PalabrasNo7 N
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Todos los textos e imaacutegenes aquiacute publicados pertenecen a sus respectivos autoresEl uso o reuso de este material queda prohibido sin la previa autorizacioacuten de sus
duentildeos
Palabras es una revista literaria en liacutenea sin aacutenimo de lucro por y para escritoresque opera bajo licencia de Creative Commons
Algunos derechos reservados
No se permite el uso comercial ni la generacioacuten de trabajos derivados
Palabras no se hace responsable de los textos e imaacutegenes publicados
Editorial
iexclBienvenidos a la seacuteptima entrega de Palabras
En este primer nuacutemero de 2013 les estamos presentando un formato mejorado y maacutes elegante de nuestra revista Seguiraacuten encontrando la misma calidad literaria que gracias a nuestros colaboradores su paciencia y comprensioacuten podemos jactarnos de brindar nuacutemero a nuacutemero
Deseamos que disfruten de los relatos que encontraraacuten en las siguien-tes paacuteginas y que sea de su agrado el poder conocer mas sobre quienes nos acompantildean este mes
Recuerden que pueden contactar con nosotros por diferentes medios ya sea por nuestra web o mediante Facebook Contamos con ustedes para que Palabras siga siendo una revista en constante crecimiento medio para que escritores y lectores se reencuentren para celebrar la pasioacuten por la literatura que nos une
Los invitamos a seguir compartiendo Palabras en este nuevo antildeo que inicia Gracias por vuestro apoyo
Iacutendice
Deseo del corazoacuten por Selin paacuteg 5El amor simplemente es por Elizabeth Bowman paacuteg 7Para siempre por Patricia Olivera paacuteg11Blanco sobre negro por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 13La naacuteusea por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 15Pasado imperfecto por Patricia Olivera paacuteg 16Aburrimiento por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 18Redada por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 19La erre por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 20A traveacutes del tiempo por Eugenia Saacutenchez paacuteg 21El hombre por Graciela Marta Alfonso paacuteg 23El hubiera por Rivela Guzmaacuten paacuteg 25Nuestros colaboradores paacuteg 26
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Deseo del corazoacutenPor Selin
Albaluna era una nintildea pequentildea vivaracha de semblante alegre y risa contagiosaTal vez fuese su mirada o tal vez su sonrisa lo cierto era que encandilaba a los habi-
tantes del pueblo quienes estaban encantados con aquella nintildea desde que habiacutea llegado junto con su familia a primeros de antildeo Rebosaba alegriacutea de vivir y teniacutea una gran facili-dad para comunicarla a quien tuviese cerca de ella
Realmente no pediacutea nunca nada siempre era tan discreta con sus deseos que ape-nas se le escapaba ninguna palabra que pudiese poner a nadie en un compromiso No obstante lo cierto era que todas las personas la queriacutean complacer aunque simplemente fuese con una sonrisa que se veiacutea ampliamente correspondida por la pequentildea
Tambieacuten le gustaba escuchar a las personas como haciacutea con los viejos que tomaban el sol en la plaza acercaacutendose a ellos para escuchar sus historias de cuando eran joacutevenes Algunas podiacutean ser simples aneacutecdotas de tiempos pasados pero casi siempre apareciacutean las comparaciones con el presente
Uno de los temas recurrentes era la sequiacutea que uacuteltimamente estaba siempre pre-sente con alguna escasa intermitencia que apenas saciaba la sed de los pozos y de las fuentes Ya eran varios antildeos lloviendo menos de lo que se necesitaba Incluso el paisaje amenazaba con cambiar su fisonomiacutea con perder los verdes que antes llenaban los valles y las lomas de los alrededores y trocarlos en ocres terrosos a fuerza de perder vegetacioacuten
Su imaginacioacuten respondiacutea a las palabras que escuchaba representaacutendose una espe-cie de teatrillo interior Alliacute habiacutea lugar para aquellas imaacutegenes de otros tiempos en las que ella transformaba el paisaje que veiacutea llenaacutendolo con flores y plantas de todas las formas y colores que le sugeriacutean las conversaciones
Pasaron los meses y se acercoacute su cumpleantildeos Pensoacute que le gustariacutea poder ver todas aquellas flores aquel recuerdo del pasado que llenaba su imaginacioacuten alliacute mismo en el pueblo y tambieacuten en los alrededores
Comentoacute ese deseo con sus padres quienes le dijeron que en el pueblo habiacutea las flores que la gente plantaba y poco maacutes como mucho alguna planta silvestre que habiacutea encontrado un pequentildeo hueco para medrar Donde siacute podriacutea ver otras flores seriacutea en los campos de los alrededores aunque este antildeo estaba resultando demasiado seco y habriacutea muy pocas
Albaluna sintioacute frustracioacuten Se habiacutea hecho a la idea de celebrar su cumpleantildeos con todas las flores del mundo a su alrededor de manera que a todas partes donde mirase siempre habriacutea flores Pero comprendiacutea que si seguiacutea asiacute el tiempo eso no podriacutea ser
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aunque todaviacutea habiacutea una posibilidad un pensamiento que le habiacutea venidoFinalmente llegoacute el diacutea de su cumpleantildeos Albaluna tuvo su fiesta y su pastel Cuando
se dispuso a apagar las velas su mirada y su sonrisa mostraban un brillo extraordinario maacutes todaviacutea que en cualquier otro momento
Asiacute soploacute las velas que coronaban el pastel con iacutempetu vigoroso hasta apagarlas todas Y mientras soplaba siguiendo el claacutesico ritual que tantas personas repiten en ese momento especial pensoacute un deseo
Lo pensoacute con intensidad con toda la fuerza de su alma No era el tiacutepico pensamiento que enviaba a la panadera al tendero ni a cualquier otra persona con la que se cruzase
En esta ocasioacuten su pensamiento iba maacutes allaacute hacia los campos que rodeaban el pue-blo Se extendiacutea hasta las lomas cercanas que formaban su cercano horizonte Llegaba al riacuteo ahora seco que cruzaba el valle Subiacutea hasta el cielo azul totalmente vaciacuteo de nubes de lluvia desde haciacutea demasiado tiempo
En ese momento no pasoacute nada Todaviacutea no Fue cuando llegoacute la noche que cambioacute el viento Un aire fresco y huacutemedo empezoacute a llegar al pueblo Al poco rato empezoacute a llover una lluvia fina y suave silenciosa tanto que nadie vio ni oyoacute nada Tambieacuten ayudoacute que fuese una de esas ocasiones en que la atencioacuten se distrae o el suentildeo es maacutes pesado de lo habitual
Aquella lluvia pareciacutea brillar era como si estuviese viva Poco a poco fue impregnan-do de agua y de vitalidad cada rincoacuten cada campo cada loma Todo el paisaje se preparoacute para conceder el deseo a una nintildea que todaviacutea creiacutea que todo es posible
Amanecioacute y el nuevo diacutea mostroacute a los ojos sorprendidos de los habitantes del pueblo el resultado de la lluvia nocturna campos y lomas reverdecidos salpicados de color junto con el rumor del riacuteo un sonido que ya casi habiacutean olvidado
Albaluna se levantoacute aquella mantildeana ilusionada expectante Se asomoacute a la ventana de su habitacioacuten y enseguida comproboacute que su deseo se habiacutea cumplido
Su alma se llenoacute de agradecimiento y en cuanto salioacute de casa se dispuso a disfrutar de su ansiado regalo transmitiendo su alegriacutea a cada flor que veiacutea mientras la acariciaba suavemente
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El amor simplemente esPor Elizabeth Bowman
Cuando abriacute los ojos todo continuaba sin cobrar sentidoEstaba tumbada boca arriba sin poder mover ni un solo muacutesculo de todo mi cuerpo
con la mirada inamovible casi inerte prendida en los altos y relucientes techos de aquel lugar
Y entonces comprendiacute que aquello debiacutea ser la muerte o que al menos era lo que se debiacutea sentir al estar muerto La cabeza seguiriacutea con vida los sentidos permaneceriacutean completamente alerta las ideas seguiriacutean batallando y martilleando en tu cabeza mien-tras el cuerpo permaneciacutea inmoacutevil riacutegido pesado sin vida Y es entonces cuando una dolorosa ansiedad acaba apoderaacutendose completamente de ti al descubrir que estaacutes con-denado de forma irremediable a permanecer atrapado dentro de tu propio cuerpo du-rante toda la eternidad
Parpadeeacute con nerviosismo intentando alejar de miacute tales pensamientos Ser una friki de Anne Rice me habiacutea convertido en una paranoica
iexclPor supuesto que no estaba muerta Aunque la luminosidad imperante en aquel lugar bien podriacutea atribuiacutersele al resplandor anunciante de las puertas del cielomdash y por supuesto que no me habiacutea convertido en una inmortal puesto que la retahiacutela de dolores que devoraba mi cuerpo abrasaacutendome por dentro y el entumecimiento de mis extremi-dades jamaacutes podriacutea atribuiacutersele a un vampiro en su despertar a la eternidad
Aguzando mis sentidos pude percibir un inquietante bip bip a mi espalda Tambieacuten descubriacute que la luminosidad cegadora que asolaba la estancia no procediacutea de la estela ce-lestial de un coro de aacutengeles y arcaacutengeles daacutendome la bienvenida sino de la impersonal y blanca luz de los fluorescentes
Intenteacute tragar saliva pero la aacutespera presencia de un objeto extrantildeo obstruyeacutendome la boca y arantildeaacutendome la garganta me obligoacute a desistir de inmediato Una fuerte oleada de tos perfectamente escoltada por una marejada imparable de naacuteuseas me abordoacute en el acto y entonces comprendiacute verdaderamente que no estaba muerta
Resulta infinitamente doloroso intentar toser cuando tu garganta se encuentra inva-dida o cuando sientes que los pulmones ya no pertenecen a tu caja toraacutecica Resulta una auteacutentica estupidez intentar toser cuando el propio aire te ahoga obligaacutendote a sentir como un pez arrojado fuera del agua boqueando sin parar y sintieacutendote asfixiar con cada frustrada ingesta de oxiacutegeno Y entonces piensas en todos esos pececillos que son ar-rancados de su haacutebitat y que ya en tierra firme luchan desesperadamente por sobrevi-vir Verdaderamente a estas alturas y sintieacutendome como uno de esos miserables pececi-
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Editorial
iexclBienvenidos a la seacuteptima entrega de Palabras
En este primer nuacutemero de 2013 les estamos presentando un formato mejorado y maacutes elegante de nuestra revista Seguiraacuten encontrando la misma calidad literaria que gracias a nuestros colaboradores su paciencia y comprensioacuten podemos jactarnos de brindar nuacutemero a nuacutemero
Deseamos que disfruten de los relatos que encontraraacuten en las siguien-tes paacuteginas y que sea de su agrado el poder conocer mas sobre quienes nos acompantildean este mes
Recuerden que pueden contactar con nosotros por diferentes medios ya sea por nuestra web o mediante Facebook Contamos con ustedes para que Palabras siga siendo una revista en constante crecimiento medio para que escritores y lectores se reencuentren para celebrar la pasioacuten por la literatura que nos une
Los invitamos a seguir compartiendo Palabras en este nuevo antildeo que inicia Gracias por vuestro apoyo
Iacutendice
Deseo del corazoacuten por Selin paacuteg 5El amor simplemente es por Elizabeth Bowman paacuteg 7Para siempre por Patricia Olivera paacuteg11Blanco sobre negro por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 13La naacuteusea por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 15Pasado imperfecto por Patricia Olivera paacuteg 16Aburrimiento por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 18Redada por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 19La erre por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 20A traveacutes del tiempo por Eugenia Saacutenchez paacuteg 21El hombre por Graciela Marta Alfonso paacuteg 23El hubiera por Rivela Guzmaacuten paacuteg 25Nuestros colaboradores paacuteg 26
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Deseo del corazoacutenPor Selin
Albaluna era una nintildea pequentildea vivaracha de semblante alegre y risa contagiosaTal vez fuese su mirada o tal vez su sonrisa lo cierto era que encandilaba a los habi-
tantes del pueblo quienes estaban encantados con aquella nintildea desde que habiacutea llegado junto con su familia a primeros de antildeo Rebosaba alegriacutea de vivir y teniacutea una gran facili-dad para comunicarla a quien tuviese cerca de ella
Realmente no pediacutea nunca nada siempre era tan discreta con sus deseos que ape-nas se le escapaba ninguna palabra que pudiese poner a nadie en un compromiso No obstante lo cierto era que todas las personas la queriacutean complacer aunque simplemente fuese con una sonrisa que se veiacutea ampliamente correspondida por la pequentildea
Tambieacuten le gustaba escuchar a las personas como haciacutea con los viejos que tomaban el sol en la plaza acercaacutendose a ellos para escuchar sus historias de cuando eran joacutevenes Algunas podiacutean ser simples aneacutecdotas de tiempos pasados pero casi siempre apareciacutean las comparaciones con el presente
Uno de los temas recurrentes era la sequiacutea que uacuteltimamente estaba siempre pre-sente con alguna escasa intermitencia que apenas saciaba la sed de los pozos y de las fuentes Ya eran varios antildeos lloviendo menos de lo que se necesitaba Incluso el paisaje amenazaba con cambiar su fisonomiacutea con perder los verdes que antes llenaban los valles y las lomas de los alrededores y trocarlos en ocres terrosos a fuerza de perder vegetacioacuten
Su imaginacioacuten respondiacutea a las palabras que escuchaba representaacutendose una espe-cie de teatrillo interior Alliacute habiacutea lugar para aquellas imaacutegenes de otros tiempos en las que ella transformaba el paisaje que veiacutea llenaacutendolo con flores y plantas de todas las formas y colores que le sugeriacutean las conversaciones
Pasaron los meses y se acercoacute su cumpleantildeos Pensoacute que le gustariacutea poder ver todas aquellas flores aquel recuerdo del pasado que llenaba su imaginacioacuten alliacute mismo en el pueblo y tambieacuten en los alrededores
Comentoacute ese deseo con sus padres quienes le dijeron que en el pueblo habiacutea las flores que la gente plantaba y poco maacutes como mucho alguna planta silvestre que habiacutea encontrado un pequentildeo hueco para medrar Donde siacute podriacutea ver otras flores seriacutea en los campos de los alrededores aunque este antildeo estaba resultando demasiado seco y habriacutea muy pocas
Albaluna sintioacute frustracioacuten Se habiacutea hecho a la idea de celebrar su cumpleantildeos con todas las flores del mundo a su alrededor de manera que a todas partes donde mirase siempre habriacutea flores Pero comprendiacutea que si seguiacutea asiacute el tiempo eso no podriacutea ser
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aunque todaviacutea habiacutea una posibilidad un pensamiento que le habiacutea venidoFinalmente llegoacute el diacutea de su cumpleantildeos Albaluna tuvo su fiesta y su pastel Cuando
se dispuso a apagar las velas su mirada y su sonrisa mostraban un brillo extraordinario maacutes todaviacutea que en cualquier otro momento
Asiacute soploacute las velas que coronaban el pastel con iacutempetu vigoroso hasta apagarlas todas Y mientras soplaba siguiendo el claacutesico ritual que tantas personas repiten en ese momento especial pensoacute un deseo
Lo pensoacute con intensidad con toda la fuerza de su alma No era el tiacutepico pensamiento que enviaba a la panadera al tendero ni a cualquier otra persona con la que se cruzase
En esta ocasioacuten su pensamiento iba maacutes allaacute hacia los campos que rodeaban el pue-blo Se extendiacutea hasta las lomas cercanas que formaban su cercano horizonte Llegaba al riacuteo ahora seco que cruzaba el valle Subiacutea hasta el cielo azul totalmente vaciacuteo de nubes de lluvia desde haciacutea demasiado tiempo
En ese momento no pasoacute nada Todaviacutea no Fue cuando llegoacute la noche que cambioacute el viento Un aire fresco y huacutemedo empezoacute a llegar al pueblo Al poco rato empezoacute a llover una lluvia fina y suave silenciosa tanto que nadie vio ni oyoacute nada Tambieacuten ayudoacute que fuese una de esas ocasiones en que la atencioacuten se distrae o el suentildeo es maacutes pesado de lo habitual
Aquella lluvia pareciacutea brillar era como si estuviese viva Poco a poco fue impregnan-do de agua y de vitalidad cada rincoacuten cada campo cada loma Todo el paisaje se preparoacute para conceder el deseo a una nintildea que todaviacutea creiacutea que todo es posible
Amanecioacute y el nuevo diacutea mostroacute a los ojos sorprendidos de los habitantes del pueblo el resultado de la lluvia nocturna campos y lomas reverdecidos salpicados de color junto con el rumor del riacuteo un sonido que ya casi habiacutean olvidado
Albaluna se levantoacute aquella mantildeana ilusionada expectante Se asomoacute a la ventana de su habitacioacuten y enseguida comproboacute que su deseo se habiacutea cumplido
Su alma se llenoacute de agradecimiento y en cuanto salioacute de casa se dispuso a disfrutar de su ansiado regalo transmitiendo su alegriacutea a cada flor que veiacutea mientras la acariciaba suavemente
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El amor simplemente esPor Elizabeth Bowman
Cuando abriacute los ojos todo continuaba sin cobrar sentidoEstaba tumbada boca arriba sin poder mover ni un solo muacutesculo de todo mi cuerpo
con la mirada inamovible casi inerte prendida en los altos y relucientes techos de aquel lugar
Y entonces comprendiacute que aquello debiacutea ser la muerte o que al menos era lo que se debiacutea sentir al estar muerto La cabeza seguiriacutea con vida los sentidos permaneceriacutean completamente alerta las ideas seguiriacutean batallando y martilleando en tu cabeza mien-tras el cuerpo permaneciacutea inmoacutevil riacutegido pesado sin vida Y es entonces cuando una dolorosa ansiedad acaba apoderaacutendose completamente de ti al descubrir que estaacutes con-denado de forma irremediable a permanecer atrapado dentro de tu propio cuerpo du-rante toda la eternidad
Parpadeeacute con nerviosismo intentando alejar de miacute tales pensamientos Ser una friki de Anne Rice me habiacutea convertido en una paranoica
iexclPor supuesto que no estaba muerta Aunque la luminosidad imperante en aquel lugar bien podriacutea atribuiacutersele al resplandor anunciante de las puertas del cielomdash y por supuesto que no me habiacutea convertido en una inmortal puesto que la retahiacutela de dolores que devoraba mi cuerpo abrasaacutendome por dentro y el entumecimiento de mis extremi-dades jamaacutes podriacutea atribuiacutersele a un vampiro en su despertar a la eternidad
Aguzando mis sentidos pude percibir un inquietante bip bip a mi espalda Tambieacuten descubriacute que la luminosidad cegadora que asolaba la estancia no procediacutea de la estela ce-lestial de un coro de aacutengeles y arcaacutengeles daacutendome la bienvenida sino de la impersonal y blanca luz de los fluorescentes
Intenteacute tragar saliva pero la aacutespera presencia de un objeto extrantildeo obstruyeacutendome la boca y arantildeaacutendome la garganta me obligoacute a desistir de inmediato Una fuerte oleada de tos perfectamente escoltada por una marejada imparable de naacuteuseas me abordoacute en el acto y entonces comprendiacute verdaderamente que no estaba muerta
Resulta infinitamente doloroso intentar toser cuando tu garganta se encuentra inva-dida o cuando sientes que los pulmones ya no pertenecen a tu caja toraacutecica Resulta una auteacutentica estupidez intentar toser cuando el propio aire te ahoga obligaacutendote a sentir como un pez arrojado fuera del agua boqueando sin parar y sintieacutendote asfixiar con cada frustrada ingesta de oxiacutegeno Y entonces piensas en todos esos pececillos que son ar-rancados de su haacutebitat y que ya en tierra firme luchan desesperadamente por sobrevi-vir Verdaderamente a estas alturas y sintieacutendome como uno de esos miserables pececi-
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Iacutendice
Deseo del corazoacuten por Selin paacuteg 5El amor simplemente es por Elizabeth Bowman paacuteg 7Para siempre por Patricia Olivera paacuteg11Blanco sobre negro por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 13La naacuteusea por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 15Pasado imperfecto por Patricia Olivera paacuteg 16Aburrimiento por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 18Redada por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 19La erre por Eva Mariacutea Medina Moreno paacuteg 20A traveacutes del tiempo por Eugenia Saacutenchez paacuteg 21El hombre por Graciela Marta Alfonso paacuteg 23El hubiera por Rivela Guzmaacuten paacuteg 25Nuestros colaboradores paacuteg 26
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Deseo del corazoacutenPor Selin
Albaluna era una nintildea pequentildea vivaracha de semblante alegre y risa contagiosaTal vez fuese su mirada o tal vez su sonrisa lo cierto era que encandilaba a los habi-
tantes del pueblo quienes estaban encantados con aquella nintildea desde que habiacutea llegado junto con su familia a primeros de antildeo Rebosaba alegriacutea de vivir y teniacutea una gran facili-dad para comunicarla a quien tuviese cerca de ella
Realmente no pediacutea nunca nada siempre era tan discreta con sus deseos que ape-nas se le escapaba ninguna palabra que pudiese poner a nadie en un compromiso No obstante lo cierto era que todas las personas la queriacutean complacer aunque simplemente fuese con una sonrisa que se veiacutea ampliamente correspondida por la pequentildea
Tambieacuten le gustaba escuchar a las personas como haciacutea con los viejos que tomaban el sol en la plaza acercaacutendose a ellos para escuchar sus historias de cuando eran joacutevenes Algunas podiacutean ser simples aneacutecdotas de tiempos pasados pero casi siempre apareciacutean las comparaciones con el presente
Uno de los temas recurrentes era la sequiacutea que uacuteltimamente estaba siempre pre-sente con alguna escasa intermitencia que apenas saciaba la sed de los pozos y de las fuentes Ya eran varios antildeos lloviendo menos de lo que se necesitaba Incluso el paisaje amenazaba con cambiar su fisonomiacutea con perder los verdes que antes llenaban los valles y las lomas de los alrededores y trocarlos en ocres terrosos a fuerza de perder vegetacioacuten
Su imaginacioacuten respondiacutea a las palabras que escuchaba representaacutendose una espe-cie de teatrillo interior Alliacute habiacutea lugar para aquellas imaacutegenes de otros tiempos en las que ella transformaba el paisaje que veiacutea llenaacutendolo con flores y plantas de todas las formas y colores que le sugeriacutean las conversaciones
Pasaron los meses y se acercoacute su cumpleantildeos Pensoacute que le gustariacutea poder ver todas aquellas flores aquel recuerdo del pasado que llenaba su imaginacioacuten alliacute mismo en el pueblo y tambieacuten en los alrededores
Comentoacute ese deseo con sus padres quienes le dijeron que en el pueblo habiacutea las flores que la gente plantaba y poco maacutes como mucho alguna planta silvestre que habiacutea encontrado un pequentildeo hueco para medrar Donde siacute podriacutea ver otras flores seriacutea en los campos de los alrededores aunque este antildeo estaba resultando demasiado seco y habriacutea muy pocas
Albaluna sintioacute frustracioacuten Se habiacutea hecho a la idea de celebrar su cumpleantildeos con todas las flores del mundo a su alrededor de manera que a todas partes donde mirase siempre habriacutea flores Pero comprendiacutea que si seguiacutea asiacute el tiempo eso no podriacutea ser
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aunque todaviacutea habiacutea una posibilidad un pensamiento que le habiacutea venidoFinalmente llegoacute el diacutea de su cumpleantildeos Albaluna tuvo su fiesta y su pastel Cuando
se dispuso a apagar las velas su mirada y su sonrisa mostraban un brillo extraordinario maacutes todaviacutea que en cualquier otro momento
Asiacute soploacute las velas que coronaban el pastel con iacutempetu vigoroso hasta apagarlas todas Y mientras soplaba siguiendo el claacutesico ritual que tantas personas repiten en ese momento especial pensoacute un deseo
Lo pensoacute con intensidad con toda la fuerza de su alma No era el tiacutepico pensamiento que enviaba a la panadera al tendero ni a cualquier otra persona con la que se cruzase
En esta ocasioacuten su pensamiento iba maacutes allaacute hacia los campos que rodeaban el pue-blo Se extendiacutea hasta las lomas cercanas que formaban su cercano horizonte Llegaba al riacuteo ahora seco que cruzaba el valle Subiacutea hasta el cielo azul totalmente vaciacuteo de nubes de lluvia desde haciacutea demasiado tiempo
En ese momento no pasoacute nada Todaviacutea no Fue cuando llegoacute la noche que cambioacute el viento Un aire fresco y huacutemedo empezoacute a llegar al pueblo Al poco rato empezoacute a llover una lluvia fina y suave silenciosa tanto que nadie vio ni oyoacute nada Tambieacuten ayudoacute que fuese una de esas ocasiones en que la atencioacuten se distrae o el suentildeo es maacutes pesado de lo habitual
Aquella lluvia pareciacutea brillar era como si estuviese viva Poco a poco fue impregnan-do de agua y de vitalidad cada rincoacuten cada campo cada loma Todo el paisaje se preparoacute para conceder el deseo a una nintildea que todaviacutea creiacutea que todo es posible
Amanecioacute y el nuevo diacutea mostroacute a los ojos sorprendidos de los habitantes del pueblo el resultado de la lluvia nocturna campos y lomas reverdecidos salpicados de color junto con el rumor del riacuteo un sonido que ya casi habiacutean olvidado
Albaluna se levantoacute aquella mantildeana ilusionada expectante Se asomoacute a la ventana de su habitacioacuten y enseguida comproboacute que su deseo se habiacutea cumplido
Su alma se llenoacute de agradecimiento y en cuanto salioacute de casa se dispuso a disfrutar de su ansiado regalo transmitiendo su alegriacutea a cada flor que veiacutea mientras la acariciaba suavemente
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El amor simplemente esPor Elizabeth Bowman
Cuando abriacute los ojos todo continuaba sin cobrar sentidoEstaba tumbada boca arriba sin poder mover ni un solo muacutesculo de todo mi cuerpo
con la mirada inamovible casi inerte prendida en los altos y relucientes techos de aquel lugar
Y entonces comprendiacute que aquello debiacutea ser la muerte o que al menos era lo que se debiacutea sentir al estar muerto La cabeza seguiriacutea con vida los sentidos permaneceriacutean completamente alerta las ideas seguiriacutean batallando y martilleando en tu cabeza mien-tras el cuerpo permaneciacutea inmoacutevil riacutegido pesado sin vida Y es entonces cuando una dolorosa ansiedad acaba apoderaacutendose completamente de ti al descubrir que estaacutes con-denado de forma irremediable a permanecer atrapado dentro de tu propio cuerpo du-rante toda la eternidad
Parpadeeacute con nerviosismo intentando alejar de miacute tales pensamientos Ser una friki de Anne Rice me habiacutea convertido en una paranoica
iexclPor supuesto que no estaba muerta Aunque la luminosidad imperante en aquel lugar bien podriacutea atribuiacutersele al resplandor anunciante de las puertas del cielomdash y por supuesto que no me habiacutea convertido en una inmortal puesto que la retahiacutela de dolores que devoraba mi cuerpo abrasaacutendome por dentro y el entumecimiento de mis extremi-dades jamaacutes podriacutea atribuiacutersele a un vampiro en su despertar a la eternidad
Aguzando mis sentidos pude percibir un inquietante bip bip a mi espalda Tambieacuten descubriacute que la luminosidad cegadora que asolaba la estancia no procediacutea de la estela ce-lestial de un coro de aacutengeles y arcaacutengeles daacutendome la bienvenida sino de la impersonal y blanca luz de los fluorescentes
Intenteacute tragar saliva pero la aacutespera presencia de un objeto extrantildeo obstruyeacutendome la boca y arantildeaacutendome la garganta me obligoacute a desistir de inmediato Una fuerte oleada de tos perfectamente escoltada por una marejada imparable de naacuteuseas me abordoacute en el acto y entonces comprendiacute verdaderamente que no estaba muerta
Resulta infinitamente doloroso intentar toser cuando tu garganta se encuentra inva-dida o cuando sientes que los pulmones ya no pertenecen a tu caja toraacutecica Resulta una auteacutentica estupidez intentar toser cuando el propio aire te ahoga obligaacutendote a sentir como un pez arrojado fuera del agua boqueando sin parar y sintieacutendote asfixiar con cada frustrada ingesta de oxiacutegeno Y entonces piensas en todos esos pececillos que son ar-rancados de su haacutebitat y que ya en tierra firme luchan desesperadamente por sobrevi-vir Verdaderamente a estas alturas y sintieacutendome como uno de esos miserables pececi-
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Deseo del corazoacutenPor Selin
Albaluna era una nintildea pequentildea vivaracha de semblante alegre y risa contagiosaTal vez fuese su mirada o tal vez su sonrisa lo cierto era que encandilaba a los habi-
tantes del pueblo quienes estaban encantados con aquella nintildea desde que habiacutea llegado junto con su familia a primeros de antildeo Rebosaba alegriacutea de vivir y teniacutea una gran facili-dad para comunicarla a quien tuviese cerca de ella
Realmente no pediacutea nunca nada siempre era tan discreta con sus deseos que ape-nas se le escapaba ninguna palabra que pudiese poner a nadie en un compromiso No obstante lo cierto era que todas las personas la queriacutean complacer aunque simplemente fuese con una sonrisa que se veiacutea ampliamente correspondida por la pequentildea
Tambieacuten le gustaba escuchar a las personas como haciacutea con los viejos que tomaban el sol en la plaza acercaacutendose a ellos para escuchar sus historias de cuando eran joacutevenes Algunas podiacutean ser simples aneacutecdotas de tiempos pasados pero casi siempre apareciacutean las comparaciones con el presente
Uno de los temas recurrentes era la sequiacutea que uacuteltimamente estaba siempre pre-sente con alguna escasa intermitencia que apenas saciaba la sed de los pozos y de las fuentes Ya eran varios antildeos lloviendo menos de lo que se necesitaba Incluso el paisaje amenazaba con cambiar su fisonomiacutea con perder los verdes que antes llenaban los valles y las lomas de los alrededores y trocarlos en ocres terrosos a fuerza de perder vegetacioacuten
Su imaginacioacuten respondiacutea a las palabras que escuchaba representaacutendose una espe-cie de teatrillo interior Alliacute habiacutea lugar para aquellas imaacutegenes de otros tiempos en las que ella transformaba el paisaje que veiacutea llenaacutendolo con flores y plantas de todas las formas y colores que le sugeriacutean las conversaciones
Pasaron los meses y se acercoacute su cumpleantildeos Pensoacute que le gustariacutea poder ver todas aquellas flores aquel recuerdo del pasado que llenaba su imaginacioacuten alliacute mismo en el pueblo y tambieacuten en los alrededores
Comentoacute ese deseo con sus padres quienes le dijeron que en el pueblo habiacutea las flores que la gente plantaba y poco maacutes como mucho alguna planta silvestre que habiacutea encontrado un pequentildeo hueco para medrar Donde siacute podriacutea ver otras flores seriacutea en los campos de los alrededores aunque este antildeo estaba resultando demasiado seco y habriacutea muy pocas
Albaluna sintioacute frustracioacuten Se habiacutea hecho a la idea de celebrar su cumpleantildeos con todas las flores del mundo a su alrededor de manera que a todas partes donde mirase siempre habriacutea flores Pero comprendiacutea que si seguiacutea asiacute el tiempo eso no podriacutea ser
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aunque todaviacutea habiacutea una posibilidad un pensamiento que le habiacutea venidoFinalmente llegoacute el diacutea de su cumpleantildeos Albaluna tuvo su fiesta y su pastel Cuando
se dispuso a apagar las velas su mirada y su sonrisa mostraban un brillo extraordinario maacutes todaviacutea que en cualquier otro momento
Asiacute soploacute las velas que coronaban el pastel con iacutempetu vigoroso hasta apagarlas todas Y mientras soplaba siguiendo el claacutesico ritual que tantas personas repiten en ese momento especial pensoacute un deseo
Lo pensoacute con intensidad con toda la fuerza de su alma No era el tiacutepico pensamiento que enviaba a la panadera al tendero ni a cualquier otra persona con la que se cruzase
En esta ocasioacuten su pensamiento iba maacutes allaacute hacia los campos que rodeaban el pue-blo Se extendiacutea hasta las lomas cercanas que formaban su cercano horizonte Llegaba al riacuteo ahora seco que cruzaba el valle Subiacutea hasta el cielo azul totalmente vaciacuteo de nubes de lluvia desde haciacutea demasiado tiempo
En ese momento no pasoacute nada Todaviacutea no Fue cuando llegoacute la noche que cambioacute el viento Un aire fresco y huacutemedo empezoacute a llegar al pueblo Al poco rato empezoacute a llover una lluvia fina y suave silenciosa tanto que nadie vio ni oyoacute nada Tambieacuten ayudoacute que fuese una de esas ocasiones en que la atencioacuten se distrae o el suentildeo es maacutes pesado de lo habitual
Aquella lluvia pareciacutea brillar era como si estuviese viva Poco a poco fue impregnan-do de agua y de vitalidad cada rincoacuten cada campo cada loma Todo el paisaje se preparoacute para conceder el deseo a una nintildea que todaviacutea creiacutea que todo es posible
Amanecioacute y el nuevo diacutea mostroacute a los ojos sorprendidos de los habitantes del pueblo el resultado de la lluvia nocturna campos y lomas reverdecidos salpicados de color junto con el rumor del riacuteo un sonido que ya casi habiacutean olvidado
Albaluna se levantoacute aquella mantildeana ilusionada expectante Se asomoacute a la ventana de su habitacioacuten y enseguida comproboacute que su deseo se habiacutea cumplido
Su alma se llenoacute de agradecimiento y en cuanto salioacute de casa se dispuso a disfrutar de su ansiado regalo transmitiendo su alegriacutea a cada flor que veiacutea mientras la acariciaba suavemente
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El amor simplemente esPor Elizabeth Bowman
Cuando abriacute los ojos todo continuaba sin cobrar sentidoEstaba tumbada boca arriba sin poder mover ni un solo muacutesculo de todo mi cuerpo
con la mirada inamovible casi inerte prendida en los altos y relucientes techos de aquel lugar
Y entonces comprendiacute que aquello debiacutea ser la muerte o que al menos era lo que se debiacutea sentir al estar muerto La cabeza seguiriacutea con vida los sentidos permaneceriacutean completamente alerta las ideas seguiriacutean batallando y martilleando en tu cabeza mien-tras el cuerpo permaneciacutea inmoacutevil riacutegido pesado sin vida Y es entonces cuando una dolorosa ansiedad acaba apoderaacutendose completamente de ti al descubrir que estaacutes con-denado de forma irremediable a permanecer atrapado dentro de tu propio cuerpo du-rante toda la eternidad
Parpadeeacute con nerviosismo intentando alejar de miacute tales pensamientos Ser una friki de Anne Rice me habiacutea convertido en una paranoica
iexclPor supuesto que no estaba muerta Aunque la luminosidad imperante en aquel lugar bien podriacutea atribuiacutersele al resplandor anunciante de las puertas del cielomdash y por supuesto que no me habiacutea convertido en una inmortal puesto que la retahiacutela de dolores que devoraba mi cuerpo abrasaacutendome por dentro y el entumecimiento de mis extremi-dades jamaacutes podriacutea atribuiacutersele a un vampiro en su despertar a la eternidad
Aguzando mis sentidos pude percibir un inquietante bip bip a mi espalda Tambieacuten descubriacute que la luminosidad cegadora que asolaba la estancia no procediacutea de la estela ce-lestial de un coro de aacutengeles y arcaacutengeles daacutendome la bienvenida sino de la impersonal y blanca luz de los fluorescentes
Intenteacute tragar saliva pero la aacutespera presencia de un objeto extrantildeo obstruyeacutendome la boca y arantildeaacutendome la garganta me obligoacute a desistir de inmediato Una fuerte oleada de tos perfectamente escoltada por una marejada imparable de naacuteuseas me abordoacute en el acto y entonces comprendiacute verdaderamente que no estaba muerta
Resulta infinitamente doloroso intentar toser cuando tu garganta se encuentra inva-dida o cuando sientes que los pulmones ya no pertenecen a tu caja toraacutecica Resulta una auteacutentica estupidez intentar toser cuando el propio aire te ahoga obligaacutendote a sentir como un pez arrojado fuera del agua boqueando sin parar y sintieacutendote asfixiar con cada frustrada ingesta de oxiacutegeno Y entonces piensas en todos esos pececillos que son ar-rancados de su haacutebitat y que ya en tierra firme luchan desesperadamente por sobrevi-vir Verdaderamente a estas alturas y sintieacutendome como uno de esos miserables pececi-
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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aunque todaviacutea habiacutea una posibilidad un pensamiento que le habiacutea venidoFinalmente llegoacute el diacutea de su cumpleantildeos Albaluna tuvo su fiesta y su pastel Cuando
se dispuso a apagar las velas su mirada y su sonrisa mostraban un brillo extraordinario maacutes todaviacutea que en cualquier otro momento
Asiacute soploacute las velas que coronaban el pastel con iacutempetu vigoroso hasta apagarlas todas Y mientras soplaba siguiendo el claacutesico ritual que tantas personas repiten en ese momento especial pensoacute un deseo
Lo pensoacute con intensidad con toda la fuerza de su alma No era el tiacutepico pensamiento que enviaba a la panadera al tendero ni a cualquier otra persona con la que se cruzase
En esta ocasioacuten su pensamiento iba maacutes allaacute hacia los campos que rodeaban el pue-blo Se extendiacutea hasta las lomas cercanas que formaban su cercano horizonte Llegaba al riacuteo ahora seco que cruzaba el valle Subiacutea hasta el cielo azul totalmente vaciacuteo de nubes de lluvia desde haciacutea demasiado tiempo
En ese momento no pasoacute nada Todaviacutea no Fue cuando llegoacute la noche que cambioacute el viento Un aire fresco y huacutemedo empezoacute a llegar al pueblo Al poco rato empezoacute a llover una lluvia fina y suave silenciosa tanto que nadie vio ni oyoacute nada Tambieacuten ayudoacute que fuese una de esas ocasiones en que la atencioacuten se distrae o el suentildeo es maacutes pesado de lo habitual
Aquella lluvia pareciacutea brillar era como si estuviese viva Poco a poco fue impregnan-do de agua y de vitalidad cada rincoacuten cada campo cada loma Todo el paisaje se preparoacute para conceder el deseo a una nintildea que todaviacutea creiacutea que todo es posible
Amanecioacute y el nuevo diacutea mostroacute a los ojos sorprendidos de los habitantes del pueblo el resultado de la lluvia nocturna campos y lomas reverdecidos salpicados de color junto con el rumor del riacuteo un sonido que ya casi habiacutean olvidado
Albaluna se levantoacute aquella mantildeana ilusionada expectante Se asomoacute a la ventana de su habitacioacuten y enseguida comproboacute que su deseo se habiacutea cumplido
Su alma se llenoacute de agradecimiento y en cuanto salioacute de casa se dispuso a disfrutar de su ansiado regalo transmitiendo su alegriacutea a cada flor que veiacutea mientras la acariciaba suavemente
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El amor simplemente esPor Elizabeth Bowman
Cuando abriacute los ojos todo continuaba sin cobrar sentidoEstaba tumbada boca arriba sin poder mover ni un solo muacutesculo de todo mi cuerpo
con la mirada inamovible casi inerte prendida en los altos y relucientes techos de aquel lugar
Y entonces comprendiacute que aquello debiacutea ser la muerte o que al menos era lo que se debiacutea sentir al estar muerto La cabeza seguiriacutea con vida los sentidos permaneceriacutean completamente alerta las ideas seguiriacutean batallando y martilleando en tu cabeza mien-tras el cuerpo permaneciacutea inmoacutevil riacutegido pesado sin vida Y es entonces cuando una dolorosa ansiedad acaba apoderaacutendose completamente de ti al descubrir que estaacutes con-denado de forma irremediable a permanecer atrapado dentro de tu propio cuerpo du-rante toda la eternidad
Parpadeeacute con nerviosismo intentando alejar de miacute tales pensamientos Ser una friki de Anne Rice me habiacutea convertido en una paranoica
iexclPor supuesto que no estaba muerta Aunque la luminosidad imperante en aquel lugar bien podriacutea atribuiacutersele al resplandor anunciante de las puertas del cielomdash y por supuesto que no me habiacutea convertido en una inmortal puesto que la retahiacutela de dolores que devoraba mi cuerpo abrasaacutendome por dentro y el entumecimiento de mis extremi-dades jamaacutes podriacutea atribuiacutersele a un vampiro en su despertar a la eternidad
Aguzando mis sentidos pude percibir un inquietante bip bip a mi espalda Tambieacuten descubriacute que la luminosidad cegadora que asolaba la estancia no procediacutea de la estela ce-lestial de un coro de aacutengeles y arcaacutengeles daacutendome la bienvenida sino de la impersonal y blanca luz de los fluorescentes
Intenteacute tragar saliva pero la aacutespera presencia de un objeto extrantildeo obstruyeacutendome la boca y arantildeaacutendome la garganta me obligoacute a desistir de inmediato Una fuerte oleada de tos perfectamente escoltada por una marejada imparable de naacuteuseas me abordoacute en el acto y entonces comprendiacute verdaderamente que no estaba muerta
Resulta infinitamente doloroso intentar toser cuando tu garganta se encuentra inva-dida o cuando sientes que los pulmones ya no pertenecen a tu caja toraacutecica Resulta una auteacutentica estupidez intentar toser cuando el propio aire te ahoga obligaacutendote a sentir como un pez arrojado fuera del agua boqueando sin parar y sintieacutendote asfixiar con cada frustrada ingesta de oxiacutegeno Y entonces piensas en todos esos pececillos que son ar-rancados de su haacutebitat y que ya en tierra firme luchan desesperadamente por sobrevi-vir Verdaderamente a estas alturas y sintieacutendome como uno de esos miserables pececi-
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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El amor simplemente esPor Elizabeth Bowman
Cuando abriacute los ojos todo continuaba sin cobrar sentidoEstaba tumbada boca arriba sin poder mover ni un solo muacutesculo de todo mi cuerpo
con la mirada inamovible casi inerte prendida en los altos y relucientes techos de aquel lugar
Y entonces comprendiacute que aquello debiacutea ser la muerte o que al menos era lo que se debiacutea sentir al estar muerto La cabeza seguiriacutea con vida los sentidos permaneceriacutean completamente alerta las ideas seguiriacutean batallando y martilleando en tu cabeza mien-tras el cuerpo permaneciacutea inmoacutevil riacutegido pesado sin vida Y es entonces cuando una dolorosa ansiedad acaba apoderaacutendose completamente de ti al descubrir que estaacutes con-denado de forma irremediable a permanecer atrapado dentro de tu propio cuerpo du-rante toda la eternidad
Parpadeeacute con nerviosismo intentando alejar de miacute tales pensamientos Ser una friki de Anne Rice me habiacutea convertido en una paranoica
iexclPor supuesto que no estaba muerta Aunque la luminosidad imperante en aquel lugar bien podriacutea atribuiacutersele al resplandor anunciante de las puertas del cielomdash y por supuesto que no me habiacutea convertido en una inmortal puesto que la retahiacutela de dolores que devoraba mi cuerpo abrasaacutendome por dentro y el entumecimiento de mis extremi-dades jamaacutes podriacutea atribuiacutersele a un vampiro en su despertar a la eternidad
Aguzando mis sentidos pude percibir un inquietante bip bip a mi espalda Tambieacuten descubriacute que la luminosidad cegadora que asolaba la estancia no procediacutea de la estela ce-lestial de un coro de aacutengeles y arcaacutengeles daacutendome la bienvenida sino de la impersonal y blanca luz de los fluorescentes
Intenteacute tragar saliva pero la aacutespera presencia de un objeto extrantildeo obstruyeacutendome la boca y arantildeaacutendome la garganta me obligoacute a desistir de inmediato Una fuerte oleada de tos perfectamente escoltada por una marejada imparable de naacuteuseas me abordoacute en el acto y entonces comprendiacute verdaderamente que no estaba muerta
Resulta infinitamente doloroso intentar toser cuando tu garganta se encuentra inva-dida o cuando sientes que los pulmones ya no pertenecen a tu caja toraacutecica Resulta una auteacutentica estupidez intentar toser cuando el propio aire te ahoga obligaacutendote a sentir como un pez arrojado fuera del agua boqueando sin parar y sintieacutendote asfixiar con cada frustrada ingesta de oxiacutegeno Y entonces piensas en todos esos pececillos que son ar-rancados de su haacutebitat y que ya en tierra firme luchan desesperadamente por sobrevi-vir Verdaderamente a estas alturas y sintieacutendome como uno de esos miserables pececi-
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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cillos dudo si es peor morir por falta de aire o por un exceso de eacutelInmediatamente y surgida como de la nada sentiacute la presencia de varios personajes
desconocidos cernieacutendose sobre miacute tocaacutendome por todas partes y luchando por arran-car algo de mi interior Parece ser que el hecho de que hubiera abierto los ojos resultoacute una auteacutentica novedad para ellos algo tan transcendental como la primera vez que el sentildeor Amstrong dejoacute su huella en la luna De haber sido consciente de todo aquel incoacute-modo y urgente manoseo hubiera permanecido con los ojos cerrados un buen rato maacutes
Quise revolverme contra ellos y defenderme alejarlos de miacute e intentar preservar mi vida pero poco puedes hacer cuando lo uacutenico que parece vivo en ti es tu cabeza Impo-sible alzar los brazos para protegerme imposible cubrir mi rostro con las manos impo-sible rechazarlos a patadas tal y como me hubiera gustado Toda yo era un inuacutetil saco de plomo de cincuenta y cinco quilos y cientos de toneladas de inservible raciocinio
Curiosamente al cabo de varios segundos de forcejeo descubriacute que el aire llegaba por fin a los pulmones El acoso de aquellos desconocidos seres de blanco tambieacuten cesoacute y algo parecido a una sonrisa de satisfaccioacuten asomoacute a sus anoacutenimos semblantes
mdashiexclPor fin ha despertado avisen a sus familiares mdashdijo uno de ellos iquestMis familiares iquestQueriacutea eso decir que no estaba sola iquestMi familia estaba alliacute con-
migo iquestPero doacutende iquestY queacute era eso de que habiacutea despertado por fin iquestCuaacutento tiempo habiacutea dormido
Una chispa de intuicioacuten cobroacute fuerza en mi cabeza y entonces empeceacute a recordar Las imaacutegenes atropelladas y urgentes empezaron a cruzar por mi mente con el disparatado desorden de un puzzle a base de fotos animadas Cerreacute los ojos y una laacutegrima solitaria se deslizoacute por mi mejilla para estrellar finalmente su esencia salada contra mis labios Aquella era mi historia aquella mi triste realidad
Haciacutea dos antildeos que Marco y yo nos habiacuteamos ido a vivir juntos Nuestra relacioacuten siempre habiacutea sido perfecta y eacutel era lo que tras una juventud zozobrada en la que mi corazoacuten habiacutea ejercido de infalible imaacuten de sinverguumlenzas pareciacutea calmar y saciar todos mis sentidos Sin embargo mi caballero andante teniacutea un gran defecto (en ese momento y bajo mi estuacutepido criterio mucho maacutes grave que la peor de las taras) jamaacutes habiacutea sido detallista jamaacutes habiacutea sido capaz de recordar ninguna fecha especial ninguacuten aniver-sario iquestQueacute importaba que cada noche me arropara con carintildeo que me preparara con mimo la bantildeera cada vez que yo regresaba cansada del trabajo que bajara a Pluto a la calle cada vez que lloviacutea y a miacute no me apeteciacutea abandonar el calorcillo de la estufa que se comiera las sobras friacuteas del diacutea anterior o que eacutel mismo se hiciera la cena perfecta-mente contento y sin protestar cuando a miacute simplemente no me apeteciacutea cocinar iquestQueacute importancia podiacutea tener todo eso para miacute si no me regalaba un miacutesero ramo de flores o un estuacutepido peluche con un corazoacuten enorme incrustado en el pecho
iexclQueacute estuacutepida e inmadura era por aquel entonces 8
Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Recordeacute con inquietante nitidez como si hubiera sucedido ayer mismo mdashaunque dadas mis circunstancias no me sentiriacutea capaz de situar realmente ninguna escena en el tiempomdash nuestra uacuteltima discusioacuten Volviacuteamos a casa despueacutes de un duro diacutea de trabajo Marco permaneciacutea atento a la conduccioacuten pues era una noche oscura de agua nieve y yo permaneciacutea atenta a mi eterno propoacutesito de molestarle de herirle increpaacutendole su es-casa capacidad de rascarse la cartera para obsequiarme con cosas inuacutetiles que sabiacutea que con el tiempo acabariacutean acumulando polvo en el trastero
mdashiexclFaltan dos diacuteas para San Valentiacuten y estoy segura de que no me has comprado nada iexclYo siacute te he comprado algo iexclSiempre te compro algo
mdashNo necesito ninguacuten regalo Eva tenerte a mi lado es el mejor regalo para miacutemdashiexclPero todo el mundo se intercambia regalos iexclSi no me compras nada entendereacute
que no me quieres y lo nuestro se habraacute terminado iexclLo juro Marco esta vez va en seriomdashEva no seas caprichosa Yo te quiero maacutes que mi vida y de hecho dariacutea mi vida
por ti y lo sabesmdashiexclPalabras mdashiquestNo prefeririacuteas que ese diacutea te preparara la cena te diera un masaje en los pies y
alquilara tu peli favorita iquestDe veras prefieres un ramo de rosas por el que ese diacutea me co-braraacuten el sueldo de una semana y que en quince diacuteas estaraacuten marchitas
Y en ese momento antes de que pudiera lanzarle por la boca a aquel buen chico mi habitual retahiacutela de sapos y culebras un ciervo un perro un zorro o el mismiacutesimo dia-blo a cuatro patas aparecioacute en mitad de la carretera y todo se volvioacute oscuridad Negrura silencio soledad
Diacuteas maacutes tarde cuando por fin mi cuerpo parecioacute despertar definitivamente de la modorra que provoca la inconsciencia mi familia me reveloacute la verdad encontraacutendome postrada todaviacutea en el que podriacutea haber sido mi lecho mortal A causa de aquel terrible accidente Marco y yo ingresamos en el hospital en estado criacutetico aunque fui yo la que sin duda se llevoacute la peor parte
Despueacutes de unas horas de intensa lucha coqueteando con el filo de la inconsciencia y la cordura caiacute finalmente en el abismo oscuro del coma A su vez mi corazoacuten decidioacute iniciar su propia batalla independiente amenazando con ofrecer su uacuteltima siacutestole mortal
Por lo visto y si no apareciacutea pronto un donante mi alma mi cuerpo y todo mi ser estaban irremediablemente condenados
Marco no sabiacutea nada Por supuesto y dado su estado nadie le habiacutea informado de la precariedad de mi salud en esos momentos No hizo falta Dicen que el amor todo lo sabe y traspasa incluso los liacutemites de la razoacuten Y ahora lo creo 9
A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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A pesar de que su mejoriacutea era evidente y todos aventuraban que pronto podriacutea aban-donar el hospital poco a poco fue debilitaacutendose de un modo incomprensible Era como si se dejara morir a propoacutesito como si se abandonara en brazos de la muerte como quien se abandona en el lecho de su amante favorita Dejoacute de comer dejoacute de hablar dejoacute de sonreiacuter y poco a poco dejoacute hasta de sentir
El mismo diacutea de San Valentiacuten al alba Marco me obsequioacute con el regalo maacutes inmer-ecido que yo hubiera sido capaz de imaginar En medio de mis reproches mis estuacutepidos ramos de rosas y mis osos de peluche Marco me regaloacute su corazoacuten
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Para siemprePor Patricia Olivera
Enjugoacute las laacutegrimas que pugnaron por salir luego de tantos antildeos de silencio Le rozo los labios y fue suficiente para que todo se saliera de control Se besaron con deses-peracioacuten ella notoacute la excitacioacuten sobre su vientre le desabrochoacute la camisa con urgen-cia mientras eacutel la desnudaba y comenzaba a besar y acariciar ese cuerpo que haciacutea tan-to deseaba el roce de sus manos Se recorri-eron por entero se miraron se susurraron palabras de amor que ninguno imaginoacute que le diriacutea al otro Lo recibioacute en su interior en-tre gemidos suaves y movimientos acom-pasados
―Eacuterica ―susurroacute― eres tan bellaPara no gritar ella mordioacute el hombro masculino cuando llegoacute al orgasmo Estaba en
el paraiacuteso con el hombre que amaba y habiacutea amado desde la adolescencia con el uacutenico que amariacutea por el resto de su vida Fue la mujer maacutes feliz del mundo cuando lo sintioacute llegar al cliacutemax dentro de ella quizaacute esa fuera la uacutenica vez que estariacutea entre sus brazos
Quedaron abrazados mientras sus respiraciones se normalizaban y los sonidos del amor se apagaban poco a poco
Eacuterica se levantoacute y comenzoacute a vestirse mientras eacutel la observaba―Eacutericahellip―No digas nada David ambos sabemos coacutemo son las cosas Lo mejor va a ser que
nos olvidemos de este momento de locura Yo por mi parte no pienso decir nada y tam-poco es mi intensioacuten malograr el matrimonio de mi hermana ―dijo con resignacioacuten y salioacute cerrando la puerta tras de siacute
Eacutel quedoacute callado Nunca le habiacutea sido infiel a Eva jamaacutes habiacutea puesto sus ojos en otra mujer pero las sensaciones que su cuntildeada le habiacutea provocado fueron muy fuertes y urgentes Fue maravilloso tenerla entre sus brazos y asaltar esa intimidad que custodioacute con insistencia durante todos esos antildeos
Su borrachera no era tal como para hacerlo olvidar al otro diacutea lo sucedido haciacutea soacutelo unos instantes Habiacutea llegado bastante mareado pero desde el momento en que la tuvo
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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cerca se le pasoacute de inmediato Se restregoacute los ojos no sabiacutea coacutemo las enfrentariacutea a am-bas el diacutea siguiente durante el desayuno
Eacuterica estaba lista para marcharse en cuanto su hermana llegara no queriacutea estar alliacute al otro diacutea cuando David se levantara no lo queriacutea enfrentar ni estar cara a cara con Eva sabiendo lo que habiacutea sucedido entre ellos
Esta no se asombroacute de que su hermana se marchara a las cuatro de la mantildeana cuan-do ella llegoacute sabiacutea que Eacuterica era algo extrantildea Con la excusa de los exaacutemenes pudo salir del paso sin dar lugar a sospechas
Pasaron varios diacuteas antes de que volvieran a verla lo que no les resultoacute raro de-bido a su caraacutecter Cuando se reunieron para el cumpleantildeos de los gemelos unos meses despueacutes la relacioacuten entre ambos fue la misma de siempre como si nunca hubiera suce-dido nada Sin embargo era inevitable el cosquilleo que recorriacutea sus cuerpos cuando sus manos se rozaban por accidente o sus ojos se encontraban con disimulo A Eacuterica se le partiacutea el corazoacuten cuando imaginaba a su hermana y a su cuntildeado desnudos en la intimi-dad
Su presencia en la casa del matrimonio comenzoacute a hacerse menos frecuente a pesar de que extrantildeaba a sus sobrinos habiacutea decidido mantenerse al margen Sabiacutea que su hermana no lo entendiacutea y siempre criticaba su forma de ser y la acusaba de falta de amor y de intereacutes haciacutea la familia Preferiacutea que pensara eso la situacioacuten jamaacutes iba a cambiar y ella seriacutea incapaz de hacerla sufrir y de destruir ese matrimonio Sabiacutea que seguiriacutea amando a su cuntildeado como lo hizo desde adolescente desde el primer instante en que lo vioacute
David era el amor de su vida desde siempre y lo seriacutea para siempre
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Blanco sobre negroPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Teniacutea todo preparado Los folios a la izquierda Boliacutegrafos dos de cada color minusrojo azul y negrominus a mi derecha El ordenador en el centro La silla muy cerca de la mesa con el cojiacuten para los rintildeones dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos Asiacute me imaginaba la mesa de un escritor aunque todo revuelto Caoacutetico
Mezcleacute los boliacutegrafos con las hojas Se cayeron folios y boliacutegrafos Les di una patada Escritor maldito me dije con sonrisa diaboacutelica Encendiacute un cigarrillo que saqueacute de uno de los paquetes de Marlboro que habiacutea comprado esa mantildeana Imagineacute que me entrev-istaban para El Paiacutes o El Mundo y puse posturas de gran intelectual ahora con la mano izquierda en la frente apretando las sienes ahora con el cigarrillo en la boca in-tentan-do decir algo ingenioso tras la tos Tireacute la ceniza que cayoacute dentro y fuera del ce-nicero Cogiacute el vaso de whisky Lo moviacute circularmente necesitaba oiacuter el clic clic de los hielos Me lo lleveacute a la nariz y bebiacute No me gustoacute el sabor tampoco el del tabaco pero daba un toque especial de artista
Dejeacute que el cigarrillo se consumiese que los hielos se deshicieran y me acerqueacute el portaacutetil Los dedos en el aire como pianista al comienzo de un concierto Estaba en ten-sioacuten demasiada tensioacuten para una buena escritura Le di dos sorbos al whisky El nombre del personaje Ricardo Me gustaba teniacutea fuerza Ricardo Corazoacuten de Leoacuten Ricardo III
Di a la laquorraquo una dos tres veces Mantuve el dedo presionado Las erres fueron unieacute-ndose hasta llenar la pantalla Las borreacute Penseacute en lo difiacutecil que era escribir Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba pareciacutea que las palabras las ideas huye-sen como esas erres que ya habiacutea borrado
Antes de retirar el ordenador y probar con el papel di a la laquorraquo y la guardeacute como documento Me hizo gracia mi hazantildea que celebreacute con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky Cogiacute folios y el boliacutegrafo negro laquoEspalda recta ojos al frenteraquo me dije acordaacutendome de la mili laquoal objetivoraquo El objetivo era escribir algo lo que fuese aunque estuviera mal escrito Sentir que a un sujeto sigue un verbo que los complementos se van arrimando a la frase que a una frase sigue otra que hay armoniacutea entre ellas que van casi de la mano Encendiacute un cigarrillo y contempleacute el humo Cuaacutentas veces habiacutea sontildeado desaparecer de una manera tan elegante Adquirir esa materia volaacutetil
Coacutemo empezar Ricardo a sus treintaicinco antildeos Horrible Ricardo hombre sincero y robusto Hombre sincero y robusto iexclDios Las tacheacute Los criacuteticos lo reprobariacutean Mien-tras pensaba en el argumento dibujeacute erres mayuacutesculas minuacutesculas alargadas Cuando me canseacute arrugueacute la hoja y la tireacute a la papelera Hice una buena canasta Apagueacute cigarri-
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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llo y portaacutetil y fui al bantildeo Mientras me subiacutea los pantalones me vi en el espejo Teniacutea maacutes ojeras Lo blanco
de los ojos con venas rojas Me doliacutea la garganta Saqueacute la lengua amarillenta No quise seguir indagando
Fui al saloacuten Me dejeacute caer en el sofaacute Puse los pies sobre la mesa pensando que ma-ntildeana mantildeana empezariacutea la novela
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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La naacuteuseaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Cuando desperteacute ya habiacutea oscurecido Me quedeacute frente al espejo del bantildeo Exa-mineacute mis ojos bajando con la presioacuten del iacutendice el paacuterpado inferior y despueacutes su-biendo el superior primero el izquierdo luego el derecho No vi nada para alarmarme El blanco del ojo normal no tendiacutea al amarillo y las venas ninguna maacutes roja que otra Me tran-quilizaba hacer esto como si a traveacutes de los ojos hiciera una especie de escaacutener y com-probase que todos mis oacuterganos funcionaban bien
Prepareacute una cafetera Mientras se haciacutea paseacute a la habitacioacuten de mis padres Haciacutea tiempo que no entraba Todo seguiacutea igual solo el polvo se habiacutea asentado formando una capa fina homogeacutenea casi transparente Penseacute en esas motas unieacutendose hasta for-mar esa alfombra tejida de bichos microscoacutepicos Mireacute las fotos Mis padres pareciacutean pedirme que les sacara de alliacute Sentiacute escalofriacuteos El silbido de la cafetera me alarmoacute Al salir cerreacute la puerta
Con la taza de cafeacute en la mano me acerqueacute a la ventana del saloacuten Retireacute la cor-tina amarillenta y mireacute tras el cristal El gris de las nubes se fundiacutea con esa capa grisaacutecea del humo de faacutebricas y coches En el alfeacuteizar seguiacutean mis plantas algo maacutes secas Las ob-serveacute El verde oscuro de hojas alargadas con forma de lanza Un verde maacutes claro con franjas amarillas en hojas dentadas Espinas pequentildeas muy finas casi transparentes de cactus carnosos Agujas maacutes gruesas Sentiacute un vaciacuteo pesado y una opresioacuten de pecho extrantildea como si hubiesen cosido mis pulmones convirtieacutendolos en uno y a traveacutes de ese pulmoacuten encogido no podiacutea respirar no sabiacutea coacutemo hacerlo Abriacute la ventana asomaacuten-dome Me ahogaba Pareciacutea que mis pulmones se pegaban a la traacutequea re-plegaacutendose Me quedeacute quieta intentando no pensar se me pasariacutea
Me senteacute Los olores a fritos que subiacutean por la ventana dejaron de oler El olor a an-tiguo de la casa se transformoacute en un olor insiacutepido que desazonaba Y los perros la-draban tantohellip
Cuando mireacute el televisor el negro de la pantalla me deslumbroacute Teniacutea un brillo crudo afilado casi insoportable Toqueacute los brazos del silloacuten rodeaacutendolos con mis de-dos afer-raacutendome al material esa superficie pinchaba como los pelos fuertes y duros de un jabaliacute disecado Solteacute las manos Las pastillas iquestEfectos secundarios No mirariacutea prospectos Se me pasariacutea seguro que se me pasariacutea
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Pasado imperfectoPor Patricia Olivera
Las imaacutegenes continuacutean atormentaacutendolo Eso provoca que sus bajos instintos esteacuten alertas prontos a tirar la barrera que eacutel mismo se ha impuesto desde el diacutea en que logroacute burlar a sus perseguidores
Pasoacute mucho tiempo de esa etapa de su vida que intenta por todos los medios sepul-tar Ni siquiera hallarse en un remoto y maacutegico lugar de Londres sobre sabe Dios queacute puente logra hacer que olvide su pasado y los terribles actos que lo lanzaron a una fama poco usual
Por momentos los tormentos de su corazoacuten logran desaparecer ante la alfombra multicolor que las flores de esa feacutertil primavera forman como un arcoiacuteris sobre los pra-dos y esas aguas transparentes tan puras y azules como ese cielo que lo cubre parecen transmitirle la paz que tanto ansia encontrar
Por un instante que le resulta eterno se detiene en medio de ese puente de made-ras antildeejas y fuertes se apoya en el barandal y contempla con ojos vaciacuteos las pequentildeas embarcaciones que se deslizan con lentitud siguiendo la corriente del riacuteo llevando la carga preciosa de parejas ensimismadas en mimos y palabras De improviso sus ojos brillan y una mueca saacutedica se dibuja en su rostro al detenerse en la contemplacioacuten de una joven mujer que pasea despreocupada por la orilla del concurrido canal
Se voltea apartando con horror la vista y se cubre el rostro con las manos Gruesas gotas de sudor comienzan a deslizarse por su cara al tiempo que intenta respirar con normalidad Se aleja con rapidez para llegar a la otra orilla
Las imaacutegenes parecen hacerse maacutes fuertes aguijonando con intensidad su mente dejando que los recuerdos comien-cen a hacerse visibles 16
Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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Se detiene tomaacutendose la cabeza con gestos de dolor y desesperacioacuten No puede creer que el tratamiento tan estricto al que estaacute sometido no esteacute dando frutos No puede ser que le sea imposible enterrar lo que un diacutea fue cuando todo el mundo lo llamaba Jack cuando su profesioacuten de cirujano se le fue de las manos y se puso al servicio de los pensa-mientos depravados que lo llevaron a manchar sus manos con sangre inocente
Un grito silencioso sale de su boca abierta en forma desmesurada Poco a poco el paisaje comienza a desfigurarse a difuminarse como si fuera solo una invencioacuten ca-prichosa de su mente enferma una jugarreta de su otro yo de ese yo asesino e impla-cable que se deleita en jugar con sus sentidos y con su exhausta cordura Poco a poco los colores comienzan a mezclarse las formas insisten en desaparecer hasta transformarse en las paredes grises de su celda De esa celda que es como una tumba dentro de la cual sus ojos enajenados permanecen fijos en ese mundo multicolor al que lo lleva la medi-cacioacuten dentro de la cual el griteriacuteo de los otros pacientes del manicomio le llega como el trinar de paacutejaros que oye ensimismado mientras vuelve a cruzar el puente imaginario haciacutea la nada
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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AburrimientoPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Acaban de comer Eacutel pasea su mirada por la habitacioacuten Su flaacuteccida y paacutelida barriga asoma por los botones mal abrochados del pijama Ella mira por la ventana Entre ellos una mesa camilla con restos de comida Al fondo la televisioacuten encendida
Ella sigue mirando a la calle Su melena es bicolor castantildeo oscuro y rubio platino Su cara sin lavar muestra la opacidad de un maquillaje mal aplicado Unos labios ex-tremadamente rojos pintados con un carmiacuten barato Colillas impregnadas de bermelloacuten salieacutendose de un cenicero de cristal
Eacutel se levanta de la silla y antes de sentarse en el sofaacute aparta unas revistas viejas Gotas de sudor resbalan en su calva deslizaacutendose por pelos grasientos de la nuca Con la manga del pijama se quita el sudor y coge el mando de la tele pasando de un canal a otro Mira hacia la pared donde un reloj redondo de fondo blanco cuyas manillas y nuacutemeros son del color del metal estaacute parado a las cuatro Le divierte imaginar que funciona To-dos los diacuteas se pone frente a eacutel antes de la hora y siente el minuto que transcurre desde las cuatro como el uacutenico real en su vida
Raacutefagas de un aire caacutelido mueven las cortinas Ella retira platos y cubiertos con el antebrazo y saca del bolsillo de la bata unas cartas desgastadas Empieza su solitario Eacutel fija la vista en un ventilador que estaacute en el suelo las aspas metaacutelicas giran lentamente
El hombre le pregunta a la mujer por la llave La mujer le contesta con desgana que la busque
El hombre se levanta con pereza del sofaacute y se acerca a la mujer Le vuelve a preguntar por la llave Ella le dice que busque y le canta laquoiquestDoacutende estaacute la llave matarile rile rileraquo Eacutel laquoSi no me dices doacutende estaacutehellipraquo laquoiexclQueacute iexclQueacute vas a hacer iexclQueacute contildeo vas a hacer tuacuteraquo laquoDime doacutende estaacuteraquo dice eacutel Ella se riacutee lo insulta Eacutel vuelve a preguntar laquoBusca buscaraquo se oye Las manos de eacutel sobre sus hombros laquoiquestQueacute pasa iquestAcaso me vas a estrangular iexclAnda aprieta iexclAprieta cobarderaquo Unos dedos gordos agarran su cuello laquoiquestMe lo vas a decirraquo Las manos presionan con fuerza laquoiquestDoacutende estaacuteraquo laquoAdivinaraquo dice ella con voz apagada El hombre aprieta maacutes fuerte laquoiexclMe lo vas a decir hija de puta me lo vas a decirraquo
El cuerpo de la mujer cae al suelo inerte Eacutel se sienta en el sofaacute Imaacutegenes en la pan-talla Mira el reloj Espera a que sean las cuatro
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
26
Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
27
Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
28
Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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RedadaPor Eva Mariacutea Medina Moreno
Iacutebamos con palos a terminar con el ruido traidor Vimos a un nintildeo escondido detraacutes de los contenedores de basura con un reloj pequentildeo en su mano
minusDame el reloj minusle dije minusEs miacuteo yo lo encontreacuteminusSu mecanismo se riacutee de ti de todos nosotros Hay que terminar con ellos nos estaacuten
contaminando con sus minutos nos adormecen con sus cuartos las horas nos aho-gan Creacuteeme tuacute eres pequentildeo y sabes menos de la vida yo ya he pasado por muchas dictadu-ras de esferas y manillas que ahora estaraacuten oxidadas
minusiexclLibertad libertad minusgritaban los aliadosminus iexclAbajo los relojes muerte a los relo-jes muerte al tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
Mis manos se acercaron al nintildeo hacia sus manos luego subieron al cuello El nintildeo gritaba Rodeeacute su cuello con suavidad Gritos maacutes profundos Las manos se desligaron de la mente y ya no sabiacutea si presionaba o no La voz deacutebil de su garganta infantil me con-testoacute No la escucheacute seguiacute seguiacute hasta oiacuter un cuerpo contra el suelo Cogiacute el reloj lo tireacute lo piseacute oyendo mi grito
iexclRelojes harpiacuteas del tiempo iexclRelojes harpiacuteas del tiempo
19
La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
20
A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
22
El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
23
Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
24
El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
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Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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La errePor Eva Mariacutea Medina Moreno
Un hombre escribe Una hora cuatro En la pantalla una laquorraquo Sigue escribiendo Las cinco las siete En la pantalla una laquorraquo Llega la noche El cuello le duele los muacutesculos de los hombros tiran Necesita un descanso pero sigue escribiendo Mantildeana mediodiacutea noche Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plaacutestico laquoLa historia fluyeraquo piensa y sonriacutee En la pantalla una laquorraquo La mira desafiante laquoLevantarme huirraquo Pero el hom-bre sigue sigue escribiendo
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
26
Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
27
Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
28
Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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A traveacutes del tiempoPor Eugenia Saacutenchez
Emma empujoacute la puerta y entroacute El amplio recibidor estaba desierto y silencioso La gran arantildea del techo arrancaba destellos al piso desnudo y al dorado posa manos de la escalera que serpenteaba hacia la oscura segunda planta
Sus tacos repiquetearon brevemente y ella se detuvo dudando La fiesta habiacutea terminado horas atraacutes La madrugada caiacutea sobre la casa envolviendo
los jardines en una bruma espectral El aire friacuteo calaba hasta los huesos pero ella habiacutea vuelto a la mansioacuten vistiendo su atrevido vestido La piel de sus brazos y su escote estaba erizada y un estremecimiento recorrioacute su espalda desnuda al sentir el calor de la estancia
Michael la habiacutea citado alliacute esa noche A solas mucho despueacutes de que la fiesta hu-biera acabado Y ella habiacutea acudido sin pensarlo siquiera arrastrada por el embrujo de sus ojos verdes y su voz suave Despueacutes de tantos antildeos auacuten respondiacutea a eacutel Auacuten le per-mitiacutea invadir sus suentildeos y colarse en sus pensamientos diurnos Que el maacutes miacutenimo de-talle dibujara en su mente el recuerdo de algo que Michael habiacutea dicho o hecho Despueacutes de tantos antildeos si Michael llamaba ella acudiacutea a su lado
Se detuvo en medio del recibidor y miroacute hacia la cima de la escalera De la casa no llegaba el maacutes miacutenimo sonido pero sabiacutea que eacutel debiacutea estar cerca aguardaacutendola
Por el rabillo del ojo percibioacute movimiento y volteoacute en esa direccioacuten Un gran espejo de apariencia antigua devolviacutea su reflejo Se acercoacute a eacutel por inercia apoyando las manos en la delicada mesita ubicada ante eacutel y repasoacute automaacuteticamente su maquillaje y cabello Su piel habitualmente paacutelida teniacutea la apariencia de la cera friacutea y en un acto reflejo acari-cioacute su mejilla
Una mano masculina siguioacute el rastro de la caricia y Emma se sobresaltoacute al sentir la presencia de Michael a su lado Eacutel se movioacute a su espalda reflejaacutendose tambieacuten en el es-pejo clavando sus ojos en los suyos de modo intenso
Emma cerroacute los ojos al sentir su tacto tibio bajando por su cuello Un estremecimien-to de deleite recorrioacute su cuerpo y se apoyoacute con abandono en el amplio pecho masculino
Michael frotoacute su mejilla contra la suavidad de su cabello inhalando el perfume que emanaba de estos Deslizoacute una mano bajo sus pequentildeos senos y la apretoacute contra eacutel dese-ando que ella sintiera a traveacutes de sus cuerpos su creciente excitacioacuten El calor de sus cu-erpos vibrantes los consumiacutea segundo a segundo arrastraacutendolos a un voacutertice de pasioacuten tan familiar para ellos como el tacto o el sabor de uno y otra
Michael subioacute sus manos al cuello femenino donde latiacutea desaforado su pulso acari-ciando con la yema de sus dedos la escurridiza tela que cubriacutea sus senos El espejo le 21
ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
22
El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
23
Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
24
El hubieraPor Rivela Guzmaacuten
S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
25
Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
26
Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
27
Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
28
Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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ensentildeoacute como los delicados pezones cobraban vida bajo la tela y se alzaban exigiendo su atencioacuten Ejerciendo una suave presioacuten Michael apretoacute el cuello de Emma quien dejoacute escapar un deacutebil gemido Luego inclinoacute su cabeza haciendo que su bigote cosquilleara en la piel femenina
Emma volvioacute a estremecerse Eso era nuevo La uacuteltima vez que habiacutean estado juntos Michael habiacutea llevado el rostro bien afeitado Siempre oliacutea a una colonia mentolada y Emma gustaba de frotar su mejilla contra la de eacutel El bigote era nuevo pero igualmente excitante y al roce de su piel despertaba nuevos anhelos durante largo tiempo reprimi-dos
Michael se detuvo cuando sus narices se rozaron y estudioacute a Emma a traveacutes del es-pejo admirando su belleza imperturbable los pequentildeos cambios que el tiempo habiacutea producido en ella El color de su cabello por ejemplo era maacutes claro que en otras oca-siones Todaviacutea recordaba el color del fuego que tuvo la primera vez aquel que lo habiacutea seducido al calor de las llamas
Emma su hermoso amor volviacutea a estar entre sus brazos dispuesta a quedarse junto a eacutel el tiempo que tuvieran
Ahora Michael soacutelo pensaba en disfrutar el contacto de sus cuerpos dejar que la pasioacuten fluyese de uno a otro hasta que no pudieran contenerla
Emmahellip susurroacute Michael apretaacutendola maacutes contra siacute abre los ojos amorEmma cumplioacute su pedido con lentitud y de inmediato encontroacute el reflejo de su mi-
rada depredadoraMichaelhellip pronuncioacute llamaacutendolo con el nombre que siempre le corresponderiacutea
en su memoriaShhellip El aliento de Michael acariciaba su piel como ambos deseaban que lo hici-
eran sus manos Es nuestro tiempo ahorahellipLos ojos de Emma se llenaron de laacutegrimas ante las imaacutegenes que las palabras de
Michael despertaban en su mente Su tiempo para estar juntos en esa vida Una vez maacutes a traveacutes de los siglos volviacutean a encontrarse Deseaba decirle mil cosas para expresarle lo que sentiacutea Pero no era momento de hablar
Emma giroacute la cabeza y rozoacute con sus labios los labios masculinos Un pequentildeo movi-miento que bastoacute para abrir las compuertas de su pasioacutenhellip
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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bull Elizabeth Bowman
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El hombrePor Graciela Marta Alfonso
Un murmullo corriacutea sordo por su silencio Gustavo Luis se tocoacute los ojos y estaban plenos casi abiertos contemplando la montantildea y el abismo
mdashSoy un hombre mdashse dijo y su voz gimioacute como un acorde en el coro de una iglesia el eco se desbordaba entre su orgullo Era un hombre siacute era un hombre acaso iquestalguien dudaba de su arrogancia o de su valentiacutea
Era el hombre que logroacute llegar al espacio el hombre que por vez primera voloacute como un sateacutelite-paacutejaro-quimera hacia los infinitos confines de Dios
El hombre que durmioacute en un oxiacutegeno cubierto interestelar el hombre sin ley de gravedad tan lejano de Newton y la manzana
Pero ahora al borde del pico maacutes alto del Himalaya el hombre con su traje espacial haciacutea extrantildeas piruetas su corazoacuten se frenaba en el mecanismo congelado de la com-putadora y de repente se encendiacutea resolviendo caacutelculos logariacutetmicos y razonamientos loacutegicos
Gustavo Luis resistioacute cuatro diacuteas comiendo nieve y controlando el mecanismo de su traje de astronauta
Hasta que llegoacute el momento del despegue la nave estaba preparada habiacutea acondi-cionado la radio extraterrestre para enterarse de las uacuteltimas guerras interplanetarias Era un hombre precavido he aquiacute la clave de su eacutexito y progreso
Obra visual Grabado Monocopia ldquoEclipserdquo
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
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Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Comioacute el uacuteltimo copo de nieve de la cumbre se colocoacute el casco y contemploacute como un desconocido el paisaje deseacutertico se acercaba el instante de partir debiacutea dejar de lado los sentimentalismos dentro de la nave se preparaba para el despegue fue cuando escuchoacute voces desesperadas que lo llamaban muy fuertes debiacutean ser porque ni el bramido fu-rioso de la nave y el geacutelido viento del Himalaya lograba entorpecer su suentildeo
Gustavo Luis giroacute levemente la cabeza y sintioacute las fantasmagoacutericas voces pero igual-mente despegoacute ya no se oiacutean estaba muy lejos habiacutea atravesado la barrera del sonido y del tiempo de ahora en maacutes su tiempo seriacutea infinito y atemporal
En la piraacutemide de Keops un hombre se habiacutea arrojado con alas delta nadie se ex-plica como logroacute subir Lo vieron por casualidad dos hombres del rescate aeacutereo pero no llegaron a tiempo el hombre yaciacutea boca abajo su lengua estaba cubierta por la arena llameante de Egipto y su cuerpo extrantildeamente curvado en posicioacuten frontal como una reproduccioacuten de los jerogliacuteficos de las mastabas
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S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
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Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
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S i hubiera la manera de cambiar las cosashellip De existir tal accioacuten podriacutea todo ser tan diferente Tan diferente que el recuerdo entre tuacute y yo no seriacutea tan amargo y decepciona-nte Tantas cosas que hubiera hecho o dicho o calladohellip
ldquoPero lsquoel hubierarsquo no existerdquo escucho constantemente al externar mi inquietud y mi razonamiento adopta esa frase como justificante para la resignacioacuten Una resignacioacuten que nunca llega a pesar de las incontables veces que mi mente repite esas palabras
lsquoEl hubierarsquo no existehellipSi lsquoel hubierarsquo no existe iquestentonces por queacute lo puedo pronunciar y pensar Por todo
lo que lleva nombre y es pensado hay una existencia que puede o no ser probable Y habi-endo tantas cosas y acciones improbables en este mundo iquestpor queacute es lsquoel hubierarsquo el maacutes ignorado y desahuciado
En el sinfiacuten de cosas que supuestamente no existen sin embargo pensamos y pro-nunciamos iquestes lsquoel hubierarsquo lo maacutes improbable de todo Es como negar el recuerdo niacutetido del suentildeo o pesadilla que se tuvo la noche anterior con todo y cada uno de sus detalles O el pensamiento incesante que taladra la conciencia sin darle descanso hacieacutendose pre-sente a cada segundo auacuten siendo intangible
Si puedo pensar y pronunciar el hubiera entonces existe Por todo lo que alguna vez ha pensado imaginado o sontildeado el hombre hay una palabra que le nombre y un aproxi-mado en descripcioacuten o significado pues lo que auacuten no se conoce o inventa carece de todo ello Es entonces cuando siacute es aceptable su inexistencia que tambieacuten podriacutea resultar en una falacia amarga que arrebate las posibilidades de sontildear y preguntarse acerca de las cosas u hechos
La improbabilidad de que suceda o no es irrelevante a lado del valor que cada per-sona le deacute a su existencia
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Nuestros colaboradoresbull Selin
Aficionado a la literatura dis-tribuye su tiempo entre las rese-ntildeas de los libros que le ofrecen y la escritura de relatos mayoritari-amente cortos dentro de diversos geacuteneros negro eroacutetico fantasiacutea terror o ciencia ficcioacuten Algunas de esas historias han sido galar-donadas o seleccionadas para an-tologiacuteas y otras las ofrece directa-mente en su blog Susurros
bull Elizabeth Bowman
Nacioacute en Galicia Desde muy joven empezoacute a escribir sobre lo que hoy se ha convertido en su auteacutentica pasioacuten la eacutepoca de Re-gencia Inglesa En 2012 publicoacute su primera novela MISS EMILY con editorial Seleer Puedes visi-tar su blog aquiacute
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Nuestros colaboradoresbull Eva Mariacutea Medina Moreno
Nacioacute y vive en Espantildea Licen-ciada en Filologiacutea Inglesa y Diplo-mada en Profesorado de EGB Investigadora de la Literatura Inglesa del siglo XX y Contem-poraacutenea Sus relatos premiados en diversos concursos han sido publicados en libros y en revistas literarias Actualmente escribe su primera novela Enteacuterate de sus actualizaciones aquiacute
bull Patricia OliveraVive en Montevideo Uruguay
Tambieacuten escribe bajo el nombre de Patricia O (Patokata) Ha co-laborado en varias revistas liter-arias de la red y ha compartido espacio con otros autores en an-tologiacuteas poeacuteticas y de relatos Blogs que administra Mis musas cuenteras y Mis musas locas A su vez participa en el blog Eros Tex-tual
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Nuestros colaboradoresbull Eugenia Saacutenchez
Tambieacuten conocida en la red como Maga DeLin es una escrito-ra novel uruguaya de 28 antildeos Ha colaborado con diversas revistas digitales e integrado varias anto-logias en distintos formatos como Pasioacuten de Navidad (de la web El club de
Las escritoras) El escritor (certamen Mil Palabras) y Porcio-nes literarias (de la web Diversi-dad Literaria) entre otros
Administra dos blogs literari-os Una vida de novela y Escri- biendo la noche Ademaacutes partici-pa del blog Eros Textual
bull Graciela Marta AlonsoDe Buenos Aires Argentina
Profesora y licenciada en Artes Visuales Teacutesis Poeacuteticas del Libro de Artista y Libro Objeto Obras publicadas El Silencio del Fuego y Antologiacuteas Literarias Una Mi-rada al Sur y Pasioacuten de Escritores Su web Hilo de Ariadna Grace
28
Nuestros colaboradoresbull Rivela Guzmaacuten
Una mexicana un poco ecleacutec-tica Afiacuten a la lectura y a comprar libros compulsivamente tambieacuten se le da por escribir sus propias historias Su suentildeo es publicar novelas Publica algunos textos aquiacute y en Eros Textual Tiene un blog cuasi-personal aquiacute
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