Paganini Variación Robert Walser

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  • 7/24/2019 Paganini Variacin Robert Walser

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    Paganini. Variacin

    Robert Walser

    La sala de conciertos estaba repleta hasta los topes cuando Paganini sali alescenario, violn en mano, y empez a tocar sin el menor prembulo ni ceremonia,

    abandonando su alma a la libre improvisacin. Jams saba previamente u! cosa y

    cmo iba a tocar" tampoco interpretaba como si debiera o uisiera hacer m#sica

    para un respetable p#blico. $o, tocaba como para s mismo o para nadie" tocaba a

    su aire y, en cuanto empezaba, se olvidaba de ue estaba tocando.

    %ambi!n auella vez &ue as, auella vez ue en la sala haba prncipes y princesas

    deseosos de escucharlo, !l, ignorando por completo dnde estaba, toc como si

    estuviera tocando para nadie.

    Pero 'ustamente por eso tocaba tan bien. %ocaba como si !l &uera el esclavo de suinterpretacin mgica, y !sta el demonaco mago. (l demonio no era tanto !l mismo

    como la interpretacin y slo ella, y !l, el int!rprete, era el so'uzgado, por eso

    tocaba como si &uera la plida luna de plata ue se hunde en las negras y pro&undas

    aguas de la medianoche" como si &uera una estrella &ugaz en un cielo oscuro y

    silencioso" como si &uera la palabra en la boca del amante ue habla con su amada"

    como si &uera un ruise)or incapaz de renunciar al placer de gemir y lanzar dulces

    suspiros" como si &uera un altivo y &ogoso caballo ue galopara a la batalla" como si

    &uera un guerrero herido en el combate y debiera morir de sus heridas" como si

    volviera a ser una doncella de diecis!is a)os ue so)ara con amores" como si &uera

    un beso dado y recibido por dos pares de bellos labios &ebriles y temblorosos ue se

    prolongara muchsimo" como si dos ue se amaran sin remisin tuvieran ue

    separarse cruelmente para siempre, languideciendo mucho tiempo en su #ltimo y

    solemne beso.

    *s tocaba, y a los oyentes les venan lgrimas a los o'os. (l ms perverso de los

    libertinos o de los canallas era abrumado por ternuras a cuyo encanto no poda

    resistirse" los hombres olvidaban ue eran hombres y se entregaban por completo

    al goce de lo ue escuchaban y e+perimentaban, y las mu'eres se sentan besadas y

    abrazadas por un amante imaginario ue, todo !l caricias, se precipitaba sobre ellas

    con sobrenatural voluptuosidad.

    *s tocaba. gual ue un ngel tocaba, y muchos oyentes se tapaban la vista para

    mirar con otros o'os, interiores, el reino del alma, del amor y la radiante belleza.

    Pero a menudo echaba tambi!n truenos y relmpagos como la tempestad ue se

    desata retumbando, silbando y ululando violentamente" el iracundo trueno

    resonaba entonces lleno de odio, y un cielo negro y cargado de clera y de tinieblas

    se abata sobre la sala de conciertos, mientras el rayo atravesaba bruscamente el

    espacio con sus lneas zigzagueantes, de airada y terrible belleza. -n instante

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    despu!s se perda en armonas dulces, soleadas, ureas, y la gente crea haber

    llegado al cielo y ue todo alrededor era azul de alegra, bondad y amor. (ra esto

    una especie de amor ue lo abarcaba todo, algo as como abandonarse a toda

    suerte de bienaventuranzas. La m#sica de Paganini se aseme'aba muchas veces a

    una pr!dica de sublime belleza, y los creyentes ms severos seguan de buen grado

    sus conciertos, ue contenan un torrente de &uego religioso. %ambi!n auella veztoc como un predicador de la palabra de ios" pero eran sonidos, no palabras, y la

    boca con la cual hablaba era su violn, al ue arrancaba todo un universo sonoro.

    %an pronto gema como se hencha de '#bilo, o bien llameaba como el &uego o se

    derreta como nieve suave y h#meda ba'o el beso del sol. e repente era el mar,

    luego volva a parecerse a una /or casta y tmida, pero siempre era aut!ntico y

    grande y tocaba sin ceremonias ni rodeos. La m#sica era para !l como el /uir de la

    vida misma, 0cmo hubiera podido ser vanidoso1 2u&ra ba'o el yugo del arte, ue

    era su dulce e ine+orable amo, la roca ue deba escalar, la resistencia ue deba

    vencer, el cielo ue tena ue e+pugnar y conuistar siempre de nuevo.

    %ambi!n auella tarde &ue as3 viva cuando tocaba y slo era un ser humanocuando daba conciertos. %odos sus oyentes sentan esto. 4uien era presa del odio o

    del tedio empezaba a amar y a rezar en cuanto oa la prodigiosa interpretacin ue

    iluminaba las almas como los rayos del sol. La aversin se transmutaba

    &orzosamente en a&ecto, el mal humor en alegra, el disgusto en placer y la desdicha

    en dicha. *s hechizaba y embelesaba al p#blico, hechizndose a s mismo. 5aca

    a/orar recuerdos y daba vida a cosas muertas y enterradas tiempo atrs" de ah

    ue uien lo escuchara slo &uera todo atencin, todo odos.

    6 de pronto, como si despertara de un hermoso sue)o, de' de tocar. La gente

    tuvo entonces la sensacin de ue mientras tocaba el cielo haba estado abierto y

    ahora volva a desvanecerse la visin. (n silencio levantronse de sus asientos y se

    encaminaron a sus casas.