Otelo. Consecuencias de una promoción mal resuelta

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Otelo Consecuencias de una promoción mal resuelta Introducción En los tiempos que corren no es común que los altos directivos de las organizaciones asesinen a sus esposas por un ataque de celos, pero lo que sí ocurre muy a menudo en nuestro mundo organizacional es que alguien disemine rumores maliciosos sobre algún colega o urda intrigas para perjudicar al jefe que no lo benefició con un ascenso. El protagonista de la tragedia es Otelo, un prestigioso general negro que presta servicios para Venecia. A pesar que sus prestaciones eran excelentes, Otelo nunca dejó de ser un extranjero para los venecianos. Desdémona, una hermosa mujer hija de un importante político veneciano, se convierte en su objeto de deseo. Además, por su posición social, también representa la posibilidad de ser aceptado plenamente por la sociedad. Desdémona encarna a la sociedad veneciana, aunque haya entregado su corazón al general extranjero al punto de casarse clandestinamente para eludir la intervención de su padre. Esta situación social es el caldo de cultivo para los celos de Otelo y su punto débil, el cual es aprovechado al máximo por el despechado Yago para su terrible venganza, La promoción de Casio Casi todas las personas que trabajan en las organizaciones quieren ser promovidos. Los gerentes de Recursos Humanos suelen afirmar que la ansiedad que sienten los operarios de una línea de montaje cuando se presenta la posibilidad de ascender a la posición de supervisor es la misma que sienten los gerentes de área cuando el puesto a cubrir es el de Gerente General. La posición puede ser más alta, pero la ansiedad es la misma. Ni bien comienza la obra, Yago le dice a uno de sus colaboradores que odia a Otelo porque este no ha reconocido sus méritos como su segundo al mando y lo ha injuriado concediéndole 1

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En muchas organizaciones no se resuelven adecuadamente las promociones, dejando muchas personas "heridas" por el camino. En algunas ocasiones no se utiliza una metodología adecuada para la decisión y en muchos otros casos, lo que falla es la comunicación. El artículo utiliza una de las mayores tragedias escritas por William Shakespeare para ilustrar las consecuencias de una promoción mal resuelta.

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Otelo

Consecuencias de una promoción mal resuelta

Introducción

En los tiempos que corren no es común que los altos directivos de las organizaciones asesinen a sus esposas por un ataque de celos, pero lo que sí ocurre muy a menudo en nuestro mundo organizacional es que alguien disemine rumores maliciosos sobre algún colega o urda intrigas para perjudicar al jefe que no lo benefició con un ascenso.

El protagonista de la tragedia es Otelo, un prestigioso general negro que presta servicios para Venecia. A pesar que sus prestaciones eran excelentes, Otelo nunca dejó de ser un extranjero para los venecianos.

Desdémona, una hermosa mujer hija de un importante político veneciano, se convierte en su objeto de deseo. Además, por su posición social, también representa la posibilidad de ser aceptado plenamente por la sociedad.

Desdémona encarna a la sociedad veneciana, aunque haya entregado su corazón al general extranjero al punto de casarse clandestinamente

para eludir la intervención de su padre.

Esta situación social es el caldo de cultivo para los celos de Otelo y su punto débil, el cual es aprovechado al máximo por el despechado Yago para su terrible venganza,

La promoción de Casio

Casi todas las personas que trabajan en las organizaciones quieren ser promovidos.

Los gerentes de Recursos Humanos suelen afirmar que la ansiedad que sienten los operarios de una línea de montaje cuando se presenta la posibilidad de ascender a la posición de supervisor es la misma que sienten los gerentes de área cuando el puesto a cubrir es el de Gerente General. La posición puede ser más alta, pero la ansiedad es la misma.

Ni bien comienza la obra, Yago le dice a uno de sus colaboradores que odia a Otelo porque este no ha reconocido sus méritos como su segundo al mando y lo ha injuriado concediéndole la promoción a Teniente a Casio, un oficial más joven e inexperto.

El disgusto de Yago es comprensible:

Es el inconveniente de nuestro trabajo. El ascenso se obtiene por recomendación o capricho, no según el método antiguo en que el segundo heredaba al primero.i

Cuesta entender las razones que llevaron a Otelo a tomar esa decisión, ya que sentía un gran aprecio por Yago, un honesto colaborador que había combatido a su lado en innumerables batallas.

Incluso, en una ocasión, Yago arriesgó su vida para evitar la captura de Otelo, dando una acabada muestra

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de la devoción que sentía hacia su jefe.

Paradójicamente, Harold Bloomii infiere que esa adoración cuasi-religiosa que sentía Yago por Otelo fue la causa por la cual no fue elegido.

Yago, como remarca claramente Bloom, nació para la guerra:

… es un piromaníaco moral que vive prendiéndole fuego a la realidadiii

Otelo, por su parte, es un líder altamente capacitado que tiene perfectamente clara la división que existe entre la guerra y la paz.

Las dudas acerca de la idoneidad de Yago para reemplazarlo se basan en que este es muy bueno para la batalla, pero su naturaleza le impide dejar de pelear.

Casio, por su parte, siendo inexperto, posee competencias negociadoras y diplomáticas y conoce perfectamente los límites de la guerra.

La tragedia que se desencadena a partir de esa decisión es una analogía del “ángel caído”.

Satanás, ángel devoto de Dios, se transforma en su más acérrimo enemigo. Del mismo modo, Otelo era todo para Yago, porque representaba la guerra, que era su razón de ser. Sin la guerra, Yago no es nada.

El hecho de haber sido dejado de lado por Casio, genera un trauma en Yago que anula su voluntad y viola su concepción del poder.

El hecho de sentirse injustamente desplazado puede generar consecuencias muy dañinas.

A partir de ese punto, la energía de Yago se concentra en la restauración de ese poder perdido. Y para Yago, el

poder está asociado con la guerra: significa matar, humillar y destruir al que fuera su “dios”, el mismo que traicionó su confianza y su devoción.

Consumada su revancha, Yago contempla la ruina total de su “dios de la guerra” Otelo, convertido en un asesino desquiciado.

Yago morirá silenciosamente en la cámara de torturas, habiendo dejado detrás de sí una realidad mutilada como su obra maestra, mientras Otelo tratará de recuperar algo de prestigio en su parlamento final previo al suicidio.

Aunque suene sombrío, la única pasión creativa que existe en la obra es la pasión por la destrucción que impulsa a Yago. Por ello, Whitneyiv afirma que Otelo es la obra más oscura y dolorosa de Shakespeare y señala que Yago es el verdadero protagonista de la tragedia.

Otelo

Otelo relata, durante la obra, que fue un guerrero desde los siete años. Con ese dato nos ilustra acerca de lo duro que fue el camino que lo condujo a su posición de grandeza.

Posee una capacidad profesional extraordinaria, pero técnicamente es un mercenario, un soldado de fortuna que sirve honorablemente al Estado Veneciano.

Otelo parece incapaz de describirse a sí mismo, si no es con términos grandilocuentes. Por ejemplo, como alguien que puede comparar el movimiento de su mente con el “helado y compulsivo curso” de las aguas del Mar Negro.

Se presenta a sí mismo como un mito viviente, alguien más noble que los antiguos nobles romanos.

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Otelo habla de sí mismo en tercera persona y cree profundamente en su propio mito.

Shakespeare deja a criterio del lector el hecho de determinar cuánto hay de vanidad y cuánto de grandeza real en el personaje.

Otelo es un gran comandante que domina a la perfección el arte de la guerra, pero no es consciente de lo que no sabe, porque la percepción que tiene de sí mismo es demasiado grande.

Por otra parte, demuestra un desconocimiento alarmante de las personas que lidera, lo que lo incapacita para ejercer un cargo de alta dirección. Casi hasta el final sigue considerando que Yago es un hombre honesto.

Yago percibió esa grieta en el carácter de Otelo y la utilizó para manipularlo y aniquilarlo.

Dice Yagov:

El Moro es de naturaleza abierta y libre. Juzga honradas a las personas solamente porque lo parecen.

Otelo es noble. Su conciencia (previa a la caída) es justa, controlada y se acerca mucho al ideal de perfección, pero ese heroísmo incluye cierto tipo de ceguera.

El amor entre Otelo y Desdémona es auténtico pero estaba condenado al fracaso, incluso sin la intervención del genio demoníaco de Yago.

Otelo es un workaholic cuya carrera militar llena por completo su existencia. La inocente Desdémona se enamoró de la pureza del guerrero.

De todos modos, el matrimonio no genera cambios en Otelo, salvo en su relación con el estado veneciano, ya

que deja de ser solamente un “soldado extranjero”.

Otelo es un hombre que, como muchos, imagina que el tiempo que tiene no será suficiente. Por eso percibe, en la infidelidad de su mujer (real o imaginaria) la imagen de su propia desaparición, la certeza que el mundo seguirá girando después de su muerte.

La imagen que Otelo tiene del mundo es la de un teatro en el que representa su carrera profesional. Los guerreros no temen morir en la batalla porque esa muerte los enaltecería y los cubriría de gloria. Pero ser engañado por su propia mujer con un subordinado suyo (Casio) es una metafórica “muerte en vida”, que su reputación no pudo tolerar, particularmente desde su propia auto-percepción mítica y heroica.

Yago

En realidad la trama de toda la obra es consecuencia de la improvisación del genio creativo, nihilista y sádico de Yago.

Yago es un villano maravillosamente diseñado por Shakespeare, al punto que se ha convertido en uno de los villanos emblemáticos de la literatura universal.

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Al charlar con su colega Rodrigo, Yago deja perfectamente claras sus lealtades:

No todos podemos ser amos, ni todos los amos estar fielmente servidos. Encontraréis más de uno de esos bribones, obediente y de rodillas flexibles, que, prendado de su obsequiosa esclavitud, emplea su tiempo muy a la manera del burro de su amo, por el forraje no más, y cuando envejece, queda cesante. ¡Azotadme a esos honrados lacayos!

Hay otros que, observando escrupulosamente las formas y visajes de la obediencia y ataviando la fisonomía del respeto, guardan sus corazones a su servicio, no dan a sus señores sino la apariencia de su celo, los utilizan para sus negocios, y cuando han forrado sus vestidos, se rinden homenaje a sí propios. Estos colegas tienen cierta inteligencia, y a semejante categoría confieso pertenecervi

Yago no piensa desistir. Planea dar la imagen del “empleado perfecto” que estima a su jefe y cumple con su deber, pero en realidad

No soy lo que parezcovii

Yago no tiene una clara intención de asesinar en los inicios de la obra. Lo que prevalece es una nítida sensación de furia por haber sido dejado de lado por el personaje al que servía y adoraba como un Dios.

Pero la hipocresía que tiñe todas las relaciones que mantiene con los demás, termina representando un altísimo costo en términos de sufrimiento personal.

Mientras para Otelo el placer consiste en ejercer la autoridad de la manera más correcta, Yago solo lo encuentra a través de la venganza.

A partir del caos que crea, Yago surge como una contrafigura de Otelo y termina, paradójicamente, manipulando a su propio jefe.

Justamente él, que tan sagazmente introdujo la semilla de los celos y la desconfianza, le dice a Otelo:

¡Oh, mi señor, cuidado con los celos! Es el monstruo de ojos verdes, que se divierte con el alimento que lo nutreviii

Por el modo como siembra la desconfianza, desacredita a las personas y las enemista entre ellas, como genera intrigas y engaña sin contemplaciones, Yago podría considerarse como uno de los pioneros del mobbing.

Desdémona y Emilia

Desdémona es una persona que tiene innumerables atributos: inteligente, bella y con muy buena formación. Además, se casó con quien quería en contra de la opinión de su padre, y logró que este lo aceptara.

El problema de Desdémona no era la falta de competencias, sino el hecho de aferrarse demasiado a su ideal del amor cristiano y la bondad del mundo, incluso cuando su esposo estaba tratando de asesinarla.

Nunca tomó consciencia que Otelo estaba desquiciado por los celos y que

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tenía que alejarse de él todo lo que pudiera.

Emilia, la esposa de Yago, es presentada por Shakespeare como una persona intrépida y furiosa, dispuesta a morir para salvaguardar el buen nombre de su amiga Desdémona.

Emilia está segura que alguien le mintió a Otelo, pero no sabe que fue su marido Yago. A él mismo le dice:

¡Que me ahorquen si no hay algún eterno villano, algún bellaco bullicioso e insinuante, algún granuja lisonjero y mentiroso que le ha metido esta idea en la cabeza para obtener algún beneficio! ¡Que me ahorquen si no es así!ix

La heroica victoria de Emilia sobre Yago es una de las grandes ironías de Shakespeare y constituye uno de los momentos más sorprendentes y dramáticos de la obra.

El lector se sorprende con el desenlace, pero Yago queda anonadado. De hecho, es su primer revés desde que es dejado de lado por la promoción de Casio.

Lo único que Yago nunca pudo perdonarse es el error de no haber tenido en cuenta los mejores aspectos de la personalidad de Emilia, es decir su amor y lealtad a su amiga Desdémona.

Alguien que, como Yago, fue capaz de urdir semejante intriga y manipular psicológicamente a casi todos los involucrados, no pudo ver la reacción de la persona que tenía más cerca.

Emilia no pudo soportar el hecho que su amiga no solo haya sido asesinada, sino además difamada.

La cuestión del buen nombre y de la reputación está presente a lo largo de toda la obra.

Casio se queja con Yago:

¡Reputación, reputación, reputación!... ¡Oh! ¡He perdido mi reputación!... He perdido la parte inmortal de mi ser, y lo que me resta es bestial... ¡Mi reputación, Iago, mi reputación!x

Yago lo consuela:

La reputación es un prejuicio inútil y engañoso, que se adquiere a menudo sin mérito y se pierde sin razón. No habéis perdido reputación ninguna, a menos que vos mismo la des por perdida.xi

Más tarde, Yago vuelve sobre el tema de la reputación cuando le dice a Otelo:

Mi querido señor, en el hombre y en la mujer el buen nombre es la joya más preciada de sus almas. Quien me roba la bolsa, me roba una porquería, una insignificancia, nada; fue mía, es de él y había sido esclava de otros mil; pero el que me roba mi buen nombre, me arrebata una cosa que a él no lo enriquece y a mí me deja pobre de verdad.xii

Todos los gerentes deberían trabajar duro para construir una imagen creíble. La credibilidad puede ser una formidable herramienta de persuasión.

Por supuesto, nada es más difícil que reconstruir la credibilidad una vez que la misma ha sido dañada.

Cada acción y cada decisión que toma una persona será mucho más efectiva si goza de credibilidad. Incluso la credibilidad ayuda a suplir la falta de carisma o la falta de competencias comunicacionales.

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Conclusión

Todos los gerentes, aunque sea triste afirmarlo, deberían estar preparados para descubrir que tendrán que promover a algunos colaboradores relegando a otros, e incluso despedir a alguno de ellos. No deja de ser un tonto aquel que piensa que va a ser querido por todos.

Existen tres maneras de protegerse de posibles Yagos: en primer lugar está el compromiso con la tarea. Conducir personas es una tarea muy demandante que requiere atención plena. El líder que se aísla o que se enfoca demasiado en cuestiones externas se convierte en alguien vulnerable.

Lo segundo que uno puede hacer para protegerse de posibles Yagos es crear un ambiente de confianza y apertura en la organización. Cuando se trabaja en relativa armonía, compartiendo objetivos y valores, a los Yagos de este mundo no les resulta tan fácil crear intrigas y sembrar discordia. Aunque hay que reconocer que algunos Yagos son artesanos pacientes que pasan desapercibidos y son capaces de esperar su oportunidad durante mucho tiempo.

La tercera alternativa es encontrarse cara a cara con aquellos que fueron dejados de lado en alguna promoción y que pueden convertirse en eventuales Yagos.

Hay que permitirles que expresen su frustración y sus protestas y hay que estar preparado para explicar las razones por las cuales se tomó la decisión, dejando perfectamente claro que tendrán chances la próxima vez. O, por el contrario, si piensa que no

tendrán una nueva chance, decírselo abiertamente para que puedan buscar nuevos rumbos.

En el mercado existen herramientas de assessment que son muy útiles tanto para decidir una promoción como para explicar las razones de la misma, tanto al promovido como a los que no consiguieron su objetivo.

Otelo enseña una lección muy útil para los gerentes modernos: aquel que es inseguro es mucho más vulnerable a los Yagos que se crucen en su camino.

Si uno lee con detenimiento cualquiera de las obras de Shakespeare, el poder de su lenguaje, sus personajes y las situaciones en las que se entretejen nos hacen detenernos y pensar: ¿qué haría yo en una situación como esa?.

Shakespeare tiene algo para decirle a cada lector, pero es especialmente útil para los gerentes de cualquier nivel que actúan en el mundo organizacional contemporáneo.

En definitiva, cuando uno se mira en el espejo de Shakespeare se verá a sí mismo.

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i William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 1. Escena 1 http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital

ii Bloom, Harold. (1998). “Shakespeare. The invention of the human”. Riverhead Books. New York

iii Bloom, Harold. Op. cit.

iv Whitney, John O. & Packer, Tina. “Power plays”. (2000). Simon & Schuster. New York.

v William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 1. Escena 3

vi William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 1. Escena 1

vii William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 1. Escena 1

viii William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 3. Escena 3

ix William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 4. Escena 2

x William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 2. Escena 3

xi William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 2. Escena 3

xii William Shakespeare. Otelo, el Moro de Venecia. Acto 3. Escena 3