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:: Año 12, núm.16, diciembre 2009 :: www.tiempouniversitario.buap.mx Ejemplar gratuito N o se sabe con exactitud en que fecha fue funda- do el “Real Hospital de San Pedro o de la Igle- sia”, Mariano Fernández de Eche- verría y Veytia, estuvo persuadido de que la fundación fue en 1544, y agrega, “el hospital ya existía en 1545, precisamente en el mismo sitio que en la actualidad ocupa puesto que en 1548, el Virrey don Antonio de Mendoza aconsejó que se le juntase el otro hospital existente o de la ciudad, porque haciendo uno, “habría más posi- bilidades de mejor servicio”. Fue uno de los más antiguos y con más larga vida, persistió hasta el 2 de junio de 1917. El Hospital de San Pedro fue un gran edificio, con un extenso patio cuadrado, claustrado de arcos sostenidos por columnas y en lo alto tuvo sus correspondientes co- rredores y en ellos las entradas a las grandes salas, en que están de uno y otro lado las camas de los enfer- mos, separados en piezas para las distintas enferme- dades. Los servicios clínicos los realizaban dos médicos: uno dedicado a los hombre y otro a las mujeres y a sifilíticos de cualquier sexo. Había también un ciru- jano barbero. Estos facultativos tenían que visitar diariamente el Hospital, acompañados por el rector, cuando podía, del enfermero o enfermera mayor y de sus ayudantes. Además, en la visita del médico tenía que estar el bo- ticario, para anotar lo que el galeno dispusiese y re- gistrando en un recetario distinto las medicinas para españoles, para indios y para sifilíticos. Ayudaban a la labor médica las enfermeras, enfermeros mayores y ayudantes, mientras el boticario ponía ventosas, ha- cía sangrías o cortaba el pelo de los pacientes. Además, el Hospital de San Pedro fue un impor- tante centro de estudios médicos. En el siglo XVIII, durante la década de los setenta, se le agregó un An- fiteatro de Anatomía, donde se hicieron disecciones semanalmente para que los jóvenes aprobados por el Protomedicato no tuvieran que ir a hacer prácti- cas a la ciudad de México, dejando desamparado al Hospital. Origen y desarrollo del Hospital Universitario de Puebla Arturo Garmendia Gómez Alfonso Yáñez Delgado

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G a c e t a H i s t ó r i c a d e l a B U A P [1]

A r c h i v o H i s t ó r i c o U n i v e r s i t a r i o

:: Año 12, núm.16, diciembre 2009 :: www.tiempouniversitario.buap.mx Ejemplar gratuito

No se sabe con exactitud en que fecha fue funda-do el “Real Hospital de San Pedro o de la Igle-

sia”, Mariano Fernández de Eche-verría y Veytia, estuvo persuadido de que la fundación fue en 1544, y agrega, “el hospital ya existía en 1545, precisamente en el mismo sitio que en la actualidad ocupa puesto que en 1548, el Virrey don Antonio de Mendoza aconsejó que se le juntase el otro hospital existente o de la ciudad, porque haciendo uno, “habría más posi-bilidades de mejor servicio”. Fue uno de los más antiguos y con más larga vida, persistió hasta el 2 de junio de 1917.

El Hospital de San Pedro fue un gran edificio, con un extenso patio cuadrado, claustrado de arcos sostenidos por columnas y en lo alto tuvo sus correspondientes co-rredores y en ellos las entradas a las grandes salas, en que están de uno y otro lado las camas de los enfer-mos, separados en piezas para las distintas enferme-dades.

Los servicios clínicos los realizaban dos médicos: uno dedicado a los hombre y otro a las mujeres y a sifilíticos de cualquier sexo. Había también un ciru-jano barbero.

Estos facultativos tenían que visitar diariamente el Hospital, acompañados por el rector, cuando podía, del enfermero o enfermera mayor y de sus ayudantes. Además, en la visita del médico tenía que estar el bo-

ticario, para anotar lo que el galeno dispusiese y re-gistrando en un recetario distinto las medicinas para españoles, para indios y para sifilíticos. Ayudaban a la labor médica las enfermeras, enfermeros mayores y ayudantes, mientras el boticario ponía ventosas, ha-cía sangrías o cortaba el pelo de los pacientes.

Además, el Hospital de San Pedro fue un impor-tante centro de estudios médicos. En el siglo xviii, durante la década de los setenta, se le agregó un An-fiteatro de Anatomía, donde se hicieron disecciones semanalmente para que los jóvenes aprobados por el Protomedicato no tuvieran que ir a hacer prácti-cas a la ciudad de México, dejando desamparado al Hospital.

Origen y desarrollo del Hospital Universitario de Puebla

Arturo Garmendia GómezAlfonso Yáñez Delgado

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Hacia 1802 se encontraba fundada allí una Acade-mia de Medicina, Anatomía y Farmacia. En 1817 se estableció una cátedra del “Arte de Partear”, veinti-cinco años antes que otra similar en el Establecimien-to de Ciencias Médicas, de la ciudad de México.

El Hospital de San Pedro estuvo siempre abierto a toda clase de investigaciones científicas relacionadas con la medicina. En 1804, cuando llegó a México la Real Expedición de la Vacuna (contra la viruela) a cargo del doctor Francisco Xavier de Balmis, fueron los facultativos del Hospital de San Pedro los más en-tusiastas propagadores de ella.

El Hospital siguió prestando sus servicios aún des-pués consumada la Independencia. Fue clausurado en 1917, con trescientos setenta y cuatro años de servi-cio a México.

Hospital Jesús CarranzaEn 1907 las inquietudes de mejoramiento del Hos-pital de San Pedro, que ya era irremediablemente inadecuado para cumplir con su misión, alcanzaron por fin las esferas oficiales y en su informe de ese año el gobernador Mucio P. Martínez asentó: “Se trata de realizar cuanto antes el proyecto de tener un local adecuado para hospital, con las condiciones reque-ridas por la ciencia y en sitio, distante de la parte céntrica de la ciudad, en donde su permanencia ofrece peligros”.

El Consejo Médico Legal, con-sideró conveniente aprobar el pro-yecto del ingeniero José Mondragón para un nuevo hospital; se celebró con éste el contrato respectivo, que aprobó la legislatura local el 30 de marzo de 1907 y se iniciaron los trabajos por parte de la Compañía Mexicana de Construcción y Obras de Ingeniería. La construcción ocu-pó una extensión de 50 mil metros

cuadrados, al suroeste de la ciudad, a fin de alojar 400 enfermos, distribuidos en pabellones según la clase de enfermedades.

En 1909, el edificio que había de ocupar el nuevo hospital casi se había terminado, pero poco después estalló la Revolución y los acontecimientos hicieron que se abandonara la idea de ponerlo en servicio. El edificio se destinó entonces a atender las necesidades del momento, siendo sucesivamente cuartel, alma-cén, etcétera.

En 1916, puesto que el edificio había sido prácti-camente abandonado hubo que reconstruir. La cere-monia de inauguración del Hospital que inicialmente llevó el nombre de Jesús Carranza se llevó a cabo hasta el 2 de febrero de 1917. Entonces se traslada-ron al nuevo edificio los enfermos que tenía el anti-guo Hospital de San Pedro.

El nombre que llevaría el nosocomio durante va-rios quinquenios, fue acordado por el general Cesá-reo Castro, jefe militar y gobernador provisional del Estado de Puebla, quien así rendía homenaje a Jesús Carranza -hermano de Venustiano, presidente de la república-, asesinado en Tehuantepec, Oaxaca, por Alfonso Santibáñez quien le había jurado con sollo-zos lealtad política.

La historia no habla muy bien de los servicios ofrecidos en el Jesús Carranza. Se registran deficien-cias higiénicas; instrumental escaso y en malas con-diciones; servidumbre escasa y poco competente; prescripciones médicas deficientes y peores cuidados humanitarios, por si fuera poco se habían trasladado los orates del Hospital de Santa Rosa, a los enfermos indigentes, a todos los accidentados y heridos, algu-nos a disposición de la autoridad judicial que exigían vigilancia policíaca.

Por lo que toca a la enseñanza médica, es natural que los defectos de diagnósticos y tratamientos indi-cados incidieran negativamente en ella, viciando pre-cozmente a los futuros médicos, acostumbrándolos a hacer casi siempre “lo que se puede” y no ”lo que se debe”. Todo esto motivó la proliferación de hospitales privados, por otra parte, las organizaciones sindicales

HOSPITAL de San Pedro, hoy Museo de Arte Virreinal.

ANTIGUO Hospital, general Jesús Carranza.

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exigían mejores servicios de salud, propiciando que la Beneficencia Pública, en 1930 se hiciera cargo del nosocomio con apoyo económico de la Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública.

Inicialmente el hospital tuvo 25 pabellones aten-didos por el siguiente personal: “13 médicos o jefes de servicio, tres médicos internos, 13 practicantes de planta, 13 practicantes adjuntos, 25 enfermeras, ocho empleados administrativos y 42 sirvientes; en total 144 personas, lo equivalente a que una persona atendiera cuatro camas en lugar de una que es lo con-veniente en los hospitales modernos”.

En 1932, el Jesús Carranza cambia de nombre, ahora llevará el nombre del notable médico Francisco Marín, reorganizador de la Escuela de Medicina de Puebla, descubridor en México del bacilo de Koch, el primero que ejecutó la sutura de venas, la ligadura de carótidas y las operaciones de cirugía craneana.

Hospital Dr. Francisco MarínPara evaluar la eficiencia del Hospital Dr. Francisco Marín analicemos, aunque sea brevemente, la forma en que el Hospital cumple con las principales funcio-nes que debe realizar toda institución de enseñanza médica: 1. Servir de centro de estudio para la en-señanza científica y la preparación profesional, y 2. Realizar y promover la investigación.

La promoción de la cultura médica en el Hospital Dr. Francisco Marín se evidencia con las cátedras que solía impartir en los años cincuenta en el auditorio del anfi-teatro de anatomía; por ejemplo las sesiones anatomo-clínicas de Isaac Costero, primero, y después Manuel Cano Manzano; la primera comisurotomía digital no armada, a corazón cerrado, por Eduardo Vázquez Navarro, o una ligadura del conducto arterioso, practicada por el mismo doctor.

En cuanto a investigación médi-ca, hay que reconocer que el Hos-pital Dr. Francisco Marín procuraba mantenerse al corriente del progre-so de la medicina, tanto para im-partir una atención adecuada a los pacientes como para que los alum-nos aprendieran los más recientes descubrimientos diagnósticos y tera-péuticos. Así, por ejemplo, el 11 de abril de 1950 se inauguró el Institu-to de Biología de la Universidad de Puebla en este Hospital. Por extraña coincidencia ese mismo día falleció el ilustre investigador Isaac Ochote-rena, fundador y director del Insti-tuto Nacional de Biología.

Hospital CivilFrente a la creciente demanda de servicios se hace ne-cesario ampliar el Francisco Marín. Primeo se cons-truyen en 1934 dos pabellones: Maternidad, termi-nado el 16 de septiembre de ese año; después el de niños, en servicio el 20 de noviembre con motivo del vigésimo cuarto aniversario del inicio de la Revolu-ción Mexicana. Posteriormente, a partir de 1957 se le hacen modificaciones de importancia bajo el patro-cinio de la Secretaría de Salud del gobierno federal para convertirlo en centro de salud que satisfaga las necesidades populares.

En 1943 el Dr. Gustavo Baz, Secretario de Salu-bridad y Asistencia, delineó una nueva política hospi-talaria, uno de cuyos puntos clave era contar con la infraestructura más adecuada para las funciones cu-

rativas y pedagógicas que debían cumplir: “No escapa a cualquiera que analice esta cuestión la tras-cendencia que entraña dotar de hospitales a ciudades que nunca han contado con un servicio de esa naturaleza, o lo poseen, más que anticuado vicioso en cuanto a su organización, antieconómico por no producir réditos sociales destinados al costo de su manteni-miento y extemporáneo por estar funcionando en edificios construi-dos en tiempos más o menos re-motos con otros fines y otras ideas directrices”.

Con esta orientación la Secre-taría de Salubridad y Asistencia construyó, con la cooperación de la Fundación Mary Street Jenkins, el Hospital Civil que fue inaugura-do en mayo de 1964, en la esquina que forman la avenida 25 Ponien-te y la calle 13 Sur. De acuerdo con

BOTICA poblana de inicios del siglo XIX.

MANDÍBULA artificial. Le chirurgien den-tiste, de Pierre Fauchard (1728).

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el decreto publicado en esa fecha por el periódico oficial del Estado, esta unidad hospitalaria asistencial tenía el estatus de dependencia directa del Poder Ejecutivo del Estado, con las siguientes funciones:•Curación y prevención de toda clase de enfermedades•Rehabilitación física y psicosocial•Docencia e investigación científica, y•Adiestramiento de personal técnico y administrativo.

Según el artículo iv de este decreto, “Corresponde al Hospital Civil del Estado la obligación de impar-tir servicios médicos a todo enfermo que lo solicite, sin distinción de clase, de condición social, de raza, de nacionalidad o de credo político o religioso, sin más limitaciones que las que imponga su capacidad de hospitalización.”

Incorporación del Hospital

Civil a la UniversidadEl 5 de julio de 1971, el Director y los estudiantes de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Puebla se presentaron ante el gobernador del Esta-do, Dr. Rafael Moreno Valle, para hacerle la petición formal de que la unidad Hospital Civil pasara a ser Hospital – Escuela.

En la sesión del Consejo Universitario de la Uni-versidad Autónoma de Puebla del 8 de julio de ese mismo año, se incluye en la orden del día el asun-to relativo a la incorporación del Hospital Civil a la Universidad, en los siguientes términos: “apoyar el anteproyecto de la Ley para el Hospital – Escuela de Medicina de la uap, aprobado con anterioridad por el Consejo Técnico de dicha Escuela, y enviarlo en for-ma inmediata al Congreso del Estado para su apro-bación, solicitándo al Ejecutivo del Estado la mayor celeridad posible a los trámites para la aprobación de dicho proyecto.”

Es así como se conforma una comisión de maestros y alumnos para participar en la discusión del proyecto,

quedando integrada por los doctores Guillermo Soto Rojas, Ignacio Sánchez Aguilar, Francisco Arellano Campos, y Eulogio Montaño; el licenciado Julián Gali, el químico Manuel Flores y los estudiantes Raúl Mejía, Anselmo Mora, Rosa Márquez, Carlos Calixto Salas, Héctor López Martínez, Eliseo Valer-di. Por la Escuela de Enfermería participarían la en-fermera y partera Margarita Aguilar y la enfermera Socorro Cuevas.

El 19 de octubre de 1972, el rector de la uap, químico Sergio Flores Suárez, informa al pleno del Consejo Universitario que con fecha 10 de noviem-bre, a las 11:00 a.m., el gobierno del Estado reali-zará la entrega física del Hospital Civil, por lo que se aprueba que acudan representantes a dicho acto. A su vez, el Congreso del Estado emite un decreto por el que autoriza al Ejecutivo del Estado a ceder de manera gratuita “los inmuebles, muebles y equipos

instrumentales que corresponden a la unidad hospitalaria ‘Hospital Civil de Puebla’ a favor de la Uni-versidad Autónoma de Puebla” 1

La conversión del Hospital Ci-vil en Hospital Universitario no fue un hecho exento de complica-ciones. El gobierno aceptó la ce-sión luego de una intensa lucha de profesores y estudiantes enmarca-da en el proceso de Reforma Uni-versitaria.

El Hospital que dirige la uap es una institución de carácter popular. Ahí reciben atención

1 Cit. En Hospitales de Puebla, editado por la Secretaría de Salud, del Gobierno del Estado de Puebla. Puebla, 1998.

AMPUTACIÓN de la pierna según Chirurgie, de Lorenz Heister (1718).

CONSULTA médica junto a la cama de un paciente con la enfermedad del sueño por un doctor Horologicus y un doctor Excremetarius ( folletin satírico de los Países Bajos; 1700).

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completamente gratuita - o pagando precios simbóli-cos- amplios sectores de la población, principalmen-te los marginados de las ciudades y campesinos.

No solamente habitantes del estado de Puebla concurren a las instalaciones del Hospital Univer-sitario. También lo hacen los vecinos de Tlaxcala, Veracruz, Hidalgo, Oaxaca, Guerrero y Morelos, entre otras entidades, siempre personas de escasos recursos.

Aparte del Hospital de Especialidades del imss, el Hospital Universitario es el único centro de enseñan-za de post-grado en medicina y odontología en el es-tado de Puebla.

Buen uso de herencia hospitalariaEn el documento que se cede a la Universidad se espe-cifica que el Hospital Civil estaba equipado con 307 camas censables,2 distribuidas en los servicios de Ci-rugía, Gineco-obstetricia, Medicina Interna, Pediatría, Psiquiatría, Neurocirugía, Cirugía Plástica, Ortopedia y Traumatología, Oncología. Otras 70 camas no censa-bles se ubicaban en Urgencias, Cunas, Recién nacidos, Recuperación, Terapia intensiva y Trabajo de parto.

Además, se tenían nueve quirófanos, sala de ex-pulsión, sala de urgencias, área de hidratación oral, servicio de transfusión sanguínea, banco de sangre, dos laboratorios (análisis clínicos y hematología), quince peines de laboratorio, tres cubículos para la toma-recepción de muestras de laboratorio, laborato-rio de Anatomía patológica, gabinete de Radiología,

dos equipos de rayos x, central de equipos y esterili-zación, Unidad de cuidados intensivos, dos unidades dentales, área de rehabilitación, electrocardiógrafo, electroencefalógrafo, unidad de Radioterapia, sala de endoscopía, farmacia, archivo clínico, cocina, diez aulas para enseñanza, biblioteca, auditorio, almacén. También tenía bomba de cobalto para el tratamiento de tumores malignos.

Finalmente, contaba con 315 médicos e igual número de enfermeras.

“En la actualidad el Hospital Universitario de Pue-bla es una unidad administrativa dependiente de la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y se encuentra insertado en el sistema estatal de salud como un componente del mismo, prestando servicios a la población de los 217 municipios del Es-tado de Puebla y entidades circunvecinas (Veracruz, Oaxaca, Guerrero y Tlaxcala), que han encontrado en esta unidad médica un referente para especialida-des médicas que no se encuentran a su alcance en sus entidades y han recibido una respuesta inmediata a sus problemas de salud.”

“El Hospital Universitario mantiene una cobertura para 170 mil usuarios, por lo que es considerado un hospital de mediana capacidad; y por el tipo de aten-ción se considera un Hospital General, ubicado en el segundo nivel de atención, con 39 especialidades y sub-especialidades médicas, formador de recursos hu-manos en salud en pregrado y postgrado, reconocido

2 Es la cama de servicio instalada en el área de hospitalización para el uso regular de pacientes internos.

EL BAÑO de lodo entre los otomanos: los enfermos están hundidos hasta el cuello en el lodo. En el centro aparece una fuente con agua medicinal (grabado de J. Luyken,1724).

JACQUES Daviel, después de practicar un corte en la córnea, retira el cristalino opaco de su posición detrás de la pupila (ilustraciones de un texto de oftalmología, 1753)

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seis incubadoras, 38 consultorios, dos ambulancias, dos áreas de urgencias, dos áreas de terapia inten-siva, cuatro laboratorios, un Banco de Sangre, dos gabinetes de radiología, 14 quirófanos y una sala de expulsión.” (Dr. Hugo García Mendoza)

Remodelación del inmuebleEl año de 2007, los usuarios del Hospital Universitario vieron cumplidos sus más sentidas expectativas: una remodelación integral del Hospital que vino a moder-nizarlo y hacerlo más eficiente. Asimismo, el gobierno estatal accedió a la petición del rector Enrique Agüera Ibáñez para que el Hospital Universitario de Puebla ob-tuviera un subsidio permanente, mismo que se incre-mentará cada año lo que permitirá ampliar su capacidad de atención, que actualmente supera las 134 mil consul-tas anuales. En este grupo de usuarios se incluye a los trabajadores universitarios y la población abierta.

Las múltiples obras de remodelación del hup, con trabajos en más de cinco mil metros cuadrados y con una inversión de alrededor de 60 millones de pesos, incluyeron el rescate, la ampliación y modernización instrumental de este importante centro hospitalario.

Agüera Ibáñez mencionó que la mayor fuerza del hos-pital radica en su personal: médicos, enfermeras y traba-jadores, que han permitido distinguir a la Universidad no sólo a nivel local sino en el escenario nacional, enfatizan-do el papel del hup como hospital escuela, formando a miles de médicos que han salido a prestar sus servicios en diversos estados de la República y otros países.

“A partir de hoy, el Hospital Universitario deja de ser una debilidad para la buap y se convierte en una de sus grandes fortalezas”, añadió, remarcando la nece-sidad de mayor apoyo del gobierno federal y estatal para poder mejorar las condiciones del personal y la atención a la sociedad, “sobre todo, a los que menos tienen, personas que ninguna institución de salud re-cibe y que aquí les abrimos las puertas”, abundó.

por sus programas por la Comisión Nacional de For-mación de Recursos Humanos en Salud y como uni-dad receptora de residencias médicas.”

“La vocación de servicio de la Benemérita Universi-dad Autónoma de Puebla se ve reflejada en el Hospital Universitario mediante la prestación de atención médica a población de mediana y alta marginación, misma que no cuenta con los recursos para solventar sus gastos mé-dicos, siendo el Hospital Universitario quien ha debido buscar los recursos necesarios para esta labor.”

“Hoy día el Hospital cuenta con 207 médicos en contacto directo con el paciente, once médicos ge-nerales, 136 especialistas, 55 residentes de especia-lidades médicas, cinco estomatólogos, ocho en otras labores, 228 enfermeras contratadas (71 como auxi-liares de enfermería, 153 enfermeras generales y cua-tro especializadas); se cuenta con 63 auxiliares de diagnóstico y tratamiento, 103 trabajadores adminis-trativos y 200 en labores como intendencia, alimen-tación, lavandería, mantenimiento y vigilancia.”

“En lo que se refiere a infraestructura cuenta con dos edificios: uno vertical de 3 plantas y uno hori-zontal. Su funcionamiento es como Hospital General con consulta externa de medicina familiar y especia-lidades, con 265 camas censables, 70 no censables, ENTRADA principal del Hospital Universitario antes de ser restaurado.

POSICIONES que deben ocupar tanto el paciente como el cirujano y el auxiliar en el transcurso de la operación de cataratas, según Lo-renz Heister (1718).

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Los trabajos incluyeron oficinas administrativas: dirección y subdirección, contabilidad, sala de juntas; así como el archivo clínico, consultorios de especia-lidades y estomatología, biblioteca, cafetería, jefatura de enfermería, además de tres aulas para la enseñanza.

Uno de los mejores del paísLa modernización de sus instalaciones, la adquisición de equipo con tecnología de punta, la creciente de-manda en consulta, consecuencia de la mejora en sus servicios, aunado a la calidad en la formación de resi-dentes y el impulso a la investigación, son las princi-pales razones por las que el Hospital Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla se ha logrado ubicar entre las tres mejores instituciones de salud universitarias en el país.

Después de los hospitales universitarios de Monte-rrey y Guadalajara, el Hospital Universitario de la buap ha logrado ubicarse como uno de los tres mejores hospi-tales del país dedicados a la enseñanza; en parte, debido a la modernización de su infraestructura, que a la fecha alcanza el 80 por ciento de espacios remodelados, y se prevé que en 2009 sea del 100 por ciento.

De acuerdo con su director, el doctor Cecilio Palacios Flores, actualmente se encuentran terminadas las cons-trucción y remodelación las áreas de lavandería, labora-torio de análisis clínicos, fisioterapia, pediatría, cuidados intensivos pediátricos, cocina, y hemodinámica.

Los esfuerzos no sólo se han centrado en construc-ción, sino en la adquisición de equipo con tecnología de punta, como lo muestra la reciente adquisición del Tomógrafo Multicorte de 64 placas, equipo que sólo cinco hospitales del país tienen y que se pudo adqui-rir gracias a la aportación del 50 por ciento de la fundación Gonzalo Río Arronte. El director del hup, dio conocer que la Fundación también apoyará el 50 por ciento para la adquisición de una Resonancia Magnética de última generación; este equipo permi-tirá realizar estudios de alta calidad, especialmente en neurología.

Calidad en enseñanza e investigación Desde que existe como Hospital Universitario, la ins-titución ha desempeñado dos funciones: la de en-señanza, investigación y docencia es una de ellas, la asistencial es la otra. Ambas son substanciales.

En el primer campo, el Hospital Universitario sir-ve al objetivo de que las escuelas vinculadas al área de la salud dispongan de un hospital escuela a fin de complementar la preparación académica y el adies-tramiento de los estudiantes.

El hup es uno de los pocos hospitales del país que se destaca por su proyección como hospital escuela al graduar cada año a un mayor número de especia-listas, quienes realizan trabajos de investigación que son publicados en revistas indexadas y presentados en congresos y foros a nivel nacional e internacional, además de realizar practicas en hospitales de España.

En 2008 se graduó a un total de 20 especialistas, quienes concluyeron sus estudios, presentaron su te-sis, examen profesional y obtuvieron su diploma de especialidad, cédula profesional, además de publicar sus artículos en revistas indexadas, y que en 2009 presentarán sus trabajos en congresos nacionales e internacionales.

“Nos acaban de recibir artículos para publicación de las especialidades de anestesia en la revista de Ciencia en Investigación en Salud; las especialidades de cirugía general publicarán en la revista Trauma; y la especialidad de pediatría en las revistas Trauma e Investigación en Salud, publicaciones que son indexa-das” dice en un informe el director del nosocomio.

Junto con los residentes, dos trabajos de pediatría serán presentados en el Congreso Mundial en Alema-nia en octubre de este año, dos de cuidados intensi-vos de pediatría irán al Congreso de Italia en junio, los de cirugía general al Nacional de Cirugía también en octubre y los de Anestesia al Congreso Nacional de Anestesiología.

CAPACITACIÓN ante los nuevos retos epidemiológicos.

ACCESO de Urgencias en el Hospital Universitario.

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Es de destacarse que el hup es el único hospital en Puebla que publica trabajos de investigación infantil y este año se aceptarán 21 residentes en el convenio académico con Barcelona, para que los estudiantes realicen prácticas de manera escalonada en el Hos-pital de Delfos y el Universitario de Barcelona en los servicios de radiología, medicina interna, cirugía ge-neral y una rotación de anestesiología en el extranje-ro que se aceptó por primera vez en los 35 años que tiene el hup.

En 2009 se integraron un total de 29 residentes en las especialidades de anestesiología, ginecología, cirugía general, medicina interna y pediatría, canti-dad que indica que en los últimos cuatro años se ha duplicado el número de residentes, pues hace cuatro años se recibían sólo 16. De la misma forma se han duplicado las tesis, en 2006 se realizaban 18; para 2007, el número aumentó a 29; y a 46 en 2008, en lo que va de 2009 ya se han concluido 7.

Docencia e investigaciónLa política del Hospital Universitario en el campo de la enseñanza consiste en mejorar la calidad de los re-cursos humanos y realizar convenientemente las fun-ciones que le corresponden como hospital escuela y centro de investigación.

En el campo de la enseñanza, el Hospital atiende a médicos internos de pre-grado, además de médicos residentes rotatorios y médicos residentes que optan por cualquiera de las nueve especialidades: Anatomía Patológica, Anestesiología, Cirugía, Cirugía Maxilofa-cial, Gineco-obstetricia, Medicina Interna, Oftalmolo-gía, Pediatría y Traumatología y Ortopedia.

Para que el médico residente se dedique exclu-sivamente a su formación profesional se exige, en-tre otras normas, el compromiso de dedicar tiem-po completo al Hospital: esto se traduce en mayor calidad en la formación de nuevos profesionales de la medicina. Además la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos en Salud (cifrsa) avala, después de la comprobación necesaria, la calidad de la enseñanza que cuenta con la partici-pación de instituciones como el Instituto Nacional de Nutrición, la Sociedad de Post-graduados del Hos-pital General de México, la Sociedad Mexicana de Urología y la Universidad Carolina de Praga (Checos-lovaquia), entre otras.

Demanda y atención al derechohabiente Al referirse al aumento en la consulta, el doctor Ce-cilio Palacios Flores, reconoció que la creciente de-manda de atención se ha visto en atención a dere-chohabientes, situación que obliga a buscar nuevas alternativas como implementar el servicio de consul-ta por las tardes, con la intención de captar un mayor

número de pacientes del público general, que repre-sente una fuente de ingresos para el hospital.

Como resultado del aumento de la demanda de ser-vicios y del proceso de renovación constante, a partir de la segunda semana de enero de 2009, se puso en mar-cha la automatización del Archivo Clínico que permi-tirá consultar de manera eficaz la historia clínica de los pacientes y a futuro integrar un ambicioso proyecto en el que todos los médicos, áreas y consultorios del noso-comio tienen equipo para acceder a la información que necesiten en cualquier momento.

“Tenemos una semana que se instaló un nuevo sis-tema de archivo que está automatizado; la maquina da cita puntual al paciente, lo que evitará filas desde las seis de la mañana, pues incluso se podrán hacer las citas vía telefónica o Internet, y llegó equipo para que todos los consultorios tengan sus computadoras con expedientes clínicos y que el medico desde su lugar pueda hacer la cita directamente lo que evitará errores o duplicidades” explicó Palacios Flores.

Igualmente informó que se autorizó la contrata-ción de ocho especialistas, quienes desde diciembre del año pasado se han sumado al equipo de médi-cos del hup; se trata de un neurólogo, dos internistas, una de ellas para soporte en consulta de gastroente-rología, dos cirujanos, dos cardiólogas para adultos y pediatría respectivamente y en breve se espera la contratación de un reumatólogo, además del apoyo con pasantes de enfermería y médicos residentes.

Retos 2010A pesar de los tiempos de crisis que amenazan con au-mentar los costos de los insumos, a la fecha no se han in-crementado las cuotas, se intenta fortalecer la investiga-ción, lograr la certificación como hospital seguro, y ante todo se espera integrar al hup a procesos de calidad en cumplimiento a la solicitud del Rector Enrique Agüera Ibáñez y al programa de la Secretaría de Salud, que per-mita que los pacientes lleguen a sus hogares satisfechos por la atención que se les brinde, no sólo en el trato, sino en la mejora en los tiempos de espera en consulta y trámites administrativos.

SIMULACRO en el Hospital Universitario, con la finalidad de estar preparados ante contingencias.

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DR. FRANCISCO Marín disecando un corazón, ante un alumno.

¿Quién fue Francisco Marín? ¿Por qué se distinguió en la medicina? ¿Qué artículos médicos escribió? ¿Qué decidió su destino en la historia de la medicina? Estas preguntas se concatenan a otras más. Para responder a tantas interrogantes se ha elaborado este trabajo de investigación, en que se accede a este personaje histó-rico de la medicina nacional, buscando entender por qué hacía lo que hacía.

Francisco de Paula Marín y Moran: su tiempode nacer y sus estudios básicos y medios

El 30 de octubre de 1837 nació en la ciudad de Puebla José Francisco de Paula Marín y Morán, su progenitor fue médico, lo que le facilitó a temprana edad acercarse a los problemas de salud y enferme-dad de los hombres, inclinándolo a estudiar la carre-ra de medicina. Su niñez transcurrió en el centro de la ciudad de Puebla, cerca de la catedral y del famoso Hospital de San Pedro, sus estudios básicos los reali-zó en el Convento del Carmen. La educación de nivel medio la inició en la ciudad de México, la concluyó en Puebla en el Nacional y Pontificio Seminario Pala-foxiano, sus calificaciones fueron altamente satisfac-torias, al igual que su conducta; cursó cátedras como lógica, metafísica,física y matemáticas.1

Los estudios médicos en la ciudad de México Los condiscípulos y los profesores

En diciembre de 1857 Francisco Marín tenía 20 años de edad. Llega al Distrito Federal con cuadernos y li-bros con el deseo de inscribirse en la Escuela Nacional de Medicina, lo logra; sus propósitos fueron: aprender, superarse y servir a los demás. Sus calificaciones en el transcurso de la carrera y su vida profesional reflejarían claramente que sus afanes se cumplieron. Francisco Ma-rín tuvo como compañeros de viaje generacional a estu-diantes que con el paso de los años serían connotados médicos: Francisco Montes de Oca, Agustín Andrade y Rafael Lavista. En 1862 Francisco Marín concluyó to-dos su estudios médicos, los días 8 y 9 de octubre de dicho año presentó el examen general de medicina y cirugía, siendo aprobado por unanimidad; en el trans-curso de sus estudios no solo fue aprobado en todas las materias, también recibió reconocimientos especiales. Obtuvo su título profesional el 18 de octubre de 1862, tenía 25 años de edad. Los sinodales titulares del exa-

men profesional fueron los afamados profesores: Felipe Ignacio Erazo y Ocampo, quien fungió como presiden-te; Manuel Robredo Alvarez, Ignacio Torres Padilla, Maximino Río de la Loza y José Espejo.

Aprendiendo y adquiriendoresponsabilidades en la Francia médica

Con sus calificaciones de la Escuela Nacional de Me-dicina, su diploma de médico cirujano y sus conoci-mientos profesionales y del idioma francés, el joven doctor Francisco Marín a las pocas semanas después de haber recibido su título profesional dejó México y se trasladó a Francia, donde adquirió una serie de experiencias que contribuirían a formar su destacada imagen como médico y como docente.

La influencia europea se hizo explícita bajo libros ga-los y el acercamiento a cirujanos franceses, quienes des-cubrieron y alentaron sus potenciales clínicos y quirúrgi-cos; recibió las enseñanzas del afamado clínico Armand Trousseau (1801- 1867) y de otros afamados médicos europeos. El doctor Francisco Marín, con base en sus experiencias y habilidades profesionales adquiridas en México y reafirmadas y mejoradas en el continente eu-ropeo, supo valorar y aprovechar su estancia en Francia, mucho mejor que los propios nativos, siendo capaz de desempeñar un papel esencial protagónico dentro de la comunidad médica de París. El doctor Francisco Marín fue nombrado jefe de clínica en un hospital parisino.2

Después de permanecer cerca de dos años en Euro-pa, el espíritu inquieto y estudioso del doctor Francisco Marín, ávido por desarrollar la atención médica en Pue-bla, introdujo en la misma ideas y prácticas novedosas.

El doctor Francisco Marín y Moran (1837-1905)Retrospectiva de un ilustre académico poblano

Guillermo Fajardo Ortiz*

* Académico titular, presidente de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina.1 Archivo histórico. Grupo documental. Escuela de Medicina. Universidad Nacional Autónoma de México. Expediente Francisco de P. Marín. 1858. Leg. 36, expediente E, Fojas 4 y 5.2 Gómez Haro E. Poblanos ilustres. Apuntes para un diccionario biográfico. Puebla; 1910. p. 54.

T i e m p o U n i v e r s i t a r i o

C a s a d e l a M e m o r i a U n i v e r s i t a r i a

En el viejo, tradicional y célebre hospital de San Pedro

Al iniciarse 1865 el doctor Francisco Marín ya se encon-traba nuevamente en Puebla, empezó a prestar sus servi-cios en el conocido Hospital de San Pedro y a ejercer en forma privada, en ambos casos recurrió a la clínica y a la cirugía principalmente; empezaba el uso de los análisis de laboratorio clínico, la asepsia se avizoraba.

El Hospital de San Pedro que databa de las primeras décadas del siglo xvi, podría alojar hasta 250 personas, sus recursos eran escasos, la atención médica no era aje-na al empirismo y se basaba en la buena voluntad.

Al ocurrir la derrota del proyecto conservador, el día siguiente de la toma de Puebla por el general Porfirio Díaz, el 3 de abril de 1867, el doctor Francisco Marín se hizo cargo de la dirección del Hospital de San Pedro, fecha clave para la medicina poblana y la mexicana.

A partir de entonces en el hospital se inició otra etapa, el doctor Francisco Marín, a los 30 años de edad, debió hacer frente a varias realidades del es-tablecimiento: estancamiento médico, desaliento do-cente, dificultades económicas e incertidumbre so-cial. Se empeñó en el área quirúrgica, buscó recursos para la misma, la estructuró y enseñó en la misma, pocos meses después sus experiencias asistenciales, docentes y administrativas se esparcieron a otros ser-vicios; labores desarrolladas con discreción.

El Hospital de San Pedro a pesar de su robustez ar-quitectónica, médicamente era modesto, atendía ma-lamente a enfermos de patología externa y patología interna, la enseñanza de la medicina era deficiente.

Con el doctor Francisco Marín el Hospital de San Pedro principió a medicalizarse, empezó a con-siderarse como un verdadero medio terapéutico y los médicos empezaron a considerarse como prin-cipales conductores del hospital en lugar de los re-ligiosos.3

El doctor Francisco Marín llevó a la práctica de diversas maneras los estudios y pruebas de Lister y sus seguidores franceses; esterilizando en marmitas y con ácido carbónico apósitos a base de tafetán y tarlatana, que se utilizaban para curaciones y cubrir heridas quirúrgicas; por otra parte con ácido carbó-nico, también se ayudaba a limpiar la atmósfera y el campo operatorio; además recurrió al bicloruro de mercurio para la antisepsia de la piel.4

Es probable que al disminuir el riesgo a las infeccio-nes, el cirujano Francisco Marín, al igual que otros ci-rujanos, debido a la aplicación de métodos antisépticos, realizaran intervenciones quirúrgicas más atrevidas.

En la docencia: profesor y maestroEn las aulas de la Escuela de Medicina de Puebla desempeñó magistralmente la cátedra de Anatomía Descriptiva y Clínica Externa, recurrió a exposicio-nes verbales analíticas, dibujos excepcionales en el pizarrón y disecciones en cadáveres.

Utilizaba como textos libros franceses, entre los que destacaba la famosa obra Nouveaux Elements d'Anatomie Descriptive et Embryologie escrita por H. Bouchard, libro que conocía a perfección.

Las clases teóricas de anatomía y las labores de disección eran esenciales para la enseñanza, pero no lo cubrían todo, era necesario la práctica in vivo, la cirugía, la que realizaba en el Hospital de San Pedro, faceta docente que correspondía a la cátedra de clí-nica externa. Principiaba sus enseñanzas quirúrgicas con la observación de los enfermos, continuaba con interrogatorios y exploraciones físicas; seguía con el establecimiento de diagnósticos, para terminar con técnicas operatorias que tenían fines terapéuticos; en ocasiones se recurría a autopsias.

En el hospital además de preparar a los estudian-tes de medicina en órganos y tejidos, incisiones, sutu-ras, nudos y técnicas operatorias, les enseñaba proce-dimientos de limpieza, de antisepsia; conocimientos que también recibían otros médicos; todos aprendían que las intervenciones quirúrgicas debían practicarse siguiendo un ritual, evitando medios sucios. Recha-zó en el Hospital de San Pedro el uso de una mesa que se empleaba para practicar operaciones, mueble que semejaba una mesa doméstica para comer, por otra parte resolvió que la sala de operaciones se con-virtiera en un ambiente ordenado y aseado, dejando de ser un área llena de manchas y polvorienta, otras labores docentes no menores, se orientaron al lava-do adecuado del instrumental y al uso de vestimenta apropiada por parte de los cirujanos.

3 Alcántara HJ. “Biografía sucinta de los introductores mexicanos, en América, del uso del algodón en cirugía.” Medicina. Año xxvi. Núm. 509. Junio 10 de 1946. p. 235.4 Martínez Marañón R. El servicio hospitalario en Puebla. Facultad de Medicina. Universidad de Puebla; 1944. p. 83.

APARATOS para enderezar la espina dorsal y para estirar la columna vertebral (Thomas Levacher de la Feutrie: Traité du Rakitis, París 1772).

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Con frecuencia el profesor Francisco Marín realizaba en el Hospital de San Pedro, sesiones que hoy podrían calificarse de clí-nicas, a las que asistían médicos externos, se presentaban proble-mas médicos difíciles; orientaba la discusión, se discutían proba-bles diagnósticos y conductas te-rapéuticas; así todos aprendían.

Cuando el doctor Francisco Marín realizaba intervenciones quirúrgicas en el Hospital de San Pedro, tenía con frecuencia la convicción de que esas accio-nes debían servirle en particular a otros estudiantes y colegas que no habían parti-cipado o no habían observado las operaciones; esta motivación lo llevó a publicar y escribir.

El profesor Francisco Marín se proyectó en el as-pecto docente fuera del país, en un viaje realizado a Estados Unidos, tuvo la oportunidad de conocer al afamado cirujano John B. Murphy (1857-1916) a quien le enseñó ciertas técnicas aplicadas a cirugía abdominal, en agradecimiento el doctor J.B. Mur-phy le dedicó uno de sus libros. En el incipiente labo-ratorio de microbiología de la Escuela de Medicina de Puebla el doctor Francisco Marín manifestó otra de sus inquietudes profesionales ...tiñó el bacilo de Koch por primera vez en Puebla...,5 ejercicio com-plicado para la época, pero que permitió entender mejor la etiología de la tuberculosis pulmonar.

Con el doctor Francisco Marín la cirugía vascular se fortaleció, al igual que

la neurocirugía y otras cirugíasEl doctor Francisco Marín tuvo una práctica quirúr-gica múltiple, ligó arterias; abordó la cavidad cra-neana; el abdomen no le fue extraño; intervino los globos oculares; realizó operaciones faciales y tam-bién se ocupó de la cirugía urológica.

El doctor Francisco Marín fue iniciador de audaces intervenciones quirúrgicas vasculares en México, prac-ticó ligaduras de las arterias subclavias, carótidas primi-tiva e innominadas y troncos braquiocefálicos.6

Las experiencias del doctor Francisco Marín en cuanto a ligaduras de las arterias carótidas las presentó en 1884 en el seno de la Academia Nacional de Medicina, se pu-blicaron en la Gaceta Médica de México bajo el título

Cinco observaciones de la ligadura de la carótida primitiva.7

El doctor Francisco Marín rea-lizó otras intervenciones quirúr-gicas, consideradas por entonces, y aún en la actualidad de enverga-dura, abordó la cavidad craneana. En 1885 publicó un escrito titula-do: Herida de la cabeza por arma de fuego.

Trepanación. Curación,8 que fue dado a conocer en la Gace-ta Médica de México. Seis años después continuo con el mismo interés, redactó un artículo que llevó como título: Observación

de una herida penetrante de cabeza con puñal.9 La lectura de los artículos de 1886 y 1891 manifiestan tres vigorosos enfoques coexistentes: anatomoclíni-co, fisiopatológico y etiopatológico sobre la pato-logía del encéfalo, son prueba contundente de que los trabajos eran equiparables a los más avanzados estudios de otras naciones.

Cuando el doctor Francisco Marín tenía 57 años de edad, iba a Italia a presentar un trabajo científico en el viaje se extravió el escrito. Lo sorprendente fue que a pesar del contratiempo sobresalió en su presen-tación. El doctor A. Barranco Tenorio en su obra So-ciedad Médica de Beneficencia de Puebla 1883-1983. Primer Centenario, afirmó: “...para ese Congreso había hecho un estudio sobre un absceso cerebeloso que se había visto en el Hospital del Estado, en que por medio de la trepanación y previo diagnóstico acertado del caso, se había obtenido la curación del enfermo. Durante su viaje se extravió la observación de este interesante caso, lo que no fue motivo para que el doctor Marín dejara de hablar, pues en un pizarrón dibujó un cráneo e hizo la exposición...”10

En la Academia Nacional de MedicinaEl doctor Francisco de Paula Marín, debido a sus méritos profesionales, fue aceptado en 1864, como miembro de la naciente Comisión Científica Fran-co-Mexicana en la Sección Médica. La Comisión se transformaría poco después en la Academia Nacio-nal de Medicina. El presidente de la Comisión era el médico francés de origen alsaciano Carlos Alberto Ehrman (1822-1871), quien fuera médico en jefe del ejército expedicionario francés.

5 Universidad Autónoma de Puebla: La Escuela de Medicina de Puebla. Puebla. 1965. p. 33.6 De Garay y Justiani A. Nuevo procedimiento para ligadura de la arteria subclavia. Escuela Nacional de Medicina. México. 1887.7 Marín F. Cinco observaciones de ligadura de carótida primitiva. Gac Med Mex 1884. México. Tomo 19 p. 97 y 129.8 Marín F. Herida de la cabeza por arma de fuego. Trepanación. Curación. Gac Med Mex 1885. México. Tomo 20. p. 445 y 461.9 Marín F. Observación de una herida penetrante de cabeza por puñal. Gac Med Mex 1891. Tomo 16. p. 101.10 Barranco Tenorio, A. Sociedad Médica de Beneficencia de Puebla. 1883-1983. Primer Centenario. México. 1983. p. 29.

EJERCICIO de compensación con un libro (Andry, 1744)

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RectoR: Enrique Agüera Ibáñez SecRetaRio geneRal: José Ramón Eguibar Cuenca

Tiempo UniversitarioDirector: Alfonso Yáñez Delgado, Diseño gráfico: Armando López Vázquez.Corrección: Carlos Garrido Vargas Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario.

Año XII, número 16, diciembre 2009. Aparece quincenalmente. Impreso en: Litografía Magno Graf. El costo por ejemplar de 8 páginas es de un peso y veinticuatro centavos más iva. Tiraje: Veinte mil ejemplares. Responsable de distribución: Marcos Medrano Flores. Los autores son responsables por los textos publicados. Esta publicación se puede adquirir en La Casa de la Memoria Univer-sitaria, Avenida Reforma 531. Puebla, Pue. teléfono: 2 32 74 79. Se aceptan colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria. E-mail: [email protected] Distribución gratuita.

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

Claudio Bernard desde la perspectiva del doctor Francisco Marín

Con motivo del Congreso Médico Mexicano celebrado en febrero de 1879, el doctor Francisco Marín, con la representación de la Escuela de Medicina y Farmacia del Estado de Puebla, elaboró un discurso en relación a Claudio Bernard, su contenido fue publicado en 1880 en el periódico La independencia Médica.11 Francisco Marín en su trabajo se adhirió a las ideas de C. Bernard en cuanto a la medicina experimental.

En Estados Unidos, a los pocos años de fundada la American Public Health Association;

con otros personajes importantesEn los archivos denominados Congresos y Conven-ciones del Fondo de Salubridad Pública de la Secre-taría de Salud se expresa que el doctor Francisco Marín participó en el xix Congreso de la American Public Health Association, celebrado del 20 al 23 de octubre de 1891 en Kansas City, Missouri.12 A este evento asistieron otros científicos mexicanos, quie-nes tuvieron la oportunidad de reunirse con médicos y salubristas de otros países, comentando, actualizán-dose e informándose acerca de los problemas de salud que se presentaban en sus respectivos medios. En el Congreso se decidió que la próxima reunión se efec-tuaría en México integrándose un grupo organizador del que formó parte el doctor Francisco Marín.

El deceso del doctor Francisco de Paula Marín y Moran. Estratégicos reconocimientos postmorten

Un padecimiento prolongado propició que el cuerpo del doctor Francisco Marín se derrumbara y se fuera apartando de las actividades hospitalarias médicas y docentes. Falleció en el centro de la ciudad de Pue-bla, el día 28 de julio de 1905, a la edad de 68 años. En el acta de defunción se expresó como causa de muerte pneumonía embólica. Su cuerpo fue inhuma-do el 30 de julio a las 10:30 horas de la mañana en el Panteón de la Piedad; a su última morada fue acom-

pañado por familiares, amigos, discípulos y colegas.La medicina de Puebla de la segunda mitad del

siglo xix no se puede entender sin referirse al doc-tor Francisco Marín. A partir de su muerte se han repetido diversos reconocimientos a su figura y a sus labores médicas, quirúrgicas y docentes. El Hospital General de Puebla al igual que una sala de hospitali-zación de dicho establecimiento y una sociedad mé-dica han llevado su nombre, se le han dedicado libros y tesis; se le cita en publicaciones, libros y revistas; se le hacen homenajes en los aniversarios de su natali-cio o muerte. Dichos reconocimientos recuperan las lecciones y el ejemplo del doctor Francisco Marín.

La herencia profesional y docente del doctor Francisco Marín

Francisco Marín fue un médico y catedrático ejem-plar, en la cirugía introdujo métodos antisépticos y mejoró procedimientos quirúrgicos, y en la docen-cia dinamizó la enseñanza. Contribuyó a crear otros ambientes en el Hospital de San Pedro, desplazando prácticas negativas y confrontando tradiciones, así abrió nuevos caminos, conformando otros hábitos, gracias a conciencias innovadoras. Sus escritos son testimonios de redefiniciones de acciones clínicas y de tratamientos. El ejemplo de doctor Francisco Marín hizo que otros médicos siguieran originales derroteros, engrandeciendo la atención médica.

AgradecimientosEsta investigación fue posible realizarla gracias a la colaboración prestada por las siguientes personas: al señor Alejandro Moreno, Bibliotecario de la Acade-mia Nacional de Medicina; licenciada Sonia Flores G, Coordinadora del Archivo Histórico de la Facul-tad de Medicina, de la Universidad Nacional Autó-noma de México; y a los señores Luis Vásquez Rojas, Profesor de la Facultad de Medicina de la Beneméri-ta Universidad Autónoma de Puebla, Gelasio Ramí-rez, Centro Información del Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social.

11 Marín F. Inéditos. Discurso pronunciado por el Dr. Francisco Marín en la solemne velada que en honor de Claudio Bernard, celebro el Congreso Médico Mexicano, la noche del 10 de febrero de 1879. Periódico la Independencia Médica. México. Junio 1880. Vol. 1. Núm. 5. p. 36.12 Secretaría de Salud. Archivo: Congresos y Convenciones 1891-1894. Fondo Salubridad Pública. México.

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