PALABRA Y VIDA - cmpuertorico.org

131

Transcript of PALABRA Y VIDA - cmpuertorico.org

2

PRESENTACIÓN:

Al cerrar este año 2020 con este número de Palabra

y Vida, tenemos que lamentar muchas cosas adversas

por culpa de la pandemia más mortal de todos los

tiempos: el coronavirus. Pero no podemos quedarnos

solo en lamentos.

El Papa Francisco, al celebrar el 50 Día de la Tierra,

22-4-20, nos ha alertado de que, “por nuestra culpa, la

tierra ha sufrido un gran deterioro, la hemos dañado y

saqueado; no la hemos sabido respetar ni cuidar, ni

tampoco a nuestros hermanos y hermanas. La hemos

saqueado, contaminado y depredado hasta poner en

peligro nuestra propia vida. A causa de nuestro egoísmo,

hemos olvidado que somos custodios y

administradores, y hemos ofendido al Padre bueno que

vela sobre todas sus criaturas. Que hemos pecado contra

la tierra, contra nuestro prójimo y, en definitiva, contra el

Creador. La presente pandemia nos está enseñando

que solo si estamos unidos y haciéndonos cargo los

unos de los otros, podremos superar los actuales

desafíos globales y cumplir la voluntad de Dios, que

quiere que todos sus hijos vivan en comunión y

prosperidad”.

Que la cercana Navidad nos ayude a respetar

nuestra casa común. El Dios-con-nosotros, quiso pisar

nuestra tierra y nos redimió en ella. ¡FELIZ

NAVIDAD! Palabra y Vida

P. Juan Javier Iñigo, C.M.

3

1. Noviembre. Solemnidad de Todos los Santos

2020

Evangelio según San Mateo 5, 1-12a.

Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se

acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les

enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres en el

espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la

tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán

consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed

de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos

alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de

corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los

que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos

de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la

justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados ustedes cuando los insulten y los

persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa.

Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será

grande en el cielo.

4

1. Textos bíblicos: Ap 7, 2-4.9-14; 1Jn 3, 1-3. Mt 5, 1-12a.

Sal. 23 Esta es la generación que busca tu rostro,

Señor.

Reflexión: Las pasadas generaciones, al aprender en

el catecismo los enunciados de este mensaje de Jesús,

sabían enunciarlas con la expresión “bienaventurados”.

De ahí que Las traducciones posteriores -dichosos,

felices- no sonaban en los labios y en el corazón, de igual

manera que antes y ahora: bienaventurados. Por salir de

los labios de Jesús, tienen el sabor de lo divino y

definitivo. Así, la expresión significa: “los que gozan de

la felicidad plena que es concedida por Dios”. No se trata

de cualquier clase de felicidad, sino la que otorga Dios

gratuita y plenamente, porque así son los dones de Dios.

Y como lo ha proclamado un teólogo en su libro: “Dios es

gratuito, pero no supérfluo”. José María Cabodevilla es

autor de un libro sobre las Bienaventuranzas titulado:

“Las formas de felicidad son ocho”. “La novedad básica

de esta obra radica en que las bienaventuranzas son

estudiadas exclusivamente como maneras o modalidades

de amor. La pobreza, la mansedumbre, la misericordia,

etc., todos estos sustantivos representan nada más que

adjetivos del amor, el cual se revela como un amor pobre,

manso, misericordioso. Ocho maneras de amor que

engendran ocho formas de dicha, pues las

bienaventuranzas constituyen, ante todo, un mensaje de

felicidad”. Jesús, dice el autor, es “el primer

bienaventurado”:

ORACIÓN: Enséñame, Señor, a ser bienaventurado.

5

2. Noviembre. Lunes 31º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Juan 14, 1-6

Dijo Jesús a sus discípulos: No se turbe su corazón, crean

en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre

hay muchas moradas; si no, se lo habría dicho, porque me

voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare un

lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy

yo estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el

camino. Tomás le dice: Señor, no sabemos adónde vas,

¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: Yo

soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino

por mí.

6

2. Textos bíblicos: Lam 3, 17-26; Jn 14, 1-6.

Sal. 129: Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Reflexión: Escribo estas líneas en plena campaña

contra la pandemia del coronavirus que afecta ya a todo el

planeta con su mortal cosecha. Cada día hay más y más

sobresaltos: más contagiados, más muertes, más miedos y,

como mayor número de pobres por las consecuencias que

llevan consigo los confinamientos.

En esta pandemia se ha dado un fenómeno que nos

lleva a pensar y reflexionar con serenidad y esperanza. Es

lo más apropiado este día de la Conmemoración de los

fieles difuntos, como lo llama la Iglesia. Entre las normas

que se multiplicaban se ha dado una que ha herido la

sensibilidad de muchos cristianos. No se han podido

celebrar los ritos funerarios en favor de los familiares más

directos como son los progenitores. Hay mucha gente,

cristiana y no cristiana, más o menos creyente, que se ha

quedado con esa herida de no poder despedir a los

familiares más entrañables con unas unos ritos que, la

mayoría de las veces, traen paz y sosiego a los que sufren

la pérdida de seres tan queridos.

Las palabras de Jesús, “nadie va al Padre sino por mí”

son un bálsamo en medio del dolor, pero son también una

certeza de que no todo queda en el vacío. “La vida no

termina, se transforma”. Hay una separación dolorosa, a la

que sigue un encuentro gozoso. Miremos al Crucificado.

Su muerte, además de salvadora, nos alecciona por este

paso que hemos de dar necesariamente.

ORACIÓN: Ayúdanos a dar el paso y llegar hasta ti.

7

3. Noviembre. Martes 31º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 14, 15-24

Uno de los comensales dijo a Jesús: ¡Bienaventurado el

que coma en el reino de Dios! Jesús le contestó: Un

hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente;

a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los

convidados: Vengan, que ya está preparado. Pero todos a

una empezaron a excusarse. El primero le dijo: He

comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame,

por favor. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes

y voy a probarlas. Dispénsame, por favor. Otro dijo: Me

acabo de casar y, por ello, no puedo ir. El criado volvió a

contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa,

indignado, dijo a su criado: Sal aprisa a las plazas y calles

de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los

ciegos y a los cojos. El criado dijo: Señor, se ha hecho lo

que mandaste, y todavía queda sitio. Entonces el señor

dijo al criado: Sal por los caminos y senderos, e insísteles

hasta que entren y se llene mi casa. Y yo os digo que

ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.

Romanos y judíos: “triclinio” para banquetes.

8

3. Textos bíblicos: Flp 2, 5-11; Lc 14, 15-24

Sal. 21: El Señor es mi alabanza en la gran

asamblea.

Reflexión: “Los hombres de la parábola, dice el Papa

Francisco, (3-9-15) que son un ejemplo de muchos, ponen

de relieve un interés, la búsqueda de una recompensa. Si

la invitación hubiese sido, por ejemplo: ´Vengan, que

tengo dos o tres amigos de negocios de otro país,

podemos hacer algo juntos´, seguramente ninguno se

hubiese disculpado. En efecto, les asustaba la gratuidad,

el hecho de ser uno como los demás. Es el egoísmo, el

querer estar en el centro de todo. Cuando se vive en esta

dimensión, cuando uno gira alrededor de sí mismo

termina por no tener horizontes, porque el horizonte es él

mismo. Entonces es difícil escuchar la voz de Jesús, la voz

de Dios. Detrás de esta actitud hay otra cosa, aún más

profunda: es el miedo a la gratuidad. La gratuidad de

Dios, en relación con las experiencias de la vida que nos

han hecho sufrir, es tan grande que nos da miedo.

El dueño se enfadó porque había sido despreciado y

mandó a llamar a todos los marginados, necesitados y

enfermos, por las plazas y los caminos de la ciudad; los

pobres, los lisiados, los ciegos, los cojos. También

nosotros tenemos miedo y pensamos que la santidad se

construye con nuestras cosas, y no, la salvación es

gratuita. Tenemos que abrir el corazón, hacer de nuestra

parte todo lo que podamos; pero la fiesta la hará Él”.

ORACIÓN: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

9

4. Noviembre. Miércoles 31º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 14, 25-33.

Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les

dijo: Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su

madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus

hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo

mío. Quien no carga con su cruz y me sigue, no puede ser

discípulo mío. Así, ¿quién de ustedes, si quiere construir

una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver

si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos

y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que

miran, diciendo: Este hombre empezó a construir y no

pudo acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey,

no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres

podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil? Y si

no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para

pedir condiciones de paz. Así pues, todo aquel de entre

ustedes que no renuncia a todos sus bienes no puede ser

discípulo mío.

10

4. Textos bíblicos: Flp 2, 12-18; Lc 14, 25-33

Sal. 26: El Señor es mi luz y mi salvación.

Reflexión: Seguir a Jesús no es solamente una opción

entre otras muchas maneras de hacerse discípulo suyo,

para llamarse cristiano. Por eso, no podemos alegrarnos

de que haya mucha gente en torno a Jesús, como leemos

al comienzo de este episodio. El evangelista parece que ha

cuidado mucho qué palabra poner a este fenómeno: dice

que “mucha gente acompañaba a Jesús”, no que le seguía.

Sus palabras son muy actuales para los cristianos de hoy

que medimos el cristianismo por el número y no por la

calidad. Jesús se da cuenta de lo que sucede y exige

condiciones: posponer a los familiares más directos, es la

primera. Jesús no habla de despreciar, rechazar u odiar a

los que nos unen lazos de sangre o de amor. Se trata de

colocar por valores. Y el valor más absoluto que existe es

Dios. Y nada ni nadie puede ponerse antes que él.

Y, cómo seguir a Jesús, el enviado de Dios, su Hijo,

¿modelo del más alto amor? Cargando con la “propia

cruz”, la de cada uno. Jesús aceptó la suya, la que exigía

el Padre para redimir a la humanidad, la de la persecución

de los que lo ignoraron y condenaron y, sobre todo, la del

amor con que amó a todos. El poeta León Felipe pedía al

carpintero: “hazme una cruz: Los brazos en abrazo hacia

la tierra, el astil disparándose a los cielos, gesto de los

dos mandamientos”.

La cruz, así, es el mejor signo del amor. Y, en una

cruz, y por amor, nos redimió Jesús.

ORACIÓN: Señor, concédeme amar tu cruz y la mía.

11

5. Noviembre. Jueves 31º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 15, 1-10

Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los

pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas

murmuraban diciendo: Ese acoge a los pecadores y come

con ellos. Jesús les dijo esta parábola: ¿Quién de ustedes

que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las

noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada,

hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga

sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne

a los amigos y a los vecinos, y les dice: ¡Alégrense

conmigo!, he encontrado la oveja que se me había

perdido. Os digo que así también habrá más alegría en el

cielo por un solo pecador que se convierta que por

noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O

¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no

enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado,

hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a

las amigas y a las vecinas y les dice: ¡Alégrense

conmigo!, he encontrado la moneda que se me había

perdido. Les digo que la misma alegría tendrán los

ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

12

5. Textos bíblicos: Flp 3, 3-8a.; Lc 15, 1-10

Sal. 104: Que se alegren los que buscan al Señor.

Reflexión: Las parábolas llamadas del perdón, o de la

misericordia, son propias de san Lucas. Aquí meditamos

dos de la tres que componen el capítulo 15. La tercera es

la llamada del Hijo pródigo, aunque hoy muchos prefieren

denominarla del Padre misericordioso. Inigualable para

explicarnos que Dios es siempre y por encima de todo

Misericordioso. Y es que la misericordia del Señor,

rezamos con los salmos, es eterna o, dura por siempre. El

Papa Francisco, en el decurso del Jubileo de la

Misericordia, año 2016, dijo que “el nombre de Dios es

Misericordia”. Dios nos ama más que lo que nosotros nos

amamos. Nos busca donde estemos perdidos, por

desorientación o por maldad. Y siempre nos cargará en

sus hombros. Este es el núcleo de las dos parábolas

propuestas para hoy: la Iglesia, -nosotros- como el mismo

Jesús, no puede contentarse con esperar a los pecadores,

los desanimados, los faltos de esperanza, los falto de

amor, en definitiva, todos aquellos que necesitan

redención, quedarse esperando en su desolación.

“La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino

para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la

misericordia de Dios. Para que eso suceda, es necesario

salir. Salir de las iglesias y de las parroquias, salir e ir a

buscar a las personas allí donde viven, donde sufren,

donde esperan”. (Papa Francisco)

ORACIÓN: Señor, hazme misericordioso como Tú.

13

6. Noviembre. Vienes 31º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 16, 1-8

Decía también a sus discípulos: Un hombre rico tenía

un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar

sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que

estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración,

porque en adelante no podrás seguir administrando. El

administrador se puso a decir para sí: ¿Qué voy a hacer,

pues mi señor me quita la administración? Para cavar no

tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que

voy a hacer para que, cuando me echen de la

administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue

llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al

primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien

barriles de aceite. Él le dijo: Toma tu recibo; aprisa,

siéntate y escribe cincuenta. Luego dijo a otro: Y tú,

¿cuánto debes? Él dijo: Cien fanegas de trigo. Le dice:

Toma tu recibo y escribe ochenta. Y el amo alabó al

administrador injusto, porque había actuado con astucia.

Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con

su propia gente que los hijos de la luz

14

6. Textos bíblicos: Flp 3, 17-4,1; Lc 16, 1-8

Sal. 121: Vamos alegres a la casa del Señor.

Reflexión: A primera vista y por alguien poco avezado

a las palabras del evangelio, puede pensar que Jesús

alienta a los defraudadores, tan numerosos hoy y que

aprovechan toda ocasión para enriquecerse. Nadie más

lejos de ello que el Maestro. Jesús no alaba la actitud del

administrador, sino su astucia, es decir cómo se las

ingenia para no quedarse en la calle y sin trabajo. De ahí

la sentencia que nos ha dejado: “los hijos de este mundo

son más astutos -más espabilados, diríamos hoy- con su

gente que los hijos de la luz”. Jesús condena toda

avaricia, toda injusticia, toda infidelidad. Eso es lo que

hacen los hijos de las tinieblas. Los de la luz, entre los que

nos debemos encontrar los que nos llamamos cristianos,

hemos de defender y practicar los mandamientos siempre

y en todo momento. Y por encima de todo, según

meditábamos ayer, la misericordia. A la vez, condenando

toda corrupción, toda explotación y manipulación para

con los inocentes y con los humildes. En el Antiguo

Testamento leemos, en los profetas, palabras muy duras

de condenación en contra de la explotación de los pobres.

Si discurriéramos para hacer el bien, tanto como otros

se las ingenian para hacer el mal, el mundo caminaría por

caminos de paz y convivencia. Tendríamos unas

relaciones de hermanos y no de enemigos. Mejorarían las

relaciones nacionales e internacionales. Estaríamos más

cerca del Reino de Dios con Jesús, el Príncipe de la Paz,

por guía.

15

ORACIÓN: “Señor, que reine la paz en nuestros

días”.

7. Noviembre. Sábado 31º Tiempo ordinario 2020

Evangelio según San Marcos 7, 31-37

Dijo Jesús a sus discípulos: gánense amigos con el dinero

de iniquidad, para que, cuando les falte, los reciban en las

moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también en lo

mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo

mucho es injusto. Pues, si no fueron fieles en la riqueza

injusta, ¿quién les confiará la verdadera? Si no fueron

fieles en lo ajeno, lo suyo, ¿quién se lo dará? Ningún

siervo puede servir a dos señores, porque, o bien

aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al

primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a

Dios y al dinero. Los fariseos, que eran amigos del dinero,

estaban escuchando todo esto y se burlaban de él. Y les

dijo: Ustedes se las dan de justos delante de los hombres,

pero Dios conoce sus corazones, pues lo que es sublime

entre los hombres es abominable ante Dios

16

7. Textos bíblicos: Flp 4, 10-19; Lc 16, 9-15.

Sal. 111: Dichoso quien teme al Señor

Reflexión: Aunque no es frase bíblica, sino del genial

escritor Francisco de Quevedo, nos conviene tenerla en

cuenta en lo que de verdad encierran estas palabras:

“Poderoso caballero es don dinero”. Y la primera estrofa

del poema, donde ya se define su atractivo y su poder de

sublimación, dice así: “Madre, yo al oro me humillo, él es

mi amante y mi amado, pues, de puro enamorado anda

continuo amarillo. Que, pues, doblón o sencillo hace todo

cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero”. El

poeta nos ha dicho dos cosas que ya las denunciaba Jesús:

ante él nos humillamos y hacemos lo que queremos. Es,

pues, para los ambiciosos, y los no tan ambiciosos, un

dios, con minúscula, pero que rechaza y suplanta al Dios-

Amor, supremo Hacedor. Y es que, como sentencia Jesús:

“no se puede servir a Dios y al dinero”, como no se

puede servir con la misma fidelidad a dos amos. Jesús no

se limita a condenar al dios, contrincante de Dios.

Iluminan sus palabras a los hijos de la luz, de los que

hablaba ayer. Podemos sacar provecho del “vil” dinero

que es como decir: utilizar el dinero de iniquidad,

peligroso y que encierra tanta maldad, para compartir con

los que no tienen medios de subsistencia o viven en los

límites de la miseria. El dinero, a pesar de ser tan

peligroso, “se puede redimir”, como propone Jesús. San

Vicente nos decía que “los pobres nos abrirán las puertas

del cielo”.

ORACIÓN: Enriquécenos, Señor, con tu pobreza.

17

8. Noviembre. Domingo 32º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Mateo 25, 1-13

Dijo Jesús a sus discípulos: Se parecerá el reino de los

cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron

al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco

eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se

proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron

alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les

entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó

una voz: ¡Que llega el esposo, salgan a su encuentro!

Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se

pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a

las prudentes: Dennos de su aceite, que se nos apagan las

lámparas. Pero las prudentes contestaron: Por si acaso no

hay bastante para ustedes y nosotras, mejor es que vayan a

la tienda y lo compren. Mientras iban a comprarlo, llegó

el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al

banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde

llegaron también las otras vírgenes, diciendo: Señor,

señor, ábrenos. Pero él respondió: En verdad les digo que

no las conozco. Por tanto, velen, porque no saben el día ni

la hora.

18

8. Textos bíblicos: Sab 6, 12-16; 1Tes 4, 13-14; Mt 25, 1-13

Sal. 62: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Reflexión: Estamos terminando el año litúrgico y la

Iglesia, buena pedagoga, nos propone para meditar los

últimos acontecimientos del ser humano. La certeza más

cierta, valga la redundancia, es que este mundo pasa y

todos estamos de paso. O, hablando sin rodeos, nosotros

hemos de morir. Y aquí no hay morbo, como dice mucha

gente, sino realidad. Y, otra certeza y realidad: ha de

cumplirse el anuncio de Jesús: que llegará a su plenitud el

reino de Dios. Ojalá pudiéramos expresar la aceptación de

nuestra muerte como lo expresa el autor del salmo 62 que

encabeza esta página: “mi alma está sedienta de ti, Señor,

Dios mío”.

La parábola utiliza los usos de la época de Jesús. El

biblista Joachim Jeremías explica: "Después de un día de

bailes y otras diversiones, tiene lugar la cena de la boda

después de la caída de la noche. A la luz de las antorchas

es conducida luego la novia a la casa del esposo.

Finalmente, un mensajero anuncia la llegada del esposo,

que hasta entonces ha tenido que permanecer fuera de la

casa; las mujeres dejan a la novia y van con antorchas al

encuentro del esposo”. Con él se ha hecho presente el

Reino de Dios, él es el Esposo que invita a la fiesta de

bodas y esto exige una respuesta personal antes de que se

cierre la puerta. Las cinco doncellas que se quedaron sin

aceite, o no fueron previsoras, estaban comprometidas. No

vale: “no he hecho nada malo”, en el servicio al reino de

Dios.

19

ORACIÓN: Que nunca ponga excusas en mi servicio.

9. Noviembre. Dedicación de S. Juan de Letrán 2020

Evangelio según San Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a

Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de

bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y,

haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del

templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las

monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían

palomas les dijo: Quitad esto de aquí: no convirtáis en un

mercado la casa de mi Padre. Sus discípulos se acordaron

de lo que está escrito: El celo de tu casa me devora.

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: ¿Qué

signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó:

Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los

judíos replicaron: Cuarenta y seis años ha costado

construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando

resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron

de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la

palabra que había dicho Jesús.

Basílica de san Juan de Letrán,

catedral del obispo de Roma, el Papa Francisco. “Madre y cabeza

de todas las iglesias de la ciudad y del

mundo”.

20

9. Textos bíblicos: Ez 47, 1-2.8-9.12; Jn 2, 13-22

Sal. 45: Un río y sus canales alegran la ciudad de

Dios, el Altísimo consagra su morada.

Reflexión: Hoy celebra la Iglesia universal la fiesta

que llamamos: la Dedicación de la Basílica de Letrán,

catedral del Papa. San Cesáreo de Arles nos invita, en este

su sermón, a ser verdaderos templos del Señor:

“Celebramos con alegría, por la benignidad de Cristo, la

dedicación de este templo; pero nosotros debemos ser el

templo vivo y verdadero de Dios. Antes del bautismo

fuimos lugar en donde habitaba el demonio; después del

bautismo nos convertimos en templos de Cristo. Nosotros,

carísimos, si queremos celebrar la dedicación del templo,

no debemos destruir en nosotros, con nuestras malas

obras, el templo vivo de Dios. Lo diré de una manera

inteligible para todos: debemos disponer nuestras almas

del mismo modo como deseamos encontrar dispuesta la

iglesia cuando venimos a ella. ¿Deseas encontrarla

limpia? Pues no ensucies tu alma con el pecado. Si deseas

que esté bien iluminada, Dios desea también que tu alma

no esté en tinieblas, sino que sea verdad lo que dice el

Señor: que brille en nosotros la luz de las buenas obras y

sea glorificado aquel que está en los cielos. Del mismo

modo que tú entras en la iglesia, así quiere Dios entrar en

tu alma, como tiene prometido: Habitaré y caminaré con

ellos”. (Sermón 229)

ORACIÓN: Me acercaré al altar de Dios, al Dios que

es mi alegría. (Salmo 43, 4)

21

10.Noviembre. Martes 32º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 17, 7-10 Dijo el Señor: Quién de vosotros, si tiene un criado

labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo:

¿Enseguida, ven y ponte a la mesa? ¿No le diréis más

bien: ¿Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras

como y bebo, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso

tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo

mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo

lo que se os ha mandado, decid: Somos siervos inútiles,

hemos hecho lo que teníamos que hacer.

“Somos siervos inútiles, hemos hecho

lo que teníamos que hacer”.

22

10. Textos bíblicos: Tit 2, 1-8.11-14; Lc 17, 7-10

Sal. 144: El Señor es quien salva a los justos

Reflexión: Más motivos para luchar contra nuestras

negligencias, retrasos y excusas fáciles en una tarea que

nos incumbe a todos los que nos llamamos cristianos.

Podríamos aplicar estas palabras de Jesús a lo que nos

exige trabajar para que el reino de Dios llegue a todos.

Cuando rezamos en la oración que nos enseñó Jesús la

súplica “venga a nosotros tu reino”, estamos

implicándonos todos en el hecho de que ese reino no nos

llueve del cielo, sino que nos corresponde a nosotros

echar una mano y arrimar el hombro a la tarea, por la

sencilla razón de que Dios necesita colaboradores y su

Hijo no puede correr con toda la responsabilidad. Es

cierto que la salvación es gratuita, que no la alcanzamos

con nuestro esfuerzo. Pero al decir que somos cristianos

queremos decir que no somos unos parásitos, esperando

que nos lo den todo hecho. Hablamos muchas veces de

trabajar en la viña del Señor. ¿Cuál es nuestra actitud para

ese trabajo?

El Señor necesita mi colaboración generosa y alegre a

la obra del reino, a la que me ha invitado, sin méritos míos

de ninguna clase. Si entiendo que esta llamada del Señor

es gratuita y que mi colaboración ayuda a que el reino

vaya creciendo en el mundo y así llegue a otros, seré buen

obrero. Si le doy vueltas al por qué me ha llamado a mí y

no a otros, perderé el tiempo y, al final, me encontraré con

las manos vacías. ¿He hecho lo que tenía que hacer?

ORACIÓN: Siervo inútil soy; mándame, Señor.

23

11. Noviembre Miércoles 32º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 17, 11-19.

Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre

Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad,

vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se

pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten

compasión de nosotros. Al verlos, les dijo: Vayan a

presentarse a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban

de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que

estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos

y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole

gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y

dijo: ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve,

¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a

Dios más que este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete;

tu fe te ha salvado.

24

11. Textos bíblicos: Tit 3, 1-7; Lc 17, 11-19

Sal. 150: El Señor es mi pastor, nada me falta.

Reflexión: No hace mucho tiempo el papa Francisco

reformó las palabras de la consagración del vino en la

misa. Se decía antes: “…este es el cáliz de mi sangre…

que será derramada por ustedes y por todos los hombres

para…”. El cambio consistió en decir, “por muchos” y no

“por todos los hombres”. Cuando la misa se decía en latín

la fórmula era “pro multis”, que significa “por muchos”.

Mínima, pero muy significativa fue la reforma. Es cierto

que la muerte de Jesús fue ofrenda como sacrificio por los

pecados de la humanidad, pero no todos creen ni aceptan

ese perdón y, por tanto, no quedan salvados.

Comienzo con esta consideración, porque en el

milagro que llamamos de los diez leprosos, sucede algo

parecido. Son diez los leprosos que salen al encuentro de

Jesús y, parados a lo lejos, porque no se podían acercar a

otras personas, gritaron con fe pidiendo compasión.

Cuando se ven curados sólo se preocupan de una ley que

les recuerda Jesús: presentarse a los sacerdotes, los

encargados de legalizar su curación. Quedaron sanos, pero

no salvados. Se olvidaron de lo demás. Sólo el extranjero

volvió a dar gracias. Lo hace alabando a Dios dando gritos

y humillado ente Jesús. Y Jesús tiene, para aquel

extranjero, el mejor regalo. Sólo él podía sanar y salvar.

Así lo hace, porque la fe del leproso es una fe agradecida.

“La gratitud, decía san Agustín, trae nuevos beneficios”.

ORACIÓN: Es justo y necesario dar gracias a Dios.

25

12. Noviembre. Jueves 32º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 17, 20-25.

Los fariseos le preguntaron: ¿Cuándo va a llegar el reino

de Dios? Él les contestó: El reino de Dios no viene

aparatosamente, ni dirán: Está aquí, o está allí, porque,

miren, el reino de Dios está en medio de ustedes. Dijo a

sus discípulos: Vendrán días en que desearán ver un solo

día del Hijo del hombre, y no lo verán. Entonces se les

dirá: Está aquí, o está allí; no vayan ni corran detrás, pues

como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro

del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero

primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado

por esta generación.

“Tiene que padecer mucho y ser reprobado”

26

12. Textos bíblicos: Fil 7-20; Lc 17, 20-25.

Sal. 145: Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.

Reflexión: “Sabemos que la historia tiene un centro:

Jesucristo, muerto y resucitado; que está vivo entre

nosotros y que tiene una finalidad: el Reino de Dios,

Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor. Y tiene

una fuerza que la mueve hacia aquel fin: el Espíritu

Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que

hemos recibido en el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia

adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino

de la historia, hacia el Reino de Dios. Este Espíritu es la

potencia del amor que ha fecundado el seno de la Virgen

María; y es el mismo que anima los proyectos y las obras

de todos los constructores de paz. Donde hay un hombre y

una mujer constructores de paz, es exactamente el

Espíritu Santo quien ayuda y lo empuja a hacer la paz.

Pero, el Reino de Dios es silencioso, crece dentro. Lo

hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad,

en nuestra tierra, que nosotros debemos preparar.

También para el Reino, llegará el momento de la

manifestación de la fuerza, pero será sólo al final de los

tiempos: El día que hará rumor, lo hará como el rayo,

chispeando, que se desliza de un lado al otro del cielo. Así

será el Hijo del hombre en su día, el día que hará rumor.

Pidamos al Señor la gracia de cuidar el Reino de Dios

que está dentro de nosotros con la oración, la adoración y

el servicio de la caridad, silenciosamente.” (Papa

Francisco, 1-1-14.)

ORACIÓN: Enciende, Señor, tu Espíritu en mí.

27

13. Noviembre. Viernes 32º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 17, 26-37.

Dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de

Noé, así será también en los días del Hijo del hombre:

comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres

tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca;

entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Asimismo,

como sucedió en los días de Lot: comían, bebían,

compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día

que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y

acabó con todos. Así sucederá el día que se revele el Hijo

del hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus

cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté

en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de

Lot. El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que

la pierda, la recobrará. Les digo que aquella noche estarán

dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán;

estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la

otra la dejarán. Ellos le preguntaron: ¿Dónde, Señor? Él

les dijo: Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres.

28

13. Textos bíblicos; 2 Jn, 4-9; Lc 17, 26-37.

Sal. 118: Dichoso el que camina en la ley del Señor.

Reflexión: En contadas ocasiones la mayoría de los

cristianos damos importancia a las verdades últimas que la

Iglesia llama postrimerías. Con esa palabra se refiere a los

últimos acontecimientos que señalan el fin de la vida

humana: muerte, juicio y destino eterno. Y siempre lo

hacemos cuando ocurre una catástrofe de la naturaleza,

causada por un fenómeno atmosféricos. Muchos predicen

categóricamente que ha llegado el fin del mundo, como

ocurrió en meses pasados con la pandemia del

coronavirus.

Jesús utilizó tres de esas historias de catástrofes para

advertir a sus contemporáneos que no se puede vivir

desfrenadamente, despreocupados del fin que nos aguarda

a todos. Nunca valió el principio: “comamos y bebamos,

que mañana moriremos”, proclamado por los que sólo

ven la vida como una fiesta continua y dichosa. Muchos

añaden que “después de esto no hay nada”.

Jesús advierte que “así sucederá el día que se revele el

Hijo del hombre”. Su conclusión es una buena lección: la

vida, si no se da en amor, se pierde; entregarla, como lo

hizo Jesús (que no la perdió), es ganarla para siempre.

¿Qué pasará el día del juicio? Nos advierte el apóstol

Santiago: “Hablad y actuad como quienes van a ser

juzgados por una ley de libertad, pues el juicio será sin

misericordia para quien no practicó la misericordia; la

misericordia triunfa sobre el juicio”. (St 2, 12)

ORACIÓN: Defiéndeme, Señor, en el día del juicio.

29

14. Noviembre. Sábado 32º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 18, 1-8

Jesús dijo a sus discípulos una parábola para

enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le

importaban los hombres. En aquella ciudad había una

viuda que solía ir a decirle: Hazme justicia frente a mi

adversario. Por algún tiempo se estuvo negando, pero

después se dijo a sí mismo: Aunque ni temo a Dios ni me

importan los hombres, como esta viuda me está

molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga

viniendo a cada momento a importunarme. Y el Señor

añadió: Fíjense en lo que dice el juez injusto; pues Dios,

¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y

noche?; ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia

sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre,

¿encontrará esta fe en la tierra?

30

14. Textos bíblicos: 3Jn 5-8; Lc 18, 1-8

Sal. 111: Dichoso quien teme al Señor.

Reflexión: San Vicente de Paúl, fue un hombre de

mucha oración y plasmó en esta frase su experiencia:

“Denme un hombre de oración y será capaz de todo”.

San Lucas, dedica muchas páginas a exhortarnos sobre

la oración, y presenta a Jesús orando en soledad y en los

sitios y lugares más diversos. Sabe, por experiencia, que

sus discípulos necesitan, como él, la fuerza de lo alto. No

bastó enseñarles la mejor oración, el Padre nuestro. Hoy

les enseña que “es necesario orar siempre, sin

desfallecer”.

El juez injusto al que acude la viuda queda muy bien

retratado por Jesús en estas palabras: “no temía a Dios, ni

le importaban los hombres”. Por eso califica de

“molestia” la tenacidad de la mujer que insiste en que le

haga justicia. “Dios no da largas”, como dice Jesús; pero

ha de ser a costa de “clamar día y noche ante el Señor”.

Y ese es el punto donde fallamos los humanos: la

constancia.

Dos citas de escritores cristianos, tomadas del

Catecismo de la Iglesia, para entender lo que es “orar

siempre sin desfallecer”. “No pretendas conseguir

inmediatamente lo que pides, como si lograrlo dependiera

de ti, pues Él quiere concederte sus dones cuando

perseveras en la oración”. (Evagrio Póntico) “Ora

continuamente el que une la oración a las obras y las

obras a la oración. Sólo así podemos cumplir el mandato:

Orad constantemente” (Orígenes). (CIC, nº 2737; nº

2745)

31

ORACIÓN: Cuando te invoco, escúchame enseguida.

15. Noviembre Domingo 33º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Mateo 25, 14-30 (Extracto)

Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre

que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo

de sus bienes a cada cual según su capacidad. El que

recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y

ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó

otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un

hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo

de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se

pone a ajustar las cuentas con ellos. El que había recibido

cinco talentos le presentó otros cinco, diciendo: cinco

talentos me dejaste; he ganado otros cinco. Su señor le

dijo: Bien, siervo fiel; has sido fiel en lo poco, te daré un

cargo importante; entra en el gozo de tu señor. Se acercó

luego el que había recibido dos talentos y dijo: Señor, dos

talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le

dijo: ¡Bien, siervo fiel!; como has sido fiel en lo poco,

entra en el gozo de tu señor. Se acercó también el que

había recibido un talento y dijo: Señor, sabía que eres

exigente, tuve miedo y fui a esconder tu talento. Aquí

tienes lo tuyo. El señor le respondió: Eres un siervo

negligente. Debías haber puesto mi dinero en el banco,

para que pudiera recoger lo mío con los intereses.

Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al

que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le

quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo

fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de

dientes.

32

15. Text. bíb: Prov 31, 10-31. 7-9; 1Tes 5, 1-6; Mt, 25, 14-30.

Sal. 127: Dichosos los que temen al Señor.

Reflexión: JORNADA MUNDIAL DE LOS

POBRES.

El Papa Francisco, en su Mensaje, 2020, titulado Tiende

tu mano al pobre, nos dice: “Tender la mano es un signo:

un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la

solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo

entero ha estado como abrumado por un virus que ha

traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas

manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del

médico que se preocupa por cada paciente tratando de

encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la

enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus

horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos.

La mano tendida del que trabaja en la administración y

proporciona los medios para salvar el mayor número

posible de vidas. La mano tendida del farmacéutico, quien

está expuesto a tantas peticiones en un contacto

arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote

que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida

del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a

los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La

mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para

proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras

manos tendidas que podríamos describir hasta componer

una letanía de buenas obras. Todas estas manos han

desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y

consuelo”.

33

ORACIÓN: Hazme, Señor, mano que alivia el dolor.

16. Noviembre. Lunes 33º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 18, 35-43.

Cuando se acercaba a Jericó, había un ciego sentado al

borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba

gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: Pasa

Jesús el Nazareno. Entonces empezó a gritar: ¡Jesús, hijo

de David, ten compasión de mí! Los que iban delante lo

regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se paró y

mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le

preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti? Él dijo: Señor,

que recobre la vista. Jesús le dijo: Recobra la vista, tu fe te

ha salvado. Y enseguida recobró la vista y lo seguía,

glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a

Dios.

34

16. Textos bíblicos: Ap 1, 1-4; 2, 1-5a; Lc 18, 35-43

Sal.1: Al vencedor le daré a comer del árbol de la

vida.

Reflexión: Jesús sube a Jerusalén, que no es un lugar

geográfico solamente, sino el lugar donde se van a

cumplir las profecías sobre su muerte y resurrección.

Acaba de anunciárselo a sus discípulos, pero ellos no

acaban de contemplar. Algo los ciega. No ven razonable

ese final para el que ellos consideran el salvador de Israel.

Jesús les dirá más adelante que no creían las Escrituras.

En esta perspectiva se puede considerar la curación del

ciego por Jesús. Están muy cerca de Jericó, y el hijo de

Bartimeo, como lo llama san Marcos, que es ciego y no ve

a Jesús con los ojos de la cara, pero sí sabe quién es el

Nazareno, que pasa rodeado de gentes, lo llama a gritos

por ese nombre que, entre los judíos define a Jesús: “hijo

de David”. Está al borde del camino, como un excluido y

pide limosna porque es pobre, pero enseguida se hace rico

de fe y esperanza: “Ten misericordia de mí”. Le regañan

y piden que se calle, pero él grita más fuerte. Lo que no

hacen ni los discípulos lo hace este pobre ciego: creer en

Jesús.

Le salva la fe. Así dice Jesús a tantos pobres que se

acercan a él y quedan curados y salvados. Lo mejor que

tiene Jesús, su palabra, “hace lo que dice”. Es Dios y

mendiga de nosotros la plena confianza en su poder.

ORACIÓN: “Dame, Señor, la mano, que soy ciego.

Ponme en la senda donde pueda hallarte. Tú eres mi

35

Vida, mi Verdad y mi Camino” (Manuel Machado, poeta

español)

17. Noviembre. Martes 33º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 19, 1-10

Entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto,

un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico,

trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa

del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más

adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía

que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los

ojos y le dijo: Zaqueo, date prisa y baja, porque es

necesario que hoy me quede en tu casa. Él se dio prisa en

bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos

murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa

de un pecador. Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: Mira,

Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si

he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más.

Jesús le dijo: Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues

también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del

hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba

perdido.

36

17. Textos bíblicos: Apc 3, 1-6.14-22; Lc 19, 1-10.

Salmo 14: Al vencedor le concederé sentarse

conmigo en mi trono.

Reflexión: Esta conversión tan relevante, ya en Jericó,

tiene una lectura orientada a poner de modelo a este

recaudador, “jefe de publicanos y rico”. Esta conversión

es, como la curación del ciego, un signo del valor de la fe

en Jesús, contra la incredulidad de sus discípulos. San

Lucas presenta unos contrastes que revelan las actitudes

de los protagonistas de ambos milagros. Zaqueo, rico; el

ciego pobre. Zaqueo trepado a un árbol con ganas de ver

a Jesús; El ciego pide que Jesús le devuelve la vista. Al

ciego le regaña la gente; a Zaqueo lo critican. Jesús manda

que le traigan al ciego; Jesús pide a Zaqueo que se dé

prisa y baje. Contrastes y similitudes. Pero lo que busca el

evangelista, en definitiva, es enseñarnos cómo los dos

encontraron lo que buscaban. El ciego recobra la vista;

Zaqueo recibe “muy contento” a Jesús en su casa. Los dos

reconocen a Jesús como “el Señor”. Ambos también son

consecuentes con el encuentro y responden: el ciego

“glorificando a Dios seguía a Jesús”; Zaqueo, dando la

mitad de sus bienes a los pobres y restituyendo lo

defraudado con generosidad.

Necesitamos la conversión, fruto de nuestro encuentro

con Jesús. No imitemos la incredulidad de los apóstoles.

“Obras son amores y no buenas razones”, dice el refrán.

Dejemos que Jesús entre en nuestra casa, que es el

corazón. Encontraremos la salvación, como el recaudador

y el ciego.

37

ORACIÓN: Jesús, amigo; entra en mi casa y que

18. Noviembre Miércoles 33º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 19, 11-28 (Extractos)

Jesús dijo una parábola: Un hombre noble se marchó a

un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver

después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez

minas de oro, diciéndoles: Negociad mientras vuelvo.

Cuando regresó mandó llamar a su presencia a los siervos

para enterarse de lo que había ganado cada uno. El

primero se presentó y dijo: Señor, tu mina ha producido

diez. Él le dijo: Muy bien; ya que has sido fiel en lo

pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades. El segundo

llegó y dijo: Tu mina, señor, ha rendido cinco. A ese le

dijo: Toma tú el mando de cinco ciudades. El otro llegó y

dijo: Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un

pañuelo, porque tenía miedo. Él le dijo: Por tu boca te

juzgo, siervo malo. Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en

el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los

intereses”. Entonces dijo a los presentes: Quitadle a este la

mina y dádsela al que tiene diez minas. Le dijeron: Señor,

ya tiene diez minas. Os digo: al que tiene se le dará, pero

al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.

38

18. Textos bíblicos: Apc 4, 1-11; Lc 19, 11-28.

Sal. Apc: Santo, santo, santo es el Señor Dios, el

todopoderoso.

Reflexión: No perdamos de vista el lugar donde Jesús

quiere adoctrinar a sus discípulos con esta parábola:

“están en Jerusalén y pensaban, los apóstoles, claro, “que

el reino de Dios iba a manifestarse enseguida”. Le rodean

también los enemigos que se preguntan si éste es el

Mesías enviado de Dios. (Hay de fondo una trama para

acabar con Jesús; en la parábola, los súbditos no quieren

al rey). Y Jesús, como en la parábola parecida de los

talentos, nos dice que es hora de trabajar por el Reino de

Dios. Urge entender que no podemos cruzarnos de brazos.

Dios nos encomienda unos “valores” (Jesús los compara

con unas monedas de oro, por valor) con los que hay que

negociar y no “guardarlos en un pañuelo”.

El “negocio” es que el Reino de Dios se implante en el

corazón de cada ser humano. Hemos recibido vida, salud,

inteligencia y capacidades valiosas para trabajar. Somos

administradores, no dueños y el Señor nos pedirá cuentas

de qué hemos hecho en favor de los que necesitan de

Dios. Podemos hacer algo, para que Jesús, Sacerdote

eterno y Rey del universo, ofreciéndose en el altar de la

cruz, entregue al Padre, como la Iglesia dice “un Reino

eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino

de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del

amor y de la paz”. ¿Nos presentaremos ente él con las

manos vacías

ORACIÓN: ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!

39

19. Noviembre Ntra. Sra. de la Providencia

2020

Evangelio según San Juan 2, 1-11

A los tres días había una boda en Caná de Galilea, y la

madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban

también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de

Jesús le dice: No tienen vino. Jesús le dice: Mujer, ¿qué

tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora.

Su madre dice a los sirvientes: Haced lo que él os diga.

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las

purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dice: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron

hasta arriba. Entonces les dice: Sacad ahora y llevadlo al

mayordomo. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el

agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los

sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y

entonces llama al esposo y le dice: Todo el mundo pone

primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor;

tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en

Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos

creyeron en él.

40

19. Tex. Bíb.: Cr 15, 3-4.15-16.16, 1-2; Gal 4, 4-7; Lc 2, 1-11

Sal. Lc 1, 49: Se alegra mi espíritu en Dios mi

salvador.

Reflexión: Himno

Virgen Santa de la Providencia

Madre de Clemencia,

Honor del Caribe.

Protectora, Borinquen te aclama.

Patrona te llama y a tu amparo vive.

Los Boricuas, tus hijos amados,

llegan confiados a buscar los bienes,

que les brinda con todo el cariño,

por tu mano, el niño,

que en tus brazos tienes.

Ese niño que reposa en calma,

despierto en el alma

en Borinquen sueña.

Y se alegra de que hayas querido

por trono escogido, tierra Borinqueña.

Puerto Rico, te tiende su brazo,

solo en tu regazo, descansar añora,

y te pide, que sigas constante,

siendo en cada instante

su fiel protectora.

ORACIÓN: Señora, escucha la oración de los boricuas.

41

20. Noviembre. Viernes 33º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 19, 45-48.

Entró Jesús en el templo y se puso a echar a los

vendedores, diciéndoles: Escrito está: Mi casa será casa de

oración; pero ustedes la han hecho una cueva de bandidos.

Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los

sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo

buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque

todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

42

20. Textos bíblicos: Apc 10, 8-11; Lc 19, 45-48

Sal. 118: ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!

Reflexión: “El Evangelio de hoy nos presenta el

episodio de la expulsión de los vendedores del templo.

Aparece claramente como un gesto profético, este gesto

de Jesús y su mensaje profético se comprenden

plenamente a la luz de su Pascua.

Cada uno de nosotros puede preguntarse, ¿se siente el

Señor verdaderamente como en su casa en mi vida? ¿Le

permitimos que haga limpieza en nuestro corazón y

expulse a los ídolos, es decir, las actitudes de codicia,

celos, mundanidad, envidia, odio, la costumbre de

murmurar y despellejar a los demás? ¿Le permito que

haga limpieza de todos los comportamientos contra Dios,

contra el prójimo y contra nosotros mismos? Cada uno

puede responder a sí mismo, en silencio, en su corazón.

¿Permito que Jesús haga un poco de limpieza en mi

corazón?

Oh, padre, tengo miedo de que me reprenda. Pero

Jesús no reprende jamás. Jesús hará limpieza con

ternura, con misericordia, con amor. La misericordia es

su modo de hacer limpieza. Dejemos -cada uno de

nosotros-, dejemos que el Señor entre con su misericordia

-no con el látigo, no, sino con su misericordia- para hacer

limpieza en nuestros corazones. El látigo de Jesús para

nosotros es su misericordia. Abrámosle la puerta, para

que haga un poco de limpieza. (Papa Francisco, 8, marzo,

2015)

43

ORACIÓN: “Rocíame y quedaré limpio; lávame,

quedaré más blanco que la nieve” (Salmo 50)

21.Noviembre. Presentación de Sta. María Niña

2020

Evangelio según San Mateo 12, 46-50.

Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando su

madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de

hablar con él. Uno se lo avisó: Tu madre y tus hermanos

están fuera y quieren hablar contigo. Pero él contestó al

que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis

hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos,

dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la

voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi

hermano y mi hermana y mi madre.

44

21. Textos bíblicos: Zac 2, 14-17; Mt 12, 46-50.

Sal. Lc: Proclama mi alma la grandeza del Señor.

Reflexión: Hay en la historia de la primitiva

comunidad cristiana uno libros llamados apócrifos que,

aunque escritos por personas muy piadosas, no se

consideran revelados por Dios y por eso, no forman parte

del canon -lista- de la Biblia, en este caso del Nuevo

Testamento.

La fiesta de hoy se funda en alguno de ellos que dice

que la Virgen María se educó en el Templo de Jerusalén

con otras niñas. No se dice nada de esto en ninguno de los

libros sagrados. No obstante, la fiesta ya se celebró en los

primeros siglos y sigue celebrándose en toda la

cristiandad.

No confundirla con la Presentación de Jesús en el Templo

como nos cuenta san Lucas y la llamamos la Candelaria.

La Presentación de Nuestra Señora honra a la mujer

que, con toda seguridad, la preparó para hacer más

adelante la entrega de su vida a Dios, como lo hizo en

Nazaret.

Dice la escritora Mary Salas: “Por ser éste el sentido

de la fiesta de la Presentación de Nuestra Señora se

considera especialmente dedicada a las almas

consagradas a Dios en la vida religiosa, y muchas

órdenes renuevan sus votos en este día.

Sin embargo, debe ser también la fiesta de todos los

cristianos, porque ninguno, si quiere serlo de veras,

podrá escaparse a la obligación de presentarse ante Dios

con humildad y ponerse en sus manos para que Él

45

disponga de su vida libremente”. (Mercaba. El santo de cada

día)

ORACIÓN: Proclama mi alma la grandeza del Señor.

22. Noviembre. JESUS REY DEL UNIVERSO

2020 Evangelio según San Mateo 25, 31-46. (Extracto)

Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria

el Hijo del hombre se sentará en el trono de su gloria y

reunirá ante él todas las naciones. Pondrá las ovejas a su

derecha y las cabras a su izquierda. Dirá el rey a los de su

derecha: Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden

el reino preparado para ustedes desde la creación del

mundo. Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y

me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve

desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la

cárcel y vinieron a verme. Los justos contestarán: ¿cuándo

te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te

dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te

hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos

enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá:

Cada vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos

más pequeños, conmigo lo hicieron. Dirá a los de su

izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego

eterno. Tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y

no me dieron de beber, fui forastero y no me hospedaron,

estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel

y no me visitaron. Entonces también estos contestarán:

Señor ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero

46

o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Él

les replicará: lo que no hicieron con uno de estos, lo más

pequeños, tampoco lo hicieron conmigo. Y estos irán al

castigo eterno y los justos a la vida eterna.

22. Textos bíblicos: Ez 34, 11-17; 1Co 15, 20-28; Mt 25, 31-46

Sal. 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.

Reflexión: Encuentro como el mejor comentario a este

evangelio las palabras de la carta de Santiago, 2, 12-13.

“Hablen y actúen como quienes deben ser juzgados por

una Ley que nos hace libres. Porque el que no tiene

misericordia será juzgado sin misericordia, pero la

misericordia triunfa sobre el juicio”.

Dos expertos en estudios bíblicos, PP. Colunga y

García Cordero, O.P., escribieron sobre el texto de

Santiago: La acepción de personas es un acto condenado

por el Evangelio y un pecado contra la misericordia, que

será juzgado por Dios. El juicio del que se habla aquí es

principalmente el juicio final. El que piensa que será

juzgado según la ley evangélica tratará a todos con igual

amor y honor, evitando la acepción de personas, porque

sabe que será medido con la misma medida con que midió

a los demás. Santiago tiene presente la doctrina de Cristo

que condena a los que no fueron misericordiosos, y, en

cambio, recibe en su reino a los que practicaron la

misericordia. El autor sagrado declara a continuación

que el juicio será sin misericordia para aquel que no hace

misericordia. Porque, como decía el Señor en el sermón

de la Montaña, "con la medida con que midieren se les

medirá". Los misericordiosos son objeto de una

47

bienaventuranza especial. El Padre celestial perdonará a

quien perdone a sus semejantes”.

ORACIÓN: “Perdóname, Señor, como yo perdono”.

23. Noviembre. Lunes 34º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 21, 1-4

Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban

donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda

pobre que echaba dos monedillas, y dijo: En verdad os

digo que esa pobre viuda ha echado más que todos,

porque todos esos han contribuido a los donativos con lo

que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado

todo lo que tenía para vivir.

48

23. Textos bíblicos: Apc 14, 1-3.4b-5; Lc 21, 1-4

Sal. 23: Esta es la generación que busca tu rostro.

Reflexión: Para Jesús no hay héroes como los que crea

y venera el mundo. La vida heroica, “la vida que se

pierde” y que por eso “se gana”, es la vida como la de

esta mujer, viuda y seguramente anciana, a la que hoy

alaba Jesús. Los ricos, como lo comenta Jesús a sus

discípulos, han echado como limosna para el culto de

Dios lo que les sobra; aquella mujer, además de viuda,

pobre, ha dado “todo lo que tenía para vivir”.

San Juan Crisóstomo dice en una de sus homilías: “El

Señor no mira la cantidad que se le ofrece, sino el afecto

con que se le ofrece. No está la limosna en dar poco de lo

mucho que se tiene, sino en hacer lo que aquella viuda,

que dio todo lo que tenía; pero, si tú no puedes ofrecer lo

que la viuda, por lo menos da lo que te sobre”.

Es cierto que este ejemplo se ha imitado, y mucho,

entre los cristianos. Pero hay otros muchos que lo

cuestionan. La base de ese gesto que alaba Jesús es la

generosidad, el desprendimiento en favor de otros más

necesitados.

Y no es eso sólo, dar unas monedas. Hay otras muchas

maneras de dar limosna, como dice la canción que canta:

“Amar es entregarse, olvidándose de sí, buscando lo que

a otro pueda hacer feliz”. Y termina: “qué lindo es vivir

para amar; que grande es tener para dar; dar alegría,

felicidad, darse uno mismo, eso es amar”.

ORACIÓN: Haz, Señor, que yo sepa dar y, sobre todo,

que sepa darme”.

49

24. Noviembre Miércoles 34º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 21, 5-11

Y como algunos hablaban del templo, de lo bellamente

adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos,

Jesús les dijo: que contempláis, llegarán días en que no

quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. Ellos le

preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será

la señal de que todo eso está para suceder? Él dijo: Mirad

que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi

nombre diciendo: Yo soy, o bien: Está llegando el tiempo;

no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y

de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario

que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida.

Entonces les decía: Se alzará pueblo contra pueblo y reino

contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos

países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos

espantosos y grandes signos en el cielo.

Plano del Templo de Jerusalén, en tiempos de Jesús.

50

24. Textos bíblicos: Apc 14, 14-19; Lc 21, 5-11.

Sal. 95: Llega el Señor a regir la tierra.

Reflexión: “Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días

en que no quedará piedra sobre piedra que no sea

derruida”. Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá

esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la

atención de estos aspectos secundarios -¿cuándo será?,

¿cómo será?- la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son

dos:

Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no

dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo

de la espera como tiempo del testimonio y de la

perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la

espera, de la espera de la venida del Señor.

Esta alocución de Jesús es siempre actual, también

para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite:

“Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos

usurpando mi nombre”.

Es una invitación al discernimiento. Esta virtud

cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor

y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay

falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús:

líderes de este mundo, santones, también brujos,

personajes que quieren atraer a sí las mentes y los

corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone

en guardia: “¡No los sigan!”. (Papa Francisco, Ángelus del

17/11/13)

ORACIÓN: Señor, quiero escuchar solamente tu voz.

51

25. Noviembre Miércoles 33º Tiempo Ordinario

2020

Evangelio según San Lucas 21, 12-19.

Dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os

perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles,

y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por

causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar

testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no

tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré

palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni

contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros

padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y

matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa

de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza

perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras

almas.

52

25.Textos bíblicos: Apc 15, 1-4; Lc 21, 12-19

Sal. 97: Grandes y admirables son tus obras, Señor,

Dios omnipotente.

Reflexión: Con estas palabras del evangelio Jesús da

comienzo a un discurso que llamado escatológico, porque

recoge la enseñanza de Jesús sobre las verdades y

creencias referentes al más allá y al destino final del

mundo y del ser humano.

Para cuando san Lucas escribe este relato ya se habían

cumplido las palabras de Jesús. Los apóstoles sufrieron

persecución y cárceles de parte de los judíos. El primer

mártir fue el diácono Esteban, que murió apedreado,

según lo narra san Lucas en los Hechos. La Historia

posterior da buena cuenta de la crueldad con que fueron

perseguidos por Nerón y otros emperadores romanos, los

cristianos de los primeros siglos. Y en dos mil años de

cristianismo no faltaron cristianos de todas las edades

que murieron dando testimonio de su fe en Cristo. El Papa

Francisco comentó que “hoy tenemos más mártires que en

los primeros siglos” (24/06/13). Mártir significa testigo y

dar testimonio es “la acción de manifestar con obras y

palabras la propia fe en Jesucristo, en la realidad social

donde el creyente vive”.

Nos urge dar testimonio de la fe más que nunca. Se

necesitan testigos. El odio, las traiciones, y hasta la

muerte nos vendrán de quienes menos pensamos: serán,

como dice Jesús, las personas más cercanas. Jesús ha

empeñado una vez más su palabra: “Con su perseverancia

salvarán sus almas”. ¡¡¡Con Él se puede!!!

53

ORACIÓN: No permitas, Señor, que me aparte de ti.

26. Noviembre. Jueves. ACCIÓN de GRACIAS.

2020

Evangelio Según San Lucas 17, 11-19

Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre

Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad,

vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se

pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten

compasión de nosotros. Al verlos, les dijo: Vayan a

presentarse a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban

de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que

estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos

y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole

gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y

dijo: ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve,

¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a

Dios más que este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete;

tu fe te ha salvado.

54

26. Textos bíblicos: Apc 18, 1-2.21-23; 19, 1-3; Lc 17, 11-19

Sal. 135: Dad gracias al Señor, porque es eterna su

misericordia.

Reflexión: Lo que vos queráis, Señor. (Hermoso poema del poeta español

Juan Ramón Jiménez,

Premio Nóbel de Literatura,

que, desterrado de España,

eligió vivir y morir en Puerto Rico.)

Lo que Vos queráis, Señor,

sea lo que Vos queráis.

Si queréis que entre las rosas

ría hacia los matinales

resplandores de la aurora,

sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre los cardos,

sangre hacia las insondables

sombras de la noche eterna,

sea lo que Vos queráis.

Gracias si queréis que mire,

gracias si queréis cegarme;

gracias por todo y por nada,

sea lo que Vos queráis.

Lo que Vos queráis, Señor;

sea lo que Vos queráis.

ORACIÓN: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

55

27. Noviembre. Virgen de la Medalla Milagrosa

2020

Evangelio según San Lucas 1, 39-45

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en

camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;

entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció

que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la

criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y,

levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres,

y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que

me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo

llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha

dicho el Señor se cumplirá.

56

27. Textos bíblicos: Apc 20, 1-4. 11-21, 2; Lc 1, 39-45.

Sal. 83: He aquí la morada de Dios entre los

hombres.

Reflexión: Aunque la fiesta en honor de la Virgen

María, que celebramos hoy, se llama popularmente La

Milagrosa, no es ese el nombre oficial que le da la Iglesia.

Hoy es la fiesta de “La Inmaculada Virgen de la Sagrada

Medalla”. En estas palabras se contiene una primera

verdad sobre esta Medalla: la diseñó la santísima Virgen

María. En Paris, Francia, el 27 de noviembre de 1830 la

misma Virgen encargó a una Hija de la Caridad, Catalina

Labouré que se acuñara una Medalla con estos símbolos

que se ven en la página anterior. Todas las imágenes son

signos que podemos encontrar en la Biblia y que nos

ayudan a entender lo que es María, tal como lo reconoce

la Iglesia: desde la imagen de la Virgen con la jaculatoria

en el anverso, hasta las 12 estrellas que figuran en el

reverso. Fue tan grande y piadosa la acogida entre el

pueblo cristiano que, en poco tiempo, se acuñaron dos

millones de medallas. Dios realizó tantos prodigios -

milagros-, que de ahí en adelante todo el mundo la llamó

Milagrosa.

Entre las recomendaciones de la misma Virgen a santa

Catalina, está ésta: “Haz acuñar una medalla según este

modelo; todas las personas que la lleven recibirán

grandes gracias; esas gracias serán abundantes para

quienes la lleven con confianza”. Invoquémosla con su

jaculatoria:

57

Oración: “¡Oh María, sin pecado concebida, ruega

por nosotros, que recurrimos a ti!”

28. Noviembre. Sábado 34º Tiempo Ordinario 2020

Evangelio según San Lucas 21, 34-36

Dijo Jesús a sus discípulos: Tengan cuidado de ustedes,

no sea que se emboten sus corazones con juergas,

borracheras y las inquietudes de la vida, y se les eche

encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo

sobre todos los habitantes de la tierra. Estén, pues,

despiertos en todo tiempo, pidiendo que puedan escapar

de todo lo que está por suceder y manténganse en pie ante

el Hijo del hombre.

58

28. Textos bíblicos: Apc 22, 1-7; Lc 21, 34-36.

Sal. 94: Marannatá. ¡Ven, Señor Jesús!

Reflexión: Jesús cierra su discurso escatológico con

unas exhortaciones a la vigilancia y a vivir con fe esos

últimos momentos tan decisivos: -la muerte, el juicio y el

destino de cada uno-, que los evangelios describen con

rasgos apocalípticos, causaron y siguen causando

inquietud y hasta miedo en muchos cristianos.

“Para que podamos escapar de todo lo que está por

suceder” con la llegada del Hijo del hombre, que será

cierta e inesperada, nos vendrá bien la advertencia que

hace a sus discípulos: “tengan cuidado de ustedes, no sea

que se emboten sus corazones”. En palabras más

concretas nos dice Jesús que, con una vida poco correcta y

desenfrenada: “borracheras, juergas e inquietudes de la

vida”, no podremos discurrir, ni pensar con claridad, pues

eso significa la expresión “embotar el corazón” o, la

mente.

El remedio, el más certero y seguro para evitar ese

desastre de una vida sin sentido, la recomendación de

Jesús: la vigilancia. Sólo despiertos y de pie, como los

centinelas o vigilantes que guardan lugares y personas

para evitar asaltos, lograremos estar, como reza la Iglesia:

”libres de pecado y protegidos de toda perturbación

mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro

Salvador Jesucristo”

ORACIÓN: Ven, Señor Jesús; ven a salvarnos.

59

29. Noviembre. Primer Domingo de Adviento 2020

Evangelio según san Marcos 13, 33-37.

Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el

momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y

dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea,

encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no

saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o

a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea

que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo

que les digo a ustedes lo digo a todos: ¡Velen!

60

29. Tex bíb: Is 63, 16-19; 64, 2-7; 1Co 1, 3-9; Mc 13, 33-37.

Sal. 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y

nos salve.

Reflexión: El dibujo que completa la página anterior

es ciertamente una reproducción de las palabras de Jesús.

Hay quien cree que esta advertencia se refiere

especialmente a la muerte. No necesariamente, aunque

puede darse esa posibilidad. Pero la advertencia del Señor

no se ciñe solamente a ese cuándo, o al Señor que vendrá

para juzgarnos sobre el amor, como dice san Juan de la

Cruz.

El tiempo de Adviento que hoy comenzamos son

cuatro semanas, no completas la mayoría de los años, en

que la Iglesia nos pone en sintonía con un tiempo y una

virtud. El Adviento es para el cristiano un resumen de lo

que fue la preparación de la venida del Mesías de Dios,

descrito en el Antiguo Testamento. Está relacionado,

particularmente, con la virtud de la esperanza. Esta virtud,

característica solamente de los cristianos, como dice

Benedicto XVI, nos mantiene en tensión a la espera de su

promesa: “Vendrá el Emmanuel, el Dios con nosotros.

Vendrá y nos salvará”. Para tantos desánimos y

decepciones que encontramos en nuestro caminar, la

solución consiste en reafirmar la certeza de que la meta de

nuestra vida es la Vida que él nos ofrece.

Tres personajes bíblicos nos acompañarán en este tiempo

litúrgico: Isaías, que anima nuestra esperanza, Juan

Bautista que nos presenta al Cordero de Dios y María que

61

es modelo de cómo recibir al Salvador. ¡Feliz Adviento!

ORACIÓN: Ven, Señor, no tardes en llegar.

30. Noviembre. San Andrés Apóstol. Adviento

2020.

Evangelio según San Mateo 4, 18-22

Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos,

a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando

la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: Vengan

tras de mí y los haré pescadores de hombres.

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y

pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago,

hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la

barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los

llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo

siguieron.

62

30. Textos bíblicos: Rom 10, 9-18; Mt 4, 18-22

Sal. 18: A toda la tierra alcanza su pregón.

Reflexión: Hoy la liturgia del Adviento deja paso a la

fiesta de san Andrés, apóstol. El Papa Benedicto XVI, en

una homilía -14-6-06-, compartió este relato antiguo: El

santo, al ser condenado a morir en una cruz en forma de

aspa, oró así: “¡Salve, cruz, inaugurada por medio del

cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de sus

miembros, como si fueran perlas preciosas! Antes de que

el Señor subiera a ti, provocabas un miedo terreno.

Ahora, en cambio, dotada de un amor celestial, te has

convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría

posees, cuántos regalos tienes preparados. Por tanto,

seguro y lleno de alegría, vengo a ti para que también tú

me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado

de ti. ¡Oh cruz bienaventurada, que recibiste la majestad

y la belleza de los miembros del Señor! Tómame y

llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro

para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me

redimió. ¡Salve, oh cruz! Sí, verdaderamente, ¡salve!”

Comentario del Papa: “Como se puede ver, hay aquí

una espiritualidad cristiana muy profunda que, en vez de

considerar la cruz como un instrumento de tortura, la ve

como el medio incomparable para asemejarse plenamente

al Redentor, grano de trigo que cayó en tierra.

Aprendamos la lección: nuestras cruces adquieren valor

si las aceptamos como parte de la cruz de Cristo”.

ORACIÓN: Por tu cruz nos has salvado, Señor.

63

FONDO DEL POBRE “SAN VICENTE DE PAÚL”

Amigos del FONDO DEL POBRE: Nos acercamos a

la Navidad: “fiesta de gozo y salvación” y la Iglesia pide

que podamos celebrarla “con alegría desbordante”. En

muchos hogares faltará hasta lo más esencial y necesario.

No habrá posibilidad de alegrar a los niños con algún

juguete.

Como están las cosas con la pandemia, difícil será que

puedan celebrar estas fiestas de Navidad con alegría

desbordante. Hay mucho dolor esparcido por el mundo.

Reflexionemos con san Vicente. Él vivió la vida con la

mente y el corazón queriendo imitar la pobreza de Belén,

tal como nos recuerda esta frase del santo:

“Cristo quiso nacer pobre, llamó a sí a unos

discípulos pobres, se hizo él mismo servidor de los

pobres, y de tal modo se identificó con ellos, que dijo que

consideraría como hecho a él mismo todo el bien o el

mal que se hiciera a los pobres”.

Tenemos ocasión para practicar la caridad cristiana

meditando más este año en el pesebre de Belén. Que el

Señor les bendiga y San Vicente les ayude a tener esa

visión de fe. Con afecto,

P. Juan Javier Iñigo, C. M.

FONDO DEL POBRE S. VICENTE DE PAÚL

P. O. Box 19118,

SAN JUAN, P. R. 00910-9118

64

RECUPERAR LA TRADICIÓN DEL BELÉN

El Papa Francisco, 1-12-2019, escribió a toda la

comunidad cristiana una Carta Apostólica -de la que

damos un corto extracto- para “alentar la hermosa

tradición de nuestras familias que en los días previos a la

Navidad preparan el belén, como también la costumbre

de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en

los hospitales, en las cárceles, en las plazas. La

representación del nacimiento de Jesús equivale a

anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios

con sencillez y alegría. El belén es como un Evangelio

vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura.

El origen del pesebre encuentra confirmación ante

todo en algunos detalles evangélicos del nacimiento de

Jesús en Belén. ¿Por qué el belén suscita tanto asombro y

nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la

ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a

nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso

65

para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que

nació de María es la fuente y protección de cada vida.

La preparación del pesebre en nuestras casas nos

ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén.

Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que

permite conocer y meditar aquel acontecimiento; sin

embargo, su representación en el belén nos ayuda a

imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a

sentirnos implicados en la historia de la salvación,

contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y

actual en los más diversos contextos históricos y

culturales. ´Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha

sucedido y que el Señor nos ha comunicado´, así dicen los

pastores después del anuncio hecho por los ángeles.

Es una enseñanza muy hermosa que se muestra en la

sencillez de la descripción. Los pastores se convierten en

los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la

salvación que se les ofrece.

Son los más humildes y los más pobres quienes saben

acoger el acontecimiento de la encarnación. A Dios que

viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores

responden poniéndose en camino hacia Él, para un

encuentro de amor y de agradable asombro. Este

encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el

que da vida precisamente a nuestra religión y constituye

su singular belleza, y resplandece de una manera

particular en el pesebre.

´La Vida se hizo visible´; así resume el apóstol Juan, el

misterio de la encarnación. El belén nos hace ver, nos

hace tocar este acontecimiento único y extraordinario que

ha cambiado el curso de la historia, y a partir del cual

66

también se ordena la numeración de los años, antes y

después del nacimiento de Cristo. El modo de actuar de

Dios casi aturde, porque parece imposible que Él

renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros.

Qué sorpresa ver a Dios que asume nuestros propios

comportamientos: duerme, toma la leche de su madre,

llora y juega como todos los niños.

Como siempre, Dios desconcierta, es impredecible,

continuamente va más allá de nuestros esquemas. Así,

pues, el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como

ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida

injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos

si queremos alcanzar el sentido último de la vida.

Dejemos que del asombro nazca una oración humilde:

nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo

con nosotros para no dejarnos nunca solos”.

67

1. Diciembre. Martes 1ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Lucas 10, 21-24.

En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo

y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la

tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y

entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre,

porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado

por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el

Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el

Hijo se lo quiera revelar. Y, volviéndose a sus discípulos,

les dijo aparte: ¡Bienaventurados los ojos que ven lo que

ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes

quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo

que ustedes oyen,

y no lo oyeron.

68

1. Textos bíblicos: Is 11, 1-10; Lc 10, 21-24.

Sal. 71: En sus días florezca la justicia y la paz

abunde eternamente.

Reflexión: Este texto nos quiere motivar a prepararnos

para celebrar la Navidad, al meditar cómo se alegra Jesús

cuando recibe a los apóstoles que regresan, “con alegría”,

de la misión a la que les envió. Él, también, “lleno de

alegría del espíritu Santo”, da gracias al Padre porque “le

ha parecido bien” revelar los misterios de su amor y lo ha

ocultado a los “sabios y entendidos”.

La Navidad ya cercana nos va a sumergir en las

alegrías de la Buena Noticia del Nacimiento de Jesús y,

más importante, si cabe, sólo los pequeños, los humildes,

van a entender mejor que nadie la Navidad. Sólo María y

José, pobres, pero con fe en las promesas de Dios,

recibieron al Mesías, el enviado de Dios. Fueron después

unos humildes pastores los que reciban la noticia del

nacimiento del Salvador. Y habrá alegría en el cielo y en

la tierra paz.

“¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos

conmueve?”, se pregunta el Papa Francisco en su Carta

Apostólica. Y responde; “Porque manifiesta la ternura de

Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra

pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para

nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que

nació de María es la fuente y protección de cada vida”.

En definitiva: “Porque así le ha parecido bien a Dios

Padre”.

ORACIÓN: Ven pronto, Señor, ven a salvarnos.

69

2. Diciembre. Miércoles 1ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Mateo 15, 29-37.

Desde allí Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al

monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando

tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los

ponían a sus pies y él los curaba. La gente se admiraba al

ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los

tullidos y dar vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de

Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Siento

compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo

y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas,

no sea que desfallezcan en el camino. Los discípulos le

dijeron: ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes

suficientes para saciar a tanta gente? Jesús les dijo:

¿Cuántos panes tienen? Ellos contestaron: Siete y algunos

peces. Él mandó a la gente que se sentara en el suelo.

Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de

gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los

discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y

recogieron las sobras: siete canastos llenos.

70

2. Textos bíblicos: Is 25, 6-10a; Mt 15, 29-37

Sal. 22: Habitaré en la casa del Señor, por años sin

término.

Reflexión: Con Jesús llega el reino de los cielos que es

anunciado en el Antiguo Testamento como un banquete

en el que todos quedarán saciados con los bienes del

Señor. Jesús siente compasión ante la multitud de los que

le siguen, y la variedad de situaciones que vive cada uno,

hambrientos de su palabra y sus milagros. Todos

quedaban curados y saciados.

El evangelio pone de manifiesto varias veces que Jesús

no permanece indiferente ante el sufrimiento humano. Por

lo ojos de Jesús, por sus manos y, sobre todo, por su

corazón, desfila esa larga caravana de lisiados, cojos,

ciegos, sordomudos, leprosos y “muchos otros”, que son

el resumen de toda la humanidad doliente. Esa caravana

sigue acudiendo a él, engrosada, además, por los muchos

pecadores, infinitos pecadores, como los que cargamos

con esa dolencia que no puede curarla nada más que

Jesús: el pecado. Y Jesús sigue curando y sanando el

alma.

Para todos, hambrientos de felicidad como estamos, ha

preparado un banquete, prefigurado en este milagro y

que los evangelios narran seis veces. Así lo ha visto la

tradición de la Iglesia: es el banquete de su Cuerpo y de su

Sangre que cura nuestras heridas y restaura nuestras

fuerzas, mientras vamos de camino por la vida. Comiendo

de este banquete tendremos asegurada la VIDA.

71

ORACIÓN: Por tu amor, ten compasión de nosotros.

3. Diciembre. Jueves 1ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Lucas 7, 21.24-27.

Dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice

Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que

hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. El que

escucha estas palabras mías y las pone en práctica se

parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre

roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los

vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió,

porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas

palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel

hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la

lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y

rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue

grande.

72

3. Textos bíblicos: Is 26, 1-6; Mt 7, 21.24-27.

Sal. 78: Por el honor de tu nombre, sálvanos,

Señor.

Reflexión: En Polonia el Papa Benedicto XVI animó a

los jóvenes a apostar por Cristo. Extractos: “En el

corazón de cada hombre existe el deseo de una casa, una

casa propia, que sea sólida, a la que no sólo se pueda

volver con alegría, sino también en la que se pueda

acoger con alegría a todo huésped que llegue. Es la

nostalgia de una casa en la que el pan de cada día sea el

amor, el perdón, la necesidad de comprensión, en la que

la verdad sea la fuente de la que brota la paz del corazón.

Esta nostalgia no es más que el deseo de una vida plena,

feliz, realizada. No tengan miedo de este deseo. No se

desanimen a la vista de las casas que se han desplomado,

de los deseos que no se han realizado. Se impone una

pregunta: ¿Cómo construir esta casa?; ¿cómo construir

la casa llamada vida? Jesús nos exhorta a construir sobre

roca. Solamente así la casa no se desplomará. Construir

sobre roca quiere decir, ante todo, construir sobre Cristo

y con Cristo. No se trata de palabras vacías, dichas por

un cualquiera, sino por Jesús. No se trata de escuchar a

una persona cualquiera, sino de escuchar a Jesús. No se

trata de cumplir cualquier cosa, sino de cumplir las

palabras de Jesús. No tengan miedo de apostar por

Cristo. Tengan nostalgia de Cristo, como fundamento de

la vida. Enciendan en ustedes el deseo de construir su

vida con él y por él”. (27/06/06)

ORACIÓN: Señor, tú eres mi roca donde me salvo.

73

4. Diciembre. Viernes Semana 1ª Adviento 2020

Evangelio según San Lucas 9, 27-31.

Dos ciegos seguían a Jesús gritando: Ten compasión de

nosotros, hijo de David. Al llegar a la casa se le acercaron

los ciegos y Jesús les dijo: ¿Creen que puedo hacerlo?

Contestaron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos,

diciendo: Que suceda conforme a su fe. Y se les abrieron

los ojos. Jesús les ordenó severamente: ¡Cuidado con que

lo sepa alguien! Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda

la comarca.

74

4. Textos bíblicos: Is 29, 17-24; Mt 9, 27-31

Sal. 26: El Señor es luz y mi salvador.

Reflexión: El salmo 26 reza así en su primer versículo:

“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El

Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?”

Para un mundo sin esperanza es un toque de atención:

los ciegos nos dicen que hay quién engendra esperanza y

confianza. También a nosotros nos vale: a los que

acudimos continuamente, como estos dos ciegos, al Señor

que es Luz y Salvación. Si la súplica es sincera, nos

sucederá conforme a nuestra fe, como a ellos.

El salmista insiste: “Oigo en mi corazón: ´buscad mi

rostro´. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu

rostro”. Y Carlos G. Vallés, S. J. ora así: “Este es el

deseo de mi vida que recoge todos mis deseos. Palabras

atrevidas que yo no habría podido pronunciar si no me

las hubieras dado tú mismo. En otros tiempos nadie podía

ver tu rostro y permanecer con vida. Ahora te quitas el

velo y descubres tu presencia.

Sé muchas cosas de ti, incluso llegué a creer que

bastaba con lo que sabía, y eso era todo lo que yo podía

dar de mí. Pero ahora sé que puedo aspirar a mucho más,

porque tú me lo dices y me llamas y me invitas. Y yo lo

quiero con toda mi alma. Quiero ver tu rostro. Tengo

ciencia, pero quiero experiencia”.

Y se oye una voz que dice: “Espera en el Señor, sé

valiente, ten ánimo, espera en el Señor”.

ORACIÓN: Una cosa pido al Señor, habitar en su

casa.

75

5. Diciembre. Sábado 1ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Mateo 9, 35-10. 1.6-8

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando

en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y

curando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las

muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban

extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen

pastor. Entonces dice a sus discípulos: La mies es

abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen,

pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su

mies. Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para

expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y

toda dolencia. A estos doce los envió Jesús con estas

instrucciones: vayan a las ovejas descarriadas de Israel.

Vayan y proclamen que ha llegado el reino de los cielos.

Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos,

arrojen demonios. Gratis han recibido, den gratis.

76

5. Textos bíblicos: Is 30, 19-21. 23-26; Mt 9, 35-10.1.6-8

Sal. 146: Dichosos los que esperan en el Señor.

Reflexión: Aquí tenemos un mensaje de esperanza

cierta al adentrarnos en el Adviento. Jesús recorría los

caminos y enseñaba en las sinagogas proclamando el

reino de Dios y curando “toda enfermedad y dolencia”. Al

ver a las multitudes desorientadas se compadecía de su

abandono. Añade san Mateo que estaban “extenuadas”,

que es lo mismo que decir: “estaban muy cansadas,

débiles, especialmente después de hacer recorrido

caminos en busca de la palabra de Jesús”. Hoy también Cristo se apiada de los que sufren y nos

invita a tener y a repartir esperanza. Muchos hombres y

mujeres de hoy siguen igual, o peor: desorientados, -como

ovejas sin pastor-, desilusionados, hambrientos de verdad.

Si además están hundidos en una situación de pecado,

alcemos la vista en este Adviento y oigamos que Jesús

llega en la Navidad a salvarnos. Con esta confianza que Él

nos da, convirtámonos en anunciadores y comunicadores

de esperanza para los demás Hay una canción para este

tiempo, que anima a los desánimos: “Tiempo de espera, /

tiempo de esperanza; / es el Señor el que llega. / ¡Ven a

salvarnos, Señor”! Dios ya no viene en persona a vendar

las heridas de la humanidad. ÉL nos encarga que nosotros

vendemos heridas a nuestro alrededor. Tenemos que ser

adviento, es decir, tiempo de esperanza, para que nuestro

mundo esté menos triste.

ORACIÓN: Ven, Señor, ¡no tardes en llegar!

77

6. Diciembre. Domingo 2º de Adviento 2020

Evangelio según san Marcos 1, 1-8

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Como está escrito en el profeta Isaías: Yo envío a mi

mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz

del que grita en el desierto: Preparen el camino del Señor,

enderecen sus senderos; se presentó Juan en el desierto

bautizando y predicando un bautismo de conversión para

el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de

Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el

río Jordán y confesaban sus pecados. Juan iba vestido de

piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se

alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:

Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no

merezco agacharme para desatarle la correa de sus

sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los

bautizará con Espíritu Santo.

78

6. Textos bíblicos: Is 40, 1-5.9-11; 2Pe, 8-14; Mc 1, 1-8

Sal. 84: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos

tu salvación.

Reflexión: Cuando Zacarías recibe en sus brazos al

hijo recién nacido, al que pondrá por nombre Juan, da

gracias bendiciendo a Dios y profetiza: “Y a ti, niño, te

llamarán profeta del altísimo, porque irás delante del

Señor a preparar sus caminos, anunciando la salvación

por el perdón de sus pecados”. Ese día la gente

comentaba al oír las palabras de Zacarías: “¿Qué va a ser

de este niño? Porque la mano de Dios esta con él”.

San Marcos, al comienzo de su evangelio nos va a

revelar quién ese niño que ya llamaba la atención de la

gente. Es el mismo niño, llamado Juan, ya adulto,

dándonos razón de que es él el mensajero que precede al

Hijo de Dios. Está en el desierto, bautizando y anunciando

“un bautismo de conversión para el perdón de los

pecados”. La gente ha tomado en serio esa llamada de

Juan y confiesa sus pecados. Su vida es muy austera,

significada en el vestir y en el comer. Cumple con la

misión que le ha encomendado el Padre, anunciando al

verdadero enviado de Dios, pero con humildad, sin

atribuirse lo que corresponde sólo al que más grande que

él.

El tiempo de adviento es el anuncio de que llega Dios

a nuestra vida. ¿Haremos, como Juan, de mensajeros de

ese Jesús que nace para nosotros y nos llena de su Amor?

ORACIÓN: ¡Ven, Señor, que te esperamos!

79

7. Diciembre. Lunes 2ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según san Lucas 5, 17-26

Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos

fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas

de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba

con él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos

hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico

y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No

encontrando por donde introducirlo a causa del gentío,

subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través

de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él,

viendo la fe de ellos, dijo: Hombre, tus pecados están

perdonados. Entonces se pusieron a pensar los escribas y

los fariseos: ¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién

puede perdonar pecados sino solo Dios? Pero Jesús,

conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: ¿Qué

están pensando en sus corazones? Qué es más fácil, decir:

Tus pecados te son perdonados, o decir: ¿Levántate y echa

a andar? Pues, para que vean que el Hijo del hombre tiene

poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al

paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y

vete a tu casa. Y, al punto, levantándose a la vista de ellos,

tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a

su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de

todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían:

Hoy hemos visto maravillas.

El paralítico, perdonado y curado, se fue a su casa dando gloria a Dios.

80

7. Textos bíblicos: Is 35, 1-10; Lc 5, 17-26. Sal. 84: He aquí nuestro Dios; viene en persona y

nos salvará.

Reflexión: Esta página del evangelio de san Lucas

tiene hoy unos datos novedosos que no aparecen en otras

narraciones de milagros y que hacen de él un hermoso y

conmovedor relato. En primer, lugar nos presenta a Jesús

enseñando, acompañado por “unos fariseos y maestros de

la ley”, llegados de “todas las aldeas, de Galilea, Judea y

Jerusalén”; están sentados. Además de esos oyentes, hay

una “gentío” que abarrota el lugar y que hace difícil el

acceso a Jesús. Aunque a Jesús habitualmente le

acompaña el poder realizar milagros, como hijo de Dios

que es, el evangelista resalta, como originalidad, que hoy

ese poder de curar está en él de una manera extraordinaria.

Es muy sorprendente, además, el modo como llega el

paralítico hasta Jesús. Y extraña también que quien le

mueve a Jesús a curar no es la fe del enfermo, sino la de

los amigos que lo ponen delante. No menos sorpresa

causa que Jesús invierta el orden de cosas: perdona los

pecados y, ante la acusación de los escribas y fariseos

escandalizados, demuestra que él lo puede hacer, porque

él cura y sana por su propio poder.

Sigue lo habitual: la reacción de la gente sencilla que se

asombra y alaba a Dios. El curado no es menos

agradecido.

Y nosotros, ¿nos llenamos de gratitud y del temor de

Dios al ver que “hace maravillas” a los creen en él?

ORACIÓN: Por tu poder, Señor Jesús, ¡sálvanos!

81

8. Diciembre. La Inmaculada Concepción 2020

Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios

a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen

desposada con un hombre llamado José, de la casa de

David; el nombre de la virgen era María. El ángel,

entrando en su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el

Señor está contigo. Ella se turbó grandemente ante estas

palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le

dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante

Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le

pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo

del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su

padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su

reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: ¿Cómo será

eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: El

Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te

cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer

será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha

concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la

que llamaban estéril, porque para Dios nada hay

imposible. María contestó: He aquí la esclava del Señor;

hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró.

82

8. Tex bíbl: Gen 3, 9-15.20; Ef 1, 3-6.11-12. Lc 1, 26-38

Sal. 97: Cantad al Señor un cántico nuevo porque

he hecho maravillas.

Reflexión: Hoy, 8 de diciembre, celebramos, con toda

la Iglesia, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción,

una de las fiestas cristianas más importantes de todo el

año. ¿Por qué se celebra hoy? La Iglesia celebra

el nacimiento de la Virgen María el 8 de septiembre.

Por tanto, según el ciclo de la concepción humana, nueve

meses, fue concebida en el seno de su madre el 8 de

diciembre. De ahí la fiesta. No celebramos el hecho de

que nació, sino el privilegio que le concedió Dios, según

el dogma, o creencia que, desde hace muchos siglos

admite la Iglesia. El año 1854, el Papa Pío IX estableció

que, según la fe de la Iglesia, la madre de Jesucristo, en

ningún momento fue tocada por el pecado original. Es

decir, que desde el momento en que fue concebida en el

seno de su madre Ana, hasta su muerte, María estuvo libre

de todo pecado. Dios concede a esta mujer judía, María, el

privilegio de nacer sin pecado por lo que va a ser, la

madre del Hijo del Dios encarnado en sus entrañas. Se la

representa como una mujer joven. Todos los detalles de la

imagen, vestido y manto de blanco y azul, coronada con

doce estrellas y pisando la cabeza de una serpiente, son

símbolos de la pureza que le caracteriza.

Honremos este privilegio mariano y vivamos

protegidos por la que nos trajo al mundo al Salvador.

ORACIÓN: Concédenos, Señor, por intercesión de la

Virgen Inmaculada llegar a ti limpios de todo pecado.

83

9. Diciembre. Miércoles 2ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Mateo 11, 28-30

Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que

están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Tomen mi

yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y

humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus

almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

84

9. Textos bíblicos: Is 40, 25-31; Mt 11, 28-30.

Sal. 102: a Bendice, alma mía al Señor.

Reflexión: Breve, brevísimo, es el texto del evangelio.

Pero denso, densísimo, el contenido. En estas invitadoras

palabras se resume casi toda la vida de Jesús. Podríamos

decir que hasta el mensaje del Antiguo Testamento

resuena en estas frases. El Papa Francisco, al convocar el

Jubileo de la Misericordia, afirmó que “Jesús es el rostro

de Dios misericordioso”. Y ese es el mensaje de los

profetas. Estos lo sentimientos de un Dios que “tanto amó

al mundo que nos entregó a su Hijo”.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tan

arraigado en la vida de los cristianos, tiene como base

estas palabras, promesas que el mismo Jesús hizo a la

vidente, Santa Margarita María Alacoque. Así actuó

durante toda su vida y, especialmente al morir en la cruz.

Presentemos a Jesús cada una de esas necesidades que

él enumera, al calor de estas palabras del Prefacio de la

fiesta del Sagrado Corazón: “El cual, con amor

admirable,

se entregó por nosotros, elevado sobre la cruz hizo que de

la herida de su costado brotaran, con el agua y la sangre,

los sacramentos de la Iglesia, para que así, acercándose

al Corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con

gozo de la fuente de la salvación”.

Desde nuestros cansancios, cargando su yugo suave,

acerquémonos a ese corazón manso y humilde. “Se rebajó

hasta someterse a la muerte de cruz”. Y todo por AMOR.

ORACIÓN: Dame, Señor, un corazón como el tuyo.

85

10. Diciembre. Jueves 2ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Mateo 11, 11-15

Jesús dijo al gentío: En verdad les digo que no ha

nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista;

aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más

grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta

ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos

lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta

que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal

que quieran admitirlo. El que tenga oídos, que oiga.

86

10. Textos bíblicos: Is 41, 13-20; Mt 11, 11- 15

Sal. 144: El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad.

Reflexión: ¿Tenemos oídos para oír estas palabras de

Jesús, en estos días de Adviento? Y, sobre todo, ¿tenemos

corazón para entender que el reino de los cielos hoy, como

en tiempos de Juan el Bautista, sufre violencia y sólo los

que, como él, arriesgando su vida y defendiendo la

verdad, lo consiguen?

Aquí está el Precursor. El día que nació Juan, según

nos cuenta san Lucas, la gente que acudió a la fiesta

quedaron maravillados al ver que su padre Zacarías había

recobrado el habla pues, por su falta de fe se había

quedado mudo. Y los vecinos, sobrecogidos, se

preguntaban por el futuro de aquel niño, afirma el

evangelista: “La mano de Dios estaba con él”.

Juan Bautista, el profeta “más grande nacido de

mujer”, como dice Jesús, aparece como la voz que llama a

una conversión. Nos prepara a la próxima venida de Jesús,

y nos habla con palabras de fuego y con grandes

exigencias. Es humilde. Niega ser la luz, pero él da

testimonio de la luz. Niega ser el Mesías, pero él es la voz

que grita lo que hay que hacer para recibir al Masías.

Buen ejemplo para prepararnos a la cercana Navidad.

En un mundo que solo busca cosas materiales, hemos de

preparar a nuestros contemporáneos a que encuentren la

Luz que alumbra y da vida; da LA VIDA.

ORACIÓN: Ven, Señor, y sálvanos.

87

11. Diciembre. Viernes 2ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según San Mateo 11, 16-19

¿A quién compararé esta generación? Se asemeja a

unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:

Hemos tocado la flauta, y no han bailado; hemos entonado

lamentaciones, y no han llorado. Porque vino Juan, que ni

comía ni bebía, y dicen: Tiene un demonio. Vino el Hijo

del hombre, que come y bebe, y dicen: Ahí tienen a un

comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores.

Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras.

88

11. Textos bíblicos: Is 48, 17-19; Mt 11, 16-19.

Sal. 1: El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la

vida.

Reflexión: “Jesús compara la generación de su tiempo

con aquellos muchachos siempre descontentos que no

saben jugar con felicidad, que rechazan siempre la

invitación de los otros: si hay música, no bailan; si se

canta un canto de lamento, no lloran; ninguna cosa les

está bien. Aquella gente no estaba abierta a la Palabra de

Dios. Su rechazo no es al mensaje, es al mensajero.

Preferían refugiarse en una religión más elaborada: en

los preceptos morales, como los fariseos; en el

compromiso político, como los saduceos; en la revolución

social, como los zelotas. Pero al predicador, no. Jesús les

hace recordar: "Sus padres han hecho lo mismo con los

profetas".

El pueblo de Dios tiene una cierta alergia por los

predicadores de la Palabra: a los profetas, los ha

perseguido, los ha asesinado. Estas personas dicen

aceptar la verdad de la revelación, pero al predicador, la

predicación, no. Prefieren una vida enjaulada en sus

preceptos, en sus planes revolucionarios o en su

espiritualidad desencarnada. Son aquellos cristianos

siempre descontentos de lo que dicen los predicadores.

Estos cristianos que son cerrados, que están enjaulados,

estos cristianos tristes no son libres. ¿Por qué? Porque

tienen miedo de la libertad del Espíritu Santo, que viene a

través de la predicación. (Papa Francisco, 13-12-13)

¿Y nuestra generación? ¿Y nosotros? ¿A quién oímos?

89

ORACIÓN: Hazme dócil a tu Palabra, Señor.

12. Diciembre. Nuestra Señora de Guadalupe 2020

Evangelio según san Lucas 1, 39-47.

María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la

montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías

y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el

saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó

Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:

¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu

vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi

Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la

criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la

que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se

cumplirá. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del

Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

90

12. Textos bíblicos: Sb 7, 7-11; Hb 4, 12-13; Mc 10, 17-30

Sal. 89: Sácianos de tu misericordia, Señor, y toda

nuestra vida será alegría.

Reflexión: Esta es una de las fiestas marianas que, por

caer en Adviento, ayudan a prepararnos con el corazón

rebosante los sentimientos puestos en la mujer que mejor

se preparó para la Navidad.

Hoy la virgen de Guadalupe es de todos los países,

por ser Patrona de todos los países del continente

sudamericano y parte de Centroamérica y del Caribe, Y, al

ser Patrona, tiene como una encomienda de Dios para

velar por todos sus hijos y devotos.

Ante los desastres, comunes muchos y diferentes

otros que sufren los países ´guadalupanos´, valga la

palabra, todos ellos están amenazados, algunos debstados

por la pandemia de ese invisible y mortal coronavirus.

Como protegidos por tan buena Madre, podemos recordar

las palabras de La Guadalupana a Juan Diego, bascando

consuelo y protección: “Escucha, y ponlo en tu corazón,

hijo mío el menor, que no es nada lo que te asusta y

aflige. Que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas

esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad y angustia.

¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi

sombra y resguardo?, ¿No soy yo la fuente de tu alegría?

¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Tienes necesidad

de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija, ni

te perturbe”.

ORACIÓN: Porque eres mi Madre y yo el más

pequeño de tus hijos, cumple con la promesa, ¡ayúdame!

91

13. Diciembre. Domingo 3º de Adviento

2020

Evangelio según San Juan 1, 6-8.19-28.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba

Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la

luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la

luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y este es el

testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde

Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: ¿Tú

quién eres? Él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el

Mesías. Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?

Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta? Respondió: No. Y

le dijeron: ¿Quién eres, para que podamos dar una

respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti

mismo? Él contestó: Yo soy la voz que grita en el

desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el

profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le

preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el

Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan respondió: Yo bautizo

con agua; en medio de ustedes hay uno que no conocen, el

que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la

correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra

orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

92

13. Tex bí.: Is 61, 1.2a.10-11; 1Tes 5, 16-24; Jn 1, 6-8.19-28.

Sal. 97: Me alegro con mi Dios.

Reflexión: El evangelista san Juan nos sitúa, con todo

detalle, el acontecimiento y mensaje de este tercer

domingo de Adviento. Estamos en Betania, junto a la otra

orilla del Jordán. Y en este escenario, el otro Juan, el

Precursor del Mesías, que bautiza y da testimonio de la

que es y lo que hace. Da testimonio de la luz, aunque él no

es la luz, pero para otros sean.

Sometido a un interrogatorio por los sacerdotes y

levitas del templo confiesa con claridad lo que es, y niega,

-dice no- a lo que es no. ¡Qué maravillosa lección de

sinceridad y humildad! No es la luz; no es el Mesías, no es

Elías, ni otro profeta. Pero es, confiesa con firmeza, una

voz en el desierto gritando que se allanen los caminos,

para prepararlos al que viene detrás, que es el verdadero

enviado. Él sólo bautiza con agua. La confesión termina

con esa frase: no soy digno de desatar la correa del que le

precede y, en nuestro lenguaje popular podría decirse: no

le llego a la suela del zapato -sandalia-.

La sociedad consumista que nos domina y manipula,

nos ha robado el adviento -tiempo de espera y de

esperanza- y ha proclamado, desde hace meses, que han

llegado “las navidades”. Así, en plural, se hace alusión a

las fiestas que están al margen de Navidad. Esta sí que es

la celebración cristiana que colma nuestros mejores

deseos: ha nacido el Salvador. ¿Cómo nos estamos

preparando?

ORACIÓN: ¡Apresura tu venida, Señor!

93

14. Diciembre. Lunes 3ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según San Mateo 21, 23-27.

Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le

acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo

para preguntarle: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién

te ha dado semejante autoridad? Jesús les replicó: Les voy

a hacer yo también una pregunta; si me la contestan, les

diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo

de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?

Ellos se pusieron a deliberar: Si decimos del cielo, nos

dirá: ¿Por qué no le han creído? Si le decimos de los

hombres, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan

por profeta Y respondieron a Jesús: No sabemos. Él, por

su parte, les dijo: Pues tampoco yo les digo con qué

autoridad hago esto.

94

14. Textos bíblicos: Num 24, 2-7.15-17a.; Mt 21, 23-

27.

Sal. 24: Señor, instrúyeme en tus sendas.

Reflexión: Meditación del Papa Francisco 1-6-13

“¿Con qué autoridad hacéis estas cosas? Quieren tender

"una trampa" al Señor, tratando de llevarlo contra la

pared, hacerle equivocarse. Pero ¿cuál es el problema

que esta gente tenía con Jesús? En realidad, el problema

que escandalizaba a esta gente era el de que los demonios

gritaban a Jesús: ¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el

Santo! Este es el centro, esto escandaliza de Jesús: Él es

Dios que se ha encarnado. También a nosotros nos

tienden trampas en la vida, pero lo que escandaliza de la

Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo. Y esto

no se tolera, esto el demonio no lo tolera. Cuántas veces

se oye decir: Pero, vosotros cristianos, sed un poco más

normales, como las otras personas, ¡razonables! Este es

un discurso de encantadores de serpientes: Pero, sed así

¿no?, un poco más normales, no seáis tan rígidos... Pero,

detrás de esto está: Pero, no vengáis con historias ¡que

Dios se ha hecho hombre! La Encarnación del Verbo,

¡ese es el escándalo que está detrás! Podemos hacer

todas las obras sociales que queramos, y dirán: Pero qué

buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la

Iglesia. Pero, si decimos que hacemos esto porque

aquellas personas son la carne de Cristo, viene el

escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de

Jesús: esa presencia de Jesús encarnado”.

ORACIÓN: Creo que Jesús se hizo hombre verdadero.

95

15. Diciembre. Martes 3ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según San Mateo 21, 28-32

Dijo Jesús s los sacerdotes y a los ancianos del

pueblo. ¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se

acercó al primero y le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en la

viña. Él le contestó: No quiero. Pero después se arrepintió

y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le

contestó: Voy, señor. Pero no fue. ¿Quién de los dos

cumplió la voluntad de su padre? Contestaron: El primero.

Jesús les dijo: En verdad les digo que los publicanos y las

prostitutas van por delante de ustedes en el reino de Dios.

Porque vino Juan a ustedes enseñándoles el camino de la

justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y

prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto,

ustedes no se arrepintieron ni le creyeron.

¿Qué les parece? ¿Nos hemos arrepentido nosotros?

96

15. Textos bíblicos: Sof 3, 1-2.9-13; Mt 21, 28-32

Sal. 33: El afligido invoca al Señor, y él lo escucha.

Reflexión: “En Jesús no existe un ‘no’: siempre, ‘sí’,

para la gloria del Padre”. (Papa Francisco)

“El hombre de por sí está tentado de oponerse a la

voluntad de Dios, de tener la intención de seguir su

propia voluntad, de sentirse libre sólo si es autónomo.

Este es todo el drama de la humanidad. Pero en verdad

esta autonomía es errónea y este entrar en la voluntad de

Dios no es una oposición a uno mismo, no es una

esclavitud que violenta mi voluntad, sino que es entrar en

la verdad y en el amor, en el bien.

Y Jesús atrae nuestra voluntad, que se opone a la

voluntad de Dios, que busca la autonomía, atrae esta

voluntad nuestra a lo alto, hacia la voluntad de Dios. Este

es el drama de nuestra redención, que Jesús atrae a lo

alto nuestra voluntad, toda nuestra aversión contra la

voluntad de Dios y nuestra aversión contra la muerte y el

pecado, y la une con la voluntad del Padre: "No se haga

mi voluntad sino la tuya”. En esta transformación del

"no" en "sí", en esta inserción de la voluntad de la

criatura en la voluntad del Padre, Él transforma la

humanidad y nos redime. Y nos invita a entrar en este

movimiento suyo: salir de nuestro "no" y entrar en el "sí"

del Hijo. Mi voluntad existe, pero la decisiva es la

voluntad del Padre, porque ésta es la verdad y el

amor. (Benedicto XVI, 20 de abril de 2011).

Como nos enseñó Jesús, digamos siempre de corazón:

97

ORACIÓN: Padre, hágase siempre tu voluntad.

16. Diciembre. Miércoles 3ª Semana. Adviento

2020

Evangelio según San Lucas 11, 47-54

Juan, llamando a dos de sus discípulos, los envió al

Señor diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que

esperar a otro? Los hombres se presentaron ante él y le

dijeron: Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte:

¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?

En aquella hora curó a muchos de enfermedades,

achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó

la vista. Y respondiendo, les dijo: Vayan y anuncien a

Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos

andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los

muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y

¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!

98

16. Textos bíblicos: Is 45, 6c-8.18.21b; Lc 7, 19-23

Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo

derramen.

Reflexión: Una de las características de nuestro

mundo es la de comprobarlo todo. Ha proclamado muchas

veces que Dios no existe; que Cristo es un ser

extraordinario, pero no se le reconoce como Dios y

hombre verdaderos, como lo confiesa la Iglesia. Hay

muchos que se llaman cristianos, y rechazan la Iglesia

como obra de Cristo. Otros, aunque no nieguen

abiertamente la existencia de lo revelado por Dios, se

debaten en interrogantes que denotan una fe muy escasa, o

una ignorancia grave. Y este podría ser el conjunto de los

que se preguntan, o preguntan a Cristo: ¿Eres tú el que ha

de venir o tenemos que esperar a otro? La respuesta sigue

dándonosla el mismo Jesús, como lo hizo a los discípulos

de Juan el Bautista.

Ser cristino no es una teoría, ni una filosofía, como lo

dijo el Papa Benedicto XVI. Cristiano es el que sigue a

Jesús. Y el que lo sigue, lo llega a conocer si entiende su

lenguaje. Porque Jesús no está sólo en el templo. Y, por

tanto, no lo encontramos sólo en el templo. Él está en el

pobre, en el marginado, en el que sufre y un largo etcétera

que Jesús presentó a los discípulos de Juan. Y sigue

realizando a través de los que nos llamamos cristianos las

mismas obras de Jesús. Si no lo hacemos, no habrá

manera por la que nos conozca como sus discípulos. Lo

hemos meditado en el domingo 22 de noviembre pasado.

ORACIÓN: Que te encuentre, Señor, en el que sufre.

99

17. Diciembre. Jueves 3ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según San Mateo 1, 1-3.5-7.11-17.

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de

Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a

Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá

engendró, de Tamar, a Fares y a Zará. Salmón engendró,

de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed

engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de

la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón

engendró a Roboán. Josías engendró a Jeconías y a sus

hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del

destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel,

Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a

Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a

Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín,

Aquín engendró a Eliud, 15Eliud engendró a Eleazar,

Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual

nació Jesús, llamado Cristo. Las generaciones desde

Abrahán a David fueron en total catorce; desde David

hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la

deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

100

17. Textos bíblicos: Gen 49, 1-2.8-10.; Mt 1, 1-3.5-7.11.17

Sal. 71: En sus días florezca la justicia y la paz

abunde eternamente.

Reflexión: A partir de hoy comienza la segunda parte

del Adviento en la que Iglesia reza así: “Estás viendo,

Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del

nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad,

fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría

desbordante”.

San Mateo, como leemos hoy, quiere demostrar que

Jesús es de nuestra raza y que se ha encarnado para liberar

al hombre desde donde viven los hombres de toda la

historia, aquí en la tierra. Este evangelio es el de

Jesucristo, el Mesías. Y para Mateo es importante

demostrar que en Jesús se cumplen todas las promesas y

expectativas del Antiguo Testamento. Por eso recoge aquí

la gran promesa mesiánica, hecha a Abraham y fijada en

su estirpe, o descendencia, de David. Abrahán, es el punto

de partida, el padre de la promesa. En su narración, san

Mateo reparte las generaciones anteriores a Jesús en tres

grandes bloques con catorce generaciones cada uno. Es

una forma de decirnos que en estos personajes de nombre

raro descansan las promesas. No todos fueron santos. La

intención del evangelista es afirmar que Jesús entró en

nuestra historia y que, en las páginas que siguen, Jesús va

a cumplir todo lo anunciado en el Antiguo Testamento.

Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador, “no se disfrazó de

hombre”, se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Caminemos a la Navidad.

ORACIÓN: Ven, Señor, ¡no tardes en llegar!

101

18. Diciembre. Viernes 3ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según san Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera: María,

su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir

juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del

Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería

difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas

había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un

ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no temas

acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en

ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le

pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo

de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese

lo que había dicho el Señor por medio del profeta: Miren:

la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por

nombre Enmanuel, que significa Dios-con-nosotros.

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el

ángel del Señor y acogió a su mujer.

102

18. Textos bíblicos: Jer 23. 5-8; Mt 1, 18-24.

Sal. 71: En sus días florezca la justicia, y la paz

abunde eternamente.

Reflexión: “Jacob engendró a José, el esposo de

María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”. Estas

palabras siguen a las escritas y proclamadas en el día 17.

Dios tenía muy bien planeadas las cosas. Lo que había

anunciado y prometido no era la liberación de la

humanidad realizada por un héroe cualquiera. En su

condición de Padre de toda la raza humana, “tanto amó

Dios al mundo que nos entregó a su Hijo”. La aventura

comenzó con la elección de la Madre del Salvador, pero

como era virgen, el Poderoso dispuso las cosas eligiendo

al último eslabón de la descendencia de David, a José, el

varón justo, para que hiciera de padre legal entre los de su

pueblo, como nos presenta esta meditación de hoy. Y José

lo hizo muy bien. Amaba a María, con la que estaba

desposado, pero no convivían y amó mucho a Jesús, que

aprendió tan bien su oficio que lo conocían como “el hijo

del carpintero”. Pero, sobre todo, amaba a Dios que

conocía su corazón, “era justo”, es decir, bueno a

cabalidad. Después de aquel sueño que ciertamente

mejoró algún otro sueño perturbador, lo hizo todo como

se lo había pedido el ángel. “Y la acogió”.

Buen patrón para acompañarnos en este camino, ya

corto, que nos llevará a una felicísima Navidad.

ORACIÓN: “Camina, camina, amante José, y no te

separes de tu amado bien”. (Villancico)

103

19. Diciembre. Sábado 3ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según san Lucas 1, 11-20.24

A Zacarías se le apareció el ángel del Señor, de pie a la

derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se

sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le

dijo: No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido

escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás

por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos

se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos

del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu

Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos

de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el

espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de

los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la

sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo

bien dispuesto. Zacarías replicó al ángel: ¿Cómo estaré

seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad

avanzada. Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel,

que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para

hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te

quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto

suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se

cumplirán en su momento oportuno. Días después

concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco

meses, diciendo: Esto es lo que ha hecho por mí el Señor,

cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la

gente.

ORACIÓN: “Nos visitará el sol que nace de lo alto”.

104

(Zacarías: Himno “Bendito sea el Señor”, Lc 1, 78)

19. Textos bíblicos: Jue 13, 2-7-24-25; Lc 1, 11-20.24

Sal. 70; Que se llene mi boca de tu alabanza, y así

cantaré tu gloria.

Reflexión: Como decíamos en páginas anteriores, Dios

hizo bien las cosas, como siempre, y quiso que a su

Enviado le precediera un buen mensajero. El anuncio del

ángel de los mensajes, Gabriel, se ha aparecido, en plena

liturgia al sacerdote del Templo, ya anciano, llamado

Zacarías. La propuesta le extraña, aunque, como le dice el

ángel, Dios ha escuchado su petición: su esposa dará a luz

un hijo. Con una gran encomienda: “Irá delante del Señor

a preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”. Es

interesante analizar cómo Lucas hace una narración

minuciosa del escenario del encuentro y enumera las

consecuencias del nacimiento, incluido el nombre que le

pondrá. Lo que anuncia Gabriel es una buena noticia.

Pero, como le dice el ángel, se quedará mudo porque “no

ha dado fe a sus palabras”.

Es serio el problema de la falta de fe. En hechos en los

que interviene Dios, parece que el Omnipotente cree más

en sus criaturas que ellas en Él. Dios sigue creyendo en el

hombre y le encomienda hermosas tareas. “Dios, cuando

nos ama, nos restituye a su imagen, y para hallar en

nosotros la figura de su bondad, nos concede que

podamos hacer lo que Él hace, iluminando nuestras

inteligencias e inflamando nuestros corazones, de modo

que no sólo le amemos a Él, sino también a todo cuanto

Él ama”. (San León Magno).

105

ORACIÓN: “Creo en Dios Todopoderoso”

20. Diciembre. Domingo 4º de Adviento 2020

Evangelio según San Lucas 1, 26-38

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de

Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un

hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de

la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia,

dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella

se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba

qué saludo era aquel. El ángel le dijo: No temas, María,

porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu

vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre

Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor

Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la

casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y

María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco

varón? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá

sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra;

por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios.

También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su

vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril,

porque para Dios nada hay imposible. María contestó: He

aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

Y el ángel se retiró.

106

20. Text: 2 Sam 7, 1-5.8-12.14; Rom 16, 25-27; Lc 1, 26-38

Sal. 88: Cantaré eternamente tus misericordias,

Señor.

Reflexión: Qué diferente narración la de ayer. El

escenario fue el del Templo esplendoroso de Jerusalén. El

destinatario, un sacerdote del Templo. En esta escena todo

ocurre en el silencio, no se precisa dónde. Y la

destinataria no es ninguna persona de relieve en la

sociedad judía. No es otra que una joven nazarena,

desconocida, en un pueblo del que “no puede salir nada

bueno”, como dijo el apóstol Natanael. Ah, pero la

encomienda es, si cabe, más trascendental. El mismo

arcángel Gabriel es el encargado de la visita. La cultura

cristiana ha embellecido, con verdadera fe, todo el

episodio, al que llamamos con dos frases sublimes, La

Anunciación a María, o, mejor, La Encarnación del Hijo

de Dios. Aquí desembocan los años de años en que el

mundo ha esperado que se cumpla la mayor y mejor

promesa de Dios. ¡Dios viene en persona a salvarnos!

“La muchacha nazarena”, como la llamó el Papa

Francisco, escuchó de labios de su prima Isabel que era

bienaventurada, porque creyó. No dudó cuando Gabriel le

dijo las más hermosas palabras que una criatura puede oír.

Entendió y se turbó. Pero el ángel le sacó de dudas. El

Papa Francisco no exagera cuando dice que “llama la

atención la fuerza del ´sí´ de María joven. ¡María se la

jugó!”

ORACIÓN: Madre de todos los hombres, enséñanos

a decir que sí.

107

21. Diciembre. Lunes 4ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Lucas 1, 39-45

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en

camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;

entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció

que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la

criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y,

levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres,

y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que

me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo

llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha

dicho

el Señor lo cumplirá.

108

21. Textos bíblicos: Cant 2, 8-14; Lc 1, 39-45

Sal. 32: Aclamad justos al Señor, cántenle un

cántico nuevo.

Reflexión: María se puso tan contenta cuando Gabriel

le dio, como garantía del encargo de Dios, que su prima

Isabel estaba en cinta, que el evangelista escribe: “se

levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña”.

María no corre por curiosidad, por averiguar la noticia. Es

tan importante lo que le ha comunicado el ángel, que

María no lo puede guardárselo para ella sola, como dice el

himno de la fiesta de la Visitación: “Cuando el ángel se

alejó, María salió al camino. Dios ya estaba entre los

hombres. ¿Cómo tenerle escondido?” Va buscando un

signo y ella es también un signo de Dios para la

humanidad. Además, el viaje a la montaña es una

comunicación de fe con su prima y es un descubrimiento

porque es un viaje de servicio y, a la vez, viaje misionero.

Viaje misionero y evangelizador, ya que María recorre los

mismos caminos que Jesús, al que lleva dentro, un día

recorrerá en misión de anunciar la Buena Noticia de la

salvación. Se convierte así en la primera misionera. María,

como la tradición lo ha mantenido vivo, es la mujer que

va en ayuda de su prima, anciana y estéril, pero convertida

en milagro de fecundidad por el Dios todopoderoso. “Al

desplazarse por caminos incómodos para encontrarse con

su prima, inaugura y muestra el estilo de Dios,

caracterizado por el servicio, el abajamiento y la

solidaridad con los necesitados”. (Hna. María Ko,

Salesiana).

109

ORACIÓN: Enséñanos, María, los caminos de

Jesús.

22. Diciembre. Martes 4ª Semana de Adviento 2020

Evangelio según San Lucas 1, 46-56

María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se

alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado

la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán

todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras

grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega

a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas

con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba

del trono a los poderosos enaltece a los humildes, a los

hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide

vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la

misericordia -como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su

casa.

110

22. Textos bíblicos: 1Sam 1, 22-28; Lc 1, 46-56

Sal. 1 Sam: Mi corazón se regocija en el Señor, mi

Salvador.

Reflexión: Isabel cantó la fe de María con unas

expresiones como no se han hecho a otro ser humano. La

proclamó dichosa, feliz, bienaventurada, a lo que María

respondió cantando la grandeza de Dios porque ha hecho

en ella grandes obras. Así brotó el Magníficat, el canto de

María por el que se hace solidaria con su pueblo y con

toda la humanidad. Los entendidos en Sagradas Escrituras

analizan el canto de María en dos partes. La primera:

Siendo María la pobre, la pequeña esclava del Señor, pone

de relieve el contraste entre su pequeñez y la grandeza de

Dios. La nada que es ella y el todo que es Dios, el vacío

que es la doncella y la plenitud que es su Dios, son la

mayor maravilla. Esa realidad provoca la alegría presente

y la futura felicitación de todas las generaciones. El autor

de todo, el Poderoso, santo, misericordioso con los que le

son fieles. Además, María, en la segunda parte de su

Magníficat, dirige su mirada al mundo, al de entonces, al

de ahora y al de todos los tiempos y que es el escenario de

lo que Dios ha realizado en la humanidad. Ella capta y

expresa en sus palabras, la mentalidad de Dios: “El escoge

a los humildes y a los pobres y, por el contrario, abaja a

los poderosos y soberbios.

Dios se acuerda de su misericordia y sigue haciendo

“obras grandes” porque es el Poderoso.

ORACIÓN: Mi alma proclama siempre tu grandeza.

111

23. Diciembre Miércoles 4ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según San Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz

un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el

Señor le había hecho una gran misericordia, y se

alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar

al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero

la madre intervino diciendo: ¡No! Se va a llamar Juan. Y

le dijeron: Ninguno de tus parientes se llama así».

Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que

se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: Juan es su

nombre. Y todos se quedaron maravillados.

Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó

a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron

sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por

toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían

reflexionaban diciendo: Pues ¿qué será este niño? Porque

la mano del Señor estaba con él.

112

23. Textos bíblicos: Mal 3, 1-4.23-24; Lc 1. 57-66

Sal. 1: Levántense, alcen la cabeza: se acerca su

liberación.

Reflexión: San Lucas establece en su primer capítulo

un paralelismo entre el anuncio y el anuncio de Jesús ye el

de su precursor Juan el Bautista. Un paralelismo que lleva

consigo unas diferencias muy marcadas. Hoy, al meditar

en el nacimiento del Precursor nos sorprende el hecho de

la popularidad que adquiere este acontecimiento. Se trata

de un nacimiento poco común: el padre es sacerdote del

templo de Jerusalén, un matrimonio bendecido por Dios y

que los vecinos y parientes celebran como una bendición

de Dios a una mujer estéril. Por otra parte, se sale de lo

normal lo sucedido al poner el nombre al recién nacido:

Zacarías, mudo, no puede dar razón de por qué no sigue la

tradición, ponerle su nombre; sale al paso Isabel que

señala un nombre extraño, Juan, y al exigirle al padre la

razón y confirmar lo dicho por la madre, se produce la

recuperación del habla. El evangelista señala que todos

quedaron maravillados. No era para menos.

Señala san Lucas que lo ocurrido corrió de boca en

boca por los habitantes de la montaña. No era un chisme:

era la admiración por aquellos acontecimientos realizados

por Dios, no sólo para la familia, sino para todo el pueblo

de Dios. San Lucas señala que reflexionaban sobre el

futuro de aquel niño y reconocían: “el Señor estaba con

él”. ¿Reconocemos nosotros las obras de Dios en nuestra

vida?

ORACIÓN: Que te descubra, Señor, en tus obras.

113

24. Diciembre. Jueves 4ª Semana de Adviento

2020

Evangelio según San Lucas 1, 67-79

Zacarías, padre, de Juan, se llenó de Espíritu Santo y

profetizó diciendo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos

una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo por boca de sus

santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros

enemigos y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza y el juramento que juró a

nuestro padre Abrahán para concedernos que, libres de

temor, arrancados de la mano de los enemigos, le

sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos

nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del

Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus

caminos, anunciando a su pueblo la salvación por el

perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de

nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para

iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de

muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

114

24. Textos bíblicos: 2Sam 7, 1-5.8-12.14-16; Lc 1, 67-69

Sal. 88: Cantaré eternamente tus misericordias,

Señor.

Reflexión: Zacarías, al escuchar al ángel que sería

padre, aunque él y su esposa eran ancianos, y ella estéril,

contestó con una pregunta: “¿cómo estaré seguro de

eso?”, que denota falta de fe. Queda mudo hasta que nació

el niño anunciado y Zacarías prorrumpe en este hermoso

himno que la Iglesia lo canta todas las mañanas en el rezo

de los Laudes. No es suyo porque, como lo señala san

Lucas, es el Espíritu Santo quien lo mueve.

El himno tiene dos partes, la primera es una bendición: La

bendición de Zacarías no es por el hijo que le ha nacido,

sino porque llega la liberación del Mesías, anunciada por

los profetas, tanto tiempo esperada y que será anunciada

por Juan, el niño de acaba de nacer. Zacarías manifiesta el

anhelo de su pueblo, el Israel fiel, de una tierra nueva, en

la que reinará la paz y podrá rendir a Dios el culto que se

merece, con santidad y justicia, en su presencia todos

nuestros días.

En la segunda parte Zacarías anuncia el futuro de su hijo

Juan: Elegido por Dios como el precursor del Mesías,

preparará para él un pueblo bien dispuesto. Pero lo que

más sobresale es la admiración por la persona y obra de

Jesús Mesías, que vendrá como el sol que nace de lo alto

para iluminar a los que caminan en tinieblas y sombras de

muerte.

ORACIÓN: El Señor está cerca. Nace para nosotros.

115

25. Diciembre. NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020

Evangelio según San Juan 1, 1-5.9-14. Media noche.

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del

emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo

el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo

Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse,

cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y

familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en

Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en

Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba

encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a

ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito,

lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque

no había sitio para ellos en la posada. En aquella misma

región había unos pastores que pasaban la noche al aire

libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel

del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió

de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:

No teman, les anuncio una buena noticia que será de gran

alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David,

les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí

tienen la señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y

acostado en un pesebre. En torno al ángel, apareció una

legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres

de buena voluntad.

116

25. Textos bíblicos: Jn 1, 1-5.9-14; Lc 13, 1-9

Sal. 97: Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

Reflexión: Del Papa San León Magno, siglo IV, son

estos fragmentos de una homilía suya: "Hoy, ha nacido

nuestro el Salvador; alegrémonos. No puede haber lugar

para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma

que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la

alegría de la eternidad prometida. Nadie tiene por qué

sentirse alejado de semejante gozo, a todos es común la

razón para el júbilo: porque nuestro Señor, destructor del

pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie

libre de culpa, ha venido para liberarnos a todos. El Hijo

de Dios, al cumplirse la plenitud de los tiempos,

establecidos por los inescrutables y designios divinos,

asumió la naturaleza del género humano para

reconciliarla con su Creador, de modo que el demonio,

autor de la muerte, se viera vencido por la misma

naturaleza gracias a la cual había vencido. Por eso,

cuando nace el Señor, los ángeles cantan

jubilosos: Gloria a Dios en el cielo, y anuncian: y en la

tierra paz a los hombres que ama el Señor. Reconoce,

cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho

partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con

un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa

de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides

que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado

a la luz y al reino de Dios”.

ORACIÓN: Hoy en la tierra nace el Amor, nace Dios.

117

26. Diciembre. San Esteban, Primer mártir 2020

Evangelio según san Mateo 10, 17-22

Dijo Jesús a sus discípulos: ¡cuidado con la gente!,

porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las

sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y

reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante

los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo

que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se

os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis

vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro

Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al

hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los

hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por

todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el

final, se salvará.

118

26. Textos bíblicos: Hch 6, 8-10; 7, 54-59; Mt 10. 17-22

Sal. 30: A tus manos, Señor, encomiendo tu

espíritu.

Reflexión: “Hoy celebramos la fiesta de san Esteban.

El recuerdo del primer mártir sigue inmediatamente a la

solemnidad de la Navidad. Ayer contemplamos el amor

misericordioso de Dios, que se ha hecho carne por

nosotros; hoy vemos la respuesta coherente del discípulo

de Jesús, que da su vida. Ayer nació en la tierra el

Salvador; hoy nace para el cielo su testigo fiel.

Hay un aspecto particular en el relato de hoy de los

Hechos de los Apóstoles, que acerca a san Esteban al

Señor. Es su perdón antes de morir lapidado. Jesús,

clavado en la cruz, había dicho: Padre, perdónalos

porque no saben lo que hacen; de modo semejante,

Esteban poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz:

Señor, no les tengas en cuenta este pecado. Por tanto,

Esteban es mártir, que significa testigo, porque obra

como Jesús. En efecto, es un verdadero testigo el que se

comporta come Él: quien reza, ama, da, pero, sobre todo,

el que perdona, porque el perdón, como dice la misma

palabra, es la expresión más alta del don. Pero ¿para qué

sirve perdonar? Encontramos una respuesta precisamente

en el martirio de Esteban. Entre aquellos por los cuales él

imploró el perdón había un joven llamado Saulo; este

perseguía a la Iglesia y trataba de destruirla. Poco

después Saulo se convirtió en Pablo, el Apóstol de los

gentiles. Había recibido el perdón de Esteban”. (Papa

Francisco, 26-diciembre-2015)

119

ORACIÓN: Señor, que aprenda a perdonar siempre.

27. Diciembre. LA SAGRADA FAMILIA 2020

Evangelio según San Lucas 2, 22-32 Cuando se cumplieron los días de su purificación,

según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para

presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley

del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al

Señor, y para entregar la oblación, como dice la ley del

Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Había entonces

en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y

piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu

Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu

Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del

Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando

entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él

lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y

bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han

visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los

pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu

pueblo Israel.

120

27. Text. bíblic: Ecl 3, 2-6.12-14; Col 3, 12-21; Lc 2, 22-32

Sal. 67: Nuestro Dios es un Dios que salva.

Reflexión: La presentación de Jesús en el Templo es

una de las fiestas que, nacidas en el Oriente cristiano,

arraigaron en Roma y sus iglesias como una de las fiestas

más populares durante siglos. Hoy se celebra con menos

solemnidad, pero ha calado en la vida cristiana. El nombre

griego “Hipa pante” significa Encuentro. Esta fiesta tiene

un triple contenido. Primero: ante todo, se celebra como

“Presentación del Señor”, como la ofrenda de Jesús a su

Padre. Así lo prescribía la ley de Moisés: “Todo

primogénito será consagrado al Señor”. En segundo lugar,

es fiesta de la Iglesia que sale al encuentro de su Señor, ya

que el Señor, Él mismo, por su divina iniciativa, se digna

salir al encuentro de su Iglesia. Jesús viene a nuestro

encuentro. Por último, el carácter mariano, como lo

expresa San Pablo VI en la exhortación “Marialis cultus”,

de 1974: “La fiesta del 2 de febrero, a la que se ha

restituido la denominación de la Presentación del Señor,

debe ser considerada para poder asimilar su amplísimo

contenido, como memoria conjunta del Hijo y de la

Madre, es decir, celebración de un misterio de la

salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo

íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de

Yahvé, como ejecutora de una misión referida al antiguo

Israel y como modelo del nuevo Pueblo de Dios,

constantemente probado en la fe y en la esperanza del

sufrimiento y por la persecución”.

ORACIÓN: Jesús, tú eres luz y gloria de tu pueblo.

121

28. Diciembre. Fiesta de los Santos Inocentes

2020

Evangelio según san Mateo 2, 13-18

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se

apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al

niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que

yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para

matarlo. José se levantó, tomó al niño y a su madre, de

noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de

Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por

medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Al verse

burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó

matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y

sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había

averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho

por medio del profeta Jeremías: Un grito se oye en Ramá,

llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus

hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.

122

28. Textos bíblicos: 1Jn 1, 5-2,2; Mt 2, 13-18

Sal. 123: Hemos salvado la vida, como un pájaro,

de la trampa del cazador.

Reflexión: El hecho de que este día, en que la Iglesia

Católica celebra el martirio de los niños de Belén y sus

alrededores, según nos cuenta san Mateo, sea costumbre

hacer bromas y, a veces pesadas, no deja de ser extraño

por contradictorio. La costumbre parece proceder de que

Herodes se vio burlado por el rumbo que tomaron los

reyes al regresar a su tierra, sin hacerle la visita. Les había

avisado el cielo. Sea lo que sea, la Iglesia, respetuosa

siempre y ardorosa defensora de la vida, presenta a

nuestra consideración el valor de la vida y las amenazas

que le acechan por las actitudes egoístas de nuestro

tiempo. Parece ser que estorban los hijos, como estorba

también Dios, a este nuestro mundo material y

hedonístico, que se ha olvidado de su origen divino y de

su destino, también divino. El Papa Francisco condena

esas actitudes: “Este texto, el del evangelio, nos pone ante

la tragedia de la matanza de seres humanos indefensos,

del horror del poder que desprecia y destruye la vida. Los

niños de Belén murieron a causa de Jesús”. Y dice la

Iglesia: “dieron gloria a Dios no de palabra, sino con su

muerte”.

Qué hermosas palabras las del Papa san Pablo VI en su

testamento: “Señor, te doy gracias porque me has

llamado a la vida, y más aún todavía, porque haciéndome

cristiano me has regenerado y destinado a la plenitud de

la vida”.

123

ORACIÓN: Dame, Señor, vida y dámela abundante.

29. Diciembre Martes día 5º Octava de Navidad

2020

Evangelio según San Lucas 2, 33-35

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se

decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su

madre: Este ha sido puesto para que muchos en Israel

caigan y se levanten; y será como un signo de

contradicción y a ti misma una espada te traspasará el

alma, para que se pongan de manifiesto los pensamientos

de muchos corazones.

124

29. Textos bíblicos: Rm 8, 26-30; Lc 2, 33-35

Sal. 95: Alégrese el cielo, goce la tierra

Reflexión: Entre los sobrenombres, atribuidos a María

por la tradición de los cristianos, que son como apellidos

honrosos y que provienen del ser o del quehacer de María,

está el de llamarle La Candelaria. La representan llevando

en la mano una candela, o vela, a veces muy modernas. Sí,

ya sé que los devotos han querido representar a María

llevando consigo la luz que es Cristo. Lo reza el anciano

Simeón: Tú, Señor, presentas a este niño que lleva en los

brazos, “como luz para alumbrar a las naciones”. María

es, por tanto, la portadora de la Luz. Pero a mí, como a

muchísimos creyentes marianos, nos llaman más la

atención las palabras que, como espada afilada, dichas a

María, le tuvieron que admirar más.

Después de llenar de admiración a los padres de Jesús

por las profecías que hizo de su vida, dirigiéndose a María

le dijo tajante, sin adornos, “y a ti misma una espada te

atravesará en alma”. A María no se le ahorraron dolores

desde casi el mismo comienzo de su maternidad. Siempre

fue fiel. El poeta y sacerdote José Luis Martín Descalzo

escribió unos versos en los que pone de relieve que, por

eso, podemos llamar a María “mujer de fe”. Recuerda las

cosas que le dijo el ángel y ella comenta:

“¡Qué fácil le fue todo / al buen Gabriel! / Dijo que es

Dios y es hombre, / dijo que es hijo y rey... y en lo demás,

Señora, use la fe.”

ORACIÓN: Señora, por tu grande fe, ayúdame a

creer.

125

30. Octubre. Jueves día 6º Octava de Navidad 2020

Evangelio según San Lucas 2, 36-40

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la

tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había

vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y

cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con

ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel

momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a

todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,

cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor,

se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y, cuando

cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se

volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por

su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de

sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

126

30. Textos bíblicos: 1 Jn 2, 12-17; Lc 2, 36-40

Sal. 95: Alégrese el cielo, goce la tierra

Reflexión: “El Evangelio viene a nuestro encuentro

con una imagen muy bonita, conmovedora y alentadora.

Es la imagen de Simeón y de Ana, de quienes nos habla el

Evangelio de la infancia de Jesús, de san Lucas. Eran

realmente ancianos, el “viejo” Simeón y la “profetisa”

Ana que tenía 84 años. No escondía la edad esta mujer. El

Evangelio dice que esperaban la venida de Dios cada día,

con gran fidelidad, desde hacía muchos años. Querían

verlo precisamente ese día, recoger los signos, intuir el

inicio. Quizá estaban también un poco resignados, ya, a

morir antes: esa larga espera continuaba sin embargo

ocupando su vida, no tenían compromisos más

importantes que este. Esperar al Señor y rezar. Y así,

cuando María y José llegaron al templo para cumplir la

disposición de la Ley, Simeón y Ana se movieron

impulsados, animados por el Espíritu Santo. El peso de la

edad y de la espera desapareció en un momento.

Reconocieron al Niño, y descubrieron una nueva fuerza,

para una nueva tarea: dar gracias y dar testimonio por

este Signo de Dios. Simeón improvisó un bellísimo himno

de júbilo. Ha sido un poeta en ese momento. Y Ana se

convierte en la primera predicadora de Jesús: “hablaba

del niño a quienes esperaban la redención de Jerusalén”. (Audiencia del Papa Francisco, 11 de marzo de 2015).

ORACIÓN: Dame, Señor, la valentía de anunciar,

como Ana, la salvación a los que esperan.

127

31. Diciembre. Jueves 7º día Octava de Navidad

2020

Evangelio según San Juan 1, 1-5.9-16

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba

junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio

junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se

hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la

vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la

tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. El Verbo era la luz

verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al

mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio

de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los

suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les

dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su

nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de

carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos

contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del

Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de

él y grita diciendo: Este es de quien dije: el que viene

detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía

antes que yo. Pues de su plenitud todos hemos recibido,

gracia tras gracia.

El

Verbo

se

hizo Carne.

128

31. Textos bíblicos: 1JN 2, 18-21; Jn 1, 1-5.9-16

Sal. 95: Alégrese el cielo y goce la tierra.

Reflexión: “El prólogo de Juan es ciertamente el

texto clave, en el que la verdad sobre la filiación divina

de Cristo halla expresión plena. Él que “se hizo carne”,

es decir, hombre en el tiempo, es desde la eternidad el

Verbo mismo, es decir, el Hijo unigénito: el Dios “que

está en el seno del Padre”. Es el Hijo “de la misma

naturaleza que el Padre”, es “Dios de Dios”. Del Padre

recibe la plenitud de la gloria. Es el Verbo por

quien “todas las cosas fueron hechas”. Y por ello, todo

cuanto existe, le debe aquel “principio” del que habla el

libro del Génesis, el principio de la obra de la creación.

El mismo Hijo eterno, cuando viene al mundo

como “Verbo que se hizo carne”, trae consigo a la

humanidad la plenitud “de gracia y de verdad”. Trae la

plenitud de la verdad porque instruye acerca del Dios

verdadero a quien “nadie ha visto jamás”. Y trae la

plenitud de la gracia, porque a cuantos le acogen les da

la fuerza para renacer de Dios: para llegar a ser hijos de

Dios. Desgraciadamente, “el mundo no lo conoció”, y,

aunque “vino a los suyos”, muchos “no le recibieron”.

Según el prólogo de Juan, Jesucristo es Dios porque es

Hijo unigénito de Dios Padre. El Verbo. El viene al

mundo como fuente de vida y de santidad.

Nos encontramos aquí en el punto central y decisivo de

nuestra profesión de fe: “El Verbo se hizo carne y habitó

entre nosotros”. (San Juan Pablo II. Catequesis, 3-junio-1987)

129

ORACIÓN: Verdaderamente eres el Hijo de Dios.

SERVICIOS PASTORALES

PUBLICACIONES.

130

131