Palabra Imagen y Sonido

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Palabra Imagen y Sonido Tal es la fuerza de la imagen, que cuando el cine se hizo sonoro la cuestión se llegó a plantear como una desnaturalización del cine. Hubo controversias sobre si el sonido era un aditamento innecesario e incluso perjudicial para la imagen. En efecto, el cine mudo de los inicios ofrecía más que el primer cine sonoro. Y es que éste consistió en diálogos y efectos de sonido de uso realista y sincronizado con la imagen, sin creatividad prácticamente, lo cual lo hacía subordinarse a la imagen. Hasta que no se hizo un uso expresivo y creativo del sonido, en el que además de complementar el realismo de la imagen fuese capaz de suscitar efectos, hipótesis y suposiciones emocionales en el espectador, el sonido no tuvo todo el valor que merece. Al respecto el afamado director Eisenstein dijo que el cine sonoro como expresión artística comienza cuando el crujido de una bota se desliga de la imagen de la bota que cruje para ligarse a la imagen del hombre que escucha con ansiedad ese crujido. A partir de estas ideas podemos decir que se comenzaron a manejar las voces, la música, los efectos de sonidos y los silencios con un sentido creativo-expresivo, siendo elementos todos con contenido y con poder para activar en el espectador la capacidad de inferir. En La audiovisión, Michel Chion parte de una hipótesis de trabajo muy concreta: ver una película no consiste en percibir las imágenes y los sonidos de manera aislada, como entidades separadas, siguiendo un esquema aditivo de simple suma. Los filmes, por el contrario, se "audiovén", es decir, imagen y sonido ejercen entre sí una influencia mutua, de manera que no vemos lo mismo cuando a la vez oímos, ni oímos las mismas cosas cuando al tiempo somos capaces de ver (Chion, 1993: 11). Walter Murch explica este proceso con mucha claridad: "El esfuerzo mental de fusionar imagen y sonido en un film produce una 'dimensionalidad' que la mente proyecta de regreso a la imagen como si hubiera venido de la imagen en primer lugar. El resultado es que realmente vemos algo en la pantalla que existe sólo en nuestra mente y es, en sus más finos detalles, único a cada miembro de la audiencia. No vemos y oímos un film, lo oímos/vemos". Para Chion, la relación o "contrato" audiovisual entre la banda de imagen y la de sonido se construye a partir de un fenómeno fundamental, que él llama "valor añadido", y que define de la siguiente forma: "Por valor añadido designamos el valor expresivo e informativo con el que un sonido enriquece una imagen dada, hasta hacer creer, en la impresión inmediata que de ella se tiene o el recuerdo que de ella se conserva, que esta información o esta expresión se desprende de modo 'natural' de lo que se ve, y está ya contenida en la sola imagen". (Chion, 1993: 16)

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Documento donde se habla de la conjunción audiovisual

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Palabra Imagen y Sonido Tal es la fuerza de la imagen, que cuando el cine se hizo sonoro la cuestión se llegó a plantear como una “desnaturalización del cine”. Hubo controversias sobre si el sonido era un aditamento innecesario e incluso perjudicial para la imagen. En efecto, el cine mudo de los inicios ofrecía más que el primer cine sonoro. Y es que éste consistió en diálogos y efectos de sonido de uso realista y sincronizado con la imagen, sin creatividad prácticamente, lo cual lo hacía subordinarse a la imagen. Hasta que no se hizo un uso expresivo y creativo del sonido, en el que además de complementar el realismo de la imagen fuese capaz de suscitar efectos, hipótesis y suposiciones emocionales en el espectador, el sonido no tuvo todo el valor que merece. Al respecto el afamado director Eisenstein dijo que el cine sonoro como expresión artística comienza cuando el crujido de una bota se desliga de la imagen de la bota que cruje para ligarse a la imagen del hombre que escucha con ansiedad ese crujido. A partir de estas ideas podemos decir que se comenzaron a manejar las voces, la música, los efectos de sonidos y los silencios con un sentido creativo-expresivo, siendo elementos todos con contenido y con poder para activar en el espectador la capacidad de inferir. En La audiovisión, Michel Chion parte de una hipótesis de trabajo muy concreta: ver una película no consiste en percibir las imágenes y los sonidos de manera aislada, como entidades separadas, siguiendo un esquema aditivo de simple suma. Los filmes, por el contrario, se "audiovén", es decir, imagen y sonido ejercen entre sí una influencia mutua, de manera que no vemos lo mismo cuando a la vez oímos, ni oímos las mismas cosas cuando al tiempo somos capaces de ver (Chion, 1993: 11). Walter Murch explica este proceso con mucha claridad: "El esfuerzo mental de fusionar imagen y sonido en un film produce una 'dimensionalidad' que la mente proyecta de regreso a la imagen como si hubiera venido de la imagen en primer lugar. El resultado es que realmente vemos algo en la pantalla que existe sólo en nuestra mente y es, en sus más finos detalles, único a cada miembro de la audiencia. No vemos y oímos un film, lo oímos/vemos". Para Chion, la relación o "contrato" audiovisual entre la banda de imagen y la de sonido se construye a partir de un fenómeno fundamental, que él llama "valor añadido", y que define de la siguiente forma: "Por valor añadido designamos el valor expresivo e informativo con el que un sonido enriquece una imagen dada, hasta hacer creer, en la impresión inmediata que de ella se tiene o el recuerdo que de ella se conserva, que esta información o esta expresión se desprende de modo 'natural' de lo que se ve, y está ya contenida en la sola imagen". (Chion, 1993: 16)

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Si pensamos en ello por un instante, las consecuencias creativas que se derivan de la existencia de este fenómeno del valor añadido son muy amplias. Bordwell y Thompson (2006: 265) lo resumen en lo que serían, a juicio de estos autores, las cinco aportaciones fundamentales del sonido sobre la imagen o "poderes del sonido":

• El sonido activa otro modo sensorial: la atención aural.

• El sonido tiene la capacidad de determinar cómo percibimos e interpretamos la imagen.

• El sonido puede dirigir nuestra atención dentro de la imagen, decirnos qué hemos

de mirar.

• Sirve para clarificar imágenes, contradecirlas, o hacerlas ambiguas.

• La presencia del sonido otorga un nuevo valor al uso del silencio como efecto dramático.

Finalmente, el sonido ofrece tantas posibilidades creativas como la edición de la imagen. Tanto con el sonido como con el montaje es posible, por ejemplo, unir planos de dos espacios diferentes, y establecer entre ellos una relación significativa. El valor añadido se construye a partir del encuentro sincrónico entre banda de sonido y de imagen, siguiendo un principio que es otra de las aportaciones conceptuales importantes de Chion: el de "síncresis". Su definición es sencilla: la síncresis consiste en la unión puntual en el tiempo entre un fenómeno sonoro y uno visual, una unión que se hará bien en armonía, bien en contrapunto.