertido, el libro para regalar, elflldget literario, la novela como tro­feo de viaje. como souvenir, 'a meri­tocracia literaria, la ética del juego Ydel tiempo libre, la seudorrevoluc;6n.El sistema impone la imposjbi'idadde soltar el cuerpo para empezar aleer la letra; impone la división cla­sista de las obras (populares, cultas,exquisitas, subversivas); impone unahistoria de la literatura argentina enla que se autojustifica; impone anto­logIas petrificadas. un museo sinposibilidad de revisión. la obra lite­raria, para esos grupos cegados, noexiste: es su negación misma.

En una sociedad socialista en laque todos leyeran por igual, en laque el libro se distribuyera como elpan, en la que todos pudieran escri­bir, la funcibn crítiea recuperaríatotalmente su sentido. Por ahora lecabe un descondicionamiento siste­mético. un contratrabajo casi clandes­tino, que no s6&o muestre la dialéc­tica del proa!SO de condicionamientocultura' (en el caso especifico de lasobras literarías y su lectura) queproduce el s~stema, sino que elaborealgo así como una escuela de lectura,restaurando su materialidad, su sen­saci6n; que muestre no qué significatal novela, sino cómo. de qué modo,por qué. mediante qué, en qué for­ma, qué es significar. qué es escribir,cómo podría utilizarse todo eso; enresumen,que modifique totalmentelas relaciones entre la letra escrita yla visi6n. Asf. cada lector transfor­maria la mlteria literaria, ta haría denuevo al producir su propio trabajode ~, pero al mismo tiemposerfa _ por ella: sentirlaque la letra muerta. que la historiamuerta que se le impone lo aniquifa• " mismo. y que si .. revNe con sutrIbajo. 8S8 letrl y esa historie pue­den .. uno m6s, de tos tantos cami­nos. que lo lleNen a cambiarse a simismo y a la sociedad.

Angel Núñez

1. Entiendo que la crítica 'iterariaforma parte de la crítica de conjuntoa toda la cultura liberal. Es evidenteque la colonización pedagógica es uninstrumento eficaz de la cultura libe­ra�, que incide en la formación de unapersona desde los primeros años desu educación sistemática. Ante talsituación, entiendo Que la crítica nosólo no debe desestimar este proble­ma, sino que debe atenderlo cuida­dosamente. De todas formas, consi­dero que la eficacia pedagógica eneste campo depende de la posibilidadde instaurar un nuevo sistema deenseñanza, para lo cual es necesarioel acceso del pueblo al poder.

2. Admitiendo como correcta la,existencia de varios códigos de lectu­ra, la pretensión de que la críticapueda tener un código propio no es,a mi juicio, válida. Porque la críticaliberal, o la crítica de izquierda, o lacritica nacional tienen códigos dife­rentes' entre sí. Los lenguajes másngurosos que utilizan las respectivascríticas son dialectos técnicos ads­criptas a los- diferentes códigos, ynada más que eso. Desde el punto devista nac;onal rescatamos, por ejem-plo, la lectura del Martín Fierro rea­lizada por los trabajadores ruralesdesde 1812 en adelante, y la queposteriormente realizó y realiza laclase trabajadora urbana. La críticadestaca la validez de esas lecturas-que tienrn matices impuestO$ por eleje temporal-, y explicita científica­mente su corrección, pero perteneceal mismo ámbito del código usado.lo mismo podría decirse de criticasvinculadas con énfoques pequeño­burgueses o de clase media coloniza­da, etc.

La metodología de análisis es unmtItIIIengullje con sus propias leyeslógicas (Greimas habla de algo casiimpronunciable: un meta-metalen­guaje); considero que esas leyes lógi­cas que vertebran los lenguajes críti­cos no escapan al orden ideológico. Osea Que cada metalenguaje toma par­tido dentro deJ enfrentamiento quese produce en la cultura argentina.

3. La critica intenta expl lcitaresas 'relaciones. Esa es su tarea espe­cífica# y a partir de ellas puede valo­rar los objetos literarios. El impor­tante avance metodológico ocurridoen este campo en el siglo XX facilitanuevas herramientas para ese trabajo,y es función de la actual Cf,'tica ar­gentina adaptar esOs elementos anuestra propia cultura. estructural·mente distinta de las de los pa,'sescentrales..

4. Vinculendo esta pregunta con

mi respuesta a la antenor, yo dir(aque nuestras posibilidades están am­pi iadas enormemente con respecto alas de la crítica de Quienes se forma·ron en la estil ística o la tradicionalescuela de la erudición filológica. Sinembargo, la tremenda dificultad esque tenemos conciencia de la inutili­dad de CapíN métodos europeos oyankis para nuestra cr(tica de la cul­tura liberal que nos domina. Esnecesaria una experiencia de adapta­ción V de posterior prueba de efi­cacia para nuestros fines, V eso impli­ca una ardua tarea cient,'fica. Dada lacolonización pedagógica que todoshemos padecido, uno de los proble­mas principales consiste en no caeren posturas cientificistas que puedententarnos por su rigor (esto se veclaro con el estrueturalismo), o en lacopia de categor(asde análisis queno se adaptan a nuestra contradicto­ria situación cultural, propia de unpaís dependiente, donde las funcio­nes sociales difieren a veces en formaimportante de las de los pa(ses cen­trales.

El proyecto a realizar podría sin­tetizarse así: hacer desde nuestroactual enfoque liberador, que es elperonismo, una revisi6n metodológi­camente rigurosa de toda nuestraliteratura, entendiéndola en funciónde la lucha por la afirmació·n de lacultura nacional, y teniendo en cuen­ta la compleja mediatización quecaracteriza alas .. obras de arte. Para­lelamente habría que rescatar la pro-ducción popular -génesis de toda la"alta cultura"-, una producción quela oligarquía se apropia y resemantizadesde sus propios intereses.

A las dificultades técnicas ya seña­ladas, debe agregarse que las univer­sidades están cerradas a este tipo detrabajo; como el Consejo de Investi­gaciones Científicas y otros organis­mos tampoco lo apoyan, la tarea setransforma en una heroica empresaindividual o de grupos reducidos.Aun así el trabajo se.va realizando,y seria absurdo y europe(sta preten­der hacerlo con comodidad o conuna coherencia lineal. Debemos teneren cuenta Que éste es uno de losfrentes -y no es de los mAs difíciles,por cierto-, en los que se desarrollacotidianamente la lucha del pa(s porsu liberación. •

Ricardo PlgIi8

1. Parafraseando a Gramsci po­dríamos decir: "todos tos que sabenescribir son 'escritores' , 'ya que algunavez en su vida han practicado laescritura. Lo que no hacen - eum­pi ir en la sociedad la lunt:i6n deescritores··. A mi juicio, pregunwsepor esta "función" es (aparte de tener

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en cuenta sus efectos ideológicos)analizar los códigos de clase que de"cretan la propiedad de lo literario apartir de un recorte, que en el con­junto de los textos escritos, señalacomo "literatura" a un cierto usoprivado del lenguaje. Habría queinvestigar el modo en que esta fun­ción particular se define, cómo se vadiferenciando hasta terminar siendoel soporte de una cierta Institueión-la Literatura- cuyo sentido es el deimponer como "universal" un deter­minado estilo de clase de manejar ellenguaje. Para mí la "literatura" noestá en otro lado que en es,te usosocial, en esta lectura que al mismotiempo que ordena la distribución delos textos en el mercado, decide yafirma las condiciones de producciónque hacen' posible la escritura. Yjustamente estas condiciones de pro­ducción son lo que la cr(tica burgue­sa trata de ocultar, borrando la marcadel trabajo para hacer aparecer elcarácter "divino" del valor. Invertireste procedimiento mistificado sigli­fica echar las bases de una críticamaterialista, capaz de descifrar elconjunto de circunstancias materialesen las que se despliega un proceso deproducción y a la vez analizar losdistintos "contratos sociales" que seinterponen entre un texto V su lec­tura,

2. En Argentina, la función de lacrítica burguesa no es otra que la decrear los protocolos de ,lectura que

permitan tnllnejar un texto aun antesde haberlo leído: como el dinero esquien, en realidad, financia la legali­dad de este procedimiento ordenan­do el acceso a la "cultura", las clasespopulares están, siempre, más acá deesa lectura que discrimina y decideel curso legal de la literatura: su lec­tura "salvaje" es una apropiaciónque unifica al conjunto de los textos(historietas, fotonovelas, periodismoamarillo. revistas deportivas, literatu­ra de Idosko. etc.) en el espaciocomún de una "lectura indiscrimina­da" donde quien lee "pierde el senti­do", en favor de un saber falsificadoque no da ganancia: esta "pérdida",es el lugar desde donde es precisopartir para construir una crítica prác­tica de los usos sociales de la legibili­dad que las Clases dominantes tratande imponer como "naturales" y"eternos". En una sociedad en luchade clases, cada clase tiene su "litera­tura", es decir, su "estética", su"crítica", su "poética", apoyarse enlas contradicciones de una culturade clase es un modo de luchar poruna nueva práctica de la cultura,eludiendo las mistificaciones ilumi­nistas de cierta crítica "de izquierda"(a la manera de H.P. A~ti) quetrata de borrar el carácter antagónicode las contradicciones para ilusionarsecon los momentos "progresistas" deuna cultura burguesa que se intenta"reformar", ejerciendo una educadaoposición "interna" que respeta ysacraliza los códigos de dominación.

3. Pienso que en este terreno hayque tener en cuenta, antes que nada,una distinción de Marx: lo fundamen­tal del proceso de producción no estanto crear productos (en este caso"obras literarias") sino producir elsistema de relaciones, los vínculossociales que ordenan la estructura designificación dentro de la cual la obrase hace un lugar que la condiciona yla descifra. En este sentido, el proble­ma de las relaciones entre distintossistemas se puede resolver a partirde esa instancia determinante -laproducción- siempre que no se dejede lado la cuestión del 'desarrollodesigual de la práctica social del quehabla Mao, es decir, siempre que setenga en cuenta la articulación entrela diferencia específica que distinguey diferencia a cada práctica (econó­mica, política, ideológica, literaria,etc.) y el momento común que lasordena sobre la base de ciertas leyesy condiciones generales.

4. En mi caso estoy trabajandodesde hace un tiempo en el análisisde las relaciones entre literatura ydependencia a partir de la tr«Iucci6nentendida como modo de apropia­ción y como génesis del valor. Deesta manera se trataría de hacer ver,-en este procedimiento ideológico dereproducción de las relaciones con elimperialismo como equivalente gene­ral- cómo se constituye un sistemaliterario en el que la dependenciafunciona a la vez como condición deproducción y como espacio de lectu-

ra. En relación con las tendenciasactuales de la crítica argentina, ha­bría que decir que el populismo hoyde moda entre los intelectuales. ba­naliza al uso de los medios masivosde comunicación este problema yhace de la dependencia una SUt)rte deespejo deformado, donde en realidadlo único que se exhibe es el caráctercolonizado de un pensamiento queintenta "ser nacional" en el esfuerzode mostrar su diferencÍ8.

Por último -yen relación con"los límites" a que alude la pregun­ta- pienso que hay que ligar el tra­bajo crítico con una instancia aspa­cíficamente política, ligarse orgáni­camente a la lucha de las masas ytratar de articular la especificidad decada campo particular con el conjun­to de la práctica revolucionaria, Quie­ro decir, hay que oponerse a lailusión pequeño burguesa del "ro­binsonismo" que trata de definir laproducción en términos individuales,haciendo del intelectual (de su "com­promiso", de su "sinceridad") el es­cenario de la problemática. Deseen­trar esta cuestión y poner la luchade clases en el centro del debate,siglifica en este nivel enfrentar unatradición arraigada en la crítica deizquierda que nos acostumbró a veren los textos -antes que un síntomao un tejido de relaciones- el resulta­do de una decisión libre y elegida,donde el crhico y el escritor sedisputaban, en privado, la razón yel lugar del "sentido".

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La lItttI

ensenanza de la literatura

HISTORIA DE UNA CASTRACION

por Beatriz Sarlo Sabajanes

Este texto no me pertenece. Sólo _ posibilidades ciertas del trabajo, etc.lo he escrito. Responde, resume yviene de lo hablado por una decenade críticos y egresados de la carrerade Letras. Tiene y encuentra su sen­tido en el único espacio que puededinamizarlo, utilizarlo o desecharlo:el movimiento estudiantil.

La intención reside en imaginaruna posibilidad: los· programas, losapuntes impreso~, las bibliografías,las afirmaciones y las omisiones cons­tituyen un sistema -algo así comouna legislación, también- que puestoen práctica desde las cátedras seconvierte en código de y sobre laliteratura. Dentro de este sistema noexisten incoherencias, pero sí con­tradicciones propias de una economíateórica cuasi indigente y de una ideo­logía de base que oscila entre un tími­do liberalismo burgués y la derecha.

Aludimos a una realidad: la carre­ra de Letras en la facultad de filo­sofía y Letras de la UniversidadNacional de Buenos Aires. La pre­sunta es acerca de lo que supone laenseñanza de la literatura; en primerlugar, un reconocimiento que jamáses puesto entre signos de interroga­ción: existe el 'paquete' la literatura,que privilegia algunos textos y des­tierra otros, que promociona unacierta versión de la literatura resguar­dada dentro de una zona de s~guri­dad, que establece límites firmesrespecto de una textualidad no reco­nocida como literaria, que exorcizay descarta textos que le parezcansospechosos, que ignora toda dialéc­tica -la de lo abstracto y lo' concreto,la de lo particular y lo general, la deestructura y superestructura. Unacarrera de letras que aparentementecarece de objetivos: para qué o aquién sirve lo que se enseña.

Evidentemente, no para ganarsela vida: las condiciones de la produc­ción son una de las tantas 'zonassalfadas' para los profesores de latartera; nadie podrá acusarlos de queabran ante los ojos de sus alumnoslos momentos de una práctica con­creta vinculada con el mercado, las

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El acento está puesto, más o menosobviamente, sobre la literawra comohistoria: la carrera se enanca en ungalope por los siglos y una vertiginosarecorrida de países. El concepto rec..lor -turístico- es entonces el de lasumatoria de las parcialidades regio­nales y temporales; los textos se vansucediendo sin dar razón de sí mis­mos, como si su sola presencia fueramotivo suficiente -de ellos y de lacrítica elaborada en torno.

La carrera, por otra parte, descan­sa sobre la no cuestionada certezade que lJna sólida cultura clásica esel mejor punto de partida para elplanteo de cualquier problemática:ocho cursos de lenguas clásicas danfe de una vocación por los 'orígenes'y cumplen paralelamente la funciónde desalentar a todos los que no dis..pongan de diez horas semanales declases y otras diez de estudio, nece­sarias para el pasaje de lo clásico alo moderno. Los que no sucumbanpueden consagrarse al estudio de tresliteraturas españolas -el reducto delo más selecto de la reacción~ y tresliteraturas entre·argentina e ibero­americana (sic). Ocho cuatrimestresde clásicas contra seis de literaturaespañola y latinoamericana son unade las tantas relaciones cuantitativasque pueden establecerse. Y todosignifica.. Me pregunto .nuevamente: Q quiénsirve lo que se enseña. Hay una res'"puesta obvia: la carrera de letrascontribuye a la creación de un 'uni­verso ideológico lingüístico'. Dentrode este universo se comprueba elocultamiento de: las ideologías de laliteratura y,por lo tanto, la natura­lización de la literatura, el textocomo producto y como ·mercancía,la circulación de esa mercancía, laslecturas y el consumo de la literatura;y también, globalmente, el escamoteo .de toda problemática referida a lacultura popular, a las formas textua­les 'no cultas', a los textos"no lite­ranos' (medios de comunicaci6n,

etc.) ¿Qué queda entonces delimita­do como objeto? Mil libros, milquinientos libros, los cien libros másimportantes que he leído, las cienmejores poesías ...

Una carrera sin sujeto ni objeto

La carrera de letras producé unesclerótico conjunto de 'aproximacio­nes a' que encuentra, inevitablemen-

,te, un sistema dentro del cual encua­drarse. Una pregunta indicadora pue­de ser, por ejemplo, dónde publicanlos profesores: La 'Nación, La Prenso,en sus ediciones dominicales, las re­vistas universitarias y unas 'pocas edi­toriales: Columba -verdadera privi­legiada en la comercializ~ci6n de los·textos para introducción a la Litera­tura-, Ediciones Cultur~les Argenti­nas, del Ministerio de Educación,Nova, EUDEBA. De todas formas, laproducción no es abrumadora: quie­nes, en muchos casos, se beneficiancon una dedicación exclusiva a latarea docente no han realizado, enlos últimos años, aportes de conside­ración a la crítica o la teoría, por lomenos en Buenos Aires. Los institu­tos, el de Literatura Argentina Ricar­do Rojas por ejemplo, que se suponeson centros de investigación a la vezque bibliotecas, vegetan en la super­ficialidad de unas pocas 'comunica­ciones' anuales, algunos boletines bi­bliográficos y fichas de clase «) tra­ducciones. La pr~ucción crítica so­bre literatura que realmente i~porta

no pasa por ellos, sin duda.Es necesario agregar que, salvo

excepciones, la carrera de letras noha alcanzado todavía ni siquiera laetapa cientifi~istamodernizante.

Los supuestos sujetos, los alum-nos, eligen con frecuencia el caminode la deserción (existe además unsujeto negativo: el q~e no se anota,ya que la inscripción en Letras es unade las más bajas de la Universidad)e!'Ello no comprueba que una críticade la cultura burguesa como ideolo­gía prodúci~a por el sistema no seade indispensable formulación. Sim-

plemente sucede que la carrera no laproduce, no intenta ni puede produ­cirla. Al respecto, vale la pena regis­trar que Letras no fue sacudida porninguna de las tendencias que, des­pués de 1966, hicieron pie en la fa­cultad: permaneció virgen de cátedrasnacionales así como de moderniza­ciones más o menos científicas. Enla actualidad, un solo dato es signi­ficativo: no hay ningún docente dela carrera en la agrupación 29 demayo. Por el momento tampoco po­dría haberlos: Letras es una carrerasin problemas, dócil y 'femenina'.

¿Será Letras también una carrerasin objeto? Existe una determinadaorganización de la cultura que supo­ne una configuración, un ordena­miento ideológico. Es lícito pregun­tarse qué es la literatura para losprofesores de la carrera, suponiendoingenuamente la existencia de unateoría que dé cuenta de una ciertatextualidad, convertida eñ objeto.Sin embargo esa teoría se recorta enel vacío: la negación de la teoría esla teoría de la carrera. Obviamente setiende a la naturalización del concep­to de literatura, escamoteando todassus instancias concretas. El objeto esun libro que no se mira a sí mismo,ni a c6mo es producido o consumido;el libro es un fruto,. un objeto natu­ral. La naturalidad del objeto es unpostulado crítico: lo natural no seconvierte en centro de problemática,no padece la historia sino el tiempo,en última instancia no existe. 5610nos t;onvoca la belleza, la disciplina,la biografía, la bibliografía, etc.

"Uno de· los autores te6ricosde la literatura formalista rusa:Todorov" (sic)

Introducci6n a .la Literatura, unade las primeras materias de la carrera,ofrece el ~nico encuadre dentro delcual se manejar' el estudio de laliteratura de allí en adelante. Es, porlo' tanto, su supuesta base ideológicay teórica. Una recorrida de los pro­gramas de la máteria, estableciendo

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como punto de partida el segundocuatrimestre de 1966 (aunque la si­tuación anterior a esa fecha no fuerasignificativamente diferente) permiterecortar un campo determinado, su­puestamente teórico-crítico, caracte­rizado por:

a. un progresivo y oportunista inten­to de 'actualización teórica', en losprogramas dictados por Antonio Pa­gés Larraya. El concepto que rige suelaboración tiene su centro en la no­ción de que todo texto es inocente oimplementable: los textos críticos oteóricos son objetos de uso que apa­rentemente, para la cátedra, no en­trañan ideología sino que contribu­yen a producir un collage cuya in­tención es 'agotar' la totalidad de labibliograf(a en varios idiomas. Unabibliograf(a, por ejemplo la queacompaña al programa del segundocuatrimestre de 1970, incluye, en unalista de más de 200 dtulos, a: AmadoAlonso, Anderson Imbert, GastonBachelard, Marc Barbut, Roland Bar·thes, Maurlce Blanchot, Carlos Bou­5000, Cleanth Brooks, Karl Bühler,Michel Butor, Raúl H. Castagnino,Benedetto Croce, Silvio D'Amico,Galvano Delia Volpe, Giacomo Devo­to, Guillermo Díaz-Plaja, Dilthey,Michel Dragomirescu, Umberto Eco,T.S. Eliot, William Empson, VicenteFatone, Delf(n L. Garasa, GerardGenette, Juan Carlos Ghiano, LucienGoldmann, Antonio Gramsci, PierreGuiraUd, Arnold Hauser, Charles.Hockett, José lsaacson, WolfgangKayser, Lessing, Raimundo Lida,Georg Lulacs, Karl Marx, MauriceMerleau·Ponty, León Mirlas, José Ma­ría Monner Sans, Charles Morris,Ortega y Gasset, Jules Pfeiffer, Pie­jánov, Luis Prieto, Eugenio Pucciare­m, Herbert Read, tA. Richards, Jean­Paul Sartre, Leo Spitzer, TzvetanTodorov, Guillermó de Torre, Phi­Iippe Van Tieihem, Tudor Vianu,René Wellek, W.K. Wimsatt. Es decir:la filología, la estilística, el idealismo,el materialismo dial~ctico, la nouve­lIe critique, el existencialismo. elobjetivismo, el impresionismo, elNew Criticism, el estructuralismo, elformalismo, la lingüística, la cienciade la literatura, el estructuralismogenético, la crítica histórica, la cul­turalista, el análisis de textos. •. Cabeconsignar que esta bibliografía esacompañada por la siguiente refle­xión: "la bibliografía general que se~ncluye es Orientadora" (el subrayadoes mío, naturalmente). En apariencia,Pagés Larraya supone que Introduc­ción a la Literatura es el escenariodonde el sujeto alumno debe hacersetarso de la heterogeneidad. En últi­ma instancia, un viejo planteo liberalbulJU~s: todos los candidatos,todosJos textos deben someterse a un jue­go de igualdad de oportunidades,todos ·tienen su parte de razón, porlo tanto todos son·rescatables y todosIX*den ser le(dos según un mismoprotocolo, signado por una actitudtramposamente democrática: démosle

LOS LIBROS, Setiembre de 1972

la palabra a todos. De ello resulta unenciclopedismo pedante V por mo­mentos disparatado; y como deleclecticismo al escepticismo no haymás que un paso, léase el artículo dePag~s Larraya, publicado en La Na­cl6n, a propósito de SIl de Barthes.b. la validación de un solo concepto,en torno del cual gira toda propues­ta: la teoría de los géneros en loscursos de Delf(n L. Garasa. Ochoprogramas (del segundo cuatrimestrede 1967 al segundo de 1971) inclu·yen como centro la cuestión de losgéneros, planteada a la manera de(y es textual): "materia y forma enpoesía", "niveles de la realidad repre­sentada: temas, tópicos, motivos","tiempo novelesco y técnica del fluirde la conciencia", etc. Si bien no esoriginal -Garasa se repite casi sindiferencias de programa a programa,con el curioso y más reciente agrega­do de un punto sobre los "abordajesde la literatura" (sic)- ha ideado uneficiente sistema de producción yventa, en conjunto con la editorialColumba: él escribe un libro llamadoLos géneros /Iterarlos, que Columbaedita y vende, como bibliografía dela materia. El éxito del mismo loatestiguan sus dos cercanas ediciones(dos ediciones de un libro de críticaes un fenómeno excepcional en laArgentina), coincidentes ambas conel comienzo de cuatrimestre: juniode 1969 y febrero de 1971. Losgéneros /Iterarlos es una larga pará­frasis -distinluida ademis con laFaja de Honor de la SADE y el TercerPrtmio Municipal de Ensayo-, cuyalectura debe lícitamente comenzarcon la presentación anómina, ilustra­da con foto del autor, donde entreotros datos se confirma que "egres6con las máximas calificaciones". Ga­rasa define el problema de los géne­ros dentro de un amplio eclecticismo:"podemos admitir provisionalmenteque los géneros existen, siempre queno aceptemos tal aseveración comoartículo de fe, sino la fundamente­mos desde diversas direcciones" (p.31). Tal fundamentación significaponer en juego· una sumatoria dedisciplinas: psicología, historia, lin­güística (los aspectos lingüísticos seagotan en la indigencia de una etimo­logía de la palabra 'género' y suversión en diferentes lenguas). Lasumatoria de 'disciplinas' no impide,sin embargo, que Garasa muy prontoponga al descubierto la crudeza deuna dicotomía que, en general, lasteorías, por lo menos de este siglo,acerca de la literatura han dado porsuperada:" ¿Acaso no son los génerosconvenciones oolectivas que imponena la materia una determinada for­ma?" (p. 34). Pero, después, lo de"convenciones colectivas", por másQrimitivo que aparezca en su planteo,le resulta estrecho: en un rápido vira~

je hacia los más queridos mitos delindividuo creador subraya que esa'forma género' (que históricamentese impone por reiteración) "no des­taca demasiado el factor personal,

condición sine qua non de toda crea­ción artística [ ... ) la Poesía existesólo cuando el Yo no es sólo la vozde su pueblo" (p. 237). El libroincluye una larguísima historia decómo fue planteado el concepto degénero, desde Platón a Croce,· enu­meración de la cual está curiosamenteexcluida la TeorJó de la novela deLukacs, que es citada casi al final enun apartado sobre "Los géneros lite­rarios y el contexto sobio-cultural",donde Garasa también confunde elmodelo de Hauser con el de .los evo­lucionistas. Una cuestión que pareceapasionar a Garasa ~ la de la preemi­nencia temporal de los géneros: si laprosa precedió a la poesía o viceversa;dos autoridades citadas: Gustave Lan­son y Brunetiere ("Y aquí volvemosa Brunetiere, por superados que esténlos basamentos científicos de su doc·trina", p. 233). Las conclusionesfinales son dignas del resto de laparáfrasis. Desde un idealismo trans­histórico y naturalizante, se afirma:"Pero tanto el concepto de 'norma'como el de 'disciplina' implican, esosí, un acatamiento a entidades quetrascienden lo individual y hasta lohistórico, aunque sus ejecutores seanindividuos y sus resultados se inscri­ban ineludiblemente en el tiempo"(p. 324). Podría preguntarse si Gara·sa llegó a pensar, en algún momento,que tenía entre manos una proble­mática que trascendía el planteotradicional de los géneros para ins­cribirse en la cuestión de la literaturacomo sistema, en la· apropiación deese sistema por parte de las clasesdominantes, en el problema de legi­libilidad que instala ese sistema, ensu relación con los diversos verosí­miles genéricos, etc. Garasa no lopensó.c. la crítica académica propiamentedicha: la enseñanza es una prolijadisciplina, por lo menos en los apun­tes de clase de Raúl H. Castagnino. Elprograma de Castagnino, para el pri­mer cuatrimestre de 1972, se divideen dos partes: la primera encierra,por ejemplo, un repaso de la gramáti­ca, la versificación, la elocución, lasfiguras, e insinúa la necesidad de"nociones de bibliografía y ecdóticaca". La que ihteresa es la segunda:allí se proponen varias "vías de acce­so al hecho literario", a saber: "ex­plicación y análisis de textos" (queincluye los tradicionales y kayseria­nos conceptos de asunto, tema y mo­tivo, y alude a· categorías internascomo "lo geográfico"); la estilística,ideología literaria de Castagnino, suf./cientemente explicitada y simplifi­cada en su recetario de gran éxitoEl anóllsls /Iterarlo; el "examen gené­tico estructural"; las "ideologías, elsocialrealismo y principios de críticamarxista". Casta¡nino elige dos tex­tos de aplicación: la Oda a los gana­dos y las mieses de Lusones y ElLazarillo de Tormes. Curiosamente labibliograf(a del curso no respondecon demasiada generosidad al tema­rio: la crítica estructuralista apenas

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si está representada: sólo la SetrlÓnt/!co de Greimas, el número 8 de larevista Communications y un análisisde Minguet sobre el Lazarillo, a loque debe agregarse un ensayo de5egre y un más que difundido artícu·lo de Genette; Martínez Bonati apa­rece incluido en la bibliografía sobreestructuralismo. Digamos que la crí·tica marxista tuvo peor suerte toda­vía, ya que Lukacs está representadosólo por Teoría de lo novelo que,como todo el mundo sabe, es untexto de Lukacs joven, en su etapaanterior al marxismo. .

Castagnino propone un esfuerzode actualización; sin embargo existeun pensamiento cristalizado sobre laliteratura que actúa como sistemacerrado al cual le es muy dif(cil in·corporar teoría. Es curioso lo quesucede cuando, en sus apuntes declase, se desliza insensiblemente des­de un supuesto estructuralismo a laenvejecida dicotomía de forma ycontenido, disfrazada por resemanti·zación con palabras tales como 'ma­teriales': "En la tarea analítica sedesarrollarán primero un proceso depenetración en los contenidos deltexto. Y estos contenidos, en reali­dad, son un' regreso a los materialesque utilizó el autor antes de la etapade la planificación y ordenación delos mismos; lógicamente antes deexpresarlos en la obra propiamentedicha. ( .•. )

Estos materiales fueron ordenadospor el autor y entonces tenemos unaetapa que es el camino hacia la es­tructura. En esta etapa el autor se haencargado de planificar, de soldar loselementos que habíamos visto antes,para que vayan dandO la forma".Sucede que Castagnino supone quepuede establecerse una equivalenciaentre metodoloaías: practica entonoces el atomismo perceptivo de raízpsicoloaista frente al poema de LUlO­nes, y un supuesto análisis estructuralde raíz greimasiana con el Úlzorillo.En el caso de opción, la elegida seráuna simplificada estilística, porquela "estructuroloaía" se detiene, sesúnCastagnino, en el amlisis de relacio­nes, pero no responde a la preguntasagaz sobre quién es el que establecelas relaciones, en última instancia,qui~n y cómo es el patrón del texto.El atomismo perceptivo es la base dela metodoloaía de anál isis ~tico

propugnado por la cátedra; vinculadocon esto, está el criterio que rastreaen la obra sensaciones internas yexternas, cenestesias y sinestesias yquineStesias, "tendencias expresivasexpresionistas e impresionistas". Lamanía clasifteatoria es la que explicala elección de la oda de Lugonescomo texto de ejemplificación: es unverdadero muestrario de experienciasperceptivas que asotan todo el siste­ma de la retórica tradicional. La lite­ratura funciona así como ejemplo yno como realización del código. Deesa forma, las metáforas son fácil·mente traducibles a sus equivalencias,contenidos trasladados de forma a

forma, porque así son las cosas de laliteratura.

Cuando llega a la "estructurolo­gía", Castagnino vuelve a buscar enlos recuerdos de lo conocido y apelaa la GestalL A partir de allr son cia·ros los pasos del reduccionismo ypoco a poco se va acercando aKayser: "Este acCeso (el del estruc­turalismo] actúa en la búsqueda delo que se llamó durante mucho tiem­po (ahora la expresión ha quedadoen desuso), las 'formas interiores' ".Es decir que "cada obra literaria nosofrece la posibilidad de ver una cosaexterna y ve" -en el trasfondo-,cómo se configura una 'forma' ". Esclaro que a partir de esta confusión,que todo lo reduce a la forma mteriory la forma exterior de Kayser, elanálisis estructural del Lazarillo osci~

la entre el contenidismo ("El trans­currir de Lázaro por estas aventurassupone un avanzar en la edad deLázaro. Significa que Lázaro estáaprendiendo la experiencia de lospícaros, está aprendiendo con suspropios males y desgracias, y es estolo que nos lleva a la idea de FUN·CION") y el extremo formalismo deciertas expresiones concretadas enalgoritmos.

Me he detenido especialmente enestos apuntes porque demuestran cenclaridad c6mo un sistema, una ideo­loaía y una poi ítica cultural no admi­ten intromisiones. Cualquier intentode actualización, por más 'neutro'que sea, es deglutido por el reduccio­nismo de más de treinta años decrítica aciacWmica.

ldeologr. y antologr.

La siguiente pregunta apunta adescifrar cuáles son las eleccionesque se recortan a partir de un 'siste­ma de la literatura' definido a trav&de la} ideoloaías que se explicitanen las diferentes Introducciones.

La 'literatura iberoamericana', dic-. tada al&ernadamente por Julio Cai­

lIet-Bois y Antonio Serrano Re­.donnet, ejemplifica alaunas de lasausencias más insólitas: la totalidad

.de la literatura en portugu&, el silen­cio absoluto sobre Onetti, FelisbertoHernández, Benedetti, Martínez Mo­reno, Manuel Rojas, Lihn, Droguett,Donoso, Vargas Llosa, Cabrera Infan­te, Fuentes, J~ Marla Arguedas,Yánez, Revueltas, ,Leñero, Rulfo ca­mo cuentista, Roa Bastos, SalvadorGarmendia. •• Puedo certificar, encambio, la reiteración de las siguien­tes presencias, sobre la base de 7programas: Lizardi (3 veces), lsaacs(2 veces), Blest Gana (2 veces), Galle­lOs (4 veces), Ciro Alegr(a (3 veces),Asturias (2 veces), Barrios (2 veces),Azuela y Guzmán (2 veces), QuirOla(2 veces), Darlo (casi siempre). Ypunto: la narrativa latinoamericanaes eso -a lo que debe sumarse unamención de Rulfo y Carpentier-.

Hay que subrayar ademis la con­secuente presencia, en los proaramasde Serrano Redonnet, de la literatura

colonial y neoclásic::a; su único pro­grama de novela del siglo XX terminacon Ciro Alegría. En los puntos quese consagran al cuento se cierne elsilencio sobre Onetti y Rulfo. Laexplicitaci6n de lo cuantitativo nohace sino revelar la cualidad bisicadel planteo: la abolición de las zonasproblemáticas, la fijación en el sigloXIX y primecas décadas del XX, laimposibilidad de resolver un textoque vaya mis allt del realismo con­tenidista. Además, el teatro no existey la poesía termina con los post­modernistas.

Por otra parte, la literatura lati­noamericana es balcanizada en doscompartimientos estancos: literaturaargentina y literatura iberoamericana.Cuestiones de propiedad jurisdiccio­nal conducen a que no se puedanestablecer vinculaciones entre ambaszonas: por ejemplo, cuando se tratael cuento en Amérlu latina, nopuede incluirse a Cortázar o a Borges,por la muy elemental razón de queson argentinos.

La enseñanza de la sewesada lite­ratura argentina se caracteriza por larepetición de dos I(neas: el planteogenhico (panoramas) o el atomismocoleccionista ("Formas y compren­sión de la violencia en la literaturaarsentinaU, programa de GuillermoAra, donde: no se incluye OperacJ6nMasocre, ni ninguna novela de DavidViñas; y El río oscuro de Varela esclasificado como "La novela moder­na: formas de la aaresividadU). Enotro proarama, Ara presenta el pro­blema del realismo metido en la si- .luiente claslfteaeión, que transcriboentera porque es uno de los mejoresejemplos de la inconsCiencia y la lige­reza con que cómodámente se sectOtriza todo: "Realismo verlsta (~vez,

Lynch, cerretani), realismO testimo­nial (Mallea, Marechal, Sibato), rea­lismo psicolÓllco (Denevi; Gómez&as, Abelarclo Arias), realismo cr(tlco(Payró, Varela, Viñas,. Guido), realis­mo transfigurador y de reconstruc­ción histórica (Larreta, Mujlca UI­nez, Di Benedetto), realisrnt' y expre­sionismo (Arlt, Filloy), realismo sub­jetivista (Güiraldes, Bioy Casares,Conti, Corúzar)".

Parece casi innecesario reiterarque todo este atletismo literario res­ponde a una noción de la literaturacomo conjunto for{llado por las'grandes obras' (manteni~ndose en laignorancia cuál es el criterio que asílas consaara) que son coherentes con·Ia caracterización burguesa de la cul­tura. La producción textual no esun problema que, para esta versiónescamoteadora de los momentos con­cretos de la producción de ideologías,deba ser considerado en esta especiede 'enseñanza de la literatura'. ha,­matismo y academicismo se dan lamano para obtener no sólo el poderdentro de la universidad, sino paracastrar el objeto mismo sobre el cualdiscurren y afirmar, en consecuencia,la propiedad del dominador sobre lacultura.

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UNIVERSIDADCENTRALDE VENEZUELA

....

PERSONADDADEDIJCACIONLENGtiAJE-",_.

ESTUIIO OEMRACAS

Universidad Central de Venezuela

ESTUDIO DE CARACAS

Volumen IECOLOGIA VEGETALFAUNA

Volumen 11MARCO HISTORICOTECNOLOGIA y ECONOMIAACTITUDES HACIA EL TRABAJO

Vohunen IDPOBLACIONSERVIOOS URBANOS

Volumen IVFAMILIAESTRATIFICACION SOCIAL

Volumen VRELlGlONPERIODISMORECREACIONLITERATURA

Volumen VIPERSONALIDADLENGUAJEEDUCACION

Volumen VIILA SALUD Y LOS PROBLEMASSOCIALES

Volumen VIIIGOBIERNO Y POLlTlCA

LOS LIBROS, Setiembre de 1972

Miguel Acosta Saignes

ESTUDIOS DE ETNOLOGIAANTIGUA DE VENEZUELA

AREAS CULTURALES DE VENEZUELAPREHISPANICA

MACOS E ITOTOS

l.- Origen de un gentilicio11.- La esclavitud en el Orinoco

11I.- La esclavitud duranta la transcul­turación.

ELAlRICORASGOS CULTURALES MESOAMERI­CANOS EN EL ORlNOCOEL MAREMARE: BAILE DEL JAGUARYLALUNAEL CANIBAUSMO DE LOS CARIBESEL ENIGMA DE LOS GUAlQUERlESEPISODIOS DE LA TRANSCULTURA­CON

BlBUOGRAFIA

Augusto Pi Suñer

LOS FUNDAMENTOS DELABIOLOGIA

CAPITULO IMateria y energía en la vida

CAPITULO 11La Doctrina celular

CAPITULO 11IEl estímulo y la excitación

CAPITULO IVLos biocatalizadores

CAPITULO VFJ metabolismo

CAPfrULOVlCrecimiento y reproduc:c:ión

CAPITULO VIICélulas germinales y células som'ticas. Re~ducción uexuada y sexuada.

CAPITULO VIIIForma y dinámica de la reproducción

CAPITULO IXLa herencia

CAPITULO XIndividuo y especie

CAPITULO XIPrefonnación yepi,énesis

CAPITULO XIIVicia y mundo

CAPITULO XIIIGeopafía, paleontología

CAPITULO XIVCasualidad, intencionalidad

CAPITULO XVRenejo, conciencia y voluntad

CAPITULO XVILas partes y el todo

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literatura y Peronismo

LAS DIFICULTADES DE LOEXPLICITO EN LITERATURA

por Jorge B. Rivera

Ernesto Goldar'El peronismo en laliteratura arpntinaFreeJand, Ss. As. 1971, 149 págs.

Para realizar su trabajo ErnestoGoldar parte de la premisa de quese puede "leer la literatura comohistoriografía sui gener/su, y desdeesta perspectiva de ataque encadenauna suerte de "historia" del período1945-1955" a partir de distintos pun­tos de vista y discursos narrativos nosiempre deslindados con correc~ión

(son frecuentes, en este sentido, lasconfusiones entre intencionalidad au­toral y plano del personaje, e inclu­sive -"dentro de las divisones pre­ceptivas de la literaturau (p. 13)~ lasconfusiones o usos arbitrarios de los"g~nerosU).

UNo existe -dice Goldar- unahistoria de los hombres concretos. Laciencia histórica nos habla de grandesreducciones, de totalidades, de gru­pos, naciones, clases o tendencias.Las representaciones 'hist6ricas sonabstractas, como un residuo fr (odespojado de densidad" (p. 11). Fren­te a la disyuntiva comprensl6n-and­lisis (correspondiente al disc;urso h'is­t6rico) y recreoc/6n-representación(correspondiente al tipo del discursode ficci6n) se decide finalmente poresta última dupla, y afirma' que "elúnico sistema de signos del cual pue­de surgir la historia romo realidades la literatura" (p. 13).

Se puede argüir que sus reservaspara con el discurso histórico sondiscutibles, que la supuesta "objetivi­dad" (como ocurre con todos Josdiscursos de las ciencias humanas,por otra parte) está condicionadapor una "densidad" ideológica queexpresa ciertos valores y cierta visióndel mundo de los grupos y clases quelo elaboran; que allí no uhabla" elreferente en una soledad rigurosa-mente preservada; que no hay unadistancia insalvable entre "historia"y "narraci6n"; que la esclavitud delhistoriador frente al "hecho" no es,en el fondo, más que una astucia dela uilusión referencial", ligada porcierto a una concepción historiográ­fica específica; que no existe -en

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suma- una Uneutralidadu del discur­so histórico, y que una de las fun­ciones del crítico cultural consiste,precisamente, en descubrir sus clavesinmanentes.

Goldar) como ya anotamos, hapreferido para evaluar hechets y com­portamientos hist6ricos la premisaque convierte a la literatura en "his­toriografía sui generis") premisa po­sible pero no totalizadora que nosobliga a preguntarnos si esta formade "leer" la literatura tiene igualeficacia frente a textos como Jorna­das de agonía, de Manuel Gálvez, yLo lombriz, de Daniel Moyana, y areflexionar sobre el grado de depen-dencia que esta "lectura" parece man­tener con la más clásica concepciónde la novela realista burguesa.

Revalidar "la significación y elpoderío de la literatura para indagarla realidad" (p. 11) supone revalidar­la en su conjunto significativo (sinrecortes ni condicionamientos odhoc)) porque el sistema de la litera­tura significa en su conjunto.

Creo contada·, lealtad que estetrabajo no logra superar los planteosde la literatura como .. iIustradorau

V de su empleo en función "ancilar".Esta metodología particular demues­tra elocuentemente los inconvenier¡.tes' de cortar -sin las debidas media­ciones y sin tener seriamente encuenta su especificidad- un solo"sistema" (en este caso el de la lite­ratura) para explicar una complejared de hechos y conductas político­sociales, red que por su misma com­plejidad y densidad parece apelarespontáneamente al conjunto de los"sistemas" que la cruzan y en loscuales se inscribe la obra a través detodos sus niveles.

Para efectuar su análisis el autorha comenzado por privilegiar unICsistema" (el ya señalado de la lite­ratura) y en su interior, el nivel "de lodenotativo, de lo expl íci·to. Ha efec­tuado, también, otra opción privile­giadora: elegir expresamente el terre­no y los productos de la "literaturaculta" y dejar al margen las creacio­nes de la "literatura popular", cuyainclusión le hubiese permitido adver­tir -e integrar al análisis- la existen­cia de propuestas culturales que rom-

pían con el sistema de la cultura deélite, o que por lo menos estaban enflagrante contradicci6n con él, seña­lando aperturas efectivamente inédi­tas (la poesía y la prosa de Discépolo,por ejemplo).

Dentro de la "opción, Goldar se hadejado seducir por la esquemáticafacilidad de un tematismo y de uncontenidismo francamente superados,tanto por el mismo desarrollo delpensamiento "sociologista" COmo por

"la revelación de nuevas zonas deataque del texto literario, más pro­fundas y fructíferas desde el puntode vista de su significación. No envano citamos hoy a Gramsci, alukacs, a Bachelard, a Fanon, alestructuralismo genético de Gold­mann, a la metalógica de Barthes, ala psicocrítica de Mauron, etc., nocomo ornamentos eruditos o' comopruebas de obediente "aplicación"colonial, sino como herramientasefectivas para una práctica de la crí­tica cultural que sirva al proceso deliberación, cr ítica cuyos criterios fun­damentales parten del análisis de losprocesos económicos, poi áticos, so­ciales, históricos y culturales de nues­tra realidad. Hoy se nos ofrece estaopción en el terreno específico de lacr ítica, o la más discutible de resuci­tar un anacrónico neo-ta/nismo, o unzdonovismo no menos extemporáneoe ineficaz.

Goldar se ha limitado a catologorlas obras en que los "contenidos"previstos o priori son más expl ícitos,y ha soslayado las obras en que estoscontenidos aparecen impl ícitos o me­diados por instan~ias ideol6gicas yculturales menos evidentes. Ha deja­do fuera, por ejemplo, toda esa co­rriente de la literatura arquetípica,fantástica, atemporal y lúdica (BioyCasares, Borges, Pérez Zelaschi, Pey­rou, Dabove, entre otros) que es,precisamente, uno de los productosliterarios más característicos de ladécada de 1940, Y que permite des­cubrir la existencia de un pensamien­to sugestivamente ahistórico, conge­lador y clasista frente a uno de losmomentos de ruptura de la historiaargentina.

El autor ha anclado brevementeen la observaci6n de lucien Gold-

mann (vid. p. 143) sobre los nexosexistentes entre la "visi6n del mun­do" del grupo (como verdadero suje­to de la creación) y su plasmaci6n oestructuración imaginaria por partedel creador individual (L. Goldmann,Pour une sociologie du Toman), perono ha seguido consecuentemente eldesarrollo del pensamiento gold­manniano, pues en ese caso hubieseadvertido (o tenido presente, paradarle mayor coherencia metodológicaa su análisis) que desde esta perspec­tiva crítica lo que interesa básica-

.mente es la homología estructural"aunque los "contenidos" se presentencomo difusos, contradictorios o apa­rentemente "neutrales".

En su artículo "la sociología y laliteratura: situación actual y proble­mas de método", publicado original­mente en 1967 en la Revue Interno­tionole des Sciences Sociales, LucienGoldmann señala: "Un universo ima­ginario, en apariencia completamenteextraño a la experiencia concreta -elde un cuento de hadas, por ejemplo-,puede ser en su estructura rigurosa­mente homólogo a la experiencia deun grupo social particular, o al menosvincularse a ésta de una manera signi­ficativa". Esto lo hubiese podido e<rrroborar Goldar a través de una cr(­tica no "contenidista" de cuentoscomo "El perjurio de la nieve", deBioy Casares, o de muchos de loscuentos del Sorges de la década del40.

Ha optado, contrariamente, por elcamino de lo explícito, de lo nomediado, y por este camino su tra­bajo se despeña en la mera redun­dancia cr ítica. Desde esta perspectivasu libro no aporta nada sustancial­mente nuevo a lo ya conocido so­bre el peronismo, sobre el "nivelde conciencia posible" de sus opo­sitores y sobre la literatura. Laslimitaciones metodológicas ya mar­cadas sumadas a otras, le impidenrescatar zonas y propuestas narrati­vas, políticas y culturales que hubiesesido importante integrar en términosmás comprensivos (el caso Walsh, porejemplo), en la medida en que for­man parte de un común proyecto deIiberaci6n frente al cual es necesariaotra actitud cr(tica •

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Colección

"LECTURAS UNIVERSITARIAS"ANTOLOGIAS

1. POESIA EN LENGUA ESPA"-OLASIGLOS XVI Y XVII.

Reúne lo más representativo de la poesíadurante los siglos XVI y XVII, en España eHispanoamérica.

2. POESIA MODERNA yCONTEMPORANEA EN LENGUAESPA,,-OLA

Una. muestra de poetas y tendencia poéticaque, a partir de Bécquer, han movido ytransformado nuestro idioma;· concluye conOctavio Paz.

3. PROSA EN LENGUA ESPA"-OLASIG LOS XVI Y XVII

Trece autores que mejor ilustran las princi­pales corrientes de la prosa en lengua espa­ñola, durante los siglos XVI y XVII; se ini·cia con Fernando de Rojas V termina conSiguenza V Góngora.

4. PROSA EN LENGUA ESPAAOLASIGLOS XVIII Y XIXpor Ernesto Mejla Sánchez.

Adopta el criterio hist6rico-lingülstico y noel geográfico, y elige escritores hispano·americanos al par de los peninsulares, tradi­cionalmente representativos. Comprende unsiglo entero del desarrollo de la prosa enlengua española, "en la pluma de diez escri·tores de gran relieve".

5. TEXTOS DE LENGUAY LITERATURA

Escritps de autores universales que cubrenun ámbito de la formación literaria: el idio­ma como expresión estética. Vocación lite·raria. El lenguaje. La lectura V la teoría li­teraria.

6. TEXTOS DE AUTORESGRIEGOS.Y LATINOS

Registra ejemplos de las ideas que cultiv.ron los antiguos clásicos universales: épica,poesía didáctica, elegía,' poesía mélica, Iíri·ca coral, tragedia, comedia, historia, diálogoV ensayo filosóficos, oratoria, sátira V retó·rica.

7. MATEMATICAS. TOMO Ipor Miguel Lara Aparicio

Ligadas a la ciencia matemá.tica se encuen·tran, prácticamente, todas las demás cien-

cias, empíricas o exactas. Contiene in~ro­

ducci6n histórica, desarrollo actual V aplIca­ciones.

8. MATEMATICAS. TOMO 11por Miguel Lara Aparicio.

La matemática, como una expresión de lamente humana, refleja la voluntad activa, larazón contemplativa y el deseo de perfec­ci6n estética. Una ciencia al alcance detodos.

9. FISICApor Arturo Novola Isgleas.

El propósito fundamental de esta antologíaes despertar el interés por la física en alum­nos de nivel medio superior. y facilitar elconocimiento popular de esta ciencia.

10. TEXTOS DE HISTORIAUNIVERSAL DE FINES DE LAEDAD MEDIA AL SIGLO XXpor Gastón Gan:ía Cantu

Comprende los orígenes del capitalismo, efrenacimiento, fa revolución industrial, laedad moderna, las guerras mundiales; termi­na con los efectos de la posible utilizaci6nde las armas nucleares V el mensaje de Eins­tein.

11. DE TEOTIttUACAN A LOSAZTECAS(Fuentes e interpretaciones hist6rica.tpor Miguel Le6n·Portilla

Evoluci6n de las cultur~ prehispánicas: sig­nificación, organización social V política, vi­da econ6mica, religi6n V pensamiento. Con·tiene fuentes primarias, 54 interpretacionesde historiadores V guía auxiliar para la in­vestigación en archivos, bibliotecas, seriesdocumentales, bibliografía V. temática.

12. MEXICO EN EL SIGLO XIX(Fuente. e interpreUCiones históricas)por Alvaro Matute.

Las fuentes presentan tres aspectos en larealidad mexicana: economía V sociedad;organización poi (tica V los grandes conflic­tos internacionales: Los testimonios V docu­mentos se complementan con una gula me­t6dica para efectuar labores de investi­gación histórica.

13. PROSA EN LENGUAESPA"-OLA, SIGLO XIXPor Ernesto Mejía Sánchez

Catorce escritores representativos de EspaftaV América han sido reunidos en esta selec·ción de textos. Considerada como continua­ción del número 4 de esta misma serie, esúinformada por el mismo criterio: represen­tar el desarrollo de la prosa en lengua caste­llana.

TEXTOS DE ESTETICAy TEORIA DEL ARTE

(por Adolfo Sánchez VázquedTextos en los que se consideran cuestionesestéticas fundamentales y problemas de lateor ía del arte. Incluye selecciones no sólode filósofos, sino de historiadores, críticos,teóricos sociales, psicoanalistAts, antropó­logos y Cleadores art ,.deos.

GEOGRAFIA HISTORICAMODERNA V CONTEMPORANEApor e....anza F..-oe AIcocer

Textos de 19 autores que examinan la in­terdependencia entre geografía e historia.Por igual se ilumina el medio flsico de lassociedades humanas como la creación, <lesa­rrollo e influencia de los Estados en el pro­ceso civilizador def hombre.

EDICIONES POPULARES DE30 000 EJEMPLARES. Adquiera su.';mpl....libr.i. Y agenci. depubliC8CÍOf18S da la República Mexi­cana. PEDIDOS POR C.~.D. oCORREO REEMBOt.SO A: .

DEPARTAMENTO DE DISTRIBU­CION DE LIBROS UNIVERSITA­RIOSAV. INSURGENTES SUR NO 299MEXICO 11, D.F.

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Una nueva etapa en el trabaio, .

critiCO:

"CIEN AÑOS DE SOLEDAD,UNA· INTERPRETACION" de Josefina

por Noé Jitrik

Ludmer

Frente a.' la remanida y tediosapregunta acerca de si existe o no la"crítica literaria" argentina, el libr,ode Ludmer propone una paradojalrespuesta afirmativo-negativa. Eviden­temente, es un hecho crítico de unacontundencia tal que por sí solo valecomo una afirmación pero, por otrolado, en la medida en que la llamada"crítica literaria" es un conjunta deoperaciones vagas e ideológicamentemarcadas por el servicio a una ideo­logía de la "obra", este libro implicala destitución de una actividad y lainauguraci6n de otra a la que sólopodríamos llamar "crítica literaria"por una concesión de ~uaje.

Podemos hacer esa concesión peroa condición de decir antes de qué setrata: en ese caso no hay duda, ellibro de ludmer sintetiza una ten-de~ia e implica un indiscutible pro­pso en la lI~da en conjunto.taítiutt que de todos modos desdehace tiempo viene postulando suaisis. Pero ¿de qué se trata, quénos obliga a distinguir y a no confun­dir? Ante todo, si per1'Mnecemos enel terreno de las denominKioneScomunes seguiríamos afirmando, tan­to como I~ UcrítiQ literariatf

, unsistema que exige la perduración decatepías que no por ser obsolebsdejan de servir como instrumentospara neutr~linr el desarrollo de unpensamiento de ruptura: esas cate­pías tienen un lupr disciplinariode tadiución, la Ucrítiu literaria",un lupr físico.de radiaCión, la eme­iW1za y ti. difusión de la literaturay un lupr de producción, la uobrau

como 'remanente del acto teológicoinicial y al parecer perdurable. .

¿Qué es ese nalBo diferente" yque desborda la crítiCa? Es lo quepodríamos llamar tCtrabajo crítico",del que ludmer nos ofrece UIY des­lumbrante muestra. Describirlo -aun­que sea por' oposición a la crítica(lo que estaría autorizado porque sesabe mejor lo que hay .que combatirque aquello que d;bup una·r'Pacielo nuew)- daría cuenta·· ele unaactividMi y de p.iSO daría.cuenta delaspecto esencW del' ribro en~Ante toem, se trata de· no realizar

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un conjunto de operaciones arbitra­rias, basadas en la "intuición" o en la"habilidad" del crítico que sabe leerentre líneas y, p,or lo tanto, o biencompite con la obra o bien tiene elpoder de humillar al lector comúncon su capacidad de "entender" loque otro espíritu ha uquerido decir";el "trabajo", en cambio, se presentacomo una relación entre una discipli­na configurable y el objeto que lesea pertinente y en la hipótesis deldescubrimiento del objeto se ponenen evidencia no sólo los instrumentosde que la disciplina se vale 'sino susposibili~des mismas de funcion.-miento como disciplina. Por estarazón, el Utrabajo crítico" no trata,de ser lo irreemplazable de un discur­so que agou una obra para tornarsesaber muerto, es decir motivo de"citan O de bibliografía, sino modelo.dual. del objeto y de s.í mismo comoconjunto de operaciones que puedenreproducirse y recomenzar ya sea enese ya sea en otros objetos propo­niendo de este modo una riqueza quepuede romper el aislamiento enemis-

-toso tradicional entre ucreación" co­mo la ideología de ~a cúspide y·'crítica" como ideología de lo ras­trero y a~rgo.

Rasao esencial de este "trabajon.como el de todo trabajo, es que apa­rece en su producto como una ener­gía transformatoria capaz de Uenren.der" en el diagramadoque·ha~quees, repito, diagrama de sí mismo y delobjeto que le sirve de transformante.En el libro de Ludmer se recQ!1OCe,en consecuenc~ su aparato que noaparece como ajeno a su producción,superpuesto, aplicado, sino i.nherentea lo· 'que muestra. ¿Pero de qué sevale 'tal trabajo J)Ma constituirse? Esevidente que no puede iniciarse dela nada: ante .todo empieza por reco­nocer de inmediato en el texto algu­nas citqorías, evidentes para cual­quier lectura; aquí, se trata por unlado de U~ historia de ufamilia" y,por el. otro;·. dicha .hiStoria es reco-rrida por un fantasmi ~i~ que'tiene, una·· cWa, y sabi.a represen~·

ción en ef mito; ck)Edipo; el PiSO..te .••.~í" '" trltar esas doscatep-ías, que'actúaft' como "llama-

dores de atención",' como "avisado­res de pistaU,mediante modelos or­denadores -antropQlógicos y psico­anal íticos- que permiten recuperarla "función" que cumplen en la escri­tura del" texto tanto las relacionesparentales. como el mito de Edipo.A partir de esta sistematización, co­mienzan a acumularse los distintosestratos del relato, mejor dicho aaparecer, hasta formularse una verda­dera tectónica de lo que en otraparte he llamado "elementos" delrelato pero con el objetivo principalde señalar el momento de origen deltexto, algo así como la matriz, locentral de un movimiento productivoque se estructura a partir de esecentro y cuy~ determinación hacecoherentes momentos o niveles que,de lo contrario, aparecerían como

. un puro y arbitrario amontonamien­to de "ocurrenc~s geniales". Ludmerproppne la "escena del hielo" comomatriz generadora que, puesta en elcruce de la rememoración (puestoque se I~ recupera en toda su impor­tancia) y de la proyección (puesto

-que la recuper~ión se hace desde unmunciido futuro), aparece en todasu energía semántia determinandouna manera de contar que se sitúaperrmnentemente en la triple rel~·

ción de pasado -que se evoca-,presente -desde donde se. narra-. yfuturo -adonde esd remitida la na­rración.. Tesis ~trayente y que puedeconvencer porque cumple con elrequisito esencial de la coherenciapero que, a mi ju~io, es discutibleen cuanto propone una Uimagen"como desencadenante, es decir un·contenido .que debe justificarse ps¡'cológica o biográficamente. Al con..trario, me parece que podría enten­der ~ imagen del hielo, en su conden­$lción sílnirlUllte, Cómo Wla temati­zación de un movimiento genéticoenurnado en la construcción peri­frástiea que, por otra parte, sirve deandirivel perrnmente para el desarro­llo de la narración .0, lo que es lomismo, para la realiución del ritmoconsiderado romo la espacialización

.del texto. T~ vez esto mismo, esdedr esté cambio de KentUKión,po«ía ayudar a correair cierU sensa-.

ción de rigidez' que proviene de laaplicación del modelo edípico mismoque aparece aqu( como un universaly, por lo tanto, como una posibili-·dad de "entender en sí". Dejo sim­plemente apuntado este aspecto so­bre la base de una eventual refuta­ción ~ dicho valor del mito de Edipo:si en efecto no se tratara bajo suestructura más que de una transfigu­ración de otra estructura, la represivade la familia occidental, su valorquedaría concentrado y reducido ysu capacidad de modelo puesta encuestión; pero el hecho es que aquíhay inGesto y hay familia de modoque aqu í puede ser muy bien perti­nente y productivo y mi reserv~ unareserva de principio en relKi6n conla solidez de todo modelo a aplicar"para construir una descripción de unobjeto.

Sea como fuere, y a partir de esapriméra parte, el análisis crítico liraen torno al elemento upersonajes".Con muy buen aiterio, Ludmer nolos examina como tradicionalmentese haría -como "símbolos" o urepre­sentaciones" de personas reales- sinode acuerdo con un movimiento cla­sifiQtorio mediante el cual son res­Qtadas In "funcionesu que los per­sonajes cumplen; esas "funciones"son fundamentalmente dos, mente ycuerpo, y el modelo que les el¡origen o de donde provienen es ciar,..mente psicoanalítico ~unque adernisexpresan, en niveles políticos e inte­lectuales, un conflicto latinoameri­cano -pensamiento y acción- queactúa por otro lado como una estruc­tura referencial básica en la constitu­ción del sentido de Cien años tksoledtJd; ni qui decir que por eStetostado Cien oños de soledad recupe­ra un contexto histórico y literariodel cual se diferencia en la escrituray en la propuesta, lo que Ludmer nodeja de ~lar con absoluQ preci­sión. Pero si bien las catepías estánfundadas en J¡ teorí~ psiGOan¡líticano por eso Lu..- Mee psicoanilisissino psicocrítica, es decir que se cui­da muy bien de traducir lo q:ae' lospersonajes "son" a la jerla del psico­análisis cuyos'referentes.pueden muybien servir, en tmto contenidos que

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funcionan en un sistema, para el psi­coanálisis mismo pero que aplicadosa los personajes tapan su propio pro­ceso de constitución y, por lo tanto,de significación. Psicocrítica, en cam­bio, es una designación que apuntaa la aplicación de UDa metodologíaque la psicología puede proporcionaral exterior y que en este caso favore­ce esta clasificación "mente/cuerpo"tan ilustrativa de las alternativas delproceso narrativo, es decir de 10 quese cuenta. En una segunda etapa,este par se rige por un modelo detipo fonológico de la clase "si/no"que se aplica según la fórmula "lite­ral/figurado". Para que el lector pue­da visualizar lo que resulta del crucede ambos criterios -modelo psico­anal ítico y fonol6gico- se puedeseñalar que si José Arcadio Buendíaimptica una relación escindida entre"mente" y "cuerpo", sus hijos sesituarán cada uno en una clase lo quedará lugar a la clase " Aureliano,"(mente) y a la clase "José Arcadio"(cuerpo); los descendientes de ambosentrecruzarán sus caracteres o decli­narán de uno para asumir otro: asíAureliano Segundo será "cuerpo" osea clase"José Arcadio" y "Arcadio"será "mente" o sea clase"Aureliano".Este ordenamiento permite comp'ren­der el juego que juegan los nombresy sitúa la superficial impresión de que"la historia se repite" en sus verda­deros términos o, por lo menos, entérminos tan precisos que resultanseduc:toramente verdaderos: el últimoAureliano (traductor de los manuscri­tos y poseedor de un pene muydestacado) realiza la unidad de lasdos clases y permite que se produzcael incesto {interior al relato), almismo tiempo que la lectura (exte­rior al relato) o sea el esquema gene­rativo que comunica un universoparticular ("las obras no están en lanaturaleza perC? el mundo que habi­tan no es otro que el nuestro" diceDerrida) con uno abierto desde don­de sale y al que se reintegra.

De paso, queda claro que el ele­mento "personaje", resumiendo aca­so primitivas tesis del formalismoruso, se define esencialmente por losemántico y, a su vez, lo seminticoes resultado de una articulación yno de una superposición. del tipo"londo-forma". Quizás se pueda aspi­rar a otra cosa: por el momento lospersonajes en ~ medida en que soninvestimientos ima¡inarios, culminanen una diferenciac:ión ~tica quees a su turno productora V es~ muybien seMlarlo con ~ precisión conque se hace aqu (.

En cuanto al sistema fonolÓlicoseñalado -en realidad sólo limitada­mente fonol6lico porque se apoya enla idea de rasgo pertinente y notraslada el arsenal de ~ fonología aesta cuestión- permite acumular in­dicios y hacerlos jupr entre lospersonajes sesún su presencia o suausencia; así, si consideramos el ras­F "parir mellizos" veremos con da­rielad lo que sepaR a Remedios

LOS LIBRos. Setiembre ele 1972

Moscote de Santa Sofía de la Piedad,pues en el primer caso aquélla muerecon los mellizos atravesados mientrasque la segunda los tiene, diferenciaque especifica igualmente el procesonarrativo pues corta la descendenciadel primer Aureliano y asegura, encambio, la del primer José Arcadio.La narración, considerada como unconjunto de series que se engendranunas a otras, depende de una genea­logía que procede, como se puedever, de José Arcadio. En este ejemplo,la serie hereditaria exige un trata­miento diferenciado del mismo signi­ficante lo que engendra una oposi­ción dentro de un sistema.

Particularmente aguda es la des­cripción de la novela como dos seriesde 10 capítulos cada una, unidos poruna bisagra, como un libro que en­frenta sus páginas por el medio; enefecto, 10 capítulos iniciales dejanlugar a otros diez en los que lonarrado está en una relación especu­lar con lo narrado en los diez prime­ros. Por empezar, se produce la in­versión de rasgos de personajes: losque pertenecían a la clase Aurelianopertenecen a la clase José Arcadio ya la inversa; en segundo lugar, laquetiene una inminencia de cumplimien­to, como el incesto entre tía paternay sobrino, se cumple efectivamentepero entre tía materna y sobrino.Encuadre muy inteligente que permi­te ver el conjunto narrado con unawan simplicicüd, en su movimientoorpnizativo rMS amplio. No obstan:­te, la argumentación que sustentaeste tan compartible enfoque parecealgo artificiosa en su presentación,aunque exprese un objetivo teóricodigno de ser perseguido: la oposiciónentre diez y diez capítulos es presen­tada como especular pero inicial­mente se la ha comparado con lo quesuscitan las hojas enfrentadas de unlibro; ahora bien, las hojas enfren­tadas de un libro no implican enrealidad oposición ninguna sino con­tinuidad (la escritura como acto grá­fico, como inscripción, no se da enlas páginas de un libro sino en Uhespacio anterior trasladado posterior­mente al libro; este comentario debe­ría anular todo el montaje oposicio­nal pero, curiosamente, con indepen­dencia del ar¡umento inicial el mon­taje oposicional se muestra fructífe­ro; creo que ello ocurre porque hayun esbozo no desarrollado de teoríade ~ espacialización: en efecto, elespacio grtflCO -o graficado- tieneque producir de alguna manera elrelato como tal y no puede haber unabismo entre gráfica y narrativa o,por lo menos,. tiene que podersepensar un continuo que suelde losdos niveles. Problema de la críticaque ludmer proPone sin desarrollary que por eso ..ece como unainferencia excesivamente ripid¡, po­co creíble. laualmente, susceptiblesde cierta distancia -o frialdad-- sonlos dos Intervalos (Cuatro conjuntoslinsDísticos)¡ parece un sobrante deastucia que sólo lleva ala autora a un

cambio de plano, del plano en el quese estaba moviendo. En efecto, si elcolor amarillo (flores, florecillas ymariposas) liga a tres personajes (JoséArcadio, Melquíades y Mauricio Ba­bilónia) creo que resulta forzado de­cir que son padres (de la estirpe, dela narración y de Aureliano Babilo­nia) con el argumento de que el ama­rillo connota sol, vida, acción deengendrar. Se trataría en este casode una superposición simbólica queno va con el rigor de la aplicación demodelos que exigen un desarrollohasta sus últimas consecuencias y ensu propio nivel. Igualmente, no meparece muy necesario vincular elnombre de Arcadio la etimología"arkM" (principio, elemento primor­dial de uha sustancia): el desplaza­miento consiste en que el valor se­mántico del nombre -avalado por laetimología- parece explicar algo delpersonaje, necesidad satisfecha per­fectamente -y exhaustivamente- enlos capítulos pertinentes y según re­gias precisas.

la presencia de esos "conjuntoslingüísticos" me aclara quizás unaimpresión que surgiría del trabajoen su conjunto: una real densidad,ciertamente, pero también una ciertaacumulación que da idea de unatranscripción, de una escritura deli­berada. Desde luego, no hay escriturainvoluntaria pero por deliberado, enel sentido de la transcripción, entien­do una experiencia que no se produ­jo en la escritura sino antes, en otr.aparte y que en el pasaje a lo escritono se quiere economizar ni omitir.Se me ocurre que eso pasa con losseminar:os que luego dan lugar alibros: pasa con S/Z de Barthes ypasa con el libro de ludmer en elcual ciertamente nada sobra pero enel cual acaso haya demilsiado. locual nos conduce a otra cuestión:la de ~ trasmlsibilidad del trabajocrítico en la act~1 etapa de su difo-:sión. Me parece que ponerlo todoconspira ,contra la posibilidad decomunicar tan ampliamente comosería necesario para abrir una brechay revelar que el trabajo crítico noes un monstruo que se autoalimenta.Abrir una brecha quiere decir hacerque el modelo propuesto de trabajocr ítico sobre una obra busque yencuentre una irradiación sobre zonastransliterarias. que enseñe allO ensuma a otras disciplinas. la preguntasería: ¿estamos en condkiones dehacer libros sobre textos p¡rticula­res? Sí, como lo muestra ludmer,estamos en condiciones aunque toda·vía corremos el rie5lO de estar ha­blando no pan ~ totalidad de lasprácticas reales sino sólo para losespecialistas. aquellos que hacen de~ literatura un límite absoluto. Encambio, hay que conseauir que eltrabaio crítico empiece a servir aaquellos que creen en los procesosde producción y, por lo tanto, esÜndi5P'lestos a aprender algo del proce­so de producción que llamamos li­teratura.

liBROS111119

DIARIO DE UNEDUCASTRADOR.Jules Ce/",.C6mo la educaci6n comón castra alos niflos, en el informe ele un mee.tro francés que en los inquietos di8Sele mayo de 1968 e1eja a sus alumnosen libertad y goza con ellos la expe­riencia.

JARANAAlberto COUStBUna novela en que el autor de ELTAROT O LA MAQUINA OE IMA­GINAR, viola tabúes de~e pe­ra contar con ",acia y estilo los ,..cuerdos del amor.

LAS TUMBAS.Enrique Medí".La mala vida en los reformatorios.como r~lica ele la Iuc:ha di c..... enuna estremecedora ncweIaaut~fa. Un 0U8Y0 autor argentino querompe .. bwreraI de .. '.lIIi6rlvwbel para contar su l1i1toria.

JOHNNY FUE A LA GUERRA.DBlron TrumboLa novela del 8110: el ~ionista diHollywood enc:arceledo por el me­cx:arthismo hece l1lIbIar al increl'bleJohnny: un pedazo de cerne aún vi­ve. rllStOS de un~ que fue a la~ y la perdi6. Una denuncia iI.ventable contra el~ belicista.

HOTAL FAMILIASPwko~001 ncMtIeI que ceIM 6eidlmente enla .....ídlId argentina a~ de lacrueIdlld y el hurnof hebitueles en elhumor habituales en el autor ele ME­MORIAS DE UN HOMBRE DE BIEN

DIARIO DE UN HOMOSEXUALGiIcomo Det:quinoPuede -o debe- c:urwI8 el horno­.xual? En el dotido di_lo de su t.rapia anaUtica. el proUgontst. permi­te que el lector elabore su propia r-.puesta.

EDICIONES DE LA FLORUrutuY 252 - 10 B....... Aires

IS

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"El FUEGO DE LA ESPECIE"de Noé Jitrikpor Eduardo Romano

El fuego de lá especie,

Noé Jitrik, Siglo XXI, Bs. As.

188 páginas.

Los ensayos que componen estelibro pertenecen al período más crea­dor de Noé Jitrik, el que sigue a sudesvinculación de las Universidadesde Córdoba y Buenos Aires, en 1966,donde se desempeñaba como profe­sor de Literatura Argentina. Salvo elcaso de El temo del conto en el"Martín Fierro'~ de José Hernóndez,artículo del que hablaré por separadd,todos los demás (incluido el Apéndi­ce) se ocupan de un tipo. particularde discurso literario: el narrativo.En cuanto a los autores considerados,abarcan un lapso que va desde la pri­mera generación romántica del siglopasado (El Matadero, de E. Echeve­rría, escrito hacia 1838) hasta la apa­rición del fenómeno Cortázar (Bes­tiario, de 1951), es decir algo más deun siglo V prácticamente todo el frag­mento de nuestra literatura "ind&pendiente". Es claro que tal encuadrepermitía desarrollar el trabajo críti­co en uno u otro sentido, o mejoren una provechosa articulación de losdos, pero el autor prefiriÓ queqafseal margen de un intento unificador:"consideran aspectos precisos y talvez limitados de escritores muy im­portantes de nuestra literatur~" y,agrego yo, privilegiar la elucidaciónte6rico-práctica del discurso narrativoa propósito de algunos escritoresclaves, frente a una posible respuesta,por parcial que fuese, al desenvolvi­miento de nuestras letras en el marcode sus contradicciones y conflictos,tensiones entre liberación y coloniaje,legitimación o condena de ciertosproyectos de política cultural. Talvez Jitrik convalida as( las afirmacio­nes y esquemas de artículos anterio­res, como uBipolaridad en la litera­tura argentina" (Cuodernos de Críti­co, nO 2, 1966), pero lo cierto esque esa elección le da al volumenun tono de crítica académica! en elmejor sentido de la palabra, y nomilitante. Por supuesto·que esta ob­servación parte de mi propia defini·ción acerca de ·Ia cr(tica, a la queconcibo fundamentalmente c:amo ar·ma política, como lu(a o aperturadel lector a una problem~tica que porsus mediaciones tan peculiares y por

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'Sus signos- específicos- ha sido conse­cuentemente desnaturalizada o dis­frazada desde los sectores minorita­rios que juntamente con el poderpolítico usurpan el significado de loshechos culturales y han congelado yoficializado una serie de productos,ritos y gestos sectarios como repre­sentativos de Ulan cultura argentina.Con académico en el mejor sentidome refiero a una preocupación cien­tífica, discutiblemente objetiva, enlugar del apasionamiento que lascircunstancias exigen para denunciary desacralizar, en todo momento, lasmentiras de la cultura "oficial".

El libro de N.J. es en cambio muyútil por su riguroso aporte a unarenovación del enfoque crítico sobreun aspeoto de la producción literaria,la del discurso narrativo. En ese pia­no, asimila e integra los aportes del-pensamiento estructuralista francésen una línea trazada desde Le degrézera de I'escriture (1953), de RolandBarthes, hasta las investigaciones es­tructuralistas contemporáneas a laredacción de estos artículos (/'Escri­ture et lo différence, 1967, de JacquesDerrida; el coloquio de Cluny publi­cado en noviembre de 1968 por LoNouvelle Critique). De tal modo que '.su reflexión crítica avanza juntamen­te con la de esa tendencia, pero tra­tando, y con éxito, de adaptar esascategorías a los signos literarios deobras narrativas arge·ntinas. Este pro­ceso es de por sí suficiel)tementedestacable en el ca50 de Jitrik, quienen sus comienzos, por razones deformación y especialización, estabaligado al pensamiento crítico francéscon otra actitud. Me refiero, porejemplo, a sus libros Horaclo Quiro­go, uno obro de experiencia y riesgo(1959) y Leopoldo Lugones, mito~cionol (1960), que partín de unaconcepción de la actividaCJ literaria, elrelato o la poesía, previas y externasal estudio del texto, a la cual se loajustaba luego; una difícil e injustaprueba de la que muy pocos hubieranpodido salir a flote, como Quiroga,y muchos naufragar ir.remisiblemente,como le ocurrió a la poes(a de Lugo­nes. Tal criterio de confrontación delproducto nacional con el modeloextranjero regulador (entonces elMaurice Blanchot de L 'espoce Iltté·rolre, 195S), se verific:aba al mismo ·tiempo que los sectores oIiprquic:osresum(an, despu's de la' u(da déPer6n, el esquema tradicional denuestra econom(a aaropec:uaria ex-

portadora de materias primas e im­portadora de productos manufactu- .radas; en términos culturales, expor­tadora del ser nacional e importadoradel deber ser universal falsamenteunificador~

Nada queda én estos trabajos deaquella actitud deformadora y de­pendiente, pues, como dijimos, lanomenclatura y las categorías estruc­tural istas francesas están puestas aqu íal servicio de una indagación originalno confrontadora ni minimizadorade nuestra producción literaria. Inclu­sive cuando I'a comparación se susci­ta, por razones atingentes y no porcomplejo de inferioridad, como ocu­rría antes, tiene la suficiente seguri­dad para afirmar la primac(a deMacedonio Fernández frente al tex­tualismo de los prosistas de la revistaTel Quel, la diferencia que mediaentre una respuesta no preconcebidani impostada a las necesidades y limi­taciones del contexto y otra prefabri­cada en el laboratorio y que, comola inseminación artificial, revela unalto grado- de esterilidad crea~a.

Como tal vez en ese artículo sobreMacedonio Fernández había llegadodemasiado lejos en su respeto a lasformulaciones del estructuralismo, N.J. se autocritica lúcidamente· en latercera parte del mismo, que comien­za así: "Hechas todas estas considera­ciones me-· queda ~a impresión dehaber cedido exageradamente a ·Iosplanteas de una cierta actitud crítica,actualmente en boga. Se me ocurreque lo que he podido ver en losintentos de Macedonio lo he vistoacaso desde una óptica preformadalo que me puede haber llevado adeformarlo. No creo, sin embargo,haber cometido delito de sumisiónideológica ni de forzamiento del obje­to de mi análisis, en primer lugarporque las líneas críticas que he teni­do en cuenta me parecen sólidamenteincorporadas a todo posible éxamendel hecho literario...n, aunque, r~o­nace, u pago tributo a lo que creo esun avance, con todos los riesp queeso implica pero con la esperanza deque al mismo tiempo que m~estro

algo de lo que Macedonio quiso decirdiscuto los presupuestos que adopto,como ant(doto contra el dogmatismoen que caen frecuentemente ciertoscr(ticos de la 'prác:tic~ ~ritural', dela 'textualidad' y la 'productividad' ".E inmediatamente define, con ""5claridad que en nin.6" otro IUllr,su propia labor: ce. • • mi intencl6n

como cr(tico no va más allá de esta­blecer un modelo que organiza eltexto de Macedonio y, por lo tanto,un modelo de su pensamiento; creoque ésta es la aspiración máxima dela cr(tica y lo que por otra partepuede validar su ejercicio". Explicitaalgo presupuesto y llevado a cabo,más o menos integralmente, en susensayos sobre Cortázar, Echeverría,Payró y Barges; discernir lo que llamaunivel estructurante", "elemento(s)estructurante(s)" o "polos estructu­rantes", es decir el mecanismo pro­ductivo que permite recuperar, apartir de la expansión fenoménicade la obra, un modelo original o geno­tipo capaz de explicar .todas las arti­culaciones significativas. Una aspira-ción máxima que es la de la cr(ticainterna estructural, cuya prescinden­cia poi (tita concreta puede engendraruna variante peculiar de cientificismo.

De todos modos, Jitrik excedefelizmente esa peliarosa aspiración.Ante todo porque en su perspectivacrítica sobreviVen cateaorfas previasa la ortodoxia estructural; destacosobre todas la del slgnlflcodo Inten­clonol, de origen fenomenológico,que lo pone a cubierto de la super­cher(a estructuralista según la cualel significado sería engendrado por elsistema de la obra y no una'reelabora­ción, ciertamente especffica, de unsentido provi.sto por la realidad hist6­rico-social. por el sistema básico ofundante que permite explicarse losotros sistemas (incluido el literario)derivados. Y porque N.J. es capaz deafrontar la singularidad de los signosliterarios '!ln una mayor originalidad'teórica y una mayor eficacla prácticaque aquella que él mismo se asignaen su umbima aspiraci6n'· cuando,ln artículos como el dedicado aMartín Fierro, arriesga una explica..ción del modelo genético dibujadopor los diferentes niveles que fijanla conformación del texto en estre­cha relación con las peripecias ideo­lógicas de José HerMndeL Quizás sele podría reprochar all ( una excesivasujeci6n al Utema" ~tico, en detri­mento de la palabra po'tica mismay sus especiales poderes Inosolójicos,pero la elecci6n queda justificada .por el desarrollo cohere'nte -del ar·t(culo y por la riAueza de sus resul·tados, que lo constituyen, a mi juicio,en el ""s valioso. del conJunto,' sinolvidar el dedicado a M. Fer"'ndez,cierto que 'ste por otras razones ya .enunciadu.

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LA BUSQUEDA DE LASIGNIFICACION LITERARIA

11 Fllo.offa

Henri Arvon: lo estético marxistaTheodor Geiger: Ideo'ogía y verdadPierre Masset: El pensamiento de Marcuse

:::sPeter Winch: Ciencia socio' y fi'osofía

'8. 8ourgeois: E' pensamiento po'ítico de Hege'Maurice Corvez: Los estrudura'istos., Antropololfa

Robert H. Lowie: Lo sociedad primitiva.. Jean Cazeneuve: Socio'ogía de' rito

O 80clologfa

Char'es A. Va'entine: La cu'tura de la pchrezaPeter L. 8erger:- Marxismo y socio'ogía.. H. 8'a'oclc: Introducci6n o '0 investigoci6n socialMichel Crozier: Lo sociedad bloqueado.. Palcolo.a

O Henrf W. Moier: Tres te )ríos 'sobre e' dec;orrollode' niño: Erikson, Piag':. y Seo.¡T. Szasz, J. Nuttin y otros: Ciencia. y " .. "ríoen psicoonó'isis

Am6r1ca latina

C. Furlodo, O. Sunke' y otros: La domm,,'ci\J'l d~América 'o'inaH. Joguaribe, T. Dos Sant,,& y otros: Lo crisis ~el

ca desarrollismo y '0 nuevo dependenciaF. 80f1rricocJá, J. Pi.': Lo o'igorquío en e' P.rú

Luca aaa3 • Buenos Aire"

Varios autoresNueva novela latinoamericanaVol. 11: La narrativa argentina actualCompilador: Jorge LafforguePaidós, ·1972

A tres años del primer volumen, loSartículos que componen este segundo

. aparecen a su vez distantes del momen·to en que fueron escritos. El hecho,aparentemente circunstancial, en estecaso adquiere relevancia. Es presumi·ble que algunos de los autores renega·rían ahora de los trabajos incluidos;avatar que acontece con nutrida fre­cuencia. Más significativo es el meta·mensaje trasmitido por la fecha que,en cada caso, data la entrega de losensayos y que señala el estado en quese encontraba una crítica que intenta­ba romper los esquemas tradicionalesvaliéndose de una bibliografía fácil­mente identificable en la sucesión cro­nológica. Desde el formalismo al con­tenidismo, sin homogeneidad (quetampoco parece haber sido buscada),el libro destaca una ausencia capital:la significación específica del materialanalizado. Apresurémonos a subrayarexcepciones que se marginan del con·junto: los trabajos de Nicolás Rosa yde Ricardo Piglia.

Considerado metalenguaje de unsistema llamado literatura, la críticase constituye como un nuevo sistemaque toma al primero como punto deapoyo. El problema -irresuelto hastaahora- consiste en determinar las ca·racterísticas del primero y el funcio­namiento del segundo. Abandonado elengañoso comentario de texte y elpapel explicativo que se le asignaradU,rante largo tiempo, la crítica actualapetece una autonomía que, sin embar­go, borra sus límites con la literaturapara inscribirse en una única práctica:la escritura. Su institucionalizaciónrompartimentada, su diferenciación je­rárquica responde a un recorte ideoló­gico determina~o por valoraciones quesurgen de una apropiación regida porel modo de producción capitalista.

La nueva crítica intenta justificarsu existencia con una permanente re­flexión sobre sí misma. Cada uno delos trabajos incluidos en este volumenrepite el movimiento yno omite poneral desnudo los instrumentos de que seha valido par~ constituirse en discurso.Perdida la esperanza de establecer una"verdad" sobre el texto que toma co­mo referente, 'cada ensayo discute lascondiciones de su propio estatuto. Alhacerlo, proclama su modestia y suespeetativa¡ destaca los modelos de

LOS LIBROS, Sedembre d. 1972

por Héctor Schmucler

los que depende y la mayor parte delas veces recae en lo que intenta ne­gar: se convierte en metalenguaje vica­rio (doble metalenguaje por lo tanto)de una escritura -la obra literaria­que se vuelve privilegiada por funda­dora.

¿Cómo significa la literatura que,al fin y al cabo, utiliza los mismoselementos de la escritura cotidiana?En el interrogante se erige el obstáculoa vencer. La significación del lenguajesurge de la inscripción que estableceen el conjunto de los códigos socialesy de las condiciones de su producciónespecífica. Producción que dependetanto del momento de la escrituracomo el de la lectura, datos diferentespero inseparables. Cuando delimita·mos la producción de un sistema parti­cular como la literatura, subrayamosfundamentalmente un espacio de lec­tura singular: el del propio texto. Laliteratura se refiere a sí misma y suverdad se verifica en la autocontem­plación y no en la forma que adquierepara hablar de un referente exteriora ella. La crítica, pues, debe concebirsecomo la reflexión de un lenguaje quedialoga con otra organización del len­guaje que es la obra.

Pero este señalamiento particularpara un sistema específico puede ten·der a diferenciarlo del lenguaje engeneral. Como si la lengua fuera unmero instrumento cuande> enuncia lacotidianeidad, para transformarse enobjeto' privilegiado al otorgarle valorliterario. El lenguaje neutro se cargaríade diV'ldad para hacerse arte. El puntode partida invalida el razonamiento: .no existe una lengua como códigoneutro que sirva para tras~itir ideas.Esta manera de imaginar la lenguapresupone la existencia deconoeptosal margen de la expresión. Así la len­gua aparece como un medio de comu­nicación y no como el campo don4ese instalan las ideologías. Aparece co­mo el vehículo destinado a hacer pasarde un sujeto a otro la identidad de unobjeto significado, como si existieraun sentido, un concepto, que podríasepararse del proceso de pasaje, de laoperación significante que es el enurl­ciadQ.

A partir de un;; tal visión metaf(sicadel lenguaje, el escritor aparece comoun sujeto previamente existente altexto que produce y que' trasmite aotro sujeto receptor algo que está fuerade este proceso, algo que no se consti­tuye y modifica en este acto de pasaje.De.aquí su.... la Idea de representaciónque rise la concepción de la lenlJUl engeneral y del sistema literario en par­ticular. Entre la "vieja" y la "nueva"

crítica media, básicamente, la negaciónde la literatura como representación.

¿Qué ofrece este volumen que quie­re fundir en un movimiento común loque se denomina nueva novela y nuevacrítica? La justificación conque JorgeLafforgue encabeza los trece artículosque le siguen, no alcanza a ser convin­cente. Desechando el principio crono­lógico, Lafforgue sostiene que lo nue­vo podría verse como el momento enque la' literatura latinoamericana seabre e inscribe en el proceso de trans­formaciones experimentado por todala literatura occidental y que "simul­táneamente, representa para nosotrosla adquisición de una plena madurezexpresiva". Tras la confusa definición,conciente de las limitaciones del mate­rial que presenta, atisba una justifica­ción: "el trabajo crítico, entre noso­tros, dista aún de haber alcanzado elvigor y la plenitud que exhibe la novelalatinoamericana actual",

Noé Jitrik, en el trabajó con quearranca la selección, "La 'novela futu­ra' de Macedonio Femández", pareceoponerse a la modestia de que hace

gala el compilador. Armado de un ins­trumental donde se destacan los estu­dios difundidos por la revista Te! Que!y a través de un estudio que resultapor momentos de difícil lectura, inten·ta mostrar el valor "textual" de laobra de 'Macedonio tomando comopunto de referencia Museo de /o no­velo de /o eterno. Macedonio Fernándezle sirve a Jitrik para ejemplificar lateoría de la escritura .;amo textualidadque algunos críticos franceses desarro­llaron en los últimos años. A RayrnondRoussel, ejemplo paradigmático queJulia Kristeva proclama en sus traba­jos, Jitrik opone la escritura de Mace­donio Fernández que ofrecería "mati­ces más ricos" que los detectables enel autor de Locus so!us. La crítica deJitrik insiste en ser teoría de la litera­tura que, a su vez, es teoría de símisma. Hubiera sido útil para los obje­tivos de Jitrik mostrar algunos elemen­tos teóricos sobre los que se apoyanlos estudios telquelianos a fin de fami­liarizar al lector con algunos concep­tos que se dan por sabidos. La teoríade la escritura de Jacques Derrida,expuesta fundamentalmente en la Gro­matología podría ayudar a delimitarcon más claridad la concepción detexto que resulta dificultoso deducirdel ensayo sobre Macedonio. La rique­za de la argumentación derrideanamuestra el fundamento materialista desus postulaciones. Por otr¡ parte, suexplicitación hubiera evitado tal vezalgunas confusiones anal6sicas entre laproduc;ción textual ~(fica y la pro-

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d!JCción en sentido marxista que o~upa

un espacio dife-renciado en la teoríade los autores franceses.

. El texto supone que en ningún mo­mento y en ningún sentido, un ele­mento simple está presente en sí mis­mo y se remita sólo a sí. Para Derrida-que rescata y cuestiona algunos delos postldados saussurianos sobre elsigno- tanto en el discurso habladocomo en el escrito, ningún elementopuede funcionar como signo sin recu­rrir a otro elemento que no está pre­sente. Este encadenamiento determinaque cada elemento se constituya Q

portir de lo huello que en él dejanotros elementos de la cadena o delsistema. Justamente este encadena­miento, este tejido, es el texto, quese produce como transformación deotro texto. Este punto de partida sedesarrollará ampliamente para concebirla producción escritural como un fenó­meno de remisión, de diferenciación,de significación a partir de la relacióny la distancia que se establece conotros términos significantes y que, porconsecuencia, niega de raíz la inwgende ucreador" difundida por el mi.sti­cismo que ha dominado los estudiosliterarios.

Si Jitrik hubiera definido clara­mente losal,ances de la idea detexto podría haber evitado algunasapreciaciones singularmente confusas.Resulta extraña la afirmación de quedeterminados estructuralistas "homo-

DesarroDO

Ecoló.ico....... CieIMUI .....

Art-...ATILIO A. BORON: El .tudio~ le movilizaci6npolitica enAmIrice Utt..: moviliZltCi6n eIec­toral .... le A,....*- YChile.w. VAN RICKEGHEM: PoUtiCMdi ......fiRci6n .... Uft8~mÍ8 infladoNriL .ALfREDO_MONZA: La teori.cMI e-nbio tee:noI6IJico Y .. eco.nomIaI ...........WIS LIACHOVITZKY: Lectura~ AIbIrdi.HERACLIO BONILLA: ... c:o­yunture cornerciIII del __0 XIXen el PwO............-HECTOR L DIEGUEZ: Cnci­miento • inest8bilided det --aor yel volumen físico de la.~cioneI ....-nti... en el periodo1884-19&3.

COMUNICACIONES

NOTAlYCOMENTARIOS

NUMERO.

tNSrIrtJTO DE DESARROLLOF.CONOI8CO Y soaALGüeIBes 3950 - "'05 Aires

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logan 'productividad textual' y 'tra­bajo' en el sentido marxista de lapalabra"; y luego: "para ellos, delmismo modo que la acción del traba­jo es transformadora y por lo tantoproductora de superestructura -y unmecanismo irrenunciable- el trabajo'textual' produciría, irrenunciable­mente también, una superestructuraque se denomina 'texto' H. Dejemosa un lado la discutible concepción de

. estructura y superestructura. los des­concertante, es la afirmación de queel trabajo produce esa superestructu­rae Homologar mercancía, forma enque se manifiesta el trabajo humanoen la sociedad burguesa, con super­estructura, no deja de ser novedoso.Tanto corno formular la misma cate­goría para la producción textual. A

,partir de un equívoco de esta natura­leza la discusión sobre el tema sevuelve árida, si no imposible.

No es casual nuestra insistencia enlas dificultades que ofrece el trabajode Jitrik: su ejemplo es ilustrativo~

La acumulación, -por momentosteróclita- de elementos de análisis,requeriría, por lo menos, un desarro­llo mucho más amplio. La nuevacrítica no debe ser necesariamentecrítica cr.'ptica. A veces, y sin dudaes el caso de Jitrik, el uso de un códi­go excesivamente cerrado y pocoinformativo, disimula los alcances deun trabajo cuidadosamente elaborado.

En "Pruebas y hazañas de AcUn8uenosayres", el Centro de Investi­gaciones Literarias Buenosayres da aconocer hasta dónde prORresaron susestudios a la altura del año 1969.Todo es trashiGido en este análisisde la novela de Marechal. Desde eltítulo, de clara inspiración en lascategorías establecidas por Propp pa­ra el estudio del cuento folklórico.La aplicación minuciosa de un mo­delo que encuentra su referenciafundamental en ~ Semtíntim estruc­tUTtlI de Greimas, le confiere a estearticulo valor de correcto trabajopráctico, a la vez que lo condena auna insuperable carencia irnalinativa'On riesgo de convertirse en dura"prueba" para el lector que intenterecorrerlo.

No menos sujeto a modelos, eltra~ de Eduardo Romano, "Conti:de lo mítico a lo documenul", seatiene a los esquemas de Oaude Bre­mond pan. mIIizar Sudeste. Sin em­bario. luego de postular UM forma­li~i6n que dé cuenta del funciona­miento de los elementos constituyen­tes de la novel~, Romano, desconfor­me con los resultados, da un saltometodológico que establece una solu­ción de wntinuidad con ¡a primera~te y propicia ~r¡ la critica unvalor ético indemostrable. A conti­nuación se intenta una interoretaciónsocio-pol ítia de las determinacionesque llevaron a Conti a elaborar tilaposíbilidad de un refulio mítico y lade una nostalgia mística". Una vezmás, el crítico consagra la distanciaentre lis palabras y la vida, olvida,..do, otra vez, que las palabras no son

neutras y en el análisis de la cargaideológica que comportan al consti­tuirse en texto se define la especifi­cidad de una crítica posible.

Anlbal Ford ofrece una excelentedescripción del proceso de modifica­ciones que sufre la producción deRodolfo Walsh a lo largo de su histo­ria de escritor. Esto no alcanza sinembargo para demostrar -como lopretende- por qué el autor de Opero­ción Mosocre ICes un escritor para losque buscan reflexionar sobre la reali­dad argentina de cerca, también conesa vieja forma de la cultura del hom­bre que llamamos literatura". JorgeB. Rivera ejemplifica en Bioy Casaresla significación reaccionaria de lautilización de elementos arquetípicosque caracteriza a algunos narradoresdel 40. Ana María Barrenechea apor­ta dos trabajos donde, con caracterís­ticas universitarias -de indudablesolvencia que de todas maneras noexplican el por qué de su inclusiónen un intento de nueva crítica- paraseñalar el "humorismo de la nada"en Macedonio Fernández e intentaruna descripción de la particular es­tructura novelística de RayuelQ. Unanálisis contenidista de Noemí Unapropone a Zomo de Di Benedettocomo la respuesta que el autor se daa sí mismo ante sus cuestionamientos"sobre la muerte, la destrucción, eldesarraigo". uEI caso Sábato", deCésar Fernández Moreno, bien podríainvertir el título para llamarse uEI'caso Fernández Moreno": las 16 pági­nas que ocupa se llenan con la trans­cripción de una posterpble notaaparecida en Primera P/oIItI en 1967sobre Obras de ficción de Sábalo ylas lar~as aventuras surgidas a raízde la nerviosa reacción del autor deSobre héroes y tumbos.

Volvamos a las excepciones anota­das en un comienzo. En UCase me­dia: cuerpo y destino", Ricardo Pillaestablece un eje de sign;fi~i6nalre­dedor del cual se articula el relatodenotado de La traición de RitaHoyworth: uLo que se narra, en 6lti· ,ma instancia. es el vértilO de perte-­necer a la clase rne<h". El trabajosobre la novela de Manuel Puia cons­tituye una muestra ejemplar de lasegunda lectura que Piglia proponecomo verdad primera del sistema lite­rario. lo que se dice realmente. es lono dicho en la acumulaci6n narrativadel ar..mento. uLqs mie40s 4e. T~to", ulos furores de Beno", ula doblecomplicidad de Mita", son,con.nsa­ciones que aluden a la sianlftcaci6ntotal de las trescientas piginas·" lanovela: tilos riesaos de vivir e,r,l \lnaclue sin apoyo en la estr~PJ{acJeal,

al vacío de asumir U~: ~i,i6nsocial no fundada en lo (¡""sé ápa­ren~u. Piglia reconoce los, Compo­nentes materiales en que se manifies­ta la reiterada traición de un proyec­to im'aainario: la sexualida~ y laeconomía que afirman su existenciaa través de un lenguaje portador deesas sianificacio~

Allí donde ÚI trrIicJ6n de RJttJ

Hoyworth fue leída como un univer­so fielmente representativo, Pigliapropone sucesivas aperturas. Dondese leyó realismo costumbrista, propo­ne un lenguaje que se cierra en supropia significación y que no se vuel­ca al pequeño mundo de provincia.Donde se cierra la lectura a un signi­ficado único aparece un lenguaje queniega la universalidad de un códigounívoco; donde le lenguaje se abreal exterior para mencionarlo, Pigtialo cierra para borrar la escritura yarrancar el único Usecreto" que elrelato quiere "representar": el len­guaje, escenario donde el unarrador'pone en escena' la comedia de suautobiografía".

Nicolás Rosa escribe un Borgesdonde el laberinto deja de ser evoca­do corno referente mítico para cons­tituir el espacio en que se .ordenala significación de la obra borgeana.En UBorges o la ficción laberíntica"se muestra como el laberinto es lametáfora a la que reenvía su escritu..ra, el que muestra el u revés" de ese"secreto" a que aspira convertirSe laliteratura como arte. "El laberinto-sostiene Rosa- es el escándalo 16gi­co por excelencia: es una coso urdidapara atrapar V sobre todo para atra­par a quien lo construye". Escándalológico que señala el papel descentra­dor -revolucionario- de la narrativade Sorges.

Influido por Blanchot, la idea de"espacio literario" regresa una y otravez en el. ensayo de Nicolás Rosa. Ellupr que aspira OCUpM la obra lite­raria es un vacío, no reemplaza anada, no ocupa el lugar d~ .otro dis­curso "El que escribe un libro -elque combina palabras-lo escribe porel deseo de llegar a ese centro, dellenar ese vacío". La reiterada afirma­ción de ser literatura destaca el valorde la obra boraeana; su existencia esuna remisión incesante a otroS textos.En la horizontalidad de un primernivel sintapnático lesible, el de un"relato donde se percibe su propiaelaboración", Rosa señala el otro yverdadero texto a descifrar: el deuna "lectura vertical donde se inscri­ben las analogías, las corresponder¡.das, los entrecrunmientos concéntri­cos". El ordenamiento de un lenguajeque intenta mostrarse transparentepresupone la posibilidad de reconocera través de él, un mu~do cuya apa­riencia engañosa pretende ser mostra­do como natural por la ideologíaburguesa. Verificar la existencia deeste segundo texto que utiliza alprimero -el aparente- como meropre.texto, es denunciar la falencia deun pensamiento (un lenauaje) quepretende instituir tomo verdadera lametafísica que encierra.

El texto de R~ -momento másde una infinita producción- recono­ce la huella de Borps, quien a su vezdelata las huellas que lo constituye,en una trama que se desdobla y seintegra permanentemente y en cuyasmallas se construye 'ste. mi propiotexto.

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Polémica

BORGES y LA CRITICA

Respuesta de Bias Matamoro

En el NO 26 de Los Libros apare­ce un trabajo de Nicolú Rosa quehace espKial referencia a mi libro.En principio, rlavepndo cual hoja enla tormenta, el art(culo de Rosa meimpresiona como serio y flemático,al mar." de los ex abruptos perio­dístiéos que mi libro me causara.Aparte de eso, me motiva a escribir,por una parte, subrayar a1aunos erro-res de discurso; por otra, -demarcar ysubrayar el enfrenWniento ~n­cial entre el formalismo dentificistade Rosa.y .. 10.... yo.............,que serIa sociolo¡la del conocimien­to a partir de la textualidad literaria.'Se trata de bajar la persiana y chocar,como para que los chispazos iluminenla noche de las ideoloBlas.

El problema axial es Si se puede ono practicar lo que Rosa llama unalectura tlru'" de~ A los cr(ti­cos de izquierda. Rosa hos achaca elque no podamos ciar cuenta de Sor·lBS describiendo el funcionamientode su obra y el que hapmos unacrítica de oposiQ6n ideol6lica. Estonos invalidaría, tanto a los ejecutorescomo al método. Chocolate por lanoti. Es daro que nadie se propo­ne una lectura absolutamente real deni"IÚn texto, porque la realidad noha lIepdo ¡ su punto de absoluto,ya que la historia se mueve y el mun­do siaue andando, y que, fuera deella, Mdie dispone de un punto devista absolutiudor, como no seadios, con quien no contamos parael caso. ni Rosa, ni yo, por lo menos.

Atenei6n,entonees. no\ vayamos aponer a ~ Ciencia (la ciencria de laescritura, por ejemplo, la ..amatoto.Ifa, o la semi6tiQ, o cualquier otratentativa pMKida) en el lupr dedios Y le vayamos a conceder la falazplenipo~ia lf'OSIOIóIica como pa­ra que eN cuenta de objetos que esúnen la historia, donde todo es vaMne inc:onclusi6n. Toda c~ lo esporque dispone de un rMtodo, de uncampo objeta) Y de procedimientosde _ Si la historia delobjeto que la cienca estlICÜ -en el

caso: un texto- no se ha terminado,habrá que esperar la conclusi6n desu vida histórica para opinar de lavalidez de la disciplina, cuando todaverifICaCión sea posible por estarconcluso el número de materialesverifICables. En este sentido, ni elfreudismo ni el marxismo. que Rosallama ciencias modernas. ·han podidotodavía demostrar su validez de dere­cho ~omo gles, lo cual no empece aque funcionen científicamente, peroen el plano del provisoriato ideol6si­GO. En .f~, tmto Marx comoFreud,· en oposici6n..a tu cUsicasfilosoffas del IOSOS, proponen unsaber que culmina en la praxis: laliberación del hombre alienado, lacura del hombre enfermo (o de lasociecMd enferma, 5elÚn plmteos ¡c­

tualiudores). Mientras los presupues­-tos di dichas praxis no se hallencumplidos (la liberación de los aliena­dos, la cura de los enfermos, hablan-do mal Y pronto) no podremos tenera la .vista la práctiu que valide yeN ~ta del derecho de aquel~

dos teorías.

Por lo tanto, toda lectura de Hor. o

,ps, tocR lectura de cualquier textoque aún sea. ~ble de relect...as dife­renciales con -respecto a lecturas an­teriores (lo que Roland Ibrthes IIu\a"texto leaible" en SIZ. Seuil, París,1970. p. 11), es lectura provisori&,no plena, susceptible de lecturas im­previsibles que reescribirán pluralida·des de sentidos diagramados a travésdtI dempo histórico. Y, puesto quetodo suieto lector es gmbién históri-co" habri de manej.-se con los c6cfi...p ifleol6licos que funcionan en ~

~~i.. entre. los cuales, el pretendi­~ Q\cJiIo o sistema" de c6dip de ~defttia pura.' O su que el texto esuna realidMt ideolóp;a porque esticonstituido por ~Ies ideoJóli­cos, modos comunicativos preconsti-

tuicIos como tu llama Eco (ú stnIt·turtI_te, JJompiani. Milano, 1968,P. 10), -porque, al combinar los códi­p disponibles, la subjetMdad delescritor -o sea la si....iuci6n ele

la genérica esturctura del mundo his­tórico- se maneja de acuerdo apautas ideológius y porque la escri­tura es una praxis que ocurre, tam­bién, en un escenario histórico, o sea,nutrido de movilidad ideolóCiu. Yatención que me refiero a las ideolo­lías históricas, o sea actuantes encierto tiempo y cierto espacio, deter­minados. A su vez la historia ocurre,como es sabido de sobra, porque elfuncionamiento de sistemu ideoló¡i­cos y c6dilOS de desciframiento noson plenos sino conndktorios. ofre.cen fisuras-de fundonamientoy po-sibRidades de cambio. De lo contra­rio, en la historia no habría incurridonunca nada, salvo la instauración delprimer orden, único y eterno.

Por todo e50. contra la opinión deRosa, entiendo leIítimo entrar a sacoen un texto en buSQ de g manifesta-ción de icIeoIoI(as, pero no de lo queRosa "ama ideoIoaía, o sea la real.combinatoÑ formal, el procedimien­to técnico de que se vale el escritorpara componer su texto, sino de laspautas que ma~ para hacerlo, Yque le son prevas y lo remiten a ~totalidad histórica, Y a las pauw depensamiento -n«esarWnente escri·tas, en a1lUna ~stancia- que estininsaiPQS en los INteriates de que sevale pMa componer (idu de lo Yero­s(mil o de lo inverosímil, Ienp.~nero, permisiones, prohibiciones,convenciones codiflCaE, ete.).

Por el contrano, Roy piensa que~ escritura no es silOO de nada fueRde s( misrm, es un seiialamiento de sí,y que el sipo literario es opKO, osea que no expres¡ Mda, y formal, osu que carece de extensión sustan­cia!. la obra de arte no represenu unsistema de ideoIoILis, sino que esproducto reautado por dicho sistema,..... Rosa. O sea: la historia sequeda en la puerta de calle de ~ lite­ratuQ Yasí c;omo lIepmos del si-.na. ideoI6aioo al acto productiw .­tfstico. no podemos desMelar ·cbWc·ticalninte el Qlftiño. porque ser(¡c:onfundir dos objetos .de ciencias

--

distintas. Se sustrae, ISí, la obra dearte a la totalidad histórica convir­tiéndola en una estruaura formaldotada de notas espec(flQS: es latextualidad. Por eso es que resultaimposible, en la I(nea de Rosa, practi­CM una lectura totalizante de cual­quier texto, ·ya que el mundo de sucientificismo es un mundo de objetossepuados, intocabtes entre sí, decompartimientos estancos. Esto, paramí, es un claro proceso de fetichiza.d6n, ya que se sustrae al mundohistórico un· objeto que ha sido pro­cIucick» en el mundohist6rico, _ loroda de un bilt de indemnidades, deuna muralla de abstracciones. Y se 10detiene en el puto momento del en-sf,o sea que se lo tra13 como si fuera unfen6meno de la naturaleza.

Si la escritura • produce ele acuer­dO a pautas kJeoI6Iicas, ¿c6mo no vaa tener la impronta ele dic:has pau­ta? ¿Dónde estn, entonces, la ideo­IoBfa, si no es encarnada -en los pro­duetos confeccionados de acuerdo asus dictados? A menos que hapmosde las ideoJoIfas una cosa en si dis­tinU de 1M deInú, Y la remitamos aun plano 0ftt0I6Iic0 particuW, porejemplo el campo obje~ de l8Il

ciencia .... la teorfa aeneraJ delas icIeoIoIías. Con lo cual, ele paso,la sustraerí-.os nuevamente a

O

latotalidad, o sea a a historia.

Este es el esquema del desacuerdo.Pan m( la esaitura es la conductatexbal de un sujeto hist6riumentecondicionado. A'IeerIa, leo con ...timidacl el mundo hist6ric;o en queestamos, él y yo y todos. Para Rosa,en cambio. el texto es una suerte elerecorte fenomenoI6sico practicIdoen ~ realicbd. del que es ¡",ftimoapartarse como campo de Ietbn. Escomo un .-otilO caído en suelo te­rrestre: no es rilido aplicarle lasleyes estudias· Por la quíMica delplaneta.

En SUIftJ: acepto el sambenito eleideoI6aioo que Rosa le cueIp a Mitra"', pero recftazO su _peycntiva. Al tiRa.· de la historia delos textos de 8cqes ...... si ~

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ciencia era la suya o la mía. Mientrastanto, a su ideología yo respondo conla mía. Y aqu í, por familiaridad, otroproblema, o sea el de las valoraciones.Para Rosa, mi concepto de la litera­tura es burgués, conservador y reac­cionario porque manejo las ideas deobras grandes y pequeñas, como silas categorías abstractas de grandezay pequeñez fueran inventos de laburguesía. A renglón seguido se ponea actualizar la cosa sacando a relucirel hecho de que las obras tienen máso menos significantes, lo cual tam­bién implica la posibilidad de la gran­deza o pequeñez en las cantidades,por lo que se ve que no andamos tanlejos. El problema es ver lo que seasignificante para una ideología. a par­tir de la producción que está someti­da a las pautas de la ideología con­traria, porque lo que para una es laverdad y aun la culminación de 105

·tiempos, para la otra es mitología, yes irremediable tomar partido poralguna de ellas, desvalorizando a lacontraria, .0 inventar una tercera,desvalorizando a las dos a la vez. Co­mo se ve, en mi perspectiva, el tanvapuleado voluntarismo crítico a quealude Rosa es ineludible, y me pareceabsurdo pretender que el hombre deciencia pueda estar, en estos camposde lo histórico, au dessus de la melée.

Lo que ocurre con Rosa como contodos los cientificistas, es que prac­tican una disciplina gobernada por laspautas del racionalismo predialéctico,para el cual el respeto por el objeto(cuyo meollo es incognoscible, es­catol6gico, noumenal, cosa en sí,campo de la metafísica) es primor­dial, y, por lo tanto, juegan en elterreno de eso que los viejos llama­ban las ciencias positivas. Mejor seríallamarlas ciencias fenoménicas racio­nales, ya que se ocupan, no del obje­to positivamente real, incognoscible,sino de lo que la razón puede ordenar,con ayuda de la categorética, en elnivel de los fenómenos. Por eso sealzan contra aquello de que la cienciacrea su objeto tomando por tal un '"reflejo, produce su objeto, borra lainmediatez objetal, la tacha, la niega,la destruye, se ocupa de fantasmas,etc. Chocolate, más chocolate. Si esoes el A.B.C. de la dialéctica, discipli­na negativa, que destruye la cosa paralIepr al concepto. Si. querés saber loque es una manzana, como dijo elchino, cométela. Cuando lo sepas, lamanzana ya no existirá como tal,como dato natural. Lo propio de lainteligencia es transformar, saber pormedio del producir práxico, saberde lo ausente, afirmar negando, etc.Justamente, cuando examina misfuentes, Rosa censura todas las queremiten a la dialéctica (Piaget, Bache­lard, Goldmann, Marcuse, Hegel) y aSartre y a Marx los deja porque tie­nen que ver, además, con ideologíasde clase y sicoanálisis, mediaciones',y antropología concreta. Aquí meparece' observ.ar un error basal de sulectura: Rosa, si ha leído bien y noes inlenuo, como lo demuestra suprobidad verbal, no puede prescindir

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de ver que mi relación con el objetotextual, es una relación dialéctica,así como la suya es racionalista clási­ca (no me atrevería a llamarla bur­guesa porque es un golpe bajo y por­que hay muchas pautas culturales delpensamiento burgués como, justa­mente, la dialéctica y la crítica, apro­vechables por un aparato de pensa­miento revolucionario) y parte de lapositividád. Para Rosa el objeto essiempre ser-en-sí, que es lo que esy no es lo que no es. Para mí, por elcontrario, el objeto debe serdesqui­ciado de su ensimismamiento, debeser lo que no es y no ser lo que es.Así un símbolo denuncia una censu­ra, una censura denuncia el principiode realidad y éste al poder en unaestructuración poi ítico-social deter­minada, etc. Un cuchillo en un cajóndeja de ser lo que es para convertirseen síntoma de funcionamiento de unsistema social basado en la cimenta­ción inconsciente de la culpa y elcastigo. Para Rosa, en cambio, lafunción cuchillo, la función cajón,etc., estarían inmovilizada~ por unmero vínculo de estructura, en elcielo constelado, de las cosas en sí.

Es claro que mi aporte no apúntaa la crític;a literaria, sino a la socio..logía y a la historia de la cultura. Yes voluntarista, ideológico y militan..te, si querés, y el diablo me guardede que np lo sea. Porque la sociedadque estudia la sociología y la historiaque estudia la historiografía son cosasque estamos haciendo todos los días,ideológicamente, todos los hombres.De no ser así, toda ciencia del hom­bre sería. una robinsonada.

Esto· es lo que quería aclarar (oembrollar) en términos generales. Pe·ro creo que, aun admitiendo el plan­teo de Rosa, su lectura tropieza co~

errores que me permito enumerar acontinuación:

10) No es cierto que yo califiquea la literatura de Bo.rges como fantás­tica. Las elisiones que yo estudio enel texto borgiano están determinadaspor el funcionamiento de censurasque provienen, justamente, del prin­cipio de realidad y remiten a él. Laliteratura fantástica .no está en con­tra de la realidad de lo real, sino quemaneja un código de verosimilituddistinto al de la literatura realista:ésta estudia las leyes de manifestaciónde lo real y las articula en un códigoabstracto (lo Verosímil) y luego tratade componer textos de acuerdo aesas mismas normas abstractas. Laliteratura fantástica compone de"acuerdo a códigos deliberadamentediversos de aquél. Atención: no con- .fundir fantasías del inconsciente conliteratura fantástica.

20 ) No es cierto que mi adhesióna modelos teóricos europeos (Sartre,por ejemplo) sea síntoma de depen­dencia ~ultural. Este simplismo meautorizaría a decir que Rosa tambiénpadece de udependentismo" culturalporque reescribe a Barthes,. Greimas,'Kristeva o Derrida y porque utiliza

el español, que es el idioma de losconquistadores y los colonizadores.

30 ) No es cierto que para mí eltexto traduzca una conducta inocen­te con un sentido clausurado, reflejodel comportamiento ,síquico del au­tor en la vida real. Creo, como dije,que el texto es condu~ta de un suje­to, aunque no toda su conducta. Miaplicación del sicoanál isis a la lecturano apunta a sicoanalizar al slljetoreal e íntegro Jorge Luis Borges, paralo cual carezco de material protocolar(anagnosia, entrevistas, observacionesgestuales, escritura no publicada, etc.,etc.), pero tampoco creo que el actode escribir sea suficientemente mági­co como para sustraer a. quien escribede su subjetividad y ponerla entreparéntesis por el mero hecho de que~ inserte en la construcción objetivadel lenguaje. Y tan poco inocenteconsidero la conducta literaria deBorges que la totalizo en el mundode las ideologías, tomando partidopor la ideología contraria, aun en loscasos en que la pauta ideológica fun­cione en·Borges no como ideologemaexpreso, sino como sustitución.

40 ) No es cierto que utilice ética­mente las categorías descriptivas delfreudismo. Las utilizo como descrip­tivas que son y las totalizo, con elauxilio de otras mediaciones, políti­camente. Y esto está dicho bien clara­mente en la página 135. En cuanto ala valutación ética, doy una explica­ción del principio de realidad (lasociedad) .como ~strador y autorita­rio, lo que no puede ser tomado, pre­cisamente, como una valutaci6n po­sitiva (página 140).

so) No es cierto que yo califiquea Borges de castrado y mutilado sinacudir a ejemplos tomados de suescritura: si Rosa releyera atenta·mente de pág. 21 a pág. 50 me daríala razón.

60 ) No es cierto que rechace losaportes freudianos en cuanto al cam­po onírico, puesto que analizo elcontenido del sueño de varios perso­najes borgianos (un ejemplo: pág.30). Lo que no analizo, obviamente,son los sueños de Borges porque nome los ha contado, y porque se trata­r(a de datos extratextuales.

70 ) No es cierto que utilice a Jung(no está citado ~i referido unakllavez en el texto). A Eliade sólo tomofenomenólogo de lo religioso, y I~

digo expresamente (pág. 67). A LEvYBruhl,. como autor de un mocllloideológico aún válido, más allá de susprejuicios positivistas.(pág. 125)tt,Noes cierto que no cito a Freud (pá..72).

80 ) No es cierto que desestimo lainterpretación de las "lagunas" tex­tuales propuesta por Freud. Precisa­mente, todo mi estudio sobre las eli­siones (no elisiones del mundo romopretende Rosa, sino elisiones de ele­mentos discursivos que son tachados

por la censura y van a parar al incons­ciente por la sublimación o la simbo­logía) está basado en la detectaciónde esas lagunas: reléase de pág. 76 apág. 11.1.

90 ) No es cierto que el estilo depensamiento de Barges, que yo pre­tendo demostrar es acrítico, infantil,mítico y arcaico sea descriptivamen­te aplicable a cualquier texto. Estedicho de Rosa raya lo absurdo. Ade­más, yo lo totalizo como rasgos dedefensa neurótica (a nivel de lo s(qui-col y. de aceptación de la autoridad(a nivel político).

100) No es cierto que yo adhieraa la concepción logocentrista de que .el pensamiento es anterior a la escri­tura, desde el momento que mi aná­lisis se limita a ejemplos rigurosamen­te escriturarías y a sistemas de pen­samiento igualmente escrito. El pen­samiento es en el lenguaje y no fueradel lenguaje ("La-lengua comunica laesencia espiritual que le corresponde.Es fundamental saber que esta esen­cia espiritual se comunica en la len­gua y no a través de la lengua" diceBenjamín en su idealístico lenguaje,"Sobre el programa de la filosofía",Monte Avila, Caracas, 1970, p. 140).Tampoco es cierto que identifique alautor con el narrador, como expliquéa propósito de la utilización del freu­dismo. Y tampoco es cierto que yoelisione o elida la textualidad deBorges, por dos razones: porque todami fundamentación son textos deSorges escrupulosamente citados, y ­porque Rosa confunde negaci6n dia­léctica con sustitución elisionante.Si después de esto se puede tachar ami crítica de solipsista porque hetraducido el lenguaje mítico a len­guaje histórico, habrá que modificarla acepción de solipsismo en los dic­cionarios de filosofía.

11 0 ) Finalmente, no es cierto queyo haga callara los significantesbargianos para imponerle los míos.Lo que ocurre con la obra de Borles,como con cualquiera en la que clara·mente opere una ideología, es que,desde la 6ptica de la ideología con­traria, es urgente denunciar I~ que elmito deforma en la significación, co­mo bien explica Barthes, citado en lacontratapa. Y en eso tiene raz6nRosa al decir que tacho y borro laobra) imponiéndole un sentido, elcontrario al prop~esto por la escritu­ra borgiana, pero calcado sobre él.

La alternativa es de hierro. ¿Quéhacer? O caer de rodillas ante la rea·lidad y poner la oreja sobre su flujopara oír las voces del ser que miste-riosamente se acerca a la percepción,y entonces hacer lo que Rosa propo-ne ("EI filosofar estructuralista es, ala vez, práctica del ordenamiento yfilosofía del orden" dice Jan Broek·man, Strukturalismus, Albert, Mün­chen, 1971, p. 159) o afiliarse alPartido de la oposici6n a lo real yacerurse al saber por el neptivocamino de la praxis transformadora.

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Contracríticapor Nicolás Rosa

IIA partir de Freud comenzamos B sospe­char lo que quiere decir tlSCuchBr, por lotIInto, lo que quiere decir hablar (y ~lIar­

seJ: COmtlnZamM a sospechar que ese••qu.... decir" de' habl. y del elCuchardacubre, I»jo la inocencia de la ¡JII'abrahllblada y tllCuchllda, ,. profundidlld deun segundo discuno, completa"",nttl dis­tinto, e' dilCUrm del inconsciente". LouisAlthusser. P.. ..... El Cllpital. México.Siglo XXI. 1969.

La refutación merece una contra­refutación. Una dudá previa detu­vo nuestro movimiento inicial deponernos a escribir inmediatamente:o el autor asumía conciente y legíti­mamente la defensa de su libro frentea una crítica que oscurecía y paree­lab~ .las propuestas del mismo (cosaque no descartamos de entrada y quenos llevó a una nueva y paciente lec­tura), o el autor elaboraba una sobre­teorización motivada por la críticay eliminaba el libro como objeto dereal pertinencia. En realidad la refu­tación de Matamoro oscila entre estasdos "intenciones": señala posibles"errores" del discurso del crítico y"teoriza" sobre la crítica y la Cr ítica.Si no ¿cómo justificar que la teoriza-­ción emprendida tenga tan poco q~e

ver con la obra? ¿Cómo entender laesquizoide dicotomía que divide eltexto: por un lado la "teoría", porel otro los "errores"? ¿Debemosentonces sostener taxativamente quela "teorización" no tiene nada quever con el libro y que es el productoa posteriori de una reflexión" queintenta marcar al crítico? Es proba­ble. De hecho la teorización pareceinducida por la crítica al libro másque por la actitud de defensa: está"contaminada" por la crítica mismay aunque aparezca como "distancia­miento ideológico" se realiza comouna opuesta adhesión: un claro movi­miento de transferencia de la escri­tura crítica. De ahí que los acuerdosaparezcan -mínimamente, es cierto­aunque se enmascare como desacuer­do. Para que todo quede bien claro:si la refutación intenta -inconscien­temente- revelar acuerdos no implicanecesariamente que los acuerdos exis­tan.

La lectura de un texto es siempresu reescritura y la escritura de su

LOS LIBROS, Setiembre de 1972

crítica -de la Crítica-. Una lectura"real" de Borges (y reivindicamos eltérmino) sería -en legalidad- unalectura productiva: es decir aquéllaque daría nacimiento a una escrituraque abriese un campo "nuevo" deposibilidades a la lectura no sólo deBorges sino de todos los textos de laliteratura. Cuando Matamoro hablad~ texto y de escritura está claro queno entiende bien lo que quiere decir:por un lado el texto aparece comola suma de los contenidos (gráficosy "mentales") del mismo, y por elotro, la escritura sería la conductade un autor. Entonces es evidenteque no se ha entendido que la escri­tura es Ureal" (y 'el texto como exten­sión no sólo sintagmática sino para­digmática de esta escritura) pero noes un producto-real-cosa: No se haentendido que la escritura es unaproducción formalizada y que el po­sitivismo consiste, precisamente, encreer en la realidad de los signos yde sus contenidos (pues, en verdad,¿cuáles son los "contenidos" de estossignos?~seríamosformalistas enmas­carados? ) y no en una formalizaciónnecesariamente abstracta (por oposi­ción a la materialidad fónica) regidapor sus propias leyes producto delconocimiento y como tal objeto real"de conocimiento. ¿Por qué entoncesasumir una nueva nomenclatura paravaciarla de su "sentido"? ¿O es en­tonces patente este movimiento decontaminación inconsciente que seopera en la teorización de Matamo­ro? ¿A qué tiende la escritura delcrítico cuando dice escritura (o tex­to) sino a acercarse a la cr itica quelo ha controlado? Rigurosamente,Matamoro debió trabajar su propiocampo: y la nomenclatura es impor­tante, tan importante que es lo fun­damental. Si Lenin otorgaba tantaimporta~cia a la línea de demarca­ción entre las ideas verdaderas y lasideas falsas -como hecho político~,

es el momento de establecer una ce­rrada línea de demarcación entre laspalabras verdaderas y las palabrasfalsas: saber claramente dónde seestá. Por supuesto: Matamoro podráargüir que su "contenido" es tan"explícito~' como lo pretende; peroyo no señalo eso: sino el "contenidolatente" de su escritura: aquello quedi~e sin querer decirlo. (Nota 1).

¿Qué quiere decir el discurso de

. Matamoro cuando habla de "ratio­nalismo predialéctico"? Dice esto:Rosa se ubica dentro de un raciona­lismo positivista ~(siglo XIX) mientrasque yo (sartriano) me ubico en elimperio de la razón dialéctica (sigloXX). Pero, en realidad, ¿no querrádecir que Marx se ubica en el sigloXIX y que Sartre es realmente unasuperación del marxismo? Es posible.¿No querrá operar una defensa por lanegación oculta? La reacción clásicafrente a una denuncia frontal deidealismo es considerar al discursooponente c"omo positivista. Es posi­ble.

Ahora, a la luz de nuevos elemen­tos es posible decir del discurso deMatamoro que no sólo reivindica elidealismo sino que su apoyatura esel historicismo (una nueva maneratambién del idealismo que diluye larealidad en el "vaivén" y la uincon­clusiónn de la Historia). ¿Cómo sos­tener SI no que el marxismo y el freu­dismo actúan en el provisoriato ideo­lógico pues todavía no han confirma­do su validez de derecho en el campocientífico? Primero, validez de dere­cho parece estar remitido a la com­probación experimentalista de susprincipios: la liberación de los aliena­dos (Marx), la cura de los enfermos(Freud) (esto es sencillamente desvia­cionismo reformista) V se remite a unfuturo incierto la realización de estosprincipios. Segundo, si Matamoromenciona a Bachelard, así genérica­mente (debemos ser honestos: men­ciona el Psicoanál isis del Fuego en ellibro y a Bachelard (en general) enla critica de la crítica) y lo .conectacon la dialéctica se tiene todo elderecho -y la inocencia- de suponerque Matamoro cOQOCe la episte~

logfa bachelardiana. (Nota 2). Enton­ces ¿cómo ensamblar Bachelard coneste criterio historicista de la cienti­ficidad del freudismo y del marxis­mo? ¿O es que el prejuicio idealistay positivista le hace creer a Matamoroque la ciencia acaba de constituirseen bloque cuando se cumple el prin­cipio de la verificación empirista?La cientificidad del marxismo y delfreudismo están fuera de toda duday sencillamente porque han abiertouna nueva zona de conocimiento delhombre y del mundo, elaborandoinstrumentos de transformac~ón,

emergiendo de la ideología pre-cien-

títica para instaurar un campo cien­tífico nuevo mediante una rupturade orden epistemológico. A partir deall í operan como ciencias" más allá delas posibles ideologías que generen.¿Es legítimo, entonces, señalar como".resistencias ideológicas" al trabajoteórico-eientífico las argumentacionesde Matamoro? Es posible. Esas resi~

tencias se revelan en diversos índicesy en uno en particular: la confusiónentre objeto de conocimiento y obje­to "real" que lo lleva a creer que laliteratura de 80rges es esa "realidad"de signos gráficos que poseen unsentido unitario y que determina sucamino de interpretación anal {ticacomo una verdadera lectura "vulpr":una lectura precisamente verticaldonde detrás de cada sintagma verbalasoma un s(mbolo congelado, lecturaemblemática contra la que se defen­dió Freud. (Nota 3).

Debemos aceptar entonces queMatamoro no ha "leído" a Freud:no ha u~uchado" lo que la escriturafreudiana dice ensordecido por el"ruido" de la ideología, (Nota 4), noha sabido reconstruir en su trabajocrítico el principio básico de la inter­pretaci6n que reronoce en la.fantasíaonírica esa particular repupnciaa expresar un objeto con una ¡ma."correspondiente. No hay una "simbo­logía" freudiana (ver refutación 8:otro lapsus), hay un trabajo de sim­bolización que opera por sustituci6nde significantes: actividad no repro­ductiva sino productiva. Por lo tantono hay que reconocer figuras de in­terpretaci6n que realizan funcionesidentificadoras (lo que sería propia­mente ideolÓlico) sino "conocer"produciendo el objetD de conoci­miento: creando el texto mediante lalectura: reconstruir la producción delsentido operando sobre el discurso yno sobre el sujeto, puesto que siaceptamos que la obra es homóloga o"traduce" el discurso del inconscien­te opera, entonces, como ., conoci­miento no sabido por el sujeto. Novale la pena interrogar al sujeto; hayque interrogar al discurso. Pero sipersiste en nosotros, oscura o clara­mente: ideológicamente, el suj.etoabsoluto hegeliano es tarea casi im­posible o vana: siempre nos remitir.....mas al sujeto enunciador, o mástotalitariamente al "Borges real".

¿Qué funciones -te6rico-políti-

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cas- cumple el reconocimiento deun texto? Ninguna. La crítica deoposición ideológica (Nota S) (queMatamoro confunde con una críticafuera ae la ideologia) no puede pro­ducir nada, no puede producir críti­ca. Estamos instalados tácitamenteen la ideología -más precisamentela ideología nos instala- pero pode­mos salir de ella mediante una opera­ción científia. Si no existiera estemovimiento dialéctico la ideologíaaparecería (yen realidad aparece asíen el sistema de Matamoro) comoproducto de una fatalidad hist6ricasólo atribuible a una realidad natural.Oponer una ideología a otra no es,a priori, un método desdeñable sólosi está sostenido por una teoría quefunde ese método. Si queremos veri­fiCM una ideología en un texto debe­mos contar previamente con unateoría científica de la textualidad:de esta manera no correremos el ries­10 de oponer el "desconocimiento"a nuestro ureconocimiento" identifi­cando -aunque medie la oposición­dos elementos supuestamente cono­cidos pero que en realidad sólo hansido localizados, mostrados, con ungesto más Uteatral" que ureal". (Nota6).

Esta crítica del sólo mostrar (reco­nocimiento del Edipo, de la esce~

primordi~l) produce desconocimien­to: vemos el Edipo pero desconoce­mos su dinámica real, vemos el "coitoparental" pero no su producción:actúa elípticamente pues suturada altexto no se desprende· del texto ynos deja en la il"orancia de aquelloque se realiza como i¡norancia en eltexto: el Deseo.

Leer en un texto todas las signifi­caciones potenciales (las propuestaspor el texto) y virtuales (las lenera­das por la mirada del crítico) formaparte de una historia de la crítica.Reconocer esta· historia es precisa­mente admitir que no hay una lectu­ra última y s( lecturas "históricas".y sostener que no todas las lecturasson hist6rps, como no toda la cro­no1os(a es historia, es admitir qUehay lecturas ufalsasti y lecturas "ver­daderas". La lectura "inocente" .eslalsa: es una lectura earpdade pre­juicios donde so pretexto de leer unaescritura se leen los prejuicios del"lector". La lectura ideol6gica -aque­lla que lee "con" -la ideololía- esuna lectura posible pero pertenece aun estadio·arcaico de la crítica~ creeleer un texto y lee sus propias resis­tencias y sus propias identificaciones.La lectura que produce transforma­donalmente la escritura del textoapoyada sobre la doble textualidaddel contenido manifiesto y el conte­nido latente es la lectura probable,la única veros(mil, aquella que levan­ta la sutura del sujeto al texto y nospermite verificar el pasaje de los sen­tidos de la ideoloala que lo estruc­turan.

No esú suficientemente elaboradotodavía.el aMlisis del proceso de laproducción estética dentro de una

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perspectiva marxista. Las posibilida­des son más claras con respecto a lacrítica que, ~n cuanto tal, se inscribecomo una pr~ctica signifiunte espe­cífica que sobrepasa la mera valora­ción, descripción, ubicación, de lasobras-productos para instaurarse en laproducción del conocimiento a la parde cualquier otra actividad crítica,es decir paralelamente a la prácticateórico-científica. Como práctica so­cial está sumergida en la ideología yproduce ideología, como prácticateórica tiene como función poi íticadesarmar la ideología para contribuiral conocimiento del saber: es funda­mentalmente histórica pues no agotael saber. es fundamentalmente cientí­fica pues produce saber, es funda­mentalmente política pues debe pro­ducir el saber real que contribuya a·la ruptura de las ideologías que sus­tentan, confirman y legitiman el con­trol de los medios de producción enla sociedad capitalista.

El discurso crítico y el discursorefutativo de Matamoro son produc­tos disímiles (uno ope,a sobre Bor­ges, el otro sobre la crítica) perocoherentes: son discursos monológi­ros y taxativos que transgreden laubicuidad inmanente de todo discur­sO -su propiedad de reflexionar sobresí mismo, de dialopr- trabajando enla censura y la interdicción: se asien­tan en la afirmación y la negaciónromo ejes sistemáticos reproductoresde ideología. Intentaremos en loposible levantar esa resistencia con-testando a sus negaciones. Tal vezya sea hora de aclarar que los reite­rados "posibles" sólo intentan ser lacontracara de los tantos uno es cier­to" con que Matamoro afirma negan­do. uLa negación es una forma detomar conocimiento de lo reprimido,y en realidad equivale ya a un levan­tamiento de la represi6n, aunque no,por cierto, a una aceptación de loreprimidou dice Freud. (Nota 7).

-Es verdad que Matamoro nohabla de literatura! fantástica conrespecto. a Bor¡es. Reconozco nohaber precisado con exactitud surnarlinalidad a este respecto: mi in­tenci6n era dirilirme a otros críticosde Sorges que explícitamente hansostenido esta tesis. Se desprende,creo, de la totalidad del trabajo puesme ocupo extensamente de este pro­blema al referirme al valioso análisisde Noé Jitrik frente al cual yo mar­caba nuevas propuestas. Sin embar­go creo que Matamoro se' extralimitaal atribuirme una probable confusiónentre fantaseas del inconsciente yliteratura fantástica, y lo creo pordos motiVos: primero, no hay en mitrmajo ninguna afirmación explícitao implícita que lo confirme) segundo,la relación fantasías del inconscien­te-literatura fantástica no me parecedesde el punto de vista psicoanal íticode ninauna manera desacertada (porotra parte le reconozco la paternidaddel .uerroru y sobre los errores esposible construir nuevos caminos a laciencia, sea6n sostiene Bachelard).

En la imposibilidad de sostener másrigurosamente este parentesco lo re­mito a T. Todorov: Introduction a lalittérature fantastique. Paris. Ed. DuSeuil, Col" Poétique, 1970, págs. 166­170 Y a un valioso trabajo de JeanReboul: Sarrasine ou la castrationpersonnifiée, en Du Mythe au roman.Les Cahiers pow I "Analyse..No 7.Mars-Avril. 1967.

- Sí, es cierto que la adhesión amodelos teóricos europeos (Sartre,por ej.) es síntoma de dependenciacultural. Si Matamoro hubiese leídocon total independencia de criteriomi trabajo (quiero decir con una ópti­ca que le permitiese abarcar el con­junto y la bibliografía) habría adver-.ticlo que me permito teorizar conrespecto a la relación modelos críti­cos/dependencia y sus formas de tras­lación, adecuaci6n y traducci6n, mar­eando, en la complejidad del proceso-tanto diacrónica como sincrónica­mente- una serie graduol en la apli­cación de los modelos críticos. Enesa serie groduo/, en la que nosincluimos todos pueSto que el fenó­meno nos engloba, yo he señaladoclaros índices de relación indepen­diente: la utilización de Goldmannhecha por Viñas por ej. No se tratade negar umodelos" si estos son váli­dos -ni la historia de estos mode­105-: se trata del criterio teórico conel cual los aplicamos. Creo que el deMatamoro.,no b~ta aunque lo pro­clame declarativamente, y por lotanto cae dentro de una inadecuadatraslación (ni siquiera adaptación) demodelos más o menos válidos, perocuya cientificidad es degradada y porlo tanto resultan inoperantes al nivelcientífico y regresivos al nivel poi í­tico.

- Sí, es cierto que el texto (segúnla utilización de Matamo.ro) traduceuna conducta inocente. Yo decía:Ula reducci6n del texto bargiano auna simple suma de contenidos: laliteratura es una conducta psicolólicainocente que plantea de entrada supropio significado clausurado". Alintentar defenderse de esta afirma­ción Matamoro provee nuevos ele­mentos que la certifican: si Matamo­ro reconoce ahora no haber intenta­do un psicoanálisis del sujeto real,yo no podía conocer su intenci6nsino a través de su discurso y su dis­curso dice lo siguiente: el críticoidentifica autor-narrador sobre la ba­se del método biográfiro (vida-obra):la obra aparece entonces como undocumento pasivo que registra loscomplejos del autor. El· crítico pre­tende analizar a Borles: '·sujeto", ceelanalizado", ccel examinado", "el chi­co". ¿Es posible adscribir esta termi­nología al narrador? O bien se reco­noce la falta de control (crítico) so­bre el propio discurso, o más cohe­rentemente se debió asumir el discur­so y reivindicar sartrianamente elmétodo bioaráfico y no renegar deél (Baudelaire.Sartre). Quiero citartextualmente para que no haya du­das: comentando "Parábola del Pala-

cio": "Es decir, el hijo admite elcastigo paterno por la abominableacción de haber poseído, el(ptica­mente, a la madre, y los descendien­tes, entre los cuales el Sorles real.. . . (sic)". pág. 25. Luego de citar"La Muerte y la Brújula" y resumirsu argumento: uEn la fantasía bar­biana, Dios es el padre que castiga ¡

quienes lleguen a saber de su ocultacalidad esencial, la calidad que losdefine como padre, o sea la calidadviril del engendrador. Se habrá descu­bierto el abominable coito parentaly el descubridor será sancionado conla muerte. En efecto, ésta ocurre -enel cuento- en un lugar mitificadode nombre Triste-Ie-Roy, que no essino un solitario palacio laberínticode los suburbios del Sur, en la feo//­dod (sic) el desaparecido hotel LasDelicias donde los Sorces pasaronalgunos veraneos". pig. 26. _uYuTsum protagonista de ctEI jardín..."te Al llegar a un jardín de los referidos,describe Yu Tsum-Borges". Pi&- 27.­"Molinari (emblema del propio Bar­ges en uno de sus aspectos•. :', etc.,etc. ¿Quién es este Sorges a que sealude en cada cita? ¿el narrador?imposible, pues el narrador es unainstancia innominada insaipta en elrelato y' no tiene existencia fuera delmismo. celos Borges", ."el propioBorges", el UBorges real u

, nos autori­zan a recordarle a Matamoro que laidentificación autor-narrador existe.No podría ser de otra manera en unacrítica que es fundamentalmente bio­..ática. Sino: "por cierto que losdatos (sic) aqu( se detienen, porquetodO punto (sic) erótico ha sido ob­viado en los relatos de nuestro exa­minado (sic)". pág. 57. Por otraparte, Matamoro sigue sosteniendoque el "texto es conducta de unsujeto, aunque no toda su conducta".El texto entonces se ubica en el mis­mo nivel referencial que las decJara­ciones explícitas de Sorles o lasaclaraciones de sus bi6grafos queMatamoro utiliza abundantemente(María Angélk;a Sosco, Alicia Jura­do), es decir en material protocolar.Este igualitarismo es consecuente conuna ideololía de la literatura queproscribe la especificidad de la escri­tura regida por sus propias leyes o alo sumo la acepta corno una desvia­ción a la norma (linlÜ·(stica). A partirde all í es imposible considerar la tex­tualidad como una extensión deldiscurso escrituraria cuya sisnifica­ción es el producto del proceso de untrabajo, definido por sus materiasprimas (el lenguaje, los c6diaos) ypor un trabajo productivo, es decirtransformativo de la materia prima alos que se aplican determinados ins­trumentos de trabajo.

La conducta literaria a la quealude Matamoro sigue siendo la con­ducta del sujeto Borps y no laconducta de su escritura que es impo­sible adscribir, sino. inocentemente, aun campo psicoloaista. Lo que poneen evidencia no tanto la inocencia dela letra en Bor¡es cuanto la inocencia

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de la crítica que pretende veriflQf\a.- El posible método de MataMo­

ro estaría explicitado-según él mismonos remite- en la página 1~de sulibro: es una secuencia agreptivamuy difícilmente explorable puessuma autores tan diversos como ~r­

bert Marcusse, Goldmann, Sartres ySebreli. Esta descripción no es peyo·rativa: simplemente es difícil acordarverdaderas metodologías aplicables alos elementos literarios (caso Sartre)con expresiones más o menos vil idas,más o menos genéricas, sobre el com­portamiento del escritor (caso Sebre·Ii, en este texto). Reveamos a Sartreque pareciera ser el autor más clara­mente mediatizado por Matamoro.En cuanto a Goldmann estimo quela cita es una apoyatura pero que notiene nada que ver con la crítica deMatamoro, pues es dable preguntarsedónde aparece la conceptualizaciónbásica de su método entendido comohomología de estructuras narrativasy estructuras econ6micas en la pers­pectiva del método genético estruc·tural. Y aún más: este genetismogoldmaniano, que proviene de Piaget,es factible de crítica. Sartre realizauna lectura ideológica de Freud don·de recae en los errores que tan aguodamente criticó en los marxistas "pe­rezosos" (sobre todo Luckacs). Noexamina toda la gama de escritosfreudianos: extrae de un corpus dini·mico una teoría esÚtica atribuyén·dole al objeto una cualidad de su1eGtura. Al rec:haDr el postuQdobásico lde Freud, el inconsciente, so­bre el que se funda la cientificidadpsicoanalítica, se verá precisamenteentorpecido"para apreciar en la teoríaaquello que es de mayor importanciapara la producci6n literaria. El esque­ma del método crítico de Sartresería el siaulente: a) Momento reare­sivo: se remite a una situación trau­mática fundamental de la infancia.

b) Momento progresivo: que apre­hende el acto (la obra) como sobre­pasamiento(como iibertad) y nocomo reflejo de un complejo, opo­niéndose a la sublimaci6n freudiana.En suma Genet no es la superposiciónde sus complejos: es la lucha en con­tra de sus propios complejos y diezaños de escritura valen un psicoaná­lisis. ¿Qué intenta Sartre? Aprehen­der la totalidad (en este caso parcial)del sentil:io de una vida o de una obra(identificándolas), entendiendo quetoda totalidad es una totalidad des­totalizada: una estructura desestruvturada continuamente por su propiadialéctica interna.

En su lectura de Marx, Sartre"abstrae": 1) La concepci6n de laconciencia como producto de la rela­cl6n material de las ¡fuerzas de pro­ducci6n. 2) La historicidad de lasfuerzas de producci6n y de las rela·ciones que engendran. 3) El condicio­namiento de la existencia del hombrepor la estructura del sistema de rela·ciones de las fuerzas de producci6n.4) El sistema de estructuras y sujerarquía arquitectónica y fundamen-

LOS LIBROS, Setiembre de 1972

talmente se apoyará en el carácterde Qutonomífl relotiva que Marx yEngels señalaron para el funciona­miento de la superestructura jurídico­poi ítica y por ende para los produc­tos artísticos.

El método sartriano se proponepara la interpretación de los hechoshistóricos, de un grupo, de un hom­bre, de una obro. En esta propuestaes verificable uno de los errores bási·cos del método: el concepto de obraparece recubrir todo acto humanodonde se equiparan prácticas socialesy productos sociales.

A panir de estas premisas Sartreestablece el sistema de mediacionespara rescaw la subjetividad que seproduce como proyecto fundamentalen las condiciones creadas por lasociedad: este sistema de mediacionessólo puede ser alcanzado por el psi·

I coanálisis existencial que rescataríala unidad de vida -y sus contradic­ciones-, es decir: una totalidad por­dol dentro de la totalidad hlstóriCiJen donde la ubicaría el marxismo.Este hecho lo lleva a considerar lavivencia infantil que el hombre (au­tor) hace de su clase, por lo tantola (ami/io aparece como un elementoprivilegiado para re~onstruir la for­mación de las estructuras bisicas dela personalidad y sut.elaboración pos·terior (análisis de Baudelaire, de Flau­bert, de Genet). Más allá, o más acá,de las críticas que los althusserianoshan dirigido a Sartre. y alJUnas tanclaRS, precisas y respetuosas comola de Badiou, es dable preJUntarse enqué medida, luego de una atentarelectura del libro de Matamoro, estemodelo crítico es aplicado a Barges.En ese intento de "reparación genial"del marxismo que constituye el Genetde Sartre se hacía un larso y cuieta­doso estudio de la estructura familiar(la crítica de Sartre a la "microsocio­log(a" norteamericana no es tan cru­da como pMece) insertada e'n la clasey -sus determ inaciones a partir de lasfuerzas de producción y de las rela­ciones sociales consecuentes. ¿Dóndee$Ú este análisis en el libro de Mata­moro, el único que le permitiría legl·timar su discurso? El rescate de lasubjetividad pretendido por Sartre,donde ya es posible preguntarse dón·de esÚ la dominante, en últimainstancia, de la econom ía, es aban­donada por Matamoro. El análisis delas mediaciones individuo-praxis his­tórica, ubicadas en una temática glo­balizadora e historicista del "agente"era, de alauna manera como lo reco­noce Badiou en contra de Althusser,un avance hacia la reflexi6n parcialde ciertas distorsiones estructuralescomo problemas del materialismodialéctico. Pero en el texto de Mata·moro ¿dónde se encuentra esta rela·ción indivlduo-praxis puesto que nose reconoce, por un lado, las determi­naciones de clase, y la producciónespec(fica de un texto que justifi·caríala praxis del hombre-escritor,por el otro? Y si Sartre niega lapresencia objetivo-material del len-

guaje como significación para el hom­bre, es porque remite a una concep­ción sustancialista del lenguaje queimplica no ya la idea de representa­ción sino de la reproducción de larealidad. En ese sentido decíamosque Matamoro hace una lectura fan·tasmal de la obra' de Borges: unalectura literal de los significados (eldiscurso articulado por los conteni­dos) pretendiéndose como la lecturade una "intención", o de "un pro­yecto intencional y subjetivo": signi­ficados que sólo existen como signi­ficantes ideológicos de una lecturaque intenta verificar la "profundidad"de un texto en relación a la concien­cia del sujeto y no a la del incons­ciente.

- Creo, y me permito insistir, queMatamOro no sólo rechaza sino quedesconoce los aportes freudianos encuanto al trabajo del sueño. Mata·moro nos remite a la página 30 de sulibro donde comenta " Las ruinascirculares" homologando ciertos sin­tagmas a símbolos emblemáticos:recinto circular = madre, tigre ocaballo = virilidad =paternidad. Noes descaminado preJUntarse qué tieneque ver este tipo de interpretaciónemblemática y determinista con unaverdadera lectura de reconstrucci6nde la relación real de causas y efectos.¿Dónde aparecen aquí los verdaderosconstituyentes del modelo teóricoelaborado por Freud: el desplaza·miento, la condensación. la elabora­ción secundaria. etc.? El nepr estosdescubrimientos fundamentales es loque impide a la crítica de Mata­moro avanzar en el campo preciso aque una interpretación freudiana loobligaba: verificar los procesos de laelaboración onírica en la segundaarticulaci6n de la le"lua literaria. Lainterpretación emblemática no poseeningún valor puesto que detiene lacadena de significantes en un signi·ficado congelado. Una interpretaciónque contemple la teoría freudianadebe considerar el valor, en el sentidosaussuriano del t6rmino, del procesode simbolización (disfraz) en el pro­ceso primario y su ley preferencial,la sobredeterminaei6n, que anula lacausalidad determinista a la que su·cumbe Matamoro. Por otro lado. elcódiSO retórico borglano -ya sedi·mentado en símbolos freudianos quehan dejado de pertenecer al procesoprimario, para insertarse en la "con­vención"- reactualiza una doble aroticulación del discurso literario queha de tenerse siempre en cuenta pMaun anilisis pertinente. (Nota 8).

Matamoro da una fundamentacióndel proceso de elisi6n que analizan:"Allí (en la obra de Borges) la reali­dad no apareu, sustituida por símbo­los literarios y formas málicas quellamaremos elisiones. por referenciaal procedimiento semántico de laelipsis, verbal, que consiste en supri·mir una letra o una snaba y suplan­tarla por un si¡no gráfico" (pál- 74).Si es evidente que la definición deprocedimiento semántico atribuido a

BIBLIOTECA DECIENCIAS DE LACONDUCTACoIecci6n Fronte,.

.J.v HMeyT6ctic:8s de poder deJesucristo Y otros .....,01Seis ensayos del autor de Em.__ en Psicoterapia: El artedel Psicoanálisis, Las tácticas depoder de Jesucristo, El arte.defracasar como terapeuta,EIhippie gentil, ¿Hacia d6nde va laterapia familiar? y El arte de seresquizofrénico.

COLECCION TRABAJOCRITICO

Tzwt8n TodorovIntroducci6n a la li1IIr8turafantllsticaTeoría del género V teor(a de laliteratura. Los cuentos de hadasV la ciencia ficción. Poe, GogoI,Maupasant, Kafka. Historias fan­tásticas, novelas policiales y chi.tes wwbales. El deIeo sexual, eldiablo y la libido. La retigión,la castidad y la madre. El inces­to. La necrofilia y los vampiros.El otro y el inconsciente. Lasdrogas. La aplicación del psio>análisis a los estudios literarios.Freud, Lévi-Strauss, Bachelard.

SERIE NEGRAR~mond~

Viento RojoEn oposición a las deplcnblestraducciones que en general hansufrido sus libros, la excelenteversión de Rodolfo Walsh tr.mite con fidelidad'la eficacia delestilo de Chancller: un estilonervioso V ágil, de sutil construc·ción Hrica V lúcida ironía quese encuentra, sin duda, entre losmás perfectos de la literaturanorte¡¡mericana de este sigio.

REEDICIONES:RoIMId s.tIHIs, CIIJu. S,.mond. TzewtMJ Todoro", CIII»tiIJn Mflz: u lIftIioIotta

ElíleO vercSn: ConductII. atruo·tu,. y comunicacl6n.

EDITORIAL TIEMPOCONTEMPORANEOVi8montll 1463 - 8L AJ.

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Sumerlo N08

Ju. Oc:tavio PrenzI PedroPlnlmo: un. mettJfonJ proce$8/

Josefi.. Ludmerl Nombresfemeninos como asiento deltnJbBio ideológico tm dosnotMIlIS de MBrio Benedetti

AntII Ramal Demonios, lIlIderetro

o.vid .......whital "EIPerreguidor': un modelo PBnJdearmar

WI Sosnowskil Borgtl$ y ,.cMM111, ,. búsqued8 del verbo

C8rIos R. Yujnovlkyl "BoquitllSpintlKJBs" lFoIletlnl

DocumentosLeopoIdo Ma......11 El etlCritorBnte ellengullÍs

EnsayoAlbert Memmil b "i~

impo$ible de FnJntz F8non

C.lIIa de Correo 1172' - Correo Centra'Bu....o. Aires Rep6blica Artentlna

POR PRIMERA VEZ

EN UN TOMO

KARL MARXl. Salario, precio y

ganancia

L1. Trabajo asalariado ycapital

111. El salario

IV. Discurso sobre elproblema dellibrecambio

220 p#l¡Ll S 12,50

edicionesdelsi910

24

la elipsis no nos aparece acertada (lasemántica preceptiva así la clasifica­ría, pero en Lacan se define como"desplazamiento sintáctico" (Nota 9),no aparece como casual que habiendoprecisado "retóricamente" uno losprocedimientos que se intenta verifi­car en Borges, se reprima inmediata­mente la marcha sucesiva que impo­nía esta precisión: la elipsis no esotra cosa que una forma metonímica,una forma de desplazamiento que searticula tanto sintagmáticamente co­mo paradiJlTláticamente. De hechoesta comprobación abría la posibili­dad de acercarse al texto y verificarsu modo de producción, su funcio­namiento, pero queda clausuradadentro del determinismo sustancialis­ta de Matamoro que intenta evaluarlos contenidos y no las formas deproducción donde el "prejuicio realis­ta" actúa como potente barrera ideo­lógica: "El miedo ante las realidadessustanciales de la vida, hace queBorges las elimine mágicamente, yaque no puede superarlas ni destruirlasrealmente. En su lugar pone símbo­los (sic), tratando de que el lectorparticipe de la maniobra y crea real­mente que las cosas elisionadas noexisten, como pretende el propionarrador". pág. 74.

- Sí. En realidad es posible pro­bar en el plano de la más absolutageneralidad que el "estilo de pensa­miento" (pero ¿qué quiere deciresto?) acrítico, infantil, mítico yarcaico atribuido a Borges es aplica­ble a cualquier texto (literario) si nosdetenemos en la simple enunciacióngenérica de los conceptos freudianosque maneja Matamoro: acrítico: enrelación al inconscie,nte: el incons­ciente no juzga nunca; infantil: enrelación a la teoría del juego infantilcomo modelo del proceso creador;mítico y arcaico: en relación a laexperiencia traumatizante elementalque subyace en el "epos" del indivi­duo y en particular .las escenas pri­mordiales (urszene) y la conforma­ción del Edipo. Si por el contrariose hubiese evaluado la escritura comosistema de producción, se hubiera"reconstruido" y no "interpretado",dentro de la perspectiva de la episte­mología freudiana (lectura como re­construcción y escritura como traba­jo) se hubiese podido vincular elparadigma del trabajo del sueño conel de la creación artfstica, entendien­do por ésta- una producción no sacra­lizada sino profana que se instaura apaJ1ir de la elaboración de los datosdel inconsciente en la letra medianteun trabajo retórico que opera sobrelos elementos dellengua;e..~ya articu­lados) y los elementos de la produc­ción retórica: una verdadera produc­ción semi6tica translingüística.

- Es cierto que Matamoro noutiliza a Jun, y que no está citadoni referido en el texto, pero precisa­mente los errores precedentementecitados lo inclinan al tipo de hetero­doxia jUllgiana. En cuanto a Freuddice: "La angustia como contenido

afectivo en una situación real de in­seguridad es viejo tema del sicoaná­lisis, desde Freud (Inhibición, Angus­tia y Síntoma) y Rank (El traumanatal) hasta la psicología genética dePiaget. . . (pág. 72). Este fragmentome confirma: Matamoro menciono aFreud pero no lo cito: citar significaapoyarse sobre un texto determinadopara probar, autorizar o rechazar unaidea, concepto o tesis. Y lo mencionomal, como a Rank. ¿Es que el críticosólo apela a su memoria flotante?Hubiera preferido no descender hastala trastienda del conocimiento adqui­rido, (y este pudor también es facti­ble de análisis ideoI6gico), pero lanegación de Matamoro tan tajanteme obliga a ello: Freud: "Hemmung,Sympton und Anpt" (1926) G.W.XIV. 121. Inhibition, Symptome etangoisse. Paris. P.U.F. 1965. Inhibi­ción, Síntoma y Angustia. México,Ed. Grijalbo, 1970. Rank, Otto: DasTrauma der Geburt. Leipzig, Viena,Zurich. Inter-Psycho. Verlag, 1924.Le Traumatisme de la naissance. In­f1uence de la vie pré-natale sur I'evo­lution de la vie psychique individuelleet collective. Paris, Payot, 1928. ElTrauma del Nacimiento. Ss. As. Pai­dós, 1961.

- El argumento de Matamoro pa­ra probar su "despegue" dellogocen­trismo y para mostrar su "conoci·miento" textual es el mismo: losejemplos son rigurosamente escritu­rarios. Me permito recordarle que losejemplos con los que se maneja lacrítica de textos, la crítica estilísticay la sociológica son siempre "riguro­samente escriturarios". No se tratade la cantidad ni siquiera de la calidad~ "corpus" aducido. Y aquí lafalencia de una crítica empirista sepone en evidencia groseramente. Unavaloración del texto que no tenga encuenta una previa teoría de la textua­lidad no podrá nunca más que acce­der a un reconócimien1o textual ynunca a un verdadero conocimiento,no podrá nunca m1s que mostrar ynunca producir conocimiento crítico,se detendrá siempre en un estadioprecientífico. En suma no se deducede la obra de Matamoro -ni de surefutación- que es lo que entiendepor "escritura" o por "texto" a unnivel teórico.

En cuanto al "logocentrismo" meatengo a la declara~ión explícita delcríti~: "No es cierto que yo adhieraa la concepción logocentrista de queel pensamiento es anterior a la escri­tura, desde el momento que mi aná­lisis se limita a ejemplos rigurosa­mente escriturarios y a slstemos depensamiento Igualmente escrIto"(Sic). (Nota 10).

- Matamoro debe entender, puesesto está suficientemente claro, quela ideología no puede liberar a laideología. Superponer una ideolo­gía que se presupone crítica a otrarealizada en un texto no conduce anada m1s que una negación volunta·rista y sin consecuentias: es un gestoético antes que una acción poi íticae

NOTAS

,. LOI "llIpSUs" son c:etatr6ficos: "nllll8­glndo cuel hoja en .1 tormenta", "peraque dé cuenta de objetOl que .ún en l.histori., donde todo • v.ivén e inconclu­sIón". Tenemos una neta oposici6n: ~clamamos el funcionamiento hist6rico dela crrtica y tranlP8l1lntamos (ocultamos)al irracionelismo escatol6glco de l. histo:­ria. Aqu( l. diltinci6n _ impone: 'a histo­ri. pera ROIOtrOl posee un. 16gic:a férr..detarminad. -debe leerte de-tar-mi-ne-da­por ,. lucha de c'- y l. poMIi6n de 101mediOl de producci6n. A partir de e11(la determinaciones en "!tima instanciason jer6rquicamen. m6ltip," pero .Ican­zan • todas ,. pr6cticas social•• incluso• l. que pueden interibirte dentro de unalImi6tica Iingij(stica.

2. BacheI.rd, GaIt6n: La Formacl6n delIIp(ritu cientrflco. S.. As. Arp. 1948.Le nouveI esprit ICientifiqu•• Paris. P.U.F.1971.

3. "Lo ..nelel de ... procedimiento.que la labor de interpretaci6n no recaeIObre la totalidad del lUello, sino.__~damen. sobre cada ,uno de 101 compo.nan_ de su con.nldo, cbmo si ., lU8flofuese un conglomerado en ., que cadafragmento exigl una "PlICleI determl...el6n". Freud, S. cap. " "La Interpr.tacI6nde 101 1U8II0I" S.. As. Ed. Americana,1943.

4. Polivanov, en "La perceptlon del IONd'une lengu••~. elabora al con­cepto de "surdi. phonolotlfqua": "unindividuo no percibe en une len... extnn­jera 101 sonidCII que no~ ...propio sistema fonol6glco y esto ocurreaün cuando _ le llame especlalmen. ,.••nci6n sobre .1101". La6n RobeI .......la posibTlidad de que en 8Ita Idee _ en-cuentre probableman. al modelo de uneelerta "lUrdi~ ideologique". La Cercl. dePrague. Changt NO 3. Pari.. Seuil. 1988.

5. Y no MgImoI la "noche de .. ldeoIo­g(.... tan OICU'" pera que todoI 101 gItaI

"peIen" por pardos: ". 101 cr(ticos deizqulerd., Rosa nos achaca. • ." Yo hedicho: une crítica autotltulada de izquier­da; Y he marcado -y Ii no lo he '.­quiero hacarlo .xpHelto ahore- l. lar....dlferenci. entre le cr(ta de un Viftal.Jitrlk o Prieto C..nque ... vez ell......"dif.ren....') y ., voIuntarilmo cr(tico deMatamoro no ublc:able dentro de unepenpectlva marxista.

6. E_ "entrar • saco en un texto" debe• .. vez .... analizado: bl'llvemen. d1r(.que encubre une ideoIog(. de l. "clenclab6rbar." que _ ..me como tal pera 11.nar ..s propiot vec(OI, connodndose co­mo poten.. voIuntarista" poHtic:amenteeficaz ("militan." _ da), poniendo .njuego un irreprimible y rÑgico lIIpOnte­ne(emo.

7. Ole V.rneinune. Trad. de luis L6pez811.......01 de Torm. en Obr. Completas.Tomo 11. Siblio1llCa Nueva. Madrid. 1948.

8. Para ... problema ver: Hoffmen,F~ J.Freudianism and tht LI....ry Mind. 1946,cuya empIia rel8f1a haca Ernst Krll en "EIfreudiemo y ,. mente Il.r.rl..•• cap. dePsic:oan6llsis y Arte. S..As. Paid6I, (1966).y Annene l.lIVen: L'Usurpeteur et ,.prétendant. La PlVchologue daN la IItté­l'IItuI'II contemporaine. Pari.. Lettra Me»­darnes. 1984.

9. V.r "L'instance d. ,. Iettre daN l'ln­contclent". Lacen, J. "Ecritl" Pari.. DuSeui', 1888, y Benveni.., Emile: Remar­qu. sur la fonctlon du ........ denIla d6c0uver. freudienne" en Probltmetde Iinguistique ",..... PII'is, Gellimard,1968.

.o.EI subreyado • mío.

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PRIMER AÑOSIGLO XXI

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. CLASES EN LAARGENTINA(1930-1970)

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Marta HarneckerEL CAPITAL:CONCEPTOSFUNDAMENTALES

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El trabajo deHarneckerpropone unriguroso plande lecturade El Capital.El Manual•••,aparecido enRusia en 1929, esun textonecesario.

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ULTIMAS NOVEDADES

LA MESATratado poetl-16glco

George SadoulHISTORIA DEL CINE MUNDIAL

Serge LeclaireEL OBJETODEL PSICOANALlSIS

J. Ignacio FerrarasLA NOVELA DE CIENCIAFICCION

J. Ferrater MoraEL HOMBRE Y SU MEDIO

Gastón BachelarLA FORMACION DEL ESPIRITUCIENTIFICO

sa

IRuego envio de catélogOl einformaciones sobre ias no­vedades de esa edltorlal,Nombre --.._.-..._--

Domiclllo··-··············----··-

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Cine HEROINA:De la Torre

por Horado Prada

al abismo

La novela Heroína ha sido reela·borada para el cine por su autor,Emilio Rodrigué y De la Torre (Sr.Lomoglia Y señOf'rl,· Crónica de unaseñora): el pasaje de lo verbal a lovisual es a la vez un desplazamientotemático ideológico significativo.

Temático: los temas han sido ac·tualizados, partes de la historia hansido sustituidas y/o alteradas.

Ideológico: el acento ha cambiado(de la ironía al drama, de la "dere­cha" a la "izquierda").

La mano (maestra) de De la Torresupo actualizar la ideología de Ro­drig~ para que no faltase nada de loque un público virtual pudiese con­sumir. Con un montaje regular y unafotografía manierista, al estilo publi­citario del golpe de efecto, Heroínava articulando a través de Pennytodos los "chiches" de una seducciónUcil.

Los efKtos de profundidad hala­po a una ideoIosía de Iu medianías,el toque de la canción de Piero hacesurgir -junto con la buena concien­cia- los ¡plausos que asepran queDe la Tarre ...-endió en las i¡enCiasde publicidad (Ver sus comercialesde Renault) tanto o rÑs que Rodri­BU' en sus SO.OOO horas de análisis(Una cifra redonda -leemos en He­roína- sirve para escapar al presente).

De la Torre sabe cubrir el abismoanal ítico (la crisi,$ de una prácticaliberal testimonia) con las superfICiesde una ret6rica que se articula enclimas neoc¡pitalistas, vagamenteidNIiudos, cebo para una clase me­día que se obstina en (creer que elinconsciente no es una cosa de obre­ros. Los obreros -nos instruye De laTorre- discuten sobre el Fiat 600,

. auto ac:c:esible que los obreros viejosno quieren comprar por prejuiciosobrerisUs. pero que los hijos deobreros (ise trata de problema ¡ene­racional, no econ6mico! ) estin dis­puestos a adquirir. Los obreros quefilosofan (tiernamente homosexuales)a la nW\anita chupando el mate(ihay que ver tos misterios de laoraIicad! ). Los obreros que se dedi­QIl a propapndear MMtboro, míen­tras tocan la pitma a la orilla delrro. Los obreros, en fin, ~ sabenque ud¡ puede p¡sartes por.... unrnitne6lrafo si esdn en el~

que saben -como Lanusse- quePerón si quiere puede venir a pelearaquí. Los obreros sin mujeres entre­cruzan sus brazos para manifestar(pacíficos y' en colores) en una cade­na de "imágenes congeladas" sin queningún policía venga a oponerse atan idl1ica manera de hacer política.

Los obreros, para los cuales elsindicato es el equivalente de la tera­pia de grupo para la clase media (laindividual, ya nos decía Stekel, espara la clase alta). Los obreros quesi bien pueden desvirgar a Penny nosaben hacerla gozar porque su amor-al fin- será para un psicoanalista(de Costa Rica).

Transformaciones

Novela (1968) Cine (1972)

Penny Turpin Penny Crespo

Mortimer Leiva

Anal ista japonés Analista de Cos-ta Rica

Discurso de Ro- El Grito Prima-drigué en el rloCongreso

Novela anti.,psi- Novela anti-psi-coIógica quiátrica.

Penny vende ca- Penny vende Si-

sas hippies ble de familia

Ferroviario casa· Ferroviario viu-do do.

A su vez se han eliminado refe­rencias a la muerte de Kennedv y auna exposición del Di Tella sobre elaño 2.000 (Hermann Kahan y laprospec;tiva ya no están de moda):La novela se apoyaba sobre la inst;'tución J.jteraria: Cortázar, Borges,etc. Se sabe que Borges es reaccio­nario y que Cortázar está quemado,por eso aparece la institución "anti·psiquiátrica·' (Cooper está entre no­sotros).

El analista japonés, en la novela,parodiaba Hiroshima. el de CostaRica latinoamericaniza la cuestión,ademis de las nacionalizaciones delos nomtwes.

U doctora Martínez de la novela

se ha convertido en la licenciadaMartínez (hay que darle un lugar alos psicólogos). Rodrigué en el cineocupa el lugar de M. Langer. mien­tras deja su lugar en el congreso psi­coanalítico al terapeuta de J. Lennon(la editorial Sudamérica acaba depublicar sus "genialidades" hidráuli­cas). Para reforzar más el aviso frentea los psiquiatras Penny grita imamá,mamá! y el viejo psiquiatra no sabequé decir: el grito primario, entonces,es la salida a la crisis actual delpsicoanál isis.

Como la censura existe, un abortorelatado en la novela (hecho por unacompañera de grupo de Penny) desa­parece en la película, también cam­bian de tono las referencias a ladroga. usadas por un "psicópata"desalmado.

Al final Penny cura por a'"9.!. elpsicoanaIi5ta de, ¡ropo se . 'porque me (humanamente)b1emas de la protagonista. LpS'·ttcosde Lave Story producen liarimas.Antes, el psicoanalista de Costa Ricale habla a Penny del sueño de lainyección dada' a lrma. Penny piensaque pobrecita lrma, rodeada de todosesos hombres. El psicoanalista creeque Penny sabe escuchar.

La teoría dellfito primario resca­ta (bajo la desaforada extensión dela tópica económica) la teoría de lacatarsis. anulando toda la "compli.cada" construcción freudiana. Freud,por su parte, partió de la catarsis,pasó por una fase intelectualizada-según B la denomina- donde el findel análisis era lIepr a conocer, paradar por fin con una finalidad analfti­ca dialécticamente 'superior; el findel análisis es vencer las resistenciQ5.Pero la resistencia -escribe LópezGuerrero en el primer númerq de losCuadernos S. Freud- es todo lo queel analista no sabe.

El grito primario se propone comouna rqresi6n te6rica: el analista yel paciente resisten juntos, inundadospor el tierno sentimiento humanistade la comprensión y el amor. ¿Resis­ten ""? El sistema (social) sirveIMR reprimir mejor el sistema delinconsciente. Porque hay sociedad(que reprime) no hay inconsciente.El psicoaúIisis. entonces, ha inverti­do las. cosu: una ideolOlía libefaf..

progresista pretende ponerlas de nue­vo en su lugar.

Por lo tanto Herolna no tienenada que ver con el psicoanálisis, sinoque propone una terapia, vagamenteemocional, donde la manifestaciónobrera es homóloga al grupo psicoló­gico, donde la conciencia determinael inconsciente. y no al revés.

Pero el humanismo muere por ellapsus: Penny (la paciente) significacentavo de dólar. pero también algomuy valioso. El nombre del pacientelleva la marca de su relación con elanalista, es decir. la marca del dinero,puesto que alguien paga. PorquePenny (centavo de dólar) no tienedinero para una terapia individual,Rodrigué le propone una terapia degrupo "con un candidato joven"(barato) como es Mortimer-Leiva.Pero Penny cura por IQ más vali059:

,el amor.En la novela. despu~ de convertir­

se en japonesa en Escobar,enloque­cía y viajaba a Japón. Penny (centa­vo de dólar) se hacía japonesa (algomuy valioso, especialmente desdeque los yanquis están en el Japón).No nos equivoquemos: Heroína notiene nada que ver con la antipsiquia­tría (ver Laing: Cuestlonamlento dela familla/LoculTl, cordura y familia).como tampoco tiene nada que vercon el psicoanálisis (ver Freud, eSpe­cialmente en la Metapsicología), nicon la política (basta leer los diarios,aunque se recomienda leer a Marx),ni con el cine (ya se piense en Lahora de los Hornos, ya se piense enGodard).

Heroína tiene que ver con unapregunta que ella misma reprime:tamo ocupar la escena en nombre

•del compromiso, mediante un opor­tunismo político y estético que nonos comprometa realmente? La res­puesta es Herolna: "quizá nos equi­voquemos (nos metacomunica) por­que somos humanos, nuestra huma­nidad es el primer equívoco, porquesomos humanos tenemos derecho aequivocarnos". Pero la humanidadno es dato de hecho, es algo que seconstruye ideológica y teóricamente.Heroína es sierva de la sociedad,porque el ldeol es siervo de la socie­dad. y el abismo esti más allá De laTorree

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Documento

LA FICCION DE LA FICCIONES LA REALIDAD

Este texto ha sido utilizado .por el director de Alianza p8rl1 el progreso, JulioLuduefta, en l. presentaei6n de la película frente al p6blico que "guna v.pudo verla. Se trata de un film .r6tico-polltico. prohibido en ta Argentina,realizado en ti Argentina.

La situaci6n de los cineastas ar­gentinos era desesperante. Ahogadospor la dependencia econ6mica, poJí­tica y cultural, nuestras escasas alter..nativas de realizar consistían en lasumisión a las reglas de un juego en efQue la manifestación de cualquiersigno vinculado con la realidad cir­curdante, por mínimo que fuera,sería condenado al silencio. '

Las consecuencias se instalaron enfilms que los autores jamás hubieranquerido registrar en otras circunstan­·ciIIs· .. ·y que .. I~ .. exhibidor_.con lemisma lógica que los engendra, senegaron a proyectar.

Estas condiciones no han cambia­do. se mantienen exactamente igual.Utilizo el pesado para mencionarlasporque, simplemente, cambiamos no­sotros: bast6 marginarse del sisterr.apara superarlo.

Muchas veces nos preguntan siintentamos transformar al mundocon un film. No. El único que cambiaa los films es el mundo. Pero no. elmundo represivo V alienado cuyosintereses representa· y cuida magní..ficamente la censura. La represiónnunca, ni siquiera indirectamente, haayudado a crear nada porque la crea­ción es acción y la represión, tansó'o una reacción. Antes de que elcine latinoamericano se marginarapara recobrar su independencia, otrossectores ya habi'an elegido la libertaddel enfrentamiento con las formasopresoras.

En los paí. colonizados la ver­dad tiene nom~es muy daros. aun­que no habita sUs pueblos. Tratamosde hallar el método adecuado paraque pueble sus films. En el cine tam­bién existen clases V "Alianza pera elprogreso" pertenece a la de la ficci6n..

Los medios informativos desplie­gan habitualmente infinidad de..nas documentales que ilustran suideología sobre aspectos esencialesde ta realidad. Aparentemente cam­biarIes el sonido y el montaje. alcan­za pera \f8ri. et discurso de estasimágenes y voIvwlas contrainforma-

LOS LIBRos. Sedaaabn de 1972

tivas. Sin embargo, un par de detallesarrojan dudas importantes sobre lasposibilidades de este cine documen­tal: primero, el cambio de sonido ymontaje es un arma de doble filo yaque las tomas pueden ser usadas cons­tantemente en un sentido o en otro;segundo, conveniendo que todo filmes como ~ filma, ese material yatuvo un director y éste fue el sistemaque orden6 su registro.

En la más sencilla de las investiga­ciones científicas. para comprender­un.·~se lo recree. Lafic:ci6nintenta recuperar un proceso paraexplicarlo, descubrir su verdadera es­tructura y ensayar sobre él. las imá­genes recreadas por la ficción tienensonido propio. ya no podrán serutilizadas sino en el sentido con quefueronfilrnedas. En la medida quecada plano constituya una secuencia.un discurso oompleto. tampoco suexpresión dependerá del montaje..

No niego el cine documental, queha superado ya sus propios riesgos.Establezco las razones que nos lleva­ron a decidirnos por la ficción, aban­donando la tradición de casi todo elcine poi ítico latinoamericano.

l:laro que el cine de ficción poseetambién su s61ida tradición en nues­tros paises. Hollywood se encarg6 deformar una vofuminosa academia conla que corrompernos: la psicolog(ade los personaje9., el estilo de la ac­tuación. las estructuras dramdticas, elritmo y elt~ los ángulos y t1'l()e

vimientos de cámara, la prefijadaelaboración de las secuencias, los ejesdel montaje y el realismo de las.~nas. siempre realismo y nunca reali­dad. junto 8 las euatidades de unguión inventado. como todo el resto.I*f un ocultamiento sistemático.Al" donde lo verdBdeto es inwwosí­mil•.·porque es necesario pera tain­dustr:- del ciner o sea pera la indus­tria. que la costurerita no deje de darel mal 1*0.. Para que tOdas las costu­rentas vean· el film y prosigIn dandoel meJ paso con el que abonen Ysiembran los terr8I NJS ajenoL El gran

pretexto de la superficie es que losrengos sólo toleran rengos y debeaccederse a sus aspiraciones. Es unaexplicación sospechosa, otras aspira­ciones menos propicias para los ven­dedores de bastones, no son atendi­das con tanta sol icitud y esmero.

"Alianza..." comienza por reem­plazar la psicología de los personajespor el esquema de los intereses. Por­que es muy derto que a los miembrosde las clases medias les preocupa mu­cho llegar a tener auto o conseguirseun M8'te.· V que. ·rrtayOfia· de· laclase obrera anhefa"ser patr6n o- porlo menos clase media, pero lo quemás importa no es esa "psicología"precaria determinada por los intere­ses que originan el orden social. loque más importa es cómo esos int.reses producen esa psicolog{a queposterga .a las ctases a través de unaviolencia ejercida a diario.

Los personajes de .,Alianza. . ."son símbolos.. Cada uno de ellos re­presenta a una dase y la estructuradréll'Mtica que los moviliza por me­dio de su conducta sexual. es el es­quema que los intereses han trazadodesde et poder para mantener la per­manencia de una mentira. Así, losactores deben distanciarse de susroles para esquivar la reducción na­turalista y reproducir la situación desus representados a través de, supropio ser socia" con la finalidadobjetiva de esclareCerla. Así. el espec­tador comprende el significado de susacciones V en lugar de entusiasmarsecon ellas, las compera y mide. Esdecir se juzga.

En ••AliMlZ8..... el ritmo no ex..te tal como fue codifteado: c:adJ&tiempo del film es el méximo posib~

del mínimo posible, porque cad8secuencia • une muestra en escalade otros~ Une escala aleg6ricadeterminada por la ideología del film.Cada pequefte ·c:orAICCión de la ....ra est6tica. cada~ ..-.sfor­meci6n de un actor. cada uno de los8IC8SOS eaerr8'ltos que conformen el

escenario elegido, constituyen en esaescala una descripción de la realidady su análisis crítico afirmativo dialéc­tico a partir de la oposición que eselenguaje logra entre et film y loscódigos del espectador, entre las su­perficies naturales y los tejidos inter­nos de su puesta, entre los planossociales que los personajes encarnany la economía sexual que adoptan.Un veJorio en una cancha de pelota8 paleta denuncia det'" de cada so­lemnidad desparramada. la aberranteraz6n de sus causes. y efectos. •. un.relación· ltesbiana sirve para examinar •.la cruel esterilidad de los vínculoscoloniales. Una 6pera de Verdi. ladistancia entre el mito y su esencia.

Producida por un equipo de aeto­res y cineastas que la posibilitaroncon su misma intervenci6n, "Alianzapara el progreso" es un film tan malocomo nos Propusimos r88li~.

la cámara toma la peor pasici6nposible, los actores. peor estilo po­sible, la narración la peor fragmenta­ción posible, la tuz la peor simplezaposible. la escena la peor de las alter­nativas posibles. el montaje la peorsoIuei6nposible. el ritmo no existe.El discurso, elabora unaconceptua­tizaci6n obvia y construye la peor delas predicciones: el triunfo de unarevolución por el apoyo oportunistade la clase media con la ausencia me­siva de la clase obrera durante elcombate.

Toda muy malo. La última de lacontradicciones entre signo y siWljfj..cante, es preguntarse: ¿Malo p8ra

~~1QU""'.Para una cultura que • lució com­

pletando la santa inquisici6n.eI inces-­to. los campos de concentrIICiane.las bombas at6micas. el coIonie1ismoy, seguramente, a9Jnes ver. atroci­dades más que nos aguarden en subreve futuro.

Para esa cultura, ..Ala.nza. .." esuna peI icola muy mata. P.-aC\el...QUie' otra, menos atroz con la huma­nidId. 85 posible que .. muy~

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LOS ANARQU 1STAS1904-1936

MARCHAS Y CANCIONESDE LUCHA DE LOSOBREROS ANARQUISTASARGENTINOS

•GV/ON

OSVALDO BAYER

•EN LlBRERIASY DISQUERlAS

•PINCEN producciones

LAVALLE 1569 - 80 801Buenos Aires

República Argentina

GUERRA DE LlBERACION

-politica, estrategia, tktiCll~

de Va Nguyen Giap

CRISIS DE UNA BURGUESIADEPENDI ENTE-IMIMrce económico de larwoluci6n arf/tlntina 1966-1911-de Carlos Ramil Cepeda

Aparecen en octubre

LA INSURRECCION ARMADAde A. Neuberg

EL ESTADO Y LAREVOLUCIONde V.I. Lenin-:pr6logo de Lucio Col'-tri; "LadMtocracia de Lenin"-

LA NUEVA DEMOCRACIAde Mao Tsé-tung

LOS ~~ALTOS MANDOS", MANDANEste documento, aprobado por la Junta de Comandantes, fue remitido, en el caso del Ejército, acada Comandante de Cuerpo, sin firma y acompañado de una nota del Jefe del Estado Mayor,general Herrera. Juzgándolo de suma importancia, lo transcribimos.

MEDIDAS A APLICAR POR EL PEN EN LO INMEDIATO(Resueltas por la JCJ en reunión del 22 Ago. 72)

1. Promulgar en la fecha (22 Ago. 72) la reforma no de opinión que, directa o indirectamente,al Art. 212 del Código Penal. incurra en el futuro en los mismos excesos.

2. Exonerar al Rector de la Universidad que envió 10. Programar las medidas para evitar que el trasla-el telegrama del 21 Ago. 72 (UNL). do y entierro de los restos de los muertos en

3. Alertar FF.AA. y FFS para hacer frente a cual· Rawson se trasformen en actos de proselitismoquier intento de alteración del orden público. subversivo.

4. Ordenar a los medios de difusión (oficiales y 11. Detener y poner a disposición del PEN, conprivados) la forma y el fondo de las noticias y intervención del Procurador del Tesoro, a todacomentarios, etc., vinculados a los episodios de persona que enjuicie a las FF.AA. y FFS conRawson y Trelew. Como regla, convendría que respecto a los últimos sucesos.reprodujeran los comunicados oficiales. 12. Estudiar y adoptar las medidas que correspon-

5. Simultáneamente informar a los directivos de dan, ante la actitud de la CGT de Córdoba.esos medios que regulen, desde hoy, sus pro- 13. Prever medidas drásticas (despidos y detencio-gramas, informaciones, etc. de manera tal de: nes de di~igentes) en forma progresiva, antea) suprimir todo factor irritativo; cualquier desordeno perturbación provocadab) llamar la atención sobre las consecuencias de por la huelga docente.

la violencia sobre el proceso y calificar con 14. Prever cierre de la Universidad o Facultades, dedureza a sus autores; acuerdo a la evolución de la situación. Comuni·

c) destacar aspectos positivos de la situación del car la previsión al Ministerio y ordenar que lapaís; haga conocer a los Rectores.

d) destruir la imagen de quienes se oponen al 15. Estudiar y prever las medidas a adoptar con laproceso. justicia en caso de evidente lenidad en sus pro-

6. En la misma oportunidad, poner en su conoci· cedimientos.miento que, en beneficio del proceso de insti· 16. Ordenar la detención y puesta a disposición deltucionalización, el Gobierno adoptará de inme- PEN de los elementos (civiles y militares) cuyadiato una serie de medidas tendientes a impedir acción subversiva esté suficientemente verifica-que la libertad de prensa sea utilizada directa da, aunque judicialmente no pueda probarse.o indirectamente en favor de la subversión yel 11. Estudiar la organización eficiente de un Coman-terrorismo. do Nacional de Seguridad para operar cantia la

7. a) Ordenar a los órganos correspondientes que subversión. Interesa considerar especialmente:formulen en brevísimo plazo sus proposicio· a) dependencia de la JCJ a través del EMC;nes sobre medios, programas, periodistas, b) solución al problema que crea la relación deartistas, etc., que a su juicio realizan una dependencia de la POI. Fed. al Cpo. Ej. 1;acción disolvente desde los medios de difu- c) integración para el trabajo contra la subver-sión. (Directiva Especial a cargo del EMC); sión de la Poi. Fed. con las policías provrn-

b) estudiar y elaborar en 48 horas una regla· ciales;mentación escrita a la cual deberán ajustarse d) cambio de dependencia de la PoI. Fed.radios y TV fundamentalmente, con indica· 18. Instrumentar un mecanismo idóneo para dirigirción precisa de programas, etc., que deberán y controlar la acción psicológica.ser modificados o suprimidos, entre otros 19. Instrumentar la acción psicológica en el extran-aspectos; jero para neutrali~r la imagen dist~rsionada,

c) centralizar rígidamente la propaganda oficial que sin duda se dará al Pa(sy sus autoridades,y distribuirla entre aquellos medios que va- como consecuencia de las medidas que se adop-luntariamente se ajusten a la política oficial, ten (de acuerdo al inc. 18).únicamente. 20. Instrumentar la acción de los empresarios en

8. Aplicar la ley a las publicaciones subversivas apoyo de la campal'la de acción psicológica aylo destructivas. Suspender dichas publicacio- desarrollar.nes de inmediato. 21. En la misma forma proceder con las agencias de

9. Aplicar la misma medida a cualquier otro órga· publicidad.

EdicionesLA ROSABLINDADA

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LIBROSPARA

LEERJGALERNATucumán 1425 I Buenos Aires

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Libros distribuidos en América Latinadesde el 1 agosto al 15 de septiembre de 1972

montll1lldeo 581 10 F.· buenos ej,.

CQMPOSICION T1POGRAFICA EN FRIODISeI'JO GRAFICO

T~COM

LITERATURAEUROPEA YNORTEAMERICANA

Ferdinand TupperMemorial del Coronel Tupope!' 11800-1830.Introducción de PatricioTupper LeónB ibl ioteca Francisco deAguirre, vol. 39Francisco de Aguirre., Bs.As.,223 págs.

Carlos M. TurColonilII y colonizadoreIColee. La Historia PopularN"86Centro Editor. Bs. As.,S 3,50

Ray BradburyF........de lo nuevo

Benjamín Vicuña MackenaLos L....... Y .. Quin­trille (3ra. ecIic.lBiblioteca F. de Aguirre,vol. 37Francisco de Aguirre. Bs.As.,338 págs.

N. de la Torre, J, C. Rodrí­guez. L. S. de TauronArtips: TiemI y RevoIu·ci6nArca, MontevideoUne twItIIti....ne/iltM el-*ter y la. IlÍcmtutJ.ltála lfWfIíIuf:i6n ..,.,., r'"_}fimo caudillo, tomMJdocomo eje las luche. toeie'­en torno e la~ dele tler,.. y el Reglementode 1815.

LlNGÜISTICA

Pierre GuiraudLa ....'\oIoaf•Trad. del francés de MaríaT. PoyrazianSerie: LingüísticaSiglo XXI Argentina, Bs.As.,

. 133 págs.• S 12.00La .",iologle • le ciencieque .tudie lo. lÍstemM de1Ífl1tO.: ffIngulIS, c6dÍflOs. Eleutor ptIrte de .. de-

• f inici6n eb8rcadore ".,.luego renri",irle e lo. sine­mes de 1Í(Ino' no li""Üí,.tico.: dncribe lo. princi­pio. ,.".el. de Ht1I cien­cie en formeción, a.í comoIn aplicacioMl especffÍC81en di_lO' Cllmpo,: c6di·(/O. /6fico., estético., toeie·les.

Pierre GoubertEl AntÍlllo R6Iim_Trad. del francés de Alber­to CalouSiglo XXI, Bs. As.. 1971

Rafael Pineda YáñezComo fue .. vida amoro.de ROIIIColecci6n Esquemas Histó'ricos N06Plus Ultra. Bs. As.•178 págs.

Juan José SebreliApogeo y 0C8ID de los An­cttonmaSiglo XX, Bs. As.,352 págs.l.II el«ci6n del tIm8 INsido .in diMM feliz, puespermite e s.breli elIJo.,eficeiflflflftte IN grendft11".. de le historilc. SOCÍIII8rf/fIrItine. Las IimitllCioMldel trIIbejo IOn, en bUtIMmadide, les • le requític8hi.toriogrefíe erpentineqw el eutor explotó coninte/ÍJlflltcie.

Jorge NewtonAlejendro H......El proUctar del NorteColee. Los Caudillos - Se­gunda seriePlus Ultra, Bs. As.,199 págs.

Alberto J. PlaIdeolotlr. y m6todo en ..historiografra argentinaNueva Visi6n, Bs. As.,179 págs.El pre.nte tnJbeJo no e,Unll hi.toria de le historio·grefla e",.ntine, .ino quepretende ser un instrumfln'to que ".""ita ubicarse en·ta IN di.crepencie, • lesee_Ies hilt6ricM con·t.mpor~ne.', ~.

diendo e..'" hfNI Iido .usprincipe'" po.iciones. Setrate de ubicar les CUflstio· .nes de mirodo y los pro.blemtls ideol6rJico. que deelle. derillM, pere estable­oer le posibilidad de unpunto • ptlrtide clerrtlfi­CO-IOCiel.

na -de 1848 • la Prlm..Guerra-Biblioteca Fundamentaldel Hombre Moderno,NO 67Centro Editor, Bs. As.,141 págs., $ 3.50

¡León TrotskyHistorie de le r.oluci6n.,.. (Tomos I y tUGalerna, Bs. As., 557 págs.y 774 págs. respective­mente,S 39.80

Marcos T. MuilizT.... de hiltoria inItitu·....Plus Ultra. Bs. As.,131 págs.

Carlos A. Fernández Pardo66nlca de E--.. Moder-

Juan lucio Almecla :­out hizo al ....... RINroen las MalltlnaaColec. Esquemas Hist6ri­coso vol. 8Plus Ultra. Bs. As.,206 pág~.

HISTORIA

Juan Alejandro ApolantI~ de l. 6poca

colon'"Arca, Montevideo,243 págs.

P. Hachart, M. Francon, M.Guéroult, J. C. Pariente. R.ColangeloPr_iadeR~

Selecci6n de José Sazb6nTrad. de Jorge Pérez, JoséSazbón, Pierre de Place.Carlos L6pez Iglesias. Ra­quel Puszkin, Antonio Bo·nnanoNueva Visión. Bs. As.,226 págs.En la historia del pensa·miento social y político, lefigUrtl de Ro~u ocuptlun lugar exCftpcionlll. EnIIIs nueves condiciones dele IOciedad capitali.te dehoy IOn replantNdas laspotencielidede. de la liber'tad igll8literie por _1 pro'clllmeda. Ademés, 111 pade·909íe moderne reconoce enel Emilio la. premisas reno·I18dores de las ciencias de laeducación.

Osvaldo BayerLos V8fIlIlIdoreI de le ....

. gorila tr6IIcaGa !erna, Bs. As.,21Tpágs.. S 18,00Primer to¡'V10 de une .-ríede un, por ., eutor deSenrIno DI Olow_ni, alIdeal'" de le violencia.

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Marta CostaLos inmigrent.Colec. La Historia Popular.vol. 92Centro Editor. Bs. As..$3,50

Raúl Oller y Raúl CasadoLo. duelosColee. La Historia Popular,N°94Centro Editor. Bs. As..113 pá~., $ 3,50

FILOSOFIA

Miguel de AmilibiaLe ..-nda guerre mundial- Oe Denzlg • los Belcenes'1939-1941.Biblioteca Fundamentaldel hombre moderno N° 72Centro Editor, Bs. As•.143 págs.• $ 3,50

CI. Lévi·Strauss, J. Derridá,M. Blanchot, L. Althusser,

Richard KostelanetzUSA: ¿revolucl6n cultu·rel?Trad. del inglés de MaríaTeresa La Valle y MarceloPérez RivasR. Alonso Ed.. Bs. As.450 pág.Las id.s y las opiniones deM. Babbitt. J. Cage, E.ClJrter, R. Elfison, A. Gins·berg, P. Goodman, G.Gould, R. Hofstadter, H.Kehn, M. McLuhan, B. Mu·IIer·Thym, R. Niebuhr, J.Pierce, R. Reust:henbMrl.

Ema Wolf y Guillermo Sa·ccomannoEl FolletrnColee. La Historia PopularN° 88Centro Editor, Bs. As.,114 págs.. S 3,50

Juan Kaplanu emp.... y .. alud delos trebajldore.El Ateneo. Bs. As.•180 págs.

Marta HarneckerEl Cllpital: conceptos fun·dementel.Lapidus y OstrovitianovMenI* de E__fe Poli·tlc:8Selecci6n y traducción deMarta HarneckerSiglo XXI Argentina. Bs.As., Universitaria, Sgo. deChile,223 págs.. S 15,00

En El Cepltel: Co-..aosfu~nte'" que cons·tituye la primertl y le ••gunde perte de este IIOIu·men, M. Harnecker .&Iacon grtln precisión la If8fi·dez teórica eetuel de ElCepltel Y propone un rigu'rolO plen de feetUrtl desti·nedo a orientar a quienes• inicien en su estudio. Letercere ptlrte del libro co·"esponde al Manuel deE__r. Polltlca,. de loseconomistes IOI/iiticos La·pidu. y Ostrol/itíenol/, queapertlCi6 en la URSS en1929 y que M. Hameclcertraduce por primere vez elespellol. El libro e. de lec­tura imprescindible pe,..lo. estudiolOs del mer·xisma.

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DOCUMENTOS

Angel RamaLa ,eneraci6n crlta(1939-1969. .Arca. Montevideo,1~ pág.

Georges SadoulHistoria del cine mundial-Dade 1.. orrgen. h81t8nu8ltros dr.-Apéndices de ICAIC y To­más Pérez TurrentTrad. del francés de Flo­rentino M. TornerSiglo XXI, México,830 pág., $ 156,80

CRITICA E HISTORIALITERARIA

Tzvetan TodorovIntrocIuccl6n a .. IltereturIIf.nllatlceTrad. del francés de SilviaDelpyTiempo Contemporáneo,Bs. As..212 págs.. $ 24,00

Herbert ReadU d6clmll mua -EnaVOSdecrftial-Trad. del inglés de E. L.RevolInfinito, Bs. As.,317~.

Horacio QuirogaSobre LitenturaObra ln6ditu Y daconoci­du:Tomo VIIPrólogo de Roberto IbállezNotas de Angel RamaArca, Montevideo,140 págs.ExCftlente recopilación deestudios y ensayos litertl·rios de Ouirof/ll, publiClldoscuí todos en u Nacl6n,c.r. y Ceretas y El HOIIr.

CINE

Nicolás EymericEl Menuel delollnquisido­....Trad. de Amanda Forns deGioiaColecci6n DocumentosRodolfo Alonso, Bs. As.,160 págs.El MenUIJI de Inquisidores"ptlrtI uso de IlIS Inquisi'ciones de Espe& y Portu­f/III" fw publiClldo fin trtl·ducción francesa, en Pads,en 1762. Su texto es unresumen, destinedo e losprocedimientos del Santo

LOS LIBROS, Setiembre de 1972 29

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K. W. OeutsehEl MeioMlilmo Y _ .....MttvIITrad. Carlos R. luisPaid6s, Bs. As.. 1971

General liber SeregniDilcunoeBolsilibros Arca NO 86Arca. Montevideo.149 págs.

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S. P. HuntingtonEl ~n poIftico· .....1OC.........umbioTrad. del inglés de FlorealMaziaBiblioteca de Economfa.Polrtica y Sociedad Il106Paid6s, Bs. As••403 pégs., $ 53,00

VariosPlul B--. El hombre YsuobreSiglo XXI. Madrid.120 págs.Como $Utlle $UCfIJJer en 101la. de homenaje, pocometeríel de inte" ti."eMe "rlltreto colectif/O" dePtluI saran, $i,. exceptúen10$ tra .rlculos del mismos.t.n qlHl contiefN el f/O/u-meno

Jack Woodis

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Trad. E. GoligorskyGranica Editor, Bs. As..1972El tltulo originel • .".libro -1 ntroduction loftIOooOCIIonIa"'- .. en ,..lidIId mil «IecUMJo que elefectm. elegido por .wedito,., en ClflltellMlo .,~ero t»rIct., ., trlI·bejo: une e)(po$Íci6n lÍnti­tic» .. ~ra • loe m«»ni,.

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C. G. Jung, R. WilhemEl _lito • le flor • oro(2ela. edici6n)Trad. del alemán de Rober­to PopeSupervisión Enrique Butel­manBiblioteca de PsicologíaProfunda, Vol. 10Paidós. Bs. As.•136 págs., $ 21.00

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