Paisaje de Las Cordilleras

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PAISAJE DE LAS CORDILLERAS PAISAJE DE LAS CORDILLERAS César Borja Quito, 1852 - 1910 ¡Qué bello despertar! La luz triunfante doquier hería a la rebelde sombra, descubriendo calladas perspectivas sobre la verde matizada alfombra. Y a su conjuro mágico surgía de entre los pliegues de la niebla reta, sobre el fondo del claro firmamento, la cordillera altísima v remota. En cavo lomo inaccesible v negro, muralla eterna a la planicie inmensa, cada cumbre de nieve parecía frente mebriada que en el cielo pi Surgió radiante el sol. Entre las crestas del Ande secular encanecido, veíase el disco brillador en fondo de nácares fulgentes encendido. Del lecho de los páramos obscuros la mole negra del titán se erguía v radiaba del hielo de sus cumbres los resplandores mágicos del día. José Luis Franco Vélez 6to “C”

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pOESIA PURA

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PAISAJE DE LAS CORDILLERASPAISAJE DE LAS CORDILLERAS

César Borja Quito, 1852 - 1910

¡Qué bello despertar! La luz triunfante doquier hería a la rebelde sombra, descubriendo calladas perspectivas sobre la verde matizada alfombra.

Y a su conjuro mágico surgía

de entre los pliegues de la niebla reta, sobre el fondo del claro firmamento,

la cordillera altísima v remota.

En cavo lomo inaccesible v negro, muralla eterna a la planicie inmensa,

cada cumbre de nieve parecía

frente mebriada que en el cielo pi Surgió radiante el sol. Entre las crestas

del Ande secular encanecido,

veíase el disco brillador en fondo de nácares fulgentes encendido.

Del lecho de los páramos obscuros la mole negra del titán se erguía

v radiaba del hielo de sus cumbres los resplandores mágicos del día.

José Luis Franco Vélez6to “C”

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EL "BUCARO ROTO" DE SULLY PRUDHOMMEEL "BUCARO ROTO" DE SULLY PRUDHOMME

César Borja Quito, 1852 - 1910

El vaso diáfano y rico, donde muere esa verbena, lo hirió en su límpida vena

el golpe de un abanico.

La herida, que era impalpable, por sí en el cristal mordiendo, fue en lo profundo creciendo,

hasta volverse incurable.

Filtra el agua, gota a gota, y a par que la flor perece, la ánfora intacta parece... no la toquéis, está rota! Así una mano querida

da en un corazón, de paso, y éste lo mismo que el vaso, lleva muy honda la herida.

Y es ante el mundo un exvoto de aquella mano traidora; parece intacto, no llora, no le toquéis, está roto!

José Luis Franco Vélez6to “C”

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PAN EN LA SIESTAPAN EN LA SIESTA

César Borja Quito, 1852 - 1910

Surca el hondo remanso la piragua, al pie del umbroso platanal esbelto,

cuyo follaje satinado y suelto

copia en su seno tembloroso el agua. Arden las playas, al fulgor de fragua del Sol estivo; y, en la luz envuelto,

relumbra, en chorros, el raudal disuelto sobre un áspero lomo de cangagua.

Como dormidos en la siesta ardiente, yacen los campos; y, en el haz de grana del llano, explende el implacable estío. Y cruza, y riega en el cristal luciente

del Esmeraldas, su sombra gama el mirlo negro, trovador del río.

DE "FLORES TARDIAS"DE "FLORES TARDIAS"

José Luis Franco Vélez6to “C”

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Ecuador: César Borja Quito, 1852 - 1910

¡Piedades! (¿hay humanas piedades en el mundo? ) ¿Quiénes seréis vosotras? ¡ni entonces lo sabré! ... Mi sueño será eterno; mi sueño, muy profundo...

¿En qué piedad reposaré?

Piedades... ¡Oh piedades! -vendréis a mis despojos: es fuerza que al cadáver lo lleven a enterrar;

ni os tocarán mis manos, ni os mirarán mis ojos: me llevaréis a descansar.

Mi pechó será mármol, mi sangre será nieve. Y el plasma que fue vida de espíritu y razón

dulce panal de vermes, que en lo interior se mueve y no lo siente el corazón.

¡Oh, fúnebres piedades de póstumo consuelo! cavad, cavad profunda la fosa, para mí;

cavadla en tierra dura, donde es más duro el suelo como la vida que viví.

Ponedme bien, al fondo; mi rostro hacia el abismo, a que mis ojos palpen mi eterna oscuridad:

a que mis labios toquen en el silencio mismo de la inmutable eternidad.

Echadme tierra y tierra, pisándola a cubrirme: que llenen bien la fosa compacta y a nivel,

yo quiero con la tierra sedienta confundirme que chupe el jugo de mi piel.

Ni lápida ni túmulo: quiero una piedra grande, como la del sepulcro del Mártir de la Cruz:

un trozo de granito de los que rueda el Andc al aire libre y a la luz.

No quiero sombra de árbol ni de ciprés; -no quiero que me vigile el cuervo, ni la serpiente vil,

ni el salmo de blasfemias del pájaro agorero, ni la ironía del reptil.

José Luis Franco Vélez6to “C”

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Piedades de este mundo, dejad que las deidades de la intemperie libre, la noche, el viento, el sol,

sobre mi tumba canten sus bíblicas piedades con el canoro ruíseñor.

¡Piedades de este mundo!, debajo de la piedra de cada fosa, hay germen eterno de piedad;

dejad al germen libre; que brote de él la hiedra, con su sencilla caridad.

Dejad que broten plantas de espinas y de abrojos; Punzantes son, mas tienen su primavera en flor,

ciñéronse a mis sienes, ciñéronse a mis ojos, ¡Ah! ya conozco ese dolor ...

Dejad que broten libres la grama y la maleza: son plantas de espontáneo, silvestre florecer;

bella piedad que teje la gran naturaleza sobre el misterio del no ser.

Debajo de la loza lucha en la tierra el germen profundo, rico en savias de aroma y de matiz:

libando los despojos que allá en el fondo duermen, echa profunda su raíz.

Profunda nace; crece, surge a la luz y trepa y en torno de la piedra revienta a floración,

sangre de carne en flores a engalanar la cepa, sangre quizás del corazón.

Y pasan intemperies: la noche, el sol, el viento; rocíos, o tormentas de lluvia torrencial,

y reflorece el broches sobre el mortal asiento, un nuevo amor primaveral.

Y pasa y pasa el tiempo que mata y que fecunda; y en cada planta pone la primavera fiel,

para la abeja ardiente, la flor más pudibunda, himen, aroma y dulce miel.

José Luis Franco Vélez6to “C”

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Y es tálamo la piedra, cubierta de verdura, lecho de amor, fragante, para el fecundo amor: música de alas tenues en cada flor murmura,

y hay un deleite en cada flor.

Llega la noche fresca, y es la verdura un nido de amor, y el cuervo pasa: no hay carne a su avidez,-

la podre de la muerte se transformó en olvido, y duerme en dulce placidez.

Nace en el Orto el día, -sube al Zenit, se inflama: céfiros, aves, flores, liras de linfa y luz,

dardos de sol de Apolo vibran en oro y llama sobre los brazos de la cruz.

Sobre la cruz, -leyenda de muerte, de martirio- ponedme ese epitafio, poema y facistol,

que en él me canten salmos, el picaflor y el lirio, la noche, el céfiro y el sol.

¡Oh flores! ¡las queridas del alba y de la noche! ceñíos al madero de brazos de oración;

modestas flores dulces, de perfumado broche, poned en cruz mi corazón.

Mi corazón -abismo que os engendró tardías- nacisteis de su sangre, del fondo de su horror,

nacisteis poco a poco, para piedades mías, bajo la piedra del dolor.

Flores de zarza, flores de espinos y de abrojos, nacisteis desgarrando mi corazón mortal,

punzantes a mis sienes, punzantes a mis ojos, brotes de herida sin igual.

Mi vida os dio la vida: mi vida, fértil vaso

José Luis Franco Vélez6to “C”

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de amor y fe, colmado de lágrimas y hiel: tardías dulcamaras, nacisteis de un regazo

de amargo acíbar y de miel.

Sobrevividme ¡oh flores!: mi corazón enfermo os dio su amor, su fibra, su sangre y su latir: nacisteis cual la zarza de la aridez del yermo,

piedad de intenso revivir.

Creced sobre la piedra que cubra mi cadáver, en bella, impenetrable, fecunda floración:

creced cual la amapola, que brota del papáver opio de paz del corazón.

Tejed, para mi tumba, muelle tapiz florido, sobre la hiedra lacia de verdinegro tul:

quizás entre vosotras vaya a tejer su nido, para cantar la vida, para arrullar mi olvido,

el ave de mis versos, mi ruiseñor azul.

CANTARES DE ELINACANTARES DE ELINA

Ecuador: Miguel Moreno Cuenca, 1851 - 1910

José Luis Franco Vélez6to “C”

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Crié una paloma hermosa, mi esperanza y mi ilusión, mas, ella huyó veleidosa ... ¡ay, paloma... ! ¡ay, corazón!

Palomita de mi huerto, de ojos de dulce mirar,

¿conque es cierto, conque es cierto que huíste del palomar ... ? Yo formé del pecho mío

un nido para ti, fiel, y ahora lo dejas vacío:

¡palomita, eres muy cruel!

¡Quién me diera en mi tormento arrancar del corazón

tu imagen o el sentimiento de esta horrible decepción!

Aprende: esas dos palomas; Van juntas en pos de ti,

y aunque transpasan las lomas, juntas vuelven hacia mí ...

Y me dicen: ¿Hasta cuándo te ha prometido volver ... ?

Y les contesto llorando: -Mañana al amanecer ...! Y de mañana en mañana va creciendo mi dolor,

y como él ¡Suerte inhumana! ¡también se aumenta mi amor!

Vuelve, palomita ausente, mi pecho es tu palomar;

como supe amar ardiente, ¡así sé yo perdonar!

José Luis Franco Vélez6to “C”

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¡Ay! ¿Por qué dar al olvido, que te ofrecí con amor, para que tejas tu nido

rosas y malvas de olor. . . ?

Como un inocente niño cuando tuve te ofrecí,

aun de mi madre el cariño lo sustraje para ti ...

Y creció en el pecho mío, por instantes, mi pasión, ¡y ahora lloro mi desvío,

ay paloma, ay corazón. . . !

Vuelve, palomita ausente, mi pecho es tu palomar; como supe amar ardiente

así sé yo perdonar...

Vuelve, vuelve, te lo ruego por nuestro soñado edén,

por mi amor ardiente y ciego y por el tuyo también.

Mas ya no tendrán su día tanto amor, tanta ilusión; ¡adiós esperanza mía... !

¡queda muerto el corazón...!

LA GARZA DEL ALISARLA GARZA DEL ALISAR

Ecuador: Miguel Moreno Cuenca, 1851 – 1910

José Luis Franco Vélez6to “C”

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Tendido sobre una roca, orillas del Macará,

caída el ala del sombrero, melancólica la faz,

macilento y pensativo un bello joven está,

que, así le dice a un correo de Cuenca, lleno de afán:

- Correo que vas y vuelves por caminos del Azuay, a donde triste y proscrito ya no he de volver jamás;

di ¿qué viste de mi Cuenca en el último arrabal, en una casita blanca

que orillas del río está, rodeada por un molino, perdida entre un alisar? Y le responde el correo,

lleno de amabilidad: -Diez días ha que salí

de los valles del Azuay, y vi del río a la margen

la casa de que me habláis, rodeada por un molino, perdida entre un alisar.

-Está bien, pero no viste en ese sitio algo más ... ?

-Te contaré, pobre joven que vi una tarde al pasar,

una niña de ojos negros y belleza angelical,

toda vestida de blanco, paseando entre el alisar.

-¡Ay! no te vayas, correo, por Dios suspende tu afán;

tú que dichoso visitas las calles de mi ciudad,

José Luis Franco Vélez6to “C”

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aunque estés de prisa, dime de esa joven algo más!

-Caballero, cual los vuestros, cual los vuestros eran ¡ay!

los ojos encantadores de esa niña del Azuay:

tras de unas negras pestañas, como el sol que va a expirar

velado por densas nubes que enlutan el cielo ya; melancólicos, a veces,

miraban con grande afán a todos los caminantes

que entraban a la ciudad. ¡Pobre niña, pobre niña! Cubierta su hermosa faz

con las sombras de la muerte y una palidez mortal,

otras veces contemplaba las hojas del alisar

que, arrastradas río abajo, no habían de volver jamás:

pobre niña, ni lo dudo, estaba enferma y quizás ese momento se hallaba

pensando en la eternidad! -¡ay! mi correo, correo tan veloz en caminar;

tú que dichoso transitas por donde mi amor está,

dime, por Dios si supiste de esa joven algo más!

-Cuando una vez de mañana paseábame en la ciudad, vi esparcidos por el suelo

rosas, ciprés y azahar que formaban un camino

que, yendo desde el umbral de una iglesia, terminaba

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en la casa de que habláis; luego escuché en su recinto

el tañido funeral de una campanilla, y luego de la salmodia el compás,

y olor del incienso me trajo el ambiente matinal ... !

-Dime, poi Dios, ¿no supiste quién se iba a sacramentar? -Una niña a quien llamaban por su hermosa, y triste faz, y por que vestía de blanco,

¡la Garza del alisar!

-oh basta, basta, ¡Dios mío! ¡es ella... suerte fatal... !

¿Y habrá muerto... ? -Era de noche

cuando dejé la ciudad, olor a cera y a tumba percibí en el alisar ...

-¡Valor! no tiembles, termina mi suplicio es sin igual!

-Infeliz, yo vi las puertas de la casa. . . -¡acaba ya!

-Con un cortinaje negro

y abiertas de par en par. . . !

- Bendito seas, Dios mío, acato su voluntad ... !

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Page 13: Paisaje de Las Cordilleras

Ella muerta, yo entretanto proscrito, enfermo jamás, jamás veré ya esos ojos

que empezaban a alumbrar mi camino ... Nunca, nunca sino allá en la eternidad ... !

EN EL SEGUNDO CENTENARIO DE:EN EL SEGUNDO CENTENARIO DE:D. PEDRO CALDERON DE LA BARCA D. PEDRO CALDERON DE LA BARCA

Ecuador: Numa Pompillo Llona Guayaquil, 1832 - 1907

(Fragmentos) (Dedicados a D. Manuel Tamayo y Baus.)

IVIV

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Del Ecuador en los azules mares, Antes que el sol las cúspides transmonte,

Contempla el nauta gigantesco monte Vestido el pie de bosques seculares;

Entre lianas, y flores y palmares, Canta allí el guacamayo y el sinsonte; Mas su cumbre, rasgando el horizonte,

¡Sube hasta los eternos luminares!

¡Así tu obra titánica: En tus dramas, Como entre selvas de frondosas ramas,

La pasión canta en melodiosa rima;

Mas, -alzándose audaz hacia los cielos, Del símbolo sagrado entre los velos,-

Se pierde en Dios, su inmaculada cima!

VV

Yo vi, también, undosa catarata Que desde cumbre de eminencia suma

Precipitaba, entre fragor y espuma, Sus lienzos de cristal, de luz y plata;

Y mientras que el peñón do se desata Coronan hielo v misteriosa bruma, El trópico, en el fondo, la perfuma

Con floreciente primavera grata ...

Tequendama de fúlgida armonía, Así tu majestuosa poesía

Desciende desde místicas regiones;

Y, al caer de la tierra en la llanura, De flores bordan su corriente pura

La esperanza, el amor, las ilusiones ...

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VIVI

¡Del universo alado peregrino Aguila audaz, tu portentoso vuelo

Abraza la extensión de tierra y cielo, Y salva los linderos del destino:

Como la mente angélica de Aquino, Arrebatada de infinito anhelo,

Mas allá te hundes, del azul del cielo, En la esencia del Ser Unico v Trino ...

Mas, bajando, después, del firmamento, Con sosegados giros circulares

En tu vuelo recorres, vagabundo,

Los dilatados ámbitos del viento, La ancha faz de la tierra y de los mares, Los tenebrosos senes del profundo! . .

VIIVII

Desde las playas de la mar de Atlante Tendido, hasta el confín remoto hesperio,

Y el Artico y Antártico Hemisferio Abarcando con brazos de gigante;

Bajo sus pies el rayo fulminante En las garras del ave del Imperio;

Así el mundo, doblado al yugo íbero, Miró de España al Júpiter Tonante:

Y, entre el asombro del linaje humano, Brotó en seguida, -tras- congoja acerba,

Tras dolorosa agitación onfusa,-

Del gran cerebro del coloso hispano, Armada y refulgente cual Minerva,

¡Oh Calderón! ¡tu prodigiosa Musa!

José Luis Franco Vélez6to “C”

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VIIIVIII

Sobre la frente el astro de la idea, Y en ambos hombros poderosas alas,

Tal se mostraba, entre esplendentes galas, Del mundo ante la atónita asamblea;

Risueña como en triunfo Galatea, O como Dione en las empíreas salas; O bien lanzando, cual ceñuda Palas,

El grito de furor y de pelea ...

Y levantando hasta el cenit su vuelo, -De la eterna creación sacerdotisa,-

Alzó su acento, que escuchaba el suelo. Por casi un siglo, en actitud sumisa,

Desde su himno infantil, CARRO DEL CIELO,

¡Hasta. el canto. del, cisne, HADO Y DIVISA!

XX

¡Buzo inmortal del corazón humano! Cuando en su oscuro fondo hundes la frente,

A tu mirada muéstrase patente De su anchuroso abismo todo arcano:

Al remontar el piélago, tu mano

La perla lleva de risueño oriente, Mas divisaste en la onda transparente Los horrendos colosos del océano ...

De tu Justina y Príncipe Constante La virtud brilla con mal en guerra,

Cual bajo el hierro el fúlgido diamante;

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Page 17: Paisaje de Las Cordilleras

Y, víctimas del monstruo de los celos, Mira en tus dramas, a la vez, la tierra,

Grandes como el de Shéspir (*), ¡cinco OTELOS!

* Shakespeare

XIXI

De tu espíritu múltiple y fecundo, -Lumbre creatriz, intelectual Proteo,- Brotar la estirpe, más grandiosa, veo

De cuantos genios ha admirado el mundo:

Cipriano, como un FAUSTO más profundo, Vence a la Duda en choque giganteo; A HAMLET Y CRIN Y PROMETEO

En sí resume el fiero Segismundo;

Tu audaz Eusebio, en su siniestro tipo, Los rasgos muestra de un consciente Edipo

Y de un DON JUAN Y CARLOS MOOR gigantes ...

Y fueras tú el mayor de los pintores, Si, emulando tus gráficos colores,

No se elevara junto a ti ... ¡CERVANTES!

DESOLACION DESOLACION EL POETA Y EL SIGLOEL POETA Y EL SIGLO

A. D. Fernando Velarde

¿Cómo cantar, cuando llorosa gime, Sin esperanza y sin amor, el alma;

Y por doquiera, con horror, la oprime De los sepulcros la siniestra calma?

¡Cuando de los espíritus el vuelo Ata doliente, universal marasmo;

José Luis Franco Vélez6to “C”

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Y, con sus alas azotando el suelo, Palpita moribundo el Entusiasmo?

Cuando, si un generoso pensamiento Surge en el alma y su dolor halaga, Del piélago sin fin del desaliento, En las ondas inmóviles naufraga?

¡Cómo cantar, cuando el audaz poeta Al mundo cierra con desdén su oído;

Y el noble acento de su Musa inquieta Muere en la vasta soledad perdido?

Cuando la envidia, que aún las tumbas hoza, Con torvos ojos pálida le espía;

Y sus entrañas a traición destroza, Y escarnece el dolor de su agonía?

Cuando la turba de plagiarios víles A sus cantos se lanza jadeante,

Revolcando en su lodo, cual reptiles, Su corazón sangriento y palpitante?

Cuando su canto ardiente y sobrehumano Amalgama y confunde el vulgo idiota Con las míseras rimas, donde en vano Mezquino vate su impotencia agota?

Cuando, si el noble y dolorido bardo Su alma descubre rota y destrozada,

En su honda herida revolviendo el dardo, Le arroja el vulgo imbécil carcajada?

¡Cómo cantar, cuando en la sed de fama La generosa juventud no arde;

Ni el santo fuego del honor la inflama, Ni hace de heroica abnegación alarde?

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Cuando de Patria y Libertad los nombres En ningún corazón encuentran eco,

Cual se apagan los gritos de los hombres De los sepulcros en el hondo hueco?

Cuando, al amor, ya sordas las mujeres y al brillo indiferentes de la gloria, Corren en pos de frívolos placeres

Y ansiosas buscan la mundana escoria?

Cuando el justo derrama inútil lloro Y bate el vicio triunfadoras palmas,

Y, entre el aplauso universal, EL ORO Es el sol refulgente de las almas?

Cuando, como Proteo, a cada hora Nuevas formas reviste el egoísmo; Y en los áridos pechos sólo mora Estéril duda, fúnebre ateísmo? ...

¡Ay! cuando en torno el ojo atribulado Descubre sólo corrupción, miseria!

Y doquier, al espíritu humillado Huella con pie triunfante la materia! ...

¡Oh! en tan inmensa postración, el vate Su turbulenta inspiración acalla;

La llama extingue que en su pecho late

Y en los sepulcros se reclina, y ¡calla!

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 20: Paisaje de Las Cordilleras

¡Y nada, nada su silencio amargo Un solo instante a interrumpir alcanza,

Ni a turbar el horror de su letargo, Ni a encender en su pecho la esperanza!...

LOS ARQUEROS NEGROSLOS ARQUEROS NEGROS

Ecuador: Numa Pompillo Llona Guayaquil, 1832 – 1907

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Page 21: Paisaje de Las Cordilleras

Tras el hombro el carcaj : un pie adelante; con el brazo fortísimo membrudo

tendiendo el arco; y, con mirar sañudo, inclinado el etiópico semblante,

así, en hilera, el batallón gigante de dolores me acecha torvo y mudo;

y sus saetas clava en mi desnudo ensangrentado pecho palpitante! ...

¡Mas no de tus flecheros me acobardo ante el airado ejército sombrío;

sus golpes todos desdeñoso aguardo!...

¡Manda a tu hueste herirme, oh Hado impío, hasta que lancen su postrero dardo! Hasta que se halle su carcaj vacío.

A MIS ENEMIGOS A MIS ENEMIGOS

Ecuador: Dolores Veintimilla de Galindo Quito, 1829-1857

¿Qué os hice yo, mujer desventurada, que en mi rostro, traidores, escupís de la infame calumnia la ponzoña

y así matáis a mi alma juvenil?

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 22: Paisaje de Las Cordilleras

¿Qué sombra os puede hacer una insensata que arroja de los vientos al confín los lamentos de su alma atribulada y el llanto de sus ojos? ¡ay de mí!

¿Envidiáis, envidiáis que sus aromas le dé a las brisas mansas el jazmín? ¿Envidiáis que los pájaros entonen

sus himnos cuando el sol viene a lucir?

¡No! ¡no os burláis de mí sino del cielo, que al hacerme tan triste e infeliz,

me dio para endulzar mi desventura de ardiente inspiración rayo gentil!

¿Por qué, por qué queréis que yo sofoque lo que en mi pensamiento osa vivir?

Por qué matáis para la dicha mi alma? ¿Por qué ¡cobardes! a traición me herís?

No dan respeto la mujer, la esposa, La madre amante a vuestra lengua vil... Me marcáis con el sello de la impura...

¡Ay! nada! nada! respetáis en mí!

-

¡QUEJAS!¡QUEJAS!ECUADOR: DOLORES ECUADOR: DOLORES VEINTIMILLA DE GALINDOVEINTIMILLA DE GALINDO

Quito, 1829-1857¡Y amarle pude! ... Al sol de la existencia

se abría apenas soñadora el alma ... Perdió mi pobre corazón su calma

desde el fatal instante en que le hallé.

Sus palabras sonaron en mi oído como música blanda y deliciosa;

subió a mi rostro el tinte de la rosa; como la hoja en el árbol vacilé.

Su imagen en el sueño me acosaba

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 23: Paisaje de Las Cordilleras

siempre halagüeña, siempre enamorada; mil veces sorprendiste, madre amada,

en mi boca un suspiro abrasador; y era él quien lo arrancaba de mi pecho,

él, la fascinación de mis sentidos; él, ideal de mis sueños más queridos,

él, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí, el campo placentero en vez de flores me obsequiaba abrojos;

sin él eran sombríos a mis ojos del sol los rayos en el mes de Abril.

Vivía de su vida aprisionada; era el centro de mi alma el amor suyo,

era mi aspiración, era mi orgullo ... ¿por qué tan presto me olvidaba el vil?

No es mío ya su amor, que a otra prefiere; sus caricias son frías como el hielo.

Es mentira su fe, finge desvelo... Mas no me engañará con su ficción. . .

¡Y amarle pude delirante, loca! ¡No! mí altivez no sufre su maltrato; y si a olvidar no alcanzas al ingrato

¡te arrancaré del pecho, corazón!

ANHELOANHELO

Ecuador: Dolores Veintimilla de Galindo Quito, 1829-1857

¡Oh! ¿dónde está ese mundo que soñé allá en los años de mi edad primera?

¿Dónde ese mundo que en mi mente orlé de blancas flores ... ? Todo fue quimera!

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 24: Paisaje de Las Cordilleras

Hoy de mí misma nada me ha quedado, pasaron ya mis horas de ventura, y sólo tengo un corazón llagado

y un alma ahogada en llanto y amargura.

¿Por qué tan pronto la ilusión pasé? ¿Por qué en quebranto se trocó mi risa

y mi sueño fugaz se disipó cual leve nube al soplo de la brisa ...?

Vuelve a mis ojos óptica ilusión, vuelve, esperanza, a amenizar mi vida, vuelve, amistad, sublime inspiración ...

yo quiero dicha aun cuando sea mentida.

ANSIAS LOCASANSIAS LOCAS

Ecuador: Fernando Farias Sacon

Muero en cada minuto que pasamuero, cuando no te veo

muero, cuando no te tengo…sin ti,

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 25: Paisaje de Las Cordilleras

mi corazón se siente solo,solo, tan solo,

como el león en las praderas.

Como quisiera contarle al mundoLa inmensa falta que tu me haces,

Si por dentro estoy vacío,Mas bien estoy lleno de soledades.Como quisiera tenerte un momento

Entre mis brazos,Y hacerte mía para siempre.

AMORAMOR

Ecuador: Fernando Farias Sacon

Estos versos son de amor,son de mimisma alma.

Amor,es conocer la vida,es pensar en ti,

es amarte hasta el fin.Amor,

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 26: Paisaje de Las Cordilleras

es saber que existo,es vibir en tu belleza,

es palpitar en tus labios,es anidar en tus mejillas.

Amor,es sentirse enamorado es decir que te amo,

el que ama nada exige,Amor, es como compartirlo todo,

y lo que tengo, lo que soytodo te lo doy.

porque el amor entre tu y yoes mas que un romance.

A ESTAS HORASA ESTAS HORAS

Ecuador: Fernando Farias Sacon

Mujer,Se que estas sola

Y por eso te he llamado.

José Luis Franco Vélez6to “C”

Page 27: Paisaje de Las Cordilleras

A estas horas,Cuando el espejo duerme,Se han despertado tus ojos

Para mirar el ocasoY mi poesia…sigue galopando

En el perfil de tus labios,En tu cabellera de tu nombre.

José Luis Franco Vélez6to “C”