Pablo de Olavide

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La enseñanza media en el informe de Pablo de Olavide de 1768 Pablo de Olavide, Ilustrado español, nació en 1725 en la capital de Perú (Lima) y falleció en 1803 en Baeza. Inteligente, a los quince años se graduó como Licenciado y Doctor en Teología por la Universidad de San Marcos, en la que dos años más tarde era catedrático en la Facultad de Teología. Además participó de manera muy activa en la vida jurídica del país. En 1750, se marcho a España y se casó con Isabel de los Ríos, que le donó toda su fortuna, lo que le permitió recuperar su posición social y saldar sus cuentas con la justicia. Olavide siempre apoyó y defendió la política reformista. Además elaboró dos de los proyectos más representativos e importantes del reformismo ilustrado: el Plan de Estudios para la Universidad de Sevilla, del año 1767, y el Informe sobre la Ley Agraria, del año 1768. Olavide aprovechó las numerosas actitudes de inconformismo dentro del Claustro universitario, las quejas, rivalidades de la acción docente en la capital andaluza, la firme intención renovadora del Monarca, el deseo propio de Olavide de conquistar fama y posición social llevando a la práctica en España las radicales mejoras culturales que había tenido oportunidad de conocer en el extranjero, y sobre todo, el vacío creado por la expulsión de los jesuitas recién efectuada, para presentar un Plan de reforma de la Universidad de Sevilla. Muchas de las ideas expuestas coinciden con las que se expusieron hacía años en otros reformistas, como Feijoo o Mayans. Aunque se cite a Olavide como su único autor, no corresponde exclusivamente a él, pero nadie supo en los 1

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La enseñanza media en el informe de Pablo de Olavide de 1768

Pablo de Olavide, Ilustrado español, nació en 1725 en la capital de Perú (Lima) y falleció en 1803 en Baeza. Inteligente, a los quince años se graduó como Licenciado y Doctor en Teología por la Universidad de San Marcos, en la que dos años más tarde era catedrático en la Facultad de Teología. Además participó de manera muy activa en la vida jurídica del país.

En 1750, se marcho a España y se casó con Isabel de los Ríos, que le donó toda su fortuna, lo que le permitió recuperar su posición social y saldar sus cuentas con la justicia.

Olavide siempre apoyó y defendió la política reformista.

Además elaboró dos de los proyectos más representativos e importantes del reformismo ilustrado: el Plan de Estudios para la Universidad de Sevilla, del año 1767, y el Informe sobre la Ley Agraria, del año 1768.

Olavide aprovechó las numerosas actitudes de inconformismo dentro del Claustro universitario, las quejas, rivalidades de la acción docente en la capital andaluza, la firme intención renovadora del Monarca, el deseo propio de Olavide de conquistar fama y posición social llevando a la práctica en España las radicales mejoras culturales que había tenido oportunidad de conocer en el extranjero, y sobre todo, el vacío creado por la expulsión de los jesuitas recién efectuada, para presentar un Plan de reforma de la Universidad de Sevilla.

Muchas de las ideas expuestas coinciden con las que se expusieron hacía años en otros reformistas, como Feijoo o Mayans.

Aunque se cite a Olavide como su único autor, no corresponde exclusivamente a él, pero nadie supo en los primeros momentos, ni en el Informe se especifica, quiénes fueron los redactores del mismo.

El original del Informe se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid según Aguilar Piñal.

La principal idea del Informe es: "Quiere el Consejo que esta Universidad y Colegio florezcan, no en las Ciencias inútiles y frívolas, sino en los verdaderos conocimientos permitidos al Hombre".

Afirmaciones de Olavide por las cuales religiosos y colegiales se revelaron contra él: "Si los pobres deben ser excluidos de las Universidades, mucho más y por mayores motivos lo deben ser los Regulares", “la vida religiosa no es compatible con el roce y el

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bullicio de las Escuelas... entre una juventud viva y despejada... llena de las ideas y máximas del mundo". El resultado es el procesamiento de Olavide por la Inquisición.

Dos materias, absolutamente ignoradas hasta entonces en los estudios superiores, se debían enseñar con urgencia y con todos los medios posibles: la Geometría, y la Política.

No olvida este Plan de Estudios punto tan esencial como es una buena biblioteca universitaria. En Sevilla, se formaría con los libros de los jesuitas. Esta biblioteca, que seria también pública, sería de libros cuidadosamente seleccionados.

Opinión de Olavide y la de los ilustrados de la época, sobre la educación femenina y masculina no universitaria, así como la concepción ilustrada de las clases sociales. Aunque no tenga relación directa con la Universidad, es útil para conocer su pensamiento sobre el problema educacional.

Las niñas:

El Colegio de la Compañía (“Las Becas”) se convirtió en el Colegio de niñas de alta burguesía.

En esta época la discriminación económica tiene un papel básico, pues aquellas niñas que no hubiesen nacido en una familia más cómoda y abundante, recibirían una educación tradicional casera y deberían de continuar con el negocio de sus padres.

Olavide destaca que los centros docentes no deben preparar a las niñas para ser monjas, sino que las debe formar para ser buena madre de familia, una señora con dignidad que tuviese unas brillantes virtudes.

Al detallar el método de enseñanza a seguir en este Colegio, destaca la posesión de dinero (no de sangre).

El Seminario estaría gobernado por una Rectora o Superiora, que debería reunir excepcionales cualidades, Debería ser muy instruida, de buena familia, entrada ya en años. Tan difícil le parece a Olavide encontrarla en España que sugiere la posibilidad de contratarla en el extranjero.

La edad de ingreso en este Colegio no sería inferior a siete años, y se enseñaría el catecismo, a leer, escribir y aprender las labores propias de las mujeres (coser, bordar…). Al igual, tendrían que aprender a dibujar, a bailar, a solfear, aprenderían también, geografía, historia, cronología y muy importante la Gramática de la lengua castellana.

Se les puede enseñar poesía o teatro, con algún aire de diversión.

En especial, la Rectora y las Ayas deberían centrarse principalmente en formales el corazón a través de la lectura de buenos libros.

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Los niños:

Al igual que con las niñas, el Colegio de los Ingleses sería destinado para "Seminario de alta educación" para aquellos niños nobles y ricos.

Olavide destaca que los niños estaban destinados a formar parte del Gobierno y por ello, la formación desde pequeños era fundamental.

Olavide recalca que el colegio no debe ser destinado solamente para los nobles, sino para todas aquellas personas decentes que, pudiéndola pagar, quieren tener mejor crianza.

El personal educador estaría integrado por un Rector, dos Prefectos de Estudios y varios celadores. Los alumnos deberían ingresar a los nueve años has cumplir los dieciocho, sabiendo ya leer, escribir y contar. Sus principales estudios serían la Gramática castellana, la Política y el francés, "sin el cual no pueden viajar ni pasar con decencia a Corte alguna en servicio de su Nación".

Al igual que para las niñas, Olavide recomienda la práctica mantenimiento de un pequeño teatro.

Las clases o “castas” sociales:

Olavide deja muy claro que hay quien nace para mandar y quien nace para trabajar; los campesinos son la fuerza bruta que mueve la economía del país y deben existir necesariamente.

Olavide dice en su Informe sobre la reforma de la enseñanza en Sevilla lo siguiente:

"Las escuelas deben estar abiertas para todos los que quieran ir a ellas, pero han de ser obligados a pagar una módica pensión. Ya hemos dicho, lo importuno que es que los pobres se apliquen al estudio, abandonando los oficios de sus padres. …, pero añadiremos que son mucho más eficaces para con los estudios de Gramática, por ser los que abren la puerta, pues hallándolos de valde, no hay artesano ni labrador que no sea tentado de enviar a ellos a alguno de sus hijos, distrayéndolos de su profesión, de que resultan poblarse tanto los conventos, con irreparable perjuicio del Estado. Conviniera, pues, mandar que ninguno pudiese aprender la Gramática sin pagar una pensión suficiente. Así no lo intentarían sino aquellos que en adelante pudieran continuar los demás estudios de la Universidad, y transformarse en hombres útiles a la Nación"

"No nos atrevemos a seguir estrechamente esta idea, pero a lo menos nos parece indispensable que cada muchacho pague al mes alguna cantidad que baste a mantener siquiera al Pasante del aula. Y el que no pudiere satisfacerla, no deberá destinar a su hijo a estudiante, sino a artesano o labrador"

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