Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

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Trabajo elaborado por Kriss Fuentes para el curso Periodismo Literario 2 (2012-1).

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PABLO MARCOS

El prisionero de las viñetas

Kriss Fuentes Criado

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Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el

previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Pablo Marcos

El prisionero de las viñetas

©Kriss Fuentes Criado, 2012

Primera edición: julio del 2012

Diseño de cubierta: Elvis Fuentes

Tiraje: 3 ejemplares

Impreso en Galerías Centro Lima

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A mi hermano, mi mejor amigo

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PRÓLOGO

Pude conocer a Pablo Marcos cuando ya era toda

una leyenda del género de Terror y Fantasía Heroica de

la historieta internacional, gracias a un especial por

Fiestas Patrias que preparamos en el Blog de LaNuez, en

el cual convocamos a dibujantes peruanos triunfadores

en el exterior. Hay que decirlo, sólo dos artistas

accedieron a la convocatoria: uno de ellos fue Boris

Vallejo: y el otro, Pablo Marcos. Por supuesto nos dimos

por satisfechos.

Lo mejor vino después: Marcos anunció pronta

visita a Lima (diciembre 2005), ciudad que no visitaba

desde hace tiempo atrás, a los amigos que dejó para

hacer su periplo a la fama. Y por supuesto era

obligatorio recibirlo como lo ameritaba.

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Su primer gesto fue quedar una par de horas

previas para conocernos y antes de la llegada de los

admiradores y colegas que venían a celebrar su llegada,

un abrazo inicial selló nuestra amistad.

Escuchando su historia mientras veía los trabajos

originales de personajes que yo había admirado desde

siempre en los cómics: Marvel, DC o Warren, me

convenció que su grandeza y humildad siempre fueron

sus escudos para salir bien librado de sus incontables

aventuras.

Quien lo conozca se dará cuenta que su aparente

timidez jamás fue obstáculo para emprender no una, sino

muchas aventuras que lo obligaron a hacer tabla rasa de

su pasado y empezar una historia nueva, justo como los

cómics de superhéroes que el dibujó, en donde uno

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puede confiar en que en el siguiente número que leerá

será una nueva aventura pero con el mismo protagonista.

Pablo Marcos al igual que otros ilustres autores

del Noveno Arte ha puesto su talento para contar

historias: historias que hablan de la lucha entre el bien y

el mal, actos heroicos donde los protagonistas, bajo

circunstancias adversas, no se amedrentan y luchan por

lograr sus objetivos, como en las historietas.

Kriss Fuentes nos narra la historia de Marcos

desde su inicio en la hacienda Laran, Chincha, al sur de

Lima y cómo de pequeño dio muestras de un poder

inigualable para llenar de dibujos todo papel que caía en

sus manos. Y cómo siendo un púber, podía igualar el

trazo de dibujantes consagrados. Leerán, además,

cómo nuestro protagonista salía de su “Villachica” para

llegar a la meca del Comic mainstream.

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Así de manera coloquial y efectiva, Fuentes nos

llevará párrafo a párrafo una verdadera “Vida Ilustre” y

ésta irá reparando un injusto olvido y reconocimiento a

unos de los autores consagrados que ha dejado arriba el

nombre del país: Don Pablo Marcos Ortega.

Javier Prado

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I

PABLO MARCOS: EL PRISIONERO EN SU

LABERINTO

María Ortega no lo soportó más. Tomó el montón

de papeles que se había acumulado por todos los

rincones de su casa y los botó a la basura. El pequeño

Pablo, su tercer hijo y el autor intelectual de todos esos

bocetos, no se inmutó. Sabía que siempre podía dibujar

más. No tenía papel fino como el bond, pero recolectaba

boletos del micro, el papel kraft de los sacos de arroz y

azúcar, pedazos de servilletas, alguna boleta de pago…

En fin. Eso era suficiente para dejar volar su imaginación

y realizar los trazos que él quisiese.

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Por ese motivo, su madre decidió terminar con

ese desorden: porque sabía que la historia se volvería a

repetir. ¡“Cuántos trabajos se habrán ido!”, recuerda

ahora la hermana mayor de Pablo, Gloria Marcos.

—Pablo, botas los papeles después de usarlos.

¡No quiero que se sigan apiñando por toda la casa! —le

pidió su madre como en anteriores ocasiones. Sin

embargo, la situación nunca cambió.

Y es que Pablo Marcos Ortega, nacido el 31 de

marzo de 1937, era un niño especial. Poseía un don en

sus manos que no dejaba de expresar sobre cualquier

superficie lisa que tuviese a su alcance. Pedirle no

dibujar, resultaba imposible. El arte de trazar bocetos

con figuras humanas, animales, lugares lo llevaba

inexplicablemente en las venas. Era una habilidad innata

que aprovechó al máximo y que, años posteriores, lo

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llevó a conocer un mundo fascinante: el universo del

cómic.

Desde pequeño, la mirada taciturna y apacible

con la que observaba a los demás representaba su tímida

personalidad, la misma que lo ha acompañado durante el

resto de su vida. De pocas palabras, el pequeño Pablo

disfrutaba de la lectura de las historietas que su padre le

conseguía. Cuando aún era un niño de apenas 5 años, le

compraba la revista del Pato Donald, una publicación de

historietas que era distribuida por la famosa Editorial

mexicana Novaro y que en el Perú solo era vendida en la

ciudad de Lima. Era el año 1942 y para la familia

Marcos Ortega este gasto que ahora parece insignificante

era casi una cachetada a su condición económica.

Originarios de Larán, Chincha Alta, esta familia no

podía derrochar dinero en revistas. María Ortega

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Guzmán, ama de casa y madre de los 6 hijos del

matrimonio, siempre le recordaba esto a su esposo Pablo

Marcos Castilla, un chofer de camiones petroleros. Pero

no importaba cuántas veces se lo repitiera, él siempre se

salía con la suya y conseguía el dinero suficiente para

adquirir la revista.

—Hasta ahora —cuenta Marcos— me intriga el

por qué mi papá nos compraba esa única revista con el

presupuesto tan limitado con el que mi familia contaba.

La situación financiera nunca fue muy solvente

en la familia Marcos Ortega, pero Pablo Marcos padre

nunca dudó en brindarles ese gusto a sus hijos. La razón

es casi obvia: el gusto del dibujo estaba impregnado en

cuatro de sus seis hijos. Sin embargo, Manuel y Pablo

fueron los más entusiastas con este arte. Quizá la alegría

en sus miradas, la emoción en sus palabras mientras

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conversaban sobre las novedades de la revista, llevó al

padre a invertir lo poco que tenía en la oportunidad de

hacer felices a sus hijos.

O probablemente una de las razones por las que

Pablo Marcos padre contradijera a su esposa es por un

cuaderno cuadriculado. Sí, el niño Pablo dibujó una

historia de vaqueros contra indios en un cuaderno

cuadriculado que hasta el día de hoy añora encontrar.

Los trazos de palitos y círculos que hacían las veces de

brazos y piernas de los personajes que creó en su

combate western inmortalizaron los primeros esbozos de

su posterior carrera como dibujante.

Cuando la situación mejoró, sus padres

decidieron migrar a Lima. Pablo Marcos padre consiguió

costear un auto propio para convertirse en taxista

mientras que su esposa María Ortega adquirió una

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máquina de costura. Lima los recibió aún bajo miradas

de prejuicio, pero a la pareja no le importó pues

deseaban lo mejor para el futuro de sus hijos. Un futuro

que debía ser diferente al de ellos.

A pesar de contar con una personalidad

introvertida, al pequeño Pablo le gustaba el fútbol. La

pasión por el deporte rey lo obligaba a romper su timidez

y participaba activamente en las ‘pichangas’ que se

organizaban en su nuevo barrio en Magdalena. Posición:

arquero, una ubicación llena de responsabilidad y, de

nuevo, lejanía de los demás. El fútbol era su afición

predilecta, incluso más que el dibujo. Curiosamente años

después ambas disciplinas –arte y deporte– se cruzarían

en su trabajo y darían como resultado las famosas

ilustraciones de los jugadores de fútbol del mundial

México 70, un encargo del diario mexicano Excélsior

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para su edición vespertina Últimas Noticias, que se

compilaron en ‘La Historia Gráfica de todos los

Mundiales de Fútbol.’

Su hermano Manuel, el cuarto en línea, era su

camarada. Ambos habían sucumbido al amor por las

historietas y no dudaban en rentar –pues no podían

costear la compra– la revista ‘Avanzada’, una de las

pocas especializada en el género que los divertía con su

historias inocentes. Lejos estaría Pablo de imaginar

siquiera que detrás de los dibujos estaban dos genios del

trazo: Juan Osorio y Hernán Bartra, personalidades que

posteriormente influyeron en su estilo de dibujo.

Mientras el fútbol le permitió convertirse en un

chico más sociable durante su época escolar, sus dibujos

empezaron a generar notoriedad entre sus profesores.

Estos no dudaban en felicitar a sus padres por el talento

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que desbordaba y en varias ocasiones era Pablo quien se

encargaba de dibujar en la pizarra para las clases de sus

maestros.

— ¡Marcos!, ¡Marcos!, ¿No me oyes? Ven a la

pizarra de inmediato” —, exclamó el profesor de Ciencia

y Ambiente durante una clase. Pablo se sobresaltó. Se

encontraba tan absorto pensando en llegar a casa para

leer sus revistas junto a Manuel, su hermano, que no

escuchó a su maestro.

Intempestivamente, el pequeño Pablo se levantó

de su carpeta de madera, dejó sus pensamientos de lado

y tomó la tiza que su maestro le extendía.

—Dibuja esta figura en la pizarra, por favor —,

le pidió su profesor, mostrándole el aparato circulatorio

de su libro de texto.

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—Sí —replicó el niño.

Automáticamente, Pablo tomó la tiza e inició la

labor mientras que su maestro explicaba la clase a sus

compañeros. Empezó por la silueta del cuerpo humano y

continuó con los detalles interiores. En un dos por tres, el

trabajo estaba terminado. Dejó la tiza y regresó a su sitio.

—Recuerdo que los profesores le pedían

constantemente a mi hermano que les dibujara varias

figuras para que ellos pudieran utilizarlas en sus clases.

—Cuenta Gloria Marcos, su hermana. — Siempre le

decían a mis padres que tenía un hijo talentoso y que

debían reforzar su talento.

La oportunidad no tardó en llegar.

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—Yo regresaba de Buenos Aires —relata el

reconocido escritor y dramaturgo Juan Rivera

Saavedra—. Había viajado para estudiar dibujo, retratos

y murales. Como pertenecía al Magisterio de Educación,

ellos me asignaron el Colegio Bartolomé Herrera como

siguiente destino de enseñanza. Allí tuve a varios

jóvenes que se iniciaban en el dibujo, incluyendo a

Pablo, por supuesto.

El creador de las series ‘Gamboa’ y ‘El diario de

Pablo Marcos’ —esta última en honor a su alumno—,

Juan Rivera Saavedra, era todavía un profesor muy joven

de la clase de Dibujo cuando conoció al entonces

estudiante. “Los alumnos me perseguían para escuchar

mis historias. Lo único que yo hacía era transmitirles las

emociones de lo que había visto, escuchado y aprendido

en Argentina.”

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El joven profesor Rivera apenas podía controlar a

sus pupilos durante las clases. Ni siquiera él podía

consigo mismo. Había conocido un mundo totalmente

diferente durante su estancia en el país vecino. A pesar

que Perú se había convertido en un exponente de dibujos

humorísticos, el género de la historieta apenas y había

evolucionado.

Rivera no dejaba de contar sus experiencias con

el historietista Hugo Pratt —, uno de los mayores

exponentes mundiales de historietas y quien posee una

larga lista de publicaciones en italiano y español—, o sus

conversaciones con el todavía precoz Quino —quien ni

siquiera había creado a la pequeña niña Mafalda, una de

los mayores más famosas tiras cómicas en América

Latina—. Pablo escuchaba absorto todo lo que les

contaba. Ese mundo detrás del lápiz y el papel, los

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colores, la tinta y las historias, lo dejó fascinado. Y

Rivera lo notó.

Fue así como jugando, que el maestro empezó a

prestarle atención al niño tímido y talentoso del salón.

Poco a poco, ambos acortaron distancias y Marcos

comenzó a sumergirse con mayor profundidad en el

mundo del dibujo. Rivera entonces decidió compartir

con él algunas historietas extranjeras. De este modo,

Marcos podría ampliar su —hasta ese momento—

limitado conocimiento del arte.

Si había algo que había llamado la atención del

todavía estudiante de secundaria, definitivamente era la

historieta. Eso ya estaba claro. Este género se había

vuelto su predilección. Para que pudiera desarrollar una

visión más amplia de este estilo de dibujo, Rivera le

prestó diferentes tipos de historietas: las italianas

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‘Misterix’ y ‘Corriere dei Piccoli’ con su corte

educativo; las latinas tales como ‘Rico Tipo’ (Argentina)

y ‘El Peneca’ (Chile) ambas eminencias del humor

gráfico, y por supuesto las oriundas de Estados Unidos:

Cisco Kid, Flash Gordon, Li’l Abner, entre otros títulos

que son indispensables para cualquiera que quiera

ingresar a este mundo de trazos.

Para Pablo era demasiada información que

procesar. Pero no le importó. Estudió con cuidado a cada

autor y cada uno de sus trabajos. Estaba atónito por la

diversidad de historias que se podían encontrar desde

diferentes partes del mundo. Nada comparado con el

Perú. Para Rivera estaba claro que el futuro de este chico

estaba destinado a conseguir grandes logros, logros que

ni él como maestro podía ser capaz de alcanzar.

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Mientras más convivía Marcos con el material

que su profesor compartía, su técnica de dibujo

comenzaba a evolucionar. Y eso era precisamente lo que

Rivera deseaba: la madurez del trazo. Si Pablo lo

lograba, él se comprometía a presentarlo con artistas

locales.

Lo consiguió.

Julio Fairlie era el caricaturista por excelencia

durante los años 50. Aunque todavía no había creado a

su famoso ‘Sampietri’ en el periódico ‘Última hora’, su

carrera estaba en ascenso en ‘La Prensa’, otro diario de

prestigio y reconocimiento por sus ilustraciones. Poseía

un espacio propio dentro del suplemento ‘Siete Días’

titulado “La página del flaco”, en alusión al sobrenombre

que se había ganado desde siempre. Además estaba a

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cargo de la caricatura política para la edición diaria del

periódico, un trabajo que requería de rapidez y precisión

absoluta. De la mano de este dibujante, Pablo Marcos

comenzó su aventura artística.

—Cuando empecé a trabajar en ‘El Diario’ —

relata Marcos—, edición vespertina de ‘La Prensa’, hacía

las veces de caricaturista e ilustrador de las últimas

noticias, generalmente de carácter policial o de

accidentes.

Gobierno del general Manuel A. Odría, época del

50. Encontrar fotografías en los periódicos era un lujo

que pocos medios impresos podían costear. Para

acompañar los textos, los diarios contrataban a

dibujantes que ilustraran los hechos relevantes de la

noticia. Este cargo se denominaba ‘ilustrador diario’ o

‘dibujante de redacción’ y eran ellos quienes, a base de

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reportes policiales o cables nacionales debían inventar

las imágenes. A veces la tarea no era tan complicada,

sobre todo si se trataba de políticos o personalidades

públicas. El problema surgía cuando se debía ilustrar

hechos ocurridos en territorios recónditos a personas

desconocidas y sin siquiera tener una idea de cómo

lucían. Era un reto diario y Pablo aprendió a vivir con

ello.

Sí. Su primer trabajo artístico en un diario estaba

completamente alejado de su género favorito.

Inicialmente Fairlie lo adoptó como su asistente, su

sustituto. La capacidad del joven estudiante para captar

la estética de los artistas había convencido al periodista

del talento que se traía entre manos. Era 1951, Pablo

apenas tenía unos 13 años y ya se ganaba sus primeros

‘cachuelos’ en el medio. Su jefe decidió tomarse unas

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vacaciones y no dudó en dejar al joven Marcos a cargo

de los dibujos. Nadie nunca lo notó. Era un secreto entre

ambos.

Un buen inicio para un alumno de secundaria de

un colegio estatal que nunca había recibido instrucción

alguna sobre el dibujo y que solo había aprendido de las

historietas prestadas por un profesor entusiasmado con el

arte.

Luego de finalizar sus estudios secundarios Pablo

Marcos ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San

Marcos para estudiar Economía. La elección por esta

carrera fue casi por descarte. Su primera alternativa fue

la carrera de Medicina. “Sin embargo, tuvo que dejar esa

idea porque los estudios eran caros y nuestra familia no

podía costearlos”, cuenta su hermana Gloria Marcos.

“En los cinco años de carrera, jamás le vi los deseos de

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siquiera buscar algún trabajo en esa materia. Todo se lo

dio el dibujo”, comentó.

Y fue así. Paralelamente a sus estudios

universitarios consiguió trabajos en donde pudo explotar

sus dotes como dibujante. Ingresó a las revista de humor

‘Rochabús’, dirigida por Guido Monteverde, donde

trabajó junto a su ex jefe, Julio Fairlie, ya no como

asistente sino como colega. Dos años después, en 1960,

compartió créditos con uno de los hombres que había

dado vida a la revista ‘Avanzada’ que Pablo y su

hermano Manuel se desesperaban por leer años atrás:

Juan Osorio, en la revista de humor político ‘Zamba

Canuta’. Aunque esta revista tuvo un corto tiempo de

circulación, aprendió todo lo que pudo del mundo de la

caricatura.

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En cierta forma, él se había convertido en una

especie de superhéroe. De día, asistía a clases junto a sus

compañeros, aprobaba los exámenes y entregaba los

trabajos. En las tardes y tiempos libres, se dedicaba a

trabajar en las revistas, dibujando. Eso era lo que más

disfrutaba y, al mismo tiempo, le daba un pequeño

sustento económico para compartir con su familia.

Jamás ejerció la carrera de economista.

—La escena —explica Pablo Marcos— de los

caricaturistas y los artistas de dibujos serios, como la

historieta e ilustración, son completamente diferentes.

Yo había practicado desde pequeño las ilustraciones

serias, nunca la caricatura.

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En ‘Rochabús’, revista estrictamente política,

Marcos realizó portadas, páginas centrales e, incluso,

creó a un personaje que bautizó con el nombre de

STUPIDO. Es aquí donde encuentra mayor libertad

artística para crear los dibujos, siempre bajo los

argumentos y las historias de Guido Monteverde, el

director. Para realizar este trabajo, tenía que estar atento

a la realidad nacional y saber cómo retratar a los

personajes.

Después de sus experiencias con el mundo de la

caricatura política, Marcos decidió trabajar nuevamente

en un medio de prensa. El diario Expreso le ofreció la

oportunidad y él la aceptó.

Su trabajo en este medio fue demandante. El

diario poseía no solo una edición vespertina llamada

Extra, sino también publicaba suplementos como

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Estampa y El Escolar, ambos semanarios. En todos

ellos, Marcos tenía una tarea específica asignada: Para

Extra desarrolló la tira “Benito Puma” y la adaptación en

historieta de dos películas recién estrenadas de James

Bond: Dr. No y Goldfinger; en Estampa se encargaba de

la portada del suplemento y en El Escolar realizaba las

ilustraciones, sin contar con el trabajo como dibujante de

redacción en el mismo diario Expreso.

Con los guiones de Hernán Velarde, “Benito

Puma” se lanzó en Extra. Esta tira cómica relataba la

historia de las vivencias de un niño provinciano cuando

llegaba a la capital. Aunque Pablo se encargaba de la

parte artística, el personaje compartía similitudes con las

experiencias del dibujante cuando él mismo llegó a Lima

cuando tenía 5 años.

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El trabajo como ilustrador diario era el más

extenuante de todos. El trabajo bajo presión y la rapidez

con la que debía terminarlos ponía a prueba

constantemente su valor como artista.

—Me basaba —cuenta— en los reportes

policiales para imaginar e ilustrar los últimos

acontecimientos. Otras veces me tocaba presenciar

hechos y luego ir al periódico a dibujarlos, como por

ejemplo el día que observé en la isla de San Lorenzo, la

ejecución de ‘Pichuzo’.

Guillermo Lavalle Vásquez, alias Pichuzo fue

fusilado en la Isla San Lorenzo en 1966 por encontrarlo

culpable en el caso de abuso sexual y decapitación de un

menor de edad. Este hecho estremeció a la población al

guardar semejanzas con el caso del ‘Monstruo de

Armendáriz’ de 1957. En el caso de Pichuzo, todas las

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pruebas lo acusaban aunque juró su inocencia hasta el

final.

—Me dijeron que llevara mi lápiz —recuerda

Marcos—, pero no lo hice. Fuimos, en la madrugada y vi

la ejecución. No tomé ningún apunte, pero todo lo capté:

los soldados, cuántos eran, todos los pormenores. Y,

después, a dibujar. Ver morir a un hombre no es tan

fácil.

Este fue uno de los episodios más duros que tuvo

que presenciar. También fue testigo de la ejecución del

Monstruo de Armendáriz unos años antes, pero prefiere

no recordarlo. Jorge Villanueva Torres, el verdadero

nombre del ‘monstruo’, había clamado su inocencia

hasta el último segundo con desesperación y lágrimas en

sus ojos antes de que se abriera el fuego.

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El trabajo en Expreso ocupaba todo su tiempo.

Cuando regresaba a casa después de alguna comisión, se

encerraba en su cuarto para continuar con su trabajo. A

su familia le costó entender su lejanía y ausencia, pero le

dieron su apoyo incondicional.

Pablo fue el primero en ingresar al mundo del

dibujo. Su hermano Manuel le siguió los pasos. El

compañero de infancia con quien compartió el amor por

las revistas gráficas también ingresó a trabajar en

Expreso como ilustrador y se especializó en los dibujos

del suplemento El Escolar en donde permaneció por 20

años.

El quinto hermano, Alfredo, también continuó

con la ‘tradición’ artística de la familia, pero encontró su

hogar dentro del mundo de la caricatura política.

“Alfredo y Pablo son completamente diferentes”, cuenta

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Juan Rivera. “No sólo en sus estilos artísticos, también

en sus personalidades”. Alfredo Marcos es el autor de

caricaturas como Los Calatos, Las viejas Pitucas El

hombre que no podía irse y Los achora'os.

A Rivera le molesta que el nombre de su

discípulo no sea conocido en su propio país. “Pablo ha

logrado muchísimas cosas más que Alfredo. Sin

embargo cuando viene de visita al Perú, nadie lo

reconoce. Sólo los que están metidos en este mundo de

las historietas. Él hace dibujos ¡bellísimos, inigualables!

¿Cómo es posible eso?”

Ninguno de los dos hermanos sabía qué les

deparaba el futuro. Ni siquiera Alfredo se imaginaba la

popularidad de su trabajo durante los años 80 con sus

personajes. Su hermano mayor ya no estaba en Perú,

sino triunfando en Estados Unidos, México, Italia y

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Reino Unido lugares a donde sus dibujos y entintados

habían llegado. Tal vez fue lo mejor que sus destinos no

se hayan cruzado. “Ambos son talentosos”, sentencia

Gloria Marcos la hermana mayor. “Lamentablemente

nosotros como familia de Pablo no fuimos capaces de

gozar del éxito de mi hermano quien había empezado tan

pequeño y que siempre había mostrado un sincero cariño

a su profesión de artista”

Durante su estadía en el diario Expreso, Pablo

Marcos se había convertido en todo un hombre. Y a su

vida llegó el amor. Conoció a la mujer que le cambió la

vida, su compañera en el primer viaje hacia el triunfo:

Norma Martínez.

Ambos se conocieron en el barrio de Magdalena.

“Nosotros vivíamos en la calle Bolognesi”, relata Gloria

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Marcos, su hermana. “Norma vivía en la calle Grau, a

espaldas de nuestra casa” Los amigos en común entre

ellos los hicieron conocerse. Las escapadas de Pablo

para verla eran constantes y en un principio su familia ni

siquiera sospechaba que andaba de Don Juan.

Norma Martínez era apenas una muchachita de

17 años cuando tuvo a su primera hija Judith en 1957,

producto de una relación anterior. Para el corazón de

Pablo, la niña no representó ningún un impedimento para

dejar de frecuentar a Norma. Aún bajo la mirada severa

de toda su familia, Pablo continuó cortejándola. Y es que

Norma era una chica astuta y vivaz que siempre sabía lo

que quería. Sus grandes ojos negros y el don de mando

cautivaron al dibujante. Pablo decidió que no había

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razón para continuar en enamoramientos y salidas de

novios: le propuso matrimonio. Ella, sin dudarlo, aceptó.

Era 1960. Pablo y Norma se dieron el sí en la

Iglesia de los Desamparados junto a sus familiares y

amigos. Para Pablo, la unión matrimonial significó uno

de los momentos más trascendentales de su vida. Esta

mujer lo acompañaría en la cúspide de su carrera en el

extranjero. Fue ella quien se ocupó de la crianza de los

niños para que él desarrollase su talento. Y fue también

ella quien lo dejó sumido en la más terrible depresión

después de su muerte. Juntos, lograron formar una

familia conformada por 4 hijos: Judith, la hija mayor de

Norma y a quien Pablo siempre consideraría como suya;

Gisella, Normita, y finalmente un varón al que también

bautizaron como Pablo.

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Parecía que Pablo Marcos lo había alcanzado

todo. Tenía al amor de su vida, una hermosa familia y

un trabajo que le permitía gozar de lujos que antes no

podía costear. Su prominente carrera en Expreso lo

mantenía ocupado pero feliz. No le pedía más a la vida.

Y sin embargo, algo más grande le aguardaba.

Fue en el año 1967 que Marcos decidió tomarse

unas vacaciones después de la ajetreada rutina de

Expreso. Acompañado de otro futuro gran dibujante

internacional como Gonzalo Mayo, enrumbó sin su

familia a México para encontrarse con su compatriota

Marino Sagástegui, quien había sido uno de los

principales caricaturistas del diario Extra y a quien Pablo

estimaba por los años que trabajaron juntos.

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Lo que empezó como un viaje de placer, terminó

por convertirse en una posibilidad de empleo dentro de

la Editorial más renombrada de Latinoamérica: La

Editorial Novaro, la misma que había hecho posible que

él se enamorara del dibujo. La emoción de poder formar

parte de una editorial que le dio tantas alegrías cuando

niño parecía un sueño.

—Marino —recuerda Marcos 44 años después—

me sugirió que visitara la Editorial Novaro. Allí conocí

al director Alfredo Cardona Peña. Le encantó mi trabajo,

e inmediatamente me propuso que colaborara para su

empresa. Ese mismo día me entregó algunos

argumentos.

Estos argumentos son los guiones de las historias

que el dibujante va a producir. Mientras a los actores se

les da guiones para que sepan qué decir, a los

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historietistas se les brinda argumentos para que tengan

conocimiento sobre la trama de la historia. Por lo

general, cuando un dibujante está iniciando un nuevo

trabajo se le asigna sólo un argumento para que pueda

demostrar su versatilidad en la construcción de esa

historia. El caso de Marcos fue diferente. Se le entregó

más de un argumento, y de historias que se encontraban

en circulación como ‘Joyas de la Mitología’ o ‘Leyendas

de América’. Pablo Marcos no podía salir de su asombro.

Editorial Novaro se encargó por casi 30 años de

crear y traducir historietas en diferentes formatos.

Posicionada como una de las editoriales más populares

dentro del mercado latinoamericano, Novaro fue la

encargada de traducir los trabajos norteamericanos más

populares como Superman, el Capitán Marvel y Batman,

entre otros títulos.

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Dibujar historietas era su sueño. Lo había sido

desde su infancia y ahora se encontraba frente a la

posibilidad de poder realizarlo. Sin embargo, él estaba

acostumbrado a las caricaturas e ilustraciones y no se

sentía completamente seguro de su capacidad para

cambiar de rubro. Además, Marcos tenía presente en

todo momento a su familia: aceptar el trabajo implicaba

una mudanza que cambiaría sus vidas para siempre, sin

dejar de lado las comodidades a las que ya se habían

acostumbrado.

Tomó una decisión. Se estableció en México.

Su esposa y sus hijos se encontraban todavía en

Lima y para él su bienestar era una preocupación

constante. Conversó con su esposa Norma sobre el

asunto y, después de discutirlo, acordaron que primero él

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se iría solo para consolidar su carrera y fortalecer sus

cimientos en la nueva faceta artística a la que se iba a

dedicar. Durante casi un año estuvo trabajando con

mucho esfuerzo para poder alcanzar el nivel de los otros

artistas gráficos. La rapidez que había adquirido con su

labor dentro de los medios de prensa de todos los días le

permitía avanzar de manera fluida con los trabajos que se

le encomendaba. La ventaja de sus trabajos anteriores le

abrió oportunidades económicas y, en menos de un año

consiguió una casa y un auto. Pero la nostalgia de su país

y la soledad con la que convivía durante su estancia en

México no lo dejaban tranquilo. Pidió un par de días

para regresar a Lima y tomar una decisión definitiva.

—De regreso a Lima —recuerda Marcos—, el

director de Expreso y todos mis amigos me animaron

para dar un paso adelante en mi carrera profesional. Fue

Page 42: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

42

un poco difícil tomar la decisión porque contaba con una

buena posición en el diario y con el mejor pago en ese

medio. Sin embargo Carlos Sánchez, el director de

Extra, me convenció de seguir en el mundo de la

historieta.

Fue gracias al consejo de sus allegados y por

supuesto luego de conversarlo con su esposa Norma, que

Marcos decidió mudarse con su familia a México ya de

forma permanente. En la Editorial realizó una serie de

trabajos originales. Como ocupaba el cargo de dibujante,

Marcos se zambulló de lleno en las historias que se

creaban para Latinoamérica y no en las provenientes de

Estados Unidos. De esta manera, realizó los dibujos de

las historietas para las series como Vidas Ilustres,

Leyendas de América y, de manera paralela, consiguió

que lo contratara la casa editora del diario Excélsior en

Page 43: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

43

su ‘Magazine de Policía’ en donde realizaba las

ilustraciones de las noticias y, de manera ocasional,

alguna caricatura. Sin embargo, durante los tres años que

permaneció en México, Marcos se especializó en el

género de la historieta.

También tuvo la oportunidad de participar en el

proceso de desarrollo de ilustraciones de los jugadores

de fútbol del mundial México 70 que se recopilaron en

La Historia Gráfica de todos los Mundiales de Fútbol.

Gracias a este trabajo, consiguió retratar a reconocidas

figuras del balón pie que habían marcado su estilo de

juego durante su juventud: Edson Arantes do

Nascimento, alias ‘Pelé’, entre otros tantos.

Pero la Editorial Novaro no solo le brindó la

posibilidad de poder desarrollarse en el género de la

Page 44: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

44

historieta. También le dio la libertad de crear su propio

personaje. Su propio universo. Su primera historia.

‘Hatha-Yoga’ se titulaba el nombre de esta serie

que contaba las historias de tres personajes dominados

por el poder de un cerebro mecánico y la única manera

de hacerle frente era comunicándose entre ellos a través

de su habilidad especial: la telepatía. Aunque la trama

de la historia fue bastante básica, el propósito del

dibujante Marcos no apuntaba únicamente a conseguir

solo popularidad, sino que deseaba que la gente

reconociera que no los personajes de ficción no

necesitaban súper poderes para salvar el día.

—La diferencia —reflexiona Marcos— con las

historietas americanas era muy simple: mis personajes

eran reales, sin poderes sobrenaturales; simplemente

Page 45: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

45

eran aventuras de tres jóvenes que contaban con una sola

arma: la comunicación telepática entre ellos.

Gracias a esa oportunidad, Marcos consiguió

trazarse nuevos retos y con ellos logró constantes

reconocimientos dentro del medio. No había en la

Editorial quien no lo conociera y, mucho menos, que no

lo saludara. Poco a poco consiguió el respeto y la

amistad de los otros dibujantes. Con este trabajo, nuevas

posibilidades de seguir creciendo se asomaban

lentamente. Sus superiores lo sabían. Y su esposa Norma

también.

Eran fines del año 1970. Al regresar a casa, su

esposa Norma le sugirió la idea de hacer un viaje a

Estados Unidos. Unas merecidas vacaciones no le caían

Page 46: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

46

mal a nadie. En especial a un dibujante que

constantemente se encontraba encerrado en su estudio de

trabajo cuando no se encontraba en el taller de la

Editorial. La idea no era mala. Hasta tenía sentido dejar

por un tiempo el dibujo y compartir tiempo con su

familia. Pero Pablo todavía no estaba seguro. Nunca le

gustó dejar el trabajo por tiempo libre. Su vida estaba

dedicada al dibujo.

Sin embargo, las continuas insistencias de su

esposa no podían ignorarse. Norma era la mujer de su

vida, su mano derecha, su compañera incondicional,

aquella que apoyó su decisión de viajar por primera vez

a México y que aguardó por él sola en el Perú con sus 4

hijos. Era la voz de su conciencia que no podía callar.

Un no como respuesta era imposible.

Page 47: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

47

Por otro lado se encontraba su amigo Guillermo

Cortez Núñez, ex director de Expreso y quien también

radicaba en México como asilado político. Ambos

habían trabado una amistad muy profunda cuando

todavía laboraban en el diario peruano. En muchas

ocasiones, acudía uno al otro para intercambiar consejos

personales. Marcos le comentó a su amigo la idea de su

esposa de conocer Estados Unidos y darse un respiro de

la Editorial. Cortez no podía estar más de acuerdo.

Durante semanas él y su esposa Norma estuvieron

torturando a Marcos con la idea. Parecía que Pablo no

tenía escapatoria.

Le comunicó al director de Novaro, Alfredo

Cardona, la decisión que había tomado y éste no tuvo

problema en darle permiso en el trabajo.

Page 48: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

48

Sólo había un pequeño detalle. Su amigo

Guillermo le pidió un favor algo extraño a última hora.

—Guillermo —recuerda Marcos—, mi gran

amigo, me dio una dirección y un sobre, y me dijo: “Ve y

busca a tal persona. Le entregas el sobre y le dices que

disculpe la demora. Si no la encuentras, tú lo abres”.

Pablo no hizo preguntas acerca del contenido del

misterioso sobre. Si su amigo se lo había encargado era

porque confiaba en su discreción. Tomó el sobre y lo

guardó entre sus pertenencias.

— Lo que yo creía que era un viaje de placer

estaba planeado para que yo probara el mercado

americano. —dice Marcos después de recordar el

momento en que su vida cambió para siempre.

Su llegada a Estados Unidos no había sido obra

de la casualidad.

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49

Su esposa Norma, en confabulación con el jefe

Cardona de Novaro se aseguraron de empacar no sólo

sus mejores historietas —conocidas en Estados Unidos

como cómics—, sino también varios argumentos de

‘Hatha-Yoga’. Ellos pensaban que podría tener éxito en

este país de grandes sueños.

La primera puerta que tocó en el universo de los

cómics fue Skywald Publications. Este sello editorial fue

fundado por uno de los grandes de la historieta en el

mercado norteamericano: Sol Brodsky, director de

producción de Marvel Comics y mano derecha del

guionista y editor de cómics estadounidenses Stan Lee; e

Israel Waldman, un pequeño empresario. La especialidad

de la casa: cómics de terror.

—Pasó igual que en Novaro en México —

reflexiona Marcos—: les gustó tanto mi trabajo que el

Page 50: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

50

mismo día me entregaron también argumentos. Yo

mismo no podía creer que estuviera vinculado a unas

empresas de tanto prestigio así de fácil y rápido. Ese

sobre, el que me encargó mi amigo Guillermo, me enteré

meses después que contenía $1,500.00 en efectivo para

apoyarme si llegaba a ser necesario. Éramos una familia

de seis, el menor de solo 3 años, ninguno de nosotros

sabía inglés y no teníamos ninguna conexión. Estaba

viviendo una completa aventura.”

Hasta ese momento, la vida de Pablo Marcos no

había sido más que eso: una aventura. Un recorrido

inexplicable por lugares a los que él jamás pensó llegar.

El Perú ya no era suficiente. Había un mundo todavía

más grande que debía conquistar: Estados Unidos. Era

hora de decirle adiós a la hispana historieta y saludar al

americanizado cómic. A partir de ese momento,

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51

comenzaba la verdadera aventura. Y si Pablo no estaba

listo, debía prepararse. Porque lo mejor de su carrera

estaba por comenzar.

Page 52: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

52

II

VIVIENDO ENTRE VIÑETAS Y NORMA

Skywald Publications se convirtió en el primer

reto artístico de Pablo Marcos. Como especialidad de la

casa: el género de terror. Entre los títulos más famosos

que esta empresa publicó se encuentran Nightmare,

Psycho, y Scream. Todas con un profundo sentido de

monstruosidad en sus personajes de la mano de relatos

llenos de suspenso. A pesar de que su paso por Skywald

no duró más de un año, Pablo Marcos tomó la

oportunidad de mostrar al máximo su potencial como

artista adentrándose al mundo de los zombies, de los

cadáveres seccionados y las persecuciones a las

indefensas mujeres. “Producir miedo —cuenta Marcos,

recordando sus primeros trabajos— y una cantidad

Page 53: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

53

grande de páginas al mes, con el agravante que yo hacía

prácticamente todo en el trabajo artístico: el lápiz, la

tinta, la trama y el medio tono parecía imposible”

Aún así, Pablo Marcos aprendió a trabajar dentro

del género, como alguna vez lo había hecho con las

caricaturas en el Perú.

Aunque Skywald le dio la mano en su llegada a

Estados Unidos, el artista decidió migrar a una de las

editoriales de cómics de terror más reconocidas: Warren

Publishing. La prueba de ingreso la aprobó con elogios:

demostró que era capaz de realizar la historia que le

solicitaran no en un mes, como cualquier dibujante lo

haría, sino tan solo en una semana. Así, aseguró su

entrada.

Page 54: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

54

Con esta casa editora sus trabajos no fueron

publicados inmediatamente como en otras ocasiones. Se

decidió por unanimidad del equipo creativo que lo mejor

era juntar todos los trabajos del peruano y publicarlo

unos meses después para hacerlo de manera continuada.

A pesar de que el estilo de trabajo era distinto, el artista

comprendió la decisión. Luego de algún tiempo,

descubrió que la compañía mantenía en un almacén

cantidades de dibujos con más de un año de creados y

que no habían sido expuestos, así que se sintió más

agradecido con la oportunidad de que los suyos no hayan

tenido que esperar tanto para mostrarlos al público.

The Water World Creepy Nº 39 fue su trabajo

debut en la compañía. Su trazo demostró una versatilidad

y fluidez en el ambiente de terror que rápidamente se

Page 55: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

55

convirtió en un referente: el miedo se expresaba en los

ojos de sus personajes de una manera tan real que

parecían fotografías, la anatomía detallada de sus

muertos vivientes, el claroscuro de las tintas y los trazos

precisos mantenían al lector en constante suspenso al

voltear cada página, sin saber qué esperar de la historia.

En Warren Publishing no sólo encontró un nuevo

género sino también un amigo: Boris Vallejo. Este

peruano más tarde se convertiría en uno de los dibujantes

de Tarzán y quien se volvió todo un especialista dentro

del género fantástico y erótico.

Durante su carrera en el mundo del arte, Vallejo

había perfeccionado su trabajo con el cuerpo humano, la

anatomía de los hombres bruscos, los detalles en las

líneas que definen a sus personajes heroicos, la

Page 56: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

56

exageración de los músculos, los matices de colores que

ensalzaban su poderío. No solo se trataba de un buen

colega de Pablo Marcos, alguien de quien pudo aprender

técnicas modernas e innovadoras, sino también, se

trataba de un buen amigo con quien siempre estuvo

agradecido por el apoyo que le brindó desde que llegó a

los Estados Unidos.

Pablo Marcos había llegado a Nueva York junto

a su esposa Norma y sus cuatro hijos: Judith, Gisella,

Norma y el menor, Pablito, quien apenas tenía 2 años.

Adaptarse a la ciudad fue un reto para la familia

Marcos Martínez. Llegaron a Gran Manzana con nieve

sobre sus hombros. Era la primera vez que veían una

ciudad vestida de blanco. El frío de las calles llenas de

rascacielos y luces que adornaban cada esquina dejaban

Page 57: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

57

a los niños encantados, como si fuese un espectáculo

vivo que se repetía todos los días hasta el final de la

estación.

El idioma fue otro gran desafío. Ser latinos y no

hablar ni una pizca de inglés dificultaba la transición de

la familia, sobre todo de los más pequeños. Marcos

aseguró que nunca se sintió discriminado por parte de los

estadounidenses o alguno de sus empleadores. “Tuve

suerte de que mis jefes hayan sido tan amables

conmigo”, me comentó.

Sin embargo, reconoce que la adaptación fue

gracias a la tenacidad de su adorada esposa Norma. Fue

ella quien impulsó a sus hijos a no dejarse maltratar en la

escuela, integrarse con sus compañeros, practicar

Page 58: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

58

deportes y participar de otras actividades que les

permitieran sentirse ‘iguales’ al resto.

Y es que Norma Martínez Mendoza era la jefa de

la familia. La esposa del artista fue la piedra angular que

mantenía el equilibrio entre el trabajo de Marcos, la

educación de los niños y el tiempo en familia que

pasaban todos juntos. Sin ella, recuerda Marcos, el

sistema no funcionaba.

Las reglas de juego en la familia Marcos

Martínez estaban muy bien establecidas: la esposa estaba

a cargo de los chicos mientras que el esposo se hacía

cargo del sustento familiar a través de su exigente

dedicación al trabajo.

Su hijo, Pablo Marcos Jr., también lo recuerda

así. Radicado en Nueva York, Estados Unidos, el menor

de los cuatro hijos, dueño de dos compañías de

Page 59: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

59

arquitectura y diseño de interiores en la ‘gran manzana’,

siempre se acuerda que en la época de su niñez y

adolescencia su padre se encontraba solo encerrado en su

estudio casi todas las horas del día. Tal vez el tiempo

transcurría rápido para un niño de 8 años, porque le

parecía que en ningún momento del día alcanzaba a

verlo. “Mi mamá no dejaba que me acercara —recuerda

el ahora empresario—. No quería que nada lo distrajera.

Ella era la encargada de la educación de sus hijos y de

que mi papá mantuviera su atención en el trabajo. Él

nunca se metía”.

—Con mi mamá no se jugaba —confiesa Pablo

Marcos Jr. en un español masticado. Vivir más de 30

años en Estados Unidos tiene sus secuelas pero él

todavía se aferra a su lengua hispana—. Era bien ‘brava’.

Decía orgullosa que venía de La Victoria. Ninguno de

Page 60: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

60

mis hermanos ni yo nos atrevíamos a hacerla enfadar.

Daba miedo.

Siendo aún todavía pequeño, una tarde Pablo Jr.

se moría de miedo. El menor de los cuatro hermanos

había venido reprobando en la escuela. ‘Pablito’, como

lo llamaba cariñosamente el artista Pablo Marcos, su

esposa e hijas, rondaba los 11 años y estaba en la época

de la rebeldía: le ponía más atención al deporte que a las

clases y casi nunca hacía la tarea. No recuerda muy bien

cuál era la asignatura pero una cosa es cierta: se moría de

miedo. Al día siguiente, viernes, debía llevar obligado el

reporte firmado por alguno de sus padres o de lo

contrario quedaría suspendido. Por primera vez el niño

no sabía qué hacer: No podía contar con su papá porque

Page 61: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

61

estaba prohibido de molestarlo. “Mi papá nunca firmaba

los papeles de la escuela —recuerda ‘Pablito’—. Era

como el político que no quería enterarse de nada”. Su

mamá Norma, por otro lado, no significaba una opción,

sino un deber. Temía por el castigo y no sabía a quien

más recurrir. Ninguna de sus hermanas quiso

entrometerse: conocían de primera mano las

consecuencias de desaprobar en la escuela. Parecía que

no había escapatoria.

Armándose de todo el valor que pudo, el pequeño

de la familia decidió abordar a su madre. Quizá ella lo

veía venir. “Si tienes que decirme algo, dímelo de una

vez ah!”, le increpó. El niño no hacía más que mirar al

suelo, como si estuviese encantado con el encerado de la

semana. Su madre perdía la paciencia y eso nunca era

buena señal. Finalmente, en voz baja y casi inteligible

Page 62: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

62

pudo enunciar una oración “Yo…necesito, ehm…una

firma, mommy. Es…estoy reprobando”

Antes siquiera que su madre pudiese reaccionar,

‘Pablito’ huyó de su presencia creyendo que dejaba

zanjada la situación. Se equivocó: mommy corrió como

una bala detrás de él para evitar que escapara. El niño no

sabía dónde esconderse: su cuarto estaba descartado, las

habitaciones de sus hermanas Judith, Gisella y ‘Normita’

las consideraba como territorio hostil, casi enemigo.

Sólo había un lugar y una persona a quien acudir: su

padre.

Escuchaba la voz de su madre gritando su

nombre, acercándose más y más. Actuó rápido y corrió

velozmente hacia el estudio. Se encontraba al menos a 3

metros y podía ver que la puerta estaba abierta.

Page 63: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

63

—“Estoy salvado”, pensé. De verdad creí que

estaba salvado. ¡Cuánto me equivoqué!—, dice ahora

‘Pablito’ recordando la anécdota esbozando una sonrisa.

Los recuerdos de aquellas épocas los atesora y no

pretende olvidarlos.

Lo siguiente que ocurrió fue como sacado de

película: la cámara lenta se aprovechó de la escena.

Pablito vio cómo lentamente la puerta se cerraba casi

frente a él. Corrió con todas sus fuerza y estiró su brazo

para evitar quedarse fuera del estudio pero no alcanzó a

lograrlo. Lo más desconcertante fue el sonido casi burlón

de la puerta haciendo ‘clic’ y dejándolo definitivamente

sin salvación. Del otro lado de la puerta, Pablo Marcos

solo atinó a decir con una voz muy serena: “Es tu

problema”.

Page 64: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

64

Forcejeó la manija en vano, creyendo que se

trataba de un error. Golpeó y golpeó una y otra vez y no

volvió a escuchar palabra alguna de su padre.

Ocasionalmente, su mamá llegó y le reprochó no sólo

por reprobar, sino también por hacer tremendo escándalo

por toda la casa y distraer al artista de su trabajo.

Esa misma noche, en su cama, Pablito se

encontraba muy molesto. Su papá no había hecho nada

para evitar que lo castigaran y ni siquiera en el momento

de la ‘persecución’ de su madre quiso darle la mano,

dejándolo a merced de la figura materna. No podía

entenderlo. Sin embargo, antes de quedarse dormido su

padre llegó a su cuarto y se sentó junto a él en su cama.

Pablo Marcos deseaba que su hijo entendiera por qué

decidió no intervenir. “Mejora tu conducta. No siempre

voy a estar ahí para cubrir tus malas costumbres”.

Page 65: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

65

—Aunque eso fue profundo, me di cuenta que no

podía contar con él para cubrir mis travesuras. “¡Estoy

solo!” pensé. Jajajajaja— Dice ahora con una sonora

carcajada, mientras conversamos en un restaurante de

San Isidro.

Pablo Marcos no quiso entrometerse en la

educación que su esposa les impartía, no porque no le

importara sino porque sabía que nadie podía ser mejor

que Norma para criarlos. Él tenía miedo de equivocarse.

Su esposa, en cambio, siempre fue una mujer de armas

tomar, segura de sí misma y de un ímpetu de temer. Y

eso era lo que más amaba de ella, su carácter dominante

y decisivo lo habían hipnotizado desde el primer

momento que la vio en el barrio de Magdalena del Mar,

justo a espaldas de su casa.

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66

15 años habían transcurrido desde que se dieron

el sí en una iglesia de Lima y su lazo seguía más fuerte

que nunca. Habían sorteado una serie de obstáculos para

considerarse felices: los prejuicios de la familia, la hija

de Norma (Judith), el viaje de Pablo Marcos a México

donde residió solo por casi un año, el viaje casi fortuito a

Estados Unidos y la adaptación a la nueva sociedad a la

que llegaban. Si afrontaron todo eso, no había nada más

que pudiera interponerse en su camino.

La carrera de Pablo Marcos en el género iba cada

vez creciendo a pasos agigantados y cuando comenzaba

a adoptar su marca personal, se reencontró con un viejo

amigo, aquel quien le dio da oportunidad apenas había

llegado a Estados Unidos: Sol Brosky. El director de

producciones de Marvel Comics había seguido de cerca

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67

el desarrollo del peruano en el género de terror y no

dudó en reclutarlo para los proyectos que Marvel Comics

manejaba en el mismo ámbito.

El artista no se lo esperaba. Estaba satisfecho con

su carrera en Warren Publishing y ni siquiera había

concebido la idea de trabajar en una de las más famosas

editoriales de cómics en Estados Unidos.

Accedió a trabajar para Marvel Comics.

Esta decisión, sin embargo, no significaba para

nada dejar su trabajo en Warren Publishing. Un artista de

cómics tiene la libertad de poder trabajar en cuantas

editoriales les sea posible. Grandes compañías, empero,

prefieren que sus figuras sean exclusivas y por eso les

hacen firmar contratos en donde se establece un trabajo

fiel a la casa editora.

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68

Mientras trabajó como asistente artístico de Sol

Brodsky para Marvel del Reino Unido, Marcos no firmó

contrato de exclusividad puesto que la cantidad de

trabajo en Warren, en lugar de preocuparlo lo

emocionaba. Podía pasar días de días dibujando o

entintando y nunca llegaba a aburrirse. El arte es su

filosofía de vida, aquella que lo impulsa, desde su

juventud, a siempre aspirar a más y no quedarse solo en

los sueños sino atreverse a cumplirlos.

Con la oportunidad de trabajar para Marvel,

Pablo Marcos participó en el proceso de creación de

personajes que sólo había seguido cuando revisaba a

otros dibujantes y editoriales. Trabajó para el género de

terror al que se estaba introduciendo Marvel de la mano

de proyectos como ‘Vampire Tales’, ‘Legion of

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69

Monsters’, ‘Dracula Lives!’ y ‘Savage Tales’, además de

su más famoso trabajo en el género ‘Tales of the

Zombie’ publicado entre 1973 y 1975. Este cómic seguía

de cerca la historia del muerto en vida Simon Garth

quien, poseso por un espíritu maligno era capaz de

asesinar personas que amaba. Así, con el estilo que lo

caracterizaba, el dibujo de Marcos estimuló esa

vulnerabilidad del personaje principal y, al mismo

tiempo, insertó elementos de sensualidad macabra para

la construcción de las anatomías. Anatomías que

sobresalen en todos sus trabajos por el detalle y los tonos

que utiliza.

El éxito de su obra en Reino Unido no hizo

esperarse y pronto artistas ‘amateurs’ del continente

europeo empezaron a adoptar su estilo y elogiar su

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70

marca personal. La satisfacción del artista no pudo ser

mayor cuando artistas de Italia iban a felicitarlo

personalmente a Estados Unidos o le mandaban saludos

a través de los editores de Marvel.

—Para Conan, el Bárbaro —relata Pablo

Marcos— lo primero que hice fue una ilustración para la

página de contenidos de Marvel Comics. Algo

supuestamente sencillo. Cuando Roy Thomas, el editor,

lo revisó, le gustó lo suficiente para encargarme una

portada y luego aventuras completas del person aje.

Era el año 1974 y The Savage Sword of Conan

(‘La Espada Salvaje de Conan’) se inauguraba en el

mundo de Marvel. El protagonista de la historia era el

bárbaro que Robert E. Howard había creado en 1932

para una serie de relatos destinados a la revista Weird

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71

Tales. De la mano del dibujante John Buscema, el cómic

de Conan nació. Y Pablo Marcos estuvo con él para la

primera publicación colaborando con el entintado.

Para el primer número, Pablo Marcos realizó esa

faena en 18 páginas del cómic tan sólo 3 días. Toda una

hazaña si se toma en cuenta que este trabajo se realiza

usualmente en un mes. “Puedo decir —confiesa— que

me encapriché haciendo esas tintas. Mi esposa tenía que

apagar la luz para que yo me separara de mi tablero de

dibujo. Generalmente empezaba a entintar a las 6 de la

mañana y seguía hasta las 12 de la noche sin parar”.

Conan ocupaba todo su tiempo. Los

interminables días y noches encerrado en su estudio se

volvieron más comunes. Ya casi no veía a sus hijos en

ningún momento del día. Aunque le apenaba pensar que

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72

ellos se estaban criando sin una imagen paterna, se

convencía a sí mismo que era lo mejor para que

disfrutaran de una vida acomodada, que nunca les faltara

educación y salud y que aprovecharan las oportunidades

que él jamás consiguió durante su difícil infancia.

El guerrero era un personaje que exigía un gran

esfuerzo artístico. No sólo él, sino toda la historia que le

precedía. Aunque en las primeras ocasiones Pablo

Marcos tuvo a su cargo el entintado del héroe, eso no le

quitaba la laboriosidad al trabajo. El género de ‘espada y

hechicería’ al que Conan pertenecía era definitivamente

algo diferente al género de terror. Pero aún guardaba

cierta relación: la importancia de la anatomía. Pablo

Marcos pudo percibir que la minuciosidad que John

Buscema —el encargado del dibujo en el primer

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73

número— le daba al cuerpo humano era una constante

de los dibujantes encargados del guerrero. Sin embargo,

había algo que el peruano no comprendía: ¿Por qué si se

trataba de un bárbaro con una fuerza descomunal, su

cuerpo no era voluminoso? Para Pablo Marcos era una

interrogante que se planteaba una y otra vez, tratando de

entender el punto de vista del escritor, quien no permitía

que el desarrollo físico del personaje emergiera. Sin

embargo, decidió dejar de lado ese pensamiento,

asumiendo que tal vez el equivocado era él.

Roy Thomas fue el editor en jefe de Marvel

Comics que se aventuró a adaptar la historia del guerrero

al mundo de los cómics. Por entonces, en 1974, no

existía el género de ‘espada y hechicería’ dentro del

mundo de los cómics. Era algo nuevo, diferente, que

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74

nadie hasta ese entonces había intentado. Sin embargo,

Thomas estaba decidido a darle una oportunidad y había

alguien que lo apoyó: el famoso Stan Lee.

Lee, el guionista y editor más representativo de

Marvel Comics había mostrado curiosidad por el

proyecto que Roy Thomas se traía entre manos. No tenía

objeción pero sí exigía excelencia. De esta manera es

que Thomas se enrumba en la búsqueda de los artistas

encargados del dibujo, el entintado y el color. Por ser un

proyecto nuevo, él mismo se encargaría de escribir los

argumentos.

De esta manera, Roy Thomas conoció al trabajo

de Pablo Marcos. En su investigación, llegó a sus manos

‘Zombie’, el protagonista de ‘Tales of the Zombie’ y

simplemente fascinó al hombre de Marvel. Decidió que

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75

ésa era la tinta que buscaba para la primera portada de

Conan. Pero no sólo quedaría en la tinta.

—A Roy [Thomas] le gustó tanto mi trabajo con

la primera publicación de “The Savage Sword of Conan”

que me dio la oportunidad de mi vida: dibujar a Conan—

. Cuenta Pablo Marcos con la misma emoción con la que

recibió la noticia la primera vez 36 años atrás.

Su debut oficial en los lápices con Conan llegó

con el nº3, “At the Mountain of the Moon-God” y el nº9

“The Curse of the Cat-Goddess”. Para ambas historias,

Roy Thomas no fue muy preciso en el libreto, factor que

preocupó al peruano, pero que luego adoptó como un

reto y aprendió a vivir con él.

—Mi relación con Roy [Thomas] siempre fue

muy grata —reconoce Pablo Marcos, desde la

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76

comodidad del recuerdo—. Siempre fue disciplinado y

respetó mucho la versión artística de sus colaboradores.

Él nunca me dio argumentos para desarrollar, me daba

solo la idea global y me brindaba toda la libertad para

interpretarla y desarrollarla.

Pero eso le trajo algunos problemas, no con los

creativos, sino con el público. Los lectores de la serie de

Conan opinaron sobre los dos números que Pablo

Marcos tuvo a cargo y señalaron que “el estilo del artista

para retratar a un bárbaro era demasiado ‘físico y

brutal’”.

Para Marcos resultó algo difícil de comprender:

se presumía que Conan representaba hombría y fuerza,

¿cómo se suponía que representara esas características si

solo dibujaba un hombre formado, pero para nada

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77

musculoso? Se trataba de guerrero despiadado, bárbaro

como decía su propio nombre. Al menos, esa era la idea

que el creador original Robert E. Howard había

intentado exponer con su trabajo, o quizá sólo fue eso lo

que entendió el peruano cuando investigó sobre el

guerrero. Más allá de molestarle las críticos, estaba

preocupado por conocer la opinión de su editor Roy

Thomas.

No tuvo problemas. Siguió adelante.

Thomas sólo le advirtió que por tratarse de las

primeras ediciones a la venta, sería recomendable

disminuir algo la brutalidad, pero el cambio nunca llegó

a efectuarse. Pablo Marcos continuó con su trabajo, muy

confiado en la marca personal que estaba dejando en el

personaje.

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78

“Me parecía que Conan”, admite ahora Pablo

Marcos, “era demasiado flaco para estar envuelto en

acciones tan brutales y sanguinarias. Así que cuando se

me presentó la oportunidad de realizar mi propia versión

de este gran personaje, lo hice. Le di a Conan otra

fisionomía. Más fuerte y mucho más alto. Sin ningún

gesto de delicadez en su personalidad. Quizás muy brutal

pero en ese mundo donde se desarrollan sus aventuras, se

hacen necesarias esas características”.

Ahora, 25 años después, lo único que recuerdan

los fanáticos es exactamente esa brutalidad y fisionomía

que Pablo Marcos le brindó a Conan. Resultó gracioso

para el artista tanto en 1984, como ahora, 2012, que un

solo estilo, un trazo distinto al de los demás dibujantes,

solo una concepción diferente a la palabra ‘bárbaro’

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79

pudo ser capaz de lograr. Hasta el día de hoy, cada vez

que algún fan le pide un dibujo de Conan, el concepto

que utiliza es el mismo que el de la primera vez. El afán

y la pasión por una fisionomía que ofrece trabajo y

dedicación lo hipnotizan hasta el día de hoy, a pesar de

sus 75 años de vida.

En el año 1982 se realizó la primera película de

Conan, El Bárbaro, protagonizada por el entonces

desconocido Arnold Schwarzenegger, un fisicoculturista

que había llegado a ocupar un rol para el que muchos

deportistas reconocidos también había audicionado. Sin

embargo ninguno de ellos lograba transmitir la ferocidad

que Schwarzenegger albergaba en su expresión y sus

movimientos de pelea. La película fue un suceso exitoso

en el cine y convirtió a Conan como el favorito de los

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80

inicios de los 80, no solo en el séptimo arte sino también

en los cómics. Dos años después, se estrenó la secuela

Conan, el Destructor contando nuevamente con Arnold

Schwarzenegger. Aunque Pablo Marcos lo niega, la

decisión del estudio para elegir al austriaco

fisicoculturista no fue sino la brutalidad que emanaba de

él y la mirada fría que mantenía durante las escenas de

acción, tal como lo retrató el peruano en el cómic.

Marcos había creado el molde y Schwarzenegger lo

llenó. Según la opinión de Ernie Chan —colega de la

época de Pablo Marcos en Marvel Comics y un muy

buen amigo—, Schwarzenegger le debería agradecer el

papel y posterior estrellato a uno de los dibujantes más

humildes que han podido existir.

Page 81: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

81

—Pablo nunca pide nada —afirma Chan de

manera sentenciosa—, ni fama, ni reconocimiento. Si los

demás lo conocen y se acercan a saludarlo, a él no le

incomoda. Y si nadie lo hace, también está bien para él.

Así fue desde el primer día que lo conocí hasta el último

que lo vi en Estados Unidos, antes de irse a Colombia.

Para el artista peruano no existía mayor

satisfacción que el proceso de dibujar o de entintar. Era

demandante, pero ese sentimiento que lo recorría

mientras le daba vida a personajes de fantasía era la

razón por la que había elegido ser quien hasta ese

momento era. Quien hasta ahora es.

—Con Conan, la vida me ofreció la fortuna de

dibujar no sólo músculos sino también acción. Anatomía

y acción son dos ingredientes con los que puedo “jugar”

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82

como si fuera un niño. El género de la espada y la

brujería me apasiona y me sigue gustando cada vez más.

Conan el Bárbaro es su personaje favorito. Con él

alcanzó la felicidad que cualquier artista pudiese desear.

No sólo significó uno de los momentos cúspides de su

carrera, sino también fue el personaje que le permitió

mostrar todo el talento que podía ofrecer en un mercado

tan competitivo como Estados Unidos, en una época en

la que predominaban excelentes artistas internacionales

como él.

Aunque su fantasía cada día se volvía más y más

real, su realidad se convertía en una pesadilla. Su esposa

Norma estaba enferma.

Desde inicios de los años 80, la esposa del artista

empezó a engordar. Aunque al principio no le tomó

Page 83: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

83

importancia porque ella provenía de una familia con esa

tendencia, el problema no era solo ese.

Inexplicablemente, empezó a mostrar unos cambios de

ánimo muy radicales: podía estar feliz en un minuto, y al

siguiente, lanzaba improperios a sus hijos y a su esposo

sin ninguna razón. La familia creyó que la repentina

subida de peso era la causante del constante cambio de

genio y lo dejaron pasar. Sin embargo, su esposa empezó

a quejarse de dolores en sus manos y sus piernas, a tal

punto de ni siquiera caminar por el sufrimiento que le

causaba estar parada. Muchos doctores de Nueva York la

atendieron y cada uno le diagnosticó una enfermedad

diferente: depresión, artritis, menopausia,

descalcificación de los huesos, problemas de tiroides,

problemas cardiacos y tantas otras enfermedades.

Finalmente, y antes de rendirse, Pablo llevó a su esposa

Page 84: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

84

al Centro Médico de la Universidad de Nueva York, con

la esperanza de poder encontrar alguna respuesta.

La consiguió.

Después de meses de intensa búsqueda, su esposa

fue diagnosticada con Poliarteritis nodosa, mejor

conocida como PAN. Se trata de una enfermedad

vascular que produce inflamación de los vasos

sanguíneos. Y además, es incurable.

La noticia fue tan devastadora como el

sufrimiento que implicaba. La razón por la que fue tan

difícil de diagnosticar recaía en el hecho de que esta

enfermedad cuenta con una lista interminable de

síntomas. Síntomas que, mientras transcurre y se

desarrolla, se incrementan en número y dolor.

Page 85: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

85

Como se trataba de un proceso, se decidió

intentar con todos los medicamentos posibles para aliviar

el dolor y disminuir en lo posible el número de síntomas.

Gracias a su detección, Norma vivió cinco años más. Sin

embargo, en septiembre de 1985 tuvo que ser admitida

en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York.

Nunca más volvió a salir.

A partir de ese momento, Pablo Marcos no

volvió a separarse de su esposa. Decidió aligerar su

carga de trabajo y dedicarse al cuidado de Norma en el

hospital. Para lograrlo dejó ir varios proyectos de alto

calibre. Marvel Comics y otras casas editoras

independientes para las que también trabajaba

comprendieron los problemas del artista. De esa manera,

le ofrecieron trabajo asegurado como entintador.

Page 86: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

86

—Ella ya sabía que se estaba acercando a su fin.

Y él también—. ‘Pablito’ apenas y puede hablar acerca

de la muerte de su madre. Es una pérdida que aún le

duele y que no sabe si alguna vez podrá superar. Detiene

el recuerdo del pasado para evitar llorar en el presente.

Norma Martínez Mendoza se despidió de su

familia el 6 de noviembre de 1985 a los 42 años.

Los dos años siguientes pueden ser considerados

como los años oscuros en la vida de Pablo Marcos.

Sumergido en el dolor de la muerte del ser humano que

lo había inspirado a alcanzar todos sus sueños, cayó en

una profunda depresión. El alcohol fue el único aliciente

que le quedó para evitar el dolor. Ni siquiera el dibujo

fue un consuelo. Su tinta cambió y su trazo no era el

mismo de antes. Sus hijos, quienes estaban necesitados

Page 87: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

87

de la figura paterna, no hicieron más que consolarse

entre ellos siendo Judith, la hermana mayor, quien se

hizo cargo de la carga familiar tal como su madre

siempre le inculcó.

La pérdida de Norma marcó un antes y un

después en la vida del artista peruano. Había logrado

triunfos en su país, llegó a conocer figuras reconocidas

en México y su carrera en Estados Unidos le auguraba

un futuro lleno de comodidades. Consiguió al personaje

que cualquier niño aficionado en esa década le hubiese

gustado tener en su poder. Nada volvió a tener el mismo

valor. Todo era inútil y superficial si no existía una

persona con quien compartirlo.

Hasta que nuevamente apareció.

Page 88: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

88

III

EL PRISIONERO EN EL EXILIO

-Pablo, el desayuno está listo-, exclamó Myriam

Giraldo, llamando a su esposo a la mesa. Eran las 8 de la

mañana de un día de verano en el municipio llamado

Carmen de Viboral, en Antioquia, Colombia.

“Mi flaquita es muy buena”, me contó en secreto

una noche Pablo mientras Myriam se había retirado a la

cocina a lavar los platos. “Ella me salvó. Yo era un

desastre cuando me conoció y fue por ella que yo retomé

mi carrera”.

Myriam Giraldo también es una artista. Le

encanta la pintura y escultura y tuvo a su cargo algunas

exposiciones en Nueva York durante su juventud. Pablo

Page 89: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

89

Marcos conoció a la colombiana en el verano de 1987.

Ella se convirtió en su asistente durante el proceso de

varios proyectos personales en los que se desarrolló

como entintador y que había dejado de lado después de

la muerte de su esposa Norma.

Ambos trabajaron con mucha dedicación y en el

proceso, la menuda colombiana sólo 4 años mayor que la

primera hija del artista, conquistó su corazón. Nunca

supo cómo, sólo sabía que estaba enamorado. Y ella

también. Aunque la diferencia de edades les trajo

algunas rencillas con los hijos de Marcos, ellos

continuaron con su romance. No tardaron mucho para

darse el sí. El 10 de diciembre de ese mismo año

celebraron su matrimonio en la ciudad de Nueva Jersey

ante la presencia de la familia en pleno.

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90

Decidieron no tener hijos. Y eso nunca generó

ningún problema. Su hogar solo lo conformaban ellos y

eso era suficiente para ambos. Estados Unidos fue su

hogar durante los siguientes 22 años.

La casa en la que reside el dibujante actualmente

desde el 2010 está ubicada dentro de un valle de la

cordillera central de los Andes colombianos lleno de

caminos rurales, carreteras en las que transitan caballos

con pintorescos jinetes y campos de cultivos de tomate,

zanahoria y papa, entre otras muchas verduras. El

Carmen, como comúnmente los pobladores se refieren a

su distrito, es el típico escape que cualquier citadino

necesitaría para respirar aire fresco. Fresco y frío, pero

que invita a dar un paseo y apreciar paisajes naturales

que literalmente te roban el aliento.

Page 91: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

91

El cielo celeste enamora. Un visitante –como en

mi caso– podía quedarse horas sólo apreciando esa

bóveda azul llena de nubes como pintadas en un fresco y

que, por las noches, es adornado con estrellas brillantes y

tintineantes que buscan la atención de su público

espectador cada vez que uno alza la vista.

En las mañanas, el sol se asoma alrededor de las

6 de la mañana, dos horas después de que se las ordeñen

las vacas y salgan a pastar. El amanecer es un

espectáculo diario y que cada día asombra gratamente.

Pablo Marcos lo ve todos los días.

-Ya voy, flaquita- le responde el dibujante a su

mujer inmediatamente. La voz proviene de su estudio, el

cual habita casi todas las horas del día, sin considerar

Page 92: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

92

claro, las tres comidas: desayuno, almuerzo y

lonche/cena.

La mesa del comedor está llena de arepas, una

especie de tortilla de trigo propia del país cafetero y que

se come casi religiosamente en las tres comidas del día;

el infaltable café o tinto servido en pequeñas tazas; y la

mazamorra, una bebida extraída del maíz hervido que se

puede acompañar con mermelada de guayaba para

endulzar el paladar.

El dibujante se sienta a la mesa mientras Myriam

continúa con el ajetreo matutino llevando todo lo

necesario para el desayuno. A su lado, y recostada en

una silla de ruedas se encuentra Doña Isaura, su suegra.

Page 93: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

93

-Ella es Doña Isaura, la engreída de la casa–, me

dice. –Es una mujer fuerte. Con 91 años encima y mira

qué bien se encuentra. ¡Ya quisiera yo llegar a esa edad!

-¿Qué dice usted? ¡Hable más fuerte! – le

reclama la susodicha. –¿Qué estará usted hablando de

mí?

Doña Isaura tuvo 11 hijos y ya perdió a su esposo

hace aproximadamente 60 años. Fue por ella que Pablo

y Myriam decidieron dejar las tierras norteamericanas y

cambiarlas por el campo. La mujer sufrió de

descalcificación y todos los discos de su espalda cayeron

uno a uno como una escalera. Por ese entonces, los

hermanos de Myriam se hicieron cargo de la situación y

la internaron en el hospital como lo había indicado el

doctor. Sin embargo, la calidad de vida de la paciente

Page 94: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

94

decrecía y la esposa de Pablo, quien viajaba

ocasionalmente para ver la evolución en la salud de su

madre, se preocupaba cada vez más con cada visita.

Entonces decidió regresar a Colombia

permanentemente. “Mira cómo es mi flaquita”, me contó

Pablo Marcos, “me dijo que vendría a hacerse cargo de

su madre, a regresarla a su casa porque de ninguna

manera la vería morir en una cama del hospital. Eso pasó

ya en el 2010”.

El artista amaba demasiado a su esposa como

para renegar de su decisión y aunque le entristeció

pensar su vida alejado de ella, entendía que Myriam no

estaría tranquila hasta cuidar ella misma de su madre y

verla recuperada.

Page 95: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

95

–Pero yo no podía dejarla sola. –Recuerda

Marcos– Así que después de unos meses, decidimos

instalarnos permanentemente en Colombia. Su madre la

necesitaba. Y yo la necesitaba a ella.

–¿Está rica la mazamorra, mi princesa?, –

exclamó Myriam una vez de regreso en el comedor.

–Pues está muy caliente, mija, yo creo que usted

quiere que me queme. –respondió Doña Isaura.

–Ay mi reina, –le increpó su hija– ¿cómo va a

creer eso pues? Tiene que comer toda la mazamorra

usted solita.

–Esto es de todos los días–, me dice el artista–

pero Myriam es feliz de que su madre pueda comer ella

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96

sola, que se lave la cara y pueda caminar hasta el baño.

Antes sólo andaba postrada en una cama. Mi flaquita es

muy fuerte, ¿no?

Myriam esbozó una sonrisa avergonzada. Pablo

se sentía orgulloso de comentarme lo feliz que estaba

con su flaquita, la mujer que no sólo había decidido

dejar sus comodidades en la ciudad, por convertirse en

una especie de enfermera para su madre, sino también la

mujer que lo había sacado del agujero oscuro al que cayó

cuando perdió a Norma, su esposa.

Los primeros años de convivencia juntos fueron

complicados. Pablo había desarrollado una dependencia

al alcohol luego de quedarse viudo, y no fue fácil para

ninguno de los dos combatir con ello. Myriam lo

controlaba cuidadosamente, quitando todas las botellas

Page 97: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

97

de la casa, evitando que salga hacia algún club o bar a

beber. La mínima excusa era buena para que un vaso de

alcohol cayera en sus manos y no podía permitirlo.

A partir de su matrimonio, la colombiana no se

dedicó a otra cosa más que a cuidarlo. Sabía que su

ahora esposo había tenido un periodo oscuro en su vida y

una mujer había sido la responsable. Ella lo sabía muy

bien y nunca trató de ignorarlo. Aprendió a vivir con

ello.

Poco a poco para Marcos le llegó una especie de

despertar. Myriam le trajo alegría a su vida apagada

desde la muerte de su primera mujer.

Fue gracias a su apoyo incondicional que el

peruano combatió el consumo de alcohol y, de nuevo,

volvió a la carga con su pasión, aquella que había

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98

quedado guardada mientras se deshacía del dolor: el

dibujo.

–Bueno, muchas gracias por el desayuno. –Se

excusó el dibujante –Estuvo muy bueno. Ahora, si me

disculpan, me retiro.

–¿No quieres un tinto amor, para que te baje el

desayuno? –le preguntó su esposa.

–No, gracias flaquita. –Le respondió– Tengo que

mucho que avanzar.

Alrededor de las 9:30 am, Pablo Marcos regresó

a su estudio. No salió hasta el mediodía. Era parte de la

rutina diaria y que casi nunca –salvo con un invitado en

casa- se rompía.

Page 99: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

99

Un día común en la vida de este artista es

bastante estructurado y sin muchas variaciones. A las 6

de la mañana, Pablo Marcos y su esposa se despiertan

para salir a caminar por el valle. Toman el camino más

largo y ven juntos el amanecer. No trotan, ni hacen

ejercicios. Sólo caminan juntos conversando sobre los

planes del día, las compras que necesitan hacerse, la

invitada a su casa que ha puesto de cabeza el rutinario

horario. Después de un poco más de una hora, cuando el

pueblo empieza con sus actividades, regresan a casa. A

veces Myriam decide ir a hacer yoga a un local ubicado a

unas cuadras de la casa, mientras que Pablo regresa

comprando las arepas.

Una vez en casa, se baña e inmediatamente se

encierra en su estudio hasta la hora del desayuno.

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100

–Siempre tengo el televisor encendido en CNN. –

Me cuenta el artista– Puedo estar trabajando con mis

dibujos, pero no por eso debo dejar de estar informado

sobre el mundo. Si no, sería un completo antisocial.

Su espacio de trabajo está lleno de libros en

español, inglés y japonés. Tiene una mesa de trabajo de

vidrio que ocupa un cuarto de la habitación. Esta, se

encuentra invadida de papeles con bocetos, pruebas de

las mezclas de colores de sus óleos, anteriores

referencias para el dibujo actual, entre muchos de los

pinceles que utiliza para cada mínimo detalle de su

última creación.

El espacio de trabajo contiene 2 impresoras: una

tamaño oficina y otra que duplica su tamaño. Además,

Page 101: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

101

cuenta con un escáner tamaño A3 para enviar sus

trabajos y propuestas al extranjero.

Utiliza una PC con una pantalla de 29 pulgadas

para trabajar en la parte digital de su trabajo. Los

retoques a computadora, la inserción de los posibles

textos, el escaneo o la impresión. En la pared, cuelga un

cuadro dibujado por él en el que, a modo de caricatura,

se retrató a sí mismo junto su esposa Myriam, por quien

agarra de una muy delgada cintura. “Ese es uno de mis

dibujos favorito”, me cuenta mientras me muestra su

espacio.

Además, cuenta con un sillón amplio para recibir

a alguna visita –como mi caso– que quiera hacerle

compañía durante su horario de trabajo.

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102

Mientras me encuentro allí, acompañándolo, sin

palabra pronunciada, el se concentra en su reciente

creación artística. Prueba los colores, bocetea las formas

de la mujer amazonas que está por retratar y que

anteriormente ya ha realizado. Esta vez, sin embargo,

quiere probar una nueva pose para ella.

No hay palabras. Sólo el ruido de la televisión

prendida rompe con la monotonía del momento. Me

paseo por la habitación, admirando sus libros, la larga

pila de hojas acumuladas por montones en diferentes

partes del cuarto, pero mi presencia no lo incomoda. Se

concentra en su trabajo y en cada uno de los detalles

femeninos del cuerpo de la heroína. Cambia los lápices

que usa, saca su cuchilla y empieza a afilarlos. Regresa a

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103

la hoja en semi-blanco y continúa. No dice palabra.

Tampoco yo por temor a interrumpirlo.

A las 12 del mediodía en punto, deja su trabajo

en la mesa y sale automáticamente a dar un paseo por el

pueblo. A veces lo acompaña su esposa; otras,

simplemente lanza un: ‘ya vengo’, coge su casaca y sale

a caminar.

“Myriam me ha acostumbrado a salir. Dice que

no puedo estar encerrado todo el tiempo y tiene razón”,

me cuenta mientras lo acompaño en una de las tantas

ocasiones. En aquella oportunidad, visitamos a uno de

los hermanos de su esposa, Archibaldo, el más ocurrente

y gracioso de la familia Giraldo. “Me divierte. Es el más

disparatado de toda la familia de mi ‘flaqui’”, me cuenta.

Page 104: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

104

Intercambian chistes, conversan sobre la falta de

atención del municipio por las obras de recuperación de

carreteras, mencionan las buenas relaciones entre Perú y

Colombia debido a mi presencia. Marcos sólo atina a reír

con todas las ocurrencias de su cuñado. Después de una

corta charla, decidimos continuar con el recorrido,

buscando algún establecimiento para tomar el tinto de

rigor. “Es una costumbre que ya no se me quita con

nada. Soy peruano, mexicano, colombiano. ¿Soy muchas

personas, no crees?”

“Sí, lo es”, pensé. Es uno y varios al mismo

tiempo, pero a través de sus dibujos.

A pesar de estar en ‘pausa’ y beber su café,

Marcos aún tiene su atención sobre aquella hoja a medio

dibujar que dejó en su mesa. No está seguro de si deba

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105

seguir exagerando los músculos del cuerpo de la fémina,

o empezar a decidir los colores que la acompañarán.

El aire es cálido en El Carmen. El sol empieza a

pegar con fuerza y los pobladores alimentan a las pocas

palomas que se acercan a la fuente. Marcos susurra para

sí, toma la servilleta y saca un lápiz de su bolsillo de la

camisa. Escribe algunas ideas que se le ocurren, bocetea

lo que se le ocurre y, al percatarse de mi atención, me

comenta:

–Yo hago las cosas al revés. Me dicen A y yo

hago B–, me cuenta mientras toma un par de tragos de su

café-. Empiezo por el final y termino por el comienzo.

La cuestión es sencilla. Por ejemplo, como una

regla implícita, los dibujantes suelen pintar primero el

fondo, el paisaje, el background pues contienen formas,

Page 106: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

106

tamaños y mezclas de colores que determinarán el

trabajo final. Una vez que lo tienen listo, empiezan a

bocetear y pintar el personaje del primer plano.

Bueno, Marcos hace lo opuesto. Él empieza

trazando al personaje principal que estará sobresaliendo

y luego lo pinta. Después, se hace cargo del fondo. Esta

tarea resulta más complicada pues es más sencillo

empezar desde lo grande hacia los detalles minuciosos

del cuerpo, pero él ya se malacostumbró.

Se encuentra sumergido en esta disyuntiva,

pensando qué colores debe utilizar. De repente, su

esposa llega a donde nos encontrábamos, pide su tinto y

casi inmediatamente, Marcos le comenta su idea sobre

los colores que piensa usar. Son como cómplices,

compartiendo opiniones, definiendo ideas, concluyendo,

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107

como ya lo han hecho antes, que así no debe trabajar.

Marcos promete una vez más cambiar su estilo, aún

sabiendo que no lo hará. Siempre va a su ritmo, a su

manera.

Regresamos a casa luego de diez minutos de

conversación. Apenas llegamos, él ingresa nuevamente a

su estudio y se sumerge en su obra mientras esperamos

por el almuerzo que se sirve sacramentalmente a la una

en punto de la tarde.

–Rutina –sentencia mientras conversamos una

noche durante la cena–, esa es la mejor forma de

mantener todo organizado. Y aún así no me alcanza el

tiempo para hacer todo lo que quisiera.

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108

-Pero los trabajos que hace son para usted mismo

–me atrevo a preguntar–, ¿por qué dice que no le alcanza

el tiempo?

-Porque todo dibujo tiene su momento –

sentencia–. Es así. Como artista, lo sientes. Si le das

demasiado tiempo, te aburre, te cansas de él y lo

deshechas. Mientras más te concentres en él y lo

desarrolles, será una pieza viva, que respira por sí sola y

que podrá contar una historia.

No es sólo un pedazo de papel. Para Marcos, el

dibujo -su arte- es un ser vivo. Y por eso no lo considera

sólo como un trabajo. Para él es algo más. Es un estilo de

vida, por el cual propone una visión de su propia

realidad, dentro de fantasías, súper poderes y tragedias

entre sus personajes.

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109

–Cuando viajé a Perú en el 2009 –me cuenta–,

me sentí muy emocionado por ver compañeros de trabajo

que compartieron un poco de su sabiduría. No creí que

hubiese tanta gente de mi generación reunida para hablar

de la historieta. Nunca lo hubiese creído.

En el 2009, Pablo Marcos recibió una invitación

del Club Nazca de la Historieta de Perú, una

organización formada por artistas, conocedores y

coleccionistas de la historieta, para recibir el Premio

‘Serrucho y Volantín’, un reconocimiento simbólico por

su vasta carrera en el extranjero.

Este grupo se fundó el 24 de abril de 1984, con el

único fin de difundir la cultura del cómic en el Perú. De

esta manera, la cultura de la historieta que nació en los

años 60’ seguiría vigente hasta la actualidad.

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110

Por eso, el Club institucionalizó el 12 de

setiembre como el Día de la Historieta Peruana, en

conmemoración de un hecho ocurrido en esa misma

fecha en 1956: El diario ‘Última Hora’ decidió

reemplazar tiras cómicas extranjeras por producto

nacional. A partir de entonces, los artistas nacionales

buscaron distintas formas de difusión de sus trabajos

para demostrar que también los peruanos son capaces de

contar historias de calidad y entretenimiento.

Pablo Marcos agradeció el gesto que sus amigos

de otrora época habían tenido con él. Decidió dejar

Colombia y viajar junto a su esposa Myriam por un par

de semanas para el evento.

La actividad se realizó en el Centro Cultural de la

Pontificia Universidad Católica del Perú y reunió a

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111

Marcos con amigos como Carlos Crisóstomo, el

humorista gráfico y editor de la página de cómics, Javier

Prado, su colega Juan Acevedo –creador del Cuy-, así

como con su maestro de la infancia, el guionista Juan

Rivera Saavedra, quien le La actividad se realizó en el

Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del

Perú y reunió a Marcos con amigos como el humorista

gráfico y editor de la página de cómics LA NUEZ, Javier

Prado, su colega Juan Acevedo –creador de El Cuy-, así

como con su maestro de la infancia, el guionista Juan

Rivera Saavedra, quien fue quien lo inspiró con las

historias del precoz Quino, creador de la siempre astuta

‘Mafalda’.

–Aquella ocasión –recuerda–, me emocioné

mucho. No pensé que habría tanta audiencia interesada

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112

no sólo en mi arte y trayectoria, sino en el mundo del

cómic. Mi hermano Alfredo estuvo allí y me dedicó unas

palabras muy emotivas. No pensé que la legión de

fanáticos en Perú había crecido tanto.

Marcos vive tranquilo en Colombia, con su

producción de dibujos tanto para su propio portafolio

como para algunas comisiones que le encargan en

Estados Unidos. Es decir, trabajos que son requeridos

por amigos, fanáticos o amantes de su estilo.

Pese a su retiro, Marcos no se detiene. Cada año

viaja al menos unos tres veces a Estados Unidos para

participar de convenciones de cómics que se celebran

principalmente en Florida.

–Llegar a una convención –relata– en donde se

reúne el amor a este arte, y demostrar tu producción es

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113

como una fiesta. Todos compartimos el mismo

sentimiento: contamos historias de acuerdo a nuestro

estilo y relatamos un universo paralelo para cada uno de

nuestros personajes.

Pablo Marcos tiene 75 años de vida y no quiere

detenerse. El dibujo es parte de su día a día y aunque

está alejado de todo ese ajetreo de la industria del cómic

en las tierras de Stan Lee y se encuentra en un apacible

pueblo de los andes colombianos, continúa produciendo.

Él se siente afortunado de haber cumplido su

sueño: vivir de su afición. Su primera esposa le dio la

mano para llegar a la cima, y al mismo tiempo, tras su

muerte, lo sumergió en las más profundas de las

tristezas. Sin embargo, se redime en otra mujer, quien, a

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114

base de paciencia y guía, ordena su vida nuevamente

para que se levante una vez más, tome el lápiz por una

segunda vez y continúe realizando su sueño.

Es ahí, es en ese instante en el que se da cuenta

que su obsesión por el arte no es lo que lo mantiene a

flote. Es ese apoyo, el sentir ese empuje de estas dos

mujeres, que cada una en su momento, le dieron un

sentido a su vida. Sin ellas, no pudo convertirse en ese

cautivo de las viñetas que sólo existe dentro de sus

dibujos en el gran universo del cómic, un mundo lleno

de historias y personajes que siempre lo harán soñar.

CÓMO SE HIZO

Más allá del prisionero, las viñetas y sus mujeres

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115

Escribir un libro no es una tarea tan simple. Sobre

todo cuando decides enfocar tu atención en un personaje

que ni siquiera vive en tu país pero que su drama

personal te parece interesante y relevante. Pablo Marcos

es uno de los historietistas peruanos más reconocidos en

Estados Unidos, en donde la meca del ‘cómic’ cada vez

acoge a más fanáticos de personajes con súper poderes.

Pues bien, encontrar un sentido al libro al contar

el drama de un hombre que encuentra una dirección en

su vida a través del dibujo y el amor a sus dos esposas

(enviudó y volvió a contraer matrimonio) ha resultado

confuso. La información de reporteo y datos sobre sus

logros es basta. Enumerar sus creaciones en tinta no es lo

complicado. Lo que sí, es narrar ese drama personal que

lo llevó a la cima de su carrera artística y al mismo

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116

tiempo involucró la presencia necesaria de su primera y

segunda esposa.

Encontrar la forma de realizar escenas resultó la

tarea más complicada por el tema geográfico. Él

actualmente reside en Colombia. Yo, en Lima. Después

de un esfuerzo, viajé hasta su casa en Antioquia,

Medellín para convivir unos 5 días con él y su esposa

Myriam.

Luego de leer entrevistas que brindó a los medios

tanto peruanos como extranjeros, y conversar con

familiares y amigos cercanos que residen en el Perú, y

algunos en el extranjero, me di cuenta que Pablo Marcos

no tenía problemas para contar sus logros o la cronología

de su trabajo –algunas veces con ciertas lagunas en la

secuencia debido a la edad, naturalmente-. Sin embargo,

Page 117: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

117

conversar de sus temas íntimos, como la muerte de su

primera esposa Norma y su caída en el alcohol tras esa

pérdida fueron los retos que me trazó, además de su

peculiar timidez. Y al mencionar esto último, no me

refiero a que no sea conversador o sea introvertido, sino

más bien, me refiero a una timidez de carácter. Toma

con calma los inconvenientes que pueden presentarse, no

se exaspera fácilmente y es difícil lograr que algo

verdaderamente lo moleste.

La redacción de los dos capítulos de este libro se

basó, durante el primer ciclo, en la narración de su

carrera como caricaturista e ilustrador en diarios locales

de los años 60, como Expreso, aquí en el Perú. Narrar su

historia familiar y cómo viajó de su natal Chincha hasta

Lima fue complicado para su hermana mayor Gloria

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118

Marcos, quien en todo momento se mostró desconfiada

con la cantidad de situaciones anecdóticas que contaba

ante mi grabadora. Sin embargo, luego de mucha

persuasión e insistencia, permitió que muchos de los

pasajes que la incomodaban, puedan salir a la luz.

Durante la construcción de los dos episodios,

pude conversar con Marcos a través de correos

electrónicos o vía Skype, debido a la, ya mencionada,

distancia. Siempre se mostró muy abierto a contarme los

detalles de cada pregunta que poseía para él, recordando

anécdotas a veces hasta inútiles para mis propósitos

académicos, pero relevantes para entender su carácter.

La entrevista con su hijo menor, Pablo Marcos

Jr., fue casi un regalo de la casualidad. Él reside en

Manhattan, Nueva York, pero en el 2011, se encontraba

Page 119: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

119

de viaje de negocios por Lima, y su tía Gloria Marcos,

me comunicó de su presencia en nuestra capital. Para no

desaprovechar esta oportunidad, decidí contactarlo. Muy

amablemente decidió cederme un espacio en su agenda

para poder conversar sobre su padre y la relación con su

madre Norma, así como lo que significó su muerte en la

familia y, sobretodo, en el artista.

Al ir avanzando con la escritura de este libro, me

percaté que no sólo el dibujo era el único y más

importante tesoro para Marcos. La importancia de la

figura conyugal como su primera esposa Norma, y

posteriormente con su actual señora, Myriam Giraldo,

me hicieron caer en cuenta que era la mujer quien

sostenía este estilo de vida que lo permitía encerrarse

entre sus dibujos y que mantenían, en cierta forma, el

Page 120: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

120

orden de su vida real, con los hijos y los problemas

cotidianos.

Por ello, el enfoque del libro que tenía en un

primer momento, cambió de rumbo y por ello decidí

darle más potencia no sólo a su consistencia con el

trabajo, sino resaltar la presencia de estas dos mujeres en

su vida, quienes lo ayudaron a organizarla y, de alguna

manera, mantenerlo despreocupado del exterior de su

estudio.

La historia resulta interesante. Con su primera

esposa, quien se encarga del sostén familiar y la

educación de los hijos, es que Pablo Marcos consigue

enfrascarse en su mundo de trazos e historias, lo que le

permite recibir mayores ofertas y mejores salarios,

Page 121: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

121

además de la oportunidad de conocer nuevas técnicas y

mejorar la suya.

La muerte de Norma Martínez Mendoza fue lo

que desencadenó un quiebre en la historia de Marcos. No

sólo en el ámbito personal, sino también laboral. Lo

sumergió en una depresión, descuidó la convivencia con

sus hijos y por sobretodo, dejó de lado ese arte por el que

supuestamente vivía. No fue sino hasta la aparición de su

nueva esposa, Myriam Giraldo que Pablo Marcos dejó

sus vicios, organizó nuevamente su vida y retomó

proyectos que había dejado en el olvido. Es así que la

presencia de estas dos mujeres cambió el rumbo de este

perfil. Pues pusieron sobre la mesa una tesis que debía

ser considerada para entender al Marcos, para observar

que todo personaje tiene inflexiones en su vida que lo

Page 122: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

122

hacen detenerse y que lo deja a la deriva: rendirse o

continuar.

Una vez realizada la convivencia con Pablo

Marcos, decidí realizar el tercer capítulo contando su

vida en Colombia ya en el supuesto retiro obligatorio –

por la edad, más que por el deseo-. Conocerlo de cerca,

me dio una mirada distinta a todo lo que había leído. No

se trataba de un personaje taciturno y solitario. Se trata

de un dibujante que se enclaustra a sí mismo en su arte

para contar sus propias historias a través del lápiz y los

colores.

Además, decidí integrar en esta última parte del

relato, el reconocimiento que obtuvo en el 2009 por la

Universidad Católica del Perú como historietista ilustre.

Esto me pareció necesario incluirlo puesto que, en su

Page 123: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

123

propia tierra, es un perfecto desconocido, alguien de

quien no se conocen los máximos logros que alcanzó en

los Estados Unidos; un campeón a quien no se le

reconocen las victorias.

CRONOLOGÍA

1937: Nació Pablo Marcos Ortega el 31 de marzo en

Larán, Chincha Alta.

1951: A los 13 años, Pablo Marcos obtiene su primer

trabajo en la edición vespertina del diario ‘La Prensa’,

‘El Diario’ como caricaturista e ilustrador.

1957: Nace la hija de su primera esposa Norma

Martínez Mendoza, Judith, producto de una relación

anterior.

1960: Empezó a trabajar en la revista de humor político

‘Zamba Canuta’ junto a Juan Osorio.

Pablo Marcos y Norma Martínez se dieron el sí

en la Iglesia de los Desamparados junto a sus familiares

y amigos.

Page 124: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

124

1966: Guillermo Lavalle Vásquez, alias Pichuzo fue

fusilado en la Isla San Lorenzo al encontrarlo culpable

en el caso de abuso sexual y decapitación de un menor

de edad. Marcos presencia su ejecución e ilustra el

hecho.

1967: Pablo Macos viaja sin su familia a México y

trabaja en la Editorial Novaro.

1968: La familia de Marcos se estableció con el artista

en México de Manera permanente.

1970: Pablo Marcos y su familia viajan a Estados Unidos

de manera permanente.

1972 Publicación DOSSIER NEGRO, Libro de

historietas del sello IBERO MUNDIAL DE

EDICIONES, en los números: Ext.2 (EXTRA

VERANO 73), 35, 37 (FRANKENSTEIN), 45 (EL

POZO DEL HORROR), 50 (LA MALDICIÓN DEL

BRUJO), 51, 52 (¡VENGANZA, HERMANO,

VENGANZA!), 56, 57 (LA VIEJA DAMA VAMPIRO),

61 (ÁLZATE Y MUERE DE NUEVO), 62 (LOS

MÓNSTRUOS DE LA POLUCIÓN), 64 (LA REINA

DE LOS VAMPIROS), 66 (UN VAMPIRO CONTRA

EL VUDÚ), 67 (LA SAGA DEL MÓNSTRUO DE

FRANKENSTEIN), 69, 83 (ORGÍA DE SANGRE / EL

MEJOR VAMPIRO / EL CUBIL DEL MÓNSTRUO),

84, 121, 122, 126 (FANGO MORTAL), 131, 133

Page 125: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

125

(BONGA Y YO), 139 (VENGANZA Y CÍA), 188

(YO... VAMPIRO)

1973 ESCALOFRIO, Cuaderno de historietas del sello

EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 1, 3, 8,

12, 37

VAMPUS, REVISTA DE HISTORIETAS del

sello IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los

números: Ext.4

1974 RUFUS, REVISTA DE HISTORIETAS del sello

IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los números:

Ext.1, 22

1975 S.O.S., Cuaderno de historietas del sello

EDIVAL, S.A., en el número: 15

RELATOS SALVAJES V.1, REVISTA DE

HISTORIETAS del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A.,

en los números: 22, 25, 73

1979 ANUAL`80, Libro de historietas del sello

EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 1

(CONAN THE BARBARIAN. ANUAL`80)

1980 LOS INSUPERABLES V.1, Cuaderno de

historietas del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los

números: 26, 27

Page 126: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

126

DELTA, REVISTA DE HISTORIETAS del sello

EDICIONES DELTA, en los números: 1

1982 Estreno de la película basada en el comic Conan

El Bárbaro, estelarizada por Arnold Schwarzenegger.

Publicación de LA ESPADA SALVAJE DE

CONAN, REVISTA DE HISTORIETAS del sello

EDITORIAL PLANETA, S.A., en los números: 25, 26,

28, 31, 32, 46, 58

SUPER CONAN, Libro de historietas del sello

EDITORIAL PLANETA, S.A., en los números: 4

(CONAN EL RENEGADO), 11 (EL PUEBLO DEL

CÍRCULO NEGRO Y OTRAS AVENTURAS)

1983 CAPITAN AMERICA, Cuaderno de historietas

del sello EDICIONES SURCO, en los números: 2, 3

LOS 4 FANTÁSTICOS, Cuaderno de historietas

del sello EDICIONES FORUM, S.A., en los números: 8,

12, 13, 14

1984 Se funda el 24 de abril el Club Nazca de la

Historieta de Perú.

1985: Norma Martínez Mendoza falleció el 6 de

noviembre a los 42 años.

Page 127: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

127

BATMAN, Cuaderno de historietas del sello

EDICIONES ZINCO, S.A., en los números: 13

1986: EL HOMBRE DE HIERRO. IRON MAN,

Cuaderno de historietas del sello EDICIONES FORUM,

S.A., en los números: 13

1987: Pablo Marcos y Myriam Giraldo se casaron el 10

de noviembre.

1988 STAR BRAND, Cuaderno de historietas del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 10

1989: CONAN, Cuaderno de historietas del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 11, 12

MARVEL HEROES, del sello EDITORIAL

PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: Ext.6

1990 LIGA DE LA JUSTICIA EUROPA, Cuaderno

de historietas del sello EDICIONES ZINCO, S.A., en los

números: 15

1991: LA ESPADA SALVAJE DE CONAN. 2ª

EDICIÓN, REVISTA DE HISTORIETAS del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 13

Page 128: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

128

1995: SOLOMON KANE, PUBLICACIÓN CON

HISTORIETAS del sello FANTASÍA E

ILUSTRACIÓN FANTÁSTICA, en los números: 1

STAR TREK: LA NUEVA GENERACIÓN,

Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-

DEAGOSTINI, S.A., en los números: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7,

8, 9, 10, 11, 12

1996 EXTRA CONAN, Libro de historietas del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 2

2004 RUSE, Libro de historietas del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 4 (Las maquinaciones de Miranda Cross)

2005 SPIDERMAN, PETER PARKER, del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 10

2006 LA ESPADA SALVAJE DE CONAN (3ª

EDICIÓN), REVISTA DE HISTORIETAS del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 28, 31, 32, 46, 58

2007 SAGAS DC, Libro de historietas del sello

EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los

números: 4 (INVASIÓN)

Page 129: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

129

2008 LA IRA DEL ESPECTRO, Libro de historietas

del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A.,

en los números: 1

CLÁSICOS DC. LOS NUEVOS TITANES,

Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-

DEAGOSTINI, S.A., en los números: 26

RED SONJA. LA DIABLESA DE LA ESPADA,

Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en

los números: 2 (ARQUEROS), 6 (MUERTE)

2009 Marcos recibió en el Perú el Premio ‘Serrucho y

Volantín’, un reconocimiento simbólico por su vasta

carrera en el extranjero de parte del Club Nasca.

Publicación de RED SONJA, Libro de historietas

del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 4

(VIAJES), 5 (RELATOS SALVAJES)

2010 Pablo Marcos y Myriam Giraldo se mudan a

Carmen del Viboral, Medellín, Colombia.

Publicación de LOS VENGADORES. LA SAGA

DE KORVAC, Libro de historietas del sello PANINI

ESPAÑA, S.A., en los números: 1

2011 LOS VENGADORES. NOCHES DE

WUNDAGORE, Libro de historietas del sello PANINI

ESPAÑA, S.A., en los números: 1

Page 130: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

130

VIDA Y MUERTE DEL CAPITÁN MARVEL,

Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en

los números: 1

2011 EL PODEROSO THOR, Libro de historietas del

sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 1.

2012 Pablo Marcos fue invitado a una serie de

conferencias sobre el cómic en California, Estados

Unidos.

Page 131: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

131

FOTOGRAFÍAS

Pablo Marcos en una hacienda ubicada en el municipio

de Carmen del Viboral, Antioquia, Medellín - Colombia

Page 132: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

132

1967. Pablo Marcos (arriba, izquierda) en un día de

playa junto a su esposa Norma Martínez (abajo,

izquierda), su hermana Gloria Marcos (abajo, derecha),

su cuñado (arriba, derecha) y su sobrina.

Page 133: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

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Pablo Marcos durante sus primeros años trabajando para

el diario Expreso.

El último trabajo de dibujo. Un proyecto presentado en

el Perú para lanzar un cómic o como parte de un libro de

Educación.

Page 134: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

134

Matrimonio. Pablo Marcos y Norma Martínez, junto a

sus familias, contrajeron matrimonio civil.

2012. Estudio de Pablo Marcos en Colombia.

Page 135: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

135

2007. Pablo Marcos junto a su segunda esposa Myriam

Giraldo en una exposición en Estados Unidos.

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136

Conan, el bárbaro, trabajado por el artista Pablo Marcos.

Page 137: Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

137

Ilustración realizada por Pablo Marcos de Conan el

Bárbaro.

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ÍNDICE

PRÓLOGO por Javier Prado 5

CAPÍTULO 1 9

Pablo Marcos: El prisionero en su laberinto

CAPITULO II 55

Viviendo entre viñetas… y Norma

CAPITULO III 94

El prisionero en el exilio

CÓMO SE HIZO 123

Más allá del prisionero, las viñetas y sus mujeres

CRONOLOGÍA 132

FOTOGRAFÍAS 140