Ontologia Materialista

29
Las ideas, como objeto propio de la Filosofía, como hemos destacado en el capítulo de la introducción, tienen carácter trascendental, es decir, las ideas son aquellos conceptos que desbordan los marcos de las ciencias particulares o de las prácticas sociales, trascienden varias áreas de realidad: ideas como Causa, Materia, Dios, Verdad, son Ideas que no tienen otros límites que los de la propia racionalidad crítica. Entre ellas la idea de Realidad o de Ser es la más trascendental de todas y, por ello mismo, va a plantear problemas especiales acerca de su propia posibilidad, acerca de los propios límites del conocimiento humano. Así, la pregunta sobre el universo, el mundo o la naturaleza (fisis), sobre la realidad o el ser, es el tema primordial de la Filosofía, el tema filosófico por antonomasia por su carácter trascendental: El mundo, la realidad ¿es eterna? ¿Es infinita? ¿De dónde procede? ¿Es material? ¿Hay un solo mundo?... Es también su tema inaugural y por consiguiente, como hemos visto en el capítulo primero, una herencia de la mitología o de las cosmogonías griegas (Hesíodo), las brillantes narraciones mitológicas sobre el origen del mundo visible. Estos temas cosmológicos, tras la cristalización de la ciencia, de la primera ciencia, la Geometría, que implantó una nueva forma de racionalidad, van a ser abordados de otro modo por los primeros filósofos: los mitos sobre el origen del mundo van a perder su carácter dramático, las explicaciones sobre el cosmos que se hacían consistir en relaciones dramáticas entre los distintos dioses van a ser sustituidas por relaciones legales, relaciones causales necesarias entre los fenómenos, entre los elementos que componen la nueva explicación. Sin embargo estas primeras teorías, en cierto sentido, van a quedar presas de la mentalidad mítica porque en ellas la Realidad, el Mundo, la "Fisis" es abordada como un todo, como un "cosmos", cuya una unidad se trata de explicar mediante la búsqueda del "arjé" o fundamento como principio de la realidad. Por ello estos primeros filósofos, en tanto no se han desprendido del supuesto mítico de la unidad del mundo son propiamente metafísicos o proto-filósofos (como es metafísico el Budismo) antes que filósofos, y por ello aunque hayan dado respuestas diversas, suponiendo un fundamento o arjé único, dual o plural todos coinciden en la tesis de la unidad del mundo y por ello son denominados monistas. Son conocidas sus respuestas sobre el primer principio del mundo: el fundamento es el agua, el aire, lo indefinido, un fuego eterno, los infinitos átomos, el amor y el odio... Hipótesis que, quizás, nos resultan un tanto ingenuas pero, como vamos a ver, son también recurrentes. En nuestra época, ha arraigado la ilusión fundamentalista de que es la Ciencia o, mejor, las grandes síntesis científicas las que pueden responder a las interrogantes últimas sobre el fundamento de la realidad o del origen del universo, como algunas exposiciones de la teoría del "Big Bang", o la denominada "partícula de Dios" (el bosón de Higgs). Hay un interés amplio y constante por estos temas que encuentra respuesta de mano del moderno fundamentalismo científico, en cosmologías o especulaciones sobre el origen del universo, fantásticas cuando no extravagantes (la especulación sobre "los universos paralelos", por ejemplo) expuestas con un espectacular despliegue de fórmulas físico-matemáticas y que cosechan resonantes éxitos literarios. Frecuentemente no son más que reediciones, más fantásticas y sofisticadas, de las viejas hipótesis metafísicas jonias aunque, a menudo, no alcanzan el rigor lógico de éstas. Frente al fundamentalismo científico, la Filosofía afirma categóricamente que la ciencia por su carácter categorial no tiene capacidad ni competencia en temas trascendentales y cuando el científico traspasa los límites de su categoría para abordar el origen del mundo y la naturaleza del universo físico no lo hace como científico sino como filósofo, como filósofo aficionado, con todo lo que ello entraña: porque el universo como objeto excede el campo de cualquier ciencia y por tanto por muy abrumador que sea el aparato de teoremas y fórmulas que despliegan en sus libros para el gran público, sus afirmaciones sobre el universo carecen del rigor de las verdades apodícticas de la ciencia. Es a la Filosofía a quien compete rebasar los marcos categoriales de las ciencias para establecer un marco trascendental que necesariamente ha de contar con los resultados de las ciencias pero que no se agota en ellos, un marco que no puede revelar la "realidad última", que es una pretensión metafísica, sino más bien establecer los límites necesarios de nuestro saber y su necesario reverso, la "docta ignorantia". Conocimiento y realidad No es posible la construcción de la Idea de Realidad al margen del valor del conocimiento o, II. LA ONTOLOGIA MATERIALISTA Introducción

description

Exposición de las tesis nucleares de la ontología del Materialismo filosófico de Gustavo Bueno. Materialismo pluralista que afirma la pluralidad radical de la materia frente al espiritualismo, o los monismos corporeístas.

Transcript of Ontologia Materialista

Page 1: Ontologia Materialista

Las ideas, como objeto propio de la Filosofía, como hemos destacado en el capítulo de la introducción, tienen carácter trascendental, es decir, las ideas son aquellos conceptos que desbordan los marcos de las ciencias particulares o de las prácticas sociales, trascienden varias áreas de realidad: ideas como Causa, Materia, Dios, Verdad, son Ideas que no tienen otros límites que los de la propia racionalidad crítica. Entre ellas la idea de Realidad o de Ser es la más trascendental de todas y, por ello mismo, va a plantear problemas especiales acerca de su propia posibilidad, acerca de los propios límites del conocimiento humano.Así, la pregunta sobre el universo, el mundo o la naturaleza (fisis), sobre la realidad o el ser, es el tema primordial de la Filosofía, el tema filosófico por antonomasia por su carácter trascendental: El mundo, la realidad ¿es eterna? ¿Es infinita? ¿De dónde procede? ¿Es material? ¿Hay un solo mundo?... Es también su tema inaugural y por consiguiente, como hemos visto en el capítulo primero, una herencia de la mitología o de las cosmogonías griegas (Hesíodo), las brillantes narraciones mitológicas sobre el origen del mundo visible. Estos temas cosmológicos, tras la cristalización de la ciencia, de la primera ciencia, la Geometría, que implantó una nueva forma de racionalidad, van a ser abordados de otro modo por los primeros filósofos: los mitos sobre el origen del mundo van a perder su carácter dramático, las explicaciones sobre el cosmos que se hacían consistir en relaciones dramáticas entre los distintos dioses van a ser sustituidas por relaciones legales, relaciones causales necesarias entre los fenómenos, entre los elementos que componen la nueva explicación. Sin embargo estas primeras teorías, en cierto sentido, van a quedar presas de la mentalidad mítica porque en ellas la Realidad, el Mundo, la "Fisis" es abordada como un todo, como un "cosmos", cuya una unidad se trata de explicar mediante la búsqueda del "arjé" o fundamento como principio de la realidad. Por ello estos primeros filósofos, en tanto no se han desprendido del supuesto mítico de la unidad del mundo son propiamente metafísicos o proto-filósofos (como es metafísico el Budismo) antes que filósofos, y por ello aunque hayan dado respuestas diversas, suponiendo un fundamento o arjé único, dual o plural todos coinciden en la tesis de la unidad del mundo y por ello son denominados monistas. Son conocidas sus respuestas sobre el primer principio

del mundo: el fundamento es el agua, el aire, lo indefinido, un fuego eterno, los infinitos átomos, el amor y el odio... Hipótesis que, quizás, nos resultan un tanto ingenuas pero, como vamos a ver, son también recurrentes.

En nuestra época, ha arraigado la ilusión fundamentalista de que es la Ciencia o, mejor, las grandes síntesis científicas las que pueden responder a las interrogantes últimas sobre el fundamento de la realidad o del origen del universo, como algunas exposiciones de la teoría del "Big Bang", o la denominada "partícula de Dios" (el bosón de Higgs). Hay un interés amplio y constante por estos temas que encuentra respuesta de mano del moderno fundamentalismo científico, en cosmologías o especulaciones sobre el origen del universo, fantásticas cuando no extravagantes (la especulación sobre "los universos paralelos", por ejemplo) expuestas con un espectacular despliegue de fórmulas físico-matemáticas y que cosechan resonantes éxitos literarios. Frecuentemente no son más que reediciones, más fantásticas y sofisticadas, de las viejas hipótesis metafísicas jonias aunque, a menudo, no alcanzan el rigor lógico de éstas. Frente al fundamentalismo científico, la Filosofía afirma categóricamente que la ciencia por su carácter categorial no tiene capacidad ni competencia en temas trascendentales y cuando el científico traspasa los límites de su categoría para abordar el origen del mundo y la naturaleza del universo físico no lo hace como científico sino como filósofo, como filósofo aficionado, con todo lo que ello entraña: porque el universo como objeto excede el campo de cualquier ciencia y por tanto por muy abrumador que sea el aparato de teoremas y fórmulas que despliegan en sus libros para el gran público, sus afirmaciones sobre el universo carecen del rigor de las verdades apodícticas de la ciencia. Es a la Filosofía a quien compete rebasar los marcos categoriales de las ciencias para establecer un marco trascendental que necesariamente ha de contar con los resultados de las ciencias pero que no se agota en ellos, un marco que no puede revelar la "realidad última", que es una pretensión metafísica, sino más bien establecer los límites necesarios de nuestro saber y su necesario reverso, la "docta ignorantia".

Conocimiento y realidad

No es posible la construcción de la Idea de Realidad al margen del valor del conocimiento o,

II. LA ONTOLOGIA MATERIALISTA

Introducción

Page 2: Ontologia Materialista

en otros términos, de espaldas a la alternativa o al dilema entre el Realismo y el Idealismo.

La primera pregunta que se nos plantea, entonces, acerca del "valor" de nuestro conocimiento tiene la forma de un dilema: conocemos la Realidad objetiva tal como es o bien sólo conocemos las apariencias de una realidad (quizás incognoscible) bien "exterior" o "interior" a mi conciencia. En las diferentes opciones de este dilema se han basado las posiciones extremas de Realismo e Idealismo, un dilema que sólo podrá superarse abandonando el esquema metafísico que polariza el "ser" y el "conocer", es decir, la dualidad Sujeto-objeto, la dualidad que caracteriza a la Epistemología.

1. El hiperrealismoAunque defendamos una postura realista

respecto del mundo, es necesario distinguir entre los "datos de los sentidos" y los "objetos físicos" propiamente dichos. Los "objetos físicos" (calles, árboles, personas...) son siempre el resultado de una composición o una integración dialéctica, primero, de los datos de los sentidos de los distintos sujetos con respecto al mismo objeto fisicalista (porque los objetos físicos son comunes a los distintos sujetos, por ejemplo la misma playa es un objeto común a todos los bañistas que se encuentran ella y que interactúan entre sí, aunque sus datos sensoriales sean privados), integración dialéctica también de las distintas sensaciones que recibe cada sujeto en diferentes momentos y a través de sentidos diferentes, la visión, el tacto...: en una misma playa cada bañista tiene los datos privados de su experiencia, porque lo que es accesible inmediatamente a uno quizás no lo es a la vista de otro, pero no podemos afirmar que no perciben una misma playa, las mismas olas, las mismas sombrillas. Por lo tanto, si hay objetos comunes que puedan ser percibidos por diversas personas, debe haber algo por encima y más allá de la experiencia privada de cada una de las personas, lo que en principio confirmaría la tesis realista.

Este ejemplo nos muestra con suficiente claridad cómo la construcción de la realidad es el resultado de la integración dialéctica de las perspectivas confrontadas que confluyen de los distintos sujetos. Pero aún así sería posible la h i p ó t e s i s i d e a l i s t a d e u n a c o n c i e n c i a trascendental que actuara en todos los sujetos haciendo percibir el mismo contenido -la playa, en nuestro caso- pero no porque exista fuera de nuestra conciencia sino porque estamos configurados para percibir lo mismo.

Por ello Gustavo Bueno ha defendido la necesidad de "desbordar dialécticamente" el dilema que nos encierra en la dualidad Sujeto/

Objeto, el sujeto del conocimiento, el que conoce y el objeto que es conocido. Para ello ha propuesto un marco para comprender nuestra experiencia tal que el esquema binario de Sujeto/Objeto sin ser ignorado, pueda considerarse "rebasado" o "reabsorbido" por un marco que sustituirá el dilema binario de Sujeto y Objeto por otro que se corresponda más con las condiciones de conocimiento que hemos descrito: el de un esquema de relaciones n-arias de múltiples sujetos, múltiples sensaciones, múltiples objetos, es decir, en lugar de S/O otro del tipo [Si/Sj/Oi/Oj/Sk/Ok/Oq/Sp]. Este nuevo marco nos proporciona una nueva perspectiva para plantear de otro modo las relaciones entre el ser y el conocer que nos va a permitir desarrollar una teoría de la experiencia lejos del d u a l i s m o a l a q u e B u e n o d e n o m i n a hiperrealismo.

Pero la superación del idealismo, la superación de la tesis de que no hay una realidad más allá de nuestra conciencia aunque esta fuera trascendental se produce al insertar en este marco pluralista, n-diádico del conocimiento de sujetos humanos otros sujetos dotados de otras condiciones de apercepción del mundo, como son los sujetos animales capaces de percibir sensaciones inaccesibles o imperceptibles para nosotros.

Esta inserción del sujeto humano entre el mundo perceptivo de los animales supone también una confrontación que va a exigir una reelaboración de las nociones tanto de fenómeno como de apariencia.

Los objetos que se nos dan en el mundo se nos dan como objetos "apotéticos", o sea objetos con espacios vacíos interpuestos entre el sujeto y el objeto, espacios vacíos que hacen posible la aproximación y separación del sujeto corpóreo y operatorio, tanto humano como animal. Estos objeto "apotéticos" son fenómenos considerados en relación a lo que perciben otros sujetos. La oscuridad que me envuelve en una cueva o el mar, como una masa de azul son fenómenos para mí, pero no lo son para el murciélago que revolotea en pos del alimento: la oscuridad es un espacio diáfano para él o el mar, invisible, para el pez que capta la presa a distancia. Para ellos la oscuridad o el mar son una mera apariencia que han "filtrado" o vaciado sensorialmente ("kenosis", en griego") necesariamente para constituir el fenómeno, la presa en este caso. La apariencia ya no será entonces la presencia de lo que no es sino precisamente la ausencia (el vaciado) de lo que es.

Podemos afirmar ahora que el idealismo opera una hipóstasis de la situación originaria del conocimiento que no es la de un sujeto aislado frente al mundo, el Sujeto y el Objeto,

2. Ontología 19

Page 3: Ontologia Materialista

sino la de un sujeto corpóreo formando parte de un grupo, de una horda o banda, enfrentado o otras bandas de la misma o distinta especie zoológica. El idealismo carece de sentido cuando los sujetos se encuentran entre sujetos no humanos dotados de una apercepción distinta del mundo.

2. El primer abordaje materialista de la realidad

El primer abordaje materialista de la realidad partirá de la consideración de que ese polo de la epistemología metafísica, el Sujeto no puede ser entendido como una sustancia ni como una unidad aislada frente al Objeto, porque los sujetos forman parte también del mundo objetivo que se van codeterminando a través de la mediación de otros sujetos (no sólo humanos) y otros objetos. Tampoco el otro polo de la relación epistemológica el Objeto, se presenta como "algo en-sí", sustancialmente determinado, sino como una pluralidad en perpetuo movimiento sometido a la acción productiva y destructiva humana, la realidad, el ser, la conciencia son esencialmente un producto histórico.

La realidad, en este primer abordaje, se nos revela como la materia resultante de las acciones de los hombres, de la técnica, del lenguaje, de las ciencias, del arte, por tanto, el mundo se nos revela como algo imperfecto, inacabado. En cada momento la realidad no es más que una apariencia superada, cancelada históricamente por la intervención humana en los cuerpos a través de las operaciones de división y clasificación, ejercidas de manera incesante.

Las apariencias no serán simplemente lo que no es realidad, sino también un momento necesario, canceladas cuando se comprenden los procesos de su constitución o las partes formales que las componen, etc., lo que significa un camino seguro para el "conocimiento" y transformación de la Realidad.

En conclusión, no podemos separar el objeto conocido del objeto en sí al margen de nuestra manera de conocerlo. Totalmente absurdo suponer que puesto que un objeto es sólo visible a través de determinados instrumentos, es menos real o no existe realmente, tal como se ha discutido acerca de los átomos o incluso de las partículas subatómicas.

La realidad como construcción humanaLa conclusión de la teoría del hiperrealimo es

que el objeto real es el mismo objeto conocido tal como se nos presenta en el contexto de conocimiento, es decir, tal y como es delimitado por nuestros aparatos.

Debemos dejar a un lado esta noción de realidad (determinada) como algo substancial, hipostasiado, como lo que se nos enfrenta, lo exterior a nuestra conciencia, como en los tratados de filosofía habituales, los entes. La Realidad no será sin más nuestro entorno o circunstancia, quizás algo ajeno cuya existencia es preciso demostrar como Descartes se veía en la necesidad de demostrar la existencia del Mundo tras alcanzar la evidencia del Cogito, de su propia existencia pensante, porque la realidad del mundo podía ser puesta en duda. La Realidad, en este primer nivel de consideración, en el materialismo es todo lo que el hombre va "conociendo" y haciendo real a escala operatoria, es decir, sujetos y objetos, a través de las técnicas, del lenguaje, de la producción industrial, de las ciencias y de las tecnologías. "Conocer" es hacer operable y, por tanto, real a escala antrópica, entidades previamente inexistentes (desconocidas). Para los hombres quizás la forma más simple y primaria de construcción del objeto y del sujeto, será la de la atribución de un nombre, porque el lenguaje sea quizás en este caso la primera herramienta operatoria capaz de organizar, diferenciar, clasificar lo que existe para hacerlo real, lo que supone también el establecimiento de relaciones entre los objetos nunca definitivas. Ser, en este plano, es ser conocido.

Las ciencias amplían incesantemente los límites de nuestro mundo, como el arte, la técnica o la sociedad. "En este sentido diremos que no tiene sentido decir que las células existían antes de ser conocidas gracias al microscopio. El Jurásico existió, pero sólo cuando fueron conocidos e interpretados determinados estratos geológicos, restos fósiles, etc., se estableció esa realidad del tiempo geológico. Puede decirse retrospectivamente que existieron" (P. Huerga), pero gracias a que son conocidos forman parte de nuestro mundo (pues ya no existen), de nuestro presente. La ciencia, la tecnología y la industria van produciendo nuevas realidades: los átomos, los agujeros negros o las células no existen al margen de los aparatos que los detectan, es decir, fuera del marco institucional que los incorpora a nuestro presente.

"Hablar de realidad en suma es hablar de lo que los hombres mismos han hecho real a través de la historia"(Idem). Pero todas estas realidades precisamente porque son realidades que los hombres manipulan son realidades materiales, es materia determinada, es el primer sentido del término materia, como materia corpórea, o p e r a b l e a e s c a l a h u m a n a s e g r e g a d a sensorialmente de un entorno material denso (plenum energético) del que los sujetos también forman parte. Pero esta materia determinada por

2. Ontología 20

Page 4: Ontologia Materialista

las operaciones humanas que constituye nuestro mundo no agota la materia, la realidad, la incesante configuración de la materia que amplía históricamente el horizonte de lo real arroja siempre un resto material, una materia indeterminada.

Si la realidad, en este primer abordaje, es indisociable de la operatividad humana, la pregunta acerca de la realidad debe concretarse en un primer momento como pregunta acerca de la materia. La tópica oposición entre apariencia y realidad debe ser entendida como una dialéctica dada en la historia como cancelación de las apariencias, como una distinción entre los fines operantis, los fines que se pretendían y los fines operis, los resultados que efectivamente se logran, tan distintos y a veces insospechados.

La realidad es un construcción humana, pero en un sentido absoluto no es una creación humana lo que sería caer en la hipótesis idealista. Desde el Materialismo filosófico sostenemos que nuestra percepción no agota lo que hay, lo que percibimos y manipulamos, no es todo lo que es, por ello el sujeto no puede dar razón de la existencia de la realidad como sostiene el idealismo, porque no la puede absorber en el sujeto humano que sería, en este caso, trascendental.

3. Metafísica vs OntologíaEl tema de la realidad se constituirá también

como el tema característico de la filosofía académica desde sus inicios con Platón y Aristóteles lo que da lugar a una disciplina filosófica especial denominada Metafísica y más recientemente Ontología que se interesa por el tema de la realidad o del ser y no sólo por los componentes de las realidades categoriales, sino por los componentes trascendentales que afectan a toda la realidad, que planteará cuestiones como: ¿La realidad es materia o espíritu? ¿Es temporal o intemporal? La temática ontológica conectará por una parte con la teodicea o teología natural y por otra parte con temas cosmológicos.

A Aristóteles debemos el primer tratado sistemático de Ontología cuyos volúmenes f u e r o n d e n o m i n a d o s “ t a m e t a f i s i k á ” , “metafísicos”, por su ubicación, es decir, apilados sobre (meta) los libros de la Física. Para Aristóteles el objeto de la Filosofía primera o Metafísica son los principios generales de la realidad o esa realidad misma, el ser en cuanto ser, como realidad positiva y sustancial, el ente y, en especial, el ente supremo, Dios como sustancia inmóvil, aunque ya en este caso hablaríamos propiamente de Teología.

Ontología es una palabra más reciente, acuñada a base de dos términos griegos (ón, ontos, ente) y lógos (que en este contexto podemos traducir como teoría), cuyo significado vendría a ser “teoría o doctrina de la realidad”, nosotros la definimos como doctrina sistemática sobre la estructura de la realidad. Parece ser Wolf quien popularizó esta denominación en el el siglo XVIII. Wolf distinguía entre la Ontología general que trata del Ser o del ente en general y la Ontología especial que se ocupa de los tres entes o substancias tradicionales Dios, el Mundo y el Alma, una división que se ha simplificado a partir del Romanticismo entre Naturaleza y Cultura.

1. La MetafísicaAunque Metafísica y Ontología son términos

sinónimos en buena parte de la literatura filosófica, porque ambas abordan las mismas cuestiones acerca de la Realidad o del Ser, nosotros vamos a establecer una distinción conceptual precisa entre ambos términos no en función de su contenido pues no se diferencian temáticamente sino en función del modo de abordaje de esas mismas ideas trascendentales.

Son tres las concepciones tradicionales de la metafísica:

1º Según la tradición empirista la metafísica se ocupa de entidades que están más allá de la experiencia sensible (meta-física), Dios, Alma, Mundo...

2º Según la tradición aristotélica la metafísica se ocupa del ser en cuanto ser, es decir, de la realidad o del mundo como totalidad.

3º La tercera acepción que incluye críticamente las dos anteriores sería considerar a la Metafísica como aquél sistema de ideas que, sustancializando o hipostasiando un aspecto empírico de la realidad lo transforma y lo eleva a un plano desde el cual resulta imposible el retorno o la conexión racional con el mundo de los fenómenos: por ejemplo, la “Libertad es el Fundamento sin fundamento” (M. Heidegger); la libertad es la sustancialización de un atributo de sujetos operatorios humanos que se pueden calificar de "libres" o “la libertad es inclusión atópica en la máxima amplitud” (L. Polo), serían ejemplos de ideas metafísicas, o la Cultura como el reino del Espíritu o de la Libertad frente a la Naturaleza.

Este punto de partida definirá los modos de acometer la temática de la realidad propios de la Metafísica:

2. Ontología 21

Page 5: Ontologia Materialista

-La Metafísica sería el abordaje del tema del Ser como una realidad unitaria, una unidad que substiende los fenómenos de nuestra experiencia inmediata, experiencia que es necesario superar para la alcanzar la verdad que es la unidad del ser.

-La Metafísica entenderá la idea de ser de una forma sustancializada resultante de la sustantivación de una serie de cualidades como bondad, pensamiento, infinitud en el caso de Dios o el mundo como un todo o como una unidad.

El procedimiento más habitual de esta sustancialización consiste en la hipóstasis que es el proceso que sustantifica una propiedad, relación o atributo abstracto que por sí mismo no es una sustancia (el Intelecto, el Espíritu, la Libertad, la Naturaleza o la Cultura...)

La Metafísica, por consiguiente, va a tratar de construir la realidad bajo el esquema de la unidad; la realidad será el mundo, el universo, porque, aunque postule un principio más allá del mundo, un principio trascendente (Dios, Motor Inmóvil...), es ese principio creador u ordenador, causa primera o final la clave de la unidad del mundo.

El primer resultado de este procedimiento en la historia de la Filosofía es, como hemos visto, la Metafísica presocrática, que supera la explicación dramatizada propia de los mitos sustituyéndola por un principio sustancializado capaz de dar cuenta de la unidad del mundo, y en este sentido la Metafísica es todavía una protofilosofía. Por ello, cuando se habla de filosofías orientales, del Budismo o de otras expresiones de este tipo, son propiamente construcciones metafísicas que han iniciado, en cierto modo, el proceso de racionalización pero sin superar el monismo propio de la conciencia mítica (el hinduismo) y quedando presas de saberes de orden soteriológico (Budismo).

A u n q u e e s t a f o r m a d e a b o r d a j e frecuentemente puede aparecer también con el nombre de Ontología, en el Materialismo acordamos utilizar el rótulo de Metafísica como sinónimo de monismo, para catalogar estos planteamientos todavía deudores de la conciencia mítica.

Como consecuencia de todo esto, se impone la necesidad de elaborar una teoría de la realidad que supere y se enfrente a los planteamientos metafísicos siempre recurrentes. Una teoría, en contraste con la metafísica, caracterizada por sus postulados pluralistas y antimonistas, es decir, una ontología materialista.

2. Ontología 22

Page 6: Ontologia Materialista

1. La Ontología materialistaPero para construir una filosofía de forma

arquitectónica es necesario el retorno de la Ontología, porque la Gnoseología, por ejemplo, que se ocupa de la filosofía de las ciencias, exige t a m b i é n u n a s r e f e r e n c i a s o n t o l ó g i c a s determinadas, porque las ciencias que ella misma examina, exploran también la realidad: la doctrina de las categorías científicas que parcelan la realidad exigen una Ontología. Pero la Ontología es también inevitable, porque incluso aquellas teorías que niegan el sentido de las cuestiones ontológicas ejercen ellas mismas una ontología implícita, y más aún, la configuración misma de nuestra conciencia es indisociable de unas determinadas coordenadas ontológicas que, de no estar presentes harían que nuestra conciencia se configurase de otro modo distinto, hasta el punto de no reconocernos en ella (por eso nuestro punto de partida es trascendental y no meramente empírico ni “racionalista”).

Sin embargo, la Ontología, por la influencia tanto de la crítica de Kant como del positivismo ha sido duramente menospreciada y relegada, cuando no censurada y su cultivo ha quedado marginado en la filosofía contemporánea, con la e x c e p c i ó n q u i z á s d e l m o v i m i e n t o fenomenológico.

A) El principio de Symploké

La ontología materialista tiene como condición como el principio de Symploké como el principio mismo del método crítico filosófico, que le opone al supuesto fundamental de la unidad del mundo propio de la metafísica. Este principio tiene su origen en Platón que lo cita en varios lugares. Symploké significa en Griego entretejimiento, trabazón. Platón lo emplea para designar la relación que se da entre las letras del alfabeto para formar las palabras o también para referirse a la misma trabazón entre nombres y verbos de las palabras en el discurso, y en “El Sofista” establece la comparación entre los seres y las ideas. Platón, en ambos casos, destaca que no todas las letras son componibles con todas, ni ninguna con ninguna, sino que algunas de ellas son compatibles con ciertas otras, aunque habría algunas de ellas compatibles con todas, como las vocales que compara con los géneros supremos que se relacionan con todos los seres.

El materialismo filosófico transforma este término platónico en término técnico y lo convierte en el principio de la racionalidad filosófica. El principio de Symploké introduce un principio de discontinuidad esencial en la realidad pues si “todo estuviera relacionado con todo” no sabríamos nada porque saber algo

significaría saberlo todo; lo mismo ocurriría con la causalidad que debe contener un momento de discontinuidad, al contrario, por ejemplo, del denominado “efecto mariposa”, de otro modo el médico para curar el hígado podría comenzar consultando las estrellas, pero no podría establecer la causa del mal porque sería una cadena infinita. Pero por otro lado “si nada está relacionado con nada” el conocimiento también es imposible, porque no se podría establecer ninguna relación ni legalidad. Sería el nihilismo o el escepticismo radical.

Este principio está planteado como alternativa tanto al monismo presocrático o mítico como al pluralismo total que defiende la discontinuidad radical entre los seres. Platón acepta la comunicación parcial entre los géneros de ideas y de seres, que no están todos separados de todos y, por otra parte, acepta también su parcial irreductibilidad porque no se puede aceptar, como las concepciones monistas, que todo se resuelve en la unidad. Este principio implica dos atributos esenciales, que serán trascendentales: la multiplicidad (partes extra partes) y la codeterminación, dos atributos relacionados entre sí, conjugados, ya que la codeterminación se refiere a la determinación causal y estructural de las partes entre sí de esa multiplicidad. Partes que no se autodeterminan sino que se codeterminan unas respecto a las otras, lo que no quiere decir, según el principio de Symploké, que estén todas relacionadas con todas. La Materia es en gran parte caótica (una multiplicidad que se ordena y se desordena en Symploké, donde hay desconexiones de unos cursos causales de otros sin ningún sentido teleológico o metafísico). Estos dos principios trascendentales serán analizados en detalle cuando desarrollemos la ontología general.

B) La Idea de destrucción como categoría ontológica

Si seguimos este hilo deductivo que nos brindan estos dos principios, concluiremos que es muy problemática, por no decir absurda la idea de "emergencia" metafísica, esto es, un movimiento o aparición de algo en la realidad sin ningún motivo o razón (como la noción ontoteológica de creación), porque haría ininteligible toda la legalidad determinista del mundo y caeríamos en la esfera de la magia pura.

Un mundo en el que apareciesen o desapareciesen cosas sin ninguna causa o motivo no tendría la suficiente coherencia ontológica como para poder existir. Si en la realidad no hay creaciones ni aniquilaciones, porque la Nada es imposible, todo ente «nuevo» proviene, necesariamente, de la destrucción de otros entes

2. Ontología 23

Page 7: Ontologia Materialista

anteriores, y todo ente o materialidad, al no poder hipostasiarse o aislarse causalmente de los demás (codeterminarse), está llamado a destruirse tarde o temprano.

Si no hay "emergencia" ello significa que son los principios trascendentales de "pluralidad" (el principio de que toda materialidad está n e c e s a r i a m e n t e c o n s t i t u i d a p o r u n a m u l t i p l i c i d a d d e p a r t e s ) y "codeterminación" (según el cual todas las partes y sustancias están concatenadas unas con otras causalmente, pero no todas con todas) son los principios trascendentales que rigen la aparición y la destrucción de todas las materialidades (sustancias o entes en la terminología clásica). Todas las nuevas materialidades que sin cesar tienen lugar, no "emergen", provienen de una nueva conformación o codeterminación de partes o contenidos anteriores (pluralidad) de otras materialidades previas al disgregrase, es decir, al destruirse. Cuando las partes o contenidos que conforman o constituyen una determinada materialidad se disgregan, esas partes, al no poder aniquilarse, se agruparán con o t r o s c o n t e n i d o s o p a r t e s d e o t r a s materialidades, constituyendo o formando una nueva materialidad que, por tanto, tiene, como «condición de posibilidad», la destrucción de otras materialidades previas. Esto es así porque las materialidades se encuentran en devenir. Por ello, algo que es simple no puede devenir, porque carece de partes que pueden cambiar: si algo está en devenir es porque no es simplicísimo, si es simplicísimo es porque no se encuentra en movimiento.

Si un ente se destruye es porque sus partes se codeterminaban sucesivamente y en un momento dado de dichos procesos de codeterminación, sus partes se disgregaron, se separaron y la forma de ese ente, su esencia se destruyó. Esto nos lleva a otro principio ontológico: "todo lo que tiene un principio, tiene un final", en la medida en que lo que tiene un principio es porque se encuentra en devenir, es decir, está compuesto de partes que se codeterminan sucesivamente, y, tarde o temprano, en ese estado de precariedad y contingencia, dichas partes se disgregarán, destruyéndose ese ente.

Por ello la Idea de Nada es absurda, «porque el no-ser no puede ser»; aplicar el predicado de existencia a la Idea de Nada carece de todo sentido, porque precisamente dicha Idea es la negación absoluta del Ser y de la existencia (si la Nada existiese, entonces sería un contenido o manifestación del Ser, y por tanto no sería Nada, contradiciéndose). Pero si no se le aplica el predicado de existencia, entonces dicha Idea no es más que una Idea contradictoria, fruto de

hipostasiar la operación de negación y llevarla al límite. Si la Nada no puede ser es que sólo hay ser y no puede dejar de ser: la pregunta heideggeriana de "¿Porqué el ser y no más bien la nada?" Es una pregunta retórica: el ser no puede dejar de ser.

C) La definición del materialismo 1. Materialismo pluralista vs MonismoComo hemos visto, el principio de Symploké

como principio mismo de la razón filosófica supone el pluralismo, pluralismo ontológico en este caso, lo que nos lleva a afirmar a la Ontología como materialista, porque la pluralidad ha sido el atributo esencial de la materia en la tradición filosófica: “partes extra partes”. Por ello usamos el término Materia como sinónimo de Ser o Realidad. La idea de Materia en el Materialismo filosófico es, por tanto, la idea de una pluralidad indeterminada e infinita. Desde este postulado, la alternativa frente a la cual se debe definir la Ontología materialista es el monismo, que identificamos en este contexto con la Metafísica.

Pero la Idea de Materia, como pluralidad partes extra partes, en donde nada puede emerger ex nihilo ni aniquilarse, no es importante «por lo que afirma positivamente», sino por lo que niega: el monismo, el monismo reduce el conjunto de los seres a un principio unitario, ya sea la materia física, el espíritu o alguna entidad abstracta (tradicionalmente se ha identificado el materialismo con un monismo de la materia física). El monismo niega el principio de Symploké, porque afirma que todo está relacionado con todo, sea este todo físico o espiritual. El monismo tiene dos versiones principales: el monismo de la Sustancia, cuando se afirma que la unidad fundamental de la realidad reside en una sustancia única (holismo) o el monismo de la armonía cuando la unidad de la realidad se debe a un principio (Dios, el Primer Motor...) ordenador o creador, que seguiría siendo un Monismo de la Sustancia, en tanto defiende, como ya hemos señalado, que toda la pluralidad inagotable de la realidad se reduce y proviene de una única entidad o principio.

Para el materialismo este principio simple propio del monismo es una contradicción, porque la pluralidad es originaria. Para el Materialismo filosófico toda identidad es sintética, toda identidad es una “sinexión (una relación “necesaria” como el polo positivo y negativo del imán) de elementos diversos.

El materialismo es una doctrina crítica, porque la idea de Materia como sinónima de Ser o realidad no es monista, es decir, mítica o

2. Ontología 24

Page 8: Ontologia Materialista

metafísica, sino filosófica, es la idea de una pluralidad infinita, no sometida a una legalidad universal, que cuestiona la idea misma de U n i v e r s o , d e C o s m o s c o m o t o t a l i d a d omnicomprensiva y ordenada. Esta afirmación pluralista del Materialismo filosófico, que reconoce no sólo las diferencias entre los seres sino las discontinuidades irreducibles entre ellos, no equivale, por esto, a la defensa de la pluralidad de los mundos, al modo “megárico”, sino que postula la tesis de la unicidad del Mundo, de un único mundo pero dado a distintas escalas. La ontología materialista supone también el distanciamiento respecto del Nihilismo, identificado hoy en día con el acausalismo, el indeterminismo, con la tesis de que la “Nada es el fin de la realidad o del pensamiento”.

La Ontología no puede ser un saber acerca de la realidad en su totalidad, derivado de un principio o de unos principios absolutos. Desde el Materialismo filosófico, definimos la Ontología como una doctrina sistemática sobre los principios que estructuran la realidad. El Cosmos (el Mundo) y la Nada, son los límites de la ontología material ista, a los cuales el p e n s a m i e n t o f i l o s ó f i c o d e b e l l e g a r continuamente para distanciarse de la Metafísica dogmática y del Nihilismo escéptico. Por ello decimos que la conciencia filosófica es materialista, lo que no significa lo contrario, que todo materialismo sea filosófico: hay un materialismo pre-filosófico o incluso mítico.

D) El Materialismo filosófico frente a los materialismos e idealismos

Tradicionalmente se ha identificado el materialismo, en tanto referido a la materia física, con el monismo, pero, como hemos visto, esto es una contradicción, pues la noción misma de materia entraña el pluralismo. Para el Materialismo filosófico la idea del ser simplicísimo es contradictoria porque la multiplicidad es originaria. El principio de Simploké nos libra también de caer en el monismo de la armonía (como la Ontoteología de Aristóteles o el panlogismo de Hegel) en el que la realidad está organizada por un principio superior que le ordena a un fin (Dios, el Espíritu Absoluto que se realiza).

Pero para no definir el materialismo de modo exento conviene confrontarlo al idealismo y prec isar que hay diversos géneros de materialismo como hay diversos modos de idealismo.

Hay idealismos espiritualistas pero no todos los espiritualismos son idealistas.

Podemos dividir el idealismo en dos orientaciones principales: los idealismos

subjetivos en los que la realidad depende del yo, y los idealismos objetivos, en los que la realidad s e r e d u c e a e s t r u c t u r a s e s e n c i a l e s (terciogenérico) o de orden lógico, matemático, etc., que no requieren de una conciencia individual: las estructuras matemáticas que rigen el universo etc., Si el idealismo subjetivo sustenta la realidad en la conciencia individual habrá que precisar si se trata de una conciencia corpórea o incorpórea o si la realidad que sustenta es sólo la realidad física o cualquier otro género de realidad o también cabrá distinguir un idealismo antrópico en el que es la conciencia humana la configuradora del mundo como el caso de Kant o Fichte o si se trata de un idealismo anántropico en el que esa conciencia configuradora es una conciencia infinita o Dios. De este modo se puede hablar de un idealismo cósmico cuando se acepta una realidad física independiente de la conciencia o de un idealismo absoluto cuando identificamos la conciencia con la realidad en general.

El materialismo filosófico se sitúa tanto frente al idealismo subjetivo como al esencialista, pero ni uno ni otro tienen porqué ser espiritualistas como es el caso de B. Russell o Schopenhauer. No hay una conexión necesaria entre idealismo y espiritualismo. Entendemos por espiritualismo la doctrina que afirma la posibilidad y existencia de sustancias espirituales, es decir, de vivientes incorpóreos, y en este sentido podríamos definir el materialismo como aquella serie de doctrinas que niegan tajantemente tal posibilidad. Si el idealismo subjetivo tiende al espiritualismo es porque, al hipostasiar la conciencia psicológica, su propia corporeidad quedará también reducida a un mero contenido de conciencia, en el caso del idealismo antrópico. Pero esta negación del espiritualismo no significa que sólo se afirme la existencia de materia corpórea. Al definir de un modo negativo el materialismo, se abre la p o s i b i l i d a d d e m u l t i t u d d e f i l o s o f í a s materialistas distintas que tienen en común la negación de la vida incorpórea, pero que discrepan en puntos cruciales de la ontología (determinismo, indeterminismo, monismo, pluralismo, sustancialismo, actualismo...)

2. Ontología 25

Page 9: Ontologia Materialista

2. Análisis de la idea de materiaEs necesario centrarse ahora en la Idea de

Materia, porque ella, como hemos señalado, vertebra toda la ontología materialista. Este análisis deberá partir necesariamente de la noción mundana de materia, es decir de los diversos contextos en los que ella se nos aparece antes de iniciar el regressus a sus componentes trascendentales.

A. Regressus: La Materia Indeterminada u Ontológico-general (M)2.1. Materia indeterminada o pura

El Universo, el mundo es antrópico, está hecho a escala humana pero no porque esté hecho para el hombre sino porque en él está el hombre, pero el hombre como sujeto operatorio, como científico y no como un primate. De este principio antrópico, se deduce que lo que llamamos "mundus adspectabilis" no es la realidad total, sino que hay además otras realidades, que no son la nada en absoluto, pero que no sabemos lo que son ni lo podemos saber. No lo sabemos en absoluto. Y a esto lo llamamos Materia, Materia ontológico-general que es tan plural como la materia determinada.

La idea de materia determinada no agota lo real, la idea de materia no queda agotada en esta materia determinada o informada. Partiendo del contexto práctico y técnico en los que se nos da la materia, como materia determinada o informada, la conciencia filosófica iniciará, a partir de los conflictos e inconmensurabilidades entre los distintos géneros y categorías de la materialidad, el distanciamiento crítico respecto del mundo, para efectuar un "regressus" que desbordará el ámbito de la materia determinada: La materia a escala física es incapaz de explicar el funcionamiento y la estructura de la materia a escala biológica, aunque sus contenidos sean esenciales. Pero tampoco la materia a escala biológica es capaz de dar cuenta de los contenidos de la etología. No es posible explicar en términos biológicos la conducta animal, y menos aún la conducta humana, por más intentos que haya habido en este sentido. Este regressus o ampliación dialéctica de la idea de materia determinada se lleva a cabo mediante un proceso negación recurrente de todas las formas que configuran el ámbito de la materia determinada, un proceso de trituración de las formas que desemboca, por un paso al límite, en una idea de materia más allá de todos los géneros, en la idea de materia pura o trascendental. Esta Materia ontológico-general es una noción límite de nuestro conocimiento porque en gran parte escapa a él, y por ello es

una noción negativa se obtiene a través de de la remoción de todas las formas, una idea que no podemos definir por lo que ella es sino sólo por lo que ella no es, que consiste en una m u l t i p l i c i d a d i n f i n i t a d e c o n t e n i d o s indeterminados que se co-determinan en Symploké. Este proceso dialéctico de ampliación que trasciende todas las formas y categorías que constituyen nuestro mundo es el proceso característico de la filosofía porque es en él y mediante él como se constituye la propia conciencia filosófica o Ego trascendental propiamente dicho, de modo que la génesis de la filosofía no es disociable de ese "regressus" o metábasis tal como lo hemos comentado en los apartados dedicados al origen de la filosofía: este p a s o a l l í m i t e q u e c o n s t i t u y e e l E g o trascendental lo vemos en la noción aristotélica de materia prima, noción crítica y puramente negativa porque es incognoscible, como resultado de la remoción sistemática de todas las formas, de modo similar y salvando las distancias, este mismo "regressus" lo efectúa Kant al formular su tesis sobre el "noúmeno".

2.2 Regressus dogmático o metafísico y regressus crítico

Pero este regressus desde el mundo de los fenómenos hasta el límite que es la Idea de la Materia trascendental puede llevarse a cabo de un modo dogmático o metafísico o de un modo crítico.

El desarrollo dogmático o metafísico de la Materia determinada hipostatiza o sustancializa el límite. Mientras que el "regressus" crítico tiende a interpretar el límite, la Materia trascendental de un modo negativo y crítico, lo que, como veremos, no significa la negación de t o d o c o n o c i m i e n t o , s i n o u n a v i s i ó n d e s u s t a n c i a l i z a d a : s u p o n e l a «desustancialización de toda realidad, de toda fijación. Ese límite del regressus señala la perspectiva de la fluidez de todo lo real» (G. Bueno, Ensayos materialistas, pág. 176). En un primer caso la positivización del límite del regressus se produce cuando se disocia radicalmente la materia y forma de modo que se hipostatiza las formas ignorando la materialidad de ellas y postulando la existencia de formas separadas de toda materia, lo que es un contrasentido porque las formas son siempre formas de una materia y por ello mismo materiales.

Esta hipostatización o sustancialización de las formas implica la negación de los principios trascendentales de la materia, el principio de pluralidad y el de codeterminación. El postulado de las formas puras o separadas culminará en la noción de Espíritu, cuya naturaleza ontológica,

2. Ontología 26

Page 10: Ontologia Materialista

en cuanto niega la multiplicidad propia de la materia, consiste en ser una sustancia simple porque carece de partes, dotada de una causalidad propia, de una autodeterminación más que de codeterminación. Esta noción de Espíritu, como forma separada, dotada de una codeterminación propia culmina en la noción de Acto puro, como ser inmaterial, como ser incluso creador, plenamente autodeterminado y, según algunos, causa sui. El espiritualismo es la disyuntiva implícita en el materialismo general.

El segundo modo dogmático o sustancialista de conducir “La metábasis o paso al límite viene a concebir la materia indeterminada como una suerte de sustancia absoluta o primer principio uni tar io que , prec isamente por haber reabsorbido en su infinita potencialidad todas las diferencias, puede presentarse conceptualmente como plenitud actual o multiplicidad absoluta.” La Idea de Materia ontológico-general así constituida resulta positivizada en una especie de sustancia absoluta o primer principio que reabsorba todas las diferencias negadas en el regressus, presentándose como una plenitud, como el Apeiron de Anaximandro, el Ser eleático o la materia prima confundida con Dios de Giordanno Bruno, lo que significa la caída directa en la Metafísica.

2.2. La Materia Ontológico-general como Idea crítica Pero esta concepción de la materia como

sustancia absoluta puede servir precisamente c o m o c o n t r a m o d e l o p a r a r e d e f i n i r a l materialismo radical como negación del monismo de la sustancia y a la materia trascendental como una multiplicidad pura, que desborda cualquier determinación formal positiva, por genérica que ella sea, en un proceso recurrente de negatividad”. (Idem) Frente a esto, el desarrollo dialéctico que lleva a la noción de materia pura, el ejercitado por el Materialismo Filosófico es un itinerario crítico-negativo: la materia trascendental no es unívoca, sino más bien equívoca, en el sentido de que la acepción de materia derivada de los distintos ámbitos de la acción humana no es uniforme, sino contradictoria.

La multiplicidad y la co-determinación no son formas concretas, segregables en el proceso de constitución de la Idea de Materia Ontológico-general, sino que constituyen dos atributos trascendentales y principales que vertebran la realidad, tanto en el nivel ontológico-especial (materia determinada) como en el ontológico-general (Materia pura o trascendental) que es el plano más radical de la realidad.

Los propios atributos de multiplicidad y codeterminación, cuando son llevados al límite

en la metábasis, hasta alcanzar la idea de Materia pura, presentan a la materia como una multiplicidad infinita (en tanto que no hay ninguna materialidad externa a ella que la codetermine, que la delimite) de contenidos (indeterminados bajo las formas mundanas u ontológico-especiales) que se codeterminan entre sí (pues la autodeterminación era el atributo de las formas separadas o Acto puro que es una idea metafísica), en Symploké, porque la Materia no constituye una multiplicidad de contenidos en armonía universal, en el que todo estuviera conectado con todo, como en el monismo hegeliano, sino que en el propio proceso de codeterminación de unos contenidos respecto de otros, aparece el momento de desconexión de unas series causales respecto de otras y por tanto la negación del postulado holista de que “toda está conectado con todo”.

Ya hemos dicho que la Materia ontológico-general no es inmutable, pero también hemos dicho que de ella no se puede predicar temporalidad, ni siquiera devenir «según un antes y un después». Por lo pronto, en la Ontología General no se puede hablar de criterios holóticos, es decir, de todos y partes, p e r o s í s e p u e d e h a b l a r , a u n q u e s e a negativamente, de contenidos desconocidos que se codeterminan en symploké. Parece, pues, según lo dicho, que no podría predicar destrucción en el seno de la Materia ontológico-general si se entiende destrucción en su sentido positivo originario, esto es, según la sucesividad «en un antes y un después». Sólo se podrá hablar, por tanto, de destrucción, por analogía, en un sentido completamente indeterminado, acaso como remedio dialéctico ante cualquier tipo de hipóstasis que quisiese ser hecha en la Ontología General, es decir, ante los intentos de tratar de inmutabilizarla.

El Mundus adspectabilis es visto como contingente (pues M impide que se hipostasie ningún contenido ontológico-especial, y que, por tanto, se eternice –en contra de la metafísica, que siempre trata de eternizar algún contenido de la ontología especial–); el mundo actual (con sus ríos, planetas, galaxias, &c.) es visto como llamado a desaparecer (en su propio proceso dialéctico), y ser sustituido por otro contenido ontológico-especial, en un proceso recurrente infinito; pues M es eterna y siempre está en acto.

La materia ontológico general, en cambio, no p u e d e « s u r g i r » ( c r e a c i ó n ) o «desaparecer» (aniquilación) –no hay ningún contexto ontológico más amplio que ella–; sino que está, por decirlo así, «antes» del Mundo, «en» el Mundo, y «después» del Mundo; o lo que es lo mismo: siempre existe y no puede dejar de existir. En este sentido la materia ontológico

2. Ontología 27

Page 11: Ontologia Materialista

general es eterna. Si los elementos del tercer género pueden desaparecer, pese a ser ellos mismos acrónicos, es porque están ligados sinectivamente a elementos que sí están sometidos al cambio. Estas morfologías primogenéricas en devenir, provienen de morfologías anteriores, y cuando desaparezca, darán lugar a otras nuevas, pues la materia ontológico general siempre está en acto.

2.3. Impugnación del mundanismoEsta Idea de Materia Ontológico-general es

resultado de una metodología critica: es una idea crítica respecto del monismo, crítica de la tesis de la unicidad del Ser. Por ello la Idea de Materia Ontológico-general expresa la idea de una pluralidad indeterminada, infinita, que niega el orden o armonía universal porque “no todo está vinculado con todo”. Si la disyuntiva del Materialismo es el monismo o, más en concreto, el mundanismo (la tesis que afirma que toda la realidad se agota en el Mundo o Universo), en el sentido Ontológico-general la disyuntiva es el espiritualismo porque en este caso la unidad del Mundo se construye a escala de la conciencia que es siempre el núcleo de la noción de Espíritu.

Hemos insistido en que la Idea de Materia Ontológico-general se obtiene regresivamente, mediante el distanciamiento o negación tanto de las real idades mundanas como de las trasmundanas, incluso las anteriores al tiempo, anteriores al sistema solar, o a la constitución de los átomos. Por ello la función de la Idea de Materia Ontológico-general es rebasar el marco metafísico del Ser, para evitar el riesgo de recaída en la Metafísica. A fin de cuentas la Metafísica es la proyección de las propiedades o categorías del Mundo, entendido como unidad, a la Materia, es “como la invasión de la Ontología general por la Especial”. En este sentido, llamamos mundanistas a las concepciones como las de Platón o Hegel que no rebasan el plano mundano o que niegan el plano de la Ontología General porque ésta, para ellos, se agota en el Mundo, coincide con él [M⊂Mi]. Por el contrario una ontología será materialista desde el punto de vista de la Ontología general cuando postule la regresión real de la Idea de Materia porque ésta no se reduce a la materia cósmica o mundana [M⊄Mi]. Al final, toda filosofía mundana funciona con un esquema de unidad cósmica.

Resumen: el Materialismo ontológico-generalDesde las coordenadas ontológicas del

materialismo filosófico, «Ser» es una Idea intercambiable por «Realidad»; «lo que hay», «lo que existe», son formas diferentes de definir al Ser, que desde el materialismo filosófico se identificará con la Materia ontológico-general.

La Idea de Materia indeterminada sólo puede ser generada por vía de regressus desde los fenómenos del Mundo, que constituyen el ámbito de la Ontología especial. Este regressus crítico, ejercido por el Ego trascendental nos conduce a la Ontología general, que estudia al Ser, fundamentalmente por la vía de negar las determinaciones ontológico-especiales que constituyen nuestro Mundo. En todo caso esto significa que:

1. «Ser», la "Materia" desde el materialismo filosófico, no es un término abstracto para designar las materialidades que constituyen nuestro Mundo, al modo como «pescado» sirve para designar o englobar a la merluza, el besugo, lenguado &c. También forman parte del Ser materialidades que no están en nuestro mundo, por no ajustarse a nuestra escala, pero que sin embargo son reales, y aquí mencionamos a la doctrina de las anamórfosis absolutas para darnos cuenta de la realidad de esto.

2. «Ser» es una idea que se alcanza según el esquema platónico de regressus/progressus. De los fenómenos a la Idea de Ser (regressus del Mundo a la Materia ontológico-general), y de la Idea de Ser a los fenómenos (progressus de la materia ontológico-general a la symploké entre los géneros de materialidad de partida).

3. «Ser», en el materialismo filosófico, no designa a un principio unitario del cual, en cascada, o por emergencia, fuesen apareciendo todas las entidades que conforman nuestro Mundo; sino que «Ser» designa a una infinidad de materialidades diversas e irreductibles que desbordan cualquier marco ontológico-especial en que queramos «encerrarlas» (que es la vía del mundanismo, pongamos por ejemplo el de Hegel).

B. Progressus: Materia determinada u ontológico especial (Mi)

Pero el riesgo de este paso al límite es el Nihilismo, es decir, la Idea de Materia Ontológico-general tiene como límite la Nada. La Filosofía no puede permanecer en esta Materia indeterminada, alcanzada por la negación de las materialidades positivamente determinadas, sin caer en el nihilismo sino que debe progresar, a partir de ella, hasta las realidades mundanas, hasta la dist inción de los géneros de materialidad: esto significa que la distinción entre dos planos ontológicos, lograda mediante el regressus a la materia trascendental, no debe

2. Ontología 28

Page 12: Ontologia Materialista

impedir el retorno o progressus al punto de partida, a las realidades de todo género que conforman el mundo, desde el cual iniciamos el regressus y será ese progreso o retorno donde los seres aparecerán organizados en géneros, en tres géneros especiales de materialidad.

Pero reconstrucción del Mundo desde la Materia trascendental, esto es, el progressus mediante la distinción y la symploké de los tres géneros de materialidad requiere un centro del mundo designado por el Ego trascendental desde el cual pueda ser reconstruido, que distinga y distribuya las dimensiones de la materialidad.

La noción mundana de materia se origina en las experiencias técnicas y tecnológicas de los hombres con los cuerpos, operaciones que básicamente se reducen a dos: operaciones de alejamiento (análisis) y de acercamiento (síntesis). «La idea de materia que se nos da en su primera determinación tecnológica es la idea de materia determinada (arcilla, cobre o estaño, madera, arrabio... [materiales de trabajo]). Una materia determinada precisamente por el círculo o s istema de operaciones que pueden transformarla y, en principio, retransformarla mediante las correspondientes operaciones inversas o cíclicas [como las de forja, por ejemplo]. El concepto de materia comenzaría, según esto, ante todo, como concepto de aquello q u e e s c a p a z d e t r a n s f o r m a r s e o retransformarse; por ello, en este contexto tecnológico, la idea de materia se nos muestra como rigurosamente correlativa al concepto de forma, a la manera como el concepto de reverso es correlativo al concepto de anverso: en el contexo técnico de la alfarería, por ejemplo, la arcilla capaz de tomar y retomar una u otra forma. Algo es materia precisamente porque es m a t e r i a r e s p e c t o d e a l g u n a s f o r m a s determinadas (el mármol es materia de la columna o de la estatua).»

En este primer contexto, la materia se nos presenta únicamente como lo corpóreo, porque son los cuerpos las entidades que los sujetos operatorios manipulan y por eso la identificamos con el concepto de materia determinada, que definimos como “aquello que es transformable dentro de un circuito de formas definido”.

El alcance de esta Idea de Materia determinada, circunscrita en el primer momento a los cuerpos, se irá progresivamente ampliando dialécticamente hasta extenderse a otras realidades, que englobará el propio mundo con la noción de Materia cósmica en la Ontología especial, y desbordará este ámbito con la noción de Materia trascendental en la Ontología general.

La variedad de las diferentes formas de materialidad que se nos dan en el contexto

técnico, podría dar lugar a un intento de clasificación de tipo inductivo en unos cuantos géneros generalísimos de materialidad, pero una clasificación, así obtenida, sería meramente empírica, de modo que se podrían proponer muchas clasificaciones sin que tuviéramos un criterio para saber porqué una sería más válida que otra. Por ello conviene encontrar un criterio o hilo que nos permita proceder de un modo deductivo, inclusive “a priori”, con la condición de que este hilo se encuentre en el mismo contexto originario de la Idea de Materia, es decir en el contexto técnico o tecnológico.

Pues bien, desde el punto de vista sintáctico todo sistema tecnológico comporta tres momentos o, mejor, sus componentes pueden estratificarse en tres niveles diferentes: el nivel de los términos, el de las operaciones y el de las relaciones. En este contexto técnico en el que se configura la idea de materia determinada, las transformaciones siempre tienen lugar entre términos (físicos) que se componen o se dividen mediante operaciones, dando lugar a otros términos que guardan con los primeros unas relaciones determinadas: por ejemplo se traza una recta AD y en ella se seleccionan puntos B y C que cortan en esa recta diversos segmentos, luego desde el punto 0...

Del desarrollo dialéctico de este hilo deductivo, que es el punto de vista sintáctico de las transformaciones de la materia corpórea en el contexto técnico o tecnológico, hemos podido deducir tres órdenes de materialidad que rebasan la mera materialidad corpórea inicial. Si las transformaciones, en las que se configura la Idea de Materia determinada, comportan tres órdenes o géneros de componentes (términos, operaciones, relaciones) es injustificado reducir la Idea de Materia determinada a tan sólo alguno de sus componentes y, por citar el más frecuente, al de los términos, cuya naturaleza sólida les aproxima a la sustancia material determinada. “¿Porqué los segmentos (términos) CA o CB de nuestro ejemplo proyectivo serían materiales y no las relaciones interpuestas entre ellas? ¿Acaso estas relaciones son inmateriales o espirituales? Y lo mismo se puede decir de las operaciones, en este caso de trazar rectas e intersectarlas con terceros¨. Todo ello nos obliga a concluir que la materia determinada (en el contexto de las transformaciones operatorias) se nos ofrece como una realidad sintácticamente compleja, en la que se entretejen momentos de, por lo menos, tres órdenes o géneros muy distintos pero tales que todos ellos son materiales”.

El estudio de estos tres géneros, que hemos deducido regresivamente, y de sus relaciones constituye el campo de la Ontología Especial. Así a l o s t é r m i n o s l e s d e n o m i n a r e m o s

2. Ontología 29

Page 13: Ontologia Materialista

“primogenéricos” porque se desarrollan en coordenadas espacio-temporales, es decir, físicas aunque no sólo corpóreas, a las operaciones “segundogenéricas" porque no son físicas sino que entrañan la conciencia o interioridad del sujeto operatorio, y a las relaciones las denominaremos “terciogenéricas” constituidas por relaciones objetivas.

En las transformaciones de un sílex en hacha musteriense, los términos son las lajas, ramas o huesos largos; operaciones son el desbastado y el ligado y relaciones las proporciones entre las piezas obtenidas o su disposición. En las transformaciones proyectivas de una recta, son términos los segmentos determinados por puntos A, B, C y D, dados en esa recta; operaciones son los trazos de recta que partiendo de un punto 0 de proyección pasan por A, B, C, D, determinando puntos A', B', C', D', en otra recta; son relaciones las razones dobles invariantes (CA/CB) / (DA/DB) = (C'A'/C'B') / (D'A'/D'B').»

a) La doctrina de los tres géneros de materialidadEste hilo sintáctico del contexto técnico, en el

que se nos da primeramente la materia, nos permite una deducción empírico-trascendental de los géneros de materialidad que constituyen la Materia mundana o determinada. Es decir, términos, contenidos primogenéricos o f i s i c a l i s t a s , o p e r a c i o n e s , c o n t e n i d o s segundogenéricos y relaciones, contenidos terciogenéricos. No son géneros independientes, mundos o reinos hipostasiados, metafísicos, sino q u e c o r r e s p o n d e n a t r e s g é n e r o s interrelacionados entre sí en Symploké. No cabe poner un género en función de otro o de otros que actuarían de materia (por ello a todos estos procedimientos que reducen o subordinan un género de materialidad a otro los denominamos “formalismos”).

El análisis regresivo de la idea de materia determinada ha desembocado en la distinción de tres géneros de materialidad (M1, M2, M3). La material idad ontológico-especial puede representarse del modo siguiente: Mi={M1, M2, M3}, en la que Mi=Mundo.

Esta doctrina no es algo insólito, sino que cuenta con precedentes explícitos en la Historia de la Filosofía, como la ontología de Wolf y su distinción de los tres tipos ontológicos de Ser (Dios, Alma, Mundo) que podrían ponerse en correspondencia con los tres géneros de la ontología materialista decantados: Dios con el tercer género de materialidad, Alma con el segundo y Mundo con el primero.

Esta doctrina de los tres géneros de materialidad ha sido ejercitada en la tradición filosófica, empezando por Platón que la formula

explícitamente. La Filosofía Moderna tras la crítica de Kant, aunque no la ha formulado explícitamente como tal, sin embargo la ha ejercido. En el Idealismo alemán, sin embargo, ha existido una tendencia a identificar o a reducir el segundo género de materialidad, la realidad interior o psicológica con el tercer género de realidad correspondiente a las realidades abstractas.

a.a. Primer Género de Materialidad (M1) Expresión que cubre la dimensión ontológica

en la que se configuran aquellas entidades, dadas en el espacio y en el tiempo: materialidades físicas (cosas, sucesos, relaciones entre cosas, &c.), que se nos ofrecen como constitutivos del m u n d o f í s i c o e x t e r i o r ( c a m p o s electromagnéticos, explosiones nucleares, edificios, satélites artificiales, &c.); también colores (verde, rojo, amarillo), en cuanto cualidades objetivas desde un punto de vista fenomenológico. En M1 se disponen todas las realidades exteriores a nuestra conciencia y ciertas propiedades que van ligadas a los cuerpos, y que se manifiestan como objetivas a la percepción. La materia primogenérica es un plenum energético en el que el espacio y el tiempo son la propia materia en una de sus formas de codeterminación diamérica (ya que la materia siempre es plural, y la pluralidad implica codeterminación).Desde una perspectiva epistemológica, la división más importante dentro de M1 es la siguiente:

(1) Los contenidos exteriores dados fenomenológicamente , dentro de unas coordenadas históricas presupuestas (nuestros t e l e s c o p i o s i n c o r p o r a n a u n c a m p o fenomenológico objetos desconocidos hace dos siglos).

(2) Los contenidos exteriores que no se dan fenomenológicamente, pero que son admitidos como reales, en este género, por otros motivos (la cara opuesta de la luna en fechas anteriores a su circunvalación, el centro de la Tierra)

a.b.Segundo Género de Materialidad (M2) Acoge a todos los procesos reales, dados

antes en una dimensión temporal que espacial, dados en el mundo como «interioridad»: las vivencias de la experiencia interna en su dimensión, precisamente interna -por ejemplo, los «ensueños». El «dentro» no tiene por qué ser pensado como subjetividad en el sentido sustancialista.

La subjetividad es una elaboración no materialista.

2. Ontología 30

Page 14: Ontologia Materialista

Epistemológicamente los contenidos M2 se clasifican en:

(1) Las vivencias de la experiencia interna i n m e d i a t a d e c a d a c u a l ( s e n s a c i o n e s cenestésicas, emociones, &c.). La estructura de esta experiencia es puntual, debe ser pensada como acontecimiento en el «fuero interno» de cada organismo dotado de sistema nervioso. El dolor de apendicitis es tan material como el propio intestino.

(2) Los contenidos que no se presentan como contenidos de mi experiencia, sino de la experiencia ajena (animal o humana), en tanto que sobreentendida como interioridad: cuando hablamos del dolor que una herida le produce a un perro, esta entidad es entendida como interioridad. La realidad de los contenidos M2 es tan efectiva, aunque invisible, como pueda serlo la de M1.

a.c. Tercer Género de Materialidad (M3) Denotamos con esta expresión a objetos

abstractos (no exteriores, pero tampoco interiores), tales como: espacio proyectivo reglado, rectas paralelas, conjunto infinito de números primos, la «Langue» de Saussure, relaciones morales [451-461], identidades sintéticas [214-217], que propiamente no se incluyen en un lugar o tiempo propios (el sistema de los cinco poliedros regulares no está ni en Francia ni en Alemania, ni tampoco dentro de la cabeza de los franceses o de los alemanes: es atópico. Ni dura ocho años o seis días: es acrónico) [86]. También pertenecen a M3 entidades no esenciales, sino individuales y concretas, aunque ya irrevocables, como son todas las realidades sidas en la medida en que su ser actual ya no pertenece a M1 (César no es una parte del mundo físico actual), ni a M2 (César se distingue de los pensamientos psicológicos sobre César).

Epistemológicamente, cabe establecer la siguiente división:

(1) Aquellos contenidos que han sido formulados ya como tales.

(2) Aquellos contenidos que no han sido formulados como tales, pero pueden serlo (lo posible material).

El «sistema de secciones cónicas» es una esencia virtual en relación a las geometrías anteriores a Apolonio o a cualquier otro geómetra posterior que desconozca este objeto, pero cuyos pensamientos objetivos, sin embargo, puedan considerarse moviéndose en el ámbito de esa esencia. Las esencias virtuales («inconsciente

objetivo»), nos envuelven a nosotros, aunque las desconozcamos, pero que serán conocidas por nuestros descendientes. La dificultad mayor es la de resistir la tendencia a la hipóstasis de estos contenidos, es decir, a su tratamiento como si fueran exentos e independientes de los contenidos dados en otros géneros, como materiales flotantes en un «lugar ideal».

Suponemos, desde luego, que los contenidos del tercer género, aunque sean intemporales e inespaciales, no por ello están «fuera» del espacio y del tiempo.” La idealidad de los contenidos M3 (la idealidad de la circunferencia, la idealidad de la justicia), no tiene nada que ver con esas esencias «que bajan del cielo»; es una idealidad resultante de llevar al límite, siguiendo o p e r a c i o n e s l ó g i c a s , d e t e r m i n a d a s configuraciones prácticas, empíricas. Pero las idealidades terciogenéricas así obtenidas son constitutivas de la propia experiencia, o bien, de l o s c o n t e n i d o s p r i m o g e n é r i c o s y segundogenéricos, puesto que si no tuviera lugar el proceso de la reversión del «límite circunferencia» a los «redondeles» prácticos, éstos no alcanzarían la condición de un concepto. Si fuera posible establecer un criterio general para el análisis de las conexiones entre los contenidos del tercer género y los de los otros dos, acaso el menos comprometido fuera el que comenzase reconociendo que, a cada contenido terciogenérico, ha de corresponderle por lo menos un par de contenidos procedentes de los otros dos géneros (aunque no necesariamente «en la misma proporción» en cada caso).

b) Sinexiones entre los génerosEsto no evita que los géneros tengan un orden

de precedencia o de génesis: puesto que el primer género (la materia física), situable en coordenadas espacio-temporales, o sea, también realidades no corpóreas, pero materiales (como las ondas electromagnéticas) está en la base del segundo género, porque no hay conciencia sin sistema nervioso y lo mismo puede predicarse del tercer género respecto del segundo, porque no hay ideas o relaciones (contenidos terciogenéricos) sin un sistema nervioso que los genere mediante operaciones.

Pensamientos, recuerdos, sentimientos, provienen en su génesis del sistema nervioso (contenido primogenérico), pero no se reducen a lo físico sino que constituyen un nuevo género de materialidad, inconmensurable a los otros, independientemente de su génesis (sobre todo cuando los contemplamos desde la Materia Ontológico-general).

Las Ideas, relaciones lógicas, matemáticas, no se reducen a los pensamientos subjetivos de quienes los forjan (segundogenéricos) sino que

2. Ontología 31

Page 15: Ontologia Materialista

son objetivas porque mantienen conexiones reales, materiales, por encima de nuestra voluntad, lo que no quiere decir que las ideas estén en otro mundo, objetivo, absoluto, porque no constituyen un mundo, sino un género.

Hemos utilizado las figuras del eje sintáctico (términos, operaciones, relaciones) como hilo para trascender la noción primigenia de materia, como Materia determinada corpórea y ello nos ha llevado a la distinción de los tres géneros de materialidad interrelacionados entre sí en Symploké de modo que no puede ponerse uno en función del otro, salvo en el momento de génesis.

Aunque, en el límite, los contenidos M1 y M2 coincidan como fruto de la inclusión recíproca, entre estos géneros tomados como clases, sólo se da una igualdad extensional, lo que resulta obvio porque M1 designa lo exterior (edificios, constelaciones, glóbulos rojos...) y M2 designa la interioridad (recuerdos, dolores, deseos...) y del desajuste dialéctico entre los dos géneros surge M3, como género irreductible ontológicamente a ellos, porque no puede haber una relación que se dé sin operaciones ni operaciones sin términos, lo que no significa que las relaciones sean conmensurables con las operaciones.

El privilegio de la materia corpórea no es de orden ontológico sino gnoseológico, porque los términos de las ciencias son corpóreos, y también epistemológico, porque el sujeto operatorio, que es corpóreo, efectúa el regressus a otros tipos de materialidad y a la misma materialidad trascendental, y una vez llegada a ella, impedirá que le demos más entidad ontológica a ella que a otros tipos de materialidad ontológico-especial.

c) Formalismo OntológicoEn la tradición filosófica hay escuelas que

interpretan los constituyentes de la Materia Determinada (M1, M2, M3) de otro modo que el Mater ia l i smo Fi losóf ico , por e jemplo , interpretando la Materia exclusivamente como M1 y a los constituyentes de M2 como entidades de orden inmaterial o espiritual o considerando a M3 como ent idades inmateria les pero espirituales u objetivas equivalentes a las formas, esencias o estructuras del platonismo.

Otras corrientes han hipostasiado los tres órdenes de la realidad, concibiéndolos como sustancias diferentes, mundos o “reinos” diversos como si el mundo careciera de unicidad. Toda doctrina que reduzca un género al plano de otro será un formalismo ontológico, formalismos que podrán ser unigenéricos o bigenéricos según sea la reducción a uno o dos de los tres órdenes.

Las posibilidades combinatorias dan como resultado tres formalismos unigenéricos posibles

y nueve bigenéricos. En esta exposición nos vamos a limitar a reseñar los tres formalismos unigenéricos.

Formalismos ontológicos unigenéricos:

1 . F o r m a l i s m o p r i m a r i o o primogenérico: todos los sistemas que en ontología especial tratan de reducir los géneros ontológico-especiales -tanto los constituyentes de M2, (los fenómenos subjetivos ) y M3 (las esencias y relaciones esenciales) en el género M1, en materia física.

Normalmente el procedimiento ordinario de este formalismo se da en dos pasos: primero la reducción de M3, las esencias y relaciones esenciales se reducen a M2, a hechos psicológicos, a pensamientos subjetivos (las leyes de la suma a los hechos de sumar). Para luego reducir los fenómenos subjetivos a M1, a procesos de orden físico, es decir, se trata de reinterpretar los contenidos de orden lógico y psicológico con esquemas de orden físico. Como ejemplo de este formalismo podríamos mencionar el “De corpore” de T. Hobbes.

2 . F o r m a l i s m o s e c u n d a r i o o segundogenérico:

Sería la reducción de los genéros M1 y M3 a M2 lo que significa la descripción de un único mundo en términos que pertenecen a M2 o, lo que es lo mismo, nos encontraríamos en el caso del Subjetivismo sea social o individual (solipsismo). Como ejemplo de ello se podría mencionar el empirismo radical o fenomenismo de Hume, según el cual no se puede ir más allá de las impresiones subjetivas.

3. Formalismo terciario o tercigenéricoLa reducción de los géneros M1 y M2 a M3,

según el cual el orden físico es una apariencia o una manifestación de una realidad de orden lógico, suprasensible que rige por tanto todos los fenómenos fenómenos. Ejemplos de esta tendencia pudieran ser el Pitagorismo, en el que el número y las relaciones matemáticas se convierten en el arjé de la realidad o el “Análisis de la Materia” de B. Russell.

C. Los dos planos de la Ontología: Ontología general/ Ontología especial

Frente al monismo como doctrina de la unidad metafísica del mundo, el Materialismo filosófico postula la distinción de dos planos ontológicos: el plano de la Ontología General, que se ocupa de la Materia indeterminada u ontológico-general y el plano de la Ontología Especial, que se ocupa del mundo, del mundo de los fenómenos (Materia determinada o Mi),

2. Ontología 32

Page 16: Ontologia Materialista

constituido «lisológicamente» (genéricamente podríamos decir) por los tres géneros de materialidad (la materialidad «primogenérica», la materialidad «segundogenérica» y la m a t e r i a l i d a d « t e r c i o g e n é r i c a » ) , p e r o morfológicamente organizado según diferentes plataformas (materia inorgánica, materia orgánica, materia viviente, materia social, materia etológica, antropológica o institucional) y categorías establecidas en función de las ciencias positivas.

Esta distinción entre los dos planos de la Ontología es el eje del Materialismo filosófico porque es ella la que permite la trituración de la metafísica, es decir, la disolución de la unidad del Ser, del Mundo como un todo ordenado, como una unidad absoluta. Esta trituración es posible porque la Ontología general es, como hemos visto, el ejercicio del regressus por parte del Ego Trascendental, la otra idea fundamental d e l M a t e r i a l i s m o o n t o l ó g i c o , o d e l distanciamiento crítico de las realidades mundanas hacia la Materia trascendental.

No conviene olvidar, sin embargo, que la distinción entre Ontología general y especial es abstracta, y no cabe hipostasiarla, porque ambas se refieren a lo mismo: al Ser, a la realidad, pero su distinción conlleva la tesis crítica de que los tres géneros de materialidad no agotan la realidad. La cuestión fundamental de la Ontología general es concebir al Ser como una pluralidad infinita que desborda a la conciencia frente a los distintos monismos e idealismos, negar la Scala naturae y sostener las sinexiones e inconmensurabilidad entre los tres géneros de materialidad, porque el materialismo es una doctrina acosmista, antimonista o antiholista.

En resumen, según Bueno, el Materialismo filosófico opera con tres ideas fundamentales a saber: la idea del Mundo de la formas Mi o Mundo que alude a los tres géneros de materialidad (M1, M2, M3), la idea de conciencia o Ego trascendental, ET, y la idea de Materia ontológico general, M. El materialismo filosófico, partiendo de la inmersión de los materiales mundanos en la Materia ontológico-general, defiende la regresión real de la Idea de Materia y la tesis de que la Materia no puede considerarse reducida a las materialidades cósmicas. Cuando, desde la Materia, adscribimos los tres géneros de materialidad al mundo, se abre la posibilidad de coordinar estos géneros a un centro del mundo designado por el Ego trascendental. Los tres géneros de materialidad constitutivos del mundo no tienen por qué aparecer sino como dimensiones ontológicas de este mundo, es decir,

como refracciones de los contenidos de la Materia en cuanto a su estructura.

2. Ontología 33

Page 17: Ontologia Materialista

3. El lugar del Ego trascendental en el Materialismo FilosóficoA. Naturaleza y génesis del Ego trascendental

El desarrollo de la ontología materialista no se puede cerrar sin abordar la cuestión de su fundamentación epistemológica o gnoseológica.

Definimos a la Filosofía como el proyecto de levantar un mapa mundi, un mapa de la realidad que no interpreta el Universo como una totalidad “finita, cerrada y autocontenida” (como hace, por ejemplo, la teoría del Big Bang), un mapa de lo real, entonces, que no se circunscribe al mundo visible, al Universo y para ello la Filosofía tiene que recurrir en este Mapa a lo que no es el Universo o, en la terminología del Materialismo filosófico, a lo que no es Mi, esto es, a la Materia t r a s c e n d e n t a l u o n t o l ó g i c o - g e n e r a l (Anaximandro fue el primero). El mapa que la filosofía traza, pretende representar la totalidad del Universo y de lo que no es el Universo, pero esta totalidad no está definida previamente al margen del mapa. Este mapa puede considerarse el límite de los mapas del mundo, porque en él están representados también todos y cada uno de los mapas conceptuales previamente ampliados o sea los mapas parciales (las “concepciones del mundo” propias de cada cultura determinada).

El problema que se plantea ahora será la cuestión del autor de ese mapa, de esa conciencia demiúrgica que levanta el mapa del Mundo y de lo que está más allá de él, de la Materia ontológico-general. La cuestión es determinar las condiciones de aparición y el puesto de esta conciencia o ego que por su carácter “demiúrgico” denominamos trascendental, y que es la misma conciencia filosófica, es decir, el Ego trascendental. Se trata ahora, por consiguiente, de abordar la génesis de esta conciencia o ego implicado en la filosofía materialista.

Esta conciencia o ego sólo deviene trascendental mediante el trazado mismo del mapa del mundo, porque el mundo también está dado a la escala del Ego, a la escala antrópica. Ego y mundo son, por tanto, dos polos conjugados de tal modo que ninguno de ellos puede ser eliminado. Ambos están en una relación de inclusión recíproca, por expresarlo en el lenguaje de la lógica de clases. La condición antrópica del Mapa Mundi como representación del Universo significa precisamente que no se trata del Universo absoluto, sino del Universo dado a la escala del cuerpo humano, del sujeto operatorio moldeado por la cultura a la que pertenece. Pero esta condición antrópica tampoco equivale a la tesis idealista según la cual el ego humano configura la realidad (dator formarum universi), puesto que según el

materialismo filosófico, el sujeto corpóreo operante está él mismo conformado en este Universo. Pero el hombre, por su condición de sujeto corpóreo operatorio, es un cuerpo entre los demás cuerpos, no es el sujeto del idealismo que conformara los contenidos del mundo, ni tampoco el mundo es una totalidad que desde el principio estuviera orientada a la aparición de la forma humana, como sostiene el principio antrópico fuerte.

La única justificación de todos estos análisis y cuestiones sobre la naturaleza del ego es que nuestra representación del Universo (nos referimos aquí tanto a la teoría del Big Bang como a la ontoteología de Aristotéles) no es el mapa del Universo tal cual es, es decir, el Universo absoluto respecto de los hombres a los cuales envuelve, sino que su estructura, su escala es necesariamente antrópica.

1. La trascendentalidad del ETAntes de analizar detalladamente el papel del ET como una de las tres ideas clave del Materialismo Filosófico, vamos a tratar precisar su naturaleza y en concreto su trascendentalidad porque esta noción de "trascendental" contiene muchos matices que conviene explicitar para poder comprender con mayor seguridad su lugar y papel en la ontología materialista. Posteriormente, abordaremos la cuestión de la génesis o, mejor aún, de la filogénesis histórica del ET. Es decir, siguiendo el mito esclarecedor del Mapamundi que Bueno propone de la ontología, nos centraremos en este apartado en la cuestión ineludible de la naturaleza del autor o demiurgo de ese mapa mundi, de la conciencia filosófica que levanta el mapa de la realidad, de lo que es el mundo y más allá, que por ello denominamos ET. Es decir, este ego que traza el mapa de la realidad no se puede reducir a una mera conciencia psicológica, a un ego subjetivo, porque su trazado no podría superar el psicologismo y no alcanzaría la escala trascendental. Este carácter necesariamente trascendental del Ego abre el interrogante de cómo la subjetividad humana se ha configurado históricamente de tal modo que trasciende el ego psicológico, puramente subjetivo.

No se trata de postular que esta configuración trascendental sea a priori, una configuración anterior a los egos psicológicos sino, más bien se trata de una entidad a posteriori, es decir el ego trascendental en el materialismo filosófico es un resultado del largo proceso de desarrollo histórico, es una institución cultural, como lo será la persona. Esta configuración trascendental de la subjetividad humana nos plantea por tanto, en primer lugar, el problema de su filogénesis como institución c u l t u r a l y e n s e g u n d o l u g a r e x i g e u n esc larec imiento de la noc ión misma de trascendental que estamos utilizando en el contexto del Ego.

2. Ontología 34

Page 18: Ontologia Materialista

No sólo la Ontología exige un Ego trascendental, la institucionalización de normas éticas de radio universal en las más diversas culturas patentiza un desbordamiento del ego puramente psicológico, por un Ego que aunque necesariamente individual y corpóreo ha trascendido los límites de la subjetividad psicológica para alcanzar un carácter propiamente trascendental. Esta dimensión trascendental del Ego que postula tanto la ontología como la aparición de éticas universales, tiene, según veremos, como condición la institución del lenguaje humano doblemente articulado que permite una combinatoria prácticamente infinita de sus elementos de modo que su radio de comunicación es trascendental, puede significarlo todo. Y en este mismo plano del lenguaje, la aparición de los pronombres personales (los shifter o conmutadores) que permiten la perfecta intercambiabilidad de los sujetos en la oración, nos advierte del carácter lógico del Ego más allá del mero valor psicológico.

L o s d i v e r s o s s e n t i d o s d e l v o c a b l o trascendentalPues bien, el término "trascendental" no es en la tradición filosófica un término unívoco y consideramos que en el contexto de la ontología materialista será preciso tener en cuenta todos los sentidos o valores de este vocablo que, por otro lado, resultan indisociables.

1.- Sentido tradicional o escolástico: En primer lugar trascendental en el sentido tradicional o escolástico como aquello que rebasa o trasciende las categorías, y en este sentido predicaremos la trascendentalidad del Ego en cuanto engloba al mundo: el Ego Trascendental engloba, en el límite, al Mundo, aunque el «englobamiento», que acaba en identidad del Ego Trascendental con el Mundo, no es originario, sino derivado, porque el Mundo mismo es generado por la actividad perceptiva y operatoria de los propios sujetos que conforman y ajustan el Mundo a la escala antrópica. El Ego Trascendental no es idéntico a la conciencia subjetiva (E ≠ M2) porque el Ego también incluye la materia primogenérica M1 y terciogenérica M3. "Dicho de otra manera, E engloba y articula al conjunto de los tres géneros de materialidad: E = {M1 ∪ M2 ∪ M3}, E como conciencia es una conciencia lógica, que está constituido por los tres géneros de materialidad y no sólo por M2. El ego, en este primer sentido, es un principio objetivo y operatorio, es un Ego lógico.

2. Subjetividad común. En segundo lugar, siguiendo el primer sentido que acabamos de mencionar como capacidad de trascender o rebasar, trascendental alude también a la conciencia en cuanto, aunque necesariamente corpórea e individual, rebasa esta subjetividad particular porque su desarrollo como institución cultural, es decir, histórica y social, se ha realizado como la subjetividad común a todo humano. Si acudimos al ejemplo de la ética, la cuestión sería no

ya la institucionalización de normas éticas de radio universal en alguna civilización o filosofía (budismo, estoicismo...) sino que la aparición de normas éticas universales sea un hecho prácticamente universal en todas las culturas. La posibilidad de entendernos con un chino o un sudanés, o con personajes de otras épocas históricas, la misma posibilidad de la traducción de un idioma a otro constata esta comunidad del Ego, lo que no significa, como defienden algunos, que el Ego Trascendental en el materialismo filosófico tenga la función del conjunto totalizado de los distintos egos individuales, ni tampoco a la defensa de la idea de que los sujetos operatorios forman una totalidad atributiva, armónica como la Humanidad: esa sería la perspectiva del monismo.Este sentido tiene un vago matiz kantiano pues las formas y conceptos a priori de la conciencia trascendental kantiana son comunes a todos los hombres: aquello que puede ser comprendido por uno debe poder ser comprendido por todos.

3. Rasgo constitutivoSi es un rasgo común significa que es un rasgo que ha terminado por ser considerado como constitutivo o trascendental de los hombres y así se puede decir que los hombres de nuestras sociedades históricas son egos trascendentales.

4. Sentido lógico: configurador del MundoY esto nos lleva al cuarto sentido, el sentido del ET como un ego lógico y "configurador", también con matiz kantiano. Si la trascendentalidad como posibilidad de ser comprendido por todos, es una posibilidad trascendental, no es sólo porque sea el resultado de un proceso evolutivo semejante, lo es ante todo porque no se reduce a lo puramente psicológico, subjetivo sino que tiene un carácter lógico y por lógico trascendental. Pero este carácter lógico del ET no significa otra cosa sino que el Mundo mismo, tal como hemos expuesto en el primer punto, es generado por la actividad perceptiva y operatoria de los propios sujetos que conforman y ajustan el Mundo a la escala antrópica, por lo cual el Mundo deja de ser visto como una realidad absoluta y autónoma para pasar a ser considerado como un conjunto de materialidades organolépticas. El Ego lógico está configurando los géneros de materialidad, está operando con ellos, articulándolos, «ajustándolos» a su escala, es decir, modelando y estructurando el Mundo. Pero este Ego no es una sustancia distinta de los géneros de materialidad, sino que está constituido estructuralmente por ellos.

Como ego común a todos los hombres, el ET plantea el problema de cómo ha podido resolverse por encima de las obvias diferencias culturales en una estructura común a todos ellos, dado que no es un dato a priori, sino un resultado del desarrollo institucional distribuido en multitud de sociedades y culturas diversas e incomunicadas, pero de modo que podemos decir que es un rasgo trascendental del hombre. En segundo lugar, la propia

2. Ontología 35

Page 19: Ontologia Materialista

trascendentalidad del Ego exige una elucidación de los hitos del desarrollo histórico de las instituciones humanas que lo hacen posible. Nos enfrentamos entonces a la cuestión que podríamos denominar la "filogénesis" institucional del Ego Trascendental, proceso que necesariamente será semejante en los diversos grupos humanos y cuyo recorrido tendrá que ser reconstruido, proceso que coincide en cierto tramo con el tema de antropogénesis.

2.La génesis del ET

El Ego no es una realidad que surja por creación. Requiere previamente a M2 pero no es un resultado exclusivo del desarrollo de la materia segundogenérica, porque también requiere componentes tanto de M1 (un organismo extremadamente complejo fruto de una evolución muy peculiar: bipedestación, manos, aparato fónico, cerebro), o sea, un sujeto corpóreo y un desarrollo determinado de M3 (establecimiento de relaciones de identificación).

El Ego es una institución cultural humana, no natural y por ello no lo atribuimos a los animales (todo lo más se podría hablar de organismos egoiformes) sino únicamente a los hombres, (aunque no a todos, por ejemplo no a los prehistóricos), en cuanto actúan a través de instituciones.

El Ego puede ser concebido como una estructura que se configura en un proceso histórico evolutivo (filogenético) que se reproducirá después en la evolución psicológico-ontogenética de cada sujeto, tal como lo estudia la llamada Psicología evolutiva.

1.- Como fase necesaria de este proceso histórico evolutivo que conduce al Ego, habrá que contar con la formación de grupos sociales progresivamente distanciados de los animales por el peso dominante de las instituciones en la organización de esos grupos.

2.-Esta distanciación de los animales supone la diferenciación de un espacio circular propio de referencia, lo que implica un lenguaje e instituciones capaces de incorporar en el grupo a los antepasados. Mediante el lenguaje se trazarán las líneas fronterizas entre animales y hombres, y entre unos individuos y otros.

Y en el caso del Ego, la palabra Ego deja de ser un símbolo convencional para designar una cosa, sino que es la cosa misma, es decir el sujeto institucionalizado a través de la palabra (el llamado “nombre propio” que no significa nada y que sólo los otros egos utilizan pero no el Ego). Es un Ego en proceso de delimitación de los demás sujetos (que constituyen un grupo social

en proceso histórico) precisamente mediante la utilización del pronombre personal en lo que tiene de afirmación, a veces enfática, de una subjetividad existente entre otras subjetividades, reconocidas como funcionalmente idénticas a las suyas, aunque existencialmente opuestas.

En resumen, el Ego procede de la evolución de configuraciones sociales, tecnológicas o lingüísticas, previamente institucionalizadas. Como índice de todo ello consideramos la presencia en el lenguaje de pronombres personales, índice de la transformación de las relaciones de identidad y oposición entre los sujetos operatorios y sujetos divinos.

La transformación del ego psicológico en trascendental no es un proceso que afecte a un e g o i n d i v i d u a l , c a p a z d e m a d u r a r psicológicamente desde un estadio infantil hasta un estado adulto de madurez. Tampoco se puede pensar como un resultado de una “meditación cartesiana” intemporal o ahistórica que nos lleve internamente desde el ego psicológico hasta el Ego trascendental. Este Ego trascendental no puede ser tomado como mero sujeto o ego psicológico, individual y limitado, sometido a un mundo de mera apariencia, porque no es un anclaje suficiente para la trascendentalidad del mapa. Tampoco puede ser confundido con el sumatorio lógico de los egos subjetivos, por lo mismo que del sumatorio de las células no resulta el organismo.

"La lenta y sinuosa evolución del ego -o de los egos- hacia e l Ego trascendental , que consideramos requerida por la filosofía materialista, no es un proceso individual, sino un proceso histórico y colectivo de desarrollo de la racionalidad tecnológica y político social en c o n f l u e n c i a o r e a l i m e n t a c i ó n m u t u a , realimentación que va permitiendo la ampliación sucesiva de los dominios tecnológicos o políticos del ego".

El camino hacia la Filosofía -hacia la conciencia filosófica- se abrirá, como vimos en el capítulo I, en la transformación de la conciencia mítica en la nueva racionalidad crítica- en los momentos en los cuales los cursos de desarrollo de la racionalidad técnica y de la racionalidad social o política confluyen en confrontaciones, normalmente turbulentas en las cuales los egos pueden ser desbordados y transformados en las diversas formas de Ego trascendental.

La transformación de los egos individuales en Ego trascendental solo puede concebirse dentro del proceso de transformación de alguna organización totalizadora en cuyo seno los sujetos individuales se transforman a su vez. Porque los egos están determinados por la evolución de la comunidad de egos a la que forman parte y la evolución de esta comunidad,

2. Ontología 36

Page 20: Ontologia Materialista

en conflicto con otras comunidades, sólo puede tener lugar en función de la ampliación de su mundo entorno.

No es necesario suponer que el Ego trascendental requiera el postulado “aureolar” de una cultura universal dotada de unicidad. Es suficiente que el ego filosófico presuponga la unicidad del mundo real (finito) y la unicidad de alguna cultura o conjunto de instituciones que se manifiesten como dotadas de mayor potencia que las demás. Por ello la filosofía exige la unicidad, unicidad que debe disputar a otros proyectos de mapa mundi que hayan podido f o r m a r s e a s u v e z a p a r t i r d e o t r a s organizaciones totalizadoras.

B. El papel del ET en el Materialismo Filosófico

Tras la exposición de la naturaleza y la génesis del Ego Trascendental nos resta exponer su papel como pieza clave del Materialismo Filosófico, como el eslabón entre Mi y M.

La Ontología materialista se vertebraba -como hemos visto- entorno a la distinción entre los dos planos de la Materia ontológico-general y la Materia determinada o ontológico especial; pero ello requiere o tiene como condición las dos operaciones que definen el método filosófico, es decir, el regressus a la materia indeterminada y el progressus o totalización de la materia especial, operaciones que tienen como condición el Ego trascendental tal como hemos visto en el punto anterior.

1. El Ego Trascendental como condición del regressus a la Materia ontológico-general

Cuando definíamos a E en función de Mi (como totalidad de M1, M2 y M3) teníamos que aceptar que Mi, aun trascendiendo E, está dado, sin embargo, en relación a él, a esto lo hemos denominado condición antrópica. Pero postular la condición antrópica del Universo no significa que Mi sea un mero contenido de conciencia.

Esta igualdad entre el Ego y el Mundo, supuesta en la condición antrópica, ya que Mi es el resultado de la totalización efectuado por E de los tres géneros de materialidad, la podemos formular mediante el lenguaje de la lógica de clases de este modo:

(E ⊂ Mi) ∩ (Mi ⊂ E). Esta igualdad se puede interpretar, según el

esquema epistemológico, como la contradicción sin solución posible entre el sujeto y el objeto (S/O) o en este caso (E/Mi). Pero esta igualdad alcanza otra dimensión si, conforme a la doctrina del Hiperrealismo gnoseológico, desbordamos el subjetivismo de la fórmula epistemológica substituyendo el Sujeto o Ego psíquico por la

pluralidad de sujetos interconectados (S1/S2/S3/S4...) y el O por (O1/O2/O3...). Ahora en lugar de S/O podremos escribir (S1/O1/S2/O2/S3/O3...) porque el Sujeto psíquico aparece involucrado con otros sujetos (como realidades segundogenéricas a través de los objetos p r i m o g e n é r i c o s y d e l a s r e l a c i o n e s terciogenéricas de semejanza, simetría entre ellos...). De este modo el sujeto en lugar de Ego psíquico aparece incorporado a un Ego constituido no ya por el sumatorio de millones de egos psíquicos sino por las interacciones entre ellos, dadas históricamente en forma de clases atributivas heterogéneas y opuestas entre sí, o sea, un Ego trascendental.

Pero interpretar la igualdad o identidad de E y Mi como si agotase íntegramente tanto a E como a Mi, obligaría a transformar Mi en una identidad egoiforme como en el caso del idealismo subjetivo o del idealismo objetivo muy próximo al panteísmo.

No podremos superar esa igualdad E/Mi si presuponemos que tanto E como Mi se agotan en sus contenidos (que serían los elementos extensionales), es decir, cuando suponemos que un elemento del Mundo (una roca o un árbol) agotan su realidad en su relación de pertenencia a Mi y otro tanto diremos de E. Hay que rebasar esta identidad considerando a E y Mi como entidades que no quedan agotadas en su igualdad recíproca, sino que poseen un residuo indeterminado capaz de desbordar el horizonte finito e ilimitado determinado por Mi y E, un residuo indeterminado que es la Materia indeterminada o trascendental.

E y Mi -entendidos como clases- no agotan los contenidos inscritos en ellos y si Mi cubre la totalidad del Universo finito visible, no agota sin embargo la integridad de los elementos o contenidos dados en él: los elementos del mundo no se agotan en su condición de tales porque constan además de contenidos que desbordan el Mundo, los cuales no son representados por clases, dado que hemos supuesto que el Mi contiene todas las clases conceptualizables. Por ello estos contenidos del Mundo que desbordan Mi son contenidos de una Materia ontológico general que ya no tendrá que ser concebida como pura negatividad ontológica (su negatividad es puramente gnoseológica porque no es conceptualizable), sino que puede entenderse, por el contrario, como una multiplicidad contenidos algunos de los cuales pueden estar presentes en Mi. Esta materialidad M envolvente de Mundo visible, que no es más que una fase suya, implica la totalidad de Mi, no sólo en el proceso de reunión de sus tres géneros (M1 ⋃ M2 ⋃ M3) sino también en la delimitación de la clase complementaria “-M” respecto de la clase finita

2. Ontología 37

Page 21: Ontologia Materialista

Mi. Esta operación de delimitación de la clase complementaria sólo puede entenderse atribuyéndola a un sujeto operatorio que se corresponde con E.

Dicho de otro modo, el ego trascendental interviene en la totalización finita de Mi=M1, M2, M3, en tanto requiere el elemento infinito, negativo de esa totalidad. Por ello decimos que E constituye el eslabón imprescindible tanto para la constitución de la Idea de Mundo como para la constitución de Materia ontológico general.

2. El Ego Trascendental como condición del progressus o de la totalización de la Materia ontológico-especial

La estructura antrópica del universo significa que Mi, el mundo visible, se manifiesta como la parte de M, de la Materia ontológico-trascendental “filtrándose” a través de E como los diferentes géneros de materialidadad (M1, M2, M3), como la luz se refracta o “filtra” a través del prisma de cristal que, en este caso, es un sujeto operatorio lógico (resultante de la interacción armónica o polémica de miles de sujetos operatorios interconectados en el curso histórico-social) que mantiene la condición de sujeto corpóreo porque sólo los sujetos corpóreos pueden interactuar.

Es dec ir , desaparec idos los su jetos operatorios, ningún contenido del mundo subsistiría por sí solo, y no porque estemos situados en una perspectiva idealista, sino, al contrario, porque el materialismo comienza por reconocer la presencia activa y conformadora del Ego (en tanto realidad material) en la constitución del Mundo, de tal modo que el Mundo es precisamente –podemos decir– la multiplicidad de las materialidades dadas a escala de E (una escala real, no «ideal», pero que presupone al Ego), sin el cual, la materia sería de otra manera (la materia no se presentaría –¿ante quién además?– a escala del Ego, si no hay Ego: esto que pudiera parecer una tesis idealista al principio, no es sino casi una tautología materialista.

Desde luego, la tesis de que no habría Mundo sin Ego (ni Ego sin Mundo) lleva a posiciones claramente idealistas cuando el que la defiende ( y a s e a e n e l e j e r c i c i o , y a s e a e n l a representación) está situado en posiciones que llamamos mundanistas, esto es, las que defienden (gratuitamente) que el Mundo agota los contenidos de la Realidad. Ahora bien, el materialismo filosófico defiende la existencia de una materia ontológico-general infinita compuesta de multiplicidades «donde no todo está conectado con todo» que desborda infinitamente al Mundo, en tanto éste, podríamos decir, es el «sector» ontológico de la

materia ontológico general (M) a través del cual ésta toma conciencia de sí misma; o lo que es lo mismo: el Mundo es la «porción» finita de M (pero recuérdese que M no es, en ningún caso, una totalidad, ni mucho menos una sustancia espacial, donde el Mundo fuese una «región» suya) dada a escala del Ego, entendiendo, siempre, que el Ego mismo es material, pero finito. (J. Pérez Jara)

El fondo real totalmente independiente de los sujetos operatorios humanos y animales sería la Materia ontológico-general. De este modo, si los sujetos corpóreos humanos y animales desapareciesen de la faz del Universo, el propio Universo se des-dibujaría en cuanto a sus morfologías antrópicas o zootrópicas: es decir, los géneros de materialidad desaparecerían, y como la Nada es imposible (el «No-Ser» no puede ser, como sabía Parménides), la demostración de la constitutiva contingencia y finitud ontológica del Mundo es precisamente una de las pruebas de la «existencia» de M.

Únicamente desde la doctrina de la kenosis y la percepción apotética podemos dar cuenta de la escala antrópica, o zootrópica en sentido amplio (en tanto los llamados animales superiores también tienen percepción apotética) a la que se ajusta el mundo de la experiencia: este mundo está dado a nuestra escala porque lo estamos configurando perceptual y operatoriamente, no por virtud de oscuras razones metafísicas contradictorias ¿Pero por qué las rocas o las montañas, por ejemplo, dependen de las operaciones del sujeto operatorio? Primero porque las montañas o las rocas, en cuanto morfologías apotéticas, están configuradas por la kenosis, por el filtrado propio de la percepción avanzada animal, y percibir es, como ya dijimos, una forma de operar. Según esto, las leyes de la Gestalt, tal como suelen ser presentadas, presuponen las operaciones corpóreas de un sujeto operatorio

Al margen de estas operaciones corpóreas, lo que entendemos por rocas o montañas sólo serían un amasijo perceptual sin sentido alguno para el sujeto operatorio. Sólo cuando este sujeto comienza a efectuar grupos de transformaciones e n e l m u n d o e n t o r n o c o m i e n z a n a conceptualizarse las percepciones que recibe, es decir, comienzan a constituirse los fenómenos, dimensión fundamental del Mundo (aunque no única), por eso, en el límite, el Ego Trascendental acaba englobando no sólo a M2 y a M3, sino también a M1.

Los tres géneros de materialidad están sustentados y vertebrados por los sujetos operatorios, que, dado el carácter trascendental

2. Ontología 38

Page 22: Ontologia Materialista

(en el sentido positivo que empleamos este término) de sus estructuras gnoseológicas y epistemológicas, acaban reabsorbiendo la materia dada a escala del Ego (segregando la que no pueda ser asimilada), de tal modo que si el Ego está dado a escala del Mundo, el Mundo también está dado a escala del Ego; y es este proceso de inclusión recíproca el que lleva, como postulado materialista, a sostener la identidad entre Mundo y Ego trascendental. Significa esto, entre otras cosas, que todas las materialidades dadas en el Mundo están dadas a escala del Ego (E), sin el cual, no existirían a esa escala, y por tanto, no existirían tal como las conocemos (por no decir que simplemente no existirían)” (J. Pérez Jara en el Catoblepas).

Este “filtrado” por parte de E constituye la totalización de Mi en sus tres géneros de materialidad y, por ello, podemos decir que E y el Mundo son iguales y por esto también el filtrado no sólo totaliza Mi añadiendo los géneros de materialidad, sino que establece además la conexión antrópica de Mi con M. Esta operación de totalización de Mi (a partir de M1, M2, M3 u otro conjunto de partes) no puede tener lugar al margen de E, es decir, no se puede suponer a Mi como una totalidad finita, dada por sí misma, -como la Naturaleza de Aristóteles constituida por el conjunto de cosas que se mueven- no se puede suponer que el Ego, o sea, la mente humana, “haciéndose en cierta manera todas las cosas”, se limitaría a reproducir o reflejar. El “mundus spectabilis” no es, según esto, ni una proyección de nuestro cerebro (idealismo) ni tampoco la misma realidad absoluta (realismo ingenuo). Mi no es un continuo armónico, porque los distinto géneros de materialidad no son simétricos y presuponen la discontinuidad. Esto nos obliga a rechazar la concepción de Mi como una totalidad autosuficiente.

Pero la operación de totalización que efectúa E supone necesariamente la formación de la clase complementaria (-Mi=M), una clase M, MOG, que sin confundirse con Mi, tampoco tiene que entenderse como su negación pura (como el No-ser o algo así), sino que puede entenderse como una realidad múltiple, muchos de cuyos contenidos cabría considerar como presentes, también en Mi. Mi se nos presenta como el Universo, en tanto se nos manifiesta a escala de M1, M2 y M3, es decir, a una escala antrópica. Esto significa que, por ejemplo, los organismos M1 o los egos M2 no agotan el Universo. No se pueden considerar propiamente como dos funciones diferentes, la función de totalización de Mi por un lado, y por el otro la función de nexo de Mi con M, porque ello podría sugerir que M (la materia ontológico general) está ya dada previamente a Mi y ello equivaldría a suponer

que Mi constituye una realidad autocontenida o totalizada sustancialmente al margen de M. Estas dos “funciones” de E se reducen en realidad a una misma función, que se despliega en dos fases “dialécticamente” implicadas en un “proceso circular”.

De aquí la tesis materialista de la estructura antrópica, del antropocentrismo: el hombre por su condición de sujeto corpóreo operatorio, es un cuerpo entre los demás cuerpos, no es el sujeto que actúa como dator formarum, conformando los contenidos del Mundo. Ni tampoco el Mundo es una totalidad que desde el principio estuviera orientada a la aparición de la forma humana.

2. Ontología 39

Page 23: Ontologia Materialista

4. Conclusiones

Podemos resumir los postulados de la Ontología materia l is ta , como doctr ina sistemática sobre la estructura de la realidad, de este modo:

1º) La conciencia no agota la realidad ni es originaria como sostiene el idealismo, por el contrario hay que postular la existencia de una Materia ontológico-general que desborda o rebasa ontológicamente la conciencia y que es originaria respecto de ella.

2º) Conciencia y mundo están en una relación de mutua implicación o “sinexión” como el anverso y el reverso de una moneda, de modo que no hay mundo sin conciencia ni conciencia sin mundo: el mundo es el contenido finito de la Materia ontológico-general pero a la escala del Ego o principio zootrópico (de la subjetividad humana, psicológica o trascendental).

El mundo está dado en función de la conciencia (operatoria) de tal modo que, sin sujeto operatorio (animal o humano), no hay criterios positivos para hablar de la existencia del Mundo sino sólo de Materia trascendental en sentido absoluto, como Materia ontológico-general. “El hombre, según el materialismo filosófico, «mide» algunas realidades y otras no puede, ni podrá jamás, «medirlas» –esto es, representarlas a escala del Ego Trascendental– por más instrumentos, teorías o clase social que e n c a r n e , p u e s l a r e a l i d a d d e s b o r d a continuamente el mundo. Sólo desde ésta posición la tesis de la infinitud e inagotabilidad de la materia cobra sentido al igual que su fecunda tesis de que la realidad no se reduce a la conciencia” (”Base y Superestructura en el materialismo dialéctico” J. R. Esquinas).

3º) Los contenidos del Mundo se dividen en tres géneros de materialidad implicados entre sí recíprocamente o “sinectivamente”, es decir, no se pueden pensar como mundos independientes, aislados o “megáricos” ni dar más importancia a unos géneros que a otros, géneros que, insistimos, están dados a la escala del Ego y el Ego lo está a la escala de estas materialidades; con ello esta Ontología se distancia de todo reduccionismo o “formalismo” del tipo corporeista, por ejemplo.

A estos géneros o dimensiones ontológicas conectadas entre s í en “symploké”, e l Materialismo filosófico las denomina M1, M2, M3. Y como estas dimensiones están dadas a la escala del Ego, podemos decir que este es el ámbito donde la materia se conoce a sí misma, no como en Hegel de un modo exhaustivo o total,

como espíritu absoluto, sino parcial y finitamente.

4) Para el Materialismo filosófico el Ser o la Materia ontológico-general es una pluralidad infinita de contenidos conectados en symploké y, gracias a este principio de symploké, nos vemos libres de ver a esta pluralidad originaria como una totalidad (porque las totalidades son siempre finitas) o como una multiplicidad regida por el “Monismo de la armonía”.

El esquema del sistema del materialismo filosófico lo podemos considerar constituido sobre las tres ideas de Ego trascendental, Materia ontológico-general y la Materia ontológico-especial ( que a su vez se subdivide en M1, M2 y M3). Al ET le corresponde, en este sistema, la función de totalización de M1, M2, M3 en Mi (como coextensiva o igual a él) y, a su través, la función de eslabón -mediante el regressus- entre Mi (Objetivo de la Ontología especial y M (objetivo de la Ontología general).

2. Ontología 40

Page 24: Ontologia Materialista

La función de totalización de los géneros de materialidad M1, M2, M3, totalización lógica que constituye la idea de Mi (la idea de Universo visible, tangible como campo de la filosofía) en la medida en que implica la finitud, no podría “consumarse” al margen de la operación lógica de la construcción de su “complemento lógico” (de la clase negativa o complementaria -Mi). Operación que nos conduce a la idea extensional de lo que no es Mi; por tanto a una idea que no tiene por qué interpretarse como la clase vacía (la nada o el no-ser de los atomistas), sino como una denominación de una realidad indefinida (o infinita) que tampoco excluye enteramente, desde una perspectiva intensional, a la integridad de los contenidos intensionales de Mi. De modo análogo a como la clase de los i n v e r t e b r a d o s ( - V ) , e n c u a n t o c l a s e complementaria o negativa de la clase (o reunión de clases) de los Vertebrados (V), tampoco es la clase vacía, ni excluye enteramente a la integridad de los contenidos intensionales de la clase de los vertebrados. No solamente hay conceptos comunes a los vertebrados e invertebrados (por ejemplo, la estructura celular), sino también contenidos especiales específicos, que no afectan a la totalidad de la clase negativo-complementaria (como puedan serlo la posesión de un sistema nervioso), y acaso tampoco a la totalidad de la clase positiva (como pueda serlo la posesión de alas o de ojos).

Uso de la lógica de clasesLas relaciones entre una clase positiva y su

complementaria extensional, pueden ir referidas a un “universo del discurso” (=1) suficientemente delimitado. En el ejemplo zoológico que cabamos de utilizar (el de la clase lógica de los vertebrados y el de la clase lógica de los invertebrados) como universo del discurso suele tomarse el “reino animal” de Linneo. De este modo, en relación con él, podrá escribirse: V ⋃ -V=1.

Pero esta situación no es equiparable al caso en el que no cabe delimitar previamente un universo del discurso capaz de englobar por conceptos genéricos o específicos a las clases positivas y sus complementarias, no se puede atribuir este papel a Ideas trascendentales como Materia o Ser.

El papel del universo del discurso no es, en este caso, más que una petición de principio, porque ese universo como clase universal sólo podría formarse a partir de Mi y de M (que por definición es indefinida o infinita)

No cabe totalizar a Mi (a partir de M1, M2, M3 o cualquier otro conjunto de partes) al margen de E, como si Mi fuese ya una totalidad

finita dada por sí misma (al modo de la naturaleza de Aristóteles como conjunto de los seres en movimiento) una totalidad que el nous se limitaría a reflejar como en un espejo (especulativamente).

Esta totalización de Mi efectuada por E, no puede tener lugar al margen de la formación de la clase complementaria (-Mi=M). Esta clase complementaria que sin confundirse con Mi no tiene que entenderse como su negatividad pura (como el No ser), puede entenderse, por el contrario, como una realidad múltiple, muchos de cuyos elementos cabría considerar como presentes en Mi.

Mi (totalizada por E como reunión de M1, M2 y M3) considerada desde M, su c lase complementaria, dejará de ser una totalidad integral, es decir, una totalización de la integridad de los contenidos reales de Mi. Una totalización ad integrum sólo tendría sentido si Mi fuera un mundo o esfera autocontenida. Pero si Mi se nos manifiesta como la parte de M filtrándose a través de de E, en la medida en que E, en cuanto sujeto operatorio lógico (resultante de la interacción armónica o polémica de miles de sujetos operatorios interconectados en el curso histórico y social), mantienen la condición de sujeto corpóreo, porque sólo los sujetos corpóreos peden interactuar.

La metáfora del filtro a través de E significa también que la morfología de los contenidos de Mi ( o sea la distinción de los tres géneros de materialidad) no ha de entenderse como absoluta, sino como determinada por la estructura de la escala antrópica (o zootrópica). Así hablaremos de la estructura antrópica de Mi (del Mundo), recogiendo una concepción que, procedente de Protágoras, una corriente de físicos actuales ha desarrollado ampliamente (aunque en determinados casos como en la llamada interpretación fuerte del principio antrópico la han desarrollado hasta unos límites delirantes).

E, según lo que hemos dicho, no sólo “añade” a los géneros de materialidad (M1, M2, M3) su totalización en Mi (M1, M2, M3) sino también a través de M la conexión antrópica de Mi con M.

Por ello la tesis materialista de la estructura antrópica del Mundo que hemos apuntado anteriormente: el hombre por su condición de sujeto corpóreo operatorio, es un cuerpo entre los demás cuerpos, no es el sujeto que actúa como dator formarum, conformando los contenidos del Mundo. Ni tampoco el Mundo es una totalidad que desde el principio estuviera orientada a la aparición de la forma humana.

Los géneros de materialidad son sólo el resultado de una clarificación llevada a cabo por E de los contenidos materiales dados en Mi, pero

2. Ontología 41AnexoAnálisis del Ego trascendental desde la lógica de clases

Page 25: Ontologia Materialista

estos contenidos son, sin perjuicio de su género común, no sólo muy heterogéneos sino discontinuos por muchos de sus puntos.

Por e jemplo en M1 cabe hablar de discontinuidad y ruptura entre los minerales cristalizados y los organismos pluricelulares.

Concluimos: E es, en cuanto actúa a través de un sujeto operatorio, la conciencia filosófica que reúne en la unidad del Mundo (Mi) a M1 ⋃ M2 ⋃ M3 a título de Géneros Supremos de materialidad de los que se compone el Universo. Esta totalización, es decir, Mi, es resultado de una operación (totatio) que no podría c o n s i d e r a r s e u l t i m a d a a l m a r g e n d e l enfrentamiento del Universo Mi “finito e ilimitado”, con lo que no es él, es decir, M como idea negativa en el terreno gnoseológico. Pero no negativa a título de No ser (ni siquiera de su versión como espacio vacío infinito) puesto que ella es “materialidad ontológica positiva” y no meramente abstracta (como lo es la materia prima, inmanente al Universo, de Aristóteles), es decir, una materialidad trascendental, una materialidad ontológico-general.

2. Ontología 42

Page 26: Ontologia Materialista

Corolarios cosmológicosEl UniversoFrente al fundamentalismo científico de las modernas cosmologías que tratan de hacer pasar meras especulaciones metafísicas por teoremas científicos, el materialismo filosófico reivindica la Idea de Universo como Idea fundamental de la Filosofía. Pero en cuanto saber de segundo grado que necesita los conceptos científicos, la Filosofía no puede dar una imagen exhaustiva del Universo, no puede ir más allá de las ciencias, por ello el saber trascendental es más una "docta ignorantia", un saber negativo que un saber efectivo, lo que no significa lisa y llanamente no saber.La idea de Mundo la hemos analizado como Mi, objeto de la Ontología especial que se ocupa de la Materia determinada o del Mundo visible integrado por los tres géneros de materialidad irreductibles. Ahora vamos a tratar de resumir las tesis sobre temas cosmológicos que podemos deducir de la del Materialismo filosófico:

1. El Espacio-TiempoPartiendo de los atributos trascendentales de

la Materia, podemos redefinir el tiempo o n t o l ó g i c a m e n t e : s i e l d e v e n i r e s l a codeterminación sucesiva de las partes o contenidos que conforman una multiplicidad o grupo de multiplicidades, el tiempo será la medida de unos movimientos respecto de otros movimientos tomados como reloj. Naturalmente, la idea de destrucción que estamos presentando está elaborada, eminentemente, atendiendo a los contenidos del Universo.

“El tiempo, en resumidas cuentas, es la medida del devenir, y el devenir es el proceso (o serie de procesos en symploké) material mediante el que unos contenidos (pertenecientes a una serie de multiplicidades) materiales se van codeterminando entre sí de manera sucesiva (es decir, causal), y no simultánea. Dicho esto, parece ridículo preguntar el motivo por el que el devenir (y por tanto el tiempo) no puede existir independientemente de la materia estructurada en múltiples materialidades.

1) el espacio-tiempo es la «forma» de la materia cósmica (o al menos una de las formas), y no una sustancia que acoja en su seno a la «materia», que sería la tesis de Newton.

2) las formas son ellas mismas materiales y carece por completo de sentido (al menos mientras sigamos en el campo de lo racional) defender la existencia de formas separadas.

3) El vacío global (o «Universo de Minkowski») es una hipostatización general del espacio-tiempo como forma separable de la materia cósmica;

4) Tanto el vacío global como el particular son inexistentes; la materia cósmica es un plenum energético (como por otra parte, ya pensaba

Einstein, aunque desde una perspectiva monista) d e l c u a l , y c o m o e x p r e s i o n e s s u y a s «formales» (dadas a escala del Ego, sin el cual ni siquiera tendría sentido hablar de «formas») son el espacio-tiempo. El vacío absoluto, además, está ligado al no-ser, que es, obviamente, c o n t r a d i c t o r i o d e s d e u n a p e r s p e c t i v a materialista

El espacio-tiempo es la propia materia primogenérica codeterminándose, de tal modo que es absurdo pensar en el espacio-tiempo sin M1, ni a M1 sin el espacio-tiempo. No se puede defender la posibilidad del espacio-tiempo exento de todo contenido físico, porque se está practicando un formalismo terciogenérico inaceptable.” (Javier Pérez Jara en Catoblepas).

2. El Universo es una Idea y corresponde a la Filosofía su análisisNi la Física ni las ciencias positivas, que estudian, por así decirlo, «dimensiones» del Universo, pueden dar una visión global del Universo, sencillamente porque las ciencias positivas se encuentran confinadas en sus categorías científicas intramundanas, con las que el sujeto gnoseológico sólo puede operar a través de las referencias fisicalistas, y cuando exceden sus límites categoriales, dejan de ser ciencias, acaso para convertirse en buenas, o malas, filosofías.Es decir, ni la Relatividad General ni la Cosmología pueden aportar teorías completas acerca del Universo, no pueden ser la ciencias estrictas del Universo porque no pueden producir un cierre categorial: los cierres y las categorías son siempre intramundanos. Considerar el Universo como una categoría o como la categoría de las categorías, cuando las categorías por definición son totalidades necesariamente múltiples, es aplicar la idea de "todo" al Universo, lo que resulta una operación metafísico-monista que, en todo caso, desborda completamente los horizontes de la ciencia estricta. Por ello la Cosmología de nuestros días, aun partiendo de la Astrofísica, la desborda continuamente y deja de operar con términos y fenómenos y cesa entonces de hacer ciencia estricta. En resumen, el Universo no es objeto de ninguna ciencia particular ni siquiera de todas en su conjunto, sino de la Filosofía que trata con Ideas que brotan de las propias categorías científicas desbordándolas. El Universo es el objeto de la Filosofía estricta y esto porque el Universo es una Idea y no un concepto categorial que pueda ser construido mediante identidades sintéticas; y el Universo no es solamente una genuina idea filosófica sino que también lo son las ideas necesarias para construir un Mapamundi racional del Universo y sus estructuras ontológicas fundamentales que no pueden abrirse paso sin acudir a los debates entre materialismo y espiritualismo, entre realismo, hiperrealismo e

2. Ontología 43

Page 27: Ontologia Materialista

idealismo, entre monismo y pluralismo, entre una teoría de la causalidad...

3. El Universo no es un todoLa idea de Universo entendido como un todo es el límite paradójico al que se llega en un proceso (en este caso de "regressus" o de alejamiento) mediante la recurrencia de la función "todo/parte", el extremo paradójico de este proceso nos arroja la Idea de un todo T que ya no es parte de otro todo, el todo de todos los todos o de todas las partes, un todo que podemos identificar como el Universo entendido como la "omnitudo rerum" (un todo atributivo omniabarcador): un todo que ya no es parte de otras totalidades envolventes, un todo absoluto que no tuviera otros límites externos, otras totalidades sino la Nada.Pero el Mundo, el Universo no tiene un entorno, no es por tanto una totalidad: una totalidad absoluta no tiene sentido porque totalidad hace referencia a otras totalidades que serán su entorno. Del mismo modo el límite dialéctico del proceso inverso o progressus nos lleva al extremo paradójico del todo que no tiene partes: el átomo ideal o límite que tampoco puede ser absoluto. La Idea filosófica de Universo es el límite del "regressus", del distanciamiento crítico-negativo de la "materia positiva", ontológico-especial, una materia distribuida en los diversos géneros de materialidad que no agotan la realidad, pues está desbordada por la materia ontológico-general de la cual sólo podemos tener un conocimiento negativo. El Mundo es una Idea límite, es decir, fruto de una metábasis, de un proceso dialéctico llevado al límite (como la duda cartesiana que llevada al límite, al infinito se transforma en certeza. Dudo y contra más dudo estoy más cierto de que existo): es el regressus el distanciamiento desde las realidades mundanas, desde la materia morfológica que nos rodea (árboles, casas, personas, montañas, partidos políticos...) hasta la materia cósmica "en general", como materia antrópica, dada a nuestra escala que tampoco es simple sino compuesta por las ideas de los tres géneros de materialidad M1, M2, M3 que también son ideas límite que engloban cada una a todas las materialidades de su género existentes o posibles. Este paso de lo existente a lo posible es un paso al límite porque no podemos enfrentarnos, por ejemplo, a toda la materia física existente y posible...

4. El Universo es finito. Este único Universo existente es constitutivamente finito porque de otro modo no tendría unidad atributiva entre sus partes, como ya vio Aristóteles. El Universo infinito es imposible porque supone el infinito actual. El infinito actual aplicado a M1 es un concepto imaginario sin posibilidad de correlato real.Si el Universo fuese infinito, como ya observó Aristóteles, no tendría unidad entre sus partes. Pero conviene advertir diversas clases de infinito y diversas clases de unidad, aunque aquí sólo mencionaremos las más importantes: la idea de

infinito (por adición o por división básicamente) cuenta con dos modalidades como ya vio Aristóteles: el infinito actual y el infinito potencial del mismo modo que la idea de unidad tiene dos sentidos diferentes: unidad sinalógica (o atributiva) y unidad isológica (o distributiva). La Unidad que se predica del Universo es la unidad sinalógica o atributiva por la trabazón o conexión entre sus partes por contacto o contigüidad. Esta unidad atributiva entre las partes que componen el Universo es incompatible con el infinito actual, tesis básica de Aristóteles, porque partes o materialidades situadas a distancias infinitas (no potencialmente sino en acto) perderían toda posibilidad de entrar en contacto. La Idea filosófica de Universo está pues ligada a la de una unidad finita atributiva entre sus partes y sostiene que las distancia infinita entre sus partes es una infinitud meramente potencial y nunca actual. De dos modos sabemos por la Física que el infinito actual no tiene sentido real: una acumulación de infinitas masas gravitatorias en una sección r e s t r i n g i d a d e l e s p a c i o , s e c o l a p s a r í a n gravitatoriamente, se destruirían formando un mega-agujero negro. Introducir infinita materia cósmica distribuida en un espacio infinito también sería contradictorio: esas infinitas masas gravitatorias situadas a distancias infinitas en acto (por ejemplo Xo millones de años luz) cortaría toda posibilidad de conexión entre ellas y haría imposible la unidad sinalógica constitutiva del Universo sin la cual sería un mero caos y ni la materia física ni los sujetos operatorios podrían existir.

Cuando negamos dialécticamente el concepto de finitud ontológica, podemos llegar a la idea indeterminada de infinito como aquello que no está "envuelto" por ningún contexto superior; nada externo a esa entidad la determina, limita o moldea: agota por tanto el ámbito de lo posible y existente. Por eso infinito en sentido ontológico sólo es la Realidad, o el Ser, en sentido ontológico general. Una entidad infinita no puede coexistir con otras entidades en la Realidad: las anegaría. Desde la coordenadas del materialismo filosófico, la materia ontológico-general como límite absoluto de todo regressus, agota la realidad; cubre el ámbito de lo posible y lo existente y "cubre", por así decirlo, las funciones ontológicas que tenía la idea de Ser en la Metafísica clásica, luego no puede haber nada externo a ella q u e l a h a g a f i n i t a , e n v o l v i é n d o l a y codeterminándola. En este sentido hablamos de la infinitud en el sentido puramente negativo e indeterminado del término referente a que la materia ontológico general no está "limitada" ni envuelta ontológicamente por ningún contexto superior que pueda codeterminarla y por tanto hacerla finita. Carece de sentido aplicar el concepto de infinito actual a la materia ontológico-general

2. Ontología 44

Page 28: Ontologia Materialista

porque el mismo hecho de aplicarla supone mundanizarla y destruir su propio concepto.

5. El Universo es un plenum energético: no hay vacío ni relaciones a distanciaEl Universo en cuanto materia primogenérica es un plenum energético en el que el Espacio y el Tiempo son la propia materia en su codeterminación de unas partes con otras. Este plenum es energético porque no es corpóreo pero es un plenum de materia primogenérica. De otro modo habría que aceptar el vacío como no ser lo que conduce a contradicciones como la posibilidad de las relaciones a distancia (a través del vacío puro, la nada), o sea, unas relaciones de orden mágico, porque las relaciones entre materialidades primogenéricas en cuanto se codeterminan las unas a las otras , son necesariamente sinalógicas o por contacto y contigüidad. Por ello no sólo negamos las acciones a distancia sino el vacío entendido como no ser.El espacio tiempo es un sistema de relaciones que desde el Materialismo Filosófico es visto como la propia codeterminación diamérica de las masas gravitatorias. Afirmar el vacío significaría, por ejemplo, que en una supuesta región vacía del espacio no existirían ondas gravitatorias, lo que contradice la propia naturaleza del espacio-tiempo el cual no puede existir al margen de la materia primogenérica. La afirmación del plenum energético es la consecuencia a la que se llega por la vía apagógica de negar la acción a distancia y de introducir consecuentemente la necesidad de la sinalogía -del contacto- en toda relación entre materialidades primogenéricas.

6. No es eternoEste Universo no ha sido creado porque la creación supone la Idea de Dios y la Idea de Nada y ambas ideas son pseudo-ideas, ideas contradictorias e imposibles. Los famosos principios postulados por Parménides lejos de ser unas vacías tautologías cobran aquí un valor dialéctico de primer orden: si el ser es y la nada no es, por tanto el ser no puede no ser y si la nada no es no puede ser, no puede haber nada: el ser es y no puede no ser, es eterno, no puede disiparse o aniquilarse sino sólo transformarse y no puede dejar de ser y por tanto no puede venir de la nada porque la nada no es. La Nada es una idea contradictoria, una pseudo Idea de origen Bíblico que está a la base de la Idea Onto-teológica de creación, de emergencia absoluta. Como para-idea, la idea de Nada es el fruto de llevar al límite el proceso de negación del Ser en general (Nada absoluta) o de alguna región fundamental del Ser (Nada cósmica). Desde estas precisiones preguntarse por el origen del Ser como la cuestión fundamental de la Filosofía, no tiene sentido: "¿porqué el ser y no más bien la nada?" es una cuestión puramente retórica. El Universo, desde el Materialismo Filosófico, es un episodio finito y contingente de una Materia Ontológico-general infinita, concebida como una

pluralidad pura de contenidos que se codeterminan en Symploké. P e r o c u r i o s a m e n t e i m p o r t a n t e s t e o r í a s cosmológicas como la célebre teoría del Big Bang parece incluir conjeturas emergentistas y poner en juego la noción de Nada cósmica o de vacío absoluto como vacío de materia física en general. La teoría del Big Bang en sentido ontológico, es decir, como relato de lo que realmente ocurrió para la formación de nuestro Universo, es un absurdo ontológico: en el horizonte de la Nada, aparece ex n i h i l o u n a e n t i d a d t e r c i o g e n é r i c a ( t a n terciogenérica como el puro punto geométrico que no es extenso) exenta de M2 y M1: el punto de singularidad primordial (un punto que no está proyectado en ningún espacio porque éste no ha sido aún creado) y de este punto brota ex nihilo la m a t e r i a c ó s m i c a j u n t o c o n e l c o n t i n u o tetradimensional espacio-temporal, por lo que habría que suponer que en ese punto de energía pura estaría comprendido todo el Universo que se expandirá después, mucho más difícil que sacar el elefante de la chistera. Una expansión que habrá que entenderse a Scala Naturae: será una emergencia ex nihilo pero graduada en niveles de complejidad mayores: las partículas, los átomos, las moléculas, los virus, bacterias, células, tejidos, seres vivos y de aquí ya contenidos de M2 y de ahí ya realidades M3, etc...

7. Sólo hay un Universo: El Universo como conjunto de toda la materia ontológico especial goza de unicidad ontológica, es decir, los otros supuestos universos son duplicaciones fantásticas del nuestro. Si estos supuestos universos estuvieran conectados formarían parte del mismo Universo, pero si no tuviesen ninguna conexión sinalógica sería absolutamente gratuito hablar de la clase distributiva de los universos porque sin ningún tipo de sinalogía no puede haber isología.

8. La Symploké y las inconmensurabilidades ontológicas dadas en el Universo impiden postular una continuidad total cósmica. El Universo no es continuo y estas discontinuidades suyas se pueden observar en la necesidad de apelar a metodologías anamórf icas absolutas o indeterminadas en determinadas cuestiones ontológicas cruciales (como las concernientes al progressus de los quarqs y leptones a las morfologías apotéticas fenomenológicas, así como en la propia existencia, por ejemplo, de los agujeros negros en M1 que rompe la continuidad, incluso causal, de este género de materialidad. El Universo, a su vez, es plural, es decir, está constituido, en contra del llamado monismo de la sustancia, por géneros de materia que, aunque inseparables, son inconmensurables: M1, M2, M3. Estos géneros son pluralidades en Symploké, es decir, no se puede predicar un monismo del orden en el que todo está conectado con todo. Estos géneros no forman una caos disperso sino que

2. Ontología 45

Page 29: Ontologia Materialista

constituyen una unidad (designada como Mi o ET respectivamente). Y una unidad antrópica o zootrópica en sentido amplio dado que la materia cósmica o mundana, está dada a nuestra escala perceptiva y operatoria, comenzando por las morfologías apotéticas primogenéricas, las cuales están constituidas fenomenológicamente por los filtros de kenosis de la percepción avanzada humana. Este argumento de la escala antrópica de M1 patentiza la sinexión o conexión necesaria de este género con M2 y M3 en tanto dimensiones empírico trascendentales de un único universo común.

Bibliografía minima:Gustavo Bueno: Ensayos materialistas.

Taurus. 1972 (Disponible en PDF en la página Web de la Fundación Gustavo Bueno)

Gustavo Bueno: Materia. Pentalfa. 1991. (Disponible en la página Web de la Fundación Gustavo Bueno)

Felipe Giménez Pérez: El materialismo filosófico de Gustavo Bueno. Biblioteca Filosofía en español.

Javier Pérez Jara: Serie de artículos en el Catoblepas que hemos utilizado ampliamente.

Sumario

La Ontologia materialista

Introducción

Conocimiento y realidad1. El hiperrealismo2. El primer abordaje materialista de la

realidadLa realidad como construcción humana

3. Metafísica vs Ontología1. La Metafísica

1. La Ontología materialistaA) El principio de Symploké

B) La Idea de destrucción como categoría ontológica

C) La definición del materialismo 1. Materialismo pluralista vs Monismo

D) El Materialismo filosófico frente a los materialismos e idealismos

2. Análisis de la idea de materiaA. Regressus: La Materia Indeterminada u Ontológico-general (M)

2.1. Materia indeterminada o pura2.2 Regressus dogmático o metafísico y regressus crítico2.2. La Materia Ontológico-general como Idea crítica 2.3. Impugnación del mundanismoResumen: el Materialismo ontológico-general

B. Progressus: Materia determinada u ontológico especial (Mi)a) La doctrina de los tres géneros de materialidada.a. Primer Género de Materialidad (M1)a.b.Segundo Género de Materialidad (M2)a.c. Tercer Género de Materialidad (M3)

b) Sinexiones entre los génerosc). Formalismo Ontológico

Formalismos ontológicos unigenéricos:

1 . F o r m a l i s m o p r i m a r i o o primogenérico

2 . F o r m a l i s m o s e c u n d a r i o o segundogenérico

3 . F o r m a l i s m o t e r c i a r i o o terciogenérico

C. Los dos planos de la Ontología: Ontología general/ Ontología especial

3. El lugar del Ego trascendental en el Materialismo FilosóficoA. Naturaleza y génesis del Ego trascendental1. La trascendentalidad del ETL o s d i v e r s o s s e n t i d o s d e l v o c a b l o trascendental1.- Sentido tradicional o escolástico...4

2.La génesis del ET

B. El papel del ET en el Materialismo Filosófico1. El Ego Trascendental como condición del regressus a la Materia ontológico-general2. El Ego Trascendental como condición del progressus o de la totalización de la Materia ontológico-especial

4. Conclusiones

AnexoAnálisis del Ego trascendental desde la lógica de clases

5. Corolarios cosmológicosEl Universo1. El Espacio-Tiempo...

2. Ontología 46