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LOS ESTUDIOS PALEOPATOLÓGICOS REALIZADOS EN POBLACIONES MEDIEVALES ESPAÑOLAS Beatriz ROBLEDO SANZ y Gonzalo TRANCHO Introducción Los seres humanos tenemos la costumbre de clasificar de una u otra forma todo lo que nos rodea. Es posible que de ese modo sea mucho más sencillo entender nuestro entorno, relacionarnos con ambientes, objetos, animales o personas. Esta forma de proceder se extiende al análisis de la propia evolución de nuestra especie e incluye la separación cronológica de la Historia en distintos períodos. Tal y como indica el título, este trabajo está relacionado con la Edad Media es decir, con el período de la historia europea que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476, hasta la caída de Constantinopla (Imperio Romano de Oriente) a manos de los turcos en el año 1453 o si se desea (en función del autor considerado) hasta el "descubrimiento" de América en 1492. La denominación Edad Media fue propuesta durante el Renacimiento considerando que correspondía a una época oscura comprendida entre dos etapas de gran esplendor cultural, la Edad Clásica y la Edad Moderna. A lo largo de esos diez siglos de duración, la mayor parte de la población de la Península pasará por enormes cambios socioculturales, religiosos y de forma de vida. Pensemos, a modo de ejemplo, en el desarrollo de las comunidades religiosas arriana, cristiana, islámica y judía; cualquiera de ellas, indudablemente, influyó en la conducta de los habitantes de esta zona geográfica. Antecedentes históricos Entre el siglo III y el V distintos pueblos germánicos habían penetrado en la Península Ibérica, nos referimos especialmente a Suevos, Vándalos y Alanos. En el año 416 los visigodos atravesaron los Pirineos, como aliados de Roma, desplazando a Alanos y Vándalos de sus lugares de asentamiento; en una segunda oleada, hacia el 456, limitaron territorial mente a los Suevos al área de Galicia. Por último, en el 490 finalizó el grueso de migraciones desde el norte dando origen así a una minoría que conoceremos con la denominación de sociedad visigoda. No entraremos a analizar aquí cuestiones históricas como el grado de integración de las comunidades hispanorromanas y godas, el desarrollo de un feudalismo emergente o la aparición de personalidades culturales como el obispo Isidoro de Sevilla. Cronológicamente, lo realmente importante es que la Hispania visigoda desaparecerá como reino tras los enfrentamientos internos a la muerte de Witiza al facilitar la entrada de Táriq Ibn Ziyad, a través del estrecho de Gibraltar en el 711. La invasión permitió la rápida conquista de Toledo y hacia el 713 los musulmanes dominaban casi toda la Península a excepción de Asturias. En esa zona de la cornisa cantábrica varios nobles visigodos derrotaron a las tropas musulmanas en la batalla de Covadonga el afio 722 dando origen al primer reino cristiano dirigido por Pelayo. A partir de ese núcleo de resistencia se acometerá, a lo largo de unos ocho siglos, la conquista cristiana de los territorios conocidos como al-Andalus hasta alcanzar la anexión final del reino de Granada en 1492. Ese mismo año se decretó la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos y se realizó el primer viaje de Colón a América. Obviamente, a lo largo del medievo existieron periodos de paz, pactos o conversiones religiosas, ya fueran verdaderas o falsas. Fases de expansión o contención de reinos del norte o del sur, movimientos migratorios; pero siempre, de una u otra forma, hispanorromanos y godos o cristianos y musulmanes se entremezclaron de manera irremediable. Incluso en ocasiones, la minoría judía influyó 233

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LOS ESTUDIOS PALEOPATOLÓGICOS REALIZADOS EN POBLACIONES MEDIEVALESESPAÑOLAS

Beatriz ROBLEDO SANZ y Gonzalo TRANCHO

Introducción

Los seres humanos tenemos la costumbre de clasificar de una u otra forma todo lo que nos rodea.Es posible que de ese modo sea mucho más sencillo entender nuestro entorno, relacionarnos conambientes, objetos, animales o personas. Esta forma de proceder se extiende al análisis de la propiaevolución de nuestra especie e incluye la separación cronológica de la Historia en distintos períodos. Taly como indica el título, este trabajo está relacionado con la Edad Media es decir, con el período de lahistoria europea que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476, hasta lacaída de Constantinopla (Imperio Romano de Oriente) a manos de los turcos en el año 1453 o si se desea(en función del autor considerado) hasta el "descubrimiento" de América en 1492. La denominaciónEdad Media fue propuesta durante el Renacimiento considerando que correspondía a una época oscuracomprendida entre dos etapas de gran esplendor cultural, la Edad Clásica y la Edad Moderna. A lo largode esos diez siglos de duración, la mayor parte de la población de la Península pasará por enormescambios socioculturales, religiosos y de forma de vida. Pensemos, a modo de ejemplo, en el desarrollo delas comunidades religiosas arriana, cristiana, islámica y judía; cualquiera de ellas, indudablemente,influyó en la conducta de los habitantes de esta zona geográfica.

Antecedentes históricos

Entre el siglo III y el V distintos pueblos germánicos habían penetrado en la Península Ibérica,nos referimos especialmente a Suevos, Vándalos y Alanos. En el año 416 los visigodos atravesaron losPirineos, como aliados de Roma, desplazando a Alanos y Vándalos de sus lugares de asentamiento; enuna segunda oleada, hacia el 456, limitaron territorialmente a los Suevos al área de Galicia. Por último,en el 490 finalizó el grueso de migraciones desde el norte dando origen así a una minoría queconoceremos con la denominación de sociedad visigoda.

No entraremos a analizar aquí cuestiones históricas como el grado de integración de lascomunidades hispanorromanas y godas, el desarrollo de un feudalismo emergente o la aparición depersonalidades culturales como el obispo Isidoro de Sevilla. Cronológicamente, lo realmente importantees que la Hispania visigoda desaparecerá como reino tras los enfrentamientos internos a la muerte deWitiza al facilitar la entrada de Táriq Ibn Ziyad, a través del estrecho de Gibraltar en el 711. La invasiónpermitió la rápida conquista de Toledo y hacia el 713 los musulmanes dominaban casi toda la Penínsulaa excepción de Asturias. En esa zona de la cornisa cantábrica varios nobles visigodos derrotaron a lastropas musulmanas en la batalla de Covadonga el afio 722 dando origen al primer reino cristianodirigido por Pelayo. A partir de ese núcleo de resistencia se acometerá, a lo largo de unos ocho siglos, laconquista cristiana de los territorios conocidos como al-Andalus hasta alcanzar la anexión final del reinode Granada en 1492. Ese mismo año se decretó la expulsión de los judíos por parte de los ReyesCatólicos y se realizó el primer viaje de Colón a América.

Obviamente, a lo largo del medievo existieron periodos de paz, pactos o conversiones religiosas,ya fueran verdaderas o falsas. Fases de expansión o contención de reinos del norte o del sur,movimientos migratorios; pero siempre, de una u otra forma, hispanorromanos y godos o cristianos ymusulmanes se entremezclaron de manera irremediable. Incluso en ocasiones, la minoría judía influyó

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de forma significativa, a pesar que ya desde los visigodos fue la comunidad que soportó las presionesmás graves; alcanzando su edad de oro durante el califato de Córdoba. Nos encontramos pues con unazona geográfica muy heterogénea en la que coexisten distintos grupos humanos, gentes del mundohispanorromano, hispanogodo, árabes, sirios, del Magreb, bereberes. Por si esto fuera poco, sedesarrollaron hasta un total de cuatro creencias religiosas. En definitiva, durante el períodocomprendido entre el siglo V y el XV encontramos un conjunto de sociedades multiculturales que enocasiones fueron puente de conexión entre Oriente y Occidente como consecuencia del comercio y laperegrinación a la Meca o constituyeron ruta de contacto con Europa a través del Camino de Santiago.

De lo anterior podemos intuir una amplia variedad de situaciones históricas que influirán demanera decisiva en la distribución y frecuencia de pueblos y ciudades a lo largo de la geografíapeninsular y lo que es más importante, en la cantidad de información disponible a la hora del análisisriguroso del registro arqueológico. Sin duda, las investigaciones dedicadas a la reconstrucción de laforma de vida de las poblaciones medievales de la Península Ibérica han despertado siempre un enormeinterés. Comparados con otras etapas cronológicas, los estudios de este período histórico se han vistobeneficiados por el elevado número de necrópolis excavadas, la buena conservación de los restoshumanos y la individualización generalizada de la mayoría de los enterramientos. No son sólo éstas lasventajas de picha fase de nuestra historia; también contamos con la diversidad cultural detectada en losenterramientos asociados a ritos visigodos, judíos, cristianos o musulmanes; incluso, disponemos defuentes escritas o artísticas de toda índole, testimonios que permiten contrastar fuentes históricas, aveces parciales o interesadas, con los datos empíricos obtenidos en nuestros laboratorios.

Como es lógico, no todo son ventajas, también existen inconvenientes. La presencia de valiososajuares funerarios en las necrópolis visigodas ha provocado un enorme interés por su recuperación, legalo ilegal, desde finales del siglo XIX. Por lo general, de las excavaciones realizadas en fechas tan remotasno nos ha llegado documentación del trabajo de campo, o en el mejor de los casos, ésta es claramenteinsuficiente. Sin embargo, existen excepciones; por ejemplo, nuestro equipo ha tenido la oportunidad deanalizar materiales osteológicos (Trancho et al., 2001) depositados en el Museo Arqueológico Nacionalcorrespondientes al yacimiento segoviano de Castiltierra. En este caso, la actividad arqueológica sedesarrolló en la década de 1930 y afortunadamente la labor de investigación llevada a cabo porprofesionales del MAN y de la UCM ha permitido la recuperación de cuadernos de campo, dibujos eincluso fotografías originales de las tumbas en las que se reflejan los materiales detectados durante laexcavación.

Desgraciadamente, a la escasez de registros originales debe sumarse, en general, una seleccióninadecuada del material esquelético durante la excavación. Durante mucho tiempo se primóexclusivamente la recuperación de cráneos y huesos largos bien conservados, limitando de formadrástica, los potenciales resultados de los estudios paleopatológicos que pueden ser realizados ennuestros días y para lo que sería necesario disponer de la totalidad de los restos esqueléticos.

Otro factor limitante es la inexistencia de ajuar en los enterramientos islámicos. Su ausencia haceque resulte muy difícil establecer el status socioeconómico de los individuos enterrados, aumentando deesa forma la potencial desorientación a la hora de analizar aspectos paleopatológicos específicosreferidos tanto a las enfermedades como a sus tratamientos paliativos.

A pesar de ello, el presente trabajo pretender mostrar algunos ejemplos de estudiospaleopatológicos realizados en poblaciones medievales de la Península Ibérica con el fin de plantear elestado actual de este campo científico y señalar las patologías detectadas con mayor frecuencia en loshombres y mujeres que vivieron entre el siglo V y XV. Se ofrecen datos referidos a malformacionescongénitas, enfermedades infectocontagiosas o parasitarias, afecciones twnorales, traumatismos, huellasde violencia, lesiones osteoarticulares degenerativas, patología oral, etc. Sin embargo, en nuestrapropuesta se plantea la necesidad metodológica de realizar estudios de antropología medieval

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atendiendo no sólo a su cronología o asignación cultural. Entre otros aspectos, creemos imprescindibleconsiderar la distribución geográfica de las poblaciones, abordar las desigualdades entre zonas rurales yurbanas y estimar las diferencias de género. Una labor que sin duda deberá considerarse en el futuromás próximo.

Material y métodos

A partir de bases de datos bibliográficos (Etxeberria et al., 1993-2004; San Diego Museum of Man,1997; Trancho et al., 1995; Biblioteca Universidad Complutense, 2005) se registraron en ficheros Accessaquellos artículos cuyo contenido estaba relacionado con el análisis paleopatológico de poblacionesmedievales de la Península Ibérica. El interés inicial se centró en estimar el número de estudiosevaluando el yacimiento, su localización geográfica, asignación cultural, tipo de patología y ubicación.Tabulada la información se obtuvieron una serie de índices que permitieron estimar la frecuencia de losparámetros indicados.

Resultados y Discusión

Probablemente el lector desea conocer la respuesta a la pregunta ¿Qué enfermedades aquejaban alas gentes de la Edad Media? Tres son las fuentes en las que podemos basarnos para contestar a dichacuestión. Se trata de las fuentes escritas, iconográficas y paleopatológicas. Sin duda, existen datosbibliográficos (Mitre, 2004) que permiten una aproximación al estudio de las afecciones más severasdurante el medievo. Afortunadamente, disponemos de textos clásicos en los que se hace referencia aalgunos de los males de las sociedades de dicha época. Por ejemplo, las Etimologías de San Isidoro (sigloVII) recogen un inventario de enfermedades divididas en dolencias agudas, crónicas y las que aparecenen la superficie del cuerpo. En su exposición se indica que las primeras se superaban pronto o causabanla muerte de forma rápida, se trata, por ejemplo, de la fiebre, pleuresía, apoplejía, peste e hidrofobia. Lasenfermedades crónicas eran obviamente más prolongadas en el tiempo como por ejemplo la podagra(gota), tisis (tuberculosis) y epilepsia. Mientras que para las enfermedades de la superficie corporal seindican ejemplos, tan desiguales respecto a su gravedad, como la alopecia, sarna y lepra.

La referencia a la fiebre aparece en multitud de ocasiones a lo largo de diferentes textos de loscronistas castellanos clásicos. Los términos fiebre aguda, cuartana, cuartana doble, etc. son utilizados paraindicar el padecimiento de monarcas, nobles, autoridades eclesiásticas, del pueblo llano o incluso parareferenciar milagros de diferentes santos. Probablemente el efecto endémico de las fiebres palúdicas(malaria) constituyó una adversidad severa, en especial para los individuos subadultos que vivían enalgunas zonas del Mediterráneo, áreas lacustres o pantanosas, desembocadura de los ríos, etc. Sinembargo, no sólo afectaba a los niños, los cronistas muestran modelos claros entre los miembros de larealeza, caso de Sancho IV (1290) o su hijo Fernando IV (1308).

Otros ejemplos están relacionados con la ingesta de comida o agua contaminada; son elergotismo y la disentería. El ergotismo, enfermedad provocada por la ingesta de alimentoscontaminados por micotoxinas, se denominó también mal de los ardientes y fuego de San Antonio. Causadafundamentalmente por un hongo, el cornezuelo, (Claviceps purpurea) que contamina el centeno, es muchomenos frecuentemente detectarlo en avena, trigo y cebada. Aparecía en momentos en los que laalimentación se basaba en cereales de muy baja calidad y asoló gran parte de Europa durante los siglosXI Y XII. La disentería, uno de los males que afectaba tanto a pobres como a poderosos, se agravaba enlas épocas de malnutrición generada por malas cosechas, guerras o contaminación del agua de consumo.La historiografía hispánica señala, aunque no sabemos si de forma fiable, que incluso las huestes deAlmanzor la sufrieron tras saquear Compostela (Menéndez Pidal, 1977).

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La peste negra ha sido una epidemia recurrente a lo largo de la Historia. Uno de los brotes másvirulentos se produjo en 1348, diezmando a casi un tercio de la población del continente europeo,contribuyendo decisivamente a la crisis de la Baja Edad Media. El origen de la pandemia se inició enAsia Central diez años antes pero, como consecuencia de los intensos contactos comerciales, llegó a Italiaen 1347 y bastó un año para que afectase, en mayor o menor grado, a todos los países de EuropaOccidental. La enfermedad, causada por la bacteria Yersinia pestis, afectaba a todos los grupos de edad,en especial niños y jóvenes. En los tratados médicos medievales se consideraba que era causada por lacorrupción miasmática del aire por lo que se recomendaba airear las estancias. Los tratamientospropuestos para la cura de estos enfermos era, entre otros, la purga, la sangría y apertura de bubones.

Entre las enfermedades crónicas destacaba el hispalense la podagra (gota). En realidad se trata deuna alteración metabólica que afecta a personas adultas, mayoritariamente a los varones, ya que sólo sedetecta en un 5% de individuos femeninos. La causa más común de la enfermedad es el depósito decristales de ácido úrico. Aunque el cuadro clínico de la gota pasa por cuatro etapas, la fase más conocidaes la segunda, denominada artritis gotosa aguda, produciendo una inflamación recurrente que por locomún afecta a la primera articulación metatarsofalángica, aunque también se han descrito lesiones anivel del hombro (omagra), rodilla (gonagra) o mano (queiagra). Un mal que se atribuye al monarcaastur Ordoño I (866) Ya uno de sus sucesores Bermudo 11, rey de León (999).

Respecto al tratamiento de la epilepsia, Gorji (2001) menciona las recomendaciones de médicosmedievales, Ar-Razí (Razes - 926) aconsejaba evitar las emociones fuertes y establecía una terapiadietética basada en la abstinencia de la ingesta de zanahoria, cebollas, productos lácteos, pescado, frutossecos y vino.

La tuberculosis (peste blanca) puede considerarse como una de las enfermedades medievales másgraves (Le Goff, 1972). Se trata de una enfermedad infecciosa, causada por Mycobacterium tuberculosis.Denominada tisis por los clásicos, afectaba de forma frecuente a individuos en edad reproductora. En lasfases finales de la enfermedad el individuo presentaba una imagen con pómulos sobresalientes y ojoshundidos en las órbitas. Citemos aquí a Sancho IV de Castilla (1295) como uno de los afectados por estemal.

De las enfermedades que afectan a la superficie del cuerpo, una de las más temidas era la lepra(Beriac, 1988). Provocada por el Mycobacterium leprae tiene como consecuencia la destrucción preferencialde regiones como la cara y la parte más distal de las extremidades.

¿Existía tratamiento científico de las enfermedades?

Durante la Alta Edad Media (s. V al X), la medicina estaba centrada en los monasterios yen suatención hospitalaria a los desvalidos; del XI al XIII se vive la influencia árabe, pero a mediados del sigloXIII se desarrolló una auténtica medicina científica medieval. Los médicos islámicos evidenciaron lanaturaleza de la enfermedad y describieron, con profusión de detalles, gran cantidad de síntomas ytratamientos. Ibn Zhur (Abenzoar - 1162) detalló correctamente la naturaleza de la pleuresía,tuberculosis y pericarditis. Abul Qasim Az Zahrawi (Abulcasis - 1013) documentó la naturaleza de lahidrocefalia y otras enfermedades congénitas; desarrollando instrumentos para la observación del oído,proponiendo técnicas odontológicas novedosas como la fabricación de dientes postizos. Ibn al Quff(1286) e Ibn al Nafis (1288) nos dieron descripciones precisas de las enfermedades circulatorias y eltratamiento de las heridas producidas durante el combate. Muy novedoso fue el tratado sobreepidemiología escrito por Ibn al Jatib (1374), a propósito de la peste, en el que incluso se dan lasnormativas correctas para la profilaxis. En al-Andalus se disponía de hospitales (maristán en árabe)desde el siglo IX, aunque los más famosos correspondían a los de la Granada nazarí. Uno de ellos,

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fundado en 1365 por Muhammad V se mantuvo activo hasta que en 1496 los Reyes Católicos lotransformaron en una ceca.

También debe mencionarse la medicina hebrea, especialmente a Moshe ben Maimon(Maimónides - 1204) al describir antídotos contra venenos y tratamientos contra el asma.

Las fuentes iconográficas están representadas por dibujos, pinturas y esculturas. Es evidente queel análisis de estas representaciones queda al margen del interés central de nuestro estudio; sin embargodebemos recordaT que numerosos claustros de nuestra geogxafía muestran representaciones en las quese reflejan lesiones patológicas severas, traumatismos, cifosis, amputación de miembros, etc. Inclusopudieran resultar de interés el análisis de libros de horas y manuscritos iluminados.

¿Qué indican las fuentes paleopatológicas?

El número de trabajos que tienen como objetivo el análisis paleopatológico de poblacionesmedievales españolas es de doscientos cuarenta y siete. El lector debe ser consciente que dicha cifra esuna subestima de las investigaciones existentes. En realidad, sólo se registraron aquellos trabajosincluidos en las bases de datos consultadas y no se tuvieron en cuenta los informes paleopatológicos nopublicados.

La desigual distribución espacial y cronológica de las diferentes culturas que se desarrollarondurante la Edad Media condiciona, al menos parcialmente, el número de los estudios paleopatológicos.Es evidente que resulta imposible referenciar todas y cada una de las poblaciones analizadas por losespecialistas de este campo, pero por poner algunos ejemplos citaremos los yacimientos visigodos de:Alcalá de Henares, Astorga, Castiltierra, Clunia, La Canadilla, Comacín y Malagón. Los judíos de Deza,Mon~uich y Sevilla. Los islámicos de Almoina, Bab al Fajjarin, Bab al-Hanax, La Torrecilla, Novelda,Salh ben Malik, San Nicolás (Avila), San Nicolás (Murcia), Santa Clara y Xarea o los cristianos de Alto dela Ermita, Hito, Coges, Palat del Rey, Santa María la Real (Palencia), Santa Olalla, San Vicente de laRoqueta, San Vicente o Crove, Sepúlveda, Wamba y Xátiva. Como era de esperar, las poblacioneshispanomusulmanas son analizadas con mayor frecuencia; mientras que los cementerios hispanojudíospresentan la incidencia más baja.

Tampoco resulta homogénea la asignación de estudios por Comunidades Autónomas, procedende Castilla y León algo más de la cuarta parte de las poblaciones analizadas (26%), seguida por series dela Comunidad Valenciana (18%), Cataluña (15%) y Andalucía (14%).

Creemos significativa la relativa ausencia de estudios paleopatológicos sobre poblacionesmedievales en Calicia.

Una forma distinta de analizar los estudios paleopatológicos consiste en estimar el tipo depatología al que se refieren las publicaciones. En este trabajo hemos distinguido una serie de apartadosteniendo en cuenta el origen de la enfermedad: congénitas, infectocontagiosas, tumorales, traumáticas,osteoarticulares y orales. La especifidad de las trepanaciones hizo que se considerara su contabilizaciónseparadamente al no constituir en sí mismas una patología. También se consignó un apartado de otraspara aquellas publicaciones como tesis, tesinas que dedican capítulos específicos a distintas alteracionespatológicas, trabajos recopilatorios, etc. en los que dada la amplitud de temas tratados resulta difícilencuadrarlos en una sola categoría.

El tipo de patologías que más frecuentemente se ha encontrado en la bibliogxafía hace referenciaa lesiones traumáticas (24%). Las más frecuentes corresponden a fracturas de huesos largos. Sinembargo, debemos destacar por su excepcionalidad los casos en los que se ha evidenciado el uso dearmas blancas y por lo tanto la existencia de enfrentamientos interpersonales, como por ejemplo en LaTorrecilla, Benipeixcar, Segóbriga, Tolmo de Minateda, San Nicolás de Murcia o Xarea, entre otros. Apesar de todo, el número de casos detectados es sin duda reducido, sobre todo si se considera la

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frecuencia con que las fuentes escritas narran escaramuzas y enfrentamientos bélicos durante la EdadMedia. Dentro de este apartado genérico encontramos casos inusuales de amputaciones como los de LaOlmeda y Morella o la muerte por ahorcamiento en el yacimiento sevillano de Plaza del Salón.

Las enfermedades orales son el segundo grupo de lesiones más frecuente (18%). Es probable quela abundancia y buena preservación de las piezas dentarias en casi todos los yacimientos favorezca suestudio. Se trata de análisis centrados en la valoración de caries, abscesos, pérdidas ante mortem,paradontolisis, hipoplasia del esmalte dental, etc. Citar por ejemplo los yacimientos de Alto de la Ermita,Barrejo, Camesa Rebolledo, Ermita de la Magdalena, Les Coges, Novelda, Palat del Rey, San Nicolás(Murcia), La Unión y Xarea.

El 16% de los trabajos evalúan enfermedades infectocontagiosas. Se han descrito alteracionescompatibles con sífilis en San Millán o en Bab al Fajjarim; lepra en Comacín, San Jorge o Valencia. Casosde tuberculosis se han documentado en Clunia, Santa María de Ripoll, San Cristofol, Santa María deHito, San Martín de Puentelarrá, entre otros. En el caso de la tuberculosis merecen ser destacadas lasinvestigaciones que han permitido identificar genéticamente la presencia de Mycobacterium tuberculosisen restos óseos medievales. Se ha detectado osteomielitis en los yacimientos de Calafell, Les Mesquites,Santa María de Ripoll, Wamba, etc. Brucelosis en Santa Eulalia, Los Castros de Lastra y Sevilla. Se handiagnosticado poliomielitis en Bab al Hanax, Flor da Rosa o Quinta de San Pedro.

En ~114% de los trabajos publicados se tratan alteraciones osteoarticulares. El elevado número deindividuos enterrados en las necrópolis medievales, en especial islámicas y cristianas, permite contar conmuestras lo suficientemente numerosas como para realizar análisis poblacionales siendo posible lacomparación por sexos y grupos de edad. Lamentablemente la falta de un protocolo comúnestandarizado entre los investigadores españoles dificulta la comparación de las poblaciones analizadaspor distintos equipos. Yacimientos a considerar serían La Olmeda, San Nicolás (Murcia), Santa Clara,Santa Eulalia, Xarea, Wamba, etc.

Las enfermedades congénitas han sido abordadas sólo en el 4% de los trabajos. Citar losyacimientos de Palat del Rey, San Vicente de Malla, San Vicen¡; de Torello, Santa María la Real, Wamba yXarea.

Con una frecuencia similar (4%) aparecen los artículos dedicados a trepanaciones. En esteapartado destacan los estudios referidos a yacimientos como los de Santa Coloma, Morella, Santa Lucía,Islas Cíes, Monasterio de Huerta.

Por último, la frecuencia más baja, un 3%, se dedica a las lesiones tumorales que se han detectadoen enterramientos de Clunia, San Miguel de Cardona y Wamba.

El apartado denominado Otras presenta una frecuencia del 17%, un valor que consideramosrelativamente elevado. Este dato numérico significa que aproximadamente uno de cada cinco artículoscontiene información en la que se que abordan varios tipos de patologías al mismo tiempo. Este tipo deinvestigación permite analizar de forma mucho más amplia las condiciones de salud de las poblacioneshumanas porque, en cierta forma, no se centran en un indicador patológico específico y aportaninformación general que en caso contrario quedaría dispersa.

En resumen, las fuentes escritas ofrecen información de extraordinario interés para interpretaradecuadamente los datos osteológicos. En la mayor parte de las ocasiones se detecta una altacorrespondencia entre unos datos y otros, lo que permite efectuar valoraciones de tipo histórico ycontrastar los datos bibliográficos con los aportados por los estudios paleopatológicos en el laboratorio.Sin embargo, las fuentes escritas suelen destacar principalmente enfermedades agudas, un tipo dealteraciones que no siempre es posible detectar en los restos esqueléticos. ¿Qué significa ésto desde elpunto de vista paleopatológico? Debemos aceptar que sólo somos capaces de reconocer aquellasalteraciones que dejan huella en los restos óseos y por tanto que disponemos de una informaciónreducida y sesgada respecto a las enfermedades que afectaron a los individuos que nos antecedieron.

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Una información que, a pesar de todo, amplía el conocimiento de nuestra historia y ofrece una detalladavisión de la capacidad de respuesta de las poblaciones antiguas ante los problemas de salud de sutiempo.

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