Pablo Guevara Miraval

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Pablo Guevara Festival deLima 11Encuentro Latinoamericano de Cine

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Pablo Guevara Miraval. Poeta y cineasta peruano. Biofilmografía.

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Pablo

Gu

evara

Festival deLima 11Encuentro Latinoamericano de Cine

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Pablo guevara

[ por Edgar Saba* ]

E ntre los escritores peruanos que mayor relación han tenido con el cine se destaca Pablo Guevara (1930-2006), quien por espacio de

cincuenta años ejerció la crítica y la do-cencia cinematográficas e incursionó tam-bién en el terreno de la realización. En el cine, como en la literatura, Guevara dio fe de ese espíritu infatigable que caracteriza la necesidad de expresión de todo genuino artista y, a la vez, como en su caso, promo-tor cultural, lo que ha permitido inscribir su nombre entre los más entusiastas ani-madores de la actividad cinematográfica en nuestro país. Por esa abarcadora trayec-toria que se inició entre los fundadores del movimiento cineclubístico peruano en los años cincuenta, que continuó luego con la dirección de documentales y programas educativos en los que supo trascender el propósito didáctico con un singular acer-camiento a temas, personajes y entornos, y que se ha visto coronada en las aulas universitarias, el Festival de Lima le dedi-ca este merecido homenaje póstumo, que reconoce el ejemplo de quien dedicó su vida a ennoblecer al arte con su pluma, la cámara y el magisterio.

[*] Director del Festival de Lima.

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Pablo Guevara: de la cinefilia a la realización

L a afición al cine de Pablo Gueva-ra fue temprana y logró encontrar en sus años universitarios en Lima un espacio para encauzarla: el

cineclubismo, representado en ese enton-ces por el Cine Club de Lima, fundado en 1953, y pionero de estos grupos en la capi-tal. Allí Pablo llegó a ejercer como secreta-rio y se codeó con quienes representaban la cultura cinematográfica del momento: el polaco André Ruszkowski, el italiano Claudio Capasso, los peruanos Emilio Her-man y Rodolfo Ledgard, entre otros. Unos años antes ese vínculo le hubiera sido ne-gado, pues no hubo nada similar antes de los años cincuenta.

Pero fue en Europa donde su afición se perfiló de manera más clara. Primero en Madrid y luego en París, la ciudad cinéfila por excelencia, que vivía en la segunda mi-tad de los años cincuenta la efervescencia creada por la revista Cahiers du Cinema y la gestación del movimiento de la nouvelle vague. En París Pablo vio mucho cine y la Cinemateque Francaise, suerte de basílica

[ por ISaac LEón FríaS ]

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central de la fe cinéfila, casi una madraza laica de formación audiovisual, constituyó para él, como para tantos otros, el espa-cio de descubrimiento de ese cine que por tantos años lo tuvo como un privilegia-do exégeta aunque –lástima– no escribió todo lo que hubiera sido deseable sobre Murnau, Lang, Rossellini, Mizoguchi, Hit-chcock, Preminger, Renoir, Minnelli, entre otros que lo motivaban a sostener largas y animadas conversaciones.

De vuelta a Lima participó, junto con Lucho Garrido Lecca, que venía de estu-diar cine en Berlín, en la realización de cortos de encargo para Cooperación Popu-lar y otros organismos estatales durante los primeros años del gobierno de Fernando Belaunde en la primera mitad de la década del sesenta. En esos años, Pablo hizo pre-sentaciones en el naciente Cine Club del Museo de Arte, con una erudición inusual en nuestro medio.

Su incorporación a la revista Hablemos de Cine en 1966 supuso una etapa muy activa en la relación de Pablo con la cul-tura cinematográfica. Cierto, los jóvenes críticos de esa revista no eran los dos ex-perimentados Jean parisinos con los que

hizo amistad (Domarchi y Douchet, dos de las figuras históricas de Cahiers du Ci-nema), pero formaban un grupo entusias-ta para quienes su voz, siempre ilustrada y llena de referencias que trascendían el campo estrictamente cinematográfico, era altamente motivadora. Guevara, que tuvo siempre una clara vocación docente, ope-ró como maestro, aunque sin ortodoxia y con mucha amplitud.

Del interés por la obra de esas figuras clásicas, que se concretó especialmente en un ensayo sobre Joseph. L. Mankiewicz, que debe estar entre lo mejor que se ha escrito en lengua española sobre el autor de La malvada y La condesa descalza, fue evolucionando hacia los nuevos cines, especialmente el alemán, que Werner Herzog introdujo a fines de 1971 en una amplia muestra exhibida en el auditorio del Colegio Champagnat, en la que los comentarios siempre versados de Pablo se hicieron escuchar en diversas ocasiones. Asimismo, su preocupación por el nuevo cine latinoamericano y su deseo de aportar a la expresión fílmica en el país lo acer-caron cada vez más a lo que estaba en el centro de sus motivaciones: la creación.

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“Para los jóvenes críticos de la revista

Hablemos de cine, la voz de Pablo

era altamente motivadora. Guevara,

que tuvo siempre una clara vocación

docente, operó como maestro, aunque

sin ortodoxia y con mucha amplitud”.

[Isaac León Frías]

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Pablo solía decir que con la poesía expre-saba su yo íntimo y con el cine su vincu-lación con el mundo exterior y que, por lo tanto, estas no eran en absoluto prácticas incompatibles.

Sin embargo, las condiciones del cine en el Perú –la falta de una industria, la di-ficultad del riesgo en una producción que requería gastos– unidas a una personalidad que, sin duda, tenía muy poco o nada de hombre de empresa o relacionista público, inhibieron el desarrollo de una obra que, a fin de cuentas, se limitó a unos pocos cortos. Más bien, la docencia lo tuvo muy atareado en las últimas décadas, tanto en los cursos y talleres de realización fílmica que tuvo a su cargo como en los cursos y seminarios de literatura.

Es momento de revisar su pequeño pero significativo aporte a la realización cine-matográfica en el país. Aquí están sus dos cortos más conocidos, incluidos en el ho-menaje que el Festival de Lima le ofrece: Semilla y Periódico de ayer, que suponen el paso de la sencillez a la complejidad, de un cine de referentes realistas a otro más estructurado, a tono con las búsquedas que en los años sesenta y setenta tienen lugar en diversos países del mundo.

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Durante la filmación de Historias del Ichi Ocllo (1982).

Pero también están sus trabajos reali-zados para el Centro de Teleducación de la Universidad Católica (el CETUC), de los cuales sólo el primero, Ichi Ocllo, tuvo difusión en su momento. Se desconocen los otros trabajos que la revista Tren de sombras está tratando de reunir, junto con Ichi Ocllo, en un video. En estos cortos, hechos en el umbral de los años ochenta, se podrá percibir el rumbo hacia el cual apuntaba el cine de Guevara: la indaga-ción antropológica, pero no a la manera documental de Jean Rouch, sino por ca-minos distintos, más consonantes con las búsquedas de Glauber Rocha o Pier Paolo Pasolini, aunadas a las de José María Ar-guedas, por ofrecer una pauta. Por cierto, esas menciones pueden resultar excesivas pero sirven como un punto de referencia o, si se quiere, de aclaración para aproxi-marse a una exploración que en definitiva era muy personal (como lo era todo en Pa-blo, desde su poesía y pensamiento) y que, lamentablemente, se interrumpió en poco tiempo, cuando el CETUC se apagó y dejó de ser ese activo centro de producción au-diovisual que fue por varios años.

El homenaje póstumo del Festival de Lima, en este caso, no es sólo el reconoci-

“Pablo Guevara fue auténtico y

consecuente. Cuando se equivocaba,

aprendía renegando y de pronto, sin

aspavientos, rectificaba emprendiendo

nuevamente el camino”.

[Mario Pozzi-Escot]

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miento a una actividad intelectual y creati-va, que viniendo de uno de los poetas más importantes de la Generación del 50, a la que Pablo decía no pertenecer, adquiere una significación especial. El homenaje es también un llamado a la revisión de su obra ensayística escrita (sus textos pu-blicados en Hablemos de Cine y también los que le sirvieron para la presentación de películas) y, sobre todo, de esa obra fílmica que no tuvo la continuidad ni la amplitud que Guevara hubiera deseado y que muchos esperábamos tuviera. La suya queda como una obra abierta, si se quiere fragmentaria, que postula posibilidades de lectura que seguramente depararán más de una sorpresa.

“Los proyectos cinematográficos

de Pablo Guevara han sido

siempre audaces y con un grado

de complejidad estética y teórica

que ha rebasado los parámetros, la

comprensión y la lógica de muchos de

sus productores y críticos”.

[Giancarlo Carbone]

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P ablo Guevara fue un amigo y maestro entrañable que dejó mu-chas lecciones y frases para sus alumnos y quienes tuvieron la

suerte de escucharlo. Aquí recojemos algu-nas de sus reflexiones, en las que habla so-bre la relación entre su trabajo en la poesía y su trabajo en el cine, su percepción sobre el arte, y la forma en que concibió Semilla, cortometraje que se exhibe en la oncena edición del Festival de Lima, que le rinde homenaje póstumo.

-“Yo mismo no tengo clara la relación entre lo que hago en poesía y lo que hago en cine. En poesía he podido llegar a ex-presar una serie de contenidos muy invo-lucrados con el tiempo en que vivimos. Pienso que si hubiera continuado hacien-do cine desde que empecé, en la década del sesenta, este hubiera ido paralelo a la poesía. Esas cosas que he logrado en los poemas probablemente las hubiera volca-do en lenguaje cinematográfico. Lo que no he podido hacer en cine siento que mi poesía sí lo ha logrado y esto sólo se en-

Poeta y hombre de cine

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tenderá cuando se llegue a conocer lo que he escrito en los últimos veinte años. Creo que un autor como yo, que maneja dos lenguajes artísticos reconocidos en el siglo XX, como son el cine y la poesía, tiene que haber tenido una osmosis o una expresión en ambos paralela y original”.

-“Para mí, el arte es una de las activida-des más elevadas que tiene el hombre. Lo he visto como una especie de sentimien-to sacro y no es que lo vincule con viejas teorías de que el arte es sagrado, ni que se contraponga con lo profano, sino que mi forma de acercarme ha sido la de quien va a recibir una revelación, una enuncia-ción, un contenido distinto al establecido por otros lenguajes que no son artísticos. Por ejemplo, cuando vi retrospectivas de Van Gogh en Europa sentí ese golpe de visión, que otros declaran haber sentido al leer a César Vallejo, a Carlos Germán Belli o a Emilio Adolfo Westphalen. En-tonces para mí el arte es siempre una de las más elevadas formas de expresión y de comunicación que tiene el ser humano, al mismo nivel que la ciencia o que el tra-bajo humano. Marx decía que las tres for-mas más elevadas de la actividad humana podían circunscribirse al trabajo humano –cualquier tipo de trabajo laboral–, el arte

humano y la ciencia humana. Escogí el arte, que también significa un trabajo, pero llevado a nivel de revelación. El arte sirve para revelar cosas que de otra forma el ser humano no podría expresar”.

-“Semilla fue una obra exclusivamente de autoría que sí terminé. Trata sobre un festival folclórico en la región altiplánica, particularmente en Puno, al cual asistieron como 150 grupos folclóricos. Tomo a uno de los niños miembros de ese festival como personaje, desde que sale de su comuni-dad de origen, va al festival y luego retorna a la misma. Esta realidad es lo que llama-ríamos hoy un cine de itinerario; tomo el itinerario de este niño, pero al mismo tiem-po me intereso por esta especie de des-lumbramiento del niño ante una realidad moderna y distinta a la suya. La búsqueda a través de los ojos de este niño es uno de los motivos de la película, que intenta plasmar una nueva concepción de la realidad, sin perder sus orígenes. Lo que Semilla plantea es una especie de transculturación en este niño, que ve su propia realidad enfrentada con una realidad moderna, al ver una uni-dad escolar en Puno, el paso de los carros y una serie de novedades que no hay en su comunidad. Semilla sería un equivalente al Gregorio de los ochenta”.

Escena de Semilla, cortometraje filmado en Puno (1969).

“Quien conoce la trayectoria de

Pablo Guevara alguna vez se habrá

preguntado qué cosa prefiere, la poesía

o el cine. Difícil e inútil pregunta, ya

que su quehacer ha estado siempre

ligado a ambas artes”.

[Giancarlo Carbone]

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biofilmoGrafía

P ablo Guevara Miraval nació en Lima en 1930. Estudió Letras en San Marcos y perteneció –junto a los poetas Carlos Germán Belli,

Alejandro Romualdo, Juan Gonzalo Rose y Washington Delgado– a la llamada Gene-ración del 50. Todos ellos eran amigos de don Jorge Puccinelli, quien los reunió en la revista Letras Peruanas. Fue allí donde Guevara publicó sus primeros textos. Lla-mó la atención por ser el más joven de los colaboradores de la revista y por su vigor poético. Sin embargo, su paso por el cine peruano no fue menos interesante que el que recorrió en la poesía, a pesar de su frustrada carrera cinematográfica. Tuvo como profesores a Juan Antonio Bardem y a Luis García Berlanga y como compa-ñeros de aula a los directores españoles Miguel Picazo (La tía Tula) y Manolo Sum-mers (Del rosa al amarillo) en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinema-tográficas de Madrid. Pablo Guevara estu-dió becado en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma y después en el Ecole Technique de Photographie et Cine-matographie de París.

Entre sus principales realizaciones tene-mos Semilla (1969), Hermano Lobo (1969) –filme inconcluso–, Periódico de ayer (1979), Historias del Ichi Ocllo (1982), Wa

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Qon: el señor de la noche (1981), Cuniraya (1984) y Unyana del norte (1984).

En el libro 100 años de cine en el Perú: una historia crítica, Ricardo Bedoya dice de Pablo Guevara: (…) “su vocación cinema-tográfica es la de los cineastas constructo-res –en la línea de Glauber Rocha, Dusan Makavejev o acaso Pasolini–, dispuestos a confrontar un discurso alimentándose de los más variados registros, dimensiones y niveles de la realidad. Lo cotidiano y lo mítico, lo puro y lo impuro, lo banal y lo imaginario, el humor y la cultura popular se concilian con la reflexión y la referencia culta. El cortometraje es, pues, una camisa de fuerza para la propuesta abarcadora de este cineasta que ha dejado, por aquí y por allá, proyectos sin abordar y un largo in-concluso, Hermano Lobo, que se empezó a rodar en 1969”.

Pablo Guevara falleció en Lima el 1 de noviembre del 2006.

“La vocación cinematográfica de

Pablo Guevara es la de los cineastas

constructores –en la línea de Glauber

Rocha, Dusan Makavejev o acaso

Pasolini–, dispuestos a confrontar un

discurso alimentándose de los más

variados registros, dimensiones y

niveles de la realidad”.

[Ricardo Bedoya]

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SeMillaPERú, 1969 - DURACIón: 20 MIn.

[ SInopSIS ]Semilla es una singular propuesta de Pa-

blo Guevara en la que el realizador acom-paña a un niño campesino desde que este sale de su comunidad hasta que vuelve, después de haber asistido a un festival folclórico en la ciudad de Puno. El inte-rés está puesto en el deslumbramiento del niño ante el descubrimiento de una reali-dad moderna y distinta a la que vive en su comunidad.

[ FIcHa TÉcnIca ]Dirección: Pablo Guevara

* Segundo premio Qonopa de Plata en el Segundo Festival del Cine Peruano, Casa de la Cultura (1967).

preSentacioneS en el festival de lima

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periódico de aYerPERú, 1979 - DuRACión: 10 Min.

[ SInopSIS ]Uno de los cortometrajes más personales

e inovadores realizados en los años setenta. Periódico de ayer evidencia un trabajo de construcción, de elaboración de un discur-so fílmico, realmente inédito en nuestro país. Lo que se inicia como un documental algo melancólico (por la inclusión de Llan-to de luna, a cargo de Leo Marini) sobre el recorrido de los micros que circulan desde el centro de Lima hasta los barrios margina-les, pasa a convertirse, con la introducción de un ladronzuelo que ingresa a una casa y observa fotografías de hace 20 años, en una reflexión sobre el pasado contrapuesto al presente.

[ FIcHa TÉcnIca ]Dirección, guión y producción: Pablo GuevaraFotografía: Orlando MachiavelloEdición: Alberto DurantProducción: Inca Films

* Primer Premio del IV Festival de Cine, TV y Radio del CETUC.

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Fuentes:-100 años de cine en el Perú: una historia crítica, de Ricardo Bedoya. Lima: Universidad de Lima, 1995.

-El cine en el Perú: 1950-1972, testimonios, de Giancarlo Carbone. Lima: Universidad de Lima, 1993.

-“Lectura de domingo”, de Tulio Mora. Diario Cambio, 8 de agosto de 1999.

-“La poesía siempre gana”, de Roger Santiváñez. En el su-plemento Cultura del diario El Sol, 23 de marzo de 1998. -“Botella al mar”, de Federico de Cárdenas. 13 de febrero

de 1983.

Agradecimientos:Hanne Borup, esposa de Pablo GuevaraIsaac León FríasFederico de CárdenasGiancarlo CarboneMario Pozzi-EscotJosé Carlos Cabrejos

Fotos: -Archivo de Hablemos de Cine-Butaca, revista del Cine Arte de San Marcos-Tren de Sombras, revista de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia universidad Católica del Perú-Familia Guevara Borup

Supervisión del catálogo:norma Rivera

Edición y diseño: Dirección de Comunicación Institucional PUCP

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