Palabra de Vida

Octubre 2012

«Por tu palabra, echaré las redes» (Lc 5,5).

Cuando Jesús acabó de enseñar, sentado en la barca de Simón, le dijo a él y a sus compañeros que echasen las redes

al mar; y Simón, a pesar de afirmar que habían estado bregando en vano toda la noche, añadió: «Por tu palabra,

echaré las redes».

Y echándolas, se llenaron de tantos

peces que se rompían. Entonces vinieron

unos compañeros a ayudarlo y también ellos llenaron las barcas, hasta tal punto que casi se

hundían.

Simón, muy sorprendido –como lo estaban también

sus compañeros Santiago y Juan– se echó entonces a

los pies de Jesús y le pidió que se alejase de él, que

era un pecador.

Pero Jesús le dijo que no temiera:

desde aquel momento sería

pescador de hombres. Y desde

aquel instante, Simón, Santiago y

Juan se convirtieron en sus discípulos.

Éste es el relato de la pesca milagrosa, que simboliza la futura misión de los apóstoles. El comportamiento de Pedro es

modelo no sólo para los demás apóstoles y para quienes los sucederían, sino también para todo cristiano.

«Por tu palabra, echaré las redes»(Lc 5,5).

Después de una noche estéril, Pedro, experto en pesca, habría podido sonreírse y negarse a aceptar la invitación de Jesús a

echar las redes de día, el momento menos propicio. En lugar de eso, superando su razonamiento, se fió de Jesús.

Ésta es una situación típica por la cual está llamado a pasar también hoy todo creyente, precisamente por ser creyente,

pues su fe se pone a prueba de mil maneras.

Seguir a Cristo implica decisión, compromiso y perseverancia, cuando en este mundo en que vivimos todo parece invitar a la

relajación, a la mediocridad y al «dejar pasar». Parece una tarea demasiado grande, imposible de alcanzar y frustrada de

antemano.

Por eso hace falta fuerza para seguir adelante, resistirse al ambiente, al entorno social, a los amigos, a los medios de

comunicación. Es una prueba dura que hay que combatir cada día; o mejor, cada momento.

Pero si la afrontamos y la aceptamos, servirá para hacernos madurar como cristianos, para que experimentemos que las extraordinarias palabras de Jesús son verdad, que sus promesas se cumplen, que se puede emprender en la vida una aventura divina mil veces más fascinante que cualquier otra que podamos

imaginar, en la que podemos ser testigos, por ejemplo, de que, mientras que en el mundo la vida suele ser tan ardua, tediosa y estéril, Dios colma de todo bien a quien lo sigue: da el céntuplo en esta vida, además de la vida eterna. Ésta es la

pesca milagrosa que se renueva.

«Por tu palabra, echaré las redes»(Lc 5,5).

Entonces, ¿cómo poner en práctica esta Palabra?

Haciendo también nosotros la misma elección que Pedro: «Por tu palabra…». Confiar en su Palabra; no poner en duda

lo que Él pide. Es más: basar nuestro comportamiento, nuestra actividad y nuestra vida en su Palabra.

Así fundaremos nuestra existencia en lo más sólido y seguro que hay, y contemplaremos con asombro que precisamente

allí donde fallan todos los recursos humanos, Él interviene, y que allí donde es humanamente imposible, nace la vida.

“Palabra de Vida”, publicación mensual del Movimiento de los Focolares.

Texto de: Chiara Lubich, escrita en 1996

Gráfica Anna Lollo en colaboración con don Placido D’Omina (Sicilia, Italia)

Este comentario de la Palabra de Vida se traduce en 96 lenguas e idiomas,

y llega a millones de personas en todo el mundo

a través de revistas, radio, TV y vía Internet.

Para más información www.focolare.org

Este PPS, se encuentra en varios idiomas, se publica en www.santuariosancalogero.org

(donde se puede descargar)

«Por tu palabra, echaré las redes»

(Lc 5,5).