Organizador de rutinas

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ORGANIZADOR DE RUTINAS ¿QUÉ PENSABA ANTES? ¿QUÉ PIENSO AHORA? María del Carmen Sáez Gutiérrez

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ORGANIZADOR DE RUTINAS

¿QUÉ PENSABA ANTES?

¿QUÉ PIENSO AHORA?

María del Carmen Sáez Gutiérrez

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LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLA 1º ESO

A partir de un fragmento de un texto adaptado de

las Mil y una noches, deben comprender el

contenido, que les ayudará a reflexionar sobre las

ideas previas y las conclusiones previas sobre el

tema de las falsas apariencias.

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TEXTO

QUASIMODO EN LA PICOTA

El 7 de enero de 1482 se congregaron en una

plaza de París muchos curiosos, pues en aquellos tiempos las gentes contaban con pocas distracciones y no querían perderse la flagelación

De Quasimodo, el jorobado. Pese a que algunos murmuraban que su único “delito” era tener un cuerpo deforme, la mayoría no paraba de insultarle.

-¡Eres un brujo! – clamaba enfurecido un viejo-

¡No sientes ni frío ni calor!¡sólo el fruto del diablo puede disimular así el miedo!

Quasimodo permanecía con la cabeza hundida en el pecho, como si hubiese perdido el aliento de la vida. Nada de lo que sucedía a su alrededor parecía importarle, hasta que sacó fuerzas de flaqueza y exclamó con la voz ronca:

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-¡Agua! ¡Agua! ¡Me muero de sed!

-¡Bébete esto, monstruo infernal! – gritó un ladronzuelo tras lanzarle

un escupitajo a la cara.

El público se echó a reir y empezó a burlarse del sediento con tod

Cerca de la picota, un niño arrojaba piedras al

Reo mientras vociferaba:

-¡Mi gatita ha parido un cachorro de seis patas porque una vez la

miraste!

De repente, una joven gitana, delgada y de cabellos rizados, se

abrió paso entre el gentío con un cuenco repleto de agua. En sus

pupilas brillaba el miedo, pero la firme voluntad de socorrer a aquel

desdichado era más fuerte en ella que cualquier temor. De ahí que

avanzara sin dudar. o tipo de muecas y desaires.

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Los resecos labios de Quasimodo sorbieron el agua apresuradamente y, entonces, la muchacha bajó dela tarima para perderse entre la multitud.

Casi nadie pudo advertirlo, pero en la mejilla izquierda del jorobado centelleó una lágrima. En efecto, quien se suponía que era hijo del mismo demonio estaba llorando de gratitud y emoción.

Víctor HUGO. El jorobado de Notre Dame

(adaptación). Ed. Vicens Vives

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IDEAS SOBRE LAS APARIENCIAS

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A LA LECTURA A LA LECTURA

PALABRAS CLAVE

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