Omer Emeth

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- I___ _- __ ~- I' Destiiio sinauiar el de ea en su tarea de La critica franquea cielrta- guir la huella del ainia en tamente grandes satisfac- 10s libros, estuvo siernpre Iciones; cuando se logra cia- pronta, especialmente en sus /var en la medula de1 libro primeros alios de labor, pa- , aiializado la flecha de la ra exa1La.r lo que habia de ad:vinacion arlistica. Es un Omer Emctii. Viiio de Fran- cia, ilelra a la que se sen- tia apaslonadamelite ligado, regreso a ella despues de largos aBos de ausencia, en un viaje que parecia sin retorno, y un dia se encon- tro de nuevo entrr iiOs3trOs, esta vez para moirir. NO ha- bia vivhdo en van0 en Chile, y, por 10 mismo. la tima de nrlnn~.~n la oti-oin Pnii lnc: LrCL"pbIVIA *Y U"L'*,Y ---. --_ sxreios lazos de una sim- patia que el habia creado a lo largo de su fecunda labor AS orifion v Tip sn-c.rrlot+. La interesanto en nuestras le- tras. E'uC el afiimador de una. literatura que por eiitonces carecia de un animador. El gusto por lo nacional, el wnl idn d~ ln tierrn Chilma proseso noble en el que el crpador y el interpretc se uncn en un mismo goce. Pe- ro 10s ambients como el iiucstro. no han lcgrado aun la maduraz intelectual que n3rmifa rinqnranrlm- 1, pritico - ._ __ _. - - - - I __ . - - I - .._ -. y\ ....-y.-----. que 10s esmtor-s de la Re- literaria de la pas on p- 3rso- hacian vibrar en sus librols, 1 ( fueron comDrendidos Dor ese I neraclon litzraria dp 1900 I I ) vII"-yu I_ 1-1- - .. llteratura chilcna le debe sacei7dote due entvnies na- pas,on y fervor. 1 die coiiocia, pier0 que carla I,a naturaleza siempre semana ataba a su pmoiial v-giiank d- este esiudioso punto de vista, nu,sou sim- ,,oraz, ~ I I P no descaiiso nun- ~ patlzantes. Los prlmeros 11- hrnc: lit,warins niip rnrnenth ~ ---- --_------- l_" -_^----_-- fueron 10s hbros de inter- pretazi6n de la vida campe- sina. No habia severidad si- no para lo qup 61 conceptua- ba mediocre, ni cmio adusro de domine, no obstante ha- ber revelado de subito una culbura poco comun. A1 re- ves de Groussac en Argen- tina, frances y hombre de lctras radicado en aquella tierra, no iue implacable con loss escrltores naciona- les. Tuvo la szrenidad pon- dzrada del critico que adi- vina 10s comienzos pa bnosos de una literatura de inter- preiacion cnolla, y el buen juicio para comprender que ella estaba destinada a for- talecer el entendimiento de la propia tielrra y a crear formas nuevas de afirma- cion. La labor critica fatiga, a la larga. Llena de desaz6n porque es la funcibii mas dura de las letras. Donde se Cree encontrar una com- prension Se tropieza con una sordera invencible, una des- lealtad o la inevftable In- sensibdi'dad. Omer meth sintio todo eso a traves de sus largois aiios Ode critico. Y tuvo, por lo mismo, wrio- dos agri id o de pasiones de ot,rc irden. su espiritu de ?rands apn- sivnaclo, sacudirnLentos lun- damxtaies. E-ios ibaa a de- terminar mas tarde una po- Slcion disiinta para Juzgar 10s libros. La 'tormenta lo envolvio entre sus raiagas, y junto con la d-sgarradura de su piatria, que tantos do: lores le acasiono, comenzo a sentir que el eje de las grandes inquietudes estaba en Europa, y que nuevos ca- minos se habian abierto a la human:dad. La literatura chilena le preocupo menos y el "maurr?siano" que latia en su corBzon velmnente, se entrego casi por enkro a lasi colsas europeas. Los 11- bros chiienos coiiienzaron a amontonarse en su escrito- 1-10, y ya su cronica sema- nal no fui! colmo antes, en 10s primeios afios, el tapete de inleresantes discusioces sobre temas nncionales. No decimos esto ccrmo un re- proche. El espiritu de Don Emilio. coimo le decian, ha- era logico que ese apasio- nado de Francia cuya san- Ere hervia en sus venas, vol- viera la cabeza y el corazon hacia la trerra de sus ma- yores. Per0 no puede negarse su influencia en la literatura chilena, cspccialniente en 10s bia cmbiado de rumba, y -- - /j critxa. La cultul'a solida de Omer Eineth fue tarmiori un guia seguro en su viaje a traves de 10s libros, y si algunas veces fue aspero rudo con 10s autores, fueron mas abundaiites las ocasio- nes en que su juicio estuvo revestido de justicia y de sa- biduria, y acerto plenamen- tp en la critica. No deac oividarse para juzgarlo, su :i2s y filos6ficas y la educa- :ion misma que habia r,n- :ibido. Para enjuiciar una lit.zratura como 19- de cstcs 3aises en fornwcion litera- ria, lleiios de profundas y pacios de luz, se requme una identifimcion total con el hombre y la tierra %me- ricanos. Un gran fervor y un gran amor. No bastan, a v~ces, la profuncidad d,o la cultura, ni 1% corrientes filosoficas o sociales de la educacion. Es indispensable una fina, una honda sen- slbilirdaid. OLmclr Emeth la knia vigilante para cicr- tos prc-blcnias lit,erarios d.e Furopa, y con ello hizo un servicio positivo a la cultura chilena. Omer Eiiieth fu6 seguido en su labor literaria, que d8esenipefir5- por c'erca de treinta anos consecutivos, pclr un publico que le sup0 ccrm8prenlder. L'o gxiah en sus lecturas y sabia escomr Ins mejores palabras para decir su juicio. Fraiicia vivi: siempre en imagen y en 5'311- timiento en su alma de es- tudioso y de solitario. Habia ido a recohrarla on el co- raz6n. Der0 la tierra de las k t r 3SCUra.S SdVaS y ZMpliOS .eS- C r c C 1 iondonadas y del cerro, almbih habia sabido eiica- ienarlo, y de regreso, dzs- )uCs de corta permanencia, R ha dormido en ella, ro- leado de 10s admiradores rue eran muchoE v del res-

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Crítica Literaria Chilena

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  • - I___ _- __ ~- I' Destiiio sinauiar el de ea en su tarea de La critica franquea cielrta-

    guir la huella del ainia en tamente grandes satisfac- 10s libros, estuvo siernpre Iciones; cuando se logra cia- pronta, especialmente en sus / v a r en la medula de1 libro primeros alios de labor, pa- , aiializado l a flecha de la ra exa1La.r lo que habia de ad:vinacion arlistica. Es un

    Omer Emctii. Viiio de Fran- cia, ilelra a la que se sen- t ia apaslonadamelite ligado, regreso a ella despues de largos aBos de ausencia, en u n viaje que parecia sin retorno, y un dia se encon- tro de nuevo entrr i i O s 3 t r O s , esta vez para moirir. NO ha- bia vivhdo en van0 en Chile, y, por 10 mismo. la t ima de nr lnn~ .~n la o t i - o i n Pnii lnc: L r C L " p b I V I A *Y U"L'* ,Y ---. --_ sx re ios lazos de una sim- patia que el habia creado a lo largo de su fecunda labor A S o r i f i o n v Tip sn-c.rrlot+. La

    interesanto e n nuestras le- tras.

    E'uC el afiimador de una. literatura que por eiitonces carecia de u n animador. El gusto por lo nacional, el w n l idn d~ l n tierrn Chilma

    proseso noble en el que el crpador y el interpretc se uncn en u n mismo goce. Pe- ro 10s ambien t s como el iiucstro. no han lcgrado aun la maduraz intelectual que n 3 r m i f a rinqnranrlm- 1, p r i t i c o - ._ _ _ _. - - - - I _ _ . - - I - .._ -. y\ ....-y.-----.

    que 10s esmtor-s de la Re- literaria de l a pas on p- 3rso-

    hacian vibrar e n sus librols, 1 ( fueron comDrendidos Dor ese I

    neraclon litzraria dp 1900 I I )

    vII"-yu I_ 1-1- - .. llteratura chilcna le debe sacei7dote due entvnies na- pas,on y fervor. 1 die coiiocia, pier0 que carla

    I,a naturaleza siempre semana ataba a su pmoi ia l v-giiank d- este esiudioso punto de vista, nu , sou sim- ,,oraz, ~ I I P no descaiiso nun- ~ patlzantes. Los prlmeros 11-

    hrnc: l i t , w a r i n s niip rnrnenth ~ ---- --_------- l_" -_^----_-- fueron 10s hbros de inter- pretazi6n de la vida campe- sina. No habia severidad si- no para lo qup 61 conceptua- ba mediocre, ni cmio adusro de domine, no obstante ha- ber revelado de subito una culbura poco comun. A1 re- ves de Groussac en Argen- tina, frances y hombre de lctras radicado en aquella tierra, no iue implacable con loss escrltores naciona- les. Tuvo la szrenidad pon- dzrada del critico que adi- vina 10s comienzos pa bnosos de u n a literatura de inter- preiacion cnolla, y el buen juicio para comprender que ella estaba destinada a for- talecer el entendimiento de la propia tielrra y a crear formas nuevas de afirma- cion.

    La labor critica fatiga, a la larga. Llena de desaz6n porque es la funcibii mas dura de las letras. Donde se Cree encontrar una com- prension Se tropieza con una sordera invencible, una des- lealtad o la inevftable In- sensibdi'dad. Omer m e t h sintio todo eso a traves de sus largois aiios Ode critico. Y tuvo, por lo mismo, wrio- dos agri

    id o de pasiones de ot,rc irden.

    su espiritu de ? r a n d s apn- sivnaclo, sacudirnLentos lun- damxta ies . E-ios ibaa a de- terminar mas tarde una po- Slcion disiinta para Juzgar 10s libros. La 'tormenta lo envolvio entre sus raiagas, y junto con l a d-sgarradura d e su piatria, que tantos do: lores le acasiono, comenzo a sentir que el eje de las grandes inquietudes estaba en Europa, y que nuevos ca- minos se habian abierto a l a human:dad. La literatura chilena le preocupo menos y el "maurr?siano" que latia en su corBzon velmnente, se entrego casi por e n k r o a las i colsas europeas. Los 11- bros chiienos coiiienzaron a amontonarse en su escrito- 1-10, y ya su cronica sema- nal no fui! colmo antes, en 10s primeios afios, el tapete de inleresantes discusioces sobre temas nncionales. N o decimos esto ccrmo un re- proche. El espiritu de Don Emilio. coimo le decian, ha-

    era logico que ese apasio- nado de Francia cuya san- Ere hervia en sus venas, vol- viera l a cabeza y el corazon hacia la trerra de sus ma- yores.

    Per0 no puede negarse su influencia en la literatura chilena, cspccialniente en 10s

    bia c m b i a d o de rumba, y

    -- - / j critxa. La cultul'a solida de Omer Eineth fue tarmiori un guia seguro e n su viaje a traves de 10s libros, y si algunas veces fue aspero rudo con 10s autores, fueron mas abundaiites las ocasio- nes en que su juicio estuvo revestido de justicia y de sa- biduria, y acerto plenamen- t p e n la critica. No deac oividarse para juzgarlo, su

    :i2s y filos6ficas y la educa- :ion misma que habia r,n- :ibido. Para enjuiciar una lit.zratura como 19- de cstcs 3aises en fornwcion litera- ria, lleiios de profundas y

    pacios de luz, se r equme una identifimcion total con e l hombre y la tierra %me- ricanos. U n gran fervor y un gran amor. No bastan, a v ~ c e s , la profuncidad d,o la cultura, n i 1% corrientes filosoficas o sociales de la educacion. Es indispensable una fina, una honda sen- slbilirdaid. OLmclr Emeth la k n i a vigilante para cicr- tos prc-blcnias lit,erarios d.e Furopa, y con ello hizo un servicio positivo a la cultura chilena.

    Omer Eiiieth fu6 seguido en su labor literaria, que d8esenipefir5- por c'erca de treinta anos consecutivos, pclr un publico que le sup0 ccrm8prenlder. L'o g x i a h e n sus lecturas y sabia escomr Ins mejores palabras para decir su juicio. Fraiicia vivi: siempre e n imagen y en 5'311- timiento en su alma de es- tudioso y de solitario. Habia ido a recohrarla on el co- raz6n. Der0 la tierra de las k t

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    iondonadas y del cerro, almbih habia sabido eiica- ienarlo, y de regreso, dzs- )uCs d e corta permanencia, R ha dormido en ella, ro- leado de 10s admiradores rue eran muchoE v del res-