Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas
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PABLO MARCOS
El prisionero de las viñetas
Kriss Fuentes Criado
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Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el
previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.
Pablo Marcos
El prisionero de las viñetas
©Kriss Fuentes Criado, 2012
Primera edición: julio del 2012
Diseño de cubierta: Elvis Fuentes
Tiraje: 3 ejemplares
Impreso en Galerías Centro Lima
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A mi hermano, mi mejor amigo
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PRÓLOGO
Pude conocer a Pablo Marcos cuando ya era toda
una leyenda del género de Terror y Fantasía Heroica de
la historieta internacional, gracias a un especial por
Fiestas Patrias que preparamos en el Blog de LaNuez, en
el cual convocamos a dibujantes peruanos triunfadores
en el exterior. Hay que decirlo, sólo dos artistas
accedieron a la convocatoria: uno de ellos fue Boris
Vallejo: y el otro, Pablo Marcos. Por supuesto nos dimos
por satisfechos.
Lo mejor vino después: Marcos anunció pronta
visita a Lima (diciembre 2005), ciudad que no visitaba
desde hace tiempo atrás, a los amigos que dejó para
hacer su periplo a la fama. Y por supuesto era
obligatorio recibirlo como lo ameritaba.
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Su primer gesto fue quedar una par de horas
previas para conocernos y antes de la llegada de los
admiradores y colegas que venían a celebrar su llegada,
un abrazo inicial selló nuestra amistad.
Escuchando su historia mientras veía los trabajos
originales de personajes que yo había admirado desde
siempre en los cómics: Marvel, DC o Warren, me
convenció que su grandeza y humildad siempre fueron
sus escudos para salir bien librado de sus incontables
aventuras.
Quien lo conozca se dará cuenta que su aparente
timidez jamás fue obstáculo para emprender no una, sino
muchas aventuras que lo obligaron a hacer tabla rasa de
su pasado y empezar una historia nueva, justo como los
cómics de superhéroes que el dibujó, en donde uno
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puede confiar en que en el siguiente número que leerá
será una nueva aventura pero con el mismo protagonista.
Pablo Marcos al igual que otros ilustres autores
del Noveno Arte ha puesto su talento para contar
historias: historias que hablan de la lucha entre el bien y
el mal, actos heroicos donde los protagonistas, bajo
circunstancias adversas, no se amedrentan y luchan por
lograr sus objetivos, como en las historietas.
Kriss Fuentes nos narra la historia de Marcos
desde su inicio en la hacienda Laran, Chincha, al sur de
Lima y cómo de pequeño dio muestras de un poder
inigualable para llenar de dibujos todo papel que caía en
sus manos. Y cómo siendo un púber, podía igualar el
trazo de dibujantes consagrados. Leerán, además,
cómo nuestro protagonista salía de su “Villachica” para
llegar a la meca del Comic mainstream.
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Así de manera coloquial y efectiva, Fuentes nos
llevará párrafo a párrafo una verdadera “Vida Ilustre” y
ésta irá reparando un injusto olvido y reconocimiento a
unos de los autores consagrados que ha dejado arriba el
nombre del país: Don Pablo Marcos Ortega.
Javier Prado
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I
PABLO MARCOS: EL PRISIONERO EN SU
LABERINTO
María Ortega no lo soportó más. Tomó el montón
de papeles que se había acumulado por todos los
rincones de su casa y los botó a la basura. El pequeño
Pablo, su tercer hijo y el autor intelectual de todos esos
bocetos, no se inmutó. Sabía que siempre podía dibujar
más. No tenía papel fino como el bond, pero recolectaba
boletos del micro, el papel kraft de los sacos de arroz y
azúcar, pedazos de servilletas, alguna boleta de pago…
En fin. Eso era suficiente para dejar volar su imaginación
y realizar los trazos que él quisiese.
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Por ese motivo, su madre decidió terminar con
ese desorden: porque sabía que la historia se volvería a
repetir. ¡“Cuántos trabajos se habrán ido!”, recuerda
ahora la hermana mayor de Pablo, Gloria Marcos.
—Pablo, botas los papeles después de usarlos.
¡No quiero que se sigan apiñando por toda la casa! —le
pidió su madre como en anteriores ocasiones. Sin
embargo, la situación nunca cambió.
Y es que Pablo Marcos Ortega, nacido el 31 de
marzo de 1937, era un niño especial. Poseía un don en
sus manos que no dejaba de expresar sobre cualquier
superficie lisa que tuviese a su alcance. Pedirle no
dibujar, resultaba imposible. El arte de trazar bocetos
con figuras humanas, animales, lugares lo llevaba
inexplicablemente en las venas. Era una habilidad innata
que aprovechó al máximo y que, años posteriores, lo
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llevó a conocer un mundo fascinante: el universo del
cómic.
Desde pequeño, la mirada taciturna y apacible
con la que observaba a los demás representaba su tímida
personalidad, la misma que lo ha acompañado durante el
resto de su vida. De pocas palabras, el pequeño Pablo
disfrutaba de la lectura de las historietas que su padre le
conseguía. Cuando aún era un niño de apenas 5 años, le
compraba la revista del Pato Donald, una publicación de
historietas que era distribuida por la famosa Editorial
mexicana Novaro y que en el Perú solo era vendida en la
ciudad de Lima. Era el año 1942 y para la familia
Marcos Ortega este gasto que ahora parece insignificante
era casi una cachetada a su condición económica.
Originarios de Larán, Chincha Alta, esta familia no
podía derrochar dinero en revistas. María Ortega
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Guzmán, ama de casa y madre de los 6 hijos del
matrimonio, siempre le recordaba esto a su esposo Pablo
Marcos Castilla, un chofer de camiones petroleros. Pero
no importaba cuántas veces se lo repitiera, él siempre se
salía con la suya y conseguía el dinero suficiente para
adquirir la revista.
—Hasta ahora —cuenta Marcos— me intriga el
por qué mi papá nos compraba esa única revista con el
presupuesto tan limitado con el que mi familia contaba.
La situación financiera nunca fue muy solvente
en la familia Marcos Ortega, pero Pablo Marcos padre
nunca dudó en brindarles ese gusto a sus hijos. La razón
es casi obvia: el gusto del dibujo estaba impregnado en
cuatro de sus seis hijos. Sin embargo, Manuel y Pablo
fueron los más entusiastas con este arte. Quizá la alegría
en sus miradas, la emoción en sus palabras mientras
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conversaban sobre las novedades de la revista, llevó al
padre a invertir lo poco que tenía en la oportunidad de
hacer felices a sus hijos.
O probablemente una de las razones por las que
Pablo Marcos padre contradijera a su esposa es por un
cuaderno cuadriculado. Sí, el niño Pablo dibujó una
historia de vaqueros contra indios en un cuaderno
cuadriculado que hasta el día de hoy añora encontrar.
Los trazos de palitos y círculos que hacían las veces de
brazos y piernas de los personajes que creó en su
combate western inmortalizaron los primeros esbozos de
su posterior carrera como dibujante.
Cuando la situación mejoró, sus padres
decidieron migrar a Lima. Pablo Marcos padre consiguió
costear un auto propio para convertirse en taxista
mientras que su esposa María Ortega adquirió una
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máquina de costura. Lima los recibió aún bajo miradas
de prejuicio, pero a la pareja no le importó pues
deseaban lo mejor para el futuro de sus hijos. Un futuro
que debía ser diferente al de ellos.
A pesar de contar con una personalidad
introvertida, al pequeño Pablo le gustaba el fútbol. La
pasión por el deporte rey lo obligaba a romper su timidez
y participaba activamente en las ‘pichangas’ que se
organizaban en su nuevo barrio en Magdalena. Posición:
arquero, una ubicación llena de responsabilidad y, de
nuevo, lejanía de los demás. El fútbol era su afición
predilecta, incluso más que el dibujo. Curiosamente años
después ambas disciplinas –arte y deporte– se cruzarían
en su trabajo y darían como resultado las famosas
ilustraciones de los jugadores de fútbol del mundial
México 70, un encargo del diario mexicano Excélsior
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para su edición vespertina Últimas Noticias, que se
compilaron en ‘La Historia Gráfica de todos los
Mundiales de Fútbol.’
Su hermano Manuel, el cuarto en línea, era su
camarada. Ambos habían sucumbido al amor por las
historietas y no dudaban en rentar –pues no podían
costear la compra– la revista ‘Avanzada’, una de las
pocas especializada en el género que los divertía con su
historias inocentes. Lejos estaría Pablo de imaginar
siquiera que detrás de los dibujos estaban dos genios del
trazo: Juan Osorio y Hernán Bartra, personalidades que
posteriormente influyeron en su estilo de dibujo.
Mientras el fútbol le permitió convertirse en un
chico más sociable durante su época escolar, sus dibujos
empezaron a generar notoriedad entre sus profesores.
Estos no dudaban en felicitar a sus padres por el talento
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que desbordaba y en varias ocasiones era Pablo quien se
encargaba de dibujar en la pizarra para las clases de sus
maestros.
— ¡Marcos!, ¡Marcos!, ¿No me oyes? Ven a la
pizarra de inmediato” —, exclamó el profesor de Ciencia
y Ambiente durante una clase. Pablo se sobresaltó. Se
encontraba tan absorto pensando en llegar a casa para
leer sus revistas junto a Manuel, su hermano, que no
escuchó a su maestro.
Intempestivamente, el pequeño Pablo se levantó
de su carpeta de madera, dejó sus pensamientos de lado
y tomó la tiza que su maestro le extendía.
—Dibuja esta figura en la pizarra, por favor —,
le pidió su profesor, mostrándole el aparato circulatorio
de su libro de texto.
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—Sí —replicó el niño.
Automáticamente, Pablo tomó la tiza e inició la
labor mientras que su maestro explicaba la clase a sus
compañeros. Empezó por la silueta del cuerpo humano y
continuó con los detalles interiores. En un dos por tres, el
trabajo estaba terminado. Dejó la tiza y regresó a su sitio.
—Recuerdo que los profesores le pedían
constantemente a mi hermano que les dibujara varias
figuras para que ellos pudieran utilizarlas en sus clases.
—Cuenta Gloria Marcos, su hermana. — Siempre le
decían a mis padres que tenía un hijo talentoso y que
debían reforzar su talento.
La oportunidad no tardó en llegar.
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—Yo regresaba de Buenos Aires —relata el
reconocido escritor y dramaturgo Juan Rivera
Saavedra—. Había viajado para estudiar dibujo, retratos
y murales. Como pertenecía al Magisterio de Educación,
ellos me asignaron el Colegio Bartolomé Herrera como
siguiente destino de enseñanza. Allí tuve a varios
jóvenes que se iniciaban en el dibujo, incluyendo a
Pablo, por supuesto.
El creador de las series ‘Gamboa’ y ‘El diario de
Pablo Marcos’ —esta última en honor a su alumno—,
Juan Rivera Saavedra, era todavía un profesor muy joven
de la clase de Dibujo cuando conoció al entonces
estudiante. “Los alumnos me perseguían para escuchar
mis historias. Lo único que yo hacía era transmitirles las
emociones de lo que había visto, escuchado y aprendido
en Argentina.”
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El joven profesor Rivera apenas podía controlar a
sus pupilos durante las clases. Ni siquiera él podía
consigo mismo. Había conocido un mundo totalmente
diferente durante su estancia en el país vecino. A pesar
que Perú se había convertido en un exponente de dibujos
humorísticos, el género de la historieta apenas y había
evolucionado.
Rivera no dejaba de contar sus experiencias con
el historietista Hugo Pratt —, uno de los mayores
exponentes mundiales de historietas y quien posee una
larga lista de publicaciones en italiano y español—, o sus
conversaciones con el todavía precoz Quino —quien ni
siquiera había creado a la pequeña niña Mafalda, una de
los mayores más famosas tiras cómicas en América
Latina—. Pablo escuchaba absorto todo lo que les
contaba. Ese mundo detrás del lápiz y el papel, los
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colores, la tinta y las historias, lo dejó fascinado. Y
Rivera lo notó.
Fue así como jugando, que el maestro empezó a
prestarle atención al niño tímido y talentoso del salón.
Poco a poco, ambos acortaron distancias y Marcos
comenzó a sumergirse con mayor profundidad en el
mundo del dibujo. Rivera entonces decidió compartir
con él algunas historietas extranjeras. De este modo,
Marcos podría ampliar su —hasta ese momento—
limitado conocimiento del arte.
Si había algo que había llamado la atención del
todavía estudiante de secundaria, definitivamente era la
historieta. Eso ya estaba claro. Este género se había
vuelto su predilección. Para que pudiera desarrollar una
visión más amplia de este estilo de dibujo, Rivera le
prestó diferentes tipos de historietas: las italianas
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‘Misterix’ y ‘Corriere dei Piccoli’ con su corte
educativo; las latinas tales como ‘Rico Tipo’ (Argentina)
y ‘El Peneca’ (Chile) ambas eminencias del humor
gráfico, y por supuesto las oriundas de Estados Unidos:
Cisco Kid, Flash Gordon, Li’l Abner, entre otros títulos
que son indispensables para cualquiera que quiera
ingresar a este mundo de trazos.
Para Pablo era demasiada información que
procesar. Pero no le importó. Estudió con cuidado a cada
autor y cada uno de sus trabajos. Estaba atónito por la
diversidad de historias que se podían encontrar desde
diferentes partes del mundo. Nada comparado con el
Perú. Para Rivera estaba claro que el futuro de este chico
estaba destinado a conseguir grandes logros, logros que
ni él como maestro podía ser capaz de alcanzar.
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Mientras más convivía Marcos con el material
que su profesor compartía, su técnica de dibujo
comenzaba a evolucionar. Y eso era precisamente lo que
Rivera deseaba: la madurez del trazo. Si Pablo lo
lograba, él se comprometía a presentarlo con artistas
locales.
Lo consiguió.
Julio Fairlie era el caricaturista por excelencia
durante los años 50. Aunque todavía no había creado a
su famoso ‘Sampietri’ en el periódico ‘Última hora’, su
carrera estaba en ascenso en ‘La Prensa’, otro diario de
prestigio y reconocimiento por sus ilustraciones. Poseía
un espacio propio dentro del suplemento ‘Siete Días’
titulado “La página del flaco”, en alusión al sobrenombre
que se había ganado desde siempre. Además estaba a
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cargo de la caricatura política para la edición diaria del
periódico, un trabajo que requería de rapidez y precisión
absoluta. De la mano de este dibujante, Pablo Marcos
comenzó su aventura artística.
—Cuando empecé a trabajar en ‘El Diario’ —
relata Marcos—, edición vespertina de ‘La Prensa’, hacía
las veces de caricaturista e ilustrador de las últimas
noticias, generalmente de carácter policial o de
accidentes.
Gobierno del general Manuel A. Odría, época del
50. Encontrar fotografías en los periódicos era un lujo
que pocos medios impresos podían costear. Para
acompañar los textos, los diarios contrataban a
dibujantes que ilustraran los hechos relevantes de la
noticia. Este cargo se denominaba ‘ilustrador diario’ o
‘dibujante de redacción’ y eran ellos quienes, a base de
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reportes policiales o cables nacionales debían inventar
las imágenes. A veces la tarea no era tan complicada,
sobre todo si se trataba de políticos o personalidades
públicas. El problema surgía cuando se debía ilustrar
hechos ocurridos en territorios recónditos a personas
desconocidas y sin siquiera tener una idea de cómo
lucían. Era un reto diario y Pablo aprendió a vivir con
ello.
Sí. Su primer trabajo artístico en un diario estaba
completamente alejado de su género favorito.
Inicialmente Fairlie lo adoptó como su asistente, su
sustituto. La capacidad del joven estudiante para captar
la estética de los artistas había convencido al periodista
del talento que se traía entre manos. Era 1951, Pablo
apenas tenía unos 13 años y ya se ganaba sus primeros
‘cachuelos’ en el medio. Su jefe decidió tomarse unas
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vacaciones y no dudó en dejar al joven Marcos a cargo
de los dibujos. Nadie nunca lo notó. Era un secreto entre
ambos.
Un buen inicio para un alumno de secundaria de
un colegio estatal que nunca había recibido instrucción
alguna sobre el dibujo y que solo había aprendido de las
historietas prestadas por un profesor entusiasmado con el
arte.
Luego de finalizar sus estudios secundarios Pablo
Marcos ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos para estudiar Economía. La elección por esta
carrera fue casi por descarte. Su primera alternativa fue
la carrera de Medicina. “Sin embargo, tuvo que dejar esa
idea porque los estudios eran caros y nuestra familia no
podía costearlos”, cuenta su hermana Gloria Marcos.
“En los cinco años de carrera, jamás le vi los deseos de
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siquiera buscar algún trabajo en esa materia. Todo se lo
dio el dibujo”, comentó.
Y fue así. Paralelamente a sus estudios
universitarios consiguió trabajos en donde pudo explotar
sus dotes como dibujante. Ingresó a las revista de humor
‘Rochabús’, dirigida por Guido Monteverde, donde
trabajó junto a su ex jefe, Julio Fairlie, ya no como
asistente sino como colega. Dos años después, en 1960,
compartió créditos con uno de los hombres que había
dado vida a la revista ‘Avanzada’ que Pablo y su
hermano Manuel se desesperaban por leer años atrás:
Juan Osorio, en la revista de humor político ‘Zamba
Canuta’. Aunque esta revista tuvo un corto tiempo de
circulación, aprendió todo lo que pudo del mundo de la
caricatura.
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En cierta forma, él se había convertido en una
especie de superhéroe. De día, asistía a clases junto a sus
compañeros, aprobaba los exámenes y entregaba los
trabajos. En las tardes y tiempos libres, se dedicaba a
trabajar en las revistas, dibujando. Eso era lo que más
disfrutaba y, al mismo tiempo, le daba un pequeño
sustento económico para compartir con su familia.
Jamás ejerció la carrera de economista.
—La escena —explica Pablo Marcos— de los
caricaturistas y los artistas de dibujos serios, como la
historieta e ilustración, son completamente diferentes.
Yo había practicado desde pequeño las ilustraciones
serias, nunca la caricatura.
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En ‘Rochabús’, revista estrictamente política,
Marcos realizó portadas, páginas centrales e, incluso,
creó a un personaje que bautizó con el nombre de
STUPIDO. Es aquí donde encuentra mayor libertad
artística para crear los dibujos, siempre bajo los
argumentos y las historias de Guido Monteverde, el
director. Para realizar este trabajo, tenía que estar atento
a la realidad nacional y saber cómo retratar a los
personajes.
Después de sus experiencias con el mundo de la
caricatura política, Marcos decidió trabajar nuevamente
en un medio de prensa. El diario Expreso le ofreció la
oportunidad y él la aceptó.
Su trabajo en este medio fue demandante. El
diario poseía no solo una edición vespertina llamada
Extra, sino también publicaba suplementos como
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Estampa y El Escolar, ambos semanarios. En todos
ellos, Marcos tenía una tarea específica asignada: Para
Extra desarrolló la tira “Benito Puma” y la adaptación en
historieta de dos películas recién estrenadas de James
Bond: Dr. No y Goldfinger; en Estampa se encargaba de
la portada del suplemento y en El Escolar realizaba las
ilustraciones, sin contar con el trabajo como dibujante de
redacción en el mismo diario Expreso.
Con los guiones de Hernán Velarde, “Benito
Puma” se lanzó en Extra. Esta tira cómica relataba la
historia de las vivencias de un niño provinciano cuando
llegaba a la capital. Aunque Pablo se encargaba de la
parte artística, el personaje compartía similitudes con las
experiencias del dibujante cuando él mismo llegó a Lima
cuando tenía 5 años.
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El trabajo como ilustrador diario era el más
extenuante de todos. El trabajo bajo presión y la rapidez
con la que debía terminarlos ponía a prueba
constantemente su valor como artista.
—Me basaba —cuenta— en los reportes
policiales para imaginar e ilustrar los últimos
acontecimientos. Otras veces me tocaba presenciar
hechos y luego ir al periódico a dibujarlos, como por
ejemplo el día que observé en la isla de San Lorenzo, la
ejecución de ‘Pichuzo’.
Guillermo Lavalle Vásquez, alias Pichuzo fue
fusilado en la Isla San Lorenzo en 1966 por encontrarlo
culpable en el caso de abuso sexual y decapitación de un
menor de edad. Este hecho estremeció a la población al
guardar semejanzas con el caso del ‘Monstruo de
Armendáriz’ de 1957. En el caso de Pichuzo, todas las
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pruebas lo acusaban aunque juró su inocencia hasta el
final.
—Me dijeron que llevara mi lápiz —recuerda
Marcos—, pero no lo hice. Fuimos, en la madrugada y vi
la ejecución. No tomé ningún apunte, pero todo lo capté:
los soldados, cuántos eran, todos los pormenores. Y,
después, a dibujar. Ver morir a un hombre no es tan
fácil.
Este fue uno de los episodios más duros que tuvo
que presenciar. También fue testigo de la ejecución del
Monstruo de Armendáriz unos años antes, pero prefiere
no recordarlo. Jorge Villanueva Torres, el verdadero
nombre del ‘monstruo’, había clamado su inocencia
hasta el último segundo con desesperación y lágrimas en
sus ojos antes de que se abriera el fuego.
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El trabajo en Expreso ocupaba todo su tiempo.
Cuando regresaba a casa después de alguna comisión, se
encerraba en su cuarto para continuar con su trabajo. A
su familia le costó entender su lejanía y ausencia, pero le
dieron su apoyo incondicional.
Pablo fue el primero en ingresar al mundo del
dibujo. Su hermano Manuel le siguió los pasos. El
compañero de infancia con quien compartió el amor por
las revistas gráficas también ingresó a trabajar en
Expreso como ilustrador y se especializó en los dibujos
del suplemento El Escolar en donde permaneció por 20
años.
El quinto hermano, Alfredo, también continuó
con la ‘tradición’ artística de la familia, pero encontró su
hogar dentro del mundo de la caricatura política.
“Alfredo y Pablo son completamente diferentes”, cuenta
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Juan Rivera. “No sólo en sus estilos artísticos, también
en sus personalidades”. Alfredo Marcos es el autor de
caricaturas como Los Calatos, Las viejas Pitucas El
hombre que no podía irse y Los achora'os.
A Rivera le molesta que el nombre de su
discípulo no sea conocido en su propio país. “Pablo ha
logrado muchísimas cosas más que Alfredo. Sin
embargo cuando viene de visita al Perú, nadie lo
reconoce. Sólo los que están metidos en este mundo de
las historietas. Él hace dibujos ¡bellísimos, inigualables!
¿Cómo es posible eso?”
Ninguno de los dos hermanos sabía qué les
deparaba el futuro. Ni siquiera Alfredo se imaginaba la
popularidad de su trabajo durante los años 80 con sus
personajes. Su hermano mayor ya no estaba en Perú,
sino triunfando en Estados Unidos, México, Italia y
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Reino Unido lugares a donde sus dibujos y entintados
habían llegado. Tal vez fue lo mejor que sus destinos no
se hayan cruzado. “Ambos son talentosos”, sentencia
Gloria Marcos la hermana mayor. “Lamentablemente
nosotros como familia de Pablo no fuimos capaces de
gozar del éxito de mi hermano quien había empezado tan
pequeño y que siempre había mostrado un sincero cariño
a su profesión de artista”
Durante su estadía en el diario Expreso, Pablo
Marcos se había convertido en todo un hombre. Y a su
vida llegó el amor. Conoció a la mujer que le cambió la
vida, su compañera en el primer viaje hacia el triunfo:
Norma Martínez.
Ambos se conocieron en el barrio de Magdalena.
“Nosotros vivíamos en la calle Bolognesi”, relata Gloria
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Marcos, su hermana. “Norma vivía en la calle Grau, a
espaldas de nuestra casa” Los amigos en común entre
ellos los hicieron conocerse. Las escapadas de Pablo
para verla eran constantes y en un principio su familia ni
siquiera sospechaba que andaba de Don Juan.
Norma Martínez era apenas una muchachita de
17 años cuando tuvo a su primera hija Judith en 1957,
producto de una relación anterior. Para el corazón de
Pablo, la niña no representó ningún un impedimento para
dejar de frecuentar a Norma. Aún bajo la mirada severa
de toda su familia, Pablo continuó cortejándola. Y es que
Norma era una chica astuta y vivaz que siempre sabía lo
que quería. Sus grandes ojos negros y el don de mando
cautivaron al dibujante. Pablo decidió que no había
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razón para continuar en enamoramientos y salidas de
novios: le propuso matrimonio. Ella, sin dudarlo, aceptó.
Era 1960. Pablo y Norma se dieron el sí en la
Iglesia de los Desamparados junto a sus familiares y
amigos. Para Pablo, la unión matrimonial significó uno
de los momentos más trascendentales de su vida. Esta
mujer lo acompañaría en la cúspide de su carrera en el
extranjero. Fue ella quien se ocupó de la crianza de los
niños para que él desarrollase su talento. Y fue también
ella quien lo dejó sumido en la más terrible depresión
después de su muerte. Juntos, lograron formar una
familia conformada por 4 hijos: Judith, la hija mayor de
Norma y a quien Pablo siempre consideraría como suya;
Gisella, Normita, y finalmente un varón al que también
bautizaron como Pablo.
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Parecía que Pablo Marcos lo había alcanzado
todo. Tenía al amor de su vida, una hermosa familia y
un trabajo que le permitía gozar de lujos que antes no
podía costear. Su prominente carrera en Expreso lo
mantenía ocupado pero feliz. No le pedía más a la vida.
Y sin embargo, algo más grande le aguardaba.
Fue en el año 1967 que Marcos decidió tomarse
unas vacaciones después de la ajetreada rutina de
Expreso. Acompañado de otro futuro gran dibujante
internacional como Gonzalo Mayo, enrumbó sin su
familia a México para encontrarse con su compatriota
Marino Sagástegui, quien había sido uno de los
principales caricaturistas del diario Extra y a quien Pablo
estimaba por los años que trabajaron juntos.
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Lo que empezó como un viaje de placer, terminó
por convertirse en una posibilidad de empleo dentro de
la Editorial más renombrada de Latinoamérica: La
Editorial Novaro, la misma que había hecho posible que
él se enamorara del dibujo. La emoción de poder formar
parte de una editorial que le dio tantas alegrías cuando
niño parecía un sueño.
—Marino —recuerda Marcos 44 años después—
me sugirió que visitara la Editorial Novaro. Allí conocí
al director Alfredo Cardona Peña. Le encantó mi trabajo,
e inmediatamente me propuso que colaborara para su
empresa. Ese mismo día me entregó algunos
argumentos.
Estos argumentos son los guiones de las historias
que el dibujante va a producir. Mientras a los actores se
les da guiones para que sepan qué decir, a los
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historietistas se les brinda argumentos para que tengan
conocimiento sobre la trama de la historia. Por lo
general, cuando un dibujante está iniciando un nuevo
trabajo se le asigna sólo un argumento para que pueda
demostrar su versatilidad en la construcción de esa
historia. El caso de Marcos fue diferente. Se le entregó
más de un argumento, y de historias que se encontraban
en circulación como ‘Joyas de la Mitología’ o ‘Leyendas
de América’. Pablo Marcos no podía salir de su asombro.
Editorial Novaro se encargó por casi 30 años de
crear y traducir historietas en diferentes formatos.
Posicionada como una de las editoriales más populares
dentro del mercado latinoamericano, Novaro fue la
encargada de traducir los trabajos norteamericanos más
populares como Superman, el Capitán Marvel y Batman,
entre otros títulos.
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Dibujar historietas era su sueño. Lo había sido
desde su infancia y ahora se encontraba frente a la
posibilidad de poder realizarlo. Sin embargo, él estaba
acostumbrado a las caricaturas e ilustraciones y no se
sentía completamente seguro de su capacidad para
cambiar de rubro. Además, Marcos tenía presente en
todo momento a su familia: aceptar el trabajo implicaba
una mudanza que cambiaría sus vidas para siempre, sin
dejar de lado las comodidades a las que ya se habían
acostumbrado.
Tomó una decisión. Se estableció en México.
Su esposa y sus hijos se encontraban todavía en
Lima y para él su bienestar era una preocupación
constante. Conversó con su esposa Norma sobre el
asunto y, después de discutirlo, acordaron que primero él
41
se iría solo para consolidar su carrera y fortalecer sus
cimientos en la nueva faceta artística a la que se iba a
dedicar. Durante casi un año estuvo trabajando con
mucho esfuerzo para poder alcanzar el nivel de los otros
artistas gráficos. La rapidez que había adquirido con su
labor dentro de los medios de prensa de todos los días le
permitía avanzar de manera fluida con los trabajos que se
le encomendaba. La ventaja de sus trabajos anteriores le
abrió oportunidades económicas y, en menos de un año
consiguió una casa y un auto. Pero la nostalgia de su país
y la soledad con la que convivía durante su estancia en
México no lo dejaban tranquilo. Pidió un par de días
para regresar a Lima y tomar una decisión definitiva.
—De regreso a Lima —recuerda Marcos—, el
director de Expreso y todos mis amigos me animaron
para dar un paso adelante en mi carrera profesional. Fue
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un poco difícil tomar la decisión porque contaba con una
buena posición en el diario y con el mejor pago en ese
medio. Sin embargo Carlos Sánchez, el director de
Extra, me convenció de seguir en el mundo de la
historieta.
Fue gracias al consejo de sus allegados y por
supuesto luego de conversarlo con su esposa Norma, que
Marcos decidió mudarse con su familia a México ya de
forma permanente. En la Editorial realizó una serie de
trabajos originales. Como ocupaba el cargo de dibujante,
Marcos se zambulló de lleno en las historias que se
creaban para Latinoamérica y no en las provenientes de
Estados Unidos. De esta manera, realizó los dibujos de
las historietas para las series como Vidas Ilustres,
Leyendas de América y, de manera paralela, consiguió
que lo contratara la casa editora del diario Excélsior en
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su ‘Magazine de Policía’ en donde realizaba las
ilustraciones de las noticias y, de manera ocasional,
alguna caricatura. Sin embargo, durante los tres años que
permaneció en México, Marcos se especializó en el
género de la historieta.
También tuvo la oportunidad de participar en el
proceso de desarrollo de ilustraciones de los jugadores
de fútbol del mundial México 70 que se recopilaron en
La Historia Gráfica de todos los Mundiales de Fútbol.
Gracias a este trabajo, consiguió retratar a reconocidas
figuras del balón pie que habían marcado su estilo de
juego durante su juventud: Edson Arantes do
Nascimento, alias ‘Pelé’, entre otros tantos.
Pero la Editorial Novaro no solo le brindó la
posibilidad de poder desarrollarse en el género de la
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historieta. También le dio la libertad de crear su propio
personaje. Su propio universo. Su primera historia.
‘Hatha-Yoga’ se titulaba el nombre de esta serie
que contaba las historias de tres personajes dominados
por el poder de un cerebro mecánico y la única manera
de hacerle frente era comunicándose entre ellos a través
de su habilidad especial: la telepatía. Aunque la trama
de la historia fue bastante básica, el propósito del
dibujante Marcos no apuntaba únicamente a conseguir
solo popularidad, sino que deseaba que la gente
reconociera que no los personajes de ficción no
necesitaban súper poderes para salvar el día.
—La diferencia —reflexiona Marcos— con las
historietas americanas era muy simple: mis personajes
eran reales, sin poderes sobrenaturales; simplemente
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eran aventuras de tres jóvenes que contaban con una sola
arma: la comunicación telepática entre ellos.
Gracias a esa oportunidad, Marcos consiguió
trazarse nuevos retos y con ellos logró constantes
reconocimientos dentro del medio. No había en la
Editorial quien no lo conociera y, mucho menos, que no
lo saludara. Poco a poco consiguió el respeto y la
amistad de los otros dibujantes. Con este trabajo, nuevas
posibilidades de seguir creciendo se asomaban
lentamente. Sus superiores lo sabían. Y su esposa Norma
también.
Eran fines del año 1970. Al regresar a casa, su
esposa Norma le sugirió la idea de hacer un viaje a
Estados Unidos. Unas merecidas vacaciones no le caían
46
mal a nadie. En especial a un dibujante que
constantemente se encontraba encerrado en su estudio de
trabajo cuando no se encontraba en el taller de la
Editorial. La idea no era mala. Hasta tenía sentido dejar
por un tiempo el dibujo y compartir tiempo con su
familia. Pero Pablo todavía no estaba seguro. Nunca le
gustó dejar el trabajo por tiempo libre. Su vida estaba
dedicada al dibujo.
Sin embargo, las continuas insistencias de su
esposa no podían ignorarse. Norma era la mujer de su
vida, su mano derecha, su compañera incondicional,
aquella que apoyó su decisión de viajar por primera vez
a México y que aguardó por él sola en el Perú con sus 4
hijos. Era la voz de su conciencia que no podía callar.
Un no como respuesta era imposible.
47
Por otro lado se encontraba su amigo Guillermo
Cortez Núñez, ex director de Expreso y quien también
radicaba en México como asilado político. Ambos
habían trabado una amistad muy profunda cuando
todavía laboraban en el diario peruano. En muchas
ocasiones, acudía uno al otro para intercambiar consejos
personales. Marcos le comentó a su amigo la idea de su
esposa de conocer Estados Unidos y darse un respiro de
la Editorial. Cortez no podía estar más de acuerdo.
Durante semanas él y su esposa Norma estuvieron
torturando a Marcos con la idea. Parecía que Pablo no
tenía escapatoria.
Le comunicó al director de Novaro, Alfredo
Cardona, la decisión que había tomado y éste no tuvo
problema en darle permiso en el trabajo.
48
Sólo había un pequeño detalle. Su amigo
Guillermo le pidió un favor algo extraño a última hora.
—Guillermo —recuerda Marcos—, mi gran
amigo, me dio una dirección y un sobre, y me dijo: “Ve y
busca a tal persona. Le entregas el sobre y le dices que
disculpe la demora. Si no la encuentras, tú lo abres”.
Pablo no hizo preguntas acerca del contenido del
misterioso sobre. Si su amigo se lo había encargado era
porque confiaba en su discreción. Tomó el sobre y lo
guardó entre sus pertenencias.
— Lo que yo creía que era un viaje de placer
estaba planeado para que yo probara el mercado
americano. —dice Marcos después de recordar el
momento en que su vida cambió para siempre.
Su llegada a Estados Unidos no había sido obra
de la casualidad.
49
Su esposa Norma, en confabulación con el jefe
Cardona de Novaro se aseguraron de empacar no sólo
sus mejores historietas —conocidas en Estados Unidos
como cómics—, sino también varios argumentos de
‘Hatha-Yoga’. Ellos pensaban que podría tener éxito en
este país de grandes sueños.
La primera puerta que tocó en el universo de los
cómics fue Skywald Publications. Este sello editorial fue
fundado por uno de los grandes de la historieta en el
mercado norteamericano: Sol Brodsky, director de
producción de Marvel Comics y mano derecha del
guionista y editor de cómics estadounidenses Stan Lee; e
Israel Waldman, un pequeño empresario. La especialidad
de la casa: cómics de terror.
—Pasó igual que en Novaro en México —
reflexiona Marcos—: les gustó tanto mi trabajo que el
50
mismo día me entregaron también argumentos. Yo
mismo no podía creer que estuviera vinculado a unas
empresas de tanto prestigio así de fácil y rápido. Ese
sobre, el que me encargó mi amigo Guillermo, me enteré
meses después que contenía $1,500.00 en efectivo para
apoyarme si llegaba a ser necesario. Éramos una familia
de seis, el menor de solo 3 años, ninguno de nosotros
sabía inglés y no teníamos ninguna conexión. Estaba
viviendo una completa aventura.”
Hasta ese momento, la vida de Pablo Marcos no
había sido más que eso: una aventura. Un recorrido
inexplicable por lugares a los que él jamás pensó llegar.
El Perú ya no era suficiente. Había un mundo todavía
más grande que debía conquistar: Estados Unidos. Era
hora de decirle adiós a la hispana historieta y saludar al
americanizado cómic. A partir de ese momento,
51
comenzaba la verdadera aventura. Y si Pablo no estaba
listo, debía prepararse. Porque lo mejor de su carrera
estaba por comenzar.
52
II
VIVIENDO ENTRE VIÑETAS Y NORMA
Skywald Publications se convirtió en el primer
reto artístico de Pablo Marcos. Como especialidad de la
casa: el género de terror. Entre los títulos más famosos
que esta empresa publicó se encuentran Nightmare,
Psycho, y Scream. Todas con un profundo sentido de
monstruosidad en sus personajes de la mano de relatos
llenos de suspenso. A pesar de que su paso por Skywald
no duró más de un año, Pablo Marcos tomó la
oportunidad de mostrar al máximo su potencial como
artista adentrándose al mundo de los zombies, de los
cadáveres seccionados y las persecuciones a las
indefensas mujeres. “Producir miedo —cuenta Marcos,
recordando sus primeros trabajos— y una cantidad
53
grande de páginas al mes, con el agravante que yo hacía
prácticamente todo en el trabajo artístico: el lápiz, la
tinta, la trama y el medio tono parecía imposible”
Aún así, Pablo Marcos aprendió a trabajar dentro
del género, como alguna vez lo había hecho con las
caricaturas en el Perú.
Aunque Skywald le dio la mano en su llegada a
Estados Unidos, el artista decidió migrar a una de las
editoriales de cómics de terror más reconocidas: Warren
Publishing. La prueba de ingreso la aprobó con elogios:
demostró que era capaz de realizar la historia que le
solicitaran no en un mes, como cualquier dibujante lo
haría, sino tan solo en una semana. Así, aseguró su
entrada.
54
Con esta casa editora sus trabajos no fueron
publicados inmediatamente como en otras ocasiones. Se
decidió por unanimidad del equipo creativo que lo mejor
era juntar todos los trabajos del peruano y publicarlo
unos meses después para hacerlo de manera continuada.
A pesar de que el estilo de trabajo era distinto, el artista
comprendió la decisión. Luego de algún tiempo,
descubrió que la compañía mantenía en un almacén
cantidades de dibujos con más de un año de creados y
que no habían sido expuestos, así que se sintió más
agradecido con la oportunidad de que los suyos no hayan
tenido que esperar tanto para mostrarlos al público.
The Water World Creepy Nº 39 fue su trabajo
debut en la compañía. Su trazo demostró una versatilidad
y fluidez en el ambiente de terror que rápidamente se
55
convirtió en un referente: el miedo se expresaba en los
ojos de sus personajes de una manera tan real que
parecían fotografías, la anatomía detallada de sus
muertos vivientes, el claroscuro de las tintas y los trazos
precisos mantenían al lector en constante suspenso al
voltear cada página, sin saber qué esperar de la historia.
En Warren Publishing no sólo encontró un nuevo
género sino también un amigo: Boris Vallejo. Este
peruano más tarde se convertiría en uno de los dibujantes
de Tarzán y quien se volvió todo un especialista dentro
del género fantástico y erótico.
Durante su carrera en el mundo del arte, Vallejo
había perfeccionado su trabajo con el cuerpo humano, la
anatomía de los hombres bruscos, los detalles en las
líneas que definen a sus personajes heroicos, la
56
exageración de los músculos, los matices de colores que
ensalzaban su poderío. No solo se trataba de un buen
colega de Pablo Marcos, alguien de quien pudo aprender
técnicas modernas e innovadoras, sino también, se
trataba de un buen amigo con quien siempre estuvo
agradecido por el apoyo que le brindó desde que llegó a
los Estados Unidos.
Pablo Marcos había llegado a Nueva York junto
a su esposa Norma y sus cuatro hijos: Judith, Gisella,
Norma y el menor, Pablito, quien apenas tenía 2 años.
Adaptarse a la ciudad fue un reto para la familia
Marcos Martínez. Llegaron a Gran Manzana con nieve
sobre sus hombros. Era la primera vez que veían una
ciudad vestida de blanco. El frío de las calles llenas de
rascacielos y luces que adornaban cada esquina dejaban
57
a los niños encantados, como si fuese un espectáculo
vivo que se repetía todos los días hasta el final de la
estación.
El idioma fue otro gran desafío. Ser latinos y no
hablar ni una pizca de inglés dificultaba la transición de
la familia, sobre todo de los más pequeños. Marcos
aseguró que nunca se sintió discriminado por parte de los
estadounidenses o alguno de sus empleadores. “Tuve
suerte de que mis jefes hayan sido tan amables
conmigo”, me comentó.
Sin embargo, reconoce que la adaptación fue
gracias a la tenacidad de su adorada esposa Norma. Fue
ella quien impulsó a sus hijos a no dejarse maltratar en la
escuela, integrarse con sus compañeros, practicar
58
deportes y participar de otras actividades que les
permitieran sentirse ‘iguales’ al resto.
Y es que Norma Martínez Mendoza era la jefa de
la familia. La esposa del artista fue la piedra angular que
mantenía el equilibrio entre el trabajo de Marcos, la
educación de los niños y el tiempo en familia que
pasaban todos juntos. Sin ella, recuerda Marcos, el
sistema no funcionaba.
Las reglas de juego en la familia Marcos
Martínez estaban muy bien establecidas: la esposa estaba
a cargo de los chicos mientras que el esposo se hacía
cargo del sustento familiar a través de su exigente
dedicación al trabajo.
Su hijo, Pablo Marcos Jr., también lo recuerda
así. Radicado en Nueva York, Estados Unidos, el menor
de los cuatro hijos, dueño de dos compañías de
59
arquitectura y diseño de interiores en la ‘gran manzana’,
siempre se acuerda que en la época de su niñez y
adolescencia su padre se encontraba solo encerrado en su
estudio casi todas las horas del día. Tal vez el tiempo
transcurría rápido para un niño de 8 años, porque le
parecía que en ningún momento del día alcanzaba a
verlo. “Mi mamá no dejaba que me acercara —recuerda
el ahora empresario—. No quería que nada lo distrajera.
Ella era la encargada de la educación de sus hijos y de
que mi papá mantuviera su atención en el trabajo. Él
nunca se metía”.
—Con mi mamá no se jugaba —confiesa Pablo
Marcos Jr. en un español masticado. Vivir más de 30
años en Estados Unidos tiene sus secuelas pero él
todavía se aferra a su lengua hispana—. Era bien ‘brava’.
Decía orgullosa que venía de La Victoria. Ninguno de
60
mis hermanos ni yo nos atrevíamos a hacerla enfadar.
Daba miedo.
Siendo aún todavía pequeño, una tarde Pablo Jr.
se moría de miedo. El menor de los cuatro hermanos
había venido reprobando en la escuela. ‘Pablito’, como
lo llamaba cariñosamente el artista Pablo Marcos, su
esposa e hijas, rondaba los 11 años y estaba en la época
de la rebeldía: le ponía más atención al deporte que a las
clases y casi nunca hacía la tarea. No recuerda muy bien
cuál era la asignatura pero una cosa es cierta: se moría de
miedo. Al día siguiente, viernes, debía llevar obligado el
reporte firmado por alguno de sus padres o de lo
contrario quedaría suspendido. Por primera vez el niño
no sabía qué hacer: No podía contar con su papá porque
61
estaba prohibido de molestarlo. “Mi papá nunca firmaba
los papeles de la escuela —recuerda ‘Pablito’—. Era
como el político que no quería enterarse de nada”. Su
mamá Norma, por otro lado, no significaba una opción,
sino un deber. Temía por el castigo y no sabía a quien
más recurrir. Ninguna de sus hermanas quiso
entrometerse: conocían de primera mano las
consecuencias de desaprobar en la escuela. Parecía que
no había escapatoria.
Armándose de todo el valor que pudo, el pequeño
de la familia decidió abordar a su madre. Quizá ella lo
veía venir. “Si tienes que decirme algo, dímelo de una
vez ah!”, le increpó. El niño no hacía más que mirar al
suelo, como si estuviese encantado con el encerado de la
semana. Su madre perdía la paciencia y eso nunca era
buena señal. Finalmente, en voz baja y casi inteligible
62
pudo enunciar una oración “Yo…necesito, ehm…una
firma, mommy. Es…estoy reprobando”
Antes siquiera que su madre pudiese reaccionar,
‘Pablito’ huyó de su presencia creyendo que dejaba
zanjada la situación. Se equivocó: mommy corrió como
una bala detrás de él para evitar que escapara. El niño no
sabía dónde esconderse: su cuarto estaba descartado, las
habitaciones de sus hermanas Judith, Gisella y ‘Normita’
las consideraba como territorio hostil, casi enemigo.
Sólo había un lugar y una persona a quien acudir: su
padre.
Escuchaba la voz de su madre gritando su
nombre, acercándose más y más. Actuó rápido y corrió
velozmente hacia el estudio. Se encontraba al menos a 3
metros y podía ver que la puerta estaba abierta.
63
—“Estoy salvado”, pensé. De verdad creí que
estaba salvado. ¡Cuánto me equivoqué!—, dice ahora
‘Pablito’ recordando la anécdota esbozando una sonrisa.
Los recuerdos de aquellas épocas los atesora y no
pretende olvidarlos.
Lo siguiente que ocurrió fue como sacado de
película: la cámara lenta se aprovechó de la escena.
Pablito vio cómo lentamente la puerta se cerraba casi
frente a él. Corrió con todas sus fuerza y estiró su brazo
para evitar quedarse fuera del estudio pero no alcanzó a
lograrlo. Lo más desconcertante fue el sonido casi burlón
de la puerta haciendo ‘clic’ y dejándolo definitivamente
sin salvación. Del otro lado de la puerta, Pablo Marcos
solo atinó a decir con una voz muy serena: “Es tu
problema”.
64
Forcejeó la manija en vano, creyendo que se
trataba de un error. Golpeó y golpeó una y otra vez y no
volvió a escuchar palabra alguna de su padre.
Ocasionalmente, su mamá llegó y le reprochó no sólo
por reprobar, sino también por hacer tremendo escándalo
por toda la casa y distraer al artista de su trabajo.
Esa misma noche, en su cama, Pablito se
encontraba muy molesto. Su papá no había hecho nada
para evitar que lo castigaran y ni siquiera en el momento
de la ‘persecución’ de su madre quiso darle la mano,
dejándolo a merced de la figura materna. No podía
entenderlo. Sin embargo, antes de quedarse dormido su
padre llegó a su cuarto y se sentó junto a él en su cama.
Pablo Marcos deseaba que su hijo entendiera por qué
decidió no intervenir. “Mejora tu conducta. No siempre
voy a estar ahí para cubrir tus malas costumbres”.
65
—Aunque eso fue profundo, me di cuenta que no
podía contar con él para cubrir mis travesuras. “¡Estoy
solo!” pensé. Jajajajaja— Dice ahora con una sonora
carcajada, mientras conversamos en un restaurante de
San Isidro.
Pablo Marcos no quiso entrometerse en la
educación que su esposa les impartía, no porque no le
importara sino porque sabía que nadie podía ser mejor
que Norma para criarlos. Él tenía miedo de equivocarse.
Su esposa, en cambio, siempre fue una mujer de armas
tomar, segura de sí misma y de un ímpetu de temer. Y
eso era lo que más amaba de ella, su carácter dominante
y decisivo lo habían hipnotizado desde el primer
momento que la vio en el barrio de Magdalena del Mar,
justo a espaldas de su casa.
66
15 años habían transcurrido desde que se dieron
el sí en una iglesia de Lima y su lazo seguía más fuerte
que nunca. Habían sorteado una serie de obstáculos para
considerarse felices: los prejuicios de la familia, la hija
de Norma (Judith), el viaje de Pablo Marcos a México
donde residió solo por casi un año, el viaje casi fortuito a
Estados Unidos y la adaptación a la nueva sociedad a la
que llegaban. Si afrontaron todo eso, no había nada más
que pudiera interponerse en su camino.
La carrera de Pablo Marcos en el género iba cada
vez creciendo a pasos agigantados y cuando comenzaba
a adoptar su marca personal, se reencontró con un viejo
amigo, aquel quien le dio da oportunidad apenas había
llegado a Estados Unidos: Sol Brosky. El director de
producciones de Marvel Comics había seguido de cerca
67
el desarrollo del peruano en el género de terror y no
dudó en reclutarlo para los proyectos que Marvel Comics
manejaba en el mismo ámbito.
El artista no se lo esperaba. Estaba satisfecho con
su carrera en Warren Publishing y ni siquiera había
concebido la idea de trabajar en una de las más famosas
editoriales de cómics en Estados Unidos.
Accedió a trabajar para Marvel Comics.
Esta decisión, sin embargo, no significaba para
nada dejar su trabajo en Warren Publishing. Un artista de
cómics tiene la libertad de poder trabajar en cuantas
editoriales les sea posible. Grandes compañías, empero,
prefieren que sus figuras sean exclusivas y por eso les
hacen firmar contratos en donde se establece un trabajo
fiel a la casa editora.
68
Mientras trabajó como asistente artístico de Sol
Brodsky para Marvel del Reino Unido, Marcos no firmó
contrato de exclusividad puesto que la cantidad de
trabajo en Warren, en lugar de preocuparlo lo
emocionaba. Podía pasar días de días dibujando o
entintando y nunca llegaba a aburrirse. El arte es su
filosofía de vida, aquella que lo impulsa, desde su
juventud, a siempre aspirar a más y no quedarse solo en
los sueños sino atreverse a cumplirlos.
Con la oportunidad de trabajar para Marvel,
Pablo Marcos participó en el proceso de creación de
personajes que sólo había seguido cuando revisaba a
otros dibujantes y editoriales. Trabajó para el género de
terror al que se estaba introduciendo Marvel de la mano
de proyectos como ‘Vampire Tales’, ‘Legion of
69
Monsters’, ‘Dracula Lives!’ y ‘Savage Tales’, además de
su más famoso trabajo en el género ‘Tales of the
Zombie’ publicado entre 1973 y 1975. Este cómic seguía
de cerca la historia del muerto en vida Simon Garth
quien, poseso por un espíritu maligno era capaz de
asesinar personas que amaba. Así, con el estilo que lo
caracterizaba, el dibujo de Marcos estimuló esa
vulnerabilidad del personaje principal y, al mismo
tiempo, insertó elementos de sensualidad macabra para
la construcción de las anatomías. Anatomías que
sobresalen en todos sus trabajos por el detalle y los tonos
que utiliza.
El éxito de su obra en Reino Unido no hizo
esperarse y pronto artistas ‘amateurs’ del continente
europeo empezaron a adoptar su estilo y elogiar su
70
marca personal. La satisfacción del artista no pudo ser
mayor cuando artistas de Italia iban a felicitarlo
personalmente a Estados Unidos o le mandaban saludos
a través de los editores de Marvel.
—Para Conan, el Bárbaro —relata Pablo
Marcos— lo primero que hice fue una ilustración para la
página de contenidos de Marvel Comics. Algo
supuestamente sencillo. Cuando Roy Thomas, el editor,
lo revisó, le gustó lo suficiente para encargarme una
portada y luego aventuras completas del person aje.
Era el año 1974 y The Savage Sword of Conan
(‘La Espada Salvaje de Conan’) se inauguraba en el
mundo de Marvel. El protagonista de la historia era el
bárbaro que Robert E. Howard había creado en 1932
para una serie de relatos destinados a la revista Weird
71
Tales. De la mano del dibujante John Buscema, el cómic
de Conan nació. Y Pablo Marcos estuvo con él para la
primera publicación colaborando con el entintado.
Para el primer número, Pablo Marcos realizó esa
faena en 18 páginas del cómic tan sólo 3 días. Toda una
hazaña si se toma en cuenta que este trabajo se realiza
usualmente en un mes. “Puedo decir —confiesa— que
me encapriché haciendo esas tintas. Mi esposa tenía que
apagar la luz para que yo me separara de mi tablero de
dibujo. Generalmente empezaba a entintar a las 6 de la
mañana y seguía hasta las 12 de la noche sin parar”.
Conan ocupaba todo su tiempo. Los
interminables días y noches encerrado en su estudio se
volvieron más comunes. Ya casi no veía a sus hijos en
ningún momento del día. Aunque le apenaba pensar que
72
ellos se estaban criando sin una imagen paterna, se
convencía a sí mismo que era lo mejor para que
disfrutaran de una vida acomodada, que nunca les faltara
educación y salud y que aprovecharan las oportunidades
que él jamás consiguió durante su difícil infancia.
El guerrero era un personaje que exigía un gran
esfuerzo artístico. No sólo él, sino toda la historia que le
precedía. Aunque en las primeras ocasiones Pablo
Marcos tuvo a su cargo el entintado del héroe, eso no le
quitaba la laboriosidad al trabajo. El género de ‘espada y
hechicería’ al que Conan pertenecía era definitivamente
algo diferente al género de terror. Pero aún guardaba
cierta relación: la importancia de la anatomía. Pablo
Marcos pudo percibir que la minuciosidad que John
Buscema —el encargado del dibujo en el primer
73
número— le daba al cuerpo humano era una constante
de los dibujantes encargados del guerrero. Sin embargo,
había algo que el peruano no comprendía: ¿Por qué si se
trataba de un bárbaro con una fuerza descomunal, su
cuerpo no era voluminoso? Para Pablo Marcos era una
interrogante que se planteaba una y otra vez, tratando de
entender el punto de vista del escritor, quien no permitía
que el desarrollo físico del personaje emergiera. Sin
embargo, decidió dejar de lado ese pensamiento,
asumiendo que tal vez el equivocado era él.
Roy Thomas fue el editor en jefe de Marvel
Comics que se aventuró a adaptar la historia del guerrero
al mundo de los cómics. Por entonces, en 1974, no
existía el género de ‘espada y hechicería’ dentro del
mundo de los cómics. Era algo nuevo, diferente, que
74
nadie hasta ese entonces había intentado. Sin embargo,
Thomas estaba decidido a darle una oportunidad y había
alguien que lo apoyó: el famoso Stan Lee.
Lee, el guionista y editor más representativo de
Marvel Comics había mostrado curiosidad por el
proyecto que Roy Thomas se traía entre manos. No tenía
objeción pero sí exigía excelencia. De esta manera es
que Thomas se enrumba en la búsqueda de los artistas
encargados del dibujo, el entintado y el color. Por ser un
proyecto nuevo, él mismo se encargaría de escribir los
argumentos.
De esta manera, Roy Thomas conoció al trabajo
de Pablo Marcos. En su investigación, llegó a sus manos
‘Zombie’, el protagonista de ‘Tales of the Zombie’ y
simplemente fascinó al hombre de Marvel. Decidió que
75
ésa era la tinta que buscaba para la primera portada de
Conan. Pero no sólo quedaría en la tinta.
—A Roy [Thomas] le gustó tanto mi trabajo con
la primera publicación de “The Savage Sword of Conan”
que me dio la oportunidad de mi vida: dibujar a Conan—
. Cuenta Pablo Marcos con la misma emoción con la que
recibió la noticia la primera vez 36 años atrás.
Su debut oficial en los lápices con Conan llegó
con el nº3, “At the Mountain of the Moon-God” y el nº9
“The Curse of the Cat-Goddess”. Para ambas historias,
Roy Thomas no fue muy preciso en el libreto, factor que
preocupó al peruano, pero que luego adoptó como un
reto y aprendió a vivir con él.
—Mi relación con Roy [Thomas] siempre fue
muy grata —reconoce Pablo Marcos, desde la
76
comodidad del recuerdo—. Siempre fue disciplinado y
respetó mucho la versión artística de sus colaboradores.
Él nunca me dio argumentos para desarrollar, me daba
solo la idea global y me brindaba toda la libertad para
interpretarla y desarrollarla.
Pero eso le trajo algunos problemas, no con los
creativos, sino con el público. Los lectores de la serie de
Conan opinaron sobre los dos números que Pablo
Marcos tuvo a cargo y señalaron que “el estilo del artista
para retratar a un bárbaro era demasiado ‘físico y
brutal’”.
Para Marcos resultó algo difícil de comprender:
se presumía que Conan representaba hombría y fuerza,
¿cómo se suponía que representara esas características si
solo dibujaba un hombre formado, pero para nada
77
musculoso? Se trataba de guerrero despiadado, bárbaro
como decía su propio nombre. Al menos, esa era la idea
que el creador original Robert E. Howard había
intentado exponer con su trabajo, o quizá sólo fue eso lo
que entendió el peruano cuando investigó sobre el
guerrero. Más allá de molestarle las críticos, estaba
preocupado por conocer la opinión de su editor Roy
Thomas.
No tuvo problemas. Siguió adelante.
Thomas sólo le advirtió que por tratarse de las
primeras ediciones a la venta, sería recomendable
disminuir algo la brutalidad, pero el cambio nunca llegó
a efectuarse. Pablo Marcos continuó con su trabajo, muy
confiado en la marca personal que estaba dejando en el
personaje.
78
“Me parecía que Conan”, admite ahora Pablo
Marcos, “era demasiado flaco para estar envuelto en
acciones tan brutales y sanguinarias. Así que cuando se
me presentó la oportunidad de realizar mi propia versión
de este gran personaje, lo hice. Le di a Conan otra
fisionomía. Más fuerte y mucho más alto. Sin ningún
gesto de delicadez en su personalidad. Quizás muy brutal
pero en ese mundo donde se desarrollan sus aventuras, se
hacen necesarias esas características”.
Ahora, 25 años después, lo único que recuerdan
los fanáticos es exactamente esa brutalidad y fisionomía
que Pablo Marcos le brindó a Conan. Resultó gracioso
para el artista tanto en 1984, como ahora, 2012, que un
solo estilo, un trazo distinto al de los demás dibujantes,
solo una concepción diferente a la palabra ‘bárbaro’
79
pudo ser capaz de lograr. Hasta el día de hoy, cada vez
que algún fan le pide un dibujo de Conan, el concepto
que utiliza es el mismo que el de la primera vez. El afán
y la pasión por una fisionomía que ofrece trabajo y
dedicación lo hipnotizan hasta el día de hoy, a pesar de
sus 75 años de vida.
En el año 1982 se realizó la primera película de
Conan, El Bárbaro, protagonizada por el entonces
desconocido Arnold Schwarzenegger, un fisicoculturista
que había llegado a ocupar un rol para el que muchos
deportistas reconocidos también había audicionado. Sin
embargo ninguno de ellos lograba transmitir la ferocidad
que Schwarzenegger albergaba en su expresión y sus
movimientos de pelea. La película fue un suceso exitoso
en el cine y convirtió a Conan como el favorito de los
80
inicios de los 80, no solo en el séptimo arte sino también
en los cómics. Dos años después, se estrenó la secuela
Conan, el Destructor contando nuevamente con Arnold
Schwarzenegger. Aunque Pablo Marcos lo niega, la
decisión del estudio para elegir al austriaco
fisicoculturista no fue sino la brutalidad que emanaba de
él y la mirada fría que mantenía durante las escenas de
acción, tal como lo retrató el peruano en el cómic.
Marcos había creado el molde y Schwarzenegger lo
llenó. Según la opinión de Ernie Chan —colega de la
época de Pablo Marcos en Marvel Comics y un muy
buen amigo—, Schwarzenegger le debería agradecer el
papel y posterior estrellato a uno de los dibujantes más
humildes que han podido existir.
81
—Pablo nunca pide nada —afirma Chan de
manera sentenciosa—, ni fama, ni reconocimiento. Si los
demás lo conocen y se acercan a saludarlo, a él no le
incomoda. Y si nadie lo hace, también está bien para él.
Así fue desde el primer día que lo conocí hasta el último
que lo vi en Estados Unidos, antes de irse a Colombia.
Para el artista peruano no existía mayor
satisfacción que el proceso de dibujar o de entintar. Era
demandante, pero ese sentimiento que lo recorría
mientras le daba vida a personajes de fantasía era la
razón por la que había elegido ser quien hasta ese
momento era. Quien hasta ahora es.
—Con Conan, la vida me ofreció la fortuna de
dibujar no sólo músculos sino también acción. Anatomía
y acción son dos ingredientes con los que puedo “jugar”
82
como si fuera un niño. El género de la espada y la
brujería me apasiona y me sigue gustando cada vez más.
Conan el Bárbaro es su personaje favorito. Con él
alcanzó la felicidad que cualquier artista pudiese desear.
No sólo significó uno de los momentos cúspides de su
carrera, sino también fue el personaje que le permitió
mostrar todo el talento que podía ofrecer en un mercado
tan competitivo como Estados Unidos, en una época en
la que predominaban excelentes artistas internacionales
como él.
Aunque su fantasía cada día se volvía más y más
real, su realidad se convertía en una pesadilla. Su esposa
Norma estaba enferma.
Desde inicios de los años 80, la esposa del artista
empezó a engordar. Aunque al principio no le tomó
83
importancia porque ella provenía de una familia con esa
tendencia, el problema no era solo ese.
Inexplicablemente, empezó a mostrar unos cambios de
ánimo muy radicales: podía estar feliz en un minuto, y al
siguiente, lanzaba improperios a sus hijos y a su esposo
sin ninguna razón. La familia creyó que la repentina
subida de peso era la causante del constante cambio de
genio y lo dejaron pasar. Sin embargo, su esposa empezó
a quejarse de dolores en sus manos y sus piernas, a tal
punto de ni siquiera caminar por el sufrimiento que le
causaba estar parada. Muchos doctores de Nueva York la
atendieron y cada uno le diagnosticó una enfermedad
diferente: depresión, artritis, menopausia,
descalcificación de los huesos, problemas de tiroides,
problemas cardiacos y tantas otras enfermedades.
Finalmente, y antes de rendirse, Pablo llevó a su esposa
84
al Centro Médico de la Universidad de Nueva York, con
la esperanza de poder encontrar alguna respuesta.
La consiguió.
Después de meses de intensa búsqueda, su esposa
fue diagnosticada con Poliarteritis nodosa, mejor
conocida como PAN. Se trata de una enfermedad
vascular que produce inflamación de los vasos
sanguíneos. Y además, es incurable.
La noticia fue tan devastadora como el
sufrimiento que implicaba. La razón por la que fue tan
difícil de diagnosticar recaía en el hecho de que esta
enfermedad cuenta con una lista interminable de
síntomas. Síntomas que, mientras transcurre y se
desarrolla, se incrementan en número y dolor.
85
Como se trataba de un proceso, se decidió
intentar con todos los medicamentos posibles para aliviar
el dolor y disminuir en lo posible el número de síntomas.
Gracias a su detección, Norma vivió cinco años más. Sin
embargo, en septiembre de 1985 tuvo que ser admitida
en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York.
Nunca más volvió a salir.
A partir de ese momento, Pablo Marcos no
volvió a separarse de su esposa. Decidió aligerar su
carga de trabajo y dedicarse al cuidado de Norma en el
hospital. Para lograrlo dejó ir varios proyectos de alto
calibre. Marvel Comics y otras casas editoras
independientes para las que también trabajaba
comprendieron los problemas del artista. De esa manera,
le ofrecieron trabajo asegurado como entintador.
86
—Ella ya sabía que se estaba acercando a su fin.
Y él también—. ‘Pablito’ apenas y puede hablar acerca
de la muerte de su madre. Es una pérdida que aún le
duele y que no sabe si alguna vez podrá superar. Detiene
el recuerdo del pasado para evitar llorar en el presente.
Norma Martínez Mendoza se despidió de su
familia el 6 de noviembre de 1985 a los 42 años.
Los dos años siguientes pueden ser considerados
como los años oscuros en la vida de Pablo Marcos.
Sumergido en el dolor de la muerte del ser humano que
lo había inspirado a alcanzar todos sus sueños, cayó en
una profunda depresión. El alcohol fue el único aliciente
que le quedó para evitar el dolor. Ni siquiera el dibujo
fue un consuelo. Su tinta cambió y su trazo no era el
mismo de antes. Sus hijos, quienes estaban necesitados
87
de la figura paterna, no hicieron más que consolarse
entre ellos siendo Judith, la hermana mayor, quien se
hizo cargo de la carga familiar tal como su madre
siempre le inculcó.
La pérdida de Norma marcó un antes y un
después en la vida del artista peruano. Había logrado
triunfos en su país, llegó a conocer figuras reconocidas
en México y su carrera en Estados Unidos le auguraba
un futuro lleno de comodidades. Consiguió al personaje
que cualquier niño aficionado en esa década le hubiese
gustado tener en su poder. Nada volvió a tener el mismo
valor. Todo era inútil y superficial si no existía una
persona con quien compartirlo.
Hasta que nuevamente apareció.
88
III
EL PRISIONERO EN EL EXILIO
-Pablo, el desayuno está listo-, exclamó Myriam
Giraldo, llamando a su esposo a la mesa. Eran las 8 de la
mañana de un día de verano en el municipio llamado
Carmen de Viboral, en Antioquia, Colombia.
“Mi flaquita es muy buena”, me contó en secreto
una noche Pablo mientras Myriam se había retirado a la
cocina a lavar los platos. “Ella me salvó. Yo era un
desastre cuando me conoció y fue por ella que yo retomé
mi carrera”.
Myriam Giraldo también es una artista. Le
encanta la pintura y escultura y tuvo a su cargo algunas
exposiciones en Nueva York durante su juventud. Pablo
89
Marcos conoció a la colombiana en el verano de 1987.
Ella se convirtió en su asistente durante el proceso de
varios proyectos personales en los que se desarrolló
como entintador y que había dejado de lado después de
la muerte de su esposa Norma.
Ambos trabajaron con mucha dedicación y en el
proceso, la menuda colombiana sólo 4 años mayor que la
primera hija del artista, conquistó su corazón. Nunca
supo cómo, sólo sabía que estaba enamorado. Y ella
también. Aunque la diferencia de edades les trajo
algunas rencillas con los hijos de Marcos, ellos
continuaron con su romance. No tardaron mucho para
darse el sí. El 10 de diciembre de ese mismo año
celebraron su matrimonio en la ciudad de Nueva Jersey
ante la presencia de la familia en pleno.
90
Decidieron no tener hijos. Y eso nunca generó
ningún problema. Su hogar solo lo conformaban ellos y
eso era suficiente para ambos. Estados Unidos fue su
hogar durante los siguientes 22 años.
La casa en la que reside el dibujante actualmente
desde el 2010 está ubicada dentro de un valle de la
cordillera central de los Andes colombianos lleno de
caminos rurales, carreteras en las que transitan caballos
con pintorescos jinetes y campos de cultivos de tomate,
zanahoria y papa, entre otras muchas verduras. El
Carmen, como comúnmente los pobladores se refieren a
su distrito, es el típico escape que cualquier citadino
necesitaría para respirar aire fresco. Fresco y frío, pero
que invita a dar un paseo y apreciar paisajes naturales
que literalmente te roban el aliento.
91
El cielo celeste enamora. Un visitante –como en
mi caso– podía quedarse horas sólo apreciando esa
bóveda azul llena de nubes como pintadas en un fresco y
que, por las noches, es adornado con estrellas brillantes y
tintineantes que buscan la atención de su público
espectador cada vez que uno alza la vista.
En las mañanas, el sol se asoma alrededor de las
6 de la mañana, dos horas después de que se las ordeñen
las vacas y salgan a pastar. El amanecer es un
espectáculo diario y que cada día asombra gratamente.
Pablo Marcos lo ve todos los días.
-Ya voy, flaquita- le responde el dibujante a su
mujer inmediatamente. La voz proviene de su estudio, el
cual habita casi todas las horas del día, sin considerar
92
claro, las tres comidas: desayuno, almuerzo y
lonche/cena.
La mesa del comedor está llena de arepas, una
especie de tortilla de trigo propia del país cafetero y que
se come casi religiosamente en las tres comidas del día;
el infaltable café o tinto servido en pequeñas tazas; y la
mazamorra, una bebida extraída del maíz hervido que se
puede acompañar con mermelada de guayaba para
endulzar el paladar.
El dibujante se sienta a la mesa mientras Myriam
continúa con el ajetreo matutino llevando todo lo
necesario para el desayuno. A su lado, y recostada en
una silla de ruedas se encuentra Doña Isaura, su suegra.
93
-Ella es Doña Isaura, la engreída de la casa–, me
dice. –Es una mujer fuerte. Con 91 años encima y mira
qué bien se encuentra. ¡Ya quisiera yo llegar a esa edad!
-¿Qué dice usted? ¡Hable más fuerte! – le
reclama la susodicha. –¿Qué estará usted hablando de
mí?
Doña Isaura tuvo 11 hijos y ya perdió a su esposo
hace aproximadamente 60 años. Fue por ella que Pablo
y Myriam decidieron dejar las tierras norteamericanas y
cambiarlas por el campo. La mujer sufrió de
descalcificación y todos los discos de su espalda cayeron
uno a uno como una escalera. Por ese entonces, los
hermanos de Myriam se hicieron cargo de la situación y
la internaron en el hospital como lo había indicado el
doctor. Sin embargo, la calidad de vida de la paciente
94
decrecía y la esposa de Pablo, quien viajaba
ocasionalmente para ver la evolución en la salud de su
madre, se preocupaba cada vez más con cada visita.
Entonces decidió regresar a Colombia
permanentemente. “Mira cómo es mi flaquita”, me contó
Pablo Marcos, “me dijo que vendría a hacerse cargo de
su madre, a regresarla a su casa porque de ninguna
manera la vería morir en una cama del hospital. Eso pasó
ya en el 2010”.
El artista amaba demasiado a su esposa como
para renegar de su decisión y aunque le entristeció
pensar su vida alejado de ella, entendía que Myriam no
estaría tranquila hasta cuidar ella misma de su madre y
verla recuperada.
95
–Pero yo no podía dejarla sola. –Recuerda
Marcos– Así que después de unos meses, decidimos
instalarnos permanentemente en Colombia. Su madre la
necesitaba. Y yo la necesitaba a ella.
–¿Está rica la mazamorra, mi princesa?, –
exclamó Myriam una vez de regreso en el comedor.
–Pues está muy caliente, mija, yo creo que usted
quiere que me queme. –respondió Doña Isaura.
–Ay mi reina, –le increpó su hija– ¿cómo va a
creer eso pues? Tiene que comer toda la mazamorra
usted solita.
–Esto es de todos los días–, me dice el artista–
pero Myriam es feliz de que su madre pueda comer ella
96
sola, que se lave la cara y pueda caminar hasta el baño.
Antes sólo andaba postrada en una cama. Mi flaquita es
muy fuerte, ¿no?
Myriam esbozó una sonrisa avergonzada. Pablo
se sentía orgulloso de comentarme lo feliz que estaba
con su flaquita, la mujer que no sólo había decidido
dejar sus comodidades en la ciudad, por convertirse en
una especie de enfermera para su madre, sino también la
mujer que lo había sacado del agujero oscuro al que cayó
cuando perdió a Norma, su esposa.
Los primeros años de convivencia juntos fueron
complicados. Pablo había desarrollado una dependencia
al alcohol luego de quedarse viudo, y no fue fácil para
ninguno de los dos combatir con ello. Myriam lo
controlaba cuidadosamente, quitando todas las botellas
97
de la casa, evitando que salga hacia algún club o bar a
beber. La mínima excusa era buena para que un vaso de
alcohol cayera en sus manos y no podía permitirlo.
A partir de su matrimonio, la colombiana no se
dedicó a otra cosa más que a cuidarlo. Sabía que su
ahora esposo había tenido un periodo oscuro en su vida y
una mujer había sido la responsable. Ella lo sabía muy
bien y nunca trató de ignorarlo. Aprendió a vivir con
ello.
Poco a poco para Marcos le llegó una especie de
despertar. Myriam le trajo alegría a su vida apagada
desde la muerte de su primera mujer.
Fue gracias a su apoyo incondicional que el
peruano combatió el consumo de alcohol y, de nuevo,
volvió a la carga con su pasión, aquella que había
98
quedado guardada mientras se deshacía del dolor: el
dibujo.
–Bueno, muchas gracias por el desayuno. –Se
excusó el dibujante –Estuvo muy bueno. Ahora, si me
disculpan, me retiro.
–¿No quieres un tinto amor, para que te baje el
desayuno? –le preguntó su esposa.
–No, gracias flaquita. –Le respondió– Tengo que
mucho que avanzar.
Alrededor de las 9:30 am, Pablo Marcos regresó
a su estudio. No salió hasta el mediodía. Era parte de la
rutina diaria y que casi nunca –salvo con un invitado en
casa- se rompía.
99
Un día común en la vida de este artista es
bastante estructurado y sin muchas variaciones. A las 6
de la mañana, Pablo Marcos y su esposa se despiertan
para salir a caminar por el valle. Toman el camino más
largo y ven juntos el amanecer. No trotan, ni hacen
ejercicios. Sólo caminan juntos conversando sobre los
planes del día, las compras que necesitan hacerse, la
invitada a su casa que ha puesto de cabeza el rutinario
horario. Después de un poco más de una hora, cuando el
pueblo empieza con sus actividades, regresan a casa. A
veces Myriam decide ir a hacer yoga a un local ubicado a
unas cuadras de la casa, mientras que Pablo regresa
comprando las arepas.
Una vez en casa, se baña e inmediatamente se
encierra en su estudio hasta la hora del desayuno.
100
–Siempre tengo el televisor encendido en CNN. –
Me cuenta el artista– Puedo estar trabajando con mis
dibujos, pero no por eso debo dejar de estar informado
sobre el mundo. Si no, sería un completo antisocial.
Su espacio de trabajo está lleno de libros en
español, inglés y japonés. Tiene una mesa de trabajo de
vidrio que ocupa un cuarto de la habitación. Esta, se
encuentra invadida de papeles con bocetos, pruebas de
las mezclas de colores de sus óleos, anteriores
referencias para el dibujo actual, entre muchos de los
pinceles que utiliza para cada mínimo detalle de su
última creación.
El espacio de trabajo contiene 2 impresoras: una
tamaño oficina y otra que duplica su tamaño. Además,
101
cuenta con un escáner tamaño A3 para enviar sus
trabajos y propuestas al extranjero.
Utiliza una PC con una pantalla de 29 pulgadas
para trabajar en la parte digital de su trabajo. Los
retoques a computadora, la inserción de los posibles
textos, el escaneo o la impresión. En la pared, cuelga un
cuadro dibujado por él en el que, a modo de caricatura,
se retrató a sí mismo junto su esposa Myriam, por quien
agarra de una muy delgada cintura. “Ese es uno de mis
dibujos favorito”, me cuenta mientras me muestra su
espacio.
Además, cuenta con un sillón amplio para recibir
a alguna visita –como mi caso– que quiera hacerle
compañía durante su horario de trabajo.
102
Mientras me encuentro allí, acompañándolo, sin
palabra pronunciada, el se concentra en su reciente
creación artística. Prueba los colores, bocetea las formas
de la mujer amazonas que está por retratar y que
anteriormente ya ha realizado. Esta vez, sin embargo,
quiere probar una nueva pose para ella.
No hay palabras. Sólo el ruido de la televisión
prendida rompe con la monotonía del momento. Me
paseo por la habitación, admirando sus libros, la larga
pila de hojas acumuladas por montones en diferentes
partes del cuarto, pero mi presencia no lo incomoda. Se
concentra en su trabajo y en cada uno de los detalles
femeninos del cuerpo de la heroína. Cambia los lápices
que usa, saca su cuchilla y empieza a afilarlos. Regresa a
103
la hoja en semi-blanco y continúa. No dice palabra.
Tampoco yo por temor a interrumpirlo.
A las 12 del mediodía en punto, deja su trabajo
en la mesa y sale automáticamente a dar un paseo por el
pueblo. A veces lo acompaña su esposa; otras,
simplemente lanza un: ‘ya vengo’, coge su casaca y sale
a caminar.
“Myriam me ha acostumbrado a salir. Dice que
no puedo estar encerrado todo el tiempo y tiene razón”,
me cuenta mientras lo acompaño en una de las tantas
ocasiones. En aquella oportunidad, visitamos a uno de
los hermanos de su esposa, Archibaldo, el más ocurrente
y gracioso de la familia Giraldo. “Me divierte. Es el más
disparatado de toda la familia de mi ‘flaqui’”, me cuenta.
104
Intercambian chistes, conversan sobre la falta de
atención del municipio por las obras de recuperación de
carreteras, mencionan las buenas relaciones entre Perú y
Colombia debido a mi presencia. Marcos sólo atina a reír
con todas las ocurrencias de su cuñado. Después de una
corta charla, decidimos continuar con el recorrido,
buscando algún establecimiento para tomar el tinto de
rigor. “Es una costumbre que ya no se me quita con
nada. Soy peruano, mexicano, colombiano. ¿Soy muchas
personas, no crees?”
“Sí, lo es”, pensé. Es uno y varios al mismo
tiempo, pero a través de sus dibujos.
A pesar de estar en ‘pausa’ y beber su café,
Marcos aún tiene su atención sobre aquella hoja a medio
dibujar que dejó en su mesa. No está seguro de si deba
105
seguir exagerando los músculos del cuerpo de la fémina,
o empezar a decidir los colores que la acompañarán.
El aire es cálido en El Carmen. El sol empieza a
pegar con fuerza y los pobladores alimentan a las pocas
palomas que se acercan a la fuente. Marcos susurra para
sí, toma la servilleta y saca un lápiz de su bolsillo de la
camisa. Escribe algunas ideas que se le ocurren, bocetea
lo que se le ocurre y, al percatarse de mi atención, me
comenta:
–Yo hago las cosas al revés. Me dicen A y yo
hago B–, me cuenta mientras toma un par de tragos de su
café-. Empiezo por el final y termino por el comienzo.
La cuestión es sencilla. Por ejemplo, como una
regla implícita, los dibujantes suelen pintar primero el
fondo, el paisaje, el background pues contienen formas,
106
tamaños y mezclas de colores que determinarán el
trabajo final. Una vez que lo tienen listo, empiezan a
bocetear y pintar el personaje del primer plano.
Bueno, Marcos hace lo opuesto. Él empieza
trazando al personaje principal que estará sobresaliendo
y luego lo pinta. Después, se hace cargo del fondo. Esta
tarea resulta más complicada pues es más sencillo
empezar desde lo grande hacia los detalles minuciosos
del cuerpo, pero él ya se malacostumbró.
Se encuentra sumergido en esta disyuntiva,
pensando qué colores debe utilizar. De repente, su
esposa llega a donde nos encontrábamos, pide su tinto y
casi inmediatamente, Marcos le comenta su idea sobre
los colores que piensa usar. Son como cómplices,
compartiendo opiniones, definiendo ideas, concluyendo,
107
como ya lo han hecho antes, que así no debe trabajar.
Marcos promete una vez más cambiar su estilo, aún
sabiendo que no lo hará. Siempre va a su ritmo, a su
manera.
Regresamos a casa luego de diez minutos de
conversación. Apenas llegamos, él ingresa nuevamente a
su estudio y se sumerge en su obra mientras esperamos
por el almuerzo que se sirve sacramentalmente a la una
en punto de la tarde.
–Rutina –sentencia mientras conversamos una
noche durante la cena–, esa es la mejor forma de
mantener todo organizado. Y aún así no me alcanza el
tiempo para hacer todo lo que quisiera.
108
-Pero los trabajos que hace son para usted mismo
–me atrevo a preguntar–, ¿por qué dice que no le alcanza
el tiempo?
-Porque todo dibujo tiene su momento –
sentencia–. Es así. Como artista, lo sientes. Si le das
demasiado tiempo, te aburre, te cansas de él y lo
deshechas. Mientras más te concentres en él y lo
desarrolles, será una pieza viva, que respira por sí sola y
que podrá contar una historia.
No es sólo un pedazo de papel. Para Marcos, el
dibujo -su arte- es un ser vivo. Y por eso no lo considera
sólo como un trabajo. Para él es algo más. Es un estilo de
vida, por el cual propone una visión de su propia
realidad, dentro de fantasías, súper poderes y tragedias
entre sus personajes.
109
–Cuando viajé a Perú en el 2009 –me cuenta–,
me sentí muy emocionado por ver compañeros de trabajo
que compartieron un poco de su sabiduría. No creí que
hubiese tanta gente de mi generación reunida para hablar
de la historieta. Nunca lo hubiese creído.
En el 2009, Pablo Marcos recibió una invitación
del Club Nazca de la Historieta de Perú, una
organización formada por artistas, conocedores y
coleccionistas de la historieta, para recibir el Premio
‘Serrucho y Volantín’, un reconocimiento simbólico por
su vasta carrera en el extranjero.
Este grupo se fundó el 24 de abril de 1984, con el
único fin de difundir la cultura del cómic en el Perú. De
esta manera, la cultura de la historieta que nació en los
años 60’ seguiría vigente hasta la actualidad.
110
Por eso, el Club institucionalizó el 12 de
setiembre como el Día de la Historieta Peruana, en
conmemoración de un hecho ocurrido en esa misma
fecha en 1956: El diario ‘Última Hora’ decidió
reemplazar tiras cómicas extranjeras por producto
nacional. A partir de entonces, los artistas nacionales
buscaron distintas formas de difusión de sus trabajos
para demostrar que también los peruanos son capaces de
contar historias de calidad y entretenimiento.
Pablo Marcos agradeció el gesto que sus amigos
de otrora época habían tenido con él. Decidió dejar
Colombia y viajar junto a su esposa Myriam por un par
de semanas para el evento.
La actividad se realizó en el Centro Cultural de la
Pontificia Universidad Católica del Perú y reunió a
111
Marcos con amigos como Carlos Crisóstomo, el
humorista gráfico y editor de la página de cómics, Javier
Prado, su colega Juan Acevedo –creador del Cuy-, así
como con su maestro de la infancia, el guionista Juan
Rivera Saavedra, quien le La actividad se realizó en el
Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del
Perú y reunió a Marcos con amigos como el humorista
gráfico y editor de la página de cómics LA NUEZ, Javier
Prado, su colega Juan Acevedo –creador de El Cuy-, así
como con su maestro de la infancia, el guionista Juan
Rivera Saavedra, quien fue quien lo inspiró con las
historias del precoz Quino, creador de la siempre astuta
‘Mafalda’.
–Aquella ocasión –recuerda–, me emocioné
mucho. No pensé que habría tanta audiencia interesada
112
no sólo en mi arte y trayectoria, sino en el mundo del
cómic. Mi hermano Alfredo estuvo allí y me dedicó unas
palabras muy emotivas. No pensé que la legión de
fanáticos en Perú había crecido tanto.
Marcos vive tranquilo en Colombia, con su
producción de dibujos tanto para su propio portafolio
como para algunas comisiones que le encargan en
Estados Unidos. Es decir, trabajos que son requeridos
por amigos, fanáticos o amantes de su estilo.
Pese a su retiro, Marcos no se detiene. Cada año
viaja al menos unos tres veces a Estados Unidos para
participar de convenciones de cómics que se celebran
principalmente en Florida.
–Llegar a una convención –relata– en donde se
reúne el amor a este arte, y demostrar tu producción es
113
como una fiesta. Todos compartimos el mismo
sentimiento: contamos historias de acuerdo a nuestro
estilo y relatamos un universo paralelo para cada uno de
nuestros personajes.
Pablo Marcos tiene 75 años de vida y no quiere
detenerse. El dibujo es parte de su día a día y aunque
está alejado de todo ese ajetreo de la industria del cómic
en las tierras de Stan Lee y se encuentra en un apacible
pueblo de los andes colombianos, continúa produciendo.
Él se siente afortunado de haber cumplido su
sueño: vivir de su afición. Su primera esposa le dio la
mano para llegar a la cima, y al mismo tiempo, tras su
muerte, lo sumergió en las más profundas de las
tristezas. Sin embargo, se redime en otra mujer, quien, a
114
base de paciencia y guía, ordena su vida nuevamente
para que se levante una vez más, tome el lápiz por una
segunda vez y continúe realizando su sueño.
Es ahí, es en ese instante en el que se da cuenta
que su obsesión por el arte no es lo que lo mantiene a
flote. Es ese apoyo, el sentir ese empuje de estas dos
mujeres, que cada una en su momento, le dieron un
sentido a su vida. Sin ellas, no pudo convertirse en ese
cautivo de las viñetas que sólo existe dentro de sus
dibujos en el gran universo del cómic, un mundo lleno
de historias y personajes que siempre lo harán soñar.
CÓMO SE HIZO
Más allá del prisionero, las viñetas y sus mujeres
115
Escribir un libro no es una tarea tan simple. Sobre
todo cuando decides enfocar tu atención en un personaje
que ni siquiera vive en tu país pero que su drama
personal te parece interesante y relevante. Pablo Marcos
es uno de los historietistas peruanos más reconocidos en
Estados Unidos, en donde la meca del ‘cómic’ cada vez
acoge a más fanáticos de personajes con súper poderes.
Pues bien, encontrar un sentido al libro al contar
el drama de un hombre que encuentra una dirección en
su vida a través del dibujo y el amor a sus dos esposas
(enviudó y volvió a contraer matrimonio) ha resultado
confuso. La información de reporteo y datos sobre sus
logros es basta. Enumerar sus creaciones en tinta no es lo
complicado. Lo que sí, es narrar ese drama personal que
lo llevó a la cima de su carrera artística y al mismo
116
tiempo involucró la presencia necesaria de su primera y
segunda esposa.
Encontrar la forma de realizar escenas resultó la
tarea más complicada por el tema geográfico. Él
actualmente reside en Colombia. Yo, en Lima. Después
de un esfuerzo, viajé hasta su casa en Antioquia,
Medellín para convivir unos 5 días con él y su esposa
Myriam.
Luego de leer entrevistas que brindó a los medios
tanto peruanos como extranjeros, y conversar con
familiares y amigos cercanos que residen en el Perú, y
algunos en el extranjero, me di cuenta que Pablo Marcos
no tenía problemas para contar sus logros o la cronología
de su trabajo –algunas veces con ciertas lagunas en la
secuencia debido a la edad, naturalmente-. Sin embargo,
117
conversar de sus temas íntimos, como la muerte de su
primera esposa Norma y su caída en el alcohol tras esa
pérdida fueron los retos que me trazó, además de su
peculiar timidez. Y al mencionar esto último, no me
refiero a que no sea conversador o sea introvertido, sino
más bien, me refiero a una timidez de carácter. Toma
con calma los inconvenientes que pueden presentarse, no
se exaspera fácilmente y es difícil lograr que algo
verdaderamente lo moleste.
La redacción de los dos capítulos de este libro se
basó, durante el primer ciclo, en la narración de su
carrera como caricaturista e ilustrador en diarios locales
de los años 60, como Expreso, aquí en el Perú. Narrar su
historia familiar y cómo viajó de su natal Chincha hasta
Lima fue complicado para su hermana mayor Gloria
118
Marcos, quien en todo momento se mostró desconfiada
con la cantidad de situaciones anecdóticas que contaba
ante mi grabadora. Sin embargo, luego de mucha
persuasión e insistencia, permitió que muchos de los
pasajes que la incomodaban, puedan salir a la luz.
Durante la construcción de los dos episodios,
pude conversar con Marcos a través de correos
electrónicos o vía Skype, debido a la, ya mencionada,
distancia. Siempre se mostró muy abierto a contarme los
detalles de cada pregunta que poseía para él, recordando
anécdotas a veces hasta inútiles para mis propósitos
académicos, pero relevantes para entender su carácter.
La entrevista con su hijo menor, Pablo Marcos
Jr., fue casi un regalo de la casualidad. Él reside en
Manhattan, Nueva York, pero en el 2011, se encontraba
119
de viaje de negocios por Lima, y su tía Gloria Marcos,
me comunicó de su presencia en nuestra capital. Para no
desaprovechar esta oportunidad, decidí contactarlo. Muy
amablemente decidió cederme un espacio en su agenda
para poder conversar sobre su padre y la relación con su
madre Norma, así como lo que significó su muerte en la
familia y, sobretodo, en el artista.
Al ir avanzando con la escritura de este libro, me
percaté que no sólo el dibujo era el único y más
importante tesoro para Marcos. La importancia de la
figura conyugal como su primera esposa Norma, y
posteriormente con su actual señora, Myriam Giraldo,
me hicieron caer en cuenta que era la mujer quien
sostenía este estilo de vida que lo permitía encerrarse
entre sus dibujos y que mantenían, en cierta forma, el
120
orden de su vida real, con los hijos y los problemas
cotidianos.
Por ello, el enfoque del libro que tenía en un
primer momento, cambió de rumbo y por ello decidí
darle más potencia no sólo a su consistencia con el
trabajo, sino resaltar la presencia de estas dos mujeres en
su vida, quienes lo ayudaron a organizarla y, de alguna
manera, mantenerlo despreocupado del exterior de su
estudio.
La historia resulta interesante. Con su primera
esposa, quien se encarga del sostén familiar y la
educación de los hijos, es que Pablo Marcos consigue
enfrascarse en su mundo de trazos e historias, lo que le
permite recibir mayores ofertas y mejores salarios,
121
además de la oportunidad de conocer nuevas técnicas y
mejorar la suya.
La muerte de Norma Martínez Mendoza fue lo
que desencadenó un quiebre en la historia de Marcos. No
sólo en el ámbito personal, sino también laboral. Lo
sumergió en una depresión, descuidó la convivencia con
sus hijos y por sobretodo, dejó de lado ese arte por el que
supuestamente vivía. No fue sino hasta la aparición de su
nueva esposa, Myriam Giraldo que Pablo Marcos dejó
sus vicios, organizó nuevamente su vida y retomó
proyectos que había dejado en el olvido. Es así que la
presencia de estas dos mujeres cambió el rumbo de este
perfil. Pues pusieron sobre la mesa una tesis que debía
ser considerada para entender al Marcos, para observar
que todo personaje tiene inflexiones en su vida que lo
122
hacen detenerse y que lo deja a la deriva: rendirse o
continuar.
Una vez realizada la convivencia con Pablo
Marcos, decidí realizar el tercer capítulo contando su
vida en Colombia ya en el supuesto retiro obligatorio –
por la edad, más que por el deseo-. Conocerlo de cerca,
me dio una mirada distinta a todo lo que había leído. No
se trataba de un personaje taciturno y solitario. Se trata
de un dibujante que se enclaustra a sí mismo en su arte
para contar sus propias historias a través del lápiz y los
colores.
Además, decidí integrar en esta última parte del
relato, el reconocimiento que obtuvo en el 2009 por la
Universidad Católica del Perú como historietista ilustre.
Esto me pareció necesario incluirlo puesto que, en su
123
propia tierra, es un perfecto desconocido, alguien de
quien no se conocen los máximos logros que alcanzó en
los Estados Unidos; un campeón a quien no se le
reconocen las victorias.
CRONOLOGÍA
1937: Nació Pablo Marcos Ortega el 31 de marzo en
Larán, Chincha Alta.
1951: A los 13 años, Pablo Marcos obtiene su primer
trabajo en la edición vespertina del diario ‘La Prensa’,
‘El Diario’ como caricaturista e ilustrador.
1957: Nace la hija de su primera esposa Norma
Martínez Mendoza, Judith, producto de una relación
anterior.
1960: Empezó a trabajar en la revista de humor político
‘Zamba Canuta’ junto a Juan Osorio.
Pablo Marcos y Norma Martínez se dieron el sí
en la Iglesia de los Desamparados junto a sus familiares
y amigos.
124
1966: Guillermo Lavalle Vásquez, alias Pichuzo fue
fusilado en la Isla San Lorenzo al encontrarlo culpable
en el caso de abuso sexual y decapitación de un menor
de edad. Marcos presencia su ejecución e ilustra el
hecho.
1967: Pablo Macos viaja sin su familia a México y
trabaja en la Editorial Novaro.
1968: La familia de Marcos se estableció con el artista
en México de Manera permanente.
1970: Pablo Marcos y su familia viajan a Estados Unidos
de manera permanente.
1972 Publicación DOSSIER NEGRO, Libro de
historietas del sello IBERO MUNDIAL DE
EDICIONES, en los números: Ext.2 (EXTRA
VERANO 73), 35, 37 (FRANKENSTEIN), 45 (EL
POZO DEL HORROR), 50 (LA MALDICIÓN DEL
BRUJO), 51, 52 (¡VENGANZA, HERMANO,
VENGANZA!), 56, 57 (LA VIEJA DAMA VAMPIRO),
61 (ÁLZATE Y MUERE DE NUEVO), 62 (LOS
MÓNSTRUOS DE LA POLUCIÓN), 64 (LA REINA
DE LOS VAMPIROS), 66 (UN VAMPIRO CONTRA
EL VUDÚ), 67 (LA SAGA DEL MÓNSTRUO DE
FRANKENSTEIN), 69, 83 (ORGÍA DE SANGRE / EL
MEJOR VAMPIRO / EL CUBIL DEL MÓNSTRUO),
84, 121, 122, 126 (FANGO MORTAL), 131, 133
125
(BONGA Y YO), 139 (VENGANZA Y CÍA), 188
(YO... VAMPIRO)
1973 ESCALOFRIO, Cuaderno de historietas del sello
EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 1, 3, 8,
12, 37
VAMPUS, REVISTA DE HISTORIETAS del
sello IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los
números: Ext.4
1974 RUFUS, REVISTA DE HISTORIETAS del sello
IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los números:
Ext.1, 22
1975 S.O.S., Cuaderno de historietas del sello
EDIVAL, S.A., en el número: 15
RELATOS SALVAJES V.1, REVISTA DE
HISTORIETAS del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A.,
en los números: 22, 25, 73
1979 ANUAL`80, Libro de historietas del sello
EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 1
(CONAN THE BARBARIAN. ANUAL`80)
1980 LOS INSUPERABLES V.1, Cuaderno de
historietas del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los
números: 26, 27
126
DELTA, REVISTA DE HISTORIETAS del sello
EDICIONES DELTA, en los números: 1
1982 Estreno de la película basada en el comic Conan
El Bárbaro, estelarizada por Arnold Schwarzenegger.
Publicación de LA ESPADA SALVAJE DE
CONAN, REVISTA DE HISTORIETAS del sello
EDITORIAL PLANETA, S.A., en los números: 25, 26,
28, 31, 32, 46, 58
SUPER CONAN, Libro de historietas del sello
EDITORIAL PLANETA, S.A., en los números: 4
(CONAN EL RENEGADO), 11 (EL PUEBLO DEL
CÍRCULO NEGRO Y OTRAS AVENTURAS)
1983 CAPITAN AMERICA, Cuaderno de historietas
del sello EDICIONES SURCO, en los números: 2, 3
LOS 4 FANTÁSTICOS, Cuaderno de historietas
del sello EDICIONES FORUM, S.A., en los números: 8,
12, 13, 14
1984 Se funda el 24 de abril el Club Nazca de la
Historieta de Perú.
1985: Norma Martínez Mendoza falleció el 6 de
noviembre a los 42 años.
127
BATMAN, Cuaderno de historietas del sello
EDICIONES ZINCO, S.A., en los números: 13
1986: EL HOMBRE DE HIERRO. IRON MAN,
Cuaderno de historietas del sello EDICIONES FORUM,
S.A., en los números: 13
1987: Pablo Marcos y Myriam Giraldo se casaron el 10
de noviembre.
1988 STAR BRAND, Cuaderno de historietas del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 10
1989: CONAN, Cuaderno de historietas del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 11, 12
MARVEL HEROES, del sello EDITORIAL
PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: Ext.6
1990 LIGA DE LA JUSTICIA EUROPA, Cuaderno
de historietas del sello EDICIONES ZINCO, S.A., en los
números: 15
1991: LA ESPADA SALVAJE DE CONAN. 2ª
EDICIÓN, REVISTA DE HISTORIETAS del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 13
128
1995: SOLOMON KANE, PUBLICACIÓN CON
HISTORIETAS del sello FANTASÍA E
ILUSTRACIÓN FANTÁSTICA, en los números: 1
STAR TREK: LA NUEVA GENERACIÓN,
Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-
DEAGOSTINI, S.A., en los números: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7,
8, 9, 10, 11, 12
1996 EXTRA CONAN, Libro de historietas del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 2
2004 RUSE, Libro de historietas del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 4 (Las maquinaciones de Miranda Cross)
2005 SPIDERMAN, PETER PARKER, del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 10
2006 LA ESPADA SALVAJE DE CONAN (3ª
EDICIÓN), REVISTA DE HISTORIETAS del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 28, 31, 32, 46, 58
2007 SAGAS DC, Libro de historietas del sello
EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los
números: 4 (INVASIÓN)
129
2008 LA IRA DEL ESPECTRO, Libro de historietas
del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A.,
en los números: 1
CLÁSICOS DC. LOS NUEVOS TITANES,
Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-
DEAGOSTINI, S.A., en los números: 26
RED SONJA. LA DIABLESA DE LA ESPADA,
Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en
los números: 2 (ARQUEROS), 6 (MUERTE)
2009 Marcos recibió en el Perú el Premio ‘Serrucho y
Volantín’, un reconocimiento simbólico por su vasta
carrera en el extranjero de parte del Club Nasca.
Publicación de RED SONJA, Libro de historietas
del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 4
(VIAJES), 5 (RELATOS SALVAJES)
2010 Pablo Marcos y Myriam Giraldo se mudan a
Carmen del Viboral, Medellín, Colombia.
Publicación de LOS VENGADORES. LA SAGA
DE KORVAC, Libro de historietas del sello PANINI
ESPAÑA, S.A., en los números: 1
2011 LOS VENGADORES. NOCHES DE
WUNDAGORE, Libro de historietas del sello PANINI
ESPAÑA, S.A., en los números: 1
130
VIDA Y MUERTE DEL CAPITÁN MARVEL,
Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en
los números: 1
2011 EL PODEROSO THOR, Libro de historietas del
sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 1.
2012 Pablo Marcos fue invitado a una serie de
conferencias sobre el cómic en California, Estados
Unidos.
131
FOTOGRAFÍAS
Pablo Marcos en una hacienda ubicada en el municipio
de Carmen del Viboral, Antioquia, Medellín - Colombia
132
1967. Pablo Marcos (arriba, izquierda) en un día de
playa junto a su esposa Norma Martínez (abajo,
izquierda), su hermana Gloria Marcos (abajo, derecha),
su cuñado (arriba, derecha) y su sobrina.
133
Pablo Marcos durante sus primeros años trabajando para
el diario Expreso.
El último trabajo de dibujo. Un proyecto presentado en
el Perú para lanzar un cómic o como parte de un libro de
Educación.
134
Matrimonio. Pablo Marcos y Norma Martínez, junto a
sus familias, contrajeron matrimonio civil.
2012. Estudio de Pablo Marcos en Colombia.
135
2007. Pablo Marcos junto a su segunda esposa Myriam
Giraldo en una exposición en Estados Unidos.
136
Conan, el bárbaro, trabajado por el artista Pablo Marcos.
137
Ilustración realizada por Pablo Marcos de Conan el
Bárbaro.
138
ÍNDICE
PRÓLOGO por Javier Prado 5
CAPÍTULO 1 9
Pablo Marcos: El prisionero en su laberinto
CAPITULO II 55
Viviendo entre viñetas… y Norma
CAPITULO III 94
El prisionero en el exilio
CÓMO SE HIZO 123
Más allá del prisionero, las viñetas y sus mujeres
CRONOLOGÍA 132
FOTOGRAFÍAS 140