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1 Se agradece sin implicarlos en errores u omisiones la colaboración de Olegario Sáenz, Eduardo, Sergio Reuben y su asistente. Los datos que ellos proporcionaron se desarrollaron para un proyecto inscrito ante la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica. 2 Cerca de quince encuestas por año son aludidas en los medios de comunicación. Empresas privadas como Unimer, CID-Gallup y Borge, junto con dos universidades públicas auscultan las percepciones de la gente con metodologías, muestras y enfoques semejantes. En el apéndice se ilustran las características de una encuesta específica. APOYO A LOS GOBERNANTES: economía, política y entorno laboral juan-rafael vargas 1 (Borrador, sujeto a discusión y cambios) En la actualidad resulta difícil encontrar análisis de resultados electorales -tanto académicos como periodísticos- que no incluyan al desempeño económico previo en la interpretación. Algo semejante puede afirmarse de la literatura que examina la popularidad de los gobernantes a partir de encuestas de opinión. Sin embargo, la investigación empírica rigurosa de la relación entre condiciones económicas y respaldo a los gobiernos es relativamente reciente. Por otra parte, sorprende la excelente opinión que el costarricense medio tiene de su país respecto a los demás de la región istmeña y la muy mala que posee respecto al avance que las instituciones nacionales, los políticos y sus acciones hacen para el avance de la nación. 2 El Indice de Desarrollo Humano (Ver PNUD(1999)) ubica a Costa Rica en el lugar 51 en el mundo, siendo precedido (entre los países del Sur) por: Barbados, Hong Kong, Chipre, Uruguay, Trinidad y Tobago, Bahamas, Corea, Chile y Singapur. La mayor parte de los países de la región, con dotación de recursos, historia y ventajas comparativas semejantes, se ubican en posiciones arriba del número cien. Hay elementos de contraste en el propio índice. Mientras el PIB percápita para Costa Rica es $ 4413 (aunque sea $1690 según el Banco Mundial), esa magnitud alcanza para Holanda, Dinamarca, Austria, Irlanda, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras de $13351, $13063, $13063, $7481, $1879, $1463, $2531 y $1504, respectivamente. La esperanza de vida al nacer, por su parte ubica El Salvador (64.4), Nicaragua (64.8), Guatemala (63.4) y Honduras (64.9), muy cerca, alrededor de 64 años, mientras agrupa en torno a 75 a Holanda (77.2), Dinamarca (75.8), Austria (74.8), Irlanda (74.6) y Costa Rica (74.9). En esta exploración de causas, interrelaciones y efectos, orientada de alguna manera en una óptica multidisciplinaria (al menos por enfoques) y partiendo de exploraciones previas, tanto propias como de colegas, se busca explicar el comportamiento de una variable político-social, la popularidad del gobernante, utilizando para ello variables económicas. Se emplean variables específicas del ámbito laboral y por ello en el segmento final del trabajo se mira con cierto cuidado las líneas causales dentro de ese mercado. En la primera sección se explora brevemente la historia económica reciente de Costa Rica, en la segunda se revisa el marco paradigmático que lleva a la función de popularidad estimada. La investigación es novedosa en cuanto incorpora técnicas contemporáneas como son raíces unitarias y cointegración, causalidad y vectores autoregresivos. Se opera con datos mensuales, con lo cual se amplia el número de grados de libertad, consideración importante para abordar el trabajo empírico. Apuntes históricos. * VOLVER PARA RECORRER EL DOCUMENTO UTILICE LAS FLECHAS DEL TECLADO

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1 Se agradece sin implicarlos en errores u omisiones la colaboración de Olegario Sáenz, Eduardo, Sergio Reuben y su asistente. Los datos que ellosproporcionaron se desarrollaron para un proyecto inscrito ante la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica.

2 Cerca de quince encuestas por año son aludidas en los medios de comunicación. Empresas privadas como Unimer, CID-Gallup y Borge, junto condos universidades públicas auscultan las percepciones de la gente con metodologías, muestras y enfoques semejantes. En el apéndice se ilustran lascaracterísticas de una encuesta específica.

APOYO A LOS GOBERNANTES: economía, política y entorno laboraljuan-rafael vargas1

(Borrador, sujeto a discusión y cambios)

En la actualidad resulta difícil encontrar análisis de resultados electorales -tanto académicoscomo periodísticos- que no incluyan al desempeño económico previo en la interpretación. Algosemejante puede afirmarse de la literatura que examina la popularidad de los gobernantes a partir deencuestas de opinión. Sin embargo, la investigación empírica rigurosa de la relación entre condicioneseconómicas y respaldo a los gobiernos es relativamente reciente. Por otra parte, sorprende laexcelente opinión que el costarricense medio tiene de su país respecto a los demás de la región istmeñay la muy mala que posee respecto al avance que las instituciones nacionales, los políticos y sus accioneshacen para el avance de la nación.2 El Indice de Desarrollo Humano (Ver PNUD(1999)) ubica aCosta Rica en el lugar 51 en el mundo, siendo precedido (entre los países del Sur) por: Barbados,Hong Kong, Chipre, Uruguay, Trinidad y Tobago, Bahamas, Corea, Chile y Singapur. La mayor partede los países de la región, con dotación de recursos, historia y ventajas comparativas semejantes, seubican en posiciones arriba del número cien. Hay elementos de contraste en el propio índice. Mientrasel PIB percápita para Costa Rica es $ 4413 (aunque sea $1690 según el Banco Mundial), esamagnitud alcanza para Holanda, Dinamarca, Austria, Irlanda, El Salvador, Nicaragua, Guatemala yHonduras de $13351, $13063, $13063, $7481, $1879, $1463, $2531 y $1504, respectivamente. Laesperanza de vida al nacer, por su parte ubica El Salvador (64.4), Nicaragua (64.8), Guatemala (63.4)y Honduras (64.9), muy cerca, alrededor de 64 años, mientras agrupa en torno a 75 a Holanda (77.2),Dinamarca (75.8), Austria (74.8), Irlanda (74.6) y Costa Rica (74.9).

En esta exploración de causas, interrelaciones y efectos, orientada de alguna manera en unaóptica multidisciplinaria (al menos por enfoques) y partiendo de exploraciones previas, tanto propiascomo de colegas, se busca explicar el comportamiento de una variable político-social, la popularidaddel gobernante, utilizando para ello variables económicas. Se emplean variables específicas del ámbitolaboral y por ello en el segmento final del trabajo se mira con cierto cuidado las líneas causales dentrode ese mercado. En la primera sección se explora brevemente la historia económica reciente de CostaRica, en la segunda se revisa el marco paradigmático que lleva a la función de popularidad estimada. La investigación es novedosa en cuanto incorpora técnicas contemporáneas como son raíces unitarias ycointegración, causalidad y vectores autoregresivos. Se opera con datos mensuales, con lo cual seamplia el número de grados de libertad, consideración importante para abordar el trabajo empírico.

Apuntes históricos.

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3 Ver, Rodríguez (1990). Hay un obvio anacronismo en la manera en la cual este planteamiento es adjetivado.

2Economía, política y entorno laboral

Una pregunta que surge de la motivación introductoria es cómo llegó Costa Rica a esasituación. Un breve recuento histórico y aspectos institucionales aparecen a continuación como unainvitación al lector a que encuentre algunas de esas fuerzas configurantes.

Al término de la Primera Guerra Mundial, Centroamérica era una región atrasada, rural,profundamente agrícola y con niveles de desarrollo humano paupérrimos. Costa Rica lo eraposiblemente en mayor medida. No obstante, muchos de los ingredientes fundamentales del progresoposterior estaban ya presentes. Cuatro cuestiones son destacables. La Constitución de 1869 declaróa "la educación primaria, gratuita, obligatoria y costeada por el Estado". El café era sin duda un exitosoproducto de exportación desde finales del siglo anterior. Los bananales de la costa atlántica entraban aplena producción. Parte de las divisas del café exportado servían para que algunos jóvenescostarricenses marcharan allende la mar océana a estudiar medicina y otras disciplinas. Hay unadiscusión sobre la contribución de estos factores y la polémica respecto a los factores de globalizacióny "neoliberalismo" presentes en el diseño institucional del siglo pasado.3

La producción manufacturera, que era el 8% del producto en 1946, progresa más veloz que elresto de la economía. La participación en el producto, que no llegaba en 1946 a 8.5%, casi era 11%en 1956 (sólo siendo superado por el sector gobierno). No había ninguna interés manifiesto en el país(como lo muestra la ausencia de legislación más allá de la "Ley de Industrias Nuevas" de 1940 y el queno hubiera interés, mano de obra preparada, ahorro para financiar la infraestructura necesaria o trazasde la clase empresarial. Lo único que puede sugerir el por que de ese crecimiento es la demandainterna. No obstante, hay una observación cualitativa que resulta pertinente. La industria entonceseran panaderías, confección de vestido, producción de fósforos, tabacalera, licores, beneficiado decafé y unas pocas más. Dos observaciones pertinentes: el impulso, por ello, difícilmente podía venir deotro lugar que de la demanda interna, y lograr un incremento medio anual de 8.8% no es despreciable. El patrón de productividad no se refleja directamente, ni en salarios ni en lo floreciente de la situaciónde la rama en cuestión.

En ese período, la participación del estado ha sido diferente en los tres niveles más obvios enlos cuales afecta a la industria. Desde el punto de vista de los aranceles, éstos son altos y ello reflejapatrón de protección, que en tanto no se conocen los niveles de la efectiva, no se sabe cuánto lo esexactamente. La tasa media estaba cerca del 27% a mediados de la década. El crédito que otorga elSistema Bancario Nacional a la industria apenas alcanza al 10% de la cartera. El tercer sentido en elcual el Estado ha participado en la industria ha sido mediante la propia producción directa, la cualdecayó desde un 8% del total nacional en 1946 aun 6% en 1956. Alimentos y molinos de trigo son

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4 Las tres obras fundamentales sobre el Mercado Común son Lizano (1968), Cleine y Delgado (1978) y Rosenthal et al. (1973).

5 En espíritu, la discusión es afín a la que hoy existe respecto al Parlamento Centroamericano. Aparecen por un lado los prejuicios históricosrespecto a Centro América y por otro la discusión corta líneas partidistas. Es interesante que el partido que negó a firmar el tratado nunca más ganó unaelección y por el contrario, desapareció como entidad solicitante del voto popular. No obstante, sus ideas viven hoy en las acciones de los dos partidosque han gobernado desde 1982.

6 Se puede argumentar que la ventaja comparativa siempre es una buena compañera o que los banqueros son por naturaleza conservadores. Igualmente está claro y no se argumenta aquí con demasiado vigor que la evolución de la institucionalidad costarricense no avanzado nunca a saltos.

7 Ello explica y confirma los resultados de Badilla y Montiel (1991).

3Economía, política y entorno laboral

dos monopolios estatales. No todavía, la situación asomo de lo que luego se dará con CODESA enlos años setenta.

En ese contexto, la tardía ratificación de Costa Rica del tratado del Mercado Común viene amejorar (haciendo caso omiso del sentido de subóptimo a la Lipsey y Lancaster) el contexto depolíticas y distorsiones.4 Es cierto que hubo, en principio, una discusión entre los partidos políticosrespecto al Mercado Común5, tanto que la demora en firmar significó la espera por el cambio degobierno. Pero, el progreso de la integración y su posterior cuasi-abandono son el resultado deacuerdo nacional implícito. Uno de los aspectos que ratificó ese proceso es que los sectorescompartieron beneficios. Siete aspectos conviene puntualizar. Si bien es cierto que los términos deintercambio se volcaron contra las actividades primarias en favor de las secundarias, nunca faltó créditopara la agricultura de exportación.6 Los términos de intercambio para esa actividad vienen dados porlos precios mundiales, de manera que las distorsiones locales no tuvieron mucha consecuencia. Lacreación de comercio que se opera respecto al país socio impide la mayor distorsión que se hubieragenerado con industrias orientadas al mercado nacional. El éxito de las exportaciones agrícolassirvieron para proveer divisas para importar capital e insumos necesarios a la industria incipiente. Esta,su vez, pudo dar ocupación remunerada al desempleo disfrazado de la zona rural, bajo la interpretaciónLewis-Harris-Todaro. La urbanización (como modo de consumir) fue entonces ganando el campo y laciudad, al tiempo que el ingreso percápita de ambos crecía. ¿Y el sector terciario? Florecía a medidaque la industria necesitaba servicios de apoyo a sus actividades y el país se tornaba urbano.

La modernización puede constatarse en el gráfico #G6. Para 1948 el PIB agrícola era cercanoal 45% del total. En 1978 y no obstante, el reciente auge del precio de café (que se aprecia en el picomás alto del gráfico #G5), esa medida de modernización alcanza el 30% del producto nacional. Conviene reiterar que ello ocurre en una economía donde todavía los productos agrícolas deexportación7 son el motor de la economía, las finanzas públicas, la balanza de pagos y el empleo.

La siguiente pregunta que se plantea en ese contexto es: ¿Por qué se perdió la "guerra" de losochenta? La primera observación es que para el inicio de la década ya estaba perdida. En realidad,

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8 Se buscaba implementar un mecanismo mediante el cual "el de atrás pagara la cuenta", tratando de que la búsqueda fuera una sucesión no finita, almenos dentro del país. Esta actitud la ha reconocido Lizano (1990) en la manera de operar del sector privado nacional, que busca socializar la pérdidas yprivatizar las ganancias.

9 Se hizo una ecuación de autorregresión vectorial, a la manera de Sims. Ver Vargas (1992).

4Economía, política y entorno laboral

fue más bien la inercia que se acumuló mediante cansancio institucional, de una sociedad que buscabarespuestas socialistas avanzadas, con métodos capitalistas primitivos y con una búsqueda implícita de laviolación de la ley de la gravedad.8 Esto último puede puntualizarse en idea de que tanto la crisis depetróleo de 1973 y de 1979 eran eventos semejantes a un helada en el Brasil para el mercadocafetalero o un buen año de cosecha en Ecuador para el banano. En tanto que así se percibió, sebuscó financiar el déficit de balanza de pagos, sin proceder a hacer ningún ajuste. Dado que se erró enel diagnóstico respecto a un asunto de la mayor importancia, los errores compuestos todavía afectan elsendero macroeconómico.

Un comentario es pertinente. El "choque" petrolero, naturalmente incorpora, pero no se limitaa un aumento de precios de un bien de muy baja elasticidad-precio de demanda. El efectosubsecuente es una recesión a escala mundial, y ésta provoca una caída generalizada de los precios delos bienes primarios. Ello implica, que mucho después del incremento (disminución) del precio delpetróleo, los efectos-hijo y efectos-nieto todavía se sienten a escala global. Ahora bien, elneokeynesianismo implícito de la administración Reagan optó por comerse el pastel y todavía tenerlomediante estímulo fiscal y contracción monetaria extrema. Es cierto que ello acabó con la"estagflación", pero envió las tasas de interés a las nubes, y a los países, pequeños, abiertos yendeudados al Purgatorio. Ese ambiente global fue inesperado, y más para las naciones, cuyosdirigentes, pensaron que el "choque" petrolero era algo ocasional.

Los eventos, empezaron a sucederse vertiginosamente, y cuando Costa Rica trató de haceralgo para afrontar el huracán, lo que consiguió fue irse al ojo de la tormenta. Los ocho años queculminaron en mayo de 1990 con la firma de la renegociación global (a la Brady) de la deuda externa,fueron una sucesión de condicionalidades cruzadas e incertidumbre generaliza, que cuestionaron lafunción y el modelo de estado (y de sociedad) que el país había construido, despacio en procesos quetomaron de 30 a 60 años. Esta claro que la inercia y el cansancio institucional son los puntalesdefinitorios del cuestionamiento generalizado, pero habrían actuado muy a la costarricense, lento y a labúsqueda de consenso. Fue el tamaño de deuda, su globalidad y la suspensión de pagos (y dedesembolsos) lo que la puso, antes y encima de cualquier otra consideración macroeconómica. Entender eso es tener en su justa perspectiva la economía de Costa Rica a inicio de los noventa. Porello la gráfica de términos de intercambio posee un valor anticipatorio notable como lo confirma laecuación de regresión correspondiente.9 El otro aspecto notable lo da el patrón de comercio, que yase había visto referido al período previo y que se aprecia en el la gráfica #c89 con matices distintos

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10 Ver Lizano E. (1990), Fisher S. (1988) y Edwards S. (1984)

11 Ver Villasuso, J. M. (1992)

12 Ver los escritos de Jiménez et al. o Gutiérrez et al. Tanto el Estado de la Nación como las publicaciones de la Academia convergen en señalar

logros, problemas y cuestionamientos. Aunque difieren en soluciones (por la óptica política) los diagnósticos son admirablemente no antagónicos.

5Economía, política y entorno laboral

pero con idéntico mensaje: el progreso de la economía va precedido de una creciente inserción a laeconomía mundial, pero cuando crece mucho hace crisis.

Una proposición secundaria consiste en identificar el período que se inicia en 1985 como elperíodo del ajuste estructural, proceso que en 1992 no se ha terminado y que como mínimo habráde remontarse hasta 1995. El motivo de esa distinción, que es de fondo, lo dan un conjunto distinto dereglas de comportamiento del gobierno y un modelo de crecimiento diferente. Es importante destacarque ajuste estructural es una edificación que se apoya en dos pilares: reforma económica y la delEstado. La primera pasa por tres etapas (no necesariamente secuenciales): a) estabilización, b)apertura externa, y c) liberalización financiera.10 Tres mecanismos, a su vez, son identificables en lareforma del Estado: a) desregulación, b) privatización, c) desburocratización.11 En esto último lavelocidad del avance y sus resultados compiten con la paradigmática tortuga. De toda suerte, a algomás de un año del cambio de siglo, la situación es de "mediocre" y aburrida estabilidad.12

Algunos señalamientos desde la ópticasectorial son pertinentes. Se puede abordarbajo líneas Kuznetsianas. La gráfica que daseguimiento a los crecimientos sectoriales mues-tra la manera en la que el permanente ysostenido del sector agrícola ha sido pilar delprogreso de la nación. El industrial tuvo suprotagonismo, pero alcanzó su -posible- cotasuperior antes de la crisis de los años ochenta. El campo gubernamental creció siempre, peroempezó con una participación tan reducida, quetardó mucho en notarse en la gráfica. Igualmente, la reforma del Estado de los años

noventa tampoco es perceptible en la gráfica, pero ésta si da idea clara de por qué el efecto dedesplazamiento de la inversión pública no es un asunto académico, sino una cuestión de política eco-nómica que está en el centro del perfil de crecimiento de la economía costarricense. Un aspectoadicional que la gráfica ilustra es que no es fácil replantear la operación de la economía (privatización)con el grado de interacción (y funciones) realizadas por el estado en sus diversas manifestaciones ins-

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13 Este tema está cubierto con amplitud en los diversos escritos de Céspedez, Jiménez, Sauma y Trejos.

6Economía, política y entorno laboral

titucionales. También revela, que en principio, las ganancias de eficiencia tienen que ser considerablespar un proceso exitoso.

Por último, cinco aspectos resultan salientes del entorno social de Costa Rica. En primertérmino, la crisis del modelo de desarrollo costarricense a finales de los setenta tuvo un efecto negativosobre el gasto social, y alcanzó niveles trágicos durante los primeros años de la década siguiente. Pesea lo anterior, Costa Rica logró enfrentar con relativo éxito el deterioro de los indicadores de gastosocial. Específicamente, la relación gasto social/PIB y el gasto social en términos reales habíanrecuperado en un gran porcentaje los niveles máximos pre-crisis. Sin embargo, el gasto social percá-pita cayó entre 1987 y 1989. En tercer lugar, Costa Rica enfrentó la crisis a partir de 1982 tratandode mantener una política de salarios reales crecientes. Se logró éxito en este sentido, pero a partir de1986 se ha dado un deterioro de este indicador (en el espíritu de la rotación de daños y clientelas). Encuarto lugar y pese a esas disminuciones, los indicadores de cobertura de los servicios socialesmuestran, en general, un comportamiento más que aceptable. En quinto término, a nivel sectorial,resalta el mayor impulso dado al sector vivienda a partir de 1986. En términos negativos, resalta elproblema de la regresividad de las pensiones. A nivel de educación destaca el problema delfinanciamiento de la superior y el decrecimiento de la participación en la secundaria (junto a unproblema de calidad y focalización).

Ha sido una tradición en las democracias del Atlántico Norte la investigación de lasconsecuencias que las medidas de política económica y el estado mismo de la economía tienen sobre lapercepción de los ciudadanos respecto a la labor del Presidente. Alesina, Tabellini, Fair y Persson sonalgunos de los principales autores que han contribuido en esa materia. Gómez y en algún sentidoHernández, han iniciado esa tarea para Costa Rica.

Conviene ahora mirar la dimensión del mercado laboral.13 La tasa de desempleo es un índicepara mirar con atención en los países del Sur. Tiene una riqueza importante en la literatura del análisisdel proceso de crecimiento, o de la falta de éste. La temática del desempleo disfrazado en laagricultura y su absorción (con fricción o no) por las ciudades aparece en Lewis y en Todaro, paracitar los más conocidos. El desempleo no abierto de las estadísticas aporta una medición económicade los aspectos sociales del bienestar, al tiempo que un elemento de calificación al grado de acierto dela conducción macroeconómica.

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14 Esta sección fue elaborada especialmente para el Curso de Indicadores de Corto Plazo del Ministerio de Economía de El Salvador por invitación

de Arturo Sánchez de INCAT. Parte del material se inspira en Paldam (1992) y otra en Vargas y Sáenz (1992).

15 Sáenz y Vargas (1999) estudian en líneas afines ese tópico.

7Economía, política y entorno laboral

Una manera de evaluar los aspectosinstitucionales, de idiosincrasia y la estabilidad dela economía es mediante la así llamada ley deOkun. Se escogió la versión que plantea eldesempleo como proporcional a la desviación dela tasa de crecimiento de la economía de sutendencia de largo plazo. Ese sencillo marco deanálisis proveniente de la teoría del crecimiento,y los parámetros para Costa Rica son aproxima-damente g=.27, z=5. Esto implica que paramantener el desempleo constante, el crecimientodel producto debe acercarse al 5% anual, y queabajo o arriba de esa cifra, aquel disminuye(aumenta) en 7/24, por cada punto porcentualde este último.

En la última década, se observa que la tasa de desempleo abierto alcanzó un máximo de 9.4 en1982, y se logró bajar en 1984 a 5.5%, manteniéndose relativamente estable hasta 1989, cuando seredujo a 3.8%. En 1990, sube a 4.6%, y en 1991 a 5.5%.La tasa de sub-utilización total (incluye desempleo abierto y subempleo visible e invisible) alcanzótambién su máximo en 1982, para posteriormente bajar poco a poco hasta alcanzar un 9.9% en 1989. A finales de la década, se nota nuevamente un leve deterioro de este indicador, lo que notable porquelos límites paradigmáticos que se asignaban a la Unión Americana han sido rotos y los altos niveles deEuropa han venido descendiendo.

Las funciones votación-popularidad14

Los resultados electorales han sido ubicados en el entorno económico cuando en el ámbitoperiodístico y académicos se busca una explicación de éstos. Algo semejante puede afirmarse de laliteratura que examina la popularidad de los gobernantes a partir de encuestas de opinión.15 Sinembargo, la investigación empírica rigurosa de la relación entre condiciones económicas y respaldo alos gobiernos es relativamente reciente. Aunque se reconocen antecedentes aislados, la investigaciónsistemática se inició a principios de los setenta, y ha progresado basada en la improbable conjunción deesfuerzos de politólogos y economistas. Las sucesivas oleadas que han caracterizado al desarrollo de

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8Economía, política y entorno laboral

esta literatura han ido perfeccionando lo que se ha dado en llamar funciones de voto (V) y popularidad(P).

Determinar si existe una función de este tipo, y qué forma tiene, presenta atractivos múltiples. Uno no menor proviene de la evidente utilidad "maquiavélica" que derivaría de la identificación de unarelación directa entre desempeño económico y respaldo popular. El surgimiento de campañasreeleccionistas cuando la economía empieza a enviar señales auspicosas, o el esfuerzo de los ministrosde economía por convencer a los políticos oficialistas de que -si se aprueban las medidas de austeridadpropuestas- los "tiempos económicos" coincidirán con los "tiempos políticos".

En los últimos años, los macroeconomistas han revisado la formulación del comportamiento delos gobernantes que incluían sus modelos. Es cada vez más frecuente encontrar el reconocimientoexplícito de que -como tantos otros grupos sociales- los políticos tienen intereses propios, no necesariamente coincidentes con los de los votantesa quienes representan. Un planteo usual pone de relieve que el poder interesa por si mismo a estegrupo social que, por lo tanto, orienta su desempeño a la maximización de las posibilidades depermanencia en él. Si esta es una caracterización razonable del comportamiento de los políticos, unarelación estable del entre condiciones económicas y popularidad del gobierno tendría el papel de unarestricción en su programa de optimización. En consecuencia, desde la perspectiva del "príncipe" noalcanza con saber que la marcha de la economía incide en su respaldo popular; sería conveniente, porejemplo, conocer con precisión los retornos políticos de estabilizar o reactivar la economía, en lamedida en que esos objetivos sean potencialmente conflictivos.

Las funciones de votación-popularidad tienen también interés desde el punto de vista de lateoría del bienestar. Como sugiere el comentario previo, no es necesario torcer demasiado lainterpretación para percibirlas como funciones de demanda de "resultados" económicos. Avanzandoun paso más, algunos autores han sugerido que una función de este tipo puede ser considerada unaaproximación empírica -no menos perfecta que otros indicadores económicos- a la función agregadade bienestar (Nannestad y Paldam, 1992).

La literatura sobre funciones VP ha sido producida fundamentalmente en los ámbitosacadémicos de las principales "democracias industriales". En cambio, es prácticamente inexistente lainvestigación sobre el tema con referencia a la realidad socio-económica de los países en desarrollo, yde América Latina en particular. Según señala Remmer (1991), este rezago se explica -al menosparcialmente- por criterios relativamente rígidos de especialización regional en la investigación política. En general, los investigadores que se han ocupado de la interacción entre economía y política en lospaíses en desarrollo, han centrado su atención en el impacto de las condiciones económicas sobre laestabilidad democrática, descuidando relativamente el impacto sobre la gobernabilidad en democracia. Razonablemente, este último ha sido el objeto de estudio priorizado por quienes se han ocupado de

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9Economía, política y entorno laboral

países con democracias estables. La especialización rígida, sin embargo, deja una serie de cuestionespendientes. Entre las más evidentes figura la relacionada con la validez de las funciones VP cuando losrangos de las variables económicas cambian sustancialmente. En particular, cabe interrogarse acercade la aplicabilidad de ciertas conclusiones obtenidas en el contexto de economías estables a economíascon inflación "rebelde".

Por otra parte, un examen de la literatura permite apreciar que la relación entre condicioneseconómicas y respaldo al gobierno prevalecientes en los países desarrollados admiten ser clasificados -al menos en una primera aproximación- en dos categorías, en función de la capacidad de que disponeun gobierno para permanecer un período completo en el poder y de su respaldo legislativo: sistemasque generan gobiernos estables-mayoritarios e inestables-minoritarios (Nannestad y Paldam, 1992). Hecha esa distinción, se observa que la función VP no presenta el mismo significado y solidez en paísescon el segundo tipo de sistemas que en países del primer tipo.

La literatura sobre funciones VP consiste en sucesivos esfuerzos por cuantificar una relaciónque sintetice el impacto de las condiciones económicas y los procesos políticos sobre el respaldo a losgobiernos. Este campo de investigación se ha desarrollado en "oleadas" a partir de principios de lossetentas, y en su conformación ha tendió un peso decisivo la investigación referida a los paísesanglosajones (Estados Unidos, Inglaterra y Alemania). Las cuestiones en torno a las cuales se hacentrado el interés de los investigadores, así como los principales resultados, pueden resumirse en lossiguientes puntos:

i) La hipótesis de responsabilidad. Consiste en la idea que los votantes responsabilizan al gobierno porel desempeño de la economía. En otras palabras, un buen desempeño económico contribuye aaumentar el respaldo al gobierno, en tanto un desempeño deficiente genera pérdidas de apoyo. Estaidea se emparenta con los postulados de Downs (1957) acerca de la racionalidad en política y, dehecho, los primeros autores de esta vertiente reconocen ese parentesco.

La aparente obviedad de la hipótesis no debería hacer perder de vista que en más de unsentido no es trivial. En primer término, la hipótesis de responsabilidad se contradice con lo quepostularía un modelo de votante racional y representación perfecta. El representante perfecto ejecutaráen el gobierno su programa pre-electoral, y los votantes -que conocían su programa y eran capaces deprever sus consecuencias- no deberían recompensarlo ni castigarlo por ello. Un modelo de este tipo esevidentemente poco realista, lo que no sólo se manifiesta en sus supuestos sino en su capacidadpredictiva. En cualquier caso, el rol que han jugado las expectativas racionales en la teoríamacroeconómica sugiere que la hipótesis de responsabilidad no es irrelevante.

La investigación sobre los micro-fundamentos de las funciones VP ha mostrado que la hipótesisde responsabilidad es compatible con dos visiones alternativas sobre la forma en que los individuos

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10Economía, política y entorno laboral

determinan su posición frente al gobierno: la visión sociotrópica, según la cual los votantes basan sudecisión en una evaluación de la forma en que el gobierno está guiando a la economía en sus conjunto;y la visión egotrópica, en que cada votante define su opinión o su voto a partir de una evaluación de susituación individual. Si se admite que difícilmente las percepciones sobre una misma situacióneconómica puedan ser más diferentes entre si que las experiencias individuales englobadas en ella, cabeesperar macro-funciones de popularidad y voto relativamente más "sólidas" en la hipótesis sociotrópicaque en la egotrópica. Como en el caso anterior, este razonamiento sugiere que los alcances de lahipótesis de responsabilidad en cada contexto concreto debieran ser contrastados con la evidenciaempírica, antes de considerarla trivial.

Por último, la hipótesis de responsabilidad deja de ser evidente cuando se consideran marcosinstitucionales en los que el gobierno no tiene a su disposición todos los recursos decisorios para influirefectivamente sobre la economía. ¿Por qué habrían los ciudadanos de culpar o recompensar a ungobierno minoritario por el desempeño económico? La investigación sobre los países industrializadosha mostrado, efectivamente, que en sistemas minoritarios la hipótesis no se mantiene, en incluso seobserva que las condiciones económicas tienen un impacto contrario al esperable sobre el apoyo algobierno.

ii) La hipótesis de asimetría de los "sentimientos". Postula que un buen desempeño económicomejora el apoyo al gobierno menos de lo que lo deteriora uno malo. En general, esta hipótesis no haresistido a la mayor parte de las pruebas empíricas. Sin embargo, es una idea recurrente en la literaturadesde sus inicios.

iii) Unas pocas variables económicas son relevantes. Generalmente se trata de la tasa dedesempleo y la tasa de inflación. En ocasiones se ha encontrado que la tasa de crecimiento real tieneun mayor poder explicativo que la tasa de desempleo, y ocasionalmente alguna otra variable presentaresultados significativos además del nivel de actividad y la inflación. En particular, para las economíaslatinoamericanas en los 80, existe evidencia de que fuertes devaluaciones afectan al respaldo electoralque obtiene el partido en el poder (Remmer, 1991, a partir del estudio de 21 eleccionespresidenciales).

iv) Asimetría económica-política de las funciones VP. Mientras las variables económicas soncuantitativas, en general las variables políticas son introducidas en las estimaciones en la forma devariables "ficticias" (dummy). En buena medida, ello responde a que los factores políticos teóricamenterelevantes son generalmente definidos cualitativamente y de forma asimétrica: por ejemplo, sereconoce el efecto negativo de un determinado evento sobre la popularidad del presidente, pero no seformula simultáneamente un esquema más general acerca del tipo de evento que produciría un impactocomparable pero de signo opuesto.

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11Economía, política y entorno laboral

Salvo intentos por reflejar cuantitativamente el fenómeno de "estrechar filas" que sueleproducirse ante un conflicto exterior (efecto Rally-Around-the-Flag; Mueller, 1970, citado por N&P),las variables políticas usualmente consideradas son: (a) niveles específicos por gobierno- que reflejansimplemente el paso del tiempo desde la asunción del mando. De esta forma, se asume implícitamenteque cada gobierno llega al poder con un stock de popularidad que depende de eventos o condicionesprevias al momento de la asunción, y que- a otras condiciones iguales- la simple permanencia en elpoder modifica (normalmente deteriora) ese stock a un ritmo constante.

Teniendo en cuenta que en general no se consideran otras variables políticas, el componente"político" de las funciones de popularidad asume un carácter marcadamente determinístico: porconstrucción, no se admite que el proceso propiamente político pueda apartar a la popularidad delgobierno de una senda temporalmente determinada. En otras términos, de acuerdo a la especificaciónusual de las funciones VP, las variables económicas serían las únicas capaces de modificar lapopularidad del gobierno, en tanto la dinámica política incidiría sobre la popularidad "del próximogobierno" (la oposición, o el partido de gobierno como candidato a la reelección), determinando elstock de popularidad con que el mismo llegará al poder. Esta asimetría plantea a los investigadores eldesafío de definir operativamente y medir aquellas variables políticas que se perciben como relevantespara explicar el respaldo a los gobernantes.

v) Miopía de los votantes. Generalmente, en las funciones VP los efectos desaparecenrápidamente. En otros términos, los votantes aparentan tener un horizonte visual limitado, o unamemoria estrecha. Como se verá en la sección siguiente, la forma usual de las funciones VP y lascaracterísticas de los datos empleados pueden estar sesgando los resultados hacia el hallazgo deefectos de este tipo.

vi) Gobernar implica un costo en popularidad. Este resultado se observa tanto en estudios debase electoral como en los apoyados en encuestas de opinión pública. Al comparar el desempeñoelectoral de los partidos en el gobierno para una muestra amplia de países, la diferencia entre elrespaldo obtenido al llegar al poder y el conseguido en la elección siguiente tiene una media de -1.7% yuna desviación típica de 4,5% (N&P). En otras palabras, al menos en el mundo desarrollado, duranteun período de gobierno el partido en el poder reduce en promedio su base electoral en poco menos dedos puntos porcentuales. Los estudios basados en series de popularidad confirman este resultado que,una vez más, contradice las previsiones de un modelo "ingenuo" de votante racional.

La mayor parte de las aproximaciones empíricas se han basado en funciones lineales,estimables por métodos econométricos simples a partir de información de series de tiempo. Sinembargo, existen ejemplos de trabajos basados en métodos más sofisticados, e incluso alguno que haanticipado los problemas típicos de las series temporales que ocupan actualmente la atención de loseconometristas (Hibbs, 1982; citado por N&P).

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12Economía, política y entorno laboral

La forma más frecuentemente adoptada por las funciones VP en niveles es la que se presenta acontinuación:VPt = a1.Lpt +a2.Lut +... + B1i.B1+B2.Tit+B3.Lvt+...+et (1)

componente económico componente político

en donde

VPt es la serie de voto o popularidad, medida en porcentajes sobre el total de ciudadanos;a, B son los coeficientes a ser estimados;Et es el término aleatorio de perturbación;L es el operador rezagos. La variable que lo sigue puede aparecer rezagada en uno o varios

períodos;... indica que puede haber más variables.

En el segmento económico de la función, las variables exógenas son:Pt tasa de inflación; yUt tasa de desempleo o tasa de crecimiento de la economía;

En el segmento político, las variables exógenas son:Bi constante (s). En caso de ser específicas por gobiernos, asumen el valor 1 durante todo el i-

ésimo período gubernativo y 0 en los restantes. Habrá tantas Bi como períodos de gobiernocubra la muestra analizada;

Tit tendencia. Normalmente, es la misma para todos los gobiernos. En ese caso, se definecomo una variable que cuenta el tiempo (meses, trimestres, años) transcurrido desde alasunción del mando.

vt variable política. Puede ser una variable ficticia que refleje un evento o proceso especial.

Lo que esta especificación implica es que los gobiernos inician su mandato con un stock básicode apoyo -el cual habría sido generado antes de asumir el poder- representado por el coeficiente Bii. Manteniendo las otras condiciones iguales, parte de ese respaldo se va perdiendo durante el ejerciciodel gobierno: el coeficiente B2 (usualmente unidad de tiempo (mes, etc.) que transcurre. Otra partedel respaldo al gobierno depende, en cada instante, de una evaluación (socio o egotrópica) de losvotantes sobre la relación (previsiblemente negativa) entre los niveles actuales y/o pasados de inflacióny el porcentaje de ciudadanos favorables al gobierno, en tanto a2 hace lo propio con respecto al nivelde actividad económica. Eventualmente, sucesos políticos pueden también incidir sobre el apoyo algobierno (el coeficiente B3 sintetizaría el impacto de esos sucesos).

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13Economía, política y entorno laboral

El modelo también suele ser estimado en la forma de diferencias. En este caso se relacionanvariaciones del voto o la popularidad, con variaciones en las tasas de inflación y desempleo, y cuandoes posible cuantificarlas- con variaciones en la intensidad de procesos políticos. En la ecuación endiferencias, las variables B1 y Tt se definen de la misma forma que en el modelo en niveles, pero suscoeficientes cambian de significado (el coeficiente delante de B1 mide el ritmo promedio de evoluciónde la popularidad y el que antecede a Tt la eventual aceleración de esa evolución).

Los últimos desarrollos en econometría ponen de relieve la importancia de evaluar, en cadacaso concreto, si el conocimiento disponible sobre la dinámica de las variables es coherente con laforma en que el modelo ha sido planteado. En este sentido, una especificación como la de la ecuación(1) debería permitir identificar la asociación entre las variables involucradas (VP, desempleo, inflación),pero parece poco probable que constituya una buena representación de la forma en que se combinanlas dinámicas de esas series. Por otra parte, cuando se ha levantado el supuesto de linealidad se haarribado a algunas conclusiones diferentes a las generalmente aceptadas. En particular, los votantesparecen ser menos "miopes" que lo que sugieren otras estimaciones (Hibbs, 1982; citado por N&P). En suma, la función lineal debe ser considerada como una aproximación primaria a un problema aún nodefinitivamente resuelto.

Una cuestión metodológica importante tiene que ver con diferencias entre las series de voto ylas de popularidad. Una primera diferencia proviene del efecto envío de señales. los gobernantesdependen del voto popular para continuar en el poder y -aunque a muchos les cueste reconocerlo-prestan atención a las encuestas de opinión. Consecuentemente, las elecciones y las encuestasconstituyen mecanismos de que disponen los ciudadanos para enviar -más o menos eficazmente-señales a sus gobernantes.

Sin embargo, no son mecanismos idénticos. En primer lugar, las elecciones son más sensiblesque las encuestas al filtro de insignificancia: el impacto que un votante puede esperar de su posición enuna elección o una encuesta es 1/N, donde N es el número total de opiniones consideradas (votostotales, en una elección; personas encuestadas, en un estudio de opinión). En la medida en que losciudadanos perciban esta situación, las encuestas serán para ellos instrumentos más poderosos paratransmitir sus sentimientos.

Por otra parte, las encuestas constituyen -en algún sentido- una elección simulada y, por lotanto, los votantes difícilmente esperen hacer caer a un gobierno con ellas. Las elecciones, en cambio,tienen consecuencias "reales", lo que aumenta el peso de las expectativas sobre el futuro en lasdecisiones de voto. Parece razonable admitir, entonces, que el voto tiene un carácter más marcado deopción deliberada (y prospectivamente orientada), mientras la opinión vertida en una encuesta seacerca más a un reflejo "visceral" (y retrospectivo).

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14Economía, política y entorno laboral

Por último, las encuestas recogen la opinión de los ciudadanos sin previo aviso. Antes de laselecciones, en cambio, los votantes reciben abundantes mensajes que les indican qué deben tomar encuenta para decidir su voto. En síntesis, para los ciudadanos la expresión de respaldo en una encuestade opinión constituiría un mecanismo de envío de señales (i) más poderoso, (ii) menos peligroso, y (iii)más cercano a sus sentimientos íntimos, que el voto en las elecciones.

La otra diferencia importante entre las series de voto y las de popularidad es su periodicidad: mientras en un determinado país el tiempo entre dos elecciones sucesivas suele estar(institucionalmente) fijado en años, la popularidad puede ser medida tan frecuente actualidad resultadifícil encontrar análisis de resultados electorales -tanto académicos como periodísticos- que noincluyan al desempeño económico previo en la interpretación. Algo semejante puede afirmarse de laliteratura que examina la popularidad de los gobernantes a partir de encuestas de opinión. Sinembargo, la investigación empírica rigurosa de la relación entre condiciones económicas y respaldo alos gobiernos es relativamente reciente. Aunque se reconocen antecedentes aislados, la investigaciónsistemática se inició a principios de los setentas, y ha progresado basada en la improbable conjunciónde esfuerzos de politólogos y economistas. Las sucesivas oleadas que han caracterizado al desarrollode esta literatura han ido perfeccionando lo que se ha dado en llamar funciones de voto (V) ypopularidad (P).

Luego de presentar los principales aspectos de la literatura sobre funciones de popularidad yvoto, se ha analizado primariamente la evidencia proporcionada por las encuestas de opinión. Lainformación disponible sugiere que existiría una pauta de responsabilidad económica: la inflación y elnivel de actividad (tasa de crecimiento real) serían relevantes para explicar el apoyo al presidente (elporcentaje de ciudadanos que aprueban la forma en que se está desempeñando). existiría además unadinámica política que involucra acervos iniciales de popularidad específicos a cada presidente, y unatendencia general decreciente al interior de cada mandato presidencial. La popularidad exhibe ademásuna estacionalidad nítida: los presidentes obtienen claramente un apoyo mayor durante la primer mitaddel año que durante la segunda.

En cualquier caso, los niveles de inflación pasada aportarían información adicional (nocontenida en la tendencia) para explicar el desempeño de la popularidad presidencial. Desde unaperspectiva comparativa, este resultado plantearía que la hipótesis de responsabilidad se mantiene -almenos respecto a la inflación- en un contexto presidencialista y minoritario.

Varios de los temas presentes en la literatura no han sido considerados y el análisis realizado haabierto sendas laterales por las que también interesaría transitar. La simetría de la función depopularidad (¿es equivalente el impacto cuantitativo de una mejora en las condiciones económicas queel de un deterioro?) o los fundamentos microsociales de la función agregada de popularidad, son temasque merecerían ser estudiados. Convendría analizar, además, si otras variables económicas son

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15Economía, política y entorno laboral

relevantes, y mejorar en general la especificación del modelo buscando representar de manera másrealista la dinámica conjunta de las variables. La correlación entre nivel de actividad y transcurso delmandato presidencial plantea la relevancia de los modelos de ciclo político macroeconómico, y laimportancia de evaluar su pertinencia para analizar la economía.

Finalmente, los resultados obtenidos merecen algunas consideraciones adicionales. En primerlugar, al verificar empíricamente la correlación negativa entre inflación y popularidad, la función en símisma constituye un fuerte incentivo político para adoptar políticas que procuren la estabilidad enplazos breves. En particular, la experiencia acumulada con planes basados en el manejo del tipo decambio sugiere que los beneficios políticos a obtener por esa vía serían muy grandes: en el corto plazoesos planes usualmente van asociados a un período de euforia en el que el abatimiento de la inflación vaacompañado de crecimiento económico (el mejor de los mundos posibles para el maximizador depopularidad).

Por otra parte, a un modelo como el estimado en este trabajo le caben críticas análogas a lasrealizadas por los "nuevos clásicos" a los macro-modelos keynesianos. Lo que se ha estimado -aúnprimariamente- son los parámetros que relacionan niveles de popularidad y evolución de las variablesmacroeconómicas a nivel agregado. Sin embargo, el trabajo realizado no ha aportado ningunaevidencia sobre los mecanismos mediante los cuales los agentes individualmente considerados (cadaciudadano) determinan su postura ante el gobierno (aprobar o no la gestión). Esos mecanismosseguramente involucran un conjunto de parámetros (aversión al riesgo, preferencia por el presente,propensión a consumir, etc.) que caracterizan el comportamiento óptimo ante diferentes contextossocio-económicos. Cuando el contexto en que se estimó la función de popularidad agregada esalterado severamente (cuando se produce un "cambio de régimen", como por ejemplo durante unprograma de choque), cambia la forma en que los ciudadanos perciben el futuro. En consecuencia, aúnsuponiendo que los parámetros de comportamiento (no observados) sean estables, es esperable quelos parámetros resultantes para la función agregada ya no sean los mismos y, en definitiva, lasrelaciones identificadas antes del choque carezcan de validez para analizar lo que ocurrirá después delchoque.

Por último, obtener altos coeficientes de determinación no debería hacer perder de vista que larealidad suele ser más compleja que los modelos. Resulta difícil admitir que lo único que aporta laactividad política son efectos que se sintetizan en el nivel de apoyo inicial, y que luego de llegar algobierno un presidente sólo puede tener esperanzas si estabiliza o expande la economía, de modo decontrarrestar un desgaste de su imagen que fatalmente lo aquejará. Todos estos parecen ser factoresrelevantes, pero la historia sería bastante aburrida si finalmente se comprobara que sólo eso importa.

La investigación de las consecuencias que las medidas de política económica y el estadomismo de la economía tienen sobre la percepción de los ciudadanos respecto a la labor del gobernante

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16Economía, política y entorno laboral

Gráfica No. 1

ha sido una tradición en las democracias del Atlántico Norte. Alesina, Tabellini, Fair y Persson sonalgunos de los principales autores que han contribuido en esa materia. Gómez, y en algún sentidoHernández, han iniciado esa tarea para Costa Rica.

En la gráfica se muestra el comportamiento del apoyo a la popularidad presidencial para elperíodo que se inicia a mediados de 1982. Se contrasta el verdadero valor proveniente de lasencuestas (Populr) con el que la explicación, a partir de las variables económicas arroja (fitted). Comose observa (residuals), la manera en que capta el verdadero comportamiento es notable. El mejorajuste lo muestra la ecuación en el período 1982-1987 y aunque se deteriora un poco, siempre quedadentro de las pruebas estadísticas más usuales.

Las variables que se incorporan al análisis son cuatro: el nivel de actividad, el desempleo, elsalario real y la inflación. Poco es necesario argumentar en el sentido de lo crucial que esas variablesson en el entorno macroeconómico o por qué el ciudadano común -especialista sólo en economíadoméstica- las consideraría fundamentales.

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16 Factores como la bandera política están presentes de manera importante en ese factor. No obstante, la forma descendente muestra que los logros

destiñen, casi, hasta el más pintado. Gómez ilustra ese punto en su trabajo donde encuentra que los antecedentes partidistas son muy importantes.

17Economía, política y entorno laboral

Gráfica No. 2

La gráfica siguiente da una idea del impacto asociado con ellas. Se percibe, en primer términouna línea descendente de izquierda a derecha (populr) que corresponde a la manera en que lasanteriores apreciaciones del desempeño del Presidente afectan la siguiente evaluación. La gente tienesus percepciones, pero las va alterando conforme pasa el tiempo.16 El mensaje es claro. La gente -equivocada o no- asocia la inflación negativamente con un sentimiento de éxito económico. Como esavariable (GIPCA) afecta el costo de la vida, el sentimiento del público es inmediato, y continuacreciendo en el tiempo, como lo muestra la gráfica.

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17 Dicho en otros términos, no se pudo modelar dentro de la estructura de la autorregresión vectorial. Es no es sorprendente si se reconoce el altogrado de colinealidad de las variables económicas de serie histórica.

18 Con esta variable hay una dificultad adicional. Se interpoló la serie anual con datos sobre empleo formal. El procedimiento, con sus naturalesimprecisiones, no hay razón para suponer que en promedio se ubique alejado del sendero temporal ni oculte las principales estacionalidades. La dificultades que eso lo hace profundamente colinear con las restantes variables macroeconómicas y sugiere problemas con los supuestos sobre las variables exógenasen el modelo lineal general de regresión.

19 Una introducción a ese tema aparece en Vargas, J. R. (1994), "Juventud y empleo en Costa Rica", BID, mimeo, San José. Ese estudio es más

bien descriptivo, pero la evidencia empírica es clara sobre los problemas en el área de la juventud, los patrones rural-urbano y sus direccionespresumiblemente causales.

18Economía, política y entorno laboral

El segundo lugar lo ocupa el crecimiento en el nivel de actividad (GIMAE). Al principio esimportante, hasta alcanzar un máximo en el cuarto mes, como se aprecia en la gráfica 2. No obstante,a partir del octavo mes, y de manera progresiva, el nivel de desempleo se torna más importante. Elsalario (gismra), por su parte, tiene una contribución limitada y no mostró una estructura dinámicaimportante.17 Otro tanto ocurre con el nivel de desempleo.18 En ese sentido, el ámbito del mercadolaboral complementa la visión macroeconómica general. La sabiduría popular y el sentido común delpueblo costarricense saben muy bien lo que, despacio, van descubriendo los economistas académicos.

Un uso alterno de esa ecuación es el de permite simular escenarios de eventos que podríandarse en el futuro. Por ejemplo, podrían contestar interrogantes como qué pasaría con el apoyociudadano (reflejado por las encuestas) ante una mayor inflación, o qué consecuencia política viene atener una variante en el nivel de desempleo. Todos esos aspectos podrían incorporarse en ejerciciosde gabinete, y de esa manera, apoyarían la toma de decisiones.

Las interacciones en el mercado laboral.

En esta última sección, los términos se modificaran. Ahora se "cierra" el círculo al estudiar a lossalarios mínimos en Costa Rica y su nexo con el contexto macroeconómico global. Las principalesvariables que se incorporan en el análisis son el salario promedio (nominal y real), el nivel de precios, elde actividad, la tasa de cambio y la de desempleo.

El tema de los salarios mínimos está íntimamente relacionado con las otras variables delmercado laboral (las que se determinan simultáneamente) y con el marco macroeconómico global. Enespecífico, el grado de homogeneidad de la economía es fundamental para definir la integración entremercados. En la dinámica costarricense dos aspectos merecen atención particular: el empleo rural y elde la juventud. Buena parte de la explicación sobre la baja tasa de desempleo se explica con lo que havenido aconteciendo en esos campos. No obstante, la visión macroeconómica de este estudio lleva adejar de lado esa visión sectorial y se aboca a la problemática global.19 Una línea explicativa queemerge del análisis agregado es que tanto la oferta como el tamaño y la duración del desempleo en el

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20 Para la literatura sobre crecimiento endógeno conviene revisar Rodríguez. A. (1994), "Transnacionales, comercio y crecimiento", Universidad de

Chicago, Chicago. La problemática del capital humano esta admirablemente tratada por Behrman en BID (1993), El progreso económico y social enAmérica Latina, Washington.

21 El turismo que es el más vigoroso de los sectores de las nuevas exportaciones, lo ha sido tanto que ha superado a los dos principales rubros no

tradicionales, café y banano. Los rubros remanentes, aunque permiten reconocer algunos bienes significativos, está caracterizado por la multiplicidad (másde cien) y porque el segmento mayor son agroexportaciones y el segundo, manufacturas y maquila.

22 Ver en Vargas J. R. (1994) un tratamiento más elaborado de esa problemática.

19Popularidad, economía y el marcado laboral

mercado laboral lo establecen efectos de largo plazo de las condiciones de salud y educación (para eltrabajo). Ese sentido no inmediatista conviene reiterarlo porque es una característica fundamental. Elque los efectos no sean exclusivamente de la dimensión de oferta es también importante. En los paísesdel sudeste asiático se observa de forma clara como el dinamismo de la población y su particulardotación en el mercado laboral permite tasas de crecimiento mayores. Esto puede plantearse entérminos de las nuevas teorías del crecimiento endógeno o interpretarse en el contexto de las teorías delcapital humano.20

Uno de los más interesantes efectos del nivel educativo sobre la oferta de mano de obra,especialmente en los más jóvenes, es que torna más compleja la decisión de aceptar un trabajo oplantea la opción de un mayor período de espera antes de tomar uno que no sea atractivo. Este efectose refuerza porque la difusión del nivel educativo está precedido de un crecimiento del ingreso mediode la familia -a veces lo acompaña, y con frecuencia lo revalida dinámicamente. Por ello es importantereconocer el papel crucial que ha jugado en el mercado laboral el vigorosísimo crecimiento que se hadado durante el ajuste estructural (de 1985 a la fecha).21 Dos elementos fundamentales de ese procesoson: a) que las destrezas requeridas no son las típicas de los "viejos" miembros de la fuerza laboral(rural o urbana) y b) que muchos de los nuevos empleos (especialmente los de ecoturismo y los deagroexportaciones) están con frecuencia en el campo. Esto significa que los grupos usualmente másvulnerables, jóvenes y habitantes de zonas rurales son los más favorecidos.22 El que los cohortes másrecientes tengan niveles de capital humano mayor que quienes les precedieron los hace más maleables ypor ello más aptos para las nuevas condiciones del ajuste estructural.

El marco teórico del desempleo puede plantearse en líneas paralelas a las de Labini (1990),quien reconoce cuatro orientaciones paradigmáticas: keynesiana, ricardiana, estructuralista y de salariosexcesivos.

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20Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 5 Histograma de incrementos en el salario promedio

Una síntesis de las cuatro vertientes teóricas plantearía que la síntesis sobre el problema salarial debereconocer su naturaleza dinámica. La velocidad de los incrementos salariales sería óptima si coincidecon las variaciones en la productividad. Si es menor, se da una caída dinámica en el crecimiento de lademanda efectiva. Cuando resulta mayor, lleva los desequilibrios a otros mercados, usualmente alexterno en economías abiertas, y dependiendo de la magnitud del exceso de demanda, puedecoadyuvar a crisis de balanza de pagos. También es conveniente reconocer que salarios crecientesllevan a un incremento en la productividad. Esto se da porque el precio de la maquinaria esrelativamente estable sobre períodos de tiempo. Esos lapsos marcan el límite en el cual operan esosincrementos en la productividad.

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21Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 6 Histograma de frecuencia de incrementos en salarios mínimos (reales)

La definición de desempleo involucra un criterio empírico y a menudo arbitrario (legal oadministrativamente). No obstante, es útil reconocer la distinción entre desempleo y desempleopropiamente dicho, donde este último reconoce únicamente a aquellos que ocuparon puestos detrabajo previamente pero que no a los que buscan empleo por vez primera.

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22Popularidad, economía y el marcado laboral

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23Popularidad, economía y el marcado laboral

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23 Ver Meller, P. (1990) "Salarios reales y salarios relativos" en Colección Estudios CIEPLAN, No. 29 o Tobin J. (1972) "inflation and

unemployment", American Economic Review, I-18.

24Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 8 Desempleo histórico, su curva de mejor ajuste y su residuo estadístico

Patricio Meller23 plantea que las relaciones sociales y humanas del mercado de trabajo son denaturaleza diferente a las del mercado de bienes. La distinción fundamental la plantea la durabilidad delproceso de compra-venta. Mientras en el mercado de bienes nadie compra en los mismos lugares, enel laboral, consideraciones de eficiencia y productividad sugieren una colaboración permanente. Ello seplasma jurídicamente en los contratos de trabajo.

En el ámbito de la política laboral, es conveniente referirse al tema de la flexibilidad delmercado. El concepto de Meller sobre durabilidad de contratos es importante para entender laproblemática involucrada. No se trata de emplear el concepto como se aplica al mercado de bienes. Lo deseable es una búsqueda pragmática de la flexibilidad óptima respecto a los cuatro aspectos:salarios, horario laboral, contratación y despido. Existe la impresión de que los mecanismos del

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25Popularidad, economía y el marcado laboral

mercado están diseñados para beneficiar a los que ya tienen empleo, con poca o ninguna consideraciónpor los que no lo tienen (¡Los desempleados no pueden hacer huelga!)

En el tema de la apertura de mercados, la endogeneidad (sobre todo a mediano plazo) delmercado laboral entra en conflicto. La dinámica de las relaciones es otra cuando un segmento nadadespreciable -y creciente- de la producción se destina a mercados allende las fronteras. Sinprofundizar mucho en esa dirección, hay que reconocer que los trabajadores de un determinado paísterminan compitiendo contra los de los países de las "estrellas crecientes" o de las "oportunidadesperdidas". Una y otra cosa son muy distintas y las consecuencias sobre tasa de desempleo ocompetividad de los salarios mínimos son inescapables.

Una última consideración analítica es la que alude al tamaño del sector público. Se reconoceque el mercado corresponde a una estructura de vasos comunicantes. No obstante, si el sector públicoes grande, puede volverse un sector cabeza o alternativamente, la estructura de mercado puedeconcebirse como un olipsonio con firma líder. Esto sería una más de las imperfecciones en mercados,pero la dificultad radica en que los salarios del sector público no se establecen en términos deproductividad, y por el contrario, presentan importantes elementos de precio político. Paldam (1994)ofrece un importante recuento de esa problemática en un contexto macroeconómico.

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26Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 9 Descomposición de los efectos de variables económicas sobre el desempleo

La sección precedente plantea un posible antagonismo de objetivos, y en esta nota se revisarála evidencia empírica costarricense, dentro de un marco macroeconómico, con énfasis en el salariomínimo. No obstante, es prudente ofrecer una reseña del contexto institucional relativo a dichossalarios. La primera legislación sobre el salario mínimo data de noviembre de 1933; en ella seestablece también una oficina técnica y un consejo bipartita de conciliación. Diez años después esasdisposiciones son incorporadas en el Código de Trabajo y se llevan a rango constitucional. Entre 1961y 1974 el Consejo de Salarios, que para entonces era tripartita por la incorporación del estado, estuvoobligado a revaluar los salarios mínimos ante una devaluación de la moneda nacional. La fijación sedebía hacer cada dos años en las décadas de los cuarenta y cincuenta. Luego se hizo anual, y para lacrisis y el ajuste estructural (década de los años ochenta) se establecieron reglas discrecionales. Alpresente la fijación se hace semestralmente. Los criterios que se observan para la fijación estánrelacionados con el costo de la vida y no con aspectos de productividad.

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24 En todos los casos los datos se refieren a ese período muestral a menos que se indique lo contrario

27Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 10 Respuesta del desempleo a variables económicas

El primer aspecto por considerar es la relación entre el salario mínimo y el promedio, tanto entérminos reales como nominales. Una aproximación inicial consiste en evaluar la frecuencia con la quehan ocurrido incrementos en los salarios. Se partirá de enero de 1983 y se incluyen datos hastafebrero de 1992.24 El gráfico 1 muestra el histograma de frecuencias de incremento en los salariospromedios reales. El 2 presenta los aumentos en el mínimo real. Es útil observar que ambosesquemas aproximan una distribución gausiana, pero los parámetros diferentes. La ordenacióninvolucra valores negativos. Para ambas distribuciones, las respectivas medidas de sesgo son 1.26 y -.91, las de curtosis 4.94 y 4.33 y los estadísticos de normalidad de Jarque y Berra 85.16 y 33.57. Sise elabora un diagrama de dispersión entre ambos incrementos se encontrarían valores en la diagonal,pero su secuencia no sería la línea recta sino que mostraría eventuales desviaciones. La gráfica 3 ilustralo descrito. Un análisis de correlación cruzada arrojaría valores muy elevados: sobre un 50% para losprimeros 12 rezagos, pero significativamente mayores para la relación de los salarios mínimos que en

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25 Ver Paldam, M. y L. A. Riveros (1987).

26 Puede argumentarse que la ausencia de economistas profesionales en el área de la política social es un decidido colaborador a la toma de decisiones

que adolecen de fuerte miopía, de notables consecuencias negativas en el mediano plazo. El peligro de hacerlo es que un tema importante se puedetransformar en un argumento gremial.

28Popularidad, economía y el marcado laboral

los nominales (resultado esperable por la contribución de la política salarial). Esa observación empíricaplantea una hipótesis de comportamiento: independiente de la relevancia cuantitativa o el número deempleados a los cuales afecte, los actores del mercado laboral perciben la tendencia que seguirá lapolítica del gobierno en el comportamiento de los salarios mínimos. Este es un tema a examinar en elcontexto de las pruebas de causalidad que se ofrecen más adelante, pero con esta otra interpretaciónen mente.

Siguiendo a Paldam y a Riveros25 es conveniente distinguir los efectos microeconómicos de losglobales, respecto a la existencia de los salarios mínimos. En específico, en el primer campo seplantean dos interrogantes: si los salarios mínimos reducen la dispersión entre salarios nominales, y sila existencia del mínimo legal no tiene consecuencias sobre el nivel de empleo. Un argumento puedeorganizarse en torno a las fuerzas que configuran el ingreso esperado de los pobres; la remuneración delos obtienen empleo aumenta, pero la cantidad de puestos disminuye, de suerte que ambos efectosdeben contrastarse. En el diseño de la política social es ese un aspecto que a menudo se deja de lado,y esa omisión origina consecuencias lamentables sobre los pobres.26 Una variante del argumento parael mediano plazo es que la legislación de salarios implica la adopción de tecnologías intensivas en elempleo del capital, con la consecuente sustitución de factores productivos.

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29Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 11 Impacto en los salarios medios a modificaciones en las variables económicas

En el lenguaje tinbergense de instrumentos y objetivos, la pregunta puede replantearse entérminos de la idoneidad de la política de interferencia con los mecanismos del mercado laboral comoinstrumento redistributivo. La distinción entre consecuencias inmediatas y las que son sostenibles en elmediano plazo es crucial para llegar a conclusiones relevantes (que no necesariamente se puedeninstrumentar políticamente).

Desde una óptica macroeconómica, la interrogante central se refiere a la contribución delsalario mínimo a la inflación global, a la demanda agregada, así como la manera en que afecta susinterrelaciones. Aquí queda involucrado un concepto de endogeneidad del proceso, que tiene una res-

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27 Ellos confrontan tres experiencias cercanas pero disímiles (Argentina, Brasil y Chile).

30Popularidad, economía y el marcado laboral

Gráfica 12 Impacto en los salarios mínimos a modificaciones en las variables económicas

puesta empírica particular a cada caso-país-período, como lo constatan Paldam y Riveros para trespaíses del Subcontinente.27

La naturaleza empírica del problema sugiere la búsqueda de resultados que sean robustosestadísticamente. Ello constituye un intento de evitar la trampa de las ortodoxias paradigmáticas. La

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28 Ver Vargas, J. R. (1988) y González, P. (1990).

29 González, P. (1990) op. cit.

30 Se utiliza la prueba de Dickey y Fuller (aumentada) y se emplea el criterio de MacKinnon para probar la significancia estadística.

31Popularidad, economía y el marcado laboral

salida metodología es el empleo de las técnicas de raíces unitarias, cointegración y causalidad.28 Aparecen, en este contexto, interrogantes respecto a la naturaleza y modelización de la estructura derezagos (que tiene que ver con ajuste al equilibrio, con expectativas o con propiedades dinámicas delos procesos) pero esa dificultad se concibe como menos severa.

La primera consideración que debe hacerse (en el espíritu de González29) es determinar laidoneidad de las variables del contexto macroeconómico para explicar (y si es pertinente, ser tambiénexplicadas por) los salarios mínimos. La prueba básica se llama cointegración. Esta es una pruebaque busca determinar si los residuos de una ecuación de prueba de hipótesis son estacionarios (cointe-grados de grado n) de manera que la relación bajo examen no es dinámicamente explosiva.30 Serealiza primero una prueba de existencia de raíces unitarias y si ese criterio se satisface, se evalúa lacointegración. Se determinó que existían raíces unitarias para salario mínimo y para el salarionominal. También se realizaron pruebas para los salarios nominal y mínimo en términos reales, el tipode cambio, los precios, el nivel de actividad (IMAE) y el desempleo. Solamente esta última supera laprueba al nivel de significancia del 95%, lo cual implica que dicha variable no es estacionaria ni tieneuna raíz unitaria.

Se examinó la cointegración de salario promedio y salario mínimo; se llegó a la conclusión deque si lo estaban. Para el caso de sus correspondientes valores en términos reales, la prueba tambiénfue semejante. Por último se probó la ecuación de cointegración que incorporaba tasa de desempleo,salario mínimo, tipo de cambio y precios. También mostraron estar cointegrados. No se estimóprueba de corrección de errores. Todas las pruebas de raíz unitaria y cointegración aparecen en elapéndice 1.

La siguiente etapa consiste en evaluar (en el espíritu de Paldam y Riveros) la causalidad,entendida como precedencia en el desarrollo temporal de los eventos. Ello implica que A causa a B sise puede predecir significativamente mejor a B empleando a A (y a sus valores previos) que si se pres-cinde de su utilización. Naturalmente que el concepto es bidimensional, pero si es válida en ambasdirecciones, ello significa un bucle recursivo.

El primer resultado significativo es que el crecimiento en los salarios mínimos es causado(precedido) por la variación en los salarios nominales promedio, pero lo contrario también es cierto. Este resultado es muy robusto, pues se mantiene invariante ante distintas estructuras de rezagos (En el

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31 Además de las consecuencias naturales asociadas con una economía pequeña y abierta como la costarricense y la línea causal típica de esas

circunstancias, en el período 1961-1974 existió la disposición que obligaba a revisar los salarios mínimos ante variaciones en el tipo de cambio, como sehabía comentado páginas atrás.

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apéndice 2 aparecen los resultados para 1, 12 y 18 rezagos). Los incrementos en los salarios nomina-les y mínimos son anticipado por los aumentos en el tipo de cambio, pero estos últimos igualmenteafectan en sentido inverso.31 Con respecto al aumento en el empleo o en la actividad económica, no sepuede establecer cadena causal alguna que resulte estadísticamente significativa respecto al salarionominal, y por ello no se muestran en el apéndice 2. Hay que rechazar la hipótesis nula de que lossalarios mínimos no causan el desempleo, no importa si se utilizan muchos o pocos rezagos (de 1 a 24). Hay bucle bidireccional entre los salarios mínimos y el nivel agregado de actividad o el de precios.

El salario mínimo real por su parte, causa la tasa de desempleo, pero lo contrario no sepuede respaldar estadísticamente. Con respecto a la relación entre la tasa de desempleo y los creci-mientos en empleo y actividad, la de inflación o el empleo absoluto no puede afirmarse nada. Esimportante, por otra parte, reconocer que el crecimiento en el empleo es causado por la actividad,pero no se verifica lo contrario.

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32 Cada ecuación minimocuadrática que se estima mediante la técnica de vectores autoregresivos es diferente, aunque los resultados de los ajustes

lineales se aproximan bastante; la especificación es homogénea

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El último criterio (subsidiario) que se empleará es explorar utilizando vectores autorregresivos(VAR) para explicar empleo, salarios, precios y desempleo. La gráfica 4 muestra el comportamientodel desempleo estimado mediante los vectores autorregresivos.32 Una manera de entender lo quedicha ecuación muestra aparecen en la gráfica 5. La descomposición de la varianza, con un horizontede 24 meses muestra que la variable más importante es el ajuste institucional, pero que éste vaperdiendo relevancia frente al tipo de cambio, de manera que a partir del mes 11, la paridad cambiarialo supera en la importancia de su contribución cuantitativa. El salario promedio también es importantey su impacto alcanza un máximo en el sexto mes. Los precios tienen una contribución interesante, puesal principio son poco significativos, pero a partir del mes 17 aceleran su aporte, de forma tal que, apartir del mes 22, sólo resultan segundos a la devaluación. El salario mínimo va creciendo en impor-tancia cuantitativa a través del primer año, para mantenerse muy cerca de ese nivel máximo por el restodel período. La actividad económica, por su parte, aunque parte de una contribución pequeña y lenta

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mente creciente, nunca alcanza un valor máximo. Es importante destacar que esa interacción con eldesempleo al igual que la que registra la inflación son potencialmente inestables.

La gráfica 6, por su parte, es una visión distinta de mismo fenómeno. Una cuestión preo-cupante de ese análisis es que todas las variables del entorno macroeconómico tienden a aumentar eldesempleo, excepto el salario promedio, en el corto plazo.

El salario promedio muestra una imagen congruente con las explicaciones del ciclo económicoen su versión convergente y de baja intensidad. Esto puede observarse en la gráfica 7. Son dedestacarse las contribuciones de actividad y precios, que en el segundo año tiende a aumentarlo. Elsalario mínimo, por el contrario, a partir del octavo mes tiende a disminuirlo.

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Los efectos de las distintas variables macroeconómicas respecto a los salarios mínimosmuestran también un comportamiento cíclico, fenómeno que se ilustra en la gráfica 8. La actividadeconómica está negativamente correlacionada con esta variable, y su propia historia (factores institu-cionales) muestran una tendencia decreciente. La gráfica 9 muestra el ajuste del vector correspon-diente al salario mínimo. No sólo es interesante observar cómo la ecuación sigue sin dificultadesmayores el sendero histórico, pero lo son más los escalones discretos que muestra el salario mínimo ylas decisiones de política pública que implican las diferentes pendientes en los períodos de postcrisis yde ajuste estructural.

Los precios, por su parte muestran una importante contribución de los salarios mínimos. Estaes cuantitativamente mayor que todas las restantes variables del entorno macroeconómico; parececonverger hacia el final del segundo año y alcanza un valor máximo en el mes 11. Los salarios nomina-

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33 Naturalmente que sería muy valioso observar que ha ocurrido dentro de ese mismo lapso con la tasa de ganancia, la productividad y los salarios

medios excluyendo a los trabajadores del estado. La orientación de esta investigación y la disponibilidad de datos impidieron explorar en esasdirecciones.

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les, por su parte, aparecen de manera significativa en el primer semestre, pero su impacto tiende acompensarse. La variable de actividad económica convalida el criterio de los impulsos de la oferta("supply-side shocks"), pues su contribución tiende a disminuir el nivel de precios, en ciclos cada vezmás pequeños.

Es importante contrastar los resultados con los hallazgos de Paldam y Riveros para su muestrade países latinoamericanos, que como ellos los describen, son múltiples y diversos. En Argentina noencontraron evidencia empírica de causalidad de los salarios mínimos a los medios, ni una significati-va contribución a la dinámica precios-salarios. Chile contrasta esa imagen con vínculos claros y válidosen ambos sentidos, causados y causantes. Brasil ofrece un planteamiento más complejo: fuertesvínculos de precedencia de precios con salario mínimo, pero solamente los mínimos a los salarios (noa la inversa).

Los resultados para Costa Rica, en resumen, son semejantes a los de Chile. Contundentecausalidad bidireccional de salarios medios a los mínimos (y viceversa), tanto con los niveles realescomo con los nominales. Resultado semejante para la dualidad salarios mínimos-precios, peroincompleta para los salarios reales; la inflación no los causa.

Por último, es interesante observar lo que ha acontecido con el salario en el mediano plazo. Las gráficas 10 y 11 permiten tener una idea aproximada. En ellas se muestran, contrastados con eleje de la absisa, los incrementos que tanto el salario nominal y real, tanto medio como el mínimo hanrecibido. Es notable como durante la crisis (1979-1983) el progreso del salario mínimo real essignificativamente negativo, fenómeno que no se evidencia para el salario medio, excepto en lapsos muybreves. Igualmente es interesante cómo los notables incrementos nominales de la primera mitad de losaños ochenta se disipan si se les mira en términos reales. Se constata que tanto mercado comogobierno (la Comisión tripartita de Salarios Mínimos) han tendido a llevar la retribución del trabajo porencima de los precios.33 Podría leerse que el primero ha sido más sistemático y dinámico, mientras elsegundo más puntual y arbitrario. No obstante, parecería que se estaría sacando demasiadasconclusiones un par de gráficas gemelas.

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Una manera de integrar los resultados obtenidos en las páginas precedentes con aspectosinstitucionales y de idiosincrasia que se plantearon cuando se marcó la trayectoria histórica de la legisla-ción del salario mínimo y la búsqueda de ajuste de la economía es mediante la llamada ley de Okun(Ver gráfica 12). Se escogió la versión que plantea el desempleo como proporcional a la desviaciónde la tasa de crecimiento de la economía de su tendencia de largo plazo. Ese sencillo marco de análisisproveniente de la teoría del crecimiento, y los parámetros para Costa Rica son aproximadamente

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34 La forma funcional es --u=gy-z, donde u es la tasa de desempleo, e y es la tasa de crecimiento del producto. NAIRU, por su parte es un

acronismo inglés representa la teoría de la mínima curva de Phillips dinámica. Propone la existencia de una tasa de desempleo congruente con una tasa deinflación estacionaria. Esa tasa no está del todo bien definida y tampoco es estable porque contiene inercia en el mediano plazo. Por ello no es tanpreocupante que no fuera posible estimarla con datos de Costa Rica.

35 Ver Nannestad y Paldam (1992) o un texto moderno de macroeconomía.

36 No se alcanza la total convergencia con los criterios de Mastrique, pero el que se aluda esa norma que en el contexto europeo solamente

Luxemburgo satisface, es una buena señal. En el área en la cual el desequilibrio es mayor es en el sector externo. En el orden de compativilidad depolíticas, es el sobredimensionamiento de la monetaria con la virtual atrofia de la fiscal (y el desequilibrio que se acumula en ese sector) lo máspreocupante del momento actual.

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g=.27, z=5.34 Esto implica que para mantener el desempleo constante, el crecimiento del productodebe acercarse al 5% anual, y que abajo o arriba de esa cifra, aquel disminuye (aumenta) en 7/24, porcada punto porcentual de este último.

En la última década, se observa que la tasa de desempleo abierto alcanzó un máximo de 9.4%en 1982, y se logró bajar en 1984 a 5.5%, manteniéndose relativamente estable hasta 1989, cuando seredujo a 3.8%. En 1991, sube a 5.5%, pero en 1993 llega a 4.1%. La tasa de sub-utilización total(incluye desempleo abierto y subempleo visible e invisible) alcanzó también su máximo en 1982, paraposteriormente bajar poco a poco hasta alcanzar un 9.9% en 1989. En 1990, se nota nuevamente unleve deterioro de este indicador.

No fue posible, por otra parte, encontrar la curva de Phillips dinámica mínima, que permitieraidentificar de manera estable el NAIRU.35 La tasa de desempleo ha bajado del 4.1%, como ya se dijoantes en un contexto en el cual se redujo la inflación a un solo dígito36. La autoridades y la sociedad ci-vil no parecen entender los números básicos ni los sacrificios que se requieren para alcanzar un nivelestable de crecimiento de precios, compatible con la inserción en el comercio internacional que sepretende como meta nacional (bipartidista).

A manera de conclusión, se puede resumir (con Paldam y Riveros) que el argumento en favorde los salarios mínimos descansa en la presunción de que la economía (latinoamericana) no seencuentra en el punto óptimo de equilibrio general. Tanto el poder monopsónico de ciertas empresas,como el monopólico de algunos sindicatos ubica los diferenciales de salarios, especialmente paradeterminados empleos, muy lejos de los estratos inferiores. Así, es prudente modificar administrativa-mente esos diferenciales, y ello no tiene consecuencias serias sobre el nivel de inflación, pero sí mejorael bienestar de la sociedad civil.

En contra de la legislación explícita de pisos salariales se puede argumentar a partir delreconocimiento de que salarios son precios (de factores) y cualquier modificación perdurable en ellosdeberá involucrar cambio en las condiciones de oferta o en las de demanda. Ello implica que los incre-

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mentos unilaterales de los salarios tan solo aumentarán la inflación en un monto semejante y puede darlugar a desempleo para los grupos de menores ingresos. Estos, a quienes la legislación buscababeneficiar, ven su suerte disminuida y la sociedad como un todo deteriora sus condiciones generales.

Conclusiones.

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NOMENCLATURA.

AID Agencia Internacional para el Desarrollo. BANHVI Banco Hipotecario de la Vivienda.BID Banco Interamericano de DesarrolloBEM Bonos de estabilización monetaria.CAT Certificado de Abono Tributario.CCSS Caja Costarricense de Seguro SocialCD Certificados de depósito.COREC 1 Comisión para la reforma del Estado Costarricense 1.COREC 2 Comisión para la Rreforma del Estado Costarricense 2.CODESA Corporación Costarricense de Desarrollo.CNP Consejo Nacional de ProducciónESPH Empresa de Servicios Públicos de HerediaFANAL Fábrica Nacional de Licores.FERTICA Fertilizantes de Centroamérica.FMI Fondo Monetario Internacional.FODEA Ley de Fomento a la Producción Agropecuaria.ICAA Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados.ICE Instituto Costarricense de Electricidad.IDA Instituto de Desarrollo Agrario.IFAM Instituto de Fomento y Asesoría Municipal.INA Instituto Nacional de Aprendizaje.INCOFER Instituto Costarricense de Ferrocarriles.INCOP Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico.INS Instituto Nacional de SegurosINVU Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo.ITCR Instituto Tecnológico de Costa Rica.JPSSJ Junta de Protección Social de San José.MAG Ministerio de Agricultura y Ganadería.MEIC Ministerio de Economía, Industria y Comercio.MEP Ministerio de Educación Pública.MIDEPLAN Ministerio de Planificación y Política Económica.MOPT Ministerio de Obras Públicas y Transportes.RECOPE Refinadora Costarricense de Petróleo.SNE Servicio Nacional de Electricidad.UCR Universidad de Costa Rica.

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UNED Universidad Estatal a Distancia.UNA Universidad Nacional