¡Padre, vamos a tu encuentro!

70 años de fundación del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Chile

Valparaíso, 27 de junio1947 - 2017

Fue después de estas históricas palabras pronunciadas por el Padre, que tanto él como las Hermanas, los sacerdotes acompañantes y el grupo fundador firmaron el documento de Fundación.

(Extracto del libro Raíces de Fundación, Editorial Schoenstatt)

¿Por qué celebramos?

Porque somos hijos del Padre Kentenich y queremos ir a su encuentro y devolver, hoy, su visita. Porque la fundación que aconteció un 27 de junio de 1947, se renueva día a día con el compromiso fiel de cada uno de sus hijos. Porque el Padre es nuestro Fundador y nosotros con él, somos también fundadores, actualizando hoy, el compromiso del Acta de Fundación. Por todo esto, por todas aquellas razones que cada uno de sus hijos lleva en su corazón y los mueve a salir a su encuentro y asumir con él la responsabilidad de refundar para los próximos años.

Celebración aniversarioSábado 24 de junio del 2017, 12:00 hrs.

Parroquia San Luís GonzagaTempleman 995, Cerro Alegre, Valparaíso

¿Qué celebramos?

El P. Kentenich pisó tierra chilena por primera vez el 23 de junio de 1947. Tres días después, al enterarse de que existían grupos del Movimiento en Valparaíso, decidió dirigirse a la ciudad puerto. Lo que allí encontró fue tan admirable que lo impulsó a realizar un acto casi inédito fuera de Alemania: fundar; y es así como el día del 27 de junio de 1947 es el gran día para el Movimiento de Schoenstatt en Chile, la hora de la fundación.

En la tarde del 27 de junio de 1947, el P. Kentenich se dirigió a la sede de la Acción Católica, ubicada en Valparaíso, Pasaje Quinta N° 28, donde estaba reunido el grupo de señoras guiado por la señora Rosita de Durney, dándose inicio al pequeño e histórico acto. Primero, el P. Kentenich les habló acerca de la historia de Schoenstatt y del ideal de mujer. A continuación, durante el té, las señoras le contaron cómo éste se constituyó y le transmitieron algo de su historia, especialmente de la fecha en que se habían consagrado. El Padre quedó muy impresionado al constatar que dicha consagración había sucedido el mismo día en que él estuvo en máximo peligro estando en el campo de concentración de Dachau, habiéndose salvado de la cámara de gas gracias a la intervención de un guardia conocido suyo. Esta coincidencia de fechas resonó en el alma del Padre Fundador y percibió la profundidad schoestattiana de estas primeras señoras y el misterio de elección que recaía sobre ellas. Fue así como

realizó el importante acto que siguió a continuación, el cual nos es relatado por la señora Rosita de Durney:

“En este momento de fundación, él nos dio a conocer tres puntos que son sumamente importantes y que no valen sólo para nosotras. Son también para todos los que vendrán después, ya que constituyen la base del Movimiento. El Padre nos dijo:

- Que ser fundadoras significa tener un espíritu de fundadoras, es decir, amar la Obra de tal manera que seamos capaces de dar la vida por ella. Esto no quería decir que se nos fuese a quitar la vida, no, sino que ésta debiera estar tan impregnada de Schoenstatt que no fallásemos.

- Que estamos ante una obra divina, otro de los puntos que no debemos olvidar. Que sea divina significa que no depende de la debilidad de los instrumentos que la van a llevar a cabo. Ellos a veces no tienen fuerzas. La fuerza les viene de Dios y especialmente de la Santísima Virgen. Por eso hemos de mantenernos fieles a Ella, al Movimiento, sin considerar nuestras débiles fuerzas. - Que somos “élite”, es decir escogidas. La Santísima Virgen nos ha escogido y nosotros hemos de contestar de la misma forma. Ella nos elige, pero nosotros tenemos que responder como escogidas. Donde esté un schoenstattiano ha de dar ejemplo…Pesa sobre nosotras la gran responsabilidad del Movimiento”.