PAISAJE Y ESCALA URBANA - Revista Geometría Digital · públicos que el crecimiento de la cuadra...

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PAISAJE Y ESCALA URBANA Laureano Matas Arquitecto-Urbanista. Hablamos de paisaje y quizás aún estemos confundidos con el término. La percepción de nuestro entorno es siempre subjetiva y la intervención en el mismo tiene una relación directa con el paisaje. ¿Qué entendemos los arquitectos por paisaje? Vamos a retirarnos de esa idea bucólica de extensiones florales que llaman a la puerta de nuestro subconsciente para relajarnos, sin olvidar que existen tantos paisajes como personas observando. Caspar David Friedrich, Viajero ante un mar de nubes, 1817-1818. Términos como paisaje, territorio, escala urbana, son propios de nuestra profesión y año tras año el Taller Internacional de Paisaje ha venido atendiendo la divulgación de las estrategias, que tenemos como arquitectos, para solucionar problemas en la ciudad, lo que hemos llamado la escala urbana, como disciplina de la acción proyectual basada en el propio conocimiento del espacio que generan las diferentes escalas del proyecto (del Territorio, la Ciudad y la Arquitectura), siendo el principal objetivo integrar todas sus escalas proyectuales tanto urbanísticas como arquitectónicas.

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PAISAJE Y ESCALA URBANA

Laureano Matas Arquitecto-Urbanista.

Hablamos de paisaje y quizás aún

estemos confundidos con el

término. La percepción de

nuestro entorno es siempre

subjetiva y la intervención en el

mismo tiene una relación directa

con el paisaje.

¿Qué entendemos los arquitectos

por paisaje?

Vamos a retirarnos de esa idea

bucólica de extensiones florales

que llaman a la puerta de nuestro

subconsciente para relajarnos, sin

olvidar que existen tantos

paisajes como personas

observando.

Caspar David Friedrich, Viajero ante un mar de nubes, 1817-1818.

Términos como paisaje, territorio, escala urbana, son propios de nuestra profesión y año tras

año el Taller Internacional de Paisaje ha venido atendiendo la divulgación de las estrategias,

que tenemos como arquitectos, para solucionar problemas en la ciudad, lo que hemos llamado

la escala urbana, como disciplina de la acción proyectual basada en el propio conocimiento del

espacio que generan las diferentes escalas del proyecto (del Territorio, la Ciudad y la

Arquitectura), siendo el principal objetivo integrar todas sus escalas proyectuales tanto

urbanísticas como arquitectónicas.

Entendemos Paisaje como resultado de la

intervención de la “acción humana” y los

“factores naturales”, como bien dice José

Seguí, Paisaje como “proyecto”, o mejor aún

“paisaje proyectado”. ¿Dónde encontramos el

paisaje proyectado? En mi opinión en la

frontera entre lo que proyectamos como

arquitectura y lo que planeamos como

urbanismo. Esa frontera puede ser tan ancha o

angosta como el arquitecto quiera.

Plan de renovación urbana de Rem Koolhaas para

Bjilmermeer. Amsterdam, 1986.

Durante muchos años, proyecto y urbanismo

han estado separados en la enseñanza

académica de la arquitectura, generando en el

futuro arquitecto una percepción distintiva del

problema. Pareciera que el urbanista no quiere

saber del proyecto y deja los problemas de esa

escala para otros y viceversa.

Antes y después, Soho Barrio de las Artes, Málaga.

Desde este taller hemos pretendido generar herramientas para que los alumnos discurran por

las diversas escalas sin sentir una frontera. Pero sin concentramos todo el esfuerzo del Taller

Internacional de Paisaje en solventar este inicial problema, nos quedaríamos a medio camino.

Me atrevería a decir que este problema académico es la excusa que nos ha servido para

analizar y proponer soluciones a problemas diversos de las ciudades por las que hemos ido

pasando. Hemos tenido la oportunidad de atender los conflictos de la ciudad con el entorno,

los límites, el litoral, los espacios olvidados, el puerto, la catedral, muchos elementos que

configuran nuestras ciudades, aunque a veces el crecimiento de las últimas décadas le haya

dado la espalda.

Saltar de una escala a otra, no resulta fácil y

requiere adaptarnos a una visión multifocal del

problema. Actuamos con cautela considerando

que la suma de soluciones de la escala media

colabora a la mejora del todo como ciudad y

sirven de conexión entre la arquitectura y el

planeamiento urbanístico.

Catedral de Guadalajara, México, 1939.

Hemos pasado de un desarrollismo desmesurado de las últimas cuatro décadas a un periodo

de estancamiento que nos permite aprovechar todas las reflexiones de estos talleres para

futuras actuaciones. Siempre podemos ser positivos y pensar que ese futuro, esperemos

inmediato, no repita errores comunes pasados que dejan herencias perniciosas para nuestras

ciudades. El Taller ha seguido el camino abierto por otros en el pasado, sirva el ejemplo de Díaz

Morales, arquitecto que pasó desapercibido, quizás eclipsado por lo mágico de Luis Barragán,

que junto con Rafael Urzúa formaban el grupo de arquitectos más influyentes de la

modernidad mexicana.

Es difícil entender la obra del mismo Barragán sin comprender antes la capacidad de influencia

y persuasión que tenía Díaz Morales sobre el mismo Barragán, quién acudía aturdido en

numerosas ocasiones para que el humilde Ignacio le guiara en la búsqueda de la arquitectura

bajo la luz y color. Discutían los tres cómo recuperar el patio de la vivienda, propio de la

arquitectura de la colonia, pero en la escala de la ciudad. La trama, requiere en este caso

potencias que el orden y la repetición no dan. Como insistía Rosa Barba, arquitecta, hablando

de la trama: “Cerdá opta por una trama excesivamente bidireccional, tan enfática en esto

como en regularidad, tan abstracta …” Nos pueden servir de ejemplo el trabajo de Díaz

Morales para “brindar a la ciudad una sala” y es que para él Guadalajara era “su novia” y de ahí

que sus proyectos fueran encaminados en embellecer “la casa grande”. Trabajó calladamente

en el proyecto Cruz de Plazas desde 1936 por iniciativa propia.

El arquitecto lo visualizó todo desde una azotea y soñó con abrir plazas para estar, para vivir.

Hizo partícipe a Barragán de su idea “mira, por ejemplo, a espaldas de la Catedral hasta el

Teatro Degollado, allí hay una plaza, no más hay que quitar todo el estorbijo que está en

medio”. Tan sólo había que liberar las cuadras alrededor de la catedral para crear una

sucesión de espacios, que podemos en tender como un nuevo espacio libre para la ciudad y

su catedral como consecuencia de la concatenación de cuatro plazas a su alrededor.

En 1949, comienzan los trabajos para

liberar las cuadras en torno a la catedral,

con cuatro nuevas plazas, la de Armas, la

Rotonda de los Hombres Ilustres,

Guadalajara y la de Liberación. Señalando

el Palacio de Gobierno, El Teatro

Degollado, El Museo Regional, el Palacio

de Justicia y en su centro la Catedral. Fi-

Derribo de las cuadras entre la Catedral y el Teatro nalmente, la ciudad tiene los espacios

Degollado, Guadalajara, México, 1949. públicos que el crecimiento de la cuadra

no le permitió en su inicio.

Como arquitectos tenemos una vocación

urbana, nuestras edificaciones no

descansan en un plano abstracto, en la

virtualidad de un archivo informático,

reposan en el suelo, entre aceras, calles,

plazas, en la ciudad. El paisaje envuelve a

los edificios más allá de ejes forzados de

Cruz de Plazas, actualidad. crecimiento, tratamos de encontrar al

ciudadano con su paisaje, como un cofre envuelve a un tesoro; probablemente un mal cofre

no nos permita detenernos en su tesoro interior, pasaremos rápido sin consideración.

Por consiguiente, el paisaje del entorno, este que hemos tratado reiteradamente el taller

desde la escala media, preferiblemente reconciliará al ciudadano con su ciudad.

Recientemente el último premio Pritzker, Alejandro Aravena nos advierte “bien planteadas las

ciudades son un buen atajo para crear igualdad”.

Artículo publicado en el libro:

“EL PROYECTO DEL PAISAJE. Taller Internacional de Paisaje” (2009-2015)

Págs. 38-43