Por María Belén Sanchez B, fsp

Como un niño para entrar en el reino

“Algunas personas le presentaban a los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo: quien no reciba el

Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Jesús tomaba a los niños en brazos e, imponiéndoles las manos,

los bendecía.” Mc 10, 13-16

Qué fácil y al alcance de la mano nos pone el Señor Jesús el Reino de los cielos: tan sólo ser y comportarnos como niños. Y al mismo tiempo qué difícil, porque nuestra vida se ha vuelto complicada con el pasar de los años, y cada día nos vemos más alejados de la sencillez y autenticidad que caracterizan a los niños.

EL ES ASÍ

Fue su delicia estar con los sencillosy fueron sus amigos los nazarenos pobres;

comió con pecadores;llamó a unos humildes y pobres pescadores

para que fueran sus amados discípulos.

Él era así.Y sigue todavía teniendo sus delicias

con hijos de los hombres,y sigue prefiriendo a humildes y sencillos,

llamándolos amigos, y pasa todavía con amorbendiciendo a los niños.

Él es así.

Todos somos ciegos“Jesús y sus discípulos llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos, y con bastante más gente, un ciego que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él

gritaba con más fuerza: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»

Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que Él te está llamando.» Y el ciego, arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que vea.» Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte, tu fe te ha salvado.» Y al

instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.”

Mc 10,46-52

Hay quienes afirman que una sola experiencia de oración bastaría para transformar la vida. Pienso que sea semejante a la persona que recorre un camino en medio de la noche más tenebrosa; pero llega un inesperado momento en que una luz se enciende y todo el horizonte se ilumina.

Una vez Jesús dijo a la gente: «El que esté sin pecado que tire la primera piedra». Y bien podría haber dicho también: “El que no sea ciego, que se levante”, porque la ceguera espiritual es mucho más grave, ya que a veces ni siquiera nos damos cuenta de que es la que llevamos arrastrando en la vida, y en ocasiones sin saberlo, sin sentirla ni sufrirla.

LA ORACIÓN DEL CIEGO

Señor Jesús,tú sabes que no logro ver nada

más allá de lo que está al alcance de mis manos,y que hay muchas clases de ceguera que ni percibo…

Pero, si tú quisieras,harías también conmigo un milagro patente

y me darías la luz,mi vida se convertiría en una antorchaque sería capaz de iluminar también

a otros que sufren como yoesa miopía o ceguera espiritual.

.

Entre el bien y el mal

“ Jesús les dijo: «Cuando ustedes hagan ayuno, no pongan cara triste, como los que dan espectáculo y aparentan palidez, para que todos noten sus ayunos. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio. En cambio, cuando tú hagas ayuno, lávate la cara y perfúmate el cabello. No son los hombres los que notarán tu ayuno, sino tu Padre que ve las cosas

secretas, y tu Padre que ve en lo secreto, te premiará.No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y roban. Acumulen, más bien, tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y

robar. Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón».”

Mt 5, 1-6.16-18

Desde que los seres humanos tomaron conciencia de su realidad, se percataron de que estas dos fuerzas polarizan la vida. El bien y el mal surgen del corazón humano y pugnan por tener la primacía en el dominio del ser. La condición humana tiene la posibilidad de optar y cultivar en sí misma desde lo mejor, hasta lo peor.

Independientemente de cómo cada uno quiera calificarse, ser bueno o ser malo no es una etiqueta que la persona se pueda colgar o un sello que se adjudique. Palabras y acciones serán los frutos por los cuales cada persona se hace conocer.

LOS BUENOS Y LOS MALOS

Árboles buenos y árboles malos crecen en el huerto de la vida,

unos y otros dan frutos conforme a su especie y condición.

Y Tú, Señor, que cultivas las almas como el agricultor las plantas,

esperas recoger de nuestras vidas, cosechas abundantes, jugosas y nutridas.

Nosotros que somos el solar que tú trabajas,inútilmente pretenderemos engañarte,

diciéndote que somos aquello que no somos, porque aflora ante tus ojos

la obra que llevamos en las manos y es la que califica

cuál es la calidad del ser y la persona.

Es falacia afirmar que el bien y el mal vienen de fuera, éstos germinan en lo más íntimo del ser

y somos nosotros mismos responsables de aquello que dejamos crecer y permitimos

que llegue a florecer y a dar su fruto... a veces serán cardos de inútil dolor y amargura;

pero pueden también ser frutos de vida y salvación.

Milagros ayer y hoy“En aquel tiempo, Jesús salió de Genesaret y se fue a la región donde se encuentra Tiro. Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba ahí, pero no pudo pasar inadvertido. Una mujer, que tenía una niña poseída por un espíritu inmundo, se enteró enseguida, fue a buscarlo

y se postró a sus pies. Cuando aquella mujer, una siria de Fenicia y pagana, le rogaba a Jesús que le sacara el demonio a su hija, él le respondió: «Deja primero que coman los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» La mujer le replicó: «Sí, Señor; pero también es cierto que los

perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»

Entonces Jesús le contestó: «Anda, vete; por eso que has dicho, el demonio ha salido ya de tu hija.» Al llegar a su casa, la mujer encontró que su hija

recostada en la cama, y ya el demonio había salido de ella.”Mc 7,24-30

Cuando meditamos el Evangelio y vemos a Jesús haciendo milagros, nos preguntamos por qué en la actualidad, en nuestro tiempo y en nuestra vida se dan tan poco esas señales prodigiosas en las que Dios interviene milagrosamente.

La respuesta es fácil: sencillamente porque nos falta fe.Si tuviéramos un poquito de fe como aquella mujer, o como la del tamaño de un grano de mostaza que Jesús pretendía que tuvieran sus discípulos, pediríamos cualquier cosa y se nos concedería, no digo automáticamente, sino milagrosamente.

TÚ LO PUEDES TODO, SEÑOR

Cada vida lleva en sí misma el germen de un dolor, una espina clavada en lo más vivo

hasta lo más hondo del alma; y solamente Tú, Señor Dios de la vida,

puedes sanar ese dolor y curar toda herida.Solamente Tú, puedes dar alivio al sufrimiento

que corroe la existencia y a veces pareciera que quisiera aplastarnos.

Solamente Tú puedes llevarnos de la mano y darnos una posibilidad nueva de vivir plenamente

en salud y alegría, en gracia y santidad.Con esa esperanza caminamos buscando tu presencia

deseando encontrarte, para nos ayudes, y alivies todo mal.

El mandamiento más importante

“Se adelantó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas”. Y después viene este otro: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay ningún mandamiento

más importante que éstos.»El maestro de la Ley le contestó: «Has hablado muy bien, Maestro; tienes razón cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todas

las víctimas y sacrificios.»Jesús vio que ésta era respuesta sabia y le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y después de esto, nadie más se atrevió a hacerle nuevas

preguntas.”Mc 12, 28-34

Nacidos del amor divino vamos andando por el mundo constante-mente buscando aquello que responda a nuestra inquietud profunda... aquello que nos llene de plenitud el alma. A veces creemos que amar es espontáneo y que es fácil seguir ese camino…

No siempre sabemos por dónde va la ruta, ni entendemos cuál puede ser la solución, aunque la tengamos tan cerca de nosotros que ni siquiera somos capaces de verla, de palparla.

No hay otra opción que amar a Dios y amar al prójimo que pueda llevarnos a la plena y verdadera felicidad, a la realización de todo ser humano.

AMOR EXTRAORDINARIO

Tú explicaste, Señor, con meridiana claridad lo que es y significa vivir de amor y dar amor...

Amar a quien nos ama, es muy poquito;amar a quien nos pide, es apenas intento;

amar a quien la vida nos obliga, es un deber...pero amar sin límites, sin condiciones,sin medida, a todos, indistintamente,

es la mayor grandeza que eleva a niveles superiores.

Y amar al enemigo, a quien hiere y golpea, es algo extraordinario

que nos acerca y nos asemeja a Ti, Señor,que supiste dar hasta la vida

por todo ser humano que llega a este mundoy que necesita encontrar el camino del amor

como única posibilidad de gracia y salvación.

© Copyright 2014 by Publicaciones Paulinas, S.A. de C.V. Derechos reservados.Se autoriza descargar archivo en PDF sólo para uso personal sin fines de lucro.