Panorama partidos políticos

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Unidad Partidos Políticos -OPD 1 Diagnóstico Unidad Partidos Políticos OPD-FUNGLODE 1. Antecedentes históricos Los partidos políticos constituyen un elemento fundamental para la consolidación y la calidad de la democracia; son el mecanismo por el cual se accede al poder y por donde se canalizan los intereses del pueblo. Durante varias décadas, importantes pensadores (como Duverger, Michaels, Dahl, y más recientemente Alcántara Sáez, Espinal y Hartlyn, entre otros), han teorizado acerca de los partidos políticos como aspectos indispensables de la vida política. Como condición mínima, los partidos, siguiendo la línea de Sartori, son la estructura intermediaria central entre la sociedad y el gobierno, compuesta de grupos que compiten electoralmente por el poder. 1 De su lado, Víctor Livio Cedeño en su libro Los partidos políticos en la República Dominicana, se muestra en contra de toda postura que considere que el origen del partido está en los caudillos. Para Cedeño «en vez de creer que el caudillismo se encuentra en la génesis del partidismo, el mismo ha sido un obstáculo grande para el surgimiento, primero, y para el desarrollo y la democratización, después, de los partidos». El estudio de los partidos políticos en la República Dominicana se caracteriza por la existencia de dos enfoques: uno de ellos asume que la causa fundamental que determina el surgimiento y funcionamiento de los partidos se debe al legado histórico caudillista; el otro, en cambio, conceptualiza el caudillismo como un elemento importante, pero no determinante en el surgimiento y funcionamiento de los partidos políticos. Por ejemplo, en su obra titulada Partidos políticos en la sociedad dominicana (1844-1998), Amaury Justo Duarte enfatiza la función determinante de los caudillos en la creación de los partidos políticos. Este análisis, de tendencia teleológica, no presta atención a otras dinámicas sociales que nos informan acerca de la vida política; dejando de lado una parte importante de la realidad en la compresión de los partidos. 2 Este proyecto de estudio de los partidos políticos se enmarca dentro de la especificidad y realidad del ámbito político dominicano. Se hace especial 1 Manuel Alcántara Sáez, Instituciones o máquinas ideológicas? (Institut de Ciences Politiques i Souals, Barcelona) 2004, pg. 30. 2 Víctor Livio Cedeño: Los partidos políticos en la República Dominicana (Editora Dialogo, Santo Domingo) 1999, página 110.

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Diagnóstico Unidad Partidos Políticos OPD-FUNGLODE 1. Antecedentes históricos Los partidos políticos constituyen un elemento fundamental para la consolidación y la calidad de la democracia; son el mecanismo por el cual se accede al poder y por donde se canalizan los intereses del pueblo. Durante varias décadas, importantes pensadores (como Duverger, Michaels, Dahl, y más recientemente Alcántara Sáez, Espinal y Hartlyn, entre otros), han teorizado acerca de los partidos políticos como aspectos indispensables de la vida política. Como condición mínima, los partidos, siguiendo la línea de Sartori, son la estructura intermediaria central entre la sociedad y el gobierno, compuesta de grupos que compiten electoralmente por el poder.1

De su lado, Víctor Livio Cedeño en su libro Los partidos políticos en la República Dominicana, se muestra en contra de toda postura que considere que el origen del partido está en los caudillos. Para Cedeño «en vez de creer que el caudillismo se encuentra en la génesis del partidismo, el mismo ha sido un obstáculo grande para el surgimiento, primero, y para el desarrollo y la democratización, después, de los partidos».

El estudio de los partidos políticos en la República Dominicana se caracteriza por la existencia de dos enfoques: uno de ellos asume que la causa fundamental que determina el surgimiento y funcionamiento de los partidos se debe al legado histórico caudillista; el otro, en cambio, conceptualiza el caudillismo como un elemento importante, pero no determinante en el surgimiento y funcionamiento de los partidos políticos. Por ejemplo, en su obra titulada Partidos políticos en la sociedad dominicana (1844-1998), Amaury Justo Duarte enfatiza la función determinante de los caudillos en la creación de los partidos políticos. Este análisis, de tendencia teleológica, no presta atención a otras dinámicas sociales que nos informan acerca de la vida política; dejando de lado una parte importante de la realidad en la compresión de los partidos.

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Este proyecto de estudio de los partidos políticos se enmarca dentro de la especificidad y realidad del ámbito político dominicano. Se hace especial

1 Manuel Alcántara Sáez, Instituciones o máquinas ideológicas? (Institut de Ciences Politiques i Souals, Barcelona) 2004, pg. 30. 2 Víctor Livio Cedeño: Los partidos políticos en la República Dominicana (Editora Dialogo, Santo Domingo) 1999, página 110.

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énfasis en su trayectoria histórica, su dinámica interna y externa, al igual que su organización y funcionamiento. Más que entes fijos, los partidos políticos dominicanos serán abordados como relaciones sociales en constante cambio, que luchan por adaptarse a las nuevas realidades políticas. Los partidos políticos dominicanos empiezan su desarrollo pleno en 1961, después de la muerte del dictador Rafael L. Trujillo. A finales del siglo XVIII, y durante todo el siglo XIX, las actividades partidarias se estudian como formaciones, proto-partidos (Jiménez Polanco, Cedeño, Hartlyn), pues estas carecían de estabilidad, estructuras organizativas establecidas y de proyectos cohesivos a largo plazo. Estas organizaciones fueron más bien resultados coyunturales en el proceso de acceso al poder. Para Jiménez Polanco, los partidos de entonces eran facciones y «respondía[n] a una estrecha relación entre los conflictos militares y políticos: el triunfo político estaba generalmente precedido de una guerra victoriosa que impulsaba a los bandos militares a formar facciones o grupos, como si se tratase de una mercancía de su propiedad en la que apoyarse para conservar el poder».3

Cedeño afirma: «los primeros partidos dominicanos hay que buscarlos en el presente siglo y mas concretamente, después de la muerte de Trujillo». Lo que dominó antes fueron facciones. «Se trató de puras facciones políticas, lo que no quiere decir que estas no existen hoy día, puesto que, como hemos visto, ellas sobreviven, pero ahora dentro de los partidos, principalmente en aquellos en donde el caudillismo ha ido desapareciendo».

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• Los liberales, que conformaban la facción de los Azules y tenían ideales independentistas.

Las agrupaciones partidarias de 1844 hasta finales de siglo estuvieron formadas alrededor de caudillos como Pedro Santana y Buenaventura Báez, y más adelante Ulises Heureaux (Lilís). Se destacan las agrupaciones siguientes:

• Los conservadores, constituían la facción de los Rojos y apoyaban el proceso anexionista.

3 Jacqueline Jiménez Polanco: Los partidos políticos en la República Dominicana: Actividad electoral y desarrollo organizativo (Editora Centenario, Santo Domingo) 1999, página 45. 4 Cedeño, pg. 110.

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• Los Verdes surgieron de la escisión de los rojos, formado por Ignacio María González. Estaban compuestos por el ala «liberal» de los Rojos y por la vertiente «reaccionaria» de los Azules.5

Según Polanco: «La participación política [de las facciones] no conllevaba, pues, a la organización de sectores en base a un programa de gobierno, unos estatutos, unos cuadros dirigentes, un registro de la militancia, etc.»6

Luego de la caída de la dictadura de Lilís las luchas caudillistas continuaron, esta vez conducidas por múltiples facciones, tales como: bolos o jimenistas, coludos o rabuses, colituertos o huérfanos, «Partido» Velazquista, «Partido Legalista», «Partido» Nacional, «Partido» Jimenista. Algunos de estos se dividieron en otras facciones distribuidas por el territorio, ayudando a la proliferación de otros caudillos regionales. Estas agrupaciones tampoco son consideradas partidos políticos en su totalidad, ya que muchas carecían de una «base doctrinaria y tampoco respondían a intereses de clases…».

Por tanto, no calificaban como partidos per se. A esto se le añade que las diferencias ideológicas entre estas agrupaciones no siempre fueron consistentes, ya que la lucha por el poder hacía que muchos buscaran concesiones entre ellos.

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Fue en 1914, mediante el establecimiento de una ley electoral, cuando por primera vez se hace reconocimiento a los partidos políticos y se permite la presentación de candidaturas de partidos a las elecciones, «en contraste con las candidaturas individuales que habían sido hasta entonces la norma».

La inexistencia de mesas electorales en las zonas rurales, a pesar de haber sido ejecutado el sufragio universal en 1865, virtualmente excluyó a las masas de los procesos electorales y la representación política; prolongando así el poder caudillistas.

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Con el ascenso de Rafael L. Trujillo al poder en 1930, las agrupaciones políticas establecidas en el país, al igual que cualquier actividad política,

Esto llevó a una mayor participación de los dominicanos en la actividad política. Otros avances en la ley electoral durante las primeras dos décadas del siglo XX contribuyeron a la transición de facciones a partidos políticos, aumentó el número de mecanismos de participación y se estableció el registro de militantes, entre otros.

5 Jiménez Polanco, pg. 55. 6 Jiménez Polanco, pg. 45. 7 Jiménez Polanco, pg. 62. 8 Amaury Justo Duarte: Partidos políticos en la sociedad dominicana (1844-1998), (Editora Universitaria UASD, Santo Domingo) 1998, pg. 12.

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se fueron reduciendo poco a poco, a causa del rechazo del dictador hacia la existencia de otro partido político que no fuera el Dominicano. Ésta fue una política mantenida por medio de la violencia y la represión. La presencia de un solo partido, el Partido Dominicano, como brazo legitimador del Jefe, impidió la posibilidad de una comunidad política pluralista y evitó la transformación de las facciones en partidos políticos, porque estos fueron prohibidos. Durante la dictadura se registró el surgimiento de partidos políticos y movimientos, pero solo existieron en la clandestinidad y el exilio. En el exilio fueron formados: el Partido Revolucionario Dominicano, en 1939, y el Movimiento Popular Dominicano (MPD), en 1956; ambos formados en territorio de Cuba. Para Cedeño, la formación de los partidos políticos se posibilita realmente en el momento que, después de morir Trujillo, «regresa al país una avanzada del PRD, dirigido por el profesor Juan Bosch, la cual llega al país el 5 de julio de 1961».9

9 Cedeño, pg. 112.

Así se dio cabida a un período de «pluripartidismo moderado del sistema de partidos». Las expectativas que surgieron después de la muerte del tirano no pudieron cristalizarse, debido al surgimiento de un período de inestabilidad política desde 1961 hasta 1966. El profesor Bosch ganó las elecciones de 1962, pero fue derrocado 7 meses más tarde. Lo que produjo una inestabilidad política que desembocó en una guerra civil y la segunda intervención americana en 1965. La inestabilidad política se prolongó hasta las elecciones de 1966; ‘elecciones’ ganadas por el doctor Joaquín Balaguer, que en el proceso, había fundado el Partido Reformista. Esta situación de inestabilidad obstaculizó el desarrollo de un sistema democrático y cohesionado, condición imprescindible para que las agrupaciones partidarias existentes se fortalecieran y se convirtieran en verdaderos partidos políticos. En el año 1973 nace el Partido de la Liberación Dominicana, fruto del descontento del profesor Bosch con las prácticas políticas dentro del PRD. Bosch afirmó: «El PLD tendrá o deberá tener las características ideológicas y programáticas de un partido de liberación nacional. Eso quiere decir que el PLD será lo que debió ser y no pudo ser el PRD».

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Luego de los primeros doce años de Balaguer (1966-1978), el PRD triunfó en las elecciones y se produjo el primer traspaso de mando de gobierno, en forma pacífica. En este país y en ese momento inicia lo que la teoría política llamaría posteriormente la tercera ola de la transición democrática. El PRD se mantuvo en el poder entre 1978 y 1986. Los presidentes perredeístas fueron: Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco. Del 1986 al 1996 retorna al poder el presidente Joaquín Balaguer. Estos últimos diez años estuvieron caracterizados por crisis de gobernabilidad y registros de elecciones fraudulentas; hasta el punto de que en las elecciones de 1994, como fruto del fraude electoral, el período presidencial fue acortado en dos años. Las transformaciones económicas experimentadas por el país tardaron en traducirse en avances democráticos. Los partidos dominantes dominicanos (PRSC, PRD y PLD) surgieron en medio de regímenes políticos autoritarios, contrarios a la formación de partidos, y todos, en mayor o menor medida, han reproducido en su desarrollo interno una cultura política marcada por elementos autoritarios y democráticos. 10

10 Jiménez Polanco, pg. 453.

Con el «Pacto por la Democracia» Leonel Fernández triunfa, logrando por primera vez el asenso del PLD a las líneas de poder en 1996. El dirigente perredeísta Hipólito Mejía gana las elecciones de 2000 en otro traspaso de mando. En el contexto de una crisis económica nacional, Leonel Fernández asumió la presidencia por segunda vez en 2004 y logra su reelección de manera consecutiva en el 2008. En la segunda mitad del siglo XX la actividad partidaria dominicana se caracterizó por la presencia de tres grandes líderes carismáticos: Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, aunque Balaguer fue el único que logró monopolizar el poder del gobierno durante 22 años. Al finalizar el siglo e iniciar la década presente, el sistema de partidos había sufrido la desaparición física de los tres líderes principales, el impacto sufrido en las instituciones produjo una falta de sucesión política y, en consecuencia, cambios necesarios en las instituciones y legislaciones partidistas. Solo el PLD generó una transición de liderazgo sin mayores traumas.

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Del 1962 al 1996 la vida partidaria y electoral se caracterizó por la lucha por el poder de los tres partidos mayoritarios en medio de calamidades económicas, temores por fraudes electorales y ausencia del relevo político. A principios de los noventa, las luchas políticas centradas en las irregularidades de los procesos electorales impulsaron una mayor participación política en la población. Se empezó a formar una amplia sociedad civil que luchó por la transparencia en los comicios e influyó en los cambios legislativos del sistema electoral. Tras la muerte de Peña Gómez, Bosch y Balaguer, los partidos políticos dominicanos están pasando por un proceso de reorganización interna, búsqueda de liderazgos y legislación comprensiva. Para ventaja peledeísta, los problemas de reorganización interna del PRD y el PRSC han magnificado la popularidad del PLD, que entre 2004 y 2006 se convirtió en el partido de mayor simpatía.11

11 Jana Morgan, Rosario Espinal y Mitchell A. Seligson: Cultura política de la democracia en la República Dominicana: 2006 (USAID, Santo Domingo) pg. 139.

Algunos politólogos están discutiendo el tema del bipartidismo en el país, a excusa de que en las elecciones presidenciales de 2008, el PRSC obtuvo su menor puntuación en la historia, con menos de un 5% de los votos. 2. Base jurídico-legal La Constitución dominicana, en la sección I acápite siete, de los derechos individuales y sociales, reconoce como un derecho la participación partidaria. Establece: «La libertad de asociación y de reunión sin armas, con fines políticos, económicos, sociales, culturales o de cualquier otra índole, siempre que por su naturaleza no sean contrarias ni atentatorias al orden público, la seguridad nacional y las buenas costumbres». Los partidos políticos dominicanos se rigen por la Ley Electoral 275-97. Esta ley forma parte del «Pacto por la Democracia», mediante el cual se establecen mayores reformas en materia de partidos y elecciones, incluyendo la no reelección consecutiva. También se destaca la función y las facultades de la Junta Central electoral como ente regulador de los partidos. La ley electoral regula, además, toda actividad partidaria: formación, reconocimiento, funcionamiento, finanzas, delegados, fusiones, alianzas y extinción de los partidos.

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En la legislación electoral los partidos políticos se definen como: «toda agrupación de ciudadanos que se organice de conformidad con las disposiciones de la Constitución y las leyes, con el fin primordial de participar en la elección de ciudadanos aptos para cargos públicos y de propender a la realización de programas trazados conforme a su ideología particular, con el objetivo de alcanzar los puestos electivos del Estado». La citada ley incluye los mecanismos para solicitar el reconocimiento de las agrupaciones o partidos, tales como:

• Exposición sumaria de los principios, propósitos y tendencias que sustenta el partido.

• Nomina de sus órganos directivos. • Constancia de la denominación o lema del partido. • Símbolos y emblemas de partido. • Declaración jurada, indicando el número de afiliados (no menor de

un 2% de los votos emitidos en las últimas elecciones generales ordinarias presidenciales).

• Organismos de dirección provisionales, operando y con locales funcionando en por lo menos cada uno de los municipios cabeceras de l provincias del país y del Distrito Nacional.

• Presupuesto de ingresos y gastos del partido en el proceso de organización y reconocimiento que llegue hasta las próximas elecciones generales, con indicación detallada de las fuentes de ingreso.

Otros artículos tratan: el proceso de constitución formal de los partidos, personalidad jurídica, fuentes de ingreso, contribución del Estado, candidaturas y demás. En la última década, después de haber celebrado 6 certámenes electorales (3 presidenciales y 3 municipales y provinciales), se han evidenciado algunas limitantes de la legislación en cuanto al comportamiento de los partidos. La falta de mecanismos de control y fiscalización de los partidos por parte de la JCE impulsó a miembros de la vida política y de la sociedad civil a entablar un diálogo acerca de esta legislación. Se realizaron una serie de encuentros, talleres y reuniones, con el propósito de recabar la información necesaria para impulsar una ley específica de partidos políticos.

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3. Principales iniciativas, dinámicas eventos y proyectos en marcha. Crisis de partidos y estudios sobre preferencias partidarias Varios autores coinciden en que los partidos políticos dominicanos —en consonancia con lo que ha ido pasando en otros países de la región— se encuentran en un periodo de crisis. Una de las explicaciones frecuentes es que los partidos se encuentran en un momento de relevo generacional que les impone el reto de sobrevivir manteniendo una efectiva incidencia en la sociedad.12 Según Livio Cedeño, la crisis se debe a cinco carencias:13

• democracia interna;

• responsabilidad; • gobernabilidad; • moralidad; • liderazgo moderno y eficaz.

Otros autores, entre ellos, Rosario Espinal, favorecen una explicación que se acerca más a una época de transformaciones dentro de los partidos que a una época de crisis. En ese sentido, algunos de los más recientes estudios acerca de los partidos políticos arrojan datos interesantes sobre su raigambre en el país, a pesar de su tumultuosa trayectoria. De acuerdo al Barómetro de las Américas, dentro de un estudio patrocinado por USAID en 2006, la República Dominicana registra un 60.4% de simpatía partidaria, uno de los niveles más altos en Latinoamérica. En es sentido, la participación electoral es mayor entre las personas que dicen simpatizar por un partido que entre quienes no simpatizan. En las elecciones presidenciales de 2004 votó un 85% de los que dicen tener simpatía por un partido, comparado con un 72% de quienes no tienen simpatía Estas cifras muestran la simpatía hacia los partidos políticos como factor determinante para ir a las urnas. También demuestra la importancia que tienen los partidos en el país. Este es un dato que resulta interesante cuando se habla mucho de una crisis de partidos.

12 Onofre Rojas, en Introducción de Primer ciclo de conversatorios sobre los partidos políticos frente al cambio (Editora Cantera Rápida, Santo Domingo), 1999. 13 Cedeño, pg. 28.

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En este estudio también se evidencia el grado de abstencionismo en el país que es superior en las elecciones congresuales que en las presidenciales. En las elecciones de 2004, el 36.2% de los encuestados consideró que la razón principal para votar fue el partido político del candidato; 33.1% por las cualidades del candidato y un 30.7% por su plan de gobierno. Esto indica que la figura del candidato dentro del partido tiene mucho más peso a la hora de votar que las propuestas de este. Es necesario un mayor diálogo y debate político que ponga de relieve, no solo al partido y a su candidato, sino también sus planes de gobierno, sus promesas a la población y dentro de cuál ideología y marco conceptual se encuentra. Anteproyecto de Ley de Partidos Políticos y Agrupaciones Políticas La falta de una legislación más específica que regule las actividades de los partidos políticos ha sido una limitante dentro del programa de reforma y modernización del Estado. Organismos como la Comisión Presidencial para la Reforma y Modernización del Estado (COPRYME), luego Consejo Nacional de Reforma del Estado (CONARE), y Participación Ciudadana, a finales de los noventa, impulsaron una serie de conversatorios, seminarios y talleres acerca de los partidos políticos. Todos estos eventos culminaron en la edición de la primera versión del Anteproyecto de Ley de partidos políticos. El proyecto está divido en siete títulos, los cuales abarcan los siguientes temas: Titulo I: De los partidos y agrupaciones

• Principios, definiciones y funciones • Del reconocimiento de los partidos políticos • De la formación de agrupaciones políticas locales • Derechos y deberes de los partidos políticos

Titulo II: De las normas estatuarias

• Del contenido de los estatutos • Derechos y deberes de los afiliados

Titulo III: De la formación política Titulo IV: Financiamiento de los partidos

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• Objeto y tipos de recursos • Fuentes de financiación • Del patrimonio de los partidos políticos • Límites de gastos de los partidos • Obligaciones contables y órganos de control

Titulo V: De la pérdida de la personalidad jurídica de los partidos y agrupaciones políticas Titulo VI: Régimen penal Titulo VII: Disposiciones generales A través de las ideas expuestas en este proyecto se muestra una de las tendencias de la teoría política actuales acerca del funcionamiento de partidos: fortalecer los procesos de democratización interna. Por ejemplo, el anteproyecto hace hincapié en la necesidad de reglas estatuarias que propicien un ejercicio político transparente. Igualmente, introduce un régimen penal que hace explicitas las sanciones a los partidos políticos y agrupaciones políticas en caso de violar la propuesta ley. Las normas propuestas en sí mismas, no resuelven todos los problemas que afectan el sistema de partidos en República Dominicana, pero representan un importante avance en materia institucional. José Ángel Aquino afirma que la clave para la solución a largo plazo de estas cuestiones está en la cultura política e institucional, en la voluntad de los actores claves del proceso y en proveer a los organismos de control de los instrumentos y la potestad legal necesaria para desempeñar sus funciones.14

Existe un patrón generalizado en América Latina que ha movido la preocupación de la esfera electoral (temores acerca de fraudes han dejado de dominar la esfera política) a otros aspectos que emergen de la participación política. De acuerdo con Zovatto, el financiamiento de los

El anteproyecto de ley se encuentra en el Senado en espera de ser aprobado. 4. Tendencias actuales Agenda de los partidos en el siglo XXI

14 14 José Ángel Aquino: Anteproyecto de Ley de Partidos Políticos y Agrupaciones Políticas, en Democracia y Partidos Políticos: Legislación y Expectativas de Cambio (Participación Ciudadana , Santo Domingo) 2002, pg. 312.

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partidos y las campañas electorales es un tema nuevo en la agenda política de la región. Otros importantes aspectos de la agenda de los partidos políticos, y de manera específica en los dominicanos son:

• los mecanismos de rendición de cuentas; • los procesos de descentralización; • el financiamiento político; • el transfuguismo; • la sincronía con la Sociedad Civil;

Todos estos aspectos han motivado una reflexión entre los partidos acerca de sí mismos con respecto a la consolidación de los logros democráticos. Otra tendencia actual en los partidos políticos dominicanos es la aceptación de la cooperación internacional. Organismos como USAID, el PNUD y la Unión Europea han canalizado fondos para el fortalecimiento de los partidos, incluyendo aspectos como la participación femenina y el poder local. Se busca crear estrategias para mejorar el funcionamiento de los partidos desde la perspectiva de la cooperación internacional, que busca formulas y estratégicas que rebasen el ámbito exclusivamente nacional. La internacionalización de iniciativas para democratizar los partidos involucra a los dirigentes, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales al igual que a los organismos electorales. 5. Grandes líneas prospectivas Los partidos políticos dominicanos, a pesar de los grandes avances alcanzados en los últimos diez años en materia organizativa, tienen la gran tarea de despojarse completamente de los residuos clientelares y personalistas del pasado. José Oviedo afirma que los partidos dominicanos ciertamente han contribuido a desarrollar un grado básico de institucionalidad y grados significativos de estabilidad política y macroeconómica, pero lo han hecho en conjunción con lógicas de apropiación del Estado para la distribución de privilegios y favores, que disminuyen su potencial como formadores de Estado.15

15 José Oviedo: Los partidos políticos y la construcción del Estado: Elemento de diagnóstico para el cambio, en Democracia y Partidos Políticos: Legislación y Expectativas de Cambio. Participación Ciudadana, Santo Domingo. 2002, pg. 225.

El gran reto para los partidos políticos actuales es su democratización interna, que incluya una mayor institucionalización y transparencia de estos.

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Para Jiménez Polanco, dada la importancia de los partidos como uno de los principales mecanismos institucionalizados de acceso al poder político, su fragilidad organizativa constituye uno de los grandes obstáculos que enfrenta la democracia dominicana en la construcción de un orden político que engarce las demandas sociales con los requerimientos de la crisis económica.16

16 Jiménez Polanco, pg. 11.