Oración de un desocupado

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Oración de un desocupado Juan Gelman Padre, desde los cielos bájate, he olvidado las oraciones que me enseñó la abuela, pobrecita, ella reposa ahora, no tiene que lavar, limpiar, no tiene que preocuparse andando el día por la ropa, no tiene que velar la noche, pena y pena, rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente. Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces, que me muero de hambre en esta esquina, que no sé de qué sirve haber nacido, que me miro las manos rechazadas, que no hay trabajo, no hay, bájate un poco, contempla esto que soy, este zapato roto, esta angustia, este estómago vacío, esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre cavándome la carne, este dormir así, bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido te digo que no entiendo, Padre, bájate, tócame el alma, mírame el corazón, yo no robé, no asesiné, fui niño y en cambio me golpean y golpean, te digo que no entiendo, Padre, bájate, si estás, que busco resignación en mí y no tengo y voy a agarrarme la rabia y a afilarla para pegar y voy a gritar a sangre en cuello por que no puedo más, tengo riñones y soy un hombre, bájate, qué han hecho de tu criatura, Padre? un animal furioso que mastica la piedra de la calle?

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Oración de un desocupadoJuan Gelman

Padre, desde los cielos bájate, he olvidado las oraciones que me enseñó la abuela, pobrecita, ella reposa ahora, no tiene que lavar, limpiar, no tiene que preocuparse andando el día por la ropa,no tiene que velar la noche, pena y pena, rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,que me muero de hambre en esta esquina,que no sé de qué sirve haber nacido, que me miro las manos rechazadas,que no hay trabajo, no hay,                    bájate un poco, contempla esto que soy, este zapato roto,esta angustia, este estómago vacío,esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre cavándome la carne,                este dormir así, bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido te digo que no entiendo, Padre, bájate, tócame el alma, mírame el corazón, yo no robé, no asesiné, fui niño y en cambio me golpean y golpean, te digo que no entiendo, Padre, bájate, si estás, que busco resignación en mí y no tengo y voy a agarrarme la rabia y a afilarla para pegar y voy a gritar a sangre en cuellopor que no puedo más, tengo riñonesy soy un hombre,            bájate, qué han hechode tu criatura, Padre?            un animal furiosoque mastica la piedra de la calle?

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Es verdad

¡Ay, qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! 

Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero. 

¿Quién me compraría a mí este cintillo que tengo y esta tristeza de hilo blanco, para hacer pañuelos? 

¡Ay, qué trabajo me cuesta quererte como te quiero!

Gacela 11.

Gacela del mercado matutino 

Por el arco de Elvira quiero verte pasar, para saber tu nombre y ponerme a llorar. ¿Qué luna gris de las nueve te desangró la mejilla? ¿Quién recoge tu semilla de llamaradas en la nieve? ¿Qué alfiler de cactus breve asesina tu cristal? 

Por el arco de Elvira voy a verte pasar, para beber tus ojos y ponerme a llorar. ¡Qué voz para mi castigo levantas por el mercado! ¡Qué clavel enajenado en los montones de trigo! ¡Qué lejos estoy contigo, qué cerca cuando te vas! 

Por el arco de Elvira 

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voy a verte pasar, para sentir tus muslos y ponerme a llorar.

Soneto

Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua, y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas; y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,si eres mi cruz y mi dolor mojado,si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado.

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Romance de la viuda enamorada

Rafael de León

Siempre pegada a tu muro y al filo de tus almenas;siempre rondando el castillo de tu amor; siempre sedientade una sed mala y amarga de desengaño y arena.

¿Por qué te querré tanto? ¿Por qué viniste a mi senda?¿Quién hizo brillar tus ojos en la noche de mi pena?¿Qué lluvia de mal cariño quiso convertirme en yedra,que va creciendo y creciendo pegada a tu primavera?

¡Ay, que montaña de amor tengo sobre mi cabeza!¡Ay, que río de suspiros pasa y pasa por mi lengua!

Yo estaba en mis campos hondos, allí en Castilla la Viejadurmiéndome entre molinos y coplas rubias de siega,y era mi vida una noria monótona y polvorienta.

Mis hijos venían del campo, con sus camisas abiertas,y en el pulso de sus hombros reclinaba mi cabeza.Así, un día y otro día, allí en Castilla la Vieja...

Una tarde ( por los nardos subía la primavera... ).Una tarde, vi tu sombra que venía por la sendadentro de un traje de pana, tres vueltas de faja negray una voz dura y redonda lo mismo que una pulsera.

-Buenas tardes, ¿hay trabajo? -Sí- te dije toda llenade un escalofrío lento que me sacudió las venasy me quitó de encima diez años de vida muerta,

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bordando en mi enagua oscura una rosa dulce y tierna.

-Está bien- fueron tus gracias, y, doblando la chaquetate sentaste a mi lado en el borde de la senda.

Vive este amor de silencio y entre silencio se quema,en una angustia de horas y en un sigilo de puertas.

El pueblo ya lo murmura en una copla que ruedatodo el día por el campo y de noche en la taberna.

Dicen que si soy viuda y sacan el muerto a cuestas;dicen, que si por mis hijos me debía dar vergüenza...Dicen, tantas cosas, tantas, que las paredes se llenande vidrios y maldiciones y hasta a veces de blasfemias.

Mi hijo el mayor (veinte años, dulce y moreno), con pena,me habló esta mañana: -Madre, ese traje no te sienta,ni esas flores, ni ese pelo, ni ese pañuelo de hierbas...Yo no me atreví a mirarlo, y me sentí muy pequeña,como si fuese mi madre la que hablándome estuviera.

-Por nosotros, tu no debes vestirte de esa manera...

¡Ay, por vosotros! Os di todo el trigo de mi era;todavía de vosotros mi cintura tiene huellas.¡Sangre mía que anda y vive y a mí me va haciendo vieja!¿Pero es que yo ya no tengoderecho a querer? ¿Qué ciegaley me prohíbe que al soldeje mis rosas abiertas?¿Y que me mire al espejo,y que me vista de fiesta,

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y que en mi jardín antiguoflorezca la primavera?...

¡Quiero y quiero y quiero y quiero!Están en flor mis macetas;diez risueñores heridoscantan amor en mis venas,y me duele la garganta,y está mi voz hecha piedrade tanto decir: "Te quierocomo a ninguno quisiera!"

¡Ay, qué montaña de amortengo sobre la cabeza!

¡Ay, qué río de suspirospasa y pasa por mi lengua!

¡Canten, hablen, cuenten, digan,pueblo, niños, hombres, viejas...que yo de tanto quererleno sé si estoy viva o muerta!

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REQUIEM POR FEDERICO - Poema de Rafael de LeónILo mataron en Granada,una tarde de veranoy todo el cielo gitanorecibió la puñalada...

Sangre en verso derramada,poesía dulce y rojaque toda la vega mojaen amargo desconsuelo«sin paño de terciopeloni cáliz que la recoja».

(Por cielos de cenizase va el poeta;la frente se le rizacomo veleta.Toda Granadaes una plazoletadeshabitada)

II

«Por el olivar venían,bronce y sueño, los gitanos».En la palma de sus manoscomo un niño lo traían...

Las mujeres se rompíanlos volantes de la enagua,y el Darro bailaba el aguaen un triste soniqueteque sonaba a martinetey a cante grande de fragua...

(¡Encended los faroles;romped el velo;cantad por "caracoles",que viene el duelo!¡Como una espada,llevadlo, así, entre "oles"por su Granada)

III

No te vayas buen amigoquédate aquí con nosotros;están soltando los potrosjunto a lo verde del trigo...

Están soñando contigotemblando de calentura,

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gitanas de piel oscuray brillante cabelleray hay una boca que esperamorderte labio y cintura...

(Desnúdate deprisa,que vengo herido;quédate con la risacomo vestido...Quiero bebertey que luego dormidovenga la muerte...)

IV

«Rosa de los Camboriosgime sentada a la puerta»medio viva y medio muertaentre paños mortuorios.

A la luz de los velorios,con pena de jazmín chico,cual dos palomas sin picomuestra sus pechos helados,heridos y acuchilladoslo mismo que Federico.

(¡Que doble, bronce y plata,la Vela, Vela,que se ha muerto la natade la canela!Mi bien amadode limón y ciruelava amortajado...)

V

«Ignacio Sánchez Mejíascon toda su muerte al hombro»sale pálido de asombroa las barandas sombrías...

Todas las ganaderíasmugen a la misma horay en el filo de la aurora,junto a los bravos erales,sobre el mar de los trigales,la brisa también lo llora...

(¡Ignacio, dame el vasocon el ungüento;no puedo dar un paso,ya no me siento!Quiero abrazarte,pero me ciega un viento

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de parte a parte...)

VI

Dentro de su traje oscurote nombra Bernarda Alba...la tarde pinta de malvala rosa blanca del muro.

En la calle pisa duroun caballo sin jinete;dan en la torre las sietey Angustias, con voz sombría,solloza un Ave Maríaderrumbada en el poyete.

(Por la tapia del huertote llamé en vano...—¡Dime que no está muertoPepe, el Romano!—Ciego de zambra,con un Ángel gitanova por la Alhambra...)

VII

—¿De quién es ese lamentoque sobre la noche rueda?...—De Marianita Pineda,que está bordando en el viento...

Con hilos de sentimiento,a la vez que borda y cantay con mano fina plantaentre sangrientos jardinesuna rosa de carminesque enjoyará su garganta...

(¿Qué bordas, Marianita,sobre esa tela?La flor para una citaque me desvela...¡En seda cuajalo que Granada gritaque es su mortaja...)

VIII

«¡Hijo con un cuchillitoque apenas cabe en la mano»,de tu romance gitanocortaron la flor del grito!

¡Ay, qué dolor infinitode pedernal y de rosa;

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voy y vengo como locasin que consolarme puedaporque ni un hijo me quedapara llevarme a la boca!

(Aquel traje de panaque se ponía...Aquella faja granaque se ceñía...¡Tanto cuidarlo,y una flor de cananapara matarlo!).

IX

Desde su balcón volado,pálida, triste y mocita,te llama Doña Rosita,con el aliento apagado...

Un heliotropo moradole acuchilla las ojerasy corta con sus tijerasadormecidas de herrumbresu corazón hecho lumbrepor cincuenta primaveras...

(¿Quién cambió los papelesen el piano?¿Quién secó los clavelesde mi verano...?¡Ay, qué tormento!¿Dónde estás, primo hermano,que no te siento?)

X

Sobre el hoyo de la camadonde su flor se le mustiaigual que un río de angustiauna mujer se derrama...

Llama en vano, llama y llamaal hijo que se le esconde...—¿En qué jardines, en dónde,hallar mi nardo de esperma...?

Grito preñado de Yermaal que el hijo no responde...

(¡A la nana, mi niño,que es madrugada...!¡A la nana, cariño,flor de Granada!¡Si yo pudiera

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quedarme embarazadayo te pariera!)

XI

«Antonio Torres HerediaCamborio de dura crin»,llora al filo de la medianoche por el Albaicín...

Suena la voz de un muecíncomo una fuente delgada,y desde Sierra Nevada,una paloma doliente,baja a besarle la frenteal poeta de Granada...

(¿A dónde vas, amigo,con tu secreto?Te llevarás conmigovoz y soneto...¡Cómo gemíadentro de tu esqueletola poesía!)

Lee todo en:  http://www.poemas-del-alma.com/rafael-de-leon-requiem-por-federico.htm#ixzz2PL15ju5O

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Profecía

Me lo dijeron ayerlas lenguas de doble filo,que te casaste hace un mes...Y me quedé tan tranquilo.Otro cualquiera, en mi caso,se hubiera echado a llorar;yo, cruzándome de brazos,dije que me daba igual.Nada de pegarme un tiro,ni de enredarme a maldiciones,ni de apedrear con suspiroslos vidrios de tus balcones.¿Que te has casado? ¡Buena suerte!Vive cien años contentay a la hora de la muerteDios no te lo tenga en cuenta.Que si al pie de los altaresmi nombre se te borró,por la gloria de mi madreque no te guardo rencor.Porque sin ser tu maridoni tu novio, ni tu amante,yo soy quien más te ha querido:¡con eso tienes bastante!-- ¿Qué tiene el niño, Malena?Anda como trastornado;le encuentro cara de penay el colorcillo quebrao.Y ya no juega a la tropa,ni tira piedras al río,ni se destroza la ropasubiéndose a coger nidos.

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¿No te parece a ti extraño?¿No es una cosa muy raraque un chaval con doce añoslleve tan triste la cara?Mira que soy perro viejo,y estás demasiado tranquila.¿Quieres que te dé un consejo?Vigila, mujer, vigila...Y fueron dos centinelaslos ojillos de mi madre.-- Cuando sale de la escuelase va pa los olivares.-- ¿Y qué busca allí?-- Una niña:tendrá el mismo tiempo que él.José Miguel no le riñas,que está empezando a querer.Mi padre encendió un pitillo,se enteró bien de tu nombre,y te compró unos zarcillos,y a mí, un pantalón de hombre.Yo no te dije "te adoro",pero amarré a tu balcónmi lazo de seda y orode primera comunión.Y tú, fina y orgullosa,me ofreciste en recompensados cintas color de rosaque engalanaban tus trenzas.-- Voy a misa con mis primos.-- Bueno; te veré en la ermita.¡Y qué serios nos pusimosal darnos agua bendita!Mas, luego, en el campanario,

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cuando rompimos a hablar:dice mi tía Rosarioque la cigüeña es sagrá...Y el colorín y la fuente,y las flores, y el rocío,y aquel torito valienteque está bebiendo en el río.Y el bronce de esta campana,y el romero de los montes,y aquella raya lejanaque le llaman horizonte.¡Todo es sagrao! Tierra y cielo,porque too lo hizo Dios.-- ¿Qué te gusta más?-- Tu pelo.¡Qué bonito le salió!Pues, y tu boca, y tus brazos,y tus manos redonditas,y tus pies, fingiendo el pasode las palomas zuritas.Con la blancura de un copode nieve te comparé.Te revestí de piroposde la cabeza a los pies.A la vuelta te hice un ramode pitiminí precioso,y luego nos retratamosen el agüita del pozo.Y hablando de estas pamplinasque inventan las criaturas,llegamos hasta la esquinacogidos de la cintura.Yo te pregunté:-- ¿En qué piensas?

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Tú dijiste:-- En darte un beso.Y yo sentí una vergüenzaque me caló hasta los huesos.De noche, muertos de luna,nos vimos en la ventana.-- Mi hermanito está en la cuna;le estoy cantando la nana."Quítate de la esquina,chiquito loco,que mi padre no te quiereni yo tampoco".Y mientras que tú cantabas,yo inocente, me penséque la nana nos casabacomo a marido y mujer.¡Pamplinas, figuracionesque se inventan los chavales!Después la vida se impone:tanto tienes, tanto vales...Por eso yo, al enterarmeque estabas un mes casá,no dije que iba a matarmesino... ¡que me daba igual!Mas, como es rico tu dueño,te brindo esta profecía;tú, cada noche, entre sueños,soñarás que me querías,y recordarás la tardeque tu boca me besóy te llamarás ¡cobarde!como te lo llamo yo.Y verás, sueña, que sueña,que me morí siendo chico

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y se llevó una cigüeñami corazón en el pico...Pensarás: No es cierto nada;yo sé que lo estoy soñando.Pero allá a la madrugadate despertarás llorandopor el que no es tu maridoni tu novio, ni tu amante,sino... ¡el que más te ha querido!¡Con eso tienes bastante!

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Romance de Aquel hijo que no tuve contigo.

Rafael de León

Hubiera podido serhermoso como un jacinto

con tus ojos y tu bocay tu piel color de trigo,pero con un corazón

grande y loco como el mío.Hubiera podido ir,

las tardes de los domingos,de mi mano y de la tuya,con su traje de marino,

luciendo un ancla en el brazoy en la gorra un nombre antiguo.

Hubiera salido a tien lo dulce y en lo vivo,en lo abierto de la risa

y en lo claro del instinto,y a mí... tal vez que saliera

en lo triste y en lo lírico,y en esta torpe manerade verlo todo distinto.

¡Ay, qué cuarto con juguetes,amor, hubiera tenido!

Tres caballos, dos espadas,un carro verde de pino,

un tren con cuatro estaciones,un barco, un pájaro, un nido,

y cien soldados de plomo,de plata y oro vestidos.

¡Ay, qué cuarto con juguetes,amor, hubiera tenido!

¿Te acuerdas de aquella tarde,bajo el verde de los pinos,

que me dijiste: —¡Qué gloriacuando tengamos un hijo! ?

Y temblaba tu cinturacomo un palomo cautivo,y nueve lunas de sombra

brillaban en tu delirio.Yo te escuchaba, distante,entre mis versos perdido,pero sentí por la espalda

correr un escalofrío...Y repetí como un eco:

«¡Cuando tengamos un hijo!...»Tú, entre sueños, ya cantabas

nanas de sierra y tomillo,e ibas lavando pañalespor las orillas de un río.

Yo, arquitecto de ilusiones

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levantaba un equilibriouna torre de esperanzas

con un balcón de suspiros.¡Ay, qué gloria, amor, qué gloria

cuando tengamos un hijo!En tu cómoda de cedro

nuestro ajuar se quedó frío,entre azucena y manzana,entre romero y membrillo.¡Qué pálidos los encajes,

qué sin gracia los vestidos,qué sin olor los pañuelos

y qué sin sangre el cariño!Tu velo blanco de novia,

por tu olvido y por mi olvido,fue un camino de Santiago,

doloroso y amarillo.Tú te has casado con otro,yo con otra hice lo mismo;

juramentos y palabrasestán secos y marchitos

en un antiguo almanaquesin sábados ni domingos.

Ahora bajas al paseo,rodeada de tus hijos,

dando el brazo a... la levitaque se pone tu marido.

Te llaman doña Manuela,llevas guantes y abanico,y tres papadas te cortanen la garganta el suspiro.Nos saludamos de lejos,como dos desconocidos;

tu marido sube y bajala chistera; yo me inclino,

y tú sonríes sin gana,de un modo triste y ridículo.Pero yo no me doy cuentade que hemos envejecido,porque te sigo queriendo

igual o más que al principio.Y te veo como entonces,

con tu cintura de lirio,un jazmín entre los dientes,de color como el del trigoy aquella voz que decía:

«¡Cuando tengamos un hijo!...»Y en esas tardes de lluvia,

cuando mueves los bolillos,y yo paso por tu calle

con mi pena y con mi librodices, temblando, entre dientes,

arropada en los visillos:«¡Ay, si yo con ese hombrehubiera tenido un hijo!...»

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Transmisores

Mientras vivimos

somos transmisores de la vida.

Y cuando dejamos de transmitirla,

la vida deja de fluir por nosotros.

Esto es parte del misterio del sexo,

es un flujo hacía adelante.

La gente asexuada no transmite nada.

Y si cuando trabajamos,

podemos inyectar vida a lo que hacemos,

vida, más vida nos invade,

nos inunda y compensa,

nos alista,

y vibramos con vida a través del curso de los días.

Aunque sólo fuera una mujer

haciendo torta de manzana,

o un hombre creando una silla,

si la vida entra en la torta, buena es la torta

buena es la silla:

contenta la mujer, con fresca vida

manando en su interior,

contento el hombre.

Da y te será dado,

es todavía la verdad acerca de la vida.

Pero dar vida no es fácil.

No significa entregarla al primer miserable,

o dejar que los muertos en vida te devoren.

Significa propiciar el fuego de la vida

donde no lo había

aún cuando solo fuera en la blancura

de un pañuelo lavado.

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David H. Lawrence

Gente necesaria

(Hamlet Lima Quintana - Enrique Llopis)

Hay gente que con solo decir una palabraenciende la ilusión y los rosales,que con sólo sonreír entre los ojosnos invita a viajar por otras zonas,nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente,que con solo dar la manorompe la soledad, pone la mesa,sirve el puchero, coloca las guirnaldas.Que con solo empuñar una guitarrahace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la bocallega hasta todos los límites del alma,alimenta una flor, inventa sueños,hace cantar el vino en las tinajasy se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vidadesterrando una muerte solitaria,pues sabe, que a la vuelta de la esquina,hay gente que es así, tan necesaria.

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No te rindasMario Benedetti

No te rindas, aun estas a tiempode alcanzar y comenzar de nuevo,aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso,continuar el viaje,perseguir tus sueños,destrabar el tiempo,correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas,aunque el frio queme,aunque el miedo muerda,aunque el sol se esconda y se calle el viento,aun hay fuego en tu alma,aun hay vida en tus sueños,porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto,porque no hay heridas que no cure el tiempo,abrir las puertas quitar los cerrojos,abandonar las murallas que te protegieron. Vivir la vida y aceptar el reto,recuperar la risa, ensayar el canto,bajar la guardia y extender las manos,desplegar las alas e intentar de nuevo,celebrar la vida y retomar los cielos, No te rindas por favor no cedas,aunque el frio queme,aunque el miedo muerda,aunque el sol se ponga y se calle el viento,aún hay fuego en tu alma,aún hay vida en tus sueños,Porque cada dia es un comienzo,Porque esta es la hora y el mejor momento,Porque no estas sola,Porque yo te quiero.

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El monte y el río

Pablo Neruda

EN mi patria hay un monte.En mi patria hay un río.

Ven conmigo.

La noche al monte sube.El hambre baja al río.

Ven conmigo.

Quiénes son los que sufren?No sé, pero son míos.

Ven conmigo.

No sé, pero me llamany me dicen "Sufrimos".

Ven conmigo.

Y me dicen: "Tu pueblo,tu pueblo desdichado,entre el monte y el río,

con hambre y con dolores,no quiere luchar solo,

te está esperando, amigo".

Oh tú, la que yo amo,pequeña, grano rojo

de trigo,será dura la lucha,la vida será dura,

pero vendrás conmigo.

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César Vallejo(Perú, 1892-Paris, 1938)

Los Heraldos Negros(1918)

LOS HERALDOS NEGROS

HAY GOLPES EN la vida, tan fuertes... Yo no sé.

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!

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